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Ensayo 04

Toda obra es el producto específico de un tiempo y un lugar, las circunstancias


sociales de una época determinan el producto artístico y el movimiento a la vanguardia
sea impulsado por el poder de facto o por llevar la contraria al poder de facto crea
obras únicas que solamente pueden ser concebidas en su época, o a veces suele
decirse que una obra esta adelantada a su época, pero solemos ver esas obras como
anticuadas y un poco obsoletas si las comparamos con la producción actual.

Con respecto a eso en una parte del texto Dubatti citando a Umberto Eco dice: El arte,
más que conocer el mundo, produce complementos del mundo, formas autónomas
que se añaden a las existentes exhibiendo leyes propias y vida personal. No obstante,
toda forma artística puede muy bien verse, si no como sustituto del conocimiento
científico, como ‘metáfora epistemológica.

La realidad de un tiempo se refleja en el arte, quizás la literatura, al tener la posibilidad


de explorar otras posibilidades, otras maneras de concebir el mundo sea el mejor
reflejo, recordemos que precisamente en la era de las revistas pulp, aquellas donde
pagan centavo por palabra fue también la época considerada como la edad dorada
de la ciencia ficción o las space opea, una época en la cual la información respecto a
al espacio recién comenzaba a llegar a manos del hombre común, pero debido
principalmente a que gran parte de la terminología era desconocido grandes nombres
como Clark Asthon Smith, Asimov y Lovecraft se atravieron a profundizar y llenar con
sus ideas aquellos huecos que la ciencia no podía llenar, algunos yendo al futuro y
otras aprovechando los misterios de nuestro mundo para realizar.

Pasa algo similar con la literatura fantástica, en la época de Tolkien y durante el


estancamiento que duró casi 40 años la estructura fantástica se estancó en el famoso
síndrome de Cambell y si bien Robert E. Howard había creado mejorado el género de
espada y brujería, este mimo género comenzó a estancarse en su propio ciclo de
héroes musculados y aventuras interminables de héroes que nunca envejecen, cosa
contraria a lo que leemos en los mitos de Conan, donde este en toda aventura su vida
está en riesgo y a medida que transcurren las sagas, él va envejeciendo y haciéndose
más sabio, no es el mismo Conan que leemos en la primera novela al que vemos en
Conan de Aquilonia. Lo mismo pasó con la fantasía, Michael Moorckock también
cambio el rumbo que tomaba e hizo a aquellos héroes inquebrantables, de fuerte
moral y moral correcta incapaces de hacer mal alguno, en personajes enfermizos,
traumados, enfermizos y con un reino cayéndose a pedazos, héroes dispuestos a
traicionar, matar, violar, héroes más humanos, no elegidos ni nada por el estilo,
solamente personas que estuvieron en mal momento.

Quizás la deconstrucción más famosa actualmente sea canción de fuego y hielo,


aunque el verdadero mérito de Martín consiste principalmente en transportar los
héroes de Tolkien al mundo real pero se aleja tanto de lo que es la fantasía que pierde
su esencia en sí, de hecho al momento en que aparecen dragones y zoombies no
puedes decir que hablas de una novela realista, quizás los unicos autores
contemporáneos de fantasía moderna sean Steven Erikson con su enorme y
monumental saga de Malaz y Patrick Rothfuss, ellos han podido conciliar héroes
humanos y seres impensables en nuestra realidad sin abandonar el espíritu de
fantasía, en Malaz encontramos un mundo irreal pero muy cercano a nosotros, un
mundo que ha perdido la esperanza y en el nombre del viento Rothfuss reinterpreta
el viaje del héroe.

Como podemos apreciar, la sociedad misma exige que eventualmente un movimiento


cambie o corre el artista el riesgo de estancarse y ser olvidado, en la vida es
renovarse o morir en el olvido.

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