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UNIDAD 4

 Identidad y proyecto identificatorio en el adolescente.


 Desasimiento de la autoridad parental: el hallazgo del objeto exogámico.
 Precursores del hallazgo del objeto: enamoramiento del amor, amor de
ideales.
 El grupo de pares como matriz identificatoria.
 Nuevas modalidades de encuentro con el objeto: uso del internet (juegos en
red, chat entre otros).
 Características del pensamiento

CAO. NARCISISMO. SEGUNDA FUNDACIÓN

La conflictiva edípica se va a estructurar en relación a conflicto narcisista.


Trama relacional a partir de la cual se habrá de estructurar el sujeto, constituida por los
otros originarios.
La organización narcisista va a ser el resultado de una producción vincular que
incorporará y articulará las vicisitudes valorativas surgidas de la interacción entre los
registros intrasubjetivo e intersubjetivo.
Con la llegada de la marea puberal se inicia el recorrido de las grandes perturbaciones
que habrán de afectar de manera inevitable el equilibrio que el registro narcisista fue
laboriosamente logrando.
En este marco se disparan la serie de rupturas, pérdidas y transformaciones que habrán
de decretar la muerte civil del Yo acuñado durante los años de infancia.
Situación que trae aparejada una exigencia de trabajo psíquico y vincular.
Sentirá como sus ahora debilitadas apoyaturas (la relación consigo mismo, con los otros
del vínculo, y con el propio cuerpo), y por ende, sus condiciones de estabilidad,
comienzan a sacudirse.
Por lo tanto, ante esta situación, el adolescente se enfrenta a un trabajo de remodelación
identificatoria (remodelación de identidad, pues ya no es un niño, y no puede continuar
vinculándose con los otros desde ese lugar).
Los nuevos otros que pueden engrosar el conjunto de los otros significativos, no sólo
llegan acompañados por sus singulares modelos mentales y actitudinales, sino que traen
consigo a sus propios otros.
Segunda Fundación
Esta nueva dotación identitaria que inicia su construcción a partir de la puesta en marcha
de la remodelación identificatoria, se plasmará en el mismo terreno en donde comienza a
desmontarse el ya inviable psiquismo infantil.
En toda situación de pérdida se van a originar derivaciones irreversibles en el registro
narcisista.
El registro narcisista conduce y cataliza la sustitución total o parcial del objeto perdido.
Se transforman las investiduras resignadas en una identificación que retiene una o varias
cualidades de aquel, haciéndolas propias. Este proceso de apropiación necesita, una
metabolización del apuntalamiento efectuado sobre la trama relacional que contenía la
vinculación con dicho objeto. Será, de esta manera, como se logra obtener un nuevo
posicionamiento subjetivo, frente a la pérdida acontecida. Resulta significativo el papel
que habrán de jugar los otros del vínculo en la remodelación del narcisismo en tanto
objetos, modelos, rivales y auxiliares
Amor sin barreras
La temática sexual será uno de los conjuntos representacionales que habrá de
reconfigurarse tanto en el psiquismo adolescente como en el de sus progenitores,
produciendo un reordenamiento de los lugares que ocupa cada uno: nuevo código legal.
Este código deberá incluir una serie de normativas que alcancen diferencialmente a
padres e hijos mediante la insustituible conservación de la brecha generacional.
Todas estas modificaciones que acompañan el procesamiento de la remodelación
identificatoria van a repercutir en la autoestima (sentimiento de estima de sí):
- las nociones de aprecio y valoración
- evaluación y el juicio
Los factores de la realidad que influyen en el sentimiento de estima de sí son, entonces,
las satisfacciones libidinales y los logros acordes a metas y aspiraciones del ideal.
No obstante, esto no se mantiene estable de manera constante, sino que fluctúa entre los
márgenes delimitados por las vivencias de gratificación o de frustración.
Estas vivencias van a surgir como consecuencia de los encuentros con los otros del
vínculo, especialmente a partir de la aceptación o el rechazo que se derive de dichas
vinculaciones.
Por tanto, el investimento narcisista del Yo se encuentra sujeto a un cúmulo de aportes
provenientes de dos fuentes:
1) Los originados en los otros del vínculo
2) Los que surgen del propio Superyó

FERNANDEZ MOUJAN: CAPÍTULO V: ADOLESCENCIA E IDENTIDAD

Amplitud del concepto de identidad


El concepto de identidad encierra una idea integradora, totalizadora de la persona.
Integradora porque supone al hombre en permanente relación consigo mismo y con las
personas y cosas que le rodean. A lo que se suma la necesidad de desarrollarse más
plenamente a través de sí y de los demás. Desarrollo a través de sí, en el sentido de una
confrontación permanente que el yo hace entre su imagen y conductas y si ideal de vida.
Podemos inferir la identidad como el logro de una integración entre el ideal de vida para el
yo y el de la sociedad... Es inevitable que al hablar de crisis, cambios o lucha por la
identidad, nos refiramos a la percepción que tiene el yo en una situación tal, que provoca
una de las crisis de identidad más intensas que el hombre tiene durante la vida. Se libra
en tres campos simultáneos: -Lucha por construir el nuevo esquema corporal.
-Lucha por construir su nuevo mundo interno.
-Lucha por construir su nueva sociedad.
No menos importante en esta lucha es la separación de lo viejo.
La actual sociedad de cambio y la nueva modalidad de transmisión de la cultura, han
permitido que el peso de la crisis recaiga tanto en los adolescentes como en la familia,
con las instituciones, y por extensión a la sociedad.
Es inevitable que al hablar de crisis, cambios o lucha por la identidad, nos referimos a la
percepción que tiene el yo de una ruptura no sólo en el tiempo (Continuidad), sino
también en el propio self (unidad) y en su propia relación con la familia y la sociedad
(Mismidad).
El proceso de duelo del adolescente pone al yo en una situación tal, que provoca
una crisis de identidad; la falta de identidad lleva a los adolescentes a una lucha por la
identidad, fundamental para el futuro de su desarrollo.

Crisis de identidad
El púber y más aún el adolescente se encuentran, por sus cambios, en un período
transitorio de confusión que rompe con la identidad infantil y enfrenta al yo con nuevos
objetos, impulsos y ansiedades.
Se puede esquematizar así:
1. El adolescente percibe su cuerpo como extraño, cambiado con nuevos impulsos y
sensaciones.
2. Se percibe a sí mismo como distinto a lo que fue, nota cambiadas sus ideas, metas
y pensamientos.
3. Percibe que los demás no lo perciben como antes.

Las funciones yoicas se esmeran en discriminar, controlar y fluctuar entre los objetos de
identificación. Las defensas esquizoparanoides tienen preponderancia (identificación
proyectiva e introyectiva) que permiten la confusión necesaria del yo con los objetos y de
los objetos con el yo, permitiendo la estructuración de un campo dinámico, ambiguo, que
no exija demasiado compromiso con la realidad. La seudoidentidad sería una transacción
entre la necesidad perentoria que el yo tiene de una identidad y los obstáculos internos y
externos que la rechazan. La vulnerabilidad dependerá de las fluctuaciones que haga el
yo en sus identificaciones "inauténticas"; fluctuaciones que se dan tanto en el cuerpo
como en los objetos internos y externos.
A nivel del cuerpo: somatizaciones, sentimientos de extrañeza o plenitud, abulia,
somnolencia, fatigas inmotivadas. Respecto de los objetos internos y el pensamiento: se
manifiesta entre identidades negativas, seudoidentidades, grandes teorías, erotización,
frialdad del pensamiento (modos de controlar la ansiedad y discriminar la confusión). En el
manejo del mundo externo: cambio de objetos de amor, tendencia al sometimiento o al
despotismo, necesidad de pertenecer a grupos nuevos y si es posible, marginales. Se
pueden observar verdaderos cuadros de despersonalización y hasta brotes
esquizofrénicos.

Vicisitudes de la identidad
La confianza (Erickson) da al yo la capacidad de integrar el mundo interno
configurado por las fantasías; por otra parte la confianza depende de las etapas
anteriores, de las tempranas experiencias. El yo aprende que las crisis son reversibles,
elemento tan necesario en la adolescencia, pues ayuda a esperar, prever y discriminar.
Cuando el niño se encuentra en su familia imágenes adecuadas y positivas para
las identificaciones, disminuyen las características conflictivas que siempre tienen los
momentos críticos de autodefinición.
Tanto las pseudoidentificaciones como las identidades negativas pueden tener
características transitorias, ser máscara que permiten a través de la pandilla o de la
interacción en general, ir asimilando al yo tanto lo ajeno a sí mismo pero adaptado
(Pseudoidentificaciones); como lo propio pero desadaptado (Identidades negativas). Esta
asimilación dependerá de la confianza básica que permite un mayor grado de autenticidad
para consigo mismo y los demás.
Las seudoidentidades y las identidades negativas son transacciones e implican
disociación, represión y alienación del yo. Una identidad propia, en cambio, sería una
verdadera adecuación que implica integración, elaboración y sublimación.

Concepto de identidad
Se pueden agrupar los elementos que componen la identidad en torno a tres
sentimientos básicos: unidad (Reconocerse por los cambios físicos y de su esquema
corporal), mismidad (Reconocerse uno mismo en el tiempo, en el espacio y en ser
reconocido por los demás) y continuidad (Reconocerse uno mismo en el tiempo). Cada
uno de estos aspectos se manifiesta en todas las áreas de experiencia:
 Mente
 Cuerpo
 Mundo externo.

Habría tres configuraciones de la identidad del yo durante el proceso de la


adolescencia:
 En primer lugar tenemos una configuración interna, formada por identificaciones
infantiles (Identidad infantil) que dan continuidad a las nuevas, adultas; este encuentro
sufre las vicisitudes de todo duelo y se expresa mediante sentimientos de unidad,
mismidad y continuidad, crean juntos el nuevo sentimiento en el tiempo, en el espacio y
durante las crisis, el de la identidad del yo psicológico.
 En segundo lugar, la forma de reconciliación entre el concepto de sí y el
reconocimiento que la comunidad hace de él, configuración que también se expresa a
través de sentimientos de unidad, mismidad y continuidad que unidos crean el nuevo
sentimiento: el de la identidad del yo social.
 La tercera configuración, la de la nueva gestalt que se forma en el tiempo, en el
espacio y durante la crisis, de los sucesivos esquemas corporales y las vicisitudes de la
libido a través del desarrollo físico, se expresan en un yo corporal.

Las tres disociaciones básicas son:


1. Disociación mente-cuerpo.
2. Disociación pensamiento- acción.
3. Disociación individuo-sociedad.
Durante el período puberal se subraya la disociación mente – cuerpo para
controlar los peligros típicos: erotización del pensamiento y confusión de la identidad
sexual; el cambio fundamentalmente recae sobre el yo personal, que vive el cuerpo como
extraño y peligroso.
En la mediana adolescencia (15 años) la crisis de la identidad recae sobre el yo
psicológico; la disociación pensamiento-acción es verdaderamente instrumental, pues
discrimina un pensamiento que se orienta hacia un futuro desconocido y una acción que
necesita concretar las necesidades más perentorias ligadas a la identidad sexual y la
independencia familiar.
Durante la última etapa de la adolescencia la crisis de la identidad recae sobre el
yo social (Disociación individuo-sociedad) apoyándose en identidades adquiridas (Yo
corporal y psicológico).
El surgimiento de la nueva identidad termina con las disociaciones instrumentales
e integra al yo del ex adolescente en una unidad espacial consigo mismo en el tiempo y
con la sociedad en que actúa.

FERNANDEZ MOUJAN: CAPÍTULO X: LOS RASGOS DE CARÁCTER EN LA


PUBERTAD Y MEDIANA ADOLESCENCIA
Se consideran a estos rasgos como transitorios y con una doble finalidad:
1-Elaborar una pérdida.
2-Permitir una espera.

Por medio del rasgo de carácter, se expresarían en el yo las identificaciones del


objeto perdido y los del esperado. Estos objetos cambian para el púber varón y la púber
mujer por influencias culturales y biológicas.

En la púber mujer la primera menstruación es una confirmación externa de la


pérdida del pene, aceptado como fantasía bisexual. Una serie de impulsos con
características polimorfo-perversa, sádicos y libidinosos tiene que ver con lo nuevo en
ella: la expresión de la su feminidad.
Ante esta emergencia, la púber se identifica con un objeto parcial: el pene del
padre, adquiriendo ciertos rasgos masculinos ligados al padre, niega la heterosexualidad
aunque externamente la perciba.
La bisexualidad detiene el enfrentamiento de la propia identidad con lo nuevo que
lo percibe.
A los 15 años se invierte la situación, lo fálico cede el lugar de privilegio a lo
femenino, la existencia de una buena identificación infantil (Madre internalizada) femenina
debilita la identificación masculina.

La pérdida del púber varón es la feminidad (La madre), a la cual tiene que
recuperar por medio de la identificación como objeto desexualizado.
El púber varón, con su carácter pasivo, se autocastra transitoriamente, esperando
una mayor tolerancia a los impulsos sexuales pero simultáneamente se identifica con su
novedad, el resurgimiento de lo masculino.

Los rasgos de carácter en ambos sexos:


-Son transitorios.
-Permiten elaborar los duelos.
-Culminan con una identificación sexual.
Expresan, por un lado la posibilidad de elaborar un duelo (fuerte identificación con
el sexo perdido), adquiriendo características transitorias de los dos sexos, y por otro, la
paulatina aceptación de su identidad sexual.
El rasgo de carácter se reemplaza en ambos sexos por la "barra", que interviene
también como objeto transicional.

FERNANDEZ MOUJAN: DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR: UN PASAJE


DIFÍCIL.

Enamorarse es vincularse con el otro de manera tal que se pueda proyectar el ideal de
pareja. En esto hay dos partes, un yo que proyecta su ideal antes de conocer la realidad y
otro yo que se muestra como ideal y viceversa. Ambas partes quedan alienadas por una
idealización compartida. Los ideales sobre el hombre y la mujer hoy en día tienen un peso
agregado por los medios masivos de comunicación.
El pasaje del enamoramiento al amor requiere un periodo de crisis, aquella que nos
separa definitivamente de algo o alguien al que creíamos querer. El amor es un campo de
valores y no pertenece a ningún yo, nadie se puede aprovechar del otro, ambos participan
del encuentro libre entre dos personas.

Crisis adolescente centrada en la sexualidad y el amor


3 periodos diferentes:
1) Pubertad, la crisis se centra en el cuerpo. El púber necesita un espacio que le
permita elaborar su duelo central: el cuerpo y su sexualidad. Espacio de 3
direcciones
- La masturbación y sus fantasías, contacto con el nuevo cuerpo
- El grupo o pandilla
- Las instituciones
2) Adolescencia media, 15 a 17 años, crisis de identidad se centra en la mente,
vínculos a través de juego erótico, reconocerse mutuamente en lo masculino y
femenino, aprender a amarse, disfrutarse, conocerse como cada uno es sin
posesión.
3) Luego de los 18 la crisis del yo se centra en la vocación social. Crisis
consecuencia de un sistema que no da iguales oportunidades para encontrar su
rol en la sociedad. Rol no solo laboral o de ciudadano político sino como pareja
que anhela concretar una familia.
Sexualidad y amor
El amor transforma la sexualidad pulsional en una sexualidad amorosa. En el adolescente
primero juego erótico, luego encuentro amoroso. Solo cuando el deseo está incluido en el
anhelo de ser con el otro decimos que el amor es sexual y el sexo es amor.
Las circunstancias socioculturales actuales han hecho que el sexo se separe del amor,
pues interviene la satisfacción del yo como prioritaria (sociedad consumista y ansiosa,
dicho modelo tiene una estructura narcisista solo apta para el enamoramiento pero no
para el amor).
Se trata finalmente de sumir como hombre o mujer el amor como un encuentro vincular,
donde la renuncia al otro como yo quiero que sea me afirme en lo que soy con el otro y
viceversa. Pasamos del enamoramiento al amor cuando queremos ser amantes y amados
en lo que realmente somos.
En el plano del amor sexual, en la adolescencia se aprende a sublimar para no quedarse
atado al egoísmo pulsional, pero además se aprende a amar para no quedarse atado a
ningún determinismo pulsional o social.

MORDUCHOWICZ. LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD JUVENIL EN


INTERNET

Una nueva cultura juvenil


Los medios de comunicación e internet es el lugar desde el cual dan sentido a su
identidad, les pertenece a ellos, nuevas maneras de percibir el mundo.
Son objetos de arbitraje y negociación entre padres e hijos. La vida familiar esta signada
por reglas y negociaciones en torno a las pantallas. Para los padres los controles sobre la
tecnología son una manera de ejercer autoridad y cumplir el papel de “buen padre”. Para
los chicos es el límite de su autonomía que pasa hoy por la conectividad (ellos saben
más).
Los jóvenes se encuentran en plena construcción de identidad, caracterizada por la
incertidumbre. Para ellos ser aceptado o repudiado es una marca en el proceso de
construcción de identidad. Enfrentan la incertidumbre en la red, que es la única cuota de
“poder” efectivo que experimentan, aunque su eficacia sea solo simbólica no deja de ser
relevante y se expresa de diferentes maneras:
- Posibilidad de conexión-desconexión, visible-invisible.
- Navegación infinita, el placer de descubrir y conquistar mundos diversos sin
moverse de las certezas del hogar y sin riesgos.
- Producción de contenidos y manipulación de la realidad virtual
Internet ofrece oportunidad para aprender del otro, en un espacio más libre, propicio para
compartir confidencias difíciles de expresar en persona. Nuevas sensaciones de libertad y
autonomía. Nuevas formas de sociabilidad juvenil. Supuesto efecto de soledad o
aislamiento no es tal, son elementos complementarios y no excluyentes, incluso estas dos
realidades se superponen.
La relación entre lo público y lo privado se ha transformado, los jóvenes han instalado su
intimidad en el espacio más público dela sociedad.

Quien soy, como me ven


Uno de los principales desafíos es construir una identidad distintiva de la de sus padres,
para ello investigan y experimentan buscando ese lugar único que los convertirá en
diferentes. Su grupo de pares será quien lo ayude. Empiezan a interrogarse sobre
quienes son: que piensan de sí mismos, como se ven y como los ven los demás.
Quienes crean un perfil experimentan situaciones de intercambio y dialogo con otros,
ensayando diferentes estrategias de comunicación que contribuirán a definir su identidad.

Mis amigos están todos ahí


El primer motivo está directamente vinculado a los amigos, sus principales referentes en
este universo, se trata de seguir en contacto.
La identidad del adolescente se diseña en relación con los demás, en lo que deciden
revelar y prefieren omitir, los jóvenes reflexionan sobre quiénes son y quienes quisieran
ser.
El dinamismo en su identidad lo experimentan también en su blog o perfil, al actualizarlos
construyen un ida y vuelta permanente entre lo q escriben y los comentarios de sus
lectores, es como un ensayo de inserción en la sociedad. Cuando releen lo que ellos
mismos escribieron y los comentarios de sus lectores, se evalúan a sí mismos en relación
con los otros.
Aprendizaje en dos direcciones: en relación a sí mismos, y en relación con los demás.
Ser visibles
Este es el deseo común, lo que cuenta es mostrarse. Cuando crean sus blogs desarrollan
sentido de audiencia, reflexionan más en las elecciones que hacen y sus posibles
consecuencias, los obliga a pensar más críticamente.

Probar su identidad
Cinco objetivos fundamentales del desarrollo identitario:
- Recibir validación social.
- Adquirir control sobre sí mismos.
- Clarificar y explicitar lo que sienten y piensan.
- Ejercer la autoexpresión.
- Desarrollar vínculos sociales
La Validación implica la aprobación social de sus actitudes. De manera implícita, el
adolescente está pidiendo a sus pares que lo evalúen, lo juzguen y en lo posible, lo
aprueben. Es la validación de su personalidad, de ellos mismos.
Muchas veces los adolescentes se comportan de una manera en su web, y si ven que no
hay resistencia, incorporan esa conducta a su vida.

Ser autor, pertenecer y existir


- Curiosidad: asumir un nuevo desafío.
- Ser autor: de receptores a productores (prosumidores).
- Existir: Visibilidad, prueba de existencia.
- Sentirse parte: de una sociedad actual que valora la autoexhibición.
- Verse crecer: comparar su publicaciones anteriores y actuales
No tiene sentido prohibirles estar en una red social o tener un blog, solo crearía nuevas
barreras entre jóvenes y adultos y seria ignorar el importante papel que cumplen las
páginas web personales en la formación de la identidad.

PALAZZINI, LILIANA: ADOLESCENCIAS: TRAYECTORIAS TURBULENTAS. 6.


MOVILIDAD, ENCIERROS, ENRANCIAS: AVATARES DEL DEVENIR
ADOLESCENTE

Consideraciones iniciales
En el fenómeno adolescente biología, cultura y psiquismo constituyen registros
de definición inseparables en la medida en que se hallan embroncados en su
conformación. Históricamente, la adolescencia se asienta en la transformación cultural
surgida como expresión social luego de los cambios socioeconómicos que introduce la
Revolución Industrial y esta evolución producirá una ligadura definitiva con la inserción
al mundo del trabajo. En las sociedades precapitalistas la adolescencia no existía, al
menos como la conocemos hoy; el pasaje de la infancia a la adultez quedaba facilitado
por rituales de iniciación.
Ubicada como lugar de tránsito entre la infancia y adultez, la adolescencia se
apuntala en el emergente somático que indica la hora de un cambio: crecimiento del
cuerpo, desarrollo de los caracteres secundarios, aparición de la capacidad reproductiva.
El sentido de potencialidad que aloja en sí la adolescencia se enlaza a la
tramitación psíquica activada con los cambios corporales, pues, al mismo tiempo que se
hace recomposición de lo existente, instala funciones nuevas: crece la capacidad de
pensar, se complejiza el universo emocional, el encuentro sexual es orientado por la
genitalidad, instalando nuevos sentidos y formas de vinculación, se potencia la creatividad
junto a la apropiación simbólica de la capacidad re – productiva y se afirma la identidad
sexual. De allí, la consecuencia de trastorno o patología cuando este proceso no
encuentra espacio y condiciones apropiadas para su instauración.
Lo puberal indica un abordaje biológico pero a su vez se crea el acontecimiento
adolescente de estructuración y re – estructuración psíquica como trabajo elaborativo de
este tiempo.
Se toma el concepto de Erickson de moratoria psicosocial como espacio y
tiempo de tránsito insumido en la organización de soportes asentados en el campo social.
La adolescencia se basa en la conquista de una condición subjetiva estructurante
que sólo es alcanzable con trabajo; la noción de trabajo es medular en la teoría
psicoanalítica: contiene la idea de movimiento pulsional, de construcción representacional,
de dinámica en juego, de creación, de elaboración.
La adolescencia se define por la movilidad de funcionamiento psíquico que
conlleva (constituyendo una estructura psíquica abierta) que por una categoría de edad.
Para el analista, la labor de pensar la adolescencia compromete una sensible
articulación entre la propia vivencia adolescente, la experiencia del propio análisis y
aquella que proviene del ejercicio clínico; éste último interroga de modo singular una de
las posiciones clínicas del psicoanálisis, la de resignificar lo existente.

Trabajo de sustitución generacional


El movimiento de sustitución generacional es un tema complejo que moviliza toda
la estructura vincular entre hijos y progenitores.
La evitación de la confrontación a través de la tolerancia o el autoritarismo equivale
a la claudicación e implica el desmantelamiento del sentido de oportunidad.
La adolescencia reactualiza la fluctuación entre unión y separación, pérdidas y
adquisiciones y a la vez encuentro con la exterioridad y la diferencia que requiere el
impulso agresivo.
Tiempo tumultuoso tanto para los hijos que crecen como para los padres en
quienes se reactivan algunos puntos olvidados de su propio transcurrir adolescente.
La confrontación suministra un capital libidinal: aportar un sentido organizador del
psiquismo, separa y a la vez conserva la articulación d espacios. El adolescente que se
diferencia no pierde el sentido de pertenencia ni el reconocimiento de los demás, de modo
que se transitó, además de promover la alteridad abona el terreno para la remodelación
identificatoria.

Reorganización identificatoria
La adolescencia constituye un lugar de interrogantes e incertidumbre respecto de
la representación de sí mismo y de la relación con los demás.
La adolescencia es un momento clave de reorganización identificatoria, ya que las
nuevas significaciones desencadenan movimientos en su trama, movimientos que
determinan cambios en la subjetividad; éste es un trabajo que insume tiempo y exige el
vencimiento de las propias resistencias.
La remodelación identificatoria permite un progreso, desde la primacía del yo ideal
del tiempo de la infancia a la construcción de ideales propios vinculados con la categoría
de ideal del yo, categoría que también deberá ser despejada de las condiciones infantiles
de estructuración, tarea primordial para un nuevo diseño.
Inmerso el adolescente en la tarea de resignificación, se abrirá un juego entre la
dimensión narcisista y la dimensión relacional.
Queda planteada una reformulación de la historia a partir de la cual el adolescente
puede desprenderse del niño que fue y del ideal infantil constituido en superposición de su
deseo con el de sus padres.
Las identificaciones son portadoras de una historia que no sólo se ciñe al entorno
de advenimiento del sujeto sino que trasmite la historia de generaciones que le
precedieron y es por este doble carácter que la remodelación identificatoria estará
atravesada por el trabajo de desidentificación, tarea que sólo es posible emprender
dentro de un sostenido trabajo de historización del yo.
El trabajo de historización en la adolescencia permite la operación de construcción
de pasado, la construcción de un fondo de memoria que hará posible poner al amparo del
olvido al tiempo de la infancia, el cual funciona como garantía de certidumbre
identificatoria. La posibilidad de investir el futuro queda en interdependencia con la
investidura del pasado y la historia personal suficientemente retenida deviene en garantía
de la apuesta en el espacio relacional.
Identidad y adolescencia guardan una vinculación de parentesco; la identidad es
imagen y sentimiento; por un lado es una operación intelectual que describe existencia,
pertinencia, actitud corporal; por otro, un sentimiento, un estado del ser, una experiencia
interior que corresponde a un reconocimiento de sí que se modifica con el devenir. La
identidad es un concepto enlazado con el de narcisismo y a las identificaciones.

Construcción del afuera


El acceso adolescente a un lugar simbólico distinto se define por la construcción
de un afuera como categoría que inscribe el crecimiento. Ello supone atravesar los límites
del territorio endogámico a través de una salida capaz de habilitar el encuentro con lo
nuevo y diferente: la clave del proceso adolescente reside en que lo extra familiar
devenga más importante que el campo familiar, incluso sobre todo en términos de
economía libidinal.
El desarrollo del pensamiento abstracto, propio del momento adolescente,
contribuye a dar mayor profundidad a los cuestionamientos y planteos de este tramo,
favoreciendo la búsqueda de nuevos tránsitos.
El pasaje a la exogamia requiere condiciones para su instauración, siendo una
labro que lleva una extensión considerable en el tiempo, extensión hecha de ensayo y
error y no siempre alcanzada. En la transición adolescente el medio tiene por función
ofrecer oportunidades que transformen al espacio social en un campo de ensayo apto
para la exploración, en una zona transicional definida por la coexistencia de lo existente y
lo aún no advenido.
Algunas consideraciones finales
La confrontación involucra aspectos de rivalidad edípica; la remodelación
identificatoria y la construcción del afuera son tributarias de su alcance. El trabajo psíquico
en la adolescencia opera como un segundo tiempo en la organización del psiquismo,
tiempo que promueve una construcción subjetiva en el sentido de aquello que remite al
atravesamiento histórico social y se abre al especio exterior en donde se vuelcan los
pensamientos y las producciones de un sujeto.
El analista ocupa un lugar central en la reorganización subjetiva, queda
comprometido en persona y esto incluye el enlace de representaciones de las que el
paciente no dispone, implica que funcione como su fondo de memoria, aunque el paciente
sea el único que posa el registro de su historia.
Si la operación de confrontación no se habilita, el riesgo es que el adolescente, en
vez de adquirir una madurez que sienta real, sostenga una vida adaptativa, pagando el
costo de perder la creatividad.
La adolescencia lleva implícita la idea de permeabilidad y movimiento, de modo
que puede decirse que no es adolescente quien llega sino quien puede llegar a ser

ROJAS. LOS VÍNCULOS EN LA ERA DE INTERNET

Bajo el imperio de las impactantes tecnologías de la comunicación, asistimos al


nacimiento de formas relacionales inéditas. En primer término, la relación del hombre con
la máquina, se complejiza a partir de la posibilidad interactiva y virtual. Este nexo da lugar
en ocasiones a la construcción de un verdadero imaginario vincular; es decir, el ser
humano, imaginariza un otro en la máquina, en especial cuando ella responde a sus
estímulos. Ese “otro electrónico” se halla disponible y es apto para todo tipo de
requerimientos y caprichos, excepto la presencia carnal.
La relación precoz del niño con la computadora y el televisor ofrece a estos productos
técnicos omnipresentes en la vida cotidiana un puesto importante en la constitución
misma de la subjetividad. La vertiginosidad afecta la capacidad subjetiva de dar
significación; los estímulos a la par que veloces, siempre presentes, no dan tregua y se
volatilizan antes que el psiquismo pueda procesarlos. Se constituye un medio “híper”:
medio de la hiperestimulación y la hiperexcitación. Son escasos los momentos en que el
sujeto se ve exento de estimulación:
Casi siempre debe hacer o significar algo.
Las vidas alternativas desplegadas en mundos virtuales transcurren en un tiempo siempre
presente: rige una inmediatez sin memoria, futuro o interioridad: la criatura que transita las
redes no sólo carece de cuerpo, se halla también por fuera de la cronología y de la
historia.
Allí, la vejez es opcional y la muerte pierde su violencia inmutable.
La atenuación de las marcas corporales de la edad contribuye a: desdibujar las
diferencias generacionales, lo que se relaciona, a través de la igualación, con
modalidades de los vínculos familiares de hoy, afectados por el borramiento de las
asimetrías.
Otra temática fuertemente ligada a la era de las pantallas es la cuestión de la realidad y la
ficción. Quien se vincula con la imagen es un Yo que a veces podrá quedar absorbido por
el mundo de imágenes en el cual él cree poder encontrarse y reconocerse.
Las relaciones transitorias e inestables, junto a cierta pregnancia de vínculos a distancia,
acentúan el desarraigo de una identidad que requiere la pertenencia a configuraciones
vinculares. “Vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como oscilación
continua entre la pertenencia y el extrañamiento” esta frase capta, una singular dimensión
de nuestro mundo de hoy, en el cual el desvanecimiento de los lazos otorga a veces junto
a la liberación, la soledad y la amenaza del extrañamiento del ser que podrá conducir, al
pánico de no ser.
Algunas cuestiones relacionadas con la incidencia de la televisión:
Ésta al colocar en un mismo plano lo ficcional y lo real colabora a anular los índices que
demarcan los contextos.
Se difunden mentiras -¿o verdades?-, como las supuestas intimidades de los famosos o
ciertos hechos políticos; el espectador duda a menudo de la veracidad de la supuesta
noticia.
Se crea de tal modo un mundo incierto, poco confiable, donde la sospecha de ser
engañados suele tornarse constante. Se despliega una superficie, sin discriminación
adentro/afuera.
Ello acentúa y pone de manifiesto la radical transformación de los valores ligados a la
privacidad, en una sociedad en que la vida toda (también las vicisitudes amorosas o
violentas de la pareja y la familia), devinieron en gran medida publicables. El aparato
reemplaza el decir de los otros reales, por ejemplo de los antepasados familiares,
tradicionalmente encargados de funciones ligadas a la trasmisión.

VEGA EL HALLAZGO DE OBJETO EN LA ADOLESCENCIA

Para Freud la adolescencia consiste en una transformación del material psíquico


preexistente.
Se subordina la vida sexual infantil a la genitalidad, y se encamina así el proceso de
hallazgo de objeto. El hallazgo de objeto es en realidad un reencuentro con el objeto
perdido de la infancia (el pecho materno). Las fantasías adolescentes van a servir para
evitar el surgimiento de angustia frente al contacto con el objeto exterior.
El objeto según los distintos tipos de yo:
El sujeto y objeto se construyen simultáneamente:
- Bajo la lógica del yo real primitivo la consideración de si algo es objeto o yo dependen
del éxito o fracaso de la fuga como mecanismo.
- Yo placer incorpora todo lo bueno al yo mientras expulsa lo displacentero
- Yo de realidad definitivo emite juicios acerca de si lo que está representado existe o no
en la realidad externa, el sujeto puede aceptar lo placentero en un objeto o lo
displacentero en el yo.
El objeto resulta distinto en las diversas etapas de la adolescencia:
1- En la adolescencia temprana:
Se trata de una nueva polaridad, lo femenino-lo masculino.
El contacto con el otro sexo es traumático; el grupo funcionará como soporte y sostén
(pueden verse que las amistades tienen algo de homosexuales, son idealizadas y
erotizadas).
En la prepubertad todavía no se encuentra una descarga, y el sexo opuesto no constituye
un objeto de deseo, encuentro traumático (castración)
En la pubertad se produce una descarga del órgano. Los ataques de llanto o de risa son
ejemplos de descargas cuantitativas de una tensión genital que no encuentra en la mente
la posibilidad de ser tramitada.
En la adolescencia temprana propiamente dicha hay un paulatino acercamiento al otro
sexo. Los cambios corporales ya se han realizado, se unen las fantasías con la descarga
orgásmica; utilización de la masturbación.
2- En la adolescencia media (15 años):
Los cambios corporales se han estabilizado, se logra una imagen armónica.
Características sobresalientes:
-Un estado de mayor repliegue narcisista por el trabajo de duelo.
-La desinvestidura del vínculo con los padres de la infancia. Ahora, el eje será el contacto
con el objeto externo que se traduce en la primera vez.
-Tramitación por el duelo de la bisexualidad es decir la identidad de género aunque el
proceso solo se completa en la fase siguiente.
-La vida creativa y las fantasías se despliegan con intensidad, y los vínculos son
sostenidos a través de MSN, Fotolog, Facebook, etc. Así se van acercando virtualmente al
objeto.
-Hay una clara tendencia a la intimidad que puede verse por ejemplo en el diario de las
mujeres; además se ha pasado de los grupos a los vínculos de pareja (un amigo íntimo,
un novio/a).
Este adolescente saldrá en búsqueda del objeto sexual mediante un desplazamiento de
investiduras libidinales desde el propio cuerpo hacia el objeto externo, aunque este objeto
exterior es tomado como un doble narcisista de si o bien un complemento de sí. Vínculos
narcisistas homosexuales.
En esta fase suelen darse las primeras relaciones sexuales, vinculadas más con la
impulsividad los hombres y con romanticismo las mujeres.
3- En la adolescencia tardía:
El desasimiento de la autoridad paterna es fundamental para el hallazgo de objeto
(abandonando vínculos incestuosos).
Esta fase tendrá como logro el deseo de constituir una pareja estable; sin embargo los
valores por los cuales se elige a una pareja, están determinados por vivencias
individuales e influenciadas por el medio social.

ROTHER HORTEIN. UN DESAFÍO PARA EL PSICOANÁLISIS PÁGS. 43-53


(Apuntes de clases)

El cuerpo es base de lo identitario.


La identidad corporal contiene a la identidad sexual.
En la adolescencia se da una nueva relación con el cuerpo. Debe reconstruir su identidad
en el cuerpo, con lo cual construir su identidad.
La constitución identitaria es un proceso que va desde el deseo materno, como violencia
de interpretación (la madre hace violentamente una interpretación de lo que es el bebé),
hasta lo que se logra: el discurso del conjunto (“lo que dijeron que debía ser”, constituido
por símbolos, saberes compartidos, mitos, relatos de los otros).

UNIDAD 5
Adolescencia Superior: en búsqueda del sentido de la vida
 Hacia el logro de la consolidación de la identidad e independencia personal.
Criterios que definen el fin de la adolescencia
 Contribuciones del pensamiento formal a la consolidación de la identidad.
La constitución del proyecto, la vocación y el sentido de la vida

PETER BLOS: EL IDEAL DEL YO. CAP. 5

El ideal el yo, es una parte diferenciada del yo, catectizada con libido narcisista y
homosexual; asume un papel de guía, similar al del superyó, pero difiere de este en que
es más personal y no opera tiranamente.
Tanto el superyó como el ideal del yo pueden ser diferenciados considerando sus
respectivos orígenes, el superyó puede trazarse desde la temprana infancia y su
formación, se debe a la victoria que lleva a la lucha edípica a su fin (heredero del
Complejo de Edipo); en cambio el ideal del yo obtiene su organización definitiva
tardíamente, al declinar la etapa homosexual de la adolescencia temprana. A lo largo de la
infancia se evidencian precursores del ideal del yo, la institución psíquica del yo continúa
integrándose durante la adolescencia con contenido variable; sin embargo su estructura
permanece constante. El origen del ideal del yo se encuentra en la rendición irreversible
de la posición edípica negativa (homosexual) durante la adolescencia temprana;
consecuentemente el ideal del yo promueve la formación de la identidad sexual.
Tanto el superyó, como el ideal del yo se dirigen a una meta y determinan la elección. Las
infracciones contra las demandas del superyó, dan origen a sentimientos de culpa, temor
a las represalias y abandono, y a una necesidad de expiación; en cambio, la negligencia
de las expectaciones del ideal del yo, deriva en un choque para el equilibrio narcisista y
en una contaminación del yo, generando ansiedad social. El ideal del yo, contiene, según
Freud, no solo un componente individual, sino también uno social; recibe un impulso
decisivo formativo durante el paso por el Complejo de Edipo, cuando el niño deja de
clamar la igualdad con su padre o madre y concentra sus esfuerzos en ser y convertirse
en él. La identificación primitiva que desecha la distinción entre sujeto y objeto, es
reemplazada por la identificación con partes abstractas del objeto tales como, cualidades,
valores, actitudes. Estas identificaciones ganan gradualmente ascendencia sobre sus
precursores de emulación del cuerpo o partes del cuerpo y una idealización global del
padre o madre.
El yo ideal, toma algunas funciones del superyó, este cambio tiene lugar en la
adolescencia, cuando la relación yo-superyó está en una revisión radical, es decir, durante
las fases en que se aflojan las ligas a objetos tempranos, cuando ocurre el despegue
decisivo del padre edípico. Los elementos del superyó se vuelven de este modo positiva o
negativamente modificados y se integran dentro del yo ideal. Las identificaciones del
período adolescente juegan un papel principal, al dar al yo ideal un contenido adicional y
una dirección específica; las mismas carecen de la característica irracional del superyó y
son egosintónicas. El ideal del yo avanza al estado de una institución yoica por la
transformación de la libido objetal homosexual en libido yoica y en el concomitante estado
de sexualidad completa que se encuentra en la polaridad heterosexual. Esta modificación,
por un lado cierra la puerta a la autosuficiencia bisexual (autograndiosidad megalomanía,
propia de la adolescencia), y por otro lado encuentra la elección de objeto narcisista, es
decir, homosexual. Acerca de esto, Freud dijo: De este modo grandes cantidades de libido
de tipo esencialmente homosexual son absorbidas en la formación del ideal del yo
narcisista y encuentran la salida y satisfacción en mantenerlo.
El desarrollo del yo ideal en la adolescencia ha recibido insuficiente atención en términos
de la influencia que ejerce sobre la estabilización de la masculinidad y la femineidad en el
carácter del yo.
Cualquier discrepancia entre el ideal del yo y la autorepresentación es sentida como una
disminución en la autoestima, este estado puede asumir proporciones intolerables, en los
adolescentes observamos con frecuencia una formación de autoimagen con reacciones
paranoides causadas por una identificación hostil con una imagen paterna degradada.
Este estado es seguido por una restitución narcisista del ser despreciado; solo de este
modo son capaces algunos adolescentes de contrarrestar la autocrítica y las reacciones
negativas del medio ambiente.

PETER BLOS: LA TRANSICIÓN ADOLESCENTE. CAPÍTULO 17: ¿CUÁNDO Y


CÓMO TERMINA LA ADOLESCENCIA?

Cuatro tareas evolutivas que conducen al adolescente a la adultez:


1) Segundo proceso de individuación: un desplazamiento característico de la
investidura libidinal del self queda como resultado un egocentrismo y un
autoengrandecimiento transitorio del adolescente y se expresa a través de la
desidealización de las figuras parentales, las conductas de actuación, etc.

2) Continuidad yoica: los padres funcionan como continuidad del yo en el niño, en la


adolescencia este estado se modifica radicalmente pues utiliza su facultad cognitiva y
madurez somática para obtener independencia moral, emocional y física. Es la época en
que se forma una opinión sobre sí mismo, sobre su pasado, presente y futuro.
Las perturbaciones en esta tarea evolutiva trae como consecuencia distorsiones
de la realidad.

3) El trauma residual: constituye una experiencia dañina inevitable en el período infantil;


cualquiera que haya sido la adaptación a estos choques nocivos, queda el final de la
adolescencia un residuo un residuo que desafía los recursos adaptativos de la
adolescencia tardía.
El trauma residual es un proceso que coincide con la declinación de las fantasías
infantiles en el sistema motivacional, sirve como organizador que promueve la
consolidación de la personalidad adulta y explica su singularidad.

4) Identidad sexual definitiva: la formación de la identidad sexual depende de la


trasmutación del componente de la pulsión sexual inadecuado al sexo en una nueva
estructura psicológica: el ideal del yo.

GRIFFA – MORENO: CLAVES PARA LA COMPRENSIÓN DE LA PSICOLOGÍA


DE LAS EDADES. EL DESARROLLO INTELECTUAL EN LA ADOLESCENCIA

En la adolescencia se adquiere la capacidad de pensar y razonar fuera de los límites del


mundo propio y de las relaciones próximas; el joven se convierte en una persona que
piensa más allá del presente y elabora teoría acerca de todo.
El adolescente construye sistemas y teorías, desarrolla lo que Piaget denomina el
poder deductivo de la inteligencia; el pensar se independiza de la representación y las
imágenes; opera con diversos conceptos abstractos cuyo contenido no es representable
concretamente.
Estos logros del pensamiento le posibilitan una expresión oral y escrita más
coherente y lógica y la madurez para nuevos aprendizajes, como el álgebra.
La búsqueda por tanteo o casual es remplazada por un enfoque sistemático de los
problemas combinatorios y el grupo de doble reversibilidad que permite que su
pensamiento se ramifique en los dominios de lo posible.
El joven posee como instrumento la deducción por implicación, donde introduce
supuestos simples y lógicos, adoptando una postura sin apelar a la verificación por otros
medios que no sean lógicos.
Aprende a reflexionar, a pensar sobre el pensamiento o efectuar operaciones con
operaciones.

Operaciones lógico formales o hipotético deductivas


Para Piaget, el desarrollo de las operaciones lógico formales o hipotético deductivo
se desarrolla a partir de los 11 – 12 años y finaliza a los 13 – 14 años; no agrega nada
nuevo de las operaciones concretas, sencillamente las traducen sobre un nuevo plano:
sobre hipótesis o suposiciones.

Combinatoria
La combinatoria (combinaciones, permutaciones, variaciones) es una
generalización de las operaciones de clasificación o de relaciones de orden; las
operaciones de combinación son operaciones a la segunda potencia, las permutaciones
son seriaciones de series y las combinaciones, multiplicaciones de multiplicaciones.
El adolescente puede inferir pruebas de combinaciones de objetos, por ejemplo se
le presenta diferentes frascos (A B C D E) conteniendo diferentes líquidos incoloros y el
líquido de color que se obtiene a partir de la reunión de algunos de ellos (por ejemplo: A C
D) y se le solicita que busque la combinación.
Logra hacer combinaciones de ideas o hipótesis; pueden entender lógicamente:
una negación, disyunción, conjunción, implicación (si p, entonces q).

La doble reversibilidad. El grupo de las dos reversibilidades


Los dos tipos de reversibilidad (por inversión y por reciprocidad) que se observaba
en el niño escolar con sus operaciones concretas, ahora se combina en un sistema único,
que Piaget lo denominó el grupo de las cuatro transformaciones y son:
1. Directa: I
2. Inversión o negación N: se caracteriza por una operación inversa, compuesta con la
operación directa correspondiente que conlleva a una anulación, + A – A = 0
3. Reciprocidad o asimetría, Inversa de la recíproca R: se trata de una equivalencia A = B
4. Correlativa C: inversa de la recíproca.
Se constituye así una estructura de conjunto en la cual participa el grupo INRC y
las operaciones proposicionales; mediante estas nuevas operaciones el joven de 11 a 12
años es capaz de elaborar nuevos esquemas operacionales como las proporciones, los
sistemas de doble referencia y las nociones probabilísticas; por ejemplo prueba del
equilibrio de la balanza.

Nociones probabilísticas
El joven se interesó tanto por la deducción como por la problemática del azar.
La probabilidad de los acontecimientos constituye una relación entre casos
realizados y los posibles.
En este período se descubre las nociones de causa necesaria, causa suficiente y
la pluralidad de causas.
El adolescente aunque posea la aptitud para el pensamiento hipotético deductivo
lo utiliza poco en su vida cotidiana.

RASCOVAN, SERGIO: SUBJETIVIDAD DE ÉPOCA. LA IDENTIDAD


VOCACIONAL INTERROGADA

La problemática vocacional constituye un campo atravesado por dimensiones subjetivas


y sociales; el cerco de este campo se organiza alrededor de los problemas humanos
relacionados con la elección y realización de un hacer, básicamente el estudio y / o
trabajo. El campo vocacional es una trama compleja, una encrucijada.
La modalidad clínica constituyó un modo de abordaje de los problemas
vocacionales y su principal aporte fue su fuerza contracultural, su espíritu crítico, su
carácter subversivo contra aquellas prácticas que se fueron convirtiendo en recursos
refinados de control social.
Rodolfo Bohoslavsky es uno de los autores intelectuales de la modalidad clínica,
pionero.
El registro de un yo, asiento de la identidad, sólo será posible desde la otredad;
hay yo porque hay otros y es el proceso de identificación la operatoria psicológica por el
cual el yo establece relaciones con los otros, hace lazo.
Para comprender la dinámica del psiquismo, sintéticamente podríamos decir que la
identificación, desde una perspectiva psicoanalítica, se despliega en dos sentidos: un
lugar en que se identifica (la imagen) y el lugar desde dónde se identifica; el primero
de orden imaginario tiene que ver con lo que se conoce como yo ideal, el sujeto
establece una relación libidinal con su imagen ante la que queda fascinado, resultando
una primera unificación, libidinalmente establecida. Este proceso se constituiría a partir de
una primera inscripción de satisfacción, que a su vez, sería la matriz generativa de la
fantasmática del sujeto, a través de la cual quedará mediatizada su relación con el
mundo.
El segundo sentido es de orden simbólico y se relaciona con el ideal del yo; el
proceso de identificación primaria ocurre en un mundo cultural, simbólico; es decir, el niño
nace en una trama de significaciones que determinan lugares, lugares sociales que en la
modernidad están asociados con la institución familia.
La identidad se conforma alrededor de un proceso de unión a otros, de
pertenencia y se separación con los otros, de diferencia.
Mientras la identificación tendría que ver con las primeras experiencias de
satisfacción, la separación, la diferencia está asociada con el dolor. La identidad se
estructuraría en torno a las experiencias de satisfacción por un lado y por otro, el dolor y
en conjunto establecen marcas que edifican la subjetividad.
La identidad es la representación de sí como perteneciente a un conjunto, pero
también diferente al mismo.
Al pensar la subjetividad nos enfrentamos con las intersecciones, las
articulaciones entre dimensiones diversas: psicológicas, biológicas, sociales, culturales,
ambientales, políticas. El concepto de subjetividad permitiría integrar lo idéntico y lo
diferente, la estructura y el acontecimiento, lo individual y lo social, lo público y lo privado.

La vocación, lo vocacional
La vocación se construye a lo largo de la vida, es una construcción asociada al
conjunto de experiencias desarrolladas en la vida social. La vocación es una búsqueda,
como ejercicio de libertad, es un ser siendo como proceso de creación, algo que se
mantiene pero también cambia, la vocación si existe y podemos desarrollarla. Pareciera
preferible hablar de lo vocacional antes que de vocación. La vocación como
problemática social no existe desde siempre, es una construcción histórica, surge con las
sociedades modernas.
Los problemas vocacionales estuvieron en un comienzo ligados a los
requerimientos de la sociedad industrial. La elección vocacional empezó a estar más
ligada a los estudios que a los trabajos, las carreras se transformaron en los nuevos
mediadores para el ingreso al mercado de trabajo y, por eso, la práctica de la llamada
orientación Vocacional quedó vinculada a la intervención que se efectúa para acompañar
a un sujeto a elegir una carrera.

El contexto de época
Las características más sobresalientes de la situación actual es el desempleo
masivo y la precarización de las situaciones de trabajo; esta nueva cuestión social dejó en
evidencia la inadecuación de los sistemas clásicos de protección para cubrir estas
dificultades.
Robert Castell plantea que la asociación “Trabajo establece / inserción relacional
sólida” caracterizó una zona de integración y, a la inversa, la ausencia de participación en
alguna actividad productiva y el aislamiento relacional conjugan sus efectos negativos
para producir exclusión o desafiliación.
El drama que trae aparejado el derrumbe de la condición salarial es la pérdida del
lugar del trabajo como principal ordenador de la vida social, como principal sostén de la
identidad de las personas. El problema del empleo no se restringe a los sectores menos
calificados, por el contrario, se irradia a todo el conjunto social.
Nuestra tarea específica en orientación vocacional será la de facilitar la
construcción de recorridos abiertos al cambio, propiciar una identidad que no se amolde
estrictamente a las estructuras de títulos y de carreras sino que se organice
dinámicamente como subjetividad dispuesta a enfrentar problemas.

Haciendo carrera como forma de subjetivación


La carrera en el apogeo de la sociedad salarial fue una verdadera institución
productora de subjetividad.
El deterioro de la carrera profesional como institución es una consecuencia
inevitable del surgimiento de las economías basadas en el conocimiento.
La carrera ha sido una institución social central en la civilización industrial del siglo
veinte.
El problema que actualmente enfrentan la mayoría de los seres humanos es la
vulnerabilidad por la inseguridad de sus empleos, con las ineludibles consecuencias
económicas, pero también simbólicas, en tanto la pérdida de significado que ocurre
cuando la vida laboral deja de tener una forma discernible.
El presente es un período de transición.

Síntesis
Una persona ha adquirido su identidad ocupacional cuando ha integrado sus
distintas identificaciones y sabe qué es lo que quiere hacer, de qué manera y en qué
contexto. La identidad ocupacional incluirá un cuándo, un a la manera de quién, un con
qué, un cómo y un dónde; la identidad vocacional es una respuesta al para qué y por qué
de la asunción de esa identidad ocupacional.
La identidad vocacional en épocas de sociedad salarial se había transformado en un
verdadero universal.
Se propone indagar los efectos psicológicos (la producción de la subjetividad) que
produjeron las severas modificaciones en el mundo del trabajo.
Las llamadas patologías del reconocimiento social aparecen cuando los sujetos no
pueden hacerse reconocer por lo que son, hacen, sienten y desean; surge el conflicto
entre la experiencia singular y las normas sociales en virtud de las cuáles se puede ser
reconocido y apreciado.
RASCOVAN. LOS JÓVENES Y LA CONSTRUCCIÓN DE ITINERARIOS
VOCACIONALES EN UN MUNDO SIN AMARRAS.

Los trayectos e itinerarios educativos de los jóvenes no resultaron ajenos a las crisis y los
profundos cambios que acontecieron en la historia. La educación y el tránsito por los
diferentes ciclos de escolaridad instituyen siempre una apuesta al futuro, asociada a la
promesa de un destino mejor. En esta apuesta al futuro, finalizar los estudios secundarios
representa una bisagra en los trayectos de vida de los jóvenes y la transición al mundo
adulto. Supone intentar responder al interpelador generacional: ¿Qué vas a hacer de tu
vida?

Los jóvenes en un mundo sin amarras


Las significaciones surgidas en la Modernidad han comenzado a disolverse, pues el
modelo social fundado durante dicha época, hundía sus raíces en el trabajo y en la ética
que de éste emanaba. Una sociedad de productores, apuntaba e interpelaba al sujeto en
cuanto a su capacidad de producir, pues era un modelo social sostenido por la idea de la
construcción de proyectos a largo plazo.
La etapa presente configura una sociedad de consumidores, donde los proyectos de vida
se construyen sobre las opciones de consumo. Es un modelo social sostenido en la
construcción de proyectos a corto plazo, y las elecciones del sujeto están orientadas, no a
elegir para ser, sino para tener o poseer.
Las condiciones de producción subjetiva que atraviesan los jóvenes de hoy, está suscrito
por el vacío representacional al que se ven sometidos con respecto a sus expectativas de
futuro, produciendo desidentificación y crisis identitarias. El sujeto ve como se le atribuye
la responsabilidad de su destino, pero al mismo tiempo las determinaciones objetivas del
dinero continúan pesando sobre ese destino. Los posibles itinerarios de tránsito a la vida
adulta, tendrán un final diverso como “trayectorias exitosas” o “trayectorias fallidas”
dependiendo de las situaciones biográficas de los jóvenes.
En la sociedad industrial, la juventud era conceptualizada como una fase de la vida, una
moratoria que sigue a la infancia, significando un proceso lineal de transición. En esta
época es anacrónico pensar que los jóvenes son el futuro, dado que son principales
protagonistas del presente. La construcción de proyectos futuros por parte de los jóvenes
tropieza a cada momento, “sin amarras” los jóvenes parecen estar hoy sin poder anclar en
puerto seguro.

Jóvenes y educación secundaria


Si bien es cierto que en nuestras sociedades contemporáneas la proyección hacia el
futuro se hace dificultosa, no obstante en las escuelas, algunos estudiantes logran fabricar
una representación utópica del porvenir. Allí donde no parece haber porvenir, la escuela
tiene que delinear una representación de otro futuro posible.
En el imaginario social, la escuela presenta imágenes contrapuestas, dado que no ocupa
hoy el lugar que tuvo para generaciones anteriores de cumplir la promesa de ascenso
social, pero si se la ve como como una condición básica para la reproducción del lugar
social. Hoy, el pedido que se le hace a la escuela ya no ronda en torno a qué es lo que
garantiza su eventual continuidad, sino que implicaría su falta, a qué habría que atenerse
de no continuar en ella.
La mayoría de los jóvenes que finalizan la escuela secundaria construyen un sentido
positivo acerca de ella, considerando que la continuidad en los estudios permitirá un mejor
posicionamiento en el mercado laboral, lo cual otorga a la escuela un sentido
instrumental, de ser una instancia de puente para escenarios futuros.

Los jóvenes y sus elecciones vocacionales


Los condicionantes sociales influyen en la mirada del futuro, pues los jóvenes no están
aislados del contexto en el cual desarrollan sus expectativas. La selección subjetiva del
camino a recorrer, tendrá mayor o menor posibilidad de ser llevada a cabo en función de
las restricciones que les imponga el contexto objetivo en el cual viven. Hoy la opción para
los jóvenes dejo de ser estudiar o trabajar, para constituirse en estudiar y trabajar.
Mientras existe una tendencia a seguir estudiando, no todos piensan en esta actividad
aislada de un trabajo. La mayoría de los jóvenes piensan que pueden sostener un estudio
superior trabajando.
El acentuado deterioro del tejido social, hace que la esperanza derivada de un “diploma
universitario” se haya transformado en una presión significativa. La elección de una
carrera universitaria y las instituciones donde formarse están cargadas de tensiones: La
elección se convierte en una instancia decisiva para la vida, pues se percibe que su futuro
depende de esa elección.
Reflexiones finales
Frente a las intenciones futuras de estudio y trabajo, a pesar de encontrarse en un
entorno contemporáneo de gran dispersión, los jóvenes apuestan a construir proyectos.
Frente al declive de las instituciones en estos tiempos de fragmentación, mucho depende
de los espacios que abramos como orientadores, en donde los jóvenes que habitan
situaciones de vulnerabilidad y expulsión social, devengan en experiencias de
construcción subjetiva. Habilitar la búsqueda de un proyecto posible constituye un gesto
que rehabilita la dimensión del porvenir.

SAHOLAVER, J.: LOS TRABAJOS DE LA ADOLESCENCIA TARDÍA

Introducción
La pubertad y la adolescencia temprana comienzan con el surgimiento de una
nueva oleada de impulso sexual, ésta vez genital y, con la recatectización del complejo
de Edipo infantil. El joven debe abandonara los objetos endogámicos e incestuosos y la
tramitación fantasmática del Complejo de Edipo infantil se traduce en una nueva fantasía
llamada por Freud como novela familiar del neurótico.
Los autores kleinianos aportaron la idea del duelo y hacen hincapié en los cambios
que debe realizarse en el Ideal del Yo del adolescente:
Por el cuerpo infantil
Por los padres de la infancia
Por las seguridades perdidas
Si bien esta etapa es importante por el surgimiento de la sexualidad genital, para
Freud, una vez atravesado el complejo de Edipo infantil e instalado el superyó como
heredero del complejo, están dado los elementos necesarios para comprender la
psicopatología adulta; la etapa adolescente no fue estudiada con la misma meticulosidad;
para Freud bastaba con investigar la etapa infantil y el complejo de Edipo y de castración.
En los últimos años se ha ido imponiendo la necesidad de pensar a la
adolescencia como una nueva etapa en un psiquismo que aún no ha terminado de
desarrollarse y esto implica la idea de un psiquismo abierto, incompleto y en
transformación y esta postura lleva a pensar que la emergencia de la pulsión genital
durante la pubertad como un momento inaugural e inéditos de nuevos avatares
pulsionales.
Postulada la adolescencia como un momento inaugural, debemos entender su
advenimiento como una etapa fundante que resignificaría el pasado y se convertirá el
pasado en una novela que los adultos nos narramos de nuestro devenir.
Para pensar una clínica psicoanalítica con adolescente se parte de dos premisas:
Es imposible pensar un adolescente sin su grupo de pares, el adolescente es un ser
social.
Hablar de adolescencia es incluir como eje cardinal: el tiempo; la adolescencia es un
período de tiempo acotado que porta sus propios desafíos y trabajo.
Las condiciones de la época hacen que las tareas que los adolescentes deben
llevar a cabo se desarrollen de diversos modos y culminen de diferentes formas. A lo
estructural se le agrega las particularidades del contexto interpersonal y social que
definen las distintas modalidades de atravesamiento de la etapa mencionada.

Las tareas de los adolescentes:


 Adquisición del pensamiento abstracto: se trata de una forma de pensar hipotética
– deductiva y el fracaso en la adquisición de estas lógicas de pensar dejan al joven
carente e incapaz de acceder a una real profundidad simbólica en su vivir; si el joven no
adquiere un nivel abstracto de pensamiento queda con una discapacidad simbólica.
 Realizar la salida a la exogamia: la ruptura de la familia nuclear, la conquista del
mundo exterior y el alejamiento de los objetos primarios hace que aparezca el interés por
los amigos del mismo sexo y después los del sexo opuesto y esta salida es uno de los
grandes desafíos de la adolescencia. La adolescencia tardía es el momento de consolidar
al grupo de amigos y el conjunto de pares sirve de soporte yoico para las tareas que la
salida a la vida adulta reclama. La apertura de la sexualidad de los hijos y la posibilidad de
mantener relaciones sexuales en la casa familiar ha restado incentivo para la
independencia.
 La elección del objeto sexual: la salida normativa esperada es la heterosexualidad.
Con la reactualización del complejo de Edipo y castración, junto con el surgimiento de la
pulsión genital hacen trastabillar la identidad sexual; hay un momento lógico de duda
acerca de la definición sexual. Para acceder a la definición de la sexualidad, el
adolescente debe articular la elección de un objeto sexual, la asunción del género y la
capacidad de obtener placer en el acto sexual. La masturbación es un componente
acompañante de la sexualidad adolescente, es una de las problemáticas centrales con la
que los jóvenes deberán enfrentarse en su lucha por el logro sexual. Es manifiesta una
práctica promiscua en la adolescencia temprana y media como modo de comienzo de la
iniciación sexual.
 La asunción de un cuerpo adulto: es necesario realizar el duelo por el cuerpo
infantil y la construcción de una representación cuerpo – adulto. En la actualidad, no sólo
se debe elaborar el duelo por el cuerpo infantil sino que el adolescente debe enfrentar los
mandatos sociales muy intensos en cuanto al valor que el cuerpo como bien estético,
debe tener. La relación del joven con el cuerpo está mediada por la publicidad y la
televisión.
 Apropiación de la idea de muerte propia: la salida de la adolescencia conlleva el
descubrimiento de que no existe un orden sucesorio del morir y el descubrimiento de lo
azaroso del morir es traumático.
 La construcción del Ideal del YO: el ideal ha de guiar al yo a lo largo de la vida se
consolida en la adolescencia tardía. La diferencia entre el superyó punitorio y el Ideal
del Yo conductor del hacer, debe mantenerse y profundizarse en el período de la
adolescencia.; ambas estructuras entrelazadas y necesarias para la edificación del
psiquismo. El modelo ideológico social actual posmoderno cuestiona la instauración de la
culpa superyóica. La sociedad adulta ha dejado de ofertar un menú de ideales yoicos al
que el joven pueda acceder.
 La realización de la elección Vocacional laboral: no hay salida exitosa de la
adolescencia si no se ha realizado una elección Vocacional laboral que conlleve un tipo de
satisfacción en la realización laboral. La sobrevaloración de lo monetario, efecto del
desarrollo del capitalismo salvaje en que vivimos puede paralizar los anhelos
vocacionales de más de un joven.

Algunos aspectos de la metapsicología del adolescente tardío


El yo como una instancia que debe lidiar con el Ello, Superyó y la realidad debe
fortalecerse para poder lidiar con la pulsión genital.
El superyó al abandonar la idealización de los objetos parentales, pierde cohesión
y nos encontramos con una estructura lábil que no logra cumplir con su cometido. La
adolescencia tardía puede pensarse como el tiempo donde deberá afianzarse un
superyó adulto.
El conflicto generacional es fundamental para desmontar al superyó infantil
abriendo el proceso de rearmado superyóico adolescente que ocupa gran parte de la
adolescencia tardía.
Durante el rearmado superyóico adolescentes tres subestructuras (Autoobservación,
conciencia moral e ideal del yo) pueden padecer avatares diferentes, no siempre
unificados. Cada subestructura podrá ser reprimida, desmentida o desestimada,
corriendo junto a cada uno de estos movimientos defensivos el riesgo de una
sobreinvestidura por Tánatos

TRILNIK DE MEREA, A.: ADOLESCENCIA. TRAYECTORIAS TURBULENTAS.


7. LA TERMINACIÓN DE LA ADOLESCENCIA

Con la terminación de la adolescencia, termina la infancia. El fin de la adolescencia no


está preciso y junto con los descubrimientos científicos que alientan un promedio de vida
más elevado, la adolescencia se equipara a un ideal de juventud y no solamente un
período vital y evolutivo que va a dar lugar a la misma.
A continuación se consideran algunos parámetros que permiten vislumbrar el
pasaje de la adolescencia hacia la adultez, con la convicción de que es el abandono de la
infancia la circunstancia más conmovedora de este período de la vida.
 Brecha generacional: el conflicto generacional surge como problemática debido a que
los espacios psíquicos, lugares y roles asignados se trastocan y confunden, junto con
estados de ánimos cambiantes. La confrontación generacional es estructurante. El miedo
a poner límites por parte de los padres, contrastará con un adolescente que busca dichos
límites como posibilidad de crecer.
 La conflictiva edípica, cambios en la modalidad de dependencia: la conflictiva edípica
se actualiza en esta etapa con toda magnitud y también en los padres. El Edipo interjuega
en las distintas etapas de las relaciones familiares. También la adolescencia y las
modificaciones del psiquismo que ésta acarrea, tiene un carácter iniciativo para el sujeto,
la familia y el entorno. Para el adolescente, en la medida en el que él ya tiene un corto y
delimitado pasado, un presente contradictorio y cambiante, con plenitud genital, con un
yo pletórico y con un inconmensurable futuro en donde podrá forjar al adulto que desee y
el mundo de sus expectativas. El adolescente relaciona (además de sus pares) con
adultos en los que la proporción entre el pasado y el futuro está opuesta a la suya,
teniendo en cuenta el presente de sus padres que es conocida como la edad media de la
vida. Al promediar la adolescencia, el joven está en condiciones afectivas favorables para
acoger a otro en estado de dependencia y esto puede implicar llegar a un estado mental
en donde la paternidad es posible y esta posibilidad como parámetro de terminación de
la adolescencia y de la infancia y el particular vínculo afectivo de dependencia con las
figuras parentales.
 La identidad sexual: la identidad sexual definitiva suele considerarse como criterio de
terminación de la adolescencia; el concepto de identidad sexual proviene de la asunción
de la identidad sexual “original” que todo chico debe aceptar luego de tener que descartar
la bisexualidad tan complaciente de los primeros años de vida. La actividad sexual a la
que el adolescente accede no ofrece ninguna garantía de que se haya logrado la
identidad sexual definitiva. El proyecto de vida se hace en la adolescencia y la
psicosexualidad en su sentido más amplio también se concreta y apuntala en esta etapa.

Conclusiones
Al concluir la adolescencia este tembladeral de oposiciones y cambios
permanentes va cediendo, en la medida en que el adolescente se consolida su identidad y
se reconoce a sí mismo y a los demás en su propio estilo y manera de ser.

UNIDAD 6
EL ADOLESCENTE Y EL MUNDO SOCIO CULTURAL ACTUAL
 La adolescencia en relación al entorno socio cultural e histórico cultural:
incidencia del mismo en la trama familiar y el proceso adolescente.
 Emergencia de la adolescencia en la familia: factores desencadenantes de
la crisis. Elementos de la dinámica familiar que facilitan o dificultan el proceso
adolescente.

BALARDINI. ADOLESCENCIA Y MODELOS DE IDENTIFICACIÓN. ENTRE LA


GLOBALIZACIÓN Y EL NUEVO SIGLO.

El nuevo contexto: tiempos de cambio


La reorganización mundial del mercado de trabajo y de producción de bienes y servicios,
también llamada globalización (soportada en las nuevas tecnologías) afecta a las
múltiples dimensiones de la vida humana.
Por otra parte, la generación de conocimiento cada vez más, se vincula con el mundo
productivo, las nuevas configuraciones del mundo productivo terminan por impactar en las
familias. En este marco, los medios de comunicación, vehiculizados en pantallas y
traducidos en juegos de imágenes, se convierten en agencias privilegiadas de
socialización, que, de manos de la publicidad y la propaganda, promocionan el consumo.
Pensemos en las horas de televisión que consumen los niños, niñas y adolescentes, y
advertiremos que ésta se ha convertido en una principal fuente de experiencias e
información para organizar su mundo (en franca competencia con instituciones como la
familia y la escuela).
Este presente orienta la instrumentalización de la vida hacia un mundo de valores definido
por la «utilidad» y la «practicidad» de los bienes, sean materiales o simbólicos. Así, por
ejemplo, los «bienes culturales» pasan por un tamiz ideológico –la ideología mercadista–
que los convierte en «bienes de mercado», dando lugar a una «industria cultural»

Adolescentes en plural: Los unos y los otros


Pensar en los adolescentes, hasta hoy, nos lleva a imaginar a chicas y chicos entre los 14
y los 18 años de edad con una serie de rasgos:
- el proceso de construcción de una identidad personal autónoma;
- la importancia otorgada al grupo de pares;
- el despliegue gradual de una sexualidad madura;
- el logro de una intelectualidad abstracta, entre otros.
Sin embargo, las cosas han cambiado, hoy en día una sociedad que se juveniliza
identificándose con lo joven y que extiende los límites de la fase juvenil,
desestructurándola hacia arriba y hacia abajo, producen adultos juvenilizados como
contracara de jóvenes adultizados por la necesidad.

Modelos de identificación. Identidad, tecnología, y consumo


Junto al advenimiento masivo de las pantallas y la primacía de la imagen, se privilegia una
nueva arquitectura de modelos, que exigen individuos que deben dar bien, o sea, tener
buena imagen.
Aparecen en esta época nuevas exigencias: la belleza corporal, el cuidado del cuerpo, la
moda de la exhibición de masas, la telepresencia (incluyendo la activa subida de videos a
YouTube).
En torno al tema de la imagen y del cuerpo, no podemos ignorar la creciente presencia de
síntomas de bulimia y/o anorexia en las jóvenes. No hay patologías sin historia del sujeto,
pero tampoco sin historia social. Podemos afirmar que en este nuevo tiempo, los
adolescentes enfrentan un período histórico conflictivo para integrarse creativa y
constructivamente a la sociedad, lugar que se les exige, pero que no se les facilita.
En cuanto al impacto de las tecnologías en la subjetividad, diremos que las nuevas
generaciones viven la tecnología como entorno y medio ambiente. La instantaneidad y el
reino del presente representan su lugar de residencia dinámica. Con la necesidad de estar
«conectados» (sea por chat –vía internet– o por SMS –celular–), en un continuo entre vida
«real» y «digital», que no sustituye, sino agrega, suma espacios

Consumación o consumo
Algo de la identidad está en juego no podrá sencillamente abandonarse la in-tensión al
consumo ya que hay algo del sujeto en juego.

El cambio en las relaciones de género y generacionales


Los nuevos «saberes socialmente relevantes». Comienza a observarse una modificación
de las relaciones entre las distintas generaciones. El saber no está sólo del lado de los
adultos, especialmente el vinculado a la tecnología. Estos adultos se sienten vulnerables y
se muestran como tales, no tienen todas las respuestas y, en ocasiones, ni siquiera
pueden ofrecer alguna.
En consecuencia, las relaciones horizontales y entre pares crecen en importancia, y los
adolescentes, muchas veces, producen sus preguntas y sus respuestas entre ellos
mismos.

BURIN, MABEL: 8. LA RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS ADOLESCENTES

La brecha generacional
Este enfoque revela que el escenario donde se desplegaban estas relaciones ha sido
cambiado a lo largo de los últimos siglos. La relación entre padres e hijos adolescentes ha
sufrido sólo recientemente condiciones de cambio y han promovido interrogantes sobre
esta relación.
La familia moderna debilita sus lazos con la comunidad, la revolución industrial
impuso al amor maternal y el ideal maternal como regulador y el rol paterno como figura
distante en el hogar, como el hombre trabajando en el espacio extra doméstico para
satisfacer su función de proveedor económico de la familia.
A partir de las últimas décadas de este siglo, estas condiciones de la familia
moderna comienza a cambiar; los modos de producción postindustriales en los países
capitalistas se acompañan de cambios en las mentalidades; en las familias de la nueva
condición posmoderna la posición social y subjetiva de los padres, madres e hijos
vuelve a cambiar, donde la familia abandona sus miembros y se caracteriza por un corte
en los lazos que unía la generación nueva con la vieja, la nueva inestabilidad de los
vínculos en la pareja conyugal se refleja en los altos índices de divorcios y la demolición
de la idea de familia como nido o refugio para las problemáticas de la vida cotidiana.
La pérdida del sentido de la autoridad paterna y la puesta en crisis del amor
maternal (patología de los vínculos afectivos en la madre) llevaron a los hijos
adolescentes a expresar un desinterés masivo por los valores de sus padres y de sí
mismos como continuadores del linaje familiar.
Esta discontinuidad de valores e intereses es lo que se denomina brecha
generacional; para los adolescentes, su grupo de pares constituye su lazo social más
fundamental y socializante y la fuente identificatoria de su subjetividad.
La subcultura adolescente trata de mantenerse independiente de los valores
adultos, no opositora, sino separada.
Estos cambios se observan también en los padres; en los valores clásicos de la
familia nuclear de la modernidad donde en la familia posmoderna, los padres pierden su
rol de educadores y de figuras de identificación únicas para sus hijos; los padres se
vuelven amigos de sus hijos y no representantes de una cadena generacional ni figuras
de autoridad para ellos.
Para Obiols y Obiols señalan que la cultura posmoderna genera un fenómeno
particular con los adolescentes en la medida en que proponen a los adolescente como
modelo social y así se adolescentiza la sociedad. El adulto deja de existir como modelo
físico y se pasaría sin solución de continuidad de la adolescencia a la vejez.

Problemáticas de la posmodernidad
En la familia de la modernidad, la adolescencia era entendida como una etapa de
plena incomodidades o pasajera; en la actualidad tienden a prolongarse en el tiempo y no
necesariamente es vivida como una etapa crítica de la vida. La adolescencia se ha
institucionalizado y es glorificada por la sociedad de consumo.
Esta condición está extendida a buena parte de los jóvenes, pero no a todos;
quienes pertenecen a sectores más bajos de la población, o los jóvenes campesinos,
quedan fuera de este proceso.
En la actualidad, el debate sobre la duración del período adolescente incluye
conceptos tales como:
 Adolescencia temprana: de 12 a 14 años.
 Mediana adolescencia: de 15 a 18 años.
 Adolescencia tardía: de 19 a 22 años.
Varios autores señalan la existencia de la post-adolescencia o primera juventud,
que abarcaría de los 23 años hasta los 29 años y la adultez llegaría cuando s forma parte
del mundo adulto a través del trabajo, la propia madurez y el reconocimiento de los
adultos como pares.
Para Erickson, la tarea normativa de la adolescencia es la creación de un conflicto
entre generaciones y su posterior resolución.
Para Aberasturi, el adolescente posee el duelo por el cuerpo infantil, el duelo por la
identidad infantil y el duelo por los padres de la infancia.
James Anthony describe estereotipos de la adolescencia que podríamos entender
como parte del imaginario social acerca de los adolescentes:
1. El adolescente como objeto peligroso y en peligro, es una figura amenazadora
para la sociedad, como un sujeto que hay que proteger de las tensiones de la vida adulta.
2. El adolescente considerado objeto y sujeto sexual, en este estereotipo, los adultos
reactivan sus propios conflictos adolescentes.
3. El adolescente considerado como objeto de envidia, lo que llevaría a una rivalidad
narcisista.
4. El adolescente considerado como un objeto perdido, por lo cual los padres
experimentan sentimientos de tristezas, sensación de vacío en el hogar y pérdida de
objetivos.
5. El adolescente considerado como un individuo inadaptado

Problemáticas de la subjetividad en la adolescencia; conflicto de la madre con su


hija adolescente
Peter Blos señala que desde el punto de vista clínico, el período preedípico ejerce
su influencia en el desarrollo adolescente que iguala o excede la influencia del período
edípico.
La ambivalencia de la niña hacia la madre preedípica alcanza su pico máximo en
la adolescencia y éste es el momento culminante para su resolución; llama a esta fase
segundo proceso de individuación. La liberación interna de la madre preedípica deja a
la niña libre para buscar el cumplimiento de su propia elección, en su propio cuerpo y
mente.
Al llegar la adolescencia, con el advenimiento del cuerpo genitalizado, la chica se
encuentra en una situación de cambio, que le requiere un nuevo trabajo subjetivo: el de
dar nuevas significaciones a sus vínculos identificatorios con su madre, para otorgar
nuevos sentidos a la diferencia entre los sexos. El proceso de desprendimiento da lugar a
un reordenamiento enjuiciador, que sienta las bases para el surgimiento del juicio crítico
en la adolescente; se trata de un nuevo modo de pensamiento que se concluye ante la
ruptura de un juicio anterior, que es el juicio identificatorio; a partir de las nuevas
experiencias con su cuerpo genitalizado se inicia la ruptura del vínculo identificatorio
temprano con la madre, al mismo tiempo va perdiendo eficacia el juicio identificatorio
concomitante.
En la puesta en crisis entre la madre y su hija adolescente, el cuestionamiento está
dirigido a que la pregunta ¿Quién soy siendo mujer? Recibe en la cultura patriarcal una
única respuesta: “Madre”; la niña adolescente se rebelará contra esta única respuesta,
pues su madre le ofrecerá modelos identificatorios en tanto madre, pero difícilmente en
tanto mujer, de modo que tendrá que recurrir a otras figuras de identificación para
encontrar mejores respuestas a sus interrogantes. El muro de cristal es la pared que
divide a madres e hijas en la adolescencia, una valla difícil de franquear, constituida por
rasgos objetivos y subjetivos a la vez.
KANCYPER, LUIS: ADOLESCENCIA: EL FIN DE LA INGENUIDAD. 4. LA
CONFRONTACIÓN GENERACIONAL Y LA HIPERACTIVIDAD DEL SUPERYÓ
EN LA ADOLESCENCIA

Introducción
La confrontación generacional es un tema complejo en todas las etapas de la
vida y fundamentalmente durante la fase de la adolescencia, para la adquisición y la
plasmación de la identidad personal y social.
El desasimiento de la autoridad parental y fraternal es una operación necesaria y
angustiante del desarrollo humano y puede ser denegado y desmentidos.
La confrontación generacional representa una de las vías para estudiar de qué
maneras las relaciones de poder fabrican sujetos e instauran una multiplicidad de técnicas
de constricción reversibles, que se despliegan asimétricamente y en dos direcciones:
desde los padres hacia los hijos y desde éste hacia los progenitores.

El adolecer y la adolescencia de los padres adolescentes


Así como los padres son necesarios para que en el hijo se instituya el complejo
de Edipo, también lo son para que el vástago salga de él y pueda acceder a la elección
de objetos sexuales, no incestuosos, no parricidas y a nuevos objetos ovaciónales más
allá de los mandatos parentales.
Dolto señala que la adolescencia es un movimiento pleno de fuerza y de
expansión; también representa una etapa de duelos en los padres de los adolescentes.
Cada uno de los padres no sólo debe librarse batallas para acceder a la
desmitificación del Narciso, el Pigmalión y el Edipo que albergan en su alma de diferentes
grados, además deben desmantelar a Cronos que devora a sus vástagos.

El padre cucharita
Es el que no corta ni pincha en la dinámica familiar, no instituye la función
paterna y no ejerce el corte en la díada madre – hijo, fraternizando el vínculo padre –
filial, impide que el hijo acceda al proceso de confrontación generacional, esencial para
la adquisición de la identidad.

La confrontación generacional y la hiperactividad del superyó


El adolescente debe rechazar ciertas identificaciones para acceder a otro nivel de
identificación que le permite lograr una posición independiente. Él rechaza lo establecido
por la tesis parental mediante un primer movimiento que es la tesis, para realizar un
proceso de separación interna para despojarse de lo que hasta ese momento ha tomado
del objeto y el sujeto realiza un segundo movimiento que es la antítesis y una suerte de
autonomía, lo lleva al tercer movimiento que es la síntesis, donde surgen sentimientos de
esperanzas y vivencias de renacimiento, como consecuencia del nuevo producto que
surge de la reordenación identificatorio a partir del acto de confrontación.

Padres blandos
Promueve la inversión de la función paterna, el hijo ocupa su lugar y paternaliza
a sus progenitores y la tensión entre tesis y antítesis queda paralizada y el hijo no puede
realizar la síntesis de su propio reordenamiento identificatorio, debido a que permanece
fundido con su padre.

Reversión de la demanda de dependencia


Surge por el desvalimiento y la necesidad de los propios padres, que inducen
precozmente a los hijos a operar como soportes de los progenitores, con la finalidad de
poder garantizar la homeostasis de la dinámica familiar. Esta situación inviste al hijo de
una elevada carga narcisista y masoquista de omnipotencia e idealización y promueve la
hiperseveridad del superyó.

PERITAN MACERES ADOLFO: LOS ADOLESCENTES EN EL SIGLO XXI.


LALUEZA – CRESPO: CAPÍTULO IV: ADOLESCENCIA Y RELACIONES
FAMILIARES

Desarrolle las características de la evolución de la familia en relación con la


adolescencia
A mediados del siglo XX, la psicología y la sociología presentaron a los
adolescentes como actores de un drama cuyo guion les reservaba la tarea de rebelarse
contra el mundo adulto como único medio para convertirse en adultos. Los orígenes de la
psicología europea coincidieron con el apogeo de concepciones románticas.
Una parte de las familias europeas del siglo XX seguía un modelo patriarcal,
donde el padre poseía el monopolio del sexo y el púber debía elegir entre el
ensimismamiento onanista y la búsqueda de satisfacción fuera de la familia; el buen padre
habría de mantener la autoridad e indicar el camino correcto.
Llegada la década del 60 y 70, cobró una nueva importancia en el mundo
occidental la necesidad de dar una explicación de la de la conducta de adolescentes y
jóvenes. Es en ese período donde predominó un nuevo modelo general de adolescencia y
de su impacto en las relaciones generacionales y familiares, lo que llevó a acuñar la
noción de ruptura generacional y debido a las siguientes causas:
La extensión de la enseñanza secundaria.
La eclosión de movimientos culturales juveniles que incluía nuevas formas de
expresión: determinada música, nuevas formas de crítica social como los
movimientos estudiantiles y pacifistas.
Nuevas formas de convivencia, como la nueva redefinición del papel del sexo
en las relaciones interpersonales.
A finales del 70 y comienzo del 80, varias investigaciones vinieron a mostrar que
el modelo basado en la tensión y conflicto de valores entre generaciones no parecía
explicar lo que ocurría en las familias norteamericanas y europeas que mostraban una
alta dosis de satisfacción en la relación entre padres e hijos adolescentes.
Durante los 90, se ha vuelto a recuperar la noción de conflicto (evitando hablar de
ruptura) y darle una dimensión evolutiva; autores como Collins considera que en la
mayoría de las familias, la llegada de la adolescencia de uno de sus miembros supone un
incremento de conflictos y éstos cumplen un papel adaptativo y señala que la posibilidad
de poder expresar abiertamente los desacuerdos es productora de una buena adaptación
psicosocial y dos serían los mecanismos evolutivos del conflicto: intrapsíquico e
interactivo. La investigación de la última década está recalcando la aceptación de la
pluralidad dentro de una diversidad de entornos socioculturales y esto hace que se
considera a la adolescencia como una construcción histórica y social y la familia a la vez
como producto y herramienta en esa construcción y para ello, nos será útil entender la
adolescencia como perturbación del sistema familiar, introduciendo el estudio del contexto
histórico cultural, abordando desde el enfoque sistémico, la multiplicidad de procesos de
cambio que se dan en el interior de las familias.

A partir de la lectura, intente dar respuestas a las preguntas que el autor se


realiza acerca de la familia: ¿cómo se relacionan los diversos tipos de familia con
el contexto socio – histórico?, ¿qué concepciones de adolescencia están
relacionadas con ellas?, ¿qué tipo de interacciones emergen y declinan en su
seno cuando los hijos abandonan la infancia?
La familia y el medio sociocultural están íntimamente relacionados y como principal
instancia de socialización, la familia aparece como un mediador sociocultural, cuyas
prácticas contribuyen a la definición de la trayectoria evolutiva de sus miembros. La
familia no sólo transmite a sus miembros la cultura, sino que también opera en el cambio
cultural.
La familia desempeña un papel esencial en el nicho evolutivo, donde se configura
el desarrollo de los hijos; el nicho evolutivo se define por el entorno físico y social del
desarrollo, las prácticas educativas y de crianza determinadas por la cultura y las
creencias que los padres tienen del desarrollo y de la educación.
Se trata a los hijos de acuerdo con reglas culturales. Las características del nicho
evolutivo (definido socio-históricamente) contribuyen a definir el estatus de un niño o
adolescente, las metas que se precisan para cada etapa y la creencia de los padres en
una edad cualitativamente diferente a la infancia y la adultez.

Las familias troncales y extensas fueron el marco típico de la ideología patriarcal,


sustentada en la autoridad del padre y en valores que tienden a realizar la lealtad familiar
frente a la individual. La familia gitana tradicional es el pilar sobre el que se sustenta la
comunidad, donde los límites entre familia y comunidad son muy difusos, por lo que ésta
se inmiscuye en áreas privadas, la familia extensa está presente en muchas facetas de la
vida cotidiana, se espera que los más viejos den su opinión sobre la vida de la joven
pareja, donde se presupone que su gran experiencia les otorga el derecho y el deber de
entrometerse.
La familia patriarcal crea condiciones de desarrollo que se orientan a metas
diferentes a las actuales, en estas familias tradicionales no hay un proyecto de futuro
exclusivamente individual, la educación no se orienta hacia la independencia del sujeto,
sino a una interdependencia con el resto de la comunidad, no se plantea un desarrollo
individual de la identidad, ya que el estatus que cada uno ocupa dentro de la comunidad
está definido por los otros.
En la familia patriarcal, el paso de la niñez a la adultez no se centra en la
emancipación respecto de la familia, sino en un nuevo estatus en el interior de la misma;
el matrimonio y la reproducción dan el definitivo estatus adulto. La búsqueda de
autonomía y el trazado de un futuro personal independiente del grupo y la emancipación
del grupo de origen eran considerados como no funcionales.
Las familias patriarcales hallan su hábitat ideal en sociedades tradicionales, donde
los cambios culturales se da muy lentamente, de forma que el mundo de significados de
los abuelos es muy similar a la de los nietos; en una sociedad tradicional, los
conocimientos y el saber son transferidos por los mayores a sus descendientes y la
socialización fuera de la familia se la considera secundaria y contaminante.

A finales del siglo XX se ha ido reduciendo la familia extensa, como consecuencia


del proceso de urbanización e industrialización. Las familias extensas han dejado paso a
una constelación de formas de convivencia muy diversas estructuras (familias nucleares,
monoparentales, reconstituidas tras el divorcio) cimentadas en lazos afectivos, que tejen
sus redes más allá de los vínculos de sangre y cuyos roles ligados a la edad se han
flexibilizando provocando una nueva concepción de niño y adolescente.
Los límites entre la familia y la sociedad en la cultura moderna están bien
definidos, marcando áreas de privacidad, y estos límites se construyen también entre
padres e hijos adolescentes, se concibe a la intimidad como una necesidad que surge
como naturalidad en la adolescencia como parte del ciclo vital.
En la mayoría de las familias contemporáneas de los grupos culturales dominantes
en Occidente, la futura consolidación de un proyecto de vida en pareja depende de la
capacidad de sus miembros para establecer límites claros con respecto a la familia de
origen.
Entre los grupos integrados en las sociedades urbanas modernas se considera
que se adquiere madurez con la independización económica, lo que supone un
distanciamiento de la vida familiar y la identidad se afianza en un proceso de
diferenciación respecto de la familia de origen y se considera a la adolescencia como un
momento clave para definir un proyecto futuro personal y la gran cuestión para el
adolescente es decidir quién ha de llegar a ser. Se espera que los padres modernos
consideren a su hijo adolescente como persona diferenciada y con derecho propio.
Las personas integradas en las sociedades industrializadas, gran parte de sus
conocimientos se obtienen fuera del marco familiar, el conocimiento proviene de
especialistas ajenos a la familia. Las redes sociales no vienen dadas por una comunidad
de origen, sino por las elecciones y oportunidades de que dispone el sujeto.

Desarrolle las principales características de la evolución del sistema familiar a


partir del cambio social.
En los momentos de cambio social acelerado los consensos se rompen y la familia
no es una excepción; las formas de convivencia se diversifican, aumentando las familias
monoparentales fruto del divorcio, el abandono o soltería voluntaria, las familias
reconstituidas, las parejas homosexuales y lesbianas, las parejas sin hijos, las familias
con niños acogidos temporariamente.
Toda esta diversidad tiene gran importancia por la pluralidad de forma de vida que
presentan los adolescentes.
La confianza en el progreso es una de las características de las sociedades
modernas que parece haberse roto en la posmodernidad. A partir de la década del 80, ya
no parece evidente que los hijos vayan a disfrutar de mayores oportunidades que sus
padres. Pero si el progreso desaparece, la adolescencia ya no es valorada como promesa
de un futuro mejor, sino por su realidad presente: ser adolescente supone unas ventajas
que se niegan al mundo adulto y si el futuro no va a ser mejor ¿Para qué darse prisa en
pasar a la siguiente etapa?

Especifique cuáles son los cambios que se producen en el seno familiar con la
emergencia de la adolescencia
Se entiende que el crecimiento y envejecimiento de los miembros de la familia son
perturbadores porque llevan a la transformación de reglas y rituales, introduciendo un
mayor nivel de complejidad.
Cada familia desarrolla un ciclo vital, entendiendo a este como una sucesión de
reestructuraciones de las relaciones interpersonales fruto de las necesidades de
adaptación a condiciones cambiantes (o perturbaciones), pero estos cambios no se hacen
si atravesar por crisis.
La adolescencia es una de las perturbaciones que afectan al sistema familiar; la
adolescencia de un miembro de la familia es un proceso en el que participan todos, ya
que se transforma el conjunto de interacciones del grupo.
La llegada de la adolescencia supone unos cambios biológicos, cognitivos y
afectivos que trastocan en el microsistema familiar, los cambios hormonales llevan a
cambios en el estado de ánimo, la capacidad reproductora genera nuevas expectativas de
conducta y el cambio del aspecto físico lleva a introducir cambios en la expresión de la
afectividad entre padres y sus maduros hijos, en forma de evitación del contacto físico. A
nivel de mesosistema: su mundo social se ha expandido a través de las relaciones en la
escuela y en otros ámbitos, la figura de los padres está relativizada, por la aparición de
otros significativos. También se evidencian perturbaciones en el exosistema: desde las
pautas de conducta del grupo de amigos hasta el horario de cierre de los lugares
nocturnos, pasando por la percepción de necesidades de formación ajustadas al mercado
laboral. En suma, se trata de una acumulación de cambios en distintos sistemas.
El sistema familiar reacciona a la perturbación buscando la conservación de la
organización; si la organización familiar incluye mecanismos de autorregulación ante las
perturbaciones que le permite afrontar las nuevas situaciones de una forma adaptativa,
observamos una serie de cambios en las reglas que regulan las interacciones y el
comportamiento de los sujetos que componen el grupo, cambios que constituyen el
desarrollo del sistema.
El incremento de los conflictos en las relaciones familiares, durante la
adolescencia cumple una función: la de posibilitar la transición ecológica que marca el fin
de la infancia, el conflicto es un ímpetu esencial al cambio, la adaptación y el desarrollo.
La adolescencia puede ser un fenómeno precipitador del estrés en función de la
presencia de factores predisponentes (no haber resueltos transiciones anteriores, una
situación de extremada pobreza, problemas de salud mental o física en uno de sus
miembros) y cuando no hay factores mediadores (no hay apoyo social modelos
disponibles sobre cómo afrontar tal transición).
Para Haley, esta transición en el ciclo vital familiar supone resolver tres tareas
fundamentales:
La entrada en la adolescencia supone una reestructuración de las relaciones de pareja.
La adolescencia de los hijos, coincide con los años medio de la vida matrimonial y la
resolución de un problema conyugal en la etapa media del matrimonio suele ser muy
difícil.
El desarrollo de un hijo implica ir adaptando las normas y formas de relacionarse a las
nuevas necesidades. Por ello, familias rígidamente estructuradas y refractarias a los
cambios tienden a obviar el salto cualitativo que supone el paso de la niñez a la
adolescencia, el dejar de considerar a sus hijos como niños.
La emancipación de los hijos, su marcha definitiva del hogar, vuelve a dejar sola a la
pareja ante sí misma es lo que se ha llamado el síndrome del nido vacío.

Cuando las dificultades penetran las relaciones familiares y no se dan ni la


competencia, ni la ayuda necesaria, se precipita el estrés, bloqueando la transición y
complicando la organización del grupo y una de sus manifestaciones puede ser el
síndrome de Peter Pan, el adolescente se resiste a crecer, es recio a la autonomía, a
adoptar criterios propios, prolonga su niñez aunque lo haga detrás de una máscara de
falso adulto; o bien, puede negar la dependencia familiar cayendo en otras dependencias:
adicciones, sectas, anorexia nerviosa, suicidio.
La competencia de los padres para orientar el desarrollo de sus hijos depende de
las presencia de dos habilidades parentales: la sensibilidad a las demandas de sus hijos y
la exigencia o capacidad para orientar hacia metas evolutivas y una carencia de ambas
desemboca en una conducta parental tipificada como criminal
Una presencia parental sensible pero carente de exigencias define un estilo
permisivo; la ausencia de sensibilidad y presencia de exigencia definen al estilo autoritario
que generan sentimientos de incompetencias; un estilo democrático se caracteriza por la
sensibilidad ¡y exigencia, tienen capacidad de poder escuchar las demandas del hijo y
poder adaptar las pautas educativas a sus necesidades!

LERNER. ADOLESCENCIA, TRAUMA E IDENTIDAD

Si bien han cambiado las épocas, la modernidad ha dejado marcas: la “normatización” del
adolescente que implica tener un proyecto cerrado y acabado (estudios o metas laborales,
casarse, formar una familia). No obstante, hoy nos encontramos con un adolescente
“navegador”, dotado de una “plasticidad yoica” que le permite navegar por el mundo y
expandir diferentes potencialidades creativas y también un “adolescente del descarte” que
no pueden navegar ni construir, y sufren un colapso caótico en cualquier proyecto que
inicia.
El contexto social en nuestro país ha cambiado. La sociedad funciona como un elemento
traumático, en tanto no permite la navegación o la concreción de planes, y por ende un
proyecto identificatorio.

Trauma
Peligro externo e interno: el yo es atacado desde adentro, es decir, por las excitaciones
pulsionales, como lo es desde afuera. ¿En qué medida lo social, lo contextual, puede ser
traumático, e interferir en la constitución yoica?
Tomemos, por ejemplo, lo que ha ocurrido en nuestro país desde diciembre del 2001
hasta la actualidad. La Argentina se había convertido de repente en una gran arena
movediza, no teníamos piso que nos sostuviese. La condición y el marco para la
producción de subjetividades están dados por el intercambio social, y también están
dados estructuralmente. ¿Cómo se construye la subjetividad en este contexto
impredecible, si el medio social es parte fundante de la misma?
Winnicott señaló con su concepto del holding, la importancia que tiene contar con un
contexto estable y previsible para que alguien se integre y se convierta en persona
(capacidad de adaptación). Las personas que están en medio de este caos social, con
esta ausencia de holding social, corren el riesgo de sufrir todos los trastornos derivados
de las dificultades para la integración: hipocondrías, somatizaciones y trastornos
vinculares.
El ideal imperante en los últimos años en nuestro país, transmitido por sus figuras
dirigentes, estuvo ligado al egoísmo y a la falta de solidaridad. El ideal se ha vuelto a
confuso, inestable y lejano. En todo caso, se supone que debe estar del lado de lo ajeno,
lejos, en el extranjero.
Esto implica un gasto psíquico importante, por cuanto los adolescentes deben renunciar a
su contexto emocional cotidiano. Así es como muchos adolescentes piensan en el éxodo,
ilusión de que hay un lugar en el mundo con un piso firme que va a permitir desarrollar un
proyecto.
Para todos, lo que ha sucedido en nuestro país durante los últimos años fue traumático,
pero en los adolescentes implicó un plus de angustia. El problema no era sólo si se podría
seguir siendo, el plus de angustia lo provocaba la pregunta: ¿lograré ser?

¿Qué es lo que diferencia a un yo que naufraga de otro que sigue navegando?


La historia de la construcción subjetiva del segundo permite que su yo se vuelva
“idealmente plástico” y recurra a diferentes modalidades de “navegación” para atravesar
tormentas sin naufragar. Si un sujeto transitó por vivencias de amparo y apego tendrá
más recursos que si vivió sumergido en el desamparo y el desapego. Quienes hayan
padecido una historia llena de discontinuidades, duelos, traumas severos, estarán en
desventaja.
No obstante, el individuo tendrá innumerables encuentros intersubjetivos (la amistad, el
enamoramiento) que posibilitarán reparar ese yo padeciente y averiado. Si hay otro que
refleja, sostiene, y funciona como objeto especular, ese otro se convertirá en generador,
por vía intersubjetiva, de estructura psíquica

En busca del sentido de ser, de la identidad, del “yo soy”


Hasta la infancia la identidad se completaba bastante con “yo pertenezco a esta familia”,
yo soy “hijo de mamá y papá”. Esta pertenencia fue rota y el adolescente debe salir a
conquistar nuevos territorios, distintas “familias”. Hasta hace no tantos años, el
adolescente estaba inmerso en una cultura de búsqueda de su identidad esencial,
suponía que debía encontrar su vocación de una vez y para siempre. Hoy los
adolescentes deben aprender a navegar con la idea de que el encuentro con su vocación
va a ser muchas veces transitorias. El grupo adolescente (matriz identificatoria por
excelencia), funciona como un marco intersubjetivo que sostiene y co-construye
subjetividades. La especularidad intersubjetiva que aporta el grupo adolescente funciona
como contención y aceptación de que lo traumático, lo que causa angustia, son
experiencias compartidas que permiten que el adolescente no se sienta aislado. En algún
momento y en algún lugar arribarán a un puerto ideal.

Palabras finales
Arribar a la sensación de “yo soy”, y la consecuente relación con “yo era” y “yo seré”
(construir su historia), es un trabajo psíquico que se desenvuelve entretejido con el
mundo. De cómo se entramen esos hilados sociales, de que nuevos marcos contextuales
surjan en la vida del adolescente y cómo los transite, dependerá que los traumas,
adversidades, cataclismos emocionales, etc. dejen un sedimento, estructuras y no vacíos.
La lucha se libra entre el proceso identificatorio (en tanto la identidad no es algo acabado
sino en movimiento) y el vacío.

MARTINEZ CRIADO. ENTRE ADOLESCENTES: LA IMPORTANCIA DEL


GRUPO EN ESTA ETAPA

El grupo de iguales: elementos conceptuales


Grupo de compañeros y amigos: Un grupo es un conjunto de individuos con determinados
objetivos, llevan a cabo determinadas actividades, tienen niveles de estructuración y
grados de organización. Algunos grupos se forman de manera espontánea (informal: es
un círculo de personas que se reúnen a ratos sin otro motivo que el encuentro social) y
otros vienen determinados desde afuera (formal: se constituye con la intención de
conseguir determinados objetivos o llevar a cabo ciertas acciones).

Organización estable y dinámica


El grupo de iguales adolescente suele realizar ciertas cosas en lugares concretos, se
caracteriza por ser una organización estable. Un grupo de adolescentes es dinámico por
varias razones: formado por individuos en un período de grandes cambios vitales y va
variando su centro de interés; el grupo sufre altas y bajas temporales y permanentes que
afectan a su funcionamiento; se van formando parejas, el líder pierde motivación para
conducir al grupo, etc.

Cambios en la forma del grupo


A medida que se va avanzando en la adolescencia se producen cambios respecto al
grupo que afecta algunos aspectos estructurales como:
- composición (género y número de componentes) o
- organización jerárquica (diferenciación de funciones)
Es posible distinguir una primera organización unisexual. El siguiente paso consiste en la
incorporación de algunos miembros o pequeños grupos del otro sexo al grupo, se forman
grupos heterosexuales.

Actividades y funciones
Un grupo se forma por la proximidad física entre adolescentes que comparten tiempos y
espacios; hay grupos que tienen actividades específicas y, en la medida que, un
adolescente participe en ella, las adopta como propias.
El grupo facilita algunas conductas de iniciación, con sus correspondientes riesgos
-Exploración del mundo de los adultos:
En las sociedades menos desarrolladas solucionaban esta transición mediante algún ritual
de iniciación que delimitaba cuando se dejaba de ser niño y se convertía en adulto.
-En las sociedades modernas, el paso a la edad adulta es más difuso, la preocupación se
centra en proporcionar el máximo de conocimiento mediante la escolarización y la
formación profesional

Funciones del grupo adolescente


Al grupo se le otorga una variedad de funciones relacionadas con el desarrollo psicológico
y la socialización:
Desde la teoría cognitiva, el grupo es un motor que genera conocimiento social, en el
grupo surgen conflictos ante los que el sujeto reaccionará intentando hacer compatibles
los propios deseos y las demandas externas
Según la teoría del aprendizaje: la imitación de los modelos con los que se identifican los
adolescentes se encuentran en la base de la adquisición de actitudes y pautas de acción
Según la teoría ecológica, el grupo de iguales es un microsistema en los que se
establecen relaciones cara a cara y en el que se practican comportamientos antiguos y se
adquieren otros nuevos.

Homogeneidad de los componentes, conformidad al grupo y otros aspectos


organizativos
Homogeneidad: tanto las familias de clases altas, medias y marginadas disponen y
seleccionan en forma activa los ambientes en que se moverán sus hijos; condicionan que
el grupo de adolescentes sean homogéneo.

Conformidad y jerarquía
El llamado culto a la conformidad se basa en aspectos formales y externos (música,
vestimenta) y sobre la tendencia de aceptar a ciertos miembros y a rechazar a otros.

Conflictos externos e internos al grupo


En el grupo adolescente, las relaciones son simétricas, se pueden hacer propuestas sobre
normas de funcionamiento y sobre lo que se cree o no correcto. Por tratarse de un grupo
social que funciona al margen y, a la vez, en el seno de la sociedad adulta, genera un
fuerte rechazo por parte de los adultos, basado en la incomprensión.

Personalización de las relaciones


En algún momento de la adolescencia se descubre la diferencia entre satisfacción y
decepción ligada a las relaciones interpersonales. El engaño, la envidia, el odio incipiente
y las infidelidades son otros avatares que se dan en la adolescencia y en el seno de las
relaciones grupales. En el grupo pueden coexistir verdaderos amigos, oponentes y
neutrales.

Objetivo: conseguir pareja


- Primeras salidas estratégicas: Las primeras citas y relaciones íntimas pueden
considerarse como estratégica. Es una cuestión de imagen; mediante estas
prácticas se trata de dar información sobre sí mismo a un grupo que está
pendiente de sus actos.
- Las primeras relaciones sexuales: Tiene consecuencias importantes para el
desarrollo psicológico posterior. La primera relación puede presentarse en un
momento improvisto

Conclusión
La persona se consolida emocionalmente y aprende habilidades sociales mediante sus
relaciones en grupo. En la adolescencia, al asumir los valores del grupo, se produce un
distanciamiento de los adultos familiares y se consigue una primera forma de identidad
personal. En el grupo se asumen funciones y papeles, se asumen compromisos y
responsabilidades y se consigue un estatus que representa un aprendizaje que permitirá
asumir compromisos y formas de relación característico de la edad adulta.

PERINAT: CAPÍTULO V: ADOLESCENTES ESCOLARES

Desarrolle las diferentes posturas planteadas sobre la escuela como marco


institucionalizado
En ciencias sociales, se hace referencia a la noción de marco para indicar una
interpretación, induce a un punto de vista y en el marco escolar ofrece distintas
perspectivas y complementarias sobre un centro escolar:
Enfoque sistémico de Bronfenbrenner: el centro escolar es un ámbito
(microsistema) en el que se dan actividades, roles y relaciones específicas que
conducen al desarrollo psicológico de las personas. La vida y las actividades
humanas se ubican dentro de algún marco (familia, empresa, trabajo) y cada
uno de estos está en relación. A su vez, el microsistema se relaciona con el
macro sistema, por ejemplo, la política de natalidad o inmigración, decisiones
presupuestarias, reformas de planes de estudio, repercuten en el sistema
escolar; existe un sitio del mundo cultural que repercute en el sistema escolar y
son los espectáculos, diversiones, modas, preferencias de consumo, patrones
de éxito social.
Goffman Ervin: los marcos son escenarios sociales en los que existen una guía
para la acción, son situaciones regidas por normas de conducta, metas y
valores asociados que se supone que asumen los que actúan allí. En esos
escenarios no sólo impera el consenso, sino también la resistencia.
Shutz: el no menciona el término marco, pero habla de ámbitos finitos de
sentido y con ello quería expresar la idea de que en la vida de cada persona
existe situaciones o momentos, no forzosamente desconectados unos de
otros, que poseen su significación propia, una significación que proviene de
una situación estándar del significado que allí proyecta la mente de cada
participante.

En relación a la escuela: explicite sus funciones y cuál es la reflexión que realiza el


autor en relación a las funciones de la escuela en la etapa evolutiva.
Para dibujar una representación de los adolescentes escolares exige tomar en
consideración diferentes discursos:
 El discurso en voz alta de la sociedad: la familia, los pensadores, los políticos,
sobre la educación de la juventud, que es asumido por el sistema escolar y trasladado a
sus normas, metas y valores. No describe cómo son los adolescentes escolares, sino
cómo deberían ser.
 El discurso implícito del sistema escolar: se devela en la manera de organizar la
vida de los alumnos adolescentes, la distribución del tiempo, espacio, modalidades de
trato y control, estilo profesoral.
 El discurso de susurro de los propios adolescentes: que habla de su estancia por
el instituto o colegio donde se comportan al albur de sus estrategias adaptativas.

Un centro escolar donde pasan los adolescentes sus días son ámbitos de
desarrollo en conexión con los ámbitos de la familia y las amistades; escenarios de
actividades reguladas sujetas a transacciones entre profesores y alumnos y lugares
donde se debe dar entrada a alumnos como actores con sus intereses y necesidades.
Los adolescentes adoptan posturas personales (distanciamiento, crítica,
evaluación reflexiva) frente a todo aquello que el sistema escolar inculca como valores y
hábitos; la socialización no es sólo un proceso de impregnación o de impronta, los sujetos
adoptan un papel reactivo frente a la acción socializadora adulta y la propia idiosincrasia
adolescente selecciona patrones de conducta social.
Es difícil ofrecer resistencia a los implícitos del sistema escolar, por ejemplo:
 Erigir la competitividad como motivación para el estudio.
 Valorar la inteligencia como don de nacimiento.
 Premiar el buen comportamiento en lugar de las posturas intelectualmente críticas.
 Poblar las mentes de conocimientos desconectados de la realidad.
 Poner énfasis en los contenidos de conocimiento que en los procesos de
adquisición.

Una dimensión importante de la socialización escolar concierne a la orientación


profesional y la elección de la carrera. A la hora de decidirse, cada adolescente calibra sus
capacidades y evalúa el prestigio social de su carrera; la valoración que los adolescentes
hacen de su capacidad intelectual es un reflejo de la posición que ocupan en el ranking de
su curso escolar.
Los grupos de pares, con su influencia socializadora, existen dentro de un entorno
social e institucionalizado.
El sistema escolar es una instancia burocrática, se dedica a la clasificación, con
sus ingredientes de evaluación y competición. Los adolescentes intentan zafar de los
criterios escolares de excelencia, oponiendo los suyos, crean una competición que
compite con la escuela: deportes, atuendos, adornos, gusto, etc.
Los adultos profesores son necesarios para el adolescente en su búsqueda de
modelos de identificación, pero necesitan de profesores profesionalmente competentes y
de mente abiertas.
Al llegar la adolescencia, se evidencia un salto cualitativo que la abre al
pensamiento reflexivo., sumado a que esto está vinculado a los avances en la
construcción de su propio yo, al cual el adolescente incorpora sus experiencias, un
exacerbamiento de la subjetividad y una toma de conciencia aguda de su individualidad y
estos cambios producen repercusiones en el escenario escolar, la vida familiar y el mundo
extraescolar.
Existe una situación en la que muchos alumnos adolescentes por cuanto el
sentirse nadie a la hora de organizar la vida cotidiana escolar y la escasa dignidad que se
les reconoce les incitan a situarse en la oposición.
La relación alumno y profesor se da a través de una transacción, un equilibrio
dinámico donde se negocia:
 Los niveles de exigencia de una asignatura.
 La frecuencia de las evaluaciones.
 Formalidades de trato.
 El grado de atención que el alumno presta a las exposiciones del profesor.
También los alumnos echan mano a numerosos recursos como:
 Indagar a comienzo de año la línea de conducta del profesor.
 Filtrar la comunicación escuela familia.
 La consabida gama de trampas.

SUSANA STERNBACH. ADOLESCENCIAS: TIEMPO Y CUERPO EN LA


CULTURA ACTUAL.

La adolescencia no constituye un universal, sino que resulta definida según los discursos
de época.
La globalización impone sus coordenadas al tránsito adolescente. La tendencia a la
homogeneidad atraviesa fronteras geográficas e impregna a los adolescentes de
regiones distantes con estilos, modas, hábitos de consumo y anclajes identificatorios que
los igualan. El mundo tecno-mediático, comunica e identifica entre sí a los adolescentes,
dando lugar a nuevas demarcaciones virtuales de las nociones de cercanía y lejanía.
La aceleración imprime un sello inédito al registro cultural de la temporalidad, el
incremento de la velocidad, se expresa en múltiples aspectos de la vida cotidiana actual y
también penetra en las generaciones y en las diferencias entre ellas. El modelo
adolescente se impone y convoca al mundo adulto a permanecer en esta etapa,
actualmente erigida en un ideal colectivo.
Cada generación es hoy parte de una cultura diferente y, coexiste con las restantes con
códigos, valores y dialectos disímiles
Esta autora sugiere una noción plural, postula "las adolescencias"; refiriéndose a las
multiplicidades, dadas por las significaciones imaginarias sociales.
Características frecuentes en los adolescentes de hoy:
 La adolescencia se ha prolongado.
 La vida familiar se ha modificado, la familia no es hoy el principal, ni el único
agente de socialización y transmisión. La transmisión intergeneracional cede lugar
a modalidades de transmisión exogámicas, sustituyendo las identificaciones
centrales por otras extrafamiliares, produciendo mutaciones sustanciales en las
condiciones actuales de producción subjetiva.
 La noción misma de futuro y la de proyecto se han desdibujado en el plano social.
 El lugar idealizado que la cultura propone respecto de lo joven es el lugar del
consumidor. Una de las paradojas con que se encuentra el adolescente: ¿cómo es
posible consumir sin inserción laboral?
 Tendencia a la adolescentización social. (devaluación de la noción de proyecto).
 La diversidad de modelos identificatorios exogámicos y la fortaleza de los vínculos
de paridad son fuente de identificación.

La tarea clínica consistirá en acompañar al adolescente que nos consulta en ese proceso
de búsqueda que obliga a tramitar duelos e invita a bosquejar proyectos para un yo
disponible al porvenir.

Las nociones de pasado y de futuro han ido perdiendo relevancia, la desaparición de los
grandes relatos y la caída de las utopías, han contribuido al descrédito del porvenir como
guía, la época nos propone constituirnos en habitantes del puro presente.

El cuerpo: entre la docilidad y la potencialidad subjetivante.


Este cuerpo, biológico, sensorial, erógeno, imaginario y hablado es indisociable del
psiquismo, como también del encuentro con los otros investidos y con el lazo social
ampliado. El cuerpo es también producto de los discursos sociales, se produce desde una
realidad cultural y no meramente natural. En la actualidad se trata del cuerpo en su
dimensión estética, el cuerpo como imagen ocupa un lugar tan central en la
contemporaneidad que llega a constituir un verdadero capital estético, que opera como
criterio clasificador y organizador de las relaciones afectivas y sociales.
El cuerpo obligado, es el cuerpo talle uno; el ideal identificatorio concentrado en el yo
como imagen, espeja la superficie corporal de modo casi exclusivo, arrojando fuera de la
escena especular otros atributos yoicos, el yo queda subsumido en la imagen corporal,
siempre relativa al ideal de perfección según el canon de la época.
La separación entre sexualidad y reproducción, ligada a la caída de la indisolubilidad de la
unión conyugal. Hoy la genitalidad, no es sede de la transgresión, esta se sitúa en la
oralidad (qué y cuanto comer).
Algunos autores señalan un cierto desencantamiento del cuerpo y de la sexualidad.
La importancia de estas cuestiones, radica en que las problemáticas clínicas actuales
incluyen el cuerpo de modo central, los trastornos de la alimentación, las adicciones, las
impulsiones, las depresiones asentadas en lo corporal, las implosiones psicosomáticas;
obligan incluir al cuerpo como mensajero de un dolor que no logra acceder a la categoría
de sufrimiento psíquico y exige considerar las apelaciones actuales del imaginario
colectivo y su tramitación sintomal o creativa en la singularidad de cada situación clínica.

STERNBACH ADOLESCENCIAS: TIEMPO Y CUERPO EN LA CULTURA


ACTUAL

La autora va plantear en primera medida aquellos aspectos visibles complejos y


obstaculizadores del entendimiento sobre el fenómeno adolescente actual.
La adolescencia no constituye un universal, sino que resulta definida como tal, según los
discursos de la época. Incluso aquellos sujetos que hoy coincidimos en llamar
adolescentes no serían considerados así en otros tiempos y lugares.
La tendencia a la homogeneidad atraviesa las fronteras e impregna a los adolescentes de
regiones distantes. Estilos, modas, música, hábitos de consumo son anclajes
identificatorios que los igualan. Al mismo tiempo Las diferencias generacionales adoptan
modalidades novedosas.
La juventud y la adolescencia se imponen y convocan al mundo adulto a intentar
permanecer lo más cerca posible (en imagen, indumentaria, modos) de esa etapa
actualmente establecida en ideal colectivo.
¿Cuál es la frontera entre el campo de la psicopatología y las actuales y
seguramente inéditas modalidades de producción de subjetividad?
Las concepciones culturales acerca de lo sano y de lo enfermizo varían a lo largo de la
historia y de las sociedades. ¿Con qué nociones de psicopatología nos manejamos hoy?
Es claro que debemos complejizar nuestros instrumentos teórico-clínicos.
Cabe agregar una dificultad inherente a nuestra propia indagación: nuestra conformación
subjetiva, diferente a la de los adolescentes que nos consultan. ¿Cómo plantear un
discurso crítico cuando la adolescencia conforma justamente el ideal cultural y la crítica
social tiende a domesticarse?

Adolescencias
La adolescencia se ha prolongado. La OMS indica que la duración de la misma se ha
ampliado hasta los 25 años. Se pospone el ingreso a la adultez con su carga de
responsabilidad e independencia económica. Paradójicamente: la idealización de los
atributos de la juventud privilegia a ésta como bien para la inserción laboral. Destina una
jubilación prematura a los adultos, quedando expulsados del sistema productivo. La
adultez se está angostando, entre la juventud extendida y una vejez apresurada. Una
característica hoy, es que, la familia no es el principal y mucho menos único, agente de
socialización y transmisión.

El tiempo: entre la velocidad y el proyecto identificatorio


A diferencia de la modernidad clásica, las nociones de pasado y de futuro han ido
perdiendo relevancia. La época nos propone, constituirnos en “habitantes del puro
presente”.
El cuerpo: entre la docilidad y la potencialidad subjetivante
La noción de un cuerpo que se construye en el seno de los vínculos y del campo histórico-
social.
La relación con el cuerpo propio es inseparable de la relación con los otros. El cuerpo
adolescente resulta investido desde los discursos sociales. Habría, sin embrago que
corregir, se trata sólo del cuerpo en su dimensión estética. Es decir el YO queda
subsumido en la imagen corporal, siempre relativa al ideal de perfección según el canon
de la época.

El analista en los bordes


Ciertas condiciones de la cultura actual favorecen la aparición de trastornos que otorgan
al cuerpo un lugar protagónico hasta el punto de que Green, propone un corpoanálisis.
Junto con el vector del cuerpo también están las problemáticas ligadas a la temporalidad.
Situarnos en relación con estas problemáticas nos convoca a transitar los bordes:
- Los bordes entre niñez y adultez,
- los de la clínica actual,
- los bordes de nuestros saberes previos,
- finalmente los de nuestra misma posición analítica

UNIDAD 7
DIFICULTADES Y DESAFÍOS DE LA ADOLESCENCIA DE HOY
Principales problemáticas de la adolescencia: conducta adictiva, violencia,
embarazo adolescente. Conducta autodestructivas. Trastornos de alimentación
entre otros temas.

DOMENECH, LARRABURU, MONCADA Y FONT-MAYOLAS.


PERTURBACIONES EN EL DESARROLLO ADOLESCENTE: DEPRESIONES,
TRASTORNOS ALIMENTICIOS, DROGADICCIÓN, TABAQUISMO

1) Trastornos en el estado de ánimo en los adolescentes: depresión y labilidad


afectiva
Con la aparición de la pubertad, además de los cambios fisiológicos se experimentan
otros cambios cognitivos y sobretodo emocionales. Su estado de humor es muy
inconsistente.
Doble reflexión:
- Las manifestaciones de los trastornos emocionales son muy versátiles en los
adolescentes, solo se dan en determinadas situaciones o ante determinadas
personas.
- No todo trastorno emocional es patológico, por lo que trazar los límites entre lo que
es una variación “normal” del estado de ánimo y una patología resulta difícil. La
tristeza, al igual que la ansiedad, son emociones normales, no hay porque
revestirlas de connotaciones patológicas.

La depresión en los adolescentes


En la adolescencia no suele darse la depresión en estado puro. La mayor parte de las
veces está asociada a trastornos de ansiedad y conducta.
Una cuestión importante es la comorbilidad de la depresión con la distimia, lo que se
llama doble depresión:
 Episodios depresivos más severos y de mayor duración
 Riesgo de conductas suicidas, peor adaptación social
 Mayor frecuencia de comorbilidad con otros trastornos
El autor refiere que los valores cambiantes y la diversidad de criterios éticos de la
sociedad occidental también han privado a los adolescentes de un punto sólido de
referencia donde apoyarse.

La labilidad afectiva
Sería más un fragmento depresivo en la medida en que el número de síntomas es
reducido, su intensidad es escasa y su carácter evanescente aunque recurrente.

2. Trastornos de la conducta alimentaria: anorexia y bulimia.


Los trastornos de la conducta alimentaria engloban un amplio espectro de desviaciones
de la normalidad en relación con la comida. Las principales manifestaciones de estos
desordenes son la anorexia y la bulimia. El rasgo sobresaliente de la primera es la
apariencia de desnutrición extrema, el de la segunda la necesidad de purgarse o
vomitar todo alimento ingerido. Ambos trastornos comparten el terror fóbico a engordar
y la valoración de la delgadez por encima de la supervivencia. Son enfermedades que
se inician en la adolescencia y que cada vez se manifiestan más precozmente, casi al
final de la infancia.
Los trastornos de la conducta alimentaria son una de las patologías psiquiátricas más
frecuentes y preocupantes en la adolescencia por su alto índice de mortalidad
(aproximadamente un 10%) y por el dramatismo de su presentación. Las muertes
pueden ser causadas por desnutrición, suicidio o desequilibrio electrolítico.
Representan un grave problema en salud mental por su alta incidencia, su mal
pronóstico y su tendencia a la cronificación. Desde el punto de vista social, nuestra
sociedad contribuye de manera despreocupada e irresponsable a la existencia de esa
enfermedad –a sus inicios y su mantenimiento-, ya que tolera (o no hace nada para
impedir) los frecuentes mensajes mediáticos que transmiten un modelo físico ideal
inalcanzable.

Etiología
I. Entre los factores de riesgo de la primera etapa, estaría:
 La predisposición genética y familiar. Trastornos psiquiátricos en familiares
cercanos.
 Hay que considerar también los aspectos relacionados con la personalidad
de base, como son la baja autoestima y el excesivo perfeccionismo.
 La obesidad y sobrepeso previo puede ser un motivo del comienzo de una
dieta
II. La segunda etapa del desarrollo de la enfermedad iría desde el inicio de la dieta
hasta la enfermedad manifiesta.
III. En el mantenimiento de la enfermedad, ya en su tercera etapa, se considera que
la sobrevaloración del peso y la figura impiden su mejoría, a no ser que se
modifiquen en una terapia específicamente encaminada a ellos.

3. Drogadicción
Se define a la droga como cualquier sustancia que introducida en el cuerpo por
cualquier mecanismos de administración y tenga o no utilidad terapéutica, es capaz de
producir una modificación en la conducta del sujeto.

Situación actual del consumo de drogas en la población


Un hecho invariable en nuestro país es que las drogas de mayor consumo y las que
producen mayores problemas de salud pública son las drogas legales (alcohol y
tabaco); entre las no legalizadas, el cannabis es la que presenta mayor consumo.
El consumo de drogas durante la adolescencia ¿Por qué?
Entre los elementos para entender se encuentran:
- La sustancia: sus efectos facilitan la decisión del consumo por parte del
adolescente
- El individuo: la baja autoestima, la búsqueda de sensaciones y la impulsividad
tienen un peso importante en el desarrollo de actitudes positivas hacia el consumo
de drogas.
- El entorno: el entorno familiar (actitud y hábitos de los padres), el grupo social de
pertenencia o grupo de iguales (actitudes del grupo, percepción de consumo de
los iguales) y las influencias macrosociales (accesibilidad a las sustancias,
publicidad).

¿Todo consumo es problemático?


El consumo problemático se da cuando detectamos que la evolución del adolescentes
se ve seriamente alterada, cuando su socialización se detiene o se conflictualiza y
cuando todas sus otras dificultades comienzan a enmascararse detrás de su vida de
consumo.
El consumo no problemático es mayor que el consumo problemático.

Prevención
Entre los objetivos se distinguen:
- Reducción de la oferta a través de medidas legislativas o represivas y que afecten
a las drogas legales e ilegales.
- Reducción de la demanda del consumo
- Detección y orientación precoz
- La reducción de los problemas asociados al consumo

4. Los adolescentes y el consumo de tabaco


El consumo de tabaco constituye una verdadera epidemia por sus elevados costos de
morbilidad como de mortalidad, el final de la infancia y el comienzo de la adolescencia
son períodos críticos en el inicio del consumo. El consumo de tabaco en la
adolescencia se relaciona con el consumo de otras drogas, con ansiedad y con
trastornos psicopatológicos.
El proceso de convertirse en fumador regular
Cinco estadios del proceso de adquisición de la conducta de fumar:
I. Preparación
II. Iniciación
III. Experimentación
IV. Habituación
V. Mantenimiento o dependencia

¿Qué factores psicosociales influyen en el paso sucesivo por estos estadios?


 La publicidad del tabaco
 Los modelos adultos familiares fumadores
 Los amigos fumadores
 Disponibilidad de los cigarrillos
 Habilidades para afrontar la presión del grupo
 Beneficios percibidos del fumar

Estrategias de intervención
a) Evitar o retardar el inicio del consumo de tabaco
 Regulación de la publicidad
 Socialización antitabaco por parte de los padres
 Campañas de prevención temprana del tabaquismo
b) Suscitar el abandono del consumo precoz a los adolescentes: intervenciones
psicosociales y farmacológicas
 Técnicas psicológicas de terapia farmacológica
 Consejo para dejar de fumar

LÓPEZ FUENTETAJA – CASTRO MASÓ: CONDUCTAS DE RIESGO EN LA


ADOLESCENCIA

El riesgo es inherente al crecimiento y al proceso de autonomía y de la vida; la


adolescencia se caracteriza por el abandono paulatino de las formas de protección, en
beneficio del desarrollo en los hijos de su propia capacidad de autocuidado.
En la adolescencia se encuentran actuaciones o conductas actuadoras, donde
se actúa sin pensar, llevado por motivaciones desconocidas.
Cuando hablamos de conducta de riesgo nos referimos a un patrón persistente
en cuanto a la forma de actuar del adolescente que conlleva una alta probabilidad de
sufrir un daño hacia sí mismo o producirlo en otro, además de posibles alteraciones en el
desarrollo; entre las conductas de riesgo se pueden incluir:
 Las relacionadas con los hábitos de consumo de alcohol y tóxicos
 El abandono precoz de la formación académica
 Las que se derivan de la violencia.
 Las que ponen en peligro la propia integridad física o la de otros, el servicio de
juegos y competiciones.
 Las que conllevan un carácter delictivo.
 Toda clase de comportamiento que compromete el proceso del desarrollo y que
tienen consecuencias sobre la configuración de la propia identidad.
Para el adolescente cobra un valor esencial el juicio con el que los demás puedan
sancionar sus actos; nos referimos a las personas relevantes y a los grupos de pares.
Es necesario contemplar las conductas de riesgos en la adolescencia desde sus
diferentes acepciones:
o A modo de indicadores y alarmas.
o Como conductas cuyas consecuencias directas conllevarían daños.
o Relativa incidencia de estos comportamientos sobre un sujeto en desarrollo; las
conductas de riesgos pueden comprometer el futuro del individuo, afectando a todos los
niveles del espectro evolutivo: personal, evolutivo, académico, laboral y social.

Por qué unos sí y otros no


Siendo la adolescencia un período proclive para la aparición de conductas que
conlleva riesgos, es cierto que no todos los adolescentes actúan de la misma forma , ni se
exponen por igual a los peligros que pueden aparecer en su nuevo contexto.
Tampoco las conductas de riesgos de aparición en la adolescencia tienen un poder
predictivo por sí mismas de una evolución hacia lo antisocial o autodestructivo.
El factor de riesgo está referido a las características individuales o del entorno
inmediato que exponen al chico a peligros relacionados con la integridad física o con su
desarrollo psicológico y social.
La vulnerabilidad es la fragilidad estructural de la organización psíquica, que en la
etapa adolescente, llena de incertidumbre e inestabilidad, puede encontrar una forma de
compensación en funcionamiento en los que la acción se imponga rotundamente al
pensamiento.
El proceso de interiorización de límites, ya iniciado desde la infancia
desempeña un papel organizador para la constitución de la identidad en la adolescencia.
La discriminación de los estados internos es un logro evolutivo que consiste en poder
reconocer emociones, afectos o pensamientos propios y conectarlos con factores internos
o externos que los generan o inciden sobre ellos.
El propio pensamiento se convertiría en un recurso que le permitiría
comprenderse y manejar la conducta.
La inconsistencia personal, vivida como inaceptable en un momento en el que
se siente la necesidad de ser importante, sobre todo para otros de los que se espera
ratificación, será uno de los mayores determinantes para la aparición de conductas de
riesgos.

Factores intervinientes
Cuando se estudian las conductas de riesgo en la adolescencia, se contempla
inevitablemente a la familia en la que el adolescente ha crecido y el entorno social en
las que ambos están inmersos; estos elementos pueden llegar a ser decisivos en cuanto a
la aparición de conductas de riesgos, en su cronificación o constituirse en un factor
protector.
La familia es un lugar privilegiado donde encontrar esos agentes favorables para
sortear gran parte de las dificultades que presenta la adolescencia.
Entre los factores de riesgo que podemos encontrar dentro de la familia se
encuentran:
Inestabilidad familiar, presencia de conflictos recurrentes, rupturas
Inconsistencia en cuanto al establecimiento y mantenimiento de límites por parte de los
padres.
Inestabilidad psicológica de los padres.
Experiencias de abandono y / o institucionalización temprana
Adicciones y/o comportamientos violentos en los padres.
Antecedentes psicopatológicos de los padres.
Escasa o nula implicación paterna en la crianza y educación de los hijos.

Las disfunciones en el ejercicio de las funciones parentales se constituyen en un


factor de riesgo.
Determinados comportamientos antisociales aparecen ligados con mayor
frecuencia a situaciones de carencia y deprivación social; no existe conductas de riesgo
como patrimonio de una clase social económica determinada, sino que el poder
adquisitivo y el círculo social al que los chicos pertenecen, adoptarán unas formas u otras,
se manifestarán en unos ambientes u otros.
Las conductas de riesgo, como pueden ser el consumo de drogas, están
relacionadas con la impulsividad y están desprovistas de otra intencionalidad que no sea
la de calmar una tensión, aunque este alivio provenga del hecho de relegar el
pensamiento ante la urgencia de la satisfacción inmediata.

¿Dónde está el peligro?


En la actualidad y en sociedades como la nuestra, el riesgo en los adolescentes
aparece ligado a las formas de diversión.

El consumo de tóxicos
La adolescencia es un momento proclive para el consumo de sustancias adictivas;
algunas de ellas están prohibidas exclusivamente a menores, como es el caso del alcohol
y del tabaco. Su consumo se identifica, para muchos adolescentes, con la adquisición de
estatus adulto. Otras, las drogas llamadas ilegales, hacen extensiva su prohibición.
Ambas comparten el carácter normativo en su uso, es decir, su no consumo es una
cuestión de ley, de ahí es que se ofrezcan como vía preferente de actuación /
confrontación para no pocos adolescentes.

Prácticas sexuales de riesgo


La sexualidad como eje sobre el que gravita el descubrimiento del adolescente, se
convierte en terreno lleno de inseguridades y temores, al tiempo que de deseos. La
sexualidad como patrimonio de los adultos queda cuestionada por el adolescente. La
actividad sexual conlleva en la adolescencia un sentimiento de transgresión, de
apropiación de algo que correspondía a los adultos, de ahí el sentimiento de culpa
asociado.
El hecho de tener relaciones sexuales, por sí solo, no se convierte en adulto.
El cuerpo del adolescente puede estar preparado para la función reproductora,
cosa distinta es la sexualidad.
El carácter o no de conducta de riesgo en cuanto a la sexualidad estará
determinado por:
 El funcionamiento global del adolescente en la que la experiencia sexual deberá
ser integrada.
 La medida en que la experiencia sexual esté articulada dentro del sistema mental
del adolescente y no como conducta ajena al resto de su entramado emocional.
 La capacidad de autoprotección del adolescente.
 El desarrollo psicoafectivo a lo largo de su vida.
Para muchos adolescentes, la información que proviene de los adultos es
interpretada en clave de control o ajena completamente a la realidad que ellos viven.

Buscando emociones
Existen otras formas de exponerse al riesgo a través de comportamientos donde la
búsqueda de peligro es el principal aliciente y que en su máxima expresión cobran
carácter delictivo; nos referimos a la conducción de motos y automóviles de forma
temeraria o a juegos en los que se expone el mismo o a otros en peligro. Son conductas
que buscan un grado de emoción ligada a la sensación de estar en peligro, aunque sea
de muerte. Este impulso es lo que confiere tal poder destructivo, hacia sí mismo o hacia
los otros.
Es frecuente que cometan estos actos bajo efectos de las drogas, ya que contribuyen a
maximizar la propia imagen, hasta convertirla en omnipotente, sin límites ni fisuras; en
otras ocasiones, son verdaderos retos a la muerte, incluso se la busca.

COSAS IMPORTANTES
 Confrontación generacional:

Autores que hablan de confrontación generacional: Kancyper, Merea, Palazzini. (Son


los más importantes).
Saholaver vincula confrontación con Rearmado del Superyó: “como consecuencia del
aflojamiento de lazos endogámicos e incestuosos el superyó adolescente pierde
apoyadura y se debilita, las identificaciones con los objetos parentales son
cuestionadas el adolescente no quiere ser como sus padres.
El conflicto generacional es fundamental para desmontar al superyó infantil abriendo el
proceso de rearmado superyóico adolescente esta rearmado deberá estar concluido al
entrar a adultez. Durante el rearmado superyóico las tres subestructuras del superyó
pueden sufrir avatares”

 Subjetividad: autores que hablan de Ella: Cartolano, Lerner y Sternbach

Según Lerner: “Es la posibilidad que tiene un sujeto de crear al otro, al mundo, así mismo.
La condición y marca para la producción de la Subjetividad, están dados por el
intercambio social y también están dados estructuralmente.

Frente a distintos contextos sociales la subjetividad o la producción de la misma variaran


de acuerdo con los vínculos que se establezcan con los diferentes medios sociales en
que se desarrolle un sujeto.

Lerner también define Identidad y dice que esta se vincula con la subjetividad.

Según Sternbach: “Cambios sociales y culturales que han producido grandes cambios en
la producción de subjetividad y en la adolescencia.

La cultura produce configuraciones subjetivas congruentes con sus propuestas


identificatorias, sus ideales, prohibiciones.

Es necesario que la mirada psicoanalítica amplié su lectura de la subjetividad, teniendo en


cuenta lo socio-historico, las condiciones de época. Desde esta lectura intentaremos
agregar elementos que nos ayuden a acompañar a los adolescentes de hoy.

 Concepto de proyecto identificatorio:

El proyecto identificatorio es la sede, es decir la base sobre la cual, el yo del


adolescente (su identidad en construcción) sienta sus bases para ir construyendo sus
propios ideales (ideal del yo), SE RELACIONA CON LA ALTERACION EN LA
CONSTITUCION PSIQUICA PROPIA DE LA NIÑEZ (donde predominaba el Yo ideal
(idealización), PARA PODER IR COMPLEJIZANDO SU PSIQUISMO Y PODER
DECIDIR HACIA SU FUTURO basando se en las propias aspiraciones (Ideal del yo).

Autores que lo mencionan: Sternbah, Palazzini

- Según Sternbach: “como proyecto identificatorio y como sede de ideales que


habrán de funcionar como horizonte desiderativo para un yo en movimiento hacia
el porvenir”.

- Según Palazzini: “El Proyecto Identificatorio implica movilidad psíquica y acciones


específicas. Sostener un Proyecto y desplegarlo requiere de la creación de
soportes vinculares exogámicos que comprenden la libidinización del encuentro
con otros”.

 Concepto de “identidad”

Los autores que debemos nombrar y articular son: Palazzini, Moujan y Rother
Hornstein.

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