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Ley de la administración publica

A lo largo de los años, la Administración Pública se ha visto afectada por una serie de
cambios estructurales a los fines de su adaptación a la realidad histórica que el gobierno
bolivariano debe confrontar constantemente. Es así, como la presente ley surge en virtud de
la necesidad de la construcción de un sistema administrativo idóneo, dirigido a rescatar la
economía nacional, la eficacia y la eficiencia de las estructuras públicas reforzando y
fortaleciendo valores esenciales del ejercicio de la función pública, enmarcada en los
principios de solidaridad, honestidad, responsabilidad, vocación de trabajo, amor al
prójimo, e inspirados a su vez en la optima ética y moral de los ciudadanos, todo ello con el
fin de contrarrestar la corrupción y el burocratismo.

En tal sentido, el objeto que persigue dicha ley radica en establecer los principios,
bases y lineamientos que rigen la organización y el funcionamiento de la Administración
Pública; así como también, regular los compromisos de gestión; creando mecanismos para
promover la participación popular y el control administrativo, dando paso al seguimiento y
evaluación de las políticas, planes y proyectos públicos; con el propósito de establecer las
normas básicas sobre los archivos y registros de la Administración Pública en el territorio
venezolano. De igual manera, la administración pública se fundamenta en propiciar las
pautas y normas consagradas en nuestra carta magna y en especial, garantizando a todas
las personas, el goce y ejercicio de los derechos humanos.

Significa entonces, que la administración publica está al servicio de los ciudadanos y


ciudadanas sin importar su ubicación territorial, garantizando a su vez la atención
oportuna, eficaz y eficiente de la población. De igual manera, cabe aludir que la misma es la
actividad esencial correspondiente al Poder Ejecutivo y simplemente hace referencia a las
acciones de gestión, que el titular de la misma desempeña sobre los bienes del Estado para
suministrarlos de forma inmediata y permanente, a la satisfacción de las necesidades
públicas y lograr con ello el bien general.

Dicho esto, resulta imperante señalar que esta Ley fue creada con la finalidad de
ampliar y organizar la administración del Estado atendiendo a la organización
y competencia de los poderes públicos nacionales, establecidos en la Constitución de forma
descentralizada, regulando políticas administrativas y estableciendo normas básicas sobre
los archivos y registros públicos.
Así mismo, dentro de las ordenanzas establecidas para la legislación de la
administración pública se dictó el Decreto con Rango y Fuerza de Ley Sobre Simplificación
de Trámites Administrativos, cabe destacar que dentro del contexto de dicho Decreto, se
establecieron un conjunto de bases, lineamientos y mecanismos dirigidos a racionalizar las
distintas tramitaciones que realizan las personas ante la Administración Pública Nacional.
En este mismo sentido, se hace necesario conceptualizar que el mismo se aplicará a los
órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal. Puesto que La
simplificación de los trámites administrativos busca sistematizar y optimizar las
tramitaciones que realizan las personas, con fines de mejorar su eficacia, eficiencia,
pertinencia, y utilidad; logrando así una mayor celeridad y funcionalidad en las mismas,
reduciendo de este modo los gastos operativos, obteniendo ahorros presupuestarios,
cubriendo las insuficiencias de carácter fiscal y mejorando las relación de la Administración
Pública con la población venezolana.

Por otra parte, la simplificación de trámites administrativos se basa en los principios


de simplicidad, transparencia, celeridad, eficacia, eficiencia, rendición de cuentas,
solidaridad, presunción de buena fe del interesado o interesada, responsabilidad en el
ejercicio de la función pública, desconcentración en la toma de decisiones por parte de los
órganos de dirección y su actuación debe estar dirigida al servicio de las personas.

Por su parte, se hace necesario sintetizar que la simplificación resulta imprescindible


para la obtención de autorizaciones, permisos, licencias, concesiones, certificaciones y
registros de importancia para el normal desenvolvimiento de las actividades personales y
económicas del territorio venezolano. La ley tendrá alto impacto positivo en el funcionamiento

de nuestra sociedad, ya que aligera los trámites y requisitos burocráticos, haciendo mucho más
fluida y eficiente la relación entre la sociedad y el Estado.

En el mismo orden de ideas, se hace pertinente aludir que de la misma manera


contamos con la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Publico, la cual es
una herramienta gubernamental de suma relevancia para todas las instituciones públicas
del país. Ya que todos los programas y fondos que se crean a partir de esta ley sirven para
captar y administrar todos los ingresos que tiene el Estado por concepto de los negocios
que competen al desarrollo del mismo, petróleo principalmente. Hay que tener en cuenta,
además, que dicha ley resulta imperante porque de ella se emanan todas las condiciones
para que el sistema tributario funcione óptimamente. La Ley Orgánica de la Administración
Financiera del Sector Publico incito a la creación de un Ministerio, el del Poder Popular
para la Planificación y Finanzas.

Con el fin de optimizar lo establecido en la ley expuesta anteriormente, resulta


necesario destacar, que el gobierno venezolano se vio en la imperiosa necesidad de
proponer un parlamento comisionado para modificar, cambiar o sustituir la ley o leyes que
estén vigentes en el país, todo ello con la finalidad de mejorarlas y adaptarlas a una
realidad existente, que puede diferir poco o mucho. En otras palabras una reforma tiene por
objeto una revisión parcial de una ley y la sustitución de una o varias de sus normas que no
modifiquen la estructura y principios fundamentales del texto constitucional. En tal sentido,
la modificación efectuada a la Ley Orgánica De La Administración Financiera se fundamento
en promover la seguridad nacional en cuanto al presupuesto del mismo se refiere.

Para concluir, se considera oportuno manifestar que el fracaso de la simplificación de


trámites administrativos en el país nos debe llamar a la reflexión, donde el más importante
aprendizaje de este proceso es que la mejoría del desempeño público no depende de una o
varias leyes, sino de la capacidad que la sociedad tenga para emprender las acciones
políticas y de participación ciudadana que edifiquen y fortalezcan a las instituciones que
logren promover un nuevo paradigma cultural de eficiencia en la función ejercida por los
servidores públicos. Para ello se requiere, más que de una Ley, del liderazgo, participación
y compromiso de una sociedad consciente de la necesidad de ese cambio de paradigma.

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