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1.

2 Antecedentes

A continuación se presentan algunas investigaciones previas al tema:

Ovalle (2016), en su tesis titulada coeficiente intelectual y agresividad con niños entre las
edades de 8 y 11 años. El objetivo fue si hay alguna correlación entre el coeficiente
intelectual y la agresividad. Con una muestra comprobada de 93 niños y niñas entre las
edades de 8 y 11 años, estudiantes de la Escuela Oficial Rural Mixta Curruchique de
Salcajá, departamento de Quetzaltenango. Los instrumentos que se utilizaron fueron la
prueba de inteligencia general I.G.82 de nivel medio modificación y adaptación de Ávila,
el otro instrumento que se utilizó fue la escala MESSY The Matson Evolution Of Social
Skill in Youngsters (MESSY) de Matson, Rotatori y Helsel (1983). Su estudio fue de tipo
cuantitativo descriptivo y correlacional que a su vez el procedimiento estadístico que se
utilizó fue la correlación de Person. Concluyó el estudio que el coeficiente intelectual no
tiene una relación directa con las conductas agresivas, sin embargo, estudiando
cualquiera de las dos variables se mejorara la calidad de vida de los estudiantes.
Recomendó reforzar constantemente los conocimientos de los estudiantes y a la vez
realizar talleres de concientización a padres de familia, docentes y plantel estudiantil
cuando hay conductas agresivas y buscar ayuda de un profesional en centros de salud
gratuitos.

González (2014), elaboró un estudio de creatividad y su influencia en el coeficiente


intelectual del niño. El objetivo fue encontrar la relación de la creatividad y cómo influye
en el coeficiente intelectual del niño. En su muestra constaba de 75 niños estudiantes en
el centro educativo Colegio El Pilar, entre las edades de 7 a 12 años. Los instrumentos
que se utilizaron para este estudio fueron el test de creatividad de José María Martínez
Beltrán en sus dos formas: Forma 1, en la versión española, forma del E.G.B, para
estudiantes de 2do. hasta 1ero. Año de secundaria y Forma 2, la versión para
bachillerato; por otra parte para la medición de la inteligencia se utilizó el test I.G82 nivel
inferior. Su estudio fue de tipo descriptiva y la metodología estadística que se usó fue
media aritmética en muestras relacionadas y se aplicó el método de correlación.
Concluyó que estimulando y desarrollando adecuadamente en las instituciones
educativas, la creatividad hará que fortalezca el coeficiente intelectual en los niños; a la
vez que los resultados de coeficiente intelectual son elevados. Recomendó hacer talleres
para desarrollar la libre expresión de los niños, mejorando sus habilidades sociales,
solución de problema y como también el coeficiente intelectual.

Archila (2016), realizó un estudio de relación entre el coeficiente intelectual y las


habilidades sociales de los adolescentes del hogar Tío Juan. Su objetivo fue saber si hay
una relación entre el coeficiente intelectual y las habilidades sociales de los adolescentes
varones institucionalizados en el hogar Tío Juan. Su muestra fue 20 adolescentes que
contaban con 14 años de edad. Los instrumentos que se aplicaron a los jóvenes fueron
el Test Otis Auto aplicados de Habilidades Mentales Intermedio, Forma A, por Arthur S.
Otis, Ph, D. adaptación española: Harcourt, Brace, y la EHS-Escala de Habilidades
Sociales por Elena Gismero Gonzales. Su tipo de estudio fue un enfoque cuantitativo, de
tipo no experimental con alcance correlacional, por el tipo de estudio la metodología
estadística fue la media. Concluyó estadísticamente no existe alguna correlación entre
las habilidades sociales y el coeficiente intelectual, sin embargo, los resultados fueron
bajos. Recomendando realizar programas en donde los jóvenes puedan mejorar sus
capacidades sociales y cognitivas, como así también talleres donde los jóvenes puedan
hacer preguntas y aclarar dudas con tema mencionado.

Anleu (2015), elaboró un artículo sobre musicoterapia y coeficiente intelectual en niños.


Su objetivo fue saber la influencia que puede llegar a tener la musicoterapia en el
coeficiente intelectual de los niños. Con una muestra de 40 niños entre las edades de 4
a 9 años en el Colegio de Desarrollo Integral T.T. del municipio la Esperanza del
departamento de Quetzaltenango. Los instrumentos que se usaron fue la prueba de
aptitudes generales del Dr. Juan García Yagüe y la prueba I.G. 82. Su estudio fue un
enfoque cuasi-experimental y el procedimiento estadístico fue correlacional y la T de
Student. Concluyó que las técnicas de la musicoterapia favoreció el coeficiente intelectual
de los niños. Recomendó que es necesario realizar actividades que involucren la
escucha, el movimiento corporal, el estímulo que incorpora la musicoterapia en los niños
a temprana edad, para elevar el coeficiente intelectual.
Villacís (2017), realizó un estudio sobre la relación entre el coeficiente intelectual y las
habilidades sociales en niños. El objetivo fue analizar la relación entre el coeficiente
intelectual en los niños de cuarto y quinto año de la Unidad Educativa Joaquín Lalama de
la Ciudad de Ambato con las habilidades sociales. Con una muestra de 37 niños
referentes a dicha institución tanto en jornadas matutina como vespertina. Los
instrumentos que se utilizaron para este estudio fueron RAIS Escala de inteligencia de
Reynolds de autoras Cecil R. Reynolds y Randy W. Kamphaus; y la Escala MESSY de
autores Trianes, Blanca, Muñoz, Cardelle-Elewar & Infante (2002). Su tipo de estudio fue
cuantitativo, transversal y correlacional. Concluyó que si existe una relación entre el
coeficiente intelectual y las habilidades sociales, sin embargo, los varones obtuvieron
mayores puntuaciones en comparación con las mujeres en el coeficiente intelectual.
Recomendó que se le debe dar seguimiento a los casos de coeficiente intelectual bajo,
como también realizar estudios socioculturales relacionado con el tema.

Pardo y Torres (2015), elaboraron un estudio sobre la asociación entre la presencia de


fluorosis dental y los niveles de coeficiente intelectual de niños escolares de Cartagena.
Su objetivo fue determinar la relación entre la presencia de fluorosis dental y los niveles
de coeficiente intelectual en niños escolares. En su muestra fue de 106 niños y fue
dividida en 51 casos y 55 controles, entre las edades de 6 y 13 años en la ciudad de
Cartagena de Indias. El instrumento que se le aplicó a la muestra de niños fue el Test
Breve de Inteligencia de Reynolds (RIST) por la Dra. María Quintana (psicóloga). Su tipo
de estudio fue analíticos de casos y controles. Concluyeron que no existe una relación
entre la presencia de fluorosis dental y el coeficiente intelectual, sin embargo, es
necesario seguir investigando desde el momento en que la fluorosis comience a tener
efectos sobre el coeficiente intelectal. Recomendaron capacitar tanto a personal de salud
de diferentes niveles como a padres de familia sobre la importancia de la fluorosis en
mujeres gestantes, y continuar con el estudio epidemiológico sobre el contenido de fluor
en los diferentes fuentes de consumo humano.

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