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ALEXANDER FRANCO ENCISO

“DIAGNÓSTICO Y PLAN DE MANEJO ARQEUOLÓGICO


PRELIMINAR PARA LOS CONTRATOS DE CONCESIÓN
MINERA 3160R Y DHK-161. SAN PABLO DE BORBÚR,
BOYACÁ”.

BOGOTÁ D.C
ABRIL DE 2014
1.0 PRESENTACIÓN

1.1. Planteamiento y justificación.


El estudio arqueológico a realizar para el proyecto minero referido se efectúa no solo como
prerrequisito para la obtención de la licencia ambiental sino como un insumo para las subsiguientes
fases de exploración y de investigación multidisciplinaria en el área de influencia del proyecto. En
efecto, la investigación arqueológica ha consistido en la revisión de fuentes documentales
relacionadas con los estudios realizados, primeramente para el municipio de San Pablo de Borbur
y en general para el departamento de Boyacá. Es de destacar que en el área predominan
unidades de paisaje del tipo escarpe de ladera inferior, lo cual dificultará no solo la prospección –
la cual se deberá efectuar cuando hayan diseños definitivos y con antelación a las obras civiles
que se vayan a realizar- sino la inspección debido a sus fuertes pendientes.

En campo se ha revisado la estratigrafía así como la topografía general del área de influencia
directa del proyecto. Es de resaltar que la mayoría de las etapas del mismo se realizarán en suelos
altamente modificados por acciones antrópicas recientes. La revisión de los perfiles, los cortes de
la vía, las obras complementarias y los antecedentes de intervenciones pasadas en el sector nos
permitirán evaluar el potencial arqueológico de toda el área. Para esta zona en particular del
municipio, y de acuerdo con la información consultada en la biblioteca del Icanh, se reporta
potencial arqueológico alto no obstante la poca información disponible; la guaquería
generalizada y los pocos estudios efectuados hasta la fecha

1.1.1 Antecedentes del proyecto minero.

Como titular de los contratos de concesión 3160R y DHK-161, el señor JOSE DOMINGO GARCíA
GARCíA inició el trámite pertinente ante Ingeominas en el año 2002 y 2001, respectivamente
consiguiéndose el contrato de concesión para minería de esmeraldas, en el municipio de San Pablo
de Borbur, con una duración de 29 años para cada uno a la inscripción de los mismo en el registro
minero el día 08 de agosto de 2003 el contrato 3160R y el día 31 de marzo de 2003 el contrato DHK-
161.

Por ello se han adquirido compromisos con la firma del contrato entre el titular y la Agencia
Nacional de minería Anteriormente llamada INGEOMINAS; por esto también se lleva a cabo el
cumplimiento de los diferentes requerimientos suscritos empezando desde las diferentes etapas de
exploración hasta la etapa de explotación y cierre del proyecto.

Así mismo se establecerá dentro de este Estudio el diseño minero para una explotación
técnicamente y ambientalmente viable sugiriéndose una serie de procedimientos, formas y
técnicas para mitigar los diversos impactos que se puedan originar durante la explotación del
mineral en cuestión, al igual se implementara un sistema de seguimiento y monitoreo para controlar
la posibilidad de estos impactos ambientales tanto dentro o fuera de la zona del proyecto.

Con respecto a la infraestructura, esta nos permitirá mitigar el impacto generado en la disposición
de estériles al igual que el transporte de los mismos, para ello se propondrá una serie de medidas
dentro del plan de manejo ambiental que se encontrara dentro de este Estudio.
1.2 Ubicación y coordenadas de los polígonos.

Ubicación

Departamento:
Boyacá
Municipio:
San Pablo de Borbur

Vereda:
Bejucal, Llano Grande y El Consuelo.

El área de integración de los contratos de concesión 3160R y DHK-161 está ubicada al nororiente
del municipio de San Pablo de Borbur, en inmediaciones entre las veredas Bejucal, Llano Grande Y
El consuelo, a una distancia aproximada de 6.63 Kilómetros del casco urbano del municipio. Con
áreas y coordenadas como se describen adelante;

El contrato de concesión 3160R con un área de 86 hectáreas y 8.253 metros cuadrados, el cual
cuyas coordenadas son:

El área de integración de los contratos de concesión 3160R y DHK-161 está ubicada al


nororiente del municipio de San Pablo de Borbur, entre las veredas Bejucal, Llano Grande
Y El Consuelo, a una distancia aproximada de 6.63 Kilómetros del casco urbano del
municipio.

Contrato de concesión 3160R con un área de 86 hectáreas y 8.253 metros cuadrados, sus
coordenadas son:

Tabla 1. Coordenadas Contrato de Concesión 3160R

PUNTO COORDENADA COORDENADA


INICIAL NORTE INICIAL ESTE INICIAL
P.A. 1.123.600,000 999.250,000
1 1.124.000,000 998.713,553
2 1.124.000,000 999.853,196
3 1.123.869,661 999.853,196
4 1.123.441,304 999.357,377
5 1.123.146,240 999.612,294
6 1.122.867,048 999.142,551
7 1.123.163,836 999.732,975
Fuente. Registro minero Contrato de Concesión 3160R

Contrato de concesión DHK-161 con un área de 222 hectáreas y 4421.5 metros cuadrados,
sus coordenadas son:

Tabla 2. Coordenadas Contrato de Concesión DHK-161


PUNTO COORDENADA COORDENADA
INICIAL NORTE INICIAL ESTE INICIAL
P.A. 1.123.600,000 999.250,000
1 1.123.146,000 999.612,000
2 1.122.867,000 999.142,000
3 1.123.164,000 998.733,000
4 1.124.000,000 998.714,000
5 1.124.000,000 998.287,000
6 1.123.420,000 997.730,000
7 1.123.625,000 997.500,000
8 1.123.000,000 997.500,000
9 1.123.000,000 998.000,000
10 1.122.000,000 998.000,000
11 1.122.000,000 999.000,000
Fuente. Registró Minero Nacional, Contrato de Concesión DHK-161

Los Contratos de concesión 3160R y DHK-161 con un área de integración de 309 hectáreas
y 2674.5 metros cuadrados, cuyas coordenadas son:
Tabla 3. Coordenadas del Polígono de Integración de Área
PUNTO COORDENADA COORDENADA
INICIAL NORTE INICIAL ESTE INICIAL
1 1.123.146,000 999.612,000
2 1.123.146,240 999.612,294
3 1.123.441,304 999.357,377
4 1.123.864,661 999.853,000
5 1.124.000,000 999.853,196
6 1.124.000,000 998.287,000
7 1.123.420,000 997.730,000
8 1.123.625,000 997.500,000
9 1.123.000,000 997.500,000
10 1.123.000,000 998.000,000
11 1.122.000,000 998.000,000
12 1.122.000,000 999.000,000
Fuente. Oficio para Integración de los Contratos de Concesión 3160R y DHK-161
Figura 1. Ubicación del área asignada por concesión

1.3 Aspectos físicos

La topografía del Municipio de San Pablo de Borbur es totalmente quebrada, corresponde


al relieve de la Cordillera Oriental, que va desde los 457 hasta los 1500 msnm, el terreno es
fuertemente ondulado con pendientes mayores del 50%, predominando las colinas y
montañas.

La cabecera municipal se encuentra a una altura de 830 metros sobre el nivel mar, posee
un clima cálido que se caracteriza por la diversidad de terrazas climáticas templadas en
la mayoría de su superficie y cálidas en su área menor.

1.3.1 Geomorfología regional

La zona a nivel regional desde el punto de vista geomorfológico se ubica en la región


montañosa, correspondiente al cinturón esmeraldifero occidental y al costado oriental de
la cuenca del Río Magdalena; topográficamente se encuentran elevaciones entre los 300
y los 1500 m.s.n.m., la morfología de terrenos planos es muy pequeña y predominan laderas
desde moderadamente inclinadas hasta muy abruptas, moderadamente largas, de forma
convexa.
El relieve se caracteriza por montañas y colinas, algunas de forma alargada generalmente
en la dirección del rumbo de los estratos, de cima aguda o redondeada, debido a la
erosión de las crestas de Montañas; predomina la morfología de montañas y colinas
denudadas.

Regionalmente la zona se encuentra afectada por procesos de remoción en masa,


correspondientes al desarrollo de terracetas, erosión laminar, resultado de las prácticas de
ganadería extensiva en zonas de laderas inclinadas y muy inclinadas, en terrenos
moderadamente disectados, con drenajes de tipo rectangular principalmente.

Para determinar la geomorfología de la región, se utilizó la clasificación geomorfológica


hecha por Hugo Villota en el libro Geomorfología Aplicada a Levantamientos Edafológicos
y Zonificación Física de Tierras1, se identificaron unidades de origen denudacional, que son
aquellas geoformas producto del modelamiento de la superficie por procesos
degradacionales antiguos o recientes; unidades de origen estructural que comprenden
aquellas geoformas que presentan algún control estructural por fallas, pliegues,
estratificación, y que pueden ser afectadas por fenómenos denudacionales.

FORMAS DE ORIGEN DENUDACIONAL

Pendiente Denudativa (Pde): Pendientes moderadamente inclinadas a muy inclinadas,


con pendientes 20 y 50 grados, caracterizadas por laderas moderadamente largas, de
formas convexas, moderadamente disectadas con patrones de drenajes subparalelo y
subdendrítico. El uso del suelo corresponde a pastos, rastrojo y arbustos. Como fenómenos
degradacionales se identifican principalmente terracetas, erosión laminar incipiente y en
algunas ocasiones.

Colinas residuales (Cre). Colinas pequeñas sobresalientes en el relieve, constituidas por


rocas más resistentes, como es el caso de las calizas de la formación Rosa Blanca. La
pendiente es suave a moderada y se observan procesos de remoción en masa, con
predominio de formas pseudocársticas, así como procesos de erosión lineal con surcos y
cárcavas concentradas. Los suelos son poco evolucionados, superficiales a profundos,
francoarenosos, ácidos y pobremente drenados.

1 VILLOTA, H., Geomorfología Aplicada a Levantamientos Edafológicos y Zonificación Física de Tierras, Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, Segunda Edición, página 66, Santa fe de Bogotá. 1.981.
Foto 1. Colinas residuales

Zonas Escarpadas (Zes). Caracterizadas por pendientes casi verticales, constituidas por
material rocoso, generalmente presentan muy poca cobertura vegetal de bosques, o
están desprovistas de vegetación debido a su verticalidad se encuentran ubicadas en las
márgenes de la quebrada Honda en zonas donde se encuentra bastante encañonada.

Foto 1. Zonas escarpadas

FORMAS DE ORIGEN ESTRUCTURAL.


Crestas monoclinales (Cm): paisajes conocidos como “cuchillas” presentan cimas
sabagudas y escarpes de densidad baja escasamente disectados, resultan de la
degradación de las rocas que presentan se presentan expuestas en escarpes verticales.
La pendiente es abrupta y aparecen síntomas de remoción en masa (deslizamientos,
desplomes, terracetas y senderos de ganado) y síntomas de erosión laminar y lineal con
formación de surcos y cárcavas. Los suelos son poco a moderadamente evolucionados,
superficiales a medianamente profundos, asociados a afloramientos rocosos.

Foto 2. Crestas Monoclinales

Pendientes estructurales (Pes): Laderas cuya inclinación coincide con el buzamiento de los
estratos. La mayoría de las pendientes estructurales corresponden a estratos de areniscas
o lutitas de las formaciones Furatena y Rosablanca, caracterizada por laderas largas y
moderadamente largas, rectas y muy inclinadas, entre 40º y 50º, poco disectadas.

Foto 2. Pendientes estructurales al fondo


F
ORMAS DE ORIGEN AGRADACIONAL FLUVIAL.
Geoforma de terraza agradacional (Tag): coexiste por los niveles de material de
sedimentación provenientes de la quebrada Honda y la quebrada Bejucales. Estas terrazas
presentan desarrollo de capa vegetal y es utilizada con fines agrícolas.
Lechos de Ríos y Terrazas Bajas (Lrt): Morfología presente en los valles de las principales
corrientes: Quebrada Honda, Q. Negra, Q. Chorro Blanco, Q. Bejucales, principalmente se
presentan terrazas bajas, de topografía plana suavemente ondulada; son de pequeña
magnitud, debido a que estas corrientes se desarrollan en zonas estrechas.
Geología Regional
Estratigrafía. El área de estudio se ubica en la parte central de la Cordillera Oriental, sobre
el flanco occidental en donde afloran rocas sedimentarias del período Cretácico.
En el sector, a nivel regional afloran las formaciones Rosablanca, Furatena, Muzo y
Capotes.

Formación Rosablanca
Aflora extensamente desde La Belleza (Santander), hasta San Pablo de Borbur (Boyacá), a
lo largo del anticlinal de la Chapa-Borbur, en el sector de Peñas Blancas y en la región de
Borbur; siendo este, el registro litológico más sur. Esta unidad esta disectada intensamente
por ríos y quebradas que la drenan formando valles en “v”, profundos laderas muy
empinadas.

El techo de Rosablanca aflora en la quebrada Buriburi localizada al norte de San Pablo de


Borbur; allí afloran los últimos 120 m de la formación y están compuestos por micrita de color
gris oscuro a negro, en capas gruesas y muy gruesas, tabulares, internamente laminadas o
macizas, intercaladas con capas medianas a gruesas de arcillolitas negras, calcáreas y
algunas silíceas, carbonosas, internamente laminadas, con fósiles de bivalvos y amonitas.

Foto 3. Afloramiento de la Formación Rosablanca dentro del área 3160R

Formación Furatena

Esta unidad es una secuencia de rocas de grano fino; se observan capas de arcillolitas y
limolitas y en algunos sectores hay predominio de material silíceo que tiende a resaltar en
la topografía. Esta formación suprayace a rocas de la Formación Rosablanca e infrayace
a la Formación Muzo; El nombre proviene de la Vereda Furatena, municipio de Pauna,
donde esta formación tiene buena exposición, desde la base hasta el techo de la unidad.

La Formación Furatena suprayace a micritas de la Formación Rosablanca de manera


concordante e infrayace a arcillolitas calcáreas de la Formación Muzo en contacto
transicional rápido. Las amonitas encontradas en la localidad han arrojado una edad
valanginiana (Etayo Serna, comunicación verbal, 2005).
Formación Muzo
Se designa como Formación Muzo a la unidad representada por lodolitas calcáreas y no
calcáreas intercaladas con arenitas, limolitas y calizas micríticas limitada en la base por la
Formación Furatena y en el techo por la Formación Capotes; presenta buenos
afloramientos al occidente de Muzo, en el área de las minas de esmeraldas de Puerto
Arturo y sobre el flanco oriental del Anticlinal de la Chapa-Borbur en donde se localizan las
minas de esmeraldas de La Pita, Cunas, Totumos, Consorcio y Polveros.

El contacto inferior es transicional rápido a neto con la Formación Furatena y se determina


fácilmente por la naturaleza calcárea de la Formación Muzo; el contacto superior es
concordante-neto a transicional con la Formación Capotes y se marca cuando la
naturaleza de la roca se hace de grano más fino (arcillolitas) y de carácter terrígeno.

Hacia el norte de la Falla de Ibacapí, esta formación descansa sobre rocas de la Formación
Ritoque o Furatena en contacto neto, lo que infiere cambios faciales para el intervalo
valanginiano desde el norte hacia el sur.

Formación Capotes

Esta unidad es una sucesión de rocas finas, constituida por arcillolitas, limolitas y en
ocasiones margas. Aflora en los sinclinales del Río Pescadero, de Otanche, de Guadualito,
y hace parte de los sinclinales de Coscuéz y el de Santa Bárbara.

El límite inferior con la Formación Muzo es concordante-neto, sin embargo y considerando


la edad de la Formación Muzo como Barremiano y la edad de la parte más baja de esta
unidad como Aptiano tardío, se debe presentar un hiato correspondiente al Aptiano
inferior.

El límite superior con la Formación Hiló es concordante-transicional; en el techo de


Formación Capotes empieza a aflorar arcillolitas finamente laminadas y algunas limolitas
silíceas hasta llegar a ser predominantes en la Formación Hiló. Las amonitas colectadas en
la Formación Capotes indican edad Aptiano tardío-Albiano temprano (Etayo Serna
comunicación oral, 2005). 2

Geología Estructural Regional

La composición lodosa de las unidades influye en la deformación tectónica de las rocas


por su comportamiento dúctil, y genera plegamientos intensos y fallas las cuales no son
fáciles de definir geomorfológicamente.

El plegamiento es notorio a escala regional y local; regionalmente se presentan pliegues


sinclinales amplios, poco deformados con cierres estructurales. Los anticlinales que los
separan no están bien definidos y presentan cierres muy rápidos y apretados y
generalmente asimétricos, como excepción se tiene el anticlinal de La Chapa – Borbur, el

2 Geología del Cinturón Esmeraldífero Occidental. Planchas 169, 170, 189 y 190. Ministerio de minas y energía.
Ingeominas, 2006.
único amplio y regional; es de interés anotar como en la zona de mineralizaciones de
esmeraldas el plegamiento es apretado y puede llegar a ser isoclinal.

Dentro del área de estudio se identifican las siguientes estructuras orientadas conforme al
tren regional de la cordillera oriental NE-SW:
Pliegues

Anticlinal de Furatena

Anticlinal de longitud reducida, que atraviesa la vereda Furatena, al noreste de San Pablo
de Borbur, y es truncada hacia el norte por la Falla de Ibacapí. El núcleo está conformado
por la Formación Furatena. La superficie de charnela se orienta N20°E; es un anticlinal
suave, subvertical (la superficie de charnela buza 80° al SE) con inmersión débil, tanto al
noreste como al suroeste.

Anticlinal Alto de La Chapa – Borbur

Tiene una dirección entre norte-sur a N45°E; en su núcleo aflora la Formación Rosablanca,
la cual tiene un cierre hacia el sur; los flancos están en la Formación Furatena y está limitado
por la Falla del Río Minero (oriente) y la Falla de Peñas Blancas (occidente); al sur termina
en la Falla de Itoco. Tiene una longitud de más de 40 Km., su amplitud cerca de Peñas
Blancas es de 7 Km., pero hacia el norte se va ampliando. Es una estructura asimétrica con
el flanco occidental más empinado, llegando a la inversión cerca de la Falla de Peñas
Blancas.

Sinclinal de Furatena

Estructura de extensión reducida que atraviesa la vereda Furatena, al noreste de San Pablo
de Borbur, y que finaliza contra la Falla de Ibacapí. El núcleo del sinclinal lo compone la
parte inferior de la Formación Furatena. La superficie de charnela es algo sinuosa con
orientación general N20°E; es un sinclinal suave, subvertical, con inmersión débil hacia el
suroeste.

Sinclinal del Río Pescadero

Este nombre se adopta de la plancha 170 (Ulloa y Rodríguez, 1978). Está localizado en la
parte sur oriental de la plancha 169 entre las veredas de Otromundo y Calcetero, y en la
plancha 170 al occidente de La Belleza; con dirección de N30°E, tiene una amplitud de 4
Km. y longitud mayor a los 15 Km.; es una estructura relativamente simétrica con
plegamientos parasíticos en su sector sur; es un sinclinal abierto, subvertical (la superficie
de charnela 80° al noroeste) con inmersión débil al suroeste. Afloran rocas de las unidades
Furatena, Muzo y Capotes, las cuales presentan cierres estructurales.

Fallas.

Falla del Río Minero


Es una falla de tipo inversa de cabalgamiento, su nombre se deriva del río Minero por el
cual va la falla subparalelamente, y finaliza en la vereda Florián. Su trazo en dirección N20°
– 350E, es rectilíneo con algunas variaciones pequeñas en su rumbo, coloca en contacto
diferentes conjuntos estratigráficos, dada la oblicuidad de la estratificación con respecto
a la falla.

Existen unos repliegues e inversiones dentro de la Formación Furatena, en el flanco oriental


del anticlinal Alto La Chapa-Borbur, indicando un plano inclinado hacia el occidente y un
movimiento inverso. Un rasgo notable se presenta en los cerros Fura y Tena, constituidos en
parte por roca calcárea de la Formación Rosablanca, los cuales fueron elevados dentro
de la Formación Furatena por efecto de la falla a manera de “pop-up”, con un sentido
dextral.

Falla de Ibacapí

La Falla de Ibacapí se localiza al noreste de San Pablo de Borbur, controlando el curso


medio y bajo del río Ibacapí del cual toma su nombre; es una estructura que llama la
atención porque es transversal al tren general de todas las estructuras del área y está
confinada entre la Falla del Río Minero al oeste y la Falla de Albania-Zulia al este, además,
su trazo curvilíneo, controlando el río Ibacapí, sugiere que el plano de falla ha sufrido
plegamiento.

La Falla de Ibacapí presenta orientación general este-oeste y su carácter es inverso, con


plano de falla vertical o muy inclinado al sur, según se deduce de la cartografía y de las
relaciones estratigráficas a lado y lado de la estructura.

La continuidad hacia el norte de varios pliegues es interrumpida por la Falla de Ibacapí,


como es el caso de los sinclinales de Furatena y El Almendro y del Anticlinal de Furatena.

Falla de Peñas Blancas

Se designa con este nombre a la falla de cabalgamiento que se extiende desde el


Municipio de La Belleza hasta el sur y termina en la Falla de Itoco.

Tiene dirección preferencial N20°E, pero es sinuosa y por momentos llega a N40°E. La
vergencia es hacia el occidente y cabalga rocas de las formación Rosablanca y
Furatena, sobre secuencias más jóvenes de la Formación Furatena en el bloque occidental
(yacente). Al norte tiene un comportamiento dextral y afecta las formaciones Arcabuco y
Rosablanca.

La falla termina al sur de La Belleza en fallas de cabalgamiento y retrocabalgamiento, que


afectan a la Formación Arcabuco pasa por la zona minera de Muzo y termina contra la
Falla de Itoco.

Falla de San Martín


Está ubicada de forma subparalela a la Falla de Peñas Blancas; es una falla de
cabalgamiento con vergencia al occidente y orientada N40°E. Al norte, coloca en
contacto la Formación Cumbre sobre la Formación Rosablanca y esta última, con la parte
media de la Formación Muzo; al sur repite secuencia de la misma unidad. Esta falla tiene
asociados algunos pliegues oblicuos indicando una componente de rumbo sinextral.

Falla de Florián

Tiene una dirección N-W extendiendo su línea hasta la falla de La Belleza que se prolonga
hasta al municipio del mismo nombre, la cual tiene una dirección preferencial N-E.

FIGURA .Columna estratigráfica generalizada de la zona Otanche-Guadualito, Modificada


de Reyes et al.(2006)
1.3.2 Geología del yacimiento

La mineralización de las esmeraldas en el occidente de Boyacá es muy similar en los


sectores de Muzo, Coscuez y peñas blancas, en el sector de peñas blancas la presencia
de esmeraldas se encuentra asociada lodolitas negras carbonosas y a lodolitas calcáreas,
con presencia de vetas y venillas de calcita romboédrica y fibrosa, predominando los
óxidos de hierro en las lodolitas calcáreas los cuales son producto de la alteración de la
Pirita, formando las llamadas zonas ferruginosas con saprolitos de 20 a 30 cm de espesor,
dichas áreas son las más prospectadas por los mineros debido a su afinidad con las vetas
de calcita productoras de esmeraldas; esta formación presenta cristales de Pirita con
diferentes sistemas de cristalización en crecimiento.

La formacion en la cual se encuentran las esmeraldas en el sector de Peñas Blancas es la


Formación Rosablanca, La zona de Peñas Blancas ha sido una zona tradicionalmente
esmeraldera, a la cual se le han realizado diversos tipos de estudio que la han
caracterizado y definido como una zona con un gran potencial minero, dentro de los
estudios sobresalientes se encuentra los realizados por el Geólogo José Ramón Guerrero,
para la empresa Minerales de Colombia Mineralco. 3

Con el fin de determinar la zona de mayor potencial de producción, se ha establecido en


la zona de interés y por medio de georeferenciacion con GPS, teniendo en cuenta los
trabajos realizados por otros autores, las labores mineras realizadas en cercanías al
proyecto y algunos puntos que dan indicios de la existencia de vetas productivas dentro
del área. Con esto se puede plasmar en un mapa geológico a escala 1:3000, la
información recopilada y en base a estudios anteriores, determinar la zona potencialmente
productiva en donde finalmente se establecerá la explotación.

Estratigrafía

La mineralización de Peñas Blancas se encuentra en la Formación Rosablanca: secuencia


de bancos de caliza con intercalaciones de lutitas negras, secuencia conformada por
alternancia de lutitas negras carbonosas, lutitas negras silíceas, limolitas y lodolitas.

Formación Rosablanca.

Aflora en toda el área de concesión, consiste de una sucesión de calizas de color negro a
gris oscuro, con alteraciones de lodo calcáreo de color ocre a grisáceo, en capas medias
y gruesas, palnoparalelas continuas con recristalizaciónes de calcita con intercalaciones
de limolitas negras calcáreas en capas delgadas planoparalelas continuas.

3 Informe Geologico Final sector Nopacera – Peñas Blancas San Pablo de Borbur Colombia. Jose Ramón Guerrero.
Minerales de Colombia “Mineralco. Abril de 1996.
Foto 4. Paquete de rocas de la formación Rosablanca

Teniendo en cuenta lo observado en campo se estima que solo afloran 100 mm de la parte
superior de esta formación, sin embargo no fue posible observar los contactos con las
unidades supra e infrayacentes debido a la presencia de varias fallas que controlan su
distribución espacial.

Presenta mineralizaciones de calcita blanca lechosa, en venas de 2 a 3 cm hasta 40 cm,


variando el espesor a lo largo de su extensión lateral. Evidenciados en trabajos realizados
por mineros Ilegales que se encuentran desarrollando sus actividades mineras sin
consentimiento del Titular Minero, para lo cual el Titular minero ya interpuso Amparo
administrativo ante la Agencia Nacional de Minería, informando de las actividades ilegales
que estos están realizando causando de paso un alto impacto ambiental con estas
labores.
Foto 5. Labor ilegal que se adelanta dentro del contrato 3160R, en la cual se evidencio
zonas mineralizadas

Foto 6. Labor ilegal que se adelanta dentro del contrato 3160R, en la cual se evidencio
zonas mineralizadas

En estudios de la secuencia estratigráfica, particularmente en la región de Muzo-Coscuez


Se han reconocido y descrito las siguientes unidades litológicas de base a techo (Branquet,
1995, 1999): Se deduce la presencia de cinco segmentos litológicos, de los cuales el superior
y el inferior son segmentos duros y tienden a resaltar topográficamente, y se encuentran
separados por un nivel relativamente blando con tendencia a formar depresiones
morfológicas.

Unidad 1 Calizas magnesianas. Rocas de color gris con coloraciones amarillas por la
alteración meteórica, con un espesor de 10 a 30 cm. El aspecto de las capas es masivo y
duro. La roca tiene una matriz micrítica impregnada de óxidos de hierro por alteración de
pirita. También se encuentra cristalización de calcita y albita gruesa dentro de pequeñas
cavidades. Esta unidad está fracturada con venas paralelas a la estratificación rellenas de
calcita y albita gruesa o por cuarzo y calcita.

Unidad 2. Lodolitas Negras Carbonosas. Conforman relieves suves ondulados y masas


inestables, especialmente en la parte media de la quebrada Chorro Blanco. consistente
de una sucesión de lodolitas bituminosas, que según Guerrero, JR. (1986) pueen
corresponder a rocas pigmentadas debido a la alta concentración de materia organica
carbonosa proveniente de tejidos vegetales. esta unidad presenta una estratificación en
capas delgadas planoparalelas continuas con intercalaciones gruesas de 1 a 3 m de
espesor de limolitas calcáreas con colores alternantes blanco, crema y gris claro, en capas
delgadas con laminación interna con algunos cristales Euhedrales de Pirita estratiformes y
diseminados.

Estas intercalaciones son conocidas por los mineros como “Zona de Caolin”, y aunque su
nombre no está asociado con el término geológico, es una guía importante en la
ubicación de las mineralizaciones de esmeraldas.
Foto 6. Zona de brecha en la cual se observa gran mineralización

Esta unidad se aprecia sobre la quebrada Los Trapiches, el espesor estimado de lodolitas
Negras carbonosas es de 50 metros correspondientes a la parte superior de esta unidad.

Unidad 3 Lodolitas carbonosas calcáreas. Unidad estratigráfica que recibe la


mineralización de esmeralda. Se trata de lutitas compactas en capas de 5 a 10 cm de
espesor, generalmente, aunque a veces presenta un espesor de 20 – 30 cm. Posee una
coloración negra debido a la pigmentación por la concentración de materia orgánica.
Unidad intensamente plegada con pliegues discordantes. Las lutitas carbonosas calcáreas
son igualmente afectadas por muchas vetas y brechas. La mineralización de las
esmeraldas se localiza en los sistemas de fracturas y brechas. El espesor estimado de esta
unidad es aproximadamente de 60 m, correspondiendo al espesor tectónico y no al
sedimentario.

Foto 6. Estratificación de Lodolitas carbonosas calcáreas y venas de calcita


Conforman relieves resistentes tales como cuchillas empinadas y “mesetas” dependiendo
del grado de inclinación de sus capas.

Unidad 4. Lodolitas Negras y niveles arcillosos. Alternancia de capas de lutitas negras


silíceas de 10 – 15 cm de espesor, capas de lutitas un poco más arcillosas de 3 – 5 cm de
espesor y capas de areniscas piritizadas y calcitizadas de 50 cm de espesor. La matriz de
la roca es arcillosa y presenta, a veces, cristalización de micas. Se presentan,
ocasionalmente, cristales prismáticos que forman rosetas de cloritoides. Esta unidad es
pobre en mineralización de esmeraldas, exceptuando la presencia de algunas morrallas
en vetas de calcita romboédrica. El espesor de esta unidad se estima en 300 metros.

Unidad 5. Lutitas grises silíceas. Unidad monótona de color gris con poco contenido de
materia orgánica, con espesores de 5 – 30 cm, menos afectada por la deformación
tectónica que las demás. No presenta mineralización de esmeralda.

Todas las rocas, excepto las lutitas grises silíceas presentan fenómenos de alteración
hidrotermal. Las rocas son afectadas por un metasomatismo alcalino marcado por el
desarrollo de albita, calcita y pirita. Los fluidos que son responsables de esta alteración
hidrotermal son ricos en sodio, calcio y azufre. La cristalización de la esmeralda es una
consecuencia de esta alteración hidrotermal porque el metasomatismo permite la
concentración del berilio (que estaría antes en la lutita) dentro del fluido residual.
Inicialmente, los fluidos utilizan los planos de apertura que son los cabalgamientos para
circular, después en las rocas el metasomatismo se desarrolla por un sistema de venillas (a
menudo, paralelo a la estratificación) donde a partir de los fluidos cristalizan albita, calcita
y pirita. Entonces las rocas cambian de composición química, pero también de aspecto.
La roca consigue un aspecto de fajas de metasomatismo y, al mismo tiempo, cambia de
color.

Geología Estructural Local.

La zona de estudio es afectada por una tectónica que genera intensos plegamientos en
las zonas más dúctiles y fracturas en zonas más frágiles, sistemas de vetas mineralizadas. en
general la secuencia estratigráfica ha sido sometida a procesos de plegamiento y
fracturamiento, con dirección preferencial NE-SW y buzamientos entre 0 y 45°.

Los lineamientos observados por medio de las fotografías aéreas permitieron definir en
campo los rasgos estructurales principales de la región minera de Peñas Blancas,
destacándose fallas de tipo transversal como las fallas Los Trapiches y Agua blanca y fallas
de tipo longitudinal como la falla La Culata.

Las intersecciones de estos dos sistemas de fallas dejan brechas y vetas mineralizadas
asociadas a una litología conformadas por calizas, lodolitas calcáreas, lodolitas negras
carbonosas que contienen secuencias productivas de esmeraldas. En esta mina los fluidos
mineralizantes afectaron a varias secuencias litológicas, mientras que en las minas de Muzo
y Coscuez solo afectan a lodolitas Negras Calcáreas carbonosas.
1.4. Antecedentes y referentes conceptuales.
La región objeto de estudio presenta una doble connotación académica:

1. Como importante ruta de cruces para los recolectores cazadores desde y hacia el Valle del
río Magdalena y el Altiplano Cundiboyacense.

2. Como una de las pocas subregiones donde no se han reportado vestigios de cerámica
Herrera.

Sumado a lo anterior, y ateniéndose a los análisis de “horizontalidad estratigráfica”, en los cortes


efectuados por distintos investigadores (Peña 1991) debe hacerse referencia a la posible
continuidad Herrera-Muisca en los paisajes altoandinos del altiplano cundiboyacense.

Las investigaciones cerámicas del periodo Herrera muestran que estos objetos cumplían funciones
domésticas, funerarias, para la extracción, almacenamiento, producción y transporte de la sal, por
sus formas y usos, aunque homogéneas en casi todo el altiplano y los valles de los ríos Bogotá, y
Magdalena, no siempre fueron destinadas para los mismos fines. Existen alcarrazas antropomorfas
que según las crónicas servían para contener líquidos pero que también se han encontrado en
entierros. Es de señalar que los reúsos de las vasijas se dan en cualquier sociedad. Sólo la
“unidimensionalidad” en los análisis funcionales en cerámica permite inferir que una y sólo una
forma se asignaba para uno o pocos fines.

Si bien los conceptos de estilo fueron el eje central de la polémica durante los años 80 en Europa y
Norteamérica, la arqueología realizada en los valles de los ríos Bogotá y Magdalena al igual que
en el resto del altiplano ni siquiera debatía los aspectos técnicos de la clasificación cerámica. Sus
discusiones, -similares a los de la Sociología Cerámica de los 70, versaban, por ejemplo, con el
planteamiento de que existía homogeneidad estilística, de formas, en mención al periodo Herrera.

Entre los años 50 y 60 (Botiva 1989) se empezaba a mencionar la posible existencia de este periodo
a través de un “sustrato” prechibcha en la sabana de Bogotá. Hernández De Alba (1937) aludía a
la prexistencia de sociedades no muiscas. En este mismo sentido, pero con técnicas de excavación
y formación académica distinta, Correal y Van der Hammen en 1977 proponían, de igual manera,
la presencia de un periodo anterior al Muisca. Las excavaciones y publicaciones de Cardale (1981),
Correal y Pinto (1983) y Castillo (1984) permitieron, en el caso de esta última, mostrar a través de
una secuencia estratigráfica, un material cerámico inciso tardío anterior al Muisca y que mantenía
estrecha relación estilística con el registrado inicialmente por Silvia Broadbent (1971).

Cardale (Op.cit), al describir el periodo Herrera a partir de los primeros registros cerámicos hechos
por Broadbent en Mosquera, Madrid y Bojacá, se vale de los tipos Mosquera Rojo Inciso y Mosquera
Roca Triturarada para plantear (1989, p 113) que:

“La cerámica Herrera es bastante distintiva y, a la vez, relativamente homogénea sobre un área
extensa…está conformada por un número pequeño de tipos, definidos con base en diferencias de
pasta, forma y decoración, que constituyen un conjunto en la mayoría de sitios. Las formas son
sencillas, principalmente cuencos (primero hemisféricos y posteriormente aquillados) y vasijas
subglobulares con cuello. Las asas, por lo menos en la zona meridional del territorio, se encuentran
solamente a finales del periodo. Para la decoración se utilizó la incisión, la impresión (ungular,
triangular y ejecutada con peine) y la pintura, principalmente de color rojo. Esta se encuentra con
frecuencia como una banda roja sobre los labios de las vasijas con cuello y, también, formando
diseños en el interior de los cuencos”.

En la medida que afloran -en la década de los 80- las tipologías cerámicas coligadas al periodo
Herrera, las averiguaciones sobre el surgimiento de las primeras sociedades agroalfareras del
altiplano central de Colombia principian a tener un apreciable interés en trabajos académicos,
primeramente de Correal y Pinto (Op.cit) quienes dedican parte de su investigación en mostrar el
tránsito de la horticultura y recolección a lo que ellos llamaron la “agricultura desarrollada”.

Como complemento a la última observación Cardale (Op.cit1981), al considerar la ocupación


“premuisca” adujo que esta, además, se asentó en las laderas de planicie o en las partes altas de
las colinas de sal.

Tanto Cardale y Ardila (1981) escogieron caminos similares en sus investigaciones (metodologías,
estudio de formas, desgrasantes, decorados, etc) para llegar a conclusiones distintas: Que unos
pobladores se asentaron en las planicies o partes altas y otros usaron los abrigos como
campamentos de paso.

Una de las fechas de ocupación más tempranas para el departamento de Boyacá (2160 +/- 60
a.P) fue obtenida por Becerra (1985) en el sitio denominado Piedrapintada, puente de Boyacá. En
las excavaciones, uno de los pisos de ocupación preservaba restos de fogón, área de desechos,
huellas de poste, una parte para la talla de piedra y un depósito de cerámica. Este lugar, según
Becerra, fue empleado como refugio temporal al igual que varias de las piedras pintadas en la
zona.

En la investigación precedente, como en la de Ardila, las relaciones objetos-ocupaciones humanas


plantearían el siguiente interrogante: si las llamadas sociedades agroalfareras tempranas del
altiplano eran sedentarias por qué en trabajos como los de Ardila o Becerra se sugiere el uso de
abrigos rocosos en el periodo Herrera como campamentos de paso? ¿Cómo y por qué fue
necesario el uso de la cerámica –fuerte indicador de sedentarismo- en sitios aprovechados sólo
como campamentos de paso?

En el Muelle II, Langebaek (1986) alude que allí cambian las características de ocupación entre los
Periodos Herrera y Muisca, lo cual, para su época, es un fuerte argumento a favor de la no-
continuidad cultural entre ambos Periodos:

“El investigador comenta –refiriéndose a Langebaek- que las excavaciones en el Muelle brindaron
la oportunidad de conocer la historia de un sitio donde se arrojaron desperdicios de los dos períodos
cerámicos previos a la invasión española; también identificó algunos rasgos comunes para ambos
periodos. Se sabe que los indígenas de estos dos periodos compartieron el conocimiento de
prácticas agrícolas y alfareras, escogieron el mismo sitio para vivir y al parecer mantuvieron
relaciones de intercambio que les daban acceso a productos de lejana procedencia. Sin embargo
entre los indígenas de uno y otro periodo parecen haber existido más diferencias que similitudes”.
(Botiva Op. cit p 88).

Es de agregar que en el sitio designado como Muelle II se encuentra material cerámico tanto
Herrera como Muisca, este último resalta por la presencia de pintura en los decorados lo cual hace
pensar a Langebaek en la similitud de técnicas y motivos cerámicos del norte de Colombia, Llanos
Orientales y Venezuela.

Sobre la base de estos dos aspectos –tipos cerámicos y su relación con pautas de asentamiento-,
habría una propensión a defender la idea que manejan De Paepe y Cardale (1990) la cual aclara
que:

“Algunas desventajas de las clasificaciones basadas en pastas e inclusiones han sido puntualizadas
por autores como Boada, Mora y Therrien (1989: 167 y passim). Objetan, con mucha razón, que “El
encontrar que las mismas formaciones geológicas se extienden de punta a punta del altiplano
como sucede con las del Cretácico, explica que se encuentran innumerables sitios con cerámica,
pasta, textura y desgrasante similares”. Sin embargo, estos autores también concuerdan que: “esto
no quiere decir que los criterios de pasta y desgrasante deban ser abolidos de la clasificación.”…La
mayoría de los arqueólogos no disputan la utilidad de estos criterios, siempre y cuando se les utilice
con cautela y flexibilidad, integrándolos a otros aspectos de la cerámica y la sociedad que las
utilizaba”.

Sin embargo, es recurrente en las investigaciones sobre el periodo Herrera que a la hora de
determinar el cambio cultural a partir de artefactos cerámicos se acuda, como lo hacía Childe y
Montelius (Trigger 1992) a la difusión y migración. Es el caso del debate acerca de la continuidad
entre Herrera-Muisca. Continuidad cultural que para el altiplano, y al hacer la analogía con Trigger
(Ibídem p 164), estaría determinada por la inexistencia de estos dos factores:

“…así, su enfoque –el de Childe- se parecería estrechamente al de la etnología difusionista europea


y norteamericana de los años 20”. (p 164).

Los aspectos teóricos referentes a las ocupaciones humanas del altiplano en Ardila, Cardale y
Langebaek muestran que los estilos cerámicos son identificatorios de las relaciones sociales.
Empero, esta dimensión estilística para Cardale no reside solamente en diseños o ceramios no
utilitarios sino en lo que Sacket (1986) llamaría las “formas funcionales”. Es decir, la unidad forma-
función como elemento interpretativo a utilizar cuando se agotan los diagnósticos decorativos del
diseño.

1.5. Objetivos planteados durante la inspección


1.5.1 General
Detectar posibles evidencias arqueológicas en las áreas inspeccionadas y evaluar el potencial en
el área concesionada para el proyecto minero.

1.5.2 Específicos
1. Recuperar, caracterizar y registrar la evidencia arqueológica que eventualmente resulte durante
la ejecución de las actividades civiles posteriores..
2. Ubicar y georreferenciar como insumo para otras investigaciones, las posibles áreas portadoras
de evidencias arqueológicas.
3. Generar el respectivo plan de manejo arqueológico.

1.6 Metodología.
En relación con la metodología de campo se propuso hacer una revisión detallada de los planos y
del Plan de Manejo Ambiental. Esto se realizó antes, durante y posterior a las visitas de las áreas de
influencia directa e indirecta. De la misma manera se hizo la ubicación y la georreferenciación para
cada una de las unidades geomorfológicas observadas.

Así mismo, se indagó a los pobladores locales acerca de la toponimia indígena y de posibles
yacimientos arqueológicos en la zona con el objetivo también de ubicar estas zonas y
georreferenciarlas.

En el anterior punto es importante enfatizar en el estudio de las crónicas y de los informes


etnográficos ya que también pueden ser un insumo para caracterizar, jerarquizar y diferenciar los
espacios geográficos ritualizados con los empleados para desarrollar las estrategias de caza,
pesca, trashumancia y habitación.
1.7. Resultado preliminar

La inspección efectuada no arrojó presencia de material en las áreas recorridas. Es importante


resaltar que la mayoría de proyectos mineros, específicamente los esmeraldíferas efectuados en
esta subregión del departamento de Boyacá, ya cuentan con sistemas de bocaminas y de acopio
desde hace varias décadas. Esto impide, además de la prospección convencional, la observación
detallada de los entornos ya que la mayoría de las áreas corresponden a escarpes de difícil acceso.

1.8 Bibliografía referida

ARDILA CALDERON, Gerardo. Investigaciones arqueológicas en Chía. Tesis de grado. UNAL, 2 tomos.
FIAN: Bogotá. 1981.

BECERRA, Virgilio. Los abrigos Naturales de la Región de Ventaquemada. En: proyectos de


investigación realizados entre 1972 y 1984. FIAN. Banco de la República. Bogotá: 1985.

BOTIVA, Contreras Álvaro. La Altiplanicie Cundiboyacense. En “Colombia Prehispánica”. ICAN.


Bogotá. 1989. Página 79.

BROADBENT, Silvia. Reconocimientos arqueológicos de la laguna de la Herrera. Revista Colombiana


de Antropología. Vol XV. P 171-213. Bogotá. 1971.

CARDALE, Marianne. Las Salinas de Zipaquirá. Su explotación Indígena. FIAN. Banco de la


República. 1981.

CARDALE, Mariane. En busca de los primeros agricultores del altiplano cundiboyacense. Maguaré,
Revista del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, No 5. Bogotá. 1989.

CASTILLO, Neila. Arqueología de Tunja. FIAN: Banco de la República. 1984.

CORREAL, Gonzalo y VAN DER HAMMEN, Thomas. Investigaciones arqueológicas en los abrigos
rocosos del Tequendama. FIAN. Banco de la República. Bogotá. 1977.

CORREAL, Gonzalo y PINTO, María. Investigaciones arqueológicas en el municipio de Zipacón. FIAN:


Banco de la República. 1983.

DE PAEPE, Paul y CARDALE DE SCHRIMP, Marianne. Resultados de un estudio petrológico de


cerámicas del periodo Herrera provenientes de la sabana de Bogotá y sus implicaciones
arqueológicas. En: Boletín del Museo del Oro, No 27. P 99.Bogotá. 1990.

HERNÁNDEZ DE ALBA, Gregorio. Arqueología. El templo del sol de Goranchachá. En: revista de
indias. Vol 2. p 10-18. Bogotá. 1937.

LANGEBAEK, Carl. Los periodos agroalfareros del altiplano cundiboyacense vistos desde el Muelle,
Sopó Cundinamarca. Revista de Antropología, Vol II nos 1-2 pp127-142. Universidad de los Andes.
Bogotá. 1986.

LLANOS VARGAS, Héctor y Pinto Nolla, María. Las industrias líticas de San Agustín. Fian. Bogotá D.C.
1997.

PEÑA, Germán. Exploraciones arqueológicas en la cuenca media del río Bogotá. FIAN: Banco de
la República. Bogotá. 1991.
SACKETT, J. Style, function and assemblage variability: a reply to Binford. En: American Antiquity 51,
p 628-634. 1986.
THERRIEN,Mónika. Compilación bibliográfica e informativa de datos arqueológicos de la Sabana
de Bogotá:Siglos VIII al XVI d.C. ICANH y COLCULTURA.1996.
TRIGGER, Bruce G. Historia del pensamiento arqueológico. Editorial Crítica. Barcelona. P 164. 1992.

2.O MEDIDAS DE MANEJO

1. OBJETIVOS
- Establecer las medidas preventivas apropiadas para reducir los posibles efectos que se puedan presentar sobre el patrimonio
arqueológico (Leyes 397 de 1997 y 1185 de 2008; decretos reglamentarios 833 de 2002 y 763 de 2009)
2. META
Prevenir, proteger y mitigar los impactos que puedan tener las obras civiles en las etapas extractivas y/o que impliquen nuevas
remociones de suelos. Esto, sobre el patrimonio arqueológico nacional.
3. ETAPA DE APLICACIÓN DE ACTIVIDADES
PREOPERATIVA DESMANTELAMIENTO Y ABANDONO

OPERATIVA
x

4. EVALUACIÓN AMBIENTAL
ELEMENTO AMBIENTAL IMPACTO AMBIENTAL IMPORTANCIA DEL IMPACTO
Patrimonio Arqueológico No afectación del patrimonio Moderado a bajo
arqueológico
5 TIPO DE MEDIDA RECOMENDADA

Prevención X Mitigación

Corrección Compensación

6. LOCALIZACIÓN 7. RESPONSABLE DE LA EJECUCIÓN


Área de influencia del proyecto de explotación: CONTRATOS
DE CONCESIÓN MINERA 3160R Y DHK-161. SAN PABLO DE JOSÉ DOMINGO GARCÍA X
BORBÚR, BOYACÁ”.
Contratistas X

Otros

8. PERSONAL REQUERIDO
No aplica
9. ACCIONES A DESARROLLAR

Aunque dentro de área del Diagnóstico Arqueológico no se identificaron áreas con evidencias arqueológicas, se considera
necesario adoptar un plan de acción que en caso de presentarse un hallazgo ayude a mitigar el impacto sobre el patrimonio
arqueológico de la nación.

En el proyecto se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones.

Fase de educación y capacitación al personal vinculado al proyecto y a la comunidad

Dentro de las capacitaciones en educación socioambiental a contratistas y trabajadores se destinará un espacio al tema de
arqueología y patrimonio cultural con el fin de dar a conocer en qué consiste el patrimonio arqueológico, la legislación que lo
protege, así como los pasos a seguir en caso de un hallazgo durante las actividades extractivas. Dentro de las temáticas o los
aspectos a considerar dentro de la educación se tendrán los siguientes temas:

- Evitar el saqueo por parte del personal involucrado o particulares estableciendo las medidas de seguridad y control
pertinentes.
- Evitar la alteración y la destrucción de las evidencias materiales arqueológicas como tumbas, sitios de vivienda, basureros;
cerámica, líticos, etc.
- No intentar una excavación por cuenta propia, puesto que un mal rescate puede dañar las piezas y se perderían datos
importantes para la interpretación arqueológica como es el contexto.
- Reportar el hallazgo de inmediato al interventor de las obras y al Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH.

De la misma forma, se plantea que se involucre a la comunidad en estos talleres, con el fin de que ellos también hagan parte de
las acciones de manejo en caso encuentren algún vestigio arqueológico.
Durante las actividades relacionadas con las obras se prestará especial atención en caso de que se detecte algún hallazgo
arqueológico. En caso afirmativo, SE contratará un arqueólogo quien definirá la magnitud del hallazgo y realizará las actividades
que sean necesarias (rescate o salvamento).

Salvamento.
Requiere la suspensión temporal de las actividades. Los salvamentos estarán fiscalizados por la Interventoría ambiental de
Construcciones AP SA quien brindará la seguridad conveniente para evitar saqueos al patrimonio. El arqueólogo en el
reconocimiento recolectará las evidencias superficiales, revisará la estratigrafía de sitios específicos y realizará los sondeos que
sean necesarios. Esto, con aprobación previa del Icanh.

Rescate.
En caso de reportarse evidencias culturales, se suspenderán las actividades relacionadas con la extracción de material y se
determinarán las estrategias para su continuidad. El tipo de metodología a aplicar en el rescate será definido por el arqueólogo
según las características del hallazgo. De acuerdo con lo anterior se definirá la necesidad de hacer cortes, su tamaño, y/o pozos
de sondeo. Si la estratigrafía del suelo lo permite, se harán excavaciones siguiendo la estratigrafía natural o por niveles arbitrarios,
etc.

En la etapa de excavación se llevará un control de la información, partiendo de la localización del corte por medio de un
levantamiento topográfico, el control de materiales y unidades estratigráficas mediante planillas y fichas de campo. Se dibujará
la planta de cada estrato por cuadrículas y se hará un levantamiento vertical de los perfiles de la excavación al final de los
trabajos. Estos dibujos estarán acompañados de los correspondientes registros fotográficos, de diapositivas y de filmaciones para
su posterior difusión. El carbón que se encuentre asociado a restos culturales será recolectado y asociado en las fichas a la unidad
estratigráfica a que pertenezca, indicando la profundidad y la cuadrícula en que sea encontrado.

Si el hallazgo lo amerita, se contratará la visita de un edafólogo que analice los estratos y los perfiles. Si el arqueólogo lo sustenta,
se tomarán las muestras de suelo para estudios de polen y macrorrestros, además de los consecuentes de caracterización de
suelos.

En la fase de laboratorio, se hará el lavado, marcación e identificación de los materiales recuperados. Posteriormente se
compararán con los resultados de otras investigaciones en el área, para así contextualizar la muestra y complementar el
panorama arqueológico regional.

Finalmente, con toda la información recopilada en campo e identificada en laboratorio, se procederá a elaborar el informe final,
acompañado de los correspondientes registros gráficos y audiovisuales. Todas las actividades serán supervisadas por la
Interventoría Ambiental.

10. INDICADORES DE SEGUIMIENTO Y MONITOREO

- No. de Hallazgos rescatados/ No. de Hallazgos reportados

11. CRONOGRAMA

Las actividades de monitoreo, de requerirse por hallazgos fortuitos se realizarán en la fase operativa del proyecto; las actividades
de capacitación del personal se harán en la fase preoperativa.

12. COSTOS

El proyecto deberá contar con un rubro especial para las actividades arqueológicas en caso de hallazgos, dentro del programa
de extracción y de operación.
Contenido

1.0 PRESENTACIÓN ............................................................................................................................................................. 2


1.1. Planteamiento y justificación. ................................................................................................................................ 2

1.1.1 Antecedentes del proyecto minero. ..................................................................................................... 2


1.2 Ubicación y coordenadas de los polígonos............................................................................................................... 3
1.3 Aspectos físicos......................................................................................................................................................... 5

1.3.1 Geomorfología regional............................................................................................................................ 5

1.3.2 Geología del yacimiento ........................................................................................................................ 14


1.4. Antecedentes y referentes conceptuales. ............................................................................................................ 19
1.5. Objetivos planteados durante la inspección ............................................................................................................. 21
1.5.1 General .................................................................................................................................................................... 21
1.5.2 Específicos ........................................................................................................................................................... 21
1.6 Metodología. .............................................................................................................................................................. 21
1.7. Resultado preliminar ................................................................................................................................................. 22
1.8 Bibliografía referida .................................................................................................................................................... 22

2.O MEDIDAS DE MANEJO ..................................................................................................................................... 23

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