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BOGOTÁ D.C
ABRIL DE 2014
1.0 PRESENTACIÓN
En campo se ha revisado la estratigrafía así como la topografía general del área de influencia
directa del proyecto. Es de resaltar que la mayoría de las etapas del mismo se realizarán en suelos
altamente modificados por acciones antrópicas recientes. La revisión de los perfiles, los cortes de
la vía, las obras complementarias y los antecedentes de intervenciones pasadas en el sector nos
permitirán evaluar el potencial arqueológico de toda el área. Para esta zona en particular del
municipio, y de acuerdo con la información consultada en la biblioteca del Icanh, se reporta
potencial arqueológico alto no obstante la poca información disponible; la guaquería
generalizada y los pocos estudios efectuados hasta la fecha
Como titular de los contratos de concesión 3160R y DHK-161, el señor JOSE DOMINGO GARCíA
GARCíA inició el trámite pertinente ante Ingeominas en el año 2002 y 2001, respectivamente
consiguiéndose el contrato de concesión para minería de esmeraldas, en el municipio de San Pablo
de Borbur, con una duración de 29 años para cada uno a la inscripción de los mismo en el registro
minero el día 08 de agosto de 2003 el contrato 3160R y el día 31 de marzo de 2003 el contrato DHK-
161.
Por ello se han adquirido compromisos con la firma del contrato entre el titular y la Agencia
Nacional de minería Anteriormente llamada INGEOMINAS; por esto también se lleva a cabo el
cumplimiento de los diferentes requerimientos suscritos empezando desde las diferentes etapas de
exploración hasta la etapa de explotación y cierre del proyecto.
Así mismo se establecerá dentro de este Estudio el diseño minero para una explotación
técnicamente y ambientalmente viable sugiriéndose una serie de procedimientos, formas y
técnicas para mitigar los diversos impactos que se puedan originar durante la explotación del
mineral en cuestión, al igual se implementara un sistema de seguimiento y monitoreo para controlar
la posibilidad de estos impactos ambientales tanto dentro o fuera de la zona del proyecto.
Con respecto a la infraestructura, esta nos permitirá mitigar el impacto generado en la disposición
de estériles al igual que el transporte de los mismos, para ello se propondrá una serie de medidas
dentro del plan de manejo ambiental que se encontrara dentro de este Estudio.
1.2 Ubicación y coordenadas de los polígonos.
Ubicación
Departamento:
Boyacá
Municipio:
San Pablo de Borbur
Vereda:
Bejucal, Llano Grande y El Consuelo.
El área de integración de los contratos de concesión 3160R y DHK-161 está ubicada al nororiente
del municipio de San Pablo de Borbur, en inmediaciones entre las veredas Bejucal, Llano Grande Y
El consuelo, a una distancia aproximada de 6.63 Kilómetros del casco urbano del municipio. Con
áreas y coordenadas como se describen adelante;
El contrato de concesión 3160R con un área de 86 hectáreas y 8.253 metros cuadrados, el cual
cuyas coordenadas son:
Contrato de concesión 3160R con un área de 86 hectáreas y 8.253 metros cuadrados, sus
coordenadas son:
Contrato de concesión DHK-161 con un área de 222 hectáreas y 4421.5 metros cuadrados,
sus coordenadas son:
Los Contratos de concesión 3160R y DHK-161 con un área de integración de 309 hectáreas
y 2674.5 metros cuadrados, cuyas coordenadas son:
Tabla 3. Coordenadas del Polígono de Integración de Área
PUNTO COORDENADA COORDENADA
INICIAL NORTE INICIAL ESTE INICIAL
1 1.123.146,000 999.612,000
2 1.123.146,240 999.612,294
3 1.123.441,304 999.357,377
4 1.123.864,661 999.853,000
5 1.124.000,000 999.853,196
6 1.124.000,000 998.287,000
7 1.123.420,000 997.730,000
8 1.123.625,000 997.500,000
9 1.123.000,000 997.500,000
10 1.123.000,000 998.000,000
11 1.122.000,000 998.000,000
12 1.122.000,000 999.000,000
Fuente. Oficio para Integración de los Contratos de Concesión 3160R y DHK-161
Figura 1. Ubicación del área asignada por concesión
La cabecera municipal se encuentra a una altura de 830 metros sobre el nivel mar, posee
un clima cálido que se caracteriza por la diversidad de terrazas climáticas templadas en
la mayoría de su superficie y cálidas en su área menor.
1 VILLOTA, H., Geomorfología Aplicada a Levantamientos Edafológicos y Zonificación Física de Tierras, Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, Segunda Edición, página 66, Santa fe de Bogotá. 1.981.
Foto 1. Colinas residuales
Zonas Escarpadas (Zes). Caracterizadas por pendientes casi verticales, constituidas por
material rocoso, generalmente presentan muy poca cobertura vegetal de bosques, o
están desprovistas de vegetación debido a su verticalidad se encuentran ubicadas en las
márgenes de la quebrada Honda en zonas donde se encuentra bastante encañonada.
Pendientes estructurales (Pes): Laderas cuya inclinación coincide con el buzamiento de los
estratos. La mayoría de las pendientes estructurales corresponden a estratos de areniscas
o lutitas de las formaciones Furatena y Rosablanca, caracterizada por laderas largas y
moderadamente largas, rectas y muy inclinadas, entre 40º y 50º, poco disectadas.
Formación Rosablanca
Aflora extensamente desde La Belleza (Santander), hasta San Pablo de Borbur (Boyacá), a
lo largo del anticlinal de la Chapa-Borbur, en el sector de Peñas Blancas y en la región de
Borbur; siendo este, el registro litológico más sur. Esta unidad esta disectada intensamente
por ríos y quebradas que la drenan formando valles en “v”, profundos laderas muy
empinadas.
Formación Furatena
Esta unidad es una secuencia de rocas de grano fino; se observan capas de arcillolitas y
limolitas y en algunos sectores hay predominio de material silíceo que tiende a resaltar en
la topografía. Esta formación suprayace a rocas de la Formación Rosablanca e infrayace
a la Formación Muzo; El nombre proviene de la Vereda Furatena, municipio de Pauna,
donde esta formación tiene buena exposición, desde la base hasta el techo de la unidad.
Hacia el norte de la Falla de Ibacapí, esta formación descansa sobre rocas de la Formación
Ritoque o Furatena en contacto neto, lo que infiere cambios faciales para el intervalo
valanginiano desde el norte hacia el sur.
Formación Capotes
Esta unidad es una sucesión de rocas finas, constituida por arcillolitas, limolitas y en
ocasiones margas. Aflora en los sinclinales del Río Pescadero, de Otanche, de Guadualito,
y hace parte de los sinclinales de Coscuéz y el de Santa Bárbara.
2 Geología del Cinturón Esmeraldífero Occidental. Planchas 169, 170, 189 y 190. Ministerio de minas y energía.
Ingeominas, 2006.
único amplio y regional; es de interés anotar como en la zona de mineralizaciones de
esmeraldas el plegamiento es apretado y puede llegar a ser isoclinal.
Dentro del área de estudio se identifican las siguientes estructuras orientadas conforme al
tren regional de la cordillera oriental NE-SW:
Pliegues
Anticlinal de Furatena
Anticlinal de longitud reducida, que atraviesa la vereda Furatena, al noreste de San Pablo
de Borbur, y es truncada hacia el norte por la Falla de Ibacapí. El núcleo está conformado
por la Formación Furatena. La superficie de charnela se orienta N20°E; es un anticlinal
suave, subvertical (la superficie de charnela buza 80° al SE) con inmersión débil, tanto al
noreste como al suroeste.
Tiene una dirección entre norte-sur a N45°E; en su núcleo aflora la Formación Rosablanca,
la cual tiene un cierre hacia el sur; los flancos están en la Formación Furatena y está limitado
por la Falla del Río Minero (oriente) y la Falla de Peñas Blancas (occidente); al sur termina
en la Falla de Itoco. Tiene una longitud de más de 40 Km., su amplitud cerca de Peñas
Blancas es de 7 Km., pero hacia el norte se va ampliando. Es una estructura asimétrica con
el flanco occidental más empinado, llegando a la inversión cerca de la Falla de Peñas
Blancas.
Sinclinal de Furatena
Estructura de extensión reducida que atraviesa la vereda Furatena, al noreste de San Pablo
de Borbur, y que finaliza contra la Falla de Ibacapí. El núcleo del sinclinal lo compone la
parte inferior de la Formación Furatena. La superficie de charnela es algo sinuosa con
orientación general N20°E; es un sinclinal suave, subvertical, con inmersión débil hacia el
suroeste.
Este nombre se adopta de la plancha 170 (Ulloa y Rodríguez, 1978). Está localizado en la
parte sur oriental de la plancha 169 entre las veredas de Otromundo y Calcetero, y en la
plancha 170 al occidente de La Belleza; con dirección de N30°E, tiene una amplitud de 4
Km. y longitud mayor a los 15 Km.; es una estructura relativamente simétrica con
plegamientos parasíticos en su sector sur; es un sinclinal abierto, subvertical (la superficie
de charnela 80° al noroeste) con inmersión débil al suroeste. Afloran rocas de las unidades
Furatena, Muzo y Capotes, las cuales presentan cierres estructurales.
Fallas.
Falla de Ibacapí
Tiene dirección preferencial N20°E, pero es sinuosa y por momentos llega a N40°E. La
vergencia es hacia el occidente y cabalga rocas de las formación Rosablanca y
Furatena, sobre secuencias más jóvenes de la Formación Furatena en el bloque occidental
(yacente). Al norte tiene un comportamiento dextral y afecta las formaciones Arcabuco y
Rosablanca.
Falla de Florián
Tiene una dirección N-W extendiendo su línea hasta la falla de La Belleza que se prolonga
hasta al municipio del mismo nombre, la cual tiene una dirección preferencial N-E.
Estratigrafía
Formación Rosablanca.
Aflora en toda el área de concesión, consiste de una sucesión de calizas de color negro a
gris oscuro, con alteraciones de lodo calcáreo de color ocre a grisáceo, en capas medias
y gruesas, palnoparalelas continuas con recristalizaciónes de calcita con intercalaciones
de limolitas negras calcáreas en capas delgadas planoparalelas continuas.
3 Informe Geologico Final sector Nopacera – Peñas Blancas San Pablo de Borbur Colombia. Jose Ramón Guerrero.
Minerales de Colombia “Mineralco. Abril de 1996.
Foto 4. Paquete de rocas de la formación Rosablanca
Teniendo en cuenta lo observado en campo se estima que solo afloran 100 mm de la parte
superior de esta formación, sin embargo no fue posible observar los contactos con las
unidades supra e infrayacentes debido a la presencia de varias fallas que controlan su
distribución espacial.
Foto 6. Labor ilegal que se adelanta dentro del contrato 3160R, en la cual se evidencio
zonas mineralizadas
Unidad 1 Calizas magnesianas. Rocas de color gris con coloraciones amarillas por la
alteración meteórica, con un espesor de 10 a 30 cm. El aspecto de las capas es masivo y
duro. La roca tiene una matriz micrítica impregnada de óxidos de hierro por alteración de
pirita. También se encuentra cristalización de calcita y albita gruesa dentro de pequeñas
cavidades. Esta unidad está fracturada con venas paralelas a la estratificación rellenas de
calcita y albita gruesa o por cuarzo y calcita.
Estas intercalaciones son conocidas por los mineros como “Zona de Caolin”, y aunque su
nombre no está asociado con el término geológico, es una guía importante en la
ubicación de las mineralizaciones de esmeraldas.
Foto 6. Zona de brecha en la cual se observa gran mineralización
Esta unidad se aprecia sobre la quebrada Los Trapiches, el espesor estimado de lodolitas
Negras carbonosas es de 50 metros correspondientes a la parte superior de esta unidad.
Unidad 5. Lutitas grises silíceas. Unidad monótona de color gris con poco contenido de
materia orgánica, con espesores de 5 – 30 cm, menos afectada por la deformación
tectónica que las demás. No presenta mineralización de esmeralda.
Todas las rocas, excepto las lutitas grises silíceas presentan fenómenos de alteración
hidrotermal. Las rocas son afectadas por un metasomatismo alcalino marcado por el
desarrollo de albita, calcita y pirita. Los fluidos que son responsables de esta alteración
hidrotermal son ricos en sodio, calcio y azufre. La cristalización de la esmeralda es una
consecuencia de esta alteración hidrotermal porque el metasomatismo permite la
concentración del berilio (que estaría antes en la lutita) dentro del fluido residual.
Inicialmente, los fluidos utilizan los planos de apertura que son los cabalgamientos para
circular, después en las rocas el metasomatismo se desarrolla por un sistema de venillas (a
menudo, paralelo a la estratificación) donde a partir de los fluidos cristalizan albita, calcita
y pirita. Entonces las rocas cambian de composición química, pero también de aspecto.
La roca consigue un aspecto de fajas de metasomatismo y, al mismo tiempo, cambia de
color.
La zona de estudio es afectada por una tectónica que genera intensos plegamientos en
las zonas más dúctiles y fracturas en zonas más frágiles, sistemas de vetas mineralizadas. en
general la secuencia estratigráfica ha sido sometida a procesos de plegamiento y
fracturamiento, con dirección preferencial NE-SW y buzamientos entre 0 y 45°.
Los lineamientos observados por medio de las fotografías aéreas permitieron definir en
campo los rasgos estructurales principales de la región minera de Peñas Blancas,
destacándose fallas de tipo transversal como las fallas Los Trapiches y Agua blanca y fallas
de tipo longitudinal como la falla La Culata.
Las intersecciones de estos dos sistemas de fallas dejan brechas y vetas mineralizadas
asociadas a una litología conformadas por calizas, lodolitas calcáreas, lodolitas negras
carbonosas que contienen secuencias productivas de esmeraldas. En esta mina los fluidos
mineralizantes afectaron a varias secuencias litológicas, mientras que en las minas de Muzo
y Coscuez solo afectan a lodolitas Negras Calcáreas carbonosas.
1.4. Antecedentes y referentes conceptuales.
La región objeto de estudio presenta una doble connotación académica:
1. Como importante ruta de cruces para los recolectores cazadores desde y hacia el Valle del
río Magdalena y el Altiplano Cundiboyacense.
2. Como una de las pocas subregiones donde no se han reportado vestigios de cerámica
Herrera.
Las investigaciones cerámicas del periodo Herrera muestran que estos objetos cumplían funciones
domésticas, funerarias, para la extracción, almacenamiento, producción y transporte de la sal, por
sus formas y usos, aunque homogéneas en casi todo el altiplano y los valles de los ríos Bogotá, y
Magdalena, no siempre fueron destinadas para los mismos fines. Existen alcarrazas antropomorfas
que según las crónicas servían para contener líquidos pero que también se han encontrado en
entierros. Es de señalar que los reúsos de las vasijas se dan en cualquier sociedad. Sólo la
“unidimensionalidad” en los análisis funcionales en cerámica permite inferir que una y sólo una
forma se asignaba para uno o pocos fines.
Si bien los conceptos de estilo fueron el eje central de la polémica durante los años 80 en Europa y
Norteamérica, la arqueología realizada en los valles de los ríos Bogotá y Magdalena al igual que
en el resto del altiplano ni siquiera debatía los aspectos técnicos de la clasificación cerámica. Sus
discusiones, -similares a los de la Sociología Cerámica de los 70, versaban, por ejemplo, con el
planteamiento de que existía homogeneidad estilística, de formas, en mención al periodo Herrera.
Entre los años 50 y 60 (Botiva 1989) se empezaba a mencionar la posible existencia de este periodo
a través de un “sustrato” prechibcha en la sabana de Bogotá. Hernández De Alba (1937) aludía a
la prexistencia de sociedades no muiscas. En este mismo sentido, pero con técnicas de excavación
y formación académica distinta, Correal y Van der Hammen en 1977 proponían, de igual manera,
la presencia de un periodo anterior al Muisca. Las excavaciones y publicaciones de Cardale (1981),
Correal y Pinto (1983) y Castillo (1984) permitieron, en el caso de esta última, mostrar a través de
una secuencia estratigráfica, un material cerámico inciso tardío anterior al Muisca y que mantenía
estrecha relación estilística con el registrado inicialmente por Silvia Broadbent (1971).
Cardale (Op.cit), al describir el periodo Herrera a partir de los primeros registros cerámicos hechos
por Broadbent en Mosquera, Madrid y Bojacá, se vale de los tipos Mosquera Rojo Inciso y Mosquera
Roca Triturarada para plantear (1989, p 113) que:
“La cerámica Herrera es bastante distintiva y, a la vez, relativamente homogénea sobre un área
extensa…está conformada por un número pequeño de tipos, definidos con base en diferencias de
pasta, forma y decoración, que constituyen un conjunto en la mayoría de sitios. Las formas son
sencillas, principalmente cuencos (primero hemisféricos y posteriormente aquillados) y vasijas
subglobulares con cuello. Las asas, por lo menos en la zona meridional del territorio, se encuentran
solamente a finales del periodo. Para la decoración se utilizó la incisión, la impresión (ungular,
triangular y ejecutada con peine) y la pintura, principalmente de color rojo. Esta se encuentra con
frecuencia como una banda roja sobre los labios de las vasijas con cuello y, también, formando
diseños en el interior de los cuencos”.
En la medida que afloran -en la década de los 80- las tipologías cerámicas coligadas al periodo
Herrera, las averiguaciones sobre el surgimiento de las primeras sociedades agroalfareras del
altiplano central de Colombia principian a tener un apreciable interés en trabajos académicos,
primeramente de Correal y Pinto (Op.cit) quienes dedican parte de su investigación en mostrar el
tránsito de la horticultura y recolección a lo que ellos llamaron la “agricultura desarrollada”.
Tanto Cardale y Ardila (1981) escogieron caminos similares en sus investigaciones (metodologías,
estudio de formas, desgrasantes, decorados, etc) para llegar a conclusiones distintas: Que unos
pobladores se asentaron en las planicies o partes altas y otros usaron los abrigos como
campamentos de paso.
Una de las fechas de ocupación más tempranas para el departamento de Boyacá (2160 +/- 60
a.P) fue obtenida por Becerra (1985) en el sitio denominado Piedrapintada, puente de Boyacá. En
las excavaciones, uno de los pisos de ocupación preservaba restos de fogón, área de desechos,
huellas de poste, una parte para la talla de piedra y un depósito de cerámica. Este lugar, según
Becerra, fue empleado como refugio temporal al igual que varias de las piedras pintadas en la
zona.
En el Muelle II, Langebaek (1986) alude que allí cambian las características de ocupación entre los
Periodos Herrera y Muisca, lo cual, para su época, es un fuerte argumento a favor de la no-
continuidad cultural entre ambos Periodos:
“El investigador comenta –refiriéndose a Langebaek- que las excavaciones en el Muelle brindaron
la oportunidad de conocer la historia de un sitio donde se arrojaron desperdicios de los dos períodos
cerámicos previos a la invasión española; también identificó algunos rasgos comunes para ambos
periodos. Se sabe que los indígenas de estos dos periodos compartieron el conocimiento de
prácticas agrícolas y alfareras, escogieron el mismo sitio para vivir y al parecer mantuvieron
relaciones de intercambio que les daban acceso a productos de lejana procedencia. Sin embargo
entre los indígenas de uno y otro periodo parecen haber existido más diferencias que similitudes”.
(Botiva Op. cit p 88).
Es de agregar que en el sitio designado como Muelle II se encuentra material cerámico tanto
Herrera como Muisca, este último resalta por la presencia de pintura en los decorados lo cual hace
pensar a Langebaek en la similitud de técnicas y motivos cerámicos del norte de Colombia, Llanos
Orientales y Venezuela.
Sobre la base de estos dos aspectos –tipos cerámicos y su relación con pautas de asentamiento-,
habría una propensión a defender la idea que manejan De Paepe y Cardale (1990) la cual aclara
que:
“Algunas desventajas de las clasificaciones basadas en pastas e inclusiones han sido puntualizadas
por autores como Boada, Mora y Therrien (1989: 167 y passim). Objetan, con mucha razón, que “El
encontrar que las mismas formaciones geológicas se extienden de punta a punta del altiplano
como sucede con las del Cretácico, explica que se encuentran innumerables sitios con cerámica,
pasta, textura y desgrasante similares”. Sin embargo, estos autores también concuerdan que: “esto
no quiere decir que los criterios de pasta y desgrasante deban ser abolidos de la clasificación.”…La
mayoría de los arqueólogos no disputan la utilidad de estos criterios, siempre y cuando se les utilice
con cautela y flexibilidad, integrándolos a otros aspectos de la cerámica y la sociedad que las
utilizaba”.
Sin embargo, es recurrente en las investigaciones sobre el periodo Herrera que a la hora de
determinar el cambio cultural a partir de artefactos cerámicos se acuda, como lo hacía Childe y
Montelius (Trigger 1992) a la difusión y migración. Es el caso del debate acerca de la continuidad
entre Herrera-Muisca. Continuidad cultural que para el altiplano, y al hacer la analogía con Trigger
(Ibídem p 164), estaría determinada por la inexistencia de estos dos factores:
Los aspectos teóricos referentes a las ocupaciones humanas del altiplano en Ardila, Cardale y
Langebaek muestran que los estilos cerámicos son identificatorios de las relaciones sociales.
Empero, esta dimensión estilística para Cardale no reside solamente en diseños o ceramios no
utilitarios sino en lo que Sacket (1986) llamaría las “formas funcionales”. Es decir, la unidad forma-
función como elemento interpretativo a utilizar cuando se agotan los diagnósticos decorativos del
diseño.
1.5.2 Específicos
1. Recuperar, caracterizar y registrar la evidencia arqueológica que eventualmente resulte durante
la ejecución de las actividades civiles posteriores..
2. Ubicar y georreferenciar como insumo para otras investigaciones, las posibles áreas portadoras
de evidencias arqueológicas.
3. Generar el respectivo plan de manejo arqueológico.
1.6 Metodología.
En relación con la metodología de campo se propuso hacer una revisión detallada de los planos y
del Plan de Manejo Ambiental. Esto se realizó antes, durante y posterior a las visitas de las áreas de
influencia directa e indirecta. De la misma manera se hizo la ubicación y la georreferenciación para
cada una de las unidades geomorfológicas observadas.
Así mismo, se indagó a los pobladores locales acerca de la toponimia indígena y de posibles
yacimientos arqueológicos en la zona con el objetivo también de ubicar estas zonas y
georreferenciarlas.
ARDILA CALDERON, Gerardo. Investigaciones arqueológicas en Chía. Tesis de grado. UNAL, 2 tomos.
FIAN: Bogotá. 1981.
CARDALE, Mariane. En busca de los primeros agricultores del altiplano cundiboyacense. Maguaré,
Revista del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, No 5. Bogotá. 1989.
CORREAL, Gonzalo y VAN DER HAMMEN, Thomas. Investigaciones arqueológicas en los abrigos
rocosos del Tequendama. FIAN. Banco de la República. Bogotá. 1977.
HERNÁNDEZ DE ALBA, Gregorio. Arqueología. El templo del sol de Goranchachá. En: revista de
indias. Vol 2. p 10-18. Bogotá. 1937.
LANGEBAEK, Carl. Los periodos agroalfareros del altiplano cundiboyacense vistos desde el Muelle,
Sopó Cundinamarca. Revista de Antropología, Vol II nos 1-2 pp127-142. Universidad de los Andes.
Bogotá. 1986.
LLANOS VARGAS, Héctor y Pinto Nolla, María. Las industrias líticas de San Agustín. Fian. Bogotá D.C.
1997.
PEÑA, Germán. Exploraciones arqueológicas en la cuenca media del río Bogotá. FIAN: Banco de
la República. Bogotá. 1991.
SACKETT, J. Style, function and assemblage variability: a reply to Binford. En: American Antiquity 51,
p 628-634. 1986.
THERRIEN,Mónika. Compilación bibliográfica e informativa de datos arqueológicos de la Sabana
de Bogotá:Siglos VIII al XVI d.C. ICANH y COLCULTURA.1996.
TRIGGER, Bruce G. Historia del pensamiento arqueológico. Editorial Crítica. Barcelona. P 164. 1992.
1. OBJETIVOS
- Establecer las medidas preventivas apropiadas para reducir los posibles efectos que se puedan presentar sobre el patrimonio
arqueológico (Leyes 397 de 1997 y 1185 de 2008; decretos reglamentarios 833 de 2002 y 763 de 2009)
2. META
Prevenir, proteger y mitigar los impactos que puedan tener las obras civiles en las etapas extractivas y/o que impliquen nuevas
remociones de suelos. Esto, sobre el patrimonio arqueológico nacional.
3. ETAPA DE APLICACIÓN DE ACTIVIDADES
PREOPERATIVA DESMANTELAMIENTO Y ABANDONO
OPERATIVA
x
4. EVALUACIÓN AMBIENTAL
ELEMENTO AMBIENTAL IMPACTO AMBIENTAL IMPORTANCIA DEL IMPACTO
Patrimonio Arqueológico No afectación del patrimonio Moderado a bajo
arqueológico
5 TIPO DE MEDIDA RECOMENDADA
Prevención X Mitigación
Corrección Compensación
Otros
8. PERSONAL REQUERIDO
No aplica
9. ACCIONES A DESARROLLAR
Aunque dentro de área del Diagnóstico Arqueológico no se identificaron áreas con evidencias arqueológicas, se considera
necesario adoptar un plan de acción que en caso de presentarse un hallazgo ayude a mitigar el impacto sobre el patrimonio
arqueológico de la nación.
Dentro de las capacitaciones en educación socioambiental a contratistas y trabajadores se destinará un espacio al tema de
arqueología y patrimonio cultural con el fin de dar a conocer en qué consiste el patrimonio arqueológico, la legislación que lo
protege, así como los pasos a seguir en caso de un hallazgo durante las actividades extractivas. Dentro de las temáticas o los
aspectos a considerar dentro de la educación se tendrán los siguientes temas:
- Evitar el saqueo por parte del personal involucrado o particulares estableciendo las medidas de seguridad y control
pertinentes.
- Evitar la alteración y la destrucción de las evidencias materiales arqueológicas como tumbas, sitios de vivienda, basureros;
cerámica, líticos, etc.
- No intentar una excavación por cuenta propia, puesto que un mal rescate puede dañar las piezas y se perderían datos
importantes para la interpretación arqueológica como es el contexto.
- Reportar el hallazgo de inmediato al interventor de las obras y al Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH.
De la misma forma, se plantea que se involucre a la comunidad en estos talleres, con el fin de que ellos también hagan parte de
las acciones de manejo en caso encuentren algún vestigio arqueológico.
Durante las actividades relacionadas con las obras se prestará especial atención en caso de que se detecte algún hallazgo
arqueológico. En caso afirmativo, SE contratará un arqueólogo quien definirá la magnitud del hallazgo y realizará las actividades
que sean necesarias (rescate o salvamento).
Salvamento.
Requiere la suspensión temporal de las actividades. Los salvamentos estarán fiscalizados por la Interventoría ambiental de
Construcciones AP SA quien brindará la seguridad conveniente para evitar saqueos al patrimonio. El arqueólogo en el
reconocimiento recolectará las evidencias superficiales, revisará la estratigrafía de sitios específicos y realizará los sondeos que
sean necesarios. Esto, con aprobación previa del Icanh.
Rescate.
En caso de reportarse evidencias culturales, se suspenderán las actividades relacionadas con la extracción de material y se
determinarán las estrategias para su continuidad. El tipo de metodología a aplicar en el rescate será definido por el arqueólogo
según las características del hallazgo. De acuerdo con lo anterior se definirá la necesidad de hacer cortes, su tamaño, y/o pozos
de sondeo. Si la estratigrafía del suelo lo permite, se harán excavaciones siguiendo la estratigrafía natural o por niveles arbitrarios,
etc.
En la etapa de excavación se llevará un control de la información, partiendo de la localización del corte por medio de un
levantamiento topográfico, el control de materiales y unidades estratigráficas mediante planillas y fichas de campo. Se dibujará
la planta de cada estrato por cuadrículas y se hará un levantamiento vertical de los perfiles de la excavación al final de los
trabajos. Estos dibujos estarán acompañados de los correspondientes registros fotográficos, de diapositivas y de filmaciones para
su posterior difusión. El carbón que se encuentre asociado a restos culturales será recolectado y asociado en las fichas a la unidad
estratigráfica a que pertenezca, indicando la profundidad y la cuadrícula en que sea encontrado.
Si el hallazgo lo amerita, se contratará la visita de un edafólogo que analice los estratos y los perfiles. Si el arqueólogo lo sustenta,
se tomarán las muestras de suelo para estudios de polen y macrorrestros, además de los consecuentes de caracterización de
suelos.
En la fase de laboratorio, se hará el lavado, marcación e identificación de los materiales recuperados. Posteriormente se
compararán con los resultados de otras investigaciones en el área, para así contextualizar la muestra y complementar el
panorama arqueológico regional.
Finalmente, con toda la información recopilada en campo e identificada en laboratorio, se procederá a elaborar el informe final,
acompañado de los correspondientes registros gráficos y audiovisuales. Todas las actividades serán supervisadas por la
Interventoría Ambiental.
11. CRONOGRAMA
Las actividades de monitoreo, de requerirse por hallazgos fortuitos se realizarán en la fase operativa del proyecto; las actividades
de capacitación del personal se harán en la fase preoperativa.
12. COSTOS
El proyecto deberá contar con un rubro especial para las actividades arqueológicas en caso de hallazgos, dentro del programa
de extracción y de operación.
Contenido