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El engaño que provocó la guerra en Irak

19 marzo 2013

Civiles en Basra en 2003

Una investigación periodística de la BBC ha determinado que las mentiras de dos espías
iraquíes jugaron un papel central en la decisión de Estados Unidos y Reino Unido de comenzar
la guerra de Irak para derrocar al gobierno de Saddam Hussein.

El estudio periodístico muestra cómo, desde antes del inicio de los combates, las evidencias de
inteligencia y de fuentes de alto rango apuntaban a que el régimen de Hussein no poseía
armas de destrucción masiva.

Seis meses antes de la invasión, el entonces primer ministro británico, Tony Blair advirtió
públicamente a su país acerca de la amenaza de las armas de destrucción masiva de Saddam
Hussein.

"El programa no se ha clausurado", aseguró Blair. "En estos momentos todavía está
funcionando". Blair se apoyó en datos de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva
para justificar el comienzo de la guerra.

Ese mismo día, el 24 de septiembre de 2002, el gobierno británico publicó un controversial


informe sobre las armas de destrucción masiva de Irak.

Preparado especialmente para su difusión al público, este informe incluía una introducción de
Blair, quien aseguraba a los lectores que Saddam Hussein había continuado produciendo
armas de destrucción masiva "más allá de toda duda".

Sin embargo, a pesar de que nunca se menciona en el informe, la duda existía. Los datos
originales de varias fuentes, entre ellas la agencia británica de inteligencia MI6, mostraban su
recelo.

De acuerdo con las notas originales del Comité Conjunto de Inteligencia, las evidencias eran
"esporádicas y parciales" y "permanecían limitadas".

La exclusión de esas especificaciones del informe dieron al texto que se hizo público una
certeza que nunca había merecido.

Vea también: la retórica bélica de EE.UU.en Irak

El fracaso de la inteligencia

El programa periodístico Panorama, de la BBC, ha hecho público que muchos de los datos clave
usados por Downing Street y la Casa Blanca estuvieron basados en invenciones, ilusiones y
mentiras.

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Butler asegura que Blair realmente creía que Saddam Hussein tenía armas de destrucción
masiva.
Como lo explica el general Mike Jackson, entonces jefe de Ejército Británico, "lo que parecía
ser oro en términos de inteligencia, resultó ser oro falso, parecía oro pero no lo era".

Sí habían otros datos de inteligencia pero eran menos alarmantes.

El primer informe del gobierno británico sobre armas de destrucción masiva posterior al inicio
de la guerra dice que Blair y los grupos de inteligencia "se engañaron a sí mismos". Este
informe estuvo a cargo de Robin Butler.

Tanto Butler como Jackson concuerdan en que Blair no mintió porque aseguran que el
entonces primer ministro realmente creía que Saddam Hussein sí tenía armas de destrucción
masiva.

El más notorio de los espías que engañó al mundo fue el desertor iraquí Rafid Ahmed Alwan al-
Janabi.

Sus invenciones y mentiras fueron parte crucial de los datos de inteligencia que se usaron para
justificar una de las guerras más polarizantes en la historia reciente. Estas mentiras
contribuyeron a uno de los mayores fracasos de inteligencia de los que se tiene memoria.

Rafid llegó a ser conocido con el nombre de Curveball, el código de espía que le fue asignado
por la inteligencia de los Estados Unidos.

En inglés, el término "curveball" es un lanzamiento de béisbol que toma una curva y engaña a
los bateadores. Paradójicamente, en este caso, el nombre clave terminó siendo demasiado
apropiado.

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Tahir Jalil Habbush Al-Tikriti representaba la sota de oros en la baraja de cartas de "los más
buscados".

Janabi, de nacionalidad iraquí, llegó a Alemania en 1999 a un campo de refugiados buscando


asilo político. En ese momento, Janabi, quien dijo ser ingeniero químico, atrajo la atención del
servicio de inteligencia alemana, BND.

El refugiado aseguraba haber visto laboratorios biológicos móviles instalados en camiones para
evitar ser detectados.

Los alemanes tenían dudas sobre Janabi. Sin embargo, sus datos fueron compartidos con la
inteligencia estadounidense y británica.

La agencia británica MI6 tenía también dudas y eso lo expresaron en un cable secreto
transmitido a la CIA: "Elementos de su comportamiento nos parecen típicos de aquellos
individuos que normalmente serían considerados como mentirosos pero nos inclinamos a
creer que una significante parte de lo que reporta es verdad".

Los británicos y los estadounidenses decidieron creerle a Curveball, quien más tarde admitió
haber inventado y mentido.
También parecen haber datos de otro espía que engañó al mundo.

Se trata de un antiguo oficial de inteligencia iraquí, llamado Maj Muhammad Harith, quien
aseguró que el plan de desarrollar laboratorios biológicos móviles había sido su idea. Además,
alegaba que él había ordenado la compra de siete camiones Renault para poner a funcionar
aquellos laboratorios.

Este individuo había llegado a Jordania y una vez allí había contactado y hablado con los
estadounidenses.

Al parecer Muhammad Harith inventó su versión porque estaba interesado en un nuevo lugar
para vivir. Diez meses después de la guerra, los datos que aportó fueron descartados como
invenciones.

En todo caso, la agencia británica MI6 pensaba que tenía información adicional para
corroborar la versión de Curveball.

Otra fuente, cuyo código es Red River ("Río Rojo") reveló que había estado en contacto con
una fuente secundaria que, a su vez, le había asegurado haber visto fermentadores en los
camiones.

Sin embargo, aquella fuente secundaria nunca aseguró que los fermentadores tuvieran que ver
con agentes biológicos. Después de la guerra, la agencia MI6 decidió que Red River no era una
fuente confiable.

El traje hecho a mano

Sin embargo no todos los datos de inteligencia estaban equivocados. La informaciones


aportadas por dos fuentes de alto perfil cercanas a Saddam Hussein eran correctas.

Ambas fuentes aseguraron que Irak no tenía ninguna arma de destrucción masiva activa.

La fuente de la CIA era el ministro iraquí de Relaciones Exteriores, Naji Sabri.

Murray insiste en que la "mejor inteligencia" no fue usada.

El ex jefe de la CIA en París, Bill Murray, estuvo en contacto con él a través de un


intermediario, un periodista árabe, a quien le entregó US$200 mil dólares en efectivo como
desembolso inicial.

Él aseguró que Naji Sabri "parecía una persona de interés real, alguien con quien deberíamos
estar hablando".

Murray preparó una lista de preguntas para pasárselas al ministro, con el tema de las armas de
destrucción masiva como prioridad al comienzo del documento.

El intermediario se reunió con Naji Sabri en Nueva York en septiembre de 2002 cuando estaba
a punto de hablar en las Naciones Unidas, seis meses antes del comienzo de la guerra y justo
una semana antes de que el informe británico fuera publicado.
El intermediario le compró al ministro un traje hecho a mano que el alto cargo político vistió
en las Naciones Unidas, un detalle que Murray interpretó como signo de que Naji Sabri estaba
dispuesto a trabajar con ellos como aliado.

Murray dice que el resultado de las operaciones de inteligencia permitió saber que Saddam
Hussein "tenía algunas armas químicas que habían sobrado de la década de los noventa y esas
existencias habían sido dadas a varias tribus leales a él. Tenía intenciones de poseer armas de
destrucción masiva -químicas, biológicas y nucleares- pero hasta ese momento no tenía
prácticamente nada".

La CIA insiste en que el informe de inteligencia de la "fuente" indicaba que el expresidente


iraquí sí tenía programas de armas de destrucción masiva porque, de acuerdo con la agencia,
mencionaba que "Irak estaba produciendo y acumulando armas químicas" y "como último
recurso tenía lanzadores móviles armados con dispositivos de guerra química".

Murray contradice esta versión.

La segunda fuente de alto perfil era el jefe de inteligencia de Irak, Tahir Jalil Habbush Al-Tikriti,
quien representaba la sota de oros en la baraja de cartas de "los más buscados" del gobierno
de Hussein distribuida por las fuerzas estadounidenses.

Dos meses antes del inicio de la guerra, un miembro veterano de la agencia MI6 se reunió con
Habbush en Jordania en enero de 2003.

La retórica bélica de Estados Unidos

Se pensaba que Habbush quería negociar un acuerdo para detener la invasión inminente. Él
también dijo que Saddam Hussein no tenía armas de destrucción masiva activas.

Sorpresivamente, Butler, quien dice que los británicos están "en todo su derecho" para
sentirse engañados por su primer ministro, sólo supo de la información de Habbush después
de que su informe fue publicado.

"No sé cómo explicar eso", dice Butler.

"Esto es algo que se nos pasó en nuestra revisión. Pero cuando preguntamos sobre eso, nos
dijeron que no era un dato significativo porque la SIS (MI6) lo descartó como una estrategia de
Saddam para engañarnos"

Butler asegura que tampoco sabía nada de los datos de inteligencia de Naji Sabri.

El exfuncionario de la CIA Bill Murray no estaba contento con la forma en que los datos de
inteligencia obtenidos de estas dos fuentes de alto perfil fueron usados.

"Yo pensaba que habíamos obtenido los mejores datos de inteligencia que alguien hubiera
tenido en el período pre-guerra, todos los cuales resultaron ser ciertos. Sin embargo, esa
información fue descartada y no se usó".
Estas son las más recientes intervenciones militares de EE.UU.

Los ejemplos de los últimos años muestran que el país, en la mayoría de los casos, suele
emprender sus ataques sin la sanción de la ONU y sin aprobación del Congreso.

La posible intervención militar en Siria es un método de acción habitual de EE.UU., a


continuación una lista de las intervenciones militares de EE.UU. en los últimos años.

Afganistán 2001 - hasta hoy / Intervención de la OTAN sin la sanción de la ONU

En octubre de 2001 comenzaron los ataques con cohetes y bombardeos a los talibanes en
respuesta del atentado 11-S a las torres gemelas. Obama aún no retira por completo las
fuerzas terrestres estadounidenses.

Unos 2 mil 178 militares murieron de 2001 a la fecha.

El gasto por los conflictos totalizaron de 2.3 a 2.7 billomes de dólares.

Pakistán, Yemen, Somalia, 2002 - hasta hoy / Ataques con aviones no tripulados sin
autorización de la ONU.

Se intensifican los ataques desde 2008, año en que el presidente Barack Obama llegó al poder,
en comparación con la etapa inicial (2002) de la utilización de aviones no tripulados. La ONU
critica reiteradamente las acciones de EE.UU. que hace caso omiso de los riesgos que estos
ataques suponen para la población civil.

Irak 2003- 2011/ “Operación Libertad iraquí” Sin autorización de la ONU

Invasión a Irak por presunta presencia de armas de destrucción masiva. En 2011, Obama retira
los últimos soldados estadounidenses.

¿Cuántas fueron las víctimas?

Dennis Kucinich, congresista estadounidense y uno de los pocos que se opuso a la guerra, trazó
el siguiente balance: 4 mil 488 pérdidas de soldados estadounidenses, 33 mil heridos y nada
menos que un millón de civiles iraquíes muertos.

La “guerra” costó más de seis billones de dólares.

Libia, 2011 / Intervención de la OTAN con la sanción de la ONU

En febrero de 2011 estalló el conflicto armado entre el gobierno de Muammar Gaddafi y


extremistas de la oposición. Esgrimiendo el uso de aviones para la represión de las protestas
pacíficas, algo que no fue probado, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución
para imponer sanciones contra el gobierno oficial de Libia.
Los países de la OTAN lanzaron bombardeos contra las fuerzas e instalaciones
gubernamentales en el país. Oficialmente la guerra terminó con la muerte de Gaddafi a manos
de una multitud enfurecida en octubre de 2011.

Los gastos militares oficiales de EE.UU. según el Pentágono, alcanzaron los un mil 100 millones
de dólares.

Siria, 2014 / Estrategia de combate contra el EI

10 septiembre 2014 | Obama se dirigió a la nación en horario de máxima audiencia para


defender la causa de los ataques aéreos dirigidos contra el gobierno sirio de Bashar al-Assad,
con autorización o no del Congreso, enviará aviones de guerra a la batalla una vez más.

Lo anterior abre la puerta a la campaña de bombardeos a suelo sirio, algo que ya había
ordenado desde el 7 de agosto contra las posiciones de los extremistas en suelo iraquí.

Por otra parte, solicitó al Congreso más autoridad y recursos para apoyar a las fuerzas
opositoras a Bashar Al Assad que a su juicio le servirían de contrapeso a los fundamentalistas
del EI.

Aunque no necesita autorización para actuar militarmente de forma directa contra ese
movimiento sunita, sí la necesita para proporcionar armas o entrenamiento a los sublevados
sirios.

Obama insiste en erradicar por todas las vías al Estado Islámico (Reuters)

¿Cuánto costará una intervención militar en Siria?

En julio pasado, el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Martin Dempsey, calculó
que entrenar y apoyar a los rebeldes sirios costaría alrededor de 500 millones de dólares
anuales. Crear una zona de exclusión aérea en Siria con el fin de limitar las posibilidades de la
Fuerza Aérea del país árabe costaría unos 500 millones de dólares al mes.

Ataques de misiles y aviones de combate “miles de millones de dólares”

Las armas de destrucción masiva que nunca existieron

EEUU no halló el armamento, pero sí más beneficios en reconstruir el país que en la


explotación petrolífera

18-03-2013 Tuenti Meneame

Explotación de gas y petróleo en el sur de Irak.

Explotación de gas y petróleo en el sur de Irak.. REUTERS.


EFE – (JAIRO MEJÍA) / REDACCIÓN - WASHINGTON Pese a que se presentó como la
razón oculta de la invasión de Irak hace 10 años, la explotación petrolífera en el país no la
encabezan los estadounidenses, aunque Washington y los empresarios estadounidenses han
encontrado otras áreas muy rentables. La otra, la oficial y defendida por Estados Unidos ante
la ONU como argumento principal, la existencia de armas de destrucción masiva, se confirmó
años después como falsa, pues nunca se han podido descubrir la presencia de ese armamento
ni los supuestos vínculos de Sadam Hussein con la red terrorista Al Qaeda.

El expresidente estadounidense George W. Bush justificó la invasión de Irak con el argumento


de que el entonces líder iraquí, Sadam Husein, tenía armas de destrucción masiva.
Posteriormente, las fuerzas militares estadounidenses descubrieron que no existían tales
armas. El desertor iraquí Rafid Ahmed Alwan Al-Janabi, un ingeniero que había pedido asilo en
Alemania en 1999, transmitió a las autoridades de EE UU que él había trabajado en la
supervisión de las armas bacteriológicas. Nueve años más tarde, admitió ante la BBC que esas
armas no existían y justificó su mentira en su deseo de que Irak se librase del régimen de
Husein.

Cuando el 20 de marzo de 2003 comenzaron los bombardeos sobre Bagdad, las pretendidas
armas de destrucción masiva que ocultaba Sadam Huseim y sus supuestos lazos con Al Qaeda,
fueron considerados como una excusa para enmascarar el asalto a las terceras reservas de
petróleo convencional del mundo.

"Los estrategas de Washington (en aquella época) tenían esperanza de que fuera fácil y
estaban demasiados seguros de que conseguirían acceso rápido a los pozos de petróleo",
indicó a Efe, Catherine Lutz, codirectora del proyecto "Cost of War", del Instituto Watson, que
ha cifrado el coste de la guerra, a la que puso fin en diciembre de 2011 el presidente Barack
Obama, en 2,2 billones de dólares.

La petrolera estadounidense ExxonMobil es la única que ha conseguido una concesión


importante en una zona de yacimientos del sur de Irak y el Gobierno del presidente Nuri al
Maliki ha bloqueado por el momento su acceso a los pozos más rentables de la zona autónoma
del Kurdistán.

Lutz recuerda que el Gobierno iraquí no ha sido tan favorable a los intereses de EEUU como lo
fue en su momento Corea del Sur y "no ha permitido una presencia militar permanente o trato
preferencial a empresas estadounidenses".

La mayor parte del pastel de hidrocarburos se lo reparten la holandesa Shell o la británica BP,
mientras que petroleras de países opositores a la intervención militar en 2003 curiosamente
cuentan con una presencia importante, como la francesa Total, la rusa Lukoil o la china
Petrochina.

Para Estados Unidos, esto tiene un lado positivo, ya que los efectos de la entrada de Irak en el
mercado de petróleo y el aumento de su productividad han contribuido a alimentar la
insaciable demanda de potencias emergentes como China e India, sin que se disparen los
precios del petróleo a nivel mundial.
Por otro lado, las empresas estadounidenses han encontrado otros negocios incluso más
rentables, al prestar soporte logístico a las petroleras, a las que el Gobierno iraquí cede
porcentajes relativamente bajos por barril debido a que los yacimientos del país,
especialmente en el sur, son más fáciles de explotar que la norma.

Halliburton, vinculada al exvicepresidente Dick Cheney, uno de los cerebros de la invasión y


mano derecha de George W. Bush, está más que asentada como empresa de ingeniería en
Irak, mientras que otra compañía con sede en Texas, Schlumberger, ha visto sus beneficios
florecer al tiempo que se iban retirando las tropas estadounidenses.

Si hay un alto funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos que
conoció los entresijos de los servicios de inteligencia en la guerra de Irak, ése hombre es Paul
Pillar. Antiguo oficial del Ejército norteamericano en Vietnam, Pillar trabajó durante 28 años en
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.

Fue miembro y director adjunto, entre 1993 y 1999, del Centro Contraterrorista, un organismo
creado en 1986 dentro de la agencia bajo el mando directo del director con el ojeto de dirigir,
prevenir, desarticular y derrotar a los terroristas con información de todos los servicios de
inteligencia del país y en colaboración con agencias extranjeras. En el año 2000.fue nombrado
funcionario de inteligencia nacional a cargo de Oriente Próximo y Sur de Asia, donde llegó a ser
el principal analista de la CIA en contraterrorismo hasta su retiro, en 2005.

"Tanto con las armas prohibidas como con los vínculos Sadam-Al Qaeda se repitió el mensaje
para ganar el apoyo del pueblo norteamericano"

"Una vez que el presidente Bush decidió que esa era la opción elegida, su opción de atacar a
Irak, todo debía encajar en ese objetivo"

"La presentación de Powell en la ONU fue el resultado de una prolongada presencia del
secretario de Estado en las oficinas de la CIA"

"La Administración de Bush lanzó una campaña organizada de manipulación para justificar la
decisión ya adoptada por razones políticas de ir a la guerra de Irak. Ni las armas de destrucción
masiva ni los inexistentes vínculos entre Sadam Husein y Al Qaeda fueron los motivos reales de
la guerra", afirma Pillar, por cuyas manos pasaron los principales informes secretos sobre Irak
en su calidad de coordinador de los trabajos.

Pillar no dudó tras conocer el atentado del 11-M en España. "Fue un atentado clásico de la
yihad islámica. Puedes encontrar los vínculos circunstanciales que quieras entre grupos
terroristas, pero no conozco pruebas serias de cooperación entre ETA y Al Qaeda, como no las
hubo entre Sadam y Bin Laden". Pillar, profesor de estudios de seguridad en la Georgetown
University, concedió una amplia entrevista a EL PAIS en su despacho. He aquí el diálogo.

Pregunta: El 11 de marzo de 2004, usted era responsable en la CIA de Oriente Próximo y Sur de
Asia. ¿Qué pensó cuando conoció la noticia de los atentados en Madrid?
Respuesta: Primero de todo, no en ETA. He seguido especialmente el terrorismo de ETA
mientras era miembro del Centro Contraterrorista. Y me hubiese sorprendido mucho que los
ataques del 11-M fueran obra suya y mucho menos, claro, que hubiesen sido el resultado de
los yihadistas islámicos. Mire, yo trabajé en contraterrorismo durante la mayor parte de los
años noventa, actividad del Centro Contraterrorista, donde fui responsable de análisis durante
varios años y director adjunto de todo el centro. Y el ataque de Madrid no me sorprendió
porque era exactamente el tipo de ataque yihadista contra un objetivo occidental. No era un
ataque necesariamente ordenado por Osama Bin Laden o Ayman Al Zawahiri, desde una cueva
del sur de Asia, sino una expresión de lo que siempre ha sido un movimiento descentralizado.
Las razones para hacer de España en particular un blanco tampoco me sorprendieron. El deseo
del Gobierno de José María Aznar de quedar bien con la Administración de Bush en Estados
Unidos, la guerra de Irak, fueron las razones, claro está, aunque también pudieron influir
razones históricas, como la pérdida de Al Andalus…

P: En algún momento pensó que los ataques podían ser el producto de una colaboración entre
el terrorismo fundamentalista islámico y ETA?

R: No he visto ninguna evidencia de ello. Para mi los ataques tenían una clara filiación
yihadista. Nunca puedes excluir contactos entre las organizaciones terroristas, pero no he
tenido ninguna prueba sobre ello. En el sombrío mundo del terrorismo internacional se puede
llegar a afirmar que prácticamente cada grupo terrorista puede ser vinculado a otro si se pone
el esfuerzo necesario a la hora de encontrar pruebas de contactos casuales, experiencias.
Incluso los datos más elementales y circunstanciales pueden ser presentados como una prueba
de una pretendida relación entre grupos terroristas, ignorando la cuestión relevante de si un
Estado apoya a un determinado grupo terrorista y el hecho de que las relaciones pueden ser
competitivas, desconfiadas antes que de colaboración. La Administración de Bush demostró
una voracidad tremenda en que se presentasen vínculos entre Sadam Husein y Al Qaeda y Bin
Laden. Pero no los había.

Guerra de Irak

P: Por qué existe resistencia a concluir que la Administración de Bush mintió al pueblo
norteamericano en las razones de la guerra de Irak?

R: En lo que se refiere a las armas de destrucción masiva que podía poseer Irak, había una
percepción errónea generalizada en los servicios de inteligencia de EE UU, el Reino Unido, y
otros, de que Irak poseía algunas de ellas. Estábamos equivocados. Y lo que dijeron el
presidente George W. Bush y el primer ministro británico Tony Blair formó parte de ello.
Ahora, otra cosa es cuando entras en el tema de las conexiones terroristas entre Sadam Husein
y Bin Laden cuando las cosas, definitivamente, son flagrantes. Todavía me incómodo usando la
palabra mentira Estaría conforme con ella solo en referencia a una afirmación concreta dicha
por alguien que en el momento de decirla sabía que era falsa. Y esto vale también para los
argumentos en favor de la guerra. No es tanto que tal o cual razón era equivocada. Es el
mensaje más amplio, el intento de transmitir la impresión de que había una alianza terrorista
entre Irak y Al Qaeda, lo que no era el caso. Y tampoco es que la comunidad de inteligencia
afirmaba la existencia de esos lazos. Me he preguntado cientos de veces: ¿Es esto engañar? Sí,
lo es. ¿Es esto enviar un mensaje utilizando parcialmente lo que tus expertos te han dicho? Sí.
Supongo que bajo ciertas definiciones, puedes llamar a esto una mentira. Yo preferiría usar
esta palabra para una afirmación precisa y concreta.

P: Lo que usted describe es una campaña organizada de manipulación del pueblo


norteamericano ¿lo comparte?

R: Sí, por supuesto. Fue una campaña organizada de manipulación.

P: El vicepresidente Dick Cheney, por ejemplo, visitó muchas veces el cuartel general de la CIA
en Langley, Virginia, en busca de datos para justificar lo que ya había decidido de antemano,
¿no?.

R: Sí. No estuve personalmente involucrado en estas reuniones. Pero no tengo inconveniente


en subrayar que esas reuniones fueron relevantes. Altos cargos de la Administración volvían
una y otra vez a la comunidad de inteligencia y decían: "Miren esto otra vez, busquen, tiene
que haber más datos sobre la relación Irak y Al Qaeda". Este era el negociado del
vicepresidente Dick Cheney. No era que Cheney u otros altos cargos te doblaban la mano y te
decían "cambia tu punto de vista". Cuando alguien de su nivel vuelve muchas veces a tus
oficinas y te sugiere que trabajes más, mirátelo una vez más, el mensaje es clarísimo.

P: En el llamado memorándum de Downing Street, sede del gobierno británico, se registra la


reunión del 23 de julio de 2002 de asesores y ministros con Tony Blair se dice que habiendo
sido tomada la decisión de ir a la guerra "la inteligencia y los hechos deben arreglarse en
relación con esa decisión". Eso fue casi un año antes de la invasión de Irak, ¿Está de acuerdo?

R: Sí, claro, la decisión fue adoptada a primeros de 2002. Me ha llamado la atención un


documento filtrado recientemente en el que se transcribe una reunión entre Bush y Blair el 31
de enero de 2003. Bush dice allí que estaba pensando en enviar a Irak aviones
norteamericanos pintados con los colores de Naciones Unidas para ver si Sadam daba orden
de atacarles y así considerar que estaba en violación material de las resoluciones para que el
Consejo de Seguridad respaldara la guerra. Esto me recordó que hace casi cuarenta y dos años,
en agosto de 1964, una manipulación de inteligencia en torno a un presunto ataque en el
Golfo de Tonkín fue utilizado por el presidente Lyndon B. Johnson para justificar la escalada
bélica en Vietnam. Pero, bueno, en lo esencial, estos documentos británicos confirman que la
decisión de ir a la guerra se adoptó primero y que luego se buscó la justificación. La decisión no
dependía de las armas de destrucción masiva o de los resultados de la inspección de Naciones
Unidas. La decisión fue adoptada mucho antes por otras razones. Una vez que el presidente
Bush decidió que esa era la opción elegida, fue su opción, todo debía encajar en ese objetivo.
Los datos de inteligencia sobre los programas de armas de destrucción masiva de Irak no
condujeron a Bush a adoptar la decisión de ir a la guerra de Irak. Tanto en EE UU como en
otros países existía la idea de que la disuasión había funcionado en Irak y de que Sadam estaba
encajonado. y de que la mejor manera de solventar el tema de las armas prohibidas era
reforzar las inspecciones. El hecho de que la Administración de Bush llegase a otra conclusión y
desencadenara la guerra es una prueba de que su decisión de derribar a Sadam se debió a
otras razones, a saber, la de remover estratégicamente los cimientos de la estructura de
Oriente Próximo, por las necesidades de Israel, por el petróleo, por muchas razones. La
Administración de Bush politizó los servicios de inteligencia, pero le diría que lo más
sorprendente para mí es el poco relevante papel de la inteligencia en una de las decisiones
más importantes, la guerra de Irak, de EE UU en las últimas décadas. Se usó la inteligencia para
justificar una decisión tomada de antemano. Creo que en el Reino Unido ha habido un debate
mucho más abierto que aquí. Tiene usted a Robin Cook [líder parlamentario del Partido
Laborista], que renunció a su puesto por el tema de Irak. Fue él portavoz más elocuente de esa
denuncia y usó exactamente los términos, es decir, que hubo una decisión de ir a la guerra y
luego la inteligencia siguió a la política antes que al revés. Nunca tuvimos aquí a una
personalidad de la altura de Robin Cook diciendo esas cosas en EE UU.

P: Pero, en tiempo real, ¿qué veía usted en el periodo anterior a la guerra?

R: Para mi era evidente que la Administración de Bush decidió ir a la guerra a primeros de


2002. Y esta es la razón por la cual tratamos de ofrecer nuestro punto de visto antes de que la
guerra comenzara sobre los probables desafíos que encontraríamos en Irak tras la invasión. Y
no porque nos hubieran preguntado sobre ello, sino porque creíamos que tendríamos un
verdadero lío caso de invadir. Desgraciadamente hay que reconocer que lo que dijimos resultó
muy válido, habida cuenta del desastre que todos han podido ver después. Tratamos de hacer
nuestro trabajo lo mejor y útil posible dado que nuestro Gobierno ya había adoptado una
decisión.

P: En octubre de 2002, la CIA aportó la Estimación de Inteligencia Nacional, que contiene todas
las inexactitudes ya asumidas respecto a Irak. ¿Influyó este informe en la Administración de
Bush?

R:No, este informe fue solicitado por el Congreso, no por Bush. En octubre de 2002, antes de
votar la autorización para ir a la guerra, muy pocos miembros del Congreso tuvieron la
oportunidad de leerse el documento entero antes de emitir su voto. Muy pocos. Solo seis
senadores y un pequeño grupo de representantes fueron más allá del resumen e seis páginas.
Cualquiera que hubiese leído la totalidad del informe, y aún averiado como estaba, hubiera
salido con una idea muy ambigua. Las preguntas hubieran sido obvias.¿Estas son todas las
pruebas que tienen contra Irak?, era la pregunta más legítima. El mero hecho de que el
resumen que se tomó como el asunto fundamental se llamaba "juicios clave" y no "hechos
clave" fue ignorado. Y a fuerza de repetir de manera selectiva y sesgada, una y otra vez, por
parte de la Administración de que existían vínculos entre Sadam y Al Qaeda, el público terminó
por creerse que Irak estaba detrás del 11-S.

P: La presentación del entonces secretario de Estado Colin Powell en el Consejo de Seguridad


de Naciones Unidas, ¿fue una pieza esencial en la campaña de manipulación? ¿Por eso estaba
allí junto a Powell George Tenet, director de la CIA?
R: La presentación de Colin Powell fue el resultado de una prolongada presencia del secretario
de Estado y su staff en las oficinas de la CIA en Langley. Mucha gente se sintió perturbada por
esa imagen de Tenet junto a Powell en la ONU. Ese no es el papel que se supone debe
desempeñar el director de inteligencia. Tenet estaba bajo fuerte presión y se sentía muy
implicado con la Administración de Bush. Aunque esa imagen en el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas dio la vuelta al mundo, el objetivo de la presentación de Powell era también
convencer al pueblo norteamericano y al Congreso. El tema, por tanto, es si era justo que el
director de inteligencia, cuando todavía era materia de debate en EE UU, se alineara de
manera tan visible junto a uno de los bandos de la discusión política. Es diferente para un
funcionario de inteligencia participar en un debate interno sobre la guerra que apoyar a
nuestros diplomáticos en la tarea de persuadir a otros gobiernos para respaldarla. En cuanto a
Powell, hay cosas en las que si hubiese sido por él, no hubiera entrado a ellas por nada del
mundo...

P: ¿Como cuáles?

R: Estoy pensando en los temas de la guerra contra el terror... Este fue sin duda el tema de
mayor discrepancia entre lo que la Administración de Bush declaraba y las pruebas y análisis
de los servicios de inteligencia. En ningún momento, nosotros aportamos evidencias sobre la
presunta alianza entre Irak y Al Qaeda. A la Administración le interesaba porque era lo que
más afectaba al público norteamericano

y retrotraía las imágenes del 11-S. y la necesidad de dar una respuesta a Irak. Creáme que
alimentar el apetito de la Administración por obtener material sobre esta inexistente alianza
nos llevó mucho tiempo y trabajo a los altos cargos de inteligencia y a los analistas más
veteranos de la CIA, lo que supuso abandonar otras actividades antiterrroristas. Y como
nosotros no les dimos lo que querían, la Administración de Bush decidió formar un
departamento especial en el Pentágono, el Grupo de Evaluación de la Política Contraterrorista,
que dependía del subsecretario Douglas Feith. Esta unidad se dedicó a encontrar posibles
vínculos entre Sadam y Al Qaeda, y en algunas presentaciones llegó a acusar a la CIA de haber
fallado a la hora de ver la pretendida alianza. Y ahora vayamos a Colin Powell. En ningún
momento quería mencionar el nombre de Al Zarqaui, por ejemplo, pero estaba presionado con
fuerza por

la oficina del vicepresidente Cheney, que le urgió a hablar de las conexiones entre Sadam
Husein y Al Qaeda. Y lo hizo en los últimos minutos...Y si bien se mira no dijo nada relevante.
No hay sombra de evidencia sobre una alianza diferente de una coincidencia circunstancial.
Que Zarqaui estuviera en Irak no significaba nada que comprometiera al régimen iraquí. En
realidad, la información disponible también daba cuenta de que los iraquíes se preguntaban
por la localización de Zarqaui, lo que claramente implicaba la ausencia de relación entre ellos y
Zarqaui. Todo formaba parte de esa campaña organizada de manipulación: mencionas este
pequeño hecho, subrayas este otro y presentas una situación que busca crear la impresión
general de que existe una relación. Pero si miras exactamente lo que Powell dijo, no vale para
nada.... Algunos de mis compañeros, implicados en el tema de las armas de destrucción
masiva, trabajaron muy duro con Powell todo el fin de semana previo. Yo no tuve que hacerlo.
Pero supe lo que estaba pasando, porque ese mismo fin de semana yo estaba trabajando y
ellos venían a mi despacho y me contaban las resistencias de Powell y su equipo.

P: ¿Cuán importante es Al Zarqaui en la resistencia iraquí?

R: El retrato general del protagonismo de Zarqaui puede estar exagerado. La Administración de


Bush trata de explicar buena parte de lo que pasa en Irak por la presencia de un terrorista cuyo
nombre es bastante conocido en lugar de reconocer que a la gente no le gusta la ocupación
militar extranjera, de que haya inseguridad y de que no funcione la electricidad ni se pueda
garantizar el suministro de agua. Todos los motivos que nutren la insurgencia son subsumidos
en la violencia y el terrorismo brutal que corta cabezas de Al Zarqaui y que clama contra la
democracia. Es el gran enemigo que necesitamos tener. Y en este sentido su figura es objeto
de exageración. Dicho esto, no hay duda de que Zarqaui es una figura importante que tiene
una habilidad organizativa como para que los iraquíes, en mayor medida que los extranjeros, le
apoyen.

'Caso Plame'

P: El nombre de la agente secreta de la CIA fue filtrado por la Administración de Bush después
que su esposo, Joe Wilson, enviado especial a Níger para averiguar si Irak había comprado
uranio enriquecido, desmintió la información de que Sadam tenía capacidad de fabricar
bombas nucleares. Usted también fue desacreditado. ¿Son los métodos despiadados de la
Administración Bush?

R: Sí es un patrón de conducta. La historia básica que el fiscal especial, Patrick Fitzgerald,


investiga es la siguiente: he aquí alguien, el embajador Joe Wilson, que dice algunas cosas que
van en contra de lo que Administración de Bush está argumentando para sostener la guerra. Y
van y lo desacreditan filtrando el nombre de su mujer, porque aseguran, fue ella quien le envió
a Níger. Lo mismo me hicieron a mí. Recuerdo que en 2004, durante la campaña de reelección
de Bush, las cosas parecían empezar a ir bien en Irak. Pero en agosto de ese año, elaboramos
en la CIA una nueva Estimación de Inteligencia Nacional, el documento más extenso y
profundo en nuestro trabajo.

P: ¿A petición de quien?

R: Bueno, he aquí otro ejemplo del papel irrelevante de la inteligencia en el caso de Irak. En mi
condición de funcionario nacional de inteligencia a cargo de Oriente Próximo y por tanto
responsable de la información sobre Irak, la primera solicitud de información por parte de la
Administración de Bush para elaborar un documento no tuvo lugar hasta un año después de
iniciada la guerra. en 2004. Lo elaboramos y algunas de sus conclusiones se filtraron a la
prensa. No tengo idea de quien fue el autor de esa filtración. No fui yo. Se mencionaban allí
algunos escenarios. Entre ellos el peor era éste: Irak podría estar en el umbral de una guerra
civil en los siguientes 18 meses, es decir, hasta finales de 2005. Si uno mira lo que ha ocurrido,
estábamos bastante en lo cierto. Mi nombre fue asociado con este informe. Y la
Administración de Bush que estaba en los últimos dos meses de su campaña electoral intentó
desacreditarme. ¿Y cuál fue el medio para hacerlo? El periodista Robert Novak, el mismo que
había revelado el nombre de la agente de la CIA Valerie Plame en julio de 2003. Fue el 27 de
septiembre de 2004 que Novak me nombró en uno de sus artículos como el responsable del
informe y como el probable filtrador. La CIA, según decía, estaba desarrollando una
insurgencia contra la Casa Blanca. En el caso de Valerie Plame no había que prestar atención a
lo que su esposo Joe Wilson decía sobre el uso de información falsa sobre las compras de
uranio enriquecido por parte de Irak para fabricar armas nucleares porque ella se había
encargado de enviarle a Níger. En otros términos, era una operación de nepotismo. La misma
historia, el mismo instrumento. He hablado un par de veces con Wilson. Le he dicho que
compartimos esta historia de haber sido el blanco de Robert Novak. La mayoría de los
funcionarios de inteligencia saben que se enfrentarán al problema de ser utilizados. Pero el
caso de Valerie Plame va más allá. Porque se trata de destapar deliberadamente la cobertura
de un agente secreto como parte de un esfuerzo de desacreditar a su marido supera todo lo
conocido. Yo no conozco los pasos concretos que se dieron en la CIA para enviar a Wilson a
Níger. Pero sabiendo como funcionan me puedo imaginar fácilmente cómo ocurrieron las
cosas. El vicepresidente Cheney solicitó a la CIA que estudiara los datos para ver si había algún
indicio de que Sadam quería comprar uranio en Níger. La gente del departamento de
Contraproliferación de Armas Nucleares discutió qué hacer. Quizá se podría enviar a alguien
allí para averiguar. Quién podría estar en condiciones de hacerlo. Entonces alguien dijo, bueno,
está Joe Wilson, el marido de Valerie Plame. Conoce al primer ministro de Níger y al ministro
de Minas. ¿Por qué no le enviamos a él? Debió ocurrir así. Pero, vamos a ver: cómo se puede
decir que es una muestra de nepotismo enviar a alguien a Níger, ¡como si fuera un viaje de
lujuria! ¡A Níger, vamos!
P: Pero fue la CIA quien en octubre de 2002 pidió a Bush que no mencionara en un discurso el
tema de Níger y la presunta capacidad nuclear de Irak, ¿por qué lo hizo después en el discurso
sobre el estado de la Unión, a finales de enero de 2003?

R: A primeros de octubre, la Administración nos dijo que querían usar este tema. Pero les
insistimos en que no había pruebas serias y que era mejor no tocar el tema. A finales de enero,
a medida que el plazo de invasión se aproximaba, la Casa Blanca volvió con la historia de Níger.
Les dijimos otra vez que no lo hicieran porque sabíamos que era una patraña. Entonces
dijeron: bueno, vamos a usarlo atribuyendo la fuente a los servicios del Reino Unido. Así fue.

P: Después del primer informe sobre los errores de los servicios de inteligencia en Irak
quedaba pendiente un documento del Senado sobre la manipulación de la inteligencia por
parte de la Administración, ¿saldrá alguna vez?

R:No sé si este informe será finalmente elaborado. A mi me han interrogado varias veces. Y
nada. La Comisión que investigó los errores de los servicios de inteligencia respecto a Irak
señaló que no había pruebas de que los analistas de la CIA hubiesen modificado sus informes
por presiones políticas. Al mismo tiempo dejó constancia de que los analistas trabajaron en un
contexto influenciado por un gran interés de los políticos. Como le he dicho, yo fui llamado a
declarar al panel. Te preguntaban si te habían torcido el brazo, es decir, si la Administración te
había persuadido para informar sobre lo que deseaba. Este método de investigación solo
hubiera detectado los más groseros intentos de politización. Y estos son más raros. Aunque es
verdad que han existido. El ex subsecretario de Estado y actual embajador de EEUU ante
Naciones Unidas, John Bolton, intentó sin éxito que la CIA suscribiera su punto de vista de que
Cuba y Siria poseían armas de destrucción masiva. Pero es muy difícil que un analista
reconozca ante un panel que sus informes son politizados. Esto sería peor que admitir errores
en la valoración de los datos.

Alto el fuego de ETA

P: ¿Cómo ve usted ahora la decisión de alto el fuego permanente de ETA en España?

R: He visto la declaración del alto el fuego permanente de ETA, sí. Es una declaración parecida
a la del IRA irlandés. Más allá de los posibles legítimos contactos que han precedido a esa
declaración, hay dos hechos que explican la nueva situación del terrorismo etarra. La primera
es la firmeza de la lucha policial y judicial contra la banda terrorista durante los últimos años,
lo que ha llevado a su virtual derrota. Pero el otro hecho es la aparición del terrorismo
fundamentalista islámico, con el cual es imposible competir. En otros términos, en estas
nuevas circunstancias ya no es posible sostener las acciones violentas como justificación de
presuntos objetivos políticos.

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