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INTRODUCCIÓN
1
En la base de este artículo está una ponencia presentada en las XXX
Conversaciones de Salamanca, celebradas del 26-27 de mayo de 2016, sobre
el tema “El poder de los signos. Liturgia y sacramentos hoy”, en las que parti-
ciparon profesores de los centros vinculados a la Facultad de Teología de la
Universidad Pontificia de Salamanca. De ahí la orientación pedagógica de la
segunda parte del mismo.
2
Podríamos aplicar a los sacramentos lo que H. de Lubac afirma de
la Iglesia: “¡Pero cuánto más escandalosa, cuánto más loca es la creencia
en una Iglesia en la que no sólo están unidos lo divino y lo humano, sino
que lo divino se nos manifiesta y se nos ofrece necesariamente a través de
lo ‘demasiado humano’… Pero ella es el testimonio permanente de Cristo.
Ella es la Mensajera del Dios vivo. Ella es la presencia urgente, la presencia
importuna de este Dios entre nosotros”. Meditación sobre la Iglesia, Madrid
1988, 48-49. Sobre la sacramentalidad entraña y escándalo del cristianismo
véase G. Hernández Peludo, “Sacramentos y sacramentales. La sacramenta-
lidad en la tradición católica”, en: G. Tejerina Arias (dir.), Sacramentalidad
de la fe y religiosidad popular. Estudios en torno al Directorio de piedad
popular y liturgia (2002), Salamanca 2012, 102-108.
3
Véase J. Ratzinger, “La fundamentación sacramental de la existencia
cristiana”, en: Obras completas XI. Teología de la liturgia, Madrid 2014, 139-
141.
4
Véase A. Grillo, “Liturgia e sacramenti”, en: G. Canobbio-P. Coda
(edd.), La Teologia del XX secolo. Un bilancio 2. Prospettive sistematiche,
Roma 2003, 411-481, p. 413.
5
Véase Benedicto XVI, Encuentro con los párrocos y el clero de Roma,
14.2.2013.
6
Véase J. Ratzinger, Teoría de los principios teológicos. Materiales
para una teología fundamental, Barcelona 2005, 32ss; D. Borobio, “Crisis
eclesial-crisis sacramental. Sacramentos e Iglesia”, en: F. Rodríguez Garra-
pucho (dir.), La Iglesia local: hogar de comunión y misión, Salamanca 2006,
89-104.
7
B. Sesboüé, Invitación a creer. Unos sacramentos creíbles y deseables,
Madrid 2010 (orig. fr. 2008); D. Borobio, Proponer la fe, celebrar la vida, Bar-
celona 2015.
8
Sobre las publicaciones y acentos recientes en la teología sacra-
mental, además de la obra de A. Grillo antes citada véase M. Augé, Accents
actuels en Théologie sacramentaire, Louvain 1994; H. Bourgeois, “Bulletin
de Théologie sacramentaire”, Recherches de Science Religeuses 86-2 (1998)
249-290; A. Bozzolo, La teologia sacramentaria dopo Rahner. Il dibattito e
i problemi, Roma 1999; A. Grillo - M. Perroni - P-R. Tragan (eds.), Corso di
12
L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”, 492.
13
Véase H. Bourgeois, “Los sacramentos según el Concilio Vaticano II”
y “Los sacramentos después del Vaticano II”, en: H. Bourgeois - B. Sesboüé-
P. Tihon, Historia de los dogmas. IV. Los signos de la salvación, Salamanca
1996, 185-231 (en relación con la Liturgia, el misterio de la Iglesia, la misión,
el ecumenismo, la vida o la espiritualidad del cristiano).
14
Véase A. Schilson, Theologie als Sakramententheologie. Die Myste-
rientheologie Odo Casels, Mainz 1982. Sobre este tema ver también D. Boro-
bio, “Ultima lectio: Implicación de lo litúrgico sacramental en la totalidad
teológica”, Salmanticensis 57 (2010) 17-51. De ahí que O. Casel en su obra
El misterio del culto cristiano, San Sebastián 1953, 35 afirmara: “¿Cuál es el
lugar que ocupa el misterio del culto en el cristianismo? La justa solución de
este problema dependerá mucho de la respuesta a otro problema: ¿qué es el
cristianismo?”.
15
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
492-494.
16
K. H. Menke, Sacramentalidad. Esencia y llaga del catolicismo,
Madrid 2014, 259 (orig. alemán 2012); también véase XV-XIX; 160.
17
L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”, 497.
18
Véase CCE 1145-1149.
19
Véase J. Ratzinger, “La fundamentación sacramental…”, 141-144.
20
Véase LS 235-236; J. M. de Miguel, “La transfiguración de la creación
en los signos sacramentales”, en: A. Galindo García (coord.), Loado seas mi
Señor y ecología integral. Comentarios a la encíclica Laudato Si’ del Papa
Francisco, Salamanca 2016, 69-91.
21
Ireneo de Lyon, Adv. Hae. V,18,1 (SCh 153,236).
22
Véase Adv. Hae. III,11,5 (SCh 211,152-154); G. Hernández Peludo,
“La creación en los Padres. Esbozo de una teología”, Estudios Trinitarios 49
(2015) 19-27 para S. Ireneo.
23
Véase Tertuliano, De resurrectione 8 (PL 2,806C-D); De baptismo III,1-
V,7 (FPa 18,100-123); Cf. Ireneo de Lyon, Adv. Haereses III,10,3 (SCh 211, 124).
24
Véase la relevancia actual de este aspecto, por ejemplo, para el
sacramento del matrimonio: Francisco, Amoris Laetitia, 19.3.2016, 76-79.
25
Véase A. Schmemann, For the Life of the World. Sacraments and Ort-
odoxy, New York 1973. “En esta visión, la vocación más alta del pan y del vino
es la de ser asumidos en la eucaristía”. J. Granados, Teología de la carne. El
cuerpo en la historia de la salvación, Burgos 2012, 221.
26
Véase R. Guardini, Mundo y persona. Ensayos para una teoría cris-
tiana del hombre, Madrid 2000, 123-124. Así lo expresa también la liturgia en
el prefacio de la Plegaria Eucarística IV del Misal Romano (MR 131): “Con
ellos (=con los ángeles), también nosotros llenos de alegría y, por nuestra voz
las demás criaturas, aclamamos tu nombre cantando”.
27
J. L. Ruiz de la Peña, Creación, gracia, salvación, Santander 1993,
38-40.
28
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
513-514; LS 236-237.
29
Véase J. M. Rovira Belloso, Los sacramentos, símbolos del Espíritu,
Barcelona 2001, 17-22; también cap. III. Rovira destaca aquí la perspectiva
simbólica para la comprensión de los sacramentos, inspirándose princi-
palmente en la tradición patrística y en Sto. Tomás. Ideas recogidas por el
Papa Francisco en Lumen fidei 39-40 al hablar de la sacramentalidad de la
fe; véase también A. Ferrándiz García, La teología sacramental en una pers-
pectiva simbólica en los teólogos españoles del posconcilio, Barcelona 2004.
30
Véase K. Rahner, La Iglesia y los sacramentos, Barcelona 1967, 40-42;
“Para una teología del símbolo”, en: Escritos de Teología IV, Madrid 1961,
283-321; A. Bozzolo, La teologia sacramentaria dopo Rahner, 175-194.
céntrico, creo que esta explicación puede ser una nueva forma de
afirmar la prioridad teológica o de la gracia en los sacramentos,
eso sí, incluyendo al destinatario.
En esta línea L. M. Chauvet ha relacionado la corporalidad
del hombre con la necesaria mediación simbólica de la gracia en
los sacramentos, aunque acentuando la “diferencia” respecto a
Dios. En ellos se expresa la “paradoja de la gracia” que, si bien no
puede reducirse a lo “simbólico”, sin embargo, no puede darse al
margen de la libertad y corporalidad humanas.31
Esta misma dialéctica observa B. Forte en su Simbolica ec-
clesiale, acentuando la iniciativa divina. Los sacramentos son ese
punto de intersección del “adviento” de Dios en Cristo por el Es-
píritu con el “éxodo” continuo que vive la humanidad en la his-
toria suscitando su “receptividad” al primero, una receptividad
que, a diferencia de E. Jüngel, no es puramente pasiva sino acti-
va.32
Seguir desarrollando esta perspectiva simbólica es hoy más
que necesario en una cultura posmoderna que corre el riesgo
–según un reciente artículo de P. D’Ors– de “transformar la sim-
bología en sintomatología”, en un “ateísmo estético” donde la
fiesta del arte “no es ya la del símbolo sino la del mero signo”, un
juego sin sentido.33
31
Véase L. M. Chauvet, Du symbolique au symbole. Essai sur le sacra-
ments, Paris 1979; y su reciente obra insistiendo en el tema de la corporei-
dad: Le corps, chemin de Dieu. Les sacraments, Paris 2010 donde el autor
revisa y desarrolla temas centrales de su teología sacramental. Para el
punto que nos ocupa véase la primera parte del libro. Una discusión sobre
las tesis de Chauvet ver Ph. Bordeyne- B. T. Morrill (dir.), Les sacrement,
révélation de l’humanité de Dieu. Volume offert à L.-M. Chauvet, Paris 2008.
E. Grieu, a propósito del simbolismo y de la paradoja de la gracia en Chau-
vet, afirma: “En resumen, se debe considerar al mismo tiempo falso pensar
que sólo lo simbólico es apto para portar el don de Dios, pero también que
es vano intentar designar un lugar pre-simbólico en el que la gracia se nos
donaría”. “Bulletin de théologie sacramentaire”, 642. El tema de la corpo-
ralidad y del simbolismo es frecuente en otros autores franceses como J.
Leclercq o X. Lacroix, Le corps retrouvé. Donner la vie c’est la recevoir, Paris
2012; Le corps de chair, Paris 1992.
32
Véase B. Forte, Simbolica ecclesiale VI. L’eternità nel tempo. Saggio
di antropologia ed etica sacramentale, Cinisello Balsamo 1993.
33
Véase P. D’Dors, “La cultura frente al misterio”, Tercera ABC
(12.5.2016). Frente a la naturalización del misterio en el mito materno, a su
racionalización en el mito moderno y a su banalización en la cultura actual,
este autor propone una cuarta vía, la vía del silencio contemplativo ante el
37
A. Bozzolo, Il rito di Gesù. Temi di teologia sacramentaria, Roma
2013. Ya antes algunos de estos temas en Mistero, simbolo e rito in Odo
Casel. L’effettività sacramentale della fede, Roma 2003.
38
Véase A. Bozzolo, Il rito di Gesù, 127; 76-81.
39
Véase J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia. Una introducción,
Madrid 2001 (or. alemán 1999), 33-43, aquí 39-40, a propósito de la dimensión
lúdica de la liturgia –apuntada por R. Guardini en El espíritu de la liturgia,
cap. V: “la liturgia como juego”– comentando el sentido del éxodo en rela-
ción con su doble finalidad: culto y tierra.
40
J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia…, 79-80.
41
L. M. Chauvet propone una teología eucarística no sólo a partir de
las palabras del relato de la institución sino también de los gestos ligados a
las mismas en el marco de la gran plegaria eucarística, que articula anám-
nesis y epíclesis, y de toda la celebración. Véase Le corps, chemin de Dieu…,
191-226 (“Le pain rompu comme figure théologique de la présense eucha-
ristique”). Muchos teólogos contemporáneos proponen una renovación de
la teología eucarística que –siguiendo la tradición patrística– parta de la
celebración y, más en concreto, de la plegaria eucarística véase C. Giraudo,
La plegaria eucarística, Salamanca 2012; J. M. Sánchez Caro, “Sugerencias
para una teología de la eucaristía desde la plegaria eucarística”, en: A.
Cordovilla Pérez-J. M. Sánchez Caro-S. del Cura Elena (coords.), Dios y el
hombre en Cristo. Homenaje a Olegario González de Cardedal, Salamanca
2006, 509-537; V. Raffa, Liturgia eucaristica. Mistagogia della Messa: dalla
storia e dalla teologia alla pastorale pratica, Roma 2003.
42
I. Oñatibia, “Un siglo de cambios…”, 285-286.
43
I. Oñatibia, “Un siglo de cambios…”, 286; véase CCE II parte, 1ª sec-
ción: “La economía sacramental” (CCE 1076-1209).
44
J. Daniélou, Sacramentos y culto según los Santos Padres, Madrid
1962, 19. En esta obra se nos ofrece una “simbólica bíblica” de los sacramen-
tos cristianos, presentándolos en continuidad con el AT, prefigurados en
él dentro del único designio salvador de Dios, y mostrando su simbolismo
bíblico.
45
Véase J. Ratzinger, “La fundamentación sacramental…”, 149: “Las
cosas visibles, que ya por su misma naturaleza creada manifiestan una
clara permeabilidad al Dios creador, adquieren ahora un nuevo significado
decisivo para la existencia, son introducidas en el contexto de la historia
de Cristo y son transformadas en instrumentos para la mediación de este
nuevo contexto histórico”.
46
La asociación mysterion-typos en el NT marca, según Ratzinger, la
continuidad entre el NT y el pensamiento patrístico, sin ser este último una
“apostasía” (ver K. Barth) del genuino evangelio. Véase J. Ratzinger, “Sobre
el concepto de sacramento”, en: Obras Completas XI, 153-166, en diálogo crí-
52
R. Arnau, Tratado general…, 257.
53
Véase Jerónimo, In Ps. 147 (CCL 78,337-338). Benedicto XVI, Exh.
Apost. Postsin. Verbum Domini, 30.9.2010, 36. Ver D. Salado Martínez, “La
sacramentalidad de la Palabra de Dios en la Exhortación apostólica Verbum
Domini del Papa Benedicto XVI”, Ciencia Tomista 138 (2011) 445-510.
54
Ver D. Borobio, “La Palabra en el proceso sacramental”, en: S. Gui-
jarro-G. Hernández (dir.), Los ecos de la Escritura. Homenaje a José Manuel
Sánchez Caro, Estella 2011, 349-375.
55
D. Borobio, “¿Qué es un sacramento?”, 394-408; R. Arnau, Tratado
general…, 257; L. M. Chauvet ha estudiado mucho este aspecto en relación
con los sacramentos: véase entre otros, Les sacrements. Parole de Dieu au
risque du corps, Paris 1997; Le corps, chemin de Dieu…, 105-130 (“Parole et
sacrement”).
56
Juan Pablo II, Carta apostólica Mane nobiscum Domine, 7.10.2004,
12-14.
57
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
507-508.
58
Tal fue el acento de K. Rahner o J. Ratzinger, si bien en ellos esto no
significa contraponerlo al sacramento. Entendido el ministerio apostólico
de forma sacramental los ordenados son representantes específicos, para la
Iglesia, de la Palabra hecha carne, cuyo anuncio alcanza su mayor expresivi-
dad en la eucaristía. La Palabra de Dios en Cristo es persona y el apostolado
se fundamenta en la estricta vinculación de la palabra con el testigo. Véase
K. H. Menke, Sacramentalidad, 213-215.
59
K. Rahner insiste en el carácter verbal del gesto sacramental e
incluso llega a afirmar que “la esencia última del sacramento es la palabra y
que la materia, el elementum, cumple sólo una función secundaria y clarifi-
cadora de la palabra” (“Was ist ein Sakrament”, en: K. Rahner, Schriften zur
Theologie X, 380). Aquí, como en la tradición protestante, se corre el riesgo
de una comprensión meramente pedagógica del signo sacramental. Así
aparece también en J. L. Segundo, Los sacramentos hoy, Buenos Aires 1971;
Teología abierta II: Dios-sacramentos-culpa, Madrid 1983 presentando los
sacramentos como imagen pedagógica o “logos escenificado” que sirve a la
comunidad para tomar conciencia de lo que Dios está haciendo en el mundo.
Ver la crítica de J. M. Rovira Belloso, Los sacramentos, símbolos del Espíritu,
122-124. Los sacramentos no sólo “anuncian” la gracia sino que la “comuni-
can”. El Señor no sólo envió a sus discípulos a anunciar su Evangelio sino a
realizar la obra de la salvación “por el sacrificio y los sacramentos” (SC 26).
60
Ver E. Schillebeeck, Cristo, sacramento del encuentro con Dios, San
Sebastián 1966 (org. hol. 1964).
61
A. G. Martimort, Los signos de la nueva alianza, Salamanca 1962
(org. fr. 1960).
62
P. Hünermann parte de la fenomenología de las acciones comu-
nicativas generadoras de comunidad. A. Ganoczy en su Einführung in die
katholische Sakramentenlehre, Darmstadt 19913, 91 define los sacramen-
tos como: “sistemas de comunicación verbal y no verbal por medio de los
cuales los hombres llamados a la fe en Jesucristo entran en el movimiento
de intercambio de una comunidad concreta, participando de la misma,
y así conducidos por el don que Dios hace de sí mismo en Cristo y por su
Espíritu, avanzan por el camino de llegar a ser ellos mismos”. O. Meuffels,
Kommunikative Sakramentenlehre, Freiburg-Basel-Wien 1995, establece un
paralelismo entre la parábola y la comunicación sacramental. Finalmente, L.
Lies, “Sakramente als Kommunikationsmittel” en: G. Koch (dir.), Gegenwär-
tig im Wort und Sakrament, Freiburg 1976, 110-148, ha mostrado aún más
la conexión Trinidad-comunicación-sacramentos-eclesiogénesis. Para una
síntesis de esta visión ver G. L. Müller, Dogmática. Teoría y práctica de la
teología, Barcelona 1998, 662; A. Ganoczy, “Théologie sacramentaire…”, 234.
63
Véase CCE 1077-1112.
64
“Quod itaque Redemptoris nostri conspicuum fuit in sacramenta
transivit”: León Magno, Hom. 74,2 (PL 54, 397-398: BAC 291, 306-307). Este
texto, citado después por el CCE 1115 explicando la institución de los sacra-
mentos por Cristo, junto con otro de Ambrosio de Milán en Apologia pro-
phetae David, XII, 58 (“Tú, oh Cristo, te has manifestado a mí cara a cara; te
encuentro en tus sacramentos”), es uno de los pasajes patrísticos que más
ha influido en la teología de los misterios de O. Casel, El misterio del culto
cristiano, 46-47.
65
L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”, 508. P.
Pretot propone, inspirándose en Chauvet, el triduum pascale como lugar
de la sacramentaria. Cf. Ph. Bordeyne- B.T. Morrill (dir.), Les sacraments…,
cap.1.
66
El teólogo francés ha insistido en el rol central del Espíritu en la
sacramentalidad cristiana. La segunda parte del libro III de su obra clásica
El Espíritu Santo, Barcelona 1991 (or. fr.1980) está dedicada al “Espíritu
Santo y los sacramentos”, centrándose en la confirmación y en la epíclesis
eucarística para concluir señalando que la vida entera de la Iglesia es epi-
clésica (ver p. 647-704).
67
Véase Dídimo de Alejandría, De Trin. II,12 (PG 39,667); De Spiritu
Sancto XXIV,101-103 (FPa 36,95-96).
68
Ver Cirilo de Alejandría, In Io. Ev. XI,11 (PG 74,559). Véase G. Her-
nández Peludo, Cristo y el Espíritu según el In Ioannis Evangelium de San
Cirilo de Alejandría, Salamanca 2012, 452-459.
69
Véase I. Oñatibia, “Un siglo de cambios…”, 294-295; “Por una mayor
recuperación de la dimensión pneumatológica de los sacramentos”, Phase
16 (1976) 425-439.
70
P. Evdokimov, L’Esprit Saint dans la tradition orthodoxe, Paris 1969,
77. Ver J. López Martín, La celebración eucarística, centro de la vida cris-
tiana, Barcelona 2005, 61-93 (“La eucaristía, pentecostés permanente del
Espíritu ‘que da vida’”); I. Kizhakkeparampil, The Invocation of the Holy Spi-
rit as Constitutive of the Sacraments According to Cardinal Y. Congar, Roma
1995.
71
Ver “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”, 509-510; Le corps,
chemin de Dieu, 151-172 (“Sacrements dans l’Esprit”).
72
Véase With a Silent Glimmer of God’s Spirit: A Postmodern Look at
the Sacraments, New York 2006.
73
J. Granados, “Los sacramentos y el don del Espíritu sobre Jesús”, en:
M. Aróztegui Esnaola - A. Cordovilla Pérez-J. Granados García - G. Hernán-
dez Peludo (eds.), La unción de la gloria: en el Espíritu por Cristo al Padre.
Homenaje a Mons. Luis F. Ladaria, sj, Madrid 2014,113-142, p.139; Signos en
la carne. El matrimonio y otros sacramentos, Burgos 2011; Una sola carne en
un solo espíritu. Teología del Matrimonio, Madrid 2014.
74
Sobre este punto ver L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire
aujourd’hui…”, 495-496. La tradición escolástica ha valorado la dimensión
cultual y no sólo santificadora de los sacramentos y ha considerado que
ambos movimientos se tocan en la cruz de Cristo, en la que “lleva a plenitud
el culto que el hombre puede tributar a Dios mediante la entrega total de su
vida en sacrificio al Padre” (STh III, q. 62, a.5).
75
Ver G. L. Müller, La Misa. Fuente de vida cristiana, Madrid 2004, esp.
p. 213, en perspectiva ecuménica, citando a M. Thurian (ed.), Ökumenische
Perspektiven von Taufe, Eucharistie und Amt, Paderborn 1983. La dimensión
trinitaria es un acento importante de la cit. obra de Müller, singularmente la
insistencia en la eucaristía en cuanto participación en la entrega del Hijo al
Padre como respuesta a la entrega que el Padre hace de su Hijo en el Espí-
ritu y, por ello, participación en la comunión interna del Dios trinitario.
76
Véase H. de Lubac, Meditación sobre la Iglesia, Madrid 1988, 107-132.
77
Véase K. Rahner, La Iglesia y los sacramentos.
78
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
506.
Ver los trabajos pioneros en lengua hispana en el área sacramental
79
81
CCE 1097: “en la liturgia de la Nueva Alianza, toda acción litúrgica,
especialmente la celebración de la eucaristía y de los sacramentos es un
encuentro entre Cristo y la Iglesia [occursus est inter Christum et Eccle-
siam]”.
82
K. H. Menke, La sacramentalidad…, 218, esp. 159-298 (cap. IV: “La
Iglesia, ¿sacramento de Jesucristo o sacramento del Espíritu Santo?”). En
polémica con la concepción del ministerio en la Reforma y con la discusión
tan actual sobre la admisión de mujeres al ministerio ordenado y, más en
concreto, al diaconado permanente; J. A. Martínez Camino, “La transmisión
eclesial de la fe. La Iglesia como lugar teológico en Joseph Ratzinger, en: G.
Hernández Peludo (coord.), Creemos. La dimensión eclesial de la fe. Jorna-
das de Teología 2013, Salamanca 2015, 109-119.
83
Carta de Juan el Diácono a Senario, III.
84
Véase La formazione liturgica, Brescia 2008, 131-132: “La liturgia es
autoexpresión del hombre, pero del hombre como debe ser y es, por esto,
que se convierte en severa disciplina. El hombre superficial puede fácil-
mente sentir la oración como ‘no veraz’, porque el hombre que habla en la
liturgia es el profundo, esencial. Éste, sin embargo, yace sepultado. Por eso,
la oración litúrgica debe ser por largo tiempo un ejercicio consciente, hasta
que lo profundo, lo más verdadero, se despierte y la imagen del ser se recti-
fique y ahora hable realmente con lo que es conforme a su esencia”. Cit. por
A. Bozzolo, Il rito di Gesù, 5 como íncipit de su obra.
85
Ver Serm. 25,6 (BAC 15,57) entre otros.
86
K. Rahner, La Iglesia y los sacramentos, 126-127.
87
Ver W. Cavanaugh, Être consommé. Une critique chrétienne du
consumérisme, Paris 2007; Eucharistie-Mondialisation: la liturgie comme
acte politique, Genève 2008; Torture et eucharistie. La théologie politique et
91
Ver H. Bourgois, “Los sacramentos después del Vaticano II”, 230.
92
Ver LG 48 habla de los sacramentos que en su visibilidad pertenecen
a este mundo que pasa, pero nos comunican la gracia divina que trasciende
el tiempo.
93
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
511-513; J. Caillot, “Eschatologie et liturgie: les resonances de l’esperance”,
LMD 220 (1997) 7-22.
94
Ver H. Bourgois, “Los sacramentos después del Vaticano II”, 223-226;
230.
95
Para esto ver K. Lehmann-W. Pannenberg, Lehrverurteiligen kir-
chentrennend? (1986); las publicaciones de W. Kasper a propósito del
Acuerdo luterano-católico sobre el tema de la justificación (1999). A. Gano-
czy, “Théologie sacramentaire…”, 235-236.
96
Véase L. M. Chauvet, “La théologie sacramentaire aujourd’hui…”,
513-514.
97
Es la tesis defendida en K. H. Menke, Sacramentalidad…, esp. XIX-
XXXVI.
98
H. Bourgois, “Los sacramentos después del Vaticano II”, 230-231;
las numerosas publicaciones de D. Borobio sobre el tema, singularmente,
La iniciación cristiana, Salamanca 20093; F. Sebastián Aguilar, Evangelizar,
Madrid 2010, 295ss.
99
Por eso, en los Lineamenta se afirmaba que el problema de la trans-
misión de la fe y, por ende, de la iniciación cristiana hoy es comunitario-
104
Sobre las ventajas de este enfoque véase J. Granados, “Los sacra-
mentos y el don del Espíritu…”, 139-142.
105
Adv. Hae. IV,18,5 (SCh 100bis 610-612). El Hijo se nos ha dado como
leche al hacerse hombre para que, nutriendo nuestra carne como de su
pecho, mediante esta lactancia nos acostumbráramos a comer y a beber al
Verbo de Dios, hasta que fuésemos capaces de recibir dentro de nosotros
el Pan de la inmortalidad, el Espíritu del Padre (ver Adv. Hae. IV,38,1: SCh
100bis, 942-948).
106
L. M. Chauvet, inspirándose en el relato de Emaús como modelo de
la estructura sacramental del cristianismo, habla de un momento kerigmá-
tico, signal y ético o misionero. Véase L. M. Chauvet, Signo y símbolo, 161-
185.
107
Sobre estas nuevas formas de explicación de la estructura de los
sacramentos ver D. Borobio, “¿Qué es un sacramento?”, 464-471.
108
Ver G. Hernández Peludo, “Sacramentos y sacramentales…”, 122-
125.
109
R. Guardini, Im Spiegel und Gleichnis. Bilder und Gedanken, Mainz
1932, 189.
110
B. Sesboüé, Los sacramentos creíbles y deseables…, 324.