ANÁLISIS DEL EJERCICIO PERIODÌSTICO A LA LUZ DEL TEXTO “LA
PROFESIÓN PERIODÍSTICA EN EL CARIBE COLOMBIANO: ENTRE
PERCEPCIÓN Y SIGNIFICADOS” JULIETTE TATIS G
La transición del oficio periodístico a una profesión, sumado a los retos
tecnológicos, han desencadenado numerosos inconvenientes en la práctica periodística. Ya lo mencionaba Gabriel García Márquez en su discurso ante la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa -SIP- en Florida en 1996: “Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafeína de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablamos nada distinto que del oficio mismo. (...) Pero en el caso específico del periodismo parece ser, además, que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad de los instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro. Es decir, las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son los laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.”
Lo anterior tiene gran relación con la dirección a la que apunta el texto
investigativo de “La profesión periodística en el caribe colombiano: entre percepción y significados” escrito por Ana María Díaz y Nidia Serrano. La aproximación realizada por las autoras refleja en muy bien el panorama del periodismo en el caribe, y no se aleja de lo que dijo Gabo. En el texto se abordan los diferentes elementos que confluyen en el desarrollo del oficio periodístico, así como la representación social del rol del periodista en el imaginario colectivo. Para ello las autoras señalan y evalúan los factores, clasificados como internos y externos, que afectan el ejercicio de la profesión, así como su función social. La reflexión aborda algunos aspectos que competen directamente al entorno laboral del periodista, esto es, los denominados factores internos. Entre estos están las condiciones contractuales como: las remuneraciones salariales, la seguridad social, las horas de trabajo extra no reconocidas, la contratación por cuota publicitaria, entre otros. Además, las autoras señalan que estos factores internos pueden generar insatisfacción por parte de los periodistas, quienes además tienen que luchar con las motivaciones tecnológicas, económicas y políticas (que competen los principales factores externos), para mantener el valor de la objetividad necesaria para el oficio. Todos estos factores, internos y externos, amenazan la calidad de la información y con esto, la calidad del periodismo. De modo que, se acentúa la pérdida de poder crítico, la censura y la falta de auto-regulación en los periodistas. Los periodistas en el caribe colombiano no son ajenos a las presiones del contexto económico, tecnológico, político y laboral. La calidad del periodismo sufre en el caribe y ni El Universal se salva. De hecho, si estudiamos la percepción del periódico, rara vez es descrito como "el diario local con 70 años de tu lado"-como quiso posicionarse recientemente-, sino que más bien es percibido como un producto de consumo. En este producto los ciudadanos consumen un conjunto de pautas y contenidos que fácilmente pueden dividirse entre amarillistas o notas orientadas a la desinformación (esas que aportan silenciosamente a la negligencia gubernamental), cortesía del poder de las casas políticas de la ciudad.
El Universal entonces, a la luz de la reflexión de las autoras, es una muestra del
alto nivel de auto-limitación al que puede llegar un medio. Éste responde a una categoría de "favorecedor del status quo", en la que el rol del periodista dista del servicio a la sociedad puesto a que debe responder a los lazos y valores que acompañan la tradición del medio, incluyendo la censura a su agenda mediática.
A manera de conclusión, cuando se trata del periodismo del caribe colombiano,
no sólo tenemos que estar atentos a las amenazas de la guerrilla, los paramilitares y bandas criminales como en el resto de Colombia, sino que también debemos luchar contra los actores corruptos que “administran” los medios tradicionales, esas figuras de poder ya sea económico o político que se benefician del juego de la desinformación.