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- El poema épico, de gran extensión, que relata hazañas heroicas con el propósito de
glorificar a la patria, escrito en lengua culta, producto de la imaginación y la erudición del
poeta. Son poemas épicos La Eneida de Virgilio en la antigua Roma, La Araucana de
Alonso de Ercilla, en España, El paraíso perdido, de Milton, en Inglaterra, La divina
comedia, de Dante, en Italia, entre otras.
- Los cantares de gesta, poemas escritos durante la Edad Media para exaltar a un héroe
nacional, como el Cantar de Mio Cid, en España, y el La canción de Rolando, en
Francia.
El discurso: Una forma derivada del diálogo que llega a constituir su esencia misma. El
discursos es una larga intervención de un personaje, con el evidente afán retórico de
persuadir o impresionar el ánimo del oyente. En Homero, los discursos llegan a
constituir muestras de estilos oratorios excelentes. A menudo cuando un personaje toma
la palabra ante el grupo, lo hace en forma sentenciosa a guisa de discursos dando
siempre la impresión de que se dirige a un auditorio.
Empleo inicial de la invocación: Los poemas homéricos se inician con una invocación a
las Musas inspiradoras del poeta.
Concepto de
cultura: La
cultura es la
que se ofrece
de forma entera
al hombre y
abarca su
conducta y
comportamiento
externo e
interno. En
Grecia, la
formación de la
cultura se
originó en el
mundo
aristocrático
con el ideal del hombre superior que aspira a la selección de la raza. La cultura nace en
la diferenciación del valor espiritual y corporal de los individuos.
Concepto de nobleza: Para los griegos, al hablar de nobleza, había que tomar dos
sentidos: en el sentido de una clase privilegiada que pertenecía a una casta; en el
sentido de valor o cualidad.
La Odisea
En La Odisea
se encuentran
dos tipos de
narradores: uno
omnisciente
que abarca
toda la parte de
la Telemaquía y
la narración de
la salida de
Odiseo de la
isla de Calipso
hasta su arribo
a la isla de los
feacios; el
relato de las
aventuras de
Odiseo, por
boca propia,
constituye un narrador protagonista. Los hechos finales del poema son narrador
nuevamente por un narrador omnisciente que explica y describe todas los hechos
acaecidos antes de la reintegración de Odiseo a su reino de Ítaca.
Fórmulas que se usan reiteradamente, como, por ejemplo, las empleadas para anunciar
un discurso: «… Y dijo estas aladas palabras…», «… el procedimiento del banquete…»,
«echaron mano a las viandas…», así como todo tipo de comportamiento cotidiano.
Peligros:
- Aventura de los cíclopes (representan la ignorancia y el salvajismo)
- Aventura de los lestrigones (representan la barbarie y el atraso cultural)
- El paso por los peñascos de Escila y Caribdis
Tentaciones:
- Tierra de los lotófagos (ofrecían el olvido y la despreocupación)
- Isla de la ninfa Calipso (ofrecía la belleza y la inmortalidad)
- Isla de la hechicera Circe (ofrecía el ocio y la vida fácil)
- Reino de Alcínoo (su hija Nausícaa ofrecía su belleza y juventud)
- Encuentro con las sirenas (ofrecían la sabiduría)
- Las vacas del Sol (represtan la abstinencia)
Puede afirmarse con seguridad que la acción de La Odisea parte de tres núcleos
míticos: la adolescencia de Telémaco, hijo de Odiseo; los viajes de Odiseo en busca de
la patria perdida y su regreso y venganza en tierras de Ítaca. Y estos tres núcleos giran
en torno a un nudo central que los une en uno solo: la conciencia mito del regreso y de
la necesidad de la venganza.
- Odiseo: hijo de Anticlea y Laertes, rey de Ítaca, quien lo sucedió en el trono, padre de
Telémaco con Penélope, sagaz y astuto.
- Telémaco: hijo de Odiseo y Penélope, joven, dudoso de su destino; Atenea lo aconseja
y protege.
- Penélope: hija de Icario, prima de Helena; asediada por diversos pretendientes, se
muestra suspicaz y, a veces, pesimista; es la máxima representación de la fidelidad
conyugal.
- Circe: diosa que habita en la isla Eea; algunos le confieren el atributo de maga por sus
filtros y medicamentos provocativos de males; mudó en cerdos a los compañeros de
Ulises; no fue capaz de hacerlo caer bajo el hechizo de sus encantos.
- Ninfa Calipso: hija de Atlas, habita en la isla de Ogigia; prometió a Odiseo la
inmortalidad y eterna juventud, lo ayuda a construir una nave para que regrese a su
patria.
- Nausícaa: hija de Alcínoo y Arete, descubre a Odiseo cuando, junto con otras
muchachas, jugaba a la pelota cerca del río donde acababa de lavar ropa.
Alcínoo: rey de los feacios, recibió a Odiseo, le ofreció hospitalidad y lo envío a Ítaca en
una de sus barcas.
- Cíclope Polifemo: hijo de Poseidón, monstruoso, con un solo ojo en el centro de la
frente, de fuerza descomunal; Odiseo lo ciega y se libra de sus ataques; encarnación de
la barbarie y la ignorancia (antropófago).
- Eumeo: porquerizo fiel a Odiseo quien, junto con Telémaco, ayuda a planear la muerte
de los pretendientes.
- Pretendientes: pertenecen a la nobleza, pero a una nobleza disoluta y decadente,
devoradores de riquezas, en este caso de las de Odiseo; sobresale entre ellos, por su
maldad, Antínoo.
La acción de La Odisea se divide entre diversos lugares geográficos que en ella
parecen: la isla de Ítaca, el Peloponeso, la isla de la ninfa Calipso, Esqueria, y, por
reminiscencia, los lugares en que Odiseo experimentó sus aventuras precedentes. Esto
lo convierte en un poema estructuralmente más sofisticado que La Ilíada. Se evidencian
en ellas los distintos momentos claves del poema: la asamblea de los dioses que decide
liberar a Odiseo, la crisis que se produce en Ítaca, el retorno de Telémaco y su
encuentro con su padre, Odiseo disfrazado en el palacio, plan y realización de la
venganza y el reconocimiento (anagnórisis) por parte de Penélope. Todas estas
acciones se concentran en un lapso de sólo 40 días. El paisaje homérico está inundado
de la más clara luz solar. Ésta es la característica dominante en toda la poesía
homérica, por terrible y triste que sea lo que se relate. Esto no proviene tan sólo de lo
magnífico de la descripción, de la animada vida de los símiles, sino del genio del aedo,
quien se propuso transportar a sus oyentes a un aire libre, bello y puro. La minuciosidad
descriptiva es, pues, el rasgo distintivo de la poesía homérica. Ejemplo de ello es la
imagen que se pinta de la isla de las cabras monteses, situada delante del país de los
cíclopes. Los exuberantes jardines de Alcínoo proceden de un poema anterior, en el
cual pertenecían Arete y estaban situados fuera de la ciudad donde no había espacio
para un jardín tan extenso. Pero quizás la mejor descripción que hace Homero es la del
puerto de Forcis en Ítaca con la gruta de estalactitas, descripción insertada en el lugar
más oportuno, como que constituye un buen punto de reposo en el mismo momento
crítico de la historia, el regreso de Odiseo a su patria.
Esta epopeya
en relación con
La Ilíada es
posterior y, por
ende, no se
podría
considerar
como modelo
de la forma de
vida de la
aristocracia
griega antigua.
Asimismo se aparta del carácter épico y tiende a ser una novela (cantos de regreso a la
patria o “nostoi”). Las epopeyas, como los poemas épicos, generalmente, describen
grandes momentos históricos y fijan su atención en la conducta heroica de los
personajes que actúan en ella. Por esta razón, los poemas homéricos contienen muchos
de los valores de esta sociedad griega de la Edad de Bronce y dan evidencia de una
profunda comprensión de las dimensiones cósmica y trágica del dilema humano. Los
héroes del mundo homérico se rigieron, como ya se ha mencionado, por el concepto de
“areté”, ideal de excelencia que comprende excelencias físicas, intelectuales y
espirituales, a las que siempre debían apegarse, si esperaban tener y conservar el
honor y la gloria de sus antepasados. Debían cultivar y desplegar valor, fuerza, destreza
guerrera, capacidad, elocuencia y cierta sabiduría, entre otras. El héroe Odiseo
demuestra estas cualidades como personaje de La Ilíada y como protagonista de La
Odisea, pues debe poner de manifiesto además de otros atributos, de acuerdo con los
distintos escollos que ha de enfrentar. Como la obra se desarrolla en tiempos de paz,
cualidades como la paciencia, prudencia, sagacidad, inteligencia, ingenio, son las que le
van a permitir el éxito en su difícil empresa. Odiseo se perfila, en esta epopeya, como el
héroe de la inteligencia y la experiencia. Es por esta razón que su carácter no es
estático, sino que evoluciona a lo largo del poema, y se nota cómo aprende de sus
errores y domina sus impulsos (“hybris”). Sólo un héroe que ha logrado conquistar la
serenidad espiritual, la hesicástica medida, la “sofrosyne” (el grado máximo de la
sensatez), con esa combinación de cualidades, es capaz de sobrevivir a todo lo que el
destino le ha de deparar, fasto o nefasto. El “areté” se encuentra, por lo tanto, ilustrado
de una forma diferente a como se presente en La Ilíada. En La Odisea, se narra en
pocas ocasiones la conducta de los héroes en lucha. Se muestra al héroe que regresa a
su patria después de la contienda bélica, sus viajes, aventuras y su vida familiar y
doméstica, con su familia y amigos. Se nota claramente que sus descripciones no
pertenecen a la tradición de los viejos cantos heroicos, sino que descansa en la
observación directa y realista de las cosas contemporáneas. La nobleza de La Odisea
es una clase cerrada, con fuerte conciencia de sus privilegios, de su dominio y de sus
finas costumbres y modos de vivir. Las figuras tienen un formato más humano, todas
tienen algo de amable, generalizado al pueblo y a los mendigos. El “areté” está
máximamente representado por medio del afán de Odiseo por cumplir con su deber
(regresar a Ítaca). En este poema, el aspecto educativo o “paideia” se ve presente
desde el comienzo, cuando Telémaco presta atención a las advertencias de la diosas,
encubierta en la figura de Mentor. En los siguientes cantos la diosa Atenea aparece
presente en la figura de otro amigo de Odiseo que acompaña a Telémaco en sus viajes
a Pilos y Esparta. Así se ve la presencia de la costumbre en la que los jóvenes de la
nobleza iban acompañados en sus viajes de un ayo o mayordomo. Al plasmar estos
ideales, Homero, sin proponérselo, se convirtió en el educador de Grecia Antigua. A
través de su obra, fomentó dos aspectos complementarios: uno técnico y otro ético. En
lo técnico, el niño era entrenado en el uso de las armas, en deportes, en juegos
caballerescos, el arte completo de la música (tocar un instrumentos, cantar y danzar),
oratoria, etiqueta, sabiduría natural; pero es en lo ético donde descansa la real
importancia educativa de Homero y sus poemas: la verdadera enseñanza la aprendían
los niños dentro del mismo clima moral en el que actuaron sus héroes, cuyo soporte
estribaba en el concepto de estética, es decir, todo lo bello es bueno porque es bello
(ética a través de la estética). Esta conceptualización de ética es la que sobrevive a
tiempos posteriores y se constituye en el basamento ideológico de la cultura helena en
general.
Compresión de lectura
http://www.educar.org/enlared/misquiz/leng2004_1_2.htm
2 comentarios:
Responder
Una información muy buena, vale la pena llegar hasta el final. Tuve que analizar la obra
y este gran escrito me ayudó un montón.
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