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AUTORIZACIÓN

INFORME DE PROSPECCIÓN
ICANH 6649

Informe final

PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA. ESTUDIOS DE IMPACTO


AMBIENTAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LAS
SUBESTACIONES DE ALTO RICAURTE, 115/34,5 KV, 40 MVA Y
CONEXIÓN AL CIRCUITO Y EXISTENTE 115KV SUBESTACIÓN
DONATO (TUNJA)- SUBESTACIÓN EL HUCHE 115/34, 5Kv-
40MVA, MUNICIPIO DE TASCO, DEPARTAMENTO DE
BOYACÁ.

ALEXANDER ANDRÉS FRANCO ENCISO

AUTORIZACIÓN ICANH 6649 DE 2017

CAJICÁ, CUNDINAMARCA
NOVIEMBRE DE 2017

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1.0 INTRODUCCIÓN

El estudio arqueológico realizado para los proyectos referidos se efectúa no sólo como
prerrequisito para la obtención de la licencia ambiental sino como un insumo para las
subsiguientes fases de exploración en las áreas de influencia de los mismos. En efecto, la
investigación arqueológica ha consistido en la revisión de fuentes documentales disponibles
hasta la fecha en particular para los municipios de Sáchica y de Tasco y en general para el
departamento de Boyacá. Si bien las áreas a intervenir no superan las 1.2 Ha y los 765 m lineales
de servidumbre para la extensión de redes, la probabilidad de reportes de materiales
arqueológicos se proyectó como posible dados los antecedentes etnohistóricos y en menor
medida los arqueológicos (pocas investigaciones y ausencia de programas de arqueología
regional y puntual para las áreas de incidencia directa de los proyectos). Como resultado de la
fase de campo, esta premisa fue descartada ya que no se reportaron materiales culturales.

En efecto, una de las limitaciones recientes en los estudios arqueológicos ha sido precisamente
la ejecución de los mismos para actividades económicas de los sectores primario y secundario
en los cuales las áreas de estudio se restringen a los polígonos creados artificialmente por
particulares y entidades públicas limitándose los registros de contextos económicos,
medioambientales y culturales de las áreas contiguas. Esta sería una de las razones que explican
el por qué el alto número de investigaciones que dan cuenta de potencial arqueológico bajo en
zonas que paradójicamente se han valorado como altas.

Si bien en los municipios sujetos al estudio arqueológico algunos autores han valorado el
potencial arqueológico como alto (Salamanca 2002, Martínez 2003, Fernández 2012 y Acosta
2012) otros, al contrario, lo han estimado como bajo para algunas de las áreas puntuales que se
prospectaron hace ya varios años (Valencia 2011 y Tovar 2012). Las pocas evidencias
recuperadas hasta la fecha en uno y otro municipio dan cuenta de algunas representaciones
rupestres y de otros materiales arqueológicos que por lo general se han asociado con varios de
los estilos cerámicos descritos décadas atrás para los periodos Herrera Tardío y Muisca
Temprano.

La investigación propuesta en campo y en laboratorio fijó como uno de sus propósitos definir la
densidad, la magnitud; las coberturas, características y eventualmente la cronología de los
yacimientos y materiales arqueológicos recuperables.

Con el fin de optimizar el cronograma de actividades, en campo se efectuó la lectura horizontal


de acuerdo con los perfiles de suelos, así como la topografía general de cada área para
seleccionar, bien sea por unidades de paisaje o por geomorfología, las zonas en donde se
hicieron, además los sondeos arqueológicos. Es de resaltar que la mayoría de pruebas de pala
se realizarán en suelos altamente modificados por acciones antrópicas recientes, en particular
relacionadas con labores agrícolas y construcción de viviendas unifamiliares. La revisión de los
perfiles al igual que los antecedentes de intervenciones pasadas en el sector han permitido
evaluar el potencial arqueológico en cada una de las áreas proyectadas para intervención civil,
así como formular las medidas de manejo respectivas.

En concordancia con lo anterior, se valoró el potencial arqueológico como bajo por lo cual, y de
acuerdo con el decreto 1530 de 2016, se plantea dar continuidad al programa de arqueología
preventiva en la modalidad de divulgación y de procedimiento de hallazgos fortuitos en caso de
que los mismos ocurran en las fases de descapotes y constructivas. Al asegurar el seguimiento

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adecuado de estas etapas, y en caso de que se identificasen materiales arqueológicos, se podrá


dar respuestas a interrogantes relacionados por ejemplo con: ¿Cómo; de qué manera; en qué
época y qué tipo de ocupaciones prehispánicas sucedieron en estas áreas? De forma
subsecuente: ¿Qué tipo de relaciones interétnicas pudieron ocurrir entre estos pobladores y
aquellos por ejemplo de áreas más próximas como los de los Valles de Leyva, de Sáchica y de
Sogamoso? Algunas de las respuestas, al menos durante la etapa temprana de la Conquista
Europea, se pueden elucidar a partir de algunos fragmentos de las crónicas. Así, y al parecer ha
sido de común acuerdo entre cronistas e historiadores, las crecientes contradicciones, alianzas
y pugnas entre varios caciques como el Zipa, Químuinchatecha; los caciques de Tunja,
Sogamoso, Sáchica, entre otros, incidieron de sobremanera, y seguramente, en los
subsiguientes modos de ocupación de los territorios, así como en las nuevas relaciones sociales.
Así, por ejemplo, y refiriéndose a las crecientes tensiones entre algunos caciques:

“Fue tan pública la fama de la guerra que emprendía el Zipa, que luego tuvo noticias de ella
Químuinchatecha por sus espías, que supieron dárselas aun de las menores circunstancias;
dicha que no todas veces alcanzan los príncipes, y que debieran solicitarla, pues es la cierta
noticia de lo que obran sus contrarios consiste casi siempre la buena fortuna de los progresos.
No poco cuidado le causó la dificultad en que se hallaba envuelto para la defensa de quien tan
poderoso y guerrero empeñaba todas sus fuerzas en destruirlo. Tenía el Tunja su corte distante
poco más de veinte y cinco leguas de Bogotá, y puesta en cinco lados y veinte y cinco minutos
de la equinoccial de esta banda del norte, que viene a ser el sitio donde si presente está fundada
la ciudad de Tunja. Su valle corre norte sur muy poco trecho, con menos travesía: es falto de
agua y leña y por causa de la elevación de la tierra muy frio y seco; y por los aires sutiles y
nocivos que la bañan (principalmente el que llaman de Carare, que es el más continuo) se
padecen pasmos y desecaciones de cerebro, de que resulta estar muy sujetos o perder el juicio
sus habitadores. Pero como era este valle el centro de los Estados del Tunja, puso en él su silla
para repartir igualmente la influencia del dominio en sus vasallos. Cíñenla dos colinas rasas, una
o la parte de oriente, donde habitan los Chíbataes, Soracaes y otras naciones que se extienden
hasta la cordillera que divide los Llanos de San Juan de lo que al presente se llama Nuevo Reino;
la otra á occidente, llamada la Loma de los ahorcados (por lo que adelante se dirá) o cuesta de
la Laguna, por el valle que tiene á las espaldas de tierras llanas y fértiles de carne y semillas,
donde hay un grande lago y en que habitan las naciones de los Tibaquiraes, Soras, Cucaitas,
Sáfas, Furaquiras y otras que por el mismo rumbo confinaban con las tierras de los Caciques de
Sachicá y de Tinjacá, Señores libres y de la provincia en que de presente se coge mejor trigo y
aceitunas y donde está fundada la Villa de Leiva. Al sur de las dos colinas, cinco leguas distante,
tenía su estado el Cacique de Turmequé, señor poderoso y sujeto al Tunja y de quien más
confiaba, por tener a su cargo la plaza de armas y frontera de los Bogotaes; y aunque todas
aquellas tierras son ásperas y dobladas, por ser tan fértiles las ocupaban muchas naciones, como
son los Boyacaes, Icabucos, Tibanaes, Tenzas y Garagoas: y al norte era señor de los Motabitas,
Sotairaes, Tutas y otros muchos, hasta confinar con el Tundama, señor absoluto y poderoso”.

“Tan grande príncipe como esto era el Tunja en cuanto o vasallos, y mucho más en riquezas;
pero todo este poder de Quimuinchatecha no era bastante para resistir ó Neméquene si otros
Caciques no le daban socorros, como interesados todos en la defensa de nada uno. Era astuto,
y fundado en esta razón tan fuerte, despachó embajadores a los Caciques de Gámeza,
Sogamoso, Duitama y Sáchica, representándole a cada uno el propio peligro, en caso de que el
Zipa lo ganase el Reino o parte de él; pues no contenta su ambición con lo uno o lo otro (de que
tenían sobrada experiencia), había de intentar sucesivamente la ruina de todos para engrandecer
más su corona. Instábales para que uniendo sus fuerzas lo ayudasen en la oposición que resolvía
hacerle en los primeros acometimientos, pues de embarazarle la entrada por la parte de

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Turmequé se seguiría la libertad de todos. No se sabe que semejante embajada moviese o los
demás Caciques tanto como al de Sogamoso, pues no dan razón los indios de que tuviese otras
armas auxiliares el Tunja en esta guerra, sino fueron las de este Cacique, de quien, para claridad
de la historia que vamos siguiendo, será bien dar cuenta, y del poder que entonces tenía”.
(Piedrahita 1881 págs. 42-431).

Más adelante y en capítulo titulado: “Persuade á quesada Benalcazar á que funde ciudades, y
refiérese el estado y crecimiento á que ha llegado la ciudad de Santafé” (ibidem p 123), se
reafirman las nuevas territorialidades, jurisdicciones administrativas, económicas y militares, en
nuestro caso para Sáchica y la Provincia de Sugamuxi de la cual hizo parte el actual municipio
de Tasco:

“Conservar los indios reducidos, lo tengo por uno de los mayores intereses, pues á la noticia de
que sois dueños de vasallos, y que sus tributos son tan considerables, os acudirán pertrechos y
caballos con que reforzados podáis acometer empresas más arduas; y es tanta verdad, que á la
codicia del comercio os buscarán de todas partes, que muy brevemente veréis en este Reino
tantos españoles baldíos, que os embarace la sobra que hubiere de ellos; pues aunque más
retirado sea este Reino como lo es de la Europa, en corriente en ella la fama de su
descubrimiento, minerales de oro y esmeraldas que en él se crían, serán poco embarazo los
mares para que no se arrojen muchos á él con fin de gozar lo que no trabajaron. Y lo que será
más reparable, que estando ya cada nombre de los vuestros sepultado en el olvido, á solo el
sonido de los apellidos os hallareis con tantos parientes, que no baste el caudal de todos para
contentar á cada uno.

De aquí será que se acreditaron las ciudades con dramas y cortesanos, y con muchos que
pasarán á ellas fiados en los méritos de caballeros y que, sin manifestarlos en los trabajos,
conseguirán el premio de ser vuestros herederos, entrándose en las haciendas cuando más día
puestas se hallen. Llenaránse las provincias de mercaderes que pasando del cambio al movido,
fundarán mayorazgos y casas grandes; y de Letrados que empezando á volar con las plumas,
se hallarán brevemente con todos los premios debidos á la espada, á que no podrá resistir la
providencia humana, pues no hay camino para que el mundo pare en el curso de sus vueltas, y
solo podrá oponérsele el prudente juicio de aquellos que haciendo asiento en lo ganado fundaren
haciendas fijas con qué resistir las baterías continuadas que habrán de asestarles de tantas
partes”. (Ibidem p. 124).

“Además de los Gobiernos referidos, nombra el presidente cinco Alcaldes Mayores, que son: el
de Salazar de las Palmas, el de los Coyaimas, el de las minas de esmeraldas de Muzo y los de
las minas de oro de las vetas de Pamplona y de plata de las Lajas y Bocaneme, que son los tres
mejores y de más provechos. Los oficios de Protector general de los indios y de Administrador
de los Mitayos. Diez y ocho Corregimientos, los ocho en jurisdicción de Santafé y los diez en la
de Tunja, sin otro que hay de los indios de Pamplona, de los cuales son los mejores por el orden
que van escritos: Los de Sogamoso, Turmequé, Zipaquirá, Guatavita, Ubaté, Sáchica, Chita y
los Panches. Acreciéntese á esto la provisión de las encomiendas que vacan y suelen ser
muchas, respecto de haber más de setecientos pueblos de indios dentro de los términos del
Nuevo Reino, y los más á provisión de su presidente y Capitán General, sin otros cargos políticos
y militares que da, y la presentación de todos los curatos y oficios eclesiásticos de su gobierno.

1
La transcripción es literal por lo cual algunas normas gramaticales de la época no coinciden con las
actuales.

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Dáse esta plaza por tiempo de ocho años, y tiene de sueldo seis mil pesos de ensayado, y a dos
mil los Oidores y Fiscal de la Audiencia”. (Ibídem p 127).

PLANCHA FOTOGRÁFICA 1.0-1. ÁREA CIRCUNDANTE DEL PROYECTO ALTO RICAURTE.


MUNICIPIO DE SÁCHICA, BOYACÁ.

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En relación con lo planteado anteriormente se sugiere la hipótesis que las contradicciones entre
los caciques y a su vez el antagonismo entre los modos de vida de los indígenas con aquel
impuesto por los españoles principalmente, ocasionaron la ruptura, aislamiento y aniquilación de
la mayoría de nacionalidades indígenas del Altiplano Cundiboyacense en el S XVII. Algunas de
las razones que se esgrimirán para justificarla se han de relacionar con:

- Los cambios en los modos de ocupación del territorio (de valles fértiles y terrazas
cuaternarias a zonas montañosas y apartadas de los centros ancestrales de poder).

- La introducción del modelo rentista, de acumulación originaria de capital2 en la segunda


mitad del s XVI.

- La consolidación de las actividades extractivas y de generación de excedentes


económicos apropiados individualmente o por familias como resultado del empleo de
mano de obra esclava e indígena en las labores agrícolas al igual que las altas tasas
impositivas.

En la construcción del informe de prospección se han consultado además fuentes documentables


disponibles como crónicas; documentos históricos y económicos que den cuenta de la formación
del capitalismo en el Altiplano Cundiboyacense y la ruptura con los antiguos modos de vida de
los pobladores muiscas y por qué no con la pervivencia de algunos elementos materiales como
las prácticas agroalfareras e inclusive la lengua y la autoridad cacical (Hope 2005).

En efecto, en oficina y en bibliotecas la investigación ha consistido en revisar las fuentes


documentales relacionadas con los estudios arqueológicos realizados para los municipios de
Sáchica y de Tasco y en general para el departamento de Boyacá. En campo se han realizado
recorridos permanentes; sondeos convencionales y fotogeolocalizados. Esto con el fin de ubicar
y de georreferenciar posibles sitios y yacimientos arqueológicos; de entrevistar e indagar a los
pobladores locales acerca de la presencia de estos. Igualmente se revisaron la estratigrafía y la
topografía general del área de influencia del proyecto. Es de resaltar que la mayoría de las etapas
del proyecto se realizarán en suelos altamente modificados por acciones antrópicas recientes,
principalmente agrícolas. La revisión de los perfiles, los cortes de las vías, las obras
complementarias y los antecedentes de intervenciones pasadas dentro de la alinderación de los
proyectos y sus alrededores han permitido concluir que el potencial arqueológico debe ser
considerado como bajo.

1.A OBJETIVOS PLANTEADOS

El interés académico del proyecto, además de descartar la hipótesis propuesta, se ha relacionado


con la consulta de información transversal asociada con el proyecto (arqueología, antropología,
etnohistoria y economía) la cual ha permitido discernir acerca de algunos elementos relacionados
con la materialidad y la formación del territorio en los actuales municipios de Sáchica y de Tasco,
Boyacá (cerámica y lítica arqueológica y sus contextos; áreas de distribución específicas para
actividades agrícolas y artesanales, etc.) En relación con la metodología implementada ésta
pretendió recuperar, preservar y salvaguardar aquellos materiales considerados por la legislación
como arqueológicos. De manera subsecuente: establecer las zonas en las cuales se
distribuyesen los materiales por tipo y nivel de recuperación -profundidad- así como las

2
Este concepto se ampliará durante la fase de consulta y redacción de informe final.

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coberturas de los yacimientos que eventualmente se hubiesen reportado durante la fase


prospectiva.

En concordancia con lo anterior el estudio pretendió en relación con la metodología propuesta:

1. Realizar el reconocimiento sistemático e intensivo para cada una de las áreas que serán
sujetas a intervención civil para los proyectos de Subestación de Ricaurte con su área de
servidumbre de extensión eléctrica (tres torres) y de Subestación El Huche en los
municipios de Sáchica y de Tasco, Boyacá. En la metodología como en los anexos en
formato digital se soportan todas las actividades realizadas durante el estudio.

2. Detectar evidencias arqueológicas que den cuenta del tipo de usos del suelo y de los
espacios que emplearon los pobladores prehispánicos en las áreas en las cuales se
adelantarán los proyectos civiles. A su vez, generar las medidas de manejo que evitasen
la destrucción o descontextualización de dichos materiales. En las áreas directas no se
reportaron materiales arqueológicos macroscópicos con los cuales se pudiese discernir
acerca de sus características y temporalidad.

En relación con el componente teórico del estudio se propuso:

3. Discutir acerca del tipo de materiales hallados y su temporalidad de acuerdo con las
lecturas de estratigrafía horizontal que se efectuasen en la fase de campo. Dado el bajo
impacto civil que las obras ejercerán en el subsuelo y los resultados de campo, estos
juicios se omiten.

4. Consultar y discernir acerca de la información disponible relacionada con los modos de


ocupación de los actuales territorios de Tasco y de Sáchica en Boyacá. En la consulta
bibliográfica, en particular los informes disponibles en la Biblioteca del ICANH, se percibe
una ínfima cantidad de estudios en relación por ejemplo con el número de construcciones
que se adelantan sobre todo para proyectos turísticos y de urbanismo en general. Si bien
existe información etnohistórica disponible, aquella relacionada con los estudios
arqueológicos son paradójicamente ínfimas.

1.A-1. ESPECÍFICOS

1. Ubicar y delimitar las posibles áreas portadoras de evidencias arqueológicas. Al no


reportarse materiales culturales, no fue posible delimitar sitios y yacimientos
arqueológicos como tampoco determinar sus coberturas y la distribución de los
materiales.

2. Realizar la zonificación de potencial arqueológico a partir de las características de los


materiales a excavar; la distribución y cobertura de los mismos al igual que la
identificación de los yacimientos arqueológicos correspondientes. En la cartografía
impresa y en formato digital se halla la zonificación de potencial.

3. Generar una matriz de impactos que cuantifique cada uno de los elementos ambientales
y civiles en función del componente arqueológico. Con base en los valores de los mismos,
generar las medidas de manejo. La misma se adjunta en formato digital.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 1.A-1. ÁREA DE INFLUENCIA DIRECTA DE LA SUBESTACIÓN PROYECTADA EL HUCHE.


MUNICIPIO DE TASCO, BOYACÁ.

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1.B MÉTODOS Y MATERIALES


El estudio en campo consistió en verificar y en revisar varios perfiles estratigráficos naturales y
antrópicos; en indagar a los pobladores locales acerca de la presencia de objetos arqueológicos.
Así mismo se han efectuado sondeos con la finalidad de verificar o de descartar la presencia de
materiales culturales. Al revisar el área de influencia indirecta del proyecto se encuentra que en
gran parte ésta ha sido fuertemente intervenida para la adecuación y el afirmado de vías. Es de
resaltar que los muestreos se han realizado con base en dos criterios: uno, el de las
observaciones directas de los paisajes circundantes o de la superficie y los demás en relación
con los sondeos. Como se observa en las páginas subsiguientes, el informe teórico ha incluido
visitas al museo de Tunja; recorridos por algunas áreas de importancia arqueológica y que se
relacionan cultural, económica e históricamente.

PLANCHA FOTOGRÁFICA 1.B-1. AFLORAMIENTOS ROCOSOS EN ÁREA DE EXTENSIÓN DE


REDES

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1.C RESULTADOS
No se identificaron materiales arqueológicos en los sondeos. Tampoco en predios contiguos en
los cuales se revisaron rocas depositadas por flujos fluvioglaciales y terrenos arados.

1.D RECOMENDACIONES
Realizar la subsiguiente fase del programa de arqueología preventiva en la modalidad de
divulgación y de diligenciamiento de formato de hallazgos fortuitos en caso que estos se
presenten.

1.E PALABRAS Y CONCEPTOS CLAVES


Prospección, Altiplano Central, arqueología preventiva.

Mapa 1.E-1. Sáchica en Boyacá. Tomado de: www.sachica-boyaca.gov.co

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Mapa 1.E-2. Tasco en Boyacá. Tomado de: www.tasco-boyaca.gov.co

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Mapa 1.E-3. Provincias del departamento de Boyacá. Tomado de: www.boyaca.gov.co

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2 .0 CONTENIDO TÉCNICO

2. A FORMULACIÓN
Las Evaluaciones de Impacto Arqueológico o diagnósticos, EIA, contemplan los estudios
socioculturales a partir del análisis de las dimensiones cultural, económica y política. Uno de los
componentes de la dimensión cultural es el que hace alusión al patrimonio arqueológico
considerado como un bien tangible no renovable el cual es caracterizado mediante la observación
del grado de afectación y de su recuperabilidad a partir de lo cual se obtiene una evaluación
cuantitativa del impacto global. La minimización del impacto depende del grado de vulnerabilidad
de un yacimiento arqueológico y de la posibilidad de su recuperación con carácter científico y de
salvamento adecuado de forma tal que permita planificar y plantear una temática de investigación
específica. En este sentido se presenta, además de la evaluación de impacto arqueológico,
algunas discusiones en relación con las problemáticas arqueológicas asociadas con la posible
transición Herrera a Muisca y algunos conceptos asociados con la cerámica arqueológica de
estos periodos en la altiplanicie cundiboyacense.

El municipio de Sáchica está ubicado 34 Km al oeste de Tunja. Este pertenece a la Provincia de


Ricaurte (Ver Mapa 1.E-3). Sáchica presenta las siguientes características físicas:

Superficie: 62.4 Km2


Altitud sobre el nivel del mar: 2150 msnm
Temperatura media: 16º C.
Distancia de referencia: 34 Km a Tunja

Limites jurisdiccionales:
Norte: Sutamarchán y Villa de Leyva
Sur: Samacá y Ráquira
Oriente: Chíquiza.
Occidente: Ráquira y Sutamarchán.
Información tomada de www.sachica-boyaca.gov.co

FOTOGRAFÍA 2.A-1. PICTOGRAFÍA EN LA VEREDA RITOQUE, SÁCHICA.

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Algunas de las características jurisdiccionales de Tasco son las siguientes:

“Límites del municipio:


Tasco limita por el Norte, con el municipio de Socha. Por el Sur, con los Municipios de Corrales
y Gámeza. Por el Oriente, con el Municipio de Socotá. Por el Occidente, con los Municipios de
Betéitiva y Paz de Río,
Extensión total:167 Km2
Extensión área urbana:0.3 Km2
Extensión área rural:233.7 Km2
Altitud de la cabecera municipal (metros sobre el nivel del mar): 2.530
Temperatura media: 15º C
Distancia de referencia: 115”. Tomado de: www.tasco-boyaca.gov.co

2. B JUSTIFICACIÓN

PROCESO: Recuperar, proteger, salvaguardar y divulgar el patrimonio arqueológico nacional.

NORMA
(LEY, DECRETO, RESOLUCIÓN, CIRCULAR, ETC) DESCRIPCION

LEYES 14 Y 36 DE 1936; LEY 163 DE 1959 LEYES APLICABLES A LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO ANTERIORES A LA
(ARTÍCULOS 122 Y 142), DECRETO CONSTITUCIÓN DE 1991.
REGLAMENTARIO NO. 264 DE 1963 Y DECRETO
1397 DE 1989 (ARTÍCULO 12).
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991, ARTÍCULOS SE DECLARA AL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO COMO UN BIEN CULTURAL TANGIBLE QUE
63 Y 72. PERTENECE A LA NACIÓN Y QUE ES INALIENABLE, INEMBARGABLE E IMPRESCRIPTIBLE.

LEY 397 DE 1997 (ARTÍCULO 62). CREA MECANISMOS PARA PROTEGER EL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN.
DECRETO REGLAMENTARIO 833 DE 2002. ESTE DECRETO REGLAMENTA LA LEY 397 Y OBLIGA A REALIZAR INTERVENCIONES
ARQUEOLÓGICAS EN AQUELLAS OBRAS CIVILES O PROYECTOS LINEALES QUE IMPLIQUEN LA
REMOCIÓN DE SUELOS EN ÁREAS SUPERIORES A LOS MÁS 10.000 M2.
LEY 1185 DE 2008. MODIFICA VARIOS ARTÍCULOS DE LA 397 AL IGUAL QUE DA FACULTADES A SECRETARÍAS DE
GOBIERNO, CURADURÍAS Y SECRETARÍAS DE CULTURA PARA EXIGIR EL COMPONENTE
ARQUEOLÓGICO EN LAS OBRAS QUE LO REQUIERAN.
DECRETO REGLAMENTARIO 763 DE 2009. REGLAMENTA LA 1185. SE CREA EL SISTEMA NACIONAL DE INFORMACIÓN CULTURAL Y SE DEFINE
DE MANERA EXPLÍCITA LA OBLIGATORIEDAD DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS Y EL
REGISTRO E INVENTARIO DE COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS. UNO DE LOS PRINCIPIOS DE LA LEY
Y SU DECRETO REGLAMENTARIO ES QUE UN BIEN DE INTERÉS CULTURAL, EN ESTE CASO
ARQUEOLÓGICO, NO REQUIERE DECLARATORIA PREVIA. IGUALMENTE, ESTÁ POR ENCIMA DE LOS
PLANES DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL.

CIRCULAR ICÁNH 2009. OBLIGATORIEDAD DE EFECTUAR INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS EN LAS OBRAS CIVILES.
OBLIGATORIEDAD, PARA LOS ENTES TERRITORIALES, DE INCORPORAR EN LOS PLANES DE
DESARROLLO LOS PROYECTOS O ACTIVIDADES DE INVESTIGACIÓN, PROTECCIÓN, VALORACIÓN Y
DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO.
LEY 1286 DE 2009. ELEVA A COLCIENCIAS A LA CATEGORÍA DE DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO AL IGUAL QUE
FACULTA A LOS ENTES TERRITORIALES PARA QUE SE ASOCIEN CON OTRAS ENTIDADES PÚBLICAS
Y PRIVADAS PARA CREAR GRUPOS DE INVESTIGACIÓN QUE APUNTEN A LA INNOVACIÓN, LA
CIENCIA, LA TECNOLOGÍA E INCLUSIVE LA CULTURA.
RESOLUCIÓN 330 DE 2010. PROFERIDA POR EL MINISTERIO DE CULTURA. REGLAMENTA ASPECTOS RELACIONADOS CON LA
PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO INMATERIAL.
DECRETO 2820 DE 2010 ESTE DECRETO REGLAMENTA EL TÍTULO VIII DE LA LEY 99 DE 1993. EN LO RELACIONADO CON
EL COMPONENTE ARQUEOLÓGICO (ARTÍCULO 24 INCISO 9) DETERMINA QUE EL TRÁMITE DE LA
LICENCIA AMBIENTAL SE PUEDE CONTINUAR CON EL RADICADO DEL PROGRAMA DE ARQUEOLOGÍA
PREVENTIVA ANTE EL ICANH. ES DE ACLARAR QUE LA PRIMERA FASE DEL PROGRAMA DE
ARQUEOLOGÍA PREVENTIVA ES EL DIAGNÓSTICO.

LINEAMIENTOS ICANH 2010 A 2017. EN WWW.ICANH.GOV.CO

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2. C. UBICACIÓN GEOGRÁFICA
La altiplanicie cundiboyacense se encuentra encerrada por un conjunto de ramales de la cordillera
andina oriental y las llanuras aluviales del Magdalena, entre los límites de las cuencas
hidrográficas de los ríos Magdalena y Orinoco. El Magdalena con sus 1558 Kilómetros que sirve
de vía de comunicación a 11 departamentos a más de constituirse desde épocas prehispánicas
en valiosa fuente de recursos pesqueros, forestales (madera) y minerales (petróleo, carbón, yeso,
mármol, caliza, plomo, cobre, zinc, mercurio, níquel, hierro, cobalto, oro, plata y esmeraldas).
Componen esta región tres grandes altiplanicies (Botiva 1989) que se conectan con otras de
pequeña extensión. Sus alturas fluctúan entre los 2500 y 2760 m.s.n.m y en épocas prehispánicas
pudieron utilizarse como rutas de intercambio u obtención de materias primas para la elaboración
de distintos objetos. Es de resaltar que a lo largo de estas tres altiplanicies, -que pertenecen
prácticamente a las mismas formaciones geológicas-, se encuentran las mismas pastas para la
elaboración de cerámica, lo que conduciría más bien a hablar de “homogeneidad de materias
primas” antes que de “homogeneidad estilística” durante el periodo Herrera. Las tres altiplanicies
referidas son:

• Altiplanicie de Bogotá. Con aproximadamente 1200 Km2 de superficie plana, es la más


extensa.
• Altiplanicie Ubaté Chiquinquirá (en la cual se encuentra el lago de Fúquene y las llanuras
de Lenguazaque y Guachetá).
• Altiplanicie de Sogamoso. Se extiende desde la región de Duitama hasta los bajos de
Saboyá.

Además de los anteriores, existen altiplanos independientes. Se llaman así porque sus salidas
no desembocan en ninguna de las grandes altiplanicies. Por ejemplo, el Valle de La Laguna
donde se localizan las poblaciones de Samacá, Sora y Cucaíta; los llanos de Sáchica y Leyva y
la llanura de Floresta y Belén.

FOTOGRAFÍA 2.C-1. CONJUNTO PICTOGRÁFICO EN LA VEREDA RITOQUE, SÁCHICA

La principal cuenca hidrográfica del actual departamento de Cundinamarca es la del río Bogotá,
este nace en el Páramo de Guacheneque y desemboca en el río Magdalena, drenando un área
de unas 588.000 Ha que se distribuyen en varios pisos térmicos (Peña 1991); el curso del río
recorre alrededor de 300Kms. Este eje, Vertiente Occidental del Magdalena, comprende además
los ríos Sumapaz, Negro, Minero, Sogamoso, entre otros. El relieve y la temperatura ecuatorial

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causan lluvias en las cumbres altas y vertientes que generan variedad de climas, suelos y
vegetación. La temperatura media en el altiplano cundiboyacense es de 13.50C con oscilaciones
diurnas de 250C. La precipitación anual varía entre 500 y 1000mm. A continuación, se describen
las 8 regiones que origina la Cordillera Oriental (González, et. al. IGAC, 1984):

• Área entre el río Magdalena y el piedemonte de la vertiente occidental de la cordillera


oriental; zona baja y selvática denominada Magdalena Medio.

• Vertiente occidental de la Cordillera Oriental, terrenos quebrados y escarpados.


• Área oriental de la Cordillera Oriental que abarca el Valle de Chiquinquirá, de relieve
relativamente plano.

• Más al oriente del anterior se encuentra Moniquirá, de superficie accidentada.

• Altiplanicie Central de relieve plano y ondulado.

• Zona de Ramiriquí, montañosa y localizada al sureste del altiplano.

• Al norte resaltan áreas de páramos y la Sierra Nevada del Cocuy.

• Vertiente Oriental de la Cordillera Oriental, conformada por terrenos quebrados y


escarpados.

A falta de un análisis bibliográfico sobre la importancia cultural en distintas épocas de cada una
de estas regiones, es evidente que la de mayor impacto ha sido la primera región, quizá por la
navegación o por la fertilidad de los suelos aledaños al río Magdalena.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 2.C-1. ACTIVIDADES VARIAS EN POLÍGONOS PROSPECTADOS.

2. D ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS
Una vez consultada la base de datos del Icanh (por temas, geográficos y título) en relación con
la arqueología de los municipios referidos, se reportó solo un informe arqueológico. Si bien en el
documento emitido por el Icanh titulado: Esquema para la promoción de la investigación y gestión
del patrimonio arqueológico en las regiones de Colombia (Icanh 2010 p 3), se asume que un
estado de conocimiento arqueológico determinado como bajo a nulo implica realizar la modalidad
de investigación de reconocimiento o diagnóstico, es pertinente argumentar que en el caso de
Sáchica y de TAsco este conocimiento es bajo pero se presume que dada la fundación por
ejemplo de Sáchica en el Siglo XVI y la presencia de iglesia doctrinera, es de resaltar y de
diferenciar esa ausencia de informes con el hecho muy factible de hallar yacimientos
arqueológicos:

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“Su origen es anterior a la conquista, gobernado por un cacique tributario del Zaque de Hunza.
Durante el siglo XVI fue encomienda y se estableció la doctrina de los Agustinos y Dominicos. A
fines de siglo XVII era resguardo. Etimológicamente Sáchica significa Fortaleza o mansión del
Soberano Chibcha. La población indígena, fue castigada y diezmada entre los siglos XVI - XVIII.
Aún en el centro del pueblo se conserva una muestra histórica de la piedra donde se castigaba a
los indígenas. En 1574 existían 600 familias (2500 personas); en 1635 el censo demostraba la
presencia de 1010 indígenas, que para 1757 se había reducido a 22 indios tributarios, 177
campesinos y 38 familias españolas o criollas con un total de 136 personas. El total de Habitantes
había disminuido a 336”. (Tomado de www.sachica-boyaca.gov.co).

De todas maneras y al asumir a las actuales jurisdicciones de Sáchica y de Tasco como de


dominio muisca, a continuación, se presentan algunas opiniones relacionadas con los estudios
arqueológicos, particularmente para la cerámica estudiada en el Altiplano Cundiboyacense.

Existen, además del conceptual, varios problemas que los arqueólogos deben resolver en la
clasificación cerámica. Uno de ellos se esboza a partir de la importancia que tiene el estudio de
los tiestos para las nacionalidades indias. Si bien la sociedad mayoritaria percibe los objetos
prehispánicos y de los indios como valores de cambio, los arqueólogos contribuyen a esa visión
en la medida que la mayoría de sus informes hacen alusión a objetos o acontecimientos que en
apariencia no tienen relación; que muestran a las sociedades como fabricantes exclusivas de
objetos.

Estos debates suceden, por ejemplo, con la significación arqueológica que se da a los términos
forma, uso y función. Núñez (1989 P. 5) afirma por ejemplo que:

“…el término asa debería estar reservado para describir una función, la de asir. Como toda asa
(o sea todo elemento que sea parte accesoria de un objeto y esté destinado a asir), en la práctica
se han fusionado en ese término asa la forma y la función, de tal modo que cuando uno se
encuentra un apéndice en arco, lo denomina asa, e implícitamente le está adscribiendo a ese
objeto una función específica como “elemento destinado para asir”.

Los conceptos de forma y función como señala Núñez (ibídem p 2) se interrelacionan de tal
manera que:

“…no puede existir una forma plana para contener líquidos, ni ser roma una punta si su función
es la de penetrar…A pesar de que forma y función son cosas distintas, y esta distinción debería
estar siempre reflejada en la terminología, a veces se observa una extrapolación de ambas
categorías” …

Rice (1996: p 39), al hacer su distinción entre función y uso, agrega -traducción propia- que las
funciones son:

“Los vastos papeles, actividades o capacidades de la cerámica como recipiente (almacenar,


procesar o transportar) o material estructural (ladrillos), al tiempo que uso hace referencia a los
caminos específicos por los cuales una vasija fue puesta al servicio de un propósito en particular...
el uso puede ser conceptualizado al tiempo como olla-céntrica (funciones inferidas desde lo
térmico, mecánico, morfológico y propiedades físicas) o humano-céntrico (datos empíricos o
cómo la gente usaba las ollas).”

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Como se mencionó existen, además del conceptual, varios problemas que los arqueólogos deben
resolver en la clasificación cerámica. Uno de ellos se esboza a partir de la importancia que tiene
el estudio de los tiestos para las nacionalidades indias. Si bien la sociedad mayoritaria percibe
los objetos prehispánicos y de los indios como valores de cambio, los arqueólogos contribuyen a
esa visión en la medida que la mayoría de sus informes hacen alusión a objetos o acontecimientos
que en apariencia no tienen relación; que muestran a las sociedades como fabricantes exclusivas
de objetos:

“El cazador o pescador particular y aislado, por el cual comienzan Smith y Ricardo, pertenece a
las triviales imaginaciones del siglo XVIII. Son robinsonadas que no expresan de ningún modo,
como así se lo figuran los historiadores de la civilización, una simple reacción contra un excesivo
refinamiento y el retorno a una vida primitiva mal comprendida”. (Marx 1857).

Los fundamentos del componente teórico en el presente estudio arqueológico son precisamente
los lazos que mantienen los individuos durante distintas épocas con la naturaleza. Como producto
histórico las formas, las funciones y los usos alfareros pueden permanecer inmodificables sin que
necesariamente se tenga que presumir de una continuidad entre los grupos que las produjeron.

El significado arqueológico de términos como forma y función remite también a debates


demográficos y medioambientales que, inclusive, se han planteado desde la sociología cerámica
de los 70. Es de anotar que, por lo general, las cantidades de tiestos halladas en un sitio dan una
idea del número de personas que allí habitaron. Sin embargo, ese sitio pudo habitarse
temporalmente para la producción alfarera bien sea por su proximidad a las fuentes de obtención
de materias primas o a las regiones en donde se intercambiaba o comercializaba con los ceramios
o con los panes de sal.

La región objeto de estudio ha mostrado una triple importancia para los trabajos arqueológicos
regionales:

• Como ruta de recolectores cazadores desde el Valle del Río Magdalena hacia el Altiplano
Cundiboyacense.

• Es una de las regiones donde se han hallado vestigios de cerámica Herrera, e inclusive,
vasijas grandes completas que no son incisas. Sumado a esto, se evidencia la importancia
que tuvo para los pobladores Herrera de este valle la diversidad de fuentes hídricas.
Prácticamente el valle fue bañado por innumerables cauces de agua dulce y salada; lagos
y lagunas cuaternarias.

• Adicional a lo anterior, y ateniéndose a los análisis de horizontalidad estratigráfica, en los


cortes efectuados por distintos investigadores (Peña 1991) debe hacerse referencia a la
posible continuidad Herrera-Muisca.

Las investigaciones cerámicas del Periodo Herrera muestran que la cerámica que cumplía
funciones domésticas, funerarias, para la extracción, almacenamiento, producción y transporte
de la sal, por sus formas y usos, aunque homogéneas en casi todo el altiplano y los valles de los
ríos Bogotá y Magdalena, no siempre fueron destinadas para los mismos fines. Existen alcarrazas
antropomorfas que según las crónicas servían para contener líquidos pero que también se han
encontrado en entierros. Es de señalar que los reúsos de las vasijas se dan en cualquier sociedad.
Sólo la unidimensionalidad en los análisis funcionales en cerámica permite inferir que una y sólo
una forma se asignaba para uno o pocos fines.

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Si bien los conceptos de estilo fueron el eje central de la polémica durante los años 80 en Europa
y Norteamérica, la arqueología realizada en los valles de los ríos Bogotá y Magdalena al igual
que en el resto del altiplano ni siquiera debatía los aspectos técnicos de la clasificación cerámica.
Sus discusiones, -similares a los de la Sociología Cerámica de los 70 versaban, por ejemplo, con
el planteamiento de que existía homogeneidad estilística, de formas, en mención al periodo
Herrera.

Entre los años 50 y 60 (Botiva Op. Cit) se empezaba a mencionar la posible existencia de este
periodo a través de un “sustrato” prechibcha en la sabana de Bogotá. Hernández De Alba (1937)
aludía a la preexistencia de sociedades no muiscas. En este mismo sentido, pero con técnicas
de excavación y formación académica distinta, Correal en 1977 proponía, de igual manera, la
presencia de un periodo anterior al Muisca. Las excavaciones y publicaciones de Cardale (1981),
Correal y Pinto (1983) y Castillo (1984) permitieron, en el caso de esta última, mostrar a través
de una secuencia estratigráfica, un material cerámico inciso tardío anterior al Muisca y que
mantenía estrecha relación estilística con el registrado inicialmente por Silvia Broadbent (1971).

Cardale (1981), al describir el periodo Herrera a partir de los primeros registros cerámicos hechos
por Broadbent en Mosquera, Madrid y Bojacá se valió de los tipos Mosquera Rojo Inciso y
Mosquera Roca Triturada para plantear (1989, p 113) que:

“La cerámica Herrera es bastante distintiva y, a la vez, relativamente homogénea sobre un área
extensa…está conformada por un número pequeño de tipos, definidos con base en diferencias
de pasta, forma y decoración, que constituyen un conjunto en la mayoría de sitios. Las formas
son sencillas, principalmente cuencos (primero hemisféricos y posteriormente aquillados) y
vasijas subglobulares con cuello. Las asas, por lo menos en la zona meridional del territorio, se
encuentran solamente a finales del periodo. Para la decoración se utilizó la incisión, la impresión
(ungular, triangular y ejecutada con peine) y la pintura, principalmente de color rojo. Esta se
encuentra con frecuencia como una banda roja sobre los labios de las vasijas con cuello y,
también, formando diseños en el interior de los cuencos”.

En la medida que afloran -en la década de los 80- las tipologías cerámicas coligadas al Periodo
Herrera, las averiguaciones sobre el surgimiento de las primeras sociedades agroalfareras del
altiplano central de Colombia principian a tener un apreciable interés en trabajos académicos,
primeramente, de Correal y Pinto (1983) quienes dedican parte de su investigación en mostrar el
tránsito de la horticultura y recolección a lo que ellos llamaron la “agricultura desarrollada”.

Trabajos estos eran complementados con la noción generalizada de que los pobladores del
Periodo Herrera no se consagraron a la elaboración de tejidos, orfebrería o cerámica ceremonial.

Por lo contrario, y quizá debido a la poca información disponible sobre el Periodo Herrera, estos
arqueólogos (Correal y Pinto) prefirieron perfeccionar el concepto de “desarrollos agroalfareros a
partir de lo que llamaron patrones fijos de subsistencia basados en caza, recolección, cultivo de
maíz y batata. Accesoriamente, indicaban que muestras de productos alimenticios provenientes
de pisos cálidos y templados, sostendrían el argumento de que existieron contactos entre los
pobladores del periodo Herrera y los del Valle del Magdalena.

Pero las controversias académicas que tenían que ver con los resultados de estos trabajos,
repercutían en las discusiones sobre intenciones separatistas entre arqueología y antropología.

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No obstante, esas trifulcas puristas mostraban para la arqueología del altiplano una paradoja
fundamental: el carácter histórico de las teorías arqueológicas y los orígenes del profusionismo
empírico que las volvía tabú.

Es necesario señalar que estos debates –teoría/empirismo- también se planteaban en el seno de


la economía neoclásica a partir del concepto de desarrollo como etapa culminante y lógica de un
crecimiento económico y educativo-cultural en una sociedad determinada. Dichos conceptos –de
gran influencia en antropología y arqueología- empezaron a ser debatidos y transmitidos luego
de lanzarse la doctrina Truman que planteaba:

“Crear las condiciones necesarias para reproducir en todo el mundo los rasgos característicos de
las sociedades avanzadas de la época: altos niveles de industrialización y urbanización,
tecnificación de la agricultura, rápido crecimiento de la producción material y los niveles de vida,
y adopción generalizada de la educación y los valores culturales modernos”. (Tomado de
Escobar: p 34, 1999)

No obstante, Furtado (p 37) afirmaba que:

“La reacción contra el carácter determinista o teleológico de las ideas de evolución y progreso,
caras al siglo XIX, hizo surgir en el campo de la antropología el concepto de cambio social. Esos
estudios restablecieron el interés por los aspectos históricos de la herencia social y llevaron a una
comprensión más profunda de la interdependencia que existe entre los distintos elementos,
materiales y no materiales, que integran una cultura. Además, la percepción de esa
interdependencia funcional condujo a la comprensión de cultura como sistema…Por otra parte,
la introducción de modelos analíticos dinámicos en el estudio de los sistemas sociales significaría
para la antropología y la sociología el reencuentro necesario con la teoría económica. Y para la
economía ese reencuentro significó un retorno a formas de pensamiento historicista”.

De momento, si bien la intención no es mostrar los orígenes o significaciones de la “antropología


para el desarrollo” o “antropología del desarrollo”, es necesario resaltar que los discursos e
implicaciones académicas de estas se fundamentan en aproximaciones a formas de
conocimiento distintas.

En otras palabras, la aplicabilidad conceptual de un término problemático para la economía


política, como lo es el de desarrollo en un ambiente de condiciones materiales de existencia, en
antropología postestructuralista tendría su equivalente al ejercicio teleológico de explicar las
relaciones sociales a través del lenguaje y del discurso que confeccionan la realidad (Ver
Escobar, p 109). Por tanto, la antropología postestructuralista, de gran influencia sobre los
arqueólogos, niega la importancia histórica de los fenómenos en proceso y sus cambios.

Trasladado el anterior razonamiento a la arqueología que se hace en el altiplano central desde la


década de los 80, bien se prueba que la hegemonía interpretativa de las formas cerámicas oculta
o desconoce el verdadero significado de los cambios sociales.

Si se retorna al punto de partida de la discusión –el concepto de desarrollos alfareros en el


altiplano-, se encuentra además que dicha noción, transmitida a la ecología cultural adaptativista,
deja en segundo plano la importancia de la relación entre función y estilo para más bien plantear
la organización sociocultural en términos de adaptación al medioambiente. Es decir, como en
economía burguesa y antropología postestructural, las sociedades de clases en un modelo de
ecología cultural adaptativista son reducidas a la más simple relación hombre-naturaleza, como

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la es el afirmar que esta depende exclusivamente de variables adaptativistas como por ejemplo
la dinámica social interna, las estrategias de identificación y codificación intergrupales, los
recursos simbólico-ideológicos, etc (Llamazares, p 29).

Llegados a este punto, cabe llevar a los arqueólogos la inquietud de Talai Asad (Tomado de
Escobar, 1973: p 5) en el sentido de:

“Plantear el interrogante de si no seguiría existiendo una extraña reticencia en la mayoría de los


antropólogos sociales a tomar en serio la estructura de poder dentro de la cual se ha estructurado
su disciplina, es decir, toda la problemática del colonialismo y el neocolonialismo, su economía
política y sus instituciones.”

De entrada, la afirmación de Asad lleva a pensar los “paradigmas en los estudios cerámicos” del
altiplano como efecto de las teorías foráneas. Efectivamente, al confrontar el estudio de la
distribución homogénea de tipos cerámicos Herrera con las pautas de asentamiento, el más “sutil
determinismo académico” encauzaría su explicación final a aducir que los pobladores de este
periodo solo usaban, por ejemplo, los abrigos rocosos como campamentos de paso (Ardila 1981),
cuando lo que se evidencia en terreno no es exclusivamente el uso de estos abrigos rocosos
como sitios de vivienda sino más bien la alternancia entre el uso de los abrigos rocosos y la
construcción de viviendas.

Como complemento a la última observación Cardale (1981), al considerar la ocupación


“premuisca” establece que ésta, además, se asentó en las laderas de planicie o en las partes
altas de las colinas de sal.

Vemos pues que un problema teórico, como lo plantea Asad, en la experiencia determina la
concepción que se tenga acerca, por ejemplo, de las formas unívocas de percibir un grupo social:
de creer que habitaron en un determinado sitio…que consumieron determinados productos…que
hacían sólo unos tipos de vasijas…o que se dedicaban exclusivamente a ciertos oficios.

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FOTOGRAFÍA 2.D-1. RECONSTRUCCIÓN CRANEAL DE INDIVIDUO ASOCIADO AL PERIODO


MUISCA. MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL DE TUNJA.

Tanto Cardale y Ardila escogen caminos similares en sus investigaciones (metodologías, estudio
de formas, desgrasantes, decorados, etc) para llegar a conclusiones distintas: Que unos
pobladores se asentaron en las planicies o partes altas y otros usaron los abrigos como
campamentos de paso.

Una de las fechas de ocupación más tempranas para el departamento de Boyacá (2160 +/- 60
ap) fue obtenida por Becerra (1985) en el sitio denominado Piedrapintada, Puente de Boyacá. En
las excavaciones, uno de los pisos de ocupación preservaba restos de fogón, área de desechos,
huellas de poste, una parte para la talla de piedra y un depósito de cerámica. Este lugar, según
Becerra, fue empleado como refugio temporal al igual que varias de las piedras pintadas en la
zona.

En la investigación precedente, como en la de Ardila, las relaciones objetos-ocupaciones


humanas plantearían el siguiente interrogante: si las llamadas sociedades agroalfareras
tempranas del altiplano eran sedentarias por qué en trabajos como los de Ardila o de Becerra se
sugiere el uso de Abrigos Rocosos durante el Periodo Herrera como campamentos de paso?
cómo y por qué fue necesario el uso de la cerámica –fuerte indicador de sedentarismo- en sitios
aprovechados sólo como campamentos de paso?

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FOTOGRAFÍA 2.D-2. EXHIBICIÓN DE HERRAMIENTAS EN HUESO (VENADO) Y DE ANIMALES


EMPLEADOS EN LA DIETA PREHISPÁNICA (MICO Y CURÍ). MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL DE
TUNJA.

En el Muelle II, Langebaek (1986) alude que allí cambiaron las características de ocupación entre
los Periodos Herrera y Muisca, lo cual, para su época, fue un fuerte argumento a favor de la no-
continuidad cultural entre ambos Periodos:

“El investigador comenta –refiriéndose a Langebaek- que las excavaciones en el Muelle brindaron
la oportunidad de conocer la historia de un sitio donde se arrojaron desperdicios de los dos
períodos cerámicos previos a la invasión española; también identificó algunos rasgos comunes
para ambos periodos. Se sabe que los indígenas de estos dos periodos compartieron el
conocimiento de prácticas agrícolas y alfareras, escogieron el mismo sitio para vivir y al parecer
mantuvieron relaciones de intercambio que les daban acceso a productos de lejana procedencia.
Sin embargo, entre los indígenas de uno y otro periodo parecen haber existido más diferencias
que similitudes”. (Botiva Op.Cit p 88).

Es de agregar que en el sitio designado como Muelle II se encuentra material cerámico tanto
Herrera como Muisca, este último resalta por la presencia de pintura en los decorados lo cual
hace pensar a Langebaek en la similitud de técnicas y motivos cerámicos del Norte de Colombia,
Llanos Orientales y Venezuela.

Sobre la base de estos dos aspectos –tipos cerámicos y su relación con pautas de asentamiento-
, habría una propensión a defender la idea que manejan Paepe y Cardale (1990) la cual aclara
que:

“Algunas desventajas de las clasificaciones basadas en pastas e inclusiones han sido


puntualizadas por autores como Boada, Mora y Therrien (1989: 167 y passim). Objetan, con
mucha razón, que “El encontrar que las mismas formaciones geológicas se extienden de punta a
punta del altiplano como sucede con las del Cretácico, explica que se encuentran innumerables
sitios con cerámica, pasta, textura y desgrasante similares”. Sin embargo, estos autores también
concuerdan que: “esto no quiere decir que los criterios de pasta y desgrasante deban ser abolidos
de la clasificación.” …La mayoría de los arqueólogos no disputan la utilidad de estos criterios,

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siempre y cuando se les utilice con cautela y flexibilidad, integrándolos a otros aspectos de la
cerámica y la sociedad que las utilizaba”.

Sin embargo, es recurrente en las investigaciones sobre el periodo Herrera que a la hora de
determinar el cambio cultural a partir de artefactos cerámicos se acuda, como lo hacía Childe y
Montelius (Trigger 1992) a la difusión y migración. Es el caso del debate acerca de la continuidad
entre Herrera-Muisca. Continuidad cultural que, para el altiplano, y al hacer la analogía con
Trigger (Ibídem p 164), estaría determinada por la inexistencia de estos dos factores:

“…así, su enfoque –el de Childe- se parecería estrechamente al de la etnología difusionista


europea y norteamericana de los años 20”. (p 164).

Los aspectos teóricos referentes a las ocupaciones humanas del altiplano en Ardila, Cardale y
Langebaek muestran que los estilos cerámicos son identificatorios de las relaciones sociales.
Empero, esta dimensión estilística para Cardale no reside solamente en diseños o ceramios no
utilitarios sino en lo que Sacket (1986) llamaría las “formas funcionales”. Es decir, la unidad forma-
función como elemento interpretativo a utilizar cuando se agotan los diagnósticos decorativos del
diseño.

El viraje de Cardale en este aspecto y en relación con los trabajos predecesores del Periodo
Herrera advierten que, por ejemplo, los conjuntos cerámicos Mosquera Roca Triturada, Zipaquirá
Rojo sobre Crema, Ollas con Decoración Ungulada, Zipaquirá Desgrasante de Tiestos –definido
de antemano por Broadbent como Guatavita Desgrasante de Tiestos- y Mosquera Rojo Inciso
presentan homogeneidad decorativa. Homogeneidad que le permite sugerir (por sus
características físicas) que el MRI pareciera ser importado del sur de la sabana. En distintas
palabras, no se podría saber si fue tipo cerámico Herrera.

Cardale no se detiene en este aspecto formal de la clasificación, sino que además plantea (1981)
que los tipos cerámicos asociados con el Zipaquirá desgrasante de Tiestos son vasijas destinadas
exclusivamente a la producción de sal. En similares trabajos que aluden a la relación forma-
función, (Langebaek 1983), se señala que formas como Sopó Desgrasante de Calcita insinúan
una función de almacenamiento, mientras los MRT y MRI se destinan a funciones domésticas.

En efecto, para las investigaciones que se hacen en el altiplano sobre formas y funciones
cerámicas en las primeras sociedades agroalfareras, cabe el cuestionamiento que se le hacía a
Sacket en el sentido que mientras anuncia la unidad indisoluble entre forma-función, jerarquiza
entre ambos términos.

Más allá de este miramiento, se subraya que en el altiplano el debate forma-función ni siquiera
ha ocupado las páginas más importantes de las investigaciones arqueológicas como sí sucede
con aspectos que se han aislado de la función como formas, pastas, inclusiones, arcillas, materias
primas, etc.

Así las cosas, valdría la pena resaltar las tesis de Sacket (Llamazares op p 30) que se resumen
en:

• Improbabilidad de recurrencia de forma y de diseño en diferentes contextos históricos.

• Carácter histórico de la selectividad de diferentes medios y formas para obtener un mismo


fin.

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• Condicionamiento social de la selectividad de opciones tanto de la forma funcional como


de la forma adjunta que representan equivalentes igualmente viables.

La respuesta de Binford a la primera tesis de Sacket, tuvo que ver con que este último utilizaba
argumentos de la “sistémica espacio-temporal” y al exaltar su trabajo etnoarqueológico, Binford
anotaba al respecto que:

“Entre un grupo de aborígenes australianos de lengua Alyawara, entre los que observó durante
1974, se adujo que el proceso de fabricación masculina de cuchillos líticos era una actividad
compartida; no recaía en un solo artesano y que dentro del territorio del mismo sistema
sociocultural se depositan conjuntos de artefactos formalmente variables en lugares diferentes”.
(Ibídem p 30).

Es importante resaltar que los criterios funcionales para Binford son más dinámicos que los
estilísticos cuando se trata de determinar la variabilidad en el registro arqueológico, como bien lo
sugiere Llamazares.

Volviéndonos un poco binfordianos y rehusándonos a creer en el juicio paradigmático de que las


formas, funciones y usos alfareros del Periodo Herrera son invariables en el tiempo y los lugares
–homogeneidad estilística-, se debe tener en cuenta que este material cerámico si bien puede
ser abundante en algunas regiones, no representa en su totalidad los más de mil años de su
ocupación en el altiplano. Ni qué decir de otros sitios –fuera del altiplano- donde se ha identificado
material Herrera como, por ejemplo, en Los Valles y en algunos afluentes de los ríos Chicamocha,
Suárez y el Valle del Río Magdalena.

FOTOGRAFÍA 2.D-3.RECREACIÓN DE UNA DE LAS FORMAS DE ENTERRAMIENTO MUISCA.


MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL DE TUNJA.

Este vacío teórico para los arqueólogos de la región debe solventarse a partir del traslado de sus
inquietudes a la etnología y etnografía a efecto de solucionar en parte los vacíos teóricos que el
empirismo ha legado.

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2. D.1 MUISCA EN LA OBRA DE LUCÍA ROJAS DE PERDOMO.


En este libro, se sintetizan no solamente los usos de la cerámica sino que también a partir de los
estudios de alfarería y de su decoración se plantea su destino en funciones religiosas en el caso
de las figuras que representan deidades, ofrendas y la especialización en el trabajo del grupo.
Para la época en que la autora escribió este texto, iniciaban los intentos por delimitar el territorio
muisca. Así, a los belicosos panches, se les ubicó en la parte occidental y sur oriental del territorio
muisca. Los muzos, vecinos noroccidentales al parecer sostuvieron varias guerras con los muisca
es con el fin de apropiarse de sus fértiles sábanas. Hacia el norte, los muiscas tuvieron de vecinos
a los guanes quienes, al parecer, sostenían relaciones exogámicas. A su vez, los laches, los
tunebos y los achaguas se encontraban en el límite oriental de los muescas. Al parecer, con ellos
sostuvieron fuertes relaciones comerciales (pág. 15). Finalmente, por el sur limitaban con los
sutagaos y con los guayupes. La autora además sostuvo que en la región de los llanos orientales
se ha reportado cerámica con marcada influencia muisca.

En relación con la cronología muisca, la autora se refiere a un desarrollo temporal


aproximadamente de 1200 años. En efecto, menciona que los muiscas hicieron parte del llamado
formativo desarrollado en el contexto precolombino americano (pág. 16). Por su parte, menciona
una escasa profundidad cultural de los suelos muiscas la cual está entre los 50 y 800 cm de
profundidad. Para la fecha en que se publicó este estudio se habían reportado nueve fechas de
carbono 14 que comprendían un período desde 25 años d.C en Nemocón hasta 1305 años d.C
en Guatavita.

En relación con la cerámica de los muiscas, la autora contradice a los cronistas de Indias en el
sentido de que estos afirmaban el alto grado de especialización alfarera. En efecto, ella dedujo,
al observar innumerables piezas arqueológicas, que muchas de ellas no alcanzan a tener el
pulimiento y el acabado de otras regiones alfareras como Nariño, Calima o Quimbaya.

Al respecto, la autora citó a Simón:

"Eran varios los modos con que enterraban a sus difuntos, porque a los reyes y caciques de
ordinario les sacaban las tripas e intestinos en muriendo y con resinas que llamaban Mocoba que
se hacía de unos higuillos de leche pegajosa y otras cosas con que las mezclaban,
embalsamaban los cuerpos y después de llorarlos en su casa 7 días, los enterraban en una
bóveda que ya tenían hecha para esto, envolviéndoles en mantas finas y poniéndoles a la
redonda mucho bollos de maíz y múcuras de chicha, sus armas y en su mano y tiradera con un
pedazo de oro..." (Simón, pág. 27).

"Las ofrendas eran depositadas exclusivamente por los sacerdotes denominados jeques o
mohanes quienes previo al ofrecimiento realizaban complicados y especiales ritos". (Ibídem pág.
21).

2. D.2 LOS MUISCAS EN EL LIBRO ARQUEOLOGÍA DE COLOMBIA DE REICHEL-DOLMATOFF.


Desde hace más de tres décadas los estudios arqueológicos realizados en el altiplano
cundiboyacense han tomado como punto de partida a los cronistas, a los historiadores y a los
lingüistas. Sin embargo, durante las dos últimas décadas ha habido un interés por describir e
indagar acerca de las costumbres alimenticias:

“La yuca puede comerse como si nada pasara, pero entre los indígenas hay dos principales para
prepararla: como mandioco o farhina, es decir una harina de grano burdo, o como cazabe, que
es una torta delgada, parecida a pan seco. Para ambas preparaciones la masa finalmente rayada

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se extiende sobre un gran disco cerámico, de unos 60 cm de diámetro. En los llanos colombianos
este artefacto se llama comúnmente budare y se designa como comal, en Mesoamérica. Este
budare se coloca sobre el fuego abierto, estando sostenido por varios soportes de piedra o de
barro. Al revolver la masa de yuca con un meneador de madera, se obtiene una harina granulosa
que se puede usar en la sopa, o simplemente diluyéndola en agua; en cambio, al aplanar la y
dejarla consolidar, forma una especie de torta grande, delgada y más bien seca. Ambos de estos
productos procesados tienen un alto valor económico, porque tanto la harina como las tortas
pueden almacenarse por meses y constituyen así un importante medio de comercio.

Sin embargo, en tiempos actuales y ya desde el siglo XVI, las tribus colombianas que vivían al
occidente de la Cordillera Oriental, no usaban estas técnicas de preparación y conservación, las
cuales eventualmente estaban restringidas a los Llanos del Orinoco, a la Costa Caribe el área
amazónica y algunas de las islas del Caribe...

En la actualidad, los campesinos de la Zona de Muzú dicen distinguir localmente unas 20


variedades de yuca, una de las cuales ellos denominan "yuca montañera"” (Reichel-Dolmatoff
1997, págs 86 a 87).

Por otra parte, y en relación con los cacicazgos, Reichel-Dolmatoff adujo que las regiones en
donde estos se establecieron fueron:

“…el Macizo Colombiano de San Agustín y Tierradentro, el Quindío y la vecina Cordillera Central,
el Valle del Cauca y parte del Magdalena, los valles de los ríos Calima, Sinú y San Jorge. También
puede haber habido cacicazgos en el sur andino y en las montañas de la Cordillera Oriental, al
norte del territorio Muisca. Es muy posible que hayan existido otros cacicazgos, ya en la Etapa
Formativa, pero que no tuvieron continuidad o acerca de los cuales carecemos de más datos”
(Ibídem p 180).

FOTOGRAFÍA 2.D.2-1. COPAS GUANES. MUSEO DE CHIQUINQUIRÁ.


COLECCIÓN CASA DE LA CULTURA.

En relación con los estudios y el pensamiento de Reichel-Dolmatoff acerca de los muiscas


destaca su concepto según el cual éstos como los taironas de la Sierra Nevada de Santa Marta
superaron la etapa de los cacicazgos y lograron un nivel más complejo: la etapa de los estados
incipientes. Sin embargo, para Reichel-Dolmatoff se trataría más bien de ocasionales
federaciones de aldeas. Para él esta etapa consistía en determinado número de aldeas de una

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misma etnia bajo la égida de un gran cacique quien a veces cumplía las funciones de militar, de
político y de sacerdote (ibídem p 235).

Uno de los aspectos en que más profundizó Reichel-Dolmatoff en relación con la etnohistoria
comparada fue la diferenciación que hizo entre los muiscas y los cacicazgos que los
conquistadores hallaron en el Valle del Cauca y en la Costa Caribe. En efecto, menciona que la
literatura histórica y arqueológica les atribuye a los muiscas un nivel bastante avanzado en
tecnología. No obstante, al referirse a rasgos particulares como la arquitectura, el urbanismo, la
cerámica, la metalurgia, etc., destacó un grado de desarrollo similar y superior al muisca en otras
regiones. Al controvertir la imagen dada por los cronistas de una sociedad muisca muy superior
a la de otras latitudes, propuso que estos tal vez lograron avances impredecibles que no se
conservan a través de vestigios materiales (ibídem p 237).

De forma secuencial, el pensamiento de Reichel-Dolmatoff acerca de los muiscas inicia con la


descripción de algunos aspectos culturales como el cultivo y la domesticación de varias plantas
y cultivos menos como la papa, el maíz, la auyama, la quinoa, el ulluco, la oca, el topinambur, los
cubios, la coca, el tabaco, etc. Destacó también los productos obtenidos por los vistas en las
vertientes subtropicales como el maíz, la yuca, la arracacha, el algodón y las frutas arbóreas.
Posteriormente hace una descripción de las relaciones comerciales y de trueque como la sal, las
esmeraldas, la coca y las telas de algodón las cuales se cambiaban por oro, plumas, aves y yopo
(ibídem p 238). Sin embargo, destaca la comparación que hace de los muiscas con las
sociedades mesoamericanas en lo que tiene que ver con la sucesión matrilineal, las largas
épocas de entrenamiento para los gobernantes y los sacerdotes; el culto solar, los sacrificios que
se hacía particularmente a niños traídos del Orinoco a efecto de invocar las lluvias o de consagrar
los templos.

Aunque es poca la evidencia arqueológica que da cuenta de las aldeas nucleadas y el general
de las grandes concentraciones de viviendas mixtas, sí se han observado vestigios de sitios de
habitación, de agricultura; cerámica, herramientas líticas, orfebrería e innumerables piezas
textiles que dan cuenta de una intensa actividad material e intelectual.

"Indicios de una intensa actividad agrícola se observan en muchas zonas, como por ejemplo en
la Loma de Suba, cerca de Bogotá, en Sopó, Suesca, Gasca, Chocontá y, en lo general, a lo
largo del eje Bogotá-Tunja-Sogamoso. Se trata de terrazas, zanjas, eras, camellones, que cubren
extensiones más o menos grandes en las faldas de las colinas, generalmente a poca altura sobre
el fondo del valle.

Cerca de Tunja y en algunos otros lugares del sector nororiental del territorio Muisca, se conocen,
desde el siglo pasado, algunos recintos consistentes de columnas de piedras toscamente
labradas y colocadas en un círculo, óvalo o rectángulo. Hueco donde antiguamente había postes
indican que estas columnas originalmente estaban combinadas con construcciones de madera,
y a veces un gran hueco marca el punto donde se encontraba un poste central. La excavación
(poco metódica) de estos recintos no produjo datos precisos de importancia; había algunos
fragmentos cerámicos y piedras de moler, y al pie de una columna se encontraron los huesos de
un niño, tal vez un sacrificio hecho al efectuarse la construcción. El llamado "Templo del Sol" en
Sogamoso era una de estas construcciones y fue incendiado por los españoles; este lugar
transitado las fuentes históricas tempranas no parece haber sido más que una casa ceremonial,
tal vez la residencia de un jefe o sacerdote local.

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... Es muy posible que ciertas tareas antropomorfo de piedra pertenezcan a un nivel cronológico
anterior al de los Muiscas, pero las mencionaremos aquí ya que no se tienen pruebas
estratigráficas. En el lodo de las orillas de la Laguna de Fúquene al norte de Bogotá, se han
encontrado muchas figurinas cuando, en 1942, bajo el nivel de las aguas. Trozos de piedra
blanda, de forma aproximadamente de un ladrillo, habían sido tallados toscamente para
representar efigies humanas muy estilizadas, en posición acurrucada. Aún más al norte en las
cuevas de La Belleza, en el departamento de Santander, se hallaron centenares de pequeñas
tallas antropomorfo de la misma tipología; muestran figuras humanas muy geométricas hadas,
algunas sentadas en pequeños bancos de cuatro patas otras acurrucadas o de pie. En ambos
casos, tanto en la Laguna de Fúquene como en las cuevas, parece tratarse ofrendas" (ibídem p
244).

Otro de los aspectos recurrentes en los estudios de Reichel-Dolmatoff refiere a las distintas
expresiones materiales con las que los indígenas representaban a la muerte. Como se ha
comprobado en recientes excavaciones arqueológicas en la Sabana de Bogotá, existieron
distintas maneras de realizar los entierros de humanos y animales. No obstante resaltan, a decir
del autor, las cuevas funerarias; las posiciones de las osamentas; los ajuares; las mantas y las
esporádicas prácticas de momificación. En el caso de Soacha reporta entierros secundarios en
contraste con la casi total ausencia de tumbas del pozo con cámara lateral, esto para el territorio
muisca (p 245).

Al referirse a la cerámica muisca:

"... aunque competente y tecnológicamente bien hecha, es mucho menos elaborada que la
mayoría de las cerámicas de los cacicazgos tropicales. Como regla general los muiscas
manufacturaban vasijas monocromas, ásperas, de superficie opaca, de color oscuro, rojo, gris o
anaranjado. Las formas más comunes son las de simples ollas globulares o subglobulares de uso
culinario, en ocasiones decoradas alrededor de la boca y muchas veces provistas de dos o cuatro
pequeñas asas anulares... Un elevado porcentaje de las cerámicas muiscas está sin decorar;
cuando llevan alguna decoración se trata generalmente de pintura roja sobre un fondo
anaranjado, blanco o crema, y a veces se observa tintura vi cromada en rojo y blanco sobre un
fondo color naranja. Los motivos decorativos, sean éstos pintados o incisos, generalmente toman
la forma de líneas paralelas, triángulos, espirales, círculos concéntricos, áreas punteadas o series
de elementos en forma de T.A veces hay decoración modelada y aplicada a la superficie:
pequeñas ranas, culebras o simplemente franjas onduladas, pequeñas protuberancias u otros
detalles plásticos... La cara humana se representa como teniendo forma de un oscuro; los ojos y
los labios indican con barras horizontales, y la nariz, modelada y prominente, tiene a veces una
gran placa ornamental, de forma rectangular alargada. En algunas de estas figuras cerámicas, la
cabeza está cubierta con gorros de distintas formas, y algunas figuras tienen largos collares
cruzados sobre el pecho, a manera de los bandoleras. En ocasiones, ciertas figuras cerámicas,
que tal vez podrían ser la representación de la diosa Bachué, tienen en su interior pequeñas
figurillas de oro, como ofrenda o rito de fertilidad. En términos generales, el arte alfarero muisca
de rígido y simétrico, que contrasta con el de las culturas prehistóricas de las tierras bajas
tropicales. El cuerpo humano se representa de forma desproporcionada, la cabeza es demasiado
grande, mientras que las extremidades son filiformes y carecen de toda naturalidad de
movimiento" (Ibídem págs 246 a 251).

Para finalizar, Reichel-Dolmatoff adujo que las huellas de los aspectos más avanzados de la
cultura muisca no son fácilmente documentales en arqueología, particularmente la organización
social, la astronomía, el sistema jurídico y tributario al igual que la cosmología. Complementó lo

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anterior con el hecho de que faltan aún décadas de investigación a efecto de mejorar el
conocimiento acerca de la sociedad y de la cultura de los antiguos muiscas.

Refiriéndose a los grupos humanos que ocuparon el norte del territorio de los muiscas propuso
que éstos formaron pequeños cacicazgos independientes con altos desarrollos en metalurgia, en
agricultura, en textiles y en tallas líticas. Estos grupos fueron los guanes, los laches, los
chitarreros y otros:

"...Los pocos complejos cerámicos que se conocen de esta extensa zona contienen varios tipos
pintados, de motivos geométricos, que muy probablemente se relacionan con el secundo
horizonte pintado del río ranchería y, a través de este, con los complejos bicromados del
occidente de Venezuela. De todos modos parece que haya habido un estrecho contacto
prehistórico entre los pueblos de lengua Chibcha (muisca, guanes, laches, tunebos, Sierra
Nevada de Santa Marta), a lo largo de la Cordillera Oriental, cuyos detalles cronológicos,
tipológicos, y socioculturales aún falta por dilucidar" (Ibídem p 51).

...Enterraban a sus muertos de acuerdo a la categoría que hubiese ocupado; a los caciques los
embalsamaban con una resina que llamaban mocoba, la que se componía de unos hilillos de
leche pegajosa y otras materias que se mezclaban. Luego los lloraban en sus casas durante seis
días al cabo de los cuales los enterraban en unas bóvedas o cavernas que tenían dispuestas
para ello, en volviéndolos en mantas finas, poniéndoles a los lados muchas ollas de maíz,
múcuras con chicha, varias armas, y en las manos un pedazo de oro, según el caudal de la tribu.

En los ojos, narices, oídos, boca y ombligo, les colocaban algunas esmeraldas y tejos de oro. Lo
acompañaban encerrándose en la misma bóveda o cavernas, las mujeres y esclavos que más la
querían; para esto tomábase un sumo preparado de cierta yerba, pócima que los privaba y los
hacía ignorar la gravedad del hecho a que se sometían si bien después de recobrar los sentidos,
desesperadamente morirían asfixiados.

Con este método de inmolarse, los muiscas demostraban su creencia en la inmortalidad del ser,
la cual tendría que hacer una larga travesía lo que requería aprovisionar han muerto de cosas de
comer, de deber y de subsistir en el más allá.

En relación con la organización social y económica, el autor (p.39) aduce que para atender los
gastos de la organización de las tribus, se instituyó un la tributación en especies agrícolas,
minerales o animales:

"... Para forzar su cobro cuando un indio retardaba la paga del tributo que se debía al cacique le
enviaba un criado con un grato, un oso o animal semejante que se criaba para tal efecto.
Amarrábanlo a la puerta de la casa del deudor permaneciendo vigilante el que lo llevaba a quien
el notificado tenía que mantener con mucho regalo y darle cada día que permaneciese allí una
manta de algodón, al igual que dar de comer al animal en forma satisfactoria, atenciones que
ponían al indio en tales aprietos, que casi de inmediato diligenciada la paga del tributo, quedando
escarmentado para próxima ocasión.

Otra la manera para cobrar tributo a los morosos, era que el cobrador entraba las viviendas y
apagábales con agua la lumbre y el fogón, y no permitía que se volviera a encender hasta tanto
no pagaran, por lo que se afanaban por demás para dar cumplimiento a esta carga”.

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En relación con el matrimonio el autor evoca una descripción durante las épocas de la conquista
y la colonia:

"…el pretendiente en potencia, enviaba sin contárselo a nadie, una manta a los padres o parientes
de la escogida; si no le era devuelta, enviaba otra, esta vez acompañada de una carga de maíz
y medio venados y era gente a quien le estaba permitido por los caciques el comerla, por cuanto
esta carne estaba destinada a los privilegiados, aunque era común a todos por el comer otras
carnes, menos esta. A la noche siguiente de haber enviado el presente casi al alba se situaba
junto a la puerta de sus presuntos suegros sin hacer más ruido que el necesario para advertir su
presencia, los cuales sintiendo lo decían desde dentro "quien está allí afuera? Es por ventura
algún ladrón que viene a robar o a buscar carne?

A esta admonición no respondía el interesado, sino que callado, esperaba que saliese la
desposada, la que no tardaba mucho, portando una tutú más grande llena de chicha, y junto a
ella probaba primero y luego pasábasela éste para que la bebiera cuando pudiera, por lo cual
quedaba efectuado el matrimonio y ya podía llevársela a su morada" (Ibídem P. 40).

En cuanto a las leyes, al parecer existieron cuatro postulados primordiales:

"no matar, no hurtar, no mentir, no quitar la mujer ajena. Las sanciones penales eran muy
drásticas: pena de muerte para los ladrones, para los asesinos y los incestuosos. Las adúlteras
unas veces condenadas a muerte, otras obligadas a comer así. A los cobardes rapaban la cabeza
y los destinaban a los oficios domésticos. Para los delitos de menor cuantía usaban los azotes y
la difamación pública" (Ibídem P. 40).

En relación con los resguardos:

"... desde el punto de vista legal el asunto se facilitó pues, como hemos anotado, el estado
español no transfirió el dominio de las tierras de resguardo a los indígenas sino que éstas
permanecieron como regalías de la corona. En el siglo XVIII, a la vez que se remataban grandes
extensiones de tierras baldías por unos pocos particulares se inició un ataque sistemático contra
los resguardos que pasaron a manos de un pequeño grupo de terratenientes, aumentando así la
concentración territorial y sin solucionar el problema de tierras para los mestizos y blancos que
clamaban por ellas. Unas veces se redujeron los resguardos a menor extensión y la sobrante se
dio en venta, y otras la más común de las veces se optó por reunir en un solo sitio, alejado de los
poblados y sin vías de comunicación, a los habitantes de varios resguardos para dar venta a las
tierras desocupadas y que los indígenas habían ocupado por siglos. En otras ocasiones se
procedió simplemente a desalojar a los indígenas prometiéndoles tierras que nunca fueron
concedidas. Así, por ejemplo, en Boyacá fueron vendidos total o parcialmente los siguientes
resguardos en el siglo XVIII: en 1755 y 1756 Soatá (junio 21 en 1755), Toca (enero 18 de 1756),
Moniquirá (abril 26), San José de Pare, Saboyá, Tinjacá (abril 30), Tenza, Somondoco y Ramiriquí
(junio 11) y en 1777 y 1778 los resguardos enteros de Sátiva, Busbanzá, Chiscas, Boavita,
Guacamayas, Cerinza, Betéitiva, Tutasá, Sogamoso, Viracachá, Tibasosa; y al oriente los de
Guateque, Pesca, Tota y Monguí. Es interesante anotar cómo esta desposesión ocurría unos
pocos años antes de los acontecimientos de la revolución de los comuneros" (Ibídem P. 44).

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2.D.5 APORTES DESDE LA ECOLOGÍA CULTURAL.


Inicialmente, los análisis de polen efectuados por Van Geeel y Van der Hammen (1973) que
atribuían al 800 a.C como inicio de la agricultura en el altiplano, encabezaron los estudios sobre
la relación hombre-medioambiente en el territorio ocupado por las sociedades premuiscas.

Las áreas fértiles están asociadas a sitios retenedores de humedad como terrazas aluviales, en
menor proporción a planicies fluvio-lacustres, planos aluviales, coluvios de montaña y colinas.
Las terrazas aluviales, por sus porcentajes de humedad y pH favorable, no por coincidencia son
las áreas donde más se ha hallado rasgos de cultivo asociados a vivienda y material cerámico.

Lo que muestran los estudios medioambientales no son en sí meras descripciones de unidades


paisajísticas, paleoclima o alteración cultural de suelos. En la medida que los trabajos
medioambientales ejemplifican la intervención humana sobre el paisaje, el arqueólogo de la
cerámica busca que esos tiestos y sus contextos sean portadores de la evidencia que averigua;
de lo que quiere encontrar o solucionar desde una perspectiva teórica.

Se sabe por ejemplo que muchas montañas y colinas del altiplano no fueron usadas para cultivos
ya que al no ser retenedoras de humedad –muy pendientes, de escasa o nula capa vegetal y
propicias para las heladas-, quizá sólo adquirieron significación desde la óptica de su importancia
mítico-religiosa, militar, comercial o social. Estas montañas o colinas bien pudieran interesar al
arqueólogo que busca caminos prehispánicos, bienes de intercambio u objetos religiosos o de
contenido simbólico.

De cualquier forma, los estudios medioambientales que surgen en los años 70 por influencia de
reconocidos investigadores europeos, se contextualizan en la gran cadena de debates que
surgen en reacción al “positivismo empírico” y que tienen como eje del debate a la “nueva
arqueología, el pensamiento simbólico, la sociología cerámica, el estructural-funcionalismo y el
marxismo” –entre otros- como eje de los debates sobre el surgimiento del estado. (Steward 1955
y Lumbreras 1974).

Pero los estudios medioambientales se han planteado, para el caso colombiano, desde regiones
que muestran relevancia político-económica y de proximidad al medio académico. Así pues, no
es casual que:

“Como se ha planteado, las diferencias más importantes en el Norte de Suramérica se relacionan


con la altura sobre el nivel del mar. Así, la separación entre tierras bajas y tierras altas es útil. Los
trabajos arqueológicos más conocidos en el área se han realizado en su mayoría en las tierras
altas: El Inga, San José, Chobshi, Cubilán (en Ecuador) y El Abra, Tequendama y Tibitó (en
Colombia).” (Ardila, 1992 p 99).

Ante el debate medioambiental que exigían los trabajos de monografía o las investigaciones de
la FIAN, fácilmente la arqueología de rescate, -que si bien recuperó afanosamente inestimable
información que pudo haberse perdido para siempre-, desestimó la importancia que tenía el
hecho de involucrarse en los debates que la “antropología filosófica” coaccionaba desde las aulas
de clase.

Los cambios en la forma de estudiar las sociedades desaparecidas inevitablemente tendrán que
repercutir en la modificación de los postulados tradicionales en arqueología. Y aunque se
mantenga la base teórica homogenizante y determinista, es claro que las investigaciones sobre

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procesos tecnológicos en la producción de objetos paulatinamente tendrán que modificar estos


criterios.

2.D.6 ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS DEL ACTUAL MUNICIPIO DE TASCO

Dando continuidad a las discusiones en relación con la hipótesis formulada, en documentos


oficiales relacionados con Tasco o el “Juncal“ se puede coligar también que los traslados de los
“pueblos de indios” obedecieron principalmente a razones económicas y militares asociados con
el dominio que sobre ellos debían ejercer las instituciones europeas creadas para tales fines. Si
bien en el caso de Tasco se adujo en su momento una razón natural, era bastante obvio que los
indígenas deberían seguir tributando según los designios de quienes ostentaban los cargos de
comendadores:

“A comienzos de la conquista el caserío indígena del pueblo de Tasco, estaba situado en el punto
que se conoce con el nombre de el” Juncal”, y que, a consecuencia de un deslizamiento, los
indios pasaron a poblarse en un lugar cercano que se llamó “El Pueblo”. El nombre de Tasco
viene del célico Tescauen, que significa arista, tamo o tomento, que suelta el lino o cáñamo al
machacarlo o espadarlo. También se refiere que en la región minera del distrito de Tasco o de
Alarcón, Estado de Guerrero en México, se fundó por los españoles en 1529, una nueva población
que llamaron Real de Tasco, a l2 y medio kilómetros del antiguo Tlacheo, debido al
descubrimiento de abundantes vetas Argentiníferas. Tascos, plural, es también un antiguo pueblo
de las montañas de la Mesopotamia. Seguramente el nombre de Tasco, fue traído por algunos
de los conquistadores del Nuevo Reino de Granada, y dado al municipio Boyacense, en recuerdo
de Tasco por su riqueza minera y superior calidad de sus tierras. Hubo allí también un derrumbe,
lo que no impidió que el caserío continuara ensanchándose. A causa de dicho deslizamiento
geológico, que partió el pueblo en dos, quedó en el centro, un barranco erosionado que impedía
el desarrollo urbano, fue entonces cuando un grupo de ciudadanos, se dio a la tarea de comprar
terrenos aledaños, rellenar, levantar muros y así emergió “La Plazuela” Rafael Uribe Uribe que
más tarde de transformó en un hermoso parque y como homenaje al Libertador, se erigió una
estatua de Simón Bolívar. Los indios se ocupaban en el cultivo de productos propios para su
mantenimiento y tejían mantas, lienzos y explotaban algunos minerales.

El 4 de noviembre de 1586, fue nombrado doctrinero de los pueblos de Gámeza, Tasco y Taba
(este último caserío, se cree que moró a orillas del Chicamocha y desapareció), el padre Manuel
de Contreras, que fue su primer párroco, y el 28 de noviembre de 1602, el padre Fray Juan
Velásquez. En visita practicada por el Licenciado Juan de Valcárcel, Oidor de la Real
Audiencia de Santafé en el año de 1635, se dispuso que los indios de Tasco se pasaran al pueblo
de Socha y que pagaran tributos a su encomendero. Esta ley era para los indios útiles que
tuvieran la edad de 17 a 54 años cumplidos, dichos tributos deberían ser pagados en los meses
de San Juan y Navidad, con oro, gallinas, semillas, mantas y otros. “El requinto” era otro tributo
destinado a la Real Corona, tomado de lo que los encomenderos recibían de los indios. El 19 de
abril de 1681, el corregidor del partido de Gámeza, capitán Fernando Antonio de Peñaloza, señaló
tierras para resguardo, comunidad y potrero de 37 indios que encontró en el pueblo de Tasco.
Dicho territorio comprendía desde la cumbre del cerro que en su lengua llamaban “Simpachota”,
cuya cuchilla va bajando hasta dar al sitio que los indios llamaban “Tachota”. de donde se divisa
el pueblo y continúa bajando, hasta la quebrada que llaman Paso del Volador, la cual recoge
vertientes de Mesa Chiquita y Mesa Alta. Fueron testigos de este señalamiento don Bartolomé
Falcón de Fonseca cura y vicario de dicho pueblo y del de Socha, don Pedro Carvajal. En cuanto
a la administración eclesiástica del pueblo de Tasco, jurisdicción de Tunja, hay el siguiente
extracto: El Doctor Bartolomé del Río y Portillo racionero de la Santa Iglesia Catedral y Juez

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General de las Rentas Decimales, dicta mandamientos que dicen: “Que el Sector de Tasco fuera
atendido por el Cura de Socha y el de Gámeza, pero ninguno de los dos prestaba los servicios.
El de Socha, porque habían malos caminos y el de Gámeza, porque sólo le pagaban los
estipendios. En vista de las desavenencias de los dos doctrineros, se dictó el mandamiento de
erigir la Parroquia de Tasco. En junio de 1777, el Visitador José María Campusano Lanz,
corregidor y justicia mayor de la ciudad de Tunja, siendo su escribano Lorenzo de Medina, mandó
trasladar los indios de Tasco y Sativa al poblado de Socha. Eran los de Tasco 285 de toda clase
incluso 34 tributarios. Se contaban como vecinos en el primero, 609 o sea 141 cabezas de familia
y en el segundo, 237 que formaban 79 cabezas de familia. Don Juan Vicente Pérez de Páramo
acudió ante el señor Provisor y Vicario General del Arzobispado y solicitó: Que con el motivo de
la demolición de dicho pueblo y traslación de sus naturales al de Socha, practicada en virtud de
superior Joseph María Campusano, quedan mis partes sin párroco, que les administre los santos
sacramentos, celebre el Divino Sacrificio de la misa y contribuya a los demás oficios espirituales,
que apetecen como cristianos, sin que tengan pronto recurso para lograrlo en los pueblos
cercanos, por la larga distancia que promedia, por lo que siendo este vecindario bastante crecido,
cuyo número de almas asciende a 538 comprendidas bajo 112 cabezas de familia, como lo
demuestra el informe del Visitador al Excelentísimo Señor Virrey. Por lo anterior suplico a vuestra
señoría se digne erigir en Parroquia, la expresada iglesia, bajo el título y protección de Nuestra
Señora del Rosario, que mis partes están prontos a contribuir a su párroco con lo que sea
necesario, otorgando para su efecto la correspondiente escritura de seguridad. Que por lo que
respecta al plan, o sitio de la fundación de la parroquia, si no se le rematase al común del
vecindario, se les declara a lo menos el derecho o pago justo. Así mismo suplico a vuestra
señoría, se digne asignar por límites y demarcación de dicha parroquia, así: desde la quebrada
de La Chapa y tierras que hoy pertenecen a Vicente Corredor llamadas “Aposentos”, hasta la
quebrada de Canelas, que son los dos costados. Por el pie del Río grande de Sogamoso, y por
la cabecera las serranías del páramo, que son cuasi los mismos límites del expresado pueblo
excepción de un corto globo de tierra, que tendrá el costo número de 12 vecinos del pueblo de
Socha. Dada a esta solicitud la tramitación correspondiente, tanto el señor Provisor y Vicario
General don Francisco Javier de Aquino, como el Excelentísimo Señor Virrey don Manuel Antonio
Flórez, decretaron la erección de Parroquia con el título de Nuestra Señora del Rosario de Tasco
(l) en proveídos de 6 y 15 de septiembre de 1777, habiéndose hecho escritura ante el doctor
Rafael de Aráos abogado de la Real Audiencia y Notario Mayor de la Curia Eclesiástica, por su
apoderado don Joaquín de Vargas Machuca, con sujeción y arreglo a lo determinado en el
decreto Eclesiástico de 16 de noviembre de l775”.

Cabe resaltar que al parecer historia idéntica a la de Tasco sucedió en Socha. Es decir, la
reubicación de Sochaviejo asociada con deslizamientos. Sin embargo, y más allá de estos
acontecimientos, vale la pena proponer en la discusión durante la etapa de escritura del informe
final la relación intrínseca entre lugar y región que en definitiva han sido los conceptos imperantes
en las caracterizaciones de los materiales arqueológicos. Ahora bien, antes de proponer un
análisis etéreo de conceptos como territorialidad, espacios, limites, entre otros, será
imprescindible diferenciar las dos etapas que nos ocupan. Esto es la actual, mediada y construida
sobre el pensamiento económico medieval y la prehispánica, poco o nada documentada en
arqueología y otras disciplinas afines (Herrera 2006). Quizá una de las formas de acercamiento
con la visión prehispánica que algunas nacionalidades tuvieron de sus territorialidades atañe,
como ya se ha dicho en repetidas ocasiones en estudios arqueológicos, con la materialidad
dejada por aquellas sobre todo en los cientos de miles de millones de fragmentos líticos y
cerámicos dispersos en regiones geográficas disimiles. La pregunta sería: ¿Correspondieron a
las mismas nacionalidades o a grupos que compartieron idénticas maneras de interactuar con el

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entorno y que tuvieron además formas de pensamiento idénticas? O: ¿Esta materialidad idéntica
fue un rasgo común de grupos que ni si quiera mantuvieron algún tipo de contacto?

No obstante el impedimento generalizado para que a partir de una investigación puntual se


resuelvan interrogantes que por décadas se han formulado en el Altiplano Cundiboyacense (como
por ejemplo si existió continuidad o ruptura entre los periodos Herrera y Muisca), será pertinente
que en un momento dado de la historia, y dado el volumen de investigaciones arqueológicas
emprendidas como los nuevos modelos en la interpretación del registro arqueológico, las mismas
se superpongan, y más allá de un conjunto de datos, se prueben o refuten muchos de los
interrogantes que desde hace décadas se han planteado.

2.D.7 PROBLEMÁTICA ARQUEOLÓGICA EN LA REGIÓN OBJETO DE ESTUDIO


Los fragmentos cerámicos y líticos asociados al periodo Herrera en los valles de los ríos Bogotá
y Magdalena, Cundinamarca, muestran a esta zona como importante centro de producción
cerámica.

A pesar que aún ha sido difícil ubicar la época y extensión de los poblados, su historia
arqueológica arroja varias secuencias de poblamiento, incluida la muisca. Las investigaciones
arqueológicas adelantadas en toda la región (Becerra 2000), (Peña 1991) revelaron que en el
periodo Herrera, por ejemplo, de Duitama y de Cachipay, existieron una variedad de tipos
cerámicos y pastas que amplían la visión que se tiene acerca de este periodo, en el sentido de
considerarlo como de relativa homogeneidad tipológica.

Desde los materiales arqueológicos obtenidos por excavación y la recolección superficial se han
conseguido valiosas informaciones sobre la producción cerámica, desgrasantes, combustibles,
paleocauces de agua salada y dulce e indicios de labores agrícolas. Lo anterior, permite inferir
que si bien no se conoce con exactitud la época en que se inició la producción cerámica en el
área de los valles de los ríos Bogotá y Magdalena, se sabe que sus vasijas fueron elaboradas
bajo distintas técnicas de manufactura y decoración que se evidencian en la cantidad y calidad
de los tiestos recuperados.

Cabe resaltar que el estudio de la producción cerámica en el Valle del Magdalena debe
interrelacionar los factores técnicos a la organización socioeconómica. En primer lugar, se parte
del hecho de que todo ceramio satisface una necesidad específica. Al momento de darle forma a
una vasija, el ceramista le asigna multiplicidad de funciones o se hace énfasis sólo en una (Trixi
1988 p 31). Por otra parte, la forma, al subordinarse a la función, depende también del lugar en
que se encuentre. Es decir que, por ejemplo, para el periodo Herrera, a pesar de que casi siempre
las formas son las mismas en contextos distintos, sus funciones también son distintas. Los
cuencos que se manufacturaban en un taller pudieron destinarse para el intercambio, el ajuar
funerario o la contención de alimento para quien lo fabricó.

Al repasar estos elementos, el presente diagnóstico sugiere que la clasificación cerámica a partir
de tipologías debe involucrar también las variables morfo-funcionales. De una parte, las vasijas
que se utilizan como recipientes son consideradas como de “fines primarios”. Otras, como las
estatuillas, las cuentas u objetos musicales no son consideradas como tales.

Las tipologías cerámicas para el periodo Herrera se han convertido en herramienta metodológica
prioritaria ya que a partir de ellas se detectan sitios para la escogencia de materias primas o
técnicas de producción. Al agregar a las tipologías aspectos morfo-funcionales, el arqueólogo
amplía su panorama ya que puede colegir, por ejemplo, que una tinaja –en la que se cocía la sal-

INCO SAS ESTUDIO ARQUEOLÓGICO PÁG. 36


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pudo usarse, además, como objeto decorativo o religioso. De la misma manera, se plantea que
las clasificaciones cerámicas deben ser abordadas bajo la perspectiva de determinar en qué sitios
se asentaron los pobladores Herrera y durante cuánto tiempo.

Para la determinación de los usos se han considerado varios aspectos:

• Marcas (soldaduras, rayas, presencia de desgaste por frotación con otros objetos o
resquebrajamientos).

• Zonas alteradas por cambios externos (clima, ruptura de punto de equilibrio).

• Fuego (hollín, ahumado, concresión de carbón, etc).

¿Cuál es la importancia que tiene para la arqueología de la región la inclusión de aspectos morfo-
funcionales en la las tipologizaciones cerámicas? ¿Qué debates se han dado en la arqueología
sobre tipologizaciones; formas, funciones y usos?

Estos interrogantes indudablemente remiten a la identificación de distintas actividades a las que


se dedicaron los pobladores prehispánicos del altiplano y de los valles de los ríos Magdalena y
Bogotá.

En efecto, las formas, funciones y usos alfareros también indicaron las actividades
socioeconómicas que se efectuaban durante una determinada época. Para responder a las dos
inquietudes sugeridas es pertinente preguntar, además: ¿En qué espacios se usan los ceramios?
¿Cómo interpretar que una misma forma se repita en distintos contextos? ¿Se altera el registro
arqueológico o las tipologías establecidas cuando una misma forma aparece en distintos
contextos? ¿Qué relaciones existen entre funciones, usos y contextos? ¿Es válido incluir en las
tipologías las formas, funciones y usos? ¿En función de lo anterior, cómo podría alterarse el
registro arqueológico?

Finalmente, estos interrogantes deben mirarse dentro de la importancia que tienen los objetos
cerámicos para las nacionalidades indias y la visión que sobre estas tiene la “sociedad
mayoritaria”. En otras palabras, ¿cómo influyen los debates clasificatorios, las posturas
intelectuales y el pensamiento arqueológico en las políticas oficiales hacia los indios?

Ante el debate medioambiental que exigían los trabajos de monografía o las investigaciones de
la FIAN, fácilmente la arqueología de rescate, -que si bien recuperó afanosamente inestimable
información que pudo haberse perdido para siempre-, desestimó la importancia que tenía el
hecho de involucrarse en los debates que la antropología filosófica coaccionaba desde las aulas
de clase. Los cambios en la forma de estudiar las sociedades desaparecidas inevitablemente
tendrán que repercutir en la modificación de los postulados tradicionales en arqueología. Y
aunque se mantenga la base teórica homogenizante y determinista, es claro que las
investigaciones acerca de los procesos tecnológicos en la producción de objetos paulatinamente
tendrán que modificar estos criterios.

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FIGURA 2.7-1. ESQUEMA DE SISTEMATICIDAD E INRTENSIDAD DE SONDEOS REALIZADOS.

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3.0 ZONIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE IMPACTOS ARQUEOLÓGICOS.

3.1 PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA


Durante el diagnóstico y la prospección arqueológica se implementaron una a una las estrategias
metodológicas propuestas y avaladas por el ICANH. En efecto, con el objetivo de observar en
detalle el paisaje y la posible alteración antrópica de las terrazas y valles más próximos a las
áreas de influencia directa, se reconocieron y prospectaron los polígonos avalados en la
Autorización Arqueológica 6649.

La información compilada en campo consistió en el levantamiento fotográfico y en la


georreferenciación de cada uno de los sondeos subsuperficiales.

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.1-1. RECONOCIMIENTO Y VERIFICACIÓN CON GPS DEL ÁREA


PROYECTADA PARA CONSTRUIR LA SUBESTACIÓN DE ALTO RICAURTE. SÁCHICA, BOYACÁ.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.1-2. RECONOCIMIENTO AL ÁREA DE INFLUENCIA DIRECTADE LA


SERVIDUMBRE EN LA CUAL SE INSTALARÁN NUEVAS TORRES DE TRANSMISIÓN. SUBESTACIÓN
ALTO RICAURTE EN SÁCHICA, BOYACÁ.

3.1.1 ÁREAS PROSPECTADAS

En el subcapítulo se describen algunas de las características físicas, jurisdiccionales y


antecedentes etnohistóricos complementarios de los municipios y áreas en las cuales se
emprenderán los proyectos civiles.

TABLA 3.1.1-1. SISTEMA EMPLEDO PARA LA PROYECCIÓN DE COORDENADAS.

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En las tablas 3.1.1-2, 3.1.1-3, 3.1.1-4 y 3.1.1-5 se presentan los polígonos y trazados avalados
por el ICANH y en los cuales se realizó la prospección arqueológica para Alto Ricaurte en Sáchica,
Boyacá.

TABLA 3.1.1-2 COORDENADAS ALTO RICAURTE. MUNICIPIO DE SÁCHICA.

N° POINT_X POINT_Y
1 1056509,434 1110822,41
2 1056616,841 1110839,78
3 1056619,704 1110822,354
4 1056613,843 1110820,453
5 1056615,894 1110808,18
6 1056611,769 1110782,516
7 1056608,473 1110770,637
8 1056598,002 1110765,366
9 1056581,637 1110769,732
10 1056569,132 1110769,765
11 1056556,091 1110766,516
12 1056540,487 1110774,091
13 1056514,118 1110796,144
14 1056499,125 1110802,895
15 1056500 1110816,535

Superficie total a intervenir: 5.956 m2

El proyecto a ejecutar por la Empresa de Energía de Boyacá – EBSA S.A. E.S.P., consistirá en
el diseño, suministro, construcción, operación y mantenimiento de la nueva subestación Alto
Ricaurte 115/34,5 KV - 40 MVA con área de 5.956 m2 ubicada en la Vereda El Espinal del
municipio de Sáchica (Boyacá) y la conexión al circuito existente 115 kV Subestación Donato
(Tunja) – Subestación Chiquinquirá (Chiquinquirá) con 767 metros de longitud (3 torres). Tanto el
área de la Subestación como las torres proyectadas se hallan en el Municipio de Sáchica,
Provincia de Ricaurte, Boyacá.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.1.1-1. ÁREA DE INFLUENCIA DIRECTA SUBESTACIÓN ALTO


RICAURTE.

TABLA 3.1.1-3. COORDENADAS TORRE 1.

N° POINT_X POINT_Y

1 1057111,002 1111289,587

2 1057121,002 1111289,587

3 1057121,002 1111279,587

4 1057111,002 1111279,587

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TABLA 3.1.1-4. COORDENADAS TORRE 2.

N° POINT_X POINT_Y

1 1056878,871 1110932,883

2 1056888,871 1110932,883

3 1056888,871 1110922,883

4 1056878,871 1110922,883

TABLA 3.1.1-5. COORDENADAS TORRE 3.

N° POINT_X POINT_Y

1 1056563,728 1110825,835

2 1056573,728 1110825,835

3 1056573,728 1110815,835

4 1056563,728 1110815,835

Distancia total entre las tres torres: 767 m.

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è 3.1.1.1-A G EOLOGÍA EN LA S ÁREA S D E INFLUENCIA PARA EL PROYECTO DE SÁCHICA


En varios estudios se ha detallado la presencia de rocas sedimentarias carbonatadas y del
cuaternario (Galvis y Valencia 2009) que presentan varias sucesiones litológicas como:

“Formación Arcabuco (Jar)


…se compone de bancos gruesos de arenisca cuarzosa de color claro, en ocasiones rojiza, de
tamaño de grano fino a medio, ocasionalmente conglomerado, contiene algunas capas de
lodolitas. Presenta un espesor que excede considerablemente los 300m (Ibídem p 17).

Formación Rosablanca (Kir)


…está conformada por calizas grises, algunas lumaquelas, dolomitas grises, lodolitas
calcáreas grises, Shales con intercalaciones de caliza y hacia la parte superior un nivel de
areniscas (Ibídem p 17).

Formación Ritoque (Kiri)


Esta formación está compuesta por limolitas grises en su parte inferior con alternancia de
limolitas con calizas lumaquelicas lenticulares en bancos de 30 a 50 cms de espesor en el
flanco occidental del Anticlinal de Arcabuco (Ibídem p 18).

Formación Paja (Kip)


está constituida predominantemente por shales arcillosos a limosos, negros, micáceos,
ligeramente calcáreos y delgadamente laminados, con láminas y venillas delgadas de yeso. La
parte inferior contiene concreciones calcáreas, nódulos septarios y venas de calcita (Ibídem
p 18).

Grupo San Gil (Kis)


Constituido por la Formación San Gil Inferior que es una secuencia de arcillolitas arenosas
grises, calizas arenosas y arenitas cuarzosas y por la Formación San Gil Superior la cual
está formada por lodolitas de color gris oscuro con interestratificaciones de arenitas y
calizas. El espesor aproximado para el grupo San Gil es de 940 mts (Ibídem p 21).

Formación Churuvita (Ksch)


De base a tope está constituida por un segmento inferior de arenitas cuarzosas,
moscovíticas, de grano fino, de color gris, estratificadas en bancos gruesos; este segmento es
fosilífero en un 7% de su espesor el cual es aproximadamente 100 mts. Un segmento
intermedio formado por una alternancia de bancos lumaquélicos calcáreos, a calcáreos
arcillosos, lodolitas y arenitas en estratos gruesos; este segmento es fosilífero en un 37% de su
espesor, el cual es 73; y un segmento superior constituido por una alternancia de
arcillolitas y limolitas con bancos macizos de arenitas de grano variable entre tamaño fino y
medio, y con bancos calcáreos macizos. Los niveles fosilíferos representan el 43.8% del
espesor del segmento. El espesor estipulado para esta Formación es 225 mts (ibídem p 22)”.

En relación con los depósitos cuaternarios los autores mencionan:

“Glaciares (Qm). Este tipo de depósitos se presenta en el extremo noroeste y constan de una
serie de morrenas, formadas por una masa de bloques angulares, parcialmente de arenitas
y conglomerados, en una matriz areno -arcillosa, sin ninguna selección.
Coluviales (Qc). Con este término se incluyen los depósitos de talud y derrubios; están
constituidos por acumulaciones de materiales de composición heterogénea y de tamaño
variable, predominantemente bloques angulares.

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Aluviales (Qal). Se ubican hacia las márgenes de los drenajes principales y consisten de
bloques redondeados, a subredondeados principalmente de arenitas, en una matriz areno-
arcillosa, presentan una morfología plana” (Ibídem p 22).

Se hace énfasis que las geoformas predominantes en las áreas de influencia directa de los
proyectos en Sáchica y Tasco se asocian con aquellas de lomerío y montaña. Estas
características del relieve hacen prever el reporte de materiales arqueológicos a pesar de las
dimensiones espaciales de los proyectos (no más de 1.2 Ha y 767 m de longitud en el tendido de
red eléctrica).

3.1.1.1 ÁREA 2. SUBESTACIÓN EL HUCHE. MUNICIPIO DE TASCO, BOYACÁ.

El proyecto consistrá en el diseño, suministro, construcción, operación y mantenimiento de la


nueva subestación El Huche 115/34,5 kV 40 MVA ubicada en la vereda Hormezaque del
municipio de Tasco, Boyacá. El desarrollo del proyecto tendrá como alcance constructivo las
obras de infraestructura civil y eléctrica, con el montaje de equipos de patio en la nueva
subestación El Huche 115/34,5 KV con capacidad de transformación de 40 MVA.

Este proyecto se localiza en el departamento de Boyacá, específicamente en el municipio de


Tasco, vereda Hormezaque, sobre la vía que conduce a Paz de Río en el predio denominado “El
Quemado”.

La Subestación El Huche será ubicada aproximadamente a una altura de 2460 msnm, sobre un
área estratégica para la interconexión de la subestación San Antonio (Sogamoso) y la
subestación Boavita (Boavita), en términos sencillos, su función es convertir la energía de 115 kV
proveniente de la generadora, en energía de 34.5 kV para distribución a nivel local. El sitio
escogido para la localización del proyecto no hace parte de ecosistemas sensibles, áreas
protegidas, reservas naturales u otro escenario de vulnerabilidad socioambiental.

Todos los diseños eléctricos y estructurales de la subestación el Huche fueron realizados


teniendo como referencia la norma RETIE (Reglamento Técnico de Instalaciones Eléctricas),
expedido por el Ministerio de Minas y Energía, en la cual se establecen, entre otras cosas, las
distancias permitidas a infraestructura social como viviendas, centros educativos, vías, etc.

El área a intervenir está comprendida por La fracción del predio “El Quemado” que será
intervenida para la construcción de la subestación, del cual se estima un área aproximada de
6000 m2. Es de aclarar que a diferencia de la Subestación Alto Ricaurte en Sáchica, la del Huche
no presentará nuevas torres.

El polígono a intervenir se encuentra delimitado por las siguientes coordenadas:

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TABLA 3.1.1.1-1. COORDENADAS DEL ÁREA A INTERVENIR. SUBESTACIÓN HUCHE. TASCO, BOYACÁ.

PUNTO TIPO_INFRA ESTE NORTE


1 Control AID 1146610,781 1152548,133
2 Control AID 1146602,187 1152528,215
3 Control AID 1146638,919 1152504,95
4 Control AID 1146621,691 1152468,94
5 Control AID 1146604,122 1152432,717
6 Control AID 1146582,901 1152405,573
7 Control AID 1146555,861 1152426,635
8 Control AID 1146539,675 1152391,253
9 Control AID 1146531,015 1152386,253
10 Control AID 1146519,823 1152391,48
11 Control AID 1146518,383 1152402,052
12 Control AID 1146536,458 1152441,749
13 Control AID 1146521,788 1152453,2
14 Control AID 1146537,823 1152465,821
15 Control AID 1146558,139 1152499,629
16 Control AID 1146577,692 1152541,521
17 Control AID 1146581,095 1152539,749
18 Control AID 1146589,817 1152557,686
19 Control AID 1146597,335 1152561,092
20 Control AID 1146607,46 1152556,956
Área estimada a intervenir: 6.000 m2

è 3.1.1.2-A GEOLOGÍA EN EL ÁREA DE INFLUENCIA DEL PROYECTO

Dentro del área de estudio afloran rocas Sedimentarias de las Formaciones Areniscas del Socha
y Arcillas del Socha. A continuación, se presentan las principales características de las unidades
evidenciadas.

- Formación Areniscas de Socha Pgars:

Se utiliza el nombre de Formación Areniscas de Socha para designar a una gruesa secuencia de
areniscas que reposa concordantemente sobre la Formación Guaduas, a la que inicialmente se
denominó Socha Inferior.

La Formación Areniscas de Socha aflora en la parte central del área estudiada. Su descripción
se hace con base en la sección medida en la carretera Corrales - Paz de Río, donde alcanza un
espesor de 156 m. Está compuesta por una sucesión de capas de cuarzoarenitas de grano fino
a medio, blancas, grises pardos y grises amarillentos, cemento silíceo, en capas delgadas a muy
gruesas, con esporádicas intercalaciones de arcillolitas grises claras y rojizas, que forman
sucesiones con espesores que varían entre 2,30 y 9,40 m. El contacto superior con la Formación
Arcillas de Socha es concordante y transicional, y se ha marcado en el tope de una sucesión de
cuarzoarenitas de grano medio.

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FOTO 3.1.1.2-A-1. BLOQUES DE ARENA DE LA FORMACIÓN ARENISCAS DE SOCHA

Fuente: INCO A&J S.A.S 2017.

- Formación Arcillas de Socha Pgas:

Se propone el nombre Formación Arcillas de Socha para designar la sucesión estratigráfica


comprendida entre la Formación Areniscas de Socha y la Formación Picacho, y se establece su
localidad tipo en Socha Viejo, donde alcanza un espesor de 400 m. La descripción de esta unidad
litoestratigráfica se hace con base en las secciones medidas en la carretera Corrales - Paz de
Río, donde presenta un espesor de 345,25 m.

En la sección de la carretera Corrales - Paz de Río, la unidad está compuesta en su parte inferior
y media (primeros 148,90 m), por una sucesión de capas de arcillolitas grises claras a oscuras,
que por meteorización dan tonalidades amarillentas y rojizas. Son frecuentes las intercalaciones
de cuarzoarenitas de grano fino, grises claros, que por meteorización adquieren coloraciones
amarillentas y rojizas, con cemento silíceo y estratificadas en capas delgadas y gruesas, plano
paralelas; estos niveles arenosos alcanzan espesores que varían entre 0,75 y 26 m.

La parte superior, con un espesor de 196,35 m, consta predominantemente de arcillolitas grises


oscuras, que se tornan amarillentas y rojizas por meteorización. Presenta concreciones
limolíticas, e intercalados ocurren cuatro conjuntos de 8 y 10 m de espesor, formados por
cuarzoarenitas de grano fino, en matriz arcillosa, color gris claro a blanco, friable y estratificada,
en capas muy gruesas.

FOTO 3.1.1.2-A-2. ROCAS ARCILLOSAS DE LA FORMACIÓN ARCILLAS DE SOCHA

Fuente: INCO A&J S.A.S.2017.

v Geomorfología

Dentro del área de estudio predominan geoformas de tipo Montaña estructural erosional,
asociadas morfográficamente con la actividad tectónica regional y moldeadas por factores

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exógenos como el clima y la gravedad, originando laderas suavemente inclinadas a escarpadas


con ciertos grados de incisión.

Dentro del área de estudio gran parte del terreno presenta inclinaciones suaves, sobre rocas de
la Formación Arcillas de Socha, las cuales son susceptibles de procesos erosivos.

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.1.1.2-A-1.RECONOCIMIENTO ÁREA DE INFLUENCIA DIRECTA.


ESTACIÓN PROYECTADA EL HUCHE. MUNICIPIO DE TASCO, BOYACÁ.

3.2 MATERIALES Y MÉTODOS


A cada Subestación Eléctrica proyectada y a al trazado en el cual se instalarán tres torres de
transmisión se se le efectuó una inspección detallada en la cual se registraron tanto los perfiles
estratigráficos; el esatdo actual de su superficie; su entorno y sondeos. A cada una de estas se
le tomó el respectivo registro fotográfico y la georreferenciación mediante GPS Garmín calibrado
previamente. La observación directa de varios perfiles estratigráficos permitió analizar el orden,
la distribución y la alteración de los suelos y de las terrazas lo cual permitió a su vez descartar la
presencia directa de material cultural macroscópico en superficie como en el subsuelo. Posterior
a las actividades de campo, se realizó nuevamente la revisión y discusión bibliográfica que se
consigna en el respectivo capítulo. Como conclusión a estas pesquisas se plantea el escaso

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número de informes arqueológicos para el área estudiada en particular, y en general para el


departamento de Boyacá.

FOTO 3.2-1. SONDEOS REALIZADOS EN HUCHE. TASCO, BOYACÁ (PUNTOS VERDES).

Una vez realizados los recorridos; identificación de las áreas de incidencia directa; contextos de
los polígonos a prospectar, se decidieron efectuar cada uno de los sondeos propuestos en la
solicitud de autorización.

3.2.1 PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN ESTACIÓN DE ALTO RICAURTE Y


SERVIDUMBRE PARA EXTENSIÓN DE RED ELÉCTRICA.

Dadas las condiciones de afloramiento rocoso por toda el área de influencia directa de la
servidumbre para extensión de red eléctrica, y en algunos casos puntuales en donde se proyecta
la Estación, se procedió a realizar sondeos subsuperficiales en promedio de dimensiones de 70
cm x 70 cm x 70 cm. En la tabla 3.2.1-1 en sombreado amarillo se presentan los sondeos
realizados cada 10 m a manera de malla, sistemáticos e intensivos. En sombreado azul, los
puntos de muestreo superficial, principalmente para el área de servidumbre en la cual se resalta
la presencia de roca en todo el trayecto lineal. Los sondeos y muestreos se exhiben en
coordenadas planas y geográficas al igual que con sus cotas.

En foramto digital (carpeta: A.Cartografía) e impreso, los planos 2 y 3 corresponden tanto a la


Estación Alto Ricaurte como a la línea eléctrica proyectada. Cada sondeo y muetreo se presentan
como puntos verdes a los cuales se les ha asignado un consecutivo numérico el cual se presenta
en la siguinte tabla:

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TABLA 3.2.1-1 SONDEOS REALIZADOS EN ESTACIÓN ALTO RICAURTE Y SERVIDUMBRE


PARA EXTENSIÓN DE RED ELÉCTRICA. SÁCHICA, BOYACÁ.

PUNTOS DE SONDEOS ARQUEOLÓGICOS


N° ESTE NORTE LONGITUD LATITUD ALTURA
1 1056616 1110839 73°33'59,4115"W 5°35'53,85144"N 2141
2 1056616 1110829 73°33'59,41178"W 5°35'53,52591"N 2141
3 1056606 1110829 73°33'59,7367"W 5°35'53,5262"N 2141
4 1056596 1110829 73°34'0,06162"W 5°35'53,52648"N 2141
5 1056586 1110829 73°34'0,38654"W 5°35'53,52676"N 2141
6 1056576 1110829 73°34'0,71146"W 5°35'53,52705"N 2141
7 1056566 1110829 73°34'1,03638"W 5°35'53,52733"N 2141
8 1056556 1110829 73°34'1,3613"W 5°35'53,52761"N 2141
9 1056606 1110819 73°33'59,73699"W 5°35'53,20067"N 2141
10 1056596 1110819 73°34'0,06191"W 5°35'53,20095"N 2141
11 1056586 1110819 73°34'0,38683"W 5°35'53,20124"N 2141
12 1056576 1110819 73°34'0,71175"W 5°35'53,20152"N 2141
13 1056566 1110819 73°34'1,03667"W 5°35'53,2018"N 2141
14 1056556 1110819 73°34'1,36159"W 5°35'53,20208"N 2141
15 1056546 1110819 73°34'1,68651"W 5°35'53,20237"N 2141
16 1056536 1110819 73°34'2,01143"W 5°35'53,20265"N 2141
17 1056526 1110819 73°34'2,33635"W 5°35'53,20293"N 2141
18 1056516 1110819 73°34'2,66127"W 5°35'53,20322"N 2141
19 1056506 1110819 73°34'2,98619"W 5°35'53,2035"N 2141
20 1056606 1110809 73°33'59,73727"W 5°35'52,87514"N 2141
21 1056596 1110809 73°34'0,06219"W 5°35'52,87542"N 2141
22 1056586 1110809 73°34'0,38711"W 5°35'52,87571"N 2141
23 1056576 1110809 73°34'0,71203"W 5°35'52,87599"N 2141
24 1056566 1110809 73°34'1,03695"W 5°35'52,87627"N 2141
25 1056556 1110809 73°34'1,36187"W 5°35'52,87656"N 2141
26 1056546 1110809 73°34'1,68679"W 5°35'52,87684"N 2141
27 1056536 1110809 73°34'2,01171"W 5°35'52,87712"N 2141
28 1056526 1110809 73°34'2,33663"W 5°35'52,8774"N 2141
29 1056516 1110809 73°34'2,66155"W 5°35'52,87769"N 2141
30 1056506 1110809 73°34'2,98647"W 5°35'52,87797"N 2141
31 1056606 1110799 73°33'59,73755"W 5°35'52,54961"N 2141
32 1056596 1110799 73°34'0,06247"W 5°35'52,54989"N 2141
33 1056586 1110799 73°34'0,38739"W 5°35'52,55018"N 2141
34 1056576 1110799 73°34'0,71231"W 5°35'52,55046"N 2141
35 1056566 1110799 73°34'1,03723"W 5°35'52,55074"N 2141

INCO SAS ESTUDIO ARQUEOLÓGICO PÁG. 50


AUTORIZACIÓN
INFORME DE PROSPECCIÓN
ICANH 6649

36 1056556 1110799 73°34'1,36215"W 5°35'52,55103"N 2141


37 1056546 1110799 73°34'1,68707"W 5°35'52,55131"N 2141
38 1056536 1110799 73°34'2,01199"W 5°35'52,55159"N 2141
39 1056526 1110799 73°34'2,33691"W 5°35'52,55187"N 2141
40 1056516 1110799 73°34'2,66183"W 5°35'52,55216"N 2141
41 1056606 1110789 73°33'59,73783"W 5°35'52,22408"N 2142
42 1056596 1110789 73°34'0,06275"W 5°35'52,22437"N 2142
43 1056586 1110789 73°34'0,38767"W 5°35'52,22465"N 2142
44 1056576 1110789 73°34'0,71259"W 5°35'52,22493"N 2142
45 1056566 1110789 73°34'1,03751"W 5°35'52,22521"N 2142
46 1056556 1110789 73°34'1,36243"W 5°35'52,2255"N 2142
47 1056546 1110789 73°34'1,68735"W 5°35'52,22578"N 2142
48 1056536 1110789 73°34'2,01227"W 5°35'52,22606"N 2142
49 1056526 1110789 73°34'2,33719"W 5°35'52,22635"N 2142
50 1056536 1110779 73°34'2,01256"W 5°35'51,90053"N 2142
51 1056586 1110769 73°34'0,38824"W 5°35'51,57359"N 2142
52 1056596 1110779 73°34'0,06304"W 5°35'51,89884"N 2142
53 1056566 1110769 73°34'1,03808"W 5°35'51,57416"N 2142
54 1056586 1110779 73°34'0,38796"W 5°35'51,89912"N 2142
55 1056546 1110779 73°34'1,68764"W 5°35'51,90025"N 2142
56 1056606 1110779 73°33'59,73812"W 5°35'51,89855"N 2142
57 1056556 1110779 73°34'1,36272"W 5°35'51,89997"N 2142
58 1056556 1110769 73°34'1,363"W 5°35'51,57444"N 2142
59 1056566 1110779 73°34'1,0378"W 5°35'51,89969"N 2142
60 1056576 1110779 73°34'0,71288"W 5°35'51,8994"N 2142
61 1056596 1110769 73°34'0,06333"W 5°35'51,57331"N 2142
62 1056883,871 1110927,883 73°33'50,70533"W 5°35'56,73724"N 2138
63 1057116,002 1111284,587 73°33'43,15271"W 5°36'8,34236"N 2150
64 1056625,92 1110840,262 73°33'59,08914"W 5°35'53,89224"N 2138
65 1056635,389 1110843,478 73°33'58,7814"W 5°35'53,99667"N 2138
66 1056644,857 1110846,695 73°33'58,47365"W 5°35'54,10111"N 2138
67 1056654,326 1110849,911 73°33'58,1659"W 5°35'54,20554"N 2138
68 1056663,795 1110853,127 73°33'57,85816"W 5°35'54,30997"N 2138
69 1056673,263 1110856,344 73°33'57,55041"W 5°35'54,4144"N 2138
70 1056682,732 1110859,56 73°33'57,24266"W 5°35'54,51884"N 2135
71 1056692,201 1110862,776 73°33'56,93492"W 5°35'54,62327"N 2135
72 1056701,669 1110865,993 73°33'56,62717"W 5°35'54,7277"N 2135
73 1056711,138 1110869,209 73°33'56,31943"W 5°35'54,83213"N 2135
74 1056720,606 1110872,425 73°33'56,01168"W 5°35'54,93657"N 2135
75 1056749,013 1110882,075 73°33'55,08842"W 5°35'55,24987"N 2134
76 1056786,888 1110894,94 73°33'53,85744"W 5°35'55,6676"N 2134

INCO SAS ESTUDIO ARQUEOLÓGICO PÁG. 51


AUTORIZACIÓN
INFORME DE PROSPECCIÓN
ICANH 6649

77 1056767,95 1110888,507 73°33'54,47293"W 5°35'55,45874"N 2134


78 1056730,076 1110875,642 73°33'55,70392"W 5°35'55,04101"N 2134
79 1056796,356 1110898,156 73°33'53,54969"W 5°35'55,77203"N 2134
80 1056805,825 1110901,373 73°33'53,24194"W 5°35'55,87647"N 2134
81 1056758,482 1110885,291 73°33'54,78068"W 5°35'55,35431"N 2134
82 1056815,293 1110904,589 73°33'52,9342"W 5°35'55,9809"N 2134
83 1056739,544 1110878,858 73°33'55,39617"W 5°35'55,14544"N 2134
84 1056777,419 1110891,724 73°33'54,16518"W 5°35'55,56317"N 2133
85 1056824,762 1110907,806 73°33'52,62645"W 5°35'56,08535"N 2135
86 1056853,168 1110917,455 73°33'51,70321"W 5°35'56,39864"N 2135
87 1056862,637 1110920,671 73°33'51,39546"W 5°35'56,50307"N 2135
88 1056834,231 1110911,022 73°33'52,31871"W 5°35'56,18978"N 2135
89 1056872,105 1110923,887 73°33'51,08772"W 5°35'56,6075"N 2135
90 1056843,699 1110914,238 73°33'52,01096"W 5°35'56,29421"N 2135
91 1056889,325 1110936,265 73°33'50,52786"W 5°35'57,00993"N 2137
92 1056894,779 1110944,646 73°33'50,3504"W 5°35'57,28262"N 2137
93 1056900,234 1110953,028 73°33'50,17294"W 5°35'57,5553"N 2137
94 1056905,688 1110961,409 73°33'49,99547"W 5°35'57,82799"N 2137
95 1056911,143 1110969,791 73°33'49,81801"W 5°35'58,10067"N 2139
96 1056916,597 1110978,172 73°33'49,64055"W 5°35'58,37336"N 2139
97 1056922,051 1110986,554 73°33'49,46308"W 5°35'58,64605"N 2139
98 1056927,506 1110994,935 73°33'49,28562"W 5°35'58,91873"N 2139
99 1056932,96 1111003,317 73°33'49,10815"W 5°35'59,19142"N 2139
100 1056938,415 1111011,698 73°33'48,93069"W 5°35'59,46411"N 2139
101 1056943,869 1111020,08 73°33'48,75323"W 5°35'59,73679"N 2139
102 1056949,323 1111028,461 73°33'48,57576"W 5°36'0,00948"N 2139
103 1056960,232 1111045,224 73°33'48,22085"W 5°36'0,55486"N 2140
104 1057020,23 1111137,421 73°33'46,26875"W 5°36'3,55441"N 2147
105 1056987,504 1111087,132 73°33'47,33353"W 5°36'1,91829"N 2143
106 1056992,958 1111095,513 73°33'47,15607"W 5°36'2,19098"N 2143
107 1056954,777 1111036,843 73°33'48,39832"W 5°36'0,28217"N 2140
108 1056976,595 1111070,369 73°33'47,68846"W 5°36'1,37292"N 2140
109 1056998,413 1111103,895 73°33'46,9786"W 5°36'2,46366"N 2143
110 1057003,867 1111112,276 73°33'46,80114"W 5°36'2,73635"N 2143
111 1056965,686 1111053,606 73°33'48,04339"W 5°36'0,82755"N 2140
112 1057014,776 1111129,039 73°33'46,44621"W 5°36'3,28172"N 2147
113 1056971,141 1111061,987 73°33'47,86592"W 5°36'1,10023"N 2140
114 1057009,322 1111120,658 73°33'46,62368"W 5°36'3,00903"N 2147
115 1056982,049 1111078,75 73°33'47,511"W 5°36'1,6456"N 2143
116 1057063,866 1111204,473 73°33'44,84901"W 5°36'5,7359"N 2147
117 1057085,684 1111237,999 73°33'44,13915"W 5°36'6,82664"N 2147

INCO SAS ESTUDIO ARQUEOLÓGICO PÁG. 52


AUTORIZACIÓN
INFORME DE PROSPECCIÓN
ICANH 6649

118 1057052,957 1111187,71 73°33'45,20394"W 5°36'5,19053"N 2147


119 1057036,594 1111162,566 73°33'45,73634"W 5°36'4,37247"N 2147
120 1057069,321 1111212,854 73°33'44,67155"W 5°36'6,00859"N 2147
121 1057058,412 1111196,091 73°33'45,02648"W 5°36'5,46321"N 2147
122 1057047,503 1111179,329 73°33'45,38141"W 5°36'4,91784"N 2147
123 1057031,14 1111154,184 73°33'45,9138"W 5°36'4,09979"N 2147
124 1057042,049 1111170,947 73°33'45,55887"W 5°36'4,64516"N 2147
125 1057080,229 1111229,617 73°33'44,31662"W 5°36'6,55396"N 2147
126 1057025,685 1111145,803 73°33'46,09127"W 5°36'3,8271"N 2147
127 1057074,775 1111221,236 73°33'44,49408"W 5°36'6,28127"N 2147
128 1057112,956 1111279,906 73°33'43,25182"W 5°36'8,19006"N 2150
129 1057102,047 1111263,143 73°33'43,60675"W 5°36'7,64469"N 2150
130 1057091,139 1111246,38 73°33'43,96168"W 5°36'7,09932"N 2147
131 1057096,593 1111254,762 73°33'43,78421"W 5°36'7,37201"N 2150
132 1057107,502 1111271,525 73°33'43,42928"W 5°36'7,91738"N 2150
133 1057110,229 1111275,715 73°33'43,34056"W 5°36'8,05371"N 2150
134 1057104,774 1111267,334 73°33'43,51803"W 5°36'7,78103"N 2150
135 1057099,32 1111258,952 73°33'43,6955"W 5°36'7,50834"N 2150
136 1057093,865 1111250,571 73°33'43,87296"W 5°36'7,23565"N 2147
137 1057088,411 1111242,189 73°33'44,05042"W 5°36'6,96297"N 2147
138 1057082,957 1111233,808 73°33'44,22789"W 5°36'6,69028"N 2147
139 1057077,502 1111225,426 73°33'44,40535"W 5°36'6,4176"N 2147
140 1057072,048 1111217,045 73°33'44,58282"W 5°36'6,14491"N 2147
141 1057066,593 1111208,663 73°33'44,76028"W 5°36'5,87223"N 2147
142 1057061,139 1111200,282 73°33'44,93775"W 5°36'5,59954"N 2147
143 1057055,684 1111191,9 73°33'45,11521"W 5°36'5,32685"N 2147
144 1057050,23 1111183,519 73°33'45,29268"W 5°36'5,05417"N 2147
145 1057044,776 1111175,137 73°33'45,47014"W 5°36'4,78148"N 2147
146 1057039,321 1111166,756 73°33'45,64761"W 5°36'4,5088"N 2147
147 1057033,867 1111158,374 73°33'45,82507"W 5°36'4,23611"N 2147
148 1057028,412 1111149,993 73°33'46,00254"W 5°36'3,96343"N 2147
149 1057022,958 1111141,611 73°33'46,18"W 5°36'3,69074"N 2147
150 1057017,504 1111133,23 73°33'46,35746"W 5°36'3,41805"N 2147
151 1057012,049 1111124,848 73°33'46,53493"W 5°36'3,14537"N 2147
152 1057006,595 1111116,467 73°33'46,71239"W 5°36'2,87268"N 2147
153 1057001,14 1111108,085 73°33'46,88986"W 5°36'2,6"N 2143
154 1056995,686 1111099,704 73°33'47,06732"W 5°36'2,32731"N 2143
155 1056990,232 1111091,322 73°33'47,24479"W 5°36'2,05462"N 2143
156 1056984,777 1111082,941 73°33'47,42225"W 5°36'1,78194"N 2143
157 1056979,323 1111074,559 73°33'47,59971"W 5°36'1,50925"N 2143
158 1056973,868 1111066,178 73°33'47,77718"W 5°36'1,23657"N 2143

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159 1056968,414 1111057,796 73°33'47,95464"W 5°36'0,96388"N 2140


160 1056962,959 1111049,415 73°33'48,13211"W 5°36'0,69119"N 2140
107A 1056957,505 1111041,033 73°33'48,30957"W 5°36'0,41851"N 2140
102A 1056952,051 1111032,652 73°33'48,48703"W 5°36'0,14582"N 2139
101A 1056946,596 1111024,27 73°33'48,6645"W 5°35'59,87314"N 2139
100A 1056941,142 1111015,889 73°33'48,84196"W 5°35'59,60045"N 2139
99A 1056935,687 1111007,507 73°33'49,01942"W 5°35'59,32776"N 2139
98A 1056930,233 1110999,126 73°33'49,19689"W 5°35'59,05508"N 2139
97A 1056924,779 1110990,744 73°33'49,37435"W 5°35'58,78239"N 2139
96A 1056919,324 1110982,363 73°33'49,55181"W 5°35'58,5097"N 2139
95A 1056913,87 1110973,981 73°33'49,72928"W 5°35'58,23702"N 2139
94A 1056908,415 1110965,6 73°33'49,90674"W 5°35'57,96433"N 2137
93A 1056902,961 1110957,218 73°33'50,0842"W 5°35'57,69165"N 2137
92A 1056897,507 1110948,837 73°33'50,26167"W 5°35'57,41896"N 2137
91A 1056892,052 1110940,455 73°33'50,43913"W 5°35'57,14627"N 2137
62A 1056886,598 1110932,074 73°33'50,61659"W 5°35'56,87359"N 2135
89A 1056878,722 1110926,166 73°33'50,87265"W 5°35'56,68148"N 2135
87A 1056867,669 1110922,525 73°33'51,23189"W 5°35'56,56329"N 2135
86A 1056858,329 1110919,218 73°33'51,53545"W 5°35'56,45589"N 2135
90A 1056848,58 1110915,812 73°33'51,85235"W 5°35'56,34528"N 2135
88A 1056839,372 1110912,742 73°33'52,1516"W 5°35'56,24563"N 2135
85A 1056829,503 1110909,486 73°33'52,47236"W 5°35'56,13992"N 2135
82A 1056820,428 1110906,311 73°33'52,76732"W 5°35'56,03682"N 2134
80A 1056810,834 1110903,078 73°33'53,07914"W 5°35'55,93184"N 2134
79A 1056801,351 1110899,861 73°33'53,38734"W 5°35'55,82738"N 2134
76A 1056791,722 1110896,677 73°33'53,7003"W 5°35'55,72401"N 2133
84A 1056782,483 1110893,359 73°33'54,00059"W 5°35'55,61626"N 2133

En total se realizaron 132 sondeos subsuperficiales (sombreado amarillo) y 53 muestreos


superficiales en puntos rocosos (sombreado azul). Los primeros a manera de malla, sistemáticos
e intensivos cada 10 m y los restantes cada 5 m, de la misma manera sistemáticos e intensivos.

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IMAGEN 3.2.1-1. SONDEOS REALIZADOS EN ESTACIÓN PROYECTADA DE ALTO RICAURTE. SÁCHICA, BOYACÁ.

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IMAGEN 3.2.1-2. SONDEOS REALIZADOS EN LÍNEA DE CONEXIÓN PROYECTADA DE ALTO RICAURTE. SÁCHICA, BOYACÁ.

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3.2.1 REGISTROS FOTOGRÁFICOS.

En formato digital (carpeta C.Campo/ALTO RICAURTE/FOTOS/) se hallan los registros visuales.


En las subsiguientes páginas se exhiben algunos de los mismos.

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.1-1. MUESTREOS SUPERFICIALES.LÍNEA DE CONEXIÓN.

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3.2.2 PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN ESTACIÓN DE EL HUCHE. TASCO, BOYACÁ.

En total se realizaron 58 sondeos cuya sistemticidad e intensidad se realizaron a entre sí cada


5m y con profundidades medias de 70 cm (ver tabla 3.2.2-1).

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.2-1. LOTE PROSPECTADO. ESTACIÓN HUCHE A CONTRUIR.


MUNICIPIO DE TASCO, BOYACÁ.

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TABLA 3.2.2-1. SONDEOS REALIZADOS EN ESTACIÓN EL HUCHE. TASCO, BOYACÁ.

Punto X Y LONGITUD LATITUD ALTURA

1 1146592 1152529 72°45'13,03893"W 5°58'26,08978"N 2460

2 1146592 1152519 72°45'13,03971"W 5°58'25,76433"N 2460

3 1146602 1152519 72°45'12,71465"W 5°58'25,76355"N 2460

4 1146612 1152519 72°45'12,38959"W 5°58'25,76276"N 2460

5 1146592 1152509 72°45'13,04049"W 5°58'25,43888"N 2460

6 1146602 1152509 72°45'12,71543"W 5°58'25,4381"N 2460

7 1146612 1152509 72°45'12,39037"W 5°58'25,43731"N 2461

8 1146622 1152509 72°45'12,06531"W 5°58'25,43653"N 2461

9 1146632 1152509 72°45'11,74025"W 5°58'25,43575"N 2461

10 1146582 1152499 72°45'13,36633"W 5°58'25,11421"N 2460

11 1146592 1152499 72°45'13,04127"W 5°58'25,11343"N 2460

12 1146602 1152499 72°45'12,71621"W 5°58'25,11265"N 2461

13 1146612 1152499 72°45'12,39115"W 5°58'25,11186"N 2461

14 1146622 1152499 72°45'12,06609"W 5°58'25,11108"N 2461

15 1146632 1152499 72°45'11,74103"W 5°58'25,1103"N 2461

16 1146582 1152489 72°45'13,36712"W 5°58'24,78876"N 2460

17 1146592 1152489 72°45'13,04205"W 5°58'24,78798"N 2460

18 1146602 1152489 72°45'12,71699"W 5°58'24,7872"N 2461

19 1146612 1152489 72°45'12,39193"W 5°58'24,78641"N 2461

20 1146622 1152489 72°45'12,06687"W 5°58'24,78563"N 2461

21 1146572 1152479 72°45'13,69296"W 5°58'24,46409"N 2460

22 1146582 1152479 72°45'13,3679"W 5°58'24,46331"N 2460

23 1146592 1152479 72°45'13,04284"W 5°58'24,46253"N 2460

24 1146602 1152479 72°45'12,71778"W 5°58'24,46175"N 2461

25 1146612 1152479 72°45'12,39271"W 5°58'24,46096"N 2461

26 1146622 1152479 72°45'12,06765"W 5°58'24,46018"N 2461

27 1146572 1152469 72°45'13,69374"W 5°58'24,13864"N 2460

28 1146582 1152469 72°45'13,36868"W 5°58'24,13786"N 2460

29 1146592 1152469 72°45'13,04362"W 5°58'24,13708"N 2461

30 1146602 1152469 72°45'12,71856"W 5°58'24,1363"N 2461

31 1146612 1152469 72°45'12,3935"W 5°58'24,13551"N 2461

32 1146562 1152459 72°45'14,01958"W 5°58'23,81398"N 2460

33 1146572 1152459 72°45'13,69452"W 5°58'23,81319"N 2460

34 1146582 1152459 72°45'13,36946"W 5°58'23,81241"N 2461

35 1146592 1152459 72°45'13,0444"W 5°58'23,81163"N 2461

36 1146602 1152459 72°45'12,71934"W 5°58'23,81084"N 2461

37 1146612 1152459 72°45'12,39428"W 5°58'23,81006"N 2461

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38 1146552 1152449 72°45'14,34542"W 5°58'23,48931"N 2460

39 1146562 1152449 72°45'14,02036"W 5°58'23,48853"N 2460

40 1146572 1152449 72°45'13,6953"W 5°58'23,48774"N 2461

41 1146582 1152449 72°45'13,37024"W 5°58'23,48696"N 2461

42 1146592 1152449 72°45'13,04518"W 5°58'23,48618"N 2461

43 1146602 1152449 72°45'12,72012"W 5°58'23,48539"N 2461

44 1146542 1152439 72°45'14,67127"W 5°58'23,16464"N 2460

45 1146552 1152439 72°45'14,34621"W 5°58'23,16386"N 2460

46 1146562 1152439 72°45'14,02115"W 5°58'23,16308"N 2460

47 1146572 1152439 72°45'13,69609"W 5°58'23,16229"N 2461

48 1146582 1152439 72°45'13,37102"W 5°58'23,16151"N 2461

49 1146592 1152439 72°45'13,04596"W 5°58'23,16073"N 2461

50 1146602 1152439 72°45'12,7209"W 5°58'23,15994"N 2461

51 1146562 1152429 72°45'14,02193"W 5°58'22,83763"N 2461

52 1146572 1152429 72°45'13,69687"W 5°58'22,83684"N 2461

53 1146582 1152429 72°45'13,37181"W 5°58'22,83606"N 2461

54 1146592 1152429 72°45'13,04675"W 5°58'22,83528"N 2461

55 1146572 1152419 72°45'13,69765"W 5°58'22,51139"N 2461

56 1146582 1152419 72°45'13,37259"W 5°58'22,51061"N 2461

57 1146592 1152419 72°45'13,04753"W 5°58'22,50983"N 2461

58 1146582 1152409 72°45'13,37337"W 5°58'22,18516"N 2461

Como resultado de los sondeos y de las inspecciones se infiere que la probabilidad de reportar
material arqueológico durante las fases de remociones y excavaciones es baja.

FOTO 3.2.2-1. SONDEO 57.

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IMAGEN 3.2.2-1. SONDEOS REALIZADOS EN ESTACIÓN PROYECTADA EL HUCHE.

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3.2.3 REGISTROS

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.3-1. PROCESO DE REALIZACIÓN DE SONDEOS.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.3-2. SONDEOS.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.3-3. SONDEOS.

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.3-4. REALIZACIÓN DE SONDEOS

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PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.2.3-5. REALIZACIÓN DE SONDEOS.

3.2.4 CONCLUSIÓN
Los estudios para zonificación del potencial arqueológico en teoría suponen la detección de
evidencias materiales con el fin de formular medidas específicas de manejo. No obstante el
énfasis que se le da a los fragmentos cerámicos y líticos para proponer subsecuentes medidas
de prevención y de mitigación puede contribuir, al contrario, con la pérdida futura de materiales
arqueológicos en el caso de que este tipo de evidencias no se hallen en las fases iniciales de los
programas de arqueología preventiva.

Hay otro tipo de evidencias arqueológicas, intangibles, que por lo general pasan desapercibidas
para la mayoría de los investigadores. Las mismas se asocian con sitios de campamentos
temporales, de paso, de cacería o de ceremonias en donde, por lo general, se empleó utillaje de
fácil descomposición (herramientas en madera, hueso; fibras, entre otros). En efecto, es muy
posible que sitios calificados con bajo potencial hubiesen sido, contrario a la creencia unilineal de
la arqueología, de mayor importancia que aquellos en donde abundaron elementos materiales de
la vida cotidiana.

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Por ejemplo, gran parte de los valles interandinos fueron empleados no solo para la navegación,
el comercio, sino también para obtener alimentos vegetales y animales. Por ejemplo para extraer
leña; rocas para fabricar herramientas; barro para las vasijas, entre otros.

Este tipo de evidencia intangible, como lo es el paisaje, ha sido milenariamente empleado para
fines domésticos, comunales y en las últimas décadas, extractivos. Es precisamente en este
punto que se debe hacer énfasis en las investigaciones socioculturales a partir de dimensiones
económicas y políticas.

En efecto, y esto se repite en los macroproyectos, las actuales relaciones sociales de producción
afectan aceleradamente no solo el medio ambiente sino los vestigios materiales e inmateriales
que pudieron dejar las sociedades pasadas.

Difícilmente se pueden plantear hipotéticos modelos de ocupación y de relaciones interétnicas si


los vestigios que probablemente los justificaron han sido descontextualizados, destruidos,
saqueados o si por el contrario se alteró un paisaje natural que pudo ser históricamente relevante
para quienes se apropiaron de él.

Por abstracción es de suponer que el hecho de no reportar vestigios materiales en determinado


estudio, no exime la probabilidad de ocurrencia de hallazgos. Por eso también es valioso destacar
que los actuales lineamientos para los programas de arqueología prevén esta situación en la
medida que se obliga, en este caso a las empresas sujetas a licenciamientos, a cumplir de forma
permanente con sus distintas fases, incluida la divulgativa.

3.3 METODOLOGÍA DE EVALUACIÓN DE IMPACTOS SOBRE EL COMPONENTE ARQUEOLÓGICO


En la región geohistórica investigada, de la cual hacen parte las actuales jurisdicciones de los
municipios de Tasco y de Sáchica en Boyacá, se han documentado ocupaciones amerindias
asociadas con los Periodos Herrera y Muisca. Es decir, tipos y estilos de la cerámica tardía
elaborados seguramente entre los siglos VIII y XVI d.C.

3.4 DATOS GENERALES


Incluyen factores como ubicación (georreferenciación de los puntos de muestreo); áreas de
influencia, profundidad útil del suelo y estratigrafía cultural.

3.5 FACTORES DE CUALIFICACIÓN ARQUEOLÓGICA


En los planes de manejo arqueológico es necesario aplicar algunos factores que permitan medir
el grado de afectación de los materiales. En arqueología se tienen en cuenta los relacionados
con el tipo de impacto. Es así como en la fase en que se encuentra el desarrollo del proyecto
puede existir un impacto negativo sobre el componente arqueológico en los sitios que puedan
contener materiales culturales a no ser que se tomen las correcciones pertinentes.

3.6 FACTORES DE VALORACIÓN CULTURAL


La variable pretende determinar el potencial arqueológico de un sitio teniendo en cuenta factores
que inciden en la alteración del mismo ya sea por actividades de guaquería, agrícolas u obras
civiles. Según estos parámetros el grado de intervención se mide en las escalas de fuerte,
moderado o leve, siendo fuerte el de mayor intervención. Un segundo factor está relacionado con
la calidad y tipo de material arqueológico registrado en cada uno de los sitios ya sea este material
cerámico, lítico o vegetal (macrorrestos). El material diagnóstico consiste en elementos
indicadores que permiten relaciones de carácter local y/o regional, a la vez que facilita establecer
diferencias tecnológicas y culturales. El material considerado como aceptable, corresponde a

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aquellos elementos que permiten reconstruir formas cerámicas y relaciones tecnológicas a nivel
local. El último factor consiste en definir, identificar y caracterizar el tipo de yacimiento, ya sea
éste vivienda, basurero, tumba o es probable encontrar yacimientos “combinados” como vivienda-
tumba o vivienda-basurero.

3.7 TENDENCIA Y MEDIDA DE MITIGACIÓN


Esta última variable es el resultado del análisis de las tres anteriores ya que permitió determinar
el potencial arqueológico en el área afectada.

3.8 DESCRIPCIÓN DE LOS SISTEMAS EXPERIMENTALES


De acuerdo con los análisis obtenidos se pudo establecer que las áreas donde se realizará el
proyecto presenta un potencial arqueológico bajo. Este factor se midió de acuerdo con la
resultante de los factores estratigráficos (profundidad del suelo y profundidad cultural),
prospecciones arqueológicas previas, grado de intervención (alterado), calidad del material, tipo
de yacimiento, tipo de impacto (I), probabilidad, Magnitud y área de influencia (D).

3.9 RESULTADOS
El estudio de prospección realizado en las áreas de influencia se hizo con el objetivo de hacer
una observación inicial del estado de alteración de los suelos y de la destrucción y /o alteración
de las terrazas existentes sobre los predios que serán afectados. En este sentido se observó:
estratigrafía alterada por depósitos fluviales cuaternarios y presencia, en hombros y cimas de
terrazas, de paisaje antrópico modificacdo en relación con actividades agrícolas.

Estas condiciones determinan que tanto el impacto como la magnitud y la probabilidad de que
algún tipo de información arqueológica pueda ser alterada es baja y que el impacto de la obra
sobre los posibles yacimientos será de nula afectación. Lo anterior supone, y de acuerdo con la
información suministrada por los encargados del proyecto al igual que la compilada en campo,
que se requiere dar continuidad al programa de manejo arqueológico mediante la modalidad de
inducciones y de divulgación arqueológica de acuerdo, además con el decreto 1530 de 2016.

3.10 RECOMENDACIONES.
Se debe implementar un programa de arqueología preventiva en la modalidad de inducciones y
de divulgación para cada una de las áreas a intervenir. En caso de un hallazgo fortuito o de
presentarse la excavación arqueológica ilegal, se debe dar aviso inmediato al Instituto
Colombiano de Antropología e Historia.

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FOTOS 3.10-1 Y 3.10-2. SONDEOS 33 Y 39. AÑTO RICAURTE, SÁCHICA.

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3.11 MATRIZ DE IMPCATO ARQUEOLÓGICO

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3.12 FICHA DE MANEJO


1. Objetivos y Metas
Objetivo
Generar las medidas preventivas apropiadas
para reducir los posibles efectos que se
puedan presentar sobre el patrimonio
arqueológico (Leyes 397 de 1997 y 1185 de
2008; decretos reglamentarios 833 de 2002 y
763 de 2009) en relación con el proyecto de
perforación.

Meta
Prevenir, proteger y mitigar al 100% los
impactos que puedan tener las obras civiles a
ejecutarse en el área proyectada para construir
las estaciones de Huche, Alto Ricaurte y su
línea de conexión en los municipios de Tasco
y de Sáchica en Boyacá.

2. Evaluación arqueológica
Importancia del
Elemento cultural Impacto
impacto

Positivo. No afectación a bienes considerados


Patrimonio arqueológico Bajo
como patrimonio arqueológico e histórico.

3. Etapa de Aplicación de Actividades

Construcción y
Preparación
adecuación de
del área y
subestaciones y líena
gestión social
de conexión.
X X
4. Tipo de Medida
Prevención Mitigación Corrección Compensación

X
5. Lugar de Aplicación 6. Población Beneficiada
Áreas de influencia Directa de los
proyectos referidos
7. Responsable de la Ejecución 8. Personal Requerido

INCO Sas Arqueólogo para induciones y socializaciones.

9. Acciones a Desarrollar / Tecnologías Utilizadas


Inducciones: Se recomienda realizarlas al personal contratista (calificado y no calificado) al igual que a los
pobladores de las veredas de las áreas de influencia de los proyectos.

10. Mecanismos y estrategias participativas

La Fase de educación y de capacitación al personal vinculado al proyecto y a la comunidad más próxima

En las capacitaciones a contratistas y a trabajadores se deben realizar inducciones relacionadas con la


arqueología y el patrimonio cultural. Lo anterior con el fin de que las personas conozcan en qué consiste el

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patrimonio arqueológico; la legislación que lo protege y las fases a seguir en caso de un hallazgo fortuito durante
las etapas constructivas. En las temáticas o los aspectos a considerar en las inducciones se debe tener en
cuenta aspectos como:

• Evitar el saqueo por parte del personal involucrado y particulares, estableciendo las medidas de seguridad
y de control pertinentes.
• Evitar la alteración y la destrucción de las evidencias materiales arqueológicas como tumbas, sitios de
vivienda, basureros; cerámicas, líticos, etc.
• No intentar una excavación por cuenta propia, puesto que un mal rescate puede dañar las piezas y se
perderían datos importantes para la interpretación arqueológica como es el contexto.
• Reportar el hallazgo de inmediato al interventor de las obras y al Instituto Colombiano de Antropología e
Historia, ICANH.

De la misma forma, se plantea involucrar a la comunidad en estos talleres con el fin de que esta haga parte de
las acciones de manejo en caso de hallazgos fortuitos. Durante las actividades relacionadas con las obras de
remoción y el seguimiento ambiental, se hará énfasis en el manejo de los hallazgos arqueológicos fortuitos y
en las funciones específicas del Icanh en relación con la arqueología. Las inducciones que se hagan deberán
corresponder con los lineamientos del Icanh asociados con la divulgación arqueológica de acuerdo con las
leyes 397 de 1997; 1185 de 2008 y los decretos reglamentarios 833 de 2002 y 763 de 2009. Se recomienda
como estrategia de divulgación divulgar los folletos y afiches del Icanh relacionados con el patrimonio
arqueológico.

Protocolo de hallazgos fortuitos en caso de requerirse, previa metodología avalada por el ICÁNH.

En caso de que durante la realización de las obras civiles se presentasen hallazgos arqueológicos fortuitos se
deben tomar las medidas correspondientes para proteger el Patrimonio Arqueológico.

Procedimientos a seguir en caso de hallazgos arqueológicos fortuitos:

En caso de hallar material arqueológico deberán detenerse las obras en el área específica del hallazgo.

Acordonar, aislar, señalizar el área y sus posibles rasgos.

Informar al superior encargado para que reporte la situación al profesional de gestión social, ambiental o
arqueólogo que se encuentre en la zona. Se debe evitar el saqueo, comercialización o daño de objetos
arqueológicos (cerámica, líticos, metales, restos óseos) estableciendo medidas de seguridad y control
pertinentes de acuerdo a las características del hallazgo arqueológico.

Se debe evitar la manipulación, rayado, marcado o cualquier otro tipo de afectación o alteración que se
pueda ejercer sobre el material arqueológico reportado ante eventuales hallazgos. En el caso de arte
rupestre (pictografías o petroglifos) adicionalmente evitar limpieza y aplicación de pinturas sobre los
diseños.

Ante un hallazgo fortuito no se debe intentar una excavación por cuenta propia, ya que es posible que
durante su ejecución se alteren los depósitos en los que se encuentran las evidencias, se afecten
materiales arqueológicos y se destruyan datos relevantes para la interpretación de las evidencias
arqueológicas. Es necesario anotar que excavaciones en contextos arqueológicos realizadas por personas
que no cuenten con una Autorización de Intervención Arqueológica por parte del ICANH, son actividades
ilícitas que acarrean sanciones legales y económicas.

La actividad podrá continuar sólo cuando el arqueólogo esté autorizado por el ICÁNH para proceder a realizar
esta modalidad de actuación.

La información obtenida en campo será entregada en informes que deberán ser remitidos al ICANH para su
verificación y control según los lineamientos de esta entidad. Para realizar actividades de salvamento o rescate
se deberá tramitar una Autorización de Intervención Arqueológica ante el ICANH.

Es de aclarar que el programa de inducciones y de capacitaciones aplica solamente para los siguientes
polígonos sujetos a la autorización ICANH 6649 de 2017:

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ÁREA 1. ESTACIÓN ALTO RICAURTE.

N° POINT_X POINT_Y
1 1056509,434 1110822,41
2 1056616,841 1110839,78
3 1056619,704 1110822,354
4 1056613,843 1110820,453
5 1056615,894 1110808,18
6 1056611,769 1110782,516
7 1056608,473 1110770,637
8 1056598,002 1110765,366
9 1056581,637 1110769,732
10 1056569,132 1110769,765
11 1056556,091 1110766,516
12 1056540,487 1110774,091
13 1056514,118 1110796,144
14 1056499,125 1110802,895
15 1056500 1110816,535

LÍNEAS DE CONEXIÓN, ALTO RICAURTE:

COORDENADAS TORRE 1.

N° POINT_X POINT_Y

1 1057111,002 1111289,587

2 1057121,002 1111289,587

3 1057121,002 1111279,587

4 1057111,002 1111279,587

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COORDENADAS TORRE 2.

N° POINT_X POINT_Y

1 1056878,871 1110932,883

2 1056888,871 1110932,883

3 1056888,871 1110922,883

4 1056878,871 1110922,883

COORDENADAS TORRE 3.

N° POINT_X POINT_Y

1 1056563,728 1110825,835

2 1056573,728 1110825,835

3 1056573,728 1110815,835

4 1056563,728 1110815,835

Distancia total entre las tres torres: 767 m.

ÁREA 2. SUBESTACIÓN ALTO EL HUCHE. TASCO, BOYACÁ.

PUNTO TIPO_INFRA ESTE NORTE


1 Control AID 1146610,781 1152548,133
2 Control AID 1146602,187 1152528,215
3 Control AID 1146638,919 1152504,95
4 Control AID 1146621,691 1152468,94
5 Control AID 1146604,122 1152432,717
6 Control AID 1146582,901 1152405,573
7 Control AID 1146555,861 1152426,635
8 Control AID 1146539,675 1152391,253
9 Control AID 1146531,015 1152386,253
10 Control AID 1146519,823 1152391,48
11 Control AID 1146518,383 1152402,052
12 Control AID 1146536,458 1152441,749
13 Control AID 1146521,788 1152453,2
14 Control AID 1146537,823 1152465,821

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15 Control AID 1146558,139 1152499,629


16 Control AID 1146577,692 1152541,521
17 Control AID 1146581,095 1152539,749
18 Control AID 1146589,817 1152557,686
19 Control AID 1146597,335 1152561,092
20 Control AID 1146607,46 1152556,956

En caso de modificación de diseños o de ampliación de áreas, se deberá informar previamente al ICANH.

Datos de contacto del contratante: Javier Grismaldo. INCO SAS. Teléfono: 3112633315. Mail:
jagrimo@gmail.com

11. Indicadores de seguimiento

Indicador para las inducciones

Indicador de efectividad para las inducciones: Actividades realizadas/Actividades programadas x 100.


El Interventor HSE realizará la supervisión de cumplimiento de las medidas dispuesta en esta ficha. Esta información
será consignada en el Informe de Interventoría HSE y en el informe ante la autoridad ambiental competente. Se
incluirán los instrumentos para el control y registro de todas y cada una de las acciones a desarrollar (registro
fotográfico, reporte al ICANH, etc.).

12. Cronograma

1 mes, previo al inicio de las obras y en las fases iniciales de descapotes mecanizados.

13. Presupuesto proyectado

$2.000.000 a valor presente.

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3.13. PROGRAMA DE ARQUEOLOGÍA PÚBLICA Y DIVULGACIÓN

Las socializaciones se hicieron tanto al personal de obra como a pobladores de las áreas de
influencia directa. En las mismas se presentó el proyecto civil como el arqueológico; se efectuó
entrega de folleto elaborado por el ICANH a su vez que se informó acerca de los aspectos legales
y la importancia de que los materiales arqueológicos sean excavados con las autorizaciones
respectivas. Al finalizar las capacitaciones, se indagó acerca de la presencia de vasijas (tinajas
para los pobladores locales) o de otro tipo de objetos elaborados por los grupos amerindios,
siendo la respuesta negativa para las áreas de injerencia directa de los proyectos eléctricos.

Es de resaltar que previamente a los empleados y personal de la EBSA se les socializó el


programa de arqueología en su fase de prospección.

PLANCHA FOTOGRÁFICA 3.13-1. REGISTROS DE LAS SOCIALIZACIONES.

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IMAGEN 3.13-1. REGISTRO DE ASISTENCIA.

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4. 0 ANEXOS

4.1 GLOSARIO.

Alcabala. Tributo del tanto por ciento del precio que pagaba al fisco el vendedor en el contrato
de compraventa y ambos contratantes en el de permuta (Definición tomada de www.rae.es).

Almojarifazgo. De acuerdo con la real academia española: “Derecho que se pagaba por los
géneros o mercaderías que salían del reino, por los que se introducían en él, o por aquellos
con que se comerciaba de un puerto a otro dentro de España” (definición tomada de
www.rae.es).

Avería. Gravamen a las mercaderías importadas de España o exportadas desde las colonias
(Molano 1984 P.44). O también: “En el comercio de varios países ultramarinos, cierto
repartimiento o gabela impuesto sobre los mercaderes o las mercancías, y el ramo de renta
compuesto de este repartimiento y derecho”. (Definición tomada de www.rae.es).

Diezmo. Derecho del diez por ciento que se pagaba al rey sobre el valor de las mercaderías
que se traficaban y llegaban a los puertos, o entraban y pasaban de un reino a otro. (Definición
tomada de www.rae.es).

Encomienda. En América, institución de contenidos distintos según tiempos y lugares, por la


cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara de su trabajo o
de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del
encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios. (Definición
tomada de www.rae.es).

Mita. Repartimiento que en América se hacía por sorteo en los pueblos de indios, para sacar
el número correspondiente de vecinos que debían emplearse en los trabajos públicos.
(Definición tomada de www.rae.es).

Resguardo. “Los Resguardos se constituyeron con apenas una parte de los territorios
tradicionales de los pueblos indígenas, generalmente fuera de las tierras planas de calidad
agrícola, las cuales fueron reservadas para las haciendas de los colonizadores. Después de
constituidos, los indígenas sufrieron sucesivamente nuevos despojos territoriales, que se
repitieron tras la independencia de las repúblicas hispanoamericanas; muchos fueron
declarados "vacantes" porque las comunidades supuestamente habían dejado de existir y la
legislación propició su disolución, división y titulación individual, bien fuera por la voluntad de
la comunidad o de los comuneros o por mera orden de la ley”. Tomado de:
(www.es.wikipedia.org citando a Friede 1976)

Sisa. Impuesto que se cobraba sobre géneros comestibles, menguando las medidas.
(Definición tomada de www.rae.es).

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4.2 REGISTROS

4.2.1 FORMATO DIGITAL


Se adjunta, en su orden:

A. CARTOGRAFÍA
B. INFORME
C. CAMPO
D. SOCIALIZACIONES
E. MATRIZ DE IMPACTOS
F. VARIOS (por ejemplo, análisis de suelos).

4.2.2 IMPRESO
A. Planos (3)
B. Informe

4.3 INFORMACIÓN TÉCNICA DE SOPORTE.


La misma se halla en la página www.icanh.gov.co. Se relaciona con el régimen legal y los
lineamientos para los programas de arqueología preventiva en Colombia.

4.4 ABREVIATURAS

DANE. Departamento Administrativo Nacional de Estadística.


EBSA. EMPRESA DE ENERGÍA DE BOYACÁ.
ECOPETROL. Empresa Colombiana de Petróleos.
FIAN. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales.
IBÍD O IBÍDEM. En el mismo lugar.
ICÁNH. Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
IGAC. Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
INVÍAS. Instituto Nacional de Vías
OCDE. Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Op. Cit (Opus citato). En la obra citada.
PG. Prueba de garlancha.
PASSIM. Latín: Aquí y allí.
RS. Recolección superficial.
S.F. Sin fecha.
S.P.I. Sin pie de imprenta.

4.5 METODOLOGÍA DE EVALUACIÓN DE IMPACTOS

La evaluación de impactos arqueológicos se ha realizado siguiendo los criterios de varios


investigadores (Consesa 1997, Butzer) y del estudio de campo en relación con los paisajes y con
las adaptaciones culturales, específicamente para la Altiplanicie Cundiboyacense. Al seguir los
lineamientos de arqueología preventiva, se evalúan los impactos arqueológicos con y sin proyecto
urbanístico. Los criterios para la evaluación y para la ponderación de los impactos se han
relacionado con el estudio de campo el cual se efectuó a partir de la alinderación del proyecto.
Los mismos consistieron, secuencialmente para el presente estudio, en:

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• Estudio preliminar de la información secundaria (consulta en bibliotecas especializadas


y en campo). Se revisaron fuentes etnohistóricas, informes arqueológicos y publicaciones
en la web.

• En relación con la investigación en campo, la misma se efectuó a partir de los recorridos


por las áreas definidas como potencialmente arqueológicas en la región.

• El trabajo relacionado con la sistematización y con la redacción de documentos


consistió, para los datos en campo, en hacer una cartografía cultural y arqueológica. Para
tal fin se georreferenciaron, en relación con las geoformas, las posibles áreas portadoras
de yacimientos y de sitios arqueológicos. De la misma manera se visitaron algunos sitios
de interés cultural como La Casa de La Cultura de Sàchica, la de Chiquinquirá y el Museo
Arqueológico Regional de Tunja.

4.6 CONDICIONES INICIALES DEL ÁREA DE INFLUENCIA DEL PROYECTO


Tradicionalmente las actividades relacionadas con el uso extensivo e intensivo de los suelos han
ocasionado el cambio en la disposición; la destrucción de los sitios y de los yacimientos
arqueológicos. Actividades como el pastoreo bovino y caprino; los cultivos de pancoger y
comerciales han impactado no solo los drenajes de los suelos sino también las evidencias
culturales antiguas. Los recientes cambios en los medios de producción (por ejemplo el paso del
arado con azadón y con bueyes a tractores) han acelerado aún más la pérdida de objetos
arqueológicos. A lo anterior se suma la práctica generalizada de la guaquería, fomentada en la
mayoría de casos por el tráfico de piezas arqueológicas.

En los recorridos por las áreas de influencia se percibieron algunas actividades alteradoras y
destructoras del patrimonio arqueológico como:

• Labores permanentes de remoción de suelos para agricultura, floricultura; ganadería


bovina y caprina; adecuación de viviendas, de vías y en algunos casos minería.

• Guaquería. Pervive en la conciencia colectiva, particularmente la de los campesinos de


mayor edad, el ideal de enriquecimiento a partir de la búsqueda y de la extracción de
piezas arqueológicas. De hecho, en algunas áreas de Sáchica y de Tasco hay campesinos
que sigilosamente dicen reconocer áreas de enterramientos indígenas.

Ante lo anterior se suma que la mayoría de los municipios boyacenses no han tenido políticas en
el tiempo que ejecuten la normatividad vigente en materia de protección, de recuperación, de
salvaguardia y de divulgación del patrimonio arqueológico.

4.7 EL COMPONENTE ARQUEOLÓGICO DURANTE LA EJECUCIÓN DEL PROYECTO


En relación con las etapas del proyecto urbanìstico, la mayor afectación que podrán tener los
sitios y los yacimientos arqueológicos se relaciona con todas las obras que impliquen remociones
de suelos. Esto es, secuencialmente:

• Adecuación y construcción de terrenos.

• Remoción de cobertura vegetal y descapote.

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• Movimiento de tierras (cortes y rellenos).

• Construcción de obras de drenaje.

• Construcción Obras civiles, geotécnicas y ambientales.

Para estos casos se prevén impactos de moderados a bajos.

Por otra parte es necesario esbozar que existen dos condiciones que pueden afectar los
posteriores estudios de arqueología preventiva dentro de los polígonos sujetos a la Autorización
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• La localización y el replanteo predial.-


• Ampliación de los polígonos o de la línea de conexión.

4.8 BIBLIOGRAFÍA CITADA Y SUGERIDA.

ACOSTA, CARLOS. Reconocimiento y prospección sistemática parcial de las áreas de


intervención directa de la Mina de Arcillas -Boyacá II. S.e. Bogotá D.C. 2012.

ADAMS, R.Mc988t. Some hypotheses on the development of early civilizations. American


Antiquity, XXI. P 227-232. Salt Lake City. 1956.

ARDILA CALDERON, Gerardo. Investigaciones arqueológicas en Chía. Tesis de grado. UNAL,


2 tomos. FIAN: Bogotá. 1981.
Temas claves de la arqueología en América Latina. El norte de américa del sur: diversidad y
adaptaciones en el final del pleistoceno. En: Arqueología en América Latina Hoy. Gustavo Politis
ed. Fondo de promoción de la cultura. Banco Popular. Bogotá. 1992.

BECERRA, Virgilio. Los abrigos Naturales de la Región de Ventaquemada. En: proyectos de


investigación realizados entre 1972 y 1984. FIAN. Banco de la República. Bogotá: 1985.

BINFORD, L. Arqueología como Antropología. En: Perspectiva Arqueológica. Ed Lewis Binford.


1972.

BOADA, ANA. Asentamientos indígenas en el Valle de la Laguna. FIAN. Santafé de Bogotá.


1987.

BOADA, ANA. Patrones de asentamiento regional y sistemas de agricultura intensiva en Cota y


Suba, Sabana de Bogotá (Colombia). FIAN. Banco de la República. 2006.

BORGES, Jorge Luis. El idioma analítico de John Wilkins, en otras inquisiciones, obras
completas. Buenos Aires. emece editores 1974. pg 708.

BOTIVA, Contreras Álvaro. La Altiplanicie Cundiboyacense. En “Colombia Prehispánica”. ICAN.


Bogotá. 1989. Página 79.

BROADBENT, Silvia. Reconocimientos arqueológicos de la laguna de la Herrera. Revista


Colombiana de Antropología. Vol XV. P 171-213. Bogotá. 1971.

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CONTENIDO

1.0 Introducción 1
1.A Objetivos planteados 6
1.B MÉTODOS Y MATERIALES 9
1.C RESULTADOS 10
1.D RECOMENDACIONES 10
1.E PALABRAS Y CONCEPTOS CLAVES 10
2 .0 Contenido técnico 13
2. a Formulación 13
2. b Justificación 14
2. c. Ubicación geográfica 15
2. d Antecedentes arqueológicos 17
3.0 ZONIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE IMPACTOS ARQUEOLÓGICOS. 38
3.1 prospección arqueológica 39
3.1.1 Áreas prospectadas 40
3.2 Materiales y métodos 48
3.3 Metodología de evaluación de impactos sobre el componente arqueológico 67
3.4 Datos Generales 67
3.5 Factores de cualificación arqueológica 67
3.6 Factores de Valoración Cultural 67
3.7 Tendencia y medida de mitigación 68
3.8 Descripción de los sistemas experimentales 68
3.9 Resultados 68
3.10 Recomendaciones. 68
3.11 MATRIZ DE IMPCATO ARQUEOLÓGICO 70
3.12 FICHA DE MANEJO 71
4. 0 ANEXOS 78
4.1 Glosario. 78
4.2 REGISTROS 79
4.3 INFORMACIÓN TÉCNICA DE SOPORTE. 79
4.4 ABREVIATURAS 79
4.5 METODOLOGÍA DE EVALUACIÓN DE IMPACTOS 79
4.6 Condiciones iniciales del área de influencia del proyecto 80
4.7 El componente arqueológico durante la ejecución del proyecto 80
4.8 BIBLIOGRAFÍA CITADA Y SUGERIDA. 81

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