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A nivel mundial, los pueblos más antiguos que llegaron a ser “Centros de Cultura
Original” se desarrollaron en los Andes, Centroamérica, India, China, Medio
Oriente y en las costas del Mediterráneo. Las etnias que habitan estas regiones,
tienen singulares maneras de ver y vivir en interacción con los elementos de su
medio natural. Las plantas, tanto las silvestres como las cultivadas, son parte de
este medio natural y por lo tanto son también consideradas de manera diferente
por cada cultura.
COSMOVISION ANDINA
1.1 Cosmovisión
A nivel mundial, los pueblos más antiguos que llegaron a ser “Centros de Cultura
Original” se desarrollaron en los Andes, Centroamérica, India, China, Medio
Oriente y en las costas del Mediterráneo. Las etnias que habitan estas regiones,
tienen singulares maneras de ver y vivir en interacción con los elementos de su
medio natural. Las plantas, tanto las silvestres como las cultivadas, son parte de
este medio natural y por lo tanto son también consideradas de manera diferente
por cada cultura.
Para los andinos el mundo es una totalidad viva. No se comprende a las partes
separadas del todo, cualquier evento se entiende inmerso dentro de los demás y
donde cada parte refleja el todo. Este mundo íntegro y vivo es conceptuado como
si fuera un animal, semejante a un puma capaz de reaccionar con inusitada fiereza
cuando se le agrede. La totalidad es la colectividad natural o Pacha; comprende al
conjunto de comunidades vivas, diversas y variables, cada una de las cuales a su
vez representa al Todo.
Los miembros de todas estas comunidades forman un Ayllu que ocupa un Pacha
local, es decir todos son parientes pertenecientes a una misma familia. No sólo
son parientes los runas sino también los ríos, los cerros, las piedras, las estrellas,
los animales y las plantas que se encuentran en el Pacha local acompañándose
los unos a los otros todos son personas equivalentes.
El Ayllu, se trata del grupo de parentesco. Pero resulta que, bien mirada la cosa, el
grupo parental no se reduce al linaje humano como hasta ahora se había
afirmado, sino que el parentesco, y con ello el Ayllu, abarca a cada uno de los
miembros del Pacha (microcosmos) local. La familia humana no se diferencia de la
gran familia que es el Ayllu sino que está inmersa en él. El Ayllu es la unión de la
comunidad humana, de la comunidad de la Sallga y de la comunidad de huacas
que viven en el Pacha local. La unidad parental así constituida es muy íntima y
entrañable. Cuando traemos a la chacra una semilla de otro piso ecológico que ha
atraído nuestro afecto y le ofrecemos el mejor de nuestros suelos en el huerto
inmediato a nuestra vivienda y la cuidamos con cariño y esmero, ella es ya un
miembro de nuestra familia: es nuestra nuera. Se evidencia así que los cultivos
vegetales de nuestra chacra son hijos de la familia humana que los cría. Las
llamas y alpacas son también hijas de la familia que las pastorea y las cuida.
El mismo hecho de reconocer equivalencia entre todos, hace que cada comunidad
y en especial la humana sienta su insuficiencia para mantener ella sola, la
integridad de las funciones de la colectividad natural de la cual turnia parte, copio
un integrante más y no el más importante.
Diálogo y reciprocidad entre comunidades que sienten, que tienen igual valor y,
que reconocen su insuficiencia, posibilita lograr una armonía con bienestar para
todas las comunidades de la naturaleza.
Todos quienes existen en el mundo andino son como somos nosotros mismos y
son nuestros amigos. Con ellos nos acompañamos, con ellos conversamos y
reciprocamos. Les contamos lo que nos pasa y nos dan consejos; y también ellos
nos cuentan lo suyo y confían en nosotros. Tratamos con cada uno de ellos de
persona a persona, conversamos con ellos cara a cara.
Todo cuanto existe en el mundo andino es vivo. No sólo el hombre, los animales y
las plantas sino también las piedras, los ríos, los cerros y todo lo demás. En el
mundo andino no existe algo inerte: todo es vivo. Igual que nosotros todos
participan en la gran fiesta que es la vida: todos comen, todos duermen, todos
danzan, todos cantan: todos viven a plenitud.
Cada uno de los seres que habitan en este mundo vivo andino es equivalente a
cualquier otro, esto es, cada quien (ya sea hombre, árbol, piedra) es una persona
plena e imprescindible, con su propio e inalienable modo de ser, con su
personalidad definida, con su nombre propio, con su responsabilidad específica en
el mantenimiento de la armonía del mundo, y es en tal condición de equivalencia
que se relaciona con cada uno de los otros. Otra manifestación de equivalencia en
el mundo andino es que todos tenemos chacra y todos pastoreamos un rebaño.
Así como el hombre hace chacra combinando la forma de vida de las plantas, los
animales, los suelos, las aguas y los climas que toma de la naturaleza con la
aquiescencia de las huacas, del mismo modo las huacas tienen su chacra que es
la flora de la naturaleza (o la sallga) y tiene sus rebaños que son la comunidad
humana y la fauna de la sallga.
Como ya hemos visto, en la cultura andina Inka la forma del mundo no ocurre en
el tiempo y el espacio. Aquí la vida ocurre en el pacha que podría, si se quiere,
incluir al tiempo y al espacio pero antes de toda separación, y que podría, también
si se quiere, significar cosmos o mundo para el modo de ser de Occidente; sin
embargo el pacha, es, más bien, el micro-cosmos, el lugar particular y específico
en que uno vive. Es la porción de la comunidad de la sallga o «naturaleza» en la
que habita una comunidad humana, criando y dejándose criar, al amparo de un
cerro tutelar o Apu que es miembro de la comunidad de huacas o «deidades». Es
decir, pacha es la colectividad natural local, que, como todo en el mundo andino,
se re-crea continuamente
En el caso del Perú, de modo muy disperso, pero siempre paralelo e íntimamente
correlacionado, existen una serie de festividades y cultos, cuya base o principio es
un ancestral y permanente rito de respeto a la tierra y a sus diferentes
manifestaciones. Cada pueblo tiene sus danzas y festividades representativas
para cada tipo de actividad. En la familia, las ceremonias y los rituales están
asociados a los ritos de pasaje por la vida ( desde el nacimiento, el bautismo, el
cortapelo, el matrimonio y la muerte ); de la misma forma el ciclo de la producción
en la naturaleza es gráficamente representado. La actitud de la protección se basa
en la permanente sabiduría de atención al equilibrio y a las acciones que generen
armonía, aun cuando lo contrario aparentemente sea necesario. El real significado
de la danza del waylarsh , por ejemplo se encuentra en sus diversas modalidades
de agradecimiento a las actividades agrícolas de cosecha, de aporque, siembra,
siendo actualmente una danza vigente de la Sierra central del Perú, en plena
expansión y apropiación de elementos culturales exógenos. La diversidad es clave
para la sostenibilidad, y las practicas de protección no son patrimonio de
Cooperaciones Internacionales, o de ONGs que permanecen en la mentalidad de
la cultura occidental, y en sus patrones y normas, que no son siempre la pauta de
las necesidades campesinas, según lo expresa su cosmovisión, cuya ritualizacion
es negada, simplemente, cuando se manifiesta claramente a cada paso de
observación. La incorporación de instrumentos musicales no convencionales es
una de las riquezas mas importantes y elementos participantes de estas
festividades. Los ritos de la cosecha en el campo, son siempre en la base de los
Harawi ( Thetanero de canto, ejecutado por las mujeres que están cosechando )
por ejemplo; se ha extendido el uso de bandas, de orquestas para la intepretacion
de canciones andinas. Casi todas las ceremonias y festividades de esta naturaleza
conllevan el peso especifico de la protección, de la armonía, del equilibrio. El
pagapu , ritualiza la ofrenda a la tierra, el pago que se le hace a esta por sus
regalos, los que cada ciclo entrega con sus cultivos y alimentos .
La categoría del reconocimiento y del conocimiento de estos ritos, nos permite una
visión integral que, activa y funcionalmente incorporada acualquier proyecto de
carácter Thetacnico, es una potencial fuente de Thetaxito y riqueza.
Las principales actividades que indican una clara percepción de protección, están
relacionadas a las actividades fundamentales de producción agrícola (por ser
Thetasta la vocación fundamental campesina), se evidencia en la actividad
humana del trabajo en el campo. Ruway es la palabra quechua que grafica las
relaciones del hombre con su entorno. Llamkay, en el espacio del trabajo y las
esferas de la economía campesina. Las actividades en protección están
implicadas a las cotidianas (agricultura, crianza de animales, regadío, extracción
de recursos naturales) cada una de las cuales esta apoyada y sacralizada en
rituales distintos permanentes. Estos no se ven afectados, no desaparecen por la
presencia de elementos exógenos. En algunos lugares existen registros de ritos
transformados, enriquecidos, pero no desaparecidos. A nivel comunal, las
practicas ritualizadas de protección son multifacéticas y variadas ; pueden atender
la construcción y refacción de obras, acompañadas de un chaccheo de hoja de
coca ( rito principal que acompaña la faena diaria, que santifica la faena diaria ),
asi como la conformación de organizaciones comunales propias, acompañadas,
sacralizadas por el licor compartido. Kuyay, es el espacio del amor, del cariño, de
la estima compartida, por lo mismo genera ritos de la misma expresión, y por la
misma razón, es la base de la cooperación. Vista como un humano
reconocimiento del espacio espiritual de la comunidad
(y de cada individuo) es una de las características mas importantes de la
protección y el equilibrio, porque grafica el reconocimiento de este mismo estado
espiritual a la madre tierra.
Lliupacha Yuyachay: Cosmovisión Andina: Por primera vez y con cierta reserva se
expuso la Cosmovisión Andina en la ciudad de Salta, Argentina en el marco del III
Congreso Mundial de la Lengua Quechua, que se desarrollo los días 8, 9 Y 10 de
octubre del 2004. Ante todo, la Cosmovisión Andina es la Unidad, en ella nada se
excluye, todos cumplen una función y evolucionan permanentemente; por eso es
la ubicación y relación del andino o runa (persona que vivía en el territorio del
Tawantinsuyo) frente a todo lo que le rodea en forma objetiva (visible) y subjetiva
(invisible), en la cual quedan incluidos sus logros, sus conceptos y su sabiduría; es
decir, desde el origen y la evolución de todo y en todo hacia el todo.
En este contexto, lo indicado (La sabiduría Andina) no cambia ni cambiará, los que
cambiamos somos las personas. Sea que estemos alienados o no, por falta de
orientación y ejemplos adecuados, todos vivimos según el medio donde hemos
nacido, adquiriendo sus hábitos y costumbres sociales, pero la Cosmovisión
Andina se ha mantenido al margen sin ser afectado en absoluto.
PACHAKAMQ: En la filosofía andina, Pachakamaq (El que crea, origina el tiempo,
la naturaleza y el cosmos) es el creador y Origen de todo cuanto existe, sea de
todo lo objetivo como subjetivo. Es la Energía en Potencia, es la Divinidad en
Potencia aún no pronunciamos en voz alta; solo que los andinos conscientes no
expresamos su nombre sin una razón verdadera que lo justifique, y menos lo
pronunciamos en voz alta; solo lo reconocemos en nuestra mente y lo llevamos en
nuestro corazón. Solo en el silencio y en la paz es posible captar su manifestación
y comprenderlo.
Toda cultura tiene su propia visión del mundo. O sea conceptos básicos sobre el
Espacio, el Tiempo, los dioses. Para los Incas Espacio y Tiempo estaban
asociados, estaban amarrados. Los mencionaban a través de la palabra Pacha.
Es la tierra del medio, aquí mora temporalmente la Pachamama que pasa por los
tres planos. Los Apus y los “wamanis” (espíritus de las montañas) son
considerados sus portavoces y guardianes. Es en este canal donde el poblador
andino realiza sus diálogos con los espíritus, previa ofrenda a la madre tierra. A
las vicuñas se les dice ganadito del Apu, porque pertenecen a la montaña. El
puma es el animal que representa al Kaypacha.
Estos tres mundos no estaban aislados sino que entraban en relación gracias a los
agentes intermediarios entre los cuales uno de los más im-portantes era el propio
Inca. Como Hijo de Dios comunicaba el Hanan Pacha con el Kaypacha. Pero una
vez muerto, convertido en llapa Inca, servía además para relacionar el mundo de
abajo con el Aquí-Presente
Las tradiciones quechuas cuentan que los Apukunas (“cerros”) albergan los
espíritus de los dioses que vivieron antes de un gran diluvio y que tuvieron el
atrevimiento de darle el conocimiento a los primeros humanos para construir
civilizaciones. Como castigo, los demás dioses encerraron a estos “Prometeos
andinos” (Salvadores) en las montañas. Se les llama Ñawpa (los primeros
ancianos), llamados también Wamanís y están alojados en la parte más alta de la
montaña. Dicen los andinos que “cuando baja el nublado… los Wamanis
descienden de las alturas, vienen a hablarnos… a susurrarnos al oído e
inspirarnos”.
Muchos de los antiguos pueblos andinos rastrearon sus orígenes a las deidades
ancestrales. Ayllus múltiples podrían compartir similares orígenes ancestrales. El
Inca se decía descendiente del Sol y de la Luna, su Padre y su Madre. Muchos de
los ayllus se decía descendiente de proto-humanos que salieron de los sitios de
carácter local llamado pacarinas.
Los primeros antepasados de los Incas eran conocidos como Ayar, la primera de
las cuales fue Manco Capac o Ayar Manco. La mitología Inca, nos habla de sus
viajes, en la que él y los Ayar forman y marcan el terreno donde se introdujo el
cultivo de maíz.
Las tradiciones religiosas en los Andes tiende a variar entre los diferentes ayllus.
Mientras que los Inca en general, permiten e incluso incorporaban divinidades y
héroes locales de los ayllus que conquistaban. El Inca intentó combinar sus
deidades con los pueblos vencidos de forma que elevó el estatus de sus dioses.
Un ejemplo de esto es la Pachamama, la diosa de la tierra, que era adorada
mucho antes del surgimiento de los Incas.
Estos mundos son representados como círculos concéntricos. Cada uno de estos
mundos están habitados por seres espirituales. El futuro, el presente y el pasado
no se concebían como una estructura lineal, sino como un mundo tridimensional
donde los seres humanos pueden acceder a cualquier de ellos. En Quechua la
palabra "Pacha" significa a la vez tiempo y espacio.
2.4.1 Las pacarinas : En los andes cada Etnia o Ayllu afirmaba provenir de un
ancestro común de origen divino el cual había surgido de la tierra, por mandato
divino. Los antepasados más remotos habrían salido de un sitio especial al cual
todos reconocían como su lugar de origen o pacarina que podía ser un río, cueva,
montaña, volcan, lago, laguna, manantial, etc. Se decía que antes de ser humanos
habian formado parte del Uku Pacha ( mundo de Abajo o subterraneo) y que
poblaron la tierra a traves de las pacarinas de donde surgian al mundo terrestre.
El vínculo que se desprendia entre la Pacarina y los miembros del Ayllu era
sumamente fuerte. Cada habitante del ayllu se sentía familiar de las otras
personas pertenecientes a su comunidad, estos lazos se mantenian de generación
en generación. El lago Titicaca fue una de las pacarinas más adoradas en el
Imperio Incaico ya que se creía que era donde había surgido el primer Inca
"Manco Capac"
2.4.2 Las Huacas: En los andes se denominaba Huaca a todo aquello que se
consideraba sagrado, eran objetos que representaban algo venerado, por lo
general eran monumento de algún tipo o también podría ser la residencia o
panaka de las momias de difuntos Incas, pero tambien podían ser lugares
naturales, como la cima de una montaña o la naciente de un río. Las huacas se
han asociado con la veneración y el ritual religioso y podían asegurar la
producción agrícola, la fertilidad y librar al pueblo de la furia de los dioses
CAPITULO II
2.2 Religión
2.3 Mitología y Cosmovisión
Los Incas han tenido visión Cósmica completa y esto no es novedad para ningún
quechua hablante monolingüe que vive en los ayllus alto andinos a lo largo de
todo el Tawantinsuyo, pero los que viven en los pueblos o valles, después de
que sus ancestros fueron sometidos violentamente, ahora en estos tiempos
los descendientes se someten pasivamente a una cultura importada, materialista e
individualista, recuerdan muy poco de lo que les enseñaron sus ancestros, o lo
han olvidado por completo, o lo rechazaron por esa alienación cultural como
sucede en la mayoría de los casos, especialmente en los descendientes nacidos
en las ciudades. La Cosmovisión Andina que desarrollaron los Incas y que lo
vivenciaron, ordenando sus vidas en todo el Tawantinsuyo, es única, razón por la
cual lograron también alcanzar una organización socio económica y cultural sin
paralelo en el mundo; sin embargo, cuando la orientación de la vida superior y
según sus normas ético-morales se vio amenazada a la llegada de los españoles,
se dispuso que sus descendientes cuidaran celosamente la información sobre los
Símbolos Sagrados(willka Unanchakuna) como un secreto de estado de ahí que el
Conocimiento se transmitió verbalmente en familias selectas, de padres a hijos y
de generación en generación aunque cabe resaltar que los símbolos estuvieron a
vista y paciencia de todos.
Este proceso de revitalización cultural, tiene sus guías y sus líderes. En muchos
casos han sido profesores y docentes que alertaron a los niños y jóvenes contra
tentaciones alienantes que desvalorizan lo que les enseñaron sus padres y
abuelos. Estos guías han sido maestros creativos, que supieron combinar los
conocimientos académicos adquiridos con el saber popular y comunitario. No
siempre fueron comprendidos, pero divulgando sus convicciones con entusiasmo,
han alimentado una corriente que ya nadie puede parar.
LA CHACANA (La cruz del sur), que representa la organización socio política y
económica de los cuatro territorios pertenecientes al Pusisuyu ó Tawantinsuyu, el
cual se subdivide en los Ayllus del Aransaya (Posesión de arriba) y del Urinsaya
(Posesión de abajo).
Por otra parte también tenemos, como símbolos nacionales y regionales, las
montañas más sobresalientes de los Andes, como el Sajama, Illimani, Azuaya,
Wayna Potosí, Illampu, el Tunupa y otras, que representan a fenómenos vitales de
nuestros antepasados (Achachilas), llamados con el propósito de conmemorar
cada periodo, la memoria de los héroes de nuestra historia y de la mitología
andina.
Existe una con naturalidad entre la tierra y la mujer, concretamente la madre, por
su inagotable capacidad de dar fruto y vida. De ahí nace la devoción y respeto a la
tierra.
Entre los aymaras, Pachamama o Wirjina (Virgen) también merece gran respeto,
se le ofrecen libaciones, en cualquier oportunidad en que se comparte comida y en
todos los ritos del ciclo agrícola; se la temerá cuando se transite por parajes
solitarios. La Pachamama es una y múltiple, está en todas partes, incluso en
lugares agrestes y peligrosos y esta diferenciada en cada parcela concreta. Pero
la tierra no da así nomás. El ciclo agrario tiene que ver con un rico ceremonial
religioso: año nuevo en agosto, cuando la tierra se abre, el mes de noviembre,
cuando comienzan las lluvias, el tiempo de la cosecha.
Los aymaras conviven con la tierra y con toda la naturaleza en una relación
armónica y ecológica. Todo esta relacionado: la familia humana, la tierra, los
animales, la naturaleza. La tierra es madre, los cerros son los abuelos y los
animales y las plantas son como hermanos de esta inmensa familia cósmica. La
tierra madre es una anciana que ampara a sus hijos y una joven virgen que se
renueva constantemente. Por esto no hay que gastarla, pues la tierra no es para
ser explotada, si no para vivir de generación en generación. Existe una
reciprocidad entre el pueblo aymara y la tierra, que se manifiesta en los dones que
se le ofrecen en agradecimiento de los que ella nos da. Los ritos agrarios son
como una celebración de la creación, como sacramentos del ciclo vital de la
naturaleza.
Para ellos la tierra (Tekohá) es ante todo un cuerpo vivo, con piel y pelos, con
flores y colores, con luces y perfumes, con aves e insectos, con luz y voz. La tierra
está ligada al acto creador de la palabra del Primer Padre y la fiesta juega un
papel primordial en toda su estructura cósmica y religiosa.
Pero esta tierra está llena también de males, sobre todo debido al modo de ser
humano (Teko), que rompe la armonía y la comunidad. Cautiverio, pestes,
esclavitud, persecuciones, desde hace 500 años producen el mal en la tierra
guaraní. El guaraní se siente desterrado, fuera de su tierra, en una tierra con
males.
2.2 Religión
Los aymaras profesaban auténticamente una religión natural, basada en la
realidad y en su vivencia permanente con el mundo telúrico y cósmico; adoraban a
varios dioses, entre ellos al creador de todas las cosas llamado Pachaqamak,
también a Wirakocha, según las circunstancias y necesidades que se les
presentaba. Tributaban culto al Sol, porque como pastores y agricultores recibían
del él beneficios; a la Luna y con mayor énfasis a la Pachamama, considerada la
madre tierra que les cobijaba. En su conciencia, que cada vez reafirma la
condición mítica del cosmos y el mundo, también divinizaban a los fenómenos de
la naturaleza como la lluvia, el viento, el granizo, la nevada, las montañas, los
lagos, ríos, ect. Eran protegidos principalmente por los mallkus, Pucaras,
achachilas, cumbreras, markaqollus y otros.
El templo dedicado al Sol era el intikarka, que quiere decir “peña del Sol”,
construido en la isla más grande del lago Titicaca. Tenían sacerdotes llamados
Ichuris, que no eran precisamente para celebrar actos religiosos, sino más para
cumplir los rituales costumbristas. Los adivinos se llamaban Yatiris, que miraban
en coca, alcohol y en la orina, y hasta hoy perduran estas costumbres y los más
diestros y entendidos se llaman Wayt’iris, quienes mediante un ritual misterioso
traen a los espíritus de personas vivas o difuntas y a los espíritus de cerros y
pucaras que informan sobre las causas de los problemas existentes en las
relaciones interpersonales.
Entre los monumentos y las ruinas arquitectónicas más importantes que hasta hoy
se conservan en Tiawanacu y que tenían estrecha relación con las creencias y la
religión se tienen:
La Puerta del Sol -. Monumento de piedra tallada de una sola pieza, que tenía por
finalidad marcar el calendario aymara, lo que hace suponer que tenían grandes
conocimientos de astronomía. En el friso tiene figuras que parecen guerreros o
sacerdotes que rinden culto al Sol.
Los Monolitos antropomorfos -. Piedras talladas finamente de una sola pieza, que
tienen apariencia de hombres sentados. Los más importantes son el Bennett de
7.44 m de altura por 4.66 m de ancho y otra de 12 x 2.5 m, cuyo peso se calcula
en 200 toneladas. Se desconoce su mensaje.
Con todo lo descrito, Tiawanacu fue la capital metrópoli aymara por excelencia.
Por esas monumentales construcciones ha sido denominada “Tuncapuncu” (diez
puertas). Por otra parte se concluye que el verdadero nombre de la metrópoli es
“Chucahua” que quiere decir fortaleza; otros lallamaron “Taypikala” (piedra
central). Incluso hay quienes sostienen que Tiawanacu deriva de dos vocablos
aymaras: “titi – huahuanaca”, que quiere decir hijos del jaguar, y “thia – hunacu”
que quiere decir “siéntate huanacu”, frase con la que cierto inca habría invitado a
sentarse a un veloz Chasqui (mensajero).
Los aymaras distinguían muy bien el cuerpo y el alma, la vida presente y la otra,
por lo tanto sus creencias estaban asociadas con el día de la conmemoración de
los difuntos (Todos Santos). El “ajayu” (alma o espíritu)... hasta el presente es
considerado segundo dios, con grandes influencias en todos los quehaceres de la
vida actual. Por estas mismas razones suponemos que en los antiguos reinos
Kollas construían torres funerarias llamadas “Chullpas”, para enterrar
piadosamente allí a los difuntos, junto a sus pertenencias personales como objetos
de cerámica, topos, prendedores y herramientas de cobre junto a sus despojos,
pero después de constituidas las naciones y los pueblos en todo el ámbito
cordillerano bajo la influencia colonial, hoy enterramos a nuestros difuntos en los
camposantos y cementerios expresamente construidos para el efecto.
Cada uno de estos mundos está habitado por seres vivientes organizados por
jerarquías, como una forma de ordenación de los valores conferidos al superior y a
sus subordinados, con influencia directa sobre los hombres como veremos a
continuación.
El poblador aymara, por el hecho de vivir arraigado a la tierra, contrae una serie de
obligaciones rituales con la Pachamama, que le cobija con su manto dándole los
medios para su subsistencia, conforme a un dicho popular: “Vive en armonía con
la naturaleza y recibirás sus dones en forma generosa y abundante”; en efecto, los
rituales que el habitante andino realizaba y realiza aún, tiene relación con la
naturaleza mistificada, cuyas ceremonias más importantes son:
Todas las personas y/o comunarios, si así fuera su intención, podían realizar la
“wilancha”; sin embargo, para cumplir con este acontecimiento existen en el ayllu
personas carismáticas que tienen el don especial de contactarse con los espíritus
y dioses tutelares del aymara, para suplicar y pedir a los “uywiris” (Padre o Madre
protectores), a la Pachamama, a los achachilas, y demás fenómenos naturales,
todo cuanto necesitan, de manera que en la aspersión de la sangre y la entrega de
la “muntara” o “puntara”, el sacerdote, “yatiri” o “ phoqheri”, entra en comunión
misteriosa y relación directa con la naturaleza comprendida entre la tierra y el
macrocosmos.
Según ilumina la tradición, antes del advenimiento del calendario gragoriano, las
tribus aymaras del gran Tiawanacu también sabían tributar culto a los difuntos,
personificados en los animales, cerros y astros del universo, totemnizados como
sus antepasados inmediatos, celebrando solemnemente los rituales de costumbre
dirigidos por los yatiris o adivinos que pedían con clamor para los dolientes.
El grupo concluye en que desde tiempos muy antiguos todas las culturas
del mundo han ido asumiendo una propia concepción del mundo en el que
viven; en este sentido en la zona peruana, no fue la excepción, el periodo
incaico fue el que marcó la característica principal de la cosmovisión andina
peruana; puesto que tenía su propia forma de ver al mundo, su propia
cosmovisión andina, la cual era una forma propia de dar respuestas a las
interrogantes que en su tiempo se planteaba; del mismo modo se puede
decir que la concepción de los Incas, fue producto de un largo proceso de
evolución del pensamiento que el hombre andino realizo desde los
comienzos mismos del periodo formativo.
Hanan Pacha: El mundo de arriba (dioses como el sol, la luna, el rayo, las
estrellas, el Arco Iris).
ANEXOS