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INTRODUCCIÓN

Cada cultura tiene una concepción de su realidad y de acuerdo a ella vive,


“viendo” y dejando de “ver” determinados aspectos. La concepción que del mundo
tienen, se ha desarrollado a través de un prolongado proceso de interacciones
entre las etnias y el medio natural que les sirve de sustento para su persistencia y
reproducción. Como cada etnia y el medio natural que habitan tienen
características que las diferencian de otras; el resultado de sus interacciones
también es diferente, estas diferencias son las que tipifican a cada cultura.

A nivel mundial, los pueblos más antiguos que llegaron a ser “Centros de Cultura
Original” se desarrollaron en los Andes, Centroamérica, India, China, Medio
Oriente y en las costas del Mediterráneo. Las etnias que habitan estas regiones,
tienen singulares maneras de ver y vivir en interacción con los elementos de su
medio natural. Las plantas, tanto las silvestres como las cultivadas, son parte de
este medio natural y por lo tanto son también consideradas de manera diferente
por cada cultura.

Es por eso que la cosmovisión es la concepción e imagen del mundo de los


pueblos, mediante la cual perciben e interpretan su entorno natural y cultural. La
cosmovisión se fundamenta en la cosmogonía, que es la fase mitológica de la
explicación del mundo y se organiza en la cosmología, que es la lógica mediante
la que se organiza la sintaxis del pensamiento. En el Mundo Andino, la
cosmovisión está principalmente ligada a la cosmografía, que es la descripción del
cosmos, en este caso correspondiente al cielo del hemisferio austral, cuyo eje
visual y simbólico lo marca la constelación de la Cruz del Sur, denominada
Chakana en la antigüedad y cuyo nombre se aplica a la Cruz Escalonada Andina,
símbolo del Ordenador o Wiracocha. En el Universo Andino existen mundos
simultáneos, paralelos y comunicados entre sí, en los que se reconoce la vida y la
comunicación entre las entidades naturales y espirituales.
CAPITULO I

COSMOVISION ANDINA

1.1 Cosmovisión

1.2 Origen de la cosmovisión andina

1.3 Existencia y principios de la Cosmovisión Andina

1.4 La caracterización de las relaciones rituales entre los Hombres y la


Naturaleza

1.5 Percepción ritual de los principales procesos relacionados con la


protección

1.6 Percepción ritual del Uso de los Recursos Naturales


1.1 Cosmovisión:

La cosmovisión es la concepción e imagen del mundo de los pueblos, mediante la


cual perciben e interpretan su entorno natural y cultural. La cosmovisión se
fundamenta en la cosmogonía, que es la fase mitológica de la explicación del
mundo y se organiza en la cosmología, que es la lógica mediante la que se
organiza la sintaxis del pensamiento.

Está relacionada con los conocimientos culturales relativos al mundo natural y


espiritual, porque cada cultura tiene una manera particular de ver las cosas y
todos estos conocimientos y creencias constituyen su concepción, visión del
mundo o cosmovisión. Esta concepción es general , porque incluye todo lo que
una cultura produjo en el curso de su historia( por lo menos lo que continúa
activo), se refiere también a cada aspecto de la vida de aquella sociedad (desde la
manera de dar a luz, hasta los conocimientos sobre las estrellas) y los orígenes
del universo.

En el mundo Andino, la cosmovisión está principalmente ligada a la cosmografía,


que es la descripción del cosmos, en este caso correspondiente al cielo del
hemisferio austral, cuyo eje visual y simbólico lo marca la constelación de la Cruz
del Sur, denominada Chakana en la antigüedad y cuyo nombre se aplica a la Cruz
Escalonada Andina, símbolo del Ordenador o Wiracocha

En el universo Andino existen mundos simultáneos, paralelos y comunicados entre


sí, en los que se reconoce la vida y la comunicación entre las entidades naturales
y espirituales.

El tawantinsuyo o Cultura Inka, desde el punto de vista geográfico, fue el más


extenso en relación a las otras culturas nativas de América; abarcó desde
Ankasmayo (río azul) al sur de Colombia hasta (río de Mauli) al sur de Santiago de
Chile, incluyendo los diferentes pisos ecológicos (costa, sierra y selva) que en la
actualidad es territorio de seis países sudamericanos, como son: Perú, Bolivia,
Ecuador, parte de Colombia, de Chile y Argentina. Antes de la invasión española
en el año 1532, la cultura Inca alcanzo un desarrollo que sorprende al mundo
actual, destacando en los diferentes campos del saber humano como es en la
arquitectura (Sacsaywaman), ingeniería, astronomía, medicina, agronomía,
ganadería, geología, textilería, cerámica, orfebrería, idioma, etc y una
Cosmovision propia. No se excluyeron las culturas preincaicas que se
desarrollaron a lo largo de la costa, sierra y selva, las cuales dieron su aporte para
el enorme bagaje de conocimientos andinos.

1.2 Origen de la cosmovisión andina

Cada cultura tiene una concepción de su realidad y de acuerdo a ella vive,


“viendo” y dejando de “ver” determinados aspectos. La concepción que del mundo
tienen, se ha desarrollado a través de un prolongado proceso de interacciones
entre las etnias y el medio natural que les sirve de sustento para su persistencia y
reproducción. Como cada etnia y el medio natural que habitan tienen
características que las diferencian de otras; el resultado de sus interacciones
también es diferente, estas diferencias son las que tipifican a cada cultura.

A nivel mundial, los pueblos más antiguos que llegaron a ser “Centros de Cultura
Original” se desarrollaron en los Andes, Centroamérica, India, China, Medio
Oriente y en las costas del Mediterráneo. Las etnias que habitan estas regiones,
tienen singulares maneras de ver y vivir en interacción con los elementos de su
medio natural. Las plantas, tanto las silvestres como las cultivadas, son parte de
este medio natural y por lo tanto son también consideradas de manera diferente
por cada cultura.

En los Andes la diversidad de climas va acompañada de una gran variabilidad en


las estaciones climáticas, que en los Andes se caracterizan por no ser muy
definidas ni mucho menos regulares. No son muy definidas, en el sentido de que
la época de frió y la de calor no alcanzan niveles extremos como en el centro y
norte de Europa y son muy variables por la presencia de repentinas heladas,
sequías, granizadas o excesos de lluvia aún en plena estación cálida o lluviosa.
Aquí la variabilidad del clima es lo normal. La cordillera andina determina además
que el suelo sea de irregular topografía en donde los terrenos planos son escasos.
Es frecuente que las tierras de cultivo sean suelos de ladera con pendientes
pronunciadas.

En este medio natural de gran densidad, diversidad y variabilidad climática y con


suelos de relieve accidentado, tuvo lugar un prolongado proceso de interacciones
entre un medio pluriecológico y variable con las múltiples etnias que aún las
habitan. Como consecuencia de ello se desarrolló un modo de “ver” y sobre todo
de vivir y sentir el mundo, que si bien es singular en cada lugar, tiene
características generales que en conjunto tipifican este modo de concebir la vida.

Para los andinos el mundo es una totalidad viva. No se comprende a las partes
separadas del todo, cualquier evento se entiende inmerso dentro de los demás y
donde cada parte refleja el todo. Este mundo íntegro y vivo es conceptuado como
si fuera un animal, semejante a un puma capaz de reaccionar con inusitada fiereza
cuando se le agrede. La totalidad es la colectividad natural o Pacha; comprende al
conjunto de comunidades vivas, diversas y variables, cada una de las cuales a su
vez representa al Todo.

Esta totalidad está confirmada por la comunidad natural pluriecológica constituida


por el suelo, clima, agua, animales, plantas y todo el paisaje en general, por la
comunidad humana multiétnica que comprende a los, diferentes pueblos que viven
en los Andes y por la comunidad de deidades telúricas y celestes, a quienes se les
reconoce el carácter de Huaca, de sagrado, en el sentido de tenerles mayor
respeto, por haber vivido y visto mucho más y por haber acompañado a nuestros
ancestros, porque nos acompaña y acompañará a los hijos de nuestros hijos.
Estas comunidades se encuentran relacionadas a través de un continuo y activo
diálogo, reciprocidad y efectiva redistribución. Cada comunidad es equivalente a
cualquier otra; todas tienen el mismo valor, ninguna vale más y por lo tanto todas
son importantes, merecen respeto y consideración, en la concepción andina esto
se expresa cuando se reconoce que todo es sagrado, es sagrada la tierra
(Pachamama = madre tierra, aunque etimológicamente seria tal vez más exacto
“Señora del tiempo y el Espacio), los cerros, (Apus, Achachilas, Huamanís,
Auquis), las estrellas, el sol, la luna, el rayo, las piedras, nuestros muertos, los
ríos, puquiales, lagunas, los seres humanos vivos, los animales y las plantas, no
sólo las cultivadas sino también las silvestres.

Los miembros de todas estas comunidades forman un Ayllu que ocupa un Pacha
local, es decir todos son parientes pertenecientes a una misma familia. No sólo
son parientes los runas sino también los ríos, los cerros, las piedras, las estrellas,
los animales y las plantas que se encuentran en el Pacha local acompañándose
los unos a los otros todos son personas equivalentes.

El Ayllu, se trata del grupo de parentesco. Pero resulta que, bien mirada la cosa, el
grupo parental no se reduce al linaje humano como hasta ahora se había
afirmado, sino que el parentesco, y con ello el Ayllu, abarca a cada uno de los
miembros del Pacha (microcosmos) local. La familia humana no se diferencia de la
gran familia que es el Ayllu sino que está inmersa en él. El Ayllu es la unión de la
comunidad humana, de la comunidad de la Sallga y de la comunidad de huacas
que viven en el Pacha local. La unidad parental así constituida es muy íntima y
entrañable. Cuando traemos a la chacra una semilla de otro piso ecológico que ha
atraído nuestro afecto y le ofrecemos el mejor de nuestros suelos en el huerto
inmediato a nuestra vivienda y la cuidamos con cariño y esmero, ella es ya un
miembro de nuestra familia: es nuestra nuera. Se evidencia así que los cultivos
vegetales de nuestra chacra son hijos de la familia humana que los cría. Las
llamas y alpacas son también hijas de la familia que las pastorea y las cuida.

El mismo hecho de reconocer equivalencia entre todos, hace que cada comunidad
y en especial la humana sienta su insuficiencia para mantener ella sola, la
integridad de las funciones de la colectividad natural de la cual turnia parte, copio
un integrante más y no el más importante.

Diálogo y reciprocidad entre comunidades que sienten, que tienen igual valor y,
que reconocen su insuficiencia, posibilita lograr una armonía con bienestar para
todas las comunidades de la naturaleza.
Todos quienes existen en el mundo andino son como somos nosotros mismos y
son nuestros amigos. Con ellos nos acompañamos, con ellos conversamos y
reciprocamos. Les contamos lo que nos pasa y nos dan consejos; y también ellos
nos cuentan lo suyo y confían en nosotros. Tratamos con cada uno de ellos de
persona a persona, conversamos con ellos cara a cara.

Todo cuanto existe en el mundo andino es vivo. No sólo el hombre, los animales y
las plantas sino también las piedras, los ríos, los cerros y todo lo demás. En el
mundo andino no existe algo inerte: todo es vivo. Igual que nosotros todos
participan en la gran fiesta que es la vida: todos comen, todos duermen, todos
danzan, todos cantan: todos viven a plenitud.

En el mundo andino no hay poderosos ni autosuficientes. Todos nos necesitamos


los unos a los otros para vivir. En los Andes no existe el mundo como totalidad
íntegra diferente y diferenciada de sus componentes. Aquí no existen «todos» ni
«partes», que tan sólo son abstracciones. Aquí hay simbiosis que es lo inmediato
a la vida. La simbiosis se vive en los Andes en forma de crianza mutua.

La chacra (pedazo de tierra cultivada) es una forma de crianza. En la chacra


andina no sólo se cría a las plantas y a los animales considerando como
condiciones ya dadas al suelo, al agua y al clima, sino que en la chacra también
se cría al suelo, al agua y al clima. Recíprocamente, la chacra cría a quienes la
crían. Se trata pues de una cultura de crianza en un mundo vivo. En los Andes
toda la vida gira alrededor de la crianza de la chacra, por eso la cultura andina es
agrocéntrica.

Cada uno de los seres que habitan en este mundo vivo andino es equivalente a
cualquier otro, esto es, cada quien (ya sea hombre, árbol, piedra) es una persona
plena e imprescindible, con su propio e inalienable modo de ser, con su
personalidad definida, con su nombre propio, con su responsabilidad específica en
el mantenimiento de la armonía del mundo, y es en tal condición de equivalencia
que se relaciona con cada uno de los otros. Otra manifestación de equivalencia en
el mundo andino es que todos tenemos chacra y todos pastoreamos un rebaño.
Así como el hombre hace chacra combinando la forma de vida de las plantas, los
animales, los suelos, las aguas y los climas que toma de la naturaleza con la
aquiescencia de las huacas, del mismo modo las huacas tienen su chacra que es
la flora de la naturaleza (o la sallga) y tiene sus rebaños que son la comunidad
humana y la fauna de la sallga.

La cultura andina, que es la cultura de un mundo vivo y vivificante, late al ritmo de


los ciclos cósmicos y de los ciclos telúricos que es el ritmo de la vida: su «tiempo»,
por tanto, es cíclico. Sin embargo, las ceremonias del calendario ritual andino son
momentos de conversación íntima con tales ciclos en los que no se repite un
«arquetipo» sino que se sintoniza la situación peculiar. En los Andes, el clima, que
es la manera de mostrarse de los ciclos cósmicos y telúricos, es sumamente
variable e irregular. Esto condiciona una diferencia importante con el mito del
eterno retorno de los griegos de la Edad Clásica y con el modelo del tiempo
circular. En los Andes hay una re-creación, una renovación, anual de los ritos, esto
es, de la conversación íntima entre todos los componentes del mundo vivo, que se
armoniza con el estado correspondiente del clima. Esta re-creación, esta
renovación, es la digestión, por parte del mundo-vivo, de las condiciones de vida
en el momento del rito, que, repetimos, son muy variables e irregulares.

Es obvio que el «tiempo» andino no es el tiempo lineal e irreversible del Occidente


moderno (Se inicia cuando Jehová-dios creo el universo y terminará con el fin del
mundo) en el que continuamente se cancela al pasado con el ansia de proyectar lo
que se va a vivir en el futuro y de esta manera se escamotea el presente y, con
ello, la vida. El «presente» en el mundo vivo andino se re-crea, se re-nueva, por
digestión del «pasado», es decir, por inclusión del «pasado». Pero, a la vez, la
cultura andina es capaz de saber continuamente cómo se va a presentar el
«futuro» por la participación de todos los miembros de la colectividad natural en la
conversación cósmico-telúrica propia del mundo vivo. En los Andes no hay una
distinción tajante y cancelatoría entre «pasado» y «futuro» porque el «presente»
los contiene a ambos. Por tanto no hay lugar aquí para el tiempo lineal e
irreversible del Occidente moderno. En los Andes, desde luego, existe la noción de
secuencia, las nociones de antes y después, pero ellas no se oponen como
pasado y futuro en la cultura occidental, sino que se encuentran albergadas en el
«presente», en el «presente de siempre», en «lo de siempre» siempre re-creado,
siempre renovado. Es que en los Andes vivimos en un mundo vivo, no en el
mundo- reloj de Occidente.

Por ello es que el sacerdote andino, en la ceremonia ritual, puede remontarse en


el «pasado» miles de años y ver hoy en pleno funcionamiento ritual una huaca y
participar activamente en aquel acto: de esta manera incluye el «pasado» en el
«presente». Asimismo, el sacerdote puede por su capacidad de conversar con
todos los componentes del mundo vivo, saber el clima que corresponderá a la
campaña agrícola-pastoril venidera y también puede remontarse mas y llegar a
saber el clima de las diez próximas campañas: de esta manera incluye el «futuro»
en el »presente». En los Andes Inka, pasado, presente y futuro, antes, ahora y
después, no son compartimientos estancos sino que ellos concurren en el ahora
que, por eso mismo, es siempre. Siempre re-creado, siempre renovado, siempre
novedoso, sin anquilosis alguna.

Como ya hemos visto, en la cultura andina Inka la forma del mundo no ocurre en
el tiempo y el espacio. Aquí la vida ocurre en el pacha que podría, si se quiere,
incluir al tiempo y al espacio pero antes de toda separación, y que podría, también
si se quiere, significar cosmos o mundo para el modo de ser de Occidente; sin
embargo el pacha, es, más bien, el micro-cosmos, el lugar particular y específico
en que uno vive. Es la porción de la comunidad de la sallga o «naturaleza» en la
que habita una comunidad humana, criando y dejándose criar, al amparo de un
cerro tutelar o Apu que es miembro de la comunidad de huacas o «deidades». Es
decir, pacha es la colectividad natural local, que, como todo en el mundo andino,
se re-crea continuamente

1.3 Existencia y principios de la Cosmovisión Andina.-


Entendida como un conjunto de sistemas, la existencia de la Cosmovisión Andina
se basa principalmente en la presencia permanente y creciente de los sistemas de
explicación ( o formas de racionalización del pensamiento andino ), el sistema de
tecnologías ( el saber campesino ), y el sistema de representaciones y creencias (
ritos y ritualidad andinas ), que son sensibles a la transmisión permanente, la que
presenta también su propio sistema y principio.

El COSMOS, entendido como la base de la visión que tratamos, es en principio, el


mundo, el universo. La visión que el hombre tiene de Thetaste, sus sistemas
derivados ( de protección, de uso) y su interrelación, son la base de la
Cosmovisión Andina. Entendida - asimismo - como la o forma de ver y vivir el
mundo o ( Moya, 1994)El ultimo principio del punto consiste- esencialmente - en
que todas las normas y pautas que regulan las acciones, tanto del hombre como
de la familia andina y de la colectividad ( sociedad ) están orientadas a mantener
la armonía y el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, o entre los mismos
hombres en el proceso de producción y consumo de bienes y servicios. Su
carácter de paradigmistico, hace de este tema coto de discusión y faccionismo:
básicamente el paradigma de nuestros tiempos y tareas al servicio del desarrollo
rural (sostenible) es correlativo al avance occidental y permanente, que mantiene
sus propias estructuras y esencia. Sin embargo, la cosmovisión andina, subsiste a
pesar de su condición de dominación; mantiene su diferenciación ( con elementos
propios ) de la cultura exógena; mantiene latentes sus procesos ( normas y pautas
individuales y sociales ); se fortalece - paralelamente al progreso de la sociedad - ;
genera procesos muy interesantes ( apropiación y adecuación) de elementos y
factores exógenos es decir, continua siendo-en el sentido propio y estricto - la
tradición andina , funcional y vigente.
1.4 La caracterización de las relaciones rituales entre los Hombres y la
Naturaleza

Los sistemas de clasificación cultural, considerados como tales, tienen presencia


y existencia clara en la visión andina del mundo, de las relaciones del hombre con
la naturaleza, especialmente.

En el caso del Perú, de modo muy disperso, pero siempre paralelo e íntimamente
correlacionado, existen una serie de festividades y cultos, cuya base o principio es
un ancestral y permanente rito de respeto a la tierra y a sus diferentes
manifestaciones. Cada pueblo tiene sus danzas y festividades representativas
para cada tipo de actividad. En la familia, las ceremonias y los rituales están
asociados a los ritos de pasaje por la vida ( desde el nacimiento, el bautismo, el
cortapelo, el matrimonio y la muerte ); de la misma forma el ciclo de la producción
en la naturaleza es gráficamente representado. La actitud de la protección se basa
en la permanente sabiduría de atención al equilibrio y a las acciones que generen
armonía, aun cuando lo contrario aparentemente sea necesario. El real significado
de la danza del waylarsh , por ejemplo se encuentra en sus diversas modalidades
de agradecimiento a las actividades agrícolas de cosecha, de aporque, siembra,
siendo actualmente una danza vigente de la Sierra central del Perú, en plena
expansión y apropiación de elementos culturales exógenos. La diversidad es clave
para la sostenibilidad, y las practicas de protección no son patrimonio de
Cooperaciones Internacionales, o de ONGs que permanecen en la mentalidad de
la cultura occidental, y en sus patrones y normas, que no son siempre la pauta de
las necesidades campesinas, según lo expresa su cosmovisión, cuya ritualizacion
es negada, simplemente, cuando se manifiesta claramente a cada paso de
observación. La incorporación de instrumentos musicales no convencionales es
una de las riquezas mas importantes y elementos participantes de estas
festividades. Los ritos de la cosecha en el campo, son siempre en la base de los
Harawi ( Thetanero de canto, ejecutado por las mujeres que están cosechando )
por ejemplo; se ha extendido el uso de bandas, de orquestas para la intepretacion
de canciones andinas. Casi todas las ceremonias y festividades de esta naturaleza
conllevan el peso especifico de la protección, de la armonía, del equilibrio. El
pagapu , ritualiza la ofrenda a la tierra, el pago que se le hace a esta por sus
regalos, los que cada ciclo entrega con sus cultivos y alimentos .

La categoría del reconocimiento y del conocimiento de estos ritos, nos permite una
visión integral que, activa y funcionalmente incorporada acualquier proyecto de
carácter Thetacnico, es una potencial fuente de Thetaxito y riqueza.

1.5 Percepción ritual de los principales procesos relacionados con la


protección

Las principales actividades que indican una clara percepción de protección, están
relacionadas a las actividades fundamentales de producción agrícola (por ser
Thetasta la vocación fundamental campesina), se evidencia en la actividad
humana del trabajo en el campo. Ruway es la palabra quechua que grafica las
relaciones del hombre con su entorno. Llamkay, en el espacio del trabajo y las
esferas de la economía campesina. Las actividades en protección están
implicadas a las cotidianas (agricultura, crianza de animales, regadío, extracción
de recursos naturales) cada una de las cuales esta apoyada y sacralizada en
rituales distintos permanentes. Estos no se ven afectados, no desaparecen por la
presencia de elementos exógenos. En algunos lugares existen registros de ritos
transformados, enriquecidos, pero no desaparecidos. A nivel comunal, las
practicas ritualizadas de protección son multifacéticas y variadas ; pueden atender
la construcción y refacción de obras, acompañadas de un chaccheo de hoja de
coca ( rito principal que acompaña la faena diaria, que santifica la faena diaria ),
asi como la conformación de organizaciones comunales propias, acompañadas,
sacralizadas por el licor compartido. Kuyay, es el espacio del amor, del cariño, de
la estima compartida, por lo mismo genera ritos de la misma expresión, y por la
misma razón, es la base de la cooperación. Vista como un humano
reconocimiento del espacio espiritual de la comunidad
(y de cada individuo) es una de las características mas importantes de la
protección y el equilibrio, porque grafica el reconocimiento de este mismo estado
espiritual a la madre tierra.

Es decir, no existen acciones individuales y colectivas que estén alejadas de la


mentalidad de protección y de compartición de esta tarea.

1.6 Percepción ritual del Uso de los Recursos Naturales

La percepción actual ( no tradicional ) debe admitir que la cosmovisión andina del


uso de los recursos naturales, mantiene una base tautológica, es decir desde el
punto de vista de la utilización de sus propios indicadores para decir y para
demostrar la desigualdad de participación en el desarrollo que caracteriza a las
intervenciones de carácter exógeno. La ritualidad del sentido de uso, no es un
elemento que la tecnología occidental haya considerado y apropiado. Pero si
puede ser considerada como un elemento importante para obtener una visión
complementaria, por ser un vinculo muy importante. La identificación y la
permanencia de sacerdotes, o sabios en cada comunidad andina, es una parte
esencial de la ritualidad en el uso de los recursos naturales: antes de tomar las
decisiones sobre estos, se le consulta al yachaq, que son considerados como los
intermediarios entre el cielo y la tierra. Las indicaciones que obtengan de la lectura
de la hoja de la coca, principal rito del uso de los recursos naturales, pronosticara
el uso adecuado y brindaría la protección del caso. Actos similares se registran
para muchos eventos del uso de los recursos, porque básicamente se consideran
los espíritus, las presencias intangibles de los espíritus de todos los elementos
que interactúan en la tierra y de cada factor participante. También están
ritualizados el paso de las distintas estaciones (de la lluvia, al sol) cuidando cada
fase, conservando la vida de los cuerpos celeste (el sol, por ejemplo) hasta de los
seres microscópicos. Las fiestas se desarrollan dentro de la familia, así como
dentro de la comunidad. Los ritos están entendidos también en cantos, en
cuentos, en historias, en danzas que se transmiten con carácter de permanencia y
de certidumbre e infalibilidad. Los ritos del uso de los recursos naturales, están
además relacionados a la repartición de los cargos, especialmente de los de
administración y encargatura de las actividades productivas de la comuna, y de la
familia. Existen ciertos requisitos y pruebas que forman parte de la ritualidad, de la
consagración de faenas, de tareas, que no pierden su importancia por ser algunas
de cotidianeidad presente.

1.7 Actual visión del Mundo Ritual Andino.-

El Mundo Ritual andino, tiene aun permanencia y vigencia. Su actuación neta se


encuentra en lugares cuya penetración y accesibilidad es difícil y lenta, de manera
más pura y tradicional. El encantamiento, como elemento racional no encuentra
mayor lógica, pero su percepción, en mi experiencia ha sido y es una actitud
maravillosa, totalmente pura de agradecimiento, de respeto, de compartición y
fundamentalmente de equilibrio. Su presencia, poblada de elementos exógenos,
no la disminuye, no la deforma o desmerece, es mas bien la prueba intacta y
generosa de la actitud de sabiduría básica que mantiene esta cosmovisión: la
apropiación de elementos que la refuerzan, y que manifiestan su espacialidad de
accionar. Un mapero ritualistico nos obliga a la reflexión : netamente puras,
existen muy pocas comunidades campesinas, en las que el quechua, como lengua
natal sea el único presente. Y en las cuales los rituales tienen una profunda actitud
devota, casi mística de entrega, de solaz, de vida y de muerte. Las estructuras
modernas no parecen afectar la presencia de esta presencia : netamente espacial
en su racionalidad holística, completamente espiritual en su concepción filosófica
del mundo y del universo, totalmente humana en su capacidad creativa , de
aprovechamiento equilibrado y generador de armonía. Las bases academicistas y
los asumidos conceptuales de intervención ( o de cooperación ), no han afectado
directamente y proporcionalmente a la magnitud de su interferencia a la vigencia
de la ritualidad relacionada a la protección y al uso de los recursos naturales, pero
la intervención de la tecnología en su avance, tiene contundentes y demoledoras
experiencias. La grave crisis económica, en su interactuación con la producción de
insumos de consumo masivo, ha traspasado y rebasado los límites del espacio
andino : la ritualidad esta siendo usado como elemento de apoyo a sus fines , y
tiene consecuencias tipo boomerang; la sobrexplotación de los recursos naturales,
especialmente de bosque y tierra, echa por tierra las teorías sublimes de la
permanencia andina como tal( además, teoría completamente desajustada a la
realidad, que es mas dinámica y transformadora ) pero, en su negación básica de
armonía y equilibrio, aun genera procesos de apropiación ( y también, de
desistimiento, lógicamente, acorde a la sabiduría andina) que están siendo casos
relativamente novedosos de transculturización ritualista. Teniendo en cuenta que
la diversidad es clave para la sostenibilidad en la medida de lo posible, se debe
defender la diversidad idiomática, étnica, y ecológica de los pueblos situados en
torno a los Andes (Costa, sierra, ceja de selva y parte de la selva), pues es
justamente esta diversidad y presencia la garantía para promover, el desarrollo
sustentable y sostenido que perseguimos, pero sobre todo permanente. Los temas
afines, como la recolección de ritos específicos a cada zona, a cada actividad,
crean un banco de datos interesantísimo, tarea ardua y permanente de
investigación. Los mecanismos de la memoria colectiva, su presencia, su
dinamismo, también lo son. La visión genérica de los asuntos rituales, tienen una
riqueza extraordinaria, datos de los cuales ya existen evidencias y participación en
algunas de las acciones que nos competen, como Proyecto de Desarrollo Rural.
Finalmente, este esquema breve responde a cuestionamientos muy básicos,
probablemente repetitivos, pero siempre importantes, que espero sean oportunos.
Mi personal actitud frente a la Cosmovisión Andina, no ha sido solamente de
admiración y respeto, sino que ha afectado personalmente mi actitud frente a la
vida, a sus procesos, a los sistemas de desarrollo humano, y a sus grandes
defectos, pero especialmente ha orientado la dinámica espiritual de mi trabajo y de
mi permanente asombro por el maravilloso milagro de la existencia
CAPITULO I

Cosmovisión andina en el Perú

1.1 Consideraciones preliminares para comprender la cosmovisión andina

1.2 El Espacio y sus Divisiones en Tiempo de los Incas

1.3 El Tiempo en la época Incaica

1.4 Origen de las Etnias o Ayllus

1.4.1 Las Pacarinas

1.4.2 Las Huacas


1.1 Consideraciones preliminares para comprender la cosmovisión andina

Para comprender la verdadera Cosmovisión Andina es necesario tener en cuenta


algunas consideraciones preliminares:

1. Lliupacha Yuyaychay o Cosmovisión Andina: No puede ser traducida a otro


idioma con exactitud, ya que en su integridad se transmite en Runasimi, mal
llamado como quechua en la actualidad.
2. Hinantinpacha o Mundo Andino: Corresponde a todo el territorio
tawantinsuyano en donde se transmitió y se practicó esta simbología hasta
antes de 1532, para luego conservarse bajo la protección de los Andinos
depositarios.
3. Existencia de un información abundante sobre la cosmovisión Andina: Pero
esta información es incompleta y sin orientación, que más bien deforma el
verdadero concepto y sentido de la Cosmovisión Andina, lo cual indigna a
todo descendiente que la custodia, ico y equilibrado conduncente a la
Evolución ontológica o Wiñay.

Lliupacha Yuyachay: Cosmovisión Andina: Por primera vez y con cierta reserva se
expuso la Cosmovisión Andina en la ciudad de Salta, Argentina en el marco del III
Congreso Mundial de la Lengua Quechua, que se desarrollo los días 8, 9 Y 10 de
octubre del 2004. Ante todo, la Cosmovisión Andina es la Unidad, en ella nada se
excluye, todos cumplen una función y evolucionan permanentemente; por eso es
la ubicación y relación del andino o runa (persona que vivía en el territorio del
Tawantinsuyo) frente a todo lo que le rodea en forma objetiva (visible) y subjetiva
(invisible), en la cual quedan incluidos sus logros, sus conceptos y su sabiduría; es
decir, desde el origen y la evolución de todo y en todo hacia el todo.

En este contexto, lo indicado (La sabiduría Andina) no cambia ni cambiará, los que
cambiamos somos las personas. Sea que estemos alienados o no, por falta de
orientación y ejemplos adecuados, todos vivimos según el medio donde hemos
nacido, adquiriendo sus hábitos y costumbres sociales, pero la Cosmovisión
Andina se ha mantenido al margen sin ser afectado en absoluto.
PACHAKAMQ: En la filosofía andina, Pachakamaq (El que crea, origina el tiempo,
la naturaleza y el cosmos) es el creador y Origen de todo cuanto existe, sea de
todo lo objetivo como subjetivo. Es la Energía en Potencia, es la Divinidad en
Potencia aún no pronunciamos en voz alta; solo que los andinos conscientes no
expresamos su nombre sin una razón verdadera que lo justifique, y menos lo
pronunciamos en voz alta; solo lo reconocemos en nuestra mente y lo llevamos en
nuestro corazón. Solo en el silencio y en la paz es posible captar su manifestación
y comprenderlo.

ORIGEN O MANIFESTACIÓN: Divinidad manifestada en todos los planos,


estados o dimensiones tiene su presencia en forma natural, donde ningún ser
humano puede modificar por más poderoso que pretenda ser, es decir, el sol o la
Energía positiva siempre estará a través de la eternidad relativa, por eso en el
cosmos o espacio sideral para nosotros está el Sol. En la naturaleza está
representado por la Montaña o Nevado (Apu), en una familia por el padre o el más
anciano, en una persona la representa la cabeza. Em forma simbólica tenemos al
INTIWATANA, más conocido como el Reloj Solar (como existente en el
Machupicchu). Nada está separado, todo está unido y todos evolucionamos, con
el pasar de los tiempos.

EL EQUILIBRIO: En el proceso de la manifestación el Tayta Inti, por ser Luz muy


fugaz, el cual es equilibrado por la Mama Killa (la Luna) que representa el opuesto
complementario, por ello tenemos durante el día la presencia del sol y por la
noche la presencia de la luna, ambos con mayor iluminación que cualquier otro
astro para nosotros. La cosmovisión Andina es comparativa; no solo es el Sol y la
Luna en el firmamento, es también la Montaña o Nevado con el Lago en la
Naturaleza; es el Padre y la Madre en una familia, mientras que en el ser humano
está representado por la Cabeza y el Abdomen. La presencia de ellos es
importante para la vida universal, pero oscilan permanentemente de uno a otro.
Simbólicamente está representado por el Inka Punko (Portada del Inca)

LA ESTABILIDAD: Para que algo sea visible y objetivo requiere de una


estabilidad. Esta estabilidad es dado con el surgimiento de un tercer elemento
llamado CH´ASHKA, que fue originado por el Inti y Killa en el cosmos; en la
naturaleza está representado por el nevado, el lago y la planicie (lugar donde
vivimos los seres humanos y conseguimos la mayor parte de nuestros alimentos
para vivir).

En la familia corresponden al Padre, la Madre y el Hijo. En una persona está


representado por la Unidad de las tres cavidades la craneana, toráxico y
abdominal. Simbolicamente está representado por el Qori Inti (sol de Oro).

La materialización de la Manifestación se produce en todos los Planos; en lo


visible e invisible, en lo objetivo y subjetivo. Es la Triunidad que se materializa
desde el Hananpacha - Kaypacha – Ujupacha, hasta la estrctura corporal: Uma -
Sonqo – Wisa, pasando por el átomo: Protón – Neutrón – Electrón. Sin embargo,
en el ser humano esta triunidad ya materializada y estabilizada aún no tiene
relación con su entorno.

ACTIVIDAD Y DINAMISMO: Si bien Uma – Sonqo – Wisa – Simi forman la


estabilidad y la relación con el entorno mediante la expresión y la comunicación
vía oral, por medio de las palabras; esto se materializa formando el cuaternario
con la presencia de los dos miembros superiores (maki) y los dos miembros
inferiores (chaki), los cuales facilitan el movimiento y actividad del ser humano y
nos permiten trabajar y ejercer buenas obras. Sin ellos sería muy difícil que
hagamos obras y nos desplacemos de un lugar a otro.

LA EVOLUCIÓN: La razón de nuestra vida (Kausay) en este mundo visible y


objetivo es la Evolución (wiñay), sin la cual nuestra vida no tendría sentido desde
el punto de vista de la Cosmovisión Andinda. Esta evolución es integral, es en
todos los planos de la existencia. Si bien las cuatro extremidades nos permiten el
trabajo físico, la práctica de las cuatro normas o principios incas. Estos cuatro
PRINCIPIOS INKAS que fueron transmitidos oralmente son: AMA QELLA (sé
laborioso), AMA SUWA (sé honesto), AMA LLULLA (sé veraz)y AMA HAP'A (sé
fiel y leal). Estas expresiones también se utilizaron en el saludo andino de
segundo nivel. La representación del Cuaternario en el cosmos está dado por la
Cruz del Sur. En la naturaleza, por los cuatro Suyos del Tawantinsuyö; en la
familia, por el cumplimiento de las normas de conducta; yen la persona, por las
cuatro extremidades. Simbólicamente se representa por la CHAKANA.

2.2 El Espacio y sus Divisiones en Tiempo de los Incas

Toda cultura tiene su propia visión del mundo. O sea conceptos básicos sobre el
Espacio, el Tiempo, los dioses. Para los Incas Espacio y Tiempo estaban
asociados, estaban amarrados. Los mencionaban a través de la palabra Pacha.

2.2.1 Primera División del Espacio: Kai-Quipa-Ñaupa, El concepto clave para la


idea Inca del Espa-cio y Tiempo es Kaique significa Aquí (en el espacio) y
Presente (en el tiempo). Junto a Kai estaban Quipa (Atrás-Futuro) y Ñaupa
(Delante-Pasado). Es desconcertante, para la visión europea del mundo, que
Ñaupalo que está Adelante sir-va para nombrar el Pasado, mientras que
Quipa(Atrás) sirva para nombrar el Futuro. Pero así es. Así era en el
Tawantinsuyo. Es que el Futuro está viniendo, está por entrar en este mundo
nuestro que es aquí el presente (Kai).

2.2.2 Segunda División del Espacio: Hanan-Kay-Ucu,

La pachamama tiene un rol muy importante dentro de la Cosmovisión Andina, su


presencia en el cosmos se realiza a través de tres instancias:, el Kaypacha el
presente, el Ukupacha el pasado y el Jananpacha el futuro, la correspondencia
psicoanalítica sería: consciente, subconsciente y supraconsciente

El Universo estaba dividido también en tres sectores

a) Hanan Pacha(Mundo de Arriba: residencia de los dioses).

Es la tierra de arriba, lo superior, el cielo, es el ámbito de Inti (sol), Quilla (luna),


Coyllur (estrellas), Illapa (rayo), Huayra (viento), Kuychi (arcoiris), Chakana (Cruz
del sur) y Paras (lluvia) que es la que fecunda. La Hatun Colca (gran almacén de
granos) es la Vía Láctea. Mallqui (árbol) comparte los tres mundo (raíz, tronco y
frutos). Sede de los dioses ancestrales (Achachilas y Ñawpas), vinculado al
mundo espiritual, el futuro y la energía vital refinada (sami). El cóndor es el animal
emblemático del Jananpacha. Se alimenta de carroña para luego volar por las
alturas máximas del corazón de los Andes. Es el símbolo del maestro que
transmuta sus defectos en virtudes.

b) Kaypacha(el Mundo Presente-Aquí: habita-ción de los hombres).

Es la tierra del medio, aquí mora temporalmente la Pachamama que pasa por los
tres planos. Los Apus y los “wamanis” (espíritus de las montañas) son
considerados sus portavoces y guardianes. Es en este canal donde el poblador
andino realiza sus diálogos con los espíritus, previa ofrenda a la madre tierra. A
las vicuñas se les dice ganadito del Apu, porque pertenecen a la montaña. El
puma es el animal que representa al Kaypacha.

c) Ucupacha(Mundo subterráneo: habitación de los muertos y de las fuerzas de la


fertili-dad).

Corresponde a las profundidades de la tierra, el inframundo, el pasado. Se


encuentran aquí la Yacu (agua) en todos sus formas. Hatuncocha es el mar. El río
es mayu que siempre está en constante movimiento. La cocha es la laguna. El
puquio (es el manantial donde brota el agua). El animal principal del Ukupacha es
la serpiente.

Estos tres mundos no estaban aislados sino que entraban en relación gracias a los
agentes intermediarios entre los cuales uno de los más im-portantes era el propio
Inca. Como Hijo de Dios comunicaba el Hanan Pacha con el Kaypacha. Pero una
vez muerto, convertido en llapa Inca, servía además para relacionar el mundo de
abajo con el Aquí-Presente

Las tradiciones quechuas cuentan que los Apukunas (“cerros”) albergan los
espíritus de los dioses que vivieron antes de un gran diluvio y que tuvieron el
atrevimiento de darle el conocimiento a los primeros humanos para construir
civilizaciones. Como castigo, los demás dioses encerraron a estos “Prometeos
andinos” (Salvadores) en las montañas. Se les llama Ñawpa (los primeros
ancianos), llamados también Wamanís y están alojados en la parte más alta de la
montaña. Dicen los andinos que “cuando baja el nublado… los Wamanis
descienden de las alturas, vienen a hablarnos… a susurrarnos al oído e
inspirarnos”.

2.3 El Tiempo en la época incaica


Pachacútec, El Tiempo se desarrollaba en ciclos. Los Incas creían que, cada
cierto número de años, el Universo estaba amenazado por grandes desgracias.
Eran tiempos de trastornos, de cambios.
A estos tiempos se les llamaba Pachacútec. El nombre del Inca Yupanqui parece
estar relacionado con estas ideas.
El Calendario, El Tiempo Inca se organizaba igual que el Espacio. Para dividir el
Tiempo tenían en cuenta los ciclos del Sol y la Luna y quizás también el
movimiento de otros cuerpos celestes (estrella Sirio). Tuvieron "relojes solares"
para determinar los tiempos de cosecha. Eran torres o columnas conocidas con
el nombre de Sucancos.
Según los Incas, el Sol caminaba a lo largo de todo el año entre dos extremos
(Norte, Sur) que le servían de asiento. Los doce meses de ese camino eran
agrupados en cuatro estaciones que correspondían a cada uno de los Suyos.
Había un Calendario Imperial. Pero al mismo tiempo existían Calendarios
Regionales ajustados a las necesidades agrícolas de cada zona. El Calendario
Imperial Inca era al mismo tiempo un calendario agrícola y religioso. Una mitad
del año era el Semestre del Inca y el Sol, el Semestre Masculino. La otra mitad
era el Semestre Femenino de la Luna y la Coya. El primer mes del año era
Diciembre con la Fiesta del Cápac Inti Raymi.
El Año comenzaba significativamente con la Fiesta del Huarachico en la cual
eran iniciados como Varones los jóvenes de la Nobleza Inca. El ritual era muy
complicado e incluía ayunos, esfuerzos y combates simbólicos. Los jóvenes se
identificaban con los animales representativos del valor: El Guamán (Halcón) y el
Puma. Toda la festividad duraba tres semanas. Al final de las cuales eran
declarados Guamanes del Imperio.
Las fiestas más importantes eran celebradas en los meses de Diciembre, Junio y
Setiembre. Correspondían, respectivamente, a la fiesta de Huarachico
(Diciembre), a la Fiesta del Inca y del Sol: Junio (Inti Raymi) y a la Fiesta de la
Coya y la Luna (Setiembre).
El Inti Raymi o Fiesta del Sol, celebrada en junio, permitía al Inca desempeñar
sus funciones religiosas de intermediario entre la tierra y los poderes celestes. Se
hacían numerosos sacrificios. El Inca como Primer Trabajador del Imperio
labraba ese día las tierras del Sol.
En la fiesta Coya Raimi eran expulsados del Cuzco todos aquellos que no fuesen
Incas. Debían salir también los enfermos. El Cuzco debía ser el Cuzco joven y
limpio. En medio de ceremonias eran expulsados los males y las desdichas.

2.4 Origen de las Etnias o Ayllus.

Muchos de los antiguos pueblos andinos rastrearon sus orígenes a las deidades
ancestrales. Ayllus múltiples podrían compartir similares orígenes ancestrales. El
Inca se decía descendiente del Sol y de la Luna, su Padre y su Madre. Muchos de
los ayllus se decía descendiente de proto-humanos que salieron de los sitios de
carácter local llamado pacarinas.
Los primeros antepasados de los Incas eran conocidos como Ayar, la primera de
las cuales fue Manco Capac o Ayar Manco. La mitología Inca, nos habla de sus
viajes, en la que él y los Ayar forman y marcan el terreno donde se introdujo el
cultivo de maíz.
Las tradiciones religiosas en los Andes tiende a variar entre los diferentes ayllus.
Mientras que los Inca en general, permiten e incluso incorporaban divinidades y
héroes locales de los ayllus que conquistaban. El Inca intentó combinar sus
deidades con los pueblos vencidos de forma que elevó el estatus de sus dioses.
Un ejemplo de esto es la Pachamama, la diosa de la tierra, que era adorada
mucho antes del surgimiento de los Incas.
Estos mundos son representados como círculos concéntricos. Cada uno de estos
mundos están habitados por seres espirituales. El futuro, el presente y el pasado
no se concebían como una estructura lineal, sino como un mundo tridimensional
donde los seres humanos pueden acceder a cualquier de ellos. En Quechua la
palabra "Pacha" significa a la vez tiempo y espacio.

2.4.1 Las pacarinas : En los andes cada Etnia o Ayllu afirmaba provenir de un
ancestro común de origen divino el cual había surgido de la tierra, por mandato
divino. Los antepasados más remotos habrían salido de un sitio especial al cual
todos reconocían como su lugar de origen o pacarina que podía ser un río, cueva,
montaña, volcan, lago, laguna, manantial, etc. Se decía que antes de ser humanos
habian formado parte del Uku Pacha ( mundo de Abajo o subterraneo) y que
poblaron la tierra a traves de las pacarinas de donde surgian al mundo terrestre.

El vínculo que se desprendia entre la Pacarina y los miembros del Ayllu era
sumamente fuerte. Cada habitante del ayllu se sentía familiar de las otras
personas pertenecientes a su comunidad, estos lazos se mantenian de generación
en generación. El lago Titicaca fue una de las pacarinas más adoradas en el
Imperio Incaico ya que se creía que era donde había surgido el primer Inca
"Manco Capac"

2.4.2 Las Huacas: En los andes se denominaba Huaca a todo aquello que se
consideraba sagrado, eran objetos que representaban algo venerado, por lo
general eran monumento de algún tipo o también podría ser la residencia o
panaka de las momias de difuntos Incas, pero tambien podían ser lugares
naturales, como la cima de una montaña o la naciente de un río. Las huacas se
han asociado con la veneración y el ritual religioso y podían asegurar la
producción agrícola, la fertilidad y librar al pueblo de la furia de los dioses
CAPITULO II

Cosmovisión andina en el imperio Incaico

2.1 Cosmovisión andina de los Incas

1.1.1 La Madre Tierra

a) La tierra entre los Aymaras.

b) La Tierra entre los Guaraníes

2.2 Religión
2.3 Mitología y Cosmovisión

2.1 Cosmovisión andina de los Incas

Los Incas han tenido visión Cósmica completa y esto no es novedad para ningún
quechua hablante monolingüe que vive en los ayllus alto andinos a lo largo de
todo el Tawantinsuyo, pero los que viven en los pueblos o valles, después de
que sus ancestros fueron sometidos violentamente, ahora en estos tiempos
los descendientes se someten pasivamente a una cultura importada, materialista e
individualista, recuerdan muy poco de lo que les enseñaron sus ancestros, o lo
han olvidado por completo, o lo rechazaron por esa alienación cultural como
sucede en la mayoría de los casos, especialmente en los descendientes nacidos
en las ciudades. La Cosmovisión Andina que desarrollaron los Incas y que lo
vivenciaron, ordenando sus vidas en todo el Tawantinsuyo, es única, razón por la
cual lograron también alcanzar una organización socio económica y cultural sin
paralelo en el mundo; sin embargo, cuando la orientación de la vida superior y
según sus normas ético-morales se vio amenazada a la llegada de los españoles,
se dispuso que sus descendientes cuidaran celosamente la información sobre los
Símbolos Sagrados(willka Unanchakuna) como un secreto de estado de ahí que el
Conocimiento se transmitió verbalmente en familias selectas, de padres a hijos y
de generación en generación aunque cabe resaltar que los símbolos estuvieron a
vista y paciencia de todos.

La Cosmovisión Andina, considera que la naturaleza, el hombre y la Pachamama


(Madre Tierra), son un todo que viven relacionados perpetuamente. Esa totalidad
vista en la naturaleza, es para la Cultura Andina, un ser vivo. El hombre tiene un
alma, una fuerza de vida, y también lo tienen todas las plantas, animales y
montañas, etc., y siendo que el hombre es la naturaleza misma, no domina, ni
pretende dominar. Convive y existe en la naturaleza, como un momento de ella.

La revalorización de las culturas originarias y la reafirmación étnica, tal como se


manifiestan actualmente entre los pueblos andinos, son una consecuencia de la
toma de conciencia de miles de hombres y mujeres, que redescubrieron los
tesoros que nos dejaron nuestros ancestros.

Este proceso de revitalización cultural, tiene sus guías y sus líderes. En muchos
casos han sido profesores y docentes que alertaron a los niños y jóvenes contra
tentaciones alienantes que desvalorizan lo que les enseñaron sus padres y
abuelos. Estos guías han sido maestros creativos, que supieron combinar los
conocimientos académicos adquiridos con el saber popular y comunitario. No
siempre fueron comprendidos, pero divulgando sus convicciones con entusiasmo,
han alimentado una corriente que ya nadie puede parar.

En cuanto a lo que nos corresponde reflejar sobre la Herencia Cultural y de


Identidad Nacional, recibida de nuestros antepasados, y como Patrimonio Natural
de la Civilización Quechuaymara, tenemos como símbolos nacionales del
Pusisuyu ó Tawantinsuyu a las estrellas del firmamento, como el TATA INTI
(Padre Sol), La PHAXI MAMA (Madre Luna) que representa la fuerza DUAL del
hombre andino, también el CHACHA WARMI (Hombre – Mujer), la pareja unida
dentro de la convivencia nativa.

LA CHACANA (La cruz del sur), que representa la organización socio política y
económica de los cuatro territorios pertenecientes al Pusisuyu ó Tawantinsuyu, el
cual se subdivide en los Ayllus del Aransaya (Posesión de arriba) y del Urinsaya
(Posesión de abajo).

EL QUTU (Las pléyades), que representa la unidad y la igualdad en la sociedad


dentro de lo que es el sistema del Ayllu comunitario. EL ARA – ARU (Tres Marías),
que representa el sistema de reciprocidad y rotación en el trabajo colectivo o
comunitario. El SUNI QANA (Estrella vespertina) y el QHIRWA QANA (Estrella
Matutina), que representan los pisos ecológicos de los Andes, asimismo el
QARWA NAYRA (ojo de llama) y el KUNTURI JIPIÑA (anidar del Cóndor), y otros
que son los indicadores del tiempo o la PACHA.

Entre otros astros, tenemos como representaciones de almacenes de papa, maíz,


chuño y quinua, depositados en TAMPUS y PIRWAS.

En la Cultura Andina tenemos como Símbolos Culturales, a las flores y plantas


sagradas, a las aves, como el Kunturi (Cóndor), el Paka, el Mamani, el Luli y otros.
Entre las fieras, tenemos el Puma, el Titi, el Qarwa, el Wari, el Allpachu y otros.
Entre otros animales están también el Kirkincho, el Katari y el Amaru.

Por otra parte también tenemos, como símbolos nacionales y regionales, las
montañas más sobresalientes de los Andes, como el Sajama, Illimani, Azuaya,
Wayna Potosí, Illampu, el Tunupa y otras, que representan a fenómenos vitales de
nuestros antepasados (Achachilas), llamados con el propósito de conmemorar
cada periodo, la memoria de los héroes de nuestra historia y de la mitología
andina.

Asimismo debemos destacar, que nuestra gran nación Quechuaymara, tambien


tiene los emblemas del Pusisuyu ó Tawantinsuyu, que se representa en la sagrada
Wiphala, presumiblemente desde la civilización del gran Imperio Aymara
(TIAWANACU), la cual data de 2800, 3000 y 5000 años antes de Cristo,
desplegando en sí el orden sistemático de los colores del arco iris o Kurmi.

2.1.1 La Madre Tierra

- La tierra, dentro del conjunto de elementos que forman la comunidad indígena,


es vida, lugar sagrado, centro integrador de la vida de la comunidad. En ella viven
y con ella conviven, a través de ella conviven en comunión con sus antepasados y
en armonía con Dios. Por eso mismo la tierra, su tierra, forma parte sustancial de
su experiencia histórica y de su propio proyecto histórico. En los indígenas existe
un sentido natural de respeto por la tierra; ella es la Madre Tierra, que alimenta a
sus hijos, por eso hay que cuidarla, pedir permiso para sembrar y no maltratarla.
La tierra se constituye como los cimientos del cosmos, el fundamento de toda la
realidad, el receptáculo de todas las fuerzas sagradas, que se manifiesta en
montes, bosques, vegetación y aguas. Es el lugar y el tiempo, el espacio
primordial. La tierra lo sostiene todo, es la base de la vida. La misma vida humana
está ligada a la tierra de forma profunda. La tierra es matriz de vida.

Existe una con naturalidad entre la tierra y la mujer, concretamente la madre, por
su inagotable capacidad de dar fruto y vida. De ahí nace la devoción y respeto a la
tierra.

Esta relación de la tierra con la vida, se expresa de modo especial en el mundo


vegetal: la tierra ofrece sus frutos a todos sus hijos. De ahí la relación entre la
fecundidad de la gleba y la mujer, especialmente en las sociedades agrícolas. El
trabajo de cultivar la tierra se relaciona con el acto generador. La mujer es surco
abierto en la tierra, mientras que el hombre es el arado y la semilla que se
deposita en el seno de la tierra. La fertilidad de la tierra se une así a de la mujer.
La esterilidad de la tierra y de la mujer constituyen como un gran castigo.

La Tierra en el Mundo Amerindio. - para Incas, Mayas, Aztecas, Guaraníes y para


todas las tradiciones originarias de América Latina y Caribeña, desde México a la
tierra del fuego, la tierra constituye un lugar sagrado, un espacio privilegiado de
encuentro con Dios, madre buena que da a luz, que cuida y alimenta a sus hijos,
les regala montañas y ríos, el suelo y el subsuelo, es el lugar donde descansan los
antepasados y constituye la raíz de su economía, de su cultura, de su
espiritualidad.

La Pachamama Andina no es un simple medio de producción, ni algo profano, sino


que es algo sagrado, el centro de toda su vida comunitaria y religiosa. "Un indio
sin tierra es un indio muerto" afirma Tomás Balduino. La tierra es territorio y forma
parte de su mismo cuerpo personal y social. Existe una comunión profunda entre
el pueblo y la tierra. Se le ofrecen ritos para agradecerle sus frutos y pedirle sus
bendiciones. Es como el rostro femenino y materno de Dios.
Le ofrecen despacho a la Pachamama por los productos y por los animales, para
que no se enfermen las crías, para tener buenos productos"

a) La tierra entre los Aymaras.

Entre los aymaras, Pachamama o Wirjina (Virgen) también merece gran respeto,
se le ofrecen libaciones, en cualquier oportunidad en que se comparte comida y en
todos los ritos del ciclo agrícola; se la temerá cuando se transite por parajes
solitarios. La Pachamama es una y múltiple, está en todas partes, incluso en
lugares agrestes y peligrosos y esta diferenciada en cada parcela concreta. Pero
la tierra no da así nomás. El ciclo agrario tiene que ver con un rico ceremonial
religioso: año nuevo en agosto, cuando la tierra se abre, el mes de noviembre,
cuando comienzan las lluvias, el tiempo de la cosecha.

Los aymaras conviven con la tierra y con toda la naturaleza en una relación
armónica y ecológica. Todo esta relacionado: la familia humana, la tierra, los
animales, la naturaleza. La tierra es madre, los cerros son los abuelos y los
animales y las plantas son como hermanos de esta inmensa familia cósmica. La
tierra madre es una anciana que ampara a sus hijos y una joven virgen que se
renueva constantemente. Por esto no hay que gastarla, pues la tierra no es para
ser explotada, si no para vivir de generación en generación. Existe una
reciprocidad entre el pueblo aymara y la tierra, que se manifiesta en los dones que
se le ofrecen en agradecimiento de los que ella nos da. Los ritos agrarios son
como una celebración de la creación, como sacramentos del ciclo vital de la
naturaleza.

Existe relación entre el comportamiento social y los frutos de la tierra. El


desequilibrio social en la comunidad (peleas, divisiones, odios, etc. ) repercute
negativamente en la tierra y puede causar mala cosecha.
La naturaleza y la tierra no es sólo objeto de producción sino de contemplación, es
un misterio al que hay que respetar, conservar en su integridad, en armonía con
toda la creación, buscando la paz con la tierra, con la comunidad y con Dios.

b) La Tierra entre los Guaraníes.

En el mundo guaraní, la tierra es sobre todo el bosque, que incluye árboles,


animales, fauna y flora, ríos y lagos. La tierra es como el sustrato del que brota la
selva y los bosques.

Para ellos la tierra (Tekohá) es ante todo un cuerpo vivo, con piel y pelos, con
flores y colores, con luces y perfumes, con aves e insectos, con luz y voz. La tierra
está ligada al acto creador de la palabra del Primer Padre y la fiesta juega un
papel primordial en toda su estructura cósmica y religiosa.

Pero esta tierra está llena también de males, sobre todo debido al modo de ser
humano (Teko), que rompe la armonía y la comunidad. Cautiverio, pestes,
esclavitud, persecuciones, desde hace 500 años producen el mal en la tierra
guaraní. El guaraní se siente desterrado, fuera de su tierra, en una tierra con
males.

En este contexto recobra fuerza el mito de la búsqueda utópica de la tierra sin


males, lugar de abundancia y fertilidad, de compartir y festejar en comunidad,
lugar donde habrá tierra y libertad para todos.

(Fuente: Teología Simbólica De La Tierra, Víctor Codina, sj.; Secretariado


Arquidiocesano de Pastoral Social, Ed. Seapas, Santa Cruz – Bolivia, 1993)

2.2 Religión
Los aymaras profesaban auténticamente una religión natural, basada en la
realidad y en su vivencia permanente con el mundo telúrico y cósmico; adoraban a
varios dioses, entre ellos al creador de todas las cosas llamado Pachaqamak,
también a Wirakocha, según las circunstancias y necesidades que se les
presentaba. Tributaban culto al Sol, porque como pastores y agricultores recibían
del él beneficios; a la Luna y con mayor énfasis a la Pachamama, considerada la
madre tierra que les cobijaba. En su conciencia, que cada vez reafirma la
condición mítica del cosmos y el mundo, también divinizaban a los fenómenos de
la naturaleza como la lluvia, el viento, el granizo, la nevada, las montañas, los
lagos, ríos, ect. Eran protegidos principalmente por los mallkus, Pucaras,
achachilas, cumbreras, markaqollus y otros.

El templo dedicado al Sol era el intikarka, que quiere decir “peña del Sol”,
construido en la isla más grande del lago Titicaca. Tenían sacerdotes llamados
Ichuris, que no eran precisamente para celebrar actos religiosos, sino más para
cumplir los rituales costumbristas. Los adivinos se llamaban Yatiris, que miraban
en coca, alcohol y en la orina, y hasta hoy perduran estas costumbres y los más
diestros y entendidos se llaman Wayt’iris, quienes mediante un ritual misterioso
traen a los espíritus de personas vivas o difuntas y a los espíritus de cerros y
pucaras que informan sobre las causas de los problemas existentes en las
relaciones interpersonales.

Para la consumación de sus creencias religiosas y el cumplimiento de sus rituales


tan arraigados, como ya es de conocimiento general, los aymaras tributaban culto
a sus divinidades, interpretando el sistema egocéntrico que considera que la tierra
era el centro del universo y que el Sol giraba alrededor de ella; daban mayor valía
al astro rey por recibir de él tantos beneficios como la luz, el calor y por posibilitar
la vida de todos los seres. Entonces ya tenían idea de la división del año en doce
meses y cuatro estaciones, dos principales que son: “Jallupacha” (época de
lluvias), y “Autipacha”, (tiempo seco o despejado), y dos intermedios: “Satapacha”
(mes de la siembra), “Llamayupacha” (mes de la cosecha).
Además las fiestas principales se celebran teniendo en cuenta los solsticios y
equinoccios, las fases de la luna como: “Jairi” (Luna nueva), y “Urt’a” (Luna llena),
días propicios para realizar sus ceremoniales acostumbrados, sobre todo de los
“Wayt’iris” o “Laicas” (brujos), que parecen dominar la magia negra y hablar con
los espíritus malignos. Al parecer, durante la época pre colonial, los aymaras
celebraban tres fiestas anuales: “Maraqallta”, el comienzo del año que era el 21 de
junio, “Chikamara”, medio año, y “Maratukuya”, fin de año; todo en
conmemoración al Tata Inti, la Phaxsi mama y la Pachamama.

Entre los monumentos y las ruinas arquitectónicas más importantes que hasta hoy
se conservan en Tiawanacu y que tenían estrecha relación con las creencias y la
religión se tienen:

La Fortaleza de Akapana -. Colina artificial construida en forma de pirámide, de 15


m de alto, 180 m de base y 140 m de ancho, que probablemente servía para rendir
culto a las divinidades.

El Palacio de Calasasaya -. Recinto cuadrado con graderías, en forma de teatro,


con unas ranuras en sus paredes, que posiblemente representen algún mensaje.
Se dice que a la vez fue palacio de justicia; según algunos cronistas es el lugar
donde ejecutaban sacrificios humanos; esto hace suponer que Tiawanacu fue un
centro político y religioso de importancia.

La Puerta del Sol -. Monumento de piedra tallada de una sola pieza, que tenía por
finalidad marcar el calendario aymara, lo que hace suponer que tenían grandes
conocimientos de astronomía. En el friso tiene figuras que parecen guerreros o
sacerdotes que rinden culto al Sol.

El Templete semisubterráneo -. Patio ligeramente rectangular de 28 x 26 m,


restaurado recientemente. No se conoce su destinación.

Los Monolitos antropomorfos -. Piedras talladas finamente de una sola pieza, que
tienen apariencia de hombres sentados. Los más importantes son el Bennett de
7.44 m de altura por 4.66 m de ancho y otra de 12 x 2.5 m, cuyo peso se calcula
en 200 toneladas. Se desconoce su mensaje.

Con todo lo descrito, Tiawanacu fue la capital metrópoli aymara por excelencia.
Por esas monumentales construcciones ha sido denominada “Tuncapuncu” (diez
puertas). Por otra parte se concluye que el verdadero nombre de la metrópoli es
“Chucahua” que quiere decir fortaleza; otros lallamaron “Taypikala” (piedra
central). Incluso hay quienes sostienen que Tiawanacu deriva de dos vocablos
aymaras: “titi – huahuanaca”, que quiere decir hijos del jaguar, y “thia – hunacu”
que quiere decir “siéntate huanacu”, frase con la que cierto inca habría invitado a
sentarse a un veloz Chasqui (mensajero).

Los aymaras distinguían muy bien el cuerpo y el alma, la vida presente y la otra,
por lo tanto sus creencias estaban asociadas con el día de la conmemoración de
los difuntos (Todos Santos). El “ajayu” (alma o espíritu)... hasta el presente es
considerado segundo dios, con grandes influencias en todos los quehaceres de la
vida actual. Por estas mismas razones suponemos que en los antiguos reinos
Kollas construían torres funerarias llamadas “Chullpas”, para enterrar
piadosamente allí a los difuntos, junto a sus pertenencias personales como objetos
de cerámica, topos, prendedores y herramientas de cobre junto a sus despojos,
pero después de constituidas las naciones y los pueblos en todo el ámbito
cordillerano bajo la influencia colonial, hoy enterramos a nuestros difuntos en los
camposantos y cementerios expresamente construidos para el efecto.

Existen vestigios de chullpares en varios lugares del altiplano de Bolivia, que


posiblemente datan desde los primeros siglos de la era cristiana; aunque lo más
probable es que hayan sido culturas mucho más primigenias, que por devoción a
sus difuntos, acostumbraban depositarlos en casas tumba como las que vemos en
el sector antiguo de Karankas, que son construidas de barro y paja amasada, allí
no encontraremos de adobe, lo que hace suponer que en ese tiempo no conocían
el arte de la fabricación de adobes; en los lugares pedregosos los hay también de
piedra.
2.3 Mitología Y Cosmovisión

Ahora ingresaremos al complejo mundo de la mitología andina y su cosmovisión,


producto de la vivencia milenaria de u pasado remoto, del que se conserva su
pensamiento mítico hasta hoy en las comunidades nativas aymaras y quechuas.
Nos vamos a referir a las actuales poblaciones del occidente de Oruro (región de
Jach’a Karankas), sin olvidar que cada grupo humano o cultura posee un modelo
explicativo del mundo en el que vive, tanto en los aspectos sociales, como en los
económicos y cosmológicos. Para el pueblo andino, el universo es percibido en
tres espacios o niveles llamados pacha:

Alaxpacha -. Es el mundo de arriba, del más allá o el cielo.

Akapacha -. Es el mudo real y visible en el que vivimos.

Manqhapacha -. Es el mundo de abajo o el subsuelo.

Cada uno de estos mundos está habitado por seres vivientes organizados por
jerarquías, como una forma de ordenación de los valores conferidos al superior y a
sus subordinados, con influencia directa sobre los hombres como veremos a
continuación.

Alaxpacha -. Es el primer plano, allí viven los hombres buenos convertidos en


espíritus, junto a los santos y ángeles cuya providencia es Dios. Consideran
también que allí moran los dioses tutelares de los aymaras, el Sol, la Luna y las
estrellas.

En el pensamiento cósmico del aborigen existe una relación recíproca entre el


hombre real de la tierra con las estrellas, es decir que cada hombre o mujer de la
tierra tiene su estrella en el firmamento, por eso cuando muere una persona
también desaparece su estrella en el espacio. El Sol es considerado como el astro
benefactor de la vida y de todo cuanto existe en la tierra (los seres humanos, las
plantas y los animales), y la Luna como la diosa protectora de las mujeres.
Akapacha -. Es el mundo en el que habitamos todos los seres humanos sin
distinción alguna, con ciertos deberes telúricos, sociales y morales, sujetos a la
prodigiosa acción e interacción con la Pachamama reconocida como la diosa de la
fecundidad. Es el mundo en el que los seres humanos debemos vivir en armonía
entre sí y con las autoridades naturales y en relación próxima con los seres del
más allá.

El poblador aymara, por el hecho de vivir arraigado a la tierra, contrae una serie de
obligaciones rituales con la Pachamama, que le cobija con su manto dándole los
medios para su subsistencia, conforme a un dicho popular: “Vive en armonía con
la naturaleza y recibirás sus dones en forma generosa y abundante”; en efecto, los
rituales que el habitante andino realizaba y realiza aún, tiene relación con la
naturaleza mistificada, cuyas ceremonias más importantes son:

- La Wilancha: Sacrificio con animales.

- La K’illpha: Marcado de orejas del ganado.

- Ajayu Uru: Día de los difuntos o Todo Santos.

- Marka Q’ullu Uru: Día de la Pachamama.

La Wilancha -. Ha sido y sigue siendo la practica religiosa oficial de los aymaras.


Al realizar un proyecto o una obra significativa como la construcción de una casa,
una obra comunal, un templo, un local escolar o al realizar un viaje largo, como
requisito tenían que realizar una wilancha o wilara de una llama como presagio de
buen augurio, precedida de una ch’alla y acullico, además de otros ritos
complementarios según sea el caso. Todas las ceremonias rituales se cumplen
con la “ch’alla” en su inicio.

Todas las personas y/o comunarios, si así fuera su intención, podían realizar la
“wilancha”; sin embargo, para cumplir con este acontecimiento existen en el ayllu
personas carismáticas que tienen el don especial de contactarse con los espíritus
y dioses tutelares del aymara, para suplicar y pedir a los “uywiris” (Padre o Madre
protectores), a la Pachamama, a los achachilas, y demás fenómenos naturales,
todo cuanto necesitan, de manera que en la aspersión de la sangre y la entrega de
la “muntara” o “puntara”, el sacerdote, “yatiri” o “ phoqheri”, entra en comunión
misteriosa y relación directa con la naturaleza comprendida entre la tierra y el
macrocosmos.

El proceso de la wilancha se inicia con el sacrificio de una llama, en el que,


mientras uno degolla al animal expiatorio, el sacerdote recibe la primera sangre en
una vasija grande, y con dos vasos o platillos de barro ceremoniales arreglados
con anticipación, conteniendo un poco de coca, copal, azúcar, chocolate, inicia el
rito de la aspersión del suelo y de las paredes, pidiendo en tono suplicante a los
dioses de acuerdo al objetivo de la wilancha, y concluye con la entrega y quema
de un plato preparado de “muntara” o “puntara” a los Mallkus y dioses tutelares. La
wilancha es presidida por un “yatiri” o “phoqheri” que tiene amplia experiencia en
esta ceremonia. El acto concluye con un abrazo de paz entre los asistentes, como
un símbolo de hermandad.

La K’illpha -. En el campo, los rebaños de llamas, alpacas y corderos se


confunden, lo que hace muy difícil reconocerlos, esta es la razón por la que desde
nuestros ancestros se acostumbra marcar las orejas de los ganados, acto que con
devenir del tiempo se convirtió en un rito sagrado. Con este motivo se realiza una
o dos marcas en el pabellón de la oreja del animal, delante o detrás, simple, doble
o triple, de manera que cada familia tiene una señal propia, por la que reconoce a
sus animales. El ritual preparado para el efecto, consiste en que previamente se
alistan hilos y madejas de vistosos colores y se realizan aretes o zarcillos para las
hembras, borlitos de lana de color para los machos, llamados sombreros. Ambos
llevarán adornos de lana de color (llamados “chimpu”) amarrados en el cuello, en
el lomo y en los brazos, esta ceremonia se cumple con intervalos de dos a tres
años y de preferencia en el tiempo anterior a carnavales. La secuencia de
actividades en el ritual de la k’illpha es como sigue:

- Por la mañana se introduce al ganado al aprisco o corral.


- Los dueños cargados de “chhaqheqepi” (bultos de aguayo) ingresan y dan una
vuelta de saludo al ganado a los acordes del canto de la llama, charlando con ellas
de lo que van a hacer, entre tanto el maestro guitarillero interpreta la melodía,
luego amarran a dos o más llamitas maltonas llamadas “jilaqallu” (primeras crías).

- Empieza la ch’alla con coca y alcohol. Se improvisa una mesita tendiendo un


aguayo, donde se coloca la “inkuña” con coca como acto preliminar de la k’illpha.

- Akullican y liban en honor a sus dioses y divinidades, a sus difuntos padres y


abuelos, hasta llegar a los sitios donde pastan los ganados llamados “markaqullu”,
mientras el maestro kitarrillero sigue amenizando con su música.

- Ch’allan y liban para “jach’a Pusisuyu, jisk’a Pusisuyu” (Mallkus mayores y


menores) que están representados por los cerros mayores como el Illimani,
Illampu, Sorata, Sajama, Tata Sabaya y otros. De igual manera por los cerros
menores y locales. Luego empieza la marcada, el esposo o dueño del ganado se
llama “lari” porque será el que realice las marcas, la esposa se llama “epa”, los
ayudantes encargados de sujetar a los animales se llaman “tolqas”. Cada trocito
de oreja lo depositan sagradamente en la wistala de la mujer. Después de concluir
con la última llama, cada invitado o vecino o acompañante tiene la obligación de
“ch’allar” con su “samxata” (buen augurio), que no es otra cosa que decir buenos
augurios, para que la Pachamama y los Markaqullus les den abundante ganado.

- Concluida como fuere la ceremonia de la k’illpha, sacan del corral al ganado,


donde propios y extraños les echan coca con azúcar y mixtura deseando para
bienes, después de un abrazo de paz (Parwina) los dueños con sus
acompañantes se trasladan a la casa, bailando con emoción a los acordes de la
kitarrilla, con el canto “sevaremigusto” que parece significar “será mi gusto”. En la
casa se sirven la cena y el asado después de un acto de agradecimiento a las
divinidades, luego de un breve descanso concluye la fiesta con una verbena,
donde se baila el “romero – romero”, que no es más que una alegoría del manejo
de los animales domésticos, así termina este ritual.
Se remarca el carácter formal y sagrado que se da a este gran ritual de la k’illpha,
donde dueños y acompañantes solemnizan el acto con absoluto respeto y
consideración a sus animales, como si se tratara de su verdadero cumpleaños,
porque posibilitan su subsistencia.

Ajayu – uru -. Es el día de los difuntos, en la actualidad se celebra el 1 y el 2 de


noviembre de cada año, con un festín de comidas y bebidas en conmemoración a
los difuntos. El primer día, después de servirse los platos tradicionales, los
invitados y comensales presentes, por indicación de los dolientes, rezan para los
muertos de hasta dos a tres generaciones pasadas. Estas costumbres han echado
raíces profundas desde tiempos inmemoriales, porque se creía en la inmortalidad
del alma, que después de la muerte podía sobrevivir el espíritu y tener influencia
sobre sus descendientes, porque estaba dotado de poderes espirituales como
Pachacámac. Por estas razones esperaban a sus difuntos desde los primeros días
de octubre, colocando en cada casa una mesa con toda clase de comidas en
platos, frutas y masitas pintadas con airampu llamadas “t’ant’a wawas” como
símbolo de abundancia, que debían bendecir los difuntos al descender. Esta es
una herencia tradicional que aún perdura hasta nuestros días, incluso está
establecido de manera general que si los dolientes no recuerdan a sus difuntos,
estos podrían castigar desde el cielo a su descendencia. Mas tarde se acostumbró
retribuir a los difuntos con la Santa Eucaristía celebrada por los sacerdotes en el
mundo católico.

Según ilumina la tradición, antes del advenimiento del calendario gragoriano, las
tribus aymaras del gran Tiawanacu también sabían tributar culto a los difuntos,
personificados en los animales, cerros y astros del universo, totemnizados como
sus antepasados inmediatos, celebrando solemnemente los rituales de costumbre
dirigidos por los yatiris o adivinos que pedían con clamor para los dolientes.

Markaqollu uru -. Es el día de la Pachamama, que habitualmente se celebra el 30


de noviembre de cada año, en otros pueblos se celebra en la fiesta de
Pentecostés, es el día consagrado a la madre tierra que durante siglos y siglos
proporciona el sustento diario tanto al ser humano como a los animales. Y como
retribución se le ofrece la wilancha de una llama, acompañada de una profusa
ch’alla, rindiendo culto a la naturaleza con acompañamiento de su música
vernacular, kitarrillada, o tarqueada, ocasión en la que los “phoqueris” o yatiris, en
profundo y misterioso éxtasis hablan, charlan, piden a la Pachamama y a los
“uywiris” todo lo necesario, y le entregan en zarza ardiente la “qowa” y la “muntara”
como símbolo de agradecimiento, suplicando a la vez por más abundancia en
ganados, bienes y producción agrícola. En est6os rituales, la Pachamama estaba
representada objetivamente por el “markaqollu” que al estilo del ekeko de La Paz,
preparan de un palo más o menos de un metro de longitud, ataviado con banderas
blancas, plantas y flores naturales, sus wistallas y tragos, todo en miniatura,
mixtura y serpentina, feto seco de animales, etc. Este díua debía recordarse en
ocasión de los movimientos de los astros, como en luna nueva o “jairi”, en luna
llena o “urt’a”, humeando abundante copal y otros materiales para estar en
contacto íntimo con la naturaleza.

Manqhapacha -. Es el mundo plano, donde se supone vivían los espíritus malos,


los demonios llamados “Supaya” o “ Ñanqha”, las almas de los hombres y mujeres
que en vida cometieron desmanes inducidos por el diablo, se suponía también que
de la oscuridad de sus abismos saldrían ciertos monstruos destinados a castigar o
a comerse a los malos.

Como se ha visto, en el mundo aymara se usan categorías simbólicas y míticas


para expresar sus observaciones y pensamientos acerca de la realidad que le
circunda. Para el hombre andino, todas las cosas materiales y los seres visibles
del macrocosmos, tienen una relación recíproca y una armonía espacial, entonces,
es a partir de esa cosmovisión que se han desarrollado sus códigos de vida y sus
normas de conducta, en estricta relación con la naturaleza, con sus semejantes y
con sus dioses convencionales. Las infracciones constituyen daños contra la
naturaleza, contra sus congéneres y contra las divinidades.
CONCLUSIONES DEL GRUPO

 El grupo concluye en que desde tiempos muy antiguos todas las culturas
del mundo han ido asumiendo una propia concepción del mundo en el que
viven; en este sentido en la zona peruana, no fue la excepción, el periodo
incaico fue el que marcó la característica principal de la cosmovisión andina
peruana; puesto que tenía su propia forma de ver al mundo, su propia
cosmovisión andina, la cual era una forma propia de dar respuestas a las
interrogantes que en su tiempo se planteaba; del mismo modo se puede
decir que la concepción de los Incas, fue producto de un largo proceso de
evolución del pensamiento que el hombre andino realizo desde los
comienzos mismos del periodo formativo.

Fue una concepción propia y en cierto modo diferente a la de las culturas


extranjeras y otras culturas de su época; con lo cual enfocó y entendió su
mundo y marcó su proceder desde su punto de vista para vivir en armonía,
unión, paz y fuerza de voluntad. En sus diferentes aéreas de su vida
primaba la cosmovisión de la religión inca por lo cual la política inca, la
economía y militar quedaba en segundo plano y de esta manera nuestros
abuelos incas estaban bien organizados y ordenados como un estado.
Gracias a los relatos de los mitos andinos que fueron incorporados a las
crónicas ha sido posible obtener un plano simbólico de la cosmovisión
incaica. En ellas tanto al espacio como el tiempo eran sagrados y tenían
indudablemente una explicación mística y una representación ritual de
todos los seres y dioses que los rodeaba para tal caso sentían y captaban
las fuerzas sobrenaturales para de esta manera guiarse para la realización
de las diferentes actividades de su vida. De esta manera nuestros ancestros
incas hasta nuestros días vivimos en unión y armonía con el mundo andino.

 Para nuestros antepasados andinos la concepción del mundo estaba


basada en los 3 mundos, las más importantes que se distinguían unas de
otras así como señalamos a continuación:
 Kay Pacha: El mundo de aquí (hombres, animales y plantas).

 Ukhu Pacha: Urin Pacha o el mundo de abajo (muertos y espíritus, las


enfermedades).

 Hanan Pacha: El mundo de arriba (dioses como el sol, la luna, el rayo, las
estrellas, el Arco Iris).

En estos tiempos el mundo andino esta gobernado y regido por los


principios y leyes de los llamados espíritus celestiales que son los que
están vigilando la actividad de la humanidad y la variedad de elementos en
la tierra, para esto los espíritus están divididos en niveles y jerarquías que
se forman en:

Nuna Ayllukuna, Anti Ayllukuna, Apuayllukuna y Llump’a Pacha Ayllukuna.


K’anchaq Pachakamaq Tayta

Es quien controla y gobierna los 3 mundos en la cosmología andina así es


como lo conocemos los misteriosos hombres andinos que vivimos en los
pueblos y montañas alejados de la contaminación, solo asi podemos
entender de los 3 mundos; incluso algunos podemos entender del cuarto
mundo de luz de donde nace las sabiduría, amor y fe.

Los hombres andinos siempre estuvimos conectados con los dioses y


siempre estábamos presente en todas los tiempos remotos así como en la
época incaica acompañados de los grandes poderes mágicos que
provienen de los grandes espíritus conservándose así hasta nuestros días,
así como muestran las diferentes culturas.

ANEXOS

Cosmovisión Andina Inca

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