Sei sulla pagina 1di 3

Emile Durkheim/ I semestre de 2015

Entre lo sagrado y lo profano: la historia de Ida

Pawlikowski, P. (2013). Ida [película]. Polonia-Italia-Dinamarca; Opus Film / Phoenix Film.

Ida es una película de drama realizada en Polonia, también país natal de su director Pawel
Pawlikowski. Ambientada en la Polinia de los sesenta con contrastes de grises, blancos y
negros. Fue lanzada en noviembre del 2013 en el Gdynia Film Festival, en el norte de la costa
del país; y en octubre de ese mismo año fue estrenada en cines. Sus personajes principales son:
Ida (Agata Trzebuchowska), Wanda la tía de Ida (Agata Kulesza), Lis el saxofonista (Dawid
Ogrodnik) , Feliks Skiba y Szymon Skiba (Adam Szyszkowski y Jerzy Trela) quienes habitan
en la que fue la casa de los padres de Ida.

La trama de la película se entreteje alrededor de la vida de Ida, una joven que creció en un
convento y que nunca conoció a sus padres. Ella a sus dieciocho años debe enfrentarse a la
realización de los votos monásticos para convertirse en monja. Pero antes de que esto ocurra, le
es ordenado por la madre superiora del convento visitar a una pariente suya (su tía Wanda). De
manera que así sucede. Luego de que estas dos se conocen, la relación entre ellas es algo tensa,
ya que el vínculo entre ambas apenas empieza a forjarse. Así es como, en los días que
conviven juntas, su tía le cuenta que el nombre con el que es conocida en el convento “Ana” no
es el verdadero, que en realidad se llama Ida y que fue dejada en el convento cuando estaba
muy pequeña –lo cual sin duda, sirvió para que Ida en el convento desarrollará fuertes
convicciones religiosas, que de cierta manera se convirtieron en normas coaccionantes en su
vida-. Además le dio a conocer que sus padres fueron judíos, al igual que ella (Ida).

De manera que en Ida se despierta la curiosidad y quiere saber donde yacen los restos de los
cuerpos de sus padres, así que su tía se propone ayudarle. Es así como emprenden un viaje
hacia Lublin, lugar donde estaba la casa de los padres de Ida y en donde habitada ahora la
familia Skiba. De modo que para encontrar a Szymon Skiba, dueño actual de la casa, quien
además resultaba estar enfermo en el hospital, contactan a Feliks Skiba (hijo de Szymon Skiba),
quien habitaba ahora con su esposa dicho lugar y quien termina por compadecerse de las
mujeres de rostros tristes pero decididos a enfrentar la realidad. De forma que les confiesa que
su padre no fue quien mató a los padres de Ida sino el mismo; además de manifestar que no
había matado a Ida porque consideraba que era “muy pequeña para morir”, motivo por el cual
la había llevado al convento. Esta confesión transcurre en un bosque frío y de panorama
desolador a unos metros de la casa, mientras este hombre excavaba la fosa común para rescatar
los restos de la pareja.

Dado a algunos inconvenientes que habían tenido para encontrar a los Skiba, Ida y su tía
Wanda decidieron hospedarse en un hotel. Lugar en el que por casualidad conocen a Lis (un
joven saxofonista), que encontrando afinidad por Ida, decide acercarse a ambas en plan de
amistad. Pero Ida por su formación religiosa había determinado apartarse de los hombres, del
mundo de las fiestas, y entre otras cosas consideradas como pecaminosas. Sin embargo, y
aunque no lo demuestra con acciones evidentes, Ida empieza a sentirse atraída por Lis (esto nos
hace recordar una pregunta que su tía le hace en este viaje, referente a pensamientos de la vida
común y mundana, a lo cual Ida manifiesta haber pensado en algunas cosas, pero no referentes
a hombres).

Volviendo a la revelación que hizo Frankis Skiba sobre la muerte de los padres de Ida, ambas
mujeres llevaron consigo los restos para darles sepultura. Después de esto, Ida es dejada de
nuevo en el convento por su tía, en donde debe enfrentarse a la pregunta determinante en su
vida religiosa de si realizar o no sus votos monásticos, en donde finalmente manifiesta “no estar
preparada” (descubriendo que necesita vivir otras cosas). Por otro parte, la tía de Ida suicida
saltando por la ventana de su casa. Escena dramática, sorprendente e inesperada de la película.
Ida conoce lo sucedido y acude al sepelio de su pariente.

Luego de esto visita la casa en donde vivía su tía. En donde parece sufrir un trastorno de
identidad, debido a que comienza vestirse como su tía, a beber y actuar como ella, yendo de
esta forma en contra de sus convicciones religiosas. Es así como tiene relaciones sexuales con
Lis (con quien ya había mostrado un poco de simpatía), acción similar a lo que solía hacer su
tía, quien no tenía una pareja fija y tenía sexo con hombres diferentes.

En esta película parece ser decisiva para Ida la pregunta que ella le hace a Lis sobre el futuro, es
decir sobre lo que sucederá con ellos -a lo cual Lis le responde que podrían conformar una
pareja, casarse y tener una familia, e incluso tener una mascota- pues le sirve de revelación,
tomando finalmente la decisión de volver al convento. Es por eso que en la escena final de la
película se muestra a Ida caminando sobre aquel sendero que conduce al convento, una larga
carretera en donde sus pasos son ambientados al son de una melodía suave. Momento en el
cual se aviva aquella sensación de lo vivido, de lo que estaba dejando atrás y del porvenir. De
algo que Ida quería o más bien necesitaba experimentar para reafirmar sus creencias; de un
desliz, o tal vez de una oportunidad para replantear su vida, pero donde finalmente decidió
continuar su carrera religiosa.

Analizando esta película desde el plano religioso y fijándonos particularmente en la historia de


la protagonista, podemos entrever algunos elementos de lo que, según Durkheim, es una
función fundamental de la religión en la vida del creyente, en donde afirma que: “la verdadera
función de la religión no es hacernos pensar, enriquecer nuestro conocimiento, […] sino
hacernos actuar, ayudarnos a vivir. (Durkheim, 1992, pág. 388). Es decir aquella institución
colectiva donde los individuos encuentran refugio para responder a sus necesidades y dar un
sentido a su vida (espiritualmente). Y en el caso de “Ida”, es una joven de 18 años que se
enfrenta a dos perspectivas de la vida muy opuestas, las cuales hacen que ella caiga en
confusión de cómo debe orientar su vida. Sin embargo se ve claramente en la parte final de la
película que su formación religiosa y las normas que le fueron impuestas se convirtieron en
“convicciones propias”, que hicieron que ella regresara al convento. Convicciones que le
daban sentido a su vida y que no podía reemplazar por insinuaciones liberales que no tenían
ningún significado para ella.
Bibliografía

Durkheim, Emile (1992): “conclusiones”. En: Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid:
Editorial Akal. Pág. 388.

Potrebbero piacerti anche