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de la música en México
1. Educación artística.
2. Educación musical – México – Historia – Fuentes.
3. Música religiosa – México – Historia.
4. Arte – Estudio y enseñanza – México, Siglo XVI-XIX.
5. Niños – Educación musical – México – Historia.
6. Música en las iglesias – México.
Este libro se realizó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) a
través de los Fondos de Ciencia Básica con el proyecto CONACYT 103377 “El ritual sonoro cate-
dralicio. Una aproximación multidisciplinaria a la música de las catedrales novohispanas”.
Portada: Dibujo de Sergio Navarrete, basado en la llave de una obra a 5 voces del siglo XVII.
Corrección y cuidado de la edición: Jorge Pech Casanova y Abraham Nahón.
Diseño editorial y maqueta de la colección: Judith Romero.
D.R. © El Colegio de Jalisco. 5 de mayo 321, Zona Centro C.P. 45100, Zapopan, Jalisco, México.
I
21 Enseñanza y ejercicio de la música en la construcción
del ritual sonoro en la catedral de Guadalajara
Celina G. Becerra Jiménez
22 Los primeros tiempos. De Compostela a Guadalajara (1546-1560)
28 Primera sede vacante (1551-1559)
33 Fray Pedro de Ayala (1559-1569) Tiempos de tempestades
42 El cabildo y la enseñanza de la música
42 Francisco Gómez de Mendiola (1571-1576)
54 Nuevos tiempos. Fray Domingo de Alzola. Las últimas décadas
del siglo fundante (1583-1597)
II
71 Gaspar Fernández: su vida y obras como testimonio
de la cultura musical novohispana a principios del
siglo XVII
Omar Morales Abril
72 El Cancionero musical de Gaspar Fernández
75 ¿Pero quién es Gaspar Fernández?
76 Suposiciones sobre su actividad antes del período poblano
88 Formación y actividades en Guatemala
99 Escritor de libros de polifonía
108 Relevancia de la labor de Gaspar Fernández como copista
111 Valoración de las obras musicales de Gaspar Fernández
115 La figura de Gaspar Fernández en su contexto profesional
124 Conclusión. Lugar de Fernández en la historia de la música en el
Nuevo Mundo
III
127 La escoleta de música de la catedral de Guadalajara
(1691-1750)
Cristóbal M. Durán Moncada
127 Introducción
129 Los primeros tiempos: seminarios, colegios e instituciones de en-
señanza musical
132 Martín Casillas y la formalización de la escoleta (1690-1719)
136 Después de Casillas: la consagración, un órgano y exámenes de
música, (1719-1750)
143 Los dineros y la escoleta
144 Alumnos y exámenes: aprender y ascender
151 A manera de conclusión
IV
155 El Colegio de Infantes del Salvador y Santos Ángeles.
Semillero de la tradición musical de la catedral de
Valladolid de Michoacán
Violeta Paulina Carvajal Ávila
156 La educación infantil en las catedrales
159 Colegios de infantes en la Nueva España
159 Valladolid de Michoacán
163 La escoleta
164 Renovación de la capilla de música, primeros aires de cambio para
los niños monacillos
165 Ordenanzas de músicos
166 Ordenanzas de los monacillos
169 Obligaciones de los monacillos
173 Razones de la edificación y consagración del Colegio del Salvador
y Santos Ángeles Custodios
178 Selección de infantes: pruebas de limpieza de sangre y exámenes
186 La educación
V
197 José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto
educativo-musical durante la primera parte del Mé-
xico independiente
John G. Lazos
197 Introducción
198 La práctica musical.
201 Gramática (1821) o Gramática (1832)
209 Años fructíferos
218 Inspirador permanente (1844) o Metodo pratico (1834)
226 Instructor filarmónico. Periódico semanario musical
241 Conclusiones
VI
247 El arte de tocar y cantar ordenadamente. Enseñanza
y profesionalización de la música en Jalisco. Siglo XIX
Arturo Camacho Becerra
249 La música ¿arte o ciencia?
251 Señoritas al piano
258 Lecciones de solfa en el templo de las artes
261 Arte de tocar y cantar ordenadamente: los métodos
271 Papeles del músico
280 Gran Finale
287 Conclusiones
291 Glosario
295 Bibliografía
313 Siglas
315 Autores
V
José Antonio Gómez y Olguín y su gran
proyecto educativo-musical durante la
primera parte del México independiente
John G. Lazos
investigador independiente
La música desde la antigüedad ha sido objeto de sumo interés para los pueblos civiliza-
dos […] Convencido de que la música no es ocupación de puro lujo, de que influye muy
directamente sobre las buenas costumbres de los pueblos […] he dispuesto la apertura de
una Sociedad Filarmónica, en la que se enseñarán todos los ramos de la profesión...1
INTRODUCCIÓN
Para tener un panorama de la vida musical del siglo XIX mexicano, no hay
más que acercarse al nombre de José Antonio Gómez y Olguín (1805-1876).
Prolífico y ecléctico filarmónico, Gómez supo combinar sus tiempos entre los
ámbitos sacro y secular durante la primera parte del periodo independiente.
Conocido desde que era el niño Gómez por voz de infante, entró a la edad de
15 años como tercer organista de la catedral metropolitana. En 1835, la plaza
de segundo fue un trámite para cuando el cabildo le ofrecía “con todos los
votos” la plaza de primer organista. Mientras servía para la iglesia más im-
portante del país, fue dejando huellas de su presencia en la Ciudad de México.
[197]
John G. Lazos
198
Primero con la Gramática razonada musical (1832), sentando así las bases
para la fundación de su Conservatorio Mexicano de Ciencias y Bellas Artes
(1839); luego, para promoción de su imagen, el Calendario de las señoritas
mejicanas (1840), donde aparece una extensa biografía con retrato incluido
del “célebre profesor de forte-piano”; seguido más tarde por el Inspirador per-
manente. Gran método de música vocal (1843); y el Instructor filarmónico. Pe-
riódico semanario musical (1844); sin dejar de lado un sinnúmero de obras y
arreglos que permearon la vida sonora de sus días.
Dice el adagio que no todo lo que brilla es oro. Tanto Gramática, la prime-
ra parte del Inspirador, y la mayoría del Instructor tienen respectivamente a
Federico Moretti (1769-1839), a Nicola Vaccai (1790-1848) y a Josef Joaquín de
Virués y Spínola (1770-1840) como sus autores principales. Es decir, el nom-
bre que aparece en dichas publicaciones, el de Gómez, pertenece más bien a
alguien que tomó de la tradición musical italiana y española los tres títulos
mencionados arriba. A pesar de ello, este capítulo sigue de cerca el ambicioso
proyecto pedagógico que Gómez desarrolló como músico pionero durante
los inicios del México independiente. En ello radica su valor.
LA PRÁCTICA MUSICAL
2 Stevenson, Music in Mexico. A Historical Survey, p. 86. “A comparison of the musical time-table
in Sixteenth century Mexico with the European time-table reveals that the full apparatus of
European music culture was transferred to New Spain within only one generation after the
Conquest”.
John G. Lazos
200
3 Hernández Sánchez, José María Bustamante en la capilla de música, p. 20. Gómez se integra a
la capilla musical en 1820 como suplente del organista José Cataño. Cita tomada por Alejandra
Hernández del ACCMM, Actas de cabildo, Libro LXIX, ff. 289-289v, 11 de diciembre de 1820.
4 Stanford, Catálogo de los acervos musicales de las catedrales metropolitanas, p. XVI. “To the
best of my knowledge, the music archives of the cathedrals of Mexico City and Puebla are the
largest in the Spanish-speaking world; larger, even, than any in Spain itself ”.
5 Saldívar, Bibliografía mexicana de musicología y musicografía, vol. I, p. 146. “En 1854 [sic] ya
con un prestigio sólido y bien fundado como compositor y maestro fue a radicar a Tulancin-
go y servir como maestro de capilla, llamado por el primer obispo de aquella diócesis. Ahí
vivió algún tiempo entregado a sus lecciones y a la organización del coro de la catedral él, que
trabajaba. Después regresó a México, donde desempeñó el puesto de Maestro de capilla de la
catedral, en donde organizó la biblioteca de la misma capilla y compuso muchas obras para
ella. Renunció en mayo de 1865”.
6 Entre los años de 1836 y 1842 Gómez dirige varias cartas al cabildo metropolitano explicando su
“lamentable situación”. Una de ellas se lee como sigue: “Que hallándome habitualmente enfer-
mo del Pecho, por el continuo, y duro trabajo que desde mi niñez é tenido, me es muy nocivo el
ayre sutil, y frio que del ultimo ataque que reina por las mañanas, principalmente en el tiempo
de frio; por lo que confiando en la indulgente consideración con que siempre V. S. Y. á tratado
á los dependientes de su Yglesia, le suplico rendidamente se sirva dispensarme de la asistencia
y servicio de las Misas cantadas de temprano como son las de la Virgen, Renovación y las que
se celebran después de Prima”, Correspondencia, ACCMM, 14 de noviembre de 1836.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 201
7 “En México, primera calle de la Monterilla número 1 casa de J. Antonio Gómez, donde se
expende un surtido completo de gusto […] Se vende una gramática razonada musical que con-
tiene los principios generales de la música, cuyo precio a la rústica es de dos ps. y empastada
tres […], El Sol, México, 29 de julio de 1832.
8 Gómez y Olguín, Gramática razonada/musical.
9 “Abril 19 1879: Amiga de Niñas número 1, de Oaxaca, Oaxaca. Directora, Dolores Ramírez.
Establecimiento de su Academia de Música…Textos: Primer año: Teoría de la música; José
Antonio Gómez;…”, Romero, Efemérides de la música mexicana, vol. I, p. 179.
10 Aguilar Ruiz, La imprenta musical profana en la Ciudad de México, p. 72. “En la Ciudad de
México a treinta y uno de Dic. de mil ochocientos treinta y uno. Ante mi el Es[criban]o y
testigos, D. José Antonio Gómez vecino de esta dicha Ciudad, a quien doy fé conozco, dijo
[estar] necesitando reales para el fomento del Com[erci]o q[u]e tiene en la------ casa numero
dos de la primera----- Calle de la Monterilla titulado de-------- Gómez y Repertorio de Música,
instrumentos y papel rallado [sic] p[o]r tener noticia de [que] el S[eñ]or D[octo]r y Mtro. D.
Joaquín Román Cura del Sagrario de esta santa iglesia catedral como albacea de D[oñ]a Maria
de Jesús Rosas de Castro y tutor y curador ad bona de los menores hijos de esta, tenía para
imponer la cantidad de tres mil p[eso]s, se los pidió en calidad de deposito irregular, y habién-
doselo entregado por el termino de tres años bajo de los seguros [que] adelante se expresaran, y
habiéndole pedido que para resguardo de los reiterados, otorgue a su favor la correspondiente
fianza, lo pone en efecto por el tenor de la presente y en aquella vía y forma que mas lugar haya
en d[e]r[ech]o firma y valedera sea, otorga, confiesa y declara que como ya dicho tiene reci-
bidos del expresado S[eñ]or D[octo]r y Maestro D. Joaquín Román los tres mil p[eso]s q[u]e
van indicados [...]”. Cita tomada de Actas Notariales del AGN de la Ciudad de México. Acta de
fecha 31 de diciembre de 1831, f. 1095, vol. 944, not. 155 [Francisco Calapiz].
John G. Lazos
202
11 Carpinteiro Fernández, “Federico Moretti (1769-1839) I. Vida y obra musical”, núm. 25, p. 121.
“El rey [de España] le autorizó, en 1828, a utilizar el título de Conde de Moretti, concedido a su
familia por el Gran Duque de Toscana”.
12 Carpinteiro Fernández, “Federico Moretti, un enigma descifrado”, núm. 65, pp. 79-110. También
de ella, como parte de su tesis doctoral.
13 Carpinteiro Fernández, “Federico Moretti (1769-1839) I. Vida y obra musical”, núm. 25, p. 117.
14 Chase, The music of Spain, p. 63.
15 En esta edición, el autor comenta su ánimo por mejorar aquella primera e incompleta versión
que había aparecido en su ciudad natal, en italiano, en el año de 1792. Aparte de 1799, la versión
en español tuvo subsiguientes ediciones en 1804 y 1807. El tercer título de Moretti y Cascone,
Sistema uniclave ó ensayo sobre uniformar las claves de la música. Los tres títulos menciona-
dos de este autor, y de varios más, son accesibles a través de la Biblioteca Digital Hispánica,
véase http://www.bne.es/es/Inicio/index.html.
16 Carpinteiro Fernández, “Federico Moretti, un enigma descifrado”, núm. 65. p. 95: “El 22 de
febrero de 1821 obtiene real licencia de un año para pasar a Nápoles por asuntos familiares,
licencia que no llega a disfrutar por la revolución que en esos momentos sufría su patria. Fue
declarado por el Gobierno liberal, con fecha 18 de septiembre, uno de los dieciocho coroneles
más antiguos excluidos para obtener el mando de un regimiento, por su notorio desafecto al
régimen constitucional. También publica este año en Madrid (imprenta de Sancha) la Gramá-
John G. Lazos
204
Imagen 2. Portada y primera página de Gramática Razonada Musical (1821) compuesta en forma de
diálogos para los principiantes por Don Federico Moretti. Dedicada al serenísimo Señor
Don Francisco de Paula, Infante de España, Madrid, imprenta de Sancha, 1821.
tica razonada musical, compuesta en forma de diálogos para principiantes, dedicada al Infante
Don Francisco de Paula”.
17 Véase López Remacha, La melopéa o instituciones teóricas prácticas del solfeo, p. 9; Virués y
Spínola, Cartilla harmónica o el contrapunto explicado en seis lecciones, p. 9; Aguado, Estudio
de guitarra, p. I; N. G. de T., Principios fundamentales de la música ó Esplicacion de sus ca-
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 205
racteres. Miguel López Remacha (1772-1827) menciona brevemente en un pie de página a Ele-
mentos generales de la Música, que es la sección que precede a Principios de 1799, véase López
Remacha. Virués y Spínola tenía a Moretti como uno de los peritos en materia de la música
española, véase Josef Joaquín de Virués. Dioniso Aguado (1784-1849) reconoce desde el prólogo
sus méritos al dedicarle unas palabras, “Don Federico Moretti fue el primero que empezó á
escribir la música de guitarra de manera que se distinguiesen dos partes, una de canto y otra de
acompañamiento”. Para cerrar, quien haya sido N. G. de T. sin duda conoció además de la obra
de Moretti, a varios de sus colegas, al inspirarse en su Gramática. “Determinado ya á publicarle
por los motivos espuestos, consulté algunos tratados de música: los que principalmente me
han servido de guía han sido la Melopea de D. Miguel López Remacha, la Gramática razonada
musical de D. Federico Moretti, y el Método de Piano del conservatorio de París, redactado por
Mr. L. Adams: obras todas bien conocidas y de la mayor reputación…”.
18 Flores, Music Theory in Mexico from 1776 to 1866, p. 186. Carlos A. Flores dedica su tesis docto-
ral a estudiar cuatro tratadistas de música de fines del siglo XVIII, el español Antonio Vargas y
Guzmán, y del XIX, tres mexicanos, José Mariano Elízaga, Gómez y Felipe Larios. Por supuesto,
es la Gramática de Gómez la que se incluye en esta tesis, mencionando su importancia en la
tradición de la música mexicana “por ser el primer teorista mexicano que uso los términos de
tónica, mediante, subdominante, dominante, etc., en referencia a los grados de la escala musi-
cal”. Nos queda claro que habrá que revalorar estas publicaciones.
John G. Lazos
206
pleada para describir los más básicos conceptos teóricos.19 Este no es el caso
con la Gramática, ya que el joven músico sigue la tradición del pensamiento y
del espíritu de la ilustración. Es decir, hay que comenzar por dilucidar prime-
ramente los argumentos sonoros antes de considerar siquiera alguna muestra
musical. De hecho, no hay ningún ejemplo musical en todo su contenido, ex-
cepto por un par de opiniones sobre su ejecución. Digamos que la Gramática
se mantiene dentro de los terrenos de la especulación; pero no cabe duda, un
acercamiento indudablemente abstracto para sus días, tanto en España como
en México. Así que es precisamente a través de su simple formato, pregunta
y respuesta, como el contenido deviene el gran valor de uno de los primeros
métodos musicales publicados en México, y por supuesto, Gómez tuvo con
esto una gran influencia.20
La dinámica es la misma a lo largo de su lectura. El demandante Maestro
lanza pregunta tras pregunta al incansable Discípulo, quien aprovecha cada
oportunidad de esta escrupulosa examinación para explicar y describir con
precisión desde lo que “se entiende por música”, hasta los terrenos de la “cien-
cia de los sonidos”. Hacia el final de la primera parte, mientras el autor re-
pasa sobre los “adornos musicales” y ante la insistencia de si hay otros tipos
de adornos, el Discípulo ofrece ahora en su respuesta un detalle significativo
para incluir el criterio mismo del autor –una de las escasas ocasiones que hay
en todo el método–, sobre su papel en la práctica musical de aquel entonces:
“D. Estos cuatro [adornos] son los que como tales están admitidos, todos los
21 Moretti y Cascone, Gramática razonada musical compuesta en forma de diálogos, p. 32; Gómez
y Olguín, Gramática razonada/musical, p. 29.
22 Moretti y Cascone, Gramática razonada musical compuesta en forma de diálogos, p. 35; Gómez
y Olguín, Gramática razonada/musical, p. 31.
John G. Lazos
208
23 Moretti y Cascone, Gramática razonada musical compuesta en forma de diálogos, p. 74; Gómez
y Olguín, Gramática razonada/musical, p. 64.
24 Moretti y Cascone, Gramática razonada musical compuesta en forma de diálogos, p. 75; Gómez
y Olguín, Gramática razonada/musical, p. 66.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 209
AÑOS FRUCTÍFEROS
Vale la pena tomar en cuenta el contexto de entonces. Estos fueron los tiem-
pos en que el escenario político estuvo protagonizado por una lucha intensa
entre los conservadores y los liberales. Si los primeros, los conservadores,
tenían la simpatía y el apoyo de la iglesia, eran los segundos, los liberales, la
ideología antagónica que alcanzaría con las Leyes de Reforma asentarse for-
malmente en el poder. Y en medio de este conflicto ideológico, ¿cómo le hizo
Gómez para sobresalir en el ámbito secular? Se podría decir oportunista, por
25 Moretti y Cascone, Gramática razonada musical compuesta en forma de diálogos, p. 82; Gómez
y Olguín, Gramática razonada/ musical, p. 71.
John G. Lazos
210
33 Calendario de las señoritas mexicanas para el año bisiesto de 1840, México, Dispuesto por Ma-
riano Galván, portal de Agustinos, núm. 3, 1840, pp. 195-200.
34 Elízaga, Últimas variaciones para teclado, p. 23; Romero, Efemérides de la música mexicana, vol.
I, p. 138ss. No es coincidencia que con la biografía de Gómez aparezcan también la de Doña
Fernanda Andrade y de Doña María Dorotea Lozada, ambas pertenecientes a la clase adinerada
y, por supuesto, con cierta afición al piano y al canto. Sobra decir que las dos eran estudiantes de
Gómez. Como dato curioso, en la portada de las Últimas variaciones de Mariano Elízaga, “una
de las partituras más interesantes de su época”, aparece la rúbrica de la dueña de esta singular
partitura: “Da. Dorotea Lozada”. También, parte de este discurso es citado por Romero, quien lo
critica duramente por la simple razón de haber omitido cualquier mención sobre Elízaga.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 215
las “poblaciones más distantes”, como sí lo hacen aquellos que habitan en las
“capitales de la República”. En resumen, al notar las necesidades en los terre-
nos de la enseñanza musical, Gómez pone a disposición sus talentos y expe-
riencia. El argumento estético-musical, con tintes retóricos, está planteado
en los tiempos en que había que distinguir entre aquello que gusta por estar
a la moda –con aires de vulgar– y el arte que, no puede tener otro origen,
proviene del “verdadero genio”, y en este caso viene, como se ha mencionado
arriba, con nombre explícito: Vincenzo Bellini (1801-1835). Mejor dejemos
que sus palabras ilustren la perspectiva de alguien consternado con la situa-
ción de la educación en un país que entonces bien podía presumir, como él,
de juventud:
Que el buen gusto progresa en la república, es una verdad que todos palpamos.
Los nuevos edificios que se construyen, el empeño con que se buscan los cuadros
de grandes artistas, el interés que inspiran las esculturas de mérito, no dejan duda
de que va en aumento la estimación de las artes encantadoras. Sin embargo, pa-
rece que la música es entre las bellas producciones la que mas afecta hoy á todos
los mexicanos.
Pocas serán las casas que no tengan un instrumento armónico. Antes de la in-
dependencia, los pianos eran muy raros: hoy casi todas las familias acomodadas
tienen el suyo. La comunicación en que estamos con la Europa, nos ha proporcio-
nado el rápido conocimiento de las producciones de esos seres estraordinarios,
que aposesionados de la armonía, han sabido inspirar sus sentimientos de regoci-
jo ó de tristeza á todos los hombres.37 (imagen 3)
35 Saldívar, Bibliografía mexicana de musicología y musicografía, vol. I, pp. 158-161. Cita que Sal-
dívar toma del Diario del Gobierno de la República Mexicana, tomo XXIV, núm. 2660, p. 259, 4ª
col. y p. 260, 1ª col., 4 de octubre de 1842.
36 La versión completa del Inspirador permanente se puede consultar en línea en la siguiente liga:
http://library.wustl.edu/units/music/catalog/b14913653.pdf.
37 El Siglo Diez y Nueve, México, 11 de julio de 1843, p. 4.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 217
Ya para fines del 1843 anuncia el tercer gran título. Muy discutida obra, sobre
todo por seguir de cerca al héroe de la consumación de la independencia:
Iturbide. Titulada en 1822 como Pieza Histórica Sobre la Independencia de la
Nación Mexicana […] por el joven Americano, Profesor de música J. Anto. Gómez
y Olguín, aparece ahora, dos décadas más tarde, como Gran Pieza Histórica
de los Últimos Gloriosos Sucesos de la Guerra de Independencia. Compuesta
para piano-forte, y publicada en 20 entregas, de las que sólo vieron la luz un
par de emisiones. ¿La razón? La renuncia de Santa Anna como presidente
seguramente provocó que esta obra dejara de circular públicamente al estar
inspirada en Iturbide, figura que Santa Anna continuamente emulaba. Aun
así, el discurso mantiene un espíritu alentador.
servará entonces que la voz sale más clara, más fuerte y más fácilmente, y esto aun
la esperiencia nos lo manifiesta cuando oímos alguno que canta y que su cuerpo
guarda una posición curva, la voz sale fatigada, poco perceptible y ronda.40
Las lecciones vienen bien adaptadas en su original en italiano con una ver-
sión (que no su traducción) al castellano. Asimismo, resulta accesible, al po-
der ser acompañadas al piano y, la novedad en este caso, de la guitarra, cuya
inclusión dentro de este método habla del papel relevante de un instrumen-
to normalmente emparentado al género popular y, por lo tanto, innovador
dentro de la enseñanza musical. También, y por qué no, hay que verlo como
una forma de pluralizar el aprendizaje musical, al hacer el método asequible
más allá de un solo grupo social. Lo que está haciendo su autor, es permitir
a quien quiera entrenar su voz, acompañarse a sí mismo mediante estos dos
instrumentos con cualquiera de los dos textos a escoger.
No hay duda de que Gómez imprime su sello distintivo en estas lecciones
para así hacerlas también suyas: cambiando de tonalidad, modificando moti-
vos rítmicos pero sobre todo en versión en el texto en español. Aunque, ¿cómo
habría de entenderse cuando nos dice: para “cuyo fin estractaré de los autores
más célebres en esta materia”? ¿Habrá querido plantear, entre líneas, que la
primera parte del Instructor, lecciones 3 a la 24 de las primeras 25, pertenecen
al conocidísimo compositor y cantante italiano Nicola Vaccai (1790-1848)?
Nuevamente, como en el caso arriba de Moretti, hay que preguntarse ¿y
quién es Vaccai? Se trata de un nombre familiar dentro de los estudiosos de
la técnica, inclusive actuales, de la voz. Viajero incansable, poeta de vocación,
quien en varias ocasiones intentó alcanzar el éxito, que obtuvo a cuentagotas,
como compositor de óperas. Desafortunadamente, le tocó vivir a la sombra
de Gioachino Rossini (1792-1868) –a quien llegó a conocer de cerca–, el más
reconocido compositor dentro de la tradición del bel canto. De la casi veinte-
na de óperas que Vaccai escribió, Giulietta e Romeo (1825) fue su obra maestra
y la única que tuvo éxito fuera de Italia, llegándose a tocar en México hasta
en tres ocasiones entre 1841 y 1857.41 Pero una vez más, con el advenimiento
de Bellini, su fortuna volvió a decaer rápidamente. Hacia 1830, Vaccai decide
abandonar una vez más los escenarios para así concentrarse en dar clases,
primeramente en París, y más tarde en Inglaterra. En Londres goza de cierto
renombre como maestro y compositor de música de salón, y es precisamen-
te durante esta época cuando aparece el reconocido Metodo pratico di canto
italiano per camera diviso in 15 lezioni (Londres, 1834).42 El Metodo pratico
de Vaccai, se convirtió desde el momento de su publicación en uno de los
tratados vocales más populares que se han escrito, cuya aceptación queda
demostrada a través de sus numerosas traducciones y más de 40 ediciones.43
En vez de enseñar a cantar mediante sílabas sin sentido y a vocalizar en
términos simples, Vaccai seleccionó para su Metodo pratico de la belle poesie
al célebre poeta, libretista y moralista Pietro Metastasio (1698-1782).44 Me-
tastasio fue el lugar común de la ópera a largo del siglo XVIII. Sus libretos,
constantemente musicalizados por un sinnúmero de compositores, se escu-
charon extensamente por toda Europa; y aun así, La clemenza di Tito (1791),
de Wolfgang A. Mozart (1756-1791), es tal vez el único título que ha llegado
hasta nuestros días. La pluma del poeta tuvo origen en su educación musical,
lo que le permitió componer versos que expresaban desde las pequeñas suti-
lezas del vasto rango de emociones humanas. Por ello, no es de extrañar que
la influencia, todavía vigente, del Metodo de Vaccai se deba en gran parte a su
sencillez musical, a la par de su expresión poética.
Como pequeñas joyas, cada lección se concentra en forma progresiva
en los intervalos, la distancia entre dos notas, embellecida como se ha dicho
41 Carmona, La música de México. Historia, p. 34. Según Carmona, “la compañía de la Castellan
no descolló precisamente por la calidad de sus interpretaciones, en cambio dio a conocer en
México gran parte de las óperas de Donizetti […] Julieta y Romeo (1841) de Vaccai.
42 Véase Budden, “Vaccai, Nicola”, Grove Music Online.
43 La página web del Departamento de Música Vocal de la Academia Sibelius y la Academia de
Innovación Sibelius (Sibelius Academy Department of Vocal Music and the Sibelius Academy
Innovation Centre) presenta un resumen de la vida del autor como de las lecciones, un estudio
e interpretación del Metodo pratico di canto italiano per camera.
44 Vaccai, Practical Method of Italian Singing, p. 3.
John G. Lazos
222
*Quiere decir “celaje”, cuyas acepciones son: cielo con nubes ligeras o también como ventana.
45 Vaccai, Practical Method of Italian Singing, p. 11; Gómez y Olguín, El inspirador permanente,
pp. 12-13.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 223
Ella gli presta nome, Ella le presta un nombre Siempre amarte oye
grado, e d’onor; grado, y honor oye por ti
ne premia il merto; le premia el mérito siempre contento
ne vendica le offese, le venga la ofensa viviré sin temores
e madre amante y madre amorosa si tu a mi lado
a fabbricar s’affanna a trabajar se afana permites que te adore
la sua felicità, en su felicidad, feliz yo podré ser
per quanto lice por cuanto permite cuanto permite
al destin de’ mortali al destino del mortal el destino mortal
esser felice. el ser feliz. el ser feliz
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 225
He explicado ya, todo cuanto podía serle necesario á un Solfista, y aunque podría
imputárseme, de poco estenso en la materia, pues en las últimas Llaves he omiti-
do la diversidad de Lecciones, que es lo que hace practico, al Lector, no creo sin
embargo haber incurrido en esta falta, porque habiendo hecho lo contrario, me
persuado que habría fastidiado al Discípulo que Siempre decea la simplicidad y
Sencilles. Por esta razón también me ha parecido conveniente el no espresar todas
las vocalizaciones de Bordogni, (como lo ofrecí), este es; por ser sus Lecciones
bastantes largas, y no abultar un tratado útil, aunque fastidioso a los principios.
De suerte que habiendo terminado mis trabajos, espero serán disimuladas mis
faltas, y quedarán complacidos mis deseos.50
estrategia iba para largo si se considera que cada “entrega será de tres hojas,
de las cuales la primera tratará por su orden las tres partes referidas, y las
otras dos comprenderán una pieza de música para piano y canto, ó para piano
solo”.52 Con esta escrupulosa metodología mercadotécnica el proyecto avan-
zaría a lo largo del siguiente año.
Para entonces, Gómez habrá tenido que ocupar mucho tiempo entre va-
rias publicaciones, métodos y colecciones de repertorio para piano así como
otras dotaciones instrumentales. En su apogeo, El Siglo Diez y Nueve llegó a
publicar varios anuncios suyos, entre ellos, un amplio desplegado hacia fines
de septiembre de 1843 (véase Anexo), y que daba cuenta de las varias partes
con que ya contaba, aunque en orden un tanto rebuscado, su Periódico sema-
nario, El instructor.53
Se ha terminado el primer tomo de esta hermosa obra, que contiene una colec-
cion de piezas escogidas para piano y canto, piano y vihuela, piano y flauta, y para
piano solo: ademas comprende un tratado completo bastante claro de la primera
y segunda parte de la música. Estos tomos completos se hallarán en la alacena de
D. Cristóbal de la Torre, y en la casa de los editores, calle cerrada de Santa Teresa
la Antigua núm. 2, encuadernados á la holandesa, será 6 ps. 2 rs, y sin encuader-
nar 4 ps. 4 rs. Asimismo se hallan números sueltos para los señores que gusten.
Tambien se completarán colecciones de aquellos señores que por algún acaeci-
miento se hayan borrado á la mitad ó principio de esta suscricion, y se encuader-
narán á la holandesa por el moderado precio de 13 reales, pagándose entonces la
demasía de los números que falten. El número 1º, del tomo 2º verá la luz pública el
día 1º De Noviembre, y las suscriciones se reciben EN MEXICO.54
Así que consta de dos amplios tomos: el práctico y el teórico. En estos mo-
mentos estaban ya disponibles la primera parte del primer tomo de la “colec-
ción de piezas” así como las partes primera y segunda del otro primer tomo
perteneciente al “tratado”. Para el 1º de noviembre comenzaría a salir la pri-
mera parte del segundo tomo del “tratado”, mientras que la primera parte
del tomo segundo de la colección de piezas queda pendiente para fecha pos-
terior.55 Además, para cualquiera que no hubiera tenido la oportunidad de
comprar alguna sección anterior, había “números sueltos”, de tres hojas cada
53 “El Instructor filarmónico, dirigido por José Antonio Gómez y Olguín y editado por él mismo.
La impresión se realizaría en el taller litográfico de Amado Santa Cruz y Francisco Cabrera, en
la Calle Cerrada de Santa Teresa la Antigua Nº 3”, Aguilar Ruiz, La imprenta musical profana
en la Ciudad de México, p. 153.
54 El Siglo Diez y Nueve, México, 29 de septiembre de 1843, p. 4.
55 “Se continua publicando el segundo tomo de este periódico que a la par del instructivo, com-
prende piezas escogidas para piano y canto y para piano solo…”, El Siglo Diez y Nueve, México,
21 de febrero de 1844, p. 4.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 229
pauta, los valores, los signos, las escalas diatónicas y cromáticas, las reglas
y modo para sentarse al piano –incluyendo litografías de una mujer senta-
da ante dicho instrumento demostrando la correcta posición de sus manos
(imagen 8)–, los tiempos, los adornos y los términos italianos para designar
los “diversos grados de expresión”. En la última hoja, de su primera parte, el
autor indica que por el momento
Hemos hablado hasta, haqui con la mayor claridad posible y creemos haver es-
presado todo lo que contiene la Primera Parte de la Musica, por lo que pasaremos
á la segunda siguiendo el mismo método, y procurando abreviar cuanto nos sea
posible, sin que por esto se desvirtue en algo el tratado de Acompañamiento, por
John G. Lazos
232
58 Gómez y Olguín, Instructor filarmónico. Nuevo método para piano, tomo I, p. 31.
59 El archivo musical de la PSCT se puede consultar en la base de datos del Repertorio Interna-
cional de Fuentes Musicales (por sus siglas en francés como RISM): http://www.rism.info/en/
home.html.
60 “Tulancingo (se nos escribe con fecha 20 [de abril de 1865]): El domingo de Pascua ha sido
instalado el coro de esta santa iglesia catedral con toda solemnidad; habiendo sido nombrados
por el Ilmo. Sr. Obispo, para formar su venerable cabildo […] Se me pasaba decir á vdes., que
D. José Antonio Gómez, organista que fue por muchos años de la catedral de México, lo es en
la actualidad de la de Tulancingo”, La Sociedad. Periódico Político y Literario, tercera época,
Ciudad de México, tomo IV, núm. 671, 24 de abril de 1865, p. 1.
John G. Lazos
234
Entonces, no es difícil especular que esta nueva catedral (la cual tuvo desde
su fundación a Gómez como principal responsable musical) es el espacio que
conserva, después de la catedral metropolitana, la mayoría de las obras sacras
del compositor y tratadista.61 Entre misas, salmos y responsorios, es posible
reconocer la segunda parte del Instructor, que tiene la particularidad de se-
guir un orden diferente: por ejemplo, los dos primeros folios del manuscrito
comienzan con las últimas páginas del Inspirador, para así continuar las com-
paraciones entre el manuscrito y la versión impresa.62 Para cerrar la segunda
parte (y por cierto, esta página es la única que falta en el acervo de Tulancin-
go), el director del Instructor confirma a su manera un tanto compleja que:
61 El corpus musical religioso de Gómez se puede dividir de la siguiente manera: más de 80 ma-
nuscritos en la catedral metropolitana, 11 en la basílica de Guadalupe, 27 en la catedral de
Tulancingo, cuatro en la de Guadalajara y dos en la de Chiapas.
62 Acervo musical de la PSCT: José Antonio Gómez y Olguín, Método, Sa-GJ-02-09.
63 Gómez y Olguín, Instructor filarmónico. Nuevo método para piano, tomo I, p. 32.
José Antonio Gómez y Olguín y su gran proyecto educativo-musical 235
Impresa en romanas, la tercera parte es por mucho la más extensa del Instruc-
tor. Entre sus más de 100 páginas con sus 18 láminas quisiera llamar la aten-
ción hacia el elegante y bien vestido músico que aparece en la litografía, y que
cualquiera sospecharía pertenece al responsable de la publicación (imagen
10). Por supuesto, esto es correcto si uno tiene a la mano la obra que apareció
publicada en 1831, y que lleva la imagen de su autor, Josef Joaquín de Virués
y Spínola (1770-1840).64
Así que cuando Gómez apunta “estractado de varios Autores” habría enton-
ces que entender que Moretti, Vaccai y Virués forman parte de la trilogía de
autores que inspiraron, sin mención alguna, los métodos que Gómez llegó a
publicar. Así que, ¿quién es el tercer invitado? Español de nacimiento, Virués
fue aparte de teórico musical, militar, poeta y traductor de Voltaire. En 1824
publicó en Madrid su Cartilla harmónica, o también El contrapunto explica-
do en seis lecciones. Pero su obra más conocida, la que apareció en 1831, y la
que nos interesa, es La geneuphonía ó generación de la bien-sonancia música
(imagen 11), y la que también tuvo su versión en Inglés (Londres, 1850). Se-
gún Guy Bourligueux, quien lo ha estudiado de cerca, dice que Virués buscó
–siguiendo la premisa cartesiana trazada en Gramática– explicar un princi-
pio básico, único y simple de donde toda la práctica musical puede ser dedu-
cida, y encontró dicho camino en lo que sofisticadamente denominó como
“politonogamismo”, que es la aplicación del completo estudio de la armonía
en un solo mes, lo que por consecuencia hace obsoletos todos los demás mé-
todos teóricos.65
Entre las dos versiones, La geneuphonia de Virués y la tercera parte del
Instructor de Gómez, existen, más que en la Gramática, sus claras diferencias.
Gómez omite desde palabras y párrafos, hasta páginas enteras; como actuali-
zando en donde conviene, por ejemplo, cuando Virués afirma que la defini-
ción de contrapunto es en su texto “nueva como toda mi teoría”. Por ende, hay
que eliminar el uso del pronombre posesivo que elementalmente no puede
aparecer en la versión de Gómez. (imágenes 12 y 13)
Pero todavía no se ha dicho lo último del Inspirador. Falta comentar sobre
los dos tomos que comprende la parte denominada como Colección de piezas
escogidas para piano, canto, flauta y vihuela compuestas por diversos autores
del Instructor (imagen 14),66 descriptivo título que conlleva géneros varios,
desde temas de óperas, cuadrillas, valses, fantasías y canciones para acompa-
ñarse al piano, voz o dúos y piano, a dos pianos, guitarra y piano y, por qué
no, flauta y piano. El primer tomo consta de 19 piezas, mientras que el se-
gundo cierra con 16 y, en este caso, se tienen los renombrados compositores,
comenzando con el mismo Gómez, su hijo Alejandro, su colega Felipe Larios,
sión las hace recomendables, y principalmente de las que ofrezco dar al público
en este periódico, creo no errar diciendo que no desmerecerán á las venidas de
Europa. De consiguiente, me persuado que mis conciudadanos se suscribirán con
placer á un periódico, en el que además de tener un surtido de piezas escogidas de
buen gusto y modernas, las conseguiran por un precio equitativo y cómodo, con
respecto á las impresiones europeas.70
CONCLUSIONES
¿Cabría acaso decir que existió plagio? Gómez mismo nos lo aclara con en-
tusiasmo comprometido en su Prospecto. Para fines de 1842, cuando apenas
planteaba las tres partes que comprenderían el Instructor filarmónico, nos dice
que “… distante estamos de aseverar que descansaremos en solo nuestros
peculiares conocimientos, para poder dar el lleno debido á este periódico.
Nuestros suscritores deben suponer, que contamos hoy con tantas ideas
científicas y perfectas sobre cualquiera de ella, estractaremos para su mejor
inteligencia todo lo que han escrito hasta aquí los mejores autores”.72 Es váli-
do afirmar que la última frase despeja toda duda. También, hay que recalcar
que por “mejor inteligencia” se debe entender como sinónimo: aquellos que
son conocedores. Así que como responsable de los títulos, Gómez sabía que
para cumplir con su proyecto pedagógico tenía que, además de reconocer, de
echar mano de lo mejor que se había escrito para de esta manera disponerlo
al México secular de entonces.
Hay que dejar momentáneamente el ámbito musical para recordar desde
otro punto de vista y considerar de cerca las primeras décadas del siglo XIX en
el México independiente. Para ponerlo en pocas palabras: éste fue un periodo
en el que predominaron profundos cambios estructurales, donde la Iglesia
y el Estado ocuparon el escenario principal, como lo mencionamos arriba.
Dicho así, de forma simplista, la música de entonces tuvo sus lúcidos inter-
ludios en los que, como se ha visto hasta aquí, Gómez jugó definitivamente
un papel relevante. El interés ha sido el de presentarlo desde una perspectiva
meramente pedagógica.
Asimismo, lo que ha quedado en evidencia en este trabajo, es el continuo
contacto que Gómez mantuvo no sólo con la ópera italiana, sino también y
a la par con los tratados y métodos que circulaban por toda Europa. Se dice
esto porque se ha asumido que, con la consumación de la independencia, las
relaciones entre México y España, para empezar, habían pasado a un segun-
do plano; empero, no en el ámbito artístico. Todo indica que Gómez estaba
al tanto de los colegas que con sus trabajos, como él, estaban activos en el
ámbito de la música en su práctica secular. Desconocemos todavía cómo cir-
cularon los métodos arriba mencionados en el México independiente, pero
es un hecho que Gómez tuvo contacto con ellos y supo cómo sacar ventaja del
momento histórico en el que vivió.
Para finalizar. Las nuevas revelaciones que aquí se han aportado, las au-
torías de la Gramática, la primera parte del Inspirador y las partes primera y
segunda del Instructor –además de que la segunda está, con otro formato, en
Tulancingo–, como la descripción de parte de sus contenidos, sólo reflejan
la gran necesidad de estudiar a fondo al periodo de la historia de la música
mexicana que menos conocemos: los años entre 1810 y 1910.73 Como se ha di-
cho en otras tantas ocasiones –y en lo que a este autor respecta–, no hay moti-
vo para dejar de insistir que tenemos en este prolífico y ecléctico filarmónico
alguien que supo balancear sus tiempos –como si fuera así de simple– entre
los ámbitos sacro y secular; es decir, a una de las figuras clave para dilucidar
el quehacer musical durante los orígenes de una nación. Simplemente en ello
radica la importancia de revisar parte del legado musical del siglo XIX mexi-
cano, el de un tal Gómez.
73 Pulido y Escorza, “La música de México by Julio Estrada”, vol. 8, p. 280. Esperanza Pulido llegó
a esta fría conclusión en 1986 al criticar fuertemente la edición que la UNAM-IEE acababa de pu-
blicar bajo el ambicioso título de La música de México. Estas son sus palabras: “Postergada en
ocasiones, francamente olvidada en otras, o lo que es peor, falseada o reducida su significación
a miopes y anémicos antecedentes del nacionalismo musical mexicano, la música de México
entre las revoluciones de 1810 y 1910 es prácticamente desconocida”.
John G. Lazos
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