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El hombre y la ética

La ética enfoca su estudio hacia una forma de


comportamiento humano, que es la moral. Este
comportamiento se distingue por su carácter histórico y
social. Esta disciplina se halla estrechamente vinculada con
el problema del hombre. Para algunos filósofos la idea de la
moral es ya la idea de hombre, el hombre es
constitutivamente el ser moral; para otros el ser moral no es
cabalidad del ser de hombre, sino una de sus formas de ser.
Como quiera que sea, no pueda negarse la relación tan
estrecha que existe entre la ética y el hombre.

Ya se ha hecho mención en anteriores párrafos, que la ciencia


que se encarga de indagar en toda su totalidad en los
problemas de los hombres es la antropología filosófica: esta
disciplina es de las más complejas, en virtud de su
generalidad: la antropología filosófica no pregunta por este o
por aquel aspecto determinado del hombre, sino que pretende
abarcarlo, contemplarlo en su totalidad. Kant formula las
siguientes preguntas, que deberían ser planteadas por la
filosofía en su sentido cósmico (in sensu cósmico):

a. ¿Qué puedo saber?


b. ¿Qué debo hacer?
c. ¿Qué puedo esperar?
d. ¿Qué es el hombre?

La primera pregunta la responde la metafísica, la segunda la


moral, la tercera la religión y la cuarta la antropología
filosófica. Sin embargo, Kant considera que, en el fondo,
todas estas disciplinas se podrían refundir en la antropología,
porque las tres primeras cuestiones revierten en la última”.
He aquí, pues, la gran complejidad que ha sido advertida por
los filósofos de todos los tiempos. Malebranche (1638-1715)
dice, por ejemplo, que entre todas las ciencias humanas la
del hombre es la más digna de él. Y, sin embargo, no es tal
ciencia, entre todas las que poseemos, ni la más cultivada ni
la más desarrollada. La mayoría de los hombres la descuida
por completo y aun entre aquellos que se dan a las ciencias
muy pocos hay que se dediquen a ella, y menos todavía
quienes la cultiven con éxito.

Por otra parte, el filósofo mexicano Samuel Ramos (1897-


1959), en su obra Hacia un nuevo humanismo, explica de
este modo la complejidad que encierra la antropología
filosófica.

CRITERIOS PARA EL ESTUDIO DEL HOMBRE

Son diversos los enfoques o criterios que han utilizado los


autores para explicar la naturaleza del hombre. A manera de
ejemplo, nos referiremos, brevemente, a los siguientes:

CRITERIO TRASCENDENTALISTA

Tiende a concebir al hombre como un producto de la creación


divina. Según este criterio, el destino del hombre consiste en
trascender o superar su vida terrenal e imperfecta
orientándose a un mundo transempírico o metafísico.
Encontramos ejemplos de esta concepción del hombre en
doctrinas religiosas como lo es el cristianismo en la cual el
hombre, la naturaleza queda degradada en aras de una vida
ultra perdida, desterrada por el pecado original y cuya
salvación depende de la gracia divina.

CRITERIO INMANENTISTA

En este explica que el hombre como un producto de la


naturaleza o de la historia. Considera que más allá del
hombre no hay un Dios ni dioses. Por ejemplo, este criterio se
aplicar en la teoría evolucionista de Darwin, así como el
materialismo histórico.
Para la teoría de Darwin, el hombre es un animal
evolucionado, la totalidad de su vida culmina en el momento
mismo en que ocurre su muerte biológica.

El evolucionismo sostiene que las especies se modifican


gradualmente. Darwin afirma que las variaciones individuales
favorables o menos útiles a ser destruidas (selección natural).
El resultado supondría la formación de nuevas especies. Sin
embargo, la evolución de las especies no depende solamente
de la selección natural.

El criterio evolucionista sustentado por Darwin en su obra El


origen de las especies fue extendido al hombre. En febrero de
1867, Darwin inicio la redacción de un capitulo “acerca del
hombre”, que tenía por objeto mostrar que el criterio
evolucionista era aplicable a la especie humana.

La teoría evolucionista tuvo considerables repercusiones.


Weismann, Haeckel, Helmoholtz, Giard, Marey, constituyen el
núcleo de una gran pléyade de evolucionistas, que con sus
investigaciones modificaron y modernizaron reforzándola la
tesis de Darwin, de acuerdo con los adelantos de las ciencias
biológicas.

El materialismo histórico, por su parte, sostiene que la base


de explicación del hombre y de su cultura es la situación
económica de la sociedad en cada lugar y época.

En el prólogo a la contribución a la crítica de la economía


política, Marx proporciona los principios fundamentales del
materialismo histórico:

El materialismo histórico, por otra parte, implica una ruptura


con el idealismo hegeliano. “Para Hegel-dice Marx- el proceso
del pensamiento, al que convierte incluso, bajo el nombre de
idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo
real…Para mí, por el contrario. Lo ideal no es más que el
material transpuesto y traducido en la cabeza del hombre.
Según el materialismo histórico, la historia de la filosofía
comprende dos actitudes opuestas que abordan el problema
del pensar y el ser (pensamiento y realidad). ¿Qué es lo
primero: el espíritu o la naturaleza?... los que afirman que el
espíritu es lo primero dan lugar a las concepciones idealistas
de inspiración religiosa: mientras que los que afirman lo
segundo originan las concepciones materialistas. Pero, dentro
del materialismo, es necesario distinguir entre el
materialismo tradicional y el materialismo histórico, fundado
por Marx y Engels.

A juicio de Marx y Engels, el viejo materialismo presenta las


siguientes limitaciones:

a. Es predominantemente mecánico y no tiene en cuenta


los últimos progresos de la química y la biología:
b. No tiene un carácter histórico ni dialectico (sino
metafísico, en el sentido antidialéctico) y no mantiene de
un modo consecuente ni en todos sus aspectos el
criterio de la evolución.
c. Concibe la “esencia humana” en abstracto, y no como
“el conjunto de las relaciones sociales” (históricamente
concreta y determinadas), razón por la cual no hace mas
que “interpretar al mundo”, cuando en realidad se trata
de “transformarlo”, es decir, no comprende la
importancia de la “actuación revolucionaria practica”.

Cabe señalar que este materialismo vulgar que critican Marx


y Engels cobra expresión en pensadores como Feuerbach,
Buchner, etc.

El materialismo histórico permite, por primera vez el estudio


objetivo de las condiciones sociales de la vida de las más y de
los cambios experimentados por estas condiciones; señala al
camino para una investigación completa del proceso de
nacimiento, desarrollo y decadencia de las formaciones
económico-sociales (en los que entra la moral).
El materialismo histórico aborda problemas como los
siguientes: si bien es cierto que el hombre es los
protagonistas de su propia historia (plano inmanentista).
¿Qué es lo que determina sus móviles? ¿A qué se deben los
choques de las ideas y aspiraciones contradictorias? ¿Qué
representa el conjunto de todos estos choques que se
producen en la masa toda de la sociedad humana? ¿Cuáles
son las condiciones objetivas de producción de la vida
material que forman la base de toda la actuación histórica de
los hombres?... ¿Cuál es la ley que preside el
desenvolvimiento de estas condiciones?

DIVERSOS CONCEPTOS DEL HOMBRE

No se puede realizar un examen completo de los valores y


normas que nos rigen si no se tienen en mente las teorías que
se han desarrollado acerca de la naturaleza humana.

El hombre como objeto de estudios ha sido abordado por


diversas ciencias.

Sin duda, todas estas ciencias nos proporcionan valiosos


datos sobre la naturaleza del hombre. A diferencias de estas
ciencias, la antropología filosófica aspira a darnos una visión
más global o integral del ser humano. De esta manera, la
antropología filosófica para un filósofo como Marx Scheler es
"una ciencia fundamental de la esencia y del estructura
esencial del hombre; de su relación con los reinos de la
naturaleza (inorgánico, vegetal, animal) y con el fundamento
de todas las cosas; de su origen metafísico y de su comienzo
físico, psíquico y espiritual en el mundo.

Dentro de las teorías fisiológicas que se han desarrollado


sobre el hombre, podemos mencionar las siguientes:
Teoría clásica del hombre (teoría del homo sapiens)

Esta teoría define al hombre como un "animal racional". Se


basa en lo que la lógica tradicional llama" genero próximo y
diferencia específica". De acuerdo con esto, el género más
próximo el concepto del hombre es la animalidad, pero lo que
lo diferencia de los demás animales o seres vivientes es la
"racionalidad", ósea, la capacidad de comprender de abstraer
o de detener nociones de "hombre" de "ciencia "de "moral" etc.

La teoría que nos llamado "clásica" el hombre cobra


expresión, primeramente en los filósofos de la antigüedad
griega como Sócrates, platón, y Aristóteles. Más tarde, la
concepción del hombre como un ser eminentemente racional,
se desarrolla en la época moderna con autores como:
Descartes y Galileo, que conciben la razón matemática como
el paradigma de la racionalidad, la cual oponen a los caducos
métodos escolásticos basados en el “principio de autoridad”.
Tenemos, así, que la razón es lo que permite separar al
hombre del animal.

Teoría del homo faber

Define al hombre como un ser practico y se desarrolla con


base en teorías naturalistas, en el positivismo y en el
pragmatismo, fundamental. Según esta teoría no hay una
diferencia esencial entre el ser humano y el animal: solo
encontramos entre ambos, diferencia de grado; es decir, en el
hombre se dan los mismos estos en que, el hombre, se
manifiestan en una firma más completa y desarrollada.

Cabe añadir que "esta doctrina tiene su origen en Demócrito


y Epicuro y adquiere renovado impulso en la edad moderna
con Bacon, Hume, Mill, Comte y Spencer. La teoría
evolucionista de Darwin y Lamarck le dio un sostén científico,
con diferencias en puntos menores, es recogida por el
pragmático y recibe un nuevo cuño en manos de Freud y
Adler”.
En la época moderna, con Francis Bacon (1561-1626), se
vislumbra, por ejemplo, esta concepción del hombre-que
hemos llamado teoría del homo faber- como un ser capaz de
dominar y aprovechar óptimamente el medio ambiente. El
hombre-dice Bacon en su obra Novum organum- ministro e
intérprete de la naturaleza, solo hace y entiende en la medida
en que ha observado, por la experiencia o por la reflexión del
orden de la naturaleza. Y, agrega el filósofo ingles que “a la
naturaleza no se le vence más que obedeciéndola”.

Concepto del hombre como animal simbólico

Este concepto es propuesto por el filósofo neokantiano


alemán Ernst Cassirer (1874-1945), principalmente en sus
obras Filosofía de las formas simbólicas y Antropología
filosófica.

Para definir al hombre se pueden establecer dos criterio, uno


que consistirá en caracterizar al hombre a partir de sus
estados psicológicos (pasiones, ideas, creencias, decisiones,
preferencias, etc.): y otro que centra su atención no ya en la
forma en que el hombre quiere, piensa o siente, sino en su
obra, en lo que hizo a lo largo de la historia (definición
funcional del hombre). Este segundo camino o criterio es el
que escoge Cassirer para definir al hombre. De acuerdo con
él, el hombre es un “animal simbólico”, esto es: un ser que no
vive como el animal, en un puro universo físico, sino que
construye un universo formado por el mito, el arte, la religión
y todos los demás productos culturales. De tal manera que el
hombre no se enfrenta con la realidad es una forma directa,
sino a través de sus propias creaciones.

El hombre está inmerso en sus propios símbolos de tal suerte


que no puede ver nada, sino a través de esta urdimbre
simbólica. Esto es así tanto en el orden teórico como en el
práctico. En el aspecto práctico, los hechos no lo afectan,
sino sus propios temores, esperanzas, ilusiones. “Lo que
perturba y alarma al hombre-dice Epicteto-no son las cosas,
sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas”.

Si bien en el animal encontramos un lenguaje, este es-dice


Cassirer-emotivo y, no proposicional como en el caso del
hombre. En el lenguaje animal falta un elemento que
caracteriza esencialmente el lenguaje humano: los signos que
tienen una referencia objetiva o un sentido. Así, para
Cassirer, la diferencia entre lenguaje proposicional y lenguaje
emotivo representa la verdadera frontera entre el mundo
humano y el animal.

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