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INTRODUCCIÓN
Desde los tiempos de la antigüedad, pasando por el modernismo, incluso en la actualidad, el
problema de la libertad y el determinismo constituye básicamente una paradoja. Aunque cada
época ha tenido sus diferentes concepciones y formas de ver este tema. Pero de manera
general, analizando a la sociedad, el tema de la libertad y el determinismo ha marcado
considerablemente las formas de relación humana, la manera de organizarse, que marcan de
manera significativa la forma de ver hombre, como tal.
La tesis compatibilista, aunque es un tema que han tratado más los filósofos
contemporáneos. Kant comenzaba a tratar este tema con mayor ahínco. En el fundamento de
la moral, él mencionaba que la causalidad y la determinación de los hechos y eventos
naturales, más que limitar la voluntad del hombre, le permitían la posibilidad de ejercer su
libertad en las acciones.
El determinismo sostiene que todos los eventos naturales sin excepción poseen una causa o
un conjunto de causas anteriores, fruto de una serie de leyes universales y necesarias, que
afectan tanto a los sistemas inertes, como a los vivos y a los conscientes.1
Desde la segunda mitad del siglo XVIII en adelante, ha sido la disputa entre filósofos
de la ciencia, por un lado, y filósofos de la conciencia, por el otro; tal parece que la ciencia
no pudiera dejar de reconocer la valides universal del principio de causa y que, por otro lado,
la conciencia testimoniara de un modo incontestable la libertad del hombre.2
1.2.1. Malebranche
Basado en los principios del ocasionalismo, no resulta fácil salvar el hecho de la libertad
humana. Su explicación consiste en lo siguiente: 1) Dios es la causa única y universal de
todo cuanto hay en nosotros de real y físico: ser, movimiento, sensaciones, percepciones. 2)
1
GONZÁLEZ Ángel Luis, «Determinismo», en Diccionario de Filosofía, Ed. Eunsa, España 2010. p. 304.
2
ABBAGNANO Nicola, «Determinismo», en Diccionario de Filosofía, Ed. FCE, México 1963. p. 312.
3
GONZÁLEZ Ángel Luis, «Determinismo y libertad», o. c., p. 306.
3
Dios crea nuestra voluntad y nuestra libertad, pero no nuestro consentimiento. 3) nuestra
voluntad no es libre ante el Sumo Bien, que la atrae necesariamente. Pero el libre ante los
bienes particulares. 4) Dios nos mueve hacia el bien, pero nosotros podemos resistir a su
voluntad y detener el impulso de la moción divina o desviarlo hacia el mal. Es decir que en
realidad no tendríamos libertad positiva, sino negativa, de suspensión del consentimiento y,
por lo tanto del defecto, la cual solamente serviría para resistir a la moción de Dios que nos
inclina al bien.4
Dios no tiene en todas sus operaciones otro fin último que a sí mismo. Él quiere el
bien de todos los seres que ha creado, pero “Dos quiere su gloria como fin principal, y
también la conservación de las creaturas, pero para su gloria”. En consecuencia, Dios ha
puesto en las criaturas una inclinación fundamental hacia Él, y esta es la razón por la que
nunca puede satisfacernos un bien infinito, ni serie alguna de series finitos. Se trata de una
inclinación necesaria, no sujeta a nuestro libre control.5
Según Malebranche la caída (de Adán y Eva) tuvo por resultado que la unión del alma
y del cuerpo pasara a ser dependencia del cuerpo por la parte del alma.
1.2.2. Spinoza
Al hablar de las pasiones, señala que son cosas naturales y sometidas a las leyes
comunes de la naturaleza, cree que éstas son la causa de la esclavitud y la libertad del
hombre; ya que considera el poder las pasiones sobre el hombre, y el poder del hombre sobre
las pasiones hombre. Su principio fundamental es que cada cosa tiende a perseverar en su
4
FRAILE Guillermo, Historia de la filosofía III, Ed. BAC, Madrid 2000. pp. 579- 580.
5
Cfr. COPLESTON Frederick, Historia de la filosofía IV, Ed. Ariel, México 1988. pp. 181-182.
6
FRAILE Guillermo, Historia de la filosofía III, o. c., p. 633.
4
propio ser, y que este esfuerzo (conatus) de conservación constituye la esencia actual de la
cosa misma. Cuando este esfuerzo se refiere a la mente sola, se llama voluntad; cuando se
refiere a la vez a la mente y al cuerpo, se le llama apetito. El apetito es la esencia misma del
hombre, de cuya naturaleza se derivan necesariamente todas aquellas acciones que sirven
para su conservación y que por esto están determinadas necesariamente por el mismo apetito.
Cuando el apetito tiene conciencia de sí se llama deseo (cupiditas). De esto se deriva, según
Spinoza, que el hombre no se propone, quiere, desea y ansía una cosa porque la cree buena,
sino al contrario, considera una cosa buena porque se la propone, la quiere, la desea y la
ansía.7
Regularmente todos creemos que tomamos decisiones ante distintas situaciones, cuando en
realidad la persona no tenía alternativa en lo que hacía. Es perfectamente posible que una
persona elija hacer algo, cuando de hecho no tiene alternativa. Ella puede pensar que hay
muchas opciones cuando en realidad no las hay, por ejemplo.
7
ABBAGNANO Nicolai, Historia de la filosofía II, Ed. Hora, Barcelona 1994. p. 242.
8
CORNAM J.W. PAPPAS G.S. Y LEHRER K. Introducción a los problemas y argumentos filosóficos, Ed.
UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, México 2006. p. 149.
9
LOCKE John, Ensayo sobre el entendimiento humano, fragmentos, Ed. FCE, México 1956. p. 86.
5
Para comprobar que esta conclusión es inevitable, es necesario decir que cada uno de los
sucesos preparatorios a una acción, fueron en sí mismas la consecuencia causal inevitable de
condiciones previas existentes, totalmente fuera de control de la persona.
10
Cfr. CORNAM J.W. PAPPAS G.S. Y LEHRER K. Introducción a los problemas y argumentos filosóficos, o. c.,
p.154.
11
Cfr. Ibid., p. 148.
6
El vocablo latino liber, del cual deriva «libre», tuvo al principio el sentido de persona
en la cual el espíritu de procreación se halla naturalmente activo de donde la posibilidad de
llamar liber al joven, cuando al alcanzar la madures sexual, se incorpora a la comunidad
como hombre capaz de asumir responsabilidades. En este sentido, la libertad es entonces la
posibilidad de decidirse y, al decidirse, de autodeterminarse.
2.2.Propuestas libertarias
2.2.1. Pedro Pomponazzi
A diferencia de otros filósofos que afirman, que todo está determinado por causas divinas.
Pomponazzi afirma que la presencia divina no excluye la libertad humana. Hay una doble
relación entre el conocimiento divino y la acción humana. En primer lugar, Dios prevé la
acción humana sobre el fundamento de su causa, que es la naturaleza humana. Él sabe que el
hombre puede obrar de un modo o de otro y que puede o no cumplir una determinada acción;
y lo sabe en virtud que tiene de la naturaleza humana. Pero esta presciencia divina es tan solo
12
Cfr. Ibid., p. 156-157.
13
FERRATER MORA José, «Libertad», en Diccionario de filosofía III (k-p), Ed. Ariel, Barcelona 2001. p.
2136.
7
2.2.2. Descartes
¿En qué consiste exactamente la libertad? Consiste, en que nosotros podemos hacer una cosa
o no hacerla o más bien solamente en esto: que para afirmar o negar, seguir o rehuir las cosas
que el entendimiento nos propone, obramos de manera que no sentimos ninguna fuerza
exterior que nos obligue a ello. Para ser libres, no hace falta ser indiferentes ante la selección
de uno u otro de los contrarios. Esta indiferencia es más bien el grado más bajo dela libertad,
y es más bien un defecto del conocimiento más que una perfección de la voluntad. El grado
más alto de la libertad se alcanza cuando el entendimiento posee nociones claras y distintas
que dirigen la acción y la decisión de la voluntad. Ahora bien, es evidente que cuando el
hombre obra según el juicio de la propia razón, obra de manera que no se siente obligado
por ninguna fuerza exterior, porque la razón es él mismo. La libertad en este caso es perfecta
porque la razón es el principio autónomo del yo.15
El poder de obrar libremente es la mayor perfección del hombre, y, al usar de él,
somos de un modo especial, dueños de nuestras acciones, y, en consecuencia, merecemos
alabanza o inculpación. Negar la libertad humana a causa de una predeterminación divina
sería absurdo. Porque sería absurdo dudar de lo que comprendemos y experimentamos
dentro de nosotros mismos sólo porque no comprendemos un asunto que, por su naturaleza,
sabemos que es incomprensible. Dios prevé y predetermina todas las acciones humanas, pero
no determina la voluntad humana. En otras palabras, Dios prevé el acto libre de un hombre
porque éste va a realizarlo; no es que éste valla a realizarlo porque Dios lo prevea.16,
14
ABBAGNANO Nicolai, Historia de la filosofía II, o. c., p. 79-80.
15
Cfr. Ibid. p. 181-182
16
Cfr. COPLESTON Frederick, Historia de la filosofía IV, o. c., pp. 137-138.
8
La libertad, «es la cosa más noble que puede haber en nosotros, por cuanto nos hace
de algún modo semejantes a Dios y parece eximirnos de estarle sometidos; por consiguiente,
su buen uso es el mayor de todos los bienes y el que con mayor propiedad poseemos y más
nos interesa». La libertad, nos hace dueños de nosotros mismos.17
2.2.3. Kant
17
Cfr. SANZ SANTACRUZ Víctor, Historia de la filosofía moderna, Ed. Eunsa, España 1991. pp. 75-76.
18
IMMANUEL Kant, Critica de la razón práctica, Ed. La página, Buenos Aires 2003. p. 4.
19
Cfr. REALE Giovanni, ANTISERI Dario, Historia del pensamiento filosófico y científico II. Ed. Herder,
España 2009. p. 765
20
Cfr. Ibid. p. 766
9
2.3.Tesis libertaria
Con anterioridad se observa que según el determinista todos somos incapaces de actuar en
forma diferente de cómo lo hacemos, que cada vez que actuamos, no está en nuestro poder
no actuar, y cada vez que no actuamos, no está en nuestro poder actuar. El libertario sostiene
los principios diferentes. Sostiene que algunas veces cuando actuamos, está en nuestro poder
actuar y viceversa. 21
Según las propuestas libertarias antes vistas, todos creemos que realizamos actos
libres, y esto es cuestión de sentido común en la misma medida en que lo es la creencia de
que la tesis del determinismo es verdadera. Una forma de demostrarlo es por medio de la
deliberación. En parte la deliberación conlleva la creencia de que somos libres. Si me creyera
incapaz para realizar o no realizar el acto, sería absurdo que yo deliberara acerca de su
realización o no realización. Puedo deliberar acerca de si debo o no realizar el acto si depende
de mí realizarlo y si de mí depende también el no realizarlo. Pero deliberar acerca de lo que
uno haría si uno no fuera incapaz no equivale a deliberar acerca de lo que uno puede hacer.
22
Por tanto, el libertario sostiene que, por mera introspección, podemos discernir que
con frecuencia creemos que realizamos actos libres. La creencia de que somos libres, es un
asunto de sentido común reflexivo, que posee cierto grado de racionalidad inicial.
21
Cfr. CORNAM J.W. PAPPAS G.S. Y LEHRER K. Introducción a los problemas y argumentos filosóficos, o. c.,
p. 157.
22
Cfr. Ibid. p. 158.
10
3. PROPUESTA COMPATIBILISTA
Tal parece que el problema de la libertad y el determinismo plantean una paradoja, porque la
tesis del determinismo, así como la hipótesis de en ocasiones las personas actúan libremente,
son ambas afirmaciones que una persona con sentido común acepta como evidentes. El que
dos creencias que parecen ser evidentes desde el punto de vista del sentido común, resulten
ser incompatibles es, una paradoja.
Posiblemente, uno podría sostener que las observaciones tanto del determinista como del
libertario tienen cierto mérito. Si el determinismo fuera falso, entonces algo que ocurre
carecería de causa. Por otra parte, el libertario tiene evidencias muy sólidas en favor de la
hipótesis de que una persona pudo haber actuado de otro modo. En consecuencia, podemos
ver fácilmente que alguien podría rechazar del mismo modo ambas posiciones. La posición
compatibilista, es un intento por disipar la apariencia de inconsistencia, mostrando que lo
que parece inconsistente, realmente no lo es. Ya que la posición compatibilista, permitirá
sostener razonablemente que contamos con la evidencia empírica de que alguna persona pudo
haber actuado de otro modo, pero esto no constituye una evidencia empírica en favor de la
falsedad del determinismo, y por lo tanto, no es evidencia de que algún acto carece de causa.23
Parece imposible sugerir que una persona pudo haber actuado de otro modo, aún si su
comportamiento estuvo causalmente determinado por condiciones existentes, sobre las
cuales no tenía ningún control. No obstante esta es precisamente la opinión que el
compatibilismo defiende. La línea de defensa tiene dos direcciones. En primer lugar, se ha
intentado demostrar que la tesis del determinismo causal no implica nada que sea
incompatible con el acto libre. En según lugar, la idea de un acto libre, es decir la idea que
una persona pudo haber actuado de otro modo, no implica nada que sea incompatible con el
determinismo.
23
Cfr. Ibid. p. 204-205.
11
las fuerzas causales fuera del control de una persona, parecería que es más bien un sujeto
sobre el que se actúa que un actor. La persona que aprieta el gatillo del arma asesina parece
activa, parece estar realizando un acto. Aunque los deterministas dirían que, realmente no es
activa; más bien está respondiendo pasivamente las fuerzas causales de las que no tiene
control. Sin embargo, ¿cuál sería la diferencia entre un simple acto (como levantar el brazo)
y un simple movimiento del cuerpo (el del brazo moviéndose hacia arriba), el cual no es un
acto? La respuesta sería que en el caso en que yo levanto el brazo, algo que sucede dentro de
mi provoca que mi brazo se mueva hacia arriba. El hecho de que yo realice el simple acto de
levantar el brazo conlleva que mi brazo se mueva hacia arriba en respuesta, respuesta causal
a algo que tiene lugar dentro de mí.24
Se puede decir que cuando realizo una acción, es porque quiero que así suceda (acto
volitivo). Así el que yo haga algo consiste en que cierto suceso tenga lugar porque así lo
quiero. Esta opinión exige que exista alguna conexión entre mi deseo de realizar el acto y su
ocurrencia. Esta conexión, es una conexión causal. El deseo produce causalmente el acto. Si
esta opinión, es correcta, entonces el que yo haga algo requiere que ese algo sea causado por
algún estado psicológico que ocurre dentro de mí. Por tanto, el acto, y por lo tanto el acto
libre, debe ser compatible con la determinación causal pues conlleva la determinación causal
como un constituyente.
Un acto racional es aquel para cuya realización el agente tiene razones. Supongamos
que una persona no solo realizó un acto, sino que además tuvo razones para realizarlo, estas
razones explican por qué lo realizó. Con frecuencia las razones implican una causa, pero esto
no equivale a decir que toda razón es causa. El argumento es el siguiente.
El tener ciertas razones para realizar un acto no es también algo realizado. En efecto,
no tiene sentido hablar de razones de realización. Además una persona puede no tener ningún
control sobre el hecho de tener o no ciertas razones. Por ejemplo, una persona puede ver que
sucede algo que le proporciona razones para un acto, aunque la posesión de esas razones está
fuera de su control. Si vemos que algo sucede que nos proporcione una razón para actuar,
entonces no podemos evitar tener una razón para hacer lo que hacemos. Sin embargo, esto
no logra mostrar que el acto resultante no es libre. Puede ser perfectamente libre, aunque las
24
Cfr. Ibid. p. 207
12
razones por las cuales fue realizada, son razones que la persona no pudo evitar tener.
Supongamos que veo que una viga está a punto de caerle en la cabeza a una persona y la
prevengo. Mi razón para actuar fue que vi que la viga estaba a punto de golpear a la persona
en la cabeza. Aunque no pude evitar tener esa razón, no obstante el acto es libre. Por lo tanto
un acto puede resultar que tenga una razón que uno no pudo evitar tener, es decir, una razón
que uno no estaba en libertad de no tener, y sin embargo, el acto podría ser un acto libre. 25
Este argumento depende de que si un acto está causalmente determinado por alguna
condición fuera de control del agente, entonces el agente no pudo evitar lo que hizo. Depende
de que si el acto de una persona está determinado, no es un acto libre. Pero la forma de refutar
la premisa es clara. Si un acto está causalmente determinado por alguna razón que la persona
no pudo evitar tener, entonces está realizando un acto causalmente determinado por
condiciones fuera de su control. Pero semejante acto puede, sin embargo ser libre. Lo que
podemos decidir con ayuda del determinismo es que, existe alguna ley a partir de la cual
podemos deducir qué sucederá en un momento subsecuente, pero no equivale a decir que
debe suceder o que ninguna otra cosa podría suceder en su lugar.
25
Cfr. Ibid. p 212.
13
CONCLUSIÓN
El problema de la libertad, es uno de los valores más cuestionados a lo largo del tiempo por
numerosas culturas desde la antigüedad. Y de los temas más tratados por los grandes filósofos,
principalmente como un elemento que da sentido a la vida moral que proponen. La mayoría
coinciden en que un ser superior, causa eficiente de la existencia humana, ha dotado al hombre
de ciertas facultades para su desarrollo y supervivencia. Tal es el caso de la libertad.
BIBLIOGRAFÍA
SANZ SANTACRUZ Víctor, Historia de la filosofía moderna, Ed. Eunsa, España 1991
IMMANUEL Kant, Critica de la razón práctica, Ed. La página, Buenos Aires 2003.
FERRATER MORA José, «Libertad», en Diccionario de filosofía III (k-p), Ed. Ariel,
Barcelona 2001.