faltara, unos papeles dispersos en la mesa, una maleta a medio-hacer recostada sobre la puerta, como intentando irse o quedarse y los pasos ligeros y escondidos del amigo van y vienen, parece no querer ser visto, pero pasan una y otra vez. Nuestros ojos recorren su habitación los lugares donde siempre ha estado están solos, vacíos. Un aire de tristeza parece arroparnos miramos, sentimos, no sabemos qué nos pasa o sí lo sabemos. Nos miramos, sólo eso hacemos, no sabemos qué decir, sólo estamos ahí, entre el vacío y una maleta a medio llenar, En la entrada un auto azul nos hace ver hacia afuera, es Juan el taxista, le llaman el arriero, un, ¡ nos vamos ! se oyó desde afuera salimos a ver. Todos cargamos la maleta y nos despedimos, un abrazo, un apretón de manos y un buena suerte, ese fue nuestro regalo y nuestra queja. Se va un amigo, que la suerte te acompañe. Que el camino siga siendo limpio y seguro. Pudimos susurrar, como desde adentro. Atrás quedamos nosotros, sentados en el corredor, con las manos caídas, como sin fuerza. Desde adentro alguien nos llamó, no sabemos quién, era como un niño, o como un anciano, entramos y estaban nuestras mesas o nuestros pasos, llenas de proyectos de esperanzas entendimos que tenemos que seguir, que quien se va sigue igual que nosotros en cualquier lugar, en el lugar donde la tierra lo llamó. Que tu viaje sea seguro Que la madre tierra te acompañe Que no olvides sus manos, su rostro, ni su voz Pues la madre siempre te espera para recibirte una y otra vez, siempre con los brazos abiertos para decirte que eres parte de esta tierra, de esta gente, de estos ojos que te vieron nacer y que hoy te están viendo partir