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Marzo | 39
De la revolución
artística al arte
revolucionario
Adelantamos aquí un fragmento del prólogo a una nueva Eduardo Grüner
Ensayista, sociólogo, docente UBA.
compilación de Ediciones CEIP-IPS cuyos textos dan cuenta del
camino previo recorrido por Breton y Trotsky en lo que hace a Por supuesto, la primera mitad del siglo xx es-
tá plagada de manifiestos de los movimientos
las definiciones sobre la relación entre arte y revolución, del estéticos denominados “de vanguardia” (el fu-
turista, el dadaísta, el surrealista, el constructi-
encuentro en tierras mexicanas y de sus repercusiones, tanto vista, etcétera). (…)
Sin embargo, aún teniendo en cuenta es-
en la pluma de sus protagonistas, como en la de quienes lo te contexto, insistiremos en que el “Manifies-
to Mexicano” fue, como dijimos, un documento
comentaron posteriormente. inaudito. No hay ningún otro manifiesto de ta-
lante similar que haya reunido la figura de un
referente revolucionario mundial de la talla de »
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protesta, consciente o inconsciente, activa o pa- Trotsky, y que en la sociedad de clases sólo el lo es, simultáneamente, de la opresión capitalis-
siva, optimista o pesimista, contra la realidad arte puede ofrecer, otra vez, no por su “conteni- ta y la estatalista-burocrática.
(…) El capitalismo en decadencia es incapaz de do” sino por su absoluta libertad interna) el ar- A esta altura del escrito, en efecto, ha quedado
asegurar siquiera las condiciones mínimas ne- te está generando un contraste, un conflicto con perfectamente establecido que “la revolución
cesarias para el desarrollo de aquellas corrien- la realidad actual, sin pretender ni sustituirla ni comunista no teme al arte”, entre otras razo-
tes artísticas que en cierta medida satisfacen las poder transformarla. Es decir: está generando, nes porque –como lo decíamos, de otra manera,
necesidades de nuestra época. Cualquier pala- en el mejor sentido del término, un malestar más arriba– “la determinación de esta vocación
bra nueva lo aterroriza supersticiosamente9. ante la percepción de la distancia entre lo de- [la artística, EG] puede pasar sólo como resul-
seable/posible y lo real. ¿Y qué otra cosa está tado de una colisión entre el hombre y un cierto
Es un párrafo asombroso, al menos para diciendo Trotsky con su afirmación de que en la número de formas sociales que le son adversas.
quienes –desde su esquematismo prejuicioso– creación artística se haya implícita una protes- Esta coyuntura, al grado de conciencia que de
piensan que un dirigente revolucionario necesa- ta contra la realidad? Por lo tanto, de la “impo- ella pueda adquirir, hace del artista su aliado
riamente debe subordinar el arte a los objetivos tencia” del arte para transformar por sí mismo predispuesto [de la revolución, EG]”.
políticos. Pero, en rigor de verdad, se podría las condiciones sociales no se deduce ninguna
decir que es al revés: la “autonomía relativa” incontaminada “pureza” ni una indiferencia o
del arte, que está indudablemente condiciona- ajenidad respecto de lo social. Como dice cla-
da por lo político (precisamente eso quiere de- ramente Trotsky en sus apuntes al Manifiesto
1. Roche, Gérard: “Trotsky, Breton y el Manifiesto
cir la palabra relativa: no que esa autonomía es (en una frase que luego pasó al manifiesto fi- de México”. Tanto este artículo como el citado folle-
“poquita” o “débil”, sino que está en inevitable nal): “(…) Tenemos una idea muy elevada de la to Planeta sin visado se reproducen en este mismo
relación con lo político, y es porque existe esa función del arte como para negarle una influen- volumen.
relación que se puede hablar de “autonomía”, cia sobre el destino de la sociedad”. 2. Cfr. Paz, Octavio: Los privilegios de la vista. Arte
pues ¿quién necesitaría ser autónomo respecto De allí la importancia no solamente ética si- moderno universal. Arte de México, Barcelona, Ga-
de ninguna relación?), la autonomía, pues, con- no política de la libertad artística. Sólo esa li- laxia Gutenberg, 2001.
siste en que el arte –la “auténtica creación artís- bertad “interior” puede aspirar a sortear lo más 3. Uno de esos ensayos muestra el enorme aprecio
tica”, dice Trotsky– no puede ser subordinada a profundamente posible los condicionamientos que tiene Trotsky por un escritor francés que hemos
nombrado al pasar, el fascista Louis-Ferdinand Céli-
(que no es lo mismo que “condicionada por”) de la sociedad de clases (y los límites asfixiantes ne. Es cierto que allí se refiere a la magnífica prime-
ninguna “exterioridad”, política o de cualquier del despotismo burocrático, debemos suponer) ra novela de Céline, Viaje al fin de la noche, publi-
otra naturaleza. Eso es lo propiamente “revolu- y generar la “utopía” de una humanidad mejor, cada mucho antes de que su autor adoptara sus más
cionario” del arte, y no su temática o sus conte- aunque no esté en condiciones de realizarla en delirantes posiciones racistas, antisemitas y colabo-
nidos intencionales. los hechos duros. No habría que extrañarse de- racionistas con los ocupantes nazis (lo cual no sig-
nifica de ninguna manera –en literatura las cosas no
Como Bloch, Trotsky le otorga a esa autono- masiado, entonces, de que en la defensa de esa
son tan lineales, como ya apuntamos– que sus escri-
mía de la “auténtica creación artística” un rol libertad por momentos el materialista histórico tos de este segundo período fueran menos importan-
positivamente utópico (una “necesidad de ar- Trotsky sea aún más extremista que el surrealis- tes, si uno olvida piadosamente su repugnante Baga-
monía y de existencia plena… que la sociedad ta Breton. Como se podrá apreciar en el texto telas para una masacre). Cfr. Trotsky, León: “Céline
clasista le niega”); pero, como Adorno, sabe que a dos columnas del Manifiesto de México que y Poincaré”, en Literatura y revolución, Buenos Aires,
Ediciones ryr, 2015.
no es el arte el que puede transformar radical- se publica en este tomo, allí donde originaria-
mente las condiciones sociales de esa aliena- mente el texto propone la frase-consigna “To- 4. Roche, Gérard, loc. cit.
ción (“el capitalismo es incapaz de asegurar…”, tal libertad en el arte, salvo contra la revolución 5. Ibid.
etcétera). proletaria” –frase que Breton había calcado de 6. Cfr., para todo esto, Deutscher, Isaac: El profeta
desterrado, México, Era, 1969.
Lo que sí puede hacer el arte con su “auto- Literatura y revolución– el texto definitivo –sin
nomía”, su imaginación y su libertad formal es dudas a instancia de Trotsky– dice simplemen- 7. Citado en ibid.
indicar la existencia posible de un mundo de li- te: “Total libertad en el arte”. ¿Trotsky ha cam- 8. Más criticable, en todo caso, es su posterior y clau-
dicante oportunismo, que en la década del ‘60 lo llevó
bertad no enajenada, cuya realización sólo pue- biado su posición, la ha “liberalizado”? Ariane
a aceptar el Ministerio de Cultura en el gobierno de
de ser llevada a cabo por los hombres y mujeres Díaz sugiere otra solución: “Más que un cambio De Gaulle. Pero, por supuesto, de esto Trotsky no lle-
de carne y hueso operando sobre sus condicio- de posición, se trata de la misma idea en el par- gó a enterarse. Sin embargo, en el ya citado Literatura
nes materiales de existencia. Exactamente eso, ticular contexto político e ideológico en que se y revolución, Trotsky había hecho un encendido elo-
entre otras cosas, es lo que quiere decir Ador- escribe el MARI”11. Ya no estamos en los tiem- gio de La condición humana (cfr. “La revolución es-
pos “heroicos” en los que esta cuestión podía trangulada. Una novela francesa sobre la revolución
no con su afirmación en apariencia enigmática
china”, en op. cit.), aunque sin privarse de imputarle a
y para algunos contradictoria –pero se trata de formar parte de los intensos debates político- Malraux “individualismo y capricho estético”.
una “contradicción” constitutiva de la dialécti- culturales al interior del bolchevismo; en 1938
9. Citado en Deutscher, op. cit.
ca negativa, como la llamaría el propio Ador- la dominación estalinista es total, y se trata en-
10. Adorno, Theodor W.: Teoría estética, Madrid,
no– de que el arte es una promesa de felicidad… tonces de demostrar que –contra las falsifica- Taurus, 1975.
a condición de que no la cumpla10. En efecto: al ciones grotescas del “marxismo” del PCUS pero
11. Díaz, Ariane: “A 70 años del Manifiesto por el Ar-
mostrar que “otro mundo es posible” (ese mun- también de los PC occidentales– la libertad ar- te Revolucionario Independiente”, en revista ramona
do de “armonía y existencia plena” que dice tística no es enemiga de la revolución, como sí 83, agosto 2008.