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ISBN 978-85-7516-792-2
www.atomoealinea.com.br
“Son nuestras pasiones las que diseñan nuestros libros, y el intervalo de reposo el que los
escribe”.
Marcel Proust
Este libro fue publicado por primera vez, en lengua italiana, en la casa editora
Volta la Carta (Ferrara, 2016) con el título: La cultura empirica della scuola.
Esperienza, memoria, archeologia.
Índice
Sobre el autor
Prefácio:
¿Que ocurre en el interior de las
escuelas? Ejercicio y lección
historiográfica develadora de “los
silencios de la escuela”
Es más facil predicar que dar trigo, dice el refrán sabio. Consciente de
ello el profesor Escolano, aprovechando tanto sus saberes, como su capacidad
reflexiva y creativa y su valiosa atalaya académica, no cierra su ensayo, sin
más, como un conjunto de recomendaciones acerca de los caminos que la
investigación histórico-educativa debe recorrer. Por esto, en la parte final del
texto, además de mostrar el posible modo de proceder investigador, de forma
similar a como nos propone en un reciente texto sobre la “experiencia
etnográfica” Elsie Rockwell, nos presenta ejemplos de estudio arqueológico
que podrían ser replicados en numerosas situaciones de formación histórica
del profesorado, a través de cuatro inmersiones: una, que nos acerca a un
ejercicio de memoria y de recuperación hermenéutica intersubjetiva de la
infancia escolar; una segunda a través de los graffitti ‘olvidados’ en los
pupitres; una tercera de descubrimiento de un conjunto de libretas escolares en
un domicilio particular, configurado como un interesante yacimiento
arqueológico; y una cuarta que permite rastrear huellas en un desván, al tiempo
que suscitar interrogantes, conjeturas y certezas de conocimiento. Y llama
finalmente la atención sobre el papel de los museos, en torno a cómo favorecer
la arqueología de la memoria y del saber, así como acerca de la educación
histórica de la ciudadanía.
Es momento de terminar. Estamos ante un texto atenta y cuidadamente
escrito, pero no exento de complejidad expositiva que obliga a una lectura
atenta. Es asimismo, a no dudarlo, un texto de formación, a la que se nos
invita. Un reto que es de agradecer. Si hemos de indagar en torno a la cultura
de la escuela, permítanme una propuesta de trabajo para los investigadores
más jóvenes relativa a la indagación sobre el conjunto del profesorado que en
España a lo largo de los pasados años setenta-noventa (varios millares de
profesores y profesoras) configuró el tejido de los llamados “Movimientos de
Renovación Pedagógica” y sobre las escuelas que con más consciencia
confrontaron cuanto de tradición e innovación correría por sus venas.
Aciertos, tropiezos, revisiones y condicionamientos. Probablemente, un
magnífico taller para la formación histórico-educativa del profesorado en
formación con el propósito de aquilatar la precisa conciencia profesional.
Sería adecuado que esta indagación sobre la cultura de la escuela
mantuviera vínculos con la Historia Social, ayudase a conocer y a comprender
los diferentes contextos histórico-culturales de las culturas empíricas
escolares, los condicionamientos que imponen, y las relaciones de poder
social, cultural y político que se establecen, fortaleciendo la conciencia
histórica de los sujetos y el deseo de una educación emancipatoria con el
horizonte de una sociedad justa y vitalmente democrática.
Antón Costa Rico
Universidade de Santiago de Compostela
Expresidente de la Sociedad Española de Historia de la Educación
Introducción:
la escuela como cultura
1. Alfredo Marcos, El testamento de Aristóteles. Memorias desde el exilio, León, Edilesa, 2000,
pp. 123-124.
2. Hans Georg Gadamer, El giro hermenéutico, Madrid, Cátedra, 1995, p. 21 ss.
El retorno de la experiencia
Confesiones de un enseñante
“El camino de la pedagogía es largo. Soy un profesor nuevo y estoy aprendiendo con la
práctica. Jugueteo con los instrumentos de mi nuevo oficio” (…) “Según mis cálculos,
unos doce mil chicos y chicas se han sentado en pupitres, y me han oído explicar, cantar,
animar, divagar, declamar, recitar, predicar. Impartí al menos treinta y tres mil clases.
Treinta y tres mil en treinta años”. (En esta práctica, entre lúdica y seria, sustentaba la cultura
empírica de su profesión).
“En la universidad había asignaturas que trataban de cómo enseñar, impartidas por
catedráticos que no sabían enseñar”. (Con esta afirmación, el autor manifestaba su
escepticismo acerca de la cultura académica sobre la educación).
“Me sentía incómodo con los burócratas, que habían huido de las aulas. Nunca quise
ceñirme a sus programas y a sus planes”. (En estos enunciados, el escritor expresaba su
desconfianza hacia la cultura política de la escuela).
“En todos los tiempos, los practicistas o los empiristas -así denominaba Lourenço Filho a
los educadores innovadores- han ensayado nuevas formas de acción, unas fecundas,
otras desastrosas, pero todas tendiendo al progreso (…) La educación es la vida (…) Lo
que nació primeramente -remarcaba poniendo énfasis en la acción- fue el arte empírico,
no la ciencia”.
“No es mi intención exponer un tratado de pedagogía científica [sino] dar a conocer los
resultados de una experiencia pedagógica que parece destinada a abrir un nuevo camino
para la realización de los principios que tienden a reconstruir la pedagogía”.
Dos ejemplos textuales de los años veinte del siglo pasado basados en
modelos de pedagogía empírica inspirados en las propuestas de Ovide
Decroly: los centros de interés y las concentraciones. Los dos conciben
la experiencia como práctica que emerge en los contextos en los que se
generan los “intereses”.
Ambos textos, que son fuentes históricas que hoy pueden examinarse
para analizar las acciones que propugnaron los nuevos métodos,
traducen y adaptan a los contextos escolares los supuestos de algunos
de los modelos educativos innovadores de la época: intuicionismo,
motivación, globalización, acción, interacción con el medio.
Cultura efectual e historia
“Si he de ser sincero -escribe Stefan Zweig-, toda mi época escolar no fue sino un
aburrimiento constante y agotador que aumentaba de año en año debido a mi impaciencia
por librarme de aquel fastidio rutinario. No recuerdo haberme sentido alegre y feliz en
ningún momento de mis años escolares -monótonos, despiadados e insípidos- que nos
amargaron a conciencia la época más libre y hermosa de la vida (…).
Para nosotros, la escuela era una obligación, una monotonía tediosa, un lugar donde se
tenía que asimilar, en dosis exactamente medidas, la ‘ciencia de cuanto no vale la pena
saber’, unas materias escolásticas o escolastizadas que para nosotros no tenían relación
alguna con el mundo real ni con nuestros intereses personales (…) Cosas que imponía la
vieja pedagogía”. [50]
“Nunca seré profe (…) ¡Nunca! -exclama uno de los personajes del relato- ¡Nosotros los
alumnos pasamos; vosotros os quedáis! Somos libres y a vosotros os han condenado a
cadena perpetua. Nosotros (…) puede que no lleguemos a ninguna parte, pero nos
movemos. La tarima no será el lamentable reducto de nuestra vida (…) A veces, también
los profesores experimentan esa sensación de perpetuidad: repetir indefinidamente las
mismas clases ante aulas intercambiables (…) Enseñar es eso: volver a empezar hasta
nuestra necesaria desaparición como profesor”. [52]
“No pierda la cabeza -se le advierte al profesor que parece estar muy seguro en sus
convicciones-, nada ocurre como está previsto: es lo único que nos enseña el futuro al
convertirse en pasado”. [53]
Es la clase.
En un cartel se representa a Caín fugitivo,
y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
“Hagamos gramática -continúa escribiendo Pennac-. Pues, por muy extraño que pueda
pareceros, oh alumnos nuestros, estáis amasados con las materias que os enseñamos. Sois
las propias materias de nuestras materias (…), hechos de palabras, tejidos con gramática
(…) Mi trabajo consiste en hacer que mis alumnos sientan que existen gramaticalmente
durante esos cincuenta y cinco minutos (lo que dura una lección)”. [57]
Controlar la entrada de los alumnos (de uno en uno), pasar lista cada
mañana (siguiendo la misma relación), saludar (con fórmulas establecidas por
la urbanidad académica), ordenar sentarse (con palabra y gesto reconocibles
por todos), guardar silencio (mientras se realizan ejercicios), dirigir la
actividad de todos (como una clase bien orquestada), cantar a coro (canciones,
preces, consignas o máximas ensayadas y memorizadas), cambiar de actividad
(a golpe de voz, silbato o campanilla)… Este es el clima y esta es la civilidad
que reina en la escuela recordada, el ritual del arte que el enseñante ordinario
debe garantizar oficiando la liturgia institucional con el ademán y la voz bien
firmes. Silabeo, lectura, copia, cálculo, dictado, ejercicios, memorizaciones,
recitados… Esta es la retahíla rigurosamente concatenada de acciones
cotidianas con que se pautan los tiempos y los ritmos escolares y se ordenan
los trabajos y los días de los maestros y los estudiantes. Este es en definitiva
el retrato que un etnógrafo puede componer con los restos que registra en el
cuaderno de campo que construye en el archivo. Y este repertorio de acciones,
junto a las materialidades en que se apoya, constituye en términos de historia y
antropología una cultura bien definida, por simplista y mecánico que nos
pueda parecer.
La Aborrecida Escuela
Grabado de una escuela alemana de fines del siglo XIX que podía
mostrar una imagen representativa de la escuela austriaca que describe
Stefan Zweig en sus memorias. Una atmósfera de rutina y tedio inunda
el clima dominante en la clase, mientras la maestra teje hilos y la
aburrida niña del pupitre teje en su mente musarañas para soñar con
otros mundos más estimulantes y lúdicos que los de esta aborrecida
escuela.
¿Alguien se atrevería a tratar de innovar rompiendo la ritualidad
establecida por la costumbre y el habitus de los maestros y profesores, sin
romper la gramática de la escuela? ¿Quién se puede arriesgar a salirse del
guión pautado por el sistema, sedimentado en tradiciones largamente
acreditadas en prácticas seculares, que la retórica escolar escenifica cada
mañana, cada día, cada semana, cada curso? ¿Cómo escapar al protocolo
programado del tiempo, a las prescripciones del espacio, al ordenamiento del
currículum, y también a las expectativas de la comunidad? ¿Cómo pues no
interpretar, en términos de antropología cultural -una disciplina que asiste en
estos análisis a la historia-, todo este repertorio de comportamientos
empíricos que constituyen el dispositivo escolar más comúnmente
reconocible, susceptibles todos ellos de ser reconstruidos objetivamente, al
entrar en contacto con las fuentes materiales, textuales e iconográficas, que dan
visibilidad y luz a las representaciones que se construyen acerca de las
escuelas del pasado?
La ritualización de la experiencia
1. Pierre Bourdieu, El sentido práctico, Madrid, Siglo XXI, 2007, pp. 9-10.
2. Stanley Fish, Práctica sin teoría: retórica y cambio en la vida institucional, Barcelona,
Destino, 1992, p. 209.
5. Esther Aguirre, Repensar las artes. Culturas, educación y cruce de itinerarios, México,
UNAM, 2011, pp. 213-214. Referencia a Juan Amós Comenio, Didáctica magna, México,
Porrúa, 1976, pp. 109-116.
6. Vid.: Antonio Santoni Rugiu, Nostalgia del magistro artegiano, Firenze, Manzuoli, 1988. Del
mismo autor: Il braccio e la mente. Milenni di educazione divaricada, Firenze, La Nuova
Italia, 1995.
17. Ibidem, pp. 202-204. Los términos se extraen de los documentos sobre el debate profesional
en México.
18. Randall Collins, The credential society. An historical sociology of education and
stratification, London, Academic Press, 1979.
19. Antonio Nóvoa, “Diz-me como ensinas, dir-te-ei-quem és e vice-versa”, en Ivani Fazenda
(ed.), A pesquisa em educação e as transformações do conhecimento, Campinas, Papirus,
1997, p. 36. El mismo autor estudió las representaciones de la imagen de los profesores en fuentes
portuguesas, españolas y francesas de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX: “Ways
of saying, ways of seeing. Public images of teachers (19th-20th Centuries)”, Paedagogica
Histórica. Suplementary Series, v. VI, 2000, pp. 11-52. La iconografía muestra la representación
de los roles docentes que la sociedad atribuye al definir en la práctica las señas de identidad de la
profesión de enseñante.
20. Lourenço Filho, La Escuela Nueva, Barcelona, Labor, 1933, pp. 85-86. Citamos por la edición
española de la obra.
21. Angelo van Gorp, Frank Simon y Marc Depaepe, introducción a Ovide Decroly, La función
de la globalización en la enseñanza y otros ensayos, Madrid, Biblioteca Nueva, 2006, p. 14.
22. Adolphe Ferrière, La práctica de la escuela activa (traducción y prólogo de R. Tomás y
Samper), Madrid, Francisco Beltrán, 1928, pp. 7-9.
23. Adolphe Ferrière, La escuela activa, Madrid, Francisco Beltrán, 1932, pp. 260-261.
24. Adolphe Ferrière, La educación autónoma. Arte de formar ciudadanos para la nación y
para la Humanidad, Madrid, Francisco Beltrán, 1926, p. 100 ss.
27. Daniel Hameline, “Adolphe Ferrière”, en Jean Houssaye, Quinze pedagogues. Leur
influence aujourd’hui, Paris, Armand Colin, 1994, pp. 192-193. Ver del mismo autor: “Changer l
´école. Il y a cent ans que l´on dit ça”, Le temps stratégique, 11, 1984, pp. 73-80.
28. Maria Montessori, El método de la pedagogía científica aplicado a la educación de la
infancia en las “Case dei Bambini”, Barcelona, Araluce, s.a., pp. 17-20.
33. John Dewey, Experiencia y educación, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, estudio introductorio
de Javier Sáenz Obregón, pp. 27-28 y 38.
35. John Dewey, Pedagogía y filosofía, Madrid, Francisco Beltrán, 1930, p. 221.
36. John Dewey, La escuela y el niño, Madrid, Espasa-Calpe, 1934, prólogo de Lorenzo
Luzuriaga, p. 12.
37. Richard J. Bernstein, Praxis y acción, Madrid, Alianza Universidad, 1979, p. 207.
38. William James, Pragmatism, New York, Logman, 1901, pp. 54-55.
39. John Dewey, La miseria de la epistemología. Ensayos de pragmatismo, Madrid, Biblioteca
Nueva, 2000, p. 157 ss.
40. David Tyack; Larry Cuban, En busca de la utopía, México, FCE, 2000.
41. Marc Depaepe; Frank Simon, “Is there any place for the history of education in the History of
Education?”, Paedagogica Historica, XXX.1, 1995, p. 10 ss.
42. Raimundo Cuesta, “Endoscopia a la escuela en España”, Con-Ciencia Social, 11, 2007, pp.
119-124.
43. Dominique Julia, “La culture scolaire comme objet historique”, en Antonio Nóvoa et alt., The
colonial experience in education, Paedagogica Historica, Suppl. Series, 1, 1995, p. 356 ss.
44. Harold Silver, “Knowing and not knowing in the History of Education”, History of Education,
21.1, 1992, pp. 97-108.
45. Antonio Santoni Rugiu, Nostalgia del maestro artesano, México, UNAM, 1996.
48. Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo, Barcelona, Editorial Gedisa, 2007, p. 34
ss.
49. Stefan Zweig, El mundo de ayer. Memorias de un europeo, Barcelona, Acantilado, 2002.
54. Antonio Machado, Poesías completas, Madrid, Espasa Calpe-Fundación Antonio Machado,
1989, v. I, p. 430.
55. Philip W. Jackson, op. cit., pp. 13-15.
56. Jaume Trilla, La aborrecida escuela, junto a una pedagogía de la felicidad y otras
cosas, Barcelona, Alertes, 2002, pp. 44-45.
58. Erving Goffman, Ritual de interacción, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1970, p. 193.
59. Ivan Illich, La sociedad desescolarizada, Barcelona, Seix Barral, 1974, p. 55.
60. Tony Becher, Tribus y territorios académicos. La indagación intelectual y las culturas de
las disciplinas, Barcelona, Gedisa, 2001, pp. 16-18.
61. Ibidem, pp. 44-45.
62. Randall Collins, Cadenas de rituales en interacción, Barcelona, Anthropos, 2009, p. 44 ss.
63. Edmund Leach, Cultura y comunicación. La lógica de la conexión de los símbolos,
Madrid, Siglo XXI, 1978, p. 108 ss.
66. Rodrigo Díaz, Archipiélago de rituales, Barcelona, Anthropos, 1998, p. 181 ss.
67. Ibidem, p. 194 ss.
71. Narciso de Gabriel, “Clases populares y culturas escolares”, en Juan Gómez et alt. (eds), La
escuela y sus escenarios (Actas del Coloquio SPICAE), Puerto de Santa María-Cádiz,
Publicaciones del Ayuntamiento, 2007, pp. 243-268.
74. Gustavo Bueno, “Ensayo de una teoría antropológica de las ceremonias”, El Basilisco, 16,
1984, pp. 8-34.
75. Jack Goody, Representaciones y contradicciones, Barcelona, Paidós, 1999, p. 118.
76. Pierre Bourdieu, Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Barcelona,
Anagrama, 1995, pp. 483-484.
Maestro rural del siglo XIX que impartía los rudimentos culturales entre
los niños de las aldeas, con frecuencia de forma nómada. Sus
herramientas, como se puede ver en el grabado (de 1879), no eran
muchas.
Cuadro al óleo de Julia Minguillón (1941), artista gallega que quiso
dejar plasmada la conocida escuela de la maestra Doloriñas, quien con
buen método, prudencia y tacto enseñaba en su casa las primeras letras
a los menores del lugar.
Entre los anteriores habría que prestar atención, por ejemplo, a los
contenidos mostrados en las exposiciones y en las ferias comerciales. Las
exposiciones universales inventaron una mímesis representativa del mundo y
ofrecieron un amplio y variado muestrario de las materialidades que
instrumentaron los sistemas nacionales de educación para implementar la
enseñanza. Ambas representaciones dieron origen a un imaginario social de
las realidades no observables ni bien conocidas, a menudo exóticas,
especialmente en el caso de las comunidades que se mostraban en un espacio
público por primera vez. También ofrecieron objetivaciones empíricas
observables del emergente micromundo material y visual de la escuela. Toda
esta cultura material, que es el registro visible y tangible del universo escolar
en el pasado, también forma parte de la cultura empírica de la educación a la
que nos venimos refiriendo en este capítulo, y tiene mucho que ver con
frecuencia con las invenciones asociadas a los modos de educación popular
que se han fraguado en la experiencia cotidiana.
Experiencia y hermenéutica
Etnohistoria de la escuela
Extrañamiento
Lo primero que ha de hacer todo buen etnólogo es sorprenderse al
observar cómo los otros practican una determinada cultura bajo formas
distintas a las supuestas por él mismo como investigador. Ello suele conducir
a una ruptura cognitiva con las propias percepciones y con los
convencionalismos al uso, es decir, con los estereotipos dominantes y con los
supuestos de similitud. En el fondo, esta actitud de pesquisa supone someter en
primer lugar lo observado a la hipótesis de falsación (lo que hacen los otros
no parece responder a lo que yo había supuesto, a lo que yo haría y menos a lo
que debería hacer). Las practicas culturales son “naturales” para los actores
de cada grupo o de cada época, pero extrañas para el investigador.
El etnógrafo y el historiador someten, después de observar las prácticas
de los actores primarios, o los materiales en que estas han quedado
históricamente objetivadas, a la luz de la teoría antropológica y social desde
la que se pueden interpretar estas fuentes. Desde estos presupuestos, el
etnohistoriador debería liberarse de los estereotipos y prejuicios acerca de las
prácticas del pasado escolar que examina e interpreta. En este sentido, tendrá
que intentar leer y comprender las tradiciones desde diversas conjeturas,
incluso desde la sospecha, y siempre en clave genealógica (cómo se han
originado las prácticas constatadas). Los maestros del pasado, como los
oráculos preclásicos, no hablan a las claras, ni tampoco ocultan todo, sino que
se manifiestan por señales o indicios. En el descifrado de estos signos, que
puede ser polisémico como los juegos de metáfora viva de Paul Ricoeur, hay
que desvelar enigmas, paradojas, ambigüedades, simbolismos y gramáticas.
En este análisis e interpretación, entra en acción la hermenéutica construyendo
un círculo lector entre el historiador y las formas culturales que se someten a
examen.
Intersubjetividad
La objetividad, o la aproximación posible a ella, se construye
intersubjetivamente. El etnógrafo mira y escucha lo que hacen y dicen los
actores observados en sus escrituras u oralidades. Contempla diferencias y
afinidades, alteridades y convenciones o reglas convergentes. Somete estos
registros a las diversas lecturas posibles en el marco de su comunidad
interpretativa o de otros círculos hermenéuticos. Del mismo modo, el
historiador elabora una representación o texto con los datos registrados en su
cuaderno de campo a través de las escrituras, las voces, los objetos, las
imágenes… La búsqueda de la relación de mímesis entre este texto-
representación y la realidad analizada sigue el trazado de las diversas
interpretaciones y apropiaciones posibles y el proceso de una construcción
compartida que ha de ser necesariamente intersubjetiva, dialógica, y nunca de
una sola lectura.
Descripción densa
El etnógrafo busca formar tramas de experiencias y narratorios,
relaciones complejas entre las variables que contempla, significaciones que
los actores dan o atribuyen a sus acciones, argumentos discursivos,
ambivalencias entre deseos y percepciones. Con los datos que busca y
encuentra construye un texto inteligible, con sentido, basado en valores
compartidos, en parte también negociados, es decir, propone una
representación densa de la compleja realidad estudiada, para decirlo con los
conceptos y términos de que se sirve el conocido antropólogo Clifford Geertz.
[58]
Esta complejidad es transferible igualmente, con las debidas
adaptaciones, a la práctica historiográfica, que puede tratar de indagar
indicios y huellas para poder construir todo un tejido de fuentes de diversa
naturaleza que se abran a interpretaciones, igualmente plurales, a fin de poder
ofrecer una explicación asimismo compleja y densa de las formas culturales
del pasado que estudia, que subyacen en los testimonios.
Triangulación
El etnógrafo trata de seguir al sujeto en diversos contextos y valida sus
registros con diversas fuentes (objetos-huella, iconos, palabras). De acuerdo
con una expresión empleada en antropología cultural, el etnógrafo es como un
recogedor de basuras que “olisquea” entre los residuos (como el perro de
Charles S. Peirce -o el de Sherlock Holmes- en la lógica abductiva que ha
venido postulando la semiología desde sus orígenes) lo que hay de valor
rescatable tras los signos que acompañan a los objetos-huella. Todo material,
incluso el descatalogado, y no sólo el que resulta más atractivo a primera
vista, es a estos efectos un documento relevante para el programa de
investigación.
Con los restos arqueológicos disponibles se pueden construir estratos,
como en las montañas de escombros que acumulan residuos de diversas
épocas, y dentro de cada estrato se podrían buscar materiales representativos
que corresponden a cada ciclo cultural (ajuar ergológico dominante, arcaísmos
decadentes, producciones vernáculas, tecnologías de diverso nivel…). La
cultura material de la escuela se construiría mediante la etnografía al modo de
los trabajos de un bricoleur, pero, más allá de los juegos artesanales, se
abriría a la semiología. El etnohistoriador analizará las prácticas culturales
implicadas en las materialidades que examina a través de procesos que
triangulan no sólo las fuentes sino las miradas que se pueden proyectar sobre
ellas. [59]
Intertextualidad
El etnógrafo entrecruza los textos y busca trazar puentes entre ellos para
encontrar sentido entre los numerosos fragmentos que manipula y así poder
construir un conjunto interpretado y propositivo con intención holística. De
igual modo, el historiador de la cultura empírica de la escuela maneja todo
tipo de testimonios del pasado que son susceptibles de utilización como
fuentes de conocimiento y, asociando y fusionando recursos materiales, iconos
y textos, llega a configurar con ellos un cuaderno de campo en el que encuentra
relaciones, estructuras y combinaciones intertextuales que permiten una
comprensión globalizada de las prácticas y de los discursos que examina.
Materiales para la Etnohistoria Escolar
4. Stuart Hall, “Cultural studies and its theoretical legacies”, en D. Morley & K. H. Chen: Stuart
Hall, Critical dialogues and cultural studies, London, Routledge, 1992, p. 261 y ss.
5. Véase: Stuart Hall, “The rediscovery of ideology”, en J. Storey (ed.), Cultural theory and
popular culture, Harlow, Pearson, 2009, p. 560 y ss.
6. Zygmunt Bauman, op. cit., p. 28.
7. David Tyack y Larry Cuban, En busca de la utopía. Un siglo de reformas de las escuelas
públicas, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 17.
8. Roger Chartier, Entre poder y placer, Madrid, Cátedra, 2000, p. 37.
9. Pierre Bourdieu, Las reglas del arte, Barcelona, Anagrama, 1995, p. 296 ss.
10. Pierre Bourdieu, Autoanálisis de un sociólogo, Barcelona, Anagrama, 2006. pp. 91 y 141.
11. Alberto Barausse, I sentieri di Clio. Bilanci e nuove prospettive di ricerca nella storia
della scuola oggi, Campobasso, Università del Molise, 2008. Roberto Sani, “History of Education
in modern and contemporary Europe: New sources and lines of research”, History of Education
Quarterly, 53-2, 2013, pp. 184-195.
12. Véase: Antonio Viñao, “La historia de las disciplinas escolares”, Historia de la Educación,
25, 2006, pp. 243-269. También: André Chervel. La culture scolaire. Une approche historique,
Paris, Belin, 1998, y Luz Elena Galván & Lucía Martínez (eds), Las disciplinas escolares y sus
libros, México, Centro de Investigaciones en Antropología Social y Universidad de Morelos, 2010.
13. Véanse nuestros artículos: “Las culturas escolares del siglo XX. Encuentros y
desencuentros”, Revista de Educación (MEC), Número Extraordinario, 2000, pp. 201-218.
“Entrevista” en José Luis Álvarez Castillo (coord.), Cultura y Educación, 14-3, 2002.
Monográfico sobre “Las culturas de la educación en perspectiva histórica”.
14. Juan Alfredo Jiménez Eguizábal. (ed.), Etnohistoria de la escuela, Actas del XII Coloquio
Nacional de Historia de la Educación, Burgos, Universidad, 2003.
15. David Solla Price, Hacia una ciencia de la ciencia, Barcelona, Ariel, 1973, p. 107.
16. Miguel A. Pereyra-García, “Hubo una vez unos maestros ignorantes. Los maestros de
primeras letras y el movimiento ilustrado de las academias”, Revista de Educación, Número
Extraordinario, 1988, pp. 193-224.
21. Capitolina Díaz y Beatriz Prieto, “Entre el bricolage y la ciencia”, Vela Mayor. Revista de
Anaya Educación, 9, 1996, pp. 19-25.
22. Martin Lawn & Ian Grosvenor, “Whe in doubt, preserve: exploring the traces of teaching and
material culture in English schools”, History of Education, 30-2, 2001, p. 117 ss.
23. Colin Lacey, Hightown Grammar: the school as a social system, Manchester, Manchester
University Press, 1970.
24. Sjaak Braster, Ian Grosvenor, María del Mar del Pozo, The black box of schooling. A
cultural history of the classroom, Brussels, Peter Lang, 2012.
25. El primero en utilizar la expresión “grammar of schooling” fue Larry Cuban, “Reforming
again, again and again”, Educational Rechearcher, 19.1, 1990, pp. 3-13.
26. Se refiere sobre todo a los trabajos de Heinz Elmar Tenorth, “Historiche Bildundsforshung”, y
de Jürgen Oelkers, “Reformpädagogik”, citados por Frederik Herman, obra referida en la
siguiente cita., pp. 5-6.
27. Marc Depaepe, “La caja negra de la escuela”, Papeles del CEINCE, 7, 2010, p. 3. Véase la
disertación doctoral de su alumno Frederik Herman y los papeles anexos de Marc Depaepe y
Angelo Van Gorp, School Culture in the 20th Century, Leuven, Katholieke Universiteit, 2010.
Ver la reciente obra de Marc Depaepe, en la que compila diversos trabajos, Between
Educationalization and Appropiation, Leuven, Leuven University Press, 2009.
28. Antonia Candela y Elsie Rockwell (eds), “What in the world happens in classroom”,
Qualitative Classroom Research (QCR), México, Fundación Spencer, 2003.
29. Véase: Video “Mi Querida Escuela”, colgado en website CEINCE (www.ceince.eu).
30. Elsie Rockwell (coord), La escuela cotidiana, México, Fondo de Cultura Económica, 1995,
pp. 7-18.
33. Philip W. Jackson, La vida en las aulas, Madrid, Marova, 1975 (la publicación original es de
1968).
34. Rita de Cássia Pacheco, Arquitectura flexible e pedagogía ativa: um (des)encontro nas
escolas de espaços abertos, Tesis doctoral, Instituto de Educação, Universidade de Lisboa, 2011,
pp. 23-25.
37. Elsie Rockwell y Claudia Garay, “Las escuelas unitarias en México en perspectiva histórica”,
Revista Mexicana de Historia de la Educación, 2014, II-3, pp. 1-24.
38. Laura Girão, Tacto, bom senso e prudência nos manuais de pedagogia e didáctica do
magistério primário: a dimensão hermenêutica do trabalho do professor, Tese de Mestrado,
Universidade de Lisboa, 2005, acceso por cortesía de la autora.
39. Georg Kerschensteiner, El alma del educador y el problema de la formación del maestro,
Barcelona, Labor, 1928.
43. Baltasar Gracián, El discreto, Huesca, Juan Nogués, 1646, edición facsímil. También: Norbert
Elias, El proceso de la civilización, México, FCE, 1988.
44. Lourdes Otero, “El didactismo, un valor rehabilitado por las estéticas de la hermenéutica”,
documento cedido por cortesía de la autora, en prensa.
45. Victoria Camps, El gobierno de las emociones, Barcelona, Herder, 2011, p. 42.
46. Martha C. Nussbaum, Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las
humanidades, Buenos Aires, Katz Editores, 2010, p. 51.
47. Hans R. Jauss, Experiencia estética y hermenéutica literaria, Madrid, Taurus, 1986
52. Vid.: Richard Dawkins, El cuerpo del antepasado: un viaje a los albores de la evolución,
Barcelona, A. Bosch Editor, 2006.
53. María Esther Aguirre, Repensar las artes. Culturas, educación y cruce de itinerarios,
México, UNAM, 2011, pp.15-24.
54. Ver: Antonio Santoni Rugiu, Nostalgia del maestro artesano, México, CESU-UNAM, 1996.
Edición de Esther Aguirre.
55. Julia Clemente, “Artesanos de la madera. El proceso de formación para las artes del hacer, en
Esther Aguirre, Repensar las artes, op. cit., 387 ss.
56. Coloquio Internacional: Les artes en temps de crisis, Paris, Colegio de España, 2014. Actas
en impresión.
57. Honorio Velasco y Ángel Díaz de Rada, La lógica de la investigación etnográfica, Madrid,
Trotta, 1997. Ángel Díaz de Rada, I y II Seminario de Etnografía Histórica de la escuela,
Berlanga, CEINCE, 2006/2007, documentos de trabajo (uso restringido). Anita Gramigna y
Agnesse Ravaglia (eds), Etnologia de la formazione, Roma, Anicia, 2008. Véase también en
torno a la cuestión: Agustín Escolano Benito, “La cultura empírica de la escuela: aproximación
etnohistórica y hermenéutica”, en Juan Mainer (ed.), Pensar críticamente la educación escolar,
Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008, pp. 145-172.
58. Vid.: Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1997.
59. Véanse: Agustín Escolano Benito (ed.), La cultura material de la escuela. En el centenario
de la Junta para Ampliación de Estudios, 1907-2007, Berlanga/Soria, CEINCE, 2007. Martin
Lawn & Ian Grosvenor. (eds), Materialities of schooling, Oxford, Symposium Books, 2005.
Martin Lawn (dir.), Modelling de future. Exhibitions and materiality of education, Oxford,
Symposium Books, 2009 (esta obra incluye los textos del Coloquio sobre el tema celebrado en el
CEINCE en 2007).
60. Anita Gramigna & Agustín Escolano (eds): Formazione e interpretazione. Itinerari
ermeneutici nella pedagogia sociale, Milano, Franco Angeli, 2004.
61. Jerome Bruner, La educación, puerta de la cultura, Madrid, Visor, 2000. Ver especialmente
los capítulos 6 y 7 (“Narraciones de la ciencia” y “La construcción narrativa de la realidad”).
62. Joaquín Esteban, Memoria, hermenéutica y educación, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004.
64. Jesús Romero y Alberto de Luis, La formación del profesorado a la luz de una
“profesionalidad democrática”, Santander, Consejería de Educación de Cantabria, 2007.
65. Frank McCourt, op. cit., p. 19.
CAPÍTULO 3
La Escuela como Memoria
La escuela en el recuerdo
9. Georges Mesmin, “La arquitectura escolar, forma silenciosa de enseñanza”, Janus, 10, 1967, p.
62. Ver: Agustín Escolano, “The school in the city: school architecture as discourse and as a text”,
Paedagogica Historica, XXXIX.1/2, 2003, pp. 53-64.
10. Véase a este respecto el trabajo, de orientación foucaultiana, de Marcelo Caruso, La
biopolítica de las aulas. Prácticas de conducción en las escuelas elementales del reino de
Baviera, Alemania, 1869-1919, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2005.
11. Luis Bello, Viaje por las escuelas de Andalucía, Sevilla, Junta de Andalucía, 1998, p. 28.
12. Heloísa H. Pimenta Rocha, A higienização dos costumes. Educação escolar e saúde no
projeto do Instituto de Hygiene de São Paulo (1918-1925), Campinas, Mercado de Letras,
2003, p. 47 ss.
13. Gladys M. Ghizoni Teive & Norberto Dallabrida, A escola da República. Os grupos
escolares e a moderrnização do ensino primário em Santa Catarina, 1911-1918, Campinas,
Mercado de Letras, 2011, p. 55.
14. Miguel Beas, “El perfume en la memoria y en la cultura escolar”, en Joaquín Esteban (ed.),
Marcas del cuerpo en educación. Imaginarios simbólicos y culturales, Valladolid, UEMC,
2013, pp. 89-130.
17. Véase: Rogerio Fernandes y Ana Crystina Venancio Mignot (eds), O tempo na escola, Porto,
Profedições, 2008.
18. Marie Madeleine Compère, Histoire du temps scolaire en Europe, Paris, INRP, 1996, p. 9
ss.
19. Norbert Elias, Sobre el tiempo, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 154.
20. Sobre el oficio de maestro, véase: Antón Costa Rico, Escolas e mestres, Santiago, Xunta de
Galicia, 1989, pp. 231-304. También: Luis Pumares, El oficio de maestro, Madrid, La Catarata,
2010.
21. Fermín Ezpeleta, Crónica negra del magisterio español, Madrid, Unisón Ediciones, 2001, y
El profesor en la literatura. Pedagogía y educación en la narrativa española (1875-1939),
Madrid, Biblioteca Nueva, 2006. Ambos son fuentes importantes no sólo para el estudio de la
profesión docente sino también en lo que se refiere a las prácticas de la educación escolarizada.
22. Raúl Cremades, Nadie olvida a un buen maestro, Madrid, Editorial Espasa Calpe, 1999.
23. Justino Magalhães, O mural do tempo. Manuais escolares em Portugal, Lisboa, Edições
Colibri, 2001, p. 37.
24. Alain Choppin, “Manuels scolaires. États et societés”, Histoire de l´Éducation, 58, 1993, pp.
5-7.
25. “Manuais escolares: múltiplas facetas de um objeto cultural”, Pro-Posições, 23.3(69), 2012.
La revista Pro-Posições es publicada por la Facultad de Educación de la Universidad de
Campinas (UNICAMP).
26. Anna Ascenzi, “The history of schoolmanuals and textbooks in Italy”, History of education
& children´s literature, 6/2, 2011, pp. 405-423. En torno a las nuevas corrientes en manualística,
véase el volumen: History of education & children´s literature, Università di Macerata, IX/1,
2014.
29. Véase: Paul Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, Madrid, Trotta, 2003.
30. Rodrigo Díaz, Archipiélago de rituales, Barcelona, Anthropos, 1998.
33. Antonio Damasio, Y el cerebro creó al hombre, Barcelona, Destino, 2010. Ver especialmente
el capítulo “Emociones y sentimientos”.
34. Marco Righetti, “La formazione tra bio-etica e bio-política”, en Anita Gramigna (ed),
Neurobiologia dell´Educazione, Milano, Unicopli, 2014, pp. 85-128.
35. Marco Righetti, “La scuola come laboratorio di recerca sulle emergenze sociali”, en Anita
Gramiga & Marco Righetti, Diriti umani. Interventi formativi nella scuola en el sociale, Pisa
Edizioni ETS, 2005, p. 233 ss.
36. Francisco Mora, Neuroeducación. Sólo se puede aprender aquello que se ama, Madrid,
Alianza Editorial, 2013, p. 65 ss.
37. Reyes Mate, “Historia y memoria. Dos lecturas del pasado”, en Ignacio Olmos & Nikkly
Keiholz-Rühle (eds), La cultura de la memoria, Madrid, Vervuet-Iberoamericana, 2009, p. 25.
38. Ibidem, p. 25
39. Luis Eduardo Primero Rivas (coord.), Hermeneutizar la educación, México, Universidad
Pedagógica Nacional, 2007.
40. Mauricio Beuchot, “La hermenéutica analógica en el lugar de la educación”, en Luis Eduardo
Primero Rivas, op. cit., pp. 14-15.
41. Véase: Antonio Valleriani & Vincenzo Mandolese, Trame dell alterità. Studi di pedagogia
interculturale, Teramo, Edigrafital, 2003.
42. Emilio Lledó, Palabras e imágenes, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Centre d
´Investigació de la Comunicació, 1994, pp. 5-6.
1. Michel Foucault, Arqueología del saber, México, Siglo XXI, 1970. Véase la introducción a
este importante ensayo. La sociología histórica de orientación crítica -influida por Foucault- se ha
servido de la arqueología como metáfora para sus análisis genealógicos. Véase: Julia Varela &
Fernando Álvarez Uría, Arqueología de la escuela, Madrid, La Piqueta, 1991.
2. Agustín Escolano, “Posmodernity or high Modernity? Emerging approaches in the new history
of education”, Paedagogica Historica, XXXII, 1996, pp. 325-341.
7. Emilio Lledó, Memoria de la ética, Madrid, Taurus, 1994, p. 40. Véase también nuestro trabajo
“Memoria de la escuela y educación deseada”, en el libro, ya citado, La memoria y el deseo,
Valencia, Tirant lo Blanc, 2002, p. 19 ss.
8. Giovanni Frazzetto, Cómo sentimos. Lo que la neurociencia puede y no puede decirnos
acerca de nuestras emociones. Barcelona, Anagrama, 2014, pp. 21-22.
9. Ibidem, p. 36. Véase: Antonio Damasio et al., “Impairment on social and moral behavior
related to early damage in human prefrontal cortex”, Nature Review Neuroscience, 1999, 2, pp.
1032-1037.
10. Sobre cuerpo y educación, véanse las actas de los dos coloquios celebrados en el CEINCE
durante los últimos años: Joaquín Ortega (ed.), Hermenéutica del cuerpo y educación, Madrid-
México, Plaza y Valdés, 2009; Joaquín Ortega (ed.), Marcas del cuerpo en educación.
Imaginarios simbólicos y materiales, Valladolid, UEMC, 2013.
11. Véase en torno al tema: Luis Fernández Galiano, El fuego y la memoria, Madrid, Alianza
Editorial, 1991.
12. Aude Vincent y Fabrice Hervieu, Pupitres de la nation, Paris, Éditions Alternatives, 1997.
13. Ángel Díaz de Rada, Etnología y cultura material de la escuela, texto de la conferencia
dada en el CEINCE en mayo de 2007, sin editar. Véase también: Agustín Escolano (ed.), La
cultura material de la escuela, Berlanga, Ediciones CEINCE, 2007; Antón Costa Rico, “El ajuar
de la escuela”, en Agustín Escolano (ed), Historia ilustrada de la escuela, Madrid, Fundación
Sánchez Ruipérez, 2006, p. 197 ss: Vera Lucía Gaspar da Silva & Marilia Gabriela Petra (eds),
Objetos da escola. Espaços e lugares de constituição de uma cultura material escolar,
Florianópolis, Editora Insular, 2012.
14. Laerthe de Moraes Abreu, “Apontamentos para uma metodologia em cultura material
escolar”, Pro-Posições, 16.1(46), 2005, pp. 145-164.
15. Véase nuestro artículo: “Sherlock Holmes goes to school. Etnohistory of the school and
educational heritage”, History of education & children´s literature, Macerata-Italia, 2, 2010, pp.
17-32.
16. Véase: Iñaki Arrieta (ed.), Reinventando los museos, Bilbao, Editorial Universidad del País
Vasco, 2013.
17. Antonio Damasio, op. cit., p. 153 ss.
18. Michel Foucault, Tecnologías del yo y otros textos afines, Barcelona, Paidós-ICE-UAB,
1990, pp. 36-38.
19. Ibidem, pp. 47-49.
20. Michel Foucault, La arqueología del saber, México, Siglo XXI, 1991, pp. 11- 29.
21. Irina Podgorny, Arqueología de la educación. Textos, indicios, monumentos, Buenos Aires,
Ediciones de la Sociedad Argentina de Antropología, 1999, p. 4. Ver también: Shelley J. Smith &
Karolyn E. Smardz, The archaeology education handbook, Walnut, Altamira Press, 2006.
22. Bruno Belhoste, “Culture scolaire et histoire des disciplines”, Annali di storia della scuola e
delle istituzioni scolastiche, 12, 2005, pp. 213-233.
23. Monica Ferrari e Mateo Morando (eds), La cultura del bambino. Documenti della scuola
tra passato e presente, Milano, Edizioni Junior, 2007, pp. 7-8.
1. Daniel Innerarity, El nuevo espacio público, Madrid, Espasa, 2006, pp. 171-172.
2. Mario Vargas Llosa, La sociedad del espectáculo, Madrid, Santillana, 2012.
5. Eudald Carbonell, El nacimiento de una nueva conciencia, Badalona, Ara Llibres, 2007, p.
120 ss.
6. Eudald Carbonell, op. cit., p. 127.
9. Joaquín Díaz, “Entrevista sobre tradición y cultura popular”, Revista Argi, Valladolid, 2008, pp.
6-11.
10. Anthony Giddens, Más allá de la izquierda y la derecha, Madrid, Cátedra, 1996, pp. 54-58.
13. Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo, Barcelona, Gedisa, 2007, p. 34.
14. Ver nuestro trabajo: “Sherlock Holmes goes to school. Etnohistory of the school and
educational heritage”, History of education & children´s literature, Macerata-Italia, 2, 2010, pp.
17-32.
15. Un sugestivo uso historiográfico de la iconografía ya fue ensayado por Antonio Nóvoa en su
conocida obra: E-vid-ente-mente, Lisboa, ASA, 2005.
16. Joaquín Esteban, La condena hermenéutica, Barcelona, Universitat Oberta de Catalunya,
2011.
17. Rainer María Rilke, Las elegías de Duino, Madrid, Hiperion, 1945, 1ª Elegía.
18. Paul Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, ed. cit., p. 13.
19. María Esther Aguirre, “Pre-textos”, introducción al libro Lecturas in-apropiadas desde la
historia, la educación y la cultura, México, UNAM Posgrado, 2013, p. 13.
20. Noam Chomsky, Sobre democracia y educación. Escritos sobre ciencia y antropología
del entorno cultural, Barcelona, Paidós, 2005, p. 34.
Agustín Escolano Benito es profesor catedrático de la Universidad de
Valladolid y fundador-director del Centro Internacional de la Cultura
Escolar (CEINCE) con sede en Berlanga de Duero, España.
Anteriormente fue catedrático de la Universidad de Salamanca, donde
fundó la Revista Interuniversitaria de Historia de la Educación. Ha
sido presidente de la Sociedad Española de Historia de la Educación y
miembro de comité ejecutivo de la ISCHE. Es doctor honoris causa por
la Universidad de Lisboa y ha sido profesor visitante de las
universidades italianas de Macerata, Ferrara y Bolonia. Entre sus
publicaciones destacan: La investigación pedagógica en España (1980),
Leer y escribir en España. Doscientos años de escolarización (1992),
Historia ilustrada del libro escolar en España (1997), Tiempos y
espacios para la escuela. Ensayos históricos (2000), La educación en
la España contemporánea (2002), Historia ilustrada de la escuela
(2006), Currículum editado y sociedad del conocimiento (2006), La
España cubista. Visiones desde la escuela (2015).