Sei sulla pagina 1di 4

Nombre: _____________________________________________

LA JUSTICIA Y PERDÓN

Consigna:“Perdonen y serán perdonados”(Lc. 6,37)

¿Cuándo somos justas y cuando somos injustas?... Somos justas cuando


respetamos la dignidad y los derechos de los demás y somos injustas
cuando pisamos sus derechos, su dignidad.

Por ejemplo, todo el mundo tiene derecho a que los demás respeten sus
cosas; por eso, robar es una injusticia. Todas las personas tienen derecho
a conocer la verdad; por eso, decir mentiras es una injusticia. Los padres
tienen derecho a que sus hijos los respeten y les obedezcan; no hacer esto
es injusto. Todo el mundo tiene derecho a la vida por eso matar, pegar,
no ayudar a los que pasan hambre o son pobres, es una injusticia. Y
también es injusto tratar mal a los demás, insultarles.

¿Y qué debemos hacer si nosotras hemos hecho una injusticia? Se puede


arreglar, y hay que hacer que la justicia vuelva a brillar de una manera
especial en nuestra vida. Solo es necesario reconocer que hemos obrado
mal y pensar cómo podremos reparar el mal que hemos hecho.

Por ejemplo: Un niño llamado Juan Bosco, otro niño llamado Maximiliano
y muchos otros niños y niñas, tenían la costumbre de contar enseguida a
su madre las travesuras que habían hecho, y les agradecían los castigos
que les ponían.

La justicia brilla también de una manera muy esplendorosa cuando


sabemos perdonar. Tenemos un ejemplo muy bonito. Un asesino llamado
AlíAcca, disparó contra el Papa. No consiguió matarlo, pero lo dejó herido.
El Papa, después de recuperarse, lo fue a ver a la prisión, y lo perdonó.
Hizo lo que mandaba Jesús: “Perdonad y seréis perdonados”

¿Recuerdas lo que dice el Padrenuestro? “Perdona nuestras ofensas así


como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”, ¿Sabes pedir
perdón? ¿Perdonas a los demás?
LA SUPERACIÓN

Consigna:“Sean perfectos su Padre del cielo es perfecto” (Mt 5,48)

Es necesario dar un toque de perfección a todo lo que hacemos.

Conozco a un joven de catorce años que toca muy bien el piano. Cuando
está en público recibe muchos aplausos. De verdad que toca muy bien.
Pero si continúa estudiando, el próximo año tocará mejor y de aquí a unos
cuantos años se habrá sacado una carrera, y será un gran concertista.

Pero si él pensara que ya ha estudiado suficiente y dejara de estudiar,


luego de un tiempo, la gente que lo escuchara diría: está muy bien, como
la otra vez. Y más tarde dirían, este muchacho no progresa. Al final,
cuando quisiera hacer otro concierto, nadie iría a escucharlo. No todos
servimos para tocar el piano. Pero todos podemos progresar en muchas
otras cosas. Cada pequeño servicio nos hace ser serviciales. Cada grosería
o mala palabra que eliminamos de nuestro vocabulario nos hace más
educadas. Cada vez que nos ponemos a estudiar o repasamos cosas del
colegio o cumplimos con nuestros deberes, nos hacemos más
trabajadores. La perfección no tiene límite. Jesús quiere que no nos
contentemos nunca en ser como somos, sino que busquemos ser cada día
mejores.

¿No te hace ilusión pensar que cada día puedes ser mejor y más feliz, y
que puedes ayudar a los demás a ser mejores y más felices? ¡No dejes de
superante en tu vida!

Cumple con el lema que Jesús nos ha propuesto: “Sean perfectos como lo
es su Padre del cielo”

¡Haz muy bien, muy bien, todas las tareas que tengas que hacer en el día!

LA ORACIÓN

Consigna:“Pidan y Dios les dará” (Mt 7, 7)

Ya hemos llegado al último día del campamento. ¡Hemos hablado de


tantas cosas que nos gustaría llevar a cabo! Cada uno de nosotros tiene
que volver a casa con unos buenos propósitos, claros y valientes, que
podríamos escribir e ir revisando. Porque el campamento no se acaba
mañana sino que continúa.

La historia de Roberto te puede resultar familiar:

- ¿Hay algún secreto para ser constante?...


- ¿ya te acuerdas de orar? El gran secreto para ser constantes es la
oración… Roberto, recuerda que no estamos solos a la hora de
cumplir nuestros propósitos. ¿Le pides a Jesús que te ayude a ser
valiente?”…
- Roberto contestó: “¿Yo?, la verdad es que no demasiado...” .
- Y le dijeron: “Hazlo y ya nos contarás cómo te va”.

Y te puedes imaginar que le fue muy bien, muy bien. Portarse bien,
cumplir los propósitos no es fácil, pero tenemos una gran fuerza para
hacerlo: la oración. Es como si dispusiéramos de un gran tesoro que
podemos ir utilizando cada día.

¿Y cómo tenemos que hacer nuestra oración?

Es muy sencillo, podemos orar en cualquier lugar, porque Jesús está en


todos los sitios y sobretodo está en nuestro corazón. Nos iría muy bien
dedicar cada día un rato sólo para Jesús. Nos puede ayudar algún libro o
las consignas de los campamentos. Debemos tener en cuenta que:

 Jesús siempre nos está esperando. Siempre nos escucha. Es el mejor


de los amigos. Él es quien nos puede ayudar de verdad y quiere
siempre nuestro bien.
 Tratémosle como un amigo. Hablémosle de todo: de las cosas que
nos van bien, también de los fracasos, de lo que nos hace ilusión y de
lo que nos cuesta...
 Si rezamos de verdad, procuraremos agradarlo, es decir, poner en
práctica sus consejos. Si un amigo te pide que le ayudes a hacer un
trabajo que le cuesta mucho y él se sienta sin hacer nada, ¿qué
pensarías?, ¿le ayudarías? Jesús quiere ayudarnos pero necesita de
nuestra colaboración. Por eso es muy importante nuestro esfuerzo.

Potrebbero piacerti anche