buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” (1ª Ti. 6:12).
INTRODUCCIÓN: Alguien me contó la historia de
un niño pequeño el cual entrando a su casa interrumpió diciendo: “Esta si que fue una buena pelea”. La madre miró al pequeño con la camisa rota, las rodillas rapadas, la nariz sangrando y un ojo morado. ¿Qué de bueno hay en todo esto, preguntó molesta? A toda prisa respondió sonriendo: El otro quedó peor mami, yo gané la pelea. Creo sinceramente que nunca deberíamos llegar a casa con la camisa rota, el ojo morado, o las rodillas raspadas. Esto solamente sucede cuando queremos hacer el trabajo que le corresponde a nuestro hermano mayor.
En la historia de David y Goliat, encontramos que
el ejército de Israel estaba en línea de guerra. Pero ellos solamente resistieron las injurias del prototipo de Satanás, quien los estaba provocando. Afortunadamente ellos evitaron una masacre y esperaron a que llegara el hermano mayor, “David”. El hacía las veces del prototipo de Cristo. ¿Ha escuchado usted la expresión?, “tengo todo bajo control”. Pues no debemos olvidar que cuando pretendemos tener el control de nuestras vidas y situaciones, entonces estamos en problemas. El hombre es un ser que tiene tendencias al fracaso, así como limitaciones en cuanto a juicio, poder y habilidades. “No es confiable su reputación”. Pelea la buena batalla “de la fe” (Conjunto de creencias de una religión).
I. LA BATALLA SE LLEVA A CABO EN EL
CAMPO DE LA FE.
Nuestro enemigo intenta poner en duda lo que
nosotros creemos ¿Cómo lo creemos? ¿Por qué lo creemos?, ¿Qué tanto lo creemos?, ¿Bajo qué circunstancias debemos seguir creyéndolo?, etc.
a) Si él logra convencernos de que alguna mala
costumbre no es pecado, entonces tendrá la facultad de modificar los principios esenciales que norman la conducta cristiana.
b) Parte de la victoria de Satanás consiste en
lograr adoradores que lo honren a él (Lc. 4:7), y parece estar lográndolo, cuando le hemos permitiendo modificar las normas, la ética y los más altos valores de la fe cristiana.
c) Recuerde que Satanás no solo está
interesado en lo que tenemos, sino más bien en lo que somos, lo que nos da identidad: los principios, los valores, la moral, y la fe. Si nos arrebata lo que somos, quedaremos sin identidad y él intentará vestirnos con hojas de higuera (Génesis 3:7). Para lograr modificar lo que creemos, primeramente intentará descalificar la base de la ordenanza.
¿Con que Dios os ha dicho; no comáis de
todo árbol del huerto? (Gén. 3: 1). Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gén 3:5).
Pablo recomienda que en un mismo
espíritu estemos combatiendo unánimes por la fe del evangelio (Fil. 1:27).
Pedro declara que la victoria que ha
vencido al mundo es nuestra fe. Dicho de otra manera, la fe es una poderosa arma que la Iglesia tenemos en contra de Satanás. Si permitimos que el enemigo debilite nuestra fe, entonces estaremos desarmados. La fe de muchos patriarcas mantenía a Satanás avergonzado, debilitado, y alejado ya que no tenía elementos para atacarlos.
Es por esto que Pablo recomienda a los
Corintios: Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente y esforzaos (1ª Co. 16:13).
II. ¿QUÉ TIENE DE BUENA ESTA BATALLA?
Que nuestro principal enemigo el diablo, está vencido, exhibido y arruinado (Col. 2:15). El diablo es como un perro amarrado por una fuerte cadena en el cuello, que solo puede alcanzar a su presa hasta donde la cadena alcance. Dios le tiene puestos límites al diablo (Job 2:6,1ª Co. 10:13). Regresando a la idea del perro, diré que David miraba en Goliat a un triste perro. Y para vencer a un perro, con unas piedras y un palo es suficiente, si vamos en el Nombre de Jesús… Dijo Goliat: ¿Soy acaso yo un perro para que vengas a mí con palos? (1ª S. 17:43) Lo que miras, determina tus acciones y David miraba un perro. ¿Qué mira usted?
David puso a Goliat en evidencia, lo derrotó, y lo
despojó. Lo mismo hizo Jesús con la serpiente Antigua en la cruz: Lo Exhibió, derrotó y despojó.
Jesús está en control de cada una de nuestras
batallas (Ro. 8:35-39). No debemos olvidar que cada vez que subamos al cuadrilátero para enfrentar un nuevo desafío, Jesús estará en la esquina para darnos las instrucciones correspondientes. En ocasiones nos enfrentamos a la angustia, o a la tribulación, habrá la necesidad de enfrentar el hambre, no hay duda de que la persecución hará acto de presencia en el cuadrilátero no olvide que la muerte intentará amenazarle, y de seguro que los principados y las potestades querrán derrotarnos.
A todo esto Pablo nos asegura que en todas estas
batallas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Es por demás claro, que la Victoria nos es dada por medio de aquél que nos ama, y no por nuestras habilidades personales. Nuestra tarea más importante en la batalla es: Resistir al diablo y éste, huirá de nosotros. Pablo declara también estar seguro, o convencido de que ninguna cosa creada podrá separarnos del amor que es en Cristo Jesús. Y en verdad no pueden, a menos que nosotros les demos el poder de hacerlo al permitirle invadir nuestras vidas.
III. LAS ARMAS PARA LA BUENA BATALLA.
Las armas de que Dios nos ha provisto son de
orden defensivo. Peleando de esta manera, solo podemos vencer si contamos con las armas mejores. Nosotros peleamos:
a) Defendiéndonos. b) Oponiéndonos resistencia. c) Siendo fieles a los preceptos divinos.
Las principales armas para esta batalla son
(Efesios 6:14-18):
La verdad, nos cubre los lomos,
La justicia, nos cubre el corazón, La proclamación del evangelio, nos protege los pies, La fe, nos es un escudo de protección, La salvación, nos protege el rostro, y la espada del espíritu, que es La palabra de Dios, sirve para cortar las ataduras del mal y tapa la boca al diablo. Es la única arma defensiva y debemos usarla solamente como la utilizó Jesús.
a) Defendiéndonos. Jesús solamente se defendió
de los ataques que el diablo le lanzaba. La misión de Jesús sobrepasaba los intereses y las ambiciones del diablo. Jesús utilizó pocas palabras, restándole importancia al diablo.
Escrito está: no sólo de pan vivirá el hombre,
sino de toda Palabra de Dios (Lucas 4:4).
Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios
(Lucas 4:12).
b) Oponiendo resistencia: “Vete de mí Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lucas 4:7,8).
c) Siendo fieles a los preceptos divinos. Cuando
Pedro dejó minar su resistencia por el enemigo, dijo a Jesús: “Ten compasión de tí; en ninguna manera esto te acontezca. Entonces Jesús le reprendió. “Quítate de delante de mí, Satanás; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mt. 16:22,23).
CONCLUSIÓN: Hoy día miles de cristianos han
sido engañados por el diablo, y el 80% de su tiempo lo ocupan en pelear contra el diablo, en vez de cumplir el plan de Dios y dejar que sea El quien se encargue de pelear nuestras batallas.
AUTOEVALUACIÓN: Por favor conteste las siguientes
preguntas adecuadamente.
1. ¿Ha sido alguna vez enredado en el plan de
ataque de Satanás?
2. Mencione las armas defensivas de los
cristianos. 3. ¿Dónde se lleva a cabo esta batalla?