Sei sulla pagina 1di 10

“Selknam: un acercamiento a los Onas del sur desde la historia cultural”*

Los Selknam fueron un pueblo que habitó la Isla Grande de Tierra del Fuego, al sur de la Patagonia
argentina. En 1520, con Magallanes, se produjo la llegada de los conquistadores y en 1878 se
descubrió oro en la zona. Para 1881 la explotación de dicho metal en este territorio alcanzó su
auge, entonces, llegaron mineros de todos lados y atacaron a los nativos para robarles su comida,
sus mantos de piel y sus mujeres. En la misma época se instalaron estancias inglesas para la cría de
ovejas. Varias familias nativas consiguieron reubicarse en algunas de ellas, y de a poco los hombres
se convirtieron en peones de campo. A su vez empezaron los contagios de enfermedades nuevas,
mientras otros resistían y se replegaban al bosque, tratando de flechar a los blancos, que traían
fusiles y perros de caza y no perdonaban a mujeres ni a niños. En 1930 no se contaban más de 100
selknam, para 1970 quedaba una decena de mestizos. Hoy son nada más que un recuerdo.
Entre 1968 y 1970 sobrevivían 10 originarios selknam, dos de ellos mestizos. El último de raza pura
murió en 1974. También se señala como a las últimas selknam a Kiepja y a Virginia Choinquitel,
quien murió en 1999 a la edad de 56 años.
La reconstrucción de estos sucesos sería imposible sin los aportes del sacerdote, fundador de la
revista Anthropos, Martín Gusinde, que entre 1918 y 1924 estudió los ritos de las tribus del sur, y
principalmente a la obra y los documentos fotográficos de la principal discípula de Claude Lévi-
Strauss, Anne Champman, antropóloga, que testimonian el trabajo intenso y constante junto al
equipo que la acompañó durante años en el sur argentino. Colaborando también con el cineasta
argentino Jorge Prelorán, que en su película documental sobre los selknam: “Los Onas, Vida y
Muerte en Tierra del Fuego” (1977), incorporaron importantes testimonios de herederos directos
de la cultura selknam.
* Jornada “1492: antes durante y después”. 16 de Octubre de 2015 (Res. 1060/2015 DEC) Universidad Autónoma de
Entre Ríos. FHAyCS. FRÍAS, Rodrigo, estudiante de la Licenciatura y el profesorado en Historia. U.A.D.E.R- F.H.A y
C.S.
Los salvajes del fin del mundo

¿Quiénes eran estos hombres desnudos en el fin del mundo?. ¿Quiénes eran los Selknam?.
¿Quiénes los Koliot?. Este último fue el nombre que recibió el hombre blanco, quien a su vez
bautizó de Onas a los selknam desde la primera vez que los vio, desde un barco europeo en 1520 y
de ahí cada vez más a menudo.
El nombre “ona”, proviene del siglo XIX, cuando los colonos europeos se instalaron al sur de la isla,
en zonas cercanas a las tolderías y consultaron a los nativos yámanas quiénes eran los que vivían
más al norte de la isla. Estos les contestaron “aona yámana”, «hombres del norte».
Desde allí, los blancos creyeron que estos nativos se hacían llamar “Onas”.

La herencia de la gente del Norte: una economía de caza y recolección

Se cree que estos primeros pobladores fueguinos provienen de las migraciones de grupos
nómadas continentales, originarios de la Patagonia meridional. Habrían cruzado el territorio
patagónico antes de que se constituyera como una isla, en tiempos muy remotos,
aproximadamente hace diez mil años.
Esta teoría supone que los selknam descendían de las tribus tehuelches, que se venían
desplazando en dirección Norte-Sur « de hecho el término “ona”, se empleaba para designar a la
“gente del Norte” ».
Sus tradiciones culturales y costumbres, sus rasgos físicos, su lengua, el Yagán1, e incluso sus
técnicas de caza, guardan una gran similitud con los tehuelches de la Patagonia.
En la Péninsula Belgrano de Punta Arenas, al sur de la provincia de Río Gallegos, se hallan los
primeros vestigios del largo éxodo de estos pueblos hacia su asentamiento en el fin del mundo.
“En tiempos remotos, cuando el guanaco abundaba, los Tehuelches solían atraparlos con una
estrategia particular: un grupo de cazadores los perseguía espantándolos. Cuando los animales
intentaban huir por el itsmo o la península, que es la parte más estrecha, eran arrinconados por
otro grupo de cazadores que lo atrapaban. Aún hoy se encuentran muchos restos líticos: es un sitio
de gran importancia arqueológica, (…) pinturas rupestres. En una de ellas se distingue
perfectamente la figura humana, llevando en un brazo algo así como una bolsa y en la mano, un
palo. Todo el dibujo está encerrado en un círculo y fuera de él se ve la figura de un guanaco” 2.

1 El Yagán es una lengua muerta, un dialecto derivado del tehuelche.


2 SOLVES, Hebe (1999). “Historias de Guardaparques, poblaciones y viajeros”. Buenos Aires: Ministerio de Cultura y
El arma más usada era el arco y las flechas. Era de madera, con cuerda de tendón de guanaco, y las
flechas tenían una punta chica y muy filosa, tallada en piedra. Otra arma de caza era la honda de
cuero trenzado. Se empleaba revoleándola y servía para arrojar piedras a grandes distancias.
Para extraer los frutos del mar se utilizaba el arpón corto, de poco más de un metro. Consistía en
un mango de palo y punta de hueso en forma de gancho. Se usaba para cazar lobos marinos y
arponear pescado.
Los clanes vivían en toldos de cuero, cuando organizaban expediciones para salir de cacería y
debían abandonar los asentamientos; otras veces en cabañas de tronco.
El trueque era practicado desde tiempos de antaño, lo que da una idea de su buena relación con
las tribus lindantes. Mediante este intercambio "atraían a personas que vivían a veces muy lejos
unas de otras; se intercambiaban piedras para encender fuego, y para hacer herramientas,
maderas para fabricar arcos, flechas, soportes de toldos, plumas decorativas para tocas, grandes
caracoles para extraer agua, caracolitos que se arreglaban en forma de collares" 3.
Los selknam no usaban mucha ropa. Las mujeres se ataban un taparrabos de piel en la cintura,
sobre una pollera, y un manto de piel de guanaco, a veces de zorro o cururo que cubrían
parcialmente su cuerpo. Los hombres llevaban sólo un manto de pieles similar al de las mujeres
pero más grande, que iba desde el cuello hasta los tobillos. También se pintaban el cuerpo y la
cara con grasa de animal, mezclada con arcilla y polvos de colores, así se protegían del frío extremo
y no se lastimaban la piel.

Los rituales como base de la estructura social

La estructura social estaba amalgamada por los ritos, que permitían a cada persona exteriorizar un
estado de ánimo, reafirmar el rol individual frente a una ceremonia social o bien una situación de
incumbencia general del grupo como el matrimonio, las reuniones de acuerdo de paz y las
ceremonias fúnebres.
Los colores ceremoniales eran principalmente el rojo, el blanco y el negro. Combinados en
distintos motivos en base a trazos y puntos se obtenían mezclando “grasa con polvos de colores, se
pintaban el cuero y la cara. Así se protegían contra el viento y no se pasapaban la piel,pero por
sobre todo según los colores y dibujos que se hacían, estaban diciendo si la persona se estaba por
casa, si estaba de luto por la muerte de un pariente, o si iba a la guerra” 4.
educación de la Nación. Pp 49-50
3 CHAPMANN, Anne (2002). “Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del Fuego”. Santiago de Chile: Taller
experimental de cuerpos pintados . Pág 100
4 PALERMO, Miguel Ángel (1996). “El verdadero nombre de los Onas: Los selknam". Buenos Aires: Ed Quirquincho.
Se puede decir que los selknam no tenían jefes ni patrones. Había un “kemal”, que era un anciano
muy respetado, pero se consideraba más un consejero que un jefe.
Otras personas influyentes en los consejos eran los “xo'on” (joon), médicos o chamanes que
luchaban contra los demonios malignos. Tenían cierto lugar de prestigio en la escala social y eran
muy respetados por sus poderes mágicos, que podían ser empleados tanto para el bien como para
el mal. Más allá de esto la moral en esta sociedad era un valor primordial, porque los sentimientos
gobernaban las acciones, en palabras de Gusinde el indígena “siente más de lo que comprende la
razón”, pero además, sus comportamientos contrastaban con las acciones del hombre blanco, ya
que los nativos se preguntaban a menudo “¿Por qué son tan malos los europeos?. . . ¿Por qué se
comportan contra nosotros de una manera que no debe ser?. . . ¿Por qué hacen lo que no esta
permitido?”. Incluso decían: “Los blancos se comportan de mala manera con nosotros; ¡pero
nosotros no podemos actuar como ellos!”5.
Sin dudas la clase más respetada eran los sabios que transmitían mitos o historias sagradas.
Básicamente, los selknam eran monogámicos. Aunque muchas veces, la habilidad para la
fabricación de herramientas era determinante en este punto, ya que se les permitía a los “kmal”,
adivinos, cazadores o guerreros famosos, mantener hasta cinco esposas, también los “xo'on”
(joon), brujos que se comunicaban y luchaban con los espíritus, podían practicar la poligamia.
La teoría del intercambio matrimonial de Lévi Strauss (1945), es una clave para comprender de qué
manera operan en estas culturas los sistemas de parentesco, en los que los intercambios estaban
integrados como sistemas de “reciprocidad”. Las mujeres, intercambiadas como regalos,
aseguraban la continuidad de los grupos y a la vez constituían alianzas; en este aspecto, ellas eran
los bienes más preciados.

La iniciación

Cuando los varones selknam cumplían 17 o 18 años, estaban llamados a convertirse en hombres.
Empezaba entonces, un período de enseñanza a cargo de algunos instructores que concluía con el
“hain”, una ceremonia tras la cual eran considerados hombres adultos, y entre otras cosas,
obtenían el derecho a formar una familia.
El “joon” o la “joon”, « porque también había mujeres en esta profesión », argumentaban que los
espíritus tenían el poder. Poseídos por una fuerza espiritual que venía de otro “joon” muerto,

Pág 33
5 GUSINDE, Martín (2008). “El mundo espiritual de los Selknam: De la vida y del mundo espiritual de un pueblo de
cazadores (Tomo I)”. Buenos Aires: Serindígena Ediciones. Pág 80
generalmente un pariente.
La fuerza espiritual era la encargada de realizar todas las curas y los actos de magia. Se decía que el
“joon” a los ojos del hombre era un humano común, pero en cambio por dentro, estaba lleno de
una sustancia blanda y suave como “plumón”. Allí convivían el alma del “joon”, junto con el
espíritu, quien era el dueño del cuerpo.
Los selknam eran politeístas, creían en la existencia de un dios creador, Temáukel, que vivía en el
cielo. Según las leyendas sagradas, éste era eterno y había creado la tierra y el cielo, por lo que se
le respetaba mucho, se rezaban plegarias a él para curar a los enfermos o para que hiciera pasar las
tormentas fuertes.
Para terminar su obra, Temáukel había mandado a otro dios, Kenós, quien dio forma definitiva a la
tierra. Éste fue quien se encargó de crear a los primeros selknam y les enseñó a hablar.
Durante los ritos de iniciación masculina, los ancianos revelaban los secretos tribales a los jóvenes
o klóketen, tal rito iniciativo era llamado h'ain; que se celebraba al producirse la pubertad y
otorgaba a los jóvenes la categoría de adultos. De allí surgieron los diseños artísticos pintados
sobre los cuerpos desnudos, que sorprendieron a más de un testigo presencial, se trataban de sus
Shoorts o personajes que encarnaban a los antepasados mitológicos.
Durante esta etapa, los jóvenes tenían que realizar durísimas pruebas, en especial de resistencia
física. Las mujeres estaban excluidas. Los ritos se basaban en un mito que narraba cómo los
hombres habían derribado una organización previa dominada por las mujeres.
La columna vertebral en la estructura organizativa de este pueblo era el rito de iniciación, donde
los jóvenes se convertían en hombres, luego de pasar por varias pruebas. En sus comienzos este
rito era llamado el Hoowin, de los antepasados míticos, cuando la mujer tenía el poder.
Este marco teórico propone un análisis de la estructura social, enriquecido por un debate que
indaga en el imaginario religioso y la formación de un sistema de dominación perpetuado para
fundamentar la imposición del patriarcado desde el mito.
No existía un territorio gobernado por un cacique, la base de la organización era la familia, padre,
madre, hijos, pero a esta se incorporaban los parientes que ocupaban el mismo territorio. Existía
en cada familia un kemal, que era un anciano muy respetado, mas que jefe de la familia era un
consejero.

La organización territorial

Los territorios estaban divididos en parcelas distribuidas y ocupadas generacionalmente, llamadas


haruwenh, “que consistía en destinar a cada grupo familiar la ocupación exclusiva de ciertas áreas
geográficas muy bien demarcadas, relacionadas con accidentes geográficos como cursos de ríos o
precisas señales de la llanura; estos límites eran comunicados de generación en generación y
debían ser respetados de manera estricta por las diferentes familias, ya que de lo contrario, una
violación a los territorios asignados ancestralmente podía provocar el estallido de disputas entre
los linajes”6.
Había muchos territorios perfectamente delimitados que formaban "clanes" patrilineales de 40 a
120 miembros, con jurisdicción sobre un territorio de caza. Los matrimonios se establecían con
miembros de otros clanes. Como ya se ha dicho, la vida nómada de los selknam era muy similar a
la de los cazadores tehuelches de la Patagonia. Cada miembro tenía sus obligaciones bien
especificadas: el hombre cazaba y confeccionaba las armas, la mujer, realizaba labores domésticas,
cuidado de los niños, transportación e instalación de la vivienda. Se construían dos tipos de
viviendas, llamadas kawi. Una de forma semicircular y la otra en forma de cono. Las construían con
palos enterrados en la tierra con los que formaban una estructura que cubrían con pieles de
animales.
Su patria era “más allá de la ancha vía de agua (estrecho de Magallanes). Desde allí trajo [Kwányip]
sus guanacos mansos; porque éstos provienen del norte”7.
En esta sociedad el rito es importante porque determina la organización social del pueblo.
Confirma la distribución del poder, en este caso la supremacía masculina sobre la femenina,
aunque antiguamente no era así. Esta configuración social y política se vincula con sus dioses,
explicando los sucesos de la vida cotidiana en relación con los hechos míticos. Mediante el rito de
la iniciación de sus jóvenes, se les reconoce un lugar en la sociedad.
En el comienzo el ritual central era el Hoowin, de los antepasados míticos. Por aquél entonces era
la mujer quien poseía el poder. Durante varios meses al año, las mujeres se reunían en una choza
ceremonial, donde se realizaba el h'ain, las mujeres obligaban a los hombres a trabajar
intensamente para suministrarles carne a fin de calmar la ira de Xalpen; iracundo espíritu del
mundo subterráneo.
En realidad Xalpen no existía y su amenaza era un engaño creado por las mujeres. Fue descubierto
por Kree, el Sol, que mientras se dedicaba a la caza, se acercó a la choza del h'ain y escuchó las
risas de burla de las mujeres por el éxito del plan de sujeción de las voluntades masculinas. Fue así
como los hombres se rebelaron. Destruyeron al matriarcado y masacraron a casi todas las mujeres.
6 Ministerio de Cultura de Chile. “La ruta Selknam: territorio de caza y de fuego”. Dirección Nacional de Fronteras y
Límites del Estado: Pontificia Universidad Católica de Chile. 10 de marzo 2011. Pág 13
7 GUSINDE, Martín (2008). “El mundo espiritual de los Selknam: De la vida y del mundo espiritual de un pueblo de
cazadores (Tomo I)”. Buenos Aires: Serindígena Ediciones. Pág 187
Los hombres heredaron luego el ritual del h'ain, usando las máscaras y la pintura, convirtieron sus
anatomías en una encarnación de pléyade de seres míticos.
Los jóvenes se iniciaban mediante el klóketen, donde todos los días debían pintarse la totalidad del
cuerpo y cubrirse sus rostros con líneas blancas. También debían afrontar una cacería que se
extendía por tres o cuatro días. Se les estimulaba el coraje, la resistencia física, la precisión con el
arco, a protegerse de las tormentas de nieve y a perseguir a los animales mediante la localización
de sus rastros.
Uno de los principales espíritus que torturaba a los klóketen era el “shoort”.
Durante el h'ain, también eran esenciales las danzas rituales. Había bailes para atraer el buen
tiempo; o una danza del pingüino en la que los hombres saltaban como estas aves. Este danzar era
denominado Kewanex, en el cual se pintaban con dibujos que representaban elementos del cielo y
de la tierra, los fenómenos naturales, animales y plantas.
Se consumaba también una imitación o pantomima de los leones marinos; se celebraba también
una danza fálica y se mostraba en raras ocasiones un pequeño ser llamado “Olum”, que oficiaba
como un chamán de gran poder curativo, por eso se le llamaba el “recreador de la vida”.
Núcleo esencial del complejo simbolismo del h'ain, era la oposición inicial entre las fuerzas
masculinas asociadas con el sol, y las femeninas enlazadas con la luna. Las fuerzas del día son
cálidas, diáfanas, expansivas, y se enfrentan con los rayos fríos, pálidos de la noche, lunar.
A pesar de que en la sociedad patriarcal, las potencias solares masculinas debían prevalecer, era
necesaria una reconciliación. Para ellos lo femenino, fuera de su faceta nocturna y gélida, debía ser
aceptada también, en su dimensión benéfica, maternal y creadora.
El h'ain era así un rito donde las mujeres aceptaban el control masculino, mediante la repetición,
mediante una procesión de actores-espíritus, se infundía temor y recreaban una historia mítica.
Desde mi punto de vista, luego del traspaso a la sociedad patriarcal, no emergieron diferencias
entre el hombre y la mujer, porque la distribución de tareas siempre se mantuvo bien delimitada.
El rol de los hombres era traer la mayor parte de la comida, cazando animales, fabricando arcos y
flechas. Las mujeres cazaban muy poco « cururos, más que nada », porque no manejaban el arco y
la flecha. Juntaban mariscos y peces, hongos, semillas y raíces, recogían leña; hacían canastos de
junco, cocinaban y cuidaban los chicos. Trabajaban las pieles y los cueros para hacer la ropa de
toda la familia, los toldos, las bolsas y las correas.
La única diferencia entre el hombre y la mujer era la participación en del ritual h'ain, donde las
mujeres quedaban excluidas, y sin enterarse de los secretos del rito.
Los hombres selknam tenían suma fe en lo sobrenatural, pero una vez que destruyeron el
matriarcado y obtuvieron el poder, lo utilizaron como un sistema de completa dominación sobre
las mujeres.
De acuerdo a las anotaciones de Gusinde, este mito también explica la cosmovisión selknam:
“La mujer-luna también era una poderosa Xon. Los hombres no se atrevieron a matarla, pero el
hombre-sol, su esposo, le propinó algunos golpes duros. Cada vez que descargaba un golpe, se
producía un ruido espantoso; temblaba toda la tierra. Entonces el hombre-sol desistió de
golpearla…Pero aún se observan las cicatrices en el rostro de la mujer-luna…” 8.

El genocidio selknam en el fin del mundo

Según escribía Eduardo Galeano, en “Las venas abiertas de América Latina”, retomando las
palabras de Carl Marx en el primer tomo del capital :
“El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada del exterminio,
esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, y la conquista y el saqueo de
las indias orientales (…) son todos hechos que señalan los albores de la era del capitalismo”. 9
La imposición del sistema de explotación capitalista representa el postrero de la economía de auto
subsistencia en esta parcela del fin del mundo. En primer lugar con la privatización de la tierra,
acompañada por el desarrollo de manufacturas y talleres ingleses que empleaban a los
campesinos a cambio de un salario, que pronto comenzarán a hacer estragos, junto a la llegada de
los primeros mineros europeos que se establecieron en el norte de la isla en 1881, que no tardaron
en hacer contacto con los nativos, causándoles reiterados vejámenes.
Luis Garibaldi Honte, anciano de origen haush, recordaba la acción de la familia de Thomas
Bridges, que vineron como misioneros a partir de 1869:
“Ellos educaron a algunos indios, educar en el sentido del trabajo, darle amor al trabajo, al dinero.
Ahí el indio, en principio, el que quería trabajar trabajaba, el que no, no trabajaba, pero el que no
trabajaba no tenía comida”10.
En 1886, el rumano Julius Popper, encabezó una expedición financiada por autoridades y
personajes eminentes de Buenos Aires para buscar oro en las playas de la Isla grande.
Ya en 1894, bajo el amparo de compañías ganaderas inglesas, grupos de cazadores aborígenes
financiados por éstas empresas, los asesinaron en gran número e impunemente.

8 GUSINDE, Martín (2008). “El mundo espiritual de los Selknam: De la vida y del mundo espiritual de un pueblo de
cazadores (Tomo I)”. Buenos Aires: Serindígena Ediciones. Pág 216
9 GALEANO, Eduardo (2010). “Las venas abiertas de América Latina”. Buenos Aires: Siglo XXI. Pág 46
10 CHAPMANN, Anne (2002). “Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del Fuego”. Santiago de Chile: Taller
experimental de cuerpos pintados . Pág 72
Al inicio del siglo XX, no quedaban más que unos cuantos centenares de sobrevivientes dispersos
por los bosques meridionales o bien amparados por las misiones salesianas y por la familia
Bridges, constituida por los primeros colonizadores de Ushuaia. Entre 1909 y 1911 los sacerdotes
salesianos estimaban que los remanentes de la población selknam no superaban las 350 personas,
cifra que continuó descendiendo en las décadas posteriores.
Cuando concluía el siglo XIX, se hizo necesario expulsar a los selknam sobrevivientes, como
resultado de la campaña al desierto impulsada por Julio Roca dentro de la frontera Argentina, pero
también por el gobernador Magallanes que del lado de Chile y en el marco de la pacificación de la
araucanía, trasladó a las tribus a Punta Arenas, y a la misión salesiana de Isla Dawson, donde según
testimonios de los mestizos, “trajo ovejas y se formó una estancia y en esta instancia se reunió
puros indios nomás. ¡Meta cercos!, ¡Meta hacer cercos cerrándole los campos al señor este!. Y
estos [los Bridges], se hicieron ricos ellos, a costillas de los paisanos, se hicieron millonarios (…) [a
los indios] los custodiaban con la policía y el ejército en unos corralones hechos de alambre” 11.
Desde allí eran trasladados para que las tierras se explotasen con aserraderos y ganado ovino.
“A fines del invierno de 1966, en Tierra del fuego, Argentina, murió Kiepja, más conicida como Lola.
Su grupo etnico es generalmente llamado Ona, aunque su verdadero nombre es selknam. El modo
de vida de los selknam es el más antiguo de la humanidad: el de la edad de piedra, el paleolítico de
los cazadores, recolectores y pescadores. Con Kiepja, desapareció todo testimonio directo de su
cultura”12.

11 PALERMO, Miguel Ángel (1996). “El verdadero nombre de los Onas: Los selknam". Buenos Aires: Ed
Quirquincho. Pág 57
12 BRETÓN André y ELUARD Paul. L (1961)."L'ombre de Chistophe Colomb tourne elle-même sur de Feu..." L'
Inmaculée Conception: París. En CHAPMANN, Anne (2002). “Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del Fuego”.
Buenos Aires: Emecé. Pág 21
BIBLIOGRAFÍA

CHAPMANN, Anne (2002). “Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del Fuego”. Buenos Aires:
Emecé.

GALEANO, Eduardo (2010). “Las venas abiertas de América Latina”. Buenos Aires: Siglo XXI.

GUSINDE, Martín (2008). “El mundo espiritual de los Selknam: De la vida y del mundo espiritual de
un pueblo de cazadores (Tomo I)”. Buenos Aires: Serindígena Ediciones.

Ministerio de Cultura de Chile. “La ruta Selknam: territorio de caza y de fuego”. Dirección Nacional
de Fronteras y Límites del Estado: Pontificia Universidad Católica de Chile. 10 de marzo 2011.

PALERMO, Miguel Ángel (1996). “El verdadero nombre de los Onas: Los selknam". Buenos Aires: Ed
Quirquincho.

SOLVES, Hebe (1999). “Historias de Guardaparques, poblaciones y viajeros”. Buenos Aires:


Ministerio de Cultura y educación de la Nación.

WISEMAN, Boris y GROVES, Judy (2006). "Levi Strauss para principiantes". Buenos Aires: Era
naciente.

Potrebbero piacerti anche