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Selección de poemas

latinoamericanos

ROMANCE 1ºC

Punto y Coma - Mónica Lavín

Sedúceme con tus comas, con tus caricias espaciadas, tu aliento respirable y tus
atrevimientos continuos; colócame el punto y cima para cambiar las caricias por largos besos
y frases susurradas boca a boca. Haz un punto y seguido para deslizarte en mí y contemplar
mi desnudez sobre tu cama, ahora interrumpe con guiones para soltar un halago sobre mi
cuerpo y su huella en el tuyo – recorrer con la mirada el talle y el hundimiento en la cintura,
el ascenso en la cadera, la larga prolongación de las piernas rematadas por un pie que no
resistes besar -. Embísteme sin mi rechazo y tortúrame con la altivez de tu deseo
arrastrándome muy lejos (al borde del abismo entre paréntesis y sin comas por favor), ahora
desenvaina tus puntos suspensivos… - Maldito trío de puntos – ese espacio sin nombre no
se alcanza.
Un punto y aparte para calmar el temblor de mi cuerpo y sonreírte al mismo tiempo que me
das de beber el vino espumoso en una copa. Borro mis interrogaciones. Toda una antesala
para retomar tus comas y regalarme la humedad de tu boca y la suavidad de tu respiración
en mis orejas, cuello, nuca, hombros; atacar con puntos y comas nuevamente para buscar
con tu dedo un clítoris congestionado, pasar tu lengua entre los labios escondidos y saborear
mis secreciones – robármelas entre guiones - y atizar de nuevo en mi centro ardiente
ocupándolo, sosteniendo el ascenso ¡Inminente! con signos de exclamación, la eyaculación
inevitable… hasta acabar con los puntos suspensivos y vaciarte todo en mí y desplomarte
extenuado, aliviado y amoroso en mi cuerpo complacido.
De nuevo un punto y aparte para dormir sobre mi pecho y pone punto final al entrecomillado
“acto” que en este caso es un hecho amoroso sin ningún viso de actuación.
Si estoy equivocada, felicito tu dominio de la puntuación.
Punto final.

***

Ausente - César Vallejo

¡Ausente! La mañana en que me vaya


más lejos de lo lejos, al Misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.

¡Ausente! La mañana en que a la playa


del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.
Se habrá hecho de noche en tus miradas;
y sufrirás, y tomarás entonces
penitentes blancuras laceradas.

¡Ausente! Y en tus propios sufrimientos


ha de cruzar entre un llorar de bronces
una jauría de remordimientos!

***

Bellísima - Eduardo Lizalde

Y si uno de esos ángeles


me estrechara de pronto sobre su corazón,
yo sucumbiría ahogado por su existencia
más poderosa
Rilke, de nuevo


Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa…
yo podría tolerarla.

***

Despedida - Jorge Luis Borges

Entre mi amor y yo han de levantarse


trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.


Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo…
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.
Y el pan nuestro - Juan Carlos Onetti

Sólo conozco de ti
la sonrisa gioconda
con labios separados
el misterio
mi terca obsesión
de desvelarlo
y avanzar porfiado
y sorprendido
tanteando tu pasado
Sólo conozco
la dulce leche de tus dientes
la leche plácida y burlona
que me separa
y para siempre
del paraíso imaginado
del imposible mañana
de paz y dicha silenciosa
de abrigo y pan compartido
de algún objeto cotidiano
que yo pudiera llamar
nuestro.

***

Eres, amor - Efraín Huerta

Eres, amor, el brazo con heridas


y la pisada en falso sobre un cielo.

Eres el que se duerme, solitario,


en el pequeño bosque de mi pecho.

Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres el viejo llanto y la tristeza,


la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.

Eres, amor, la flor del falso nombre,

Eres un frágil nido, recinto de veneno,


despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor la flor del falso nombre.
Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.

Eres desesperanza, triste estatua


de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

***

Una carta de amor - Julio Cortázar

Todo lo que de vos quisiera


es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,

como un perro que pasa, una colina,


esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco


yo lo que quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,


que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos


sea otro signo de libertad.

***

Táctica y estrategia - Mario Benedetti

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

***

Mía - Rubén Darío

Mía: así te llamas.


¿Qué más armonía?
Mía: luz del día;
mía: rosas, llamas.

¡Qué aroma derramas


en el alma mía
si sé que me amas!
¡Oh Mía! ¡Oh Mía!

Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.

Yo triste, tú triste…
¿No has de ser entonces
mía hasta la muerte?

***
Ausencia de amor - Juan Gelman

Cómo será pregunto


Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme


en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.


Tal vez me estalle en el cuerpo todo
lo que he esperado
Me comerás entonces dulcemente pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.


Tu pie. Tu mano.

***

Yo pienso en ti - José Batres Montúfar

Yo pienso en ti, tú vives en mi mente


sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría

al roto mármol de una sepultura.


Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!

***
Estudio - Carlos Pellicer

Apenas te conozco y ya me digo:


¿Nunca sabrá que su persona exalta
todo lo que hay en mí de sangre y fuego?

¡Como si fuese mucho


esperar unos días -¿muchos, pocos?-
porque toda esperanza
parece mar del Sur, profunda, larga!
Y porque siempre somos
frutos de la impaciencia bosque todos.
Apenas te conozco y ya arrasé
ciudades, nubes y paisajes viajes,
y atónito, descubro de repente
que dentro estoy de la piedra presente
y que en el cielo aún no hay un celaje.

Cómo serán estas palabras, nuevas,


cuando ya junto a ti, salgan volando
y en el acento de tus manos vea
el límite inefable del espacio.

***

Volverlo a ver - Gabriela Mistral

¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas


de temblor de astros, ni en las alboradas
vírgenes, ni en las tardes inmoladas?

¿Al margen de ningún sendero pálido,


que ciñe el campo, al margen de ninguna
fontana trémula, blanca de luna?

¿Bajo las trenzaduras de la selva,


donde llamándolo me ha anochecido,
ni en la gruta que vuelve mi alarido?

¡Oh no,! ¡Volverlo a ver, no importa dónde,


en remansos de cielo o en vórtice hervidor,
bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!

¡Y ser con él todas las primaveras


y los inviernos, en un angustiado
nudo, en torno a su cuello ensangrentado!

***
Te quiero porque tienes… - Jaime Sabines

Te quiero porque tienes


las partes de la mujer en el lugar preciso
y estás completa.
No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra.

Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves,
tal vez, acaso un día,
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy la mancha, un punto en la pared,
alguna raya que tus ojos, sin ti,
se quedan viendo.

Quizás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.

Soy una cicatriz que ya no existe,


un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.

¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras


me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.

***

A Leonor - Amado Nervo

Tu cabellera es negra como el ala


del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un <¡quién sabe!>
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!
Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos… pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente


para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,


de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas…
Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

***

Poema 14 - Pablo Neruda

Juegas todos los días con la luz del universo.


Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.


Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.


El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.


El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes.


Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,


a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.


Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo


lo que la primavera hace con los cerezos.

***

Hormigas - Ramón López Velarde

A la cálida vida que transcurre canora


Con garbo de mujer sin letras ni antifaces,
A la invicta belleza que salva y que enamora,
Responde, en la embriaguez de la encantada hora,
Un encono de hormigas en mis venas voraces.

Fustigan el desmán el perenne hormigueo


el pozo del silencio y el enjambre del ruido,
la harina rebanada como doble trofeo
en los fértiles bustos, el Infierno en que creo,
el estertor final y el preludio del nido.

Mas luego mis hormigas me negarán su abrazo


y han de huir de mis pobres y trabajados dedos
cual se olvida en la arena un gélido bagazo;
y tu boca, que es cifra de eróticos denuedos,
tu boca, que es mi rúbrica, mi manjar y mi adorno,
tu boca, en que la lengua vibra asomada al mundo
como réproba llama saliéndose de un horno,
en una turbia fecha de cierzo gemebundo
en que ronde la luna porque robarte quiera,
ha de oler a sudario y a hierba machacada,
a droga y a responso, a pabilo y a cera.
Antes de que deserten mis hormigas, Amada,
déjalas caminar camino de tu boca
a que apuren los viáticos del sanguinario fruto
que desde sarracenos oasis me provoca.

Antes de que tus labios mueran, para mi luto,


dámelos en el crítico umbral del cementerio
como perfume y pan y tósigo y cauterio.

***

Tus ojos - Octavio Paz

Tus ojos son la patria


del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

***

Este perfume - Salvador Novo

Este perfume intenso de tu carne,


no es nada más
que el mundo que desplazan y mueven
los globos azules de tus ojos,
y la tierra y los ríos azules de las venas
que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas
en tu beso de angustia,
sacrificado al borde de un huerto en que la vida
se suspendió por todos los siglos de la mía.
¡Qué remoto era el aire infinito
que llenó nuestros pechos!
Te arranqué de la tierra
por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, ¡oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne,
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida de la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la caricia
de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba.

***

Destino - Rosario Castellanos

Matamos lo que amamos. Lo demás


no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Qué cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es anima de soledades,


ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne


de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece


el reflejo del tigre.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve


–antes que lo devoren– (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

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