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EL GUARANÍ DURANTE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

(1865 – 1870)

David Velázquez Seiferheld

Nuestra presentación pretende aportar elementos que permitan comprender mejor los
alcances que tuvo el uso del guaraní durante la Guerra de la Triple Alianza, que enfrentó al
Paraguay contra Argentina, Brasil y Uruguay (1865 – 1870). La investigación es
exploratoria y constituye una síntesis de datos provenientes tanto de fuentes primarias como
secundarias.

Nuestro punto de partida es que, en la región, durante los años de la GTA, se reconocía
como persistente, una descripción de la situación lingüística descripta por el P. Alonso
Barzana en 1594:

“la lengua que habla toda esta nación, extendida tan a la larga, es
una sola, que aunque la hablan en el Brasil, que llaman tupí, es
algo distinta, es muy poca la distinción y que no impide nada (su
comprensión)”.1

A ello, se agrega lo señalado por Palacio Alcaine:

“Las provincias de Misiones, Formosa y Corrientes compartían un


pasado histórico relativamente paralelo al de Paraguay, desde el
período colonial hasta las últimas décadas del siglo XIX (…)”.2

Estas apreciaciones sociolingüísticas o demográfico-lingüísticas, nos exigen precisar el


sentido de la expresión “el uso del guaraní en la Guerra de la Triple Alianza” porque,
estrictamente hablando, lo realmente sorprendente hubiera sido que una lengua tan
extendida desde tiempos coloniales, y que había sobrevivido, no se hubiera usado durante
el conflicto bélico, o bien, que su uso hubiera quedado reducido a una sola nación cuando
que abarcaba –y la propia toponimia era patética al respecto— amplias partes de los
territorios de tres de las cuatro naciones involucradas.

1. El uso político del guaraní en el Paraguay guerrero: del rechazo al


nacionalismo lingüístico

1
Citado en Palacios Alcaine, Azucena. Introducción a la Lengua y Cultura guaraníes. Serie De acá para allá:
lenguas y culturas amerindias. No. 6. Universitat de Valencia. Department de Teoria dels Llentguatges.
Valencia. 1999. P. 5.
2
Palacios Alcaine, op. cit. p. 35. Cabe aclarar que durante los años del conflicto, la actual provincia argentina
de Formosa era parte del territorio paraguayo.
El Paraguay independiente no fue, en esencia, distinto de la provincia del Paraguay del
período borbónico, con respecto a la cuestión lingüística. Tanto las Instrucciones para
Maestros de Primeras Letras, promulgadas en 1812 por la Junta Superior Gubernativa,
como los posteriores castigos físicos por el uso del idioma guaraní en las aulas, narrados
por ejemplo en las Memorias de Juan Crisóstomo Centurión, dan cuenta del afán
progresivamente modernizante del estado paraguayo y sus políticas3. Recordemos que en
este esfuerzo de modernización, el guaraní era considerada una lengua a desterrar. Esta
finalidad política reñía con la realidad de un Paraguay en el que tanto la élite como el
conjunto de la sociedad se expresaban en guaraní, si bien su uso se verificaba mayor, que
no exclusivamente, en el ámbito doméstico4.

El carácter de “guerra total” de la Triple Alianza para el Paraguay, desplazó por completo
la distinción entre combatientes y civiles; logística de guerra y logística de la vida
cotidiana; entre frente y retaguardia. El Paraguay entero se volvió un teatro de operaciones
y fueron movilizados todos los recursos disponibles. Las expresiones como “libertad o
muerte”, “República o muerte”; “vencer o morir”, o las palabras rescatadas de la muerte
de Solano López en Cerro Corá, “muero con mi patria”, son la expresión acabada de la
guerra total.5

Esta movilización total también implicó dejar de lado las diferencias sociales que existían
al interior de la población, o por lo menos, su puesta en paréntesis, para los fines de la
movilización y la asignación de funciones, por ejemplo, en los campos de cultivo. El
guaraní, de ser un elemento de distinción y diferenciación entre la élite y el pueblo6, pasó a

3
Centurión narra, en sus Mocedades, acerca del castigo por el uso del guaraní en las aulas, de la siguiente
manera: “Se prohibía hablar en ella (en la escuela, nota del autor) en las horas de clase, el guaraní, y a fin de
hacer efectiva dicha prohibición, se habían distribuido a los cuidadores o fiscales unos cuantos anillos de
bronce que entregaban al primero que pillaban conversando en guaraní (…) el sábado (…) se pedía la
presentación de dichos anillos, y cada uno de sus poseedores, como incurso en el delito, llevaba el castigo de
cuatro o cinco azotes, alzado al hombro de algunos de sus compañeros”.. En Centurión, Juan Crisóstomo.
Mocedades: los sucesos de Puerto Pacheco. Imprenta Nacional. Asunción, 1995. Deben agregarse las
medidas adoptadas por Carlos Antonio López, relativa a la supresión de pueblos de naturales en 1848 y, en
el mismo año e inmediatamente, el decreto que ordena la castellanización de los apellidos en guaraní.
4
En El Semanario del 12 de enero de 1861, No. 357, p. 2, se lee que: “El sermón que predicó en la ocasión el
presbítero ciudadano Daniel Sosa lo verificó en idioma guaraní para que todos los nacionales comprendieran
la significación e importancia de la sacrosanta función”. El discurso fue pronunciado cuando se inauguró
oficialmente la fortificación de Humaitá y su templo dedicado a San Carlos de Borromeo, el 5 de enero de
1861.
5
Como dice Christopher Bassford, “la guerra total suponía la completa subordinación de la política a la
guerra (…) y la asunción de que la victoria total o la derrota total eran las únicas opciones”, en Clausewitz
and his Works (original en inglés).
6
Para dimensionar el cambio cultural al que la guerra obligó respecto del guaraní, compárese con este
párrafo, proveniente del Semanario del 13 de mayo de 1854, No. 46, en el que se señala que “En el
Paraguay se habla generalmente el castellano, con más o menos propiedad, según las circunstancias de
familias, así en la Capital, como en la campaña. Es verdad que en el país se habla generalmente el guaraní,
no el originario de los indios de la conquista, sino el mezclado con el castellano, que no ha sido fácil
ser considerado un elemento de cohesión nacional. La existencia –y los deseos de
eliminación— de fronteras sociolingüísticas en el Paraguay en guerra, queda expresada en
este episodio, ocurrido en Pirayú durante el proceso de colecta de joyas para la entrega de
un regalo al Mariscal Presidente López, en 1867, consistente en “una guirnalda de oro
orlada de brillantes y un gorro triunfal también de oro y brillantes”7:

“Instruyó de viva voz la Señora Báez al concurso del resultado de


la misión haciendo leer al mismo tiempo el Decreto Supremo del 6
de Octubre relativamente a la resolución del Excmo. Sr. Mariscal
López sobre la ofrenda del bello sexo, haciendo a la vez explicar en
idioma guaraní el mismo Decreto para la mayoría. Instruida esta,
no pudieron menos que agradecer por la acogida que tuvo ante el
Jefe Supremo de la Nación su pequeña ofrenda de joyas y alhajas
(…)”.8

El carácter nacionalista del guaraní, su uso político, queda plasmado en los llamados
“periódicos de trinchera”, que aparecieron desde 1867, durante el inmovilismo en el campo
de batalla, luego de la victoria paraguaya en Curupaity.9 De los cuatro periódicos editados,
dos lo eran íntegramente en guaraní: El Cabichuí10 y el Cacique Lambaré11. El Centinela
también contenía poemas y literatura en guaraní, “que con tanto empeño desean conocer
los filólogos del viejo mundo”, dice El Semanario.12 Un dato no menor: entre 1845, cuando
apareció por primera vez el primer periódico del Paraguay, El Paraguayo Independiente y

suprimirlo, por la correspondencia, y el contacto de los pueblos de indios, cuyas comunidades ha suprimido el
actual gobierno de la República, declarando ciudadanos á todos los indios”.
7
El Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, 30 de noviembre de 1867. P. 4, “Campaña”.
8
El Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, 16 de noviembre de 1867. P. 4. “Piraiu”.
9
Hérib Caballero Campos y Cayetano Ferreira Segovia, « El Periodismo de Guerra en el Paraguay (1864-
1870) », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Colloques, posteado el 01 de febrero de 2006,
consultado el 8 de abril de 2015. URL : http://nuevomundo.revues.org/1384 ; DOI :
10.4000/nuevomundo.1384 Se trata de los periódicos El Centinela, El Cabichuí, El Cacique Lambaré y La
Estrella.
10
“El Cabichuí desde su aparición el 13 de mayo de 1867 hasta su extinción en San Fernando el 20 de agosto
de 1868, publicándose 95 números, siendo su redacción bilingüe apareció con una frecuencia de dos veces
por semana. Sus páginas ilustradas con retratos y caricaturas de escenas y personajes de la gran epopeya,
tuvo como autores de los grabados a Saturio Ríos, Francisco Velasco, G.I. Aquino, Gregorio Cáceres, Juan
Vargas y otros”. Hérib Caballero Campos y Cayetano Ferreira, op. cit.
11
“El Cacique Lambaré fue un órgano escrito en idioma nativo, que tenía el lema “Cuatia ñe’ê yvytu rusugui
oseba”. Contaba con una viñeta que representa al Cacique Lambaré en actitud de sepultarse al pie del cerro
antes que verle a su patria deshonrada. En el número 4 sólo se titula Lambaré, variando la viñeta. La misma
representa al cacique lanzando sus dardos e hiriendo a los países que dirigieron las ofensas al Paraguay cuyo
símbolo puede percibirse a través de un dragón con tres cabezas sin que falte el león, emblema de la
bravura del pueblo paraguayo. Se publicó en Asunción el 24 de julio de 1867 y su redactor fue el presbítero
Francisco Solano Espinosa, el último número fue el 16 correspondiente al año 1868. Se imprimió en papel de
caraguatá, de color verduzco, a partir del número 11 del 20 de enero de 1868. Los números contienen
ilustraciones conforme al contenido”. Hérib Caballero Campos y Cayetano Ferreira Segovia, op. cit.
12
El Semanario. Sábado 11 de mayo de 1867. No. 681, p. 4.
la guerra, existieron sólo 3 periódicos: además del citado, existieron El Eco del Paraguay y
El Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles (que de hecho, siguió apareciendo hasta
1868). En la guerra, existieron en total 5.

Los periódicos de guerra en general servían a los fines de la guerra. En tal sentido, no sólo
transmitían información que, dado que se trataba información de guerra, era de dudosa
veracidad (pues su objetivo no era necesariamente contar las verdades de la guerra), sino
que buscaban antes bien contribuir a mantener la disciplina de la tropa, la cohesión de la
población en torno a los fines de la guerra y su justificación política, así como la lealtad al
Mariscal Presidente. En tal sentido, la prensa de guerra promovía los conceptos de lealtad a
la patria, odio al enemigo (mediante la atribución de rasgos hasta diabólicos,
ridiculizándolo o denigrándolo), disciplina militar, obediencia incondicional al conductor,
sentido del sacrificio hasta dar la propia vida; así como difundía otros aspectos que para los
aliados eran considerados bárbaros, como los deseos de las mujeres por empuñar las armas,
o donar sus joyas y alhajas: este rasgo en particular es uno de aspectos inequívocos de la
guerra total: la voluntad de todo el país, de inmolarse si necesario fuera.

De la eficacia de esta prensa, refiere Centurión:

“Tanto el Cabichuí como los otros periodiquines no habían dejado


de ejercer una gran influencia sobre las tropas y el pueblo, que
comprendían que dichas publicaciones se hacían bajo las
inmediatas inspiraciones o censuras del Mariscal, y de esta manera
se consiguió lograr el mejoramiento del elemento moral del
ejército, conservando la disciplina en medio de tantas privaciones y
miserias”13

El uso del guaraní trajo aparejado un fenómeno que hasta entonces no se había dado en el
Paraguay: la reivindicación del indígena, a través de la figura del Cacique Lambaré y su
carácter guerrero. En el primer número de Cacique Lambaré, se recupera la figura del
Cacique, quien afirma haber combatido hace 3 siglos contra los españoles y gozaba del
temor, respeto y reverencia de los caciques mbaja y guaikuru. Desde su lugar en el cielo, ya
que el Cacique se había cristianizado, observaba la buena marcha del país y amenazaba a
los extranjeros exigiéndoles retirarse o caer en la lucha contra el Mariscal.

Los demás números consisten más que nada en arengas y textos motivadores para el coraje,
mediante la exaltación de la figura de López y, como ya señalamos, la demonización,
degradación y ridiculización de los aliados. En ausencia de un vocabulario filosófico-
político en guaraní puro, incorporan expresiones del jopara, como “libertá”:

13
Centurión, Juan Crisóstomo, Memorias o reminiscencias históricas sobre la Guerra del Paraguay, Asunción,
Ed. Guarania.
“Ñande apo abei guaicurú, téra guajaki ramo: ñande mbotaby se
he ibo ndoúi ri ha sino ogueru bo liberta”.14

La aparición de los dos periódicos en guaraní también constituía un hecho inédito: desde la
expulsión de los jesuitas, el guaraní escrito prácticamente había desaparecido; y con ambas
publicaciones, el guaraní volvía a escribirse. A falta de antecedentes, y diferencias entre las
grafías de ambos periódicos, se organizó una reunión en Paso Puku el 18 de mayo de 1867,
en la que se estableció la grafía unificada.

2. El guaraní en el púlpito
También se utilizó el guaraní con fines políticos desde el púlpito –como vimos, ya desde
antes de la guerra se utilizaba el guaraní en las homilías para dar a comprender mensajes
importantes, provenientes del propio Gobierno, en el marco del control que el estado tenía
de la Iglesia por ejercicio de la atribución de patronato. El púlpito ocupó, en reiteradas
ocasiones desde la Independencia, y a falta de periódicos e incluso durante su existencia , el
papel de formador de la opinión pública.

La diferencia, era que ahora el sermón identificaba la causa de la patria con la divinidad y
contenía un fuerte mensaje político:

“También se ha celebrado otra solemne misa cantada en honor de


la virgen Santa Bárbara por el buen éxito de las armas nacionales,
habiendo el presbítero Ciudadano José Ignacio Acosta
pronunciado en lengua guaraní un expresivo panegírico y
concluido con exhortaciones patrióticas y muy oportunas al tiempo
y circunstancia presente”.15

Revelado el tratado secreto de la Triple Alianza, y en oportunidad de las fiestas de la


Virgen de la Asunción de 1866, el Presbítero Téllez, Cura Rector de la Catedral, también se
expresó en guaraní:

“Y luego con un lenguaje entusiasta y expresivo dijo en guaraní:


cincuenta y cinco años ha que nuestros padres, que sellaron con su
sangre nuestra independencia y libertad soberana, y que nos
legaron este precioso don, que es la vida de los pueblos, nos miran
desde la mansión de los justos, y sus cenizas celosas de nuestra
verdadera felicidad nos observan desde las jornadas honrosas de
Paraguarí y Tacuarí (…)”.16

14
Cacique Lambaré, Agosto 8 de 1867. Año 1, No. 2. P. 1
15
El Semanario. No. 630.
16
El Semanario. 18 de agosto de 1866. No. 643. P. 3
Finalmente, en el Cacique Lambaré se afirma que el guaraní se había normalizado en las
escuelas y desaparecieron “las listas” y los castigos por usar el guaraní.17 Lo concreto es que
tras la guerra, la élite liberal, siguiendo la tesis que identificaba el guaraní con la barbarie,
prohibió su uso en las escuelas18, en el Colegio Nacional de la Capital fundado en 1877 19, e
incluso, prohibió su uso en la Convención Nacional Constituyente que se desarrolló entre
agosto y octubre de 1870. A propósito, relata Héctor F. Decoud que:

“El diputado por Paraguarí, Recalde (Pedro), hizo moción para


que se permitiese, a algunos de los convencionales de la campaña,
expresarse en guaraní. Esta moción produjo entre los
convencionales gran hilaridad y fue combatida, enérgicamente por
los diputados Decoud (Juan José), Godoi (Juan Silvano), Recalde
(Bernardo), Machaín (León), Decoud (Antonio) y Collar (Mateo),
que pidieron no tan sólo su rechazo, sino que se prohibiera
terminantemente a que en lo sucesivo fuese promovido el asunto. La
Asamblea, por mayoría de las dos terceras partes de sus miembros,
votó el rechazo, en los términos propuestos”.20

3. El nheengatu en el ejército brasileño


Contada la guerra desde voces brasileras, la tradición recuerda los intercambios de
canciones, insultos, ironías, sarcasmos y saludos entre las tropas provenientes de Para y
Maranhao y las tropas paraguayas, desde sus respectivos campamentos21. Las tropas
paraguayas se expresaban en guaraní, mientras que las brasileñas paraenses lo hacían en la
língua geral amazónica o nheengatu.

Como señalamos al principio de nuestra presentación, lo realmente extraño hubiera sido


que, en pleno siglo XIX, décadas antes del inicio de la industrialización intensiva en el
Brasil, y del auge del caucho en la Amazonia, que ocasionó el despoblamiento de Para y
Maranhao, poblaciones de habla tradicional tupi o guaraní hubieran abandonado una
lengua, o las lenguas, que llevaban hablándolas por siglos.

Fuentes tan dispares como el Archivo del Ejército Brasileño y, por parte del Paraguay, El
Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, dan cuenta de esta realidad lingüística. En el

17
Cacique Lambaré, 22 de agosto de 1867. Sección “Tata piriri”.
18
Decreto del 7 de marzo de 1870.
19
Ver reglamento del colegio.
20
En Decoud, Héctor F. La Convención Nacional Constituyente y la Carta Magna de la República. Buenos
Aires, 1934. Pp. 178 – 179.
21
La gran cantidad de lenguas, alrededor de 700, en la Amazonia, hizo que el río Amazonas fuera
metafóricamente llamado el Río Babel.
caso del Brasil, el registro del uso de la lengua no sólo proviene de fuentes lingüísticas, sino
también de fuentes relacionadas con la educación22.

Podemos citar también el testimonio de Pedro Luiz Sympson (o Simpson) (1840 – 1892),
autor de obras sobre lingüística de la língua geral o el nheengatu, quien fue oficial brasilero
durante la Guerra y luego senador (y promotor de la nacionalización del nheengatu), quien
menciona que:

“(...) no Paraguai, onde militei de 1865 a 1867, reconheci que ali


não somente entre os indígenas, como entre muitas famílias
civilizadas, fala-se este mesmo idioma, com o nome porém de-
guarani, - com alguma diferença é verdade, como talvez na
proporção em que está o espanhol para o português: eu, ali,
entendia-me perfeitamente com os naturais, como eles conversava
sem o menor embaraço.”23

En el Paraguay, la prensa también ridiculizaba la forma en cómo se hablaba el guaraní entre


las tropas brasileras:

“felizmente no se encuentra en nuestro ejército esa mescolanza del


castellano, inglés, francés, italiano, alemán, y brasilero guaraní
que se encuentra en el ejército aliado (…)”24

Entre las tropas brasileñas, la oficialidad paulista no sabía darse a entender a los batallones
amazónicos, sin la mediación de los indios civilizados, que eran los indios amazónicos
bilingües nheengatu-portugués distintos de los indios tapuios, indios monolingües que
hablaban sólo el nheengatu.25 Igualmente, los indios civilizados actuaban como traductores
en los interrogatorios a prisioneros paraguayos.

22
Bessa-Freire, José Ribamar. O Nheengatu: a outra língua brasileira. (s/d). El autor recupera el viaje de
evaluación del sistema educativo, realizado por el poeta Goncalves Días, en 1861. La evaluación arrojó como
resultado el fracaso de la enseñanza en lengua portuguesa, debido a que las lenguas maternas en la
Amazonia eran otras. Una conclusión que con seguridad hubiera sido aplicable a las realidades de
sustitución lingüística forzada en distintos países del continente, en busca de la homogeneización a través
del uso de idioma castellano, “el idioma nacional”, como se lo calificaba en el Paraguay.
23
Citado por Alves Jr., Ozías, en “Um gramático esquecido”, en
http://oziasjornalismo.blogspot.com/2008/12/um-gramtico-esquecido.html, consultado el 10 de abril de
2015.
24
El Semanario, 15 de diciembre de 1866. No. 660. P.4.
25
Bessa-Freire, op. cit.
El uso del guaraní en las tropas brasileñas no llegó a revestir, por tanto, ningún uso político;
ni nacionalista. Sí se convirtió en un tema nacionalista, de identidad, tras la Guerra de la
Triple Alianza26.

4. En el resto del ejército aliado


Como ya señalamos, no hay razones para suponer que el guaraní no formaba parte del
idioma cotidiano de las Misiones o de Corrientes. Sin embargo, no hemos podido localizar
aún registros de su uso entre las tropas provenientes de dichas provincias, tal como sí se
encuentra y se ha investigado y difundido en el caso del Brasil.

Puede, quizás, esto, deberse al concepto despectivo que se tenía del guaraní como sinónimo
de barbarie en el liberalismo que dominaba como concepción de estado y sociedad en la
Argentina en tiempos de la guerra. Tanto Sarmiento como Mitre se refieren al guaraní
como símbolo de barbarie. Sin embargo, a raíz de una expresión sarmientina que declaraba
que en Corrientes acababa la civilización, su acérrimo enemigo político publica una carta,
luego hecha opúsculo denominado “Ayerecó Qaha Catú. Una Provincia Guaraní” 27, en
1878 (luego de la Guerra de la Triple Alianza). En él, Mitre defiende a Corrientes como
parte integral del territorio argentino, pero se expresa ambiguamente respecto del guaraní.
En efecto, en una parte señala:

“Era en verdad una provincia guaraní, débil, pobre, oscura,


inerme, que pronto debía ser pisoteada por las patas de los
caballos de la omnipotente tiranía, y cuyas más nobles cabezas
debían pronto rodar por el suelo ensangrentado de la patria!!”

al referirse a la batalla de Palo Largo, en la que Genaro Berón de Astrada, gobernador de


Corrientes, opuso valiente pero estéril resistencia a Echagüe (aliado a Rosas), el 31 de
marzo de 1839.

Pero luego, en tono elogioso, expresa:

“que si algunos o muchos de los muertos en aquella infausta


jornada hablaban guaraní, ellos más que ninguno merecieron el
honor de ser llamados argentinos, porque ellos fueron los únicos
que se ofrecieron en holocausto de su patria, dando a sus
hermanos, al tiempo de morir, la señal atrevida de la redención”.

26
Una de las expresiones del inicio de este nacionalismo lingüístico, fue la ópera Il Guarany, de Carlos
Gomes, estrenada en 1870.
27
La carta original está datada el 13 de julio de 1878. Mitre traduce Ayhereco Qaha Catú como “saber
tenerse y saberse gobernar bien”: “Ya se ve, dice Mitre, como en guaraní se puede traducir la idea del
gobierno propio, de hecho y de palabra”. El opúsculo se reeditó en 1910.
Además, Mitre aclara que existían guaraníes y guaraníes. Los guaraníes correntinos nada
tenían que ver con “las hordas semisalvajes que Artigas sacó de las misiones occidentales
para avasallarla”, y tampoco con “los guaraníes bárbaros que nos trajo el Paraguay”,
refiriéndose a la Guerra de la Triple Alianza.

Las expresiones de Mitre para enfrentar al sanjuanino implican menos una valoración
positiva del idioma guaraní o de lo guaraní que una exaltación del coraje de Berón de
Astrada y una reivindicación de la provincia de Corrientes.

En el caso de Domingo Faustino Sarmiento, su visión radicalmente positivista confrontó


directamente con todo aquello que no lo fuera, calificándolo como “bárbaro”. En el caso del
Paraguay, su desprecio no sólo tenía que ver con su concepto positivista de la sociedad,
sino además se ahondaba con la circunstancia de la guerra de la triple alianza, durante cuyo
desarrollo fue Presidente de la Argentina, y con el fallecimiento, en ella, de su hijo
Domingo.

De modo que no hay razones para creer que, a diferencia de lo que ocurría en el Brasil,
hubiera existido en el momento de la Guerra, siquiera un mínimo atisbo de pensamiento
que considerara de manera edificante a la lengua guaraní en la Argentina.

De todos modos, aún esto no explica la ausencia de estudios, o su ausencia de divulgación,


respecto del uso del guaraní entre las tropas argentinas, porque son muy altas las
probabilidades de su uso como idioma cotidiano en el ejército argentino. Quizás en estos
tiempos de oficialización, promoción, difusión y revalorización del guaraní en Corrientes28,
nos sean accesibles más documentos e investigaciones que muestren si, y cómo, se
manifestaba tal presencia del idioma guaraní.

En el Uruguay ya no quedaban restos del guaraní sino en la toponimia. Después de la


matanza de Salsipuedes, ya no quedaron tampoco charrúas, aquel pueblo que utilizaba el
guaraní como lingua franca en la época colonial.

5. Bibliografía
Alves Jr., Ozías. Um gramático esquecido. En
http://oziasjornalismo.blogspot.com/2008/12/um-gramtico-esquecido.html

Bassford, Christopher. Clausewitz and his Works. Posteado en internet en:


http://www.clausewitz.com/readings/Bassford/Cworks/Works.htm; consultado el 9 de abril
de 2015.

Bessa-Freire, José Ribamar. O Nheengatu: a outra língua brasileira. (s/d).

28
Ley 5598/2004 del 28 de setiembre de 2004, de la Provincia de Corrientes.
Caballero Campos, Hérib y Cayetano Ferreira Segovia. El Periodismo de Guerra en el
Paraguay (1864-1870), Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Colloques, posteado el
01 de febrero de 2006, consultado el 8 de abril de 2015. URL:
http://nuevomundo.revues.org/1384;DOI:10.4000/nuevomundo.1384.

Centurión, Juan Crisóstomo, Memorias o reminiscencias históricas sobre la Guerra del


Paraguay, Asunción, Ed. Guarania.

Centurión, Juan Crisóstomo. Mocedades: los sucesos de Puerto Pacheco. Imprenta


Nacional. Asunción, 1995.

Decoud, Héctor F. La Convención Nacional Constituyente y la Carta Magna de la


República. Talleres Gráficos Argentinos L. J. Rosso. Buenos Aires. 1934.

Mitre, Bartolomé. Ayerecó Qaha Catú. Una provincia guaraní. Coni Hermanos. Buenos
Aires, 1910.

6. Hemerografía
El Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles.

El Centinela.

Cabichuí.

Cacique Lambaré.

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