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ayunar es la negación del yo, es abstenernos de todo aquello que pueda obstaculizar nuestra
comunión con Dios. Existen ayunos totales donde nos abstenemos de todo alimento y bebida y
ayunos parciales donde solo tomamos agua, o solo frutas o solo verduras, existen ayunos de
un día, ayunos de tres días, ayunos de 21 días, de 40 días y más en al Escritura . en cuanto a los
requisitos de un ayuno efectivo tenga en cuenta las cosas que ya hablamos la semana pasada
sobre la oración eficaz. Después de este repaso muy general sobre el ayuno, nos centraremos
hoy en contestar la pregunta: ¿para qué ayunar? O ¿cuáles serían los propósitos del ayuno?
A. Es importante aclarar que al ayunar nos debe mover un motivo superior al de la satisfacción
propia, ayunamos principalmente para agradar a Dios. El señor recrimina a su pueblo con las
siguientes palabras de Isaías: “He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio
gusto” (Isaías 58:3), por ello la pregunta del versículo 5: “¿es tal el ayuno que yo escogí?”. Por
ello las palabras de Jesús en el sermón del monte Mateo 6: 16 – 18, palabras que atacaban la
actitud de los hipócritas fariseos quienes ayunaban para su propio orgullo confírmese esto en
Lucas 18: 11, 12, allí se encuentra un ejemplo de lo que es ayunar no para Dios sino para uno
mismo.
B. Entonces, si vamos a ayunar lo haremos en primer lugar como un acto de adoración a Dios
donde pretendemos agradarle, no lo hacemos por motivos egoístas, para la auto gratificación
personal, ni para pretender ganar con ello la salvación, ni para ser visto por los hombres.
Cuando ayunamos una buena pregunta inicial es: ¿lo hago para Dios? (Zac 7:5).
TEMA 2:
IV. AYUNAMOS PARA SER ILUMINADOS.
Hay evidencia bíblica que nos permite afirmar que el ayuno agudiza nuestros sentidos
espirituales. Por ejemplo comparemos Daniel 1: 8, 12, 17, 19. Daniel se propone no
contaminarse con la comida del rey, tal vez porque era comida prohibida a un judío o porque
estaba preparada de manera inadecuada para un judío o porque había sido sacrificada a ídolos
como resultado de esto obtuvo una agudización de sus sentidos espirituales para comprender
“visiones y sueños”. (Daniel 9: 2 – 3). Esto podemos complementarlo con Daniel 10: 1 – 3
donde se nos habla del ayuno de 21 días del profeta que como fruto trajo sobre su vida la
visión que se nos relata del versículo 5 en adelante.
B. Si requerimos de parte de Dios guía, sabiduría, dirección etc. nada mejor que el ayuno para
potenciar la agudización de nuestros sentidos espirituales que nos permitirá discernir el plan y
la voluntad de Dios.