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- El mismo principio anterior (resonancia) pero ligando dos sonidos
juntos, como un trino lento, para lograr ductilidad en la voz
- Ascender hasta el "Do" (3er. Espacio), después bajar hasta el Do
central (bajo la pauta).
- No empujar, dejar que la voz fluya.
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1. Nos tumbamos en el suelo mirando hacia arriba con las piernas estiradas y los brazos
pegados al cuerpo. Comenzamos a inspirar y espirar de forma natural, sin forzar la
musculatura, y observando cómo en esta posición el diafragma se acciona de forma
automática.
2. De pie o sentados (según se prefiera) inspiramos aire por la nariz y lo soltamos por la
boca muy poco a poco, intentando producir el sonido "tsss" si es posible, y mediremos
en segundos el tiempo que "aguantamos" expulsando el aire. Este ejercicio lo podemos
realizar un máximo de 2 o 3 veces seguidas.
4. El siguiente ejercicio consta de siete fases, durando cada una de ellas un mínimo de 5
tiempos (se pueden aumentar gradualmente). En la 1a fase inspiramos hasta llenar
aproximadamente la mitad de nuestra capacidad pulmonar a la vez que elevamos los
brazos hasta ponerlos "en cruz". En esta posición realizamos la 2a fase, que consiste en
bloquear el aire que tenemos dentro. Durante la 3a fase volvemos a inspirar,
completando así la respiración y lo que nos queda de capacidad, y a su vez subimos los
brazos hasta arriba (casi
paralelos a la cabeza). Volvemos a bloquear el aire en la 4a fase, y en la 5a
comenzaremos a expulsarlo hasta llegar a soltar aproximadamente la mitad de éste,
mientras bajamos los brazos y los volvemos a poner "en cruz". Bloqueamos de nuevo lo
que nos queda de aire en esta posición en la 6a fase, y por último soltamos lo que nos
quede de éste en la 7a y última fase, a la vez que bajamos los brazos hasta pegarlos al
cuerpo. Este ejercicio no debe realizarse más de 3 o 4 veces seguidas.
2. Hombros: Giramos los hombros en círculo de forma alternativa (primero uno y luego
otro)hacia atrás y después hacia delante, con los brazos caídos y muy lentamente.
Realizaremos cada giro un mínimo de 10 veces.
3. Cintura: Con las piernas y las caderas inmóviles (en la medida de lo posible) y
derechas, giramos el tronco sobre la cintrua en círculo, primero hacia la derecha y luego
hacia la izquierda. Si resulta dificultoso en un principio, se puede comenzar
subdividendo el ejercicio en cuatro partes (delante, derecha, izquierda y atrás) hasta que
se domine mejor y se pueda realizar el círculo completo. Realizaremos cada giro un
mínimo de 6 veces.
4. Con las rodillas un poco flexionadas y el tronco inmóvil actuando como eje, giramos
las caderas en círculo en ambos sentidos, realizando cada giro un mínimo de 10 veces.
TÉCNICA VOCAL
1. "Morritos". Con la boca cerrada, sacamos los labios un poco hacia fuera como si
fuésemos a besar, y subimos y bajamos la mandíbula en esa posición.
3. "Labios fuertes". Con los dientes juntos, apretamos los labios al máximo durante unos
segundos, y acto seguido los estiramos dejando ver los dientes.
4. "Boca de pez". Con los labios un poco hacia fuera, abrimos y cerramos la boca
dejando caer la mandíbula, la cual debe estar lo más relajada posible.
8. "Cruz". Con la boca entreabierta, tocamos con la punta de la lengua los dientes
superiores, los inferiores, y las comisuras de los labios (como haciendo una cruz).
Seguiremos siempre el mismo orden, y la velocidad de realización dependerá del grado
de destreza con que se realice el ejercicio.
10. "Ta-ca". Pronunciamos durante un rato y sin interrupciones (salvo para respirar) las
sílabas "taca", comenzando lentamente y aumentando la velocidad conforme se domina
el ejercicio.
INTRODUCCIÓN
En la mayoría de los tratados, libros, folletos o revistas que abordan este tema en sus
dos vertientes: la dirección orquestal o la dirección coral, casi siempre hay una
desproporción significativa entre lo dedicado a la orquesta, al coro, a la formación vocal
o musical, a la persona del director, a la organización, a los consejos... y lo destinado a
los procedimientos y desarrollos técnicos y analíticos.
No nos es posible dar aquí una exhaustiva visión teórica de la técnica que más
conocemos, me limitaré a esbozar algunos conceptos y contenidos, valorarlos, hacer un
pequeño análisis y sobre todo a sembrar inquietudes. Han pasado los tiempos en los que
cada director desarrollaba su propia técnica y suplía las carencias y las dificultades que
podía encontrar con grandes dosis de trabajo y buena voluntad, exigiendo a músicos o
cantores sacrificios innecesarios.
Los primeros directores, si los podemos llamar así, se limitaban a marcar la pulsación
dando golpes con la mano sobre el facistol. Más adelante lo hicieron golpeando con un
bastón o una caña sobre el suelo, pero, como escuchar esos golpes era sumamente
molesto, se optó por enrollar una hoja de papel y teniéndola asida por el centro, con
simples balanceos se marcaba el tiempo. Más tarde estos procedimientos se sustituyeron
por los brazos del director y para que éstos fueran más visibles ante las grandes masas
orquestales, se prolongó uno de los brazos con la ayuda de la batuta.
Desde el nacimiento de la figura del director hasta hace unas pocas décadas la persona
que desarrollaba la función de dirigir era uno de los componentes de la orquesta o grupo
coral, casi nunca se acudía a músicos ajenos a ella. Hoy, en cambio, se elige a personas
altamente cualificadas que se hacen cargo de las agrupaciones musicales durante un
período de tiempo más o menos largo; a éstos los llamamos directores titulares, y para
series de conciertos específicos se cuenta con la figura de los directores invitados.
Hay otra figura que es la del compositor-director. El compositor es la persona que mejor
conoce su obra, pero si no es buen director es difícil que consiga los resultados
apetecidos, existen abundantes ejemplos que corroboran esta afirmación.
En estas páginas nos referimos con preferencia a una sola técnica y prácticamente a una
sola escuela, por supuesto que existen otras muy definidas, apreciadas y cuya labor es
altamente significativa.
1. Técnica de dirección
Algunos grandes maestros han creado su propia técnica y a su sombra han surgido
seguidores y escuelas que han perdurado con más o menos acierto. Este trabajo lo
desarrollaremos sobre las enseñanzas recibidas en el Real Conservatorio Superior de
Música de Madrid en las especialidades de Dirección de Orquesta y Dirección de Coros,
con maestros formados en la escuela del gran director Sergiu Celebidache, de lo
aprendido con algunos directores de escuelas francesas y del centro y norte de Europa y
de lo que nos han transmitido un buen número de maestros españoles. Algunos
requisitos esenciales son:
-Relajación y tensión mínima. Para desarrollar con ciertas garantías de éxito las técnicas
de dirección necesitamos ser capaces de adquirir una buena “relajación”, empleando en
cada momento la “tensión mínima” necesaria que requiera la interpretación de la obra
musical.
Lo primero que vamos a ver es lo que entendemos por dirigir, con ello evitaremos falsas
interpretaciones y muchas de las controversias que surgen entre gentes de buena
voluntad y, con demasiada frecuencia, con muy poca formación en este campo.
La Técnica en la Dirección Musical (I)
2. DIRIGIR
Esta definición breve, concisa y más o menos acertada la damos por válida partiendo del
principio de que todo es mejorable. Desglosémosla en sus distintos componentes:
- “Representar con el gesto”. Es obvio que el director y sus gestos han de encarnarse en
la música que están interpretando, intentando en cada instante ser fieles al pensamiento
del autor, interiorizando e impregnándose de su espíritu para transmitir lo que él pensó.
Una persona que dirija una música religiosa contemplativa y no emplee un gesto
plenamente identificado con el espíritu de esa música y con el recogimiento que
requiere no dirige técnicamente; por muy bien que mueva sus brazos, su música no
dejará de ser un engaño. No se puede transmitir lo que no se cree, se siente, se respeta,
se ama y se vive.
- Las “figuras básicas”son las trayectorias que describen los brazos del director durante
la dirección de una obra, con o sin la ayuda de la batuta. Se pueden representar
gráficamente con sencillos diagramas.
- “La música”. Como es lógico, esta palabra comprende todos los tipos de obras o
montajes musicales que podamos dirigir.
- “Interpretar”. Es una palabra clave, tan sencilla y a la vez tan generosa que es difícil de
abarcar todos los contenidos y significados que puede encerrar: respeto al compositor,
respeto a su pensamiento e intención, respeto a la obra, estudio y análisis de las
circunstancias que rodearon su creación, encarnarse en ella, hacerla vida propia y
transmitirla en su auténtica dimensión.
En el orden musical, la misión del director consiste en unificar, bajo su propio criterio
artístico los criterios de todos los profesores de la orquesta o componentes del coro. Si
los músicos o cantores se detienen para hacer un calderón, signo musical de duración
cuya interpretación es un tanto aleatoria, será prácticamente imposible que se reanude la
ejecución de la obra con exactitud si cada interprete sigue su propio criterio. En este
caso, y en muchos más, se necesita la ayuda de un director para poner a todos los
ejecutantes de acuerdo. Lo mismo sucederá si tenemos que hacer un “ritardando” o un
“accelerando”.
Antes de que salga el director a escena, los músicos o cantores ya habrán ocupado sus
lugares y afinado sus instrumentos, cuando esté todo a punto, hará su entrada y ocupará
su lugar.
Para una mejor comprensión de todo lo que vamos a exponer, necesitamos conocer
algunos conceptos como los siguientes:
-Posición inicial: Es la postura que adopta el director instantes antes de batir la anacrusa
(entrada) inicial. Consiste en poner el cuerpo erguido, sin más tensión de la
necesaria, la cabeza levantada mirando al grupo que va a dirigir, las piernas
ligeramente separadas para mantener un buen equilibrio, los brazos
ligeramente adelantados, los antebrazos paralelos al suelo y entre sí, las
manos siguiendo el paralelismo de los brazos evitando que queden colgando,
y los dedos ligeramente curvados en su posición natural. La batuta, cuando se
use, será una prolongación del brazo, tiene su propia técnica de apoyo y
sujeción. Como es natural, cada director según su constitución, tendrá que
buscar su propia posición inicial.
Una vez que el director ha adoptado esta postura y ha conseguido la atención de todos
los intérpretes debe de iniciar la interpretación de la obra. Es improcedente poner la
posición inicial nada más salir o permanecer en ella más tiempo del absolutamente
necesario. El director que permanece en la posición inicial más tiempo del requerido
favorecerá el que los músicos o cantores pierdan su concentración. Hay directores que
sin motivo adoptan la posición inicial y luego la retiran, con esto lo único que consiguen
es confundir a los músicos pues no van a saber cuál es la postura definitiva. Si tenemos
que hacer alguna observación imprescindible se debe hacer antes de colocar nuestros
brazos.
En algunos coros se acostumbra a abrir las carpetas de las partituras a una señal del
director poco antes de iniciar el concierto.
-Referencia óptica. Llamamos referencia óptica al espacio que recorren los brazos (o al
tiempo que tardan en recorrer ese espacio) desde que salen de la posición inicial hasta
que regresan a ella. Coincide con la anacrusa inicial.
-Centro o campo eufónico es el espacio que puede abarcar el director con sus brazos al
dirigir. Dependerá de la anatomía de cada persona. Es importante saber hasta dónde
llegan nuestros límites, no sea que iniciemos la interpretación de una obra con un gesto
demasiado grande y cuando queramos aumentar la intensidad ampliando nuestros gestos
no tengamos ya más posibilidades.
-Anacrusas. Son las unidades de pulso que bate el director para dar las diversas entradas
o para señalar los cambios de tiempo o de matiz. Como se puede apreciar, su sentido es
diferente a lo estudiado en lectura musical que llamábamos anacrusa a las notas de los
comienzos acéfalos o al alzar. En la técnica de dirección las anacrusas son gestos.
EL TRIÁNGULO
y LA CRUZ
+ Puntos esenciales de las figuras básicas son los puntos donde marcamos cada tiempo
del compás. Para representar gráficamente de una manera simplificada los puntos
esenciales de las figuras básicas nos servimos de unas rayas verticales. Si queremos
reflejar los contenidos rítmicos añadimos puntos a su derecha, para indicar que
rebatimos el pulso se usan rayas más cortas.
+ Para representar la cruz, que tiene cuatro puntos esenciales, nos serviremos de cuatro
rayas. Representación oficiosa (+)
5/8 - Se puede representar de varias maneras, pero teniendo siempre presente la grafía
musical que haya empleado el compositor.
+ Línea de inflexión es una línea imaginaria sobre la cual se baten todos los puntos
esenciales de las figuras básicas. Puede ocupar diferentes alturas dentro del “campo
eufónico”: posición central, alta o baja, dependerá de la tesitura de los instrumentos o
voces que actúan en cada momento.
El director, sirviéndose de estas tres sencillas figuras, tendrá que ser capaz de dirigir
cualquier tipo de música por complicada que ésta sea o por complicado que sea el
compás o compases que lleve.
El movimiento básico de los brazos al dirigir debe ejecutarse en la unión de éstos con
los hombros. El punto de partida de todo movimiento que realiza el ser humano es el
cerebro. Éste transmitirá el impulso motor primero a los hombros, después pasará a los
brazos y éstos, formando un todo armónico, flexible, sin romper su postura en las
articulaciones, lo llevarán hasta nuestras manos o hasta la batuta para transmitirlo a los
interpretes.
+ El compás de dos partes se marcará sobre la plomada o vertical. Las dos partes se
baten en el mismo punto. (|)
+ Estas formas de marcar incluyen tantos los compases normales de subdivisión binaria
como los de subdivisión ternaria.
Todas las partes de los compases se baten hacia abajo, nunca horizontalmente. Al
marcar las figuras básicas no se debe rebasar la línea de inflexión.
5.3. Subdivisiones.
Las subdivisiones se marcan rebatiendo los puntos esenciales de las figuras básicas. En
primer lugar se da la primera parte y partiendo de ella elevamos ligeramente el brazo y
con un gesto más pequeño rebatimos la subdivisión, y así procederemos con cada parte,
exceptuando la última parte de los compases de 9/8 y 12/8, que introducen una pequeña
modificación. Para las explicaciones tomamos los compases más comunes que tienen
como unidad la corchea (8). Esta excepción sirve para todos los compases de la misma
gama: 9/16, 9/32... 12/4, 12/16...
Las rayas largas corresponden a los puntos esenciales y las pequeñas a las
subdivisiones.
Para marcar cualquier tipo de compás siempre utilizaremos las tres figuras básicas.
Es posible marcarlo de otras formas, pero sin desfigurar la esencia de este compás
binario de subdivisión ternaria. El primer apoyo importante recae sobre el primer pulso,
primera raya larga, y el segundo recae sobre la cuarta raya, que debe ser siempre larga,
gesto hacia el exterior, en circunstancias normales nunca puede ser un gesto rebatido.
+ El 9/8, al subdividirlo, se hace sobre el triángulo, con una variante, las tres rayas
correspondientes a la última parte se marcarán dibujando con el gesto un triángulo
pequeño. (La mano hará el primer gesto, perteneciente al triangulito, hacia el interior,
como si diésemos el tercer tiempo, los otros dos pequeños gestos se hacen siguiendo las
direcciones del triángulo normal: gesto hacia fuera y el último hacia arriba).
Representaciones oficiosa:
Los compases dispares son aquellos que con igual unidad de pulso tienen diferente
metro o distinta duración en los pulsos que bate el director. Algunos los llaman
compases de amalgama y también compases asimétricos.
Para marcar los compases dispares seguimos los procedimientos expuestos, teniendo
muy en cuenta su configuración rítmica.
El 5/8, con la configuración rítmica 1 + 2 + 2 (una corchea + dos corcheas + más dos
corcheas), por tener tres grupos definidos de notas, lo marcaríamos sobre el triángulo.
Veamos el rayado, sin subdividir, con los puntos, y el rayado subdividido con los pulsos
rebatidos.
Lo que nunca haremos será convertirlo en dos compases, uno de 2 partes y otro de 3,
empleando dos figuras básicas, con lo cuál tendríamos dos subidas y dos bajadas
originando mucha confusión y además creando un cambio de acentos que desfigurarían
la música.
Mientras entre los cambios de tiempo exista una relación más o menos sencilla no
encontraremos muchas dificultades en su ejecución, cuando esa relación no exista
tendremos que aproximarnos a lo que nos indica el compositor lo mejor posible.
- Todos los compases tienen en común que la primera parte es hacia abajo y la última
hacia arriba.
- El gesto del director debe reflejar de tal manera la música, que sin que suene la
orquesta, sólamente observándole, seamos capaces de identificar entre varias partituras
cuál de ellas está interpretando.
- Los compases dispares los sacaremos siempre de una sola figura básica.
Limito hasta este punto estos breves comentarios sobre los compases, lo mucho que
falta por tratar queda para otra ocasión.
6. Las anacrusas
Esta definición tiene un contenido mucho más amplio que los que se dan en diferentes
tratados al “ataque inicial”, “golpe inicial”, “pulso inicial”, “entrada”...
TIPOS DE ANACRUSAS
+ ANACRUSA MÉTRICA. Como nos indica el enunciado, es aquélla que sólo tiene
como contenido la medida, el metro de la música.
EMPLEO DE LA ANACRUSAS.
+ Las anacrusas en los compases dispares deberán ser igual a la unidad de pulso más
breve que exista en el compás.
7. Relaciones
Las relaciones pueden ser de: uno - a - uno (el brazo emplea media parte en subir y
media en bajar) (1:1) Tardamos lo mismo en subir que en bajar. Dos - a – uno (2:1), el
brazo tarda el doble en subir que en bajar. Tres - a - uno (3:1) (tres subir, una en bajar).
Cuatro - a - uno (4:1). (Subo en cuatro y bajo en uno). (5:1) ...
Hay quien dice que no consiste en comenzar bien si no en terminar bien. En el arte
debemos comenzar bien y terminarla mejor. El corte final ha de ser tan sobrio, elegante,
sencillo, digno y musical como cualquier indicación. Como muchos de los gestos debe
reflejar los contenidos de matiz, de metro, de carácter y musicalidad correspondientes a
la obra cuya interpretación concluye. Se puede ejecutar de varias formas:
+ Primera. Hacer un pequeño gesto circular con los brazos hacia el interior. Se le
acostumbra a añadir un pequeño cierre de brazos, manos y dedos.
Existen otras formas para concluir la ejecución de la obra pero siempre tenemos que
recordar la concordancia que debe existir entre la música y el gesto final. No parece
muy elegante adelantar los brazos y cerrar las manos bruscamente como si agarrásemos
algo, tampoco precipitar el gesto conclusivo como si tuviésemos prisa por terminar.
9. Conclusión
Nos damos por satisfechos si después de leer estas páginas, el maestro especialista en
música o simplemente aficionado, siente la necesidad de adquirir los conocimientos
técnicos necesarios para que su labor sea más fructífera y gratificante para él y para sus
educandos.
http://www.recursocoral.com.ar/modules/tutorials/listtutorials.php?cid=7