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RESPETO AL BIEN COMUN Y PRIVADO

DEDICATORIA:
A nuestros padres que nos brindan todo
su amor y apoyo en todas nuestras
tareas escolares y proyectos
estudiantiles.
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INDICE

DEDICATORIA 02
INTRODUCCIÓN 04
RESPETO A BIEN COMUN Y PRIVADO 05
EL BIEN COMUN 05
I.- CONCEPTO DEL BIEN COMÚN. 10
II.- ELEMENTOS ESENCIALES CONSTITUTIVOS DEL
BIEN COMÚN 11
III.- CARACTERÍSTICAS DEL BIEN COMÚN. 12
IV.- PRINCIPIOS MORALES DEL BIEN COMUN. 17
V.- ASPECTOS DEL BIEN COMUN 20
VI.- CRÍTICAS AL BIEN COMÚN 23
EL BIEN PRIVADO 24
CONCLUSIONES 27

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BIBLIOGRAFIA 28
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INTRODUCCIÓN

Si bien es cierto bien común puede entenderse como un concepto


compuesto por dos términos suficientemente acotados en los
diccionarios, su significación trasciende a la sumatoria de éstos. En forma
análoga, viene a representar un perfecto ejemplo de la teoría sistémica
donde el total es mayor que la sola suma de sus partes.
He estimado pertinente entonces, para fines de este ensayo, iniciar mi
análisis del bien común , a partir de la interpretación del concepto del
bien, para precisar, a continuación, lo que constituye su calificación de
común, y su internalización por la sociedad como concepto de
“trascendencia mayor”
La enseñanza del respeto por el bien común comprenderá desde el
respeto a las cosas que en la escuela o en casa son bienes comunes
hasta los que corresponden a los bienes sociales, como lo son: parques,
bibliotecas, teatros, monumentos, museos, cines, etc. Los niños deben
aprender a no romper plantas del jardín, ni los juguetes del parque, a no

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estropear el césped, ni a pintar las paredes. Deben aprender también a
cuidar los libros de la biblioteca, a no tocar los cuadros, esculturas, u otros
objetos de un museo, y no molestar a los animales en el zoo.
La naturaleza, así como las calles, plazas, lagos y fuentes, son bienes
comunes. Como tal deben ser respetados. Los niños deben saber que no
es correcto que se tire basura ni restos suelo, que no se debe bañar en
las fuentes, ni hacer ruido en los museos, ni romper asientos de los
teatros o cines.
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EL BIEN COMUN
El Bien Común es el conjunto de condiciones sociales que permiten y
favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de todos y cada uno
de los miembros de la comunidad.
El Bien Común dinamiza el desenvolvimiento de un orden social justo que
armoniza los aspectos individuales
y sociales de la vida humana. Es
responsabilidad de todos definirlo y
construirlo.
El Bien Común, es un “bien”
genuino y es auténticamente
“común”. Que sea “bien” quiere
decir que da satisfacción a las
necesidades del ser humano en su
entera naturaleza espiritual, moral y corporal, proporcionándole la paz, la
cultura y todo lo necesario para el desenvolvimiento pleno de su
existencia; es “común” porque es un bien e la sociedad entera.

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El Bien Común es de todos y para todos. No promueve la ventaja de un
grupo o clase alguna, sino el beneficio de todos, cualquiera que sea el
carácter o la función que las comunidades realicen en la sociedad.

No puede excluirse a nadie de los beneficios del bien común


argumentando pertenencia a Nación, religión, sexo, raza, convicción
política o posición social. Nadie, ni los aún no nacidos ni las siguientes
generaciones deberán ser excluidos de tales bienes. Esta generación
debe cuidar responsablemente los bienes y recursos necesarios para las
generaciones. por venir.
Tiene preeminencia, porque ocupa una posición superior a los intereses
particulares de los individuos, como miembros o parte de la comunidad, y
una posición inferior respecto al supremo fin de cada persona. Así, el Bien
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Común es preeminente a los intereses particulares o de grupo, pero


inseparable del bien de las personas. No se deben sacrificar los fines
trascendentes del ser humano en función de los intereses de la
colectividad: si el bien común atentara contra el fin trascendente de una
sola persona, dejaría de ser bien y dejaría de ser común.
La construcción del Bien Común es participable, en cuanto todos los
miembros de la comunidad pueden y deben cooperar a integrar el
conjunto ordenado de las condiciones sociales, gracias a las cuales las
personas pueden cumplir su destino material y espiritual.
En el ejercicio del Bien Común deben repartirse las cargas de acuerdo a
las posibilidades y los beneficios en función de las auténticas necesidades
de personas y grupos. Esto se logra a través del correcto ejercicio de la
autoridad bajo el criterio de subsidiariedad. Este pilar se puede entender
también como principio de subsidiariedad total. No podrá construirse el
orden social necesario si solamente existe buena fe o buena voluntad,
siendo también necesaria la eficacia real en la construcción del bien
común. El bien hay que hacerlo bien. No basta la fe sin las buenas obras.

El respeto al Bien Común es lo que preserva, asegura y propicia el

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desarrollo de los diversos bienes particulares, los cuales se ordenan con
base en él. La realización del Bien Común simultáneamente implica la
justicia, la seguridad, la defensa del interés general, el respeto y la
protección de la persona y sus derechos.
El Bien Común es concreto, porque siempre es una realidad tangible, un
medio organizado conforme a los mejores recursos del momento. El
Estado tiene como misión cuidar directamente, mediante una amplia
planificación y coordinación de la cooperación social, todas las
necesidades existenciales de sus miembros, contando con una amplia
gama de políticas públicas además de un amplio sistema de derechos
humanos que protejan a las personas en todas las eventualidades de la
vida, proporcionándoles la ayuda que necesitan. Los bienes y
organizaciones de carácter público, sumados en armonía, son necesarios
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para que los individuos, como miembros de la colectividad, cumplan su


destino temporal y eterno generando el mayor bien posible.

Es perfectible y dinámico, porque siempre es mejorable y parcialmente


realizado, pero jamás perfectamente alcanzado. Al lograr metas, surgen
de inmediato nuevos retos; trabajar y hacer política de bien común en
Acción Nacional es tarea permanente.
El vivir del ser humano, es necesariamente un convivir, no sólo en el
orden físico y biológico, sino sobre todo en el cultural y espiritual. Los
seres humanos somos una especie frágil, contingente y físicamente
perecedera. No todo lo que se puede se debe hacer, existen criterios de
factibilidad técnica que deben completarse con criterios de exigibilidad
ética. La protección del ser y la vida son condiciones necesarias y
mínimas para la realización del Bien Común.
El Bien Común, como elemento fundamental de la estructura de toda
comunidad, implica que gracias al don de la sana convivencia social
fundamentada en la amistad, se genera cultura. La cultura es fruto de la
acción del hombre, donde quiera que éste se encuentre en el mundo. La
cultura humaniza, ya que es el conjunto de significados y valores que le

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dan sentido de pertenencia y destino a una comunidad. Los hombres y
mujeres de todo grupo y nación deben tomar conciencia de que ellos son
los autores y promotores de los valores culturales de su comunidad para
que estos no decaigan.
Los valores culturales, como realidad histórica y social, permiten a la
persona desarrollar y perfeccionar sus capacidades en el orden
intelectual, moral y estético, por medio de la comunicación de aquellos
bienes que promueven armónicamente sus aptitudes naturales, en los
cuales trata la comunidad de ampliar sus conocimientos y sus técnicas.
La actividad cultural creadora, permite que el ser humano se renueve y se
transforme, suscitando formas de integración justa, para permitir la
consolidación y el fortalecimiento de los valores de su propia cultura,
siendo capaces de asimilar, de modo propio, los hallazgos científicos y
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tecnológicos.

Sin efectivas garantías de los derechos fundamentales del ser humano,


no cabe realización alguna del Bien Común, y sin democracia participativa
decae el perfeccionamiento continuo de la comunidad en la búsqueda de
su bien propio. La justicia social se promueve mediante la participación de
todos en la definición, construcción, realización y disfrute del bien común;
su definición en común es lo que constituye la democracia participativa.

La justicia es dar a cada quien lo suyo, lo que le pertenece según sus


fines existenciales. Por lo tanto, los bienes comunes han de generarse y
disfrutarse con equidad. Cuando la política no está orientada al Bien
Común pierde su rostro humano. En cambio, cuando se ejerce con miras
al orden y la justicia en el Estado, comprende el bienestar de las personas
en comunidad que se asocian por causa del beneficio mutuo y para el
goce de derechos y la realización de obligaciones. El Bien Común permite
desplegar las fuerzas de las personas y comunidades al máximo, con el
fin de alcanzar su propia perfección en un marco de justicia social.

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No puede haber Bien Común sin valores e instituciones comunes
indivisibles, que faciliten al ser humano su vida provechosa, ordenada,
justa y libre en sociedad. Tampoco puede haber bien común sin un
adecuado ordenamiento escalonado de las diferentes comunidades. El
Bien Común específico de cada comunidad se determina de acuerdo a su
tarea y finalidad específica, llegándose a un orden armónico en los bienes
que va del bien común de la familia, al bien de la comunidad internacional,
pasando por el bien común de sindicatos, asociaciones, escuelas,
municipios y gobiernos estatales, dándose así la subsidiaridad total que
define al Bien Común.
Al interior de una comunidad, el bien estar consiste en tener condiciones
de un modo más humano de vivir. El ser humano es un todo, pero es, vive
y está, en el seno de una realidad humana más amplia, que es la
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sociedad, donde se realiza a través de diversas comunidades. El bien


humano es algo más que la simple plenitud de la vida biológica y diferente
del crecimiento económico y el bienestar material: es la humanización de
las condiciones materiales del vivir.
La realización del Bien Común es la razón misma de ser de los poderes
públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo, de manera subsidiaria,
junto con personas y comunidades intermedias, en provecho de todo ser
humano, respetando una justa jerarquía de valores, y los postulados de
las siempre cambiantes circunstancias históricas.
Toda autoridad, sea pública o privada, y sea cual sea el nivel en que se
ejerza, está al servicio de la persona, residiendo su fuente de legitimidad,
en su misión de asegurar el desarrollo personal de todos los que le están
subordinados. De esta forma, el bien común se constituye por un conjunto
de condiciones mínimas necesarias, de bienes públicos y por todos los
supuestos y organizaciones de carácter público y general, que sumados y
en armonía, son necesarios para que los individuos, como miembros de la
colectividad, cumplan su destino temporal y eterno además de poder
hacer efectivo, con su actividad propia, el mayor bienestar posible.

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El Bien Común incluye, en cierto modo, a los bienes particulares ya que
dichos bienes no podrían siquiera disfrutarse sin condiciones comunes
para ello. El Bien Común no es la simple suma de los bienes particulares,
de la misma manera que la sociedad no es la adición o amontonamiento
de sus miembros.
El Bien Común facilita el despliegue de la persona y el establecimiento de
espacios culturales para el ser humano. La máxima expresión del mismo,
es un orden social cooperativo y solidario en el que las personas vivan a
plenitud el bien ser, el bien hacer y el bien estar, garantizando que las
generaciones por venir también tengan acceso a estas posibilidades
plenificadoras.
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I.- CONCEPTO DEL BIEN COMÚN.


1.- Algunas definiciones magisteriales.
Pío XI: "Divinis illius magistri": El bien común temporal es el fin específico
del Estado. El bien común de orden temporal consiste en una paz y
seguridad de las cuales las familias y cada uno de los individuos pueden
disfrutar en el ejercicio de sus derechos, y al mismo tiempo en 1a mayor
abundancia de bienes espirituales y materiales que sea posible en esta
vida mortal mediante la concorde colaboración los activa de todos los
ciudadanos.

Pío XII: Radiomensaje Navidad 1942: Toda actividad del Estado, política y
económica, está sometida a la realización permanente del bien común; es
decir de aquellas condiciones externas que son necesarias al conjunto de
los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades y de sus oficios, de
su vida material, intelectual y religiosa.
Juan XXIII: "Mater et Magistra": Un sano concepto del bien común abarca
todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos
el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección.

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Juan XXIII: " Pacem in terris": En., la época actual se considera que el
bien común consiste principalmente en la defensa de los deberes y
derechos de la persona humana.
Concilio Vaticano II: "Gaudium et spes": El bien común abarca el conjunto
de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las
familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su
propia perfección.
El Catecismo concreta el bien común en tres fines:
a) el respeto a la persona en cuanto a tal.
b) el bien común exige el bienestar social y el desarrollo del grupo
mismo.
c) el bien común implica la paz, la estabilidad y la seguridad de un
orden justo.
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2.- Interpretaciones contradictorias.


Según las ideologías el bien común tiene interpretaciones diferentes. Los
sistemas políticos colectivistas consideran el bien común como la suma
de los valores sociales para el servicio de la comunidad. El individuo
queda supeditado al fin de la
sociedad, se identifica el bien común
con el bien social. La ideología
liberal profesa rectamente la
prioridad del individuo sobre la
sociedad y el Estado, pero descuida
la atención a las condiciones
sociales. Contra el liberalismo es
preciso afirmar que el bien común
tiene carácter supraindividual, es un
bien social en sí mismo.

El bien común se asienta en la naturaleza humana; su centro es el


hombre y no es ajeno a los planes de Dios.

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II.- ELEMENTOS ESENCIALES CONSTITUTIVOS DEL BIEN COMÚN
Hay cuatro elementos básicos constitutivos del bien común:
 Un conjunto de bienes y servicios de todas clases: bienes y
servicios materiales, bienes y servicios culturales, bienes y servicios
morales. Para que se realice el bien común tales bienes y servicios
deben darse en la cantidad o proporción exigidos por el tiempo y lugar
y han de estar debidamente jerarquizados: los materiales
subordinados a los culturales y unos y otros a los morales.
 Una justa distribución de los bienes: Los bienes deben estar al
alcance de los miembros de la sociedad para que cada uno pueda
conseguir el disfrute necesario para su pleno desarrollo, según
vocación y talentos. Mas todos los individuos y comunidades menores
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de la sociedad deben participar, en la medida de su respectiva


prestación, del bien común resultante de la cooperación.
No hay que olvidar la función social de la propiedad. Los bienes
poseídos, en cuanto sobrepasan a la digna sustentación del
propietario, deben destinarse por éste a actividades en favor de los
demás. De lo contrario, es fácil caer en el uso injusto de las riquezas.
 Unas condiciones sociales externas: Tales condiciones deben
permitir a las personas su desarrollo, ejercer sus derechos y cumplir
sus deberes. El clima formado por las condiciones sociales externas
postula:
- La implantación y mantenimiento del orden público.
- El ejercicio de las libertades ciudadanas.
- La paz social.
 Una adecuada organización social: Tal organización supone
estos elementos integrantes:
- Un ordenamiento jurídico (garantía externa del bien común).
- Una ordenación económica (base material del bien común).
- Un sistema educativo (garantía interna del bien común).
- Un orden político (promotor del ordenamiento jurídico, de la

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ordenación económica y del sistema educativo).
Es tan importante el bien común en la enseñanza de la Iglesia, que
Tomás de Aquino llega a considerarlo aliquid divinum. Es que para los
cristianos, no hay solamente verdades que creer, sino también
verdades que hay que poner en práctica.

III. CARACTERÍSTICAS DEL BIEN COMÚN.


1.- Es objetivo
Es uno de los principios que rigen la vida social que es preciso tener
siempre presente. Es también uno de los conceptos más desgastados y
ambiguos, pues se lo confunde con bienestar, o calidad de vida -visión
ampliada del bienestar-. Pero estos conceptos centran el fin de la
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sociedad en el individuo autónomo y nada tienen que ver con el


concepto de Bien Común.

2.- Deriva de la naturaleza humana


El concepto de Bien Común “está íntimamente ligado a la naturaleza
humana. Por ello no se puede mantener su total integridad más que en
el supuesto de que, atendiendo a la íntima naturaleza y efectividad del
mismo, se tenga siempre en cuenta el concepto de la persona humana”

No es la suma de los bienes individuales, tampoco la sociedad es la


mera suma de los individuos. La sociedad es necesaria para que la
persona se realice como tal, y debe presentar una serie de condiciones
que hagan posible el desarrollo simultáneo de la persona y de ella
misma, hacia la perfección que se dará histórica y culturalmente. No
hablamos aquí de unas condiciones mínimas de desarrollo, ni de algo
necesariamente material (aunque lo material forma parte de la
“integridad” del desarrollo humano). Hablamos de condiciones de
posibilidad.

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3.- Redunda en provecho de todos
“El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las
personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de
las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad,
se edifica en la justicia, es vivificado por el amor”
En cuanto a la subordinación a las exigencias del Bien Común, las
personas “deben proceder necesariamente sin quebranto alguno del
orden moral y del derecho establecido, procurando armonizar sus
derechos y sus intereses con los derechos y los intereses de las demás
categorías económicas profesionales, y subordinar los unos y los otros a
las exigencias del Bien Común” (MM, n. 147), “aunque en grados
diversos, según las categorías, méritos y condiciones de cada
ciudadano. Por este motivo, los gobernantes han de orientar sus
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esfuerzos a que el Bien Común redunde en provecho de todos, sin


preferencia alguna por persona o grupo social determinado [...]. No se
puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva al interés de
unos pocos, porque está constituida para el Bien Común de todos. Sin
embargo, razones de justicia y de equidad pueden exigir, a veces, que
los hombres de gobierno tengan especial cuidado de los ciudadanos
más débiles, que pueden hallarse en condiciones de inferioridad, para
defender sus propios derechos y asegurar sus legítimos intereses”.
“Todo grupo social debe tener en cuenta las necesidades y las legítimas
aspiraciones de los demás grupos”.
La sociedad se ordena a la persona, “en consecuencia, el bien de la
persona está por encima (es la razón de ser) del Bien Común. Pero el
hombre, como individuo, se ordena al Bien Común: el Bien Común está
por encima del bien individual. El bien de la persona no se alcanza sino
en su trascenderse en la búsqueda del Bien Común” (Ibídem.).

Sencillamente, no pueden oponerse Bien Común y bien de la persona:


la persona que se cierra en su individualidad frustra su propio bien, a la
par que frustra la posibilidad de la consecución del bien de los demás.

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“El Bien Común de un grupo social es pues el fin común por el cual los
integrantes de una sociedad se han constituido y relacionado en ella.
Ese Bien Común tiene como característica distintiva el hecho de que por
su propia naturaleza es esencialmente participable y comunicable a los
integrantes del grupo social” (ZANOTTI GABRIEL, Economía de
Mercado y Doctrina Social de la Iglesia, Edit El Belgrano, p. 22).

4.- Abarca a todo el hombre


“Abarca a todo el hombre, es decir, tanto a las exigencias del cuerpo
como a las del espíritu. De lo cual se sigue que los gobernantes deben
procurar dicho bien por las vías adecuadas y escalonadamente, de tal
forma que, respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al
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ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del


espíritu” (PT, n. 57). “Abarca todo un conjunto de condiciones sociales
que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su
propia perfección”.
El hombre, por tener un cuerpo y un alma
inmortal, no puede satisfacer sus
necesidades de un modo absoluto ni
conseguir en esta vida mortal su perfecta
felicidad. Esta es la razón por la cual el
Bien Común debe procurarse por tales
vías y con tales medios, que no sólo no
pongan obstáculos a la salvación eterna del hombre, sino que, por el
contrario, le ayuden a conseguirla.

5.- Obliga al Estado


“La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el Bien
Común. De donde se deduce claramente que todo gobernante debe
buscarlo, respetando la naturaleza del propio Bien Común y ajustando al
mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real de las

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circunstancias”.

Siendo superior al interés privado, es inseparable del bien de la persona


humana, comprometiendo a los poderes públicos a reconocer, respetar,
acomodar, tutelar y promover los derechos humanos y a hacer más fácil
el cumplimiento de las respectivas obligaciones. Por consiguiente, la
realización del Bien Común puede considerarse la razón misma de ser
de los poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo en
provecho de todos los ciudadanos y de todo hombre -considerado en su
dimensión terrena-temporal y trascendente- respetando una justa
jerarquía de valores, y los postulados de las circunstancias históricas
“Si toda comunidad humana posee un Bien Común que la configura en
cuanto tal, la realización más completa de este Bien Común se verifica
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en la comunidad política. Corresponde al Estado defender y promover el


Bien Común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones
intermedias”
Ha de ser considerado como un valor de servicio y de organización de la
vida social, del nuevo orden de la convivencia humana. Pero no sólo el
Estado debe aportar las condiciones, es tarea de todos.
Caben dos extremos:
-el Estado “providencia” que se encarga de todo, peca por exceso. Se
busca el perfeccionamiento del hombre, pero éste ha de poner de su
parte. Si el Estado impone las condiciones coarta la libertad individual.
-el Estado liberal en el que cada uno se ocupa de sí mismo, peca por
defecto.

6.- Obliga al ciudadano


“Todos los individuos y grupos intermedios tienen el deber de prestar su
colaboración personal al Bien Común. De donde se sigue la conclusión
fundamental de que todos ellos han de acomodar sus intereses a las
necesidades de los demás, y deben enderezar sus prestaciones en
bienes o servicios al fin que los gobernantes han establecido, según

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normas de justicia y respetando los procedimientos y límites fijados por
el gobierno”.
Actualmente al no afrontarse con frecuencia los problemas sociales
“según criterios de justicia y moralidad”, sino de acuerdo con criterios
económicos e ideológicos, “se está perdiendo en la sociedad la
capacidad de decidir según el Bien Común; y esto está provocando, en
el individuo, una creciente incapacidad para encuadrar los intereses
particulares en una visión coherente del Bien Común”.
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IV.- PRINCIPIOS MORALES DEL BIEN COMUN.


Se enumeran los ocho principios éticos que lo regulan.

1.- Bien particular y bien común no se contraponen.


No puede haber contraposición entre el bien particular y el bien común.
Este es un principio básico de la antropología que explica el ser del
hombre en la singularidad del individuo y en la dimensión social de la
persona.
El conflicto se presenta en la vida práctica cuando se trata de armonizar la
esfera privada y la esfera pública o en los casos en los que entran en
colisión los derechos personales con las exigencias de la sociedad.
Cuando se presentan esos dos conflictos la solución no viene por la
simplificación de anular una dimensión del hombre, sino por el esfuerzo
de salvar las dos. Como en seña Juan Pablo II: "La persona se ordena al
bien común porque la sociedad a su vez está ordenada a la persona y a
su bien, estando ambas subordinadas al bien supremo, que es Dios."
Discurso 7.X11.79. Contraponer bien particular> - bien público es optar
por una antropología insuficiente y es poner los cimientos de un desorden
social. Esta afirmación no va en contra de la disputa acerca de la primacía

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del bien común, puesto que es una discusión en el terreno teórico. Aún en
esos casos no debe haber contraposición, puesto que incluso el bien
común debe respetar la ley natural que rige la conducta singular del
individuo.
2.- Igualdad de los particulares ante el bien común.
Los ciudadanos situados en el mismo plano, no pueden ser privilegiados
frente a otros, ante el bien común y en la misma escala de valores. Se
condenan favoritismos y se defiende la igualdad de oportunidades y de
derechos. Este principio condena el tráfico de influencias y mantiene la
igualdad de todos los ciudadanos ante a ley. Dice el Concilio Vat. II" Los
partidos políticos deben promover todo lo que crean que es necesario
para el bien común; pero nunca es lícito anteponer el propio interés al
bien común."
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3.- Limitaciones de los derechos de los ciudadanos ante las


demandas del bien común.
No confundir el bien común con un bien colectivo, puesto que el 1º mira
por igual al individuo/a que a la colectividad , pero en ocasiones el bien
común demanda que el bien particular, ceda ante las exigencias de la
colectividad. Pío XI: "Quedando siempre a salvolos derechos primarios y
fundamentales, como el de la propiedad, algunas veces el bien común
impone restricciones a estos derechos" En este último caso el propietario
debe ser recompensado convenientemente.
4. Gradualidad en la aplicación del bien común.
El bien común debe redundar en beneficio del conjunto de los
ciudadanos, pero no del mismo modo ni en el mismo grado. Han de ser
beneficiados los más débiles y los más necesitados. Un trato por igual
puede comportar una grave injusticia. Cierto igualitarismo social puede
comportar una injusticia social generaliza.
5.- El bien común abarca a todo el hombre.
El bien común (BC) no se concreta solo en los bienes económicos, sino
en la riqueza de la persona, las necesidades de la familia y en el bien de
las sociedades intermedias.

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Ante el BC se distinguen:
Necesidades más urgentes: bienes de subsistencia física (Vivienda)
Necesidades más importantes: educación, valores éticos o religiosos,
protección de la familia. Aunque las urgentes deben ser atendidas pronto,
no deben hacer olvidar las verdaderamente importantes. Se debe hacer
esto sin omitir aquello.
6.- Valores concretos que integran el BC.
Cada autor cataloga estos bienes según la propia ideología, además de
que cada época demanda nuevas concreciones conforme a las
necesidades que su suscitan. Se citan los siguientes:
Defensa y protección del territorio propio, uso de la lengua, justa
regulación jurídica, la independencia de la justicia del poder legislativo, la
enseñanza, los servicios públicos ( transporte, vivienda, asistencia
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sanitaria, comercio, agua potable, energía eléctrica, etc.; garantizar la


atención en la enfermedad, viudedad, vejez, desempleo; regulación justa
en el campo laboral (deberes y derechos de empresarios y trabajadores),
defensa de los derechos ciudadanos, la exigencia jurídica respecto al
cumplimiento de los respectivos deberes, la defensa de la libertad
personal y de las libertades sociales, protección de la moralidad pública,
protección del medio ambiente, la previsión de los bienes de consumo y la
regulación del intercambio comercial, garantías jurídicas de protección de
la libertad de la conciencia, de religión y de culto, la armonía y conjunción
entre las diversas clases sociales y profesionales, la vigilancia sobre el
recto funcionamiento de los poderes del Estado, etc, etc.
Por último una función genérica que no es la menos es la educación
cívica a todos los niveles: cultura, preparación técnico laboral de los
trabajadores, atención al arte, oferta para el ocio y descanso, etc.
7.- El BC debe respetar la ley natural.
El BC permite el mal menor, es decir algunos de los bienes anteriores
pueden ser postergados en favor de un bien mayor. El límite lo ponen los,
derechos exigidos por la ley natural. Nunca puede pasarse la frontera que
fija la ley natural. Si el BC está íntimamente ligado a la naturaleza humana

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es lógico que en su obtención se sigan los dictámenes de la ley que rige
esa naturaleza.
La tolerancia en el gobierno de un pueblo tiene sus límites. El gobernante
en ocasiones no puede legislar lo mejor, pero tampoco puede hacerlo
permitiendo que se quebrante la ley natural. J. Maritain dice: " El BC... no
se mantiene en su verdadera naturaleza si no respeta aquello que es
superior a él, si no está subordinado... al orden de los bienes eternos y a
los valores supratemporales de los que depende la vida humana ... . Me
refiero a la ley natural y a las reglas de la justicia y a las exigencias del
amor fraterno.. a la vida del espíritu... a la dignidad inmaterial de la verdad
... y de la belleza"
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8.- El BC y el bien posible.


Una vez salvados los principios de la ley natural, al gobernante le queda
un margen para buscar el BC, sin legislar lo mejor, sino lo que sea
posible. Los documentos del Magisterio recuerdan que "la prudencia es la
virtud del príncipe". El legislador cristiano también puede encontrarse en
la obligación de buscar el bien posible al legislar como reconoce Pío XII
"Un político cristiano no puede - hoy menos que nunca - aumentar las
tensiones sociales internas, dramatizándolas, descuidando lo positivo y
dejando perderse la recta visión de lo racionalmente posible"

V.- ASPECTOS DEL BIEN COMUN

Aspecto económico: la riqueza común


Desde el punto de vista económico general el concepto admite varios
posibles significados. Por ejemplo, se puede aplicar a aquel bien que ya
sea pertenece o es de usufructo a una comunidad o la sociedad en su
conjunto. Este significado se remonta a la antigüedad, y se diferenciaba a
su vez en dos grandes sectores: la propiedad comunal como tal y la
propiedad estatal o pública. Algunos de los clásicos de la economía

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política percibían la evolución de las relaciones o sistemas de producción
como llevando inevitablemente hacia la propiedad común de los mismos.
Esa visión -ver Bien común (Economía política)- influyó fuertemente la de
algunos economistas (por ejemplo Joseph Alois Schumpeter) pero gozó
de poca aplicación en la economía de los países occidentales durante
buena parte del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad ha habido una
revitalización del interés en este aspecto del concepto, especialmente en
la propiedad comunal a diferencia de la estatal o pública.
La segunda acepción -bien común como aquel que es de usufructo o
consumo común- deriva de una sugerencia de Paul Samuelson acerca de
los bienes públicos, que serían aquellos cuyo consumo por un individuo
no disminuye su disponibilidad para otros.
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El concepto también se puede referir a algo así como la conveniencia


económica -o bienestar socio-económico- general de una sociedad o
comunidad o la situación que maximiza la suma del beneficio o utilidad de
todos y cada uno de los individuos.
Desde este punto de vista el concepto puede ser entendido como utilitario
o instrumental: la riqueza provee las bases prácticas para que los
individuos puedan lograr su perfección tal como ellos la entienden. Esa
perfección no es cuestión que otros puedan definir, pero sin esa base
material, los individuos no están en condiciones de perseguir su propio
mejoramiento (ver, por ejemplo: Pirámide de Maslow).
Si entendemos entonces el bien común como la condición material (la
riqueza general) que permite ese desarrollo, encontramos que la
economía moderna ofrece una definición formal de bien común: es la
suma cuantitativa de las utilidades de los miembros de una sociedad (el
público) pero con el agregado de una condición fundamental: esa riqueza
común debe incluir a todos: sin bienestar de todos los individuos, no
puede haber bienestar general (ver Economía del bienestar).

Aspecto social: el bienestar común

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El interés desde este punto de vista no se centra en individuos sino en
comunidades o sociedades. En las palabras de Simón Bolívar: “Son
derechos del hombre: la libertad, la seguridad, la prosperidad y la
igualdad. La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en
el perfecto goce de estos derechos” y "El sistema de gobierno más
perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor
suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política."
En esta perspectiva no puede haber bien común a menos que las
sociedades estén integradas y sean estables (es decir, que haya
Cohesión social). En otras palabras: a menos que esos sistemas sociales
sean viables en el largo plazo. Pero lo que incrementa esa viabilidad
social no necesariamente aumenta la utilidad individual o bienestar de
cada individuo.
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Así, desde este punto de vista se puede entender el bien común como la
suma de las condiciones de la vida social que permiten que los individuos
libremente den forma a sus vidas. El propósito del Estado (entendido
como la sociedad políticamente organizada) sería entonces proveer a los
individuos de los medios para que puedan efectivamente llevar a cabo
esas elecciones. John Rawls sin embargo introduce una distinción entre
"lo bueno", que es crear un mundo material mejor -como quiera que eso
se defina- y "lo justo", que crea las condiciones para una sociedad libre y
justa, una que permite la persecución de la virtud pero no prescribe el
cómo hacerlo o qué es exactamente lo que se desea. Así, el bien común
sería el bien que es común a cada ciudadano, el bien de cada uno de los
ciudadanos, más que una concepción definida o concreta de lo que
constituye el bien para todos y cada uno.

Aspecto filosófico: el bonum commune


Por bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es
compartido por y de beneficio (en el sentido de un mejoramiento general,
no solo físico o económico) para todos los miembros de una comunidad:
“El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida

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social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden
lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.”
En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada
uno de los miembros de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo
con la colaboración de todos puede ser alcanzado, aumentado y
protegido. Afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada
uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad. Posiciones
fuertemente influidas por este punto de vista han sido incorporadas en las
constituciones y legislaciones de numerosos países y es extante en la
posición de la iglesia católica. Por ejemplo, en la Doctrina Social de la
Iglesia, a partir de la encíclica Rerum Novarum. En encíclicas posteriores
se ha seguido profundizando en su concepto.
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Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y


Aristóteles) a través de la tradición escolástica, especialmente del trabajo
de quien es considerado su más grande representante: Tomás de Aquino,
quien reintroduce el tema en su Suma teológica -cuestión 98- cuando al
hablar sobre la esencia de la ley afirma que esta: no es más que una
prescripción de la razón, en orden al bien común, promulgada por aquel
que tiene el cuidado de la comunidad
Así el bien común es también fin común. Algo no necesariamente
existente, pero a ser obtenido. En las palabras de Píndaro: "llega a ser el
que eres". A partir de eso, de Aquino sugiere: constituyéndose la ley ante
todo por orden al bien común, cualquier otro precepto sobre un objeto
particular no tiene razón de ley sino en cuanto se ordena al bien común.
Por tanto, toda ley se ordena al bien común
Parece seguir entonces que sería el deber común o general adecuar la
acción de todos y cada uno (por lo menos, dentro de ciertos límites) a la
preservación u obtención de ese bien común: “Si toda comunidad humana
posee un bien común que la configura en cuanto tal, la realización más
completa de este bien común se verifica en la comunidad política.
Corresponde al Estado defender y promover el bien común de la sociedad

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civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias”.

VI.- CRÍTICAS AL BIEN COMÚN


De acuerdo con Karl Popper, la percepción "platónica" del bien común -
calificada por Popper como utópica- demanda no solo un plan o concepto
de lo que la sociedad final debe ser sino también un gobierno fuerte y
centralizado, un corto número de personas -los reyes filósofos
encargados del gobierno, benevolentes, pero implacables -no interesados
en los derechos o beneficios de los individuos como tales sino en la
comunidad como entidad: De acuerdo con Platón: "...nosotros no
establecemos la ciudad mirando a que una clase de gente sea
especialmente feliz, sino para que lo sea en el mayor grado posible la
ciudad toda;..." - O, en palabras de Jacques Maritain:
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"De modo que el fin de la sociedad no es el bien individual, ni la colección


de los bienes individuales de cada una de las personas que la
constituyen. Semejante fórmula destruiría la sociedad como tal en
beneficio de las partes; vendría a derivar ya a una concepción
francamente anárquica, o bien a la vieja concepción anárquica disimulada
del materialismo individualista, según la cual los deberes de la ciudad se
limitan a velar por el respeto de la libertad de cada individuo, y cuya
consecuencia es que los fuertes opriman libremente a los débiles."
Esa percepción puede, consecuentemente, ser capaz -en la opinión de
Popper- de conducir fácilmente a una dictadura.
Además, “El método de establecer, primero, una meta política última y de
comenzar a avanzar luego hacia ella, es fútil si admitimos que este
objetivo puede alterarse considerablemente durante el proceso de su
materialización.” Así, sigue que este ideal absoluto e inmutable solo tiene
validez si asumimos otros dos supuestos:
 Que existen métodos racionales para determinar de una vez para
siempre cual es el ideal.
 Ditto re los mejores métodos para su obtención.
A falta de acuerdo en relación a algunos de esos puntos, no queda otro

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remedio que la fuerza o la coerción. Platón: "..., si se aspira a que una
ciudad se desenvuelva en buen orden, hay que impedir por todos los
medios que nadie diga en ella que la divinidad, que es buena, ha sido
causante de los males de un mortal ...." y "Para decirlo, pues,
brevemente: los que cuidan de la ciudad han de esforzarse para que esto
de la educación no se corrompa sin darse ellos cuenta, sino que en todo
han de vigilarlo, de modo que no haya innovaciones contra lo prescrito...".

EL BIEN PRIVADO
Un bien privado es un tipo particular de bien económico con estas
propiedades:
 El consumo por un consumidor impide o reduce la disponibilidad de
consumo para otros. (principio de rivalidad)
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 Es posible impedirle a consumidores su consumo de acuerdo a


algún criterio (general pero no exclusivamente, el pago por el uso o
consumo). (principio de excluivilidad)

Es una clase de bien Común, ya que este se comparte y se respeta junto


al bien público.
Rivalidad
La rivalidad en el consumo de un producto implica que el consumo por
parte de un individuo impide o disminuye la posibilidad de uso por otros. 1
Por ejemplo, el uso de un martillo por alguien impide que sea usado al
mismo tiempo por algún otro -a pesar que ese otro lo podría usar en el
futuro- Algunos bienes rivales son, adicionalmente, consumibles: Así, si
un individuo se come un pastel, no queda pastel para ningún otro, ya que
ya se lo comió. En ambos sentidos, el uso de un bien rival reduce la
disponibilidad para otros.
La mayor parte de los bienes que conllevan una rivalidad en su consumo
son generalmente -y erróneamente- considerados bienes de consumo
privado, dado que este factor facilita poder establecer criterios
(generalmente pero no siempre el pago por su uso) para racionar o

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asignar estos bienes entre los consumidores. El establecimiento de un
precio efectuará una asignación concediendo el consumo de las unidades
del bien privado a aquéllos que manifiesten una mayor valoración del
bien, lo que implica pagar más por dicho bien. Sin embargo, bienes con
rivalidad pueden ser asignados en base a otros criterios -por ejemplo, en
países con medicina socializada la asignación de atención medica en un
hospital es generalmente asignada en base a criterios de necesidad tal
como son establecidos por médicos-. Adicionalmente, el mero hecho que
un bien posea rivalidad (o que se le pueda asignar un precio) no significa
que necesariamente sea posible establecer un mecanismo de control
(exclusión) de uso (ver Recursos comunes). Para que un bien sea privado
es necesario que además de rivalidad posea excluibilidad.
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Excluibilidad
El principio de exclusión tiene que ver con la posibilidad o imposibilidad de
excluir del consumo de un producto a determinadas personas de acuerdo
a algún criterio.2 Las razones de tal situación pueden ser físicas o
económicas (por ejemplo, aunque trivialmente, seria casi imposible
controlar el uso del aire por las personas). La baja capacidad de exclusión
implica que o es imposible o muy difícil prohibir el consumo de un bien a
otros individuos. Contrariamente, un alto grado de excluibilidad significa
que es fácil imponer un control o racionamiento basado en algún criterio
sobre el uso del bien. Se ha alegado que todo bien es excluible, si se está
dispuesto a tomar las medidas necesarias y costearlas. Igualmente, se ha
sugerido que cualquier bien seria no excluible, si se está dispuesto a
hacer cualquiera sea lo necesario para obtenerlo .. y atenerse a las
consecuencias. Esto enfatiza que el concepto es relativo a
consideraciones legales y sociales.

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CONCLUSIONES

Habiendo repasado tanto la conceptualización como la aplicación del


principio del bien común, podemos precisar lo siguiente:
 El bien común es la suma de aquellas condiciones que permitan
satisfacer la necesidad de logro de los miembros de la comunidad. El
bien común implica que las estructuras sociales deben ser diseñadas
de tal forma que permitan que la gente tenga la oportunidad de
participar y de satisfacer sus necesidades humanas básicas.
 La autoridad sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común del
grupo en cuestión y si, para alcanzarlo, emplea medios moralmente
lícitos. Si los dirigentes proclamasen leyes injustas o tomasen medidas
contrarias al orden moral, estas disposiciones no pueden obligar en
conciencia. En semejante situación, la propia autoridad se desmorona
por completo y se origina una iniquidad espantosa.
 La diversidad de los regímenes políticos es moralmente admisible con

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tal que promuevan el bien legítimo de la comunidad que los adopta.
Los regímenes cuya naturaleza es contraria a la ley natural, al orden
público y a los derechos fundamentales de las personas, no pueden
realizar el bien común de las naciones en las que se han impuesto.
 El descubrimiento de la vocación de la humanidad a formar una sola
familia puede animar y dar un sentido adecuado al proceso de
globalización que con recelos experimenta hoy nuestro mundo. La
condición necesaria para alcanzar este ideal está en la superioridad
del bien de la humanidad sobre el bien de cualquier comunidad
política, racial o cultural. Ello exige entender con claridad que la
consecución del bien común de una comunidad política no puede ir
contra el bien común de la humanidad.
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BIBLIOGRAFÍA

http://html.rincondelvago.com/bien-comun.html
http://sinalefa2.wordpress.com/about/educar-en-valores-el-respeto-al-
bien-comun/
http://es.wikipedia.org/wiki/Bien_com%C3%BAn
http://es.wikipedia.org/wiki/Bien_privado
http://www.revistamarina.cl/revistas/2005/2/vidal.pdf

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