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Resumen
Palabras clave: historia, inmigración, barrios, urbs vs. civitas, cotidianeidad urbana.
Abstract
The urban building structure is due to rules and laws written by local and national
governments according to politically correct ideas as those accepted at the time of
making the rules, thereby being changed as history goes by. Immigration has always
being an important issue to Montevideo, influencing the built up of different
neighborhoods. The coexistence in the neighborhoods along with the social-economy
reality generate the urbs vs. civitas confrontation. We propose to analyze the differences
between the groups self-identified as different and the way they try to keep up a
harmonic and peaceful urban daily life.
Key words: history, immigration, neighborhoods, urbs vs. civitas, urban daily life.
1
HIPÓTESIS
2
De la misma fuente surge la siguiente información: las treinta manzanas originales
trazadas por el Capitán Ingeniero Domingo Petrarca entre las murallas, formaron el
primer barrio, la Ciudad Vieja. En 1773 el Barrio del Sur, cerca del Baluarte del Rastrillo
(identificación propia de una ciudad formada como fortaleza en defensa de las tierras
conquistada por España frente a los intentos de Portugal para hacerse de estas tierras) en
las actuales calles Reconquista entre Camacuá y Alzáibar. Hacia 1811 se conoce como
“el baño de los padres”, frente al actual Mercado del Puerto, al sitio donde iban los
religiosos del cercano convento de San Francisco a tomar baños de mar, protegida su
intimidad por una pared de piedra entre el baño y la costa.
El día de fin de año de 1861 se incorporan a la “Ciudad Nueva”, siguiendo hacia el norte
la Aguada, y hacia al este, el Cordón, mientras que en 1834 Antonio Montero pide
autorización para poblar con inmigrantes la falda sur del Cerro de Montevideo,
apareciendo así Cosmópolis por su composición poblacional.
El antiguo varadero de Samuel Lafone se rodea de muy buenas construcciones para sus
obreros, formando el Pueblo de la Victoria, para homenajear a la reina de su país de origen
(Inglaterra), que hoy conocemos como La Teja. En 1842 comienzan a rematarse solares
en el paraje Bella Vista, con avisos publicitarios que alaban su altura y vista pintoresca
de la costa montevideana.
La guerra civil pone sitio a Montevideo por parte de Manuel Oribe en febrero de 1843 y
se destruye lo construido anteriormente por Lafone para despejar el campo de tiro de sus
cañones. Entretanto, se expanden Paso del Molino, Miguelete, Cerrito, Cardal, Buceo,
Aldea, rodeando el casco primitivo al oeste, norte y este. Luego la Figurita, Reducto y
Tres Cruces, mientras el Prado es la zona balnearia estival con importantes construcciones
que aún hoy se mantienen en distintas formas de conservación. La mayoría de estos
barrios surgen como emprendimientos inmobiliarios privados sin equipamiento urbano
excepto algunos caminos de entrada/salida a la ciudad y plazas para venta de productos
agrícolas. En el plano topográfico del agrimensor Pedro Pico de 1846 se incluyen los
apellidos de propietarios de quintas cercanas al Paso del Molino y a las orillas de los
arroyos Miguelete y Morales (zona “balnearia” para mejor soportar el calor veraniego):
Maturana, Reyes, Larrañaga, Viana, Juanicó, Lavalleja (I.M.M. 2015:2)
3
En página anterior: mapa Distribución territorial del Departamento de Montevideo, de
Héctor Tierno - https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17243747 Bajado
25 de octubre de 2017 6:00 pm.
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Carrasco tiene originalmente sólo seis manzanas entre las actuales Bolivia (antes Camino
de la Cruz), San Nicolás y la Rambla, agrandándose con el Hotel Casino cuyas canchas
de tenis dieron origen al Carrasco Lawn Tenis, y es la última zona edificada sobre la
Rambla montevideana(I.M.M. 2015: 1-9).
4
cuyos habitantes el Padrón de Extramuros de 1836 anota como “isleños”. Estos
inmigrantes de Islas Canarias y Portugal a través de Samuel Fisher Lafone eran
labradores, quienes formalizaron el poblamiento de la zona (Barrios Pintos, Reyes Abadie
1991: 9-13).
Este breve resumen de la formación urbana montevideana desde sus principios indica los
motivos principales del porqué se han formado barrios diferentes, según la zona, la época
del desarrollo institucional uruguayo, de quienes, como inversores arriesgaron su dinero
pensando en un futuro que les devolviera el mismo con intereses. En algunos casos lo
lograron, en otros se fundieron, a veces arrastrando consigo pequeños comerciantes que
perdieron su capital conseguido con trabajo y sacrificio.
Hay un par de comunidades formadas por grupos de inmigrantes que ha llegado en tandas
a lo largo de años, desde la primer década del siglo pasado hasta hace pocos años. Tienen
en común una desgarradora historia al haber sufrido genocidios en la Europa y Asia
Menor de sus orígenes y han marcado una presencia importante en Uruguay, sobre todo,
por haberse incorporado pacíficamente a la sociedad receptora, aceptado sus pautas sin
abandonar sus tradiciones culturales de origen.
6
El trabajo de campo nos pone en contacto con actividades hechas por personas de distintos
lugares definidos histórica y políticamente, donde el “viaje” puede ser diáspora, frontera,
inmigración, emigración, turismo, peregrinación, exilio, como formas que cambian, pero
lo que permanece adherido a la persona es su “identidad”: etnia, raza, cultura, clase, casta,
género, opción sexual, medio ambiente e historia personal. Todo este conjunto es el que
acarrea el individuo cuando viaja a una patria elegida o forzada y con el que se vincula,
se comunica con el Otro con el que convive en su nuevo hábitat (Clifford 1999: 20-25).
Y lo hacían con cada llegada de barcos al puerto “iban a ver si venían armenios y a los
que venían los llevaban al Cerro, los ponían a trabajar, les buscaban lugar mientras
aprendían el idioma” (Id.: 29), como forma de integrarlos al nuevo destino de un pueblo
acostumbrado a deambular, a abandonar su patria de origen sojuzgada por vecinos que
intentaron aniquilarlos. Turquía, junto a unos pocos esbirros a su orden, sigue negando la
existencia del Genocidio o Gran Crimen (1915-1922), junto con la Guerra Mundial
(1914-1918), Armenia independiente (1918-1920), luego convertida en República
Socialista Soviética (1920-1991) y nuevamente independiente desde 1992 a la fecha.
Es una colectividad que llega expulsada por el terror turco a una “América, ¿dónde es
América?” se preguntan, que crea un fuerte concepto de proteger al armenio que sigue
sus pasos, a aportarle su exigua experiencia uruguaya, reforzando la pertenencia primero
7
a nivel familiar, luego de la comarca original y siempre, a Armenia. La diáspora provoca
fracturas ideológicas, que se refuerzan durante el período soviético de su patria original,
al existir los pro- y los contra ese sistema, así como también, como todo habitante en
Uruguay durante la dictadura (1973-1985) tuvieron que optar por uno u otro bando. Para
mantener sus pautas culturales crean su propia escuela, sus equipos deportivos como
formación de sus jóvenes, algunos ya nacidos aquí, los que se van a estudiar a la
universidad soviética y por ende, ser dogmatizados en el sistema. El arte y la
comunicación también son incentivados como marca identitaria, escenificando lo
cotidiano de la comunidad, esa dualidad de identidades múltiples: cilicianos rioplatenses
y el Cáucaso armenio, forjando una armenidad en la perspectiva del sur (Álvarez
Pedrosián 2016: índice).
Discriminación suena fuerte, negativa, lo que está mal visto hacer, siquiera pensar, pero
en ocasión de preparar una investigación sobre la colonia agrícola judía en Paysandú,
llamé a la Dra. Lisa Block de Behar1, quien me dijo: “El hecho que usted me llame para
consultarme sobre el tema es, de por sí, una discriminación, en el buen sentido del
término”. Pero es la discriminación bien uruguaya, porque somos el cuarto país en
reconocer la existencia del Estado de Israel en 1948, y seguimos aceptando inmigrantes
de todos lados (cuando no formamos emigrantes desparramados por todo el mundo).
Como recordaba el Dr. Eric Simon2 “la única discriminación que sentí es alguno que me
llamó judío de mierda”, expresión tan común como “cosas de negro”, “gallego
cuadrado” y “petiso compadrito” uruguayeses internadas como el mate, el fútbol, la
siesta y la ahora centenaria La Cumparsita. El mismo Simon me pasó una anécdota
familiar que muestra la discriminación: en su juventud austríaca durante el comienzo del
dominio nazi en toda esa zona, fue víctima de bulling3 y al llegar a su casa llorando, le
comenta a su padre. Este le dice: “Eriquito, la culpa de todo lo tienen los ciclistas y los
judíos”, a lo que Eric le pregunta: “¿Por qué los ciclistas?” y su padre le responde: “¿Y
por qué los judíos?”.
1
Profesora, lingüista, e investigadora uruguaya, especializada en teoría literaria, literatura comparada y
medios de comunicación. Obtuvo el doctorado en 1983, en la École des Hautes Études en Sciences
Sociales de París con una tesis sobre la retórica del silencio, En 2002 obtuvo el "Prize Research Award"
de la Fundación Alexander von Humboldt.
2
Doctor en medicina recibido en Austria, maestro de coros, presidió la Federación de Coros del Litoral,
dirigió la Orquesta Sinfónica del Sodre, fundó y dirigió Youth for Understanding en Uruguay y varios
países sudamericanos. Hablaba ocho idiomas.
3
Maltrato entre pares, especialmente escolares, motivado por ser “diferente”.
8
“Cada pueblo, cada comunidad y cada persona, por pequeños que parezcan, merecen la
suma total, el cien por ciento de su historia. La merecen aunque la olviden a veces.
Afortunadamente hay hombres que saben preparar el futuro y saben también que una de
las maneras esenciales de hacerlo es conservando el pasado, la memoria común”
(Jerozolimski 1987:7)
El Presidente José Batlle y Ordóñez hace una visita de cortesía que cosechará por
generaciones el voto al Partido Colorado de los integrantes de la colonia, que hacia 1935
es abandonada por la última familia que, siguiendo las vías del ferrocarril, llegan hasta el
Barrio Reus al norte, donde son nuevamente inmigrantes para recomenzar una nueva
etapa de vida, ahora urbana.
9
CIRCUNSTANCIAS QUE AFECTAN LA VIDA URBANA
Una serie de circunstancias tanto internas como internacionales han por supuesto alterado
la estructura urbana, aumentando el área edificada, cambiando el destino del uso de la
tierra de agrícola a urbana o semiurbana, incentivado la habitación de ciertos barrios por
grupos homogéneos según su fuente de trabajo, ingreso, formación educacional, religión,
procedencia inmigrante. Las Guerras Mundiales trajeron inmigrantes europeos que huían
de la masacre, hambrunas, servicios militares obligatorios, invasiones por otros pueblos
que sojuzgaban a los derrotados. Al mismo tiempo, genocidios como el judío en Alemania
y la Europa dominada por ésta y el armenio a manos del gobierno turco, fueron fuente de
oleadas inmigrantes de esas procedencias. La posguerra, especialmente después de 1945,
muestra una Europa deshilachada, en ruinas y mucha gente decide probar fortuna en
América.
La antigua “Suiza de América"4 parecía ser una ciudad con estructura social integrada,
imaginada como de clase media urbana, identidad en prácticas y consumo culturales y sin
grandes distancias de hábitos y valores (Radakovich 2010: 285). Pero esa imagen
comienza a desvanecerse, primero para quienes ya viven en ella y luego, a veces un poco
tarde, para los inmigrantes que vienen con una idea que rápidamente se desvanece.
Entre los elementos negativos locales tenemos la liberalización del mercado de viviendas
por la Ley de Alquileres de 1974, que dispara el monto de los alquileres especialmente
en zonas céntricas y de la costa, provocando un éxodo interno hacia otros barrios y la
creación de la Ciudad de la Costa, ya en territorio de Canelones. Las industrias
sustitutivas de importaciones que tuvieron su auge entre 1944-1957 por la escasez
provocada por la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, en la era neo-batllista
con base industrialista, pro-agraria y redistributivista. Una vez terminadas estas etapas
bélicas, y con un valor del peso adecuado, resurgen las importaciones de mercaderías
mejores y más baratas de las posibles fabricar en un mercado tan chico como Uruguay y
carente de materias primas básicas (hierro, acero, petróleo).
Esta nueva realidad provoca el cierre de fábricas ante el ingreso de mercadería importada
y el aumento de venta de automóviles particulares, se modifican las condicionantes de
4
“Gold Flows to ‛Switzerland of Americas’ Since Korean War” New York Times 3 de enero de 1951,
consultado el 24 de abril de 2012.
“Uruguay has for most of its history been the ’Switzerland’ of South America…” Thomas J. Knight 1979
Latin America comes of age. Scarecrow Press: 24.
10
vivienda de los dos grupos más importantes de la población urbana: los de activos bajos
y los de activos altos. Quienes pierden su trabajo en fábricas ahora cerradas enfrentan
alquileres impagables con sus ingresos menguados y se trasladan a la periferia, armando
sus viviendas precarias en terrenos públicos o privados, formando asentamientos ilegales
que carecen de estructura urbana: saneamiento, agua potable, locomoción pública, luz
eléctrica, aunque ésta pueden conseguirla ilegalmente colgándose (conectando cables de
la red pública a sus viviendas sin contador de consumo).
11
los comportamientos “modernos” muestran cambio en la familia, relación entre sexos,
actitudes frente a la reproducción (Pellegrino et al 2008: 11).
A pesar de nuestro sistema escolar laico, gratuito y obligatorio, quienes terminan los
ciclos educativos difieren según su extracción: los de menores ingresos sólo logran un
80% terminar primaria, 29% enseñanza media y 20% completar 16 años de educación, en
tanto en el quintil superior tiene cifras de 100% en primaria, 78% secundaria y 66% de
llegar a los 16 años de educación según cifras de ANEP (2003). Cuando un padre ha
tenido educación terciaria, sus hijos tienen un 75% de posibilidades de completar los 16
años de educación en tanto aquellos cuyos padres sólo lograron el nivel de primaria,
tienen un 21% de posibilidades de completar su educación formal, coincidiendo con el
63% que abandona a educación media entre los del primer quintil de ingresos, cuando el
promedio en América Latina es del 43% (Marrero 2008:48-49).
12
2008: 215). Para encarar estos cambios interactúan organismos sociales de participación
(concejo vecinal), otro de representación política (junta local) y un servicio
descentralizado municipal (CCZ5). Hay programas respecto a infancia, salud, mujeres,
jóvenes, discapacitados, adultos mayores, educación ambiental y vial, desarrollo de
pequeña empresa, políticas culturales, de tierras, viviendas y asentamientos. Toda esa
actividad surge por la variedad de actores y realidades que muestran tensiones en ámbitos
de baja calidad de vida de sus habitantes y se basan en la transformación del hábitat
urbano. La conflictividad entre vecinos enmarcada en el aumento de inseguridad pública,
cambios en los sentidos de pertenencia y rechazo a las nuevas realidades que se sienten
como pérdida de valores (barrio, consumo de pasta base, convivencia, desintegración
social) (Pintos 2008: 240-245).
Partiendo del art. 40 de la Constitución que marca a “la familia como la base” de la
sociedad, el sociólogo Gustavo Leal ha demostrado las cifras que han cambiado esta
“familia” en nuestro país durante el último medio siglo. Un 80% de los menores de 29
años viven en pareja no casados, uno de cada cuatro hogares es de una persona sola y el
16.8% de las parejas no tienen hijos (Censo 2011). Esto implica un cambio en la
composición de habitación urbana, una “revolución oculta” (Lema y Draper 2017)
5
Centro Comunal Zonal.
13
En los últimos años ha crecido la realidad de la urbs (espacio de intercambio intercultural
para el logro de intereses individuales utilitarios) como forma urbana moderna en
desmedro de la civitas (espacio hecho por la acción humana para su convivencia) y la
polis (espacio de lo público para la acción política urbana) que son expresiones de la
ciudadanía, resultando en pobreza, desigualdad, fragmentación social, miedo,
inseguridad, aislamiento. El aumento poblacional por inmigración, desarrollo del
transporte que expande la ciudad, impacto de la industria de la construcción, ascensor
permite desarrollo de edificios en altura y la división de la ciudad en centro, ensanche y
periferia, con sus distintos usos, implican ese cambio en la relación estructura-individuo
y sus grupos de pertenencia (Fernández Tapia 2016: 131-136).
Hay construcciones que, por su mala calidad y por el costo de mantenimiento que sus
usuarios no pueden pagar, se degradan rápidamente (ej. Complejos Euskal Erría,
América), con falta de inserción urbana, anomia sociocultural que aumentan con la
marginación física y social respecto a la ciudad actualizada. Las áreas céntricas están
congestionadas y reducidas a las funciones administrativas y financieras o bien recicladas
para viviendas de valores medios y altos habitadas por sectores acomodados. Esto va
provocando el desarraigo de sus moradores históricos, generalmente auspiciado por las
políticas de inmobiliarias y empresas constructoras, amén de las decisiones
gubernamentales nacionales y locales. Se han incorporado, en los últimos años,
inmigrantes (bolivianos, dominicanos, peruanos, venezolanos) que habitan en forma
precaria partes de la Ciudad Vieja, generalmente marginados de ciertos servicios por su
adscripción a trabajos ilegales o de tiempo parcial legal, aumentando la marginalidad,
pobreza y exclusión. Fernández Tapia considera a los urbs como “no lugares ue llevan a
no ciudades, con segregación espacial y social…identidades difusas y nuevos estilos de
vida. Es el modelo de las ciudades modernas” (2016:138). Al convertirse en el modelo
urbano prioriza la estructura física de la ciudad contra la civitas, espacio ciudadano donde
se construye lo social y cultural en base a las intersubjetividades de sus habitantes,
realidad que sugiere repensar.
14
La urbs propendría el menor acatamiento a la ley o tener conductas éticas (informalidad,
apropiación ilegal de terrenos, evasión impositiva, lavado de dinero, narcotráfico) como
cotidianeidad en el uso del espacio urbano. Podemos preguntarnos si esta ciudad actual
modela al individuo o éste a aquélla, porque si bien la ciudad absorbe al individuo, ése se
aísla, segrega, discrimina, se comporta en forma individualista frente al conjunto que lo
rodea. La urbs limita el derecho a la diversión, consumo, servicios y bienes electivos pero
la civitas dá libertad plena en cuanto polis (Fernández Tapia 2016:141) Éstas implican
un espacio público real con permanencia y vínculos social y político con arraigo, con
valor simbólico para sus usuarios, para salir de la ciudad-cárcel (barrios privados, rejas,
inseguridad, vigilancia omnipresente, transporte hacinado entre la habitación cerrada y el
lugar de estudio/trabajo/diversión cerrados) del encierro voluntario (íd: 148).
Ese corrimiento ha formado en pocos años 100 localidades sobre los ejes de las carreteras
de acceso y una serie cada vez más abundante de asentamientos irregulares de grupos
sociales sin capacidad propia de reproducción e inserción social sobre terrenos fiscales y
privados. En esos corredores de localidades más pobladas tienen varis necesidades
básicas insatisfechas (NBI) en infraestructura a cargo del estado (luz, agua, electricidad,
saneamiento) y de los habitantes (evacuación excretas, hacinamiento, materiales de las
viviendas) dando muestras evidentes de tugurización (Magri Díaz 2014:101-102). Ha
habido también cambio de enfoques: cuando en 1996 se consideraba NBI la falta de
15
saneamiento, en 2011 se elimina este indicador y se incluye educación, en tanto el
hacinamiento (más de tres por habitación para pernoctar) es de 80%.
La Revista Propiedades de enero 2013 indica los precios promedio del metro cuadrado
de u$s 569 para Punta Carretas, u$s 434 Ciudad Vieja y entre u$s 78 y u$s 100 en los
barrios centrales, llegando a u$s 34 el metro cuadrado de suelo (id.: 104-105). Al mismo
tiempo el acceso y apropiación de terrenos por iniciativa popular pasa por asentamientos
irregulares auto-apropiados y auto-construidos, las cooperativas de ayuda mutua y ahorro
previo y los planes de vivienda económica del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA). A pesar de las 45.000 viviendas desocupadas
en las zonas centrales, con toda la infraestructura vigente, son consideradas mercancía en
el sentido inmobiliario y es muy difícil legalmente modificar su destino para personas que
necesitan alojamiento permanente: “El gobierno no puede obligar ni expropiar,
consolidando la situación de abandono edilicio con equipamiento” y desde 2012 en el
Parlamento hay un proyecto de ley sobre propiedades abandonadas que está en veremos
(Magri Díaz 2014: 107).
Los gobiernos progresistas (Montevideo desde 1990 y Uruguay desde 2005) “no han
tenido éxito desde la perspectiva de integración .porque persiste una tensión entre la
orientación ideológica y el ejercicio del gobierno” (Magri Díaz 2014: 114). Continúa el
desequilibrio entre el mercado y las capacidades de los grupos populares para usar el
espacio de la ciudad formal, entonces el desarrollo sigue en la ciudad y no de la misma.
Por su parte, Nadruz (2011:12) toma la definición de Hiernaux “para definir lo urbano
propone tres categorías: lo laberíntico, lo fugaz y lo fortuito, metáforas que pueden emitir
a más de una realidad concreta” y relata los problemas surgidos por la reparación de un
tramo de la Av. 8 de Octubre (una de las principales vías de tránsito montevideanas) al
modificarse los recorridos de los ómnibus sin la adecuada y previa señalización de sus
paradas. Las reacciones de los promitentes pasajeros: dudas, preguntas a los supuestos
16
“conocedores del barrio”, carteles informales, tránsito atascado, comercios beneficiados
y otros dejados sin su público obligado (el de las paradas más concurridas) forman parte
de ese lo fugaz y lo fortuito de la convivencia.
Las personas con ingresos similares tienden a vivir en el mismo barrio; las mujeres de
mayor nivel educativo tienden a casarse con hombres de similar nivel, lo que se refleja
en el ingreso total del hogar (mayor educación implica mejor nivel salarial) y esos altos
niveles educativos de los padres influyen en mantener los mismos para las generaciones
más jóvenes. A menor nivel educativo, mayor hacinamiento (cantidad de habitantes por
núcleo familiar), menor cantidad de jóvenes que asisten al sistema y tampoco trabajan
(ni ni), mayor porcentaje de asistencia médica en servicios públicos, menor disponibilidad
de otros servicios (saneamiento, alumbrado, locomoción, seguridad) mayor
concentración en determinados barrios de la periferia montevideana.
“En los barrios con peores desempeños en todas las variables…residen alrededor de
425.918 personas, un 31.9% de la población total de Montevideo” (Cervini y Gallo 2001:
97) Estos barrios concentran a quienes tienen acceso más restringido a bienes y servicios,
presentan deterioro social con mayor frecuencia de indicadores de fragmentación social,
en tanto los habitantes de los barrios con mayores recursos económicos y sociales tienen
situaciones sensiblemente mejores que el resto (íd.: 97).
Esto nos lleva a coincidir con lo expresado en (J.J. Calvo y A. Pellegrino, 2005) (en
Couriel 2010:21): “…una sociedad fragmentada que se caracteriza por valores de los
indicadores crecientemente diferentes entre los sectores sociales, fragmentación que
también se expresa en una creciente segregación territorial, así como en inequidades
entre los géneros y las generaciones”.
17
Los barrios se incluyeron en 8 grupos: el de peores condiciones (Casabó, Pajas Blancas,
La Paloma, Tomkinson) y el opuesto (Carrasco y Punta Carretas), mostrando un cinturón
periférico de oeste, norte y noreste con segregación mayor, descendiendo hacia el centro
norte y este, culminando con la zona costera, especialmente en sus extremos sur y este
con los valores menores de segregación (mapa en Cervini y Gallo 2001:111).
Las autoras mencionadas consideran que “los barrios montevideanos están compuestos
por personas con características socioeconómicas relativamente similares; sin embargo,
esto no implica que los barrios sean totalmente homogéneos y cerrados (Cervini y Gallo
2001:112).
Interrogar a los ciudadanos (habitantes de lo urbano) sobre los cambios percibidos como
resultado de la realidad social, si ha cambiado su forma de vincularse con los espacios
social y públicos y cómo ve el futuro, es decir sus esperanzas, puede darnos una idea de
lo llamado “subjetividad”: cómo se percibe en tanto miembro de la comunidad (Larroca
2011:9). Cuando vemos formas de exclusión, marginalidad, eso que Loic Wacquant
llama Parias urbanos o “nueva pobreza concentrada en esas áreas estigmatizadas, más
identificada con barrios en particular, donde existe concentración de pobres, de pobreza,
de delito, de degradación de la vivienda, de la estructura, dela moralidad” (Larroca
2011:76)
Muchas veces la única salida económica es la droga, creándose un circuito que perpetúa
la violencia y que identifica a sus participantes y por ende, estigmatiza el barrio donde
viven, ayudando a convertirlo en gueto. Esto ha incidido en las protestas de vecinos y
centros comerciales de Colón ante el realojamiento en sus cercanías de los habitantes del
18
asentamiento 25 de agosto, pensado como alterador del equilibrio imaginado del barrio
consolidado desde generaciones atrás.
El uso de la estructura urbana difiere según barrio, día de la semana y del mes, horario,
distancia a los locales laborales, educativos, de entretenimiento, la cultura propia del
individuo o su grupo de pertenencia. Una misma calle, un mismo servicio de ómnibus
tiene valores diferentes para quienes lo transitan o utilizan, quienes trabajan en ellos, sus
vecinos y aquellos que sólo los ven a través de los medios de comunicación, generalmente
por casos de delincuencia en los informativos vespertinos.
19
conjunto de la ciudad. De ahí que se pierda esta experiencia de lo urbano, se
debilite la solidaridad y el sentido de pertenencia.” (García Canclini, 1999:
82) (Couriel 2010:35)
COTIDIANEIDAD URBANA
20
decir conformado por la edificación y elementos que lo bordean, ya sean
espacios de circulación y tránsito, recreación y deporte, reunión e
interacción social, contemplación y disfrute del paisaje y la naturaleza, etc..”
(Perahia 2007: 1-2)
Otro ejemplo de barrio con estigma generalizada motiva a Courier (2010: 31-32): observa
el barrio Casavalle (según su denominación oficial) vemos compartidos los mismos
índices de precariedad: indicadores de NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas),
alojamiento, infraestructura disponible, existencia y acceso a servicios de educación,
capacidad de subsistencia del hogar como compartidos a pesar de pertenecer a distintas
oleadas poblacionales. La razón es relocalización pero las relaciones sociales previas son
diferentes, mostrando cómo la pobreza urbana fomenta fragmentación mientras se
comparten condiciones físicas, son parte de la estructura real.
Los desalojados del medio rural, de ciudades pequeñas del interior, de los barrios donde
se fundieron fábricas ayudan a crear una inmediatez donde se comparten condiciones
negativas con un bagaje social distinto para cada grupo, familia, individuo, elementos que
desfiguran las huellas históricas del territorio.
“Los habitantes de los barrios montevideanos se interrelacionan cada vez más entre
iguales y se segregan de quienes son diferentes. Esto conforma redes homogéneas en las
cuales el flujo de recursos es limitado al intercambio entre pares y limitan fuertemente la
interacción entre las clases (CEPAL 1999)” (Veiga 2008:155). Este autor considera el
deterioro de calidad de vida (acceso a servicios de salud, deserción y empeoramiento de
condiciones de la educación, desigualdades de género y generacional respecto a los
jóvenes, violencia doméstica, drogadicción, quiebre de la familia, sensación de
inseguridad que trae sospecha en los barrios pobres entre los propios vecinos) como la
21
percepción del mismo por los montevideanos como algunas causas de soledad, pérdida
de sentido y vacío existencial (Veiga 2008: 156-157).
22
where such behaviors occur” (Feldman y Aldrich, 1990: 22)6 (Rossal 2017:6 nota pie de
página).
Respecto a las relaciones entre los vecinos “los estigmas y las jerarquías: cuando había
algún robo se hablaba de algunas de las familias pobres del barrio en la que alguno de
los hijos tenía algún antecedente penal (“los X” o “los Y”) o, cuando no había idea sobre
la autoría posible, algunos hablaban del “pichaje”, como designación general de pobre-
y-delincuente. (Según mi experiencia, la gente políticamente más conservadora hablaba
del “pichaje”, pero la gente “más esclarecida” -así se autodefinían los izquierdistas
otrora- hablaban del “lumpenaje” o los “desclasados” [nota a pie de página] (Rossal
2017:66).
“Los habitantes de los barrios montevideanos se interrelacionan cada vez más entre
iguales y se segregan de quienes son diferentes. Esto conforma redes homogéneas en las
cuales el flujo de recursos es limitado al intercambio entre pares y limitan fuertemente la
interacción entre las clases (CEPAL 1999)” (Veiga 2008:155). Este autor considera el
deterioro de calidad de vida (acceso a servicios de salud, deserción y empeoramiento de
condiciones de la educación, desigualdades de género y generacional respecto a los
jóvenes, violencia doméstica, drogadicción, quiebre de la familia, sensación de
6
“En forma colectiva muchos de estos estudios cuestionan la idea de la existencia de “subculturas de la
droga” y mostraron que una mejor comprensión del comportamiento por uso de drogas se puede lograr
estudiando a los usuarios de drogas dentro de los contextos comunitarios específicos donde ocurren esos
comportamientos” (traducción propia).
7
Botón es sinónimo de milico, policía que se sobrepasa con violencia de su rol legal.
23
inseguridad que trae sospecha en los barrios pobres entre los propios vecinos) como la
percepción del mismo por los montevideanos como algunas causas de soledad, pérdida
de sentido y vacío existencial (Veiga 2008: 156-157).
“Los habitantes de los barrios montevideanos se interrelacionan cada vez más entre
iguales y se segregan de quienes son diferentes. Esto conforma redes homogéneas en las
cuales el flujo de recursos es limitado al intercambio entre pares y limitan fuertemente la
interacción entre las clases (CEPAL 1999)” (Veiga 2008:155). Este autor considera el
deterioro de calidad de vida (acceso a servicios de salud, deserción y empeoramiento de
condiciones de la educación, desigualdades de género y generacional respecto a los
jóvenes, violencia doméstica, drogadicción, quiebre de la familia, sensación de
inseguridad que trae sospecha en los barrios pobres entre los propios vecinos) como la
percepción del mismo por los montevideanos como algunas causas de soledad, pérdida
de sentido y vacío existencial (Veiga 2008: 156-157).
Pero últimamente procesos de polarización y fragmentación urbana han dado lugar a una
diferenciación cultural entre las clases sociales, en sectores con necesidades básicas
culturales insatisfechas (Achugar et al 2003). Los eventos económicos de principios del
siglo XXI inclinan los componentes culturales de la exclusión social en las zonas más
pobres de Montevideo, donde un sector integrado globalizado de las zonas más pudientes
tienen acceso a las innovaciones tecnológicas en forma cotidiana, con escaso tiempo
dedicado al consumo televisivo y tiempo libre dedicado a lectura de libros. Por su parte
24
surge el sector de infra-consumo cultural de quienes viven en zonas de menor nivel
socioeconómico: sus medios le impiden acceso a la tecnología excepto a la televisión
abierta, alejadas de los eventos culturales por costo y dificultades de obtener locomoción
para llegar a los mismos.
Sin embargo, intentan mantener parte de las pautas culturales de su origen de clase media,
con una interpretación crítica de los contenidos de la televisión a la que pueden acceder
gratuitamente y conservando la costumbre de la lectura de libros, al menos uno por año.
Esto los diferencia, como “nuevos pobres” viviendo en asentamientos respecto a las
costumbres de los tradicionales habitantes de su nuevo entorno, lo que “no expresa
cabalmente la formación e subculturas propias” (Radakovich 2010:291).
8
“ha demostrado que, por cada punto que un hogar avanza hacia la caminabilidad, su valor aumenta
típicamente entre u$s 500 y u$s 3000” (traducción propia).
25
CONCLUSIONES
Estas pautas de convivencia urbana tienen una tendencia al cambio para adaptarse a las
nuevas condicionantes económicas y sociales, modificando hasta el sentido y uso
histórico de los distintos barrios. La historia urbana es un índice de los acontecimientos
macro a nivel internacional y sus consecuencias locales: guerras, hambrunas,
persecuciones ideológicas, religiosas o étnicas, cambios tecnológicos, nuevas formas de
comunicación, todas afectan lo cotidiano individual, grupal y por ende, barrial.
No hay receta mágica para mejorar la realidad, a pesar de los esfuerzos de poderes
públicos de todos los partidos, de organizaciones comerciales, industriales, sociales,
sindicales, organizaciones no gubernamentales laicas y religiosas, locales e
internacionales, así como de grupos auto convocados a nivel local. Políticas estatales han
tenido distintos resultados, desde buenos a fracasos rotundos, y su valoración depende de
qué vereda el observador ocupe, de sus ideas e intereses personales y grupales.
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2017 bajado de internet 09:13.
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ÍNDICE
Resumen 1
Abstract 1
Hipótesis 2
Historia de algunos barrios 2
Algunas corrientes de inmigración 6
Circunstancias que afectan la vida urbana 10
Urbs vs. Civitas 14
Cotidianeidad urbana 20
Conclusiones 26
Bibliografía 27
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