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Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Palermo, Hernán M.; León Salazar, Carlos


TRABAJO, DISCIPLINA Y MASCULINIDADES: UN ANÁLISIS COMPARADO ENTRE
DOS INDUSTRIAS EXTRACTIVAS DE ARGENTINA Y MÉXICO
Nueva Antropología, vol. XXIX, núm. 85, julio-diciembre, 2016, pp. 53-74
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15953522004

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TRABAJO, DISCIPLINA Y MASCULINIDADES:
UN ANÁLISIS COMPARADO ENTRE DOS INDUSTRIAS
EXTRACTIVAS DE ARGENTINA Y MÉXICO*

Hernán M. Palermo**
y Carlos León Salazar***

Resumen: El presente artículo analiza la consolidación de la disciplina fabril en el interior de los


espacios de trabajo y su relación con la construcción de un orden de género. Nos interesa com-
prender y analizar las formas en que las empresas, apoyadas en determinados métodos de orga-
nización del trabajo, buscan configurar y especificar disciplinas fabriles que consoliden un perfil
de trabajador que culminan fortaleciendo formas de ser hombres en el ejercicio laboral. Para tal
propósito analizaremos dos casos paradigmáticos de colectivos obreros considerados esencial-
mente masculinos: los petroleros de Argentina y los mineros de México.
Palabras clave: trabajo, disciplina fabril, masculinidad, género.

Abstract: The present article analyzes the consolidation of industrial discipline in workplaces and
its relationship with the construction of an order of gender. We are interested in understanding
and analyzing the ways in which businesses, with support from certain methods of work-related
organization, seek to configure and specify industrial discipline which consolidates a profile of the
worker that results in strengthening the ways of being a man in carrying out one’s work. To this
end, we shall analyze two paradigmatic cases of workers’ collectives considered to be essentially
masculine: workers in oil fields in Argentina and miners in Mexico.
Keywords: Work, industrial discipline, masculinity, gender.

Introducción la relación entre la manufactura de la


masculinidad y la disciplina fabril.

C
omprender la consolidación del Las administraciones empresarias,
poder en el interior de las “fábri- como detentoras del poder, intentan
cas” por parte de las empresas, conducir, poner frenos y controles a la
implica entender —entre otras cosas—, “fuerza de masa” que genera un gran

(gat): http://grupoantropologiadeltrabajo.
*Una versión preliminar de este trabajo fue blogspot.com/. Línea principal de investigación:
presentada en el grupo de trabajo “Hegemonía, Trabajo y Masculinidad. Correo electrónico:
formación de los trabajadores y proceso de tra- hernanpalermo@gmail.com
bajo”, 12o. Congreso Nacional de Estudios del ***Doctor en Estudios Sociales por la Uni-
Trabajo-aset. versidad Autónoma Metropolitana-Iztapala­
**Doctor en Ciencias Antropológicas. Inves- pa. Es integrante del Grupo de Antropología
tigador del Centro de Estudios e Investigacio- del Trabajo (gat). Línea principal de investiga-
nes Laborales (ceit-conicet-Argentina). Forma ción: Trabajo, subjetividad y poder. Correo elec-
parte del Grupo de Antropología del Trabajo trónico: losconfines@gmail.com

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54 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

número de obreros coordinados en un ción capitalista. Es decir, se requiere


mismo proceso de trabajo. Braverman del trabajador una disciplina que, den-
planteó que “el capitalista se esfuerza, tro y fuera de la jornada de trabajo,
a través de la administración, por con- conserve las condiciones de la produc-
trolar. Y el control es en efecto el con- ción de la fuerza de trabajo.
cepto central de todos los sistemas de Por lo dicho hasta aquí, el horizonte
administración” (Braverman, 1974: de nuestra investigación se ubica en el
87). Retomando esta idea pero comple- análisis de las formas en que la disci-
jizándola, planteamos que el control plina fabril interviene en el ámbito la-
coercitivo y externo es una cara de la boral, estructurando prácticas sociales
moneda. Su lado anverso es la interio- en que los hombres viven, piensan y
rización de prácticas, saberes, repre- sienten las relaciones de género. El
sentaciones a partir de la consolidación foco del análisis estará alrededor de la
de consensos.1 En definitiva, el reverso relación entre la disciplina fabril y la
y anverso de la misma moneda es la consolidación de un determinado or-
afirmación de una disciplina a la que de­ den de las relaciones de género. Nos
nominaremos disciplina fabril que interesa comprender las formas en que
otorga sustento a las prácticas y repre- las empresas, a través de la coordi­
sentaciones de los colectivos obreros. nación del proceso productivo y los re-
El sujeto disciplinado no es el tra- querimientos de éste, configuran y
bajador individual, sino la clase traba- especifican determinadas disciplinas
jadora, que se somete a las condiciones fabriles con el objetivo de consolidar
objetivas y subjetivas por la dependen- un perfil de trabajador. Intentamos
cia ante el capital, surgida, garantiza- también reflexionar acerca de los mo-
da y perpetuada por las condiciones dos en que las demandas empresaria-
mismas de la producción. les se confrontan y/o articulan con el
El capital requiere que los poseedo- conjunto de tradiciones, aspiraciones,
res y reproductores de la fuerza de traba- emotividades, valores y expectativas
jo provean y entreguen una mercancía de los universos simbólicos que orien-
con las cualidades y en las cantidades tan las prácticas de los trabajadores.
requeridas por las necesidades de la Para analizar la tensión de estos proce­
acumulación. Es preciso entonces, que sos, que conducen por determinadas
los productores de la mercancía fuerza sendas la construcción de tipos especí-
de trabajo adopten (y reconozcan como ficos de trabajadores indisociables de
propios, en el orden “interno”) deter- ciertos modelos de “ser hombre(s)”, es-
minados hábitos, actitudes, instruccio- tudiamos dos casos paradigmáticos de
nes y costumbres para cumplir con el colectivos obreros considerados “esen-
orden y las exigencias de la produc- cialmente” masculinos: los petroleros
de Argentina y los mineros de México.
Los casos comparten características
1
En palabras de Burawoy (1989) estaría- productivas comunes: ambos corres-
mos haciendo referencia a “consentimientos”. ponden a industrias pesadas de ex-
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 55

tracción, productoras de insumos conocen los cambios en las habilidades


minerales, con procesos de producción y en las virtudes requeridas para el
continuos (24 horas al día, 7 días a la trabajo. Más que la valentía o la te­
semana) y con jornadas laborales que meridad, los mineros prefieren desta-
suelen prolongarse más allá de las 8 car, como caracteres positivos en sus
horas diarias, organizadas en trabajo autodefiniciones, el conocimiento de la
por equipos o por turnos rotativos. maquinaria, la capacitación y la ac-
Tanto el mercado de trabajo petrolero tualización técnica para manejarla, la
como el minero pueden considerarse atención a los procedimientos de tra-
nichos laborales para hombres y de ex- bajo, el respeto hacia los trabajadores
clusión para las mujeres; sin embargo, con experiencia, el cumplimiento de
a pesar de las similitudes menciona- las normas de seguridad y cierta “men-
das y como buscamos exponer en este talidad” para realizar el trabajo “bien,
artículo, las características específicas rápido y a la primera”. Respecto a los
de la organización del trabajo y de la petroleros, una cuadrilla de trabaja­
disciplina fabril expresan diferentes dores en un yacimiento puede estar
formas de masculinidad. conformada por 15 o 18 personas que
En lo concerniente al trabajo en la pertenecen a diferentes empresas, y
minería, la empresa que estudiamos que cumplen variados roles y ostentan
utiliza sistemas mecanizados para la distintas jerarquías. El grupo de me-
extracción de carbón. La construcción nor jerarquía está conformado por los
de túneles subterráneos, el desgaja- operadores de boca de pozo, los cuales
miento del mineral de los mantos y su realizan tareas estrictamente manua-
traslado hacia el exterior se realiza con les. Estos se dividen en operador de
el apoyo de maquinaría de alta tecno- primera, de segunda y de tercera. En
logía. Contrario a lo que sucede en la la jerarquía ascendente, el que le sigue
extracción de carbón mediante méto- es el enganchador, quien realiza la la-
dos “tradicionales” —que utilizan herra- bor más difícil y peligrosa, ya que tra-
mientas simples como el pico, la pala o baja colgado en el piso del enganche, a
perforadoras neumáticas ac­tivadas fun- una distancia de entre 10 a 20 metros
damentalmente con el desgaste de la del nivel de suelo. En el siguiente
fuerza motriz de los trabajadores— los puesto, el maquinista opera la grúa, lo
sistemas mecanizados movilizan la que requiere cierto manejo de tecnolo-
maquinaria con un intenso consumo gía hidráulica. Los operadores, el en-
de energía eléctrica, por lo que la de- ganchador y el maquinista realizan las
manda de habilidades no privilegia el operaciones centrales en el proceso
despliegue de las capacidades físicas productivo, ya que maniobran el equi-
de los cuerpos de los trabajadores. Si po de perforación. Los siguientes pues-
bien la mayoría de los obreros reivindi- tos con responsabilidad de mando son
can su “herencia minera” —por tener el de encargado de turno y jefe de equi-
antepasados con experiencia en los po. Ellos no realizan operaciones; son
métodos “tradicionales”— también re- puestos estrictamente de control.
56 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

Nuestra propuesta confronta a la masculinidades, debida a una supues-


tradición de investigación sobre las lla- ta transformación de roles entre los
madas “nuevas formas de organización géneros, producida por la entrada de
del trabajo”. Estas investigaciones han las mujeres al mercado laboral y por el
identificado la relación entre la racio- declive de las oportunidades de empleo
nalización de los procesos de trabajo para los varones (Jiménez y Tena,
“posfordistas” con la formación de un 2007). Se llega a decretar, incluso, la
“nuevo” perfil de trabajador (Linhart, “agonía” del “antiguo orden industrial
1997;2 Gaudemar, 1991), comprometi- de género”, por el tránsito de la econo-
do e identificado con las metas de la mía hacia un capitalismo “posindus-
empresa, participativo e involucrado trial”, donde el varón ya no constituye
con la calidad y con la innovación cons- la principal fuente de ingresos y donde
tante de los procesos productivos (Fi- emergen de formas familiares menos
gari y Hernández, 2008). Sin embargo, convencionales y más diversas, al
si bien se ha puesto acento en los reno- tiempo que las sexualidades disiden-
vados mecanismos de control normati- tes de la heterosexualidad obligada
vo que condicionan la identificación son precursoras de nuevos acuerdos
subjetiva de los trabajadores y el desem­ domésticos (Fraser, 1997: 56).
peño de nuevas competencias labora- No obstante, sin desestimar proce-
les afines con los objetivos del capital, sos como el declive de antiguas áreas
poco se ha reflexionado acerca de los industriales, la inseguridad de perma-
efectos de las nuevas formas de con- nencia en el trabajo, así como la mayor
trol y regulación en todo aquello que participación femenina en el empleo
los hombres-trabajadores dicen y ha- asalariado —que darían lugar a “nue-
cen, y se les dice y se les obliga a hacer, vas” configuraciones de género—, con-
para seguir siendo hombres y tratados sideramos que los casos analizados en
como tales. este artículo se tornan relevantes, ya
Por otro lado, las investigaciones que al ser definidos excluyentemente
que atienden la vinculación del orden como trabajos para hombres, encontra-
de género con la división del trabajo en mos correspondencia con el plantea-
las sociedades contemporáneas, vis- miento de Connell (2006: 198), cuando
lumbran variaciones notorias en los afirma que “la modernidad se caracte-
mercados de trabajo en las últimas dé- riza por considerar que el mundo ‘labo-
cadas. Algunos diagnósticos determi- ral’ se define culturalmente como el
nan una situación de “crisis” en las espacio de hombres”. En las industrias
extractivas que estudiamos (la petrole-
ra y minera), se verifica una sólida di-
2
La tesis de Linhart resulta esclarecedora, visión sexual del trabajo, forzada por
en el sentido que sostiene que el foco de las in- los criterios culturales y productivistas
novaciones en los espacios del trabajo estuvo
dado en la transformación de los trabajadores
que consideran más aptos a los cuer-
más que en la reorganización del proceso de pos de los hombres para afrontar los
trabajo. riesgos del trabajo en estas activida-
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 57

des.3 El estudio comparativo de ambos En este sentido, consideramos que la


casos nos aporta elementos analíticos manufactura de la(s) masculinidad(es)
para fortalecer la noción acerca de que, se constituye como parte fundamental
dentro del orden de género de las socie- de los atributos técnicos requeridos para
dades capitalistas, las distintas mane- el trabajo. Las tentativas em­presa­
ras de “hacerse hombre” se encuentran riales para controlar la fuerza de tra-
condicionadas de forma relacional por bajo se insertan en el modelaje de
las heterogéneas maneras de “hacerse de­terminados tipos de hombre-tipos de
mujer”. Nuestro análisis también pre- trabajador, en posibilidades según sea el
tende develar cómo este proceso rela- caso, de actuar como un “gorila amaes-
cional se encuentra configurado al trado” (conforme a los principios taylo-
calor de la tensión capital-trabajo. ristas de la “administración científica”),
El presente artículo se nutre de al- o bien, de restituir el nexo psicofísico en
gunas propuestas de los estudios sobre sus capacidades como trabajador, como
masculinidades, los cuales, aprove- condición de su identificación y compro-
chando la construcción analítica y de miso subjetivo que garantizan la parti-
denuncia sobre el régimen patriarcal cipación activa y voluntaria en el logro
desarrollada por las teorías feminis- de las metas de la empresa (como ca-
tas, han retomado el postulado que racterística de las llamadas nuevas for-
considera a la distinción entre el tra- mas de organización del trabajo).
bajo doméstico, no remunerado, y el Este artículo se basa en el análisis
trabajo asalariado como una estructu- de información producida con técni­
ra primaria del sistema de género en cas de investigación cualitativa con
la sociedad capitalista (Connell, 2006; petroleros4 de la Patagonia Austral,
Federici, 2014). Coincidimos en ubicar en Argentina, y con mineros5 de la
la configuración del trabajo asalariado
como cimiento económico de las mas- 4
Intentando hacer una evaluación proviso-
culinidades que, en la economía capi- ria, a partir de la eph (Encuesta Permanente de
talista, coloca en una situación de Hogares que se realiza en algunas ciudades
subordinación a las mujeres. de Argentina), podemos estimar que alrededor
de 15 000 o 16 000 trabajadores se encuentran
vinculados a la industria petrolera. De este
3
No serían las características estrictamente modo, la industria petrolera abarca, estimativa-
biológicas las que determinan la mayor o menor mente, entre el 20% o 22% de los trabajadores
aptitud de los cuerpos de hombres o mujeres para ocupados en la ciudad de Comodoro Rivadavia,
la actividad industrial, recordemos, en ese senti- siendo la primera actividad laboral seguida por
do, que “antes que se prohibiera el trabajo de las la actividad comercial y la construcción. Vale
mujeres y los niños (de menos de 10 años) en las aclarar que estas dos últimas ramas de la in-
minas, el capital llegó a la conclusión de que el dustria están en gran medida dinamizadas por
procedimiento de utilizar en las minas de carbón la infraestructura que requiere la actividad pe-
y de otra índole mujeres y muchachas desnudas, trolera para su desarrollo.
a menudo mezcladas con hombres, estaba tan de 5
La empresa carbonífera para la que traba-
acuerdo con su código de moral y sobre todo con jan los mineros que estudiamos tiene una plan-
su libro mayor, que sólo después de la prohibición tilla laboral cercana a los 3 000 obreros y utiliza
recurrió a la maquinaria” (Marx, 1964). sistemas mecanizados de minado subterráneo
58 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

cuenca carbonífera de Río Escondido, Disciplina fabril


en Coahuila, México. y construcción
Analizamos contrastadamente, en De masculinidades
un primer apartado, las maneras en que
las diferentes formas de construc­ción Dice Bourdieu: “si las mujeres someti-
de masculinidades se engranan con los das a un trabajo de socialización que
requerimientos específicos de la dis­ tiende a menoscabarlas, a negarlas,
ciplina fabril en los casos de la indus- practican el aprendizaje de las virtu-
tria petrolera y minera. En el segundo des negativas de abnegación, resigna-
apartado, estudiamos las prácticas y ción y silencio, los hombres también
representaciones petroleras y mine­ son prisioneros y son víctimas subrep-
ras sobre las masculinidades que, de ticias de la representación dominante”
manera dinámica y contradictoria, (2012: 67). Tanto los varones como las
pueden fortalecer o tensionar las disci- mujeres estamos sometidos(as) a una
plinas fabriles que, fundamentalmen- cultura del género (Scott, 2008; Lamas,
te, nutren el orden patriarcal de la 1994) que nos enfrenta constantemen-
dominación y el género. En la parte fi- te a una socialización excluyente que
nal, apuntamos algunas reflexiones y aprehendemos desde la más temprana
planteamos ciertos interrogantes que infancia y luego se ejercita sin mucha
nos llevan a continuar indagando en el reflexión. El modelo de masculinidad
campo del género, las masculinidades, incluye entre sus representaciones la
el poder y el trabajo. heterosexualidad y un rechazo activo a
la homosexualidad por asociarla con
denominados “minero continuo” y “frente larga”.
ciertos significantes cercanos a la femi-
La perforación de túneles inclinados y la cons- nidad y por ende, como plantea Norma
trucción en el subsuelo de galerías para la ex- Fuller (1997) a lo “abyecto”, el negativo
plotación de los mantos de carbón, se realiza contra el cual se diseña el ejercicio de
apoyada en sistemas de maquinaría de alta
tecnología tanto para la tumba del mineral
la masculinidad.
como para su traslado hacia el exterior. Con­ Los ámbitos laborales de los mine-
trariamente a lo que sucede en la extracción ros como el de los petroleros se caracte-
de carbón mediante métodos “tradicionales” rizan por ser espacios excluyentemente
—que utilizan herramientas simples como el
pico, la pala o perforadoras neumáticas movili-
de hombres, y en los que se revitalizan
zadas fundamentalmente con el desgaste de la —y exacerban— diversos patrones de
fuerza motriz de los trabajadores—, los siste- masculinidad. Tal como expresa Con-
mas mecanizados movilizan la maquinaria con nell (1995), la masculinidad es un or-
un intenso consumo de energía eléctrica, lo que
les permite una capacidad para producir hasta
denamiento social e histórico mediante
dos mil toneladas de carbón por hora. El siste- el cual los hombres se comprometen en
ma de producción en la empresa minera, como una posición de género; así, configura
veremos en el desarrollo de este artículo, de- efectos concretos en las prácticas, las
manda a los trabajadores cualidades y califica-
ciones que no privilegian en el despliegue de
experiencias corporales y las represen-
las capacidades físicas de los cuerpos de los tra- taciones acerca de lo masculino y su
bajadores. relación con lo femenino. En tal senti-
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 59

do, el aspecto “natural” de la masculi- heterogéneas entre los grupos de tra-


nidad está referido a cierto semblante bajadores aquí analizados y en las que
físico de fortaleza, fuerza y demostra- la relación con la feminidad y lo que re­
ción de hombría. Cuando hemos in­ presenta toma ribetes diferenciados.
dagado en el significado acerca del Los vínculos entre hombres, que
trabajo, mineros y petroleros reponen “nacen” del carácter social de la produc-
un discurso construido sobre la manu- ción, moldean los rasgos de cierta(s)
factura de la masculinidad: “este tra- masculinidad(es) en los colectivos
bajo es cosa de hombres”, o “esto no es obreros. Sin embargo, las agencias y
para señoritas”, o también “esta em- los agentes empresarios —en sus fun-
presa no da trabajo a mujeres”, demar- ciones para organizar, dominar y con-
cando el sentido de lo masculino. ducir la cooperación y la división del
El desafío es pensar cómo se esta- trabajo necesarias en los procesos pro-
blecen y aprehenden ciertos patrones ductivos— median la construcción de
de masculinidad que culminan fortale- patrones de masculinidad entre los co-
ciendo formas de “ser hombres” en el lectivos obreros, o bien, intervienen en
ejercicio del trabajo. Dentro de esos los atributos y códigos culturales de
ámbitos, opera un mapa cognitivo que las masculinidad(es), para capturarlos
indica qué cosas son legítimas y cómo y orientarlos en una forma útil para el
lograr legitimidad en el interior de los orden de la producción.
grupos. Como señala Connell, el ámbi- Podemos entablar cierta analogía
to del trabajo es una “estructura prin- entre el espacio de trabajo de los mine-
cipal” de las relaciones de género de las ros de México y el de los petroleros de
sociedades industriales (ibidem: 108- Argentina: ambas son actividades ex-
109), siendo un espacio privilegiado tractivas; al mismo tiempo son traba-
para comprender las formas en que los jos arduos por los turnos de trabajo
trabajadores van incorporando un rotativos que organizan las jornadas;
ethos alrededor de la masculinidad y son trabajos altamente peligrosos en el
en el que las empresas son actores cla- que un accidente puede costar la vida;
ves en esa configuración a partir de los en varios de los puestos de trabajo se
requerimientos de la producción. ejecutan actividades manuales, y son
Aquellas formas variadas de compor- excluyentemente de varones y valo-
tarse como verdaderos hombres son rados socialmente como ámbitos mas-
aumentadas y modeladas en virtud de culinizados. Lo interesante es que a
una disciplina fabril orientada a confi- pesar de las similitudes se expresan
gurar una fuerza de trabajo acorde con variados conceptos acerca de lo que
los intereses de los objetivos de la pro- significa “ser hombres” y su relación
ducción. Lo que resulta interesante es con la feminidad. En el momento del
cómo, a partir de los requerimientos de ejercicio concreto del trabajo, se deli-
la disciplina fabril, se configuran di- nean, tanto en los petroleros como en
versas manufacturas de la masculini- los mineros, diversas manufacturas de
dad con prácticas y representaciones la masculinidad dinamizadas por los
60 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

requerimientos empresarios y en defi- “prestigio” por el saber especializado y


nitiva movilizadas por la configuración excluyente del varón, y por último, un
de heterogéneas formas de la “discipli- sentido de pertenencia al lugar. Estas
na fabril”. características del trabajo de los hom-
bres en los pozos petroleros y en las
“El pozo manda” y “la mina te minas, sancionadas socialmente, con-
enamora” forman y se reconforman como prác­
ticas de solidaridad y camaradería
En estos espacios de trabajo la deli­ masculina, que segregan la participa-
mitación de ser “un trabajo de hom- ción de las mujeres, definen la orga­
bres” actúa como una frontera de lo nización del acceso a los recursos
masculino, un recordatorio constante salariales y diferencian los ámbitos de
de aquello que genera un rechazo y/o poder de los hombres y las mujeres
que debe ser dominado: lo femenino. (McDowell, 1999: 149 y 150).
Por ello la recurrencia de que el “traba- Ahondando en las formas de orga-
jo es cosa de hombres”, o que las muje- nización del trabajo, el caso de los pe-
res “no tienen ni para qué entrar” en troleros de Argentina, los turnos de
los espacios del trabajo extractivo. El trabajo se caracterizan por ser rotati-
rechazo y/o el deseo de dominación que vos con dos formatos extendidos: el de
suscita lo femenino definen los contor- “14 x 14” con permanencia en el equipo
nos del universo del varón, en la medi- y el de 12 horas por día sin permanen-
da en que las relaciones de género cia. En el primero, se trabaja sin inte-
implican poder y le atribuyen a un gé- rrupción 14 días con turnos de 12
nero, el masculino, prioridad sobre el horas y luego hay 14 días de descanso.7
femenino. El otro modelo de turno más utilizado
En los espacios de trabajo reserva- es el de 12 horas por día. Los trabaja-
dos para los hombres, se ponen en jue- dores van y vienen todos los días cum-
go atributos y códigos culturales pliendo ese horario.8 Bajo este formato
asociados con la manufactura de cierta se trabaja de forma diurna y nocturna.
masculinidad, que se articulan como Las jornadas de trabajo se caracte-
atributos identitarios. El “orgullo” se rizan por ser realmente extenuantes
expresa en el ejercicio del trabajo reali-
zado y concretado codo a codo; el “he- insertos en estas instituciones, siendo una for-
roísmo” es otro de los componentes de ma de legitimidad dentro del grupo a partir de
la masculinidad al enfrentar a la natu- la exposición de situaciones de peligro para lue-
go conversar aquellas experiencias riesgosas y
raleza para extraer sus riquezas;6 el haber sobrevivido a ellas.
7
Este cronograma lo cumplen los jefes de
6
El “mito del héroe” resulta un elemento in- equipo, los company man, los mecánicos, los quí-
teresante que analizar en la constitución de la micos, los inyeccionistas, algunos electricistas
masculinidad. Figueroa Perea (2005) analiza la de equipo y otros.
noción de masculinidad en las Fuerzas Arma- 8
Este formato de turno abarca a los puestos
das de América Latina. En su análisis da cuenta de operadores de boca de pozo, enganchadores,
de cómo actúa el “mito del héroe” en los varones maquinistas y jefes de turno.
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 61

para los trabajadores. Dado el ritmo ciliar el sueño. Varios trabajadores nos
intenso se torna necesaria la creación han revelado que en los turnos de 14 ×
de intersticios de tiempos ganados por 14, a partir del décimo día comienzan a
los trabajadores para el descanso y la sentir una especie de torpeza, entume-
recuperación. En general los descan- cimiento o como lo denominan “embo-
sos suelen organizarse en circuitos ro- tamiento”. Este padecimiento no es
tativos en grupos de dos personas otra cosa que el cansancio extremo
durante 40 o 50 minutos. Estos mo- provocado por el escaso tiempo de re-
mentos de descanso son indispensa- cuperación, las condiciones de trabajo,
bles para la recuperación física de los las inclemencias del tiempo, el aisla-
trabajadores, lo que logra generar cier- miento social, etcétera. Andar “embo-
ta reparación de las energías. tado” es el efecto del trabajo sobre el
En este sentido, para los trabajado- cuerpo. Frente a esta situación y al
res que pernoctan o que realizan per- preguntar por qué se soportan estas
manencia en los equipos, el tema del condiciones de trabajo resulta absolu-
descanso resulta una de las problemá- tamente significativa la respuesta: “el
ticas más acuciantes. Como nos han pozo manda”. Cuando hemos indagado
relatado, se aprende a dormir de a ra- en el significado de dicha expresión,
tos, mientras mantienen su atención reponen con rapidez un discurso cons-
constante en el proceso productivo du- truido sobre la manufactura de la mas-
rante los 14 días que dura el turno. Por culinidad: “el pozo manda y este
otro lado, a los que van y vienen se les trabajo es cosa de hombres. Hay que
suma otro problema: los pozos de per- bancársela”. Este ethos apropiado y
foración están ubicados a varios kiló- ejercido por los trabajadores del oro
metros de distancia de la ciudad de negro consolida una “disciplina fabril”
Comodoro Rivadavia. Entre ida y vuel- que niega las condiciones laborales y
ta se calculan cuatro horas de viaje. En las consecuencias dilapidadoras de la
consecuencia, en el mejor de los casos fuerza de trabajo.
el tiempo real de descanso termina En relación con los mineros, el sis-
siendo de ocho horas diarias: una ro- tema de trabajo es también por turno
tunda reducción del tiempo necesario continuo; es decir, la extracción de car-
para la recuperación entre jornadas. bón se realiza las 24 horas del día, los
Este agotamiento producto del poco siete días de la semana y los 365 días
tiempo de recuperación del desgaste del año. Cada día se divide en tres jor-
obrero aparece en las distintas frases nadas de ocho horas cada una, en las
tales como: “dormís cuando podés”, “si que cada cuadrilla o grupo de trabajo
trabajás en turno no dormís”, “vivo con se sucede continuamente. Durante
insomnio”, “duermo de a ratos”, etcéte- cada jornada, en los diferentes depar-
ra. O también se expresa en el alto con- tamentos de trabajo, es posible que la
sumo de diversos fármacos destinados producción tenga “puntos muertos”
a hacer “soportable” el trabajo, y cuan- (por el movimiento de maquinaria,
do están en sus casas, para lograr con- traslado de materiales, ventilación de
62 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

túneles, etcétera) que permiten mo- pone en juego para que los mineros
mentos de descanso a los obreros. Sin acepten permanecer por más tiempo
embargo, también es frecuente que los en la mina si con ello corroboran su in-
mineros, sobre todo aquellos que ope- signia de buen proveedor. En los rela-
ran la maquinaria que escarba el car- tos que circulan comúnmente entre los
bón, prolonguen la jornada diaria para mineros para explicar la tendencia a
incrementar sus ingresos salariales. prolongar el tiempo de trabajo en las
Por ello, es usual que con la suma de profundidades de la tierra, insisten en
tiempo extra la permanencia dentro de la expresión “la mina te enamora”. In-
la mina alcance hasta 16 horas diarias, cluso comparan a la mina con una mu-
sin contar al menos una hora, o hasta jer con la que establecen una relación
dos, para ir y venir del hogar al trabajo. de pareja, cuando señalan “la mina es
La aceptación de estos ritmos de tra- como una mujer: si aguantas con ella
bajo por parte de los mineros tie­ne como un mes, después ya no te puedes sepa-
justificante la posibilidad de cumplir y rar de ella”. Al preguntar ¿por qué te
reafirmar el rol del “hombre provee- enamora la mina?, los mineros expli-
dor” que cubre las necesidades mate- can: “porque es un buen trabajo”, “te
riales de la familia. Históricamente, se pagan bien”, “hay prestaciones”, “la em-
ha construido como atributo mascu­ presa te respalda” y otras contestacio-
lino la capacidad para controlar y do- nes que remiten a “las recompensas”
minar las potencialidades productivas obtenidas por el trabajo en los túneles
de la naturaleza.9 Esta construcción se de donde se extrae el carbón mineral.
Resulta interesante contrastar la
9
María González de Chávez, en ese sentido,
expresión “la mina te enamora” de los
refiriéndose a un estudio antropológico en la so- mineros con “el pozo manda” de los pe-
ciedad Munduruku —donde la cacería es el troleros. Las expresiones incluyen va-
principal medio de provisión de alimentos—, se- loraciones y formas de relacionarse
ñala la construcción social de los cuerpos de los
hombres como más aptos para la caza; las muje-
como hombres-trabajadores con lo
res, en tanto, son definidas de modo “natural” por masculino (el pozo) y lo femenino (la
su capacidad para procrear y para la materni- mina) claramente diferenciadas. Las
dad. De este modo, “se supone que las activida- formas en que se concibe la relación de
des masculinas llevan a un desarrollo superior
y trascienden las condiciones naturales de la
los trabajadores, como hombres, con el
existencia para ‘crear’ cultura: trascienden lo lugar de trabajo (el pozo o la mina)
dado biológicamente (la relación madre-hijo) también nos informan sobre las diver-
para dotarse de símbolos y valores, que explican sas modalidades en que la construcción
y controlan la naturaleza” (González de Chávez,
1988: 55). Según el planteamiento de González
de las masculinidades se inmiscuye en
de Chávez, en la legitimación de la posición do- la consolidación de la “disciplina fabril”.
minante, mediante la apropiación de distintos
instrumentos de poder, subyace un deseo in-
consciente masculino de dominar y controlar las por medio de ritos y conocimientos míticos, que
potencialidades de la mujer, expropiándolas de excluyen la participación de las mujeres, negán-
su potencialidad exclusiva de procrear. La rei- doles la potencialidad reproductiva que siempre
vindicación masculina de autoridad se refuerza poseen como privilegio incuestionable.
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 63

En el caso de los mineros se acentúa, tamente la transformación del “factor


con el “enamoramiento”, una connota- humano”, con la promoción de una
ción de cortejo y seducción: el hombre, “nueva mentalidad” entre los trabaja-
al ejecutar el arte del trabajo, debe dores, comprometida e identificada
conceder su tiempo, esfuerzo y sacrifi- con las metas de la empresa. Los dis-
cios para obtener de la mina las recom- positivos de gestión, por un lado —en
pensas para la satisfacción de sus su dimensión técnica/productiva—
deseos. En cambio, los petroleros son introducen los paradigmas de la cali-
dominados por un espacio connotado dad total y la normalización de tareas,
con significantes masculinos que tiene que se concretan como prescripciones
autoridad de mando. en los procedimientos de trabajo. Por
otro lado —en su dimensión político/
Diversas masculinidades para cultural— con métodos pedagógicos
distintas políticas para inducir pautas de hábitos y con-
manageriales ductas, se busca que los mineros “se
conduzcan por sí mismos” para que
Cabe remarcar que en el momento del adopten prácticas responsables y dis­
ejercicio concreto del trabajo, se deli- ciplinadas en el trabajo. Con estos mé-
nean, tanto en los petroleros como en todos, las agencias y los agentes
los mineros, diversas manufacturas de empresariales buscan, claramente,
la masculinidad dinamizados por los construir  “un modo de ser en el traba-
requerimientos de empresarios y, en
definitiva, movilizados por la configu-
1997, que se dedica a la venta de servicios y ma-
ración de heterogéneas formas de la teriales de gestión. La empresa ofrece, según la
“disciplina fabril”. Las masculinidades publicidad de su sitio en internet, “soluciones
son posiciones relacionales respecto a que requieren un cambio en la conducta huma-
la noción de feminidad y relativas en na” en las áreas de liderazgo, ejecución, produc-
tividad, confianza, desempeño en las ventas,
concordancia con los contextos histó­ lealtad del cliente y educación. FranklinCovey
ricos y espaciales situados. Lo intere- ofrece conferencias, cursos de capacitación y lite-
sante para nuestro análisis son las ratura de management, así como herramientas
prácticas y representaciones de la(s) para la evaluación del desempeño de personas,
grupos y corporaciones, para la reingeniería de
masculinidad(es) diversa(s) que se ejer- procesos y para el entrenamiento del “recurso
cen en espacios laborales semejantes. humano” según las necesidades específicas de
En el caso de la compañía minera de cada cliente. La “filosofía” con que la consultora
México, los métodos de organización FranklinCovey diseña sus sistemas de gestión
—“orientados hacia el éxito y la felicidad”— se
de la producción introducidos a par- inspira en “Las trece virtudes” para cultivar el
tir de la contratación, en 2006, de los bagaje espiritual de las personas, de Benjamin
servicios de la consultora de manage- Franklin (uno de los padres fundadores de Esta-
ment FranklinCovey,10 buscan explíci- dos Unidos de América), y en “Los Siete hábitos
de la gente altamente efectiva”, del gurú del ma-
nagement Stephen Covey, donde se pregona la
10
FranklinCovey es una compañía consulto- revolución ética en la vida cotidiana y en la em-
ra de management estadounidense, fundada en presa para lograr victorias privada y públicas.
64 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

jo”, indisociable de “un modo de ser de otra manera a lo que te dice el pro-
hombre”. Los siguientes extractos de cedimiento de trabajo, qué hacer para
entrevistas nos otorgan una aproxi­ que no me pase algo y luego, al final,
mación de esta relación entre mas­ actuar. Y ahí marcas todo, cómo poder
culinidad, “disciplina fabril” y la hacer este trabajo más rápido y con
transferencia de la responsabilidad em- menos tiempo, más fácil. Eso de la ac-
presarial de control hacia los mismos titud inquisitiva es muy, muy, muy
trabajadores: importante. Para cada trabajo, cada
cosa diferente que vas a hacer. Has
No falta uno que otro que sí tenga mie- de cuenta que eso a nosotros nos lo
do, pero lo identificamos el temor, la inculcaron, de que uno dice, “actitud in­
persona que tiene temor lo reubica- quisitiva”, porque dices tú, “este trabajo
mos. Pero, aunque no es lo normal, ya lo hice”, pero, o sea qué puedes hacer
aquí está permitido tener miedo. Lo mejor para que no te accidentes o
que no es­tá permitido es no atender los para que no te pueda pasar una le-
procedimientos de trabajo. Si tú andas sión. O sea, tú te pones a pensar, yo lo
como trabajador con una cuadrilla y hice antes, y lo hice así y así, cómo
ves que algún compañero que, de lo puedes mejorar el trabajo, para po-
acuerdo al procedimiento, ya lo está der a la mejor terminar más rápido y
haciendo mal, tienes el derecho y la mejor, sin que te accidentes (minero
obligación de decir, “¡Ey!, espérate, el ayudante general, entrevista reali­
procedimiento marca esto”, o sea, “eso zada en 2012). [Las negritas son
lo estás haciendo mal (gerente de Sa- nuestras]
lud ocupacional, entrevista realizada
en 2012) [Las negritas son nuestras] Los efectos de los métodos de ges-
Los cinco pasos del stop (Seguri- tión del trabajo son notorios en la cons-
dad en el Trabajo por Observación trucción discursiva de los mineros
Preventiva) lo marcan todo […]. Los sobre el “buen trabajador”. En sus au-
principios stop es: decida, decídase a todescripciones, está ausente cual-
trabajar con mayor seguridad, y luego quier figura que se pueda asociar con
me detengo físicamente a observarme alguna noción del “macho minero”; no
a mí mismo, que tenga yo mi equipo suele haber alguna mención del tipo
de seguridad, que esté bien protegido. “hay que ser muy hombre” para traba-
Lo observo, observo mi área de traba- jar en la minería. Tampoco es parte del
jo, lo que me puede estorbar, hacer un universo de los mineros la atribución
orden de limpieza. Luego, checo mi de algún rasgo culturalmente cons-
trabajo, qué es lo que voy a hacer y qué truido de feminidad o de homosexuali-
no. Pienso en lo que voy a hacer y qué me dad para quien expresa miedo para
puede pasar si no hago lo que voy a ha- trabajar en el interior de la mina, ni
cer. Ahí entra la actitud inquisitiva, para quien llega a realizar mal alguna
en el momento [en que te preguntas] tarea. Las características con que los
qué te puede pasar, si haces el trabajo mineros prefieren expresar las concep-
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 65

ciones sobre sí mismos son, entre otras, bles trabajadores petroleros, la idea de
la posesión de “ganas de superarse y que el universo del petróleo es “un tra-
de aprender”, tener “la mentalidad de bajo de hombres” y para realizarlo hay
ganar-ganar”, “sacar el trabajo por ti que tener “aguante” aparece como recu-
mismo, sin necesidad de que te estén rrencia en las expresiones de los hom-
empujando”, hacerlo “rápido y con lim- bres petroleros. Contrariamente a lo
pieza”, asumir “un buen comporta- analizado para el caso de los mineros,
miento en el trabajo, en la casa y en la reaparece una idea de virilidad aso­
comunidad”, estar dispuesto a “aportar ciada con la fortaleza y las prácticas
su iniciativa”, y otros rasgos que hacen temerarias. Las situaciones que mayor-
énfasis en la responsabilidad y en los mente condensan estas nociones son
comportamientos correctos. los momentos de los accidentes, pues
Con la promoción de estas acti­ debido al man­dato de ser “hombres
tudes entre los trabajadores, la empre- fuertes y temerarios” los golpes, cortes,
sa suscita un modelo de masculinidad raspones —frecuentes— son ocultados:
—no necesariamente “exacerbada”—,
oportuno con las agencias empresarias Golpes, raspones, cortes, pasan to­dos
que buscan la formación de trabajado- los días. No vas andar parando el
res que se hagan responsables de sí trabajo por cualquier cosita. No esta-
mismos, proactivos y alineados con el mos en una escuela de señoritas. Si
cumplimiento de las metas corporativas. te fijás, en las manos todos tenemos
Las actitudes o prácticas “temerarias” marcas (supervisor, 30 años de expe-
en el trabajo —como el incumplimiento riencia en el petróleo, entrevista rea-
de los procedimientos de trabajo o la lizada en 2013).
renuencia para ocupar el equipamiento El ambiente de perforación es un
de seguridad— son evitadas y descalifi- palo de hombres. No te podés compor-
cadas por los mismos trabajadores, ya tar como una señorita. Siempre le
que no sólo atentan contra la continui- digo eso a mi equipo: ¡Acá no quiero
dad del proceso productivo (por el ries- señoritas! Imagínate si tenemos un
go de generar un accidente), sino que quilombo y hay que poner el pecho
trasgreden los códigos compartidos […] Me pasa con los pibes nuevos que
que orientan las prácticas de los mine- vienen un poco blandos […] y cuando
ros en el lugar de trabajo. Lo que se ven cómo es este ambiente se asustan
hace evidente es cómo la consolidación (jefe de equipo, entrevista realizada
de la transferencia del riesgo empresa- en 2012).
rio configura una manufactura de la
masculinidad. La imagen invertida de una “escuela de
Para el caso de los petroleros encon- señoritas” son los hombres que soportan
tramos la preeminencia de una mascu- los accidentes. Esta demostración de
linidad asociada a la idea “macho que masculinidad tiene su contraparte en la
se la banca”. De hecho, en las entrevis- minimización de los accidentes como
tas que hemos realizado a innumera- “cositas”. Se fortalece así una “discipli-
66 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

na fabril” que, en su práctica cotidiana, linidades desde una perspectiva de


ignora los accidentes en pos de no dete- clase, sino también a partir de una re-
ner el trabajo (Palermo, 2015). A dife- lación generacional, de etnia y región
rencia del caso de los mineros, el miedo para acceder a una compresión particu-
está asociado con un atributo femeni- lar tanto histórica como social (Viveros
no que no está permitido en el univer- Vigoya, 2001; Fuller, 1997, Bastos,
so del oro negro. Hay situaciones que 1998; Fonseca 2003). Sin embargo, aún
requieren de “poner el pecho”, compor- no se ha investigado en profundidad la
tarse de un modo particular de “ser relación de la masculinidad con la divi-
hombre” que se vincula con prácticas sión capitalista del trabajo.11
temerarias opuestas a comportamien-
tos propios de “señorita”. ¿Masculinidades resistentes?
En este sentido, los petroleros inte-
riorizan la idea de “resolver sin consul- Tal como ha expresado Raymond Wil­
tar” y al mismo tiempo “no interrumpir liams (1980), la construcción de la
el trabajo” si ocurre un accidente. Fe- hegemonía debe ser flexible y constan-
minizarse sería detener el trabajo a temente renovada como consecuencia de
causa de un golpe, demostrar dolor ser continuamente resistida y desafia­
frente a un corte o preguntar cómo se da, dirá el autor de la escuela de Bir-
resuelve alguna situación que suscita mingham, “por presiones que de ningún
dudas. modo le son propias”. Si la masculini-
El análisis de los mineros y petrole- dad, tal como hemos postulado, apun­
ros nos permite pensar como en uni- tala la construcción de la “disciplina
versos dominados por trabajadores fabril”, ¿es posible que esa misma mas-
varones, industrias extractivas con culinidad en otros contextos atente con-
cierta semejanza, se ponen en juego tra los objetivos empresarios? Dicho de
heterogéneas formas de “ser hombres” otra manera, ¿es factible pensar que
acordes a los requerimientos de la “dis- aquellas mismas prácticas y representa-
ciplina fabril”. Tal como han planteado ciones acerca de la masculinidad aten-
los men’s studies, no existe una forma ten contra aquello que fortalece?
de masculinidad, sino que hay múlti- En principio, a partir del análisis
ples y variadas masculinidades (Kim- comparado entre los casos de los mi­
mel, 1997) asociadas a fenómenos neros de México y los petroleros de
sociales e históricos (Gilmore, 1994; Argentina, es posible identificar la
Laqueur, 1990). Pero lo que no han po-
dido desentrañar los estudios de la
mas­culinidad es cómo operan las formas 11
Se ha estudiado las masculinidades en
de organización del trabajo y los reque- obreros —vinculándolo con la labor manual— o
rimientos de la producción en la confec- trabajadores asociados a labores intelectuales,
pero no se ha develado los procesos de produc-
ción de determinadas masculinidades. ción de la masculinidad y cómo las empresas
Diversos estudios han afirmado que no producen, reproducen y exigen determinados
sólo es necesario abordar las mascu­ patrones de masculinidad.
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 67

emergencia de prácticas y representa- lizada en 2013). [Las negritas son


ciones asociadas con la manufactura de nuestras]
la masculinidad que disputen la di­
rección hegemónica de las empresas, En este sentido, como se observa en
aunque no manifiesten formas confron- el relato anterior, a partir de cierta
tadoras o impugnativas del orden esta- idea del “aguante” anclado en elemen-
blecido. Podemos rastrear “prácticas tos que configuran cierto patrón de
fuera de la norma empresaria” (Paler- masculinidad, se apropia tiempo de
mo, 2012), inscriptas en los procesos de trabajo, tiempo productivo para el des-
reproducción de las relaciones capital- canso indispensable. A pesar de los
trabajo y articuladas en torno de los controles de las administraciones em-
tiempos y tareas que emanan del proce- presarias, los petroleros encuentran
so productivo. Estas prácticas son, por hendiduras, intersticios, para transfor-
definición, clandestinas, subterráneas mar los tiempos de producción en
(Scott, 2000) e implican en la mayoría tiempo propio y en definitiva trasgre-
de las veces el regateo de fuerza de tra- dir un principio fundamental de la or-
bajo o la apropiación de los tiempos pro- ganización capitalista del trabajo: la
ductivos para el descanso u otras disputa por el tiempo. Esta manipula-
actividades que los trabajadores consti- ción del tiempo de trabajo se inscribe
tuyen como “prácticas fuera de la nor- en la (des)organización misma del pro-
ma empresaria” por antonomasia: ceso capitalista de trabajo, organizando
esporádicamente formas de coopera-
Y yo a veces los dejo tomar dos horas ción y de producción que limitan la in-
de mate en tanda y después una hora tensidad del uso de la fuerza de trabajo.
y media más. Entonces con eso a los Estas manipulaciones implican la
tipos los saco del laburo, los despejo construcción de acuerdos entre los
un poco. Otro los suple. También es mismos trabajadores sobre atributos y
una cosa en la que yo me juego porque códigos asociados al ejercicio de la
si alguno se llega a golpear porque ne­ masculinidad.
cesitaban tres bocas de pozo y había Por lo que concierne a los mineros,
dos, me sacuden a mí. Pero si al tipo lo los códigos de complicidad, como
tengo en otra cosa o cansado es peli- acuerdos tácitos entre los trabajadores
groso para todos sus compañeros. para no delatar ante los supervisores
Pregunta: ¿Las horas del mate las las “prácticas fuera de la norma empre-
tienen en el trailer? saria”, se activan también en los mo-
Respuesta: Claro, y se desenchu- mentos en que los mineros suspenden
fan. Eso hace que no estén abúlicos, sus tareas para descansar o abando-
anden medio zombis. Pero yo me jue- nan temporalmente sus puestos de
go, y por ellos me la rebanco con quien trabajo. Esta práctica puede ser tan
haya que discutir, porque si pasa algo habitual que incluso tiene denomina-
me van a venir a hacer ruido a mí ciones en la jerga de los mineros: al
(encargado de turno, entrevista rea- acto de recostarse en el suelo de la
68 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

mina o sentarse recargado contra las ser una forma habitual de socializa-
paredes le llaman estar “de tiroles” ción para protegerse o para confrontar
(por su cercanía fonética a “tirados”), o alguna figura de autoridad. “El honor”,
“de costales” cuando el soporte para su específicamente, se ha construido en
descanso es algún costal relleno con de­ diversas culturas como un “pacto entre
sechos de tierra u otro material aban- caballeros” que protege las cualidades
donado en los túneles de la mina. de rectitud, de dignidad y de respeto
La gran extensión y la oscuridad de que se consideran “cosa de hombres”.
los túneles subterráneos y el conoci- Otras maneras situadas de cons-
miento de los mineros para desplazar- truirse como hombres-trabajadores, en
se por ellos les permiten evadir, al el marco de las condiciones históricas y
menos transitoriamente, las órdenes y sociales que demarcan la propensión a
la vigilancia de los supervisores. Estas relacionarse socialmente en los espa-
prácticas de los mineros se resguardan cios de trabajo entre personas del mis-
en una regla implícita, que apela a mo sexo, implican —como apunta
cierto “honor entre hombres” para de- Gramsci (2013: 453-454) en su caracte-
clinar el papel de “delator” o de “chiva- rización sobre el folclor— la incorpora-
to” ante los agentes empresariales. El ción de creencias, costumbres, rituales
siguiente fragmento de entrevista es y otras manifestaciones culturales he-
ilustrador de esta regla implícita en redadas asistemáticamente de expe-
las conductas de los mineros: riencias y situaciones pasadas.
Las sedimentaciones culturales de
Pregunta: ¿Acá sí se pueden dar un las prácticas y las representaciones
descanso? de la masculinidad de los grupos de
Respuesta: Ajá. Acá el dicho del trabajadores pueden identificarse, por
minero huevón es “voy al baño”. Oye, ejemplo, en los usos del habla. En el
que por ahí viene el supervisor y caso de los mineros, su léxico cotidiano
“¿Dónde anda ese pelao?”, “no, pus que hace uso reiterado del “albur”.12 En sus
fue al baño”, ahí le contesta cualquiera
y “¡Ah, chingao!”, ¿Ya qué puede decir 12
El albur es una forma de duelo verbal en-
[el supervisor]? Y ahí el otro pelao no- tre varones, donde el objetivo es, simbólicamente,
el sometimiento sexual del interlocutor. Nunca
más apaga su lámpara y ahí, de tiro-
de manera explícita, sino con metáforas y juegos
les, jaja. No’mbre, sí hay vatos que a de palabras, los participantes del diálogo buscan
cada rato “que voy al baño, que voy al mutuamente que el interlocutor conceda verbal-
baño”, o que se van muy lejos, ja. Pero mente “el cuerpo” a los propios deseos libidinales.
El vencedor del encuentro es el varón que orilla
no pasa nada, no hay de nosotros quién al otro a asumir el rol femenino; ya sea porque el
le ponga el dedo [lo señale o acuse] “victimado” se queda sin respuesta en el diálogo
(minero, operador de maquinaria, en- o porque le introducen la metáfora entre el dis-
trevista realizada en 2012). curso sin que se dé cuenta. La versión más exten-
dida sobre el origen de los albures mexicanos lo
ubica en el periodo colonial entre los mineros del
La lealtad entre compañeros que estado de Hidalgo. En las explotaciones controla-
comparten una misma posición puede das por propietarios y capataces de origen inglés,
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 69

intercambios comunicativos con los ge- “traducción” del doble sentido implíci-
rentes o supervisores, frecuentemente to en la conversación:
se valen del albur para humillar vela-
damente a los superiores jerárquicos, En la oficina de Recursos Humanos,
colocándolos verbalmente en el este- dialogan el gerente y el secretario ge-
reotipo del rol femenino en un acto neral del sindicato minero. Negocian el
sexual. Comúnmente, los agentes de la otorgamiento de permisos para ausen-
empresa no se percatan siquiera de tarse en próximos días y la justificación
quedar como “víctimas” de las burlas de faltas para ciertos trabajadores. El
compartidas entre los trabajadores. En representante obrero lleva un legajo de
los casos en que los gerentes o supervi- papeles donde, en cada hoja, exponen el
sores pretenden entender los juegos de caso particular de cada trabajador (mo-
palabras y aceptar el reto verbal, su tivo y número de días solicitados para
incompetencia para dominar las re- justificar la ausencia). Sucesivamente,
glas de los intercambios los deja rápi- el líder sindical entrega una hoja al ge-
damente como los derrotados. rente, dialogan sobre las característi-
Nos interesa en este artículo incluir cas del caso, evalúan y deciden si la
el análisis de esta forma de comuni­ solicitud es aprobada o no. En un mo-
cación en tanto se relaciona con las mento específico, el secretario general
construcciones situadas de la masculi- entrega una hoja al gerente y dice:
nidad, y como “discurso encubierto” —Con éste sí ayúdeme, ¿no licencia-
(Scott, 2000) que muestra cierta com- do? [El gerente no se ha percatado, pero
prensión de los sujetos de su situación el funcionario sindical, cuando dice
de subordinación dentro de un deter- “éste” instaura un doble sentido: “éste”
minado orden social, pero que también como el caso particular del minero y
incluye las posibilidades de impugna- “éste”, como su propio órgano sexual].
ción de los dominados. En ese sentido, —A ver —responde el gerente—,
reproducimos desde el cuaderno de no- ¿con cuántos? [El gerente contesta aún
tas la descripción de una observación bajo su entendido de que están nego-
de las negociaciones entre los líderes ciando el número de días para justificar
sindicales de los mineros y el gerente la ausencia de un trabajador].
de Recursos Humanos de la empresa. —Pues así —responde el líder sindi­
Incluimos también, entre corchetes, la cal y muestra su mano abierta—. [Y si-
gue con el juego de doble sentido: al
extender la mano, sugiere una solicitud
los trabajadores desarrollaron juegos de pala-
para que el gerente le manipule el pene].
bras para acordar complicidades o para expresar
burlas que escapaban de la comprensión lingüís- —¿Con cinco? —contesta el geren-
tica de los extranjeros. Actualmente, el albur se te—. [Todavía interpretando que la
ha extendido por todo el territorio nacional y es mano abierta del líder sindical indica
usado por prácticamente todos los estratos socia-
una solicitud de cinco días].
les y ha sido incorporado, incluso, como recurso
para la “comedia” en los medios masivos de co- —No, con toda la mano —responde
municación. el líder sindical haciendo con el puño
70 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

un gesto de masturbación y comienza Ahora bien, las “prácticas fuera de


a carcajearse—. [Hasta ese momento, la norma empresaria”, además del re-
se devela el doble sentido del diálogo]. gateo del tiempo o la evitación mo-
—¡Ya me chingaste! —contesta el mentánea —e imaginaria— de la
gerente, que también ríe y agrega— rigidez de la verticalidad con que se
está bien, ese que pase, ya ni le move- ejerce el poder en la fábrica, también
mos. [El gerente se percata de que ha pueden llegar a verificarse como for-
sido víctima del recurso lingüístico ela- mas organizativas que trastocan por
borado por el representante obrero completo los objetivos de la produc-
para obtener su consentimiento] (regis- ción. Una escena relatada en una en-
tro de observación realizado en 2012). trevista colectiva clarifica cómo el
ejercicio de la mas­culinidad pone en
Si bien consideramos que el albur, riesgo el interés empresarial en el uni-
como discurso encubierto, tiene en sí verso de los petroleros:
mismo un carácter disgregado y ocasio-
nal que obstaculiza su constitución Viste que es medio loco el Tano…
como germen de cualquier rebelión o Bueno, habíamos terminado de al-
acción colectiva, estas formas del habla morzar todo el equipo y estaban lim-
—aún no apropiadas ni colonizadas del piando la pileta y digo “che, vamos a
todo por los agentes y las agencias de la comer todos”. Venía último el Tano y
“disciplina fabril”—, permanecen como le digo “andá a llamar al Negro”, ¿y
recursos en posesión de los trabajadores qué hizo?, como el Negro estaba en la
para, en las situaciones de interacción pileta, le tiró un piedrazo para llamar
“entre hombres”, invertir —imaginaria su atención. Le tiró otro, y el segundo
y transitoriamente— los niveles jerár- que tira justo asoma la cabeza el Ne-
quicos. Con estos juegos verbales, que gro y se la pone en la cabeza [todos se
refuerzan la construcción simbólica del ríen]. El Negro estaba caliente, enoja-
valor negativo atribuido al rol femeni- dísimo, lo quería fajar al Tano. Lo
no, los mineros elaboran una estrategia agarra Pepe y le explica al Negro que
de interacción al margen de la norma estábamos por comer y que el otro por
empresaria. Sin embargo, el regocijo efí- no caminar porque es vago y bruto le
mero por el alarde del dominio de los tiró el piedrazo para llamar la aten-
albures —por la competencia entre ción, para hacer ruido. El segundo
hombres— en realidad no perturban el piedrazo lo tiró porque creyó que no lo
orden laboral impuesto por las empre- había sentido, no se imaginaba que
sas ni cuestiona la legitimidad de la
estructura jerárquica de mando y disci- gran señor pasa, el campesino sabio hace una
plina.13 gran reverencia y silenciosamente se echa un
pedo”. Quizá falte agregar al refrán popular que
el pedo del subordinado, por más apestoso y es-
13
El proverbio etíope colocado como epígrafe truendoso que sea, no llega a mover siquiera las
por James Scott (2000) en su texto Los domina- ostentosas plumas que invisten de poder y pres-
dos y el arte de la resistencia, dice “Cuando el tigio los ropajes del Gran Señor.
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 71

iba a asomar la cabeza […] Intervino el por parte de la empresa y/o el sindica-
jefe de equipo y los calmó. Ahí hicimos to, dado que ya habían informado del
un pacto entre todos que de esto na- peligro que suscitaba la escalera. El
die decía nada y se hizo una denuncia accidente del “piedrazo” contribuyó a
de accidente como que se había trope- hacer efectivo un reclamo histórico so-
zado en la escalera. Después surgió bre condiciones de salubridad en el
que se tenían que modificar los esca- desempeño del trabajo.
lones de la escalera y todo, se tuvo
que parar el equipo, y se hizo una mo- A modo de reflexiones finales
dificación importantísima [se ríen to-
dos] […] Pero fue un piedrazo (jefe de Para finalizar, podemos afirmar que
turno, entrevista realizada en 2013). algunas prácticas teñidas de repre­
sentaciones acerca de la masculinidad
La escena relatada aporta varios llegan a echar a perder o, al menos, a
elementos al análisis: en primer lugar, interrumpir la continuidad de los inte-
las relaciones entre los varones petro- reses empresarios. Sin embargo, esa
leros se encuentran cruzadas por prác- construcción de masculinidad, que
ticas masculinas que connotan cierta pone en juego atributos como la cama-
rudeza y descuido como es tirarle un radería, la complicidad y la lealtad, se
piedrazo a un compañero; por otra par- dirime en situaciones de interacción y
te, se fortalece un código entre los traba- en relaciones de poder “entre hom-
jadores que vigoriza su experiencia bres”, que disputan la posesión de cierto
obrera frente a las empresas: el ocul­ “don de mando”. Las relaciones “entre
tamiento y la tergiversación del he- hombres” dinamizan el espacio de tra-
cho para evitar la sanción es expresión bajo como ámbito de contiendas entre
de ese código; y por último, cabe decir varones, que buscan dominar, femini-
que esta modificación en la ingeniería de zando (así sea de forma temporal y
la escalera en los equipos conllevó una simbólica) a otros varones. Las “prác­
inversión más que considerable para ticas fuera de la norma empresaria”
la empresa, sumado al costo de tener el llegan a subvertir —de formas varia-
equipo parado. Pero lo más interesante das— el orden de la organización capi-
para nuestro análisis, es que al insistir talista del trabajo —y sus pretensiones
con esta escena en aquella entrevista, de control—; no obstante, se concretan
sale a la luz que en esa escalera eran en la afirmación de los espacios del
recurrentes los tropezones y resbalo- trabajo asalariado como privativos de
nes que aún no habían generado algún lo masculino y excluyentes, y despre-
tipo de accidente que pudiera ser de- ciativos, de lo fe­menino.
nunciado. No obstante, entre los inte- Por otro lado, las tendencias en las
grantes de aquel equipo siempre se formas de organización del trabajo,
conversó del potencial riesgo de subir y que buscan la construcción de nuevos
bajar del equipo. En este sentido, nun- tipos de trabajador, inciden en el mo-
ca habían tenido ninguna respuesta delado de ciertas “nuevas masculinida-
72 Hernán M. Palermo y Carlos León Salazar

des”. En función de los saberes técnicos ne intacta la desigual valoración entre


y las habilidades demandadas por las el trabajo asalariado y el trabajo do-
formas de gestión y por las transfor- méstico.
maciones tecnológicas, las administra- La coincidencia principal entre las
ciones empresarias introducen discursos “masculinidades tradicionales”, que
y técnicas que motivan (u obligan) a prevalecen en el trabajo de los petrole-
los trabajadores a ser menos violentos y ros en Argentina, y las “nuevas mascu-
más sensibles, menos brutos y más aten- linidades”, que estarían germinan­do
tos, menos individualistas y más preocu- entre los mineros en México, es que en
pados por quienes están en su entorno. ambos casos “los hombres” se fraguan
El cumplimiento de estas prescrip­ciones —como el hierro en la fundición— en el
es recompensado por las empresas con calor que ejercen las disciplinas fabri-
“premios” materiales (bonificaciones les y bajo el tenso golpeteo de la rela-
salariales, enseres domésticos, insu- ción capital-trabajo.
mos deportivos) o con reconocimientos Las demandas de la producción, sin
simbólicos (diplomas, menciones hono- duda, es una fuerza activa que moldea
ríficas en los boletines y periódicos las características de los hombres, como
internos), que tienden a reforzar la fuerza de trabajo, del modo en que sea
construcción de nuevas formas de “ser más conveniente para la extracción del
hombre” en el trabajo. Esa construc- valor de la fuerza productiva y repro-
ción de una “nueva masculinidad” en- ductiva de la clase trabajadora. No obs-
cuentra eco y se retroalimenta, fuera tante, en los vínculos de socialización
de los espacios de trabajo, en la difu- entre hombres —vínculos “que nacen”
sión por distintos medios de lo que se ha del carácter social y cooperativo de la
instituido como “políticamente correcto” producción— se preservan códigos de
a partir de la apropiación parcial —en solidaridad entre compañeros de clase,
ocasiones tergiversada­— de las de- que llegan a activarse como recursos
mandas históricas de los movimientos para la resistencia y, al menos poten-
feministas. No obstante, si bien los tra- cialmente, para la confrontación con-
bajadores llegan a internalizar y a re- tra las pretensiones empresarias.
producir cierto discurso “no machista”, En este punto, el análisis nos lleva
su adscripción a “un nuevo modo de a formular la siguiente pregunta: ¿es
ser hombre” no necesariamente pasa posible plantear una transformación
por una reflexión acerca de las deman- de las masculinidades que avance
das de igualdad y equidad de género. hacia la equidad de las relaciones de
Los indicios de la información produci- género, sin alterar profunda y simultá-
da en trabajo de campo apuntan hacia neamente las condiciones de la lucha
una “nueva masculinidad” que se cons- de clase? Esta interrogante segura-
truye en la autonomía “entre hom- mente nos obligará a seguir pensando,
bres”, que incide en muy poco en la problematizando y escribiendo sobre
reconfiguración de las relaciones en­ este dilema.
tre hombres y mujeres, y que mantie-
Trabajo, disciplina y masculinidades: un análisis comparado entre dos industrias extractivas… 73

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