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LAS RAZAS HUMANAS Y LAS TEORIAS RACISTAS

Francisco Osorio Ibarra


Sociólogo

Compilador

1. La Raza

La raza, en sentido biológico, está conformada por un conjunto de


características genéticas propias de un grupo humano, dentro de ciertos límites de
variabilidad, y que los distinguen de otros grupos.

En la actualidad, la mayoría de los antropólogos y genetistas aceptan que la


raza es un simple episodio de la evolución, producto de la diversas adaptaciones a
que debió someterse la especie homo sapiens para defenderse mejor de los
factores medioambientales. De acuerdo con está idea, la evolución racial progresa
a paso lento, produciéndose una diferenciación genética favorable a la adaptación
al medio ambiente o hábitat, de suerte que la selección va eliminando continua-
mente a los individuos cuyo fenotipo (1) no se ajuste a las nuevas condiciones
reinantes.

De ahí que los especímenes antecesores de las actuales razas vivientes no


tienen por qué haber sido idénticos a éstas porque han tenido que soportar
mutaciones sucesivas y mestizajes en mayor o menor grado que han dado lugar al
estado actual de la distribución racial de la población mundial. De igual modo,
debemos esperar que las actuales razas humanas tengan que seguir
evolucionando y adaptándose, con las modificaciones consiguientes, frente a las
cambiantes condiciones medioambientales. Este proceso evolutivo, como es de
suponer, se realiza en forma muy lenta y requiere de mucho tiempo para producir
resultados significativos.

2. La formación de las razas

Los restos fósiles hallados en el Paleolítico demuestran que en ese período de


la evolución humana, ya existían diferencias importantes entre las diversas
poblaciones que habitaban las zonas ecológicamente propicias de la época.

Por ejemplo, los fósiles de Saldaniha, Florisbad y Boskop anticipan las


características de los habitantes nativos de Sudáfrica. Del mismo modo, los restos
de Kanjera y Asselar pueden considerarse como los antecedentes raciales del
hombre meso y norte africano. Así mismo, los fósiles Cromagnon serían los
antecesores raciales de la población eurasiática, así como los del Sinanthropus y
de la Cueva Superior los del Asia oriental. Por último, el hombre de Solo y los
restos de Wadjak serían los antecedentes de las poblaciones de Australasia. Ahora
bien, todos los mencionados restos fósiles difieren considerablemente entre sí, lo
que sugiere la diversificación de fenotipos dentro de las poblaciones.
En el proceso de formación de las razas intervienen varios factores de
diversificación, siendo los más importantes el medioambiente, las enfermedades,
el mestizaje y la cultura.

Cuando una especie se extiende por espacios muy grandes, como ha sucedido
con la especie Homo Sapiens, debemos esperar que se produzcan diferencias
debido a las presiones selectivas de los factores indicados, que provocan la
acumulación de modificaciones genéticas durante miles de generaciones, dando
por resultado que ciertas características se hayan hecho típicas de ciertas
poblaciones y atípicas de otras. Fue mediante este proceso selectivo que
aparecieron las razas dentro de la especie humana, desde épocas tan antiguas
como el Paleolítico.
Existen pruebas de la influencia del clima sobre varias características genéticas.

Por ejemplo, en lo que respecta a la pigmentación de la piel, los ojos y el


cabello, se sabe que la piel blanca defiende muy poco al organismo de los rayos
ultravioletas, mientras que la piel oscura ofrece una protección muy eficaz contra
ellos. Ahora bien, la mayor parte de la zona en torno al Mediterráneo, durante el
Paleolítico Superior, tenía clima nuboso, de manera que es probable que la piel
blanca, junto con los ojos y el cabello claro (rubio) se estableciera en esa región
hace miles de generaciones, porque se adaptan mejor a este tipo de medio
ambiente. Cuando las condiciones climáticas cambiaron en el Norte, con el
deshielo de la glaciación Würm, las poblaciones que se desplazaron hacia esos
parajes siguieron viviendo bajo cielos nubosos y, por los efectos de la selección,
la despigmentación continuó. La hipótesis más corriente es que el cabello rubio
fue común en las poblaciones que se ubicaron alrededor del Mediterráneo
(Europa y Africa) durante el Paleolítico Superior, lo que explicaría ciertas
características genéticas recesivas de las poblaciones norafricanas y del Cercano
Oriente, actuales.

Parece que las poblaciones de piel oscura son nativas de las zonas tropicales
del Viejo Mundo, en donde la luz solar es brillante y hay exceso de rayos
ultravioletas, y que las poblaciones con tendencia a enmorenecerse, sin serIo,
son nativas del norte de Asia y de América.
De igual manera, el clima influye sobre los rasgos faciales. Los ojos rasgados
mongoloides son apropiados para la caza en los climas fríos. Las poblaciones
neanderthalensis, por su parte, adquirieron órbitas profundas para protegerse de
las heladas y un seno maxilar grande para calentar el aire que respiraban. De igual
manera, las fosas nasales anchas no son tan apropiadas para calentar y
humedecer el aire respirable como las estrechas, y por ello las gentes que viven en
territorios fríos tienen nariz angosta, como los esquimales, por ejemplo.

Las enfermedades también han producido adaptaciones y selecciones de orden


genético. Se piensa que el grupo sanguíneo O fue en algún tiempo universal para
la humanidad, pero, como se ha descubierto en los primates antígenos casi idén-
ticos a los grupos sanguíneos A y B, se ha formulado la hipótesis que los grupos O,
A, y B son muy antiguos en la especie humana, pero que han sufrido presiones
selectivas para fijarlos con mayor frecuencia en ciertas poblaciones racialmente
diferentes.
Por ejemplo, el supuesto de la universalidad del grupo O se debería a que las
madres con dicho grupo sanguíneo tienen la tendencia a perder los hijos con
grupos A y B, lo que habría producido una selección en favor del grupo O.
Del mismo modo, el bacilo de la bubónica contiene una sustancia llamada H,
que existe también en el grupo O, de manera que los anticuerpos que se forman
en el enfermo, para combatir el virus, atacan a los hombres de ese grupo
sanguíneo, lo que no sucede en los demás. A esto se debería que en las
poblaciones del Egipto, la India y China, donde la bubónica ha sido muy común,
exista escasa presencia del grupo sanguíneo O.
De otro lado, la poca frecuencia del grupo sanguíneo A en las poblaciones de
India, China y regiones adyacentes, se debería a que el virus de la viruela,
enfermedad que fue endémica en esa zona, contiene el antígeno A que destruye
los hematíes de ese grupo sanguíneo.

Hasta ahora no se ha encontrado ninguna asociación entre el grupo sanguíneo


B y las enfermedades infecciosas.

Las razas han surgido también como resultado del mestizaje, porque el
intercambio de genes durante mucho tiempo, en forma libre y al azar, tuvo que
producir la fusión total de poblaciones anteriormente distintas que pudieran haber
existido. En los tiempos paleolíticos la comunicación entre las diversas partes del
mundo era muy difícil, por lo que la hipótesis de las grandes migraciones en dicho
período es muy deleznable. Es mucho más verosímil la posibilidad de cruzamiento
entre grupos adyacentes, lo que provocaría una evolución muy lenta pero no por
eso menos efectiva.

Este tipo de mestizaje habría producido líneas de comunicación genética en el


mundo, canalizadas por los obstáculos naturales que tuvieron que vencer. La
figura nos muestra las supuestas líneas de comunicación genética en el mundo.

Por Último, la cultura también ha contribuido a la diferenciación racial de la


especie horno sapiens. El tabú del incesto, por ejemplo, que prohibe todo contacto
sexual entre parientes próximos, alentó la corriente genética y el mestizaje
resultante gracias al mayor intercambio de genes entre grupos humanos
diferentes.

La tecnología primitiva, como la división del trabajo, el descubrimiento del fuego,


los instrumentos, etc., modificaron el medio ambiente y protegieron a la población
de los agentes naturales, reduciendo sus efectos en la selección genética y fre-
nando la selección evolutiva divergente de la especie.
Todos estos factores han contribuido, durante miles de años, a diferenciar a la
especie homo sapiens en diferentes razas, cuya evolución no se ha detenido sino
que continúa, siendo de esperar que en un futuro remoto se observen nuevas
variaciones de tipo racial.

3. La clasificación de las razas

La clasificación más difundida es la que divide las razas humanas en tres


grandes troncos: el caucasoide, el mongoloide y el negroide.

El tronco caucasoide se caracteriza por su nariz larga y estrecha, labios


medianos, ligero prognatismo, ojos rectos, cabellos ondulados, considerable
cantidad de vellos en el cuerpo y barba poblada. Los demás rasgos físicos son
muy variables, tales como la estatura, la forma de la cabeza (braqui y
dolicocefalia) y el color de la piel, que puede ser claro u oscuro. (6)
El tronco caucasoide comprende los tres tipos europeos: el nórdico, el alpino y
el mediterráneo así como el hindú, de piel oscura, y el armenio (suroeste de
Europa).

El tronco mongoloide se caracteriza por el color de la piel, ligeramente oscuro,


que va desde el cobrizo-moreno del indio americano hasta el amarillo claro del
chino del norte asiático, cabello lacio y vellocidad y barba escasa. Los demás
caracteres muestran gran diversidad. Por ejemplo, los ojos oblicuos sólo se dan
esporádicamente entre los indios americanos. (7)

El tronco mongoloide se divide en dos ramas: el asiático, que comprende a los


habitantes del norte de ese continente y a los malayos; y el americano, que abarca
a los aborígenes de América.

El tronco negroide se caracteriza por su nariz ancha y aplanada, labios


gruesos, prognatismo muy acusado, ojos rectos, cabello lanudo y ensortijado y
pigmentación muy oscura. (8)

Este tronco comprende las siguientes ramas: los negros del Nilo, los negros de
la selva, los pigmeos (centro de Africa), los negritos (sudeste asiático e islas
inmediatas); los negros oceánicos (Nueva Guinea) y los bosquimanos-hotentotes
(Africa del sur).

Existen grupos raciales de posición incierta, como los Ainos del norte del
Japón, los Polinésicos y los Australianos, porque participan de diversas
características de troncos diferentes.

4. Las teorías racistas

Las diferencias observadas en la población del mundo, desde el punto de vista


racial, por lo general se encuentran vinculadas a diferentes etapas de evolución
social y poseen diversos grados de creación cultural. Por ejemplo, los grandes
descubrimientos geográficos ocurridos durante los siglos XVI y XVIII demostraron
la existencia de pueblos racialmente diferentes de los clásicamente conocidos, y
que poseían un estilo de vida particular.
El descubrimiento de América por los europeos planteó una célebre polémica
entre Fray Juan Ginés de Sepúlveda, quien sostenía que los indígenas americanos
eran irracional es y por tanto carecían de alma y no podían ser admitidos dentro de
la Iglesia cristiana, con Fray Bartolomé de las Casas, quien contradijo dicha tesis y
denunció los abusos que se cometían con los aborígenes. Estos hechos
demuestran que desde antiguo ha existido la tendencia vincular el concepto de
raza con los aspectos culturales de la sociedad.

5. La teoría de Arturo Gobineau:

Uno de los teóricos más importantes sobre la materia es Joseph Arthur Conde
de Gobineau, quien ha expuesto sus ideas en su libro Ensayo sobre la
desigualdad de las razas humanas (1853). Gobineau puede considerarse como
uno de los últimos representantes de la aristocracia francesa y sentía orgullo ser
descendiente de los conquistadores teutones de las Galias.

El tema central de la teoría de Gobineau es el desarrollo y decadencia de las


sociedades, y trata de demostrar que factores tales como el fanatismo religioso, la
corrupción, la lujuria, la vida licenciosa o la crueldad no pueden explicar
satisfactoriamente los procesos de decadencia de las civilizaciones. Dichos
fenómenos pueden producirse concomitantemente con la decadencia pero no son
sino manifestaciones de una causa mucho más profunda, que sería la verdadera
razón de la declinación social, cual es el factor racial.

Gobineau define la decadencia o degeneración de un pueblo como la mengua


del valor moral que antaño lo tuvo en exceso, debido a la pérdida de la pureza de
la raza a causa del mestizaje. Por lo tanto, si se trata de una raza bien dotada, el
mantenimiento de su pureza es la condición necesaria para evitar la decadencia de
la civilización que hubiese producido.
Sucede que, dentro de las diferentes razas humanas, unas son superiores y
otras inferiores, de acuerdo a la tesis de Gobineau, y sólo las primeras son
capaces de crear cultura y civilización. Esta desigualdad racial se demostraría por
la circunstancia que hasta la fecha existen muchas razas que a pesar de haber
tenido miles de años de existencia no pueden salir de una cultura primitiva y
simple.

La historia de la humanidad se inicia con tres razas puras principales: la blanca,


la amarilla y la negra, de donde procederían todas las demás variedades, por
cruzamiento. De ellas, la raza más inteligente y creadora habría sido la raza blanca
y, muy especialmente, la rama de los arios. Las diez civilizaciones más importantes
de la historia, la hindú, egipcia, asiria, griega, romana y teutona han sido producto
de razas blancas mientras que las civilizaciones china, mejicana, peruana y maya
lo fueron de otras ramas de la raza blanca en proceso de mestizaje.

La raza blanca tuvo un proceso de expansión y de conquista de otras razas,


pero en la misma medida se fue mezclando con eIlas y perdiendo su pureza
conjuntamente con sus cualidades originarias, lo que produjo la degeneración y
decadencia de las civilizaciones respectivas.
En resumen, mientras la raza blanca pudo mantenerse pura demostró su
enorme superioridad sobre las demás y creó brillantes civilizaciones, jamás
comparadas con las producidas por las otras razas. Sin embargo, el mestizaje o
pérdida de su pureza, debido a que los conquistadores de razas superiores se
mezclaron con las razas inferiores dominadas, ocasionó la decadencia de las
civilizaciones respectivas. Gobineau consideraba que los franceses eran
racialmente superiores a los alemanes por su mayor pureza racial, y que había
sido en Inglaterra donde el proceso de mestizaje se había producido en mucho
menor grado que en los demás pueblos (9)

La tesis de Gobineau ha sido contradicha por sus críticos con diversos


argumentos, que pueden resumirse en los siguientes: (10)

1. No define antropológicamente el concepto de raza, utilizándolo en el sentido de


grupo étnico, antes que en su estricta acepción zoológica.
2. La hipótesis de la existencia de la raza aria se ha derivado de los trabajos de los
lingüistas, quienes han establecido que las lenguas indoeuropeas derivan del
sánscrito, lo que llevó a la conclusión de que los pueblos que hablan lenguajes arios
componen ramas diferentes de la misma raza.
3. Se ha demostrado, precisamente, que el hecho de hablar un mismo idioma no
significa que el grupo tenga unidad racial.
4. Históricamente no ha podido determinarse dónde se originó la raza aria ni
tampoco cuál haya sido su ruta de inmigración, lo que abona la tesis de que se trata
de una existencia puramente hipotética.
5. Si esto es así, no existe fundamento alguno para afirmar que los antiguos egipcios,
asirios, griegos o romanos fueron arios y, de consiguiente, la hipótesis de que sólo la
raza aria haya tenido capacidad de crear brillantes culturas no tiene ningún sustento
histórico.
6. Por último, los antropólogos han demostrado que en el mundo no existen razas
puras, ya que desde el primer momento se habría producido el mestizaje, lo que
destruye definitivamente la teoría de la decadencia de las culturas y civilizaciones a
causa de los cruzamientos.
7. Es evidente que existen grupos raciales (no razas) que han desempeñado papeles
modestos en la historia del género humano, como ha sucedido por ejemplo con los
pueblos negroides y cobrizos, pero esta falta de desarrollo cultural de ninguna manera
es atribuible a las características raciales innatas de los pueblos, sino a que han vivido
en medios ambientes hostiles y, sobre todo, a la falta de contacto con otros pueblos,
de suerte que no tuvieron oportunidad de aprovechar de las corrientes difusoras de
cultura ni desarrollar su propia capacidad de invención y creación.
8. Las cualidades mentales de los supuestamente grupos raciales inferiores no son
mayores ni menores que los presuntos grupos étnicos superiores. Las pruebas (test)
de inteligencia que se ha aplicado a minorías raciales en los Estados Unidos han
variado de acuerdo al medio ambiente en que han estado situados y, en muchos
casos, los blancos han acusado índices de inteligencia inferiores a los negros.
9. Todo esto nos permite afirmar que la teoría de A. de Gobineau constituye un error
antropológico, pues no existen razas superiores ni inferiores, ni tampoco la decadencia
de la civilización depende de la pureza de la raza.

6. La teoría de H. S. Chamberlain:

Otro representante de las teorías racistas ha sido Houston Steward


ChamberIain nacido en Inglaterra pero nacionalizado alemán en 1916. En su libro
Los Fundamentos del Siglo XIX (1899), sostiene que la civilización contemporánea
proviene de cuatro fuentes principales: la griega, la romana, la judía y la teutona.
De los griegos hemos recibido la poesía, el arte y la filosofía; los romanos nos
legaron el derecho, el concepto de ciudadanía y las base familísticas y los judíos
nos proporcionaron las bases religiosas, especialmente el cristianismo. Los teu-
tones (alemanes, celtas, eslavos y pueblos norteuropeos), sobre la base de dichos
legados culturales, son los que han forjado la civilización. Cada grupo racial ha
manifestado su genio en los diferentes legados que ha cedido a la humanidad, lo
que significaría que las razas superiores son aquellas que mayores aportes han
hecho a la civilización, mientras que las inferiores serían las que casi nada habrían
trasmitido a la historia. Por tanto, la raza superior es, para Chamberlain, la blanca y
en especial la rama aria a la que pertenecieron los antiguos griegos y romanos y
los actuales teutones.

Pero habiendo sido creada la civilización occidental por la raza teutona, sobre
la base de los legados de otras razas, sin embargo la raza judía ha ido penetrando
paulatinamente en la historia de Occidente y ejerciendo una perniciosa influencia
en nuestra civilización, sostiene Chamberlain. Los indoeuropeos —continúa— les
abrieron las puertas pero los judías tomaron por asalto todas las posiciones e
introdujeron una naturaleza extraña a nosotros. Para el autor alemán, la lucha por
la supremacía racial se ha entablado entre judíos y teutones, entre los creadores
de la civilización occidental y los advenedizos, lucha que no necesariamente se
realiza mediante el conflicto armado sino empleando procedimientos más sutiles y
silenciosos, pero no por eso deja de ser una lucha de vida o muerte.
Como podemos apreciar, la tesis de Chamberlain no fue sino el antecedente
del intento de aniquilamientos de judíos por el Tercer Reich Alemán, que llevó a la
práctica la teoría de uno de sus más connotados teóricos racistas.
La tesis de Chamberlain, sobre la supuesta superioridad de la raza aria no
resiste a la crítica que se ha hecho a su inspirador, Arturo de Gobineau.

7. Conclusiones:
Del examen de las teorías expuestas es preciso extraer una conclusión
general. Si las ubicamos en el tiempo, observaremos que todas florecieron hacia
fines del siglo XIX, es decir cuando el imperialismo europeo había llegado a su
punto culminante y empezaba la disputa entre las grandes potencias industriales
por el reparto del mundo. Por lo tanto, se precisaba de una doctrina que justificara
la dominación colonial que se había implantado, y nada mejor que la tesis de la
existencia de razas superiores e inferiores. La supuesta raza superior, la blanca, y
dentro de ella la aria, no solamente debería ser la creadora de cultura y de grandes
civilizaciones sino, también, la conquistadora de los pueblos presuntamente
inferiores.

La escuela racista llegó mucho más lejos, todavía. Sostuvo que dentro de una
misma sociedad, las clases sociales también poseen diferentes calidades, desde el
punto de vista antropológico, suponiendo que las llamadas clases elevadas debían
su posición social a dicha supuesta superioridad mental. Olvidaron el conjunto de
factores económicos y de dominación que rodean al fenómeno de la existencia de
clases sociales, de suerte que en lugar de una teoría científica se elaboró una
ideología justificatoria de un estado de cosas que, en el fondo, no se deseaba
modificar.

La práctica política del racismo se advierte en la discriminación racial que


existió en Alemania durante el régimen nazi y que se implantó a nombre de la
superioridad de la raza aria y que costó la vida a millones de judíos; en las luchas
también raciales que actualmente existen en los Estados Unidos entre sectores de
la población blanca con los Afro-descendientes, debido a los prejuicios existentes
tanto en uno como en otro bando; y en la política del apartheid implantada por el
gobierno de África del Sur, en perjuicio de la inmensa mayoría negra de su
población.
A pesar de todo, estudios de índole antropológico y psicológico han
demostrado que el supuesto de las razas superiores e inferiores no pasa de ser un
mito interesado en sus proyecciones políticas y económicas.

GLOSARIO:
(1) Se denomina Fenotipo a las características biológicas que son propias de
un individuo y resultan de la suma del Genotipo y del Paratipo. El
Genotipo es el conjunto de propiedades y características que provienen
del plasma germinal y se trasmite de generación en generación. El
Paratipo es la serie de propiedades y caracteres que por adaptación va
adquiriendo el organismo en su desarrollo intra y extra uterino.

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