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1. La Raza
Cuando una especie se extiende por espacios muy grandes, como ha sucedido
con la especie Homo Sapiens, debemos esperar que se produzcan diferencias
debido a las presiones selectivas de los factores indicados, que provocan la
acumulación de modificaciones genéticas durante miles de generaciones, dando
por resultado que ciertas características se hayan hecho típicas de ciertas
poblaciones y atípicas de otras. Fue mediante este proceso selectivo que
aparecieron las razas dentro de la especie humana, desde épocas tan antiguas
como el Paleolítico.
Existen pruebas de la influencia del clima sobre varias características genéticas.
Parece que las poblaciones de piel oscura son nativas de las zonas tropicales
del Viejo Mundo, en donde la luz solar es brillante y hay exceso de rayos
ultravioletas, y que las poblaciones con tendencia a enmorenecerse, sin serIo,
son nativas del norte de Asia y de América.
De igual manera, el clima influye sobre los rasgos faciales. Los ojos rasgados
mongoloides son apropiados para la caza en los climas fríos. Las poblaciones
neanderthalensis, por su parte, adquirieron órbitas profundas para protegerse de
las heladas y un seno maxilar grande para calentar el aire que respiraban. De igual
manera, las fosas nasales anchas no son tan apropiadas para calentar y
humedecer el aire respirable como las estrechas, y por ello las gentes que viven en
territorios fríos tienen nariz angosta, como los esquimales, por ejemplo.
Las razas han surgido también como resultado del mestizaje, porque el
intercambio de genes durante mucho tiempo, en forma libre y al azar, tuvo que
producir la fusión total de poblaciones anteriormente distintas que pudieran haber
existido. En los tiempos paleolíticos la comunicación entre las diversas partes del
mundo era muy difícil, por lo que la hipótesis de las grandes migraciones en dicho
período es muy deleznable. Es mucho más verosímil la posibilidad de cruzamiento
entre grupos adyacentes, lo que provocaría una evolución muy lenta pero no por
eso menos efectiva.
Este tronco comprende las siguientes ramas: los negros del Nilo, los negros de
la selva, los pigmeos (centro de Africa), los negritos (sudeste asiático e islas
inmediatas); los negros oceánicos (Nueva Guinea) y los bosquimanos-hotentotes
(Africa del sur).
Existen grupos raciales de posición incierta, como los Ainos del norte del
Japón, los Polinésicos y los Australianos, porque participan de diversas
características de troncos diferentes.
Uno de los teóricos más importantes sobre la materia es Joseph Arthur Conde
de Gobineau, quien ha expuesto sus ideas en su libro Ensayo sobre la
desigualdad de las razas humanas (1853). Gobineau puede considerarse como
uno de los últimos representantes de la aristocracia francesa y sentía orgullo ser
descendiente de los conquistadores teutones de las Galias.
6. La teoría de H. S. Chamberlain:
Pero habiendo sido creada la civilización occidental por la raza teutona, sobre
la base de los legados de otras razas, sin embargo la raza judía ha ido penetrando
paulatinamente en la historia de Occidente y ejerciendo una perniciosa influencia
en nuestra civilización, sostiene Chamberlain. Los indoeuropeos —continúa— les
abrieron las puertas pero los judías tomaron por asalto todas las posiciones e
introdujeron una naturaleza extraña a nosotros. Para el autor alemán, la lucha por
la supremacía racial se ha entablado entre judíos y teutones, entre los creadores
de la civilización occidental y los advenedizos, lucha que no necesariamente se
realiza mediante el conflicto armado sino empleando procedimientos más sutiles y
silenciosos, pero no por eso deja de ser una lucha de vida o muerte.
Como podemos apreciar, la tesis de Chamberlain no fue sino el antecedente
del intento de aniquilamientos de judíos por el Tercer Reich Alemán, que llevó a la
práctica la teoría de uno de sus más connotados teóricos racistas.
La tesis de Chamberlain, sobre la supuesta superioridad de la raza aria no
resiste a la crítica que se ha hecho a su inspirador, Arturo de Gobineau.
7. Conclusiones:
Del examen de las teorías expuestas es preciso extraer una conclusión
general. Si las ubicamos en el tiempo, observaremos que todas florecieron hacia
fines del siglo XIX, es decir cuando el imperialismo europeo había llegado a su
punto culminante y empezaba la disputa entre las grandes potencias industriales
por el reparto del mundo. Por lo tanto, se precisaba de una doctrina que justificara
la dominación colonial que se había implantado, y nada mejor que la tesis de la
existencia de razas superiores e inferiores. La supuesta raza superior, la blanca, y
dentro de ella la aria, no solamente debería ser la creadora de cultura y de grandes
civilizaciones sino, también, la conquistadora de los pueblos presuntamente
inferiores.
La escuela racista llegó mucho más lejos, todavía. Sostuvo que dentro de una
misma sociedad, las clases sociales también poseen diferentes calidades, desde el
punto de vista antropológico, suponiendo que las llamadas clases elevadas debían
su posición social a dicha supuesta superioridad mental. Olvidaron el conjunto de
factores económicos y de dominación que rodean al fenómeno de la existencia de
clases sociales, de suerte que en lugar de una teoría científica se elaboró una
ideología justificatoria de un estado de cosas que, en el fondo, no se deseaba
modificar.
GLOSARIO:
(1) Se denomina Fenotipo a las características biológicas que son propias de
un individuo y resultan de la suma del Genotipo y del Paratipo. El
Genotipo es el conjunto de propiedades y características que provienen
del plasma germinal y se trasmite de generación en generación. El
Paratipo es la serie de propiedades y caracteres que por adaptación va
adquiriendo el organismo en su desarrollo intra y extra uterino.