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Ésta es una obra de ficción. Todos los personajes, organizaciones y eventos representados en
esta novela son o producto de la imaginación del autor o usados de manera ficticia.
TWIN PEAKS: THE FINAL DOSSIER
Copyright © 2017 by Mark Frost. All rights reserved.
Para más infirmación: www.flatironbooks.com
Tapa frontal e imagen de título por Kevin Franklin.
Todas las imágenes son cortesía de Lynch/Frost productions.
eISBN 978-1-250-16331-8
Primera edición: Octubre 2017.
Traducción al español por: ArgTwinPeaks
Primera revisión de la traducción: Noviembre 2017.
Corrección y revisión por:
David, Ivana, Jesús, Juan C., María Belén, Pablo, Regina y Virginia.
FEDERAL BUREAU OF
INVESTIGATION
Philadelphia, Pennsylvania
MEMORÁNDUM DE INTEROFICINA
FECHA: 6 de septiembre, 2017
DE: TAMARA PRESTON, Agente especial
PARA: GORDON COLE, Director Adjunto
Estimado Director Cole:
Conforme a su directiva hacia la finalización de mi investigación de “El
dossier del archivista” el año pasado, envío por la presente mi reporte.
Ese archivo—que finalizó abruptamente el 28 de marzo de 1989 con la
súbita desaparición y la presunta muerte del Mayor Briggs— nos dejó
con muchas posibilidades de investigación. Como me ha sugerido a su
debido tiempo, he dirigido desde entonces mi propia investigación “en
cada agujero de conejo y sobre cada árbol de manzanas” en busca de
respuestas. Para expresarlo más claramente, yo soy “El Archivista”
ahora.
A diferencia del anterior dossier, en donde la mayor parte de los
documentos fueron presentados en su integridad, aquí me he tomado el
tiempo, por los estándares del bureau, de condensar en una narrativa
ininterrumpida toda la información relevante que encontré .
Como también ha solicitado, comencé este proyecto en el pueblo de
Twin Peaks, intentando llevarle las historias actualizadas de tantos
residentes del lugar, muchos de los cualesusted conoció personalmente,
durante todas estas décadas. He aprendido muchas cosas sorprendentes
—sus palabras “estos bosques están llenos de secretos” vienen
inmediatamente a mi mente— y otras cosas que reflejan el llamativo
índice de cambio al que cualquier comunidad, pequeña o grande, se
enfrenta en el curso de un cuarto de siglo de historia registrada.
El ritmo del cambio es extremadamente difícil de percibir a poca
distancia —es virtualmente invisible día a día—, pero visto desde la
lejaníase mueve como la luz. Los problemas y trivialidades de la vida
diaria, he concluido, actúan en la mente como una anestesia local,
ofreciéndonos hacia el implacable paso del tiempo y sus estragos. He
aprendido también—en un humilde reconocimiento, para ser sincera— a
ver este efecto como una especie de indulgencia.
Sinopsis de hechos:
He agregado mis conclusiones de esta parte de la travesía—como
también me ha solicitado, y cuando corresponden— a través del
documento, y no más que sumándolas como preámbulo ya que no quiero
matizar sus percepciones antes de su primera lectura.
De una manera personal compartiré con usted que, a cambio de mi
inocencia e ingenuidad en relación a estos temas—que ahora libremente
puedo admitir como “considerable” — emerjo de esta experiencia
agradecida por la sabiduría que me ha dado y más fuerte de mente por
las duras lecciones aprendidas.
Quisiera también indicar que su fe en mí para emprender esta tarea, y la
oportunidad que me ha dado para contribuir en el trabajo colectivo que
todavía yace adelante nuestro, queda como una auténtica bendición
para mi vida.
Solamente espero que, de cualquier pequeña manera que me sea
posible, pueda poner mi hombro siempre que el tiempo y el destino
permitan.
Muy respetuosamente,
No suelo tentarme a empezar una sugiriendo "hizo del mundo un lugar
mejor tomándose un retiro temprano", pero en este caso deseo hacer
una excepción.
Mi propia interacción con este cavernícola fue fugaz, pero dejó una
impresión vívida, aunque no tan vívida como las marcas que dejó en el
cuello de su siguienteex-mujer luego de casi estrangularla. Toda su vida
útil puede ser fácilmente escrita como una mordaz acusación a nuestro
sistema de educación pública, pero para ser francos probablemente
debamos ir hacia atrás, donde los hombres de Cromagnon y los
neanderthales se separaron y dijeron: los antepasados de Leo tomaron el
camino menos transitado.
Entonces, para empezar: no fueron las arañas las que lo mataron. Quien
sea el genio malvado—te estoy mirando a ti, Windom Earle—que haya
decidido colgar una bolsa de tarántulas sobre su cabeza como una
amenaza a la salud de Leo obviamente malgastó demasiado tiempo
mirando películas cliché de Vincent Price, y no el suficiente estudiando
los arácnidos. Las tarántulas no son fatalmente venenosas , idiota;
solamente lucen aterradoras.
Me aventuraré y concluiré que los cinco disparos en su área torácica
superior tienen más que ver con su lamentable deceso. Están
estampados en un pequeño círculo puntillosoalrededor de su corazón;
hay uno exactamente en el medio. Lamentablemente, además del
asesino, parece que las arañas fueron los únicos testigos.
Observaciones: los cinco cartuchos 9mm todavía estaban en el
cuerpo—él tenía, y lo diré delicadamente, un “exceso de masa” para
ayudar a amortiguarlos—y no había quemaduras de pólvora en su ropa o
piel. Ergo,alguien con un pulso débil y una elegante puntería le disparó
desde el otro lado de la habitación. Hay pequeñas marcas cerca de la
puerta, donde aparentemente el tirador habría apoyado sus pies, al
estilo del bureau.
Sólo es una teoría inicial —porque quién sabe dónde demonios se fue—,
pero apostaría mi dinero a nuestro viejo compañero Windom.
Además: el patrón circular de quemaduras eléctricas alrededor del cuello
de Leo. Un collar canino de electroshock, del tamaño de un San
Bernardo. Moretones por la mayoría del cuerpo, quemaduras de
cigarrillo, signos de desnutrición, incluso pedazos de una torta de
cumpleaños en su pelo. Calculo que nada de eso sería rastro de su vida
como camionero profesional. Windom se divirtió bastante con el pobre
bastardo.
Porotro lado está el daño a sus pasajes nasales y cavidades sinusales,
que parecen una mina de uranio agotada. El ochenta por ciento del
cartílago quemado o calcinado parece ser autoinfligido. Como la
publicidad casi siempre dice, las cosas son mejores con metanfetaminas.
Eso se duplica si estás intentando mantener los ojos abiertos toda la
noche mientras transportas una carga de colchones de Boise a Bishop.
Esto me interesó: Leo también tenía una bala alojada cerca de la tercera
vértebra de la columna lumbar baja. Conclusión: esto es una herida
previa infligida por un arma diferente -una calibre 22— por la que fue
tratado algunas semanas antes en el hospital local. El diagnóstico
médico de aquel momento observó que Leo padecía de parálisis de las
extremidades, pero concluyó que, en caso de que la inflamación
circundante disminuyese, él podría -y aparentemente pudo- recuperar
no sólo el uso de sus
extremidades, sino incluso el de sus sentidos.
Entonces, te estarás preguntando, ¿quién le disparó a Leo primero?
Según la chaqueta meticulosamente analizada por la policía local, Leo
evolucionó en algún punto de sus años dorados de consumidor a
traficante. Fisgoneando un poco en su cabeza, claramente sufrió una
hemorragia cerebral en sus últimas semanas de vida, pero te ahorraré las
habladurías clínicas, jefe: su cerebro luce como el desayuno de un perro,
si es que a tu perro le gusta la basura con huevos revueltos.
Con su súbita partida, Leo Johnson dejó poco además de su
desperdiciado Corvette, comprado algunos meses antes de su muerte
con una sospechosa cantidad de dinero en efectivo: el camión que usaba
para su negocio de transporte, embargado por la agencia de
arrendamiento, post mortem; un destartalado bungalow en las afueras,
también embargado por el banco, post mortem; y su joven esposa, la
camarera en el Doble RR, Shelly McCauley Johnson. Conocida por usted,
según recuerdo, como "la chica que más me hubiera gustado llevar al
baile de promoción".
Por cierto, disculpa las manchas de esta páginas: escribo esto mientras
disfruto otro delicioso pastel de pollo—¡por tercera vez seguida!—de ese
mismo bistró local. Perdóname, Gordon, pero en general, para citar a
William Claude Dukenfield, preferiría estar en Philadelphia, donde
indudablemente debes estar regocijándote en este momento con tu
smoking de seda, disfrutando un French Bordeaux con alguna otra de
tus “sobrinas” importadas.
Perdón. Advertencia: la repetida proximidad a comunidades leñadoras
moribundas desata mi misantropía. Pero dame el gusto para un breve
momento de comentario sociológico: si los buenos pueblerinos como
estos bajaran un poco el control remoto y la cerveza y se mantuvieran
fuera de sus vehículos “off-road” para esforzarse en la orientación
vocacional o la universidad local, tendrían una posibilidad real de
cambiar cuando El Turco se quiera llevar su ticket alimenticio del siglo
XIX. Porque El Turco está viniendo. El mundo está cambiando pronto,
jefe, y en cuanto estos pueblerinos de la sal de la tierra se den cuenta de
que han sido dejados atrás, será el maldito infierno recuperarse (lo sé, lo
sé, soy un imbécil furioso).
Y hablando de iniciativa emprendedora, aquí va una obviedad: ¿por qué
alguno de estos pueblerinos tan emprendedores no abre una cervecería
artesanal aquí en el pueblo? Instantáneamente atraerían una corriente
sin fin de proletarios sedientos y su competencia aquí es bazofia.
Suficiente desarrollo comunitario por hoy. Es difícil decir si el paisaje
local no está mejorando por culpa de esto.
Próximo tema. Guárdame una copa, supercosmopolita.
-Albert
PD: El reciente número de muertos de este pueblo está oficialmente
fuera de la estadística: Jean Renault, Jacques Renault, Leo Johnson y
algún traficante basura de estos bosques cuyo nombre se me escapa.
Cuando llevé esta tendencia al sheriff Truman—o, como me gusta
llamarlo, “Chatty Cathy”—respondió: “Bueno.. eso hace mi trabajo
mucho más fácil”.
inicial
A primera vista, la historia de Shelly parece deprimentemente familiar.
Hija única de un matrimonio disfuncional local que acaba en divorcio
temprano, exacerbado por el alcoholismo y repetidos incidentes de
abuso marital. Shelly vivió con su madre luego de la separación —su
padre se fue del estado y desapareció— y dejó la casa definitivamente a
los diecisiete. Aunque sus registros de la secundaria de Twin Peaks
pintan el retrato de una brillante y prometedora estudiante, abandonó
en el último año cuando Leo Johnson —seis años mayor— apareció
repentinamente en su vida. (Entiendo que mantiene un cariño especial
por Shelly, jefe, así que voy a incluir algunos detalles extra aquí).
De una investigación conducida luego de la muerte de Leo salen a la luz
estos hechos:
Una relación encubierta entre Shelly y el novio de Laura Palmer, Bobby
Briggs, parece haberse superpuesto a gran parte de su matrimonio de
casi dos años con Leo. Testimonios sugieren que su relación con Bobby
durante la secundaria era anterior a Leo: Bobby y Shelly eran, de hecho,
contemporáneos que se conocían desde la escuela primaria.
Un compañero recuerda vívidamente esto: cuando Shelly se dio cuenta
de que Bobby estaba jugando a dos puntas con ella y Laura lo confrontó
en público en una escena de enojo que interrumpió el baile de
graduación. Salió furiosa en su vestido y, casi como si el destino la
hubiese llamado, terminó en un local para adultos conocido por su
cartel de Bang Bang Bar, coloquialmente llamado “el Roadhouse”. A
pesar de ser menor en esa época, el hecho de permitir su ingreso —al
parecer ella conocía al bartender esa noche—terminó conShelly
bajándose un par de cervezas justo antes que Leo Johnson, que acababa
de llegar de un largo viaje, interviniesepara galantemente ofrecerle
algunos cocktails más potentes e ilícitos y, antes de que terminarala
noche, una cosa llevó a la otra.
Yendo, como dicen, al grano, Leo y Shelly obtuvieron el papeleo
necesario y se presentaron frente a la justicia local exactamente tres
semanas después—la justicia notó en sus comentarios que la joven
pareja decía estar festejando “su tercer aniversario”— para casarse.
Se estarán preguntando ¿qué podría salir mal? Como sabemos ahora,
todo lo que podía salir mal, salió.
Luego de unos meses de la muerte de Leo—llamémosle amablemente
“un periodo de luto”— Shelly y Bobby empezaron a aparecer en lugares
públicos del pueblo, claramente una pareja de nuevo, unidos en el dolor,
asumimos, por la muerte de sus antiguos compañeros.
Permítanme ser negligente, sin embargo si menciono que, según la
causa, ambos fueron considerados sospechosos, luego absueltos, del
asesinato de Leo Johnson. La aparición de Windom Earle como el
culpable más probable terminó llevando a los investigadores a concluir
eso, aunque la evidencia indica que estaban lejos de ser inocentes de la
caída de Leo Johnson.
Un año después de la muerte de Leo, casi hasta ahora—quizás Shelly
había aprendido algo del dictamen c ásate demasiado pronto y te
arrepentirás demasiado tarde—Bobby y Shelly se casaron formalmente
durante una escapada de fin de semana a Reno. La familia no estuvo
presente.
En sus primeros siete meses, su ahora unión legal produjo una hija,
Rebecca McCauley Briggs. Su distanciada madre falleció ese mismo año,
a los 47 años—cirrosis de hígado— pero la madre de Bobby, Betty, dolida
por la reciente pérdida de su marido, asumió la responsabilidad
dedicándole a proveer a su hijo y a su nueva esposa la estabilidad que
tanto necesitaban para su nueva familia.
Y como hizo desde el día que Shelly empezó a trabajar en el Doble R, la
propietaria Norma Jennings—pronta a perder a su propio esposo
criminal, Hank, con mucho menos arrepentimiento— jugó el papel de la
madre sustituta que Shelly tanto necesitó.
Un año después de la muerte de Leo, a los 21, Shelly tenía ya una casa,
un marido que amaba, una hija hermosa y un comprensivo círculo de
amigos y clientes en un trabajo que adoraba.
De todas las historias personales con las que me he topado en Twin
Peaks, la de Shelly parece una de las más afortunadas. Pero, como ya
sabrá, Jefe, la mayoría de las historias tienen más de un acto. Volveré a
esta— y a Briggs—enseguida.
En este mismo lapso de tiempo, algo curioso y bien debajo del radar
ocurrió una noche en la casa de uno de los ciudadanos más queridos del
pueblo y ampliamente admirado, el médico general Dr. Will Hayward.
Reuní los siguientes fragmentos que logré recopilar acerca de este
escenario, el cual parece la explicación más razonable.
El evento en cuestión parece haber sucedido el mismo día de la
explosión de la bóveda del banco de Twin Peaks, el cual tal recordarán
del dossier anterior, derivó en las muertes de Pete Martell, Andrew
Packard y el asistente del banco, Dell Mibbler. Esa tarde la única
sobreviviente, la hija de 18 años de Ben Horne, Audrey, gravemente
herida estaba siendo tratada en terapia intensiva en el Hospital
Calhoun. Una examinación más cercana ha dado las siguientes nueve
curiosidades, mencionadas aquí abajo.
Primer curiosidad: también siendo tratado por una herida importante en
la cabeza, esa noche en la misma guardia estaba el padre de Audrey, Ben
Horne. Horne pasó la mayor parte del día en el hospital al lado de la
cama de Audrey pero aparentemente se fue en algún momento al
anochecer, sólo para volver—ahora como paciente—un poco más de una
hora después.
Segunda curiosidad: el médico de admisión—quien, curiosamente,
también fue quien mandó a Ben Horne al hospital por su lesión—fue el
doctor Will Hayward. La herida, según el reporte de Hayward, ocurrió en
la casa de la familia Hayward resultado de una caída sufrida cuando
Horne—citando la hoja de ingreso al hospital—”se resbaló en el medio
del living, golpeando su cabeza en la chimenea de granito concreto.”
Luego de unos consumir unos cuantos tragos, servidos por el propio
doctor, Horne se quejó de sentirse “ligero de cabeza” y, momentos
después, cayó delante de la chimenea de los Hayward. El doctor
menciona que él y Horne estaban hablando en privado en ese momento
así que no había otros testigos.
Tercera curiosidad: el único archivo médico que pude obtener del
hospital es corto, casi superficial, y también fue escrito por el Dr.
Hayward. Hay una referencia a unos rayos-x que se tomaron,
presumiblemente para verificar fracturas de cráneo—negativo—pero me
fue imposible encontrarlos. No hay mención de otros síntomas
específicos para apoyar el diagnóstico del Doctor Hayward y asegurar
que Ben Horne sufrió una contusión de segundo grado y que su
recomendación sea ser mantenido en el hospital toda la noche para
observación. Horne fue admitido en una habitación justo derecho al
pasillo que daba a la habitación de su hija.
Con todo lo que estaba sucediendo en el pueblo ese día—la explosión del
banco, la desaparición del Agente Cooper y la posterior vuelta—las
fuerzas locales estaban desgastadas así que parece que ningún oficial
preguntó por el testimonio del doctor acerca de la herida de Ben Horne.
Cuarta curiosidad: sabemos ahora que esa próxima mañana, el Doc
Hayward acompañó al Sheriff Truman a examinar al agente Cooper en
su habitación en el Hotel Great Northern, luego de volver de una
misteriosa travesía nocturna—paradero exacto desconocido— en el
bosque nacional de Ghostwood. Mientras estaban en la habitación—de
nuevo, según el reporte del Doctor Hayward—el Agente Cooper fue a la
habitación a limpiarse los dientes, resbaló sobre el suelo del baño y se
golpeó la cabeza en el espejo sobre el fregadero, cayendo inconsciente.
De nuevo, el Doc Hayward acompañó a su paciente al hospital — esta
vez llevado por el Sheriff Truman — y lo ingresó con el mismo
diagnóstico: contusión de grado 2.
Mientras estaban ahí, según los registros del hospital, Ben Horne fue
dado de alta—luego de ser examinado y liberado por el doctor de turno,
no el Doc Hayward— fue llevado a casa por su hermano Jerry.
Quinta curiosidad: El Agente Cooper, según los registros disponibles,
pasó ese día en el hospital antes de darse de alta —sin recibir la
confirmación médica— esa misma mañana. En esos dos días
desaparecería de Twin Peaks y de nuestra vista por el próximo cuarto de
siglo. También sabemos—por un reporte escrito por el Sheriff Frank
Truman más de 25 años después—que en algún momento en ese día,
mientras hacía su ronda, el Doc Hayward vio a Cooper en el pasillo del
hospital totalmente vestido en su traje negro habitual, yéndose de la
habitación de terapia intensiva ocupada por Audrey Horne.
Sexta curiosidad: nueve meses después, casi exactamente, Audrey Horne
dio a luz a su hijo Richard Horne. El acta de nacimiento afirma que la
identidad del padre es “desconocida”.
Séptima curiosidad: en dos días, el Agente Cooper había desaparecido y
el Major Garland Briggs—reportado como la última persona en el pueblo
a la que Cooper visitó antes de su desaparición—había sido declarado
muerto luego de un incendio en el puesto de observación Alpha en las
montañas del bosque de Ghostwood. Aunque el carbonizado cuerpo
encontrado en la escena estaba muy dañado para identificar a través de
la recientemente incipiente tecnología ADN, el descubrimiento de un
par de dientes perdidos, que coincidían con la placa dental de Briggs,
llevaron a la conclusión que había sin duda muerto en ese fuego, la
subsecuente investigación del FBI concluyó en motivos “desconocidos”.
Octava curiosidad: en esos tres meses de aparentes eventos
interrelacionados, los siguientes eventos ocurrieron. Luego de haber
pasado una vida entera en el estado de Washington, sin aviso, el Doc
Hayward abruptamente terminó su próspera práctica médica y se movió
a través del país al pueblo de Middlebury, Vermont. Un poco después,
Hayward y su esposa, Eileen, luego de 26 años de matrimonio, llenaron
el papeleo de un indiscutible y de mutuo acuerdo divorcio. En ese mismo
mes, su hija más grande, Donna—justo después de graduarse con
honores en la secundaria de Twin Peaks—también dejó el pueblo
definitivamente, asentándose en Nueva York. Su madre, todavía
confinada a una silla de ruedas luego de un accidente casi dos décadas
antes, se quedó en la casa de la familia Hayward en Twin Peaks, donde
crío a sus dos hijas menores, Harriet y Gersten, sola.
Novena curiosidad: He identificado un caudal de ingreso—$7500 por
mes—en la cuenta bancaria de Eileen Hayward. Esos pagos comenzaron
el mes que el Doc Hayward dejó el pueblo y se mantuvieron incluso
hasta el día de la muerte de Eileen, por neumonía, en 2009. Estos
parecen ser depósitos directos desde una cuenta offshore en las Islas
Caimán. Seguí esa cuenta y me llevó a una corporación registrada a la
fundación Horne.
Al momento de redactar esto, el director de la fundación, Benjamin
Horne—a través de su abogado—rechazó mis repetidos pedidos para una
entrevista sobre este tema. Ya que todo el papeleo se hizo de acuerdo a
la ley existente, y no hay apariencia de un posible crimen o asociación
ilícita, el departamento de justicia se negó a abrir una causa por este
tema.
Mi sensación—no enteramente apoyada por este hecho— es que algo
inapropiado sucedió esa noche en la casa de los Hayward que hizo que
Benjamin Horne cayera. Los efectos de ese evento parecen ser
devastadores—y efectivamente destruyó—para una de las familias más
queridas y admiradas de la comunidad. Harriet pareció ser quien sufrió
los menores efectos; luego de la escuela estudió en la Universidad de
Washington, convirtiéndose eventualmente en una pediatra en la zona
de Bellevue, en los suburbios de Seattle. Gersten.. volveré a ella en un
momento.
Llegada a Nueva York en 1992, Donna Hayward comenzó a tomar clases
de pregrado en la Hunter College. Recién había cumplidos los 18 años.
Se mantuvo a sí misma trabajando como modelo, eventualmente
firmando con la exclusiva agencia Ford. Todos los reportes indican que
durante ese tiempo cortó comunicación con ambos padre y madre,
intercambiando cartas y ocasionalmente llamando solo con sus
hermanas menores. De la misma manera cortó contacto con todos sus
antiguos amigos de Twin Peaks, haciendo una sola excepción: unos años
más tarde, intercambió cartas con Audrey Horne. (Aprendí esto de
Donna en persona, respondiendo por carta a mano, no por email, mis
múltiples pedidos hacia ella. No quiso intercambiar cartas a fondo
conmigo o discutir contenido de ninguna índole).
Mientras su carrera de modelo avanzó, Donna dejó la universidad luego
de su primer año. El trabajo la llevó a varios países del extranjero y
trabajó en París, Milán, Mónaco y otras mecas de la moda. Dentro de la
industria fue considerada como una de las “caras nuevas” de los
noventas—luego de la decadente década previa—una vuelta al look
“americano”, quizás mejor resumido en Kathy Ireland.
Para ser franca, Donna tomó el camino más rápido. Durante este
tiempo, frecuentemente apareció en varias columnas de prensa rosa y de
periódicos de Nueva York, donde fue vinculada románticamente con una
amplia variedad de hombres de alto perfil: una estrella de telenovelas,
un jugador de tenis profesional, un magnate de la vida nocturna y un
descendiente menor de la familia real europea.
Cerca del final de la década, mientras ella llegaba a los finales de sus 20s
y su carrera de modelo comenzó a caer, Donna se casó con un hombre
casi veinte años mayor que ella, el cofundador de una exitosa empresa
de internet y una prominente figura en la comunidad de Nueva York.
Justo antes del cambio de siglo, en algún evento de caridad sin
especificar en un fin de semana, Donna aparentemente se cruzó con
Lanna Budding Milford, la viuda del editor del Twin Peaks Post, Douglas
Milford. Con ambas vestidas de alta costura y amplias sonrisas, su foto
estuvo en la página de sociedad en el New York Post. Mientras Lana
parece brillar, en un examen más cercano, algo alrededor de la expresión
de Donna parece tenso, con tensión y consternación.
Es imposible determinar si este encuentro tuvo algo que ver con lo que
pasó después, pero la historia de hadas de Donna en Nueva York—polo,
yachts, helicópteros, el juego completo de exceso material
estridente—se desentrañó poco después, exponiendo la realidad de una
vida mucho más dura: luego de cuatro años de matrimonio, Donna
discretamente, y al comienzo de manera voluntaria, entró a
rehabilitación por adicción a las drogas y el alcohol. Esto demostró ser
solo la primera de las cuatro temporadas de Donna en rehabilitación—la
última en la cual luego de una estadía involuntaria en el hospital
psiquiátrico McLean, en Massachusetts, fue el resultado de una
intervención. Este episodio final—en el cual fue reportada como
desaparecida por su esposo, luego encontrada dos días después en una
casa de crack en el Lower East—parece haber disparado la muerte por
una falla en el corazón de su madre, Eileen, con quien Donna nunca se
reconcilió ni, hasta donde puedo determinar, habló en 17 años desde su
súbita desaparición de Twin Peaks. Donna no fue al funeral.
Poco después de su liberación de McLean, ahora sobria pero temblorosa,
el marido de Donna comenzó los trámites de divorcio. Ya que había
firmado un acuerdo prenupcial, a Donna solo le fue otorgada una
pequeña suma de seis cifras y un modesto estipendio. Pronto se mudó a
un apartamento en las afueras de New Haven, Connecticut, lejos de las
luces en las que vivía donde rigurosamente asistió a los encuentros
locales de 12-pasos y consiguió estar en sobriedad.
Llegando a los cuarenta y frente a un futuro incierto, en este punto
Donna se acercó a su padre, Will Hayward, por primera vez en más de 20
años. Este contacto pareció llevar a su reconciliación. En ese año, Donna
se movió al pequeño pueblo universitario de MIddlebury, Vermont,
donde Will — ahora en sus setentas — todavía practicaba la medicina
familiar. Donna se movió con su padre y comenzó a trabajar de asistente
suyo. El último año el Doc Hayward lentamente bajó sus horas de
trabajo aunque dice que no pretende retirarse totalmente. Donna
continua a su lado día a día, viviendo una vida tranquila y muy activa
como sponsor de la comunidad de alcohólicos anónimos. Aunque
rechazó muy cordialmente todos mis intentos de contactarla, he
descubierto que está estudiando para recibirse de enfermera.
Debo mencionar que su hermana pequeña, Gersten, sufrió en primera
plana los efectos de lo que sea que ha dividido a esta familia. Gersten era
una chica excepcional en muchos ámbitos; un prodigio musical, tocó el
piano como solista en eventos musicales por todo el noroeste en su
adolescencia. Fue también una matemática talentosa, tomando cursos
de nivel universitario cuando aún estaba en primer año de la secundaria;
se graduó de la secundaria a los 16 con muchos ofrecimientos de becas
de prestigiosas universidades. Con conocimientos fluidos en más de
cuatro idiomas, Gersten mantuvo un IQ por sobre los niveles de genio.
A través de su infancia y adolescencia, su excepcionalismo en tantas
disciplinas funcionó como una coraza de la tristeza y turbulencias que
rodearon a su familia. Parece que una vez que entró a la universidad
Stanford, a los 16, toda esa energía que puso en esas habilidades de
alto-stress no la protegieron del trauma que sufrió de niña ni la
prepararon emocionalmente por las demandas internas que este mundo
adulto ahora le estaba exigiendo. A la mitad del segundo semestre,
luego de mostrar síntomas alarmantes de mala adaptación a sus nuevas
circunstancias, Gersten sufrió lo que se diagnosticó como un colapso
nervioso y crisis emocional.
Luego de seis semanas de tratamiento en un hospital psiquiátrico en la
zona de Bay Area, fue dada de alta, retirada de Stanford y devuelta a
casa en Twin Peaks para vivir con su madre. Gersten mantuvo y
continuó con el cuidado psiquiátrico y su salud mejoró, pero
lamentablemente su habilidad para hacer frente con las pruebas que el
día a día le daba no. Aunque varios doctores le prescribieron una serie
de antidepresivos, Gersten comenzó a tomar drogas callejeras mucho
más fuertes para calmarse, en simultáneo con la tendencia nacional en
consumo de opioides y drogas de diseño.
La muerte de su madre, Eileen, en 2009, le quitó su influencia protectora
y seguridad social lo que aparentemente terminó por trastornarla mucho
más. Esto llevó a una serie de imprudentes y caóticas relaciones con una
numerosa cantidad de hombres y mujeres. La más dañina de todas esas
ha demostrado ser la que tuvo con Steven Burnett, un inestable
sinvergüenza vendedor de droga de baja calaña en la zona de Twin
Peaks, quien también se convirtió en su recurso primario para conseguir
sus narcóticos.
Esta relación fue precedida y aparentemente también se superpuso con
el matrimonio de Steven con Rebecca Briggs, la hija de Shelly y Bobby
Briggs. Ya en sus veintes, Becky trabajó en una panadería propiedad de
Norma Jennings en Twin Peaks. Una orden de arresto fue expedida
recientemente para Steven Burnett como cómplice sospechoso de una
operación internacional de narcotráfico —el cual, por cierto,
desapareció—que vinculaba de manera prominente al hijo de Audrey,
Richard Horne—también desaparecido y entre otras cosas, con una
orden de arresto por atropello y fuga—y un deshonesto oficial del
departamento del sheriff, Chad Broxford, quien actualmente se
encuentra a la espera de su juicio por múltiples causas. La intervención
a tiempo de su madre, Shelly, y su padre, el Oficial Briggs, parece
haberle ahorrado a Becky cualquier problema legal permanente, pero
Gersten no se ha visto desde entonces y se cree que abandonó la zona.
Nada me complacería más como cierre de esta narrativa que reportar
que la experiencia cercana a la muerte de Audrey Horne en el banco
resultó en una reconciliación con su padre, Ben. Lamentablemente no
parece ser el caso. Los desconocidos movimientos sísmicos que llevaron
a la disolución del matrimonio Hayward parecieron causar una especie
de daño colateral en la unión marital de más de 30 años del matrimonio
Horne. Habiendo vivido separados por más de una década, Ben y Sylvia
Horne se divorciaron casi dos años después de la disolución de los
Hayward. Ambos se quedaron en el área de Twin Peaks: Ben mantuvo la
vieja casa familiar y Sylvia se mudó a una mansión en una zona
exclusiva y recientemente urbanizada donde desde hace tiempo asumió
el rol de la custodia y cuidado de su hijo con necesidades especiales,
Johnny—con un profundo caso de autismo—quien ahora está en sus
cuarentas.
Audrey se despertó del coma en el que estuvo luego de tres semanas y
media. Aparentemente no tiene memoria alguna del evento en sí y en un
principio parecía en camino a una recuperación total. Dos eventos
alteraron su trayectoria. La primera, la decisión de su padre de vender la
parcela de 350 acres perteneciente a la familia Horne en el bosque de
Ghostwood—la venta que Audrey estaba protestando al momento de la
explosión en el banco—a un grupo financiero que inmediatamente
comenzó la construcción de una prisión estatal privada en el sitio.
Luego Audrey descubrió, dos meses después de su salida en el hospital,
que estaba embarazada.
Audrey rechazó todas las ofertas de ayuda financiera de parte de su
padre y madre, se mudó de la casa familiar a un pequeño apartamento y
preparó, tal puso en una carta a su madre escrita por esa época, para el
rol más importante de su vida: criar a su hijo como madre soltera.
Audrey acababa de cumplir diecinueve cuando su hijo, Richard, nació.
Nunca volvió al colegio, terminando sus estudios de manera
independiente en el transcurso de esos próximos dos años.
Posteriormente se matriculó en la universidad local, estudiando
economía y administración de empresas.
Luego de obtener su título, abrió una peluquería y salón de belleza en el
pueblo, la cual exitosamente administró desde entonces. Fue, en gran
medida, muy reservada y tuvo muy pocos amigos fuera de clientes y
empleados. Nunca comentó públicamente—ni se la oyó especular con
nadie—acerca de quién podría ser el padre de su hijo y nunca estuvo
interesada en discutir eso con nadie. Si Audrey misma tuvo alguna
curiosidad acerca de la identidad del padre, nunca hizo uso de algún test
de paternidad que yo haya podido descubrir. Uno puede concluir que
nunca le importó o que siempre supo quién era todo este tiempo. (La
única pista posible que he podido encontrar a través de esas líneas es la
foto enmarcada del Agente Cooper que cuelga en la pared de su oficina
en la peluquería)
Fiel a su palabra aunque su madre, Sylvia, jugó un papel importante
como la abuela de Richard, Audrey crió al niño completamente sola.
Aparentemente nunca dejó que su hijo conozca a su abuelo Ben. Las
circunstancias cambiaron luego del décimo cumpleaños de Richard,
cuando, sin aviso, en una ceremonia privada, Audrey se casó con su
viejo contador. Testigos cercanos a esta situación sugieren que fue más
una unión por conveniencia financiera que afectuosa y durante mi
investigación me he topado con numerosas escenas públicas, consumo
excesivo de alcohol, abuso verbal e infidelidades sexuales—todas
presuntamente del lado de la esposa.
La pareja brevemente consultó un consejero marital y Audrey
aparentemente también consultó a su propio profesional psiquiátrico
durante este tiempo pero esos archivos están sellados y me son
inaccesibles. Hace cuatro años, Audrey cerró la peluquería. No mucho
después parece haber desaparecido de la vida pública hacia, o
aislamiento agorafóbico, o —según sugiere un rumor—una clínica de
atención privada. El titular de la familia Horne se negó a responder
todas las consultas al respecto de su paradero.
Ben Horne pasa la mayor parte de su tiempo en el hotel Great Northern,
donde tiene una suite privada para su uso personal pero usualmente
duerme en su oficina. Pareciera pasar tan poco tiempo en su mansión
familiar como le es posible; su hermano, Jerry, todavía vive en su ala
privada allí. Ben continúa activo en sus variados negocios como
siempre, pero desde la venta de su porción del bosque de Ghostwood—y
el impacto que tuvo en la vida de su hija—parece más que claro que ha
conducido sus inversiones y compras hacia un plano mucho más ético.
Continúa profundamente trastornado por el proyecto en el que
eventualmente terminó lo que era la tierra Horne en Ghostwood. La
prisión privada puesta y llevada en producción allí en 2001, un
controversial proyecto no solo en el pueblo, sino a nivel regional.
Poseída por una empresa fantasma de un turbio consorcio de inversores
conservadores en el medio oeste, probó ser un propietario ausente en
todos los sentidos. Una brutal y fea estructura—construida por
contratistas de baja calaña para ahorrar dinero— el centro penitenciario
de Ghostwood es ampliamente considerado lo más feo de este
inmaculado valle. Ben Horne mismo se ha referido públicamente, en
más de una ocasión, a ella como “una peste en nuestra tierra”. Aunque
la prisión proveyó algunas oportunidades de trabajo de bajo salario para
empleados sin habilidades desplazando algunas de las industrias
madereras locales, es, sin lugar a dudas, trabajo totalmente desalentador
con muy poco interés real en sus empleados. Cuando los trabajadores
intentaron sindicalizarse a principios de siglo, la compañía simplemente
se rehusó a reconocer su derecho a negociar colectivamente y amenazó
con limpiar a los trabajadores fuera del estado. La estrategia funcionó y
los empleados retrocedieron al instante. La llegada de la prisión
coincidió con un pronunciado aumento de cuestiones en la comunidad
médica local: alcoholismo, depresión, prescripción y abuso de los
opioides, tráfico ilegal, violencia doméstica y suicidios. La mayoría de
los afectados siendo empleados de la prisión o familiares. Una editorial
del Twin Peaks Post se refirió a esta tragedia incipiente como
“epidémica”.
(Nota al pie interesante: el jefe administrativo de la prisión Ghostwood
en este tiempo, el Alcalde Dwight Murphy, cruzó nuestro radar durante
la reciente investigación Blue Rose. Valdría la pena ver si su ulterior
asesinato estuvo relacionado de alguna manera con sus años en
Ghostwood).
Mi entrevista personal con Ben Horne en el hotel Great Northern—a la
cual sorprendentemente, accedió—reveló un hombre en la cúspide de su
edad mayor, con una triste figura y lleno de arrepentimientos por lo que
él ve como sus grandes fallos. Abiertamente clama tomar completa
responsabilidad por el daño hecho a su familia y no está dispuesto a
culpar a nadie más que él.
También se lo ve movido por un impulso urgente de encontrar una
dirección espiritual para su vida y mencionó que está intentando pasar
más tiempo en la naturaleza de la que está acostumbrado. Mi impresión,
en cuanto a esto, es que siente el paso del tiempo presionándolo y
parece decidido a arreglar las cosas.
De todo esto, lo que más lamenta—o al menos lo que más quiso
expresarme a mí personalmente—es la venta de esa porción familiar del
bosque de Ghostwood. Habiéndola visitado recientemente,
personalmente puedo dar fe que la Correccional de Ghostwood es más
que es una mancha presente en los vírgenes valles de Blue Pine
Mountain. Su largo historial de denuncias de empleados la ubica en el
10% más bajo del floreciente fenómeno nacional de las prisiones
privadas. Extendidos reportes de abuso y negligencia hacia sus reclusos
la ubican incluso más bajo. Estoy también investigando acerca de
rumores sobre complicidades entre las autoridades de la prisión y
algunas fuerzas regionales locales—que no incluyen, me apresuro a
agregar, al departamento de sheriff de Twin Peaks—para aumentar las
tasas de arresto en ofensas relativamente menores para “aumentar” lo
que se entiende en el ambiente como “la población de la prisión”. Entre
paréntesis, esto es un tema potencialmente explosivo que debería
importarle a cualquier fuerza de la ley que se precie, algo merece
atención a nivel nacional.
El hermano menor de Ben, Jerry Horne, su pequeño compañero de
negocios de toda la vida—y no sé si también compañero de crímenes;
aunque Ben se ha enfrentado a acusaciones de malversación muchas
veces en el pasado, hay que admitir que ni él ni su hermano se han
enfrentado jamás a una causa legal—ha elegido una vida
particularmente diferente las últimas dos décadas. Soltero de toda la
vida, Jerry parece haber ondeado toda su privilegiada existencia sin
formar ningún lazo romántico; sí una sucesión de affairs efímeros que
su corazón ha acumulado en abundancia.
Sigue siendo al día de hoy un viajero entusiasta—es hábil
conversacionalmente en casi cuatro idiomas—y parece haber tomado el
rol perpetuo de “agente” para el negocio familiar, llevando acuerdos de
compañías no solo en Estados Unidos sino también en el mundo
(Dinamarca, Finlandia, Brasil, Noruega, Francia y Marruecos, para
nombrar algunos). En otras palabras, Jerry primero los atrapaba y Ben
asumía una posición más cercana hacia los negocios. Una análisis de las
palabras que las noticias han escrito sobre el pintoresco hermano de Ben
son las siguientes: tábano, alegre, entusiasta, inquieto, optimista,
bondadoso, salvaje, espontáneo, alma de la fiesta. Captas la idea. Si
alguno de los variados negocios de los Horne se originó por Jerry, es
difícil de determinar hoy.
Aunque con una notable excepción. A través de los últimos diez años,
Jerry comenzó y siguió un nueva aventura comercial que es, sin ninguna
duda, resultado de su propia iniciativa. Esta operación también
pareciera estar preparada, como el resultado de un reciente cambio de
las convenciones legales y sociales, para convertirse oficialmente en el
emprendimiento más masivamente exitoso de la historia de la Horne
Corporation. Uno puede darle el crédito a Jerry pero realmente
precisamente anticipó la legalización de la marihuana en el estado de
Washington. Más que eso, de hecho, fue uno de los donantes y
organizadores más grandes mucho antes de la legislación oficial en
2012. Anecdóticamente, parece que la motivación por su activismo va
mucho más que sus ideas libertarias o financieras hacia lo personal;
según múltiples fuentes Jerry está perpetuamente volado como los
satélites de altas comunicaciones desde casi 1969.
(Por ejemplo, solo una pequeña muestra de la evidencia que confirma:
como un estudiante universitario—confirma Gonzaga, clase del
68—Jerry manejó a través de todo el país para asistir a Woodstock en su
propio tráiler. Aparece brevemente en la película ganadora al Oscar al
mejor documental de aquel icónico concierto, literalmente emergiendo
de su tráiler con un grupo de atractivas chicas en una nube de humo.
Fue por años un conocido socio del ahora renombrado autor Ken
Kesey—”Alguien Voló Sobre El Nido del Cuco”—un libertino y
“sesentoso” avocado a la apertura de la conciencia, como miembro de su
séquito de seguidores, conocido como los “Merry Pranksters”. Título del
cual, ahora que lo pienso, es conciso como la esencia del propio Jerry
Horne podría ser. Por ejemplo: Jerry una vez intentó obtener la licencia
para el uso de marihuana medicinal—años antes de que se convirtiese
legal—para tratar su “adicción a la marihuana”)
Ya que actuó con inusual disciplina y concentración, la preparación de
Jerry se mezcló perfectamente con la oportunidad resultando la
producción de cannabis más exitosa del estado de Washington en
un—perdón la frase, Jefe—ambiente altamente competitivo y
estrechamente regulado. Jerry ha incursionado privadamente por
décadas como un botanista amateur—”plantando lo suyo”, como decían
en la “comunidad medicinal”—y desde la legalización ha desarrollado
personalmente una docena de cepas “Frankenstein” e híbridos de
alarmante potencia. (Entre sus más populares, para ilustrar el punto,
“De quiénes son estas manos?”, “Daño colateral” y “El centro no va a
aguantar”).
Los efectos de estos han hecho sus productos entre los más codiciados
en el mercado y en un anuncio reciente, informó que tiene planes de
abrir una cadena de tiendas al por menor (nombre a definirse, pero entre
los dominios que ya reservó están: “AHigherCalling.com”,
“EightMilesHigh.com” y “UpUpandAway.com”) indica que está
posicionando la operación para moverse al mercado regional y, esperan,
nacional mientras las leyes de cannabis sigan siendo cada vez menos
prohibitivas.
Jerry indudablemente se suavizó con el tiempo, un efecto que no debería
sorprender ya que a este punto ha almacenado niveles de THC en su
sistema que podría preservar a un mamut lanudo. Sigue siendo, como
siempre fue, un lobo solitario por naturaleza dadas sus largas caminatas
en la naturaleza—su único amigo fuera de la familia Horne parece ser el
Dr. Lawrence Jacoby (indagaré más acerca de esto). Al día de hoy, no
tiene ninguna pareja en su vida. La más reciente de sus amantes Jasmin
Caparis, de Suiza, volvió a su país meses atrás. Entre los hobbies de Jerry
se incluye el coleccionismo de mariposas, observación de pájaros,
horneado—entre los que uno sospecha hay un componente
“profesional”—y también un audiófilo apasionado. Su colección de
discos originales y reediciones literalmente llenan un granero, uno que
utiliza en una de las cabañas cercanas al pequeño lago en el bosque
sobre Twin Peaks, donde, la leyenda dice, alguna vez colaboró con el
famoso músico Neil Young para construir un sistema de sonido único
que efectivamente convierta esas dos cabañas en parlantes gigantes,
utilizando los cobertizos como subwoofers.
Se cuenta que Jerry ha remado en una canoa al medio del lago, activó el
sistema de sonido por control remoto y subió el volumen—según lo que
se dice—hasta 11. La pared de sonido resultante de ciertas grabaciones
que puso creó gran oleaje en el agua y asustó a la mayoría de la fauna
salvaje en un radio de cinco millas a la redonda. (Se dice que una vez el
Doctor Jacoby mencionó, en su programa de radio pirata, que un
invierno la explosión que causó la reproducción de Bitches Brew de
Miles Davis por Jerry causó una pequeña avalancha).
Encontré una muy curiosa pieza de o bien distracción o bien
desinformación en el dossier original de Major Briggs—o más bien la
sección del dossier que Briggs atribuye al Agente Cooper, dos capítulos
separados acerca del caso de Andrew Packard que Briggs dice haber
encontrado en un cuaderno guardado en la librería del Bookhouse. La
razón de esta discrepancia que encontré—ya sea indicación de que
ambos hombres fueron llevados por el camino incorrecto por sus fuentes
o el resultado de su propio sentido de la discreción para evitar indagar
en un tema profundamente personal y sensible— es difícil de
determinar. (Puede también estar esto relacionado a un tema de
seguridad de alto nivel, lo elaboraré después). Tengo mi propia teoría
acerca de la razón pero le dejaré a usted ser el juez.
En la página diez de la historia de Cooper, menciona que el padre de
Norma Jennings, Marty—dueño y fundador original del Doble R—fue
“diagnosticado con una enfermedad del corazón” y que la madre de
Norma, Ilsa, “dejó el restaurante para cuidarlo”, efectivamente dejando
a Norma a cargo del restaurante. Tres párrafos después, en la página
siguiente, sin especificar las circunstancias, Cooper escribe: “Norma
perdió a su padre en 1978”. De lo que aprendimos en la página anterior,
uno naturalmente concluiría que Marty Lindstrom falleció.
Un tema peliagudo: después de un extensivo análisis, me fue imposible
confirmar esta data de alguna clase de fuente, primaria, secundaria o
terciaria. Ningún obituario para Marty Lindstrom figuró en el Twin
Peaks post ni en ningún diario de la región en 1978. No hay registros o
menciones de servicios funerarios en el área ni pude encontrar un
certificado de fallecimiento contemporáneo aquí o en ningún estado
vecino que corresponda a esta línea de tiempo o circunstancias.
Adicionalmente, ninguna tumba para Marty Lindstrom puede ser
encontrada en ninguno de los tres cementerios de Twin Peaks. En el
siguiente párrafo, la historia de Cooper sigue: “Ilsa nunca se pudo
recuperar de perder a Marty”, que su salud posteriormente decayó y
murió mientras dormía en 1984. Esto sí he podido verificar: Ilsa
Lindstrom falleció cuando él dijo que sucedió, en el momento en el que
Norma heredó el restaurant.
Lo que desde entonces he descubierto es un rastro de evidencia llevando
a un resultado narrativo totalmente diferente—uno que confirma la idea
de “problemas del corazón” en el núcleo de la ruptura familiar, pero en
una variedad totalmente diferente. Jefe, una palabra de advertencia:
Esta no es una historia feliz, no empieza ni termina bien y la parte del
medio es igualmente terrible.
Tal mencionado en numerosas historias sobre el Doble R, antes de su
fundación, Marty Lindstrom trabajó en la Unión Pacífica Ferroviaria por
25 años. Parece de este trabajo obtuvo un espíritu viajero. Desde los
tempranos 70s, Marty tomó de dos a tres viajes largos fuera de Twin
Peaks en tren—como ventaja de jubilado, obtuvo un pase gratuito de por
vida— al menos dos veces por mes, junto con sus solitarias vacaciones
anuales de dos semanas. Esos viajes eran, casi sin excepción, siempre al
área Yakima, un par cientos miles de metros al sudeste, donde Marty
decían mantenía intereses comerciales, inclusive un viejo motel al
costado de la ruta que supuestamente compró de la bancarrota a finales
de los 60. Pude confirmar que Marty Lindstrom sí fue dueño de un motel
en la autopista 24, al este de Yakima llamado “El viajero cansado”. Sin
embargo, el interés más atractivo de Marty parecía ser una ambiciosa
mujer de treinta y tantos llamada Vivian Smith, que en ese tiempo decía
atender el hotel por él. En algún punto al menos cinco años previos a
1978, la esposa de Marty, Ilsa, pareció haber descubierto la verdad
acerca de la doble vida de su marido, que coincide exacto con la ya dicha
“enfermedad del corazón”.
Esto resultó ser fatal, al menos para el matrimonio Lindstrom; Marty
dejó el negocio, la familia y Twin Peaks definitivamente en 1978—el
mismo año que, según escribió Cooper, Norma “lo perdió”. A ese punto
Marty se asentó permanentemente cuidando el motel con Vivian Smith
y, ya que Ilsa le rechazó el divorcio, su convivencia terminó siendo más
de manera legal.
Ese rechazo de Ilsa aparentemente enfureció a la socialmente en
aumento Vivian—la única hija de dos profesores de secundaria, siendo
ella una frustrada actriz y cantante de la zona de Seattle—quien apuntó
ese odio hacia Marty, regular y brutalmente según los testimonios que
he podido recoger de dos ex empleados del Viajero Cansado.
Un arrepentido y lleno de culpa Marty—aparentemente también
consciente que había hecho picadillo su vida y la de su familia—se
marchitó en el medio del asalto psicológico de Vivian y definitivamente
dejó el mundo en 1985, menos de un año después de enterarse que su
abandonada esposa había fallecido en Twin Peaks.
Marty le dejó a Vivian en su última herencia todas sus propiedades y
derechos del Viajero Cansado. También le dejó a ella a la hija de 12 años
que Vivian le había dado en 1973 como resultado de esa pareja ilícita. Su
nombre era Annie y su llegada se alinea perfecto con el inicio de los
viajes de Marty a Yakima. El certificado de nacimiento de Annie lleva el
apellido de su madre, Smith, y creció en y alrededor del hotel
aparentemente sin nunca saber que su padre era realmente Marty.
Testigos me informan que Vivian le dijo a Annie a través de los años que
Marty Lindstrom era su tío.
Norma no sabía nada de eso, hasta que parece que su madre, Ilsa, le hizo
una confesión en el lecho de su muerte en 1984. En ese punto Norma
decidió llegar hasta Marty, con quién apenas hablaba—y solo había visto
una vez—en los seis años desde que se fue de Twin Peaks y del Double R.
No fue una reunión feliz, en donde descubrió que su padre había perdido
severamente su salud mental y física en El Viajero Cansado. También
descubrió que con Ilsa ahora muerta, Vivian había finalmente, y de
manera precipitada, persuadido a su disminuido mentalmente padre a
casarse.
Durante su visita, Norma también quedó atónita al enterarse que tenía
una media hermana de 12 años que había crecido en duras
circunstancias, llena de cicatrices psicológicas y una gran fragilidad
emocional que mostraba. El shock de este descubrimiento cambió la
bondad de la persona de Norma en un fuerte instinto protector hacia la
chica. Annie respondió inmediatamente hacia el único cariño real que le
habían ofrecido y se formó un lazo de amor entre ella. Por muchos años,
Norma se negó a compartir este secreto con su marido, Hank, o con el
amor secreto de toda su vida, Big Ed, Hurley. Por el bien de la chica,
Norma mantuvo su conexión con Annie viva y para ayudarse a hacer
frente, hizo esfuerzos extraordinarios para mantener una relación cortés
con Vivian, la mujer que tuvo ese cruel e insensible papel en la
destrucción de su propia familia. Menos de seis semanas después de la
muerte de Marty, Vivian Smythe Lindstrom se casó con el dueño de una
exitosa compañía distribuidora de cerveza del área de Yakima llamado
Roland Blackburn, un apuesto sinvergüenza con problemas de bebida y
temperamento violento. (Hay más que suficientes razones para
sospechar que Roland ya había entrado abiertamente en una relación
con ella mientras Marty seguía vivo.). Vivian se fue del motel hacia
arreglada propiedad Blackburn con su hija.
Un par de semanas después de eso, los Blackburn oficialmente
adoptaron a Annie y apenas unos días después la enviaron a una casi
medieval y aislada escuela pupilo en Kennewick, Washington, casi mil
millas al este. Según los registros escolares, la única familiar que alguna
vez visitó a Annie durante su primer año en la escuela fue Norma.
Durante el tiempo que estuvo allí, fuera de su madre y su padrastro,
Annie pareció estabilizarse; sus notas estuvieron cerca de ser las
mejores de la clase y los registros escolares la describen invariablemente
como una brillante y entusiasta alumna.
Tres años después, en su año de graduación, durante una visita familiar
para navidad, algo sucedió luego de una celebración una noche entre
Annie y su padrastro. Los detalles son confusos pero mi lectura es ésta:
altas probabilidades de un intento de ataque sexual luego de una noche
de alcohol. Hilando la historia por los registros policiales y varios
testigos, este asalto parece haber sido descubierto o interrumpido por
Vivian, resultando en lo que uno puede imaginar una confrontación
devastadora. Su respuesta: Roland Blackburn salió furioso de la casa,
saltó en su Cadillac DeVille deluxe y en quince minutos se tiró de un
puente hacia el gélido Río Yakima. El auto fue recuperado y Blackburn
fue declarado muerto en la escena. Los investigadores tomaron un largo
vistazo al incidente: debió ser suicidio, lo que habría anulado la
considerable póliza de seguro de Blackburn. Vivian ofreció una
convincente negativa tanto a la policía como a la empresa de seguros de
que algo estaba inquietando a Blackburn hasta ese punto. También hubo
evidencia—imposible de confirmar por los severos daños del accidente—
de que los frenos del auto pudieron haber sido manipulados, sugiriendo
un asesinato, pero el reporte concluyó que no había suficiente evidencia
para suscitar cargos criminales. La compañía de seguros cumplir con su
póliza. Pero el daño estaba lejos de terminar: Annie Blackburn intentò
suicidarse la noche posterior luego de la muerte de Roland engullendo
una botella llena de tranquilizantes y cortándose las muñecas con un
cutter. Descubierta por su madre, fue llevada rápidamente al hospital
local donde le hicieron un lavaje de estómago, cesaron el sangrado y
salvaron su vida. Annie se mantuvo inconsciente—y casi
catatónica—luego del incidente y los doctores rápidamente le
diagnosticaron una crisis nerviosa. Actuando según las
recomendaciones de los médicos, Vivian arregló para que Annie fuera
tratada y confinada en un hospital psiquiátrico en el oeste de
Washington—casualmente el mismo en donde Nadine Hurley y su
madre habían sido tratadas años antes. Annie estuvo seis meses en el
lugar bajo cuidado psiquiátrico constante y consejería psicológica.
Luego que Vivian la ingresó y la dejó allí, nuevamente la única familia
que la visitó regularmente fue su media hermana, Norma. Durante esos
meses, Vivian se enamoró de un encantador y sospechoso forastero
llamado Ernie Niles, que un día apareció en la puerta del Viajero
Cansado. Un informal, afmble estafador. Ernie rápidamente arrasó con
la aparente vulnerabilidad de Vivian. Dejándola tan solo como una
afligida viuda abrumada por la situación e intentando mantener su
propio negocio, se vendió a sí mismo como el tipo que la iba a ayudar a
salir. Empezando como una mano útil en el motel, pronto proveyó más
que una mano, en pocas semanas Ernie se había instalado en la
habitación de Vivian en la mansión Blackburn. Pero quién era
exactamente la víctima en este sórdido pas de deux sigue siendo una
cuestión sin resolver. Cuando Annie finalmente salió del hospital, volvió
a casa para encontrar que Ernie Niles había ocupado el lugar de Roland
en cada ámbito.
Poco después, Vivian se casó con Ernie, siendo el tercer esposo en
menos de cinco años. Aunque villano por naturaleza, el irresponsable
Niles no era para nada como el depredador Blackburn había sido y trató
a Annie mucho más amablemente incluso que su madre. La semana
luego de su casamiento, Annie volvió apresuradamente a su escuela
católica en Kennewick y la siguiente primavera se graduò con honores.
Reacia a volver a casa y todavía muy frágil para lidiar con el rigor de la
vida independiente en la universidad, Annie tomó la decisión de algún
modo impulsiva de tomar los votos y entrar al convento adyacente a su
escuela para postularse en la orden espiritual. Mientras su madre
pareció darle la bienvenida a su decisión—mantenía a Annie fuera de su
vista—Norma no la aprobó en un comienzo. Se negó a intervenir, sin
embargo, pensándolo bien lo mejor podría ser dejar a Annie tomar sus
propias decisiones. Un par de años luego, tal Norma sospechó que
podría pasar, las dudas de Annie acerca de comprometer el resto de su
vida a la iglesia le llevó dejar el convento antes de formalmente tomar
los votos. Ahora en sus primeros veinte, y mucho más fuerte emocional
y mentalmente de lo que estuvo en la última década, Annie, por
invitación de Norma, se movió temporalmente a Twin Peaks para estar
cerca de su hermana mientras navegaba la dura transición a la vida civil.
Norma la puso a trabajar como camarera en el Double R, donde Annie
pareció encajar bien, y con Vivian y Ernie fuera de su vista y de su
mente, su vida finalmente pareció tomar el camino saludable. Poco
después de la mudanza, otro acontecimiento importante ocurrió: Vivian
Smythe Niles y su esposo Ernie llegaron a Twin Peaks, sin avisar, para
visitar, aparentemente así Vivian podía presentarle su nuevo esposo a
Norma. La siempre amable y reservada Norma presentó a Vivian a todos
sus amigos como su madre, negándose a explicar las retorcidas
circunstancias que habían hecho aparecer a esa mujer a su vida.
Un clásico caso de sabotaje emocional le siguió. Mientras vivía del
dinero del seguro de su esposo, Vivian —quien se creía experta en casi
todas las cosas — se mudó a Seattle con Ernie e invirtieron en un
restaurant, el cual rápidamente fracasó. La actitud de Vivan hacia el
Doble R fue snob y condescendiente en el mejor de los casos. (Fue
también, en primera instancia, un recordatorio vívido para Vivian acerca
de los orígenes de clase trabajadora suyo y de Marty que, más que
motivo de orgullo, ella solo veía como vergonzoso). Vivian procedió a
apuñalar por la espalda a Norma, con una vuelta del cuchillo que hacía a
sus viejas ofensas como un cuento de hadas de madrastra. Antes de su
visita, publicó una pista anónima en el periódico local que un destacado
y reservado crítico de comida—con el nombre de M. T. Wentz—estaría
visitando pronto el Double R. Norma, anticipándose a esta visita
anónima, acondicionó el restaurante—manteles, arreglos florales, velas,
etc.—y agregó algunos ítems especiales al menú. Mientras Vivian
todavía seguía en el pueblo, la reseña de M. T. Wentz apareció
impresa—una mordaz y condescendiente desestimación de toda la
empresa Doble R. Sin lugar a dudas, Norma quedó devastada
emocionalmente. Vivian procedió entonces a tomarse el gusto especial
de revelarle a Norma que ella fue la autora del artículo. Furiosa, Norma
le dijo a la mujer que había fabricado gran parte de la miseria en su
familia donde ir y cómo llegar hasta allí. Nunca hablaron una a la otra de
nuevo. Por más despiadado que haya parecido el asalto de Vivian contra
Norma, parece que esto no era más que una perspectiva secundaria de
su visita a Twin Peaks. Ernie Niles siempre se imaginó como un
inteligente y tenaz estafador, pero una vez que se casó con Vivian
Smythe Lindstrom Blackburn, quedó bien lejos de su nivel. Le podría
haber
tomado muy poco esfuerzo a Vivian descubrir que su querido Ernie
había, en un pasado no muy lejano, cumplido una condena por fraude en
la Penitenciaría de Washington que justo coincidió con el tiempo en el
que estaba Hank Jennings—quien estaba por homicidio involuntario, un
crimen cometido como cómplice de Josie Packard en su fallido intento
de asesinar a Andrew Packard—también conocido como el marido de
Norma. Vivian debería también haber
sabido que su aparición con Ernie “el profesor” Niles—como era
conocido en el ambiente—causaría algunas chispas de reconocimiento
con Hank, y conociendo cuán elástica es la moral de Ernie, nada bueno
saldría de eso. Predeciblemente, nada bueno salió. En pocos días, Hank
había envuelto a Ernie en un esquema de dinero fácil traficando drogas a
través de la frontera canadiense para sus viejos socios criminales, la
familia Renault—un dinero fácil que se le ofreció a Ernie y que,
predeciblemente, no podía rechazar. Luego de volver de su viaje inicial
para preparar el acuerdo, Ernie se encontró de repente como un peón en
un juego ajeno, tomado por la agente de la DEA Denise Bryson—la
posesión de fotos de reconocimiento de Ernie con conocidos criminales
en clara violación de sus términos de la libertad condicional, ayudaron.
En cambio de su inmunidad de enjuiciamiento, Ernie aceptó ser un
infiltrado en una operación hecha por Bryson y el Agente Especial Dale
Cooper para desmantelar a la familia Renault. Niles llevó un micrófono
escondido al otro día para “comprar mercancía” en un destartalado
lugar rural llamado Dead Dog Farm, resultando en un desastre. La
transpiración intensa de Ernie por tanta presión desactivó el micrófono
y el humo que empezó a salir de su camisa arruinó el trato. Solo el
pensamiento frío y la rápida reacción de Cooper y Bryson previeron esta
trampa de salir mal; una red lanzada sobre los cabecillas y todas las
operaciones de los Renault quedaron permanentemente deshabilitadas.
Hank Jennis, arrastrado en el alboroto como cómplice, había pasado sus
últimos días como hombre libre y fue pronto devuelto a la penitenciaría
por una condena de 25 años. Como se informa previamente en el dossier
de Briggs, solo dos años después moriría en manos de un convicto con
conexiones familiares con los Renaults. No hay mal que por bien.. etc., y
el resultado fue que Norma Jennings fue finalmente liberada de su
lamentable esposo. (Habrá más en cómo afectó esto a su vida personal).
Por su cooperación con las autoridades, Ernie Niles, tal se prometió,
quedó libre de irse. Agradecido que evitó el desastre, una sorpresa
mayor
lo esperaba cuando en casa en Seattle, Vivian —habiendo dejado Twin
Peaks antes, luego de su confrontación final con Norma—había
organizado un saludo especial. Ernie encontró todas sus cosas
empacadas y apiladas afuera del camino fuera de su casa en Seattle, en
medio de la lluvia torrencial, al momento en el que un agente judicial le
entregó los papeles de divorcio que Vivian había preparado. Entonces, le
lleva a uno pensar, había Vivian, desde el principio, planeado su visita a
Twin Peaks como una manera de deshacerse limpiamente de un esposo
molesto? Si es así, fue su ataque deliberado hacia el autoestima de
Norma simplemente la frutilla arriba de ese postre? O simplemente fue
una monstruo multi-tarea que simplemente planeó cortar las alas de
ambos pájaros con una piedra? De cualquier manera, la escalofriante
visión hacia la indiferencia patológica de esta mujer hacia todas las
personas alrededor de ella le hiela la sangre a uno. Y la magnitud del
daño que hizo no ha sido puesto en claro aún. Con su matrimonio con
Vivian, Ernie Niles, el estafador de mediana edad, llegó a su punto más
alto. Desde el momento de su renuncia abyecta, el resto de la vida de
Ernie continuo en una lenta y predecible caída hacia la tumba. arrestos,
condenas, bancarrota, pobreza, alcoholismo, vagabundeo y una solitaria
y descuidada muerte en la sala de espera de un hospital de Pierce
County en 2005. Sus cenizas fueron esparcidas sobre Puget Sound por
una
empresa de caridad de la prisión. Basta de Ernie Niles. (Sé que estamos
entrenados para retener nuestra simpatía hacia los criminales
empedernidos, Jefe, pero debo confesar que siento cierta obstinada
simpatía por el pobre de mente y sin rumbo de Ernie. Vagando por la
vida como un diente de león en la brisa, muriendo solo en la
pobreza—preferiría su compañía por sobre la de su brutal ex).
Hablando de ella, Vivian Smythe Lindstrom Blackburn Niles enganchó
un último esposo ese año, un ejecutivo de seguros retirado de Bellevue
al que le gustó el corte de su cara. Vivian pudo al fin convencer a un
miembro de la clase a la que desesperadamente aspiró a unirse y
terminó en pasillos italianos de mármol. Realmente hubiese deseado
poder reportar alguna versión del merecido karma que esta persona
debía pagar, pero circunstancialmente, al menos, no hay evidencia de
esto. El esposo número cuatro—Simon Haliwell era el nombre del pobre
tipo—pasó por las puertas del cielo en 2009, luego de ahogarse con un
pedazo de filet mignon de un crucero en algún lugar entre Atenas y
Positano. La viuda Haliwell acompañó al cuerpo de su esposo a casa y lo
dejó en la tumba familiar, fuera de Seattle. Vivian finalmente quedó
rica, segura y sola, y pareció preferirlo de esa manera. No más esposos.
No más víctimas. La próxima vez que su nombre apareció en los
periódicos fue cuando, luego de una breve e indeterminada enfermedad,
murió en 2013 y se unió al señor Halliwell en su mausoleo.
Me gusta pensar que ella encontró su fugaz felicidad en esas semanas
que pasó en el Double R: el amor incondicional de su hermana, el apoyo
de una comunidad de amigos que genuinamente la quería por su
encanto, inteligencia y belleza. Una tardía introducción al tipo de
mundo al que ella tanto quería y merecía vivir. Aparentemente también
experimentó la posibilidad de desarrollar su primera relación romántica
en su vida adulta, tal como sabrán, con ningún otro que tu viejo amigo el
Agente Especial Dale Cooper. Mientras pienso en lo que le pasó
posteriormente, una idea sube a mi mente de alguna manera pensando
que quizás el Agente Cooper tuvo responsabilidad en el hecho. Hay una
larga cadena de circunstancias aquí que lleva al peor—admitido por
él—error de su vida. Estoy haciendo alusión, estoy más que segura que
sabrás, a su coqueteo con la mujer de su ex compañero y antiguo
mentor, Windom Earle. Sabemos que Caroline Earle sufrió tal angustia
mental durante su matrimonio que su acercamiento a Cooper pareció
ser más un llamado de ayuda que un intento de seducción. Cooper
nunca pudo resistirse a un pájaro con las alas rotas—sabrás también
cómo sé yo ahora que es una parte central de su maquillaje: el síndrome
del caballero blanco, la imperiosa necesidad de rescatar cada damisela
en problemas que se cruzó.
(Sin entrar muy lejos en la caracterización aquí, mi sentimiento es que
esto se relaciona directamente a la problemática relación de Cooper con
su madre, una mujer frágil que sufrió durante gran parte de la
adolescencia de Cooper varios grados de problemas mentales y
físicos—productos de su turbulento matrimonio. Antes de que se arregle
por ella misma, Cooper pasó muchísimo tiempo atendiéndola y
cuidándola—quizás, demasiado tiempo—y esto pareció llevarlo a él a
una convicción moral, sino más bien una “obligación” hacia “salvar” a
las mujeres en peligro, algo que llevó toda su vida adulta.)
Aunque la relación con Cooper se mantuvo en el soporte emocional y
fue, el 99% de su duración, platónica, el único momento en el que pasó a
la consumación física coincidió con Windom Earle rompiendo sus hilos.
Esto es lo que sabemos:
De joven, Windom Earle fue, por definición, un talentoso individuo.
Gran maestro de ajedrez a los catorce, admitido en la Universidad de
Pennsylvania a los dieciséis, graduado a los dieciocho, Earle obtuvo una
maestría en justicia criminal en el estado de Pennsylvania y aplicó y fue
posteriormente aceptado en el Bureau como aprendiz. (En su solicitud,
cita haber visto, a la edad de diez años, el popular film I was a
communist for the FBI como la inspiración pivotal a su carrera en el
orden público).
Luego de completar su entrenamiento en Quantico con notas altas
históricas para el Bureau, la primer asignación de campo de Earle llegó a
mediado de los sesentas, como enlace y oficial de seguridad entre el
Bureau y los proyectos en continua evolución de lo que se ha conocido
como el Proyecto Blue Book, durante el cual ahora sabemos que cruzó
caminos con Douglas Milford. (su posterior alianza con usted, Jefe,
como un miembro fundador del grupo Blue Rose del bureau, no necesita,
estoy seguro, detalles aquí).
En 1973 mientras servía al Bureau como investigador del caso
Watergate, Earle conoció y comenzó a salir con Caroline Wickam, una
joven estudiante de leyes que estaba trabajando con el fiscal jefe Samuel
Dash. Se casaron, en una ceremonia civil, en Washington D.C., el 10 de
agosto de 1973, el día después de la renuncia de Nixon a su cargo.
Ya a principios de los ochenta, aunque continuó trabajando en la oficina
del Bureau, Earle y Caroline vivían en Pittsburgh, su ciudad natal, donde
Caroline ahora era una compañera en una próspera compañía de leyes.
Earle iba y volvía seguido, usualmente una o dos veces por semana.
Estuvieron casados por diez años y no tuvieron niños—Caroline estuvo
ferozmente comprometida a su carrera, aparentemente un punto de
tensión entre ambos—cuando Earle comenzó a trabajar junto a uno de
tus protegidos y unirse en su oficina de Filadelfia, Dale Cooper.
Primero, una aclaración: elementos de esta narrativa podrán ser
familiares a usted desde el punto de vista de Cooper en el tema,
recolectados de sus cintas diarias a Diane, o mismo de la propia
transcripción de Diane acerca de esas cintas. Luego de un examen
independiente concluí que las cintas/transcripciones habían sido
fuertemente redactadas y modificadas—es seguro decir que la
motivación de “Diane” para hacer esto, a este punto, es conocida para
nosotros—y no pueden ser considerados una fuente consistentemente
fiable.
A principio de los 80s, una investigación por asesinato de un potencial
asesino en serie—del cual ahora tenemos fuertes razones para creer que
era el propio Earle—atrajeron al joven agente Cooper a la oficina del
bureau en Pittsburgh para su primera asignación de campo. Pronto fue
encargado para participar en la investigación en curso de esos
asesinatos, un esfuerzo encabezado de manera temprana por el Agente
Earle. También sabemos que Earle sospechó una atracción mutua entre
Cooper y Caroline casi desde el momento en el que fueron presentados
en la fiesta de navidad del Bureau en Filadelfia, el año anterior. Cooper
mismo admitió dicha atracción en sus cintas, pero es poco probable que
cualquier cosa se haya salido de ello ya que Cooper había estado varios
meses en Pittsburgh trabajando en este caso. Aunque su encanto nativo
logró disimularlo del resto de su vida, por declaraciones que ha hecho
después sabemos que a esta altura ya Windom Earle estaba en camino a
perder la cabeza
Entonces, Earle no solo sospechaba de la afinidad de su esposa y su
compañero; perversamente procedió a hacer todo lo posible en su poder
para unirlos a fin de poder probar que existía, así justificando la
repulsiva respuesta que ya estaba planeando.
Encontrando excusas frecuentes para trabajar fuera de la ciudad,
ostensiblemente en viajes relacionados a su investigación en curso,
Earle de hecho se quedaba en el pueblo, encubierto, para así poder
realizar vigilancia encubierta. Incluso tomó la rienda para empujar a
ambos hacia el otro—por ejemplo, llevando anónimamente a ambos
hacia la misma ubicación así se podían encontrar
“coincidentemente”—actuando como un trastornado y vengativo
cupido. Esto culminó en ese fatídico fin de semana que pasaron como
amantes, el mismo que Earle pasó el umbral entre un demente privado a
un asesino público.
Aunque el ataque pareció ser un clásico “crimen pasional”—no sólo
siendo aparentemente su intención, sino que quizás, lo que él deseó que
fuera la base de su defensa legal—Windom Earle no contaba con el
hecho que el Agente Cooper se había dado cuenta, de manera privada,
que Earle mismo era el asesino serial que estaban persiguiendo todo el
tiempo. Caroline, parece, había llegado a la misma conclusión, por sí
misma, y confirmándolo por sí mismo cuando junto a Cooper
examinaron los hechos juntos. Está claro ahora que cuando Earle tomó
la vida de su esposa y casi termina con la de Cooper, estaba actuando
para prevenir revelarse como culpable ante el Bureau. En este punto este
“crimen pasional” se convirtió una cobertura para sus verdaderos
propósitos y para ocultar una verdad mucho más escabrosa. El juicio fue
evitado y la verdad fue enterrada junto a Caroline. Cualquier
interpretación hubiera sido más que suficiente para justificar el encierro
de Earle en una instalación de alta seguridad para criminalmente sanos,
un resultado apropiado. También ahora me doy cuenta que a través de
esta tragedia es como usted conoció a Cooper, quien cumplió en cada
sentido los sueños e ideales que Windom Earle alguna vez consagró y
que tan amargamente traicionó.
El nivel de sufrimiento y culpa de Cooper en la secuela de estos trágicos
eventos no puede ser desestimado. Se comprometió encarnizadamente a
sí mismo a la consejería y a su autorreflexión durante su recuperación
física de un modo que fue 100% sincero. Está registrado—bueno,
grabado en cintas, como sea—confirmando que esta experiencia resultó
ser la lección más importante en su vida y, admirablemente, se la tomó a
pecho. Pero, ¿no es eso exactamente lo mismo que satisfacer un
arraigado impulso de salvar a una atormentada mujer de sí misma, Jefe?
¿no lo es?
(¿estoy siendo muy dura con el Agente Cooper aquí? Estoy abierta a
sugerencias, así que por favor déjeme saber si siente que es el caso. No
obstante, creo que la obsesión de Cooper con el caso de Laura Palmer
hace algo de eco con esta tendencia).
Déjame traer esto a colación: ¿tiene que ver esta característica
establecida como un factor en la atracción de Cooper hacia Annie
Blackburn? Es posible que lo que le llevó hacia Annie sea algo mucho
más puro y simple: el hecho de que ambos soportaron—y
sobrevivieron— asaltos viciosos de peligrosos criminales hacia el núcleo
de su existencia, lo cual casi les costó sus vidas. Esa poderosa narrativa
personal que los conectó no debe ser minimizada. Por lo que sabemos,
habiéndole dado una chance a su relación de crecer, podría haberse
convertido en el lazo más curativo que ambos hubieran tenido,
posiblemente incluso (un pensamiento que rompe el corazón) el amor
de sus vidas. No está fuera de cuestión, y sé que debe ser lo mínimo que
le hubiera deseado a su amigo. Lamentablemente, nunca lo sabremos.
Sabemos que luego de diez años en confinamiento solitario en una
prisión de alta seguridad, Earle diseñó un atrevido plan de escape y se
esfumó sin dejar rastro. También sabemos que, siendo el tipo de
desafíos que siempre disfrutó, se escapó a un escondite que previamente
había establecido en una penitenciaría abandonada de Filadelfia, la
prisión para los locos criminales más viejas del país. Desde ahí lanzó el
plan de venganza que aparentemente había estado planeando todo este
tiempo.
Earle había estado en Twin Peaks por más de un mes—su ola de
crímenes y delitos son conocidos para nosotros y no necesitan ser
revisados aquí—cuando Norma y otros amigos en el Doble R animaron a
Annie Blackburn a entrar en el concurso de belleza local, el certamen
Miss Twin Peaks. Con su típica vehemente sinceridad, Annie escribió un
discurso, el cual dio en la “competición de talentos”, que empleó los
sermones habituales acerca de la paz mundial, cautivó a los
jueces—poco ambiciosos, sin duda—y ganó la corona. En este punto el
infierno se desató. Bajo la cobertura de distracciones pirotécnicas,
Windom Earle secuestró a Annie y se escapó con ella sin ser detectado.
El rastro es confuso desde este punto en adelante.
Earle la llevó a una ubicación—aún en este día—sin descubrir, algún
lugar en el Bosque Nacional de Ghostwood. (se deslizan pistas de algún
enfoque “sobrenatural” aquí, de lo cual no estoy inclinada a acreditar,
pero el Archivista y nuestras propias experiencias con Cooper pueden
llegar a ameritar una reconsideración)
El objetivo de Earle parece bien claro. Con Annie en su mano, esperaba
atraer a Cooper a él y finalizar el trabajo que había comenzado en
Pittsburgh años atrás. Más tarde esa noche, Cooper, acompañado de dos
miembros del Departamento del Sheriff, viajó a un lugar del bosque
donde aparentemente tenía razones de creer que Earle podría estar
reteniéndola. Cooper “fue solo”—esto según el testimonio del Sheriff
Truman—y “desapareció” esa noche.
Lo difícil es: no sé a qué se refiere con eso. ¿“fue” adónde?
¿”desapareció” cómo? No está elaborado y Truman desde entonces ha
mantenido sus labios cerrados al respecto, por, supongo, inquebrantable
lealtad a su amigo. La ubicación de Cooper y lo que le sucedió en esas
próximas doce horas se mantiene en la oscuridad. La mañana siguiente,
casi al amanecer, el Sheriff Truman y uno de sus oficiales encontraron a
Cooper y a Annie en un claro cercano. Los oficiales llevaron a Annie
rápidamente al hospital, llevaron a Cooper a su habitación en el Great
Northern, donde el Doc Hayward lo revisó y declaró saludable pero
necesitando descanso y Cooper pasó el resto del día recuperándose en el
hotel.
Windom Earle nunca fue visto de nuevo. Ningún rastro de él, vivo o
muerto, apareció en esos bosques o en ningún otro lado. Como Sabrás,
algunos días después Cooper no solo desapareció de Twin Peaks sino de
cada mapa o red del Bureau por los próximos veinticinco años.
Annie Blackburn pasó un día en el hospital, durante el cual pareció
relativamente sin afectación de lo que sea que vivió allí y alegó no tener
memorias de ello. La mañana siguiente, el personal del hospital la
encontró en un estado catatónico. Ojos abiertos, cabeza mirando al
techo, pupilas dilatadas y perdidas, totalmente inconsciente y sin
respuesta a ningún estímulo visual o aural. Mistificada, no pudieron
encontrar ninguna explicación física subyacente; sus signos vitales eran
robustos. Se mantuvo de esa manera por los siguientes diez días,
durante los cuales la trataron con fluidos intravenosos nutritivos y sus
signos vitales se mantuvieron fuertes. En todo momento Norma o uno
de sus amigos del restaurante estuvieron al lado de su cama. La
condición de Annie lentamente mejoró, al punto que, con asistencia,
eventualmente logró sentarse y caminar. Su impresión se mantuvo
inerte y sumisa—serena, dócil—todo el tiempo. Permitió al personal de
enfermería a vestirla, alimentarla y bañarla siempre que fue necesario.
Pero nunca volvió a hablar, nunca reconoció la presencia de nadie más,
nunca incluso pareció ver o escuchar a nadie ni nada enfrente de ella.
Dos meses después, Norma mudó a Annie en casa, donde empezó a
cuidar personalmente. (Conociendo a Norma, esto no es para nada
sorprendente, considerando que su madre, Vivian, nunca devolvió
ningún llamado acerca de la condición de Annie—ella ya se había
mudado con su nuevo esposo donde ninguna mención de su pasado era
bienvenida). Un año después de haber sido encontrada en el bosque,
Norma llegó a su casa y la encontró desplomada en su cama, en un
charco de su propia sangre; había cortado sus muñecas de nuevo con los
pedazos de un vidrio cortado. Norma la descubrió justo a tiempo y la
llevó rápidamente al hospital. Nuevamente, Annie nunca dio la mínima
indicación que sabía lo que se estaba haciendo, dónde estaba o con
quién. Se mantuvo despierta y alerta, y completamente distante de sus
alrededores. Sí, sin embargo, habló una oración la siguiente mañana en
el hospital. Hasta donde cualquiera podía recordar, era la única cosa que
había dicho desde que fue encontrada en el bosque. Aunque había gente
en la habitación, incluyendo a Norma, nadie le había hablado a
ella—sabían bien—así que no estaba respondiendo ninguna pregunta de
nadie presente. “Estoy bien”, dijo.
Se tomó nota de esto en su registro: 8:38 A.M. Después de lo cual, según
sus registros, Annie volvió a su aislamiento impenetrable y no profirió
otra palabra. El doctor de guardia anotó en su registro: “Debió haber
sido una respuesta a alguna alucinación auditiva”.
La condición de Annie no mejoró. Por recomendación de cada doctor
que consultó, Norma finalmente reconoció que, si ella deseaba tener
alguna esperanza de mantener el resto de su vida laboral, no podría
cargar con la responsabilidad completa del cuidado de su hermana.
Luego de su segundo intento de suicidio, Annie requirió la supervisión y
observación a tiempo completo. Nuevamente, de manera fiable, la
madre de Annie, Vivian, rechazó todos los ruegos de ayudarle en
cualquier aspecto. En esas pocas semanas, luego de una colecta
comunitaria que ayudó a Norma a llevar la carga del compromiso
financiero—siendo Ben Horne, de algún modo sorprendente, el
contribuyente mayor—Annie fue transferida a un hospital psiquiátrico
cerca de Spokane.
Ha estado allí desde entonces. Visité el hospital recientemente y estuve
dos horas sentada con ella. Todavía es muy hermosa, su cara sin arrugas
y joven en apariencia, pacífica en temperamento y dichosamente
distante de todo y todos alrededor de ella. Parece que difícilmente haya
envejecido un día. Se sienta sola y todavía cada día, todos los días, sin
necesidad o interés de cualquier tipo de estímulo externo o actividad.
Obediente y cooperativa, no muestra interés en alimentarse a sí mismo
pero nunca objeta ser alimentada. Sus ojos, lejos de parecer aburridos o
lejanos —como su condición y diagnóstico le llevaría uno a pensar—
parecen vivos, llenos con una misteriosa y vívida vida interna. Pero una
última anomalía apareció frente a mí mientras examinaba sus registros y
archivos de video y puede también interesarle a usted, Jefe.
Cada año, una vez por año, en el aniversario del día que fue encontrada
en el bosque, sin responder a ninguna consulta hecha a ella,
precisamente a 8:38 de la mañana, le dice la misma oración a nadie en
particular: “Estoy bien”, dice.
Es la única característica identificable que pude encontrar en un, de otro
modo, paisaje plano y aburrido. Los doctores me dicen que ahora, luego
de un cuarto de siglo, es muy improbable que su condición alguna vez
cambie o mejore.
Y parece, con una elipsis sin fin más que un período, que aquí es donde
nos despedimos del lamentable camino en la vida de Annie Blackburn.
Quisiera incluir una curiosa y, quizás, relacionada posdata. Como
consecuencia de la ola de crímenes de Windom Earle, la vida en Twin
Peaks tomó una cantidad considerable de tiempo para volver a ser
“normal”. Este detalle se destacó para mí:
Se acordarán del dossier del Major Briggs la historia de Lana Budding
Milford, la joven aventurera sexual que—por una noche, en todo
caso—se casó con Doug Milford, editor del Twin Peaks Post. Cuando
Annie Blackburn desapareció, reapareció y rápidamente descendió a su
estado crepuscular, los organizadores del certamen—luego de aguardar
un respetable intervalo de sesenta días—hicieron un anuncio público
que la representante que habían elegido no estaba en condiciones de
cumplir las funciones en su cargo. Y sí, desde una posición cívica, Miss
Twin Peaks sirve, de manera verificable, obligaciones de relaciones
públicas en un pequeño pueblo, junto con tareas de corte de moños,
juegos de bienvenida y poses fotográficas cuando hay visita de
mandatarios.
El consejo del pueblo votó que, en la trágica ausencia de Annie, la otra
finalista de Miss Twin Peaks debería asumir el título y llenar esa
posición. Esa fue, según los puntajes, Lana Budding Milford. El hecho de
que en las semanas posteriores a la muerte de su esposo Lana había sido
visto—varias veces por varios testigos en varios lugares—besuqueándose
con el hermano sobreviviente de Doug, el alcalde de hace años Dwayne
Milford, no debió haber sido visto como un factor perjudicial o
persuasivo en su decisión, o al menos eso he sido llevada a pensar.
Reconfortar a su cuñado en tiempos de necesidad, de manera más
caritativa, como una expresión natural de madurez de Lana y abundante
compasión por su compañero. Ahem.
Aunque la apariencia externa del arquetipo de “mujer oscura” continúa
fascinando, no es el detalle que me interesa aquí. Me topé con las
posesiones de Dougie al momento de su muerte, como un apéndice a la
autopsia, brevemente resumidas aquí:
• Causa de la muerte: paro cardíaco
• Cuerpo desnudo, encontrado en la cama
(La mañana posterior, como recordarás, a la noche de bodas de Doug y
Lana en la suite de luna de miel en el hotel Great Northern)
• Accesorios personales recuperados: en la mesa de luz del difunto, un
reloj Rolex, un anillo verde jade.
Okey. El casamiento había tenido lugar aproximadamente catorce horas
antes. La esposa y el marido habían sido vistos, como la tradición dicta,
cambiando anillos durante el recitado de sus votos en una habitación
llena de testigos. Verifiqué esto. Sin embargo a pesar que la ceremonia
pasó hace más de 25 años, ninguno de los aproximadamente quince
participantes de la ceremonia que entrevisté recuerda que el anillo que
Lana le dió a Doug fuese “verde jade”, sin embargo fue identificado
como un anillo dorado sin adornos. También confirmé esto con el joyero
del pueblo, aún en el negocio, que me pudo proveer de un recibo
mostrando que Doug Milford mismo compró tanto ese como el anillo de
su mujer un par de días antes de la ceremonia nupcial.
Cuando consulté acerca de la disposición del “anillo verde jade”
postmortem, me dijeron que, por protocolo del departamento, debió
haber sido devuelto a la viuda Milford.
(Para refrescar su memoria, hay una amenaza constante en el dossier
acerca de un anillo verde que, aparentemente, aparece y desaparece
constantemente. Es mencionado muchas veces, desde que comienza con
los papeles de Meriwether Lewis hasta el final en la Casa Blanca con
Nixon, donde el mismo Doug Milford lo pudo haber observado en la
mano izquierda del presidente. El portador ha sido descrito varias veces
como “preocupándose” por el anillo, girándolo en su dedo y, bastante
usualmente, su aparición presagia peligro inminente, infortunio o
prematura muerte. Debo confesar que no sé qué pensar al respecto y me
pregunto qué piensa usted.)
Lana, como se mencionó anteriormente, se quedó en Twin Peaks solo lo
suficiente luego de la muerte de Doug para realizar la sucesión y probar
las condiciones de la herencia, punto en el que rápidamente se largó en
las alas de su inesperada ganancia multimillonaria. Luego de eso
apareció en la zona de Hamptons, en los brazos de una ascendiente línea
de acompañantes masculinos hasta enganchar un administrador de su
fondo de cobertura en el camino para llegar a su primer billón.
(Recuerde, esto era mitad de los noventas, cuando los billonarios de
New York City todavía era una raza genuinamente extraña.)
En su camino ascendente en la cadena alimenticia plutocrática, Lana
brevemente salió con un célebre residente de cierta torre homónima en
La Quinta Avenida, quien estaba o bien entre esposas, separándose o
simplemente “de compras”. Pude localizar la fotografía de ambos en una
página de la sección de sociedad en una gala benéfica, en donde el
hombre parece estar portando un inusual anillo verde en su dedo
izquierdo, pero la resolución de la toma parece ser insuficiente para una
observación más detallada.
En cualquier caso, su relación duró poco. Ya que esto fue en el punto
más bajo de las geniales explotaciones financiera—plagada de quiebras,
litigios nocivos y otras proezas—uno sospecha que la siempre ingeniosa
Lana pudo habérselas arreglado para robar un poco del hombre y
decidirse para tirar el cebo en aguas vecinas para atrapar peces más
grandes. Caray, me pregunto qué habrá pasado con ese tipo.
El hombre con el que eventualmente se casó, por cierto, mejoró la
resistencia de Doug Milford por un margen sustancial, ya que la pareja
vivió en felicidad conyugal hasta 2008, donde el magnate murió de un
ataque al corazón en Antigua—la ubicación de su “palacio de
invierno”—durante su caminata mañanera en la playa. Una vez más, la
viuda Lana hizo como un bandido. Escuché decir que derivó hacia el sur
de Francia, pero a ese punto perdí el rastro de la mujer—o, más bien
debo decir, interés. Como una prima espiritual de Vivian Smith, su
historia carece de la fibra moral edificante que me gusta tener en mis
historias. Lana ciertamente amasó suficiente fortuna a este punto para
dejarlo por hoy, y, para decirlo amablemente, con respecto a su “línea de
trabajo”, el motor siguió trabajando, pero el chasis necesita algunas
renovaciones.
De todos modos, a quién le importa. Como mi madre solía decir, la
basura es basura incluso en una bolsa de Tiffany.
Se acordará que cuando el dossier se ocupó por última vez del Dr.
Jacoby—el psicólogo New Age freestyle del pueblo—había sido recién
informado por la junta médica de Washington que, por su menú 24hs de
violaciones al código de ética, su licencia para practicar la medicina
había sido revocada. Aguardando juicio, Jacoby reparó en su casa de la
infancia en la isla hawaiana de Kauai. Viviendo de ahorros—y de una
buena suma dejada por su recientemente fallecido hermano
Robert—pasó los próximos dos años en la bahía de Hanalei,
desaparecido, lamiendo sus heridas y buscando una manera de
reinventarse a sí mismo.
Aunque legalmente no podía levantar un consultorio, el buen doctor no
mostró inclinaciones en abandonar su transitado camino alrededor en
los márgenes más lejanos de las posibilidades más radicales de la
realidad. Jacoby se lanzó a los estudios de campo con chamanes
hawaianos y medicinas alternativas, las cuales reflejó en un blog online.
Un pedazo sustancial de este contenido se enfocó en las maneras del
“menehune”, la “pequeña gente” del folklore nativo de la cultura de esa
isla. Parecida a mitologías similares en otras tradiciones
aborígenes—leprechauns, duendes, elfos, etc.—el menehune es
usualmente representado como traviesos espíritus naturales y maestros
constructores de varios inexplicables proyectos de ingeniería,
usualmente involucrando agua y piedras. Le ahorraré la mayoría de los
detalles pintorescos, jefe, pero en más de una ocasión Jacoby afirma
haber hecho contacto con gente pequeña, quien le reveló que no son
terrestres y que su misión en la tierra es ayudar a dirigir “la nueva raza
raíz de seres humanos” lejos de nuestra desafortunada genética
propensa a la violencia y la autodestrucción. Dejando a un lado por un
momento la eficacia de su “misión”, si juzgamos a estos pequeñitos
solamente en el grado en el que triunfaron en su misión, están debajo de
los estándares que aplicamos en el trabajo gubernamental.
Jacoby también menciona una teoría—con más sustento arqueológico
que místico—que toda esa gente simplemente puede venir de una
anterior raza de pequeños bípedos humanoides—como “pigmeos”—que
se asentaron en la aislada cadena de islas algunos eones antes que los
polinesios migratorios aparecieron en sus canoas.
También propone que esto no quita ninguna posibilidad de que esa
gente sean aliens en vistas a ponernos donde empezamos. (OVNIs y
“grises” hacen una breve aparición aquí también, me dio risa, una noche
después de dos copas de vino, imaginarlos con sus faldas de paja.)
De cualquier modo, entiendes a lo que va. Y por lo menos nos da una
hipótesis razonable para el duradero vínculo con Jerry Horne: hierba
matadora. (Para lo cual me siento obligada a reiterar que Jacoby vivió en
la bahía de Hanalei, famosa por ser el hogar de “Puff” el dragón mágico)
Mientras la internet proliferaba, el blog de Jacoby gradualmente lo llevó
a tener una parte de la notoriedad que tuvo en los 60s, y la atención de
varias figuras célebres de la contracultura quienes a través de los años
se mantuvieron, como les gusta decir, “en marcha”. Por una invitación
personal de un miembro sin determinar de la banda, Jacoby pasó gran
parte de 1994 y 95 de gira con Grateful Dead, o como alguna vez escuché
decirle a Albert, “la mala banda de garage más grande del mundo”.
(¿sabía usted que Albert es un coleccionista de vinilos entusiasta con
una colección de jazz que supera los miles de ejemplares? Sí,
seguramente sabe.).
Si Jacoby fue para la banda un “consejero espiritual” —la descripción del
doctor de su trabajo—o, según la apreciación de un ex-ayudante, “el
viaducto para todo tipo de viajes psicotrópicos”, el tiempo de Jacoby en
el autobús terminó abruptamente con la prematura muerte del
guitarrista y cantante Jerry García. Creo que el cariño de Jacoby por las
llamativas y coloridas corbatas es muy probablemente un tributo a su
viejo amigo.
Los caminos ambulantes de Jacoby continuaron; terminó siendo un
“compañero residente” con un grupo colectivo progresivo en
Amsterdam llamado “El Instituto Zonderkop”—lo que se traduce en algo
como “nacido sin cabeza”. La organización en sí, sin embargo, nació con
una cabeza: Fue fundado en 1981 por el Doctor Jost Poepjes—que se
traduce, y no estoy inventando esto, como “Doctor Pequeñas Cacas”.
Según su sitio, la misión del instituto clama estar dedicada—y esta es mi
tosca traducción—”encontrar vías alternativa para incrementar la
conciencia humana y rápido, antes que explote todo esta mierda”. La
dirección del instituto lo ubica directamente arriba de un popular bar de
hachís perteneciente, calculo no de casualidad, al Dr. Pequeñas Cacas.
(Me he topado con una teoría que explicando este raro apellido
holandés, aunque solo puede ser de interés para mí: Holanda fue
ocupada por la Francia Napoleónica por un corto período en el siglo 18,
durante el cual los franceses constituyeron el primer censo
comprensivo. Parece que muchos holandeses poco felices le habrían
respondido a los franceses, que no hablaban neerlandés, respuestas
poco amables e intraducibles como forma de protesta—por ejemplo, el
extremadamente popular apellido Niemands, el cual significa “Nadie”.
Al final, el chiste cayó más pesado en los holandeses luego que
Napoleón tuvo su Waterloo y los Franceses abandonaron la escena en
los países bajos pero dejaron los nombres graciosos)
La estadía de Jacoby en Amsterdam finalizó en 1998, cuando el Dr.
Pequeñas Cacas decidió que la prominente crisis— y como terminó ser,
enteramente mediática— Y2K señalaba “el fin de la civilización como la
conocemos”. Junto con un par de seguidores acérrimos, el Dr. PC
terminó en “una biósfera ecológica segura e indeterminada en el lejano
norte de Suecia” para atrincherarse durante el apocalipsis. (Y ahí
desaparece nuestro doctor del radar de la historia). Jacoby no fue.
Tomando este revés millenial como un paso, el Dr. Jacoby volvió a los
Estados Unidos y fue para Florida, donde se anotó como voluntario
durante el recuento de la elección presidencial de los 2000. Pasó todo el
tiempo libre posible ofreciendo “asesoría jurídica” para los antiguos
partidarios de Ralph Nader. Aunque sin permiso para trabajar un
psicólogo con licencia, por la pérdida de sus credenciales, Jacoby publicó
un notable artículo online, identificando lo que él llama “el síndrome
liberal de negación”. El artículo tuvo algo de participación en algunos
medios progresistas y ayudó a persuadir a Jacoby que quizás era época
de llevar su formidable poder de la mente hacia el activismo político.
Su decisión fue reforzada un año después: Jacoby resultó estar en NYC el
9/11, participando en una conferencia antropológica acerca del
chamanismo en el Museo de Historia Natural. Los días siguientes,
durante incontables horas de trabajo de voluntariado en la que pasó
consolando a heridos y traumatizados, llegó a considerar el ataque
terrorista a través de la eterna lente de la causa y efecto—o, para decirlo
más fácil, karma—e interpretó como la primer campanada de media
noche para el Experimento Americano. Predijo, correctamente y sin
evidente alegría, que el gobierno exageraría, arremetería contra los
objetivos incorrectos y daría comienzo a un ciclo más destructivo de
causa y efecto que solo haría la crisis global emergente peor y peor.
Cuando la búsqueda de armas de destrucción masiva se terminó,
derribando la teoría racional del gobierno para invadir Irak, Jacoby se
dio cuenta que tenía razón. Interpretó esto como la confirmación de que
Estados Unidos, y quizás el mundo, estaría entrando en lo que él vio
como “Kali Yuga”—un viejo término Hindú para “época oscura”. En
2003, en términos de esa visión, decidió volver a Twin Peaks.
El propósito de esta segunda vuelta no fue reencontrarse con la
comunidad que había dejado—y, de hecho, abandonó—más de diez años
después. En cambio Jacoby compró una casa rodante usada y la arregló a
una marginal zona que compró por monedas cerca del punto más alto de
White Tail Mountain. Una vez que se asentó, comenzó a suplirse en el
pueblo—una vez a la semana y usualmente de noche. La única persona
del área que puedo verificar que él contactó fue Jerry Horne, su viejo
amigo, quien creo que se convirtió en el primer y único contribuyente
financiero a la nueva empresa de Jacoby. Lawrence Jacoby evidenció
cero interés en revivir nada de su vieja vida en Twin Peaks; se había
embarcado en una nueva misión ahora, una visión alimentada por la
rededicación de sus juventud en el radicalismo de los sesenta.
Dedicó el siguiente año a educarse a sí mismo en todas las ventajas que
internet ahora ofrecía como medio de distribución a su mesiánica e
idiosincrática visión. Durante este período, cuidadosamente creó una
nueva persona para sí mismo para servir de mensajero de su mensaje, un
personaje que llamó Dr. Amp. En 2006, justo luego de cumplir setenta,
Jacoby lanzó los primeros episodios en vivo de lo que predijo se
convertiría “su imperio mediático de la internet”, y el Doctor Amp hizo
su debut, transmitiendo en vivo, una hora diaria, cinco días a la semana.
Aunque las primeras ediciones varían en calidad—las puso a disposición
online luego de cada transmisión en vivo, como también alguno de los
primeros “podcasts”— su mensaje y tono se mantuvo
considerablemente consistente: el Doctor Amp ofreció una feroz crítica
en contra de un mundo volviéndose loco, un profeta del sentido común
ofreciendo una cruzada nocturna que protestaba en contra de los
privilegiados, los ignorantes y los falsos. Se mantuvo como un verdadero
creyente en la medicina y el método científico predicando la verdad en
contra de lo que él describía como las fuerzas crecientes del
corporativismo, la corrupción de la riqueza desigual y los efectos
corrosivos de lo que él llamaba “canibalismo capital” en la mente
humana, cuerpo y espíritu.
Dr. Amp no solo tiró sus perspectivas políticas en medio de una dieta
regular de locas teorías conspirativas, sino que ofreció remedios
prácticos para contrarrestar sus efectos: medicinas alternativas,
suplementos de hierbas, métodos antiguos de meditación y renovación
de espíritu.
Jacoby había hecho su tarea. Las cruzadas nocturnas del Dr. Amp
rápidamente tocaron una fibra sensible y obtuvieron una pequeña pero
intensa legión de seguidores en internet. La mayoría de sus escuchas
locales del este de Washington—incluyendo los que lo conocían por
Twin Peaks—no tenían idea de donde estaba transmitiendo o quién era
realmente el Dr. Amp. (Eso cambió, al menos en Twin Peaks, cuando
empezó a transmitir su programa por video en 2012). En 2009, cuando la
burbuja económica explotó y los grandes bancos prácticamente cayeron,
sumiendo a la economía nacional y global en un abismo, el mensaje
desafiante de esperanza, activismo y responsabilidad del Dr. Amp tocó
una fibra aún más sensible. El misterio de la identidad del Dr. Amp se
convirtió en una parte indeleble de su mística y para 2012, su reputación
comenzó a extenderse más allá de lo regional hacia lo nacional. Rechazó
algunos intentos de medios corporativos nacionales de cooptar su
mensaje o seducirlo con la idea de llegar a una audiencia más amplia
mostrándole cubetas de dinero en su cara.
Había ahorrado más que suficiente dinero a través de los años para
mantener su modesto estilo de vida indefinidamente, y como dejó claro
en su primera transmisión, “que la gente piense que estoy loco, a mi
edad, no hay un carajo que me importe”.
Sí, sin embargo, consiguió una fuente de ingresos auxiliar por sí mismo.
En 2015, el Dr. Amp comenzó una operación de correo luego de que un
número de sus seguidores respondieran a sus frecuentes admoniciones
de “cava tu mismo fuera de la mierda”—un tema central en su llamado
de auto-empoderamiento, instando a la gente a pelear y coartar el
control de sus propias vidas y destinos. Pronto, sumó la herramienta
ideal que podrías usar para el trabajo: una (en principio) metafórica
“pala dorada” que sus seguidores podían visualizar para ayudarlos a
completar dicha tarea.
La transformación deseada durante la asignación de esta empresa él la
describió como un proceso de “alquimia intrapersonal”, volviendo la
aburrida vida diaria en el oro del alma humana evolucionada, el objetivo
que describe como una “santificada tradición” en filosofía esotérica que
se remonta hasta la edad media. Esto llevó a Jacoby a ofrecer palas de
oro literal a la venta—simple palas de jardín que él personalmente
pintaba de dorado—en una serie de comerciales caseros y antes que se
dé cuenta estaba vendiendo cientos a la semana. Apropiadamente,
parece no tener interés en usar esto para su vida personal. Una
observación de sus impuestos recientes muestran que su ingreso
corporativo aumentó 2.5 veces y el 90% de eso fue donado a varias
causas de caridad.
Entonces debemos concluir que, a través de su nueva identidad y formas
de expresión, el Dr. Jacoby ¿ha “excavado a través de su propia mierda”?
Debo añadir que, aunque no encuentro cosas en común ni con las
acusaciones ni con las cosas que le prescribe a la gente, escuchar su
show ofrece cierto placer culposo, alimentado por una justa indignación,
desligado a toda convención o necesidad de nuestra aprobación. Jacoby
sigue siendo un recalcitrante moscardón, cuya sinapsis parecen
disparar, más o menos coherentemente, en más direcciones que una
granada.
Lawrence Jacoby tiene más de ochenta años actualmente. Hay un aire al
mago del tarot acerca del tipo—el antiguo arquetipo del mago que
sobrevivió o conquistó la base de las tentaciones de la vida para alcanzar
la serenidad espiritual mientras mantiene sus poderes. Cuando pienso
en el Dr. Jacoby/Dr. Amp, un personaje como próspero se me viene a la
mente, un hombre en último acto de su vida que ha sobrevivido a la
“tempestad” del caos y haciéndolo ganó la habilidad de ver más allá. Un
hombre que vive como uno con la naturaleza y sus “espíritus” paganos,
cuyos sentidos desarrollados ahora “traspasan el velo” de la existencia y
lo dejan capaz de compartir la sabiduría de dicho territorio. (El Rey Lear
sería la versión trágica, un hombre privilegiado que llega al mismo lugar
a través de la pérdida y orgullo que eventualmente le costaría la vida).
Que el terreno personal de Jacoby se pose sobre una montaña en una
remota zona del este de Washington, la cual, según el dossier ha
establecido, está empapada de misterio parece muy apropiado.
Cómo será capaz de dilucidar, Jefe, estoy experimentando un momento
de “De qué trata todo esto” con esta investigación. Me gustaría pensar
que hay más en la vida que lo vemos o tocamos, pero el trabajo nos
mantiene tan concentrados en la maldad de los hombres que es un
desafío poder mantener ambos pensamientos a la vez. Mi estudio me
dice que la gente atraída a las fuerzas de seguridad, si es reflexiva, lucha
perpetuamente con este enigma. ¿cómo salimos nosotros mismos de esa
mierda en particular? Sospecho que esto es parte del por qué me pidió
encargarme de esto: instigar el proceso de adivinarme dentro mismo.
¿es ese el secreto en el corazón del Blue Rose y el trabajo que hacemos?
Para identificar las causas raíces de la maldad y miseria humana,
¿debemos primero encontrarlas en nosotros mismos?
A. Jacoby PD:
Jefe, he encontrado una postdata a la llegada del Dr. Jacoby a Twin
Peaks, y produjo un efecto positivo a mucha de la gente que conoció allí.
Como aprendimos en el dossier, el desafortunado romance entre Ed
Hurley y Norma Jennings tuvo más impedimentos en el transcurso de los
años que una ley de presupuestos. Cada vez que un atisbo de luz
aparecía ofreciendo una posibilidad para que estén juntos, el destino
golpeaba a su ventana cerrada con un continuo afluente de asesinatos,
encarcelamientos, crisis nerviosas—lo que sea. La vuelta al
confinamiento de Hank Jennings pareció ser la señal de fin de este ciclo,
sólo para ser reemplazado no mucho después por la tragedia que cayó
sobre Annie Blackburn, con norma entregándose totalmente a su
cuidado a tiempo completo. Luego, no mucho después que la condición
de Annie empeore exigiendo una hospitalización a tiempo completo una
seria recaída en el delicado estado mental de Nadine Hurley echó hacia
atrás a Ed en su rol de cuidador, llevado por la culpa. Un año después,
luego que Nadine finalmente pareciese estar recuperándose, y que Ed
juntó el coraje para romper con su problemática esposa de una vez por
todas, su sobrino James llevó su vida a una zanja, requiriendo la ayuda
de Ed.
Cuando Leland Palmer murió en custodia policial luego de confesar la
muerte de su hija, Laura, el más inocente de sus novios locales, un
dolido y desilusionado James, tomó la ruta con su Harley sin planes de
volver. No mucho después, luego de ser tomado por una predadora
mujer fuera de Portland, Oregon, James tomó el rol de un desafortunado
chivo expiatorio en un esquema de asesinatos que pareció ser sacado del
novelista noir James M. Cain (No los voy a aburrir con los detalles).
Aunque James evitó estrictamente ser acusado de cualquier crimen, más
tarde apareció como testigo en el juicio—trayendo serias dudas en el
personaje de James y en la versión de sus eventos—sintiéndose lo
suficiente amenazado para de manera impetuosa y muy poco sabía,
escaparse del pueblo antes de completar su testimonio. Una orden de
arresto fue emitida para asegurar su vuelta. No lo hizo. Sabemos ahora
que James continuó manejando todo el camino hacia México, donde se
escondió en Baja, trabajando como un mecánico mediante un nombre
falso. El joven seguro no tenía hueso criminal pero los problemas seguro
tenían facilidad para encontrarlo—Major Briggs se refirió a él en el
dossier como algo que la familia siempre llamó sarcásticamente, “la
suerte Hurley”
James logró mantenerse perfil bajo en México por casi un año, hasta que
volvió a ser “suertudo” de nuevo, luego de reparar un arruinado motor
de un Lamborghini Diablo perteneciente a un capo del cártel de Sinaloa.
(en la jerga del mencionado anteriormente Caín, el motor estaba
sufriendo un caso grave de envenenamiento: alguien abrió fuego en él
con una Schmeisser AR-15 de punta hueca). Este vaquero narco le tomó
tanto cariño a James y a su trabajo que le ofreció un trabajo a tiempo
completo en propiedad en la colina de Jalisco, manteniendo su flota de
diecisiete vehículos exóticos de lujo, otra bandera roja flameante que
James parece no haber visto. Casi seis meses después, una banda rival
apareció una mañana para ejecutar al capo en una violenta toma de
poder—esto involucró una operación encubierta, policías corruptos y un
agente rebelde de la DEA que fue convertido por el cartel. James fue uno
de los sobrevivientes del tiroteo, habiéndose escondido en el baúl de un
Rolls Royce, pero como consecuencia fue atrapado por los federales.
La noticia de su “detención indefinida” en México eventualmente se
hizo camino hacia el Departamento de Sheriff de Twin Peaks. Con su
amigo, el sheriff Harry Truman alrededor para ayudar a arreglar las
cosas—y, según me dijeron, un par de llamados útiles de cierto director
adjunto del Bureau—un par de meses después un juez mexicano
absolvió a James de cualquier participación, fue escoltado hasta la
frontera e instruido de dejar el país y nunca volver. Pero un regreso
inmediatamente a Twin Peaks no estaba en las tarjetas; esa corte de
Oregon todavía quería un pedazo de carne fresca de James por escaparse
de su orden de arresto.
Abogados y jueces se juntaron y decidieron que por sus pecados James le
debía a Oregon seis meses de su vida en una cárcel de mínima seguridad
seguido de una probation de dos años, tiempo durante el cual no tenía
permitido salir del estado. Esto pesó fuertemente en el Tío Ed, que rentó
un apartamento en Portland para poder pasar fin de semanas alternando
con él y asegurándose que James no sucumba a su espíritu viajero
congénito o más trampas de oso. Con la presencia constante de Ed,
James satisfizo las condiciones de la libertad condicional e
inmediatamente abrió camino con otra Harley. Para el tiempo que este
drama terminó y Ed volvió a casa, Nadine había recién abierto su tienda
de cortinas en Twin Peaks. Fue un inmediato éxito y Ed se sintió
obligado a ser apoyo mientras Nadine trabajaba a tiempo completo, lo
cual puso otra piedra en el camino enfrente de Ed para finalmente estar
junto a Norma. Punto muerto, suerte Hurley.
Una década pasó. James volvió eventualmente a Twin Peaks, en 2006 —
esta vuelta, en bus. Destrozó su Harley en un accidente que implicó un
camión en fuga en West Virginia algunos meses antes. Suerte Hurley,
aparentemente. Sufrió una fractura abierta de su pierna y terminó en la
ruina en una clínica de rehabilitación del condado.
James bordeaba los treinta, y a este punto el esplendor ya se desvanecía
permanentemente de su romance a lo Kerouac con el camino. Una vez
que su pierna se sanó, volvió a trabajar para Ed en su gasolinera y un par
de años más tarde tomó un segundo trabajo trabajando como seguridad
nocturna en el Great Northern. Vive solo, modestamente, maneja un
Ford Focus usado, todavía toca la guitarra, escribe melancólicas, simples
y encantadoras canciones—amores no correspondidos, corazones rotos y
esas cosas—que a veces toca localmente y hasta donde puedo saber,
nunca lastimó a otro ser humano.
Según he reconstruido como la vida de James Hurley se desarrolló, una
verdad que me enseñaron en Quantico vino a mí, Jefe: así como
cualquier criminal puede ser accesorio a un crimen, una persona
enteramente inocente cercano a un acto violento puede ser una víctima
colateral. Puede llamarlo “Suerte Hurley”, pero esto le pudo haber
pasado a cualquiera; solo que a mi me parece que una parte de James
murió cuando Laura lo hizo y lo atormentó desde entonces.
Le agradará saber que resultados más felices en el pueblo le aguardaron
a algunos otros que entiendo usted le tiene cariño. Mientras luchó al pie
del cañón a través de su problemática vida privada, Norma Jennings usó
todas las energías disponibles durante esos años en el Doble R,
haciéndolo el orgullo de la comunidad en tiempos duros. Cuando la
industria maderera en el valle murió y el aserradero Packard fue cerrado,
un montón de gente quedó sin trabajo. Ella otorgó créditos y redujo los
precios a las familias que sabía la estaban pasando mal e hizo accesible
toda su comida extra a los sin hogar. Cuando la economía se recuperó,
Norma dió un salto de fe haciendo franquicia su querido
restaurant—incluso salió brevemente con el embaucador de una
corporación de comida de la gran ciudad que quería hacer de “Norma’s”
un nombre en varias ubicaciones a través del noroeste del país.
Este atascamiento de décadas empezó a romperse una noche tarde
cuando Nadine estaba haciendo sus cuentas en la oficina trasera de Run
Silent, Run Drapes. Mientras navegaba en internet, se topó con un
episodio nocturno del discurso del Dr. Amp. Reconociendo a su antiguo
terapeuta inmediatamente, mordió el anzuelo como un pez. Con el
fervor único que sólo ella podría llevar a esas causas locas, Nadine
pronto compró por mail la pala dorada y un par más para su lista de
navidad. Instaló una de las palas doradas como una reliquia sagrada en
la vidriera de su tienda de cortinas, mientras adoptó el estilo de vida del
Dr. Amp: tomaba los batidos de proteína del Dr. Amp, hacía el
“Programa para caminar en la naturaleza del Dr. Amp” siguiendo su
rigurosa “Cruzada para la renovación política” donando a una variedad
de organizaciones sin fines de lucro que él apoyaba. El entusiasmo de
Nadine rápidamente se tornó en una especie de devoción religiosa que
pareció hacer en ella lo que treinta y pico de años de terapia tradicional
falló en lograr: le dio de nuevo una vida feliz, funcional y balanceada.
Durante una de sus noches semanales de abastecimiento, el Dr. Jacoby
notó una de sus palas doradas colgando en la ventana de Nadine. Paró,
golpeó a la puerta y posó los ojos sobre su anterior paciente por primera
vez en más de dos décadas. No puedo decirte exactamente lo que
hablaron—aunque los rumores ahora sugieren que están saliendo—pero
menos de dos semanas después, Nadine caminó hacia la gasolinera y
directamente le dio a Ed los papeles de divorcio, su liberación de los
lazos matrimoniales obligatorios que hace rato él había resignado que
alguna vez recibiría.
Ese mismo día, Big Ed Hurley, cercano a los setenta, en medio de la hora
pico del almuerzo en el Double R, le propuso matrimonio a Norma
Jennings, quien, parece ser, estaba justo en ese momento dándole al
embaucador de la gran ciudad y sus planes para llevarse a “Norma’s” su
final. Parafraseando a Vince Lombardi; el tiempo no lo es todo, es la
única cosa.
Le agradará saber, creo, que Ed y Norma se casaron no mucho después.
James tocó una canción que escribió con su guitarra durante la
ceremonia civil realizada en el gran tronco cerca de la vieja estación de
tren. Todos sus amigos—medio pueblo, parece—estuvieron allí. Andy
Brennan lloró más o menos toda la ceremonia e incluso me dijeron que
el Comisario Hawk tuvo alguna lágrima en sus ojos. La suerte de su viejo
amigo, Big Ed Hurley, finalmente cambió.
Como sabrá, justo antes de su llegada a Twin Peaks, Margaret
Coulson—conocida localmente como Log Lady—falleció luego de una
larga batalla contra el cáncer de pulmón. Semanas y días previos a su
muerte, aprendimos que hizo una contribución significante a la
investigación de Cooper, una que llevó a un avance del caso del lado del
Departamento de Sheriff de Twin Peaks. Su funeral tuvo amplia
participación—el periódico dijo que parecía que el pueblo entero se
había presentado—en las costas de Pearl Lake. No hubo una ceremonia
convencional, pero la gente fue invitada a hablar si querían rendir
tributo, y mucha gente se levantó para compartir sus historias favoritas
de Log Lady.
El Oficial Hawk fue el último en hablar, y leyó de una hoja que dijo que
Margaret le dio el día antes de fallecer. Me la envió y la incluyo aquí:
Cada reunión entre amigos debe finalizar con una despedida, y así, mis
amigos, hoy debemos despedirnos. Así es la vida. Nadie se beneficia
ignorando o escondiendo los hechos, ¿entonces para qué molestarnos? La
vida es lo que es, un regalo que nos es dado por un tiempo—como un libro
en una biblioteca— y que eventualmente debe ser devuelto. ¿cómo debemos
tratar este libro? Si pudiésemos recordar que no es nuestro para
empezar—sino algo que se nos es confiado, para cuidar, estudiar y
aprender—quizás podríamos cambiar la manera en que lo tratamos
mientras está en nuestro poder. ¿cómo tratarías un precioso regalo de un
querido amigo? Es una buena pregunta para hacerse y hoy es un buen
momento para hacerla.
Qué mentes tan, tan preocupadas que tenemos. ¿se han dado cuenta?
Pensamos y pensamos hasta que nos retorcemos en el suelo como un
tornillo con cabeza plana. Mi leño tiene esto para decir: las respuestas a
todas nuestras preguntas están en el viento, en los árboles, en las rocas y en
el agua.
Nadie está desamparado. Nadie está más allá de ser ayudado. Es bueno
buscar a los que nos necesitan y hacer lo que podamos por ellos.
Recomiendo eso. No hay nada que no pueda ser realizado si nos lo
proponemos. No estén tristes. Estén felices que tienen otro día para hacer lo
que necesita ser realizado. Solo tenemos tantos de ellos.
Nacemos en este mundo, no en otro. No es perfecto, pero es lo que es. Este
mundo plantea ciertas verdades. Nos ayuda a crecer si las aceptamos, pero
muchas de esas verdades parecen preocupar o asustarnos. Por ejemplo, no
hay luz sin oscuridad—y esto preocupa a muchos de nosotros—pero sin ella,
¿de qué otra manera podríamos diferenciar una de la otro? Pasamos la
mitad de cada día en la oscuridad; sin duda debemos hacer las paces con
ella. Puedes decidir ver esto como una metáfora. Mucha gente lo hace. Yo lo
veo como un hecho. Las metáforas son bellas maneras de hablar acerca de
la verdad. También los hechos. Ambos nos dicen que el tiempo—y la luz, y la
oscuridad—se mueve en círculos. Nos movemos a través de ellos, también,
usualmente como pasajeros, pero si nuestros ojos están abiertos, hay mucho
para aprender en el camino. Un viajero aprende más que un pasajero.
Cuando la oscuridad llega, un viajero aprende a ser valiente porque saben
que la luz va a volver. Cualquiera que haya pasado una noche solo en el
bosque aprende esto.
Cuando una época oscura llega, mantengan la luz interna. Ahí es donde
vive, de cualquier modo. Hay fuerzas oscuras—y seres oscuros—y son reales
y siempre estuvieron alrededor nuestro. Son parte del baile, como tú y yo
somos; simplemente están escuchando música diferente. Esta debe ser la
verdad más problemática que jamás conoceremos. Muchos de nosotros
viven la mayoría de nuestras vidas y se enfrentan a esta realidad sólo
raramente. Está lejos de ser agradable, pero desear que fuese no lo
cambiará.
Déjenme hacer entonces, una sugerencia: cuando una época oscura venga,
tal como harías a la noche, mantén la luz adentro tuyo. Otros, te puedo
decir, han aprendido a hacer lo mismo. A tiempo, aprenderás a reconocer la
luz, en ti mismo y en otros. De esta manera se encontrarán con el otro.
Juntos, harán la luz más fuerte.
Esta verdad es tan cierta como el alba: la oscuridad siempre se rinde ante la
luz, cuando la luz es fuerte.
Margaret pidió que sus cenizas sean repartidas en el bosque de
Ghostwood y así hicieron día después miembros del Departamento del
Sheriff. Dejo su log a Hawk. Él lo mantiene en la repisa de su chimenea.
Dice que no le ha dicho nada a él aún, pero que “deja un oído abierto,
por las dudas”.
De todo lo que he aprendido acerca de Twin Peaks, jefe, y todo lo que
usted me ha contado, mi único lamento es no haber conocido a
Margaret. Como sabrá, no me considero como una persona religiosa,
pero cuando leo esas palabras suyas, a veces pienso que alguna vez
tendré la chance. (De conocerla; no de hacerme religiosa)
Me pidió específicamente que averigüe por qué el Sheriff Harry Truman
dejó su puesto, tal como usted lo descubrió luego de su regreso a Twin
Peaks. El cariño especial del Agente Cooper hacia su amigo y antiguo
colega está bien establecido, y las razones abundan. Truman era todo lo
que un agente de la ley local debería ser: sensible a las necesidades de la
comunidad, protector y servil de igual manera, modesto en palabra y
hechos y tan sólido y confiable como el amanecer.
Posterior al caso Palmer, sin embargo, Truman estaba casi terminando
de definir un trauma propio: su destructiva relación con la peligrosa
sociópata Josie Packard. Creo que el incondicional apoyo que el Agente
Cooper le ofreció a su amigo después de su muerte le ayudó a preservar
su salud mental y quizás hasta de salvarlo de la violencia
autodestructiva. El sheriff había estado claramente dañado por su
pérdida, pero no de manera irreparable: Harry Truman estaba hecho de
un material más dura. Había vivido su vida entera en Twin Peaks, hijo
del anterior sheriff, como sabrá. He estudiado su carrera completa.
Aunque Harry pudo haber corrido la línea entre la vigilancia parapolicial
y los límites estrictos de la ley—específicamente a través de las oficinas
del “club social” local, el cual eventualmente dirigió, conocido como los
Bookhouse Boys—una observación más detallada de su historia me
convenció que los Boys siempre actuaron en concordancia con el
espíritu del patriótico padre de Truman, fundado durante la segunda
guerra mundial. En mi opinión, los Bookhouse Boys representan un
contrapeso moral hacia tantos recientes y negativos ejemplos de
milicias rurales.
Por más duramente herido que haya estado por la traición de Josie, creo
que Harry estuvo incluso más atormentado por la súbita desaparición de
su amigo Cooper. Por los registros con los que me he topado en sus
archivos, Harry nunca abandonó su propia investigación acerca de qué le
pasó a Cooper—alguno de esos detalles, pertinentes a nuestro propio
trabajo, están incluidos en este documento—y en los siguientes
veintipico de años nunca se rindió al respecto.
Harry llegó a la edad jubilatoria recientemente y como sabrá, la historia
que se cuenta en el pueblo—que abandonó su medalla por la caña de
pescar y una silla al costado del camino—no es cierta. He confirmado, tal
como su hermano Frank le dijo en el teléfono seis meses antes de su
regreso aquí, Harry descubrió que está severamente enfermo (Pude
confirmar que es cáncer, y que todavía está viviendo y bajo tratamiento
en una clínica cerca de Seattle, luchando cuesta arriba). Normalmente
reservado, sin querer cargar a nadie con sus problemas, Harry mantuvo
las noticias lejos de todos en la estación y en el pueblo. Su hermano
mayor, Frank—quien recientemente se retiró luego de su propia larga y
distinguida carrera en las fuerzas de la ley en el oeste de
Washington—parece haber sido el único al que le contó acerca de su
enfermedad, aunque Hawk, quien conocía a Harry mejor que nadie, se
dio cuenta. Frank aceptó mudarse a Twin Peaks y tomar el trabajo por
dos años para ayudar a estabilizar el departamento, entendiendo que
tendría que dar un paso adelante y darle la rienda a Hawk.
Mi impresión de esto, Jefe, es que, dado el cariño especial por usted, si
hiciese el esfuerzo para llegar hacia Harry, le respondería y estaría más
que agradecido de saber de usted.
Mucho de lo que nos trajo de vuelta a Twin Peaks—y en última instancia
nos llevó a encontrar al Agente Cooper—claramente se lo debemos al
Major Garland Briggs. El dossier que compiló y dejó para nosotros, con
la multitud de pistas intrigantes e historias francamente increíbles, es
un rompecabezas que todavía estaremos reviendo y desentrañando por
años. Entre las preguntas que no hemos aún formulado—incluso tras
resolver la desaparición de Cooper—es exactamente qué pasó con el
mismísimo Major Briggs. Aquí es lo que sabemos y lo que pudimos
recopilar acerca de la línea de tiempo.
Sabemos que el hombre al que Sheriff Truman encontró en el bosque de
sicomoros luego de la desaparición del Agente Cooper no era, de hecho,
el agente Cooper, sino su doble.
Sabemos que cuando el Doble de Cooper se “dio de alta” del hospital el
próximo día, le hizo una visita a Briggs en su casa. Sabemos que Briggs
estaba esperando una visita de su nuevo “control” Blue Rose, luego de la
muerte de Doug Milford, debió haber asumido, o incluso le habrán
dicho, que el Agente Cooper iba a ser ese control. Durante la visita del
Doble, Briggs se alarmó por su interacción y escribió sobre esto en la
entrada final del dossier. Dada su capacidad intuitiva, no es muy difícil
suponer que en algún momento Briggs se dió cuenta que el hombre
enfrente de él no era el Agente Cooper—y esta era la razón por el
llamado Mayday que escribió en las últimas palabras de su dossier.
También podemos asumir que el Major Briggs se dio cuenta que, mejor
que confrontar al doble, debía guardarse esa información para sí mismo,
pero, dado lo que sabemos acerca del doble, se podría suponer que vio
las intenciones de Briggs.
Sabemos de la señora Briggs que, poco después que el doble dejó su
casa, Briggs se marchó al puesto de escucha Alpha, su estación
clasificada Blue Rose en las montañas. “El protocolo Mayday” le
requería asegurar—o destruir—toda la información segura que había allí,
y también estipulaba que debía desactivar—o destruir—la mayoría de la
avanzada tecnología clasificada que había estado utilizando para
conducir su estudio. Cuando Briggs llegó allí, una de estas dos cosas
pasó: O bien satisfactoriamente promulgó esas conductas y luego simuló
una escena para hacer parecer que el puesto había sido saqueado—y que
él mismo había sido atacado—o, en algún momento durante su puesta
en escena, el doble llegó y un genuino asalto tomó lugar.
En cualquier caso, dado la evidencia de ADN encontrada en el
lugar—huellas dactilares de Briggs, sangre y un pañuelo—las
impresiones forenses parecían claras: el puesto había sido quebrantado,
en el cual, según toda la impresión, Briggs había sido atacado. Un par de
días después, cuando la chatarra del auto de Briggs fue encontrada en el
fondo de un cañón cercano—con un carbonizado, inidentificable cuerpo
adentro y alguno de los dientes de Briggs convenientemente puestos
cerca—la muerte por accidente llegó, como sabrán, como la conclusión
oficial de la investigación.
(Reportes del ataque fueron eliminados de nuestros investigadores y
ningún sospechoso fue alguna vez identificado públicamente)
Está claro ahora que el único sospechoso razonable fue el doble, y creo
que es probable que haya seguido a Briggs a la montaña y al puesto más
tarde ese mismo día. Briggs parece haber hecho tal farsa para engañar
exactamente a una persona: el doble. Ese esfuerzo parece, al menos
ahora, haber servido.
Dado lo que posteriormente aprendimos, creo que es razonable pensar
que la escena en el puesto de escucha fue—en mayor parte—una puesta
en escena por Briggs y posteriormente escapó con cualquier material
clasificado con el que haya podido cargar con él, lo cual creo fue la base
para el dossier. Un par de millas desde el puesto, Briggs montó el choque
de su propio vehículo, dejando un cuerpo severamente quemado adentro
para completar la ilusión y facilitar su escape. Sí el doble llegó a la
escena luego de que Briggs haya partido, seguramente habrá hecho su
propia búsqueda de la propiedad y se fue con lo que sea que haya
encontrado, quizás prendiendo fuego el lugar para cubrir sus huellas.
Creo que es menos probable, pero posible, que el doble haya llegado
mientras Briggs estaba todavía en el sitio, pero había suficientes
medidas de seguridad en el lugar puestas para que Briggs tenga la
advertencia suficiente para darle tiempo suficiente a escaparse antes
que el doble realmente llegue. (Todo esto sigue siendo imposible de
determinar con 100% de precisión). La información, si hubo alguna, que
el doble tomó del puesto es imposible de determinar, pero si su llegada
hizo que Briggs tenga que irse es posible que le Major haya dejado algo
pertinente detrás.
Tanto Briggs como el doble desaparecieron de la vista por los próximos
veinticinco años. Aquí es cuando nuestra historia se pone dudosa y me
refiero a “las leyes del espacio tiempo como las conocemos pueden no
aplicar” (como sabrá, lo siguiente está basado principalmente en el
testimonio recolectado de nuestros testigos principales en Buckhorn,
South Dakota, del ahora fallecido director de escuela William Hastings, a
quién personalmente entrevisté).
Durante los últimos años, Hastings y su novia—la bibliotecaria local
Ruth Davenport—habían estado incursionando en investigaciones
sobrenaturales/esotéricas. Juntos escribieron un blog amateur acerca de
su trabajo, el cual postearon en internet. Lo titularon “La Búsqueda de la
Zona” (The Search for the Zone). Según el testimonio de Hastings, en
algún punto durante su último año juntos, alegaron haber hecho
contacto con una persona o entidad que se identificó solamente como
“El Major”. Les dijeron eventualmente que podrían hacer contacto con
este individuo entrando en alguna clase de dimensión metafísica. El
Major les dijo que este encuentro ocurriría en un lugar y hora específica
en cerca de una entrada no especificada a esta “zona”. La ubicación que
les dio parece ser un abandonado terreno al lado de las vías en
Buckhorn.
Una vez que estuvieron “adentro” de La Zona, “el major”—a quien
Hastings describió como “escondiéndose” o “hibernando” dentro de
donde sea que esto fuese—apareció y les dió la misión de encontrar un
conjunto de “coordenadas importantes” de una base de datos militar.
(Desde la descripción de Hastings, parece que durante su conversación
inicial, “el Major” se reveló a sí mismo en una forma más o menos
corpórea”). Como ahora hemos podido confirmar, una vez que Hastings
y Davenport tuvieron éxito en hackear la base militar—mayormente con
pistas dadas por el Major—y obtuvieron la información de la que estaban
detrás, volvieron a la misma ubicación de “La Zona” una segunda vez
para dárselas personalmente a “El Major”. Cuando estaban justo por
darle al Major esa coordenadas, según Bill Hastings, el infierno se
desató. El Major flotó—hacia lo que él describió como un vortex o
“portal”, presumiblemente uno como los que usted mismo vio, Jefe—y
oscuras, sombrías figuras aparecieron de la nada y los asaltaron. Tanto
Davenport como “el Major” fueron decapitados en el ataque y Hastings
quedó inconsciente pero vivo, en el terreno vacío. Parece haber sufrido
alguna clase de pérdida de memoria acerca de este evento y su memoria
solo volvió luego del arresto.
Algunos días después, la cabeza severamente dañada de Davenport se
alineó perversamente en el cuello del cuerpo de “el Major” y fue
descubierta por la policía local en su apartamento. Esto eventualmente
llevó a nuestra participación y posterior llegada a Buckhorn, incluyendo
nuestro interrogatorio de Hastings. También llevó, semanas después, a
nuestro descubrimiento del dossier secreto de Briggs—el cual uno tiene
que asumir que Briggs le dió a Hastings y Davenport en su primer
encuentro, y el cual Davenport guardó en un depósito en su
apartamento. Esto me sugiere, que donde sea que el Major haya estado
el último cuarto de siglo, estuvo con el dossier con él.
El cuerpo fue identificado como Major Garland Briggs y su edad
determinó ser de aproximadamente cuarenta y cinco años, lo cual
coincide con la edad al momento de su desaparición, 25 años atrás. Poco
después de que la policía de Buckhorn se llevó a Hastings bajo custodia,
su mujer, Phyllis, fue asesinada de un tiro —aparentemente por su
abogado/amante, quien poco después murió cuando su auto explotó.
Esta ola de crímenes locales, la preponderancia de la evidencia ahora
nos confirma que fueron realizados por el doble y sus secuaces.
Para recapitular: Hastings intentó mostrarnos el lugar de entrada a La
Zona, donde descubrimos el cuerpo de Ruth Davenport en un terreno
vacío—y donde ustedes tuvieron un breve vistazo de La Zona—tiempo
durante el cual Hastings fue misteriosamente asesinado, asaltado por un
invisible agresor más o menos enfrente de nuestros ojos. Las
coordenadas que los dos le dieron al Major fueron encontradas en el
brazo de Ruth Davenport, donde aparentemente escribió para
verbalmente transmitirle al Major, Hastings indicó que el Major les
advirtió no poner nada en papel. Esas coordenadas nos llevaron
eventualmente a Twin Peaks, la verdad acerca de “Diane” y la colisión
final en la estación de policía entre Cooper y el doble.
¿dudamos si algo de esto sucedió? es difícil discutir cuando de una larga
de parte de las cosas sucedidas fuimos testigos oculares.
Entonces: ¿dónde exactamente estuvo el Major Briggs “escondiéndose”
o “hibernándose” por 25 años? Luego de fingir su propia muerte, ¿logró
el escape definitivo? ¿se metió adentro de alguna clase de “portal” cerca
de Twin Peaks—su ubicación revelada por las ya mencionadas
coordenadas—donde el tiempo pareció mantenerse quieto por
veinticinco años mientras evadió al doble? Dado nuestro entrenamiento
del Bureau—¿o debo decir sesgo?—acerca de nuestra existencia humana
como “una realidad con base científica”, cómo es esta idea algo que
podemos considerar remotamente posible? Y aún así tenemos frente a
nosotros una cantidad substancial de lo que uno está obligado a
conceder como evidencia—Muestra A, el cuerpo de cuarenta y cinco
años del Major Briggs—la cual parece imposible de refutar.
Para los fines de mi reporte, aceptemos esto como una “verdad
desconocida”. Pero podemos ir más lejos: la idea de esas coordenadas
revelan—okey, lo diré—la existencia de múltiples ubicaciones de
entradas hacia lo que etiquetare (para nuestras discusiones internas
solamente) “otras dimensiones espacio tiempo” .
Ciertamente, “el Major” haciendo entrada en Twin Peaks y saliendo en
Buckhorn para juntarse con Hastings y Davenport sugiere que al menos
uno de esos portales existen. De nuevo, ha sido testigo ocular de la
experiencia en Buckhorn, Jefe: en sus propias palabras, ese portal parece
llevar a algún lado.
También implica esto: ya que es claro que Hastings y Davenport
“hackearon” esta información en nombre del Major Briggs de lo que nos
dijeron una de nuestras agencias gubernamentales, sugiere que todavía
tenemos esta información en nuestra posesión. Y Briggs sabía que
estaba allí. ¿implica esto lo mismo para usted que para mí? Que—y estoy
especulando—Major Briggs sabía acerca de esto porque, cerca del final
de su vida, Doug Milford se lo dio. Qué Milford o Briggs—o ambos—se
den cuenta que el Puesto Alfa de escucha recolectó información más que
clasificada, la cual, comienzo a entender, es más o menos nuestra
misión. Más que posible. ¿pero no es también posible que el Major no se
había dado cuenta inicialmente lo que tenía? ¿habrá algo en la
conversación que Briggs tuvo con el doble en su casa ese día que le haya
sugerido algo al Major acerca de la existencia de esta información, o al
menos, la relevancia que él no sabía que tenía?
Mi pregunta para usted es: ¿éramos nosotros? ¿tenía la fuerza Blue Rose
esta información? ¿eran nuestros servidores los que Hastings y
Davenport hackearon? ¿un director y una biblioteca? Por el amor de
dios, ¿quién era esa gente? ¿agentes encubiertos rusos? (Es un chiste,
Jefe, pero la idea de que esos amateurs penetre nuestros servidores no.).
Sin querer darle a ellos tanto crédito, ofreceré otro escenario: Briggs
sabía acerca de la fuerza Blue Rose, así que es posible—cerca del final,
cuando se dió cuenta que el doble iba a por él—¿que escondiera la
información dentro de algún recorte digital donde sabría que nadie
buscaría? Hemos aprendido de las fuerzas de Twin Peaks que el Major
escondió una pista similar, un set local de coordenadas, para su hijo,
Bobby, a plena vista de todos—oculto en su silla favorita. Creo que esto
ofrece la segunda opción como la más probable: Briggs escondió la
información en un lugar que no tuviese barreras inquebrantables para
amateurs como esos dos pueblerinos de Buckhorn, en un lugar donde
ningún profesional nunca pensaría en buscar. Distracción. (apuesto por
esta interpretación, por cierto, por razones obvias.)
Ahora preguntémonos a nosotros mismos qué tiene que ver el doble en
todo esto, desde su movimiento inicial. Sabemos que el Agente Cooper
“desapareció” en algún lugar del Bosque Ghostwood esa noche más de
veinticinco años atrás, en la búsqueda de Windom Earle. Sabemos que
reapareció la mañana siguiente, junto con Annie Blackburn y fue
encontrado por el Sheriff Truman. Podemos decir también, con un alto
grado de certeza, que ese particular “él” era el doble; esta fue su primer
aparición confirmada. Lo que significa que el Cooper real estaba—muy
probablemente—todavía “adentro” de donde sea que desapareció la
noche anterior. Hay indicaciones según muchas de los relatos que
examiné que Cooper encontró el camino hacia alguna especie de lugar
fuera-del-tiempo o portal similar a La Zona descrita por el Major Briggs.
(Por ejemplo: las antiguas pictografías en las paredes de la Owl Cave
suponen representar como el acceso a dicho lugar es obtenido)
El Oficial Hawk ha sido grabado citando una antigua leyenda
nativoamericana para describir a este lugar particular. Su gente lo llama
la Black Lodge. Voy a sugerir, por razones de conveniencia, que lo
llamemos así también. (O si este término no funciona para usted
tampoco, sugiero nos refiramos a esto algo como “el Hotel California”,
en donde “puede hacer check-in pero nunca puede irse”, al menos no en
veinticinco años.)
Una vez que el doble desapareció de Twin Peaks luego de su encuentro
con Briggs, se desvaneció totalmente. Cada punto de alerta máxima
alrededor del mundo por el Bureau falló en conseguir ningún rastro de él
por el siguiente cuarto del siglo, con dos excepciones. Hubo una foto de
vigilancia del doble de una operación encubierta sudamericana, la cual
ciertamente parece él, aunque análisis revelan toques de manipulación
digital, así que en la era del Photoshop es imposible autenticar. La
segunda: Cooper aparece, más claramente, en otra foto de vigilancia de
la extraña “operación caja de cristal” que usted y Albert investigaron en
Manhattan. Conectar esos puntos distantes arrojan la siguiente
conclusión, la cual, gracias a un cargamento de investigaciones y
esfuerzos forenses a través de una multitud de disciplinas, ahora puedo
fundamentar: basado en esas conclusiones, durante sus veinticinco años
en la fuga, el doble parece haber establecido y administrado un grupo
criminal internacional comparable con cualquier cartel o familia
criminal en la memoria reciente. Esta organización parece haber
insertado sus tentáculos en cada vehículo conocido para el vicio: juego,
drogas, cibercrimen, tráfico de personas, prostitución, sicarios,
operaciones bancarias ilegales, manipulación de mercado, extorsión,
chantaje, fraude de seguro. (casi el único ámbito criminal que está
exento de la lista es la política pero hay chances que eventualmente esto
aparezca,)
Todos los ingresos de esta barroca y elaborada telaraña—menos
expensas y pagos, claro—se canalizaron hacia arriba, hacia él, a través
de una densa y complicada red de compañías falsas, LLCs, cuentas
offshore y la complicidad de un número importante de conocidos
gobiernos corruptos. La totalidad de esta operación tardará años en
desentrañarse, pero nuestras tempranas y probablemente certeras
estimaciones sugieren que el total del pago al hombre de arriba es en
millones.
Aunque el doble pareció de alguna manera viajar libremente a través del
mundo—estableciendo residencias y negocios en una docena de lugares,
entre ellos Las Vegas, Berlín, Amsterdam, Buenos Aires, la isla de Chipre
e Estambul—no parece haber acumulado todos estos recursos para las
usuales, más o menos banales salidas criminales que estamos
acostumbrados a ver: codicia, lujuria, materialismo, poder, etc. En
cambio parece haber empleado su creciente fortuna en lo que yo
sugeriría llamar “investigación”. El doble estaba atrás de algo. Cazando
algo, y quizás más de una cosa. Esto es lo que sabemos:
Desesperadamente quería esas coordenadas de Briggs. Lo persiguió
durante un cuarto de siglo, incluso luego del descubrimiento público
oficial que el Major murió en un choque de auto, nunca cedió. Si Briggs
alguna vez salió de su escondite—de la manera que sea “el espacio” en el
que estaba escondiéndose—antes de su aparición en Buckhorn, no
sabemos. Pero es claro que la segunda vez que el Major salió para
encontrarse con Hastings y Davenport, el doble estaba esperando por él.
Mató a Briggs, Davenport, Hastings y cualquiera que se haya puesto en
su camino, se apoderó de las coordenadas y se dirigió a su ubicación,
más o menos directamente, mediante la prisión de South Dakota y
nuestro informante confidencial FBI/Blue Rose, Ray Monroe.
(A falta de más información de Monroe—también asesinado por el
doble—es claro que el doble se tomó toda la molestia de caer en prisión
para luego salir con Monroe porque el susodicho tenía cierta
información que el doble quería. Volveré a esto pronto.).
La operación “caja de vidrio” en Nueva York, que ahora sabemos que el
doble estableció a través de una serie de recortes, sugiere que estaba
atrás de algo más también. Alguna clase de entidad que se movía, así
como Briggs, libre de las limitaciones del tiempo y del espacio como
solíamos entenderlo. Algo monstruoso y asesino apareció en esa caja y
mató a esos dos chicos que tuvieron la horrible mala suerte de estar allí
cuando apareció. De la evidencia que vimos, la única palabra que se me
viene a la mente para llamarla correctamente es “demoníaca”. Y la caja
de vidrio parece haberse instalado como trampa para atraparla.
Examinemos los motivos en primera instancia: el doble parece haber
querido esas coordenadas para entrar a cualquier sea el espacio al que
llevaban, para encontrar el “lugar” donde Briggs se estaba escondiendo,
una ubicación o dimensión donde el tiempo parece estar quieto. (Esto
suena loco incluso mientras lo estoy escribiendo, pero ambos hemos
visto cosas durante el curso de esta investigación, jefe, cosas incluso
más locas que esto, así que seguiré.) ¿era este portal único en su clase?
¿o era una de las tantas entradas, como una estación de subte hacia
alguna clase de misteriosa red que podía ser accedida desde varios
lugares? Parece probable. Pienso esto: ¿qué tal si el doble estaba
buscando la ubicación más importante en este supuesto sistema, una
estación central, si le quiere decir, del otro lado?
Pregunta final, y es una a la que todas las otras llevan: ¿qué quería el
doble, si alguna vez lograba ir a ese lugar? ¿detrás de qué estaba?
¿alguna clase de poder incluso superior que el que ya parecía poseer?
(¿qué podía ser eso? ¿inmortalidad?) Digo, no creo que esté tratando de
llegar hasta ahí para presentar una queja o un caso con quien sea que
esté a cargo, ¿no?
Quiero apartarme un momento: consideremos la existencia del doble.
Recordará la mítica locación que mencioné antes—el Black Lodge, un
lugar de origen infernal para gente, entidades o criaturas caminando “el
camino oscuro” póstumamente referenciada por Margaret Coulson en
sus comentarios funerales. El Oficial Hawk alguna vez habló de otro
concepto espiritual que puede estar relacionado, llamado El Morador en
el Umbral (El Agente Cooper mencionó escuchar esto de Hawk en una de
sus cintas a Diane). Este “morador” dicen representa la suma total de
todas las calidades negativas, sin resolver que residen en cada ser
humano. (hay también teorías esotéricas que dicen que la misma idea
puede aplicar al destino de las naciones, pero recluyámonos en el
concepto personal ahora.)
La leyenda del morador dice que cuando una persona en el camino
espiritual conscientemente se aproxima a un lugar o estado de
iluminación del alma, en el exacto momento en el que están por sumirse
completamente—como si estuviesen “en el umbral”—este morador
supuestamente aparece y debe ser enfrentado y vencido para que esa
persona pueda pasar. Como con la mayoría de la mitología, mi
presunción había sido que esta figura es alegórica, una metáfora para la
lucha que tiene lugar en el ámbito del o intrapersonal y psicológico. No
un concepto literal.
Pero ahora debo preguntar: es esto, literalmente, ¿lo que el doble de
Cooper era? Albert y yo hemos hablado de esto antes como un tulpa. Un
tulpa—como la Diane falsa—es un concepto originalmente tibetano, que
resulta, no significa “doble” o “doppelgänger” sino más una entidad
creada o invocada por un mago oscuro o brujo, a través de la práctica de
antiguas y corruptas formas de magia esotérica: necromancia,
demonios, adoración al diablo. Madame Helena Petrovna Blavatsky,
quien escribió extensivamente acerca de estos temas en el siglo
XIX—dejando de lado los tantos argumentos acerca de si era o no una
charlatana—se refirió a esta secta como “los hermanos de las sombras”.
Traigo esto a colación para dejar en claro que el escenario del
“morador”, en el doble, al menos, parece más probable que el tulpa. Si
continuamos con estas líneas, hay una tercer alternativa que vale la
pena considerar—más simple, quizás, pero ¿no menos fantástica— Esto
está directamente relacionado con otro concepto controversial que
usted me contó acerca del caso original de Laura Palmer: mientras
estaba en custodia, poco antes de su muerte, Leland Palmer aseguró
estar poseído por una entidad demoníaca llamada BOB, y atribuyó sus
acciones a la maligna influencia de toda la vida sobre él. He repasado
toda la evidencia y los testimonios contemporáneos. Son espeluznantes,
al punto que —habiendo Leland sobrevivido— uno se pregunta si un
exorcismo hubiese sido más eficaz que un juicio criminal. Lo que me
lleva a esta posibilidad: ¿podía haber estado el doble poseído de manera
similar? Me doy cuenta que no podemos arreglar este debate con certeza
absoluta, incluso ni una fracción de ello, pero también creo que vale la
pena preguntarnos si todos estos conceptos caben juntos—sean
condenadas la lógica y el método—y apuntar a algo más tan lejos de
nuestra percepción que nunca comenzaremos a comprender si no
agrandamos tremendamente nuestro cuadro de referencia.
Vimos lo que pasó en la estación de sheriff. Había cerca de veinte
testigos, incluyéndonos a usted, a mí y a Albert. Todos coincidimos que
vimos la misma cosa. Al momento de su muerte, algo pareció salir por
encima del doble y desaparecer: algo que no era Cooper. Y ahora
sabemos que tan pronto como Cooper apareció para “vencer” esto.. lo
que sea que fuese .. inmediatamente apareció en la ubicación de las
coordenadas que su doble estaba buscando desde el principio y después
de eso no ha sido visto. Y su antigua asistente, la Diane verdadera—que
apareció de la nada en una celda un piso abajo no mucho antes que esto
suceda—desapareció junto a él.
(¿necesito volver a mencionar la falsa —o tulpa—”Diane” que todos
vimos morir en el hotel de Buckhorn un par de días antes cuando sacó
un arma frente a nosotros? Digo, honestamente, ¿están haciendo como
si nada estas criaturas duplicadas en una Kinko’s de la realidad
alternativa como si los hiciesen con una impresora 3D lovecraftiana?
Perdone mi francés un segundo, jefe, pero ¿qué carajos?)
Usted me describió lo que pasó cuando usted se fue con Cooper: las
luces se fueron en la estación de sheriff (estaba ahí hasta esa parte). Se
encontró, de algún modo, en el sótano del Great Northern Hotel con
Cooper. Algo entonces “se abrió” en el cuarto de calderas en el sótano
del Great Northern, lo cual usted describió como un “pasillo infinito”.
Intercambiaron palabras de despedida. Cooper entró allí. Este pasillo,
poco después, fue cerrado. Cooper desapareció. Y usted volvió a, hasta
donde pudo determinar, una sala de calderas común.
* * *
Okey.
Hay una última anomalía en este quebrado cuento de hadas que siento
la necesidad de traer a colación. Las referencias a él aparecen mucho
más de lo que la coincidencia puede atestiguar, sobre los márgenes de
esta narrativa. Estoy hablando, centralmente, de un hombre que nunca
conocí, un célebre veterano del Bureau, su antiguo compañero de clases
y colega, el hombre que usted llamó la “inspiración conductora” de la
fuerza especial Blue Rose.
En los archivos de Cooper, se menciona una extraña escena que
supuestamente tomó lugar en nuestra oficina de Filadelfia en 1989. (no
encontré otra confirmación de esto en otro registro del Bureau, por
cierto: ¿los borró?). Phillip Jeffries estuvo en una larga y altamente
clasificada misión de la fuerza Blue Rose que lo llevó a Buenos Aires,
Argentina. En cierto punto durante esa tarea, trabajando encubierto,
Jeffries desapareció—tan abruptamente como Cooper desapareció de
Twin Peaks veinticinco años atrás, sin rastro.
La diferencia: el 16 de febrero, luego de pasar seis meses completamente
fuera del radar del Bureau, Phillip Jeffries apareció, sin aviso, en
nuestras oficinas de Filadelfia. Estaba usando un traje de lino blanco
más apropiado para un clima tropical—estábamos en la mitad de un
invierno particularmente cruel en Filadelfia, pero era verano en
Argentina. Cooper describió a Jeffries como “perturbado y
desorientado”. Cuando preguntó y le dijeron que qué día y año era,
Jeffries pareció horrorizado y reacción con absoluto pánico. También
pareció confundido y preocupado por estar Cooper ahí y parecía creer
que él no era quien decía ser. (Cooper indicó en sus notas que esta
conversación tuvo lugar en su oficina, Jefe, y que usted y Albert
estuvieron presentes). Momentos después, en medio de la conversación,
aparentemente los tres miraron y se dieron cuenta que Jeffries había
desaparecido. Esfumado. Y, al menos lo que pude averiguar, nada más se
supo de él. Ni en Filadelfia ni en Buenos Aires—donde, por cierto,
Jeffries había sido visto por múltiples testigos en el lobby del hotel esa
misma mañana, a aproximadamente la misma hora usando el maldito
conjunto tropical—ni en ningún lado del planeta tierra.
Dos preguntas, Jefe: ¿cómo hizo Phillip Jeffries para lograr estar, o así
parece, en dos lugares miles de millas y un continente de distancia el
mismo día a la misma hora? ¿por qué estaba tan consternado al saber
qué año era? ¿por qué haría una pregunta como esa en el primer lugar?
Analicemos esto. He leído cada palabra que pude encontrar acerca de
Jeffries. Era, según cada testimonio, un hombre brillante, el hijo de una
vieja familia aristocrática de Virginia y un fenomenalmente talentoso
oficial de la ley. Un comentario acerca de él en su perfil me llamó la
atención: “Este mundo no era suficiente para él”. Usted mismo lo
escribió. Conocía al hombre mejor que nadie y usted y él fundaron la
fuerza Blue Rose juntos. Usted me confirmó que Jeffries estaba profunda
y abiertamente interesado en una variedad de temas esotéricos
incluyendo cosas que uno podría haber sacado de las páginas más locas
de ciencia ficción.
Sé que la fuerza Blue Rose está encargada de la investigación de
materias que haría que la mayoría de los ciudadanos promedio—o par tal
caso, los neurofísicos—huyan de la habitación espantados con sus
cabellos en combustión espontánea. Sé ahora que durante décadas de
operación, mucho antes que yo entre en la escena, usted y Jeffries se
toparon con fenómenos que ambos de ustedes lucharon por entender o
describir.
Lo que fuí a buscar fue el momento en el que Phillip Jeffries dejó de
investigar esas cosas para comenzar a vivirlas.
La conclusión que saqué es la siguiente: sucedió en Buenos Aires.
Localicé los pocos restos de información que dejó allí y algo en
particular se destaca. Aunque fue a Argentina en 1986 para investigar lo
que parecía ser una organización criminal internacional, rápidamente se
centró en un aspecto del caso que creo hemos malentendido todos estos
años. En su primer mes, Jeffries identificó a un sombrío sospechoso,
alguien quien creyó podía ser la persona central a cargo de esta
operación entera. Todo lo que tenía, en principio, era un nombre que
mencionó ese mismo día en su oficina:
Sé esto porque Cooper registró, en una de sus cintas a Diane de esta
época, acerca de la única parte de la conversación que tuvo lugar en su
oficina que él pudo recordar exactamente. Aparentemente las primeras
palabras que salieron de la boca de Jeffries fueron estas: “No voy a
hablar acerca de Judy; de hecho, no vamos a hablar acerca de Judy para
nada, vamos a dejarla afuera de esto”. (¿puede confirmarme esto, Jefe?)
Alguien llamada Judy. Al menos, eso es lo que Cooper y todos en la
fuerza asumieron que estaba hablando. Hasta que descubrí algo
recientemente, tallado en la pared de su antiguo hotel en Buenos Aires,
cerca del teléfono, debajo de una capa nueva de papel tapiz agregada en
1997. Parece ser el mismo nombre, pero el deletreo era diferente:
Joudy.
Tallado, no escrito, profunda y rápidamente, con lo que parece haber
sido un cuchillo de bolsillo. Al lado del teléfono. Como si hubiese
escuchado algo en una llamada y necesitase escribirlo ahí mismo en la
pared. No con una lapicera o lápiz, sino con un cuchillo. ¿por qué
alguien haría eso? ¿por qué esta información lo molestaba? ¿por qué lo
afectó de tal manera que solo un arma podía expresar la profundidad e
intensidad de lo que sea que estaba sintiendo en ese momento?
Joudy. Entonces, ¿quién era esta persona y por qué solo un nombre
tendría ese tipo de impacto en Phillip Jeffries? Sabemos que,
previamente, pensó que el nombre de la sombría figura que estaba
persiguiendo era Judy. Aparentemente ahora tenía nueva información.
Una vocal extra. Una pronunciación ligeramente alterada. Pero, ¿qué
más le dijo a él este cambio?
Hice algo de investigación por mi cuenta.
Joudy, resulta, es también el nombre de una an
tigua entidad en la mitología Sumeria. (esto se remonta a, al menos,
3000 A.C.). El nombre fue usado para describir a una especie de demonio
errante—también conocido genéricamente como utukku—que había
“escapado del inframundo” y merodeaba libremente por la tierra, donde
se alimentaba de carne humana y, supuestamente, arrancaba las almas
de sus víctimas, lo que proveía un alimento incluso mucho más
significante. Particularmente crecían mientras se alimentaban—y
cito—”de sufrimiento humano”. Esas criaturas se decía aparecían en
formas masculinas y femeninas—”Joudy” indicaba el femenino, y el
masculino era conocido como “Ba’al”—y, mientras eran considerados
menos que peligrosos individualmente, si un hombre y una mujer
alguna vez se unían en la tierra, afirmaban los textos antiguos, su
“unión” resultante crearía algo más que arriesgado. Algo como: el fin
del mundo como lo conocemos. Algunos siglos después, Ba’al se hace
más conocido, tanto en fuentes Cristianos e Islámicos, como “Belcebú”,
un dios falso, o como es más conocido genéricamente hoy por hoy, el
diablo.
¿tengo su atención, jefe?
Entonces, ¿qué hacemos con esta información? ¿cómo cambia el
enfoque de lo que estamos mirando, si es que lo hace? ¿sobre qué pistas
concretas estaba Jeffries? ¿son estas solo divagaciones locas de un
hombre que, como usted sabía bien, nadaba en un océano lleno con
extravagantes y esotéricas teorías conspiratorias, una señal segura de
que no solo había perdido su camino, sino su mente? ¿o nos sentamos
calmadamente con esta información y vemos donde, y como, esto entra
en lo que ya sabemos? En otras palabras: hacer nuestro trabajo.
Hay una pieza adicional aquí que es crucial para considerar antes de
seguir. Ray Monroe, el agente encubierto que aparentemente había sido
reclutado por alguien involucrado con nuestra fuerza para trabajar en el
caso del “Cooper perdido”, logrando hacer contacto con “el doble”.
Fuertes evidencias sugieren que Monroe penetró en su círculo interno,
lo conoció y trabajó con él en las semanas previas a la aparición del
doble en Buckhorn, South Dakota. He llegado a una vaga referencia que
indica que Monroe, dos años antes de Buckhorn, empezó a trabajar en
una operación en Las Vegas donde el doble había establecido parte de su
imperio, con Duncan Todd como su operación local principal. Creo que
aquí es donde Monroe hizo contacto con el objetivo por primera vez.
En un confuso mensaje a la agencia, Monroe alegaba que él reportaba
directamente a alguien dentro de la fuerza Blue Roce, pero nunca
especificó con quién. (Si fue usted, Jefe, creo que nos habría contado,
¿no?). Luego que el doble lograse entrar y salir en esa prisión de South
Dakota—llevándose a Monroe con él—sabemos que en algún punto
antes de morir, Monroe hizo una llamada en un teléfono descartable
encontrado en Montana, donde también encontramos el cuerpo de
Monroe. Basado en datos recuperados de ese teléfono, parece que Ray
Monroe creyó que había sido originalmente, y había trabajado todo este
tiempo para… Phillip Jeffries.
Déjeme repetirlo eso: Ray Monroe creía que había sido reclutado por y
estaba trabajando para Phillip Jeffries, un hombre que el Bureau no vio o
supo nada desde que desapareció de su oficina en Filadelfia en 1989.
Llevaré esto un paso más: creo que no solo es posible, sino probable, que
el doble se haya tomado todo el trabajo de reclutar a Ray Monroe porque
tenía razones para creer que Monroe podía decirle dónde encontrar a
Phillip Jeffries. También creo que es altamente probable que luego de
que el doble mató a Monroe en Montana, fue a la búsqueda de Jeffries.
Paremos aquí para preguntarnos: ¿por qué el doble quería encontrar a
Jeffries? ¿qué confiaba aprender de él? Aquí es donde mi científicamente
extremadamente comienza a encontrar una fuerte discordancia, pero
aquí va:
Por donde se lo mire, el comportamiento de Jeffries en 1989 era
jodidamente particular. Estaba shockeado de saber qué año era. Dijo lo
que dijo acerca de “Joudy”. También supuestamente levantaba un dedo
acusatorio hacia Cooper y, en pánico y asustado, gritaba algo como:
“¿quién creen que es este aquí?”. Luego desapareció—aunque
nuevamente, el término esotérico apropiado sería algo como
“des-apparate”, siendo apparate la raíz latina para “aparición”—no solo
enfrente de sus ojos, sino también en la cinta de seguridad. Poco
después de las 10:15 A.M. Casi exactamente cuando Jeffreis
reaparición—según testigos—nuevamente en su hotel de Buenos Aires,
antes, esfumándose completamente.
Ya que esto no tiene sentido desde las líneas de cualquier lógica racional
que pueda entender, dejeme sugerir algo jodidamente loco: ¿qué tal si
Jeffries, no como el Major Briggs un par de años después, consiguió
acceso al mismo sistema de “portales”, hoyos en el espacio dimensional
que le permitían desaparecer y reaparecer, en lugares lejos
geográficamente, más o menos a gusto? Lo llevaré un paso más allá,
Jefe: ¿qué tal si esos mismos portales le permitían mantenerse sin las
ataduras del tiempo? ¿no explicaría eso por qué Briggs no envejeció ni
un día en sus veinticinco años? ¿podría explicar también como Ray
Monroe creyó que estaba recibiendo instrucciones de Jeffries?
(Y ya que estamos en la cuerda floja, ¿qué tal si esto no le hacía posible
no sólo ir para adelante en el tiempo, sino también para atrás? ¿no
explicaría eso el shock y la desazón que Jeffries mostró en su oficina
cuando se dio cuenta que año era?)
Luego que Monroe muriese, nuestros investigadores encontraron una
caja de cerilla en su bolsillo, de un motel de carretera llamado “The
Dutchman’s Lodge”, en la zona rural del oeste de Montana.
Personalmente visité la dirección en la caja de cerillos y no hay nada
allí: es un lugar vacío al costado de una vieja autopista estatal. Fuí hacia
atrás y chequee registros históricos del área y descubrí que había un
motel en esa ubicación a principio de los años 30. Fue construido,
poseído y operado por un nombre llamado Horace “the Dutchman”
Vandersant y es conocido no solo como “una puerta hacia el paraíso de
los deportistas” sino un rumor de la mafia decía que John Dillinger una
vez estuvo ahí una semana . El sitio cerró no mucho después que
Vandersant muriese, en 1962, y fue demolido en 1967. Si de algo
sirve—aunque claro, podría haber sido una habilidosa representación
contemporánea—la caja de cerillos en el bolsillo de Monroe parecía ser
nueva.
Hay un vacío de dos días de lo que sabemos de los movimientos del
doble entre que mató a Monroe y que apareció en Twin Peaks: es posible
que, luego de matar a Monroe, ¿el doble haya ido a este “Dutchman’s”
buscando a Phillip Jeffries? (que quede constancia que la ubicación del
lugar quedaba entre Missoula y Twin Peaks) ¿qué podría haber
aprendido el doble allí? ¿fue Jeffries el que le dijo algo de las
coordenadas que le dieron que lo hicieron ir a Twin Peaks? Déjeme
explicar por qué creo que esto es posible.
Si Jeffries todavía está ahí afuera en algún lado, de la misma manera que
Briggs estuvo, perdido o escondido en alguna clase de
inframundo-ni-aquí-ni-allá, ¿podría esta experiencia ser tan agresiva y
desconcertante a los sentidos que una de las consecuencias es que
nunca estás seguro de dónde o cuándo uno está? Si vemos el
comportamiento de Jeffries en su oficina en 1989 a través de este lente,
su sobresalto al saber cuando él estaba se hace, quizás, un poco más
entendible.
Por el bien del argumento, asumamos que, luego de matar a Monroe y
enterarse de The Dutchman’s, el doble y Jeffries tuvieron alguna clase
de contacto—fuera del tiempo lineal—en este ya-no-existente motel
rustico de Montana. Ahora concentrémonos en el desconcierto de
Jeffries al ver a Cooper en 1989—“¿quién creen que es este aquí?”—a
través del mismo extraño lente y esta pregunta se me presenta:
¿pensaba Jeffries que estaba viendo no al Agente Cooper, sino al doble?
(A este punto, tengo la necesidad categórica de decir lo siguiente: no me
siga en nada de esto, Jefe. Solo estoy poniéndolo todo aquí.)
Aquí es donde todo se pone más que raro, Jefe. Tan pronto como el
humo se esfumó luego del tiroteo en la oficina del Sheriff Truman, con
el doble desapareciendo y algo negro y espectral flotando de su cuerpo
al techo—ni me haga empezar con esa pelota y el chico británico con el
guante verde—las luces se fueron y usted y Cooper, aparentemente,
“aparecieron” en el sótano del Great Northern. Luego de un breve
intercambio, Cooper desaparece en la oscuridad en un largo pasillo que
realmente no está ahí, las luces vuelven y usted queda parado con los
hermanos Horne en una sala de calderas.
Y, por segunda vez en veinticinco años, el agente especial Dale Cooper
desaparece de la vista y también el mundo como pensábamos que lo
conocíamos.
Para cuando que usted volvió a la estación de sheriff, Diane Evans, la
asistente de Cooper de toda la vida (cuyas viajes alucinógenos de
desapariciones-doppelgängers piden, no lo cree, una investigación en
algún punto), que había sido por más de veinte testigos saliendo de una
celda en el sótano sólo dos minutos antes que estallara el caos en la
oficina de Truman, había ahora también, sin nadie que se dé cuenta en
la habitación—incluyendo una servidora—desaparecido sin dejar rastro.
Entonces, cuando usted voló a Filadelfia más tarde ese día y me dejó
para cubrir el caos de lo que pasó en Twin Peaks—mi primera visita; un
lugar encantador, como siempre me dijo, pero para ser honesta, Jefe, soy
una chica de ciudad grande y siempre lo seré—y para fregar, cito a
Albert, este “gigantesco caos multidimensional”, decidí husmear un
poco.
Esto pasó hoy, Jefe, un par de horas atrás. Recién sucedido. Más
temprano esta mañana, mientras hojeaba las ediciones pasadas del Twin
Peaks Post—excelente periódico de pueblo pequeño, convenientemente
preservado en microficha—para más diversión, fuí a buscar la ocasión de
la primer desaparición de Cooper de Twin Peaks. Efectivamente, el
intrépido staff del Post, expertamente entrenado por su último editor
Douglas Milford, incluyó esta súbita e inexplicable partida en su página
principal, junto con las dolidas y perplejas palabras del amigo de
Cooper, el Sheriff Harry Truman, acerca de lo extraño y confuso que era
todo esto.
¿sabe que más descubrí, Jefe, en el mismo artículo, un par de oraciones
después? Esto:
“El Agente Cooper había venido al pueblo un par de meses antes, para
ayudar en la investigación de la desaparición, todavía sin resolver, de la
adolescente local reina de la belleza, Laura Palmer.”
Déjeme repetirle esa frase: “todavía sin resolver.”. Sin mención de
“asesinato”, “envuelta en plástico”, o “padre arrestado por impactante
crimen eventualmente muere en custodia policial por heridas
autoinflingidas.”
Está justo ahí en la primera página: Laura Palmer no murió. Entonces,
para ciertamente saber que no he perdido mi propia mente, fuí y
chequee los registros policiales correspondientes. Me dicen esto: Laura
Palmer desapareció de Twin Peaks sin rastro—en la misma noche
cuando, en el mundo que creíamos conocer, se solía decir que había
muerto—pero la policía nunca encontró a la chica o, si fue asesinada en
cualquier otro lado, su cuerpo, o hizo un algún arresto. En cada
subsiguiente mención en una edición del Post, el caso todavía figura
como abierto y con la investigación pendiente.
Y cuando hablé con nuestros buenos amigos en la oficina del sheriff,
todos quedaron algo confundidos y con expresiones confusas en sus
caras cuando saqué el tema, como si se hubieran perdido en la niebla,
teniendo problemas para recordar y siéndoles imposible traer a sus
mentes algo que pasó hace tanto tiempo.
Hasta que finalmente dijeron, todos y cada uno de ellos, “Sí, suena bien.
Así es como lo recuerdo.”.
Comencé a examinar los registros públicos sobre el resto de la familia
Palmer. La desaparición de su hija dominó las noticias locales por
semanas. La misma serie de sospechosos fueron identificados e
interrogados—Jacques Renault, Leo Johnson, Bobby Briggs, James
Hurley—así como ellos entre los que se encontraban los últimos que la
vieron. El día siguiente, Ronette Pulaski—la chica que fue raptada y casi
asesinada junto a Laura—escapó y terminó en el hospital luego de ser
encontrada dando vueltas junto al puente del tren, igual que “antes”.
Pero también declaró que Laura había estado dando vueltas en el bosque
antes que Leo y Jacques entren al vagón.
Laura nunca estuvo allí.
Después de un tiempo, con una completa falta de pistas, datos o
descubrimientos para llevar la investigación adelante, la historia de
Laura Palmer comenzó a desvanecerse. En un mes se enfrió; otra
historia de “persona perdida” sin resolución clara. Como mencioné,
encontré algunas historias en el Post acerca del Agente Cooper llegando
al pueblo para investigar la desaparición de Laura—no hay muchos
detalles de los cuales hablar, y no se quedó mucho—y no mucho más
además de eso.
(Ni bien regrese a la oficina, intentaré mirar en cualquiera de los
archivos o cintas de Cooper que todavía tenemos en nuestra posesión
para apoyar esta versión alterna de los eventos.)
Continué yendo hacia adelante, buscando más información acerca de la
familia Palmer. El año siguiente, el 24 de febrero de 1990—el primer
aniversario de su “desaparición—Leland Palmer se suicidó. Solo, con un
arma registrada, en su auto, estacionado cerca de la cascada del gran
hotel. La efusión usual de shock, dolor e historias de “nunca lo vimos
venir” aparecieron en la prensa local. Su acto fue atribuido
generalmente a “el dolor aplastante acerca de la desaparición sin
resolver de su única hija”. Verificando los registros policiales, encontré
que hubo tres visitas a la casa Palmer ese año—todos por el Sheriff Harry
Truman—pero no hubo más detalles disponibles acerca de las razones, y
tampoco estaba el Sheriff Truman.
Decidí mirar la historia de la madre, siendo ella la única familiar de
Laura viva ahora, apenas había otro lugar adonde mirar.
Sarah Judith Novack Palmer.
Busqué todo hasta su infancia en New Mexico, donde la familia se
mudó—meses luego de su nacimiento en Bellevue, Washington—en el
verano de 1943. Su padre era un empleado del Departamento de Defensa
que había sido transferido para trabajar en un subcontratista pequeño
en el Proyecto Manhattan. La familia vivió fuera de Los Álamos, en un
nuevo suburbio construido en el límite del desierto específicamente
para trabadores involucrados en el programa. Nada acerca de su familia
durante ese tiempo se destaca, excepto que cuente la primera prueba
nuclear exitosa—código “Trinity”—la cual tuvo lugar en White Sands,
New Mexico, el 16 de julio de 1945. Sabe el resto de esa historia: Menos
de un mes después, bombas atómicas fueron lanzadas en Hiroshima y
Nagasaki y la guerra con Japón finalizó.
Los Novacks decidieron quedarse en el área—su padre todavía
trabajando para el Departamento de Defensa—y hasta donde el registro
público llega, el resto de la infancia de Sarah pasó sin pena ni gloria.
Pero 11 años después, el 6 de agosto de 1956, hubo un curioso incidente
que encontré reportado en el periódico local. Esa noche, casi quince
millas fuera del pueblo en donde los Novacks vivían, una radio AM fue
cruel y misteriosamente atacada. Dos empleados—una recepcionista y
un DJ nocturno—fueron encontrados muertos dentro del edificio, sus
cráneos destrozados de una manera particularmente espantosa lo que
los forenses llamaron “traumatismo contundente extremo”.
Incluido en los testimonios los días siguientes: media docena de
avistamientos de extrañas solitarias figuras en el área esa noche, en el
camino, al menos dos poniéndolos en la vecindad de la estación de
radio. Los detalles son escasos—estaba oscuro, en una noche sin
luna—pero suenan como indigentes o, como un testigo los llamó,
“vagabundos”.
También reportado esa noche: poco después del momento en el que se
cree este ataque tuvo lugar, la estación abruptamente quedó fuera del
aire. En ese punto más de una persona reportó escuchar “sonidos de
palabras eléctricas o mecánicas” provenientes de sus radios los
próximos seis minutos. Durante este período, muchos residentes locales
reportaron disturbios con sus mascotas o ganado. Otro número de
personas—aunque solo algunos nombres fueron señalados en el
reporte—alegaron que miembros de su familia se desmayaron cuando
escucharon estas transmisiones. Cuando los sonidos pararon, tan
abruptamente como empezaron, y la estación se apagó—lo cual, cuando
intentaron conseguir a alguien en el teléfono, instaron a la policía a ir a
la estación—toda esa gente inmediatamente recuperó la conciencia, sin
memoria del evento.
Dos personas mencionadas en ese testimonio vivían en el vecindario de
los Novack. Sarah Novack era una de ellas: según sus padres,
encontraron a Sarah inconsciente en su habitación de la planta alta.
Volvió en sí en el asiento trasero mientras estaban llevándola al hospital
de urgencia. Según el reporte del periódico, los doctores de la sala de
emergencia no encontraron nada malo en la niña—era lo mismo que
tenía toda la gente que habían visto esa noche; el periódico sugiere que
era casi una docena de personas—y fue liberada luego de una
examinación superficial.
¿qué hacer con esto? No tengo idea, ¿usted? Esto puede no significar
nada, sin embargo, todo esto sucedió un par de horas de diferencia de la
base en Roswell, donde, tal como sabemos del dossier, un joven oficial
de la armada llamado Doug Milford supuestamente vio el misterioso
“OVNI” caer nueve años antes.
La vida de Sarah continuó en paz. Fue a la universidad en el estado de
Washington, donde conoció el hombre que sería su esposo y más tarde
dio a luz a su única hija, Laura. Luego de la desaparición de Laura, Sarah
experimentó ataques de severa depresión y fue tratada por eso, como se
reportó previamente. Desde entonces—al menos en la versión donde su
esposo comete suicidio—según registros médicos peleó al alcoholismo,
adicción a las drogas prescriptas y aislamiento social.
Oh, y el año pasado, justo por la época que Cooper desapareció de
nuevo, fue mencionada e interrogada como testigo en una misteriosa y
horrible muerte en un bar de mala muerte en Twin Peaks, donde un
hombre en la barra cerca de ella murió con la mayoría de su cuello
faltante.
***
Jefe, me alegro haber escrito todo esto rápidamente, porque mis propios
pensamientos acerca de cada uno de estos eventos se vuelven borrosos y
más indistintos cuanto más me quedo aquí, metiéndose en mi mente
como una niebla. Puedo sentir una especie de lasitud mental avanzado
físicamente hacia mía. Algo está mal; no sé si soy yo o el lugar, no sé y
no me importa más. Necesito poner el freno de mano, ahora mismo, y
salir de aquí. Reservé un vuelo para Filadelfia mañana mismo.
Pensamientos finales:
Estoy en el avión ahora, en el aire, cuarenta minutos al este de Spokane.
La extraña penumbra que reporté no me dejó—apenas dormí—pero se
está yendo cuanto más viajo al este. No sé qué hacer con esto. Usted
quería saber qué pasó allí en ese pueblo y en esa región, a esa gente que
usted conoció, a quien siento he conocido yo también. Significaron algo
para usted por una razón, creo, más allá de que los haya conocido, más
allá de que hayan sido gente buena e interesante: significaron algo
porque todo estaba allí, en un solo pueblo. Toda la vida, de la cuna a la
tumba, cada matiz y color en el espectro, como un fractal, hecho de
infinitas partes. El océano en una gota de agua.
Siento como si hubiera puesto mi mano en una tercer vía que nos
debería importar a todos: que el núcleo fundamental de la existencia
humana es la maravilla—y su análogo es el miedo. No se puede tener
uno sin el otro, distintos lados de la moneda.
E incluso mientras nos “maravillamos” de lo que hacemos aquí, también
sentimos miedo—tan profundamente debajo de la superficie de nuestras
vidas que pocos pueden soportar mirar a él—que la vida es una broma
sin sentido, un extravagante ejercicio de morbosidad, una historia de
pena y sufrimiento encendida por destellos y hecha soportable solo por
momentos de compañerismo y alegría insostenible. En el camino,
mientras luchamos para entender y comprender por qué este destino
extraño ha caído sobre nosotros, el tiempo deja de ser nuestro aliado—la
presunción derrochadora de nuestra juventud—sino nuestro verdugo.
Todo se siente de momento como una broma sin piedad hecha a nuestra
costa, sin nuestro consentimiento.
¿Es la maldad en nosotros real? ¿es una parte intrínseca de nosotros,
una fuerza externa a nosotros o nada más que el reflejo del vacío?
¿cómo hacemos para resistir el miedo y la maravilla al mismo tiempo?
¿mirar a esta oscuridad ofrece una respuesta o resolución? ¿de qué nos
sirve aguantar? ¿revela algo o nada?
¿O puede el simple, imposible acto de persistir en mirar a lo que está
enfrente nuestro finalmente perforar la oscuridad y recompensarlos con
un vistazo de algo más allá? ¿es eso “el cielo”? ¿cómo manejamos eso?
La única respuesta con que me puedo consolar a mí misma es esta: ¿y si
la verdad yace justo más allá del límite de nuestro miedo, y la única
manera es nunca mirar a otro lado? ¿qué tal si por eso debemos seguir
adelante y nunca abandonar, tratando de superarnos cada momento que
estamos vivos? Mire todo lo que pasó aquí. Un pueblo. El lugar común,
familiar, ordinario—todo lo que creemos conocemos, hasta que
sentimos la profunda e incómoda extrañez informándonos todo. Qué
fácil es retirarnos, abandonar, bajar nuestros ojos. Mire lo que pasa con
cualquiera aquí que pierde la pelea, muchas de estas historias que
ambos conocemos bien. De qué manera imprudente y estúpida tiramos
esta única chance que tenemos, simplemente la desperdiciamos, tiramos
esta moneda al desagüe, de miles de maneras diferentes. Tenemos la
moneda en nuestras manos todo este tiempo y ni siquiera la podemos
ver.
Lo que he aprendido de este lugar y de esta gente me aterroriza, debo
admitir. Cuánto de lo que sé, de lo que me he adaptado culturalmente a
creer, siento como el papel en una extraña obra hacia la que deambulo
sin saber por qué estoy aquí. No conozco mis líneas, no conozco qué
parte estoy representando, ni siquiera sé de qué trata la obra o cómo se
llama. Simplemente estoy aquí, en el escenario, atrapada en un sueño,
con las luces brillando en mis ojos. ¿hay alguien más allá mirando?
La obra tiembla está delante mío, se siente artificial, de poco valor,
llena de errores y ostensión, una serie sin final de malos comienzos,
malas presunciones, todo mientras se ensombrece con horror constante
de que algo imprevisible puede caer sobre mí desde arriba, que el suelo
se puede abrir debajo mio e instantáneamente borrar esta pequeña,
lamentable existencia y apagar las luces definitivamente.
Jefe, esto me cambió. Usted predijo esto y debería haber sabido que
tenía razón, pero no uno no puede saber hasta que sucede. Es porque
usted ya pasó por esto, creo. ¿alguna vez se termina este sentimiento?
¿puede decirme que usted pasó al otro lado con alguna clase de
conocimiento? Hay un solo sentimiento de redención al que me puedo
aferrar, si alguna vez llegó tan lejos—y no estoy diciendo que ya estoy
ahí, de ningún modo—pero cuando uno es despojado de todo se da
cuenta que es la única persona que puede poner las piezas en su lugar,
uno por sí mismo, solo—sin respuesta fácil de ningún libro, canción o
película, ni las palabras de aliento de alguien más viejo o “sabio”—me
doy cuenta que tiene una tendencia a concentrar y afilar la mente, y
reforzar el deseo de vivir constantemente con todos mis sentidos
abiertos al máximo al aquí y ahora.
Una idea clara emerge de crisol, forjado y duro como el acero:
No debemos rendirnos.
Nunca.