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La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica.

Conceptos de su metapsicología y clínica.


Subjectivity as third psychoanalytical topology.
Concepts of its metapsychology and clinical treatment.

Claudio Maruottolo.
Psicoanalista y Psiquiatra.
Jefe Clínico del Hospital de Día de Avances Médicos (AMSA), Bilbao.

Resumen: El artículo es el resultado de la conferencia que se presentó en el VI Congreso


de la Asociación de Psicoterapia Analítica Grupal, en Bilbao en Octubre de 2012. Desde
el Grupoanálisis propuse establecer un psiquismo que incorpore a la subjetividad como
un tercer lugar o una tercera tópica en el psiquismo humano que se estructura indisolu-
blemente con las producciones de las otras dos tópicas y el discurso social. Este trabajo,
apunta a dar una nueva propuesta metapsicológica, que por un lado será de utilidad en
la clínica psicoanalítica y grupoanalítica aplicada a los grupos pequeño, grande, multifa-
miliar e institucional y por otro lado, será de utilidad para continuar con los múltiples in-
tereses del psicoanálisis como constructo teórico permitiendo el análisis de los fenóme-
nos complejos socio-culturales que afectan a los seres humanos en la posmodernidad.

Palabras claves: Subjetividad, tercera tópica, grupoanálisis, discurso, sujeto, cultura.

Introducción paradigma objetivista, por tanto toda su produc-


ción originaria se desarrolló intentando adecuar-
La noción de subjetividad se desarrolla esencial- lo a este modelo hegemónico. Así, siguiendo ese
mente en la filosofía, donde diferentes tenden- eje semántico Sigmund Freud decía: “…el interés
cias y escuelas la ubican como una estructura del psicoanálisis ha hecho de su investigación la
psíquica relacionada únicamente con nociones psique individual, pero en su labor no podía es-
como fenómenos de conciencia y singularidad caparle los fundamentos afectivos de la relación
del sujeto. También las tradiciones sociológica y del individuo con la sociedad” (Freud, 1913).
antropológica la conceptualizan de igual mane-
ra, ya que se desarrollan encuadradas en sólidas El psicoanálisis en estos años del siglo XXI se ha
jerarquizaciones ancladas en el contexto del po- adherido al paradigma de orden epistemológico
sitivismo, eje semántico en la cultura académica de que “el ser humano es un ser social” con una
científica de la modernidad. convicción nunca antes vista. Distintas corrientes
han intentado incorporarlo bajo diferentes su-
La modernidad determinó los modos de produc- puestos teóricos habiendo obtenido resultados
ción cultural y dentro de ésta la de producción parciales y poco consistentes de cómo queda
científica. El Psicoanálisis se origina bajo este articulado. Sin embargo, el cambio se ha dado

Norte de salud mental, 2013, vol. XI, nº 47: 16-26.


La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica. Conceptos de su metapsicología y clínica

paulatinamente en la propia forma de llevar la de análisis paulatinamente hacia el vínculo, el


clínica (psicoanálisis relacional, intersubjetivo, grupo y lo social. Así, W. Bion o disidentes en la
grupoanálisis, psicoanálisis de familia y pareja, escuela inglesa como D. Winnicot, en el pensa-
psicoanálisis multifamiliar, etc.) por lo que han co- miento de psicoanalistas norteamericanos como
menzado a cambiar algunas concepciones tradi- Sullivan, Fromm, Kohut, etc3. O en psicoanalis-
cionales (por ejemplo nuevas formas de entender tas sudamericanos como en Argentina Pichón
la abstinencia o la neutralidad, la transferencia, Rivière y sus discípulos posteriores. En Europa,
entre otras.) respetando aquello que se conside- el psicoanálisis francés lacaniano, también se
ran principios básicos de la teoría psicoanalítica. estructura sobre conceptos como subjetividad
y lenguaje. Los psicoanalistas marxistas como
Por un lado, es necesario repensar la estructura Althusser, Wilhelm Reich, Siegfried Bernfeld,
del aparato psíquico incluyendo estos aspectos Otto Fenichel, Edith Jacobson o Annie Reich in-
de giro paradigmático que sirvan de referencia tentando articular lo psíquico con los hechos
en la práctica clínica cotidiana en los distintos sociales de sus épocas descentrándolo hacia la
dispositivos psicoanalíticos sea bipersonal, gru- sociedad. En Inglaterra, Foulkes en su descrip-
pal en sus diversos tamaños e institucional. Por ción de la teoría reticular de la neurosis, deja en
otro lado, también es necesario que el psicoaná- evidencia su posición en cuanto a determinis-
lisis como ciencia que analiza la realidad pueda mos psíquicos y sociales. Dentro del grupoaná-
reposicionarse en forma heterodoxa y transdisc- lisis también, Patric de Marè y su concepción del
plinaria en el estudio de fenómenos sociales y su grupo grande incorpora lo social como elemento
impacto psíquico en el sujeto social, siendo para central del quehacer terapéutico.Sin embargo,
esto necesario un modelo dinámico que permita creo que las inconsistencias en una incorpora-
articular los modos en como circulan los discur- ción teórica desde el psicoanálisis a lo social fue
sos entre el psiquismo de los sujetos en los cam- proyectar a terrenos sociales visiones o marcos
pos vincular y social en la posmodernidad. conceptuales que pueden serválidos en un cam-
po, pero no en el otro.
El artículo que desarrollo es la resultante de la
conferencia que presenté en el VI Congreso de Entre los antecedentes recientes, el psicoanálisis
la Asociación de Psicoterapia Analítica Grupal1, de la línea francesa de Anzieu o Piera Aulangnier,
en Bilbao durante Octubre de 2012. Desde ese retoma la idea de la intersubjetividad resaltando
espacio de debate se expuso esta problemática los procesos que el grupo primario desempeña
proponiendo a la subjetividad como la única ma- en la vida anímica de los sujetos del vínculo.
nera de dar respuesta a este dilema epistemoló- Resaltan de este grupo Cornelius Castoriadis y
gico del psicoanálisis. René Kaës, que además de sus aportes a la cons-
titución dinámica del vínculo, exponen un minu-
Los antecedentes remotos de esa aproximación
cioso análisis social de fenómenos que afectan
están en el propio Freud, con distintas obser-
a los sujetos en la sociedad. En ese mismo país
vaciones mostrando la indisolubilidad entre los
destaca también el grupo de psicoanalistas in-
órdenes psíquico y social2. Los postulados de
tersubjetivos encabezados por Alberto Eiguer. En
psicoanalistas que van descentrando al sujeto
América se desarrollan distintas corrientes como
la norteamericana, en donde el psicoanálisis in-
1
Congreso que se realizó bajo la consigna “Impacto Social, Cri- tersubjetivo está representado entre otros por
sis y Transformación. Claves para (Re)pensar lo Identitario y
Relacional desde el Conocimiento Grupal”. Atwood, Stolorow y Orange y desde finales de
2
Los textos más representativos sobre el tema serían “Psicolo- los años 90 por Jessica Benjamin. En sudamérica
gía de las masas y análisis del Yo” y “El Malestar en la Cultura”. distintas corrientes herederas de Pichón Rivière
En el primero señala que “En la vida anímica individual, apa-
rece integrado siempre, efectivamente, el otro, como modelo,
objeto, auxiliar o adversario”, y de este modo, la psicología 3
Karen Horney, entre otros psicoanalistas partiendo de estu-
individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología dios de antropología cultural, sociología, psicología social,
social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado. En- crean lo que se ha dado en llamar escuelas culturales del psi-
tre otros aportes del mismo Freud útiles para pensar sobre el coanálisis. Destacan el papel de lo sociocultural en el origen
determinismo de lo social en la configuración de la mente son y las manifestaciones de las enfermedades mentales y en los
libros como “Tótem y tabú”, “Consideraciones de actualidad criterios, actitudes y prácticas al respecto en culturas o gru-
sobre la guerra y la muerte” o “El porvenir de una ilusión”. pos sociales determinados.

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Claudio Maruottolo

se definían como vinculares, desde el grupo de De la Genealogía de la subjetividad


discípulos que continuaron desarrollando el psi-
coanálisis operativo a los de las configuraciones La inscripción de la subjetividad como tercera tó-
vinculares de Berenstein-Puget o del psicoanáli- pica debe ser pensada por el actual giro paradig-
sis multifamiliar de Jorge García Badaracco. En mático del psicoanálisis que se viene dando en la
España, el modelo analítico vincular de Nicolás pragmática de los discursos sociales en términos
Caparros destaca por la impronta pichoniana y de cambios transicionales entre modernidad y
su desarrollo posterior, también en Madrid Ale- postmodernidad.
jandro Ávila-Espada y, en Cataluña, Joan Coderch
Desde esta perspectiva se describe por qué se
por el psicoanálisis relacional. En el País Vasco
ha ido cambiando progresivamente la idea de la
la técnica grupal dinámica intensiva y breve con-
modernidad en torno a lo “medible, controlable,
tinuadora del grupoanálisis, del psicoanálisis
neutral y abstinente” de lo objetivo y la revalori-
grupal operativo y del psicoanálisis multifamiliar
zación de lo subjetivo en la postmodernidad, al
que venimos desarrollando junto a José Guimón,
menos desde algunas corrientes psicológicas en
Norberto y Andrés Mascaró desde hace ya más
general y psicoanalíticas en particular. En este
de 10 años, son variantes de un psicoanálisis gru-
sentido, hemos ido observando el giro paradig-
pal que toma en cuenta la subjetividad también
mático psicoanalítico de cuestionar la supues-
como elemento de cambio (Maruottolo, 2012).
ta neutralidad o abstinencia del analista en la
práctica clínica, y las consecuentes lecturas de
Por todo lo antedicho, en ese honorable Congre-
sentido (salvo posturas ortodoxas dogmáticas)
so y desde el Grupoanálisis propuse establecer
en las distintas corrientes psicoanalíticas de la
un psiquismo que incorpore a la subjetividad
actualidad.
como un tercer lugar o una tercera tópica en el
psiquismo humano que se estructura indisolu-
Nos situamos y, por consiguiente, también a
blemente con las producciones de las otras dos
nuestras prácticas sociales, en una época que
tópicas y el discurso social.
denominamos posmodernidad4. El término es
controvertido pero, de alguna manera observo
El grupoanálisis como ninguna otra disciplina
que, desde distintas corrientes del pensamien-
psicoanalítica ha desarrollado desde su origen
to se supera la idea de objetividad, propio del
distintos dispositivos. Esta postura sobre la sub-
pensamiento de la modernidad, por el de com-
jetividad y su lugar en el psiquismo surge de mi
plejidad determinando cambios en la manera de
experiencia clínica en la coordinación y observa-
producción de la subjetividad y la socialización
ción de esos dispositivos con sus distintas diná-
de los seres humanos en la posmodernidad.
micas puestas en acción terapéutica. Este traba-
jo, apunta a dar una nueva propuesta metapsi- Para algunos pensadores de la realidad social
cológica, que por un lado será de utilidad en la son tan sólo cambios cuantitativos de la moder-
clínica psicoanalítica y grupoanalítica aplicada a nidad, y por lo tanto hablan de hipermodernidad5
los grupos pequeño, grande, multifamiliar e ins- o sobremodernidad6. Para otros, entre los que
titucional y por otro lado, será de utilidad para me cuento, son cambios cualitativos y cuanti-
continuar con los múltiples intereses del psicoa- tativos de un proceso de transición y paulatina
nálisis como constructo teórico que permita en consolidación de un nuevo paradigma socio-cul-
el análisis de los fenómenos complejos socio- tural. Si bien en principio coincido con las críticas
culturales que afectan a los seres humanos en la pesimistas que se realizan sobre las relaciones
posmodernidad.
4
Se toma el concepto como proceso cultural observado en la
Si se pretende dar a la subjetividad una catego- condición humana existencial determinada, según Lyotard
ría de tercera tópica se debe adecuar a la teoría desde finales del siglo XX e inicios del siglo XXI.
psicoanalítica, esto es demostrar en primer tér- 5
El sociólogo de la Universidad de Grenoble Gilles Lipovetsky
mino, en forma dinámica, tópica y económica su representa con este término al conjunto de fenómenos
sociales que caracterizan la postmodernidad.
participación en los fenómenos psíquicos y en 6
Bajo esta expresión Marc Auge de L´Ecole des Hautes en
segundo término, su utilidad en la práctica clíni- Science Sociales de París conceptualiza una antropología de
ca de distintos dispositivos psicoanalíticos. la posmodernidad.

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La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica. Conceptos de su metapsicología y clínica

de producción en la sociedad postmoderna, una tica tanto desde su versión intersubjetiva, prime-
característica optimista, a mi modo de ver, es la ro de Jürgen Habermas y luego de Axel Honnet,
preminencia de lo subjetivo de la postmoder- como desde la llamada subjetividad colectiva de
nidad sobre el objetivismo de la era moderna, José Maurício Domingues8 (Domingues, 2003).
donde la “objetividad” detentaba el saber y por Algunas de estas teorías han comenzado a ser in-
lo tanto el poder hegemónico en las relaciones corporadas por algunos autores al psicoanálisis.
socio-culturales.
La propuesta de configuración tomada por mi
Por lo tanto, el primer escollo es resolver el lu- perspectiva de la subjetividad es un retorno a
gar de la subjetividad en la era posmoderna para la dialéctica hegeliana donde el par afirmación/
luego sí adecuarla al modelo psicoanalítico. negación no son opuestos sino complementa-
rios necesarios para la existencia uno del otro,
Lo que en general se conoce como método en una constante retroalimentación de nega-
científico puede asimilarse al conocimiento ción/afirmación y viceversa. Hegel presenta
de la sociedad moderna expresado desde las la ley de la negación de la negación, donde el
aludidas antiguas certidumbres que dieron ra- negar no implica la inexistencia sino que lo ne-
zón instrumental sobre el funcionamiento de gado permanece como sustrato de lo nuevo,
la sociedad. La Ilustración había establecido de lo afirmado. Desde esta posición se podría
una sólida relación entre saber y poder, dando enunciar que la subjetividad está configurada
una consolidación progresiva al discurso hege- por este par en lo discursivo y representacional.
mónico positivo7. Todo esto implicaba la con- Así, la subjetividad constituida por el par sub-
solidación definitiva del paradigma de la razón jetivo /objetivo representacional y discursivo,
metódica, la neutralidad axiológica y la aboli- no son negaciones una de la otra sino formas
ción de todo modelo teórico alternativo. Bajo complementarias que se incluyen y se reprodu-
el posestructuralismo, deconstructivismo y di- cen mutuamente en el saber instrumental de
ferentes teorías relativistas de los comienzos la propia posición subjetiva en relación con el
de la posmodernidad, se promovieron no sólo objeto, estando presentes al mismo tiempo en
la abolición radical de la razón como orden ins- conflicto. Esta particular conformación de las
trumental, sino también de la razón crítica de representaciones y discursos, al que denomi-
todo posicionamiento subjetivo emancipador, naré “procesos discursivos de la subjetividad”
lo que determinó un discurso social caracteri- (PDS) y que continuaré profundizando a lo largo
zado por la sobreabundancia de significantes del presente trabajo, son subjetivadas por las
vacíos (Laclau, 1996), y simultáneamente, por transformaciones que intra, inter y transubje-
la hegemonía de un discurso único conserva- tivamente vamos produciendo complejamente
dor en un contexto de dilución de pluralidad con el resto de nuestro psiquismo y en relación
dialéctica sin fuerza de convicción de posturas dialéctica con la cultura.
contrahegemónicas.
Como se observa desde la perspectiva que pre-
Como observamos de lo antedicho, lo subjetivo sento, el psiquismo debe ser pensado en forma
a lo largo de la historia de la filosofía y la ciencia compleja no lineal, ni reduccionista, ni disyun-
adquiere una cualidad de inferior, de debilidad, tora de sus dinámicas, relacionando la subje-
de individual frente a la objetividad positiva. En tividad con las fuerzas externas e internas que
este sentido, el psicoanálisis no fue la excepción determinan al sujeto en situación, por un lado
y las contribuciones de muchos intersubjetivistas con otras formaciones psíquicas subyacentes y,
actuales se limitan a esas cualidades discursivas. por otro, por la cultura de un tiempo y un lugar
que configuran el contenido discursivo que con-
Desde finales del siglo pasado la subjetividad ha
forman la personalidad.
sido motivo de reformulación en la sociología crí-

8
Doctor en Sociología por la London School of Economics and
7
 jes de los estudios de la primera generación de la Escuela
E Political Science, Universidad de Londres. Profesor adjunto e
de Frankfurt, encabezados por Horkheimer, Adorno, Marcuse, investigador del Instituto Universitário de Pesquisa do Río de
entre otros. Janeiro. Quien desarrolla el concepto de subjetividad colectiva.

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Claudio Maruottolo

De la subjetividad en la complejidad reestructurando dialécticamente cuando entra


de la Cultura en crisis, dando como resultado cambios, a par-
tir de los procesos terciarios, que producen un
Para Freud, a finales del siglo XIX y principios del nuevo PDS.
siglo XX la cultura es el conjunto de las normas
restrictivas de los impulsos humanos, sexuales Por lo tanto, la subjetividad debe ser asociada
o agresivos, exigidas para mantener el orden so- a la producción de sentido en la acción sea en
cial. Aunque en el mundo cultural hay un sinfín forma de relatos, sea en otras formas de movi-
de valores, estos provienen de una sublimación, lización social. Por medio de las instituciones,
y en general, de una renuncia a la satisfacción de y fundamentalmente desde el Estado, es desde
las pulsiones libidinales que provocan siempre donde ideológicamente se determinará el tipo
una búsqueda de su descarga. de cultura hegemónica que se instaurará en la
propia sociedad (pública y privada) teniendo
Desde la perspectiva que presento, la subjeti- la cultura como organizador de la subjetividad
vidad emerge en la intersección de la cultura y el Estado. Asimismo, éste último representa
(conformada por las estructuras discursivas de la Institución de mediación entre los distintos
la cultural familiar edípica y de la cultural públi- relatos que intentan construir sentidos subjeti-
ca) y las motivaciones inconscientes de los suje- vantes dominantes13. Aquí es donde entran en
tos. Estas dos fuerzas se encuentran en relación acción las distintas instituciones y dispositivos
dialéctica y de conflicto permanente. El poder de poder para garantizar la producción y la re-
subjetivador de la sociedad es por lo tanto una producción de los discursos que configuran la
resultante dada por la configuración particular subjetividad. El terreno cultural, como advertía
y única que en cada subjetividad conforman la Antonio Gramsci, se transforma en un campo
estructura discursiva del sujeto9. de conflicto y visiones del mundo del sujeto
En los contenidos de la subjetividad encuentro en situación y que concuerda con las ideas de
necesario establecer dos componentes de esta Vygotski de que la cultura se va apropiando del
tópica como PDS (lenguaje connotativo), que va sujeto en una relación dialéctica y el sujeto de
en el sentido del habitus10, y los procesos ter- la cultura.
ciarios (PT) o creativos11 íntimamente relaciona- La subjetividad es, al mismo tiempo, singular,
dos con el sujeto y su cultura12. Este PDS se va grupal y colectiva, guardando una relación de
productor y producido con los objetos significati-
9
 n este punto la postura althusseriana del Estado como
E vos y a través de ellos dialécticamente con la cul-
controlador de las instituciones es reinterpretada por la de tura. La subjetividad y el conjunto de identifica-
mediador de las dinámicas sociales que determinarán el ciones que la sostienen, determinan la identidad
modo de producción cultural. Es el mediador político en las
tensiones y disputas del poder subjetivador de distintos del sujeto, en cuanto semántica de los discursos
sub-conjuntos o grupos sociales con sus cosmovisiones. La y representaciones de pertenencia y alteridad (C.
trama que emerge de este hecho social en lo cultural no sólo Maruottolo, 2008).
sostiene, sino que configura y coloniza, determinando las
condiciones de existencia de los sujetos en la sociedad.
En base a esta definición, vemos cómo el suje-
10
“los condicionamientos asociados a una clase particular de
condiciones de existencia que producen habitus, sistemas de to y su núcleo de pertenencia, con su identidad
disposiciones duraderas y transferibles, estructuras predispues- familiar, posee una estructura discursiva de ese
tas para funcionar como estructurantes, es decir, como princip- mundo externo pero a su vez privado, con los
ios generadores y organizadores de prácticas y representaciones
que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer
contenidos de pensar, sentir y hacer en el mundo
la búsqueda consciente de fines” (Bordeau, 1993) que marcan sus cuerpos de determinadas mane-
11
Termino desarrollado por Hector Fiorini, y reubicado desde ras. A su vez, ese espacio familiar de lo privado
la perspectiva que presento en la subjetividad. Así mismo, se relaciona dialécticamente con el espacio so-
encuentro diferencias en cuanto a la relevancia no solo del
resto dela personalidad del sujeto (primera y segunda tópica),
cial de lo público con sus resistencias y cambios
sino a la superlativa determinación en la relación dialéctica en la manera de situarse culturalmente.
que se establece con la cultura en los procesos terciarios.
12
Existe en esta propuesta un tercer contenido representado
por los procesos cognitivos (lenguaje denotativo) que no 13
Generándose un círculo de regulación del sujeto en situación
será objeto de análisis en esta presentación. social: Cultura-subjetividad-Estado de fuerzas instituyentes.

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La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica. Conceptos de su metapsicología y clínica

De la subjetividad en la complejidad El sistema intrasubjetivo o subjetividad narci-


del psiquismo sista se caracteriza por su unidireccionalidad,
ya que se irradia predominantemente desde el
El concepto de las múltiples dimensiones de la Yo hacia lo externo. Estaría sostenida, anclada
mente que desde algunos años desarrollamos y apuntalada en formaciones biopsicológicas
permite acercarnos al devenir del sujeto desde temperamentales y representaciones de sí mis-
un triple registro psíquico: como individuo bioló- mo, del Yo corporal, de fantasías originarias e
gico y como sujeto psicológico y social14. imagos. Todo su erotismo y energía libidinal es
auto dirigida, y el mundo exterior no estaría re-
La personalidad definida como las formaciones conocido. Sus componentes, como la pulsión
bio-psicológicas integradas, con niveles de or- de autoconservación o la necesidad de super-
ganización (consciente e inconsciente: primera vivencia dan paso al deseo narcisístico prima-
tópica) y jerarquización dinámica que determina rio, que signa la incapacidad para reconocer al
la estabilidad, consistencia, y coherencia en la objeto, es decir, en este sistema es incapaz de
forma (Ello, Yo, Superyo: segunda tópica) y los reconocer un mundo distinto a sí mismo. Toda la
contenidos discursivos (subjetividad: tercera tó- producción representacional y discursiva intra-
pica) que determinan la compleja particularidad subjetiva es parcial, preconflictual y omnipoten-
proactiva del pensar, percibir, sentir y comportar- te adecuada a intereses propios de apropiación
se consigo mismo y con los otros a fin de lograr cosificante a sus necesidades. Para el individuo
la mayor adaptabilidad al ambiente cultural a lo en su subjetividad narcisista, el otro y el mun-
largo de la vida (Maruottolo, 2012). do exterior son desconocidos en su alteridad y
autonomía, siendo éstos los resabios o huellas
La subjetividad otorga cierta respuesta fija a las mnémicas de la pulsión de autoconservación.
experiencias en la cotidianeidad determinadas En palabras de Pichón Rivière sería que la ne-
por PDS. En momentos de crisis e incertidum- cesidad antecede al deseo16. Estas motivaciones
bre el sujeto tiene la posibilidad de incorporar inconscientes dan la configuración discursiva
nuevos elementos discursivos que permitan re- a esta instancia de la subjetividad, que deberá
estructurar los PDS a través de los procesos PT15 vincularse dialécticamente con las que emerjan
por medio de apertura y creatividad adaptándo- de la cultura familiar edípica y con su resultante:
se frente a la nueva experiencia. la subjetividad vincular.

Esta integración de la subjetividad al aparato


El sistema Intersubjetivo o subjetividad vincular
psíquico configurando tres tópicas interrela-
se caracteriza por su bidireccionalidad, puesto
cionadas en forma compleja, es necesaria para
que el sentido ya no provendría desde el mundo
comprender cómo queda el sujeto sujetado
interno primigenio hacia los otros, sino que de-
al mundo indisolublemente y siempre inevita-
vendría de objetos internalizados y estaría con-
blemente en conflicto. Sólo nombraré las dos
figurado por el grupo interno desde la relación
primeras, la primera tópica de la existencias de
dialéctica con los otros. Se determinan así dos
tres sistemas con sus dinámicas consciente, pre-
sistemas en conflicto. Por un lado, el intrasubje-
consciente e inconsciente y la segunda tópica
tivo del individuo para sí con el intersubjetivo del
determinada también por tres sistemas: el Ello,
sujeto sujetado a los vínculos que necesita y que,
el Yo y el Superyo. La subjetividad que presen-
por consiguiente, desea ser reconocido y que en
to quedará incluida como tercera tópica con sus
esa escena resuelve su necesidad identitaria al
tres sistemas: Intrasubjetivo o subjetividad nar-
grupo familiar y a otros grupos de intersubjeti-
cisista, Intersubjetivo o subjetividad vincular y
vidad. Por otro lado, el conflicto con el registro
transubjetivo o subjetividad colectiva.
transubjetivo del espacio público que determina
su identidad colectiva y que intenta colonizar
14
 ascaró Masri, N.; Maruottolo Sardella, C. “El grupo multifa-
M
miliar: abordaje simultáneo de la dimensión individual, fami-
dialécticamente el espacio intersubjetivo.
liar, y social de la mente”. Seminario realizado en la Escuela
Vasco-Navarra de Terapia Familiar, 2007. Bilbao. 16
 l vínculo que Pichón Rivière conceptualiza como ningún
E
15
“…como capacidad de crear en diferentes ámbitos de la cultura, otro hasta ese momento lo articula con la necesidad ma-
el trabajo, los vínculos, la vida cotidiana”. (H. Fiorini, 2006) terial dialéctica.

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Claudio Maruottolo

Lo intersubjetivo se apoya, apuntala y queda an- advenir el yo”. Frente a esto pienso que “donde
clado a estructuras subyacentes que conforman hay un individuo debe advenir un sujeto”. Este
el vínculo, primero mediante el holding materno, es el paso paulatino del proceso inevitable que
primera investidura del sujeto a un otro y, luego, transforma al individuo en sujeto.
en la trama triangular familiar-edípica. El ingreso
a lo social se produce en el momento en que el El sistema intersubjetivo se configura en la
infante vincula la pulsión de autoconservación emergencia de la trama dialéctica de discursos
a la obtención de placer con su madre, la cual y representaciones de sí mismo y de su grupo
representa toda la tradición cultural de una de- cultural familiar, que son posibilidades parciales
terminada sociedad en la que aquel se inscribe17. de representar la realidad. Esas primeras ideas
serán el retoño de la transubjetividad que se de-
En ese contexto intersubjetivo, la interfantasma- terminará en un periodo posterior. El contenido
tización en el vínculo vehiculiza la inscripción de de los discursos se adquiere en este espacio al-
pactos y acuerdos inconscientes prexistentes en tamente determinante de la subjetividad por las
el grupo familiar, incluso antes del nacimiento, condiciones de existencia y medios de produc-
sustentados por las tramas de necesidad, de- ción atados a los deseos de los otros del grupo
seos, amor y poder18. Los mitos e ideologías fa- primario19.
miliares y sociales (trasladados por la familia en
forma de creencias compartidas) actúan para or- Para Pichón Rivière, el aparato psíquico está “im-
ganizar esta estructura intersubjetiva desde los plicado” en el vínculo, haciendo referencia a la
órdenes consciente e inconsciente y ejercen ese segunda tópica freudiana: el Yo, el Ello y el Su-
objetivo instrumental. Por lo tanto, la representa- peryó. Con cada una de estas instancias psíqui-
ción inconsciente del vínculo es el campo de los cas el sujeto establece una relación de objeto, de
otros dentro del psiquismo, surgida de las iden- tal manera que el vínculo del sujeto con el Yo es
tificaciones primarias y secundarias del vínculo. más operacional o tiene más sentido del manejo
Se configura así el pasaje conceptual del grupo adaptativo de la realidad vincular. De aquí enun-
interno a los otros del vínculo y viceversa. La ne- cio que, cuando se dice que la intersubjetividad
cesidad hace que el Yo se adapte sujetándose a está implicada en el vínculo, debe referirse a una
objetos que serán significativos, primero para parte del vínculo, constituida por los contenidos
la supervivencia y, luego, para la obtención del investidos de discursos y de representaciones
placer. Diría Freud: (…) “donde hay un ello debe que configuran cada uno de esos tres sistemas
y que conforman la subjetividad, posicionan-
do discursivamente al sujeto en situación. Por
17
 ice Freud: “Naturalmente, en el influjo de los progenitores
D lo tanto, la subjetividad se manifiesta a raíz de
no sólo es eficiente la índole personal de estos, sino también metas pulsionales, constituidas por discursos
el influjo, por ellos propagado, de la tradición de la familia, y representaciones que se van a investir (PDS),
la raza y el pueblo, así como los requerimientos del medio
social respectivo, que ellos subrogan. De igual modo, en el convirtiéndose en objetos libidinalmente carga-
curso del desarrollo individual el superyó recoge aportes dos. El proceso de cambiar las metas pulsionales
de posteriores continuadores y personas sustitutivas de los sobre otros discursos cargándolos libidinalmente
progenitores, como pedagogos, arquetipos públicos, ideales
venerados en la sociedad. Se ve que ello y superyó, a pesar
(PDS) lo denomino procesos terciarios o creativos.
de su diversidad fundamental, muestran una coincidencia en
cuanto representan los influjos del pasado: el ello, los del El sistema transubjetivo, o subjetividad colecti-
pasado heredado; el superyó, en lo esencial, los del pasado va, concibe un registro psíquico que con su pre-
asumido por otros. En tanto, el yo está comandado princi- fijo trans nos ubica “al otro lado” de la relación in-
palmente por lo que uno mismo ha vivenciado, vale decir, lo
accidental y actual”. ( Freud, 1940) tersubjetiva que representa el mundo externo de lo
18
De la satisfacción de las necesidades para la reproducción de público y del campo cultural-social. La defino como
la vida aparecen otras más complejas, del orden simbólico el conjunto de contenidos representacionales y
que se configura dialécticamente en el vínculo. Junto al len-
guaje y la complejización del vínculo se van configurando los
contenidos discursivos, descriptos por Piera Aulagnier y su
pacto narcisista o el denegativo de René Kaës. Es importante 19
Describir lo intersubjetivo no puede ser aislándolo del con-
observar, a mi modo de ver, cómo estas cualidades se con- cepto de vínculo que Pichón Rivière instaura como ninguno
figuran según los procesos discursivos de cada época de la hasta ese momento articulándolo al psicoanálisis y al con-
producción cultural en la historia de la humanidad. cepto de necesidad material.

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La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica. Conceptos de su metapsicología y clínica

discursivos donde el sujeto queda posicionado gencia, otorga al individuo su transformación en


en la cultura de lo público. Se apuntala, por un sujeto social recategorizándolo como sujeto en
lado, en las representaciones y discursos del vín- el Mundo.
culo intersubjetivo primario, inicialmente indife-
renciado, signadas en la trama familiar-edípica, La utilidad clínica de reconceptualizar
representante de la cultura privada20, y consti-
la subjetividad como tercera tópica
tuyendo las primeras etapas del desarrollo de la
subjetividad. Como se observa de todo lo antedicho, la recon-
ceptualización e incorporación de la subjetividad
Por otro lado, el Yo, el Superyó y el Ello junto al como tercera tópica permite que se continúen
grupo interno con sus producciones fantasmáti- abordando los múltiples intereses del psicoa-
cas, son sustrato del espacio cultural-social21 que nálisis transdisciplinariamente y en forma hete-
organiza la subjetividad colectiva, al ingresar el rodoxa analizando las dinámicas sociales (arte,
sujeto paulatinamente en el espacio público de conflictos sociales, conflictos de género, entre
la organización institucional22. Se configuran así otros) y sus efectos sobre la psiquis de los suje-
los contenidos discursivos y de representacio- tos emergentes de la cultura bajo los principios
nes donde la subjetividad colectiva determina del psicoanálisis.
dialécticamente las condiciones del sentimien-
to de pertenencia al ámbito público, influyendo En este apartado señalaré únicamente su utili-
en las creencias de lo diferente, el intercambio dad en la clínica psicodinámica en los distintos
económico, la expresión artística, los medios de dispositivos terapéuticos. En este punto convie-
producción y la dinámica de gestión científica y ne contrastar los rasgos específicos de los distin-
tecnológica que colonizan el mundo de la vida de tos dispositivos psicoanalíticos sean bipersonal,
los sujetos en la sociedad. del grupo pequeño, el grupo grande o el grupo
multifamiliar.
En base a esta estructuración de la subjetividad,
vemos cómo el sujeto produce PDS desde su lu- El psicoanálisis bipersonal está centrado en el
gar de pertenencia y en base a su condición de sujeto en relación con el analista que, en primera
existencia, con su identidad familiar que no se instancia, se focaliza en las dinámicas intrapsí-
agota en el vínculo intersubjetivo sino que se quicas inconsciente del paciente y en el holding
estructura dialécticamente en lo transubjetivo que se va estructurando con el terapeuta. El
cultural del espacio público. Así mismo, el suje- contexto socio cultural ocupa un lugar relevan-
to tiene la capacidad potencial de crear nuevos te, pero está centrado entre otros en el complejo
marcos referenciales subjetivos por medio de los de Edipo, esclarecer los conflictos inconscientes
procesos terciarios que determinarán cambios reprimidos (o escindidos según el tipo de pacien-
en estructuras subyacentes a la subjetividad y te) y cómo se estructuran el Yo, el Superyó y el
en el medio cultural23. Ello, proporcionando los recursos para permitir
el proceso de redesarrollo de la personalidad. El
Esta mente ampliada y abierta a la cultura queda análisis de la transferencia, de los mecanismos
configurada indisolublemente por la subjetivi- de defensa y de las resistencias, es el medio
dad, incluida a la estructura de las otras dos tó- para el cambio bajo las reglas del encuadre. Las
picas, que a través de la complejidad de su emer- intervenciones técnicas del terapeuta se basan
en distintos abordajes, siendo la interpretación
20
Por eso ese polo indiferenciado solo permite incorporar a ese el elemento que moviliza y hace consciente los
registro una parcialidad del mundo que es punto de partida
conflictos inconscientes, y evita la tendencia a la
de la cultura particular del grupo familiar.
21
Determinando su poder de subjetivación.
repetición. El paciente trae un material de la rea-
22
En la estructura social de la Comunidad Terapéutica (Ma- lidad social y el terapeuta lo analiza en función
ruottolo, 2012), en Teoría y práctica grupoanalítica, 2(2): 282. de la estructura de personalidad subyacente a
23
No es el caso de las interdependencias patológicas, que van la subjetividad y en cómo actúan esos discursos
a ofrecer resistencias ante lo novedoso, ante los conflictos, sociales, sin trabajar directamente sobre ellos.
ante las experiencias críticas que tiendan a desestructu-
rarlas, en las que se observa la tendencia a la repetición Los cambios que ocurran durante el proceso
(Maruottolo, 2008). terapéutico, permitirán no sólo redesarrollar la

23
Claudio Maruottolo

forma de pensar, sentir, percibir y conducirse desmitificar esos implícitos sociales. El trabajo
(segunda tópica) sino también sentar las bases terapéutico sobre las dinámicas subjetivas que
para una reflexión subjetiva (tercera tópica) de se producen en este setting modifica indirec-
los contenidos representacionales y discursivos tamente las estructuras subyacentes, habida
preexistentes. cuenta de que los ideales culturales aportados
por el sistema Superyoico movilizan a través
El grupo pequeño es el representante simbólico del Yo contenidos que inciden en los contenidos
del grupo familiar, todas las interpretaciones es- discursivos de la subjetividad. El convocador es
tán dirigidas a él o hacia alguno de los sujetos el responsable de permitir el marco de diálogo
del mismo. En este caso, el grupo presenta una plural agonal entre las partes a fin de posibilitar
matriz con la posibilidad de trabajar sobre las el reconocimiento mutuo en la ética del diálogo
transferencias múltiples y la disposición en que para así redescubrir los fenómenos alienantes de
quedó fijado el sujeto en la relación edípica. El la cultura y alcanzar, de este modo, las máximas
material traído por el paciente de contextos so- potencialidades de libertad de las acciones de
ciales es también interpretado desde la estruc- habla del grupo y de los sujetos para su redesa-
tura del vínculo primario del que el paciente rrollo en el marco social. Es por tanto la matriz
procede y de la configuración que va tomando de una microsociedad que rehabilita al sujeto
en el propio grupo. Se actúa analíticamente, por alienado por esa misma sociedad. Por lo tanto,
tanto, sobre dinámicas intrapsíquicas y vincu- es a la vez un medio para Humanizar la sociedad
lares intragrupo o intergrupales. Como vemos, y Socializar al sujeto del grupo.
también aquí se trabaja terapéuticamente sobre
la primera y segunda tópica, sabiendo que los lo- El grupo multifamiliar psicoanalítico es también
gros de redesarrollo en estos lugares del psiquis- un grupo grande, representando simbólicamente
mo repercutirán en cambios en los contenidos también una microsociedad, pero en este caso,
discursivos y representacionales de la subjetivi- las subunidades sobre las que fundamentalmen-
dad. Al igual que en la psicoterapia bipersonal, te se interviene son las dinámicas vinculares y
en el grupo pequeño las técnica empleada serán cómo la sociedad las condiciona. En él concurren
las tributarias de la interpretación a fin de hacer las familias junto con los pacientes, pero tam-
consciente el material inconsciente. bién acuden parejas o sujetos solos. En mi expe-
riencia, las personas que asisten concurren con
En el grupo grande grupoanalítico salimos de lo su campo psicológico vincular presente y todos
personal y lo familiar y encontramos al sujeto en los abordajes irán dirigidos a los supuestos cul-
el ámbito de lo sociocultural, en donde pode- turales que lo determinan. Las representaciones
mos analizar cómo “Una persona puede ser tan y discursos sociales son cuestionados y reinter-
inconsciente de sus supuestos culturales como pretados en un marco de creatividad y libertad
de su inconsciente”(…) “El grupo grande nos per- que permite a los grupos familiares reposicio-
mite observar mejor que otros dispositivos nues- narse intersubjetivamente frente a los mitos,
tras subculturas y nuestros supuestos macrocul- ideologías y otros determinantes sociales que
turales” (de Maré, 1983). La organización subje- alienan a las familias. Aquí también se observa
tiva entrará en conflicto con la estructura social, que en la medida en que los ideales culturales
pudiendo así mostrarse las ramificaciones que aportan el Super-Yo contenidos que inciden en
pueda tener con lo cultural. Es fundamental tra- la dinámica psíquica de los individuos, estos lo
tar como cruciales los supuestos culturales en- vierten al vínculo de la propia familia presente.
cubridores que determinan nuestras representa- Así, la posibilidad de una reflexión intersubjetiva
ciones y discursos sociales, que particularmente de esos contenidos transubjetivos permite tam-
suelen manifestarse como una conspiración del bién, indirectamente, modificar las estructuras
silencio como señaló Paulo Freire. Por lo tanto, el subyacentes. En palabras de García Badaracco
grupo grande es un dispositivo donde los discur- “Es lo que se parece más a la vida cotidiana de
sos y representaciones sociales se despliegan en los individuos en la familia y a las familias en el
actos de habla entre subjetividades colectivas contexto social” (García Badaracco, 2000). Es en
contrapuestas, conformando subculturas gru- este dispositivo terapéutico hipercomplejo donde
pales que se posicionan dialécticamente a fin de las experiencias enriquecedoras serán necesarias

24
La subjetividad como tercera tópica psicoanalítica. Conceptos de su metapsicología y clínica

para redesarrollar procesos de subjetivación/so- sociedad. La subjetividad se estructura por los


cialización en los participantes a través del vín- paradigmas discursivos subjetivos, permitiendo
culo (Maruottolo, 2009). dar continuidad y cotidianeidad a las experien-
cias humanas. Las crisis dan paso a los procesos
A modo de conclusión terciarios o creativos, siendo momentos de dis-
continuidad necesaria para la apertura y el cam-
Al incorporar la subjetividad como una tercera bio de los discursos del sujeto posicionado.
tópica, se reconceptualiza todo el aparato psí-
quico. En primer término, coincido con Janine En base a todo lo expuesto, se concluye: que na-
Puget (Puget, 2007) y René Kaës (Kaës, 1996) en die puede no hablar desde algún lugar. Cuando
la existencia de tres registros. Sin embargo, creo encarnamos un discurso lo hacemos desde nues-
necesario reubicar los lugares en que residen los tra subjetividad que siempre está posicionada y
contenidos mentales y cómo operan desde las que se manifiesta a raíz de una meta pulsional,
múltiples dimensiones de la mente, dado que constituidos por discursos y representaciones
si mejoramos la conceptualización de cada uno investidos (PDS), convirtiéndose en objetos libi-
de estos sistemas, podremos actuar mejor sobre dinalmente cargados.
ellos tanto en el estudio de su complejidad como
en la clínica. En segundo término, la categoriza- La posibilidad de trabajar cotidianamente en
ción de tercera tópica de otros autores merece el psicoanálisis en sus diversas formas, sea bi-
una mención especial en este apartado. Dentro personal, de grupo pequeño grupoanalítico, del
de ellas, la más difundida es la de Ruben ZuKe- grupo grupoanalítico grande y el grupo de psi-
feld (Zukerfeld, 1992), que incorpora el mecanis- coanálisis multifamiliar, inmerso alguno de ellos
mo de escisión y lo declara como universal y es- en una Comunidad Terapéutica de orientación
tructurante del psiquismo. Sin embargo, si bien grupoanalítica que dirijo junto a importantes psi-
el hallazgo es significativo, está incluido dentro coanalistas con los que hemos venido realizando
de la segunda tópica y por lo tanto de una tópica diferentes investigaciones y publicaciones (Gui-
ya existente. La otra propuesta que se puede ci- món, Maruottolo, Mascaró, 2012), me permite
tar es la de César Merea (Merea, 2003), quien de- inferir que a medida que el setting se complejiza,
termina como tercera tópica la intersubjetividad. cambia el lugar de acción del abordaje terapéu-
En este caso, la idea de tercera tópica converge tico, y si bien los efectos se verán en todas las
en un planteo que va en el sentido de este artícu- estructuras que conforman el aparato psíquico,
lo, pero encuentro que queda limitado a un solo se trabajará más sobre unas que sobre otras. Así,
espacio y no discrimina entre intersubjetividad y en el análisis bipersonal y en el análisis en el pe-
el resto de la constitución del vínculo. queño grupo (se incluye en este la psicoterapia
del grupo familiar) se trabaja más sobre las diná-
La subjetividad desde la perspectiva que presen- micas intrapsíquicas, como la primera y segunda
to, es el sitio que recibe las tensiones internas y tópica, e implicancias del vínculo. La técnica co-
las externas. De las internas, las provenientes del rresponderá a las tributarias de la interpretación.
Yo directamente y las que también provienen di- En el grupo grupoanalítico grande, en el psicoa-
rectamente del Ello superando las contracatexias nálisis multifamiliar y en el tratamiento institu-
del Yo y del Superyo en forma de lapsus, sueños, cional de orientación psicoanalítica se trabajará
realización de deseos o las propias fantasías del terapéuticamente más sobre la tercera tópica o
Yo. De las tensiones externas, provenientes de la subjetividad, dado el carácter eminentemente
cultura que no solo sostiene, sino que también social de su configuración, y la técnica será la
configura, organizando la subjetividad desde la conversación, el aprendizaje desde la experien-
dialéctica de la cultura familiar edípica, de lo pri- cia sociodinámica que tendrá como centro el su-
vado y de la cultura pública, de lo social en su jeto o el vínculo, según se trate.
idea más amplia y global.

La subjetividad es la resultante dialéctica de


las demandas pulsionales y las demandas de la

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Claudio Maruottolo

Contacto:
Claudio Maruottolo • Avances Médicos (AMSA), Bilbao
cmaruottolo@avancesmedicos.es

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