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Georg Simmel:

Sociología
Por Micaela Cuesta [1]

…no contiene la sociología ningún objeto


que no esté tratado ya en las ciencias existentes,
sino que es sólo un nuevo camino para todas ellas.
Georg Simmel

87 años transcurrieron desde su primera publicación en español –que inaugura una saga de
traducciones–, 107 de su aparición en Alemania y 29 de su última reedición en castellano;
11 es el puesto que ocupa en el total de sus 24 libros, 727 es la cantidad de sus páginas, 10
los capítulos donde se distribuyen las más diversas problemáticas y 13 los apartados que
ofrecen sus ya clásicas digresiones. Números, por completo arbitrarios, de la «gran
Sociología» de este autor “clásico tardío” de las ciencias sociales, según lo clasifican Gina
Zabludovsky y Olga Sabido en el imprescindible “Estudio introductorio” con que se abre
este esperado libro. Nos encontramos, así, ante una edición que recupera, en un guiño
amoroso al lector, las «cornisas» y «cabeceras» que habían sido borradas en la edición de
Alianza de 1987 y que, ahora, orientan la lectura de iniciados y expertos.

Para quienes estamos familiarizados con la producción de Georg Simmel, este “tratado de
sociología”[2]nos reencuentra, alejados de raídas y grises fotocopias, con textos quizás ya
transitados pero reunidos en su serie original. A la luz de estas circunstancias, se liberan
nuevas significaciones de ensayos como “El extranjero”, “La lucha”, “El pobre”, “El secreto
y las sociedades secretas”, entre los más visitados. Pero más grato, quizás, resulta toparse
con aquellos cuya lectura no ha sido tan extendida. Es el caso del capítulo que inicia
esta Sociología y vertebra la reflexión de nuestra disciplina: “¿Cómo es posible la sociedad?”.
Acudiendo a los a priori kantianos para alejarse de su idealismo, Simmel establece tres
condiciones de posibilidad de la experiencia en sociedad: el aprehender lo otro mediante
generalizaciones (tipo general) mediadas por lo que se percibe como semejante a uno,
principio condicionado por la categoría de fragmentación y el supuesto de la diferencia; la
índole sociable e insociable del hombre, su estar –persistente– dentro y fuera de la sociedad
(ejemplo de sus figuras extremas son “el extranjero, el enemigo, el delincuente y aún el
pobre”) (127); y, en tercer lugar, el a priori que afirma a la sociedad como producto de
elementos desiguales, “un cosmos de diversidad incalculable” (131).
Lejos de presentársenos de modo transparente, estas formas de sociabilidad tanto como sus
marcas, constituyen el objeto y enigma de la mirada sociológica. Simmel se entrega, de este
modo, a la tarea singular de descifrar las combinaciones posibles del lazo social –y sus formas
recíprocas de afectación– mediante una mirada sutil y atenta. Haciéndose eco, en su
perspectiva teórico-metodológica, de la relevancia de lo que denominamos “tacto” en las
relaciones sociales –expuesta en la digresión sobre la productividad social del secreto–
Simmel revisa desde las tramas más abigarradas, hasta las más laxas, que configuran el tejido
de los hilos sociales. La oscilación de su pensamiento nos invita a adentrarnos en motivos
que, con el tiempo, devendrán centrales para la sociología. Entre ellos: la incidencia, de signo
negativo y/o positivo según los casos, de la cantidad –el número– en los grupos sociales que
gravitan en sus formas (en una gradiente que va de lo impersonal a lo íntimo, y de la apertura
al exterior a su cierre, sin desatender los matices); los múltiples perfiles que asume la relación
de subordinación según se trate del vínculo Uno/uno, Unos/Otos, Uno impersonal/Otros, así
como la parte de la individualidad total empeñada en cada caso. Se ocupará también de
la lucha que, encontrándose ya en estudios previos, retorna en estas páginas confirmando la
centralidad que Simmel le otorga en su pensamiento.
Quienes se sientan interpelados por la semiología del lenguaje corporal, harían bien en leer
el capítulo V, mirada lúcida sobre la elocuencia de gestos nimios y la indiferencia que puede
suscitar demostraciones excesivas. A estas reflexiones le sigue una cartografía, con
elementos diacrónicos, sobre las pertenencias simultáneas y de distinta intensidad de los
individuos a círculos sociales más o menos heterogéneos. Y las letras de molde se suceden a
raudales y nada de lo dicho hasta aquí podrá ser más que una muestra escueta de las distintas
capas arqueológicas que dan forma a este tratado que, sin disimular sus rodeos, persevera en
el espíritu de dar cuenta de “la cosa misma” que lo inquieta.
Georg, Simmel, Sociología: estudios sobre las formas de socialización, México, Fondo
de Cultura Económica, 2014, 727 páginas.

Notas

[1] Micaela Cuesta es Dra. en Ciencias Sociales, Magister en “Comunicación y Cultura”


y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Es docente de la cátedra
de “Sociología sistemática” (Prof. Esteban Vernik) y desempeña actividades de
investigación y docencia en el Instituto de Investigaciones Gino Germani y en el
Programa SEP-TeSA, IDAES, UNSAM.
[2] Así lo denominó Carmen Giménez García en la reseña realizada en 1977 en ocasión
de su primera reedición española. Ver: Carmen Giménez García, Revista española de la
opinión pública, No. 49 (Jul. – Sep., 1977), pp. 201-208.

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