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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía
Profesor: Nicolás Alvarado
Cesar Felipe Vargas Villabona
Seminario: Alain Badiou- Teoría del Sujeto
01/03/2018
Protocolo de la sesión del 22/02/2018
Un todo, es siempre la muerte de un Uno: Clinamen y Materialismo del Encuentro

Luego de que Badiou hiciera una revisión de la dialéctica hegeliana con el fin de
mostrar la escisión fundamental que toda dialéctica supone, es decir, que esta es objetiva y a
la vez subjetiva, y que estas no deben entenderse como excluyentes entre sí, el filósofo
francés pasa a hacer una caracterización más detallada de la vertiente objetiva de la dialéctica,
que él llama estructural, la cual pone su énfasis en la lógica de las plazas o en los efectos del
esplace, mientras que por el otro lado, la dialéctica histórica se ocupa de la lógica de las
fuerzas o de los efectos de horlieu. Valga recordar que, si bien para Badiou la dialéctica
hegeliana se mueve circularmente impidiendo cualquier pensamiento de lo nuevo a fuerza de
una reafirmación identitaria de la idea de lo absoluto (una mera reafirmación de la estructura),
y que el énfasis que el materialismo histórico debe sostener es aquel que dé cuenta del pasaje
que permite lo Real lacaniano como fuerza desestructurante, lo cual posibilita la formación
de nuevas estructuras, sería ingenuo pensar que Badiou ha dejado de lado el análisis de las
estructuras y por tanto el legado de Althusser. Como se verá en este texto, Badiou nos
recuerda que es precisamente en el análisis de la génesis de la estructura donde se podrá ver
cómo es que el efecto subjetivo (que en esta sección se caracterizara como clinamen), hace
posible un encadenamiento estructurante, y qué relación tiene esto con la periodización y el
movimiento de masas como “concatenación acontecimiental [évenementielle] que se llama
historia” (Badiou, 2009: 85).
En el presente protocolo se dará cuenta de dos momentos importantes de la sesión: el
primero que gira en torno a la pregunta sobre la interrelación de los cuatro problemas de la
dialéctica estructural: 1) el efecto de cadena, 2) el término evanescente, 3) causalidad de la
falta y 4) clivaje, de los cuales solo pudimos revisar el primero de dichos problemas. El
segundo momento gira entorno a posibles paralelismos y diferencias entre la revisión
althusseriana de la corriente subterránea del materialismo del encuentro1, y la revisión que
hace Badiou de los atomistas griegos, discusión guiada por la pregunta sobre la posibilidad
de hacer ciencia de un materialismo que pone su centro de análisis en lo aleatorio, como lo
es la última propuesta de Althusser.

Dialéctica estructural: El filtro de una diferencia fuerte a una diferencia débil


La dialéctica estructural, como ya se ha mencionado, hace “predominar la teoría del
esplace, de su universo reglado, respecto de la emergencia del horlieu” (Badiou, 2009: 76)
lo cual hace que toda contradicción sea de carácter débil, es decir una mera cuestión de

1
Traducción mía con base en el título “The Underground current of the materialism of encounter”

1
distribución de plazas o posicionamientos dentro de la estructura (pueblo dividido entre
obreros y burgueses dentro del mundo capitalista). Además de ello, la dialéctica estructural
encuentra un obstáculo o un impase en lo Real, es decir, en el pensamiento efectivo de lo
histórico (Badiou. 2009: 76), impidiendo así un planteamiento cabal de la periodización de
las diferencias heterogéneamente cualitativas. Sin embargo, tanto para Badiou como para el
último Althusser, es necesario revisar la génesis de las formaciones estructurales, al menos
en el plano especulativo, para dar cuenta de la acción político/subjetiva por un lado, y por la
primacía de lo aleatorio en la historia por el otro. La revisión de la tesis doctoral de Marx
sobre la Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro (1841),
una exploración de la física atomista, ayudara a Badiou a pensar el plano de lo político como
motor histórico.
¿A que responden los cuatro problemas de la dialéctica estructural? El primero, el
efecto de cadena, responde claramente a la problemática de la formación de mundos o de
relaciones. En un principio, para los atomistas, hay una diferencia absoluta entre átomos y
vacío, así como en Rousseau no hay ningún tipo de relación entre individuos salvajes que
transitan por una selva espesa, y de esta diferencia, nada adviene. Los átomos caerían
infinitamente en paralelo sobre el vacío sino es porque, no se sabe a causa de qué, uno de
ellos se desvía, chocando o encontrándose con otros, rompiendo con la heterogeneidad
absoluta, dialectizando el vacío; a este desvió se le llama clinamen, o en términos de Badiou,
subjetivación. Este clinamen, entendido como la puesta en cadena de los átomos respecto al
vacío, es el filtro necesario que da paso de una diferencia fuerte (sin relación) a una diferencia
débil (relacional), característica del énfasis estructural de la dialéctica. En virtud del
clinamen, el vacío es indexado en la relación de los átomos, se hace evidente como soporte
de esa relación, tal cual como un grafismo que se inscribe en una pared señala a esta última
como su soporte. El encadenamiento da como resultado un efecto de totalidad estructural, y
es en dicho encadenamiento donde se encuentra al clinamen como denotación del
movimiento de masas, como señalamiento de la capacidad de las masas de hacer historia.
Para la dialéctica estructural, valga señalar, es importante reconocer al clinamen como
manifestación del azar, en contravía del enfoque que la dialéctica histórica le da, es decir,
clinamen como fuerza subjetiva. Sin embargo, Badiou señala que “para nosotros, es cierto
que la historia es la fortuna del acontecimiento, a no confundir jamás con la política, que es
lo subjetivo racional forzado de aquélla. Es completamente marxista decir que la historia es
el azar de la necesidad política” (Badiou, 2009: 82). Se puede hacer el matiz, según lo
anterior, que el clinamen del movimiento de masas no es una fuerza político/subjetiva per se,
sino que es a partir de este azar que produce historia, y por consiguiente su efecto en cadena
estructurante, donde una acción subjetiva racional, es decir intencionada por una postura
política confrontativa, puede surgir2. No obstante, para la dialéctica estructural es
fundamental que el clinamen sea abolido, o mejor aún, impensable al igual que la
heterogeneidad absoluta originaria, pues es esto lo que permite plantear cierta estabilidad en
la estructura constituida solo por diferencias débiles. El átomo que se desvió y que indexo el
vacío desaparece en la indiferencia del encadenamiento de los átomos que forman mundo,

2
Parece ser que aquí Badiou planteara un tipo distinto de acción subjetiva no-política, si se toma en cuenta que
ya antes había señalado que “todo sujeto es político” (Badiou, 2009: 51)

2
“apenas marcó el vacío en el universo de los átomos, debe ser el vacío absoluto de esta marca”
(Badiou, 2009: 83). El clinamen, entendido como desvió subjetivante, es una desaparición
cuyo efecto es el Todo de donde ella ha desaparecido, es por ello que está fuera del tiempo,
es el horlieu subsumido por el esplace, la borradura del desvió de las masas.
El clinamen es entonces un término evanescente, que constituye el segundo problema
de la dialéctica estructural, unido intrínsecamente con el tercer problema que es la causalidad
de la falta. Badiou sintetiza estos dos problemas de la siguiente forma: “El término
evanescente tiene por esencia desaparecer, al mismo tiempo (…) que él es el que existe en
grado sumo, como Todo, causa de sí mismo. Sólo lo que le falta (…) a un Todo puede darle
consistencia” (Badiou, 2009: 87). Estos términos de la causalidad de la falta y del término
evanescente no dejan de recordar el concepto althusseriano de causalidad estructural, en
donde la práctica determinante (la práctica económica) se diluye en el todo estructurado que
ella misma determina en su ausencia. Es curioso que Badiou evoque a Althusser en este
sentido, pero no haga explicita su categoría en la caracterización de la dialéctica estructural.
Sin embargo, aunque resuene la causalidad estructural en dicha caracterización, es claro que
Badiou marca distancia frente a Althusser, señalando implícitamente que no es la práctica
económica lo que produce el efecto de cadena, sino el desvió subjetivo de las masas,
marcando así en efecto la importancia central que tiene la práctica política (o la acción, en
sentido maoísta) como clinamen desestructurante y, si se quiere a su vez, neoestructurante.
Luego de esto, vendrá el cuarto concepto de la dialéctica estructural que se deduce de
los anteriores señalados: el clivaje, en donde se hace énfasis en la capacidad de los átomos
de enlazarse unos a otros respecto a una relativa afinidad. Esto tendrá que ver con que los
átomos encadenados, en la medida que están emplazados, al mismo tiempo tiene la capacidad
potencial de enlazarse con otros por medio del impulso de una fuerza.

Lo aleatorio y lo científico en el materialismo del encuentro

El materialismo del encuentro, de la lluvia, del desvió y de la toma/prenda que


propone el último Althusser a mediados de los años ochenta, es una respuesta al sesgo
racionalista con el que se ha querido ver a Marx, a Engels y a Lenin. Este sesgo implica que
el materialismo sostiene algún tipo de necesidad y teleología histórica, que por ejemplo,
llevara al proletariado comunista a su inevitable triunfo, en una suerte de etapismo donde se
tendrá que pasar inevitablemente por una sociedad capitalista que, luego de sus crisis, dará
lugar a una sociedad sin clases. Ante esto Althusser reivindica una corriente materialista de
larga y subrepticia trayectoria, que pone el acento en la aleatoriedad y en la contingencia de
las formaciones sociales. Como se mencionó más arriba, es en la revisión especulativa de la
génesis de la estructura donde Althusser sostendrá que las formaciones sociales son en
realidad producto de una estructuración que tiene un fundamento azaroso, y que pudieron
perfectamente no haber sido estructuradas de la manera en como son conocidas en la
actualidad, y que no hay ningún motivo concluyente que lleve a afirma que la formación
social seguirá estructurada de la misma manera en el futuro.
Para Althusser, siguiendo un poco a Heidegger, de lo que se trata es de analizar lo
“dado” hasta el momento, la toma de lugar que el azar combinatorio de los sucesos históricos

3
permite ver como realidad estructurada, pero siempre temporal y provisional, pues nada
determina de forma ultima su permanencia y siempre estará latente la aleatoriedad que un
tiro de dados jamás abolirá, diría Mallarmé. Pero se podría sospechar con el Badiou de Teoría
del Sujeto, que en Althusser, al igual que en la dialéctica estructural, el azar o la aleatoriedad
solo es un velo que oculta la verdadera importancia del horlieu de la fuerza, un término que
busca afirmar en realidad la necesidad determinante de la estructura. Sumando a ello, este
último Althusser sigue sosteniendo a la historia como proceso sin sujeto. No obstante, al
denunciar tan tajantemente a la noción de azar como un mecanismo puramente
estructuralista, se pierde las coincidencias en las que entran estos dos filósofos. Se puede ver,
como se evidenció más arriba, que para el Badiou de los años 70 (más aún para el de Ser y
Acontecimiento (1999)), el azar histórico del movimiento de masas, expresada por ejemplo
en una insurrección, siempre vuelve para posibilitar la fuerza subjetiva racional reflejada en
la organización de partido del proletariado. Incluso, se podría decir arriesgadamente, el
planteamiento del ultimo Althusser sería más radical que el de Badiou, pues si se sigue
defendiendo al materialismo como un proceso sin sujeto (muy a tono con el movimiento
intelectual de la época), es porque Althusser no quiere comprometerse con la idea de un
sujeto revolucionario univoco y trascendental, sino más bien entiende los efectos subjetivos
como productos de una coyuntura siempre provisoria. En cambio, el Badiou de Teoría del
Sujeto seguiría anclado a una noción de subjetividad revolucionaria enquistada en el
proletariado, planteando la cuestión de la periodización de la historia en virtud únicamente
de los levantamientos obreros, sosteniendo una determinación fuerte del movimiento
histórico.
Más fundamental, es plantearse la pregunta por el carácter científico del materialismo
del encuentro a pesar de que su énfasis sea la contingencia y la aleatoriedad. Pero plantear
esta pregunta supondría que hay una relación de exclusión entre una perspectiva aleatoria y
un planteamiento científico sobre la realidad, sin embargo ¿esta relación es realmente
excluyente? Lo cierto es que toda descubrimiento o toda teoría científica surge en un contexto
social determinado, que por supuesto es contingente3, como afirmaría Althusser. Aún más,
se podría decir que toda teoría científica se encuentra en algún momento con algo que no
puede formalizar (lo Real), con una contingencia que pone en tensión su estabilidad y hacen
que advengan nuevos planteamientos. Tal parece entonces que la relación entre aleatoriedad
y cientificidad no es del todo excluyente, pero ¿cómo se vería esto en el caso de Althusser?
Él plantea que “ninguna determinación de estos elementos [que se encuentran] puede
ser asignada excepto trabajado hacia atrás [working backwards] desde el resultado hasta su
devenir, en su retroacción” (Althusser, 2006: 193. Traducción mía), y más adelante afirma
que las leyes que rigen el entendimiento de una formación social nunca presiden los
encuentros en donde las cosas toman forma, sino que son constituidas solo dentro de una
estructura más o menos sólida (Althusser, 2006: 194 – 195). Puede ser posible entonces que
el materialismo del encuentro sea considerado como una ciencia, ya que este se ocupa de
analizar lo dado de la formación social presente, preocupándose post facto de las condiciones

3
En un nivel anecdótico, ¿cómo podría saber Alexander Fleming (1881 – 1955) que, al dejar casualmente una
placa de petri con estafilococos expuesta al ambiente porque olvido cerrar la ventana del laboratorio, iba a
terminar descubriendo la penicilina?

4
que permitieron que sus elementos se encontraran, formando leyes siempre inestables. En
ese sentido Althusser se niega a hacer una teoría general de las situaciones históricas, pero le
apuesta a una teoría de lo coyuntural. Este materialismo no estaría vedado de hacer un
análisis tendencial del devenir histórico, pero no en clave de necesidad teleológica como ya
ha quedado claro, sino en términos de potencialidad política/estratégica.

***
En la sesión quedo abierta la pregunta sobre a qué responden los cuatro conceptos o
problemáticas fundamentales de la dialéctica estructuralista, y una caracterización más
específica del concepto de clivaje, que abrirá toda la discusión en torno a la poesía de
Mallarmé y a la noción de falta de la falta o angustia.

Bibliografía:
 Althusser, Louis. (2006) “The Underground Current of the Materialism of Encounter”
en Philosophy of the Encounter. Later Writings: 1978-1987. Tr. G.M. Goshgarian.
Nueva York: Verso.
 Badiou, Alain. (2009) Teoría del Sujeto. Tr. Juan Manuel Spinelli. Buenos Aires:
Prometeo Libros

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