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Reconstruir la identidad histórica nacional

Porcayo Bailón Abraham Daniel

Gramsci señala que la clase fundamental o política elabora una estructura


ideológica que ha de fecundar en los subalternos, esto con la finalidad de legitimarse
en el poder y ejercer la hegemonía durante un periodo prolongado, entre los
dispositivos técnicos de la estructura ideológica se encuentran la Educación y la
Historia.

Puéllez Benítez y Flores Sánchez ahondan en estos puntos. Puéllez advierte que el
Estado concibe a la educación como factor primordial para el logro de una nueva
lealtad entre las clases medias y superiores, así mismo modela al ciudadano ideal
a través del cual lograrán sus fines. En convergencia Flores apunta que la historia
es utilizada para justificar que un grupo dominante ejerza el poder o bien para
construir una identidad nacional mediante una falsa consciencia histórica.

Esta teoría se corrobora al hacer un análisis comparativo entre España y México


sobre la enseñanza en nivel secundaria de hechos históricos específicos tales como
el descubrimiento y la conquista de América. La forma en la cual se abordan es
divergente entre sí porque cada régimen pretende resaltar valores diferentes y/o
elogiar a un grupo hegemónico en particular.

En España no se destacan en sí los hechos históricos ni figuras que representan


poderes alternativos, sino la estructura política que los dirigió: la monarquía, mismo
régimen que ha perdurado hasta la actualidad en dicho país. Este modus operandi
corresponde a lo que Max Weber denominó Legitimación del poder tradicional,
esta se sustenta en “la fuerza del pasado”, tal como la antigüedad de un linaje o de
una forma de poder.

En México desde los primeros gobiernos independientes se han marcado estos


sucesos históricos como símbolo de inmoralidad y ruptura con un pasado genuino,
al cual se ha de volver mediante lo que Weber llama Legitimación del poder legal-
racional, la justificación de una figura en el poder yace en el hecho de que ésta
sigue una vía legal/moral para lograr fines concretos como la seguridad y la libertad,
dos fines que la naciente sociedad mexicana ansiaba y le habían sido negados, de
acuerdo con el discurso liberal, en la época colonial. Con la llegada de Porfirio Díaz
al poder se insinúa que se perdió continuidad en el proyecto de legalidad que
pretendía ejercer la facción gobernante anterior a él; la Revolución Mexicana será
el vehículo libertador y el Partido Nacional Revolucionario (PNR), hoy denominado
Partido Revolución Institucional (PRI), será la figurar legítima que ha de dar
continuidad al proyecto liberal, en consecuencia durante 70 años los episodios de
descubrimiento y conquista serán enseñados desde una perspectiva politizada,
cargada de prejuicios, odios y rencores, mismos que sirvieron para crear una
identidad histórica derrotista.

Se ha planteado que la enseñanza de la historia y la conquista tiene grandes


divergencias entre México y España, sin embargo, comparten características en
común: amabas niegan a la población general el acceso a una Historia digna que
propicie una consciencia histórica que genere en ellos un sentido crítico y reflexivo
sobre el devenir histórico en el País y a través de ello dignifiquen su presente y su
porvenir. En ambas naciones sobrexplotan a los personajes de bronce: héroes y
villanos estereotípicos y genéricos que se ha de alabar o se han de condenar.

Es necesario y utópico que se reconstruya la historia oficial de cada País, sin


prejuicios e intereses de poder de por medio, los pobladores tienen derecho a
conocer certeramente cual fue el proceso de conformación de su nación.

Específicamente si en México se quiere modificar el futuro es necesario que se


transforme el imaginario colectivo que se tiene respecto a la historia para superar
los diferentes problemas en la psique y complejos que, de acuerdo con Octavio Paz,
prevalecen en el mexicano. para redirigir nuestro futuro. Es imperioso que se tenga
consciencia del origen y de la gran herencia cultural que se tiene partiendo de las
diferentes raíces que conforman a la nación (Indígena, Hispánica, Negra, etc.).
Leopoldo Zea sostiene que América Latina en el siglo XX tuvo un despertar, que le
dio consciencia de su capacidad creadora, por primera vez los latinoamericanos se
sentían contemporáneos del mundo occidental. Sin embargo, este surgimiento de
consciencia se dio sólo en altas esferas intelectual.
es forzoso que ese despertar se propague a todos los círculos sociales, la población
en general tiene que tomar consciencia de las capacidades que se tienen, de lo que
son y de lo que se puede hacer, para lograr ese objetivo es necesario superar los
complejos históricos y asumirnos como herederos de diferentes culturas y la
grandeza que ello conlleva, dejar de lado el resentimiento y el dolor que solo nos
anclan a un pasado falso e incierto. La educación mediante historia crítica es
obligatoria para lograr ese despertar.

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