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Terminé de leer el artículo de la historiadora de cómics Luciana Sabina, en el mismo, la

historiadora de Disney afirmaba vehementemente que en la Guerra Contra la Triple Alianza los
paraguayos fueron diezmados por enfermedades y no por los cobardes argentos, brasileños y
uruguayos. Esta curiosa apología al asesinato sistemático y los crímenes de lesa humanidad ya se
vieron antes con los mismos que negaban el Holocausto judío y el Holodomor a manos de los
comunistas. Los mismos que negaban en Gran Salto de Mao y la rebelión de An Lushan.

Si tan sólo la 'prestigiosa' historiadora supiera lo que Faustino Sarmiento pensaba de los
paraguayos. Si tan sólo Luciana supiera como se forjó y quienes tranzaron el tratado secreto que
intentó borrar al Paraguay del mapa. Nuestro país, según estudios y censos, poseía (sacando un
promedio) entre 300.000/600.000 habitantes y después del genocidio quedó menos del 20% de la
población y casi el 90% de la población masculina fue diezmada, esto lo confirman fuentes como la
Enciclopedia Británica, la historiadora americana Bárbara Ganson de Rivas, los historiadores
Eckhardt, Clodfelter y Scheina. ¿Cómo explica Luciana el saqueo sistemático y la destrucción de
todos los avances tecnológicos del país? Diversas fuentes bibliográficas, incluso, de autores
extranjeros coinciden en que las tropas aliadas no solo diezmaron a los soldados paraguayos, sino
también saquearon al Paraguay. El 1 de mayo de 1869 la capital paraguaya fue saqueada, las
tropas brasileñas la quemaron por completo, violando y masacrando a sus habitantes, incluso
atacando a las embajadas extranjeras. La mayoría de los paraguayos terminó con sus casas en
ruinas o totalmente quemadas.

Hasta no hace mucho tiempo, las informaciones que teníamos eran las provenientes de los
consulados de otros países. Por ejemplo, el cónsul alemán en Buenos Aires, Duesberg, le
comunicaba a la Redacción del Gotha Almanach que el 1 de enero de 1873 se había realizado un
censo que daba una población total de 221.070 personas. Los datos distinguían en género y en
grupo de edades (hasta 14 años, de 15 a 24 y de 25 para arriba). Este dato salió publicado en el
Die Bevölkerung der Erde de 1875.

El geógrafo escocés Keith Johnston recorrió el Paraguay en 1874 y publicó sus impresiones en The
Geographical Magazine de Inglaterra, en donde afirmaba que la población del Paraguay no
excedía las 100.000 personas. Aunque tenía a mano los datos brindados por el cónsul alemán
dudaba de la existencia de tal censo puesto que él había preguntado a los jefes políticos y nadie le
había mencionado tal censo aunque, aclara, "eran capaces de brindar un número aproximado de la
gente que vivía en sus departamentos".

En la década de los 90 del siglo XX, Hugo Mendoza, historiador y hoy general en situación de
retiro, encontró en el archivo del Ministerio de Defensa los resultados de un censo de 1870.
Copias de los originales fueron enviadas a Thomas Whigham, doctor de la Universidad de Stanford
y profesor en la Universidad de Georgia, quien con Barbara Potthast, de la Universidad de Colonia
en Alemania, analizaron los datos y presentaron sus resultados en 1999. Para estos investigadores,
este hallazgo representaba una especie de Rosetta Stone para todos los interesados en la historia
del Paraguay.

El censo estaba dividido por sexo y por edades (en tres grupos, como el aparecido en la
publicación alemana, aunque el segundo grupo no iba hasta los 25, sino hasta los 50 años). Es
decir, sí hubo un censo, aunque no en 1873, sino en 1870. Donde también varía es en el resultado
final. El censo de 1870, trabajado por Whigham y Potthast, arrojaba una población de 116.351
personas, número muy similar al brindado por Johnston.

De hecho, ya Barbara Potthast había incluido en su libro ¿Paraíso de Mahoma o País de las
mujeres? el censo para el distrito del Pilar que había aparecido en el diario asunceno El Pueblo el
18 de julio de 1871. El censo en Pilar se había llevado a cabo el 2 de diciembre de 1870, con una
población de 6.272 personas.

Mucho se ha repetido que en 1864 la población paraguaya había alcanzado el millón de


habitantes, pero Whigham dice que esta es una cifra probablemente exagerada, que proviene del
libro del cronista belga Alfredo DuGraty ("La Republique de Paraguay"), quien había sido
contratado por Carlos Antonio López para promocionar el país y su régimen.

El último censo de preguerra conocido es el de 1846, que consignó 238.862 habitantes. De nuevo
aquí, señala Whigham, es necesario hacer correcciones por ausencia de algunos distritos y
subestimación de la población infantil. Con todo, hechas las estimaciones de rigor y aplicando una
tasa de crecimiento poblacional de entre 1,7 y 2,5 por ciento anual, que eran los promedios
habituales en la región en esa época, se llega a que en el Paraguay de 1864 había entre 420.000 y
450.000 personas, aproximadamente.

Sobre la base de estas cifras, Whigham y Potthast concluyen que en el curso de tan solo un lustro
desapareció entre el 60 y el 70 por ciento de la población total del país, "lo cual es un porcentaje
enorme, prácticamente sin precedentes en la historia de una nación moderna".

Otros investigadores, como Jan Kleinpenning, sostienen que la población de posguerra era de
220.000. Whigham cuestiona las fuentes de esta información, pero señala que, aun si la cifra fuera
correcta, la disminución poblacional habría sido del orden del 50 por ciento, algo igualmente
extraordinario.

"Si lo consideramos en términos proporcionales, no hay muchos casos como estos en la historia
moderna. Tal vez solo las terribles guerras balcánicas que antecedieron a la Primera Guerra
Mundial. Se suele mencionar como ejemplo de catastrófica mortandad la que sufrió Rusia en la
Segunda Guerra Mundial, con unos 20 millones de muertos, pero eso representó no más del 12 por
ciento de la población rusa de la época", subraya el historiador norteamericano.

Es importante tener en cuenta que para 1870 las estructuras del Estado para llevar a cabo un
censo no eran de lo más apropiada ni que toda la población estaría ya de regreso en sus hogares
tras la guerra. Sin embargo, si incluso aumentáramos en un 25% el número total tendríamos que la
población paraguaya que pereció en la guerra fue mayor al 50% y hasta podría llegar a las 2/3
partes de la población previa a la contienda.

Lo que sí es similar, tanto de los datos compartidos por el cónsul alemán como por los datos del
censo de 1870 es la relación entre varones y mujeres. Para el primero de los censos citados había
2,2 mujeres por varón a nivel general, pero entre los mayores de 15 años la relación era de 3,7
mujeres por varón. Si tomamos el censo de 1870 del distrito de Pilar (para el que tenemos todos
los datos completos), vemos que a nivel general había 2,6 mujeres por varón y en el grupo de
mayores de 15,3 mujeres por varón.

Considerando la altísima mortandad de la población masculina Whigham considera que gran parte
de esta murió en combate mientras que muchos de los civiles de hambre y pestes. López,
ciertamente reclutó a más del 90% de la población masculina para poder hacer frente a tres
naciones, ¿cómo explica Luciana estas altas tasas de mortalidad en combate? ¿Cómo explica
Luciana las batallas de Boquerón y Acosta Ñu? Al quedar sin hombres, bueyes o reservas de
alimentos la capacidad de los sobrevivientes de producir alimentos disminuyo dejándolos débiles
ante el embate de las enfermedades. El país sufrió un colapso productivo durante los largos años
de la guerra, justamente por la falta de mano de obra masculina para los trabajos duros de las
chacras. Las mujeres, los niños y los ancianos se podían dedicar a la agricultura hasta cierto punto,
pero no había bueyes para arar la tierra y era poco lo que podían producir en esas condiciones.
Todo esto a causa de la cobarde embestida de los aliados.
Restos de soldados paraguayos en la Batalla de Boquerón. Fuente: Lago, Bia Corrêa do. Os
fotógrafos do Império: a fotografia brasileira no Século XIX. Rio de Janeiro: Capivara, 2005.

Estrategia de los aliados, Gran Bretaña y situación económica del país post-guerra

Pero hagamos un poco de historia rápida: Paraguay debía atravesar territorio argentino para
asestar un golpe cualitativo a Brasil, vía fluvial le estaba prohibido transitarlo porque era declararle
la guerra a la oligarquía porteña. Mitre, esperando que López cayera en la trampa, denegó el paso
por vía terrestre mientras que el mariscal López atacó e invadió Corrientes. Sabina habla de la
ayuda bélica de Mitre al Paraguay, pero, ¿por qué "ayudó" Mitre al mariscal López? ¡Porque
no pretendía levantar ninguna sospecha! Antes de la guerra, había un pacto entre las naciones
para impedir el avance del régimen imperial brasileño, el único que cumplió con esto hasta el final
fue el Paraguay. ¿Quién miércoles sale y pone en evidencia todo un tratado secreto? ¿No le parecía
-a Luciana- algo extraña la neutralidad de Mitre? Así, con una táctica hipócrita y cobarde, el zar
argento y la oligarquía en alianza con el Imperio de Brasil le declaró la guerra a Paraguay. Mitre
orquesto una revolución al mando de Venancio Flores, político uruguayo que había secundado al
primero para eliminar la oposición del Interior argentino. Buscaban un gobierno aliado en
Montevideo y así Flores ocupó el gobierno uruguayo. El Brasil imperial, siguiendo el plan, tenía
además otros objetivos en Uruguay como fue recuperar esclavos que se habían escapado de sus
tierras y se refugiaban en territorio oriental (cerca del 10% de la población), así se comprometió a
no chocar con las fuerzas de Flores y éste a su vez en nombre de Uruguay prometió apoyar a Brasil
en la guerra que Paraguay le declaró en defensa del legítimo gobierno uruguayo. Se obtuvo ahí
una coalición traidora de tres ejes aliados (cuatro, si contamos a Gran Bretaña como proveedor de
armamento bélico y financiero). Fue una jugada orquestada y bien preparada.

A Paraguay, al término de la eliminación física, le llegó el saqueo financiero. Se sabe que en 1870
tuvo que contraer un empréstito con Londres por un millón de libras esterlinas, de los que no vio
un centavo, pero pagó cada uno de ellos. Con respecto al ferrocarril nacional y las nacientes
industrias, fueron destruídas en su mayoría y otras fueron intervenidas por compañías británicas.
La producción agrícola fue puesta bajo control de zares brasileños y de sus fuerzas militares,
financiadas por éstos y por los inversionistas británicos.

¿Cómo explica Luciana Sabina la injerencia de Gran Bretaña y sus conexiones con el Imperio de
Brasil y Bartolomé Mitre? ¿Cómo explica Luciana Sabina las estrategias políticas de Mitre para
quedarse con un Gobierno aliado en Uruguay (el cual curiosamente coincidía con los
intereses politico-económicos de los aliados)? ¿Acaso va a decir que fue pura coincidencia que el
Imperio de .Brasil caretónicamente haga paces con Uruguay con el objetivo de rascar a sus
esclavos de tierras orientales? ¿Cómo explica Luciana Sabina la neutralidad misteriosa de Mitre?

La tendenciosa idea de Luciana Sabina sobre las enfermedades en guerra

Luciana habla de enfermedades, la mayor cantidad de soldados en combate que murieron debido
a enfermedades lo hicieron en el año 1867, no solamente en el ejército paraguayo sino también en
el ejército aliado, las enfermedades son propias de las guerras debido a las paupérrimas
condiciones sanitarias en campos de batalla y alrededores. Menciona que "muchas fuentes"
afirman su postura pero menciona un par de fuentes sesgadas de personas sin formación histórica.
Ninguna de sus fuentes afirma que la cifra supera los 50.000 fallecidos a causa de enfermedades
(Jerry W. Cooney, I Die with My Country: Perspectives on the Paraguayan War), ¡y hay fuentes
bibliográficas que reportan hasta medio millón de paraguayos muertos durante la guerra! Aquí
evidentemente algo no cuadra, y la historiadora de azúcar, Luciana Sabina, a toda costa parece
ocultar las estadísticas demográficas del país antes y después de la Guerra Guasu. ¿No sabe Sabina
que los neo-nazis utilizaron también las mismas tácticas para culpar a la fiebre tifoidea como la
única responsable de la muerte de los judíos? Y que creen ustedes que pasó, la extensa
documentación y los testimonios de prisioneros de guerra demostraron en los Juicios
de Núremberg que los nazis fueron responsables directos de la masacre de miles de personas
inocentes en cobardes ataques como el de la Noche de los Cristales Rotos, el cual dió pitido inicial
al horror nazi en Europa. Tanto el Kristallnacht como la Batalla de Acosta Ñu son hechos
repudiables, murieron miles de vidas inocentes.

Muertos según académicos

Enciclopedia Británica: 1.100.000 muertos.

Urlanis: 1.000.000 muertos.

Scheina: 300.000 muertos.

Clodfelter: Más de 200.000 muertos.


Bárbara Ganson de Rivas: 440.000 muertos.

Whigham y Potthast: 300.000 muertos.

Kleinpenning: Más de 210.000 muertos.

¿Conocía Luciana Sabina las siguientes cifras que ponen en jaque su teoría de que el genocidio fue
en realidad una crisis epidémica de enfermedades? ¿Cómo explica entonces cifras tan altas?
¿Cómo explica, nuevamente, la altísima cantidad de hombres muertos? ¿Cómo encaja a estas
cifras el ratio anual de muertos por enfermedades? Luciana se basa en un dato de 50.000 muertos
(sesgado), pero esa cifra es nada comparada con la totalidad de muertos paraguayos durante toda
la contienda. Que haya habido miles de muertos a causa de enfermedades no justifica la traición y
alta cobardía de los aliados.

Aun así, el razonamiento de Sabina es falaz: La Tifus durante la Segunda Guerra Mundial mató a
millones de personas, no fueron responsables precisamente los nazis de dichas muertes, pero,
¿eso justifica la cobarde traición de Hitler al romper con el Tratado de Versalles ignorando todo
acuerdo para ir con el objetivo de apoderarse de toda Europa? Por supuesto que no. De igual
modo, la muerte de nuestros compatriotas a causa de las epidemias no justifica el tratado secreto
firmado por los zares sudamericanos que fervientemente se empecinaron con el objetivo de
aniquilar por completo la nación paraguaya, sueños que se vieron frustrados cuándo los mismos
quedaron endeudados con el imperialismo británico y sólo tuvieron que saborear mieles en sus
sórdidos delirios.

Conclusión

La memoria histórica nos cuenta detalladamente la atrocidad de la guerra.

El Paraguay pierde ciento cuarenta mil kilómetros cuadrados de territorio. El Brasil se apodera de
un suelo muy extenso y apto para la agricultura; la Argentina del chaco austral y casi del boreal
también, conflicto que será subsanado más adelante. En síntesis, el Paraguay pierde una extensión
de tierra "casi igualable a los territorios de Cuba y Bélgica juntos", como comenta Chiavenato.
Sintetizando, se lograron varios objetivos estipulados en el tratado; quitarle al Paraguay la
soberanía de sus ríos, responsabilizar al Paraguay de la deuda de la guerra creando así una
obligación imposible de cumplir, repartir el territorio paraguayo o parte de él entre la Argentina y
el Brasil, sometieron a la nación Paraguaya, arrasaron sus fortalezas, les despojaron de sus armas,
arsenales y astilleros, les impusieron sus límites demarcatorios mediante un tratado unilateral.
Reglamentaron su navegación, les impusieron su moneda y les permitieron tener un gobierno no
hostil a los intereses de la alianza.

El tratado de por sí ya fue un crimen político, y a éste se le sumaron todos los crímenes contra la
humanidad de la que fueron partícipes los aliados; tales como los que presenta Juan Bautista
Alberdi en su libro "El crimen de la Guerra”, haciendo gala al exterminio, los ejércitos aliados de la
mano de Bartolomé Mitre, cometieron crímenes con ensañamiento y alevosía. Así, podemos
citarla contaminación de las aguas de los ríos con cadáveres coléricos, expandiendo así la mortal
enfermedad hacia los militares y civiles que bebían de esas aguas, siendo antecedente éste del
principio de una guerra bacteriológica. También fueron puestos a la venta un centenar de
prisioneros paraguayos, vendidos como esclavos al mejor postor, y teniendo como destino final el
imperio brasileño. Éste, ya en aquella época, albergaba la tímida suma de cuatro millones de
esclavos. Pero aún más desgarradores, son los hechos como la quema de hospitales y
degollamiento de personas en total estado indefenso. Así, lo tomaron como ocio, el Conde de Eu,
cerrando y quemando el hospital de Piribebuy, donde se encontraban ancianos y niños en estado
calamitoso.

Como habíamos dicho anteriormente, Asunción fue saqueada en su totalidad el 1 de mayo de


1869. Fue ocupada por las tropas brasileñas causando desmanes en la desolada ciudad, así estos
nefastos personajes continuaron violando mujeres, niños y cualquier ciudadano paraguayo. Y no
nos olvidemos que la guerra era "contra el gobierno paraguayo". La ciudad fue saqueada en todo
sentido, no hubo respeto hacia nada, ni hacia nadie, tampoco se salvaron las embajadas de los
gobiernos extranjeros. Vemos que el país se encontraba totalmente en ruinas. Reinaba la anarquía
total por las calles y ni los propios aliados podían sostener la situación. Las casas fueron saqueadas
en su totalidad, las puertas rotas a hachazos, la paz pública exterminada y una población que entre
sus últimos suspiros clamaba por una justicia muy lejana para aquellos tiempos. La guerra de la
Triple Alianza sin lugar a dudas, con lo escrito en este artículo, aboga por definir qué tal conflicto
guardaba un profundo interés económico y estratégico.

Los paraguayos sufrimos la herencia de una guerra de exterminio que se incorporó a la historia de
América Latina como su capítulo más infame. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza. Brasil,
Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio. No dejaron piedra sobre piedras ni
habitantes varones entre los escombros (o por lo menos eso se dice). Aunque Inglaterra no
participó directamente en la horrorosa hazaña, fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus
industriales quienes resultaron beneficiados con el crimen de Paraguay, pues la invasión fue
financiada, de principio a fin, por “el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca
Rothschild, en empréstitos con, intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países
vencedores" (Gilbert Phelps. “La tragedia del Paraguay”. New York. 1975. Pág. 72)

Los negadores de la Guerra Grande desean discutir la propia existencia de la misma como un
hecho de la historia. Por sobre todo, aspiran a ser considerados eruditos legítimos portadores de
un argumento histórico. Ansían atención, un espacio público para manifestar lo que llaman "el
otro lado de la cuestión". Puesto que los legítimos eruditos no dudan que que la Guerra Guasu
ocurrió, dichas aseveraciones no forman parte de los debates históricos. Si bien los negadores
insisten en que la idea de la Guerra Contra la Triple Alianza como mito es un tema razonable de
debate, está claro, a la luz del abrumador peso de las pruebas de que esta matanza ocurrió, que el
debate que los negadores proponen trata más sobre políticas racistas y de odio que sobre la
historia.

Los "historiadores", como Sabina, negadores de la sangrienta matanza contra el pueblo paraguayo
tratan de probar que los hechos no son hechos. En todos los sentidos, la "ciencia" empleada al
servicio de la negación de la historia es, en realidad, la negación de todos y cada uno de los
principios del método científico, una total negación de la ciencia en sí misma.

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