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El proceso psicodiagnóstico
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interpretar sobre la base de ello contando con un tiempo prolongado para lograr
su objetivo, pudiendo y debiendo ser continente de ciertas conductas del
paciente, tales como negativas al hablar o jugar, silencios prolongados, faltas
reiteradas, tardanzas, etc. Si lo que el psicólogo debe hacer es un
psicodiagnóstico, el encuadre es otro: dispone de un tiempo limitado.
No cabe duda de que la teoría y técnica psicoanalíticas brindaron al
psicólogo un marco de referencia imprescindible que le ayudo a entender
correctamente lo acontecido en su contacto con el paciente. Pero se mantienen
diferencias esenciales entre ambas disciplinas.
Para percibir la identidad real del psicólogo, se debió tomar una cierta
distancia, pensar críticamente en aquello que funcionaba como incuestionable,
evaluar lo positivo y digno de ser incorporado, y lo negativo a lo que debió
renunciar. Logró así una mayor autonomía en el pensamiento y en la práctica,
con lo cual no solo se discriminará y fortalecerá la identidad propia, sino que
podrá contribuir al enriquecimiento de la teoría y la práctica psicológica
inherente a su campo de acción.
Objetivos
La investigación psicológica debe lograr una descripción y comprensión de
la personalidad del paciente. Además, es necesario explicar la dinámica del
caso tal como aparece en el material recogido, integrándolo en un cuadro total.
Una vez logrado un panorama preciso y completo del caso, incluyendo los
aspectos patológicos y adaptativos, se tratará de formular recomendaciones
terapéuticas adecuadas.
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El segundo momento consiste en la administración de la batería
seleccionada previamente y ordenada de acuerdo con el caso. También se
incluye el tiempo que el psicólogo debe dedicar al estudio del material recogido.
El tercer y cuarto momento, están integrados por la entrevista de
devolución de información al paciente y/o los padres, y la redacción del informe
pertinente al profesional que lo ha derivado. Estos pasos posibilitan informar al
paciente acerca de lo que pensamos que le ocurre y orientarlo respecto de la
actitud más recomendable a asumir en su caso. El contenido y la forma del
informe depende de quién lo ha solicitado y de lo que ha pedido que se
investigue más específicamente.
Encuadre
Utilizar un encuadre significa mantener constantes ciertas variables que
intervienen en el proceso, a saber: aclaración de los roles respectivos, lugares
donde se realizaran las entrevistas, horario y duración del proceso, y honorarios.
El encuadre no se puede definir con mayor precisión porque el contenido y
el modo de su formulación dependen en muchos aspectos de las características
del paciente y de sus padres. Por eso se recomienda aclarar desde el principio
los elementos imprescindibles del encuadre.
Respecto de la actitud del profesional, es recomendable una actitud
permeable y abierta para no establecer condiciones que luego resulten
insostenibles y que perjudiquen al paciente. La plasticidad resulta ser una
condición valiosa para el psicólogo cuando la utiliza a los fines de ubicarse
frente al caso con acierto y dar con el encuadre apropiado. También lo es
cuando sabe discriminar entre una necesidad real de modificar el encuadre
prefijado y una ruptura del encuadre por actuación del psicólogo inducida por el
paciente y/o los padres; esto puede producirse por una contraidentificación
proyectiva por parte de ellos.
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1. El examinado desconoce el objetivo que persigue el examinador. En
todo caso, tiene una idea poco clara acerca de él.
2. Por lo anteriormente dicho, se comprenderá que la técnica favorece la
disminución del control consciente.
3. Brindan una muestra de la conducta individual lo bastante rica como
para poder utilizarla clínicamente.
4. El aprovechamiento del material obtenido depende de la preparación
del interprete. El cuadro de la personalidad que logre está tanto más
ajustado y completo, cuanto mayor sea su capacidad integradora de
distintas posturas psicológicas.
Fundamentos teóricos
Siguiendo a Bell, dado el carácter dinámico de la personalidad, debe ser
estimada con instrumentos capaces de evaluar su estado en un momento dado,
así como también reflejar las modificaciones en el transcurso del tiempo. Ello es
posible porque, si bien la personalidad es dinámica, está estructurada, y su
estructuración depende de las condiciones fisiológicas y socioculturales que han
intervenido en su modelamiento.
La estructura se revela en la conducta. La conducta, refleja la relación
entre las demandas internas y situacionales, y constituye un intento de
adaptación de las condiciones internas a las externas.
La personalidad presenta distintos estratos, de los cuales son observables
los más superficiales. Los estratos profundos no solo están ocultos al mundo
exterior, sino también, en la mayoría de los casos, al mismo sujeto. Pero como
las capas profundas están vinculadas con las superficiales, es posible llegar al
contenido latente a partir de la personalidad manifiesta en determinadas
ocasiones.
Riesgos en el empleo de las técnicas proyectivas
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Utilizar estas técnicas implica la aceptación de la universalidad de los
mecanismos proyectivos. En consecuencia, debe reconocerse que no solamente
se proyecta la personalidad del sujeto, sino que en la relación interpersonal
también se proyecta la del examinador. Las tensiones, ansiedades,
frustraciones, fobias inconscientes, represiones, viejos sentimientos de
minusvalía pueden constituir factores determinantes que influyen en el tipo de
contacto con el examinado y orientar o desorientar la actividad interpretativa.
Así, el resultado final puede ser un cuadro de la personalidad del examinador y
no del examinado.
Durand, al referirse a las distintas tensiones que gravitan sobre el
psicólogo, derivadas de la falta de definición de su estatus, menciona algunos
tipos de administradores que corren el riesgo de influenciar negativamente la
objetividad de los resultados:
a. Con sentimiento incierto de su identidad profesional. Se identificará con
los sujetos que le hacen experimentar cierta simpática y rechazará como
difíciles aquellos que le hacen dudar de su propia identidad.
b. Dependiente. Considera al test como una recompensa. El examinado da y
el examinador pide; actitud que origina una exageración de la actitud
pasiva del examinador.
c. Defensa contra las necesidades de dependencia. Estas defensas
amenazan orientar al psicólogo hacia las necesidades de los demás y a
negarlas propias. Muestra una intensa tendencia a vivir bajo el imperativo
de dar y no recibir jamás. El examinador demasiado generoso provoca
angustia en los pacientes, de ahí la importancia del equilibrio de los
sistemas de defensa del psicólogo. Esto último es necesario para lograr la
empatía mientras soporta las necesidades del paciente y tolera las
tendencias defensivas del mismo.
d. Socialmente disminuido y rechazado. Encuentra una nueva seguridad en
la situación del test contra los riesgos de la relación normal interpersonal.
Frecuentemente desarrollará una hipersensibilidad a los matices
emocionales de la relación durante la prueba, que podrá eventualmente
acrecentar su perspicacia.
e. Con intensa propensión a la intelectualización. Cuando esta tendencia no
es controlada, el psicólogo confina al aislamiento los fenómenos afectivos
y estima el test como una prueba lógica, excesivamente verbal. Mostrará,
por ello, una tendencia preponderante a la abstracción y, por ende, a una
desvitalización de la personalidad. El sujeto es así reducido a un
espécimen por desconocimiento de lo humano.
f. Sádico. El test favorece el establecimiento de un dominio que el
examinador ejerce, dando libre curso a un oculto desprecio, a una
humillación sutil. Tendrá tendencia a interpretaciones de perversiones,
psicopatías constitucionales y, aun, psicosis.
g. Organizado con vigorosas defensas contra la hostilidad. Dominar el odio y
el miedo de los demás, consagrándose al bienestar de ellos, es un antiguo
recurso honorable para tender al equilibrio y a la supervivencia en
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sociedad. El deseo de hacer el bien por el test engendrará agresión en el
examinador cuando los pacientes no quieran dejarse beneficiar.
h. Masoquista. Exacerbará las tendencias sádicas del paciente. El psicólogo
puede dejar que se le escape el control de la prueba, lo que originará una
situación de test relativamente desorganizada. Ello le permitirá culpar al
paciente y experimentarse como víctima.
Debe señalarse que, si el psicólogo es consciente de la puesta en marcha de
alguno de estos mecanismos, según sea su estructura personal, podrá
controlar debidamente sus actitudes en relación con el examinado y en el
proceso de la interpretación.
Campos de aplicación
En la medida que proporcionan un cuadro dinámico de la personalidad y
que permiten iluminar los procesos inconscientes y preconscientes
determinantes de la conducta manifiesta, los test proyectivos tienen un puesto
de preferencia en todas las baterías preparadas con el fin de ser utilizadas en
psicología clínica, orientación vocacional, selección de personal,
psicopedagogía, psicología social, antropología cultural, psicología jurídica y
psicología militar.