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ENRIQUE PALLARÉS MOLINS PROFESOR DE PSICOLOGÍA EN DEUSTO

«La ansiedad en grados mínimos puede mejorar el


rendimiento»
V. M. NIÑO/VALLADOLID
(entrevista extraída de Internet).

Sin ansiedad no podríamos sobrevivir, asegura Pallarés, pero cuando esta domina y paraliza la vida del
sujeto se convierte en enfermedad. Ansiedad, angustia, miedo, son versiones de una de las dolencias
psíquicas más prevalentes en el hombre actual, según refleja este psicólogo de la Universidad de Deusto,
que mañana hablará en Valladolid sobre 'Cómo vencer la ansiedad'.

-De las técnicas de estudio ha saltado a la ansiedad ¿por su creciente prevalencia?

-En un principio trabajé de psicólogo en un colegio y uno de los problemas que surgían era la cuestión de
técnicas de estudio y por eso publiqué libros sobre ello. Luego he estado quince años en la Universidad y
aquí han ido surgiendo otros problemas. También desde la consulta psicológica de la Universidad, que
llevo, y el problema de la ansiedad ha surgido con bastante frecuencia. Es un tema que me interesaba
estudiarlo y de ahí ha salido este libro.

-¿Por qué vivimos en la 'era de la ansiedad'?

-Es una denominación que dio Auden, el poeta, que calificó así nuestra era. El quería recoger el clima que
había creado la bomba de Hiroshima. La ansiedad de nuestro tiempo la relacionaría con una falta de
puntos de referencia, que en otras épocas, no juzgo si mejores o perores, los tenían: la familia, el
absoluto, la misma naturaleza, eran referentes importantes que generaban seguridad en las personas.
Hoy creo que hay más inseguridad. Ahora la 'edad de la ansiedad' se puede entender en el sentido en
que a partir de los sesenta empiezan a aparecer tratamientos muy importantes contra ella. Por una parte
farmacológicos, y por otra psicológicos, las terapias cognitivo-conceptuales. Esas dos razones, el clima de
inestabilidad y que haya remedios, pueden justificar esa denominación.

-Siendo una emoción tan frecuente, ¿cómo se pasa de la experiencia común a la patología?

-Lo primero que hay que decir es que todos experimentamos ansiedad, es una emoción connatural a los
seres vivos, tanto hombres como animales. ¿Cuándo pasa de ser una señal de alarma patológica?
Cuando ya los síntomas son muy intensos, no responden proporcionalmente al peligro e incapacitan al
sujeto para su vida normal: le impiden salir de casa (agorafobia), acudir a ciertos lugares o no ejercer
tareas como hablar en grupo. Sería ansiedad patológica la que hace sufrir al sujeto.

-Destaca su alta prevalencia pero la escasez de consultas por su causa. ¿Convivimos bien con la
ansiedad?

-La alta prevalencia cambia mucho de unas estadísticas a otras. Suelen hablar del 13,5% de personas
que durante la vida han sido diagnosticadas de un trastorno de ansiedad pero hay muchas que no lo
fueron y la padecen. Hay una población inespecífica que ni siquiera la reconoce y convive con ella.
También hay que destacar que se acude tarde porque suele haber un reparo en ir a las consultas
psicológicas y psiquiátricas, incluso por parte de los propios estudiantes de psicología. Hay gente que
convive con la ansiedad porque se 'automedica' con un 'fármaco' muy usual que es el alcohol u otras
drogas que la calman. También es verdad que últimamente el esfuerzo de Sanidad por mejorar la
asistencia en trastornos mentales va haciendo que vaya más la gente pero todavía estamos lejos de la
normalidad y de que la gente acuda a consulta.
-¿Cómo se explica que sea una patología más común entre las mujeres y entre separados?

-En las mujeres coinciden casi todas estadísticas y en adjudicar un porcentaje casi doble del que al
hombre en la prevalencia de ansiedad. Las causas no se saben. Se plantean hipótesis de tipo biológico -
en la mujer se acude a las hormonas, al ciclo menstrual- aunque no es del todo satisfactorio porque algún
estudio sugiere que los hombres son más reactivos fisiológicamente al estrés. También las explicaciones
psicosociales son importantes, por ejemplo, el diferente impacto de las relaciones interpersonales. Los
problemas de pareja generalmente afectan más a las mujeres, y también la misma socialización ha hecho
que las mujeres puedan decir que tienen miedo o ansiedad y un poco a los hombres se les prohíbe. A
veces las expresión de las emociones negativas en los hombres va más hacia fuera, se expresa más con
ira y agresión, y en las mujeres más con ansiedad y depresión. Dicen que hay un estilo cognitivo, una
forma de pensar, más propio de las mujeres que es más de rumiar y preocuparse. En cuanto a separados
y divorciados también lo dice la estadística pero lo que no se sabe es si la ansiedad es efecto o causa de
la ruptura.

-Destaca la vulnerabilidad de adolescentes y jóvenes. ¿Dominarla es cuestión de tiempo y carácter?

-Las edades típicas de comienzo son adolescencia y juventud, lo cual no quiere decir que no se dé en
niños también. Pero trastornos como crisis de pánico, angustia, su comienzo típico suele en la década de
los veinte años. En la adolescencia hay un 'boom' de este tipo de trastornos. Cuando aparecen, si están
encuadrados en un trastorno de ansiedad, llevan consigo conductas de evitación muchas veces. El querer
resolverlo posponiéndolo no es el mejor remedio, porque se agrava el problema, aumentando la evitación:
si antes no me atrevía a entrar en un sitio, ahora tampoco en este y al final no me atrevo a salir de casa.
Hace falta un tratamiento.

-Fobia social, agorafobia, ataques de pánico, son algunas de sus manifestaciones. ¿Cuál es la más difícil
de superar para el paciente?

-Hay alguna especialmente difícil como el trastorno obsesivo-compulsivo. Estas otras de fobia social,
agorafobia, ataques de pánico responden bastante bien al tratamiento. Más que del tipo trastorno
específico haría depender el pronóstico de las circunstancias, buenas o malas, que concurren en el
paciente.

-¿Qué relación hay entre ansiedad, depresión y estrés?

-Ansiedad y estrés son los trastornos que con más frecuencia se unen. La gente imagina a un deprimido
tumbado en la cama y a un ansioso moviéndose pero es una imagen muy superficial. Ansiedad y
depresión solapan los síntomas, pero pueden distinguirse. En la ansiedad suele aparecer preocupación,
aprensión, activación fisiológica. En la depresión es más común el sentimiento de desesperanza, de
indefensión, de enlentecimiento motor. Y también otra característica propia de la depresión es el
pensamiento negativo que no tiene que darse en la ansiedad. La ansiedad estaría más relacionada con la
emoción del miedo y la depresión, con la tristeza. Padecer ansiedad aumenta las probabilidades de
padecer depresión. El estrés es la respuesta a toda demanda psíquica o física que se hace a un
organismo y puede coincidir con la ansiedad.

-No se muere de ansiedad y «sin ella no sobrevivíamos a los peligros», pero el ansioso no aprecia que se
sea una respuesta animal.

-Si lo supiera y estuviera convencido de ello desaparecería el trastorno. Ve el peligro como inminente y no
aprecia los aspectos positivos. La ansiedad en grados mínimos puede ser adaptativa y suponer una
mejora del rendimiento. Comprender a esas personas cuando expresan ese malestar, esa sensación de
peligro es muy importante. Hay que hacerles ver que es molesto, pero no peligroso, que tiene una
explicación y un remedio, un tratamiento.

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