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DESARROLLO EVOLUTIVO 2

Introducción.
El desarrollo en la edad adulta se ve marcado por acontecimientos típicos, propios
de la edad: la jubilación, enfermedades crónicas, nuevos roles, como el de abuelos,
pérdidas familiares, etc. El desarrollo de la edad adulta es, por tanto,
cualitativamente distinto al de épocas anteriores.
La psicología del desarrollo se ocupa de todos los cambios del pensamiento,
vivencias y conductas durante todo el ciclo vital de la persona. Por tanto, nadie duda
de que pueda hablarse de una psicología del desarrollo de la edad adulta. Los
procesos de cambio, sin embargo, ofrecen características distintas en unas y otras
edades, aún a pesar de que puedan existir causas comunes.

3. LA EDAD MADURA (DE LOS 31 A LOS 50 AÑOS)


La madurez no es solo una etapa cronológica de la vida sino un estado mental, una actitud y
la personalidad es como un abanico que se despliega y no necesariamente madura en forma
integral.

Para Freud, la madurez psicológica simplemente era la capacidad de “trabajar y


amar”.
Según Erickson, la etapa del adulto joven se caracteriza por una gran actividad
“física e intelectual”, producto de la iniciación en el terreno laboral y por la formación
y consolidación de la pareja inicialmente y luego la familia. La tarea fundamental de
esta etapa es el logro de intimidad. Y la etapa de la adultez media o de edad madura
por la capacidad de generatividad, de poderse hacer cargo del desarrollo de los
demás. Los adultos maduros desarrollan esta capacidad como padres, profesores
o guías de los jóvenes en cualquier aspecto de sus vidas. Según la psicóloga María
Cecilia Betancur en su libro: “Mañana será otro día”, es la etapa en que la persona
se consolida en sus distintos roles. Una vez superado el temor al estancamiento, se
reafirma como padre y profesional. Se ve así mismo como un ser más sereno y
comprometido con las nuevas generaciones.
En esta etapa la preocupación por el trabajo o las preocupaciones económicas
llevan a desviar el interés sobre la actividad. En el mundo moderno esta es una
etapa de productividad laboral e intelectual. Y tanto la mujer o el hombre tiende a
relegar a un segundo plano cualquier otra actividad.
3.1 Concepto de adulto
Etimológicamente la palabra adulto, de la voz latina “adultus”, significa crecer. El
crecimiento de la especie humana a diferencia de los demás. Se manifiesta de
manera ininterrumpida y permanente desde el punto de vista psico-social y no
biológico, que finaliza en un momento dada al alcanzar el máximo desarrollo definir
como la plenitud vital al que arriban los seres vivos en un momento dado de su
existencia, siendo variable según las especies biológicas. En muchas, este estado
aparece temprano y, en otras, más tarde. El período de crecimiento y desarrollo se
prolonga considerablemente en la especie humana y, a diferencia de los demás, se
desenvuelve en etapas sucesivas, en forma prelativa, hasta alcanzar
progresivamente la adultez.

¿Qué es un ser humano adulto?


Hemos dicho que adultez es plenitud vital. Al aplicarla al ser humano debe
entenderse como su capacidad de procrear, de participar en el trabajo productivo y
de asumir responsabilidades inherencias a su vida social, para actuar con
independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad.

3.1.1 Dimensiones sociales


La adultez social se manifiesta en tres sectores: en el trabajo, en la participación
social) y en la responsabilidad. En este período, las aptitudes intelectuales y físicas
han madurado suficientemente para las personas subsistan con independencia y
capacidad. Su intervención en los problemas laborales, políticos y ciudadanos,
manifiestan su madurez psicológica, ergológica y además su adultez sociológica
propiamente dicha.
La propia sociedad, y al referirnos a ella estamos indicando a la sociedad adulta
plena, reguladora del ordenamiento de la vida comunitaria, confiere a los adultos el
derecho a intervenir en los problemas políticos, la orientación de la vida del hombre,
su organización, su desenvolvimiento y, en general, la construcción de su destino,
dependen de la responsabilidad con que se adopten decisiones propias. Esto
significa madurez social.
La dimensión social implica la posesión de ciertos criterios sobre el orden
económico y social encauzan su comportamiento cívico, ajustando su conducta a
los procedimientos normativos existentes, sin que ello signifique aceptación o
resignación frente a los mismos.
El adulto que ha alcanzado la madurez social (adultez social) está en condiciones
de promover la renovación. La inconformidad es característica humana, que incide
en el progreso. Cuando el ser humano actúa de acuerdo a una concepción de la
realidad para organizar su conducta y resolver los variados problemas de su vida
en comunidad, podemos decir que ha alcanzado su madurez social. En general es
el indicador de la toma de conciencia del hombre, de su capacidad de producir y de
sus posibilidades para decidir su destino y el de la sociedad que integra, a la que
pertenece y en la cual vive.

3.1.2 Dimensiones biológicas


Podríamos hablar de una adultez biológica caracterizada por el total desarrollo
anatómico y fisiológico de los órganos de su capacidad de funcionamiento.
En esta etapa el hombre se considera un adulto, y es aquí donde se logra el mayor
equilibrio entre todos los aspectos que lo constituyen. Puede poseer un desarrollo
laboral elevado y tener las capacidades necesarias para la creación de una familia.
En cuanto un adulto tenga hijos, ellos serán la prioridad sobre todas las cosas
Un adulto mayor sufre de nuevos cambios hormonales y psíquicos, por lo que
también se le denomina a esta etapa como 2da Adolescencia. El adulto mayor sufre
de nuevos problemas psicológicos, por la usencia de juventud, el hombre asimila
inconscientemente esto como una ausencia de vida. Estos cambios psicológicos
afectaran en gran medida su rendimiento laboral y su dedicación a la familia.

3.1.3 Dimensiones psicológicas


Esta dimensión se caracteriza por el desarrollo de la actividad psíquica en su
máximo grado. Las funciones intelectuales, emocionales y conativas adquieren
mayor intensidad, amplitud y funcionalidad, si bien el desarrollo de la inteligencia
como aptitud general es fundamental en la madurez psicológica, lo importante es
que el ser humano tome conciencia de sí mismo, de su condición humana y del
mundo que le rodea, para estar en condiciones de enfrentar lógicamente los
problemas menores de la vida diaria. El hombre se hace autoconsciente; percibe la
existencia de su “yo” a conciencia moral. Asimismo su “inconsciente”, donde se
refugian las experiencias vividas en sus primeros años (inhibiciones, afectos,
represiones, etc.), se dinamiza e influye en su conducta. De esta manera, adultez
psicológica supone la comprensión del hombre como tal. A este respecto Kilpatrick
nos dice:
“...la característica resultante del yo consciente es ser capaz de pensar sobre sí
mismo en forma de lo que conoce de otros y pensar de otros en forma de lo que
conoce de sí... El ser adulto normal humano es un ser tal autoconsciente”
Precisamente lo que caracteriza la adultez psicológica, es la actuación responsable
de quien sabe lo que hace, por qué lo hace y los efectos que deriva su conducta.
3.1.4 Dimensiones sexuales
La mayoría de los y las personas adultas han tenido experiencias eróticas ya sea
en soledad o en compañía. En su expresión saludable, las personas experimentan
un crecimiento en su desarrollo erótico, con mayor capacidad de intimar, viven sin
culpas o prejuicios la respuesta sexual humana, conocen su cuerpo y cómo siente,
pueden hablar sobre las relaciones sexuales sin conflictos, hacer acuerdos y
explicitar sus deseos. Comprenden la diferencia entre fantasía y realidad, son
responsables del cuidado de su cuerpo y apoyan el cuidado de su pareja, pueden
tener conductas auto-eróticas y relaciones sexuales, utilizan una variedad de
posiciones sexuales que identifican como preferidas, pueden pedir caricias
específicas y negarse a las no deseadas y convierten al encuentro erótico en un
momento de crecimiento personal.
No todos los adultos viven la sexualidad en esta forma ideal. En esta etapa de la
vida erótica pueden presentarse las disfunciones sexuales o disfunciones de la vida
erótica, es decir, problemas relacionados con el deseo sexual, con la capacidad
para excitarse y tener orgasmos, dolor en las relaciones sexuales, imposibilidad de
relajar la vagina para permitir una penetración o angustia extrema que dificulta el
intento de la relación sexual. Si bien no siempre sucede así, la mayoría de estos
problemas en los primeros años de la adultez tienen que ver más con factores
psicológicos y de aprendizaje que con deficiencias fisiológicas o alteraciones
anatómicas.
En este sentido, el profesional de la salud debería ser fuente de eliminación de
errores de información y un consultor “permisivo” que ayuda a los adultos a
comprender que las necesidades eróticas son naturales, que hombres y mujeres
tienen derecho a conocer y disfrutar de su cuerpo.

3.2 Teorías de desarrollo del adulto


Existen varias teorías o modelos, que en forma de paradigma tratan de dar
explicación y proporcionar una visión global de los diferentes procesos y cambios
que se llevan a cabo en este periodo de vida.
Estos modelos vienen conformados según criterios seguidos por cada uno de los
autores.

3.2.1 Roger Gould: Fases de la vida


Gould (1972-1978) Utilizó siete grupos homogéneos de edad para definir los
cambios y ajustes que se requieren conforme la gente pasa por diferentes etapas
de la vida.
3.2.2 Levinson: Estaciones de la vida
Este investigador americano fundamenta igualmente su modelo en el progreso de
la edad, pero da mucha importancia a los distintos roles sociales que un adulto está
llamado a asumir a lo largo de la vida. Según él, la existencia humana se desarrolla
a lo largo de cuatro estaciones, tres de las cuales transcurren durante la edad
adulta; él las llama estaciones de la vida.
La concepción que Levinson tiene de la vida es una secuencia de olas que van y
vienen. Este autor atrae la atención sobre la importancia de las transiciones a lo
largo del crecimiento del adulto. Así, lo que constituye un momento clave para
muchos jóvenes adultos no es el matrimonio ni el hecho de haber dado la vida a un
niño, sino la responsabilidad específica inherente a la paternidad o la realidad de
haberse comprometido de por vida con una persona.

3.2.3 Valliant: adaptación a la vida


Este autor considera que las defensas adaptativas pueden modificar la percepción
de las personas hacía los hechos que no pueden cambiar. Las personas más
maduras muestran mayor ajuste social, son los que utilizan defensas adaptativas
como el sentido del humor, la supresión, la anticipación, la sublimación, etc.
El ciclo vital está formado por una serie de eras que duran aprox. 25 años cada una.
Se distinguen sub-etapas, marcadas por una transición, en las cuales se alcanzan
los objetivos más importantes de la vida, que comienza -en la juventud- por el
abandono del hogar y el logro de la independencia, opción por un trabajo, la familia
y las formas de vida adoptadas. Al culminar la fase de transición, el sujeto se siente
seguro y competente. Otro concepto que agrega Levinson es el de estructura de la
vida que se refiere a un esquema de vida que subyace a una persona en un
momento determinado
3.3 Comparación y crítica
Gould utilizó propositivamente agrupamientos arbitrarios de edad para organizar
siete grupos con rangos de edad particulares. Mientras que Levinson utilizó cinco
periodos de tiempo (cada uno abarca entre 5 y seis años) entre las edades de 17 y
45 años. Cada periodo importante de asentamiento y establecimiento se
entremezclaba con un turbulento cambio y transición.
Vaillant utilizó periodos vitales más amplios al tratar de confirmar las tareas
psicosociales para cada una de las etapas vitales. La juventud es un periodo de
logro de la intimidad y consolidación de la carrera. Pero aunque Vaillant relacionó la
intranquilidad y el deseo de cambio con los 40 años, dijo que algunos individuos
experimentan esto unos 10 años antes o después. Una vez más la edad exacta no
es tan importante como el paso real en el desarrollo.
Los tres investigadores describieron un periodo de transición entre la adolescencia
y la juventud, una etapa en que, de acuerdo a Levinson, se forma “el sueño”. El
sueño es el concepto de lo que uno desea alcanzar.
Estos investigadores también describieron un periodo de lucha, logro y crecimiento
en la medida en que los individuos en sus años van esforzándose para tener éxito
en sus ocupaciones y en su matrimonio.
Los tres describían una crisis de edad madura. Para Gould esta tenía lugar entre
los 35 y los 43 años; para Levinson entre los 40 y los 45, y para Vaillant a los 40.
Gould y Levinson reportaron una crisis marcada. De acuerdo con Vaillant, las crisis
severas son raras, ocurrían trastornos moderados que creaba cierta ansiedad, que
a menudo daba por resultado nuevos retos.
4. LA ETAPA DE LA VEJEZ
La vejez es la última etapa de nuestras vidas, pero la mejor gracias a la sabiduría
y serenidad conseguidas anteriormente.

4.1 Crecimiento y envejecimiento


La vejez es una etapa del ciclo de vida, en el cuál se ve un desarrollo sobre todo
físico y cognitivo en declinamiento, aunque socialmente los ancianos han sido
estereotipados de manera errónea, lo cual algunas veces no permite verlos con
objetividad y entender su diversidad, e incluso pueden originar actitudes que
desalientan la participación activa de los ancianos en el trabajo y en las actividades
recreativa.
El envejecimiento se ha clasificado en dos etapas: el envejecimiento primario y el
envejecimiento secundario.
El envejecimiento primario: es un proceso gradual e inevitable de deterioro
corporal a lo largo.
El envejecimiento secundario: consiste en los resultados de la enfermedad, el
abuso y desuso corporal, que a menudo pueden evitarse y que están dentro del
control de la gente.
La gente suele llamarlos senectos, viejos o ancianos, aunque lo correcto sería
llamarlos como adultos de la tercera edad o personas mayores.

Desarrollo físico y Cognoscitivo


El la vejez se rigen muchos cambios físicos, ocurre antes en algunas personas y
después en otras, pero es inevitable. Todos los sistemas del organismo envejecen
e incluso en condiciones genéticas y ambientales optimas aunque no con la misma
rapidez, el envejecimiento es gradual y los sistemas físicos poseen una gran
capacidad de reserva.
El aspecto físico cambia; las canas, la piel vieja, el cambio de postura y las arrugas
se deben al uso de ciertos músculos, perdido de tejido adiposo subcutáneo y, en
parte, a la reducción de elasticidad de la piel
Los sentidos del oído, vista, gusto y olfato por lo general pierden eficiencia con la
edad. Las deficiencias auditivas son más frecuentes; se pierde agudeza auditiva en
los tonos de alta frecuencia.
El la vista en enfoque decrecen a medida que el cristalino pierde flexibilidad y la
capacidad de acomodarse, se pueden dar problemas de cataratas (bloqueo casi
completo de luz), glaucoma (aumento de la presión en el globo ocular y puede
causar pérdida total de la vista.
Con los años disminuye el peso muscular, por tanto también la fuerza y la
resistencia. Se alteran la estructura y la composición de las células musculares
En el envejecimiento, también es muy marcado los cambios en la cognición; el
deterioro de la memoria no es tan generalizada, ni tan grave en todos los ancianos,
muchos de los problemas de los ancianos no constituyen una consecuencia
inevitable del envejecimiento, si no que se deben a otros factores como depresión,
inactividad o efectos secundarios de los medicamentos prescritos.

Con la senectud disminuye la rapidez del desempeño mental y físico, pérdida de


memoria, en algunos casos la perdida de gran parte de redes neuronales y muerte.

4.2 Los prejuicios contra la vejez en nuestra sociedad


Los prejuicios sobre la vejez son variados. Hay prejuicios biológicos, psicológicos y
sociales acerca del envejecimiento.
Un prejuicio es una idea basada o fundamentada en el sentimiento, en lo subjetivo
y en lo irracional.
Estos son los prejuicios más comunes acerca de la vejez:
La vejez es sinónimo de enfermedad: se estima que se incrementan los
trastornos biológicos en las personas mayores de 75 – 80 años. Solo el 12%
de los mayores de 80 años presentan algún tipo de discapacidad.

No les interesa lo que los rodea, se aíslan. Esto es producto de ellos o de la


sociedad, cuando no les pedimos opinión o cuando se sobreprotege a la
persona mayor. Hay que entender que las personas mayores se sienten más
seguros en su propio hábitat pero eso no es aislarse.

Las personas mayores están institucionalizadas: en el país sólo el 1.3% de


las personas mayores de 60 se encuentran en instituciones de larga estancia.

Las personas mayores sufren caídas o accidentes frecuentemente, en


realidad la cantidad es la misma en cualquier grupo etario lo que cambian
son las consecuencias.

Las personas mayores no son responsables, se olvidan o pierden cosas.


4.3 Dieta y nutrición
Existen factores que influyen en el estado nutricional del anciano como son los
cambios en el modo de vida.
La disminución de la actividad física y ejercicio contribuye a la Sarcopenia,
especialmente intensa después de los 60 años y que tiene una gran dependencia
del estado nutricional y relaciones importantes con respecto a potencia muscular,
capacidad funcional, caídas, función respiratoria, sensibilidad a la insulina.
El mantenimiento de una masa magra adecuada mediante el ejercicio, al aumentar
el apetito, previene la disminución del consumo de calorías y el déficit en la ingesta
de determinados micronutrientes que suele ocurrir en las personas sedentarias.
La desnutrición está más frecuentemente asociada con las enfermedades
infecciosas, los problemas en la circulación y con el sistema digestivo.
La disminución de la incidencia de desnutrición en el anciano por la prevención
primaria se pretende realizar a través del control de sus factores de riesgo. Ellos
son la ingesta inadecuada por: depresión, aislamiento social, ignorancia nutricional
y pobreza, que tienen una influencia determinante en el estado nutricional, las
anomalías sensoriales (visión, gusto, olfato, etcétera), deficiencias nutricionales,
enfermedades gastrointestinales (disfagia, odinofagia, dolor abdominal, etcétera),
deficiencias motoras (artritis, ictus, insuficiencia respiratoria o cardíaca, etcétera),
alteraciones mentales (demencia), dificultad para la masticación, anorexia debida a
la edad (modificada por fármacos, aumento de la saciedad, cáncer o EPOC,
absorción o utilización inadecuada).
La pérdida de peso prolongada al igual que las personas con ganancias de peso
muy grandes tiene mayor mortalidad. La obesidad ha demostrado relación con la
enfermedad coronaria, hipertensión arterial, ictus, apnea del sueño, diabetes
mellitus, colelitiasis, artrosis, inmovilidad y algunos cánceres.
El consejo de reducir la ingestión de sal puede ayudar a las personas que toman
drogas antihipertensivas a detener sus medicamentos, mientras se mantenga
controlada la presión sanguínea.
La atención primaria de salud debe lograr un mejor manejo de los factores de riesgo,
la identificación temprana de enfermedades no transmisibles y, sobre todo, la
prevención y el control de las mismas a través de la realización de actividades de
educación para la salud de los ancianos y sus familiares para que realicen una
alimentación saludable, y alcanzar así la calidad de vida necesaria. Es esencial
expresar amor hacia las personas de la Tercera Edad.
4.4 Sexualidad
Envejecer, no significa perdida del interés en el sexo. Es muy común que las
personas se mantengan sexualmente activas durante toda su vida. Su cuerpo
cambiará a medida que envejezca y su salud sexual también cambiará. Estos
cambios pueden requerir que usted se adapte a ellos. Pero envejecer no tiene que
significar el final de su actividad sexual. Puede tener una vida sexual placentera y
saludable a cualquier edad.
Es frecuente considerar que en la vejez queda suprimida la sexualidad, bien por
enfermedades invalidantes bien por el deterioro físico y la pérdida de interés de los
mayores por esta dimensión de la personalidad.
Lo cierto es que en buena medida, y al margen de enfermedades que directamente
pueden actuar sobre la sexualidad, son sobre todo constructos sociales los que
llevan a aquella conclusión, perdiendo de vista que aun en edades avanzadas
puede haber interés sexual, con sus propias manifestaciones y formas de expresión.

Aspectos Psicológicos y relacionales dela sexualidad en la vejez.


Para saber cómo llega una persona a la etapa de la vejez tendríamos que analizar
cuál ha sido su modo de vida; sus rutinas, su actividad física, su nivel cultural, sus
relaciones, y puesto que tratamos el tema del sexo, qué relaciones ha mantenido,
con qué frecuencia, y si éstas han sido satisfactorias.
No es que con ello tengamos una certeza de cómo será su vejez, pero esta
información puede indicarnos ciertos rasgos de salud y estabilidad psicológica y
física durante esta nueva etapa.
Cuanto más se cuida una persona en su juventud (menos fuma, bebe y más
ejercicio físico ha efectuado) más posibilidades tiene de vivir sin problemas
importantes y, por otro lado, el haber tenido un ejercicio gozoso, frecuente e intenso
del erotismo, permite llegar a la vejez sin inconvenientes funcionales en el área
genito-sexual.
Supuestamente, ésta es una etapa de la vida en la que existe mayor experiencia
sexual, mayor conocimiento de sí mismo y, en su caso, mayor entendimiento en la
interacción con la pareja, mayor ternura y sabiduría, lo que permitiría un intercambio
más pleno y satisfactorio con la otra persona.
Por otra parte, como en esta época se agudiza el criterio de la realidad, se toma
conciencia de lo que puede y no puede hacerse con el sexo, el erotismo está
vigorizado en comparación con el acto sexual propiamente dicho, con una mayor
consolidación de la pareja. Al desaparecer los intereses o las preocupaciones
reproductivas, en el caso de parejas heterosexuales, la sexualidad en esta etapa de
la vida tiene como único fin el dar y recibir placer.
Aspectos sociales de la sexualidad en la vejez.
Estudios actuales han demostrado que la actividad sexual en la vejez está influida
por diversos factores que pueden mermar la calidad y cantidad de relaciones
sexuales e incluso hacer que desaparezcan, y cuyo conocimiento es necesario:
1) Pérdida de la pareja: ésta suele ser una de las primeras causas de abstinencia
sexual, especialmente en mujeres, ya que en mayor porcentaje son las que llegan
viudas a la edad tardía.
2) Deterioro de la relación matrimonial: Es éste uno de los motivos que más pueden
detectarse en las consultas como causa de trastornos sexuales en la ancianidad e
influye, entre otros, en la monotonía de la relación sexual y en los problemas de
comunicación.
3) Jubilación: Es un momento crítico, ya que el cambio de estilo de vida es radical
en mayor o menor medida. La persona ha de estar preparada para asimilar
este nuevo estatus, debe replantearse qué hacer con todo el tiempo que le resta,
su nuevo sueldo, sus relaciones de pareja, familiares y amistades, sus hábitos, etc.
4) Salud: durante esta fase de la vida, la salud toma una especial importancia, ya
que al declive físico que se experimenta, hay que ir añadiendo secuelas y
enfermedades propias de la edad o que se agravan con ella, tanto físicas como
psicológicas, e incluso ambas simultáneamente. Como se ha examinado en el
epígrafe anterior, muchos cuadros crónicos, que durante la edad adulta se
sobrellevan sin grandes complicaciones, pueden acentuar su influencia en edades
avanzadas, interfiriendo en la vida sexual.
5) Convivencia familiar: a pesar de que cada vez se tiende más a llevar a los
ancianos a residencias o centros, todavía una mayoría de familias, porque no
pueden o porque no quieren, mantienen a sus padres en casa, especialmente en
caso de viudedad.
6) Falsas creencias sobre la vejez: esperemos que con las generaciones venideras
este factor merme su influencia negativa, pero aún hoy existen una serie de pautas
sobre la vejez que continúan afectando a la calidad de vida de estos individuos.
Estas creencias condicionan negativamente las posibilidades de que estas
personas vivan de forma adecuada y libre su sexualidad.

Relaciones afectivas y de pareja en la vejez.


Con la prolongación de la edad media de vida, es frecuente que muchas parejas
alcancen la vejez manteniendo su convivencia. Sin embargo, más allá de la
convivencia, cabe preguntarse cómo son sus relaciones, si son felices, si hay entre
ellos unión y entendimiento o se mantienen juntos por costumbre, inercia, o incluso
presión social o para evitar la soledad a edades avanzadas.
Por lo general, la decisión de una ruptura llega temprano en la pareja, por lo que las
que deciden permanecer juntas pese a las crisis y son capaces de superar sus
diferencias y de llegar a una relación mutuamente satisfactoria, la consolidan con la
edad.
Otra posible razón, por la que la calidad de la relación mejora es que su satisfacción
puede surgir de factores externos a la propia pareja, como son el trabajo realizado
durante su vida, el fin de la crianza de los hijos, o una buena pensión o ahorros que
alejan los problemas y las angustias de tipo económico.
En resumen, quien llega en estas condiciones a la edad tardía obtiene tres
beneficios importantes en la pareja: intimidad (sexual y emocional),
interdependencia (compartir tareas y recursos) y sentido de complicidad y de poder
contar con la otra persona.

4.5 La sabiduría de la vejez


La sabiduría es considerada una experiencia holística, integradora, que suele estar
asociada al concepto de vejez.
Desde el punto de vista cultural, la idea que se tiene del “viejo sabio” es desarrollada
en leyendas, alegorías, poemas, tradiciones y personajes de la cultura popular. Está
representada por los ancianos de la tribu o los miembros del Consejo en las
Ciudades de la Antigüedad. En definitiva, se presenta como el prototipo del “sabio
consejero”.
Desde el punto de vista filosófico, el movimiento Aristotélico sostiene que el hombre
sabio es el que accede a un profundo conocimiento de sí mismo que le permite
desplegar la virtud a pesar de las emociones y pasiones (que deben ser
reorientadas en un sentido positivo y productivo).
En la actualidad, y desde un enfoque psicoeducativo algunas investigaciones
muestran que la sabiduría es un conocimiento experto acerca de la pragmática
fundamental de la vida. Este conocimiento experto y experiencial se evidencia en la
resolución de situaciones dilemáticas de la vida cotidiana.
La sabiduría supone, entonces, poseer conocimientos generales sobre la naturaleza
humana en un determinado contexto y período histórico, así como conocimientos
específicos referidos a las variaciones en el significado que puede otorgarse a los
diversos sucesos vitales que acontecen a los individuos.
Por lo tanto, la persona que logra comprender los sucesos y episodios de la propia
vida, tiene la posibilidad de aprender de lo vivido y desarrollar las herramientas
necesarias para poder construir una vejez con mayor sabiduría.
En definitiva, distintos autores acuerdan que la sabiduría es un atributo psicológico
complejo que combina aspectos cognitivos (conocimientos y aprendizaje
experiencial), afectivo motivacionales (empatía e intuición), e interpersonales
(habilidades sociales y comunicaciones).
Desde tiempos inmemorables la Sabiduría se ha asociado a la ancianidad. El
anciano sabio de otros tiempos era el que transmitía de manera oral las enseñanzas
indispensables para el desarrollo de la vida de las nuevas generaciones.
Hoy la sabiduría no es tomada en cuenta por la cultura actual. ¿Quizás se crea que
la palabra del anciano ya no es indispensable para las generaciones siguientes?
¿Estamos en un momento de transición cultural?
Existe exceso de información que no garantiza mayor conocimiento y menos de
aquel que se logra en base a la integración con la experiencia.
Los desafíos para los viejos cada vez son mayores, tanto como mayor es la
expectativa de vida. En la actualidad, la realidad muestra que el viejo es el primero
que no quiere serlo. Comprensible, si la vejez siempre es asociada a la enfermedad
y decrepitud como único destino posible.
Los prejuicios sociales que afectan a la vejez limitan la posibilidad de ser pensada
desde un lugar más saludable y digno. No existe sólo enfermedad en este período
de la vida también existe la posibilidad de lograr una vejez plena y digna.
Las recientes investigaciones han identificado varios factores protectores de la vejez
que de ser cultivados influirían en el desarrollo de mayor bienestar asociado a una
vida más plena y sabia.

4.6 Envejecimiento biológico


Cambios biológicos en personas mayores
Todas las células presentan cambios con el envejecimiento y por extensión también
los tejidos y órganos, ya que éstas los forman.
Con el paso de los años los órganos cambian de forma gradual y progresiva, con
una disminución de su función, es decir, una pérdida de la capacidad para realizar
su trabajo, y con una menor reserva para realizar sus atribuciones más allá de las
necesidades habituales, de manera que ante un evento estresante (enfermedad,
cambios en el medio ambiente o en el ritmo de vida, etcétera) el organismo no puede
dar respuesta a un aumento de las necesidades corporales.
Asimismo, la recuperación del equilibrio interno del organismo se hace más difícil y
requiere más tiempo.
Estos cambios pueden ser morfológicos, que afectan a la forma o al tamaño de los
órganos, o funcionales, que alteran la capacidad y la eficacia de los mismos para
realizar su función.
Aunque muchos de estos cambios son muy característicos del envejecimiento,
éstos ocurren a un ritmo y una intensidad diferentes, de manera que no hay forma
de predecir con exactitud cómo se va a envejecer, al contrario de lo que ocurre con
los cambios en la adolescencia. Cada individuo envejece de una forma única y a un
ritmo individualizado.

Sistema esquelético
El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el
tiempo su “desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy
propias de las personas ancianas.
El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el
tiempo su “desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy
propias de las personas ancianas.

Huesos
Con el paso del tiempo hay una disminución de la densidad del hueso a causa de
una pérdida del calcio óseo, mucho más evidente en las mujeres tras la menopausia
(por la disminución de los estrógenos femeninos), pero también presente en los
varones, ya que el equilibrio de renovación de hueso se decanta por la destrucción.
Esta pérdida de masa ósea hace que el hueso sea más frágil, con mayor riesgo de
fractura ante traumatismos mínimos en los casos más extremos. Dicha osteopenia
se presenta con diferente intensidad en los diversos huesos y es evidente que la
fragilidad no sólo dependerá del grado de afectación del hueso, sino también de las
fuerzas a las que estará sometido; es decir, no tendrá la misma trascendencia la
pérdida de densidad en una falange de los dedos de la mano que en el cuello del
fémur.

Hormonas
También se producen cambios en las hormonas sexuales, que en la mujer, al
producirse la menopausia, son más acusados. La función ovárica está pre-
programada en las mujeres desde la etapa embrionaria (hay tantos óvulos para
desarrollar en tanto tiempo), de manera que cuando se “acaban” los óvulos cesa de
forma bastante brusca el ciclo menstrual habitual y baja radicalmente la producción
de hormonas femeninas.
Por esto la mujer se vuelve infértil y se deterioran los caracteres sexuales
secundarios: se produce un empobrecimiento del vello en las zonas sexuales, se da
un cierto grado atrofia genital, así como del tejido mamario glandular, cuyo tamaño
puede mantenerse a expensas del tejido graso, y se producen cambios psicológicos
y de la libido.
En los hombres se da también una disminución de la secreción de testosterona,
pero mucho más lenta y progresiva que conlleva una atrofia de los genitales y
dificultades para conseguir y mantener una erección correcta.
En las personas mayores es frecuente ver también una disminución de la capacidad
de reacción del tiroides, de manera que al organismo le es más difícil compensar
las necesidades del cambio de ritmo metabólico. En ocasiones estas alteraciones
son suficientemente intensas como para ocasionar un hipotiroidismo.

Músculos
Los músculos son las estructuras que se ocupan de dar movimiento al cuerpo por
las órdenes que reciben del sistema nervioso; dan estabilidad a la postura estática
y son una de las mayores reservas de proteínas del organismo, ya que están
formados por ellas.
En los ancianos hay una pérdida de masa muscular que puede llegar a ser de
hasta el 40%. Esto implica una mayor dificultad en la realización de las funciones
motoras, menor resistencia al ejercicio y es uno de los principales factores
determinantes de la dependencia de las personas mayores.

Grasa y agua corporal


Con la edad la proporción de agua del organismo disminuye de forma progresiva;
en la juventud el agua representa aproximadamente el 70% de la masa corporal,
mientras que a partir de los 65 años puede disminuir hasta el 50%.
Esta pérdida se supone que es debida principalmente a la disminución de agua
intracelular en todos los tejidos del organismo, así como a la alteración de la función
renal, con una menor capacidad renal para concentrar la orina (es decir, una menor
capacidad para ahorrar agua corporal). Una de las principales consecuencias de
estos hechos es la facilidad de las personas mayores para deshidratarse, cosa que
empeora al estar disminuida la sensación de sed.
Aparato respiratorio
Las personas mayores también padecen cambios en la anatomía y en la función del
aparato respiratorio que tienen grandes implicaciones en el estado de los ancianos.

Aparato cardiovascular
En las personas mayores hay cambios en el corazón y los vasos sanguíneos
secundarios al envejecimiento y a las adaptaciones a éste.
El aparato cardiovascular lo componen el corazón y los vasos sanguíneos, arterias
y venas. La función del corazón, como ya es sabido, consiste en el bombeo de la
sangre para que ésta circule a través de las arterias para llevar al organismo
oxígeno y otros nutrientes y recoger por las venas los productos de desecho.

Piel
El envejecimiento de la piel es el cambio más evidente del paso del tiempo, de
manera que la imagen que tenemos de las personas mayores es en general con
canas y arrugas.
Se observa una mayor fragilidad de las capas superficiales cutáneas, en especial
entre epidermis y dermis. Hay una gran facilidad para la presentación de derrames
y hematomas superficiales.
Además de que estos cambios que se producen por el paso del tiempo,
habitualmente se añaden los efectos de la luz ultravioleta (el agente externo más
importante en las agresiones a la piel, con efecto acumulativo a lo largo de la vida),
los tóxicos ambientales, el tabaco y el estrés.

Aparato digestivo
Entendemos como aparato digestivo el conjunto de todos los órganos y sistemas
que están implicados en la nutrición. Las personas mayores presentan cambios
debidos al paso del tiempo en todos los tejidos y órganos del aparato digestivo, de
la boca hasta el intestino grueso, cambios que tienen múltiples implicaciones en

Boca y dientes
Con el paso del tiempo en la boca suele haber un adelgazamiento de las encías y
una disminución de la resistencia del esmalte dentario; ambos hechos llevan a la
pérdida de piezas dentarias. Hay también una disminución del número de papilas
gustativas y de la producción de saliva, lo que conlleva una menor percepción del
sabor de los alimentos y una disminución de la sensación de sed.

Esófago
A nivel esofágico hay una disminución de la motilidad y el cierre entre esófago y
estómago es menos efectivo.

Estómago
En el estómago también se da un descenso de la movilidad y una menor secreción
ácida, lo que causa digestiones más lentas y con un retraso en el vaciado gástrico.

Hígado
El hígado, con el tiempo, presenta una mayor dificultad para metabolizar sustancias,
y disminuye la producción de bilis, que se espesa. La vesícula biliar tarda más en
vaciarse y aumenta el riesgo de que se formen piedras en su interior.

Intestino delgado
El intestino delgado no sólo recibe un menor riego sanguíneo sino que también ve
disminuida su movilidad y padece una cierta atrofia de la mucosa, con lo cual puede
darse, a pesar de una ingesta correcta, una malabsorción de nutrientes como si
hubiera carencias en la alimentación.

Colon
En el colon también se produce una disminución del peristaltismo, de la movilidad,
y la mucosa se atrofia, con lo que se altera la absorción de agua de las heces, hecho
que produce tendencia al estreñimiento. Sin embargo, a causa de alteraciones
neurológicas y de la musculatura de los esfínteres, pueden darse situaciones de
incontinencia fecal.

Sistema nervioso
En las personas de edad se aprecian, con mayor o menor intensidad, diferencias
en la funcionalidad e incluso en la anatomía del sistema nervioso debidas al
envejecimiento.
El sistema nervioso también acusa el paso del tiempo, pues disminuye el número
de neuronas y aumentan las células de soporte y conectivas, que no tienen actividad
neuronal.

Neurotransmisores
Asimismo, se da un descenso de la producción de neurotransmisores y de sus
receptores (las llaves y cerraduras de la función cerebral y nerviosa) en todo el
sistema nervioso central y en las zonas de paso de los impulsos nerviosos desde
los órganos de los sentidos hacia los músculos y otros órganos.
Por todo esto se puede apreciar un enlentecimiento del pensamiento, una
disminución de la memoria, de la capacidad cognitiva y de las facultades de
aprendizaje que en un anciano sano no deben interferir en la realización de las
actividades habituales. En caso de que sí lo hagan se deberá descartar un proceso
de demencia.
También existen dificultades en la psicomotricidad por un peor control muscular y
posicional, que se agravan por la pérdida de masa muscular, cosa que acarrea
problemas en la coordinación de los movimientos.

Riñón
Con el paso del tiempo también se producen transformaciones de los órganos y
sistemas que forman el aparato urinario y genital y que se consideran propias de las
personas mayores, sin ser patológicas.
En los cambios del sistema genitourinario hemos de distinguir entre la función renal,
la vía urinaria y el aparato genital.

Función renal
Los riñones son los órganos en los cuales se efectúa una parte importante de la
“limpieza” de la sangre de las impurezas y desechos que genera el metabolismo.
Con el paso del tiempo los riñones pierden nefronas (los “filtros” por los que la
sangre circula para limpiarse) y el flujo sanguíneo renal disminuye, así que tienen
más dificultades para realizar su trabajo de depuración de la sangre para eliminar
los productos de desecho y manejar el equilibrio de los líquidos corporales. Todos
estos cambios hacen que la función renal sea lábil y que pueda verse alterada
fácilmente ante cualquier agresión, de manera que el manejo de fármacos que se
eliminan por esta vía sea más complicado.

Vía urinaria
El producto de la depuración de la sangre a través de los riñones es la orina, los
principales cambios se centran en la vejiga, que pierde elasticidad y además la
musculatura se debilita, lo que hace más difícil su control, hecho que comporta
problemas como la incontinencia urinaria. Éstos se agravan por alteraciones
neurológicas del control del reflejo consciente de la micción.

Aparato genital
El paso del tiempo se hace sentir de diferente manera en mujeres y en hombres.
En las primeras la menopausia, con la supresión del ciclo menstrual y la severa
disminución de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), produce una
atrofia de los órganos reproductores, es decir, los ovarios, el útero y las trompas de
Falopio disminuyen de tamaño.
En los varones, aunque hay una disminución de la producción de testosterona, la
hormona masculina, nunca es tan drástico como en las mujeres. En ellos se puede
apreciar una cierta disminución del tamaño de los testículos, la erección suele ser
más lenta y menos consistente y presentan un retraso de la eyaculación, que suele
ser de menor volumen.

4.7 Teoría del envejecimiento celular


La Teoría del envejecimiento celular se interesa por la pérdida de información que
sufren las células del cuerpo en el nivel de la molécula de ADN (ácido
desoxirribonucleico). Esta teoría sostiene que el envejecimiento es el resultado de
la muerte de un creciente número de células del cuerpo. El ADN es responsable de
ciertos procesos del metabolismo y de la reproducción de las células. Toda pérdida
de información o toda codificación deficiente de las células determinada por un
“defecto de las moléculas de ADN” pueden provocar la muerte de las células.
Las investigaciones han demostrado que la reproducción celular no es infinita, pues
sólo pueden sufrir un determinado número de divisiones que está programado en
su bagaje genético Existen numerosas teorías que intentan explicar el
envejecimiento humano a partir de la cuantiosa investigación biológica existente,
pero hasta la fecha no existe una teoría general que explique de forma global el
fenómeno del envejecimiento humano, ya que las posibles causas del
envejecimiento son múltiples.
Muchas de las teorías solo nos dan una respuesta parcial sobre el fenómeno, ya
que en sus postulados se nos hace difícil distinguir entre si son la causa o la
consecuencia del proceso de envejecimiento.

4.8 Prolongevidad
La longevidad se refiere a la duración de la vida y usualmente implica una vida larga
o prolongada.
El término prolongevidad, fue acuñado en 1966 por Gerald J. Gruman, un médio
historiador, para describir los esfuerzos deliberados para extender la duración de la
vida, por medio de la acción humana. Algunos prolongevistas se muestran
excesivamente optimistas en sus predicciones y afirman que los problemas de la
muerte y el envejecimiento pueden superarse, eliminando virtualmente los límites
dela duración de la vida humana. Los prolongevitistas más conservadores han
propuesto un incremento más limitado en la duración de la vida, por lo general hasta
la edad de 100 años. Buscan romper el límite de los 110 años que ya es una barrera
formidable

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