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MODULO N°1
INTRODUCCION
Nuestra alma contiene toda la información de quienes somos como seres espirituales y
anímicos. Se ha demostrado biológicamente que a partir de una sola célula se puede llegar a
reproducir todo el cuerpo. En la esfera espiritual sucede lo mismo.
En cierta simbología iniciática, el alma humana está representada por el símbolo de una rosa,
con múltiples pétalos, que se abre a medida que el ser humano abre y desarrolla su ser interior.
En diferentes tipos de terapias energéticas, a aquello a lo que los pétalos de la rosa equivalen
se le llama “facetas del alma”, para intentar expresar que, el cuerpo consciente que sirve de
enlace entre el Yo Superior de una persona y su personalidad, que denominamos “alma”, y que
nos proporciona la continuidad de consciencia entre encarnaciones, está compuesto, a nivel
energético, de múltiples fragmentos unidos entre sí por el nexo común de la vibración base que
nos representa.
En algunos casos, dependiendo de diferentes situaciones por las que pasamos, algunas de estas
facetas pueden “perderse”, o separarse, enganchándose, estirándose o anclándose a otras
personas, energías o planos. En temas chamánicos se habla del concepto de “ir a recuperar”
partes o fragmentos del alma de una persona que han sido extraídas, perdidas, incluso robadas
por otros entes, que forman parte del entramado del planeta en el que vivimos, y que, puesto
que existimos de forma multidimensional, existen facetas de nuestra alma que pudieran estar
conectadas o perdidas por múltiples planos de los cuales la mente racional no tiene constancia.
En general, no siempre este tipo de pérdidas sucede por interacción con otros niveles de
nuestra realidad. A veces se produce en situaciones extremas, un accidente, la muerte de un
familiar, un evento trágico, etc., que generan diferentes bloqueos como traumas, pero que
pueden afectarnos aún más profundamente, resultando en la fragmentación y “deshoje” de los
componentes energéticos que nos da lo que llamamos la perdida de facetas del alma. En casos
menos graves, y menos severos, esta pérdida de facetas se puede producir también cuando
existe una interacción intensa entre dos personas.