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Director:
Dr. César Antonio Cohecha León
Resumen
El objetivo de este documento es presentar un concepto de riesgo previsible en la
contratación estatal, también se presentará el marco legal del principio del equilibrio
económico del contrato. Se analiza cómo el porcentaje de imprevistos del AIU en los
contratos estatales, es una forma de estimación de los riesgos previsibles de la ejecución
contractual, para este efecto se presentan las disposiciones vigentes que regulan los
riesgos previsibles en la contratación estatal, se establecen las diferencias y similitudes
legales, jurisprudenciales y doctrinarias con el concepto de Imprevistos o también
denominado costo contingente del AIU (Administración, Imprevistos y Utilidades), y la
posibilidad de coexistencia y complementariedad de los mismos.
Abstract
The aim of this document is to present a concept of foreseeable risk in state contracting,
besides the introduction of the legal framework for the principle of economic balance of
the contract.
In that sense, it is analyze how the percentage of AIU/ACP unforeseen events in state
contracting becomes a way for the estimation of foreseeable risks during contractual
execution. To get to this point, the existing provisions which regulate the foreseeable risks
in state contracting are presented; the legal, jurisprudential and doctrinal differences and
similarities are established with the concept of unforeseen events or also called
contingent cost of AIU/ACP (Administration, Contingencies and Profits); and the
possibility of coexistence and complementarity of the same is analyze.
Contenido
Pág.
Resumen .............................................................................................................................VII
Introducción ......................................................................................................................... 1
Bibliografía ......................................................................................................................... 81
Introducción
El problema de los sobrecostos y los mayores valores en que se incurre en la ejecución
de la contratación estatal, ha sido una preocupación constante para el Estado, por lo que
se ha procurado generar mecanismos que obliguen a las Entidades Estatales para que
en su actividad contractual se propicie una mayor planeación y, de esta manera, en el
trasfondo se pueda contribuir a la lucha de fenómenos como la corrupción o el simple
desdén administrativo, atentatorio también de los principios de responsabilidad, eficacia y
eficiencia que deben orientar la actividad pública, y entendiendo este último, la
ineficiencia, como un escenario propicio para la corrupción.
En este escenario y dadas las implicaciones para la definición de los presupuestos de los
procesos de contratación, de las ofertas y de los contratos, así como de los derroteros
2 Introducción
Dentro del concepto de riesgo, debe tenerse en cuenta el alcance de previsibilidad al que
hace relación la norma, porque no se trata de establecer riesgos que se ubiquen en
terrenos de la fuerza mayor o el caso fortuito por ejemplo, o tampoco confundir los
riesgos con los amparos de garantías que se pueden exigir, otra práctica que se
evidencia en algunas Entidades, sin que ello signifique que algunos de los riesgos
identificados no puedan tratarse o mitigarse con la constitución de garantías.
Con la claridad del concepto de riesgo y del concepto del equilibrio económico del
contrato, en el marco de la reforma a las normas de contratación estatal, será menos
compleja la tarea de la identificación, estimación, tipificación y asignación de los riesgos
en la contratación estatal.
Ahora bien, tal como quedó previsto en las disposiciones vigentes de la Ley 1150 de
2007, que reformó el Estatuto de Contratación Estatal -Ley 80 de 1993-, y de sus
1
No se puede desconocer, en el desarrollo del problema, que impacta negativamente el ejercicio
contractual de las Entidades Públicas, el hecho que en un número considerable de entidades
públicas, en donde sus presupuestos y organizaciones no son lo suficientemente sólidos para
contar con personal calificado, el recurso humano encargado de los estudios previos y de la
confección de las bases de selección, no siempre tiene la suficiente formación para que los
resultados de su actividad sean lo suficientemente idóneos, para soportar los embates de
interesados, proponentes y contratistas, cuya solidez e interés económicos, los lleva a invertir
considerables recursos en asesores calificados, que consiguen para ellos los mayores beneficios,
en detrimento de las entidades públicas y, por ende, de los intereses colectivos.
4 Introducción
En efecto, la Ley 1150 de 2007, en su artículo 4, señala que las Entidades Estatales
deben incluir dentro de los pliegos de condiciones o sus equivalentes, la estimación,
tipificación y asignación de los riesgos previsibles en la contratación estatal, y que
tratándose de licitaciones públicas debe adelantarse una audiencia con los potenciales
proponentes para revisar la asignación de riesgos que ha planteado la Entidad, con el fin
de establecer su determinación definitiva3. Esta disposición, a su vez, es desarrollada por
los artículos 2.2.1.1.1.6.3. Evaluación del Riesgo4, y 2.2.1.1.2.1.1. Estudios y documentos
previos, numeral 6, del Decreto 1082 de 20155, que prevén la obligación para la Entidad
Pública de incluir el análisis de los riesgos y la forma de mitigarlo, norma que debe
interpretarse armónicamente con el artículo 4 de la Ley 1150 de 2007 y, por lo tanto, el
análisis al que se refiere debe implicar la identificación, estimación, tipificación y
asignación de los riesgos.
Esta redacción de la norma, que viene desde el Decreto Reglamentario 1510 de 2013
(artículos 17 y 20), es más escueta que la definida en su momento por los Decretos 2474
de 2008 y 734 de 2012, donde se hacía clara distinción de los riesgos relevantes para
2
Desde la expedición de la Ley 1150 de 2007, han sido numerosas las reglamentaciones
expedidas, entre ellas, se destacan los Decretos 066 de 2008, 2474 de 2008, 4828 de 2008, 2025
de 2009, 734 de 2012 y 1510 de 2013.
3
Ley 1150 de 2007. Artículo 4: “De la distribución de riesgos en los contratos estatales. Los
pliegos de condiciones o sus equivalentes deberán incluir la estimación, tipificación y asignación
de los riesgos previsibles involucrados en la contratación.
En las licitaciones públicas, los pliegos de condiciones de las entidades estatales deberán señalar
el momento en el que, con anterioridad a la presentación de las ofertas, los oferentes y la entidad
revisarán la asignación de riesgos con el fin de establecer su distribución definitiva.”
4
Decreto 1082 de 2015. Artículo 2.2.1.1.1.6.3. “Evaluación del Riesgo. La Entidad Estatal debe
evaluar el Riesgo que el Proceso de Contratación representa para el cumplimiento de sus metas y
objetivos, de acuerdo con los manuales y guías que para el efecto expida Colombia Compra
Eficiente.”
5
Decreto 1082 de 2015. Artículo 2.2.1.1.2.1.1. “Estudios y documentos previos. Los estudios y
documentos previos son el soporte para elaborar el proyecto de pliegos, los pliegos de
condiciones, y el contrato. Deben permanecer a disposición del público durante el desarrollo del
Proceso de Contratación y contener los siguientes elementos, además de los indicados para cada
modalidad de selección: (…) 6. El análisis de Riesgo y la forma de mitigarlo”.
Introducción 5
Art. 88: “Determinación de los riesgos previsibles. Para los efectos previstos en el artículo
4° de la Ley 1150 de 2007, se entienden como riegos involucrados en la
contratación todas aquellas circunstancias que de presentarse durante el
desarrollo y ejecución del contrato, pueden alterar el equilibrio financiero del
mismo. El riesgo será previsible en la medida que el mismo sea identificable y
cuantificable por un profesional de la actividad en condiciones normales.
Decreto 734 de 2012: “Artículo 2.1.2. Determinación de los riesgos previsibles. Para los
efectos previstos en el artículo 4° de la Ley 1150 de 2007, se entienden como riesgos
involucrados en la contratación todas aquellas circunstancias que de presentarse
durante el desarrollo y ejecución del contrato, tienen la potencialidad de alterar el
equilibrio económico del contrato, pero que dada su previsibilidad se regulan en el
marco de las condiciones inicialmente pactadas en los contratos y se excluyen así
del concepto de imprevisibilidad de que trata el artículo 27 de la Ley 80 de 1993. El
riesgo será previsible en la medida que el mismo sea identificable y cuantificable en
condiciones normales.”
En las anteriores disposiciones emergía con meridiana claridad el tipo de riesgo que
debía identificarse para efectos de dar cumplimiento a lo dispuesto por la Ley 1150 de
2007, y se efectuaba, por lo menos normativamente, la distinción con aquellos hechos
que daban lugar a tratamiento desde el concepto de imprevisibilidad (teoría de la
imprevisión y hecho del príncipe). Las disposiciones actuales contenidas en el Decreto
1082 de 2015, son bastante amplias y parten de un concepto de riesgo determinado en el
mismo Decreto, en su artículo 2.2.1.1.1.3.1., como “Evento que puede generar efectos
adversos y de distinta magnitud en el logro de los objetivos del Proceso de Contratación
o en la ejecución de un Contrato.”
Como puede observarse, con esa definición tan amplia y genérica, lejos de solucionar los
interrogantes surgidos respecto de otros mecanismos de previsión, anticipación de
riesgos o tratamiento de los mismos, como la presupuestación del AIU o la teoría de la
imprevisión, esta definición genera más confusiones, y más aún cuando debe remitirse al
Manual para la Identificación y Cobertura del Riesgo en los Procesos de Contratación
expedido por Colombia Compra Eficiente, y donde si bien se recogen algunos conceptos
del Documento Conpes 3714 de 2011, se incurre en algunas falencias que más adelante
se observarán, y que pueden inducir a errores comunes para las Entidades, que ya
habían sido identificadas en el diagnóstico que trae el citado Documento Conpes.
Por otra parte, una mala identificación de los riesgos o una incorrecta asignación puede
también generar ofertas más costosas que no sean representativas o equivalentes del
bien o servicio que se está adquiriendo, con lo que se genera un evidente detrimento al
patrimonio público, cuya escases para la adquisición de bienes y servicios destinados a
satisfacer las necesidades de la población es notoria e impone una mayor observancia
de conductas destinadas a optimizarlos y administrarlos adecuadamente.
Para llevar a cabo los referidos objetivos, se utilizarán métodos empíricos y teóricos, en
desarrollo de los cuales se identificarán las disposiciones vigentes en materia de riesgos
previsibles en la contratación pública y respecto del porcentaje de imprevistos dentro al
AIU, adicionalmente se destacarán antecedentes normativos importantes en las dos
materias; así mismo, se identificarán y destacarán los referentes doctrinarios y
jurisprudenciales nacionales en materia de riesgos previsibles de la contratación estatal,
a partir de la vigencia de la Ley 1150 de 2007 y en materia de porcentaje de imprevistos
de acuerdo con la Ley 80 de 1993. Igualmente, se adelantará una muestra aleatoria que
se pretende realizar en por lo menos tres entidades públicas, que apliquen Ley 80 de
1993 y Ley 1150 de 2007, respecto de la comprensión y aplicación del concepto de
riesgo previsible en sus procesos selectivos para contratos de Obra y cómo están
aplicando de forma simultánea el AIU.
imprevistos del AIU o costo contingente, se hace un recorrido por los antecedentes
legales, jurisprudenciales y doctrinarios de la materia, así mismo se hace una
presentación de los conceptos emitidos por entes de control sobre la materia. En el tercer
capítulo se realiza un análisis conjunto de las dos figuras, es decir, riesgo previsible y
porcentaje de imprevistos del AIU, para ello se expone cuáles son las dificultades
actuales de ambas figuras en su aplicación armónica, en el marco de las indicaciones
que ha emitido Colombia Compra Eficiente, entidad rectora de la Contratación Pública en
Colombia, se muestran los resultados de una verificación aleatoria de procesos y
contratos estatales, respecto de la aplicación conjunta de los dos conceptos. Para
concluir en una aproximación a cómo pueden entenderse armónicamente las dos figuras
sin desnaturalizarlas, y desligándolas de los terrenos de la imprevisión, que se abordan
desde otra perspectiva legal.
1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN
LA CONTRATACIÓN PÚBLICA
En este capítulo se presentarán los antecedentes legales, jurisprudenciales y de doctrina
relevantes respecto del concepto de riesgo en la contratación pública en Colombia, para
finalmente puntualizar en el desarrollo normativo propuesto a partir de lo consagrado en
el artículo 4 de la Ley 1150 de 2007.
6
“(…) la Constitución introduce un cambio estructural y cualitativo notable al consagrar principios
y valores, llamados a reflejarse en todo el ordenamiento. (…) el Estado Social de Derecho, implica
que en los ámbitos de lo estatal y lo jurídico se transforman en espacios en los que a través de las
formas jurídicas se proyecta de manera penetrante la comunidad como productora de derecho”.
Corte Constitucional. Aclaración de voto a la Sentencia C-037/00 del Magistrado Eduardo
Cifuentes Muñoz.
10 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Ahora bien, los procesos administrativos en donde se involucran recursos no pueden ser
ajenos a estos criterios orientadores y fines esenciales de la actividad pública 7, sin
embargo, en virtud del carácter instrumental del derecho, siempre existe la posibilidad de
utilizar las herramientas normativas que ofrece para fines no declarados e incluso
contrarios a los preceptos vigentes.
7
Ha señalado la Corte Constitucional que, de manera general, hay cuatro principios
constitucionales básicos que orientan la actividad contractual, a saber:
“(…) (i) el principio de la autonomía de voluntad, en virtud del cual la Administración pública está
en capacidad de celebrar todos los contratos que resulten necesarios para satisfacer los intereses
de la comunidad; (ii) el principio de la prevalencia del interés público, que le reconoce a la
Administración una prerrogativa especial para ajustar el objeto del contrato a las necesidades
variables de la comunidad; (iii) el principio de la reciprocidad de prestaciones, según el cual, lo
importante y relevante en el régimen de contratación es la equivalencia real y objetiva entre los
derechos y obligaciones que surgen de la relación contractual, y no la mera equivalencia formal y
subjetiva con la que se llega a la simple satisfacción de los intereses individuales considerados
por las partes cuando se formalizó el contrato; y, finalmente, (iv) el principio de la buena fe, que
obliga a la Administración Pública y a los particulares contratistas, a tener en cuenta las
exigencias éticas que emergen de la mutua confianza en el proceso de celebración, ejecución y
liquidación de los contratos.” Corte Constitucional. Sentencia C-892/01. M. P. Rodrigo Escobar Gil.
8
Según referencia del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, citada por la autora Mónica
Safar Diaz, sin referir vigencia de la cifra.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 11
PÚBLICA
Así las cosas, teniendo en cuenta la particular importancia social y económica de las
compras públicas, y a que los resultados en desarrollo de las mismas, no en pocas
ocasiones, han sido contrarios a los fines propios de la fórmula del Estado Social de
Derecho, se han efectuado en los últimos 20 años, cambios normativos tendientes a
ajustar conductas o prácticas en la administración de recursos públicos, particularmente
en la adquisición de bienes y servicios, que se realizan a través de los llamados procesos
de contratación estatal. En el marco de esta autonomía (relativa) del contexto de
producción normativa frente al medio en que se aplica, encontramos el Estatuto de
Contratación Estatal, Ley 80 de 1993, el cual ha sufrido profundas modificaciones y
reglamentaciones de una manera reiterada y abrupta en ocasiones (Ley 1150 de 2007,
Decretos 2474 y 4828 de 2008, Decretos 2025 y 3576 de 2009, 1464 de 2010, 734 de
2012, 1510 de 2013, 1082 de 2015, entre muchos otros, al margen de constantes
suspensiones y nulidades judiciales de las normas), algo que dificulta enormemente la
labor de quienes son sus destinatarios, pero que fueron concebidas con el propósito de
salir al paso a las conductas de particulares y de servidores públicos, que contrarían los
principios que orientan esta función administrativa9, procurando la eficacia material de los
postulados del Estado Social de Derecho.
Sobre el particular, hay que anotar que gran parte de la regulación de la actividad
contractual ha sido expedida por vía de Decretos Reglamentarios, que como se anotó
previamente son abundantes, inestables, inseguros jurídicamente, ya que no en pocas
ocasiones han desbordado la potestad reglamentaria, por lo que han sido objeto de
constantes suspensiones y decisiones de nulidad, así como de permanentes
modificaciones. En efecto, transcurridos un poco más de ocho (8) años de haber sido
expedida la Ley 1150 de 2007, se han proferido aproximadamente veintiún (21) Decretos
9
Sobre el particular, en la obra “Análisis de la Reforma a la Contratación Estatal y otros temas” de
Franco Solarte Jiménez y Alejandro Felipe Sánchez Cerón, se presenta dentro del análisis de las
razones de la reforma, un estudio adelantado por el Banco Mundial en el año de 1999, que
concluye que el promedio de actos de corrupción en un contrato público representaba el 19% de
su valor, es decir, que para esa fecha se habrían generado o más apropiadamente desviados por
estos conceptos, unos valores aproximados de 2.4 billones de pesos, es decir, “alrededor del 3%
del PIB de ese año”.
12 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Ahora bien, el tema de los riesgos, tiene antecedentes normativos más lejanos en el
tiempo y sus orígenes se remontan a la década de los 80, donde en el mundo se inició un
proceso “privatizador”, como lo llama Fandiño Gallo (2014), y que constituyó un
desprendimiento del Estado como único responsable de la “gestión y prestación directa
de los servicios públicos”.
10
Decretos 066, 1170, 2474, 3460, 4444, 4533, 4828 y 4881 de 2008, 127, 490, 931, 2025, 2493,
3297, 3576, 3806 de 2009, 1430, 1464, 4266 de 2010, 734 de 2012, 1510 de 2013, 1082 de 2015,
entre otros.
11
Auto del 1° de abril de 2009, auto del 27 de mayo de 2009, auto del 6 de agosto de 2009, auto
del 21 de octubre de 2009, auto del 25 de noviembre de 2009, auto del 3 de marzo de 2010, auto
del 18 de marzo de 2010 y Sentencia del 14 de abril de 2010 del Consejo de Estado, entre otras.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 13
PÚBLICA
Este documento Conpes 3107 de 200112 es, sin duda, el antecedente y referente más
importante en materia de riesgos contractuales, desde éste ya se definió como política la
asignación de los riesgos a la parte que esté en mejor posibilidad de controlarlos, de esta
manera, señala el Documento, se “minimiza el costo de su mitigación”, ya que es más
fácil asignar un tratamiento adecuado y más eficiente por quien tiene mejor capacidad de
afrontarlo; forma de asignación que aún se mantiene, con los diferentes textos
normativos y de política producidos en el tema. Y, aunque el documento Conpes citado
sólo se refiere a riesgos contractuales en proyectos de infraestructura, presenta ya un
primer concepto del mismo y lo define como “la probabilidad de ocurrencia de eventos
aleatorios que afecten el desarrollo del mismo, generando una variación sobre el
resultado esperado, tanto en relación con los costos como con los ingresos”. Así mismo,
plantea una serie de tipologías de riesgos identificadas, asociadas a proyectos de
infraestructura con participación y/o vinculación de capital privado, los cuales son muy
similares a los vigentes a la fecha con el Conpes 3714 de 2011 y el Manual para la
identificación de riesgos de Colombia Compra Eficiente.
De este documento y de la política de riesgos allí adoptada, puede reconocerse que hubo
un impacto positivo en los contratos de concesión, “debido a las garantías de ingreso que
se otorgaron a favor de los inversionistas privados, lo cual ha experimentado cambios en
la segunda y tercera generación de concesiones, (…)”. (Fandiño Gallo, 2014, p.181).
12
El Documento Conpes 3107 tuvo un alcance respecto del riesgo ambiental, precisiones que
fueron contenidas en el Documento Conpes 3133 del 3 de septiembre de 2001.
14 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Dentro de las reformas normativas que propuso este documento Conpes 3249, se
encontraba la de la eliminación de la garantía de utilidad para los contratistas, la
consecuente redefinición del equilibrio económico del contrato, y por esa vía la necesidad
estimar los riesgos involucrados en el contrato 13.
13
Eliminación de la garantía de utilidad para los contratistas, a través de la redefinición del
concepto del equilibrio económico de los contratos, conforme a la cual las entidades estimarán los
riesgos involucrados en el contrato, que, una vez revisados por los proponentes y ajustados
dentro del proceso, permitirán la distribución del riesgo que constituirá el fundamento de la
llamada “ecuación contractual”, de manera tal que los contratistas deban soportar los riesgos
previsibles que su condición profesional les haga posible controlar.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 15
PÚBLICA
Es un hecho del diario acontecer de las Entidades Públicas, los mayores valores que
estas reclamaciones han representado en los contratos estatales. Esta preocupación es
recogida por la doctrina, que ve en el instrumento establecido en la reforma un intento de
freno a esta práctica, y una imposición para la Entidad Pública de mayor diligencia en la
planeación de su actividad contractual.
Se trata entonces de la consagración del deber para las entidades públicas de efectuar
una planeación con mayor detenimiento de la actividad contractual, de los riesgos
propios de la actividad que se pretende adelantar, con el propósito final de evitar costos
adicionales para el patrimonio público, y los retrasos o deficientes bienes y servicios
adquiridos para la satisfacción de las necesidades de la comunidad.
(…) la moralidad administrativa es una norma en blanco que debe ser interpretada
por el juez bajo la hermenéutica jurídica y aplicada al caso concreto conforme a
los principios de la sana crítica. La moral administrativa, como principio
constitucional está por encima de la (sic) diferencias ideológicas y está vinculada
a que el manejo de la actividad administrativa se realice con pulcritud y
trasparencia, con la debida diligencia y cuidado que permitan que los ciudadanos
conserven la confianza en el Estado y se apersonen de él. El funcionario público
en el desempeño de sus funciones debe tener presente que su función está
orientada por el interés general, el cumplimiento de la ley y el mejoramiento del
servicio. Si el funcionario público o inclusive, el particular, actúan favoreciendo sus
intereses personales o los de terceros en perjuicio del bien común, u omiten las
diligencias necesarias para preservar los intereses colectivos, o transgreden la
ley en forma burda, entre otras conductas se está ante una inmoralidad
administrativa. (Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo.
16 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
14
Adicional a la asignación teórica de los riesgos, un factor fundamental para el manejo del riesgo
está relacionado con la calidad y confiabilidad de la información disponible. El esquema de
asignación contractual de riesgos entre las partes tiene una relación directa con información
conocida, por lo que con información de mejor calidad, la percepción del riesgo es menor y se
pueden adoptar las medidas para la incidencia de las fuentes de riesgo. Documento CONPES
3107 de 2001.
15
(…) la reforma ofrece instrumentos contractuales que se dirigen a garantizar la transparencia y
eficiencia en el uso de los recursos públicos, cuando de adquisición de bienes, obras y servicios
se refiere; trae consigo disposiciones para afianzar la selección objetiva de los contratantes, para
asegurar y hacer mucho más públicos los procesos contractuales, para fomentar la participación
ciudadana en las diferentes etapas del contrato, para eliminar cualquier factor de desigualdad en
la participación de los particulares en las convocatorias públicas y para hacer más ágil la actividad
contractual de las entidades estatales. (Solarte Jimenez & Sánchez Cerón, 2007, p. 41).
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 17
PÚBLICA
16
Dentro del Departamento Nacional de Planeación se creó una estrategia denominada
“Programa de Contratación Pública DNP-BIRF”, al cual, según el Documento Conpes 3186 del 31
de julio de 2002, se le confió la tarea de abordar esta problemática de la mano de lo mejor de la
inteligencia colombiana en la materia, a efecto de estudiar a fondo los diversos elementos que
confluyen en el tema y de plantear, entonces, una nueva visión de manejo de este aspecto de la
actividad administrativa.
Para el efecto, el Programa confeccionó un cronograma de tareas que han sido realizadas desde
finales de 2001, entre las que se destaca la llamada “Misión de Contratación”, en la que lúcidos
protagonistas de la realidad de la contratación estatal tuvieron la oportunidad de preparar
ponencias sobre 26 temas neurálgicos a la adecuada formulación de una política pública en la
materia y cuyos resultados se sometieron a discusiones de validación entre “pares” y ante
representantes de la sociedad civil.
18 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Es así como después de dos proyectos fallidos, se da trámite al proyecto de Ley 020 de
2005, el cual a la postre terminó siendo la Ley 1150 de 2007, hoy vigente. Norma que
dispone en su artículo 4: “Los pliegos de condiciones o sus equivalentes deberán incluir
la estimación, tipificación y asignación de los riesgos previsibles involucrados en la
contratación.
Esta disposición pretendió ser una herramienta para la adecuada planeación del contrato,
anticipándose a eventos que pudieran generar controversia en el desarrollo del contrato,
o afectación del equilibrio económico del mismo, tal como lo plantea Becerra Salazar
(2008), ya que con base en este “dispositivo legal”, las partes conocen desde el inicio del
proceso contractual, cuáles de las eventualidades que pueden rodear el contrato, debe
prevenir y mitigar.
Ahora bien, como lo anota Yong Serrano (2013), la norma aprobada “no abordó el tema
desde la perspectiva de las reglas metodológicas para su distribución en ningún tipo de
contrato, (…), quedando todas las previsiones en manos de las partes, dada la escasez y
precariedad de las fuentes”, lo que a la postre ha significado una inadecuada aplicación
por confusión de los operadores jurídicos, respecto de otras figuras propias por ejemplo
del régimen de garantías y de la teoría de la imprevisión. Lo anterior, a pesar de que de
la norma en cita se desprende con meridiana claridad, que un elemento esencial a la
hora de efectuar esta identificación de riesgos, y es que se refiere a aquellos de
naturaleza “previsible”, en este sentido se excluye el mundo de la imprevisión.
No obstante, también es cierto que la norma primigenia, es decir, la Ley 1150 de 2007,
no estableció un concepto puntual de riesgo, lo que ha dificultado este pretendido
ejercicio de adecuada estructuración de la contratación, parte de una correcta
apreciación del concepto de riesgo, y de cuál es el riesgo relevante para efectos de la
contratación pública, y ello no se desprende de una aplicación pura y simple de la
consagración normativa.
En efecto, el riesgo, entendido en el marco del principio de planeación, puede afectar las
obligaciones, derechos y prestaciones de las partes de un contrato estatal, y por ende
afectar el punto de equilibrio, cuyo restablecimiento de manera general le venía
correspondiendo al Estado, con cargo a los recursos públicos. Es necesario entonces,
precisar el concepto.
Como ya se había anotado, los riesgos a los que se refiere la exigencia de la Ley 1150
de 2007, son de aquellos previsibles, por lo tanto, se entienden excluidos riesgos
derivados de eventos como la fuerza mayor y el caso fortuito, por lo que se trata de
circunstancias propiamente imprevisibles, en efecto, no se puede prever un terremoto, un
ataque de un grupo al margen de la Ley, etc.
Así las cosas, el componente de previsibilidad a que se refiere la norma, implica que
esas contingencias o hechos que se adviertan como de posible ocurrencia, y que pueden
impactar el contrato, se trate de aquellos eventos que ordinariamente y conforme a la
experiencia, dependiendo del tipo de contrato y del tipo de actividad que implique su
ejecución, sea de aquellos que razonablemente y en condiciones de normalidad ocurren,
20 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
por ejemplo: las alzas de combustible, cuando estos son insumos del contrato, o de la
maquinaria que se utiliza para un contrato de obra, en escenarios normales, el
combustible aumenta de precio gradual y progresivamente, casi con una frecuencia
mensual, lo que puede evidenciarse en un muestreo simple de los últimos años, así que
debe establecerse de qué forma y en qué cuantía impactaría esta eventualidad el
contrato, y cuál de las partes de la relación contractual, o ambas, asumirían este riesgo, y
en qué proporción. Es decir, cuál de las partes de la relación contractual, asume los
costos del mismo, sin afectar la balanza de las prestaciones recíprocas17.
Algunas Entidades realizan esta estimación en función del valor total del contrato y, por lo
tanto, la presentan en porcentajes. Sin embargo, bien puede la Entidad estimar el riesgo
en una cifra determinada o determinable, como en moneda corriente, o incluso en
salarios mínimos.
17
Señala el Documento CONPES 3107, antes citado: Una asignación adecuada de los riesgos es
aquella que minimiza el costo de su mitigación. Esto se logra asignando cada riesgo a la parte que
mejor lo controla. Los riesgos deben ser identificados y asignados claramente a las partes en los
contratos.
Los riesgos de un proyecto se refieren a los diferentes factores que pueden hacer que no se
cumplan los resultados previstos y los respectivos flujos esperados. Para determinar cuáles son
los riesgos asociados a un proyecto se debe identificar las principales variables que determinan
esos flujos.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 21
PÚBLICA
Tal como se definió desde el primer Conpes, que propuso el tema de la valoración del
riesgo, y metodología que se mantuvo con la expedición del Conpes 3714 de 2011, el
riesgo debe ser asumido por quien esté en mejor posición de contenerlo y procurar su
menor impacto en la ejecución del contrato 18; así pues, hay riesgos que por su magnitud
desbordan las posibilidades del contratista, y se encuentra en mejor posición de
soportarlo la Entidad Pública contratante, hay otros que por su naturaleza habitual
derivados del negocio, o por tratarse de situaciones muy técnicas, es el contratista, el
particular colaborador de la Entidad Pública, quien está en mejor posición de soportarlos
y, por tanto, es quien debe asumirlos.
Este análisis que incluye la tipificación, estimación y asignación de los riesgos previsibles
del contrato debe construirse por parte de la Entidad Pública, desde los Estudios Previos,
entendidos, estos como los documentos previos de soporte, donde la Entidad Estatal
identifica la necesidad, el bien o servicio que va a adquirir, las condiciones técnicas de
ese bien o servicio que pretende adquirir, las exigencias a los potenciales proveedores, y
en general toda la información necesaria para dar inicio al proceso contractual.
Ahora bien, como los estudios previos son públicos y son el soporte del contenido del
pliego de condiciones, los interesados, potenciales contratistas, pueden advertir desde el
inicio del proceso contractual los riesgos que ha establecido la Entidad, cómo los ha
cuantificado y cómo los pretende asignar, y discutirlos dentro del proceso de selección,
teniendo en cuenta que estos como conocedores directos del mercado pueden brindar
elementos que la Entidad ha dejado de tener en cuenta, en la determinación de estos
riesgos.
18
Esta posición se encuentra en consonancia con la orientación contenida en el Documento
CONPES 3107 de 2001, como lo resalta Reyes Yunis (2007): (…) considero que encuentran
plena aplicación los principios de asignación de riesgos expuestos en el Documento CONPES
3107 tantas veces citado, el cual se establecieron dos presupuestos orientadores de esta labor: el
primero, que la contingencia debe ser asumida por la parte que se encuentre en mejor capacidad
de controlarla y administrarla; y en segundo orden, esta debe ser soportada por aquel contratante
que cuente con las mayores herramientas de mitigación del impacto del riesgo.
19
La planeación de la contratación constituye una de sus más importantes etapas. La gran
mayoría de dificultades e inconvenientes en la actividad contractual se presentan por el
incumplimiento por parte de las entidades estatales del principio de planeación. La elaboración de
unos adecuados estudios previos, la verificación oportuna de la necesidad que existe en la
entidad, el análisis de las distintas alternativas que existen para satisfacerla, la verificación de las
22 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Por tanto, el operador en este ejercicio de identificación de los riesgos debe partir
también de la claridad del concepto de equilibrio económico del contrato 21. Para el efecto
condiciones y precios del mercado, etc., determinan el éxito de los procesos de selección y de la
ejecución del contrato (Pino Ricci, 2010).
20
El principio de buena fe se encuentra estrechamente relacionado con el principio de planeación
que, como pilar de la actividad negocial, exige que la decisión de contratar responda a
necesidades identificadas, estudiadas, evaluadas, planeadas y presupuestadas previamente a la
contratación por parte de la administración. Para lograrlo, se debe velar igualmente por el
cumplimiento del principio de publicidad en virtud del cual se debe poner a disposición de los
administrados, las actuaciones de la administración, con el objetivo de garantizar su transparencia
y permitir la participación de quienes se encuentren interesados. Finalmente, la efectividad del
principio de igualdad “depende de un trato igualitario a todos los oferentes tanto en la exigencia de
los requisitos previstos en el pliego de condiciones, como en la calificación de sus ofertas y, por
supuesto, en la selección de aquella que resulte más favorable para los intereses de la
administración”. Al momento de contratar, el Estado está en la obligación de definir los
fundamentos de la participación de los oferentes y los criterios de evaluación con rigurosa
aplicación de los principios de transparencia, economía, responsabilidad, selección objetiva,
buena fe, planeación, publicidad e igualdad, entre otros, con el objeto de cumplir los fines propios
de la contratación estatal. (Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección
Tercera. Subsección C. Sentencia del 31 de enero de 2011. Exp. 1995-0867. C. P. Olga Melida
Valle de de la Hoz).
21
La teoría del equilibrio económico del contrato es de dificíl apreciación por cuanto se le trata
como si fuese un género, donde todas sus manifestaciones contienen similares orígenes y
similares efectos. Sin embargo, las manifestaciones de esta teoría son disimiles en sus origenes
como en sus efectos. En tal virtud, una de las manifestaciones es denominada ius variandi y
comprende la modificación unilateral de las prestaciones que, según el artículo 14 de la Ley 80,
debe indemnizarse plenamente; la imprevisión resulta de la agravación económica de las
prestaciones, hasta hacer imposible su cumplimiento y es por ello que de forma general se acepta
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 23
PÚBLICA
Es claro que una correcta previsión de todas las contingencias que pueden afectar la
ejecución del contrato, y por ende impactar en la satisfacción del bien o servicio de
interés general que se persigue, se constituye en un mecanismo de mitigar y prever para
tratar adecuadamente estos fenómenos que a diario repercuten en la actividad
contractual, es por ello, que el tema ha continuado ocupando un lugar importante en el
análisis de la actividad contractual.
El Estado contrata para cumplir los fines esenciales que le han asignado la
Constitución y la Ley, quiere decir lo anterior, que sus compras no pueden ser
imprevistas, caprichosa (sic) o de mala calidad y deben fundamentalmente
satisfacer el INTERÉS GENERAL.
Esta naturaleza especial de los contratos estatales, que somete la voluntad de las
partes al interés general, deriva en unos postulados que identifican y distinguen la
que en presencia de estos eventos se debe colaborar con el contratista estatal, determinando los
reajustes que la equidad indique como lo informa el artículo 868 del Código de Comercio.
Esta dificultad comporta que no podamos señalar características generales de este instituto, que
se apliquen a todas sus manifestaciones y unos fundamentos sólidos de lo que es esta institución.
Encontramos dos explicaciones a esta disciplina: i) una que la entiende como justa compensación
al principio de continuidad de los servicios públicos y ii) otra como extensión del principio de
sinalagma que caracterizan los contratos bilaterales (Alvarez Casallas, 2011, p. 81-82).
22
Ley 80 de 1993. Artículo 27º.- De la Ecuación Contractual.
24 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Para mayor claridad al concepto, presenta también lo que no puede clasificarse como un
riesgo previsible, enlistando una serie de ejemplos, pero en todo caso no se trata de una
presentación muy precisa, por lo que no logró definir un lindero claro para el operador
jurídico. No obstante, si hay una premisa importante que se desprende de lo allí
contenido y es que se excluyen aquellos cobijados por la Teoría de la Imprevisión, así
como aquellos derivados de la responsabilidad contractual y extracontractual cobijada
con garantías especiales.
Así mismo, el documento Conpes 3714 presenta una serie de orientaciones para efectuar
la tipificación, estimación y asignación, para ello relaciona una clasificación que define
como “enunciativa”, pero que aún se conserva en el instrumento vigente propuesto por
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 25
PÚBLICA
Ahora bien, es importante citar los desarrollos legales posteriores a este documento
Conpes, que en su momento se dieron con ocasión de los Decretos 734 de 2012 y 1510
de 2013, reglamentarios de la Ley 1150 de 2007, los cuales se ocuparon en cada caso
de definir qué se entendía por riesgo previsible. El Decreto 734 señalaba que se trataba
de aquellas circunstancias que podían impactar el “desarrollo y ejecución del contrato”,
que tuviesen la potencialidad de alterar el equilibrio económico del mismo, excluyendo
expresamente el concepto de imprevisibilidad de que trata el artículo 27 de la Ley 80 de
1993. Por su parte, el Decreto 1510 de 2013, es más escueto, pero cambia
sustancialmente el ámbito de aplicación del riesgo que tiene relevancia para efectos de la
contratación estatal, ya que se ocupa de definir el riesgo de manera general, y no el
riesgo previsible, señalando que “es un evento que puede generar efectos adversos y de
distinta magnitud en el logro de los objetivos del Proceso de Contratación o en la
ejecución de un Contrato”, con lo que el riesgo relevante para efectos del análisis que
efectúa la entidad, ya no es sólo aquel que se puede presentar en el desarrollo o
ejecución del contrato, sino que lo extiende a todos aquellos que afectan los objetivos del
proceso, es decir, incluyendo a los que pueden afectar el trámite desde la etapa inicial de
planeación.
23
Por disposición del Decreto Ley 4170 de 2011, se creó la Unidad Administrativa Especial
denominada Agencia de Contratación Pública – Colombia Compra Eficiente – como ente rector,
tiene como objetivo desarrollar e impulsar políticas públicas y herramientas, orientadas a la
organización y articulación, de los partícipes en los procesos de compras y contratación pública
con el fin de lograr una mayor eficiencia, transparencia y optimización de los recursos del Estado.
26 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Posteriormente, se expide el Decreto 1082 del 26 de mayo de 2015 24, hoy vigente,
mantiene el concepto de Riesgo, puro y simple sin hacer referencia a la previsibilidad que
traía el Decreto 734 de 2012, pero hace precisiones adicionales respecto de los riesgos
en las Asociaciones Público Privadas, adicional a las reglas generales de los demás
procesos, que son compiladas del Decreto 1510 de 2013.
24
Artículo 2.2.1.1.1.3.1. Definiciones. (…) Riesgo: Evento que puede generar efectos adversos
y de distinta magnitud en el logro de los objetivos del Proceso de Contratación o en la ejecución
de un Contrato.
Artículo 2.2.1.1.1.6.3. Evaluación del Riesgo. La Entidad Estatal debe evaluar el Riesgo que el
Proceso de Contratación representa para el cumplimiento de sus metas y objetivos, de acuerdo
con los manuales y guías que para el efecto expida Colombia Compra Eficiente.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 27
PÚBLICA
25
Luego de cinco años de espera y grandes expectativas en una gran reforma al régimen de
contratación de la administración pública, el 16 de julio de 2007 fue expedida la Ley 1150, que
introduce medidas para la eficiencia y la transparencia en la Ley 80 de 1993 y dicta otras
disposiciones generales sobre la contratación con recursos públicos, (…). Las nuevas reglas de
contratación pública colombiana son muy flexibles y le dan a la legislación en esta materia un
carácter de marco; con esto se abrió un amplio margen de regulación en los asuntos contractuales
por vía de decreto (Gómez Lee I. D., 2011 p. 17).
28 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Al respecto, cabe anotar que fue claro este propósito en la concepción del artículo 4 de la
Ley 1150 de 2007, como lo anota Suarez Beltrán (2007), quien a propósito del tema,
señala:
26
La actividad contractual debe ser planeada, en tal medida, cada compromiso adquirido por una
entidad pública debe responder a la ejecución del plan de compras adoptado, previa elaboración
de los estudios previos que identifiquen las condiciones del contrato a celebrar y que permitan
efectuar la verificación y ponderación de la idoneidad de los oferentes (Procuraduría General de la
Nación, 2010).
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 29
PÚBLICA
normativa no debe aplazar una discusión sobre cómo mejorar la gerencia pública
y el comportamiento del Estado en la contratación en general, en la contratación
de consultoría y, en particular, en la de infraestructura.
(…)
Posiblemente, no era necesario refrendar la ley en este sentido, como se hizo en
2007 y 2008, puesto que en la Ley 80 ya estaba contenido el principio de
Planeación Contractual. A pesar de ello, durante las últimas décadas,
recurrentemente hemos evidenciado cómo el Estado abre procesos de
contratación que, por los afanes políticos en buena parte de las ocasiones, no
cuentan con la información necesaria ni la estructuración suficiente para que los
proyectos sean exitosos y culminen adecuadamente. En dicho sentido, la Ley
1150 pretende solucionar el problema afirmando que la planeación precontractual
se traduce en estudios y documentos que deberán acreditarse con antelación a la
concesión del proyecto. (Suárez Montaño, 2008).
De conformidad con las citas anteriores, no existe duda alguna acerca de que
permaneció como objetivo el que la ley fuera un instrumento de lucha contra la
corrupción. Y es allí donde fundamos una de nuestras grandes críticas, pues
resulta ingenuo creer que con esta ley se lucha contra la corrupción, lo cual
parecería partir de que es la ley la que domina al hombre y no el hombre el que
aplica la ley. (De Vivero, 2008)
Buena parte de los analistas consideran que pese a que la intención de la reforma, de
servir como instrumento para combatir la corrupción en la contratación estatal, es claro
que el problema va más allá de la confección de los instrumentos y procedimientos
legales, por lo que se hace necesario profundizar en las diferentes aristas del problema.
Por su parte, la mayor producción académica respecto del tema de los riesgos en la
contratación estatal, ha provenido del sector privado, de los proveedores preocupados,
por la modificación de la norma que obligaba al Estado a garantizarles sus utilidades en
el negocio jurídico, lo que había significado que se comprendiera desde la posición
mayoritaria de la doctrina y la jurisprudencia, que la utilidad debía tenerse en cuenta para
efectos de analizar reclamaciones por concepto de ruptura del equilibrio económico del
contrato.
Una gran preocupación se está generándo (sic) entre los contratistas por la forma
como las entidades estatales están elaborando sus proyectos de distribución de
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 31
PÚBLICA
riesgos, pues por este mecanismo que fue creado por la ley 1150 de 2007, las
entidades están trasladándoles riesgos que tradicionalmente se han considerado
como propios de la entidad estatal (como dueña de la obra) por escaparse del
ámbito del "aleas normal" del contrato o "riesgo empresarial".
(…)
La norma es absolutamente clara al establecer que los riesgos que deben
estimarse, tipificarse y asignarse son sólamente (sic) los previsibles, para lo cual
hay que entender que el concepto de previsibilidad se refiere a los eventos que
razonablemente pueden esperarse que ocurran en condiciones normales. Pero
las entidades parece que pasan por alto la lectura de este adjetivo que limita la
distribución de riesgos únicamente a los previsibles y se han dado a la tarea de
incluir en sus listas todo tipo de riesgos imaginables así las probilidades (sic) de
ocurrencia en el sitio de las obras sean nulas.
(…)
La finalidad de la norma es que el contratista pueda incluir dentro de su estructura
de costos los riesgos previsibles que puedan afectar la ejecución de las obras,
pero si por esta vía las entidades comienzan a trasladarle tanto los riesgos
previsibles como los imprevisibles, los precios de las obras se volverían
inalcanzables para las entidades estatales pues los contratistas tendrían que
incluir los eventuales gastos que se generarían como consecuencia de la
ocurrencia de todo tipo de eventos. (…)
La cuestión es que si lo que quiere la ley es que se haga una estimación
anticipada sobre los riesgos previsibles, en las matrices de riesgos que están
elaborando las entidades no deberían mencionarse situaciones imprevisibles
como los tsunamis, los terremotos, las guerras, los cambios legislativas, los
cambios regulatorios, etc., ni siquiera para asignar el riesgo a la entidad estatal
pues la finalidad de la norma no es la de regular la distribución de cualquier tipo
de riesgo sino sólo la distribución de los riesgos previsibles (Blanco J. V., 2011).
imprevisión, al hecho del príncipe, a la fuerza mayor y al caso fortuito, para definir los
casos que no pueden considerarse dentro de la categoría de riesgo previsible 27.
27
Dado que no existe mayor jurisprudencia sobre el tema de la asignación, la tipificación, y la
cuantificación de los riesgos previsibles, se reseñarán algunas sentencias del Consejo de Estado
sobre la teoría de la imprevisión, para determinar por exclusión que puede estar en el marco de lo
previsible (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011).
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 33
PÚBLICA
(…)
La teoría de la imprevisión, se presenta cuando situaciones extraordinarias,
ajenas a las partes, imprevisibles y posteriores a la celebración del contrato
alteran la ecuación financiera del mismo en forma anormal y grave, sin
imposibilitar su ejecución. Resulta, entonces, procedente su aplicación cuando se
cumplen las siguientes condiciones: -La existencia de un hecho exógeno a las
partes que se presente con posterioridad a la celebración del contrato. -Que el
hecho altere en forma extraordinaria y anormal la ecuación financiera del contrato.
-Que no fuese razonablemente previsible por los cocontratantes al momento de la
celebración del contrato. (…) En cuanto a la alteración de la economía del
contrato, es de la esencia de la imprevisión que la misma sea extraordinaria y
anormal; "supone que las consecuencias de la circunstancia imprevista excedan,
en importancia, todo lo que las partes contratantes han podido razonablemente
prever. Es preciso que existan cargas excepcionales, imprevisibles, que alteren la
economía del contrato. El límite extremo de los aumentos que las partes habían
podido prever(...).
En relación con la imprevisibilidad del hecho, cabe precisar que si éste era
razonablemente previsible, no procede la aplicación de la teoría toda vez
que se estaría en presencia de un hecho imputable a la negligencia o falta
de diligencia de una de las partes contratantes, que, por lo mismo, hace
improcedente su invocación para pedir compensación alguna.”. (Negrillas fuera de
texto). (Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección
Tercera. Sentencia 14577 del 29 de mayo de 2003. Rad. 1996-4028. C.P. Ricardo
Hoyos Duque.)
34 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Se colige de lo señalado por el Consejo de Estado28 que los hechos o circunstancias que
son razonablemente previsibles, se escapan a estas categorías y pueden ser abordados
jurídicamente desde la institución prevista por el artículo 4 de la Ley 1150 de 2007.
28
1. Sobre el tema también pueden consultarse las sentencias: Consejo de Estado, Sala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Rad. 25000-23-26-000-1997-04638-01(20683)
del 7 de marzo de 2011, C.P OLGA MELIDA VALLE DE DE LA HOZ. Consejo de Estado, Sala
de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera Rad. 52001-23-31-000-1998-0340-
01(21588) del 7 de marzo de 2002.
Capítulo 1. CONCEPTO DE RIESGO PREVISIBLE EN LA CONTRATACIÓN 35
PÚBLICA
- Incierto o aleatorio.
- Concreto.
- Lícito.
- De contenido económico.
Por su parte, Reyes Yunis (2007) en su libro “Ley de contratación administrativa”, dedica
un capítulo al tema de la distribución de los riesgos de la contratación estatal, y presenta
el ejercicio práctico de esta etapa, en los procedimientos contractuales que así lo
requieren, y cita como antecedente de referencia obligada, el Documento Conpes 3107
29
En el texto La nueva estructura de los procesos selectivos en la Contratación Estatal de Molano
(como se cita en Gómez Lee I. D., 2010), se refiere que:
Los riesgos son todas aquellas circunstancias que, de presentarse durante la ejecución del
contrato, pueden alterar su equilibrio financiero. Tipificar los riesgos implicar identificar los que
especificamente y de manera previsible puedan suceder durante la ejecución del contrato. Estimar
su valoración implica realizar un cálculo de las consecuencias económicas de su posible
ocurrencia. Por su parte, la asignación se realiza de acuerdo con su control o mitigación, esto es,
será asumido como carga contractual por la parte que tenga una ventaja comparativa para
controlarlo y responsabilizarse con su patrimonio por los costos de su eventual ocurrencia
(Molano, 2009).
36 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
de 2001, en donde considera puede encontrarse una guía para la realización de este
ejercicio de asignación del riesgo:
Bajo esta perspectiva, considero que encuentran plena aplicación los principios de
asignación de riesgos expuestos en el documentos Conpes 3107 tantas veces
citado, en el cual se establecieron dos presupuestos orientadores de esta labor: el
primero, que la contingencia debe ser asumida por la parte que se encuentre en
mejor capacidad de controlarla y administrarla; y, en segundo orden, esta debe
ser soportada por aquel contratante que cuente con las mayores herramientas de
mitigación del impacto del riesgo.
Por su parte señala Fandiño Gallo(2014), que: Los riesgos ordinarios o previsibles, caen
en el campo de la previsión, en especial para quienes poseen la calidad profesional o
técnica y experiencia exigida para el desarrollo del objeto contractual, que con su
conocimiento en la ciencia o arte de que se trate lo puede controlar; mientras que el
riesgo común es que el que previene con mediana diligencia un hombre sin calificación
profesional.
(…)
El riesgo ordinario es de naturaleza contractual, porque si ocurre debe ser asumido por el
contratista con el porcentaje del AIU del contrato, siempre que este valor cubra el costo
de las actividades impuestas a realizar, por cuando (sic) si las supera en forma
extraordinaria deja de ser el excedente un riesgo normal y ordinario para convertirse en
un riesgo anormal y extraordinario propio de la teoría de la imprevisión (…) (Fandiño
Gallo, p. 184-185).
esto es, será asumido como carga contractual por la parte que tenga una ventaja
comparativa para controlarlo ya que será quien deberá responsabilizarse con su
patrimonio por los costos de su eventual ocurrencia”. (Gómez Lee, 2012, p. 162).
Al respecto, como lo señala Reyes Yunis (2007) para este ejercicio de identificación de
riesgos y sobre todo de asignación, es indispensable que la información y el análisis del
sector, del mercado y del proyecto, sean suficientemente idóneos: En este sentido, cobra
especial importancia la elaboración de los estudios previos, tal como lo prescribe el
numeral 1 del artículo 30 de la Ley 80 de 1993, pues estos constituirán una herramienta
de diagnóstico fundamental con base en la cual se efectuará el análisis de riesgos.
Señala además la sentencia en cita, que se trata de una práctica usual en las
contrataciones principalmente de obra, y constituye una especie de estimación y
cobertura anticipada de riesgos ordinarios propios de este tipo de contrataciones.
“La legislación contractual no tiene una definición de lo que debe entenderse por el
A.I.U que se introduce en el valor total de la oferta. (…); el porcentaje para
imprevistos, como su nombre lo indica, está destinado a cubrir los gastos con los
que no se contaba y que se presenten durante la ejecución del contrato.
30
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Rad. 1996-4028-
01. Sent. 14577 del 29 de mayo de 2003. C.P. Ricardo Hoyos Duque).
42 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Así también vale la pena señalar, que en los contratos de obra dentro del precio
pactado se suele incluir un porcentaje a costos indirectos bajo el nombre de
imprevistos, pero ello es solo para los eventos en que se concretan aleas
anormales u ordinarias que afectan la ejecución de los contratos y que son tasados
en un valor determinado pero que no se cobijan allí los que tienen el carácter de
extraordinarios o anormales, que de alguna manera desbordan lo calculado por
este concepto y de contera impactan el equilibrio económico del contrato y por
tanto deben ser reconocidos por la entidad. (Consejo de Estado. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección B. Exp. 1997-03489-01.
Sentencia 20459 del 18 de enero de 2012. C.P. Olga Mélida Valle De De La Hoz.)
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 43
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
31
La cita en la Sentencia corresponde a decisión del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativa, Sección Tercera, del 28 de agosto de 2003, Exp.17554, C.P. Ramiro Saavedra
Becerra.
32
Subrayado original de la cita del Consejo de Estado.
44 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
tales como los gastos de disponibilidad de la organización del contratista, esto es:
A;
ii). los imprevistos, que es el porcentaje destinado a cubrir los gastos con los que
no se contaba y que se presenten durante la ejecución del contrato, esto es, el
álea normal del contrato: I;
iii). la utilidad o el beneficio económico que pretende percibir el contratista por la
ejecución del contrato, esto es: U.
esta práctica es una costumbre más que una exigencia normativa 33, y su práctica es muy
anterior a la consagración normativa de la exigencia que hiciere el artículo 4 de la Ley
1150 de 2007. Y en este sentido, las reclamaciones por rompimiento del equilibrio
económico del contrato, en aquellos que tengan dispuesta esta partida, tienen una carga
adicional y es la de demostrar que la partida fue insuficiente y que los eventos que dan
lugar a la reclamación, desbordan la previsión ordinaria con la que se efectuó el cálculo
de imprevistos dentro del AIU.
En efecto, la ruptura del equilibrio económico para que abra paso a una
indemnización supone la demostración de que la alteración económica del contrato
es grave, que se sale de toda previsión y que no está comprendida dentro de los
riesgos inherentes a la actividad del contrato que deban ser asumidos por el
contratista.
Y es que como en los casos de obra pública, como es este, en las propuestas y en los
mismos contratos se incorporan los factores de administración, imprevistos y utilidades
(AIU), en sede de reclamaciones por desequilibrio económico debe aparecer la prueba
fehaciente de que los rubros de administración o imprevistos, en virtud del
incumplimiento contractual por ejemplo, no resultaron suficientes para atender esas
nuevas circunstancias hasta el punto de presentarse un resquebrajamiento de la
ecuación contractual que compromete la ejecución del contrato. (Consejo de Estado.
Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección C. Exp. 1999-
00435-01. Sentencia 24809 del 20 de octubre de 2014. C.P. Jaime Orlando Santofimio
Gamboa).
33
Esto al margen de la referencia normativa hecha previamente, sobre una disposición particular
dentro de los reglamentos de honorarios de Arquitectura, contenidos en el Decreto 2090 de 1989,
aún vigente.
46 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
El AIU es una estipulación que puede pactarse en los contratos en desarrollo del
principio de la autonomía de la voluntad de las partes, (…) El contrato
como negocio jurídico, tiene por objeto el cumplimiento de los fines estatales y la
debida prestación del servicio público, (…). El AIU es un rubro variable según
la complejidad del proyecto. (…) El porcentaje destinado a
Imprevistos es asignado según la posibilidad que tenga cada proyecto de tener
sobrecostos adicionales no contemplados en el presupuesto inicial de
las obras de construcción.
(…)
Por lo tanto, los porcentajes asignados a cada uno de los términos en
el AIU (Administración, Imprevistos y Utilidad) son subjetividad de cada una de
las empresas constructoras y no existe un planteamiento técnico de su cálculo.
(…) Una construcción no se debe empezar sin los documentos del proyecto
completos.
Sin embargo los imprevistos siempre existirán y conviene considerar una partida
para este fin.
“Estos factores de incertidumbre, han sido reconocidos desde siempre por los
constructores y se incluyen dentro de un presupuesto bajo el título de Imprevistos,
con un valor expresado como porcentaje del costo directo. No existen reglas para
determinar ese porcentaje y será el criterio del constructor, el que determine que
tan alto es su grado de incertidumbre o poco confiables los planos y
especificaciones que recibió, o insegura su técnica presupuestal, pero debe
decirse que su valor mínimo, en casi cualquier presupuesto, oscila entre el 3% y el
5% del valor de la obra”.
(…)
No obstante que la doctrina sea coincidente en que no hay una metodología definida y
estandarizada para el cálculo del AIU, en Rojas Lopez & Bohorquez Patiño (2010) se
presenta un planteamiento técnico como propuesta para efectuar el cálculo
correspondiente en los contratos de obra, de acuerdo al tipo de contratación, a saber:
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 49
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
34
Se propone que sea un 0,5% de los costos directos.
35
Se propone el 5,75% de los costos directos.
36
Se propone que sea del 6%.
50 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Si se interpreta de forma armónica el concepto que sobre el imprevisto del AIU ha emitido
el Consejo de Estado, y lo que se entiende por costo contingente desde las disciplinas de
la ingeniería y la Arquitectura, podría decirse que lo que se estima en los imprevistos,
pudiera enmarcarse dentro de los riesgos operacionales a que hace referencia el
Documento Conpes 3714 de 2011 y el Manual para la identificación de riesgos de
Colombia Compra Eficiente:
Por regla general y bajo la premisa de contar con información suficiente, los
riesgos operacionales se transfieren al contratista, en la medida en que cuenta
con mayor experiencia y conocimiento de las variables que determinan el valor de
la inversión y tendrá a su cargo las actividades propias del contrato
(Departamento Nacional de Planeación, 2011, p. 30).
Así las cosas, es claro que desde la doctrina internacional de las disciplinas de ingeniería
y arquitectura, se ha entendido que el imprevisto o costo contingente está destinado a
anticipar y mitigar riesgos ordinarios, que hacen parte del giro normal de la actividad y
que escapan a las posibles previsiones de los costos directos, sin que aquí puedan
incorporarse eventos extraordinarios, que por sus características deben tener otro
tratamiento legal, económico y de responsabilidad. Apreciación que es coincidente con la
presentada por la jurisprudencia del Consejo de Estado y por gran parte de la doctrina
jurídica nacional, tal como se vio en el acápite anterior, precisando que los eventos que
escapen a esta categoría deben ser abordados desde las teorías de la imprevisión, el
hecho del príncipe o la fuerza mayor o caso fortuito, según se trate, con sus
consecuentes afectaciones sobre el equilibrio económico del contrato y la necesidad de
restablecimiento, como se abordará a mayor profundidad en el siguiente capítulo.
37
La traducción es de Betancur Vargas (2014), citando la Revisión de Enero de 2014, cuyo
sentido literal se mantiene.
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 51
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
(…) es preciso tener en cuenta el viejo aforismo ―ubie molumentum ibi onus
est, que significa que quien obtiene un beneficio del ejercicio de una industria,
debe asumir las cargas que se derivan de ésta. Por lo anterior, los aleas
inherentes a la organización o círculo interno del empresario, por corresponder a
actividades que entrañan un riesgo creado o riesgo beneficio, son imputables
exclusivamente al contratista y exoneran a la Administración Pública de la
obligación de restablecer la simetría económica del contrato.
(…)
En cuanto al fundamento legal que le permite a la CGR exigir a los sujetos de
control que el pago de los “imprevistos” en los contratos que ejecuten recursos
públicos se encuentre debidamente soportado, es el mismo que le permite exigir
soportes de los demás pagos, porque no existe excepción legal que faculte a los
gestores fiscales a disponer discrecionalmente y sin justificación alguna, de un
porcentaje de los contratos, libre de vigilancia y control.
En este orden, si las partes destinan un porcentaje del contrato para que el
contratista puede afrontar imprevistos menores, y éstos no ocurren. ¿Por qué la
entidad estatal debe pagarlos como si hubieran ocurrido? (Barrera Coronado &
Jimenez Bernal, 2012, p.280).
52 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Por otra parte, se ha planteado también que el imprevisto y el riesgo previsible son
disímiles, en la medida en que sobre los primeros hay “certeza sobre su ocurrencia” y
sobre los segundos no, como quiera que pueden ocurrir o no (Sanchez, 2012). Postura
de la que se difiere en la medida en que no por ordinarios, implica necesariamente que
los imprevistos se materialicen, porque obedecen al mismo criterio de álea de los riesgos
previsibles.
3.2.- ¿Cuál es el porcentaje máximo que deben pagar las entidades estatales por
concepto de A.I.U.? El costo directo (4) se multiplica por el AIU, ello es, por los
gastos de administración, que incluyen los gastos de personal que dirige la obra;
los gastos de imprevistos, que pretende cubrir imprevistos menores que se
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 53
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
No obstante, más adelante dentro del mismo concepto, el citado ente de control acepta
que “Los porcentajes asignados a cada uno de los términos en el AIU (Administración,
Imprevistos y Utilidad) son subjetividad de cada una de las empresas constructoras y no
existe un planteamiento técnico de su cálculo.”
Ahora bien, lo más problemático del planteamiento del concepto en cita estriba en que
sugiere que el tratamiento para el pago de imprevistos debe ser similar al que se utiliza
para el pago de costos directos:
El pacto de una cláusula que destine un porcentaje del valor del contrato estatal a
cubrir el costo de los imprevistos que puedan ocurrir durante su ejecución, no
puede llevar a la conclusión de que si durante dicha ejecución no ocurren
imprevistos, el porcentaje que se destinó para este concepto se convierte
automáticamente en parte de la ―utilidad” del contratista. (Contraloría General de
la República, 2011).
Esta postura, bastante problemática, fue acogida en su sentido literal por diferentes
entidades, como las Gobernaciones de Cundinamarca y Antioquia, el Municipio de
Medellín, entre otros, que tienen altos presupuestos para contratación de obra pública.
En efecto, la Gobernación de Cundinamarca, por ejemplo, expidió la Circular 011 del 4 de
septiembre de 2012, denominada “DIRECTRICES PARA EL RECONOCIMIENTO Y
PAGO DEL A.I.U. (Administración — imprevistos —— Utilidad) EN LOS CONTRATOS
QUE SUSCRIBA EL DEPARTAMENTO DE CUNDINAMARCA”, en donde cita el
Concepto 80112-EE 75841 del 29 de septiembre de 2011, respecto del pago del
porcentaje de imprevistos del AIU, e insta a todas las instancias de contratación de ese
ente territorial a no reconocer imprevistos que no sean debidamente acreditados por el
contratista:
54 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
En este contexto, se generó una evidente confusión entre los imprevistos, categoría de
riesgos ordinarios, con la Teoría de la Imprevisión, que como su nombre lo indica y como
de forma abundante lo ha desarrollado la jurisprudencia y la doctrina, se trata de eventos
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 55
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
Este concepto fue reiterado en otros pronunciamientos del ente de control, se destaca el
concepto 80112- EE11203 del 24 de febrero de 2012, en donde se solicita revisión de la
postura de la Contraloría General, basado en la postura del doctrinante Blanco, respecto
de la aplicación del concepto de riesgos previsibles, conforme al artículo 4 de la Ley 1150
de 2007, señalando que el valor del AIU es la compensación por la asunción del riesgo.
Postura que no fue acogida por la Contraloría, señalando que por tratarse de recursos
públicos, todos los conceptos deben ser plenamente justificados su inversión y
destinación.
38
Sobre la Teoría de la Imprevisión, existe abundante jurisprudencia, pueden consultarse las
Sentencias del Consejo de Estado: 14577 del 29 de mayo 2003, 15119 del 18 de septiembre de
2003, 20459 del 18 de enero de 2012, 20864 del 12 de marzo de 2014, entre otras.
56 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Esta tesis, como señala Pineda (2015), se convirtió en fuente generadora de conflicto
respecto del contrato mismo, conllevando adicionalmente inseguridad jurídica respecto
de los reconocimientos y pagos del imprevisto del AIU.
Capítulo 2. EL CONCEPTO DE COSTO CONTINGENTE O PORCENTAJE 57
DE IMPREVISTOS DEL AIU EN LOS CONTRATOS ESTATALES
Es pertinente anotar que este punto de no pérdida a que se refiere esta disposición, no
implica garantizar utilidad al contratista.
(…)
4o. Adelantarán revisiones periódicas de las obras ejecutadas, servicios
prestados o bienes suministrados, para verificar que ellos cumplan con las
condiciones de calidad ofrecidas por los contratistas, y promoverán las acciones
de responsabilidad contra éstos y sus garantes cuando dichas condiciones no se
cumplan.
Para tales efectos, las partes suscribirán los acuerdos y pactos necesarios sobre
cuantías, condiciones y forma de pago de gastos adicionales, reconocimiento de
costos financieros e intereses, si a ello hubiere lugar, ajustando la cancelación a
las disponibilidades de la apropiación de que trata el numeral 14 del artículo 25.
En todo caso, las entidades deberán adoptar las medidas necesarias que
aseguren la efectividad de estos pagos y reconocimientos al contratista en la
misma o en la siguiente vigencia de que se trate.
Capítulo 3. EL RIESGO PREVISIBLE Y EL PORCENTAJE DE 61
IMPREVISTOS EN EL MARCO DEL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO
ECONÓMICO DEL CONTRATO ESTATAL
En este contexto, el ordenamiento jurídico precisa que, cuando esa ecuación contractual
se rompe, las partes deben adoptar mecanismos para su restablecimiento, derivado de la
conmutatividad del contrato. Aquí es pertinente anotar que el mismo opera en doble vía,
es decir, tanto a favor del contratista como de la Entidad Pública.
Para establecer el contenido del concepto "Equilibrio" cabe tener en cuenta lo que
motiva a cada uno de los sujetos de la relación jurídico negocial derivada del contrato
estatal; para el Estado, desarrollar los fines que nuestro sistema jurídico le atribuyó
fundamentalmente la satisfacción del interés público; para el particular, obtener un
lucro personal. El contrato estatal debe entonces colmar las expectativas de uno y
otro cocontratante, para lo cual se ha previsto la conservación de la ecuación
financiera del contrato existente a la fecha en que surge la relación jurídico negocial.
Por virtud de la mentada ecuación, se pretende que la correspondencia existente
entre las prestaciones correlativas que están a cargo de cada una de las partes del
contrato, permanezca durante toda su vigencia, de tal manera que a la terminación de
éste, cada una de ellas alcancen la finalidad esperada con el contrato. Cuando las
condiciones económicas pactadas a la celebración del contrato, se alteran en
perjuicio de una de las partes cocontratantes, a consecuencia de hechos que no le
son imputables y que ocurren con posterioridad a la celebración del mismo, surge el
deber de reparar la ecuación financiera del contrato. Los hechos determinantes del
rompimiento de la ecuación financiera del contrato son: el hecho del príncipe, los
actos particulares de la administración en ejercicio de la potestad de dirección y
control (particularmente del ius variandi) y los factores sobrevinientes y exógenos a
las partes del negocio. (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección Tercera. Exp. 1991-07391-01. Sentencia 14043 del 26 de febrero de 2004).
Para Escola (citado en Fandiño Gallo, 2014), el fundamento jurídico del equivalente
económico se encuentra en los fines de interés público de la entidad contratante y el rol
de colaborador para la consecución de los fines del contratista, resultando justo que
exista entre derechos y obligaciones, equivalencia honesta, relación razonable.
El acto debió ser proferido por la entidad contratante. (Consejo de Estado. Sala
de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Exp. 1996-4028-01, Sentencia
14577 del 29 de mayo de 2003).
39
Al respecto señala Escobar Gil (como se cita en Daza Perez, 2012), que la interpretación
unilateral es sólo para resolver dudas o controversias y no puede confundirse con la potestad de
modificación, porque es sólo con base en esta última que pueden efectuarse ajustes a las
cláusulas, con la consecuente implicación económica, si se llegare a alterar la ecuación del
contrato.
40
En este evento hay que tener en cuenta el tope que fija la ley del 20%, el cual se si se supera,
da lugar a que el contratista pueda renunciar a la ejecución del contrato.
64 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Sobre la compensación, anota Yong Serrano (2013), que la jurisprudencia sólo ha hecho
referencia al punto de no pérdida como reconocimiento en sede administrativa por parte
de la entidad contratante, no obstante este autor considera que en sede judicial es
posible el pago también de perjuicios inmateriales, si se llegaren a probar, y en caso que
la administración se hubiese negado sin justa causa, al restablecimiento del equilibrio
económico del contrato.
Capítulo 3. EL RIESGO PREVISIBLE Y EL PORCENTAJE DE 65
IMPREVISTOS EN EL MARCO DEL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO
ECONÓMICO DEL CONTRATO ESTATAL
Estos tres eventos (hecho del príncipe, ius variandi y teoría de la imprevisión), tienen en
común que se tratan de causas no imputables al contratista, y por ello pueden dar lugar a
reconocimientos adicionales por parte de la Entidad Pública 41. “Para tales efectos las
partes suscribirán los acuerdos y pactos necesarios sobre cuantía, condiciones y forma
de pago de gastos adicionales, reconocimiento de costos financieros e intereses, si a ello
hubiere lugar, ajustando la cancelación a las disponibilidades de apropiación” (Fandiño
Gallo, 2014, p. 144).
En este contexto, partiendo de la claridad de los conceptos de riesgo, del imprevisto del
AIU y las diferencias de estas dos figuras con la institución de la Teoría de la Imprevisión,
como causante de la ruptura del equilibrio económico del contrato, surge el interrogante,
de si pueden coexistir las dos figuras dentro de un mismo presupuesto, dentro de un
mismo proceso de contratación y dentro de un mismo contrato.
41
Es importante resaltar que en el teoría de la imprevisión, como los hechos son externos la
afectación negativa puede ser no sólo para el contratista, sino también para la Entidad Pública.
66 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Hay quienes aducen que no, sustentado en que el identificar eventos y anticiparse a su
costo dentro del concepto de imprevistos del AIU, excluye la posibilidad de que estos
sean identificados en el marco del procedimiento que exige el artículo 4 de la Ley 1150
de 2007. Entre quienes sostienen ese planteamiento, se encuentra la Contraloría General
de la República, como se vio en el acápite anterior.
Por otra parte, un sector de la doctrina, particularmente proveniente del sector privado
relacionado con la infraestructura, considera que no son excluyentes y, al contrario, el
imprevisto del AIU, es el costo con el que se mitiga el riesgo que se traslada al
contratista.
Por su parte, señala Beltran Pardo (2014) que, de acuerdo a las reglas de la
interpretación, desde el espíritu de la norma, los imprevistos del AIU siempre han debido
ser considerados como típicos riesgos previsibles:
No obstante, este autor termina concluyendo que con la metodología propuesta por el
Documento Conpes 3714, este valor debe estar implícito en el valor del contrato y no
debería discriminarse como “I”.
En el caso de los riesgos previsibles que la entidad contratante elija asumir (…),
dejará una provisión económica dentro del presupuesto para gestionarlos,
comúnmente bajo una partida denominada frecuentemente con un nombre similar
al de reajustes, obras extras y adicionales. Si se presentan esos riesgos
previsibles la entidad contratante hará uso de esa provisión, si no se presentan,
no hará uso de ella.
Teniendo en cuenta que este tipo de contratos es oneroso (no gratuito), no resulta
admisible ni desde el sentido común ni desde el ámbito legal, que la entidad
contratante transfiera riesgos al contratista para que el asuma las consecuencias
de ellos de manera gratuita. (Betancur Vargas, 2014, p. 26-27).
Por su parte Blanco (2011), presenta una postura coincidente, señalando que
desconocer los imprevistos del AIU como una forma de estimar y mitigar el riesgo de que
trata el artículo 4 de la Ley 1150 de 2007, es omitir todo el contexto legal y de principios
vigente, que orienta la contratación estatal:
Como fundamento de las tesis antes mencionadas se dice que bajo el actual
sistema de distribución de riesgos regulado por la ley 1150 de 2007 y el decreto
2474 de 2008, no tiene cabida incluir un rubro que reconozca a favor del
contratista alguna suma de dinero por los riesgos que le son propios pues esto
sería contradictorio con la asignación del riesgo a cargo suyo. Algunos hasta
68 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Así las cosas, este componente del AIU no está llamado a cubrir los perjuicios
que llegare a sufrir el contratista por incumplimientos de la entidad estatal ni
mucho menos los perjuicios que pueda llegar a sufrir por la ocurrencia de
situaciones extraordinarias, imprevistas e imprevisibles que sobrevengan a la
presentación de la propuesta. Es así como si se presentan costos de mayor
permanencia por circunstancias imputables a la entidad estatal (como ocurre
cuando no se entregan oportunamente los diseños o cuando no se entregan
oportunamente los predios en los cuales se deben construir las obras), esos
costos deben ser asumidos por cuenta del patrimonio estatal sin que pueda
pretenderse que el contratista participe en la cobertura de dicho riesgo por cuenta
del componente “I” del AIU, pues ese componente estaba diseñado para cubrir los
riesgos del contratista y no los riesgos del contratante.
En resumen, las entidades estatales no pueden pretender que los riesgos que le
son propios (tales como los derivados del incumplimiento de sus obligaciones o
de circunstancias extraordinarias imprevistas e imprevisibles ajenas a las partes)
sean costeadas con la “I” del AIU, pues eso equivaldría a trasladarle al contratista
un riesgo que no le pertenece y a quitarle un recurso que le pertenece y que está
destinado a cubrir sus riesgos empresariales o a incrementar su utilidad en caso
de que dichos riesgos no se concreten.
Así mismo, es concordante con lo expresado por el Consejo de Estado, respecto del AIU,
señalando que el mismo:
Ahora bien, los riesgos que caben dentro de esta categoría, son de aquellos que la
70 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de estimación
de riesgos previsibles en la Contratación Pública
doctrina califica de directos, entendiendo estos, como aquellos que tienen una relación
directa con la ejecución y las obligaciones adquiridas.
Por su parte, el Instituto de Desarrollo Urbano –IDU- (Entidad del Distrito Capital) es aún
más puntual, identificando de manera precisa riesgos operacionales, asociados a ítems
no previstos o a mayores cantidades, atribuyendo el riesgo hasta una proporción al
contratante y otra al contratista, con cargo al ítem de “imprevistos” del AIU. En el proceso
consultado, el cual se trata de una obra por el proceso de licitación pública, no se
encuentran tampoco observaciones de los participantes en la materia, es más, según
consta en acta correspondiente no se hicieron presentes en la audiencia 43.
42
Ver Licitación Pública VJ-VCG-LP-001-2016, que tiene por objeto “Ejecución de las obras y
actividades necesarias para dar cumplimiento a fallos judiciales emanados de la jurisdicción
contencioso administrativa, dentro de los proyectos de concesión correspondientes al corredor vial
Girardot-Bogotá sector Soacha y Área Metropolitana de Cúcuta y Norte de Santander” en el portal
de contratación SECOP:
http://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=16-1-156916
43
Se consultaron los procesos: - Licitación Pública IDU-LP-SGI-014-2015, que tiene por objeto
“Estudios, diseños y construcción para la conexión de la ciclorruta de la av. calle 26 con puentes
peatonales de estaciones de Transmilenio en Bogotá D.C.” (sic) en el portal de contratación
SECOP: http://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=15-1-150750
Capítulo 3. EL RIESGO PREVISIBLE Y EL PORCENTAJE DE 71
IMPREVISTOS EN EL MARCO DEL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO
ECONÓMICO DEL CONTRATO ESTATAL
Como puede observarse, la Nación y el Distrito Capital han acogido la teoría planteada
en la presente disertación respecto a que el ítem de “imprevistos”, es un riesgo previsible
y como tal, es susceptible de ser identificado tanto en la matriz de riesgos, como en los
presupuestos de las contrataciones, particularmente en las de obra.
Frente a los procesos analizados de las Entidades referidas, la dificultad estriba en que la
metodología de Colombia Compra Eficiente, propuesta en el Manual para la Identificación
y Cobertura del Riesgo, además de incluir actividades y riesgos que exceden la previsión
del artículo 4 de la Ley 1150 de 2007, como se explicó en acápites precedentes, deja de
lado un punto fundamental y expreso de la norma en comento, y es la estimación. En
efecto, la metodología propuesta que presenta una serie de componentes (que en la
mayoría de los casos han complejizado la tarea), sobre la etapa del riesgo, sobre si es
externo o interno, que las evalúa y califica de acuerdo a unas categorías de probabilidad
y de impacto allí definidas, que se asignan y que se impone describir un ejercicio de
tratamiento (o mitigación) y un monitoreo, pero adolece de un elemento de suma
importancia, y más en el contexto de la discusión que se plantea en el presente
documento, no tiene la estimación.
- Proceso de Licitación Pública Nº 0070005913 de 2016, que tiene por objeto “Obras de parcheo
de huecos y de fallos en la malla vial de la ciudad”, en el portal SECOP:
http://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=16-1-157078
45
Se consultó el proceso de Licitación Pública 09-00-21-18-056-16 que tiene por objeto:
“Mantenimiento de Instituciones Educativas. Municipio de Envigado”, en el portal SECOP:
http://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=16-1-158444
Capítulo 3. EL RIESGO PREVISIBLE Y EL PORCENTAJE DE 73
IMPREVISTOS EN EL MARCO DEL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO
ECONÓMICO DEL CONTRATO ESTATAL
(Este es el cuadro resumen, cada uno de los riesgos aquí descritos, en la metodología
utilizada por este ente territorial, tiene un cuadro propio que detalla, de acuerdo a las
directrices de Colombia Compra Eficiente, en qué consiste, la probabilidad, el impacto, el
tratamiento, quien debe asumirlo, entre otros).
No obstante este caso, de manera general para el resto de Entidades, la Guía definida
por Colombia Compra Eficiente y sobre todo la matriz propuesta, lejos de ser una
herramienta que agilice y simplifique el ejercicio de las Entidades Públicas, en el marco
del artículo 4 de la Ley 1150 de 2007, se volvió un formato más, sin mayor utilidad, como
quiera que tal como se señaló adolece de lo que más le importa conocer al contratista o
proponente y es la representación de eso que allí se define en los costos del proyecto.
Se llama la atención sobre la mejor formulación de la matriz que en su momento
proponía el Departamento Nacional de Planeación con el Conpes 3714 de 2011, más
práctica, más sencilla, más fácil de comprender en todos los escenarios, y teniendo en
cuenta la carencia de equipos técnicos o altamente calificados, en gran parte de las
entidades públicas, principalmente en las regiones más alejadas y con recursos escasos,
pero sobre todo ésta si tenía el fundamental componente de estimación del riesgo, es
decir, se cuantificaba en relación con el presupuesto de la contratación.
Creería además que es posible que parte de las reiteradas fallidas audiencias de riesgos,
se debe a que se volvió más importante la herramienta que el fondo que se discute, y
más aún, si discutiendo la herramienta no se va a discutir su impacto económico. Sin ese
componente, la matriz de riesgo de Colombia Compra Eficiente no logra su cometido y no
es armónica con el ordenamiento vigente, y más aún, no es concordante con el espíritu
mismo de la norma, que implica el definir de entrada entre las partes el punto de partida
de las prestaciones y obligaciones recíprocas, “la elasticidad” de las mismas, y el posible
punto de quiebre del equilibrio económico del contrato, con lo que podría precaverse
discusiones jurídicas a futuro, respecto del contrato.
4. Conclusiones y recomendaciones
En el planteamiento del problema, se identificó como desde la legislación se han querido
brindar soluciones que ataquen de raíz flagelos desafortunadamente recurrentes, como
la corrupción administrativa y particularmente la que afecta la contratación pública,
derivados no sólo de temas éticos, sino de falta de diligencia y eficiencia en la
estructuración de los proyectos con los que se ejecutarán los recursos públicos, y a
través de los cuales se pretende satisfacer necesidades, bienes y servicios de la
comunidad.
En el primer capítulo se hizo un recorrido por los antecedentes normativos, dentro de los
cuales se resaltó que uno de los puntos que en diferentes diagnósticos se identificó como
crítico tanto desde el punta de vista económico, como desde el punto de vista técnico, fue
la constante discusión judicial de la contratación pública y por esa vía, una constante
fuente de fuga de recursos hacia particulares, derivado de una mala estructuración de
procesos, de una inadecuada distribución de obligaciones y, particularmente, de la falta
de planeación, traducida en la no identificación de los riesgos previsibles inmersos en la
contratación.
En la referida Ley 1150 de 2007, se dispone la obligación para las entidades públicas de
identificar, estimar y asignar los riesgos previsibles del futuro contrato, que pudieren
afectar el equilibrio económico del contrato, en este contexto, se precisó que debe
entenderse por riesgo previsible aquellas circunstancias que en condiciones normales,
pueden presentarse en la ejecución de un contrato y pueden alterar la ecuación
económica.
afectación del equilibrio económico. Posteriormente, el riesgo debe asignarse, esta tarea,
de acuerdo a la metodología propuesta el Documento Conpes 3714 de 2011 y
posteriormente replicada por el Manual para la Identificación y Cobertura del Riesgo de
Colombia Compra Eficiente, debe adelantarse evaluando cuál es la parte que esta en
mejor posición de mitigar el riesgo, es decir, quien este en mejores de condiciones de
contener su impacto para procurar su disminución o menor efecto respecto del equilibrio
económico.
Dada la dificultad de las herramientas expedidas, los confusos conceptos de los entes de
control, y el escaso precedente judicial (teniendo en cuenta que los fallos aún no se están
expidiendo de acuerdo a la norma vigente, por el problema de la congestión en la
jurisdicción contencioso – administrativa), se constató que no hay uniformidad entre las
entidades en el criterio de interpretación y de aplicación del ejercicio de identificación,
tipificación y estimación de riesgos, pese a existir una Manual técnico definido por el
organismo rector en materia contractual.
En el capítulo segundo, se presentó el concepto de imprevisto del AIU, como parte de los
costos indirectos del contrato, y cómo han sido entendidos desde la doctrina, la
jurisprudencia y los pronunciamientos de los entes de control, encontrándose que
algunos conceptos emitidos por la Contraloría General de la República, entre los años
2009 y 2012, llevaron a confusión a las entidades, respecto de la inclusión del rubro
“imprevistos” del AIU en contratos principalmente de obra, dando lugar a que incluso hoy,
se desconozca la posibilidad de inclusión de los mismos, como una forma de trasladar
riesgos ordinarios al contratista. Esto teniendo en cuenta que, a juicio del ente de control,
(según criterio de su Oficina Jurídica hasta 2012), los imprevistos, tienen igual
tratamiento que los costos directos, lo que significa entonces, que su inversión debía ser
justificada por el contratista, para que procediera su reconocimiento y pago.
En el tercer capítulo se hizo una presentación del principio del equilibrio económico del
contrato, entendiendo este como la equivalencia entre las prestaciones, derechos y
78 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de
estimación de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Esto es es importante, para efectos del análisis de la naturaleza del imprevisto del costo
indirecto, porque como se refirió en el capítulo segundo, hay quienes lo confundieron con
la utilidad, y en este sentido entraría dentro de la restricción arriba señalada. No
obstante, como se precisó a lo largo de este trabajo de investigación el imprevisto, es un
riesgo ordinario, estimado y asumido por una de las partes.
En este contexto, en el capítulo tercero, se analiza en detalle las teorías de hecho del
príncipe, ius variandi y teoría de la imprevisión, como fenómenos que dan lugar al
restablecimiento del equilibrio económico del contrato. Sobre el cual se destaca el de la
teoría de la imprevisión que por su nombre, es el que más confusiones genera respecto
de los imprevistos e incluso de los demás riesgos ordinarios que pueden presentarse en
la ejecución del contrato. Se precisa entonces, que los hechos que susceptibles de ser
tratados bajo la teoría de la imprevisión, son aquellos extraordinarios o anormales, en
esencia imprevisibles, posteriores a la celebración del contrato, y que alteren en forma
grave la ecuación contractual. En este sentido, no es posible dar este tratamiento a los
riesgos previsibles, y en ese orden, allí no tendrían cabida los imprevistos del AIU,
porque como se explicó estos son básicamente, la identificación de riesgos ordinarios y
frecuentes.
Particularmente, respecto del AIU, hay entidades que aún conservan la teoría (hoy
revaluada) de la Contraloría General de la República, de que el “I” del AIU debe tener un
tratamiento igual al de los costos directos. No obstante, hay un grupo importante de
Entidades, entre ellas de la Nación y del Distrito, que han acogido la teoría presentada en
el presente estudio, según el cual dentro de los riesgos previsibles que pueden
identificarse en un contrato, están los que pueden ser cubiertos por la partida de
imprevistos, y en ese caso, esta es la estimación del riesgo que se traslada al contratista.
Dentro de las dificultades que se identifican y que no se abordan en detalle dentro del
presente estudio, pero que a futuro sería importante ahondar, es en la metodología de
identificación y tratamiento de riesgos definido por Colombia Compra Eficiente, como
quiera que se pudo entrever que la misma no ha sido correctamente apropiada y
comprendida de forma coincidente por las entidades estatales, con lo que termina siendo
fuente de inseguridad jurídica para los particulares interesados como colaboradores del
Estado, pero para el Estado mismo, como quiera que al no ser uniformes,
inevitablemente derivará en algunos años en controversias judiciales.
4. Conclusiones y recomendaciones 79
Ariño Ortiz, G. (1968). Teoría del equivalente económico en los contratos administrativos.
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Barrera Coronado, B. J., & Jimenez Bernal, C. (2012). Los imprevistos pactados en el
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84 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de
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2. Referencias jurisprudenciales
Corte Constitucional. Exp. T-778. Sentencia T-406 del 5 de junio 1992. M.P. Ciro Angarita
Barón.
86 El porcentaje de imprevistos de los costos indirectos como forma de
estimación de riesgos previsibles en la Contratación Pública
Corte Constitucional. Exp. D-2441. Sentencia C-037 del 26 de enero de 2000. M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa.
Corte Constitucional. Exp. D-3403. Sentencia C-892 del 22 de agosto de 2001. M.P.
Rodrigo Escobar Gil.
3. Referencias normativas
Ley 970. Por medio de la cual se aprueba la "Convención de las Naciones Unidas contra
la Corrupción", adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. 13 de
julio de 2005.
Decreto 2474. Por el cual se reglamentan parcialmente la Ley 80 de 1993 y la Ley 1150
de 2007 sobre las modalidades de selección, publicidad, selección objetiva, y se
dictan otras disposiciones. 7 de julio de 2008.
Decreto 2025. Por el cual se modifica parcialmente el Decreto 2474 de 2008 y se dictan
otras disposiciones. 3 de junio de 2009.
Decreto 1082. Por medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector
Administrativo de Planeación Nacional. 26 de mayo de 2015.
Colombia Compra Eficiente. (2013). Manual para la Identificación y Cobertura del Riesgo
en los procesos de contratación. Recuperado el 16 de marzo de 2016, de
Colombia Compra Eficiente:
http://www.colombiacompra.gov.co/sites/default/files/manuales/cce_manual_riesg
o_web.pdf