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El principal problema de Honduras es superar la desigualdad

y la pobreza, que afectan gravemente a la infancia y a la


mujer. Honduras en 2006 tenía una población de 7,4 millones
de habitantes y una tasa anual de crecimiento demográfico de
2,4 %; un 50 % de la población tenía menos de 18 años.

El desglose de la distribución de los ingresos indica que el 10


% más rico de la población obtiene un 39 % de los
ingresos del país, mientras que el más pobre recibe un 11
%. Honduras es el segundo país más pobre del
continente americano, con un Producto Nacional Bruto (PNB)
per cápita de 1,000 dólares apróximadamente.

Un 42% de los hogares -según datos del INE de 2006- vive


en una situación de pobreza extrema. Fundamentalmente,
en la región occidental, donde se asientan las comunidades
indígenas, y en las zonas periurbanas de las dos principales
ciudades: Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Por otro lado, el modelo económico vigente no beneficia a


los pobres -a pesar de la mejora macroeconómica
experimentada entre 2002 y 2005, período en el que se registró
un crecimiento económico promedio del 4,2 % anual- y la
pobreza extrema apenas disminuyó del 45 % al 43% de la
población, afectando al 60 % de las zonas rurales y al 76 % de
la población indígena.

La desigual distribución geográfica de la infraestructura y los


servicios públicos acentúa las disparidades, mientras que la
pobreza generalizada y las graves desigualdades socavan el
respeto de los derechos del niño.

Nuestro país es uno de los quince más desiguales del


mundo en materia de desarrollo humano. Eso es lo que
refleja el informe que ha presentado recientemente el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD).
Según el Informe Regional sobre Desarrollo Humano
para América Latina y el Caribe 2010, el nivel de
desarrollo humano de Honduras es mucho menor al de
otros países de la región, si se consideran las
desigualdades entre las personas.
Para la oficina del PNUD, las personas son la verdadera
riqueza de las naciones, por lo que el documento plantea
que el desarrollo implica la ampliación de
oportunidades para los ciudadanos.
El informe también detalla que el puesto en que se
encuentra actualmente Honduras, es el número 106 de
169, sólo por encima de Nicaragua (115) y Guatemala
(116) de los países del área.
La investigación advierte que la desigualdad es una seria
amenaza para el desarrollo de Latinoamérica, ya que se
convierte en un obstáculo para el avance social y frena el
desarrollo humano en la región.
Entre los aspectos analizados por el PNUD se
encuentran además del acceso a Educación,
alimentación y servicios públicos, el empoderamiento
hasta la sostenibilidad y la seguridad humana y las
libertades políticas.
“El problema es que el 60 % de las familias hondureñas
viven en pobreza, el 40 % en extrema pobreza, 20 %
viven con menos de un dólar al día que significa
indigencia pura, entonces creo que la crisis económica y
la crisis política han afectado muy negativamente al
país”, lamentó Luca Renda, representante residente
adjunto del PNUD en el país.
En lo que respecta al tema educativo, el informe
establece que los años de Educación promedio en
hombres y mujeres en Centroamérica, el primer lugar lo
ocupa Panamá, con una media de 9.6 y luego le siguen
Costa Rica con 8.7, El Salvador con 6.7, Nicaragua con
5.8, Honduras con 5.6 y por último aparece Guatemala
con 4.8
En conclusión, según el experto del PNUD,
esto podría mejorar en Honduras
aplicando programas como el Bono 10 Mil, la
gobernabilidad, el mejoramiento en el Sistema
Educativo y la creación de fuentes de empleo, aseguró el
experto.
El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) presentó su Informe anual
sobre Desarrollo Humano para América Latina y el
Caribe.

El informe titulado Progreso Multidimensional,


bajo el enfoque de bienestar más allá del ingreso
hace un llamado a los países a “repensar el
modelo actual de progreso” y direccionarlos hacia
otro concepto y no solo en los ingresos
económicos.

En el comunicado emitido por el PNUD se destaca


que “Medir la pobreza y repensar el progreso a
través de un enfoque multidimensional va en la
línea de la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible. Esta agenda, que ha sido firmada por
el Estado hondureño, define 17 objetivos
interconectados que buscan mejorar la calidad de
vida de las personas y no dejar a nadie atrás.
Cada uno de los objetivos de la Agenda 2030 dan
forma concreta al desafío de transitar desde un
enfoque basado en el crecimiento económico y el
ingreso hacia un enfoque integral que incluya las
múltiples dimensiones que son parte del progreso
de las personas”.

El PNUD destaca la preocupación por las


personas que experimentan “exclusiones y
vulnerabilidades”, señalando que “una
emergencia de salud familiar, un desastre natural,
una crisis financiera u otro suceso puede impactar
negativamente en la vida de las personas y con
ello tengan riesgos de no salir de la pobreza o
recaer en la misma”.

“Entre las personas vulnerables en Honduras


están las mujeres jóvenes viviendo en zonas
urbanas y que oficialmente no son pobres pero
tampoco lograron ascender a la clase media”,
señala.

Asimismo, el informe menciona que condiciones


de género, sitio de residencia, edad, idioma,
discapacidad son factores que “acentúan la
exclusión de las personas y limita que vivan con
bienestar.

De acuerdo al informe para hacer frente a la


pobreza, Honduras requiere de políticas que
“propicien la inserción a mercados laborales y
acceso a educación, también políticas de
protección social, acceso a salud y a activos
físicos y financieros en los hogares”.

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