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562 - Seminario de Integración y Aplicación

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad de Buenos Aires

Título de la Tesina: “Analizar los factores determinantes del bienestar subjetivo


de la población argentina”
Profesor a cargo del Seminario: Santiago Martin Chelala
Carrera: Licenciatura en Economía

Datos del Alumno


Nombre: Lautaro María Antonelli

Registro: 858419
Teléfono: 15-5-512-5789

E-mail: lautaro_maria_antonelli@outlook.com

Datos del Tutor


Nombre: José Daniel Aromí
Materia Dictada en la F.C.E.: Tópicos de Microeconomía

E-mail: jdanielaromi@yahoo.com
_____________________________
Calificación dada por el Tutor:
Firma y aclaración del Tutor

Fecha
Índice

1. Introducción 3
1.1. Sobre el concepto de bienestar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.1.1. Bienestar y felicidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.1.2. Antecedentes del estudio del bienestar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2. Una primera aproximación a los factores determinantes del . . . . . . . . . 5
bienestar en Argentina
1.2.1. Datos disponibles de bienestar subjetivo para la Argentina. . . . . . . . . . . . .6
1.2.2. Algunas consideraciones metodológicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2.3. La felicidad le importa a los argentinos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2.4. “¿Qué le haría más feliz?” – Preferencia vs Intereses. . . . . . . . . . . . . . . . 9

2. Factores determinantes externos del bienestar 12


2.1. Ingreso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
2.1.1. Premisa I - Las naciones más ricas son las más satisfechas. . . . . . . . . . 12
2.1.1.1. La “Paradoja Latinoamericana”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.1.2. Premisa II - Las naciones que crecen no necesariamente son . . . . . . . . 15
más felices.
2.1.2.1. Bienestar de equilibrio: las teorías de punto fijo. . . . . . . . . . . . 15
2.1.2.2. El bienestar y crecimiento argentino en el tiempo. . . . . . . . . . 17
2.1.2.3. Premisa II: Observaciones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
2.1.3. Premisa III – Los argentinos de más ingreso tienden a reportar . . . . . . . . 19
mayor bienestar
2.1.3.1. Consideraciones adicionales relativas al ingreso. . . . . . . . . . . . 22
2.1.4. Ingreso y Bienestar – Observaciones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2. Ocupación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2.1. Ocupación personal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2.2. Desocupación general. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2.3. Inflación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.4. Región. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.5. Sentido de libertad y de control. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.6. Democracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.7. Capital social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

3. Factores determinantes internos del bienestar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31


3.1. Edad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3.2. Religión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
3.3. Género. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.4. Salud. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.5. Familia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
3.5.1. Estado Civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
3.5.2. Hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
3.6. Educación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
4. Conclusión 38
5. Anexos 40
6. Bibliografía 49

2
1. Introducción
T he ultimate purpose of economics, of course, is to understand and promote the enhancement of well-being. Economic measurement
accordingly must encompass measures of well-being and its determinants.
Ben S. Bernanke, Agosto de 2012 1 .

El presente trabajo propone como objetivo fundamental indagar acerca de los factores que
influyen en el bienestar subjetivo de la población argentina y, así, realizar una contribución a
una de las principales vertientes de la Economía Conductual: la Economía de la Felicidad.
Asimismo, se intentarán contrastar los resultados obtenidos con las principales conclusiones
de dicha rama.
Convencionalmente, los economistas consideran que, bajo el cumplimiento de ciertos
supuestos, las elecciones de consumo de los agentes racionales son la mejor fuente de
información posible para inferir sus preferencias, derivar su utilidad individual y mensurar el
bienestar de la sociedad en su conjunto (teoría de la preferencia revelada). Por su parte,
numerosos estudios de la Economía Conductual, en donde se incorporan fundamentos de
otras disciplinas (e.g. Psicología, Sociología), cuestionan la consistencia de las preferencias y
proponen una alternativa complementaria al análisis usual de la utilidad.
La Economía de la Felicidad pretende un abordaje novedoso a los problemas usuales de la
Economía, relegando el estudio de la preferencia revelada en pos de los reportes subjetivos de
bienestar. Estas publicaciones asumen que las personas pueden evaluar sus pensamientos y
sentimientos actuales con razonable precisión; aunque no siempre puedan prever qué les
proveería mayor satisfacción con sus vidas. Por la evidente subjetividad que encierra el
concepto de felicidad y la dificultad teórica que implica comparar niveles de bienestar entre
individuos, esta rama de la Economía fue recibida inicialmente con gran escepticismo.
En la actualidad, hay abundante evidencia en favor de que las medidas de bienestar
subjetivo cumplen con los requisitos de fiabilidad y validez (Diener, 1984; Fujita y Diener,
2005; Stiglitz, Sen, Fitoussi, 2009). Es importante notar que las mismas presentan una
importante correlación con algunos indicadores objetivos relacionados al bienestar (e.g.
frecuencia con la que el individuo sonríe; evaluaciones de felicidad realizadas por cónyuges,
amigos y familiares; probabilidad de cometer suicidio; ritmo cardíaco y respuesta inmune ante
situaciones de stress; y mediciones de ondas cerebrales2 ). Adicionalmente, como se
evidenciará a lo largo del trabajo, aunque el bienestar subjetivo sea estable en el tiempo, el
mismo varía como es esperable, en promedio, ante cambios significativos en las percepciones
y condiciones objetivas de vida de los individuos.
La tesina se organizará de la siguiente manera:
Primero, en lo que resta de la introducción se analizará qué entenderemos por bienestar, se
revisarán los antecedentes de su estudio y, luego, se presentarán las encuesta de felicidad
disponibles para la Argentina.
Segundo, siguiendo la clasificación propuesta en Helliwell, Layard y Sachs (2012), en la
primera sección del cuerpo del trabajo se considerará en detalle el impacto de una serie de
factores “externos” (e.g. ingreso, ocupación, inflación, región geográfica, percepción de la
libertad que tiene en su vida, capital social y satisfacción con el funcionamiento de la
democracia) sobre el bienestar subjetivo de la población argentina.

1
Discurso en el marco de la General Conference of the International Association for Research in Income and
Wealth, Cambridge, Massachusetts.
2
Véase Helliwell, Layard y Sachs (2012, p.17) y Diener, Lyubomirsky y King (2005) como resumen de estas
investigaciones.

3
Tercero, se investigará la correlación existente entre ciertas dimensiones más “internas” del
encuestado (e.g. edad, la religiosidad, el género, la salud, la familia y la educación del
encuestado) y su satisfacción con la vida.
Por último, se expondrán las conclusiones finales y futuras direcciones del estudio del
bienestar subjetivo en el país y la región.

1.1 Sobre el concepto de bienestar

1.1.1 Bienestar y felicidad

Felicidad y bienestar son dos conceptos íntimamente relacionados, tal es así que gran parte
de los científicos de la Economía Conductual los utilizan en forma indistinta. Sin embargo,
publicaciones recientes sugieren diferenciarlos, notando que el primero es tan sólo uno de los
componentes constitutivos del segundo (Diener, Helliwell y Kahneman, 2010, p. xi; Haybron,
2010, p.38). Mientras el término felicidad se refiere al estado mental del individuo en el que
prevalecen las emociones positivas (concepto afectivo), el bienestar está relacionado con el
modo en que las personas juzgan que les está “yendo bien” en sus vidas (concepto
evaluativo). En sintonía con esta última caracterización, la Real Academia Española define al
bienestar como:
1) m. Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.
2) m. Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con
tranquilidad.
3) m. Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen
funcionamiento de su actividad somática y psíquica.
A pesar de la anterior distinción, según Diener et al. (2010), todas las medidas subjetivas
de calidad de vida presentan, aunque en diferentes proporciones, tanto componentes afectivos
como evaluativos. Esto es independiente de si lo que se aspiraba medir a priori era el
bienestar (e.g. a través de preguntas de satisfacción global con la vida, Catril Ladder o
utilizando la escala Terrible-Delighted) o la felicidad del encuestado (e.g. a través del Day
Reconstruction Method o preguntas de felicidad como la incluida en la Encuesta Global de
Valores). En particular, en aquella publicación sostienen que la satisfacción global con la
vida3 es una medida con un componente evaluativo que predomina por sobre el afectivo.
Siguiendo el rumbo de la mayoría de los científicos de la rama, el presente trabajo apunta a
comprender los factores que determinan el bienestar subjetivo de la población, a tal efecto se
ha considerado a la satisfacción global con la vida como el indicador más apropiado y
accesible para captarlo. A continuación se mencionarán los antecedentes históricos del
análisis del bienestar.

1.1.2 Antecedentes del estudio del bienestar

Los primeros estudios de las dimensiones determinantes del bienestar se remontan a los
filósofos de la Grecia Antigua, primordialmente Aristóteles, Epicuro, Platón, Demócrito y los
miembros de la escuela cirenaica (Véase Haybron, 2010). Llamativamente, mientras en su
idioma no existía el término felicidad, sí utilizaban el concepto de eudaimonia para referirse
al estado de máximo bienestar alcanzable, al florecimiento y plenitud de las capacidades del
ser humano.
Es aquí donde surgen las primeras concepciones hedonistas del bienestar, defendidas por
los epicúreos y los cirenaicos. Según ellos, lo que en última instancia beneficiaba a la persona

3
Captada como respuesta a: “En términos generales, ¿diría Ud. que está satisfecho con su vida?”

4
y contribuía a su eudaimonia era la maximización del placer experimentado. Por otro lado, la
escuela aristotélica relegó los placeres a un segundo plano y adoptó una noción más
abarcadora del bienestar; el placer ya no era lo único que contribuiría al bienestar y la plena
realización de la naturaleza humana. Para Aristóteles, habría que tener en cuenta otros
importantes factores, como ser la virtud moral, a la hora de evaluar nuestro bienestar.
Es importante notar que, posteriormente, la visión utilitarista que dominó el desarrollo de
las ciencias económicas, i.e. la de Bentham, Edgeworth y Samuelson, siguió esencialmente
un rumbo hedonista: más utilidad implica mayor bienestar. Esto se pone de manifiesto en los
primeros pasajes de la célebre “Introducción a los principios de moral y legislación” de 1789,
Jeremy Bentham asevera que:

I.1 Nature has placed mankind under the governance of two sovereign masters, pain and pleasure.
It is for them alone to point out what we ought to do, as well as to determine what we shall do. On
the one hand the standard of right and wrong, on the other the chain of causes and effects, are
fastened to their throne. They govern us in all we do, in all we say, in all we think. (…)By the
principle of utility is meant that principle which approves or disapproves of every action
whatsoever, according to the tendency it appears to have to augment or diminish the happiness of
the party whose interest is in question: or, what is the same thing in other words, to promote or to
oppose that happiness.

Haybron (2010) postula los principales inconvenientes de las concepciones hedonistas del
bienestar; entre ellas la más importante es que allí se estarían considerando como equivalentes
toda clase de placeres, incluso los más superficiales e irrelevantes. Por más que puedan ser
defendibles las posturas hedonistas de la felicidad, difícilmente las mismas nos sirvan para dar
cuenta del concepto más abarcador de “buena vida” o bienestar.
A partir de una investigación revolucionaria a cargo de Easterlin en 1974 es que surge lo
que ha dado en llamarse la Economía de la Felicidad; i.e. aquella rama que propone un
enfoque complementario al análisis usual de la utilidad tomando en consideración las
respuestas subjetivas de bienestar de los agentes. Si bien Easterlin (1974) trata
fundamentalmente acerca de la relación entre la felicidad e ingreso, las publicaciones
posteriores de esta nueva vertiente han indagado acerca de la asociación entre bienestar y una
serie de factores personales y sociales. Es así que se han escrito importantes trabajos que
examinan la correlación entre bienestar y desempleo (Clark y Oswald, 1994; Blanchflower y
Oswald, 2004), inflación (Di Tella, MacCulloch y Oswald, 2001), crecimiento (Deaton, 2008;
Stevenson y Wolfers, 2008a), tolerancia, democracia (Inglehart et al., 2008), religión (Diener,
Tay, y Myers, 2011), capital social (Helliwell y Huang, 2011), edad (van Landeghem, 2011),
salud (Danner, Snowdon y Friesen, 2001), estado civil (Chapman y Guven, 2010) y demás
dimensiones de la calidad de vida.
Relacionando esto con lo visto anteriormente, los trabajos de la Economía de la Felicidad
tendrán un foco más o menos hedonista dependiendo del indicador de felicidad o bienestar
considerado. Por ejemplo, aquellos que se basen en medidas de naturaleza más afectiva serán
estudios de carácter más hedonista que los basados en, por ejemplo, la satisfacción global con
la vida del encuestado.

1.2 Una primera aproximación a los factores determinantes del bienestar

Pocos países son tan interesantes y a la vez complejos de estudiar como la Argentina. Su
historia reciente estuvo signada por múltiples golpes cívico-militares, una vuelta a la
democracia no carente de inconvenientes, y un nuevo siglo inaugurado con una crisis
profunda e integral. Paralelamente, la sociedad y economía argentina sufrieron vaivenes
asimilables a aquellos de índole institucional. No sólo han habido épocas de auges y

5
recesiones, devaluaciones y apreciaciones de la moneda, hiperinflaciones, mayor y menor
justicia social, sino también intensos cambios estructurales.
Al menos desde el 2003 hasta la crisis del 2008, la Argentina no fue ajena a la reducción
de la desigualdad y al crecimiento económico sostenido experimentado en toda la región
latinoamericana. Según CEPAL (2010), gracias, en parte, al aumento de precios de las
materias primas, el PBI per cápita de la región se incrementó a tasas mayores al 3% durante 6
años consecutivos, como hacía cuatro décadas no ocurría. Por su parte, el PBI argentino
creció a tasas superiores al 8% en ciertos años, con lo que, además, se redujo progresivamente
el desempleo y la inequidad. A modo de ejemplo, la pobreza urbana de Argentina se redujo de
un 54,7% en 2003 a un 15,3% en 2008 (World Development Indicators, 2013). Sin dudas, la
crisis financiera de 2009 le asentó un golpe duro a este crecimiento continuo del país y la
región, ralentizando el aumento del producto e instalando en la agenda política dos de los
problemas más recurrentes de la historia económica nacional: alta inflación y restricción
externa. Si bien en 2009 la decisión popular hizo eco de estos nuevos desafíos, a los cuales se
sumó el desgaste político producido por un profundo conflicto con el sector agropecuario, los
argentinos convalidaron en 2011 el rumbo político iniciado en 2003.
Surgen, entonces, una serie de preguntas que intentaremos responder a lo largo de este
trabajo: ¿Tenemos los datos suficientes para encarar un análisis del bienestar subjetivo de los
argentinos? ¿Es realmente importante la felicidad o el bienestar subjetivo para ellos? ¿Habrá
dado cuenta el bienestar subjetivo de la población de los distintos procesos económicos e
institucionales acontecidos recientemente? ¿Qué creemos los argentinos que son las fuentes
de la felicidad? Lo que nos lleva a la pregunta central de este trabajo: ¿Cuáles son los factores
correlacionados con el bienestar subjetivo reportado por los argentinos?

1.2.1 Datos disponibles de bienestar subjetivo para la Argentina.

Desafortunadamente, no se cuenta con la misma cantidad de datos de bienestar subjetivo


para la región latinoamericana en comparación con la disponible para ciertos países
desarrollados. Por ejemplo, las encuestas de Eurobarómetro, a cargo de la Comisión Europea,
y la United States General Social Survey (GSS) comenzaron a relevar datos de bienestar
subjetivo 22 y 23 años antes, respectivamente, que su par sudamericana llamada
Latinobarómetro (1995-2010). Estos estudios de opinión pública relevan anualmente datos de
corte transversal, muestras polietápicas y probabilísticas representativas de las poblaciones
objetivo, incluyendo no sólo preguntas sociodemográficas, sino también de coyuntura y de
bienestar subjetivo. Esto último es captado en Latinobarómetro a través de la pregunta: “En
términos generales, ¿diría Ud. que está satisfecho con su vida?”. 4
Es importante reconocer algunas limitaciones relacionadas con los datos de
Latinobarómetro, como ser: la no inclusión de preguntas de satisfacción con la vida en 1995,
1996, 1998, 1999 y 2002, lo cual quita gran número de entrevistados del análisis; cambios
importantes en las preguntas realizadas y/o el orden de las mismas según el año, complicando
la comparación entre distintas investigaciones y generando posibles sesgos de marco o frame,
fenómeno muy relacionado con las heurísticas de disponibilidad (Kahneman y Tversky, 1974;
Kahneman y Tversky, 1984; Schwarz, y Strack, 1999); además, no siempre se han relevado
datos de los mismos países; y, por último, hubo distinta representatividad de la población
nacional en las distintas encuestas realizadas de 1995 a 2010.
Ninguna de estas limitaciones expuestas plantea desafíos insalvables. Por lo tanto, esta
base de datos, representativa de unas 400 millones de personas que habitan en los 19 países

4
En 1997 y 2000 las categorías ordinales de respuesta eran: “1- Muy Satisfecho 2-Bastante Satisfecho 3-
Satisfecho 4-No muy Satisfecho”; aunque, post 2000 pasaron a ser: “1- Muy Satisfecho 2-Bastante satisfecho 3-
No muy satisfecho 4-Para nada satisfecho”.

6
relevados, será de vital importancia para analizar los factores correlacionados con el bienestar
nacional. Por más que no se hayan relevado datos de bienestar subjetivo en varios periodos,
cabe mencionar que el total de respuestas de argentinos a la pregunta de satisfacción con la
vida es elevado (n=13,083), ya que el país siempre ha sido incluido en sus investigaciones.
Asimismo, trabajos como Schimmack y Oishi (2005) argumentan que los sesgos por marco
no suelen ser significativos para el estudio econométrico del bienestar subjetivo. Por último,
la representatividad del total de la población nacional en las encuestas de Latinobarometro fue
siempre considerable (68% como mínimo, con un error muestral máximo de 3%).
La otra base de datos de relevancia, utilizada tanto en el presente trabajo como en gran
parte de la literatura de la Economía de la Felicidad, es la Encuesta Mundial de Valores, más
conocida por su nombre anglosajón: World Values Survey (WVS). Las 5 olas o waves de
entrevistas de la WVS, llevadas a cabo desde 1981 en más de cien sociedades de todos los
continentes, son representativas de gran parte de la población mundial. Fue la motivación de
la WVS desde su concepción identificar no sólo las diferencias culturales entre las distintas
poblaciones sino también monitorear los cambios de estas en el tiempo e identificar sus
posibles causas (Inglehart et al., 2000). Además de interrogar acerca de valores, diferencias
socioculturales y demográficas, la misma incluye una pregunta de satisfacción global con la
vida: “Considerando todas las cosas, ¿qué tan satisfecho está usted con su vida en este
momento?”, a lo cual el entrevistado responde con un número del 1-10, siendo 10 el máximo
de satisfacción. Curiosamente, la Argentina fue, junto con México, el único país
latinoamericano incluido en todas las waves de la WVS; aunque, desafortunadamente, en las
primeras olas los datos eran relevados casi exclusivamente en los principales centros urbanos.
De todos modos, Easterlin y Sawangfa (2010) sostienen que la representatividad de estas
primeras olas para nuestro país fue considerable (en torno al 70%).
A su vez, existen dos importantes limitantes adicionales relativas a los datos de bienestar
subjetivo disponibles para nuestro país. Primero, en lo referido al nivel de ingreso, sólo se
relevaron datos de carácter subjetivo, es decir, de la percepción del entrevistado de su
posición relativa a algún punto de referencia. Probablemente, este último sea en parte una
construcción externa (i.e. fruto de la comparación con sus colegas, amigos, etc.), y en parte
interna (i.e. en relación al nivel de vida que el individuo está acostumbrado llevar). De todas
formas, como ve verá a lo largo del trabajo, por más que los estándares de comparación sean
esencialmente subjetivos, existen estudios que apuntan a que los mismos tienen un fuerte
“anclaje” en el mundo objetivo (Veenhoven, 1991; CEPAL, 2010), por lo que al controlar por
ingreso subjetivo probablemente estemos captando parte del efecto del ingreso absoluto sobre
el bienestar. En la WVS el ingreso relativo se mide a través de la pregunta de satisfacción con
la situación financiera familiar (1-10), mientras que en Latinobarometro se le pregunta a los
entrevistados “¿El sueldo que percibe les alcanza para satisfacer sus necesidades?”, a lo que
puede responderse: 1-“Les alcanza bien, pueden ahorrar” 2-“Les alcanza justo, sin gran
dificultad” 3-“ No les alcanza, tienen dificultades” o 4-“ No les alcanza, grandes dificultades”.
Segundo, hay una carencia total de datos de panel para la región. El análisis de los mismos
presenta importantes ventajas en comparación a aquellos realizados en base a datos de corte
transversal, ya que permite aislar gran parte del efecto de ciertos factores individuales
inobservables (e.g. personalidad, genética, etc.) y realizar inferencias intra en vez de entre
personas. Si bien estos trabajos no abundan, estudios que sacan provecho de paneles son los
de Winkelmann y Winkelmann (1998) y van Landeghem (2011), elaborados a partir de la de
la base de datos G-SOEP de Alemania, y Oishi et al. (2007), a partir de G-SOEP y la BHPS
de Reino Unido.

7
1.2.2 Algunas consideraciones metodológicas
Como se puede deducir de lo visto con anterioridad, la variable dependiente de la mayoría
de los análisis econométricos presentes en esta tesina será la satisfacción del entrevistado con
la vida que lleva. Claramente, esta constituye una variable cualitativa ordinal, es decir, los
números asignados a las distintas categorías posibles de respuesta no son arbitrarios, sino que
dan cuenta de un cierto orden interno entre ellas (e.g. para la pregunta de salud subjetiva
serían: 1-‘Muy mala’, 2-‘Mala’, 3-‘Regular’, 4-‘Buena’ y 5-‘Muy buena salud’). Por otro
lado, sería muy arriesgado afirmar que la ‘distancia’ entre las diferentes categorías contiguas
sea siempre igual; por ejemplo, que el paso desde la categoría ‘muy satisfecho’ a la de ‘algo
satisfecho’ con el funcionamiento la democracia sea equivalente en distancia al que existe
entre las de ‘no muy’ y ‘algo’ satisfecho con su funcionamiento.
Para sortear las varias dificultades asociadas al análisis econométrico de variables
cualitativas ordinales es que Scott Long y Freese (2001) recomiendan abandonar en estos
casos las estimaciones por Mínimos Cuadrados Ordinarios (MCO) en pos del modelo
denominado Probit Ordenado (Véase el Anexo para una definición). Es importante recordar al
Lector que en estos modelos la magnitud de la variación en la probabilidad esperada, ante un
cambio dado en alguna de las variables explicativas, depende del nivel de todas las variables
independientes consideradas en la estimación. Por lo tanto, la interpretación de los resultados
es mucho menos directa y más compleja que en los análisis basados en MCO.

1.2.3 La felicidad le importa a los argentinos


All men seek happiness. This is without exception. Whatever different means they employ, they all tend to this end. T he cause of some going
to war, and of others avoiding it, is the same desire in both, attended with different views. T he will never takes the least step but to this
object.
Blaise Pascal, Pensées
Si el bienestar no tuviera ninguna importancia en la vida de los argentinos, analizarlo
carecería de relevancia y de utilidad práctica. Estudios recientes (Diener, Oishi y Ryan, 2013;
Oishi, 2007; Helliwell, Huang y Harris, 2008; Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009) refuerzan la
intuición de que la felicidad goza de deseabilidad universal, y afirman que tanto el grado en el
cual esta se estima y sus factores determinantes varían entre culturas en la medida en que las
sociedades tienen distintos criterios para evaluar qué es lo valorable en la vida.
Fig. 2.1 Objetivos de mayor importancia en la vida (respuestas multiple)

Solidaridad Sabiduria
9% 8% Reconocimiento
Fe 3%
Logros 7% Riqueza
10% 1.5%
Poder
1.5%
Otros
0.5%
Fuente: Elaboración propia Paz
en base a datos de T NS
19%
Gallup-UP (2012a). Nota:
Respuestas como primera o
segunda opción a la Felicidad
pregunta de: “ ¿Cuál de las 23%
siguientes palabras le
parece a Ud. la más Amor
importante en su vida? ¿Y
cuál en segundo lugar?
20%
“ Base: Población argentina
8
Desde esta perspectiva, una vez se cubren los umbrales fisiológicos mínimos, se puede
afirmar que el bienestar y sus causas son una construcción social. Por ejemplo, sería esperable
que, mientras un argentino del siglo XXI valore tener un trabajo estable como algo positivo en
su vida, dicha condición le hubiera generado un malestar a un ciudadano de una antigua polis
griega, donde el tener un trabajo solía conllevar una dura condena social. En cuanto a la
valoración especifica que se le da la felicidad alrededor del planeta, Diener, Oishi y Ryan
(2013, p.156) argumentan que a esta se le da más importancia en Latinoamérica que en otras
regiones (e.g. que en el este asiático).
La Fig. 2.1 nos revela que hasta qué punto la felicidad es estimada por los argentinos. Casi
un cuarto de los entrevistados consideran a la ‘felicidad’ como el objetivo primordial en sus
vidas. Fueron el ‘amor’ (20%) y la ‘paz’ (19%) la segunda y tercera opción más escogida,
mientras que alternativas esencialmente más egoístas como el ‘poder’ y la ‘riqueza’ resultaron
las menos populares, ambas con 1,5% del total. En conclusión, si bien no podemos afirmar en
base a estos datos que “todos buscamos la felicidad”, como lo hizo Pascal, es claro que la
felicidad juega un rol central en la vida de los argentinos, justificando el estudio científico de
los factores que en ella influyen.

1.2.4. “¿Qué le haría más feliz?”-Preferencias vs Intereses

Una de las premisas más conocidas de la Economía Conductual es el cuestionamiento a la


idea de que los agentes económicos posean preferencias consistentes. Es decir, se verificaría,
en ciertos casos, una divergencia entre la utilidad experimentada (ex post) y la utilidad
decisoria 5 (ex ante); entre los intereses y las preferencias del individuo. Estudios realizados en
los que se contrasta la satisfacción predicha y la experimentada por los agentes luego de e.g.
una victoria del equipo deportivo favorito del entrevistado o de mudarse a zonas de clima más
favorable, corroboran la noción de que incurrimos en errores sistemáticos al predecir la
intensidad y persistencia de los efectos de nuevas circunstancias sobre nuestro bienestar
futuro (Wilson, 2002; Schkade y Kahneman, 1998; Brickman, Coates y Janoff-Bulman,
1978). Asimismo, es interesante aclarar que el reconocimiento de esta divergencia no es
nuevo en la Economía; ya en la Teoría de los Sentimientos Morales (1759), Adam Smith
reflexiona: “es este engaño [de pensar que más riqueza conduce a mayor felicidad de la que
realmente aporta] lo que despierta y mantiene en continuo movimiento a la industria de la
Humanidad”6 .
Recientemente, Gilbert (2006), Haybron (2010) y Kahneman (2011), al teorizar acerca de
los motivos por los que fallamos en estimar cuál será el impacto futuro de cierto
acontecimiento apuntan a la forma particular en que el cerebro humano imagina y recuerda.
Primero, ya que nuestras preferencias y gustos se forman a partir de memorias pasadas, y
dado que los eventos son recordados según la intensidad afectiva del pico máximo y del
momento final del mismo (peak-end rule), independientemente de la duración del
acontecimiento (duration neglect), no necesariamente elegimos la mejor experiencia sino la
opción cuyo recuerdo sea más intenso. Segundo, la imaginación tiene una limitante llamada
realismo, caracterizada por subestimar nuestro poder de adaptación. Por consiguiente,
nuestras predicciones tienden a sobreestimar el impacto futuro de ciertos desenlaces. Tercero,
cuando imaginamos el porvenir necesariamente concentramos la atención o focalizamos 7 en
aquello que cambia (e.g. clima, riqueza tras ganar lotería), dejando de lado todo aquello que
probablemente se mantenga igual en el nuevo escenario (e.g. personalidad, educación, salud,
estado civil, etc.). Cuarto, sobreestimamos la similitud entre nuestros gustos actuales y futuros

5
Este es el uso habitual del término utilidad en Economía.
6
“It is this deception which rouses and keeps in continual motion the industry of mankind.” - Parte IV.I.10
7
“Nothing in life is as important as you think it is when you are thinking about it.”- Kahneman (2011)

9
(Loewenstein, O’Donoghue y Rabin, 2003). Por último, puede pensarse una razón adicional
para explicar esta eventual discrepancia: cuando se le pregunta al entrevistado acerca de qué
le haría más feliz es probable que esté operando un tipo de heurística de disponibilidad al ser
ciertas fuentes de bienestar de más fácil representación mental que otras (Kahneman y
Tversky, 1974). Es decir, es posible que nos sea más fácil imaginar o racionalizar un
escenario en el que “ganemos más dinero” en vez de otro en el que tengamos “más estudios”
o “una pareja”, y, por lo tanto, somos más proclives a preferir el primero.
Teniendo en cuenta que el objetivo principal del presente trabajo es analizar las
dimensiones correlacionadas con el bienestar reportado en las encuestas, sería interesante,
previamente, considerar qué es lo que los argentinos juzgan a priori que les haría más felices
(Fig. 2.2). Además de darnos estas respuestas indicios de lo que en efecto les aporta mayor
bienestar, también pueden ayudarnos a desenmascarar inconsistencias entre las preferencias
(Fig. 2.2) y los verdaderos intereses de los individuos (e.g. captados a través del análisis
econométrico de las secciones posteriores). A partir de este fenómeno, se abre la posibilidad
de que existan: a) factores que los entrevistados juzgan ex ante que los dotaría de mayor
bienestar pero en la práctica no verifican correlación alguna; b) factores significativos para
explicar el bienestar pero sub/sobrerrepresentados en las respuestas de la Fig. 2.2 en relación a
su impacto en el bienestar reportado; c) factores estadísticamente significativos y
representados adecuadamente en la Fig. 2.2.
Fig. 2.2 Factores que los entrevistados consideran que contribuirían a su felicidad

Tranquilidad
Mejor salud 8%
11%
Viajar
7% Salir y divertirme
más
Estudiar 4%
4%
Vida Familiar/hijos Hacer algo por la
14% sociedad
3%
Refugio en religion
3%
Tener pareja
Ns/Nc 1%
Tener un trabajo
donde realizarme 3% Otros
21% 1%

Ganar mas dinero Ninguna 1%


21%

Fuente: Elaboracion propia en base a TNS Gallup -UP (2012 b) Porcentajes corresponden a la cantidad de personas que respondieron a las distintas
opciones de: "¿Cuál de las siguientes cosas lo haría a Ud. sentirse más feliz? (1º Lugar)" Base: Poblacion argentina.

10
Una reflexion final surge de comparar la Fig. 2.1 con la Fig. 2.2. Llama la atención que,
aunque la riqueza material represente un porcentaje mínimo de lo que los argentinos
consideran importante en sus vidas, más de uno de cada cinco estima que “ganar más dinero”
le haría más feliz (Fig. 2.2). En otras palabras, si bien la búsqueda de riquezas materiales no
sería vista por los argentinos como un objetivo importante en sí mismo, un alto porcentaje de
los encuestados reconoce que el dinero constituye un medio para perseguir mayores niveles
de felicidad y bienestar.

11
2. Factores determinantes externos del bienestar en Argentina.

2.1 Ingreso

El hecho de que en algunos países, como EEUU y Japón, el crecimiento del PBI no
condujera a mayores niveles de bienestar subjetivo motivó a que Easterlin se preguntara en
1974 si el “crecimiento económico beneficia a la Humanidad”. Asimismo, la popularidad
alcanzada por dicha publicación determinó que una importante y fructífera parte del estudio
de la Economía de la Felicidad gravitara en torno a la relación entre bienestar e ingreso. Las
dos posiciones opuestas que han surgido para explicar las particularidades de esta asociación
son, por un lado, las teorías de punto fijo (e.g. habituación, puntos de referencia, ingreso
relativo, etc.) y, por el otro, las que denominaremos de punto móvil (e.g. ingreso absoluto,
necesidades básicas). Como es de esperar, nuestra referencia para encarar el estudio de esta
correlación es la Paradoja de Easterlin; en su primera versión (Easterlin, 1974):
I) Si comparamos varios países en un momento del tiempo, aquellos con
mayor PBI no reportan mayores niveles de bienestar promedio;
II) Si consideramos un periodo razonablemente largo de tiempo, un
mayor crecimiento económico no deviene en mayores niveles de
bienestar;
III) Si tomamos una sociedad en un momento del tiempo, las personas con
mayor ingreso reportan, en promedio, mayor bienestar.

2.1.1 Premisa I - Las naciones más ricas son las más satisfechas.
If the GNP does not allow for the health of our children, the quality of their education, or the joy of their play. It does not include the beauty
of our poetry or the strength of our marriages; the intelligence of our public debate or the integrity of our public officials. It measures neither
our wit nor our courage; neither our wisdom nor our learning; neither our compassion nor our devotion to our country; it measures
everything, in short, except that which makes life worthwhile.
Robert F. Kennedy, discurso en Universidad de Kansas, Lawrence, Kansas, 1968.

Comparar niveles de bienestar entre dos individuos no es una tarea exenta de dificultades,
las cuales se acrecientan notablemente cuando el contraste incluye integrantes de dos o más
culturas distintas. Existe evidencia de que ciertas sociedades muestran un marcado sesgo en
favor de comunicar pensamientos positivos, siendo los negativos en ocasiones considerados
como un signo de “debilidad”, mientas que otras son más proclives a evaluaciones negativas
(Haybron, 2010). Además de las diferencias idiosincráticas y culturales que puedan afectar la
comparación, ciertos problemas lingüísticos deberían ser tenidos en cuenta, ya que los
términos bienestar y felicidad pueden tener distintos significados o directamente ni existir en
algunos idiomas 8 . A su vez, hay evidencia de que estas disparidades lingüísticas no suelen ser
triviales ya que alteran nuestra forma pensar y concebir el mundo que nos rodea. Como señala
Borositsky (2001) en su investigación, por ejemplo, los mandarines conciben al tiempo como
un fenómeno “vertical”, y los ingleses como “horizontal”. Tomando incluso estas
particularidades en consideración, estudios recientes como Stiglitz, Sen y Fittousi (2009) y
Diener, Oishi y Ryan (2013) son optimistas en cuanto a la posibilidad de comparaciones
fructífera entre países, postura que se adoptará en el presente trabajo.
Volviendo al análisis de las premisas de Easterlin, hay que tener en cuenta que, si bien el
Producto Bruto Interno es un indicador útil para medir el nivel de actividad económica en un
periodo, muchos aún dan por sentado que el mismo es un apropiado indicador de bienestar,
ignorando que gran parte de la calidad de vida tiene que ver con aspectos extraeconómicos.
Informes recientes estudian en detalle las limitantes de interpretar al PBI como sinónimo de

8
Por ejemplo, no existe el término ‘felicidad’ en el idioma Chewong, ni existía en la Grecia Antigua; no existe la
palabra ‘tristeza’ en Chewong ni en idioma Tahitiano (Oishi, 2010; Haybron, 2010).

12
bienestar; enfatizando que este indicador no tiene en cuenta bienes no pecuniarios ni
externalidades, cambios en las calidades de los productos, o la sustentabilidad ambiental del
crecimiento (Stiglitz, Sen, Fitoussi, 2009; OECD, 2011). Ceteris paribus, un país que
consuma más cigarrillos tendrá mayor consumo y por lo tanto más PBI; aunque difícilmente
pueda pensarse que sus habitantes estén mejor en términos de bienestar.
Si bien el PBI no sirve para explicar al bienestar en su totalidad, lo cierto es que su nivel sí
está significativamente correlacionado con una gran variedad de indicadores de estándar de
vida y mayores niveles de satisfacción con ella 9 . A modo de ejemplo, algunos trabajos
resaltan la correlación entre PBI y salud objetiva (Graham, Chattopadhyay y Picon, 2010;
OECD, 2011) o entre PBI y democracia (Inglehart y Welzel, 2010). Tal como una persona
con mayor poder adquisitivo dispone de mayores medios a ser transformados en bienestar
(suponiendo igualdad de personalidad y capacidad de transformar los recursos en bienestar),
una sociedad materialmente más rica tiene más potencial para promover la felicidad y libertad
de sus miembros (Sen, 2000). Tomando un ejemplo extremo, un país como Etiopía, con 772
dólares per cápita PPA (2007), definitivamente no podrá aspirar a los mismos niveles de
salud, educación, calidad institucional, empleo o seguridad social que Noruega, con 28.464
dólares per cápita PPA (2008)(Bolt et al., 2013). Como era esperable, los niveles promedio de
satisfacción de estos países, 5 y 7,96 respectivamente (WVS, 5ta wave), dan cuenta de esta
marcada desigualdad de ingreso; la disparidad en el bienestar subjetivo promedio difícilmente
sea justificable únicamente en base a diferencias lingüísticas o idiosincráticas.
Recientemente, el mismo Easterlin (2010), frente a los nuevos datos disponibles y las
críticas recibidas, como la de Veenhoven (1991) que argumenta que subrepresentó a los
países pobres en su estudio de 1974, cambió de parecer acerca de la premisa I de su Paradoja.
Por más que ahora haya reconocido la significatividad de la correlación entre ingreso y
felicidad en el plano internacional, las premisas II y III siguen intactas según el Autor; y la
Paradoja sigue en pie.

2.1.1.1 La “Paradoja Latinoamericana”

En un mundo donde el PBI explicase por completo al bienestar, Latinoamérica sería una
región considerablemente menos feliz; los niveles de satisfacción nacionales con la vida de la
mayoría de los países del continente superan aquellos esperables dados sus niveles de
producto (Oishi, 2010; Easterlin y Sawangfa, 2010; FCCyT, 2012; Inglehart, 2008; Diener,
Oishi y Ryan, 2013; Seligman, 2002). Sería interesante explorar en el futuro la posibilidad de
que esta “paradoja latinoamericana” (OECD, 2011) pueda explicarse por la relevancia de
importantes cuestiones extraeconómicas no captadas por el producto bruto interno.
La Fig. 3.1 es muy interesante en el sentido que corrobora las dos ‘paradojas’ vistas en esta
sección, contrastando los promedios nacionales de bienestar con los logaritmos del PBI per
cápita PPA de los 57 países incluidos en la 5ta ola de la WVS.
Por un lado, se verifica que los países de mayor PBI tienden a disfrutar una satisfacción
promedio superior y que esta relación no es lineal sino de forma logarítmica, en sintonía con
la famosa ley de utilidad marginal decreciente. Gráficamente, esto último se evidencia en la
pendiente positiva de la recta de valores ajustados OLS de la Fig. 3.1. La naturaleza no lineal
de la relación ingreso-bienestar nos remite a una de las primeras explicaciones del porqué de
la paradoja de Easterlin: el concepto de necesidades básicas. Según el mismo, iguales
incrementos en el ingreso absoluto elevan más el bienestar de los países pobres, porque allí
hay necesidades insatisfechas inherentes a nuestro funcionamiento (físico-psíquico). Ni bien
se cubre cierto umbral mínimo de satisfacción de estos requerimientos fisiológicos es que la
9
Para ver estudios que traten esta significatividad ver Helliwell, Layard, Sachs (2012), Stevenson y Wolfers
(2008a), Easterlin (2010), Stiglitz, Sen, Fitoussi (2009), Deaton (2008)

13
utilidad individual derivada de la comparación con el resto de la sociedad empieza a ser
relevante (Veenhoven, 1991; Seligman, 2002). En otras palabras, según esta visión, no
estamos biológicamente preparados para adaptarnos a una menor satisfacción de estas
necesidades básicas, por lo que en los países de menores recursos importa en gran medida el
nivel de ingreso absoluto, en tanto posibilita la satisfacción de dichos requerimientos. Pero,
una vez traspasado el umbral mínimo, el crecimiento generalizado del ingreso impacta
decrecientemente en el bienestar, ya que empieza a ser relevante la percepción relativa del
ingreso de los habitantes. Volviendo al ejemplo anterior, mil dólares adicionales de PBIpc le
reportaría un crecimiento superior en bienestar promedio a Etiopia que a Noruega, ya que allí
no se ha sobrepasado la barrera mínima de necesidades vitales.
Fig. 3.1 Satisfacción
Fig.con la vida promedio
Satisfacción y PIB pery PIB
de vida promedio cápita
perPPA
cápita(5ta
PPAwave
(5ta WVS)
Wave WVS)

CO MX
8

GT NO
Satisfacción con la vida promedio

Nz FI CH
AR CA
NLSE
BR GB
UY
TR
Satisfacción de vida promedio

CY
ZAJO TH CL SI ES TT AU US
7

VN AD
PE PL
ID MY DEJP
IT FR
CN
TW
IR KP HK
RU
6

MLZM GH
CS
IN EGUA
RO
BF
MD
MA BG
5

ET RW GE

IQ
4

6 7 8 9 10
Log de PIB per capita PPA (1990 Int. GK$)

Satisfacción promedio en país Valores ajustados de la estimacion OLS


Fuente: WVS (5ta wave) y Bolt et al. (2013). En eje de abscisas: promedio nacional simple de las respuestas de satisfacción de vida (1 a 10). En
ordenadas: Logaritmo de PBI per cápita PPA de Bolt et al. (2013) para el año de la entrevista, de no estar disponible se recurrió a la web de World
Development Indicators (2013). Los valores ajustados son de una regresión OLS univariada entre satisfacción nacional promedio y log de PBI per
cápita PPA, con un N=57 países, Prob>F=0.0000 y R2 =0.38. En rojo: Argentina. En verde: países latinoamericanos En negro: Resto del mundo
Adicionalmente, como se puede apreciar en el tercer modelo de la Tabla 1 del Anexo,
controlando por el logaritmo del PBI y tan sólo cinco variables más (i.e. tasa de desocupación,
importancia promedio de Dios en la vida, edad media, ficticias anuales e inflación), se puede
explicar más de la mitad de la varianza en el bienestar medio de los países de la quinta ola de
la WVS (R2 =0,52). El coeficiente que acompaña al logaritmo del PBI es estadísticamente
significativo y de una magnitud moderada. Las estimaciones del modelo nos dicen que se
espera que una suba del 50% en el PBI per cápita de un país lleve a un incremento de la
satisfacción media con la vida de su población de 0,314 puntos en la escala de 1 a 10.
Asimismo, en el cuarto modelo se ha incluido la satisfacción financiera promedio (1-10) de
los habitantes de cada país, pasando ahora a explicar el 85,4% de la varianza en bienestar
internacional. Es interesante notar que bajo esta especificación el logaritmo del PBI deja de
ser una variable significativa para explicar el bienestar medio. Las estimaciones de este
modelo econométrico nos revelan que un punto más en la satisfacción financiera media lleva
a un incremento esperado de 0,832 puntos en la satisfacción con la vida promedio, poniendo
de relieve la importancia de la percepción de la situación económica en el bienestar.
Igualmente, como se mencionó anteriormente, hay que tener presente que existe evidencia de
endogeneidad entre el PBI y algunas variables relevantes omitidas (e.g. salud, democracia),
por lo que es muy probable que la inclusión del PBI en la regresión esté captando, en forma
indirecta, parte del efecto de estas sobre el bienestar.

14
A su vez, la Fig. 3.1 corrobora la “paradoja latinoamericana”, ya que una inspección visual
de la misma nos permite ver que el grupo de países latinoamericanos de la encuesta
(resaltados en verde) y nuestro país (en rojo) están por encima de los valores esperados por el
modelo dados los niveles de PBI; es decir, por encima de la recta de valores ajustados OLS.
La Fig. 3.2 propone un ejercicio similar al anterior pero limitándonos a las medias de
satisfacción con la vida y al PBI per cápita promedio de los países de Latinobarómetro para el
periodo 1997-2010. En este caso, se evidencia que el logaritmo del Producto Bruto promedio
de cada país de la región resulta irrelevante para explicar su bienestar promedio
(Prob>F=0.34).
En conclusión, los resultados expuestos aquí concuerdan con la idea expuesta en Graham,
Chattopadhyay y Picon (2010) de que, si bien los análisis que incluyen países desarrollados y
subdesarrollados arrojan una relación ingreso-bienestar positiva y significativa (e.g. Fig. 3.1),
comparaciones adentro de grupos de desarrollados y subdesarrollados no verifican dicho
vínculo (e.g. Fig. 3.2).
Fig. 3.2 Satisfacción con la vida media y PBI per cápita PPA promedio (1997 a 2010) - Latinobarómetro
Fig. Satisfacción de vida y PBI per capita PPA promedio (1997 a 2010) - Latinobarómetro
3.2

CR
Promedio de satisfacción de vida (1997-2010)

VE

PA
CO
3

DO ES
HO GTMX

NI
2.8

SV
PY UY
AR
BR CL
2.6

EC
BO
2.4

PE
.5 1 1.5 2 2.5 3
Logaritmo del promedio de PBI per capita PPA (1997-2010)

Promedio de satisfacción de vida (1997-2010) Valores ajustados de la estimación OLS

Fuente: Latinobarómetro (1997-2010) y Bolt et al. (2013). Nota: Promedios simples de satisfacción con la vida en cada país de 1997 a 2010 asignándole
un valor 1 a ¨Para nada satisfecho¨, 2 a ¨No muy satisfecho¨, 3 a ¨Bastante satisfecho¨, 4 a ¨Muy satisfecho¨. Los valores del eje de ordenadas se
obtienen tras aplicarle logaritmo al promedio simple de PBIpc ppa de 1997 a 2010 para cada país. La regresión OLS univariada de satisfacción de vida
promedio sobre logaritmo de PBI per cápita promedio consta de un N pequeño (19 países), Prob>F=0.34, R2 =0.053. En rojo: Argentina.

2.1.2 Premisa II - Las naciones que crecen no necesariamente son más felices.
2.1.2.1 Bienestar de equilibrio: las teorías de punto fijo

But in every permanent situation, where there is no expectation of change, the mind of every man, in a longer or shorter time, returns to its
natural and usual state of tranquillity. In prosperity, after a certain time, it falls back to that state; in adversity, after a certain time, it rises up
to it.
Adam Smith, T eoría de los Sentimientos Morales, III.I.72, 1759

Desde sus inicios, en la Economía del Bienestar no han faltado teorías que aseveran que
cada individuo tiene un punto de bienestar de equilibrio (punto fijo) al cual está destinado a
retornar tras un tiempo, incluso luego de cambios radicales en sus condiciones de vida, como
un accidente automovilístico o un premio dinerario importante (Brickman, Coates y Janoff-
Bulman, 1978). Los primeros estudios de punto fijo giraron en torno al concepto de
caminadora hedónica o hedonic treadmill (Brickman y Campbell, 1971; Layard, 2005; Frey y
Stutzer, 2002), es decir, sería tal el poder de adaptación de nuestra psiquis que mejores (o

15
peores) circunstancias alteran rápidamente nuestros puntos de referencia 10 y aspiraciones. Si
bien dichos eventos nos influirían en el corto plazo, una vez terminado el proceso de
adaptación volvemos a nuestra felicidad de equilibrio. En tanto nos adaptamos rápido al
mayor ingreso, el crecimiento no conduciría a mayor bienestar promedio. Asimismo, Easterlin
(1974), Easterlin et al. (2010), Frey y Stutzer (2002) y Stutzer (2004), probablemente muy
influenciados por la teoría de los prospectos de Kahneman y Tversky (1979), sugieren que los
humanos no pensamos en términos de ganancias/perdidas absolutas sino que estamos
capacitados únicamente para realizar comparaciones en términos relativos a algún grupo de
referencia. Entonces, como el crecimiento económico altera el punto de referencia de ingreso
de la población pero no necesariamente la posición relativa de los agentes, el bienestar
nacional permanece inmóvil por más que el nivel de ingreso absoluto sea mayor 11 .
Para Latinoamérica, Graham y Pettinato (2002) y Graham Chattopadhya y Picon (2010)
consideran que no siempre el crecimiento ha llevado a mayor bienestar, dando evidencia de lo
que han dado en llamar la paradoja de los exitosos frustrados o frustrated achievers. El
hallazgo de estos estudios es que aquellos beneficiados por una movilidad ascendente durante
los años 90’s fueron, paradójicamente, los que admitieron mayor infelicidad y frustración.
Esta paradoja se podría explicar por: a) aversión a las perdidas (Kahneman y Tversky, 1984),
aquellos que más ganaron tienen más que perder ante una nueva crisis y reportan mayor
miedo a perder sus bienes o quedar desempleados; b) aquellos de mayor ingreso son los que
más se preocupan por la posición relativa en el ingreso y riqueza.
Incluso, existe una rama de teóricos del punto fijo que basan su análisis en los factores
determinantes genéticos de nuestro bienestar. Uno de los estudios más relevantes de este tipo,
a cargo de Lykken y Tellegen (1996), realizó entrevistas a gemelos y mellizos (no idénticos)
separados al nacer, concluyendo que entre un 44% y 52% de la varianza en el bienestar
subjetivo individual se podía explicar a raíz de diferencias de ADN.
Por otro lado, no han sido pocos los estudios que han intentado refutar la noción de
bienestar de punto fijo. Deaton (2008), Stevenson y Wolfers (2008a) e Inglehart et al. (2008)
muestran evidencia convincente en contra de la existencia de Paradoja de Easterlin y de las
teorías de felicidad de equilibrio; de cómo ciertos países han elevado sus índices de bienestar
subjetivo en el tiempo, en parte, por el crecimiento económico. A su vez, Kahneman (2011) y
Seligman (2002) sostienen que hay algunas circunstancias como la depresión severa, dolor
crónico, muerte de un cónyuge o hijo que representan un límite a nuestra capacidad de
adaptación. Por último, Diener (2008) aclara que, en efecto, las personas accidentadas del
experimento de Brickman, Coates y Janoff-Bulman (1978) eran significativamente menos
felices que el resto, y que los millonarios estaban subrepresentados en su experimento.
Vale la pena aclarar que la idea de que parte del bienestar subjetivo tenga un componente
de punto fijo según la genética y personalidad de cada individuo, y que nuestra posición
relativa a algún punto de referencia nos importe son aseveraciones intuitivas y sustentadas por
la Psicología. Aun así, en el presente trabajo no adheriremos al determinismo en el que suelen
caer los teóricos del punto fijo. Ya en la Sección anterior se ha brindado evidencia de que las
diferencias en el bienestar entre países existen y pueden ser explicadas por una serie de
factores (e.g. ingreso, inflación, satisfacción financiera). A continuación, brindaremos datos
que indican que el bienestar subjetivo en Argentina ha variado en el tiempo, lo cual representa
evidencia adicional en contra de las teorías deterministas de punto fijo.

10
Podría pensarse como si en el modelo de los prospectos de Kahneman y Tversky (1979), el punto de referencia
cambiara rápidamente tras llegarse a un nuevo outcome tal que la utilidad final permanezca constante.
11
“ Moreover, if the frame of reference is always the current national situation, then an increase in the level of
income in which all share proportionately would not alter the national level of happiness” (Easterlin, 1974)

16
2.1.2.2 El bienestar y el crecimiento argentino en el tiempo.

De ser ciertas las teorías más extremas de punto fijo, sería entonces razonable adoptar una
posición pesimista acerca del margen de acción que los hacedores de política tienen para
mejorar el bienestar nacional, y también, la misma búsqueda personal de la felicidad sería una
empresa inútil; inevitablemente regresaríamos a nuestro bienestar de equilibrio.
Si contrastamos la evolución de la satisfacción de vida de los argentinos con los niveles de
PBI correspondientes al periodo que se extiende desde la vuelta a la democracia hasta la
actualidad (Fig. 3.3), se evidencia no sólo que el bienestar de la población ha cambiado
notablemente en el tiempo, sino que su mejora ha ido de la mano de mayor producto bruto.
Por ejemplo, la proporción de argentinos satisfechos con sus vidas (7-10) creció de 58,01% en
1984 a 83% en 2011, y la de insatisfechos (1-4) se redujo de 13,3% a 4% en el mismo lapso.
Obviamente, el ingreso no ha sido lo único correlacionado con el bienestar que ha cambiado
desde el 84’. La democracia está mucho más consolidada en la actualidad, no quedan
vestigios del terrorismo de estado que azotó al país en los 70’ y, si bien sigue habiendo
violencia, los niveles de conflictividad social son menores a los de aquel entonces.
Fig. 3.3 Satisfaccion con la vida y PBI per capita desde la vuelta a la democracia - WVS PBI per capita
100% 12000
6,99 12,23 10,08 5,69 4
90% 13,3 12,78 11 10000
80% 23,65 21,09
25,3
70% 25,58 8000
60%

50% 6000

40% 80,84 83
30%
58,01 68,36 62,19 67,89 4000

20%
2000
10%

0% 0
1984 1991 1995 1999 2006 2011
Satisfechos (7 a 10) Medianamente satisfechos (5 a 6) Insatisfechos (1 a 4) Ns/Nc PBI per capita PPA
Fuente: De 1984 a 2006 datos de WVS (wave 1-5), los datos de 2011 corresponden a TNS Gallup-UP (2012a). Datos de PBI
per cápita PPA (1990 Int. GK$) hasta 2006 de Bolt et al. (2013), los de 2011 son estimación propia aplicando al PBI per cápita
de Bolt et al. (2013) correspondiente a 2010 la tasa de crecimiento del PBI argentino para 2010 extraído de UN National
Accounts M ain Aggregates Database Base: Población argentina Nota: Porcentaje de respuestas a la pregunta de: "De manera
general, ¿hasta qué punto está Ud. satisfecho o insatisfecho con su vida últimamente? (1 a 10)".

La Fig. 3.4 propone un ejercicio idéntico al de la anterior sólo que toma los datos de
Latinobarómetro para el periodo 1997-2010. Primero, convendría reiterar que las categorías
de respuesta cambiaron post-2000, lo cual explica gran parte del salto en bienestar del 2000 al
2001. Segundo, como es intuitivo pensar, la satisfacción con la vida promedio de 2010 es
más favorable que en 2001 y 2003, años signados por la Crisis de la Convertibilidad. Estos
datos proveen evidencia en favor de que el bienestar subjetivo ha dado cuenta en Argentina de
las mejoras en materia redistributivas; de ingreso, con un incremento aproximado del 30% en
el PBI per cápita PPA de 2001 a 2010 (Bolt et al., 2013); de estabilidad política e
institucional. Basándonos en los científicos de la Economía Conductual que proponen
incorporar a las preferencias sociales (e.g. altruismo) y las percepciones de justicia como otros
factores determinantes significativos de la utilidad (Rabin, 1995; Rabin, 2001; Frey, Benz, y

17
Stutzer, 2004. Alesina, Di Tella y MacCulloch; 2004), sería razonable plantearse para los
años de la Crisis la presencia de un efecto adicional de malestar en aquellos que, aunque no
tan desfavorecidos por la misma, vieron sufrir a gran parte de sus conciudadanos 12 . Por
último, puede apreciarse que no siempre variaciones del PBI han ido acompañadas de
cambios de igual signo en el bienestar promedio argentino (e.g. de 2006 a 2008).

Fig. 3.4 Satisfaccion de vida en el tiempo y PBI per cápita PPA (1997-2010) PIB per capita
100% (1990 Int. GK$)
12,000
3,35 5,42 5,67 2,42 4,67 3,67 2,83
6,67
3,25
90% 19,42 17,17
29,68 27,33 21,17
24,42 22,67 20,92 25,33 10,000
80% 26,92 22,33

70%
8,000
60%
36,62 39,17 52,75
50% 46,83 58,17 6,000
49,33 46,08
43,58 57 54,08
40% 57,17
4,000
30%
17,83
20% 23,24
2,000
22,67 22,33 25,67 26 25,08
10% 21,58
15,25 16,92 16,58
10,03 11,42
0% 0,000
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Muy satisfecho Bastante satisfecho
No muy satisfecho Para nada satisfecho
Ns/Nc PBI per capita argentino (1990 Int. GK$)
Fuente: PBI per cápita PPA de Bolt et al. (2013), y datos de satisfacción de vida de Latinobarometro (1997 -2010). Nota: Satisfacción con la
vida como respuesta a: “En términos generales, ¿diría Ud. que está satisfecho con su vida? ¿Diría Ud. que está....? 1- Para nada satisfecho 2-
No muy satisfecho 3- Bastante satisfecho 4- Muy satisfecho". Las categorías de repuesta fueron distintas antes de 2001. Durante los años
1998, 1999 y 2002 ya sea no se realizó la encuesta o no se preguntó sobre la satisfacción con la vida que llevan.

La Tabla 2 del Anexo muestra los resultados de un análisis con datos panel para los años
en los cuales se relevaron datos de satisfacción con la vida, incluyendo efectos fijos para cada
país incluido en Latinobarómetro (N=19 países, n=189 observaciones totales), captando así
gran parte de las diferencias idiosincráticas existentes entre sociedades. El segundo modelo
nos revela que una vez controlamos por el PBI, tasa de crecimiento del PBI y el desempleo de
cada año en cuestión, y agregamos dummies anuales, no hay evidencia significativa de que el
crecimiento lleve a mayor bienestar en la región. Por lo tanto, estos resultados concuerdan con
los de Easterlin et al. (2010), estudio similar que incluye datos hasta 2006, y constituyen
evidencia en favor de la validez de la premisa II de la Paradoja de Easterlin sobre la relación
crecimiento-bienestar.

2.1.2.3 Premisa II: Observaciones finales.

Recapitulando lo visto en la presente sección puede concluirse que, primero, el análisis


grafico del bienestar en el tiempo nos provee evidencia en contra de las teorías de punto fijo

12
Dicho malestar sería mayor en la medida en que la desigualdad sea percibida como algo injusto en dicha
sociedad (Frey, Benz y Stutzer, 2004), y cuanto menor sea la movilidad económica percibida. Graham y Felton
(2006) sostienen que: “en Latinoamérica la desigualdad se percibe más como una señal de beneficio persistente
de los ricos en detrimento de los pobres que como un augurio de oportunidades futuras” (traducción propia).

18
extremas, ya que la satisfacción general de la sociedad argentina ha variado en forma
esperable de acuerdo a la evolución económica e institucional del país. Segundo, si bien los
gráficos revelan que cambios en el PBI parecen ir seguidos de variaciones de igual signo en el
bienestar (sobre todo si tomamos periodos relativamente largos como en Fig. 3.3), no hemos
hallado evidencia en datos de panel para rechazar la premisa II de Easterlin para
Latinoamérica en su conjunto (F(1,149)=0,04, Prob>F=0,84). Es importante considerar tanto
al bienestar social como al personal como fenómenos multidimensionales, abriendo la
posibilidad de que mayor crecimiento no lleve necesariamente a mayor bienestar si otras
variables correlacionadas con la calidad de vida (e.g. como se verá a continuación: salud,
inseguridad laboral, educación, democracia, etc.) se mueven en sentido contrario,
contrarrestando sus posibles efectos positivos.

2.1.3 Premisa III – Los argentinos de más ingreso tienden a reportar mayor bienestar.
T al parece ser [el Bien Supremo], sobre todo lo demás, la felicidad [eudaimonia], pues la elegimos siempre por sí misma y nunca por otra
cosa. (…) es evidente que la riqueza no es el bien que buscamos, pues solo es útil para otras cosas.
Aristóteles, Ética a Nicómaco 13

La idea de que las riquezas materiales representan medios a ser transformados en mejor
calidad de vida y bienestar no es nueva en las ciencias sociales. Ya en la Teoría de los
Sentimientos Morales, de Adam Smith, se sostiene que un niño sumido en la pobreza que
mira a los prósperos capitalistas “ni siquiera se imagina que ellos sean realmente más felices
que las otras personas: pero sí se imagina que posean más medios para alcanzar la
felicidad”14 . Recientemente, autores como Amartya Sen (2000, p.30) recogieron dicho
principio para hablar de desarrollo económico:
En realidad, tenemos excelentes razones para querer poseer más renta o más riqueza, y no es porque
la renta y la riqueza sean deseables en sí mismas, sino porque, por norma, son admirables medios
de uso general para tener más libertad con la que poder llevar el tipo de vida que tenemos razones
para valorar. (…) Pero esta relación no es ni exclusiva (ya que existen otros factores, además de la
riqueza, que influyen de forma significativa en nuestra vida) ni uniforme (…) Tan importante es
reconocer el papel fundamental que desempeña la riqueza en la determinación de las condiciones de
vida y de la calidad de vida como comprender el carácter limitado y eventual de esta relación.

En el campo de la Economía de la Felicidad, la aceptación de la Premisa III de la Paradoja


de Easterlin (i.e. la noción de que, en una sociedad y momento determinado, el ingreso y el
bienestar están positivamente correlacionados) goza de extendido consenso 15 . Los recursos
materiales nos dan mayores posibilidades de vivir en condiciones dignas y plenas, libertad de
consumir aquello que deseamos y necesitamos; nos permiten alimentarnos adecuadamente,
tener una vivienda con la cual defendernos de las inclemencias del tiempo y de los shocks
económicos, educarnos, poder mantener a nuestra familia, acceder a un tratamiento médico
apropiado y disfrutar de nuestro tiempo libre. Además, no sólo es cierto que tener un salario
digno es uno de los factores determinantes fundamentales del bienestar, como veremos a
continuación, sino también es uno de los derechos inalienables, inescindibles y valiosos en sí
mismos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Desde
esta perspectiva, la pobreza y la indigencia constituyen una violación extrema de los derechos
humanos, impidiéndole a las personas desarrollar plenamente sus capacidades y libertades.

13
Edición bilingüe traducida por J. Marías y M. Araujo. Madrid. Instituto de Estudios Políticos, 1960.
14
Traducción propia del pasaje: “He does not even imagine that they are really happier than other people: but he
imagines that they possess more means of happiness.”, Teoría de los Sentimientos Morales, Parte IV
15
Véase Easterlin (1974, 2010), Diener, (1984), Blanchflower y Oswald (2004), Stevenson y Wolfers (2008),
Frey y Stuzer (2002). Véase también para trabajos que analicen a Latinoamérica: FCCyT (2012), Ciocchini,
Molteni y Brenlla (2009) y Graham Chattopadhyay y Picon (2010).

19
Por supuesto, las privaciones de derechos suelen estar entrelazadas o interrelacionadas; así
como a menudo la pobreza es capaz de amplificar los efectos de otros infortunios como el
analfabetismo, mala salud, la soledad y la depresión (Kahneman, 2011), las personas con
problemas de salud o analfabetas tienen mayores inconvenientes acceder a un trabajo digno.
La Fig. A1 del Anexo arroja evidencia en favor de la principal conclusión presente en
Sapolsky (2005): la pobreza intensifica los efectos nocivos de un empeoramiento de salud
sobre el bienestar. Mientras se estima que pasar de una ‘muy buena’ a una ‘mala’ salud traiga
aparejada una probabilidad 3% mayor de ser ‘para nada satisfecho’ con la vida para los
argentinos de ingreso subjetivo alto, esa misma variación en la salud reportada cambia la
probabilidad esperada en un 12,77% para alguien de bajos ingresos. Además, otras
publicaciones sostienen que la pobreza suele reducir la participación política de aquellos que
la padecen, e.g. menos probabilidad de votar (OECD, 2012), y disminuir su acceso a la
Justicia. A lo largo del trabajo estará implícita la noción de que aquellos argentinos que se ven
violentados en uno o más derechos (e.g. no tienen dinero suficiente para cubrir sus
necesidades, no completaron su educación básica, etc.) reportan, en promedio, menores
niveles de satisfacción con la vida.
Aquí no se descarta la posibilidad de que un individuo de ingresos reducidos esté más
satisfecho con la vida que alguien adinerado, principalmente porque el ingreso no explica por
completo al bienestar subjetivo y porque, además, no todos tenemos las mismas capacidades
para transformar los recursos en bienestar16 . Por ejemplo, un interesante estudio de Diener,
Horwitz y Emmons (1985) trabaja con entrevistas a las 100 personas más millonarias del
mundo según la revista Forbes, y concluye que, si bien estos reportaron en promedio más
bienestar que el grupo de control, no todos ellos eran felices. Es necesario enfatizar que el
interés de este trabajo no está en la comparación de dos individuos en particular, sino en
analizar, en promedio, si gozar de mayor ingreso, mejor salud, un trabajo estable, etc. está
correlacionado con la satisfacción de vida de los argentinos.
A continuación, comenzaremos el estudio de las estimaciones de las dos tablas centrales
del presente trabajo: la Tabla 3, basada en los datos de Latinobarometro (1997-2010); y la
Tabla 4 del Anexo, con datos de WVS (1984-2006). Las n unidades muestrales en estas son
cada uno de los argentinos entrevistados en las sucesivas encuestas de estos organismos, a
diferencia de las Tablas 1 y 2 donde se utilizaron las medias nacionales.
Como se puede apreciar a partir de las estimaciones realizadas con los datos de WVS, hay
evidencia de que el ingreso subjetivo no explica al bienestar en su totalidad; pero sí de que la
correlación ingreso-bienestar sea significativamente positiva, tanto en la estimación
univariada del primer modelo como en los modelos sucesivos. Si bien parecería, a priori, que
el ingreso subjetivo ha resultado irrelevante en el modelo 4, esto es porque en el mismo se han
incluido una serie de interacciones que captan parte de su efecto; pero, la inclusión del ingreso
subjetivo y sus interacciones es conjuntamente muy significativa allí (chi2(45)=172.79,
Prob>chi2 =0.0000). Asimismo, la Fig. 3.5 nos ofrece una interpretación más intuitiva de los
resultados anteriores, revelándonos cómo se espera que cambie la probabilidad de reportar
una satisfacción con la vida igual a ‘1’, ‘5’, ‘8’ (valor modal) o ‘10’ según el entrevistado
admita una determinada satisfacción financiera. Por ejemplo, tomando la estimación del
modelo 3 en consideración, se espera que, ceteris paribus, la probabilidad de conceder una
satisfacción con la vida máxima sea de 47,7% si se encuentra muy satisfecho (‘10’) con su
situación financiera, mientras que la probabilidad esperada baja a tan sólo 5,9% si el
individuo reconoce estar muy insatisfecho financieramente (‘1’).

16
Por cierto, si realizáramos una regresión univariada OLS con la satisfacción de vida de los argentinos como
variable explicada y el ingreso subjetivo como explicativa, el R2 sería de tan solo del 8,9% (Latinobarometro
1997-2010). Véase también el primer modelo de la Tabla 4 para un ejercicio similar con datos de la WVS.

20
Fig. 3.5 Satisfacción financiera y probabilidad esperada de satisfacción con la vida– WVS
Pr(Lifesat==1) Pr(Lifesat==5)
.08

.2
.06

.15
.04

.1
.02

.05
0

0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Pr(Lifesat==8) Pr(Lifesat==10)
.3

.6
.25

.4
.2

.2
.15

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Satisfacción Financiera (1-10)
Fuente: WVS (1984-2006). Estimación utilizada: Tabla 4 –Modelo 3. Nota: Probabilidad esperada de satisfacción con la vida (solo se han incluido
las probabilidades para las categorías 1, 5,8 y 10), dada una cierta satisfacción de financiera reportada. Intervalos de confianza al 95%.

Fig. 3.6 Ingreso subjetivo y probabilidad esperada de satisfacción con la vida – Latinobarómetro -
(Predictive Margins with 95% CIs)
.5
.4
.3

Pr(Lifesat==1; “Para nada satisfecho”)


Pr(Lifesat==2;”No muy satisfecho”)
Pr(Lifesat==3; “Bastante Satisfecho”)
.2

Pr(Lifesat==4; “Muy satisfecho”)


.1 0

Les alcanza Les alcanza No les alcanza, No les alcanza, Ingreso Subjetivo: ‘¿El sueldo que percibe le
bien, pueden justo, sin gran tienen grandes alcanza para satisfacer sus necesidades?’
ahorrar dificultad dificultades dificultades
Fuente: Latinobarometro (1997-2010). Estimación utilizada: Tabla 3 Modelo 4. . Nota: Probabilidad esperada de satisfacción de vida, 1
a 4 según corresponda, dado un cierto ingreso subjetivo reportado. Intervalos de confianza son al 95%.

Las estimaciones en base a los datos de Latinobarometro (Tabla 3) respaldan la idea de que
ingreso y bienestar están significativamente correlacionadas, incluso tras controlar por riqueza
y salud subjetiva, percepción sobre la situación económica familiar y nacional, edad,
ocupación, educación, estado civil, etc. Asimismo, la fuerza de esta significatividad para los
encuestados argentinos, incluso tras tantos controles, reforzaría la noción explorada en
Blanchflower y Oswald (2004) de que el ingreso subjetivo le importaría per se a los agentes.

21
La Fig. 3.6 propone un ejercicio similar al de la Fig. 3.5 y nos arroja resultados
sorprendentemente similares: la probabilidad esperada de mayor (menor) satisfacción con la
vida sube (baja) a medida que mejora el ingreso relativo del encuestado.

2.1.3.1 Consideraciones adicionales relativas al ingreso.

Primero, el desempeño de la economía nacional no es una variable irrelevante para explicar


el bienestar subjetivo de los argentinos; la inclusión al análisis de la variable de percepción
acerca de la situación económica nacional actual resultó conjuntamente significativa (e.g. para
el primer modelo de la Tabla 3 del Anexo: chi2 (4)=15.19, Prob>chi2 =0.0043).
Segundo, la inclusión de la pregunta acerca de la situación económica personal percibida
resultó relevante en todas la especificaciones, incluso tras controlar por ingreso subjetivo.
Lógicamente, se espera que aquellos argentinos que consideran la situación económica de su
familia como menos favorable comuniquen, en promedio, menor bienestar subjetivo.
Otra variable relacionada con el ingreso personal añadida a los modelos econométricos de
la Tabla 3 es la perspectiva de movilidad futura, captada por la pregunta: “Y en los próximos
doce meses ¿cree que su situación económica y la de su familia será mucho mejor, un poco
mejor, casi igual, un poco peor o mucho peor que la que tiene hoy?”. La tabla revela que hay
evidencia significativa para afirmar que aquellas personas que son optimistas acerca de su
situación económica futura tienen mayor esperanza de satisfacción con sus vidas.
Por último, siguiendo las recomendaciones de Stiglitz, Sen y Fitoussi (2009) sobre la
necesidad de considerar la riqueza en conjunto con el ingreso para evaluar las condiciones
materiales de vida, el modelo 4 de la Tabla 3 incluye como variable de control la riqueza
subjetiva del entrevistado (“Imagínese una escalera de 10 peldaños, en que en el "1" se
ubican las personas más pobres y en el "10" se ubican las personas "más ricas", ¿Dónde se
ubicaría Ud.?”); cuya inclusión resultó conjuntamente significativa (Prob>chi2=0.0006).
Como era de esperar, se da una concentración de las respuestas de riqueza en torno a la media
(35% de los encuestado se situaron en el ‘5’), y se estima que aquellos que pertenecen a una
categoría de riqueza superior a la misma tengan más probabilidad de reportar niveles de
bienestar mayores que el resto. La Fig. A2 del Anexo nos ofrece una representación gráfica de
como varía la probabilidad esperada de estar ‘muy satisfecho’ según los distintos peldaños en
la escala de riqueza subjetiva. Nótese cómo los intervalos de confianza para “9” y “10” son
muy amplios debido a que son pocos los entrevistados que se identificaron con estas
categorías de respuesta (0,31% y 0,29% respectivamente).

2.1.4 Ingreso y Bienestar – Observaciones finales

En conclusión, los datos revelan que el ingreso está, ceteris paribus, significativamente
asociado a mejoras en el bienestar subjetivo de las personas y las sociedades, ya que los
recursos materiales son excelentes medios a ser utilizados para transformar nuestra calidad de
vida. Además, al ser el bienestar en parte una construcción social, es lógico que en una
comunidad que considera al dinero como algo valioso y hasta un signo status 17 , sus miembros
se sientan más satisfechos con la vida que llevan cuanto más posean. Asimismo, se analizó la
posibilidad de que un bajo ingreso pueda amplificar los efectos nocivos de otros
inconvenientes como una mala salud. Por último, como no siempre ‘todo lo demás
permanece igual’, no necesariamente un mayor ingreso o PBI llevaría a mayor satisfacción de
vida a nivel personal o agregado si las otras dimensiones relevantes del bienestar empeoraran.

17
Idea también presente en Diener (1984).

22
2.2 Ocupación

Muy arraigada en la Economía está el supuesto de que el trabajo 18 implica desutilidad y


que la desocupación es un fenómeno puramente involuntario. Sir Keynes (1936), por ejemplo,
explica que los dos postulados fundamentales de la teoría “clásica” del empleo son: “i) el
salario es igual al producto marginal del trabajo”, y ii) “La utilidad del salario, cuando se usa
determinado volumen de trabajo, es igual a la desutilidad [cursivas añadidas] marginal de ese
mismo volumen de ocupación”. Lógicamente, si fuera cierto que el trabajar arroja un balance
negativo en nuestra utilidad, entonces, una vez controláramos por ingreso, riqueza y demás
variables relevantes, deberíamos observar que aquellos que trabajen estén significativamente
peor que los desocupados. A continuación, veremos qué evidencia arrojan los datos de
Latinobarómetro y la WVS sobre el impacto que tiene el paro en aquellos que lo padecen de
forma directa o indirecta.

2.2.1 Ocupación personal

La Tabla 2.1 nos ofrece una primera aproximación al análisis del impacto de la ocupación
personal en la satisfacción con la vida. Los desocupados encuestados registraron la mayor
proporción de ‘para nada’ y ‘no muy’ satisfechos, y la menor proporción de ‘bastante’ y
‘muy’ satisfechos en comparación con los miembros de las otras posibles categorías
ocupacionales (i.e. estudiar y no trabajar, estudiar y trabajar, trabajar en empresas públicas o
privadas, ser autónomo, retirado o responsable del hogar). Obviamente, este análisis es
fácilmente criticable, ya que los menores niveles de bienestar pueden en realidad estar dando
cuenta de la baja del ingreso fruto de la desocupación experimentada y el nocivo efecto de
ello en la calidad de vida. Para despejar estas dudas entendibles y captar el efecto ‘puro’ de
estar desempleado debemos reemprender el análisis econométrico.

Tabla 2.1 Ocupación y satisfacción con la vida en Argentina - Latinobarómetro


Para nada No muy Bastante M uy
satisfecho satisfecho satisfecho satisfecho Total
Frec. % Frec. % Frec. % Frec. % Frec.
Desocupado 120 13,70 288 32,88 347 39,61 121 13,81 876
Estudiante(desoc) 46 4,97 167 18,05 474 51.24 238 25,73 925
Estudiante(ocup) 26 7,41 74 21,08 191 54,42 60 17,09 351
Independiente 291 9,24 837 26,58 1426 45,28 595 18,89 3149
Empleado Pub. 61 5,44 249 22,21 575 51,29 236 21,05 1121
Empleado Priv. 164 7,02 557 23,84 1148 49,14 467 19,99 2336
Retirado 178 9,94 489 27,32 733 40,95 390 21,79 1790
Resp. del hogar 250 9,88 649 25,65 1176 46,48 455 17,98 2530
Total 1136 8,69 3310 25,31 6070 46,41 2562 19,59 13078
Fuente: Latinobarometro (1997-2010). Base: Población Argentina

En la Economía de la Felicidad hay consenso en considerar al paro como una de las


circunstancias negativas de mayor significatividad y magnitud (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009),
resultado que se repite universalmente tanto en estudios de corte transversal (Blachflower y
Oswald, 2004; Clark y Oswald, 1994; Di Tella, MacCulloch y Oswald, 2001; Graham,
Chattopadhyay y Picon, 2010; Ohtake, 2012; Helliwell, Layard y Sachs, 2012) como en los
de datos de panel (Winkelmann y Winklemann, 1998). Estas publicaciones argumentan que el
trabajo contribuye a sentirse útil, a la autoestima, al status social, al sentido de identidad
personal y al significado en la vida que uno lleva, además de otros beneficios no pecuniarios

18
Aquí nos referiremos al trabajo en condiciones dignas únicamente; no se tienen datos ni se contemplan casos
de trabajo en circunstancias infrahumanas o de esclavitud.

23
derivados de las relaciones sociales laborales. Asimismo, se ha encontrado que los
desempleados evidencian, en promedio, mayores índices de depresión y suicidios, poca
adaptación, prevalencia de estados anímicos negativos (e.g. tristeza, ansiedad, stress,
cansancio), son más proclives a tener peores relaciones personales y a ser alcohólicos.
Adicionalmente, Sen (2000) sostiene que en ocasiones suele ocurrir una suerte de
estigmatización del desempleado: “el paro contribuye a la «exclusión social» de algunos
grupos y provoca la pérdida de independencia, de confianza en uno mismo y de salud mental
y física” (p. 38). Además, en sintonía con la concepción del bienestar como una construcción
social, hay evidencia de que el peso del desempleo es de mayor magnitud cuanto más fuerte
sea la norma social que determina que cada individuo debe procurarse sus propios medios de
vida (Stutzery y Lalive, 2004). Tan solo un estudio, Kahneman (2011), parece mostrar
evidencia en favor de que el trabajo produce malestar en la vida; pero el Autor basa su análisis
en el concepto de la felicidad emocional instantánea, una caracterización del bienestar mucho
más hedonista y menos evaluativa que la considerada aquí.
Volviendo a los resultados de las estimaciones de las Tablas 3 y 4, se observa, como
resultado general, evidencia de que incluso tras controlar por ingreso, clase social, estado
civil, edad, género y otras variables de interés, el estar desempleado está asociado a menores
niveles de bienestar subjetivo que el correspondiente a las otras categorías ocupacionales;
aunque dichas diferencias no sean siempre significativas. Por ejemplo, mientras las
estimaciones en base a datos de WVS (Tabla 4) muestran que existe diferencia significativa
de satisfacción con la vida entre los empleados de tiempo completo (empresas públicas y
privadas en su conjunto) y los desocupados, las de Latinobarómetro (Tabla 3) sugieren que
dicha diferencia es tal únicamente en relación a los empleados del sector público, y no así
para los privados. Asimismo, no hay evidencia de que los trabajadores independientes estén
mejor que el resto, algo que podría haberse pensado a priori dado los mayores márgenes de
autonomía que supuestamente gozan. La interacción entre ocupación y edad no resultó ser
conjuntamente significativa (modelo 3 Tabla 3); pero si hay evidencia de que el impacto de la
ocupación en el bienestar varía según el género del entrevistado (modelo 3 Tabla 3). Por
último, y al igual que en muchos de los estudios citados, ambas tablas colocan a los
estudiantes como la situación ocupacional más favorable en términos de satisfacción esperada
con la vida.

2.2.2 Desocupación General

El paro no afecta sólo a aquellos que lo viven en carne propia sino a la sociedad en su
conjunto, habiendo incluso estudios que afirman que el impacto sobre el bienestar agregado
de un punto adicional en la tasa de desempleo es más perjudicial que el de una suba idéntica
en la inflación (Di Tella, MacCulloch y Oswald, 2001). Para estimar el efecto de una mayor
tasa de desocupación sobre la satisfacción con la vida de los argentinos hemos controlado por
tasa de desempleo y la percepción de inseguridad laboral percibida en varias instancias:
Primero, de vuelta al análisis del primer modelo de la Tabla 1 del Anexo, se estima que si
controlamos únicamente por la tasa de desempleo podremos explicar aproximadamente un
13% de la varianza en satisfacción con la vida promedio entre países. El coeficiente tiene el
signo esperable, es significativo en esta especificación (p <0.01) y posee una magnitud tal que
se espera que una suba de 5 puntos en la tasa de desocupación reduzca la satisfacción nacional
promedio en 0,345 puntos (medida de 1 a 10). Igualmente, una vez se controla por logaritmo
del PBI per cápita PPA en los sucesivos modelos, el desempleo deja de ser una variable
relevante para explicar el bienestar nacional medio.
Segundo, el estudio con datos de panel de los países de Latinobarómetro (Tabla 2) nos
revela que, tras controlar por la tasa de desocupación de cada año, no tenemos prueba

24
significativa para rechazar la hipótesis nula de que el desempleo sea una variable irrelevante
para explicar el bienestar en la región.
Tercero, siguiendo un procedimiento similar al expuesto en Ohtake (2012), en el modelo 1
de la Tabla 3 se ha abandonado la inclusión de las ficticias anuales en favor de las siguientes
variables explicativas: tasa de desempleo, inflación y PBI per cápita PPA de 1997 a 2010. En
este caso se corroboró que bajas en el desempleo están asociadas a subas en los niveles de
satisfacción con la vida para los argentinos; aunque estos resultados han de evaluarse con
precaución ya que los datos corresponden solamente a quince momentos en el tiempo.
Por último, es razonable pensar que cuando los agentes perciben una suba en el desempleo
agregado consideren que su propia fuente de ingresos empieza a peligrar. En consecuencia, si
lo que queremos es captar el efecto indirecto del paro, i.e. en aquellos no desocupados, la
manera más efectiva de hacerlo es controlar por la inseguridad laboral percibida por los
argentinos (“¿Cuán preocupado diría usted que está por quedar sin trabajo o de estar
desempleado durante los próximos doce meses?”). Como ya hemos mencionamos, las
percepciones subjetivas de los individuos tienen a menudo un fuerte anclaje en el mundo
objetivo, teoría corroborada por estudios recientes como CEPAL (2010) que sugieren que los
habitantes de la región suelen adaptarlas muy bien a los cambios objetivos. Por ejemplo, dicha
publicación llega a la conclusión que “la correlación entre la tasa de desempleo y la
inseguridad laboral [percibida] es de 0,87 para el período de 1996-2008 en la región
latinoamericana” (p.62). El primer modelo de la Tabla 3 incluye como variable explicativa la
inseguridad laboral percibida por el encuestado, evidenciándose que aquellos argentinos muy
preocupados por quedar desempleados tienen niveles de bienestar significativamente
inferiores a aquellos con menos temor. Sin embargo, es importante aclarar que la
significatividad conjunta de los coeficientes correspondientes a esta variable tienden a
desaparecer una vez se controla en los sucesivos modelos por salud subjetiva.
2.3 Inflación

Si bien muchos economistas como Fischer, Modigliani (1978) y Heymann (1986) han
planteado que la inflación no es inocua para la economía en su conjunto, no abundan los
trabajos que analizan su impacto en el bienestar subjetivo de la población, probablemente por
cuán difícil sea captarlo. Estudios dignos de mención que lo intenten son los de Di Tella,
MacCulloch y Oswald en 2001 y 2003. Si bien es cierto que en un país como la Argentina las
dificultades se multiplican por las irregularidades recientes en la confección del índice de
precios al consumidor, razón por la cual se ha optado por utilizar los índices de inflación IPC
7-provincias del CENDA (2011), también las oportunidades de su estudio son importantes en
tanto nos pueden revelar información acerca del efecto de inflaciones relativamente altas en
las evaluaciones de vida. En el presente trabajo hemos controlado explícitamente por inflación
en dos instancias:
Primero, las últimas dos estimaciones de la Tabla 1 nos muestran que el efecto de la suba
generalizada de precios es significativamente negativo para explicar el bienestar promedio de
los países de la WVS (5ta ola). Por ejemplo, el tercer modelo estima que una suba en 10
puntos porcentuales de la tasa de inflación reduciría la satisfacción promedio de la población
nacional en 0,36 puntos en la escala de 1 a 10; algo comparable en magnitud, según esta
misma especificación, al impacto de una baja del 50% en el PBI per cápita PPA. No se
descarta que el efecto sea de tal intensidad debido a la endogeneidad que puede existir entre la
inflación y algunas variables relevantes omitidas (e.g. los niveles de democracia y calidad
institucional). Si bien no se ha controlado por esta última variable en la Tabla 1, se verá luego
que mejor calidad institucional percibida tiende a estar asociada a mayor bienestar.
Segundo, como ya fue indicado, se ha controlado por inflación en el primer modelo de la
Tabla 3. Paradójicamente, el modelo sugiere que más inflación estuvo asociada con mayor
25
bienestar para los argentinos de 1997 a 2010; pero hay que tener en cuenta que hemos
obviado en el análisis la evolución del salario nominal para el periodo en cuestión.
De todas formas, es probable que en la Tabla 3 ya hayamos captado indirectamente parte
del efecto de la inflación sobre el bienestar a través de la pregunta de ingreso subjetivo, ya
que, tal como “la tasa de desempleo tiene su contraparte subjetiva en el sentimiento de
inseguridad laboral (…) por otro lado, el ingreso subjetivo sirve como contraparte a la tasa de
inflación” (CEPAL, 2010, p. 61). Asimismo, en consonancia con los resultados aquí
publicados para nuestro país, en dicha publicación se sostiene que (en contra de lo esperable a
priori) en Latinoamérica a menudo la relación entre inflación e ingreso subjetivo ha sido
positiva (p.65). Probablemente esto se deba a que, si bien se han verificado subas
generalizadas de precios en el periodo de 1996 a 2008, la evolución del salario nominal ha
sido tal que el salario real ha aumentado en Latinoamérica.

2.4 Región

El análisis del bienestar subjetivo entre regiones geográficas de un mismo país no adolece
de las dificultades presentes en las comparaciones internacionales; las diferencias lingüísticas
e idiosincráticas tienden a reducirse en dichos contrastes. Afortunadamente, los datos de
Latinobarómetro nos permiten incluir 6 dummies regionales, correspondientes a la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.), la Pampa Húmeda o región Pampeana, Cuyo,
Noroeste Argentino (NOA), Noreste Argentino (NEA) y la Patagonia.
Para tener una primera aproximación a lo que nos revelan los datos regionales de bienestar
subjetivo, y como referencia de cuáles son las provincias que abarcan cada una de las zonas
geográficas consideradas, véase la Fig. A3 del Anexo. Los datos de satisfacción media
reportada según región nos permiten clasificar a tres de las regiones como de ‘alta satisfacción
promedio’ (Patagonia, Pampeana y NOA) y a las tres restantes de ‘baja satisfacción
promedio’, siendo los extremos de mayor y menor bienestar medio la Patagonia (2,88) y
C.A.B.A. (2,7). Estas conclusiones provisorias coinciden con las de TNS Gallup-UP (2011),
donde se argumenta que “quienes menos declaran ser ‘muy felices’ son los entrevistados de la
Capital Federal (…) vivir en una gran ciudad no es garantía de felicidad”.
La Tabla 2 nos provee una segunda aproximación intuitiva a los datos, mostrándonos la
distribución de las respuestas de satisfacción con la vida según región geográfica. El mayor
porcentaje de ‘nada satisfechos’ y el segundo mayor de ‘no muy satisfechos’ se da en
C.A.B.A., mientras que la mayor proporción de ‘bastante satisfechos’ y de ‘muy satisfechos’
corresponde a la Patagonia y la región Pampeana respectivamente.
Tabla 2.2 Satisfacción con la vida en la Argentina según las seis regiones geográficas.

Para nada No muy Bastante


satisfecho satisfecho satisfecho Muy satisfecho Total
Frec. % Frec. % Frec. % Frec. %
Pampeana 369 6,85 1194 22,17 2607 48,4 1216 22.58 5386
Cuyana 34 4,49 202 26,65 389 51,32 133 17.55 758
NEA 59 5,44 283 26,11 570 52,58 172 15.87 1084
NOA 30 3,08 264 27,13 487 50,05 192 19.73 973
Patagonia 38 4,85 171 21,84 422 53,90 152 19.41 783
CABA 364 10,95 879 26,44 1,476 44,40 605 18.20 3324
Total 894 7.26 2993 24.32 5951 48.35 2470 20.07 12308

Fuente: Latinobarometro (1997-2010) Base: Población argentina. Nota: Para referencia cuales son las provincias de cada región y su
satisfacción promedio véase la Fig. A3 del Anexo.

26
Como existe evidente heterogeneidad regional en ciertas variables que hacen al bienestar
de la población (e.g. ingreso, salud, ocupación, educación), es necesario reemprender el
análisis econométrico si queremos captar el efecto más ‘puro’ de vivir en las distintas zonas
geográficas de la Argentina (véase Tabla 3). Primero, los testeos de significatividad conjunta
revelaron que la inclusión de las variables ficticias regionales resulta relevante al análisis (e.g.
para el cuarto modelo: Prob>chi2=0.0008). Segundo, una vez se controla la salud del
encuestado, se llega a la conclusión de que no hay evidencia suficiente para afirmar que vivir
en la Capital esté asociado, ceteris paribus, con peor bienestar esperado que aquel de las
regiones de ‘alta satisfacción promedio’ (i.e. Patagonia, Pampeana y NOA). Tercero, a los
niveles convencionales, vivir en Cuyo o en el NEA sí esta correlacionado con menor
esperanza de satisfacción con la vida.

2.5 Sentido de libertad y control


La libertad es una condición necesaria para que el ser humano pueda estar genuinamente
satisfecho con la vida que lleva. Difícilmente pueda concebirse que alguien cuya libertad ha
sido privada por la esclavitud, la intolerancia, la tiranía de un gobierno dictatorial o la pobreza
extrema tenga un bienestar autentico. Haybron (2010, p. 186) señala que uno de los requisitos
esenciales para la “autenticidad” de la felicidad es el la autonomía de pensamiento y acciones.
Autores de la Economía Conductual, como Frey, Benz y Stutzer (2004), postulan que la
libertad importa en tanto los individuos no sólo valoran el resultado final de las distintas
situaciones sino también el camino o el procedimiento que llevó a su resolución (Procedural
Utility). Es así que los procesos les importan a los individuos en tanto contribuyen a saciar sus
necesidades psicológicas de autonomía (sentirse en control de su vida), asociación (sentirse
parte, incluido) y competencia (sentirse útil, apto)19 .
Asimismo, los científicos de la Economía de la Felicidad no han ignorado el estudio de la
libertad y el sentido de control personal. Por ejemplo, Inglehart et al. (2008) sostienen que,
junto con el desarrollo económico, fue la mayor percepción de libertad de los individuos
(producto del avance de la democracia, la religiosidad y la tolerancia social) el principal factor
que contribuyó a la mejora en los niveles de bienestar subjetivos mundiales evidenciada a
partir de 1981. Además, los Autores argumentan que una vez cubierto el umbral de
necesidades básicas, las sociedades pasan de centrarse en políticas de maximización del
crecimiento económico (supervivencia) a enfocarse en formas extraeconómicas de
incrementar las libertades de la población (e.g. tolerancia, democracia y libertad de
expresión). Otra investigación, a cargo de Helliwell, Huang y Harris (2008, p.10), llega a la
interesante conclusión de que, incluso cuando el sentido de libertad es globalmente apreciado,
el mismo es valuado en magnitudes superiores en las sociedades “individualistas” versus
aquellas “colectivistas”.
La Fig. 3.7 nos brinda una aproximación a la principal conclusión del presente trabajo en
lo que a la libertad se refiere. Los gráficos muestran cómo la probabilidad esperada de ser
muy poco (Pr (Lifesat==1)) o muy (Pr (Lifesat==10)) satisfecho con la vida cambia según el
entrevistado se considere nada (‘1’) o muy (‘10’) libre en su vida. Como es lógico, hay
evidencia de que la libertad percibida está positivamente correlacionada con mayor
probabilidad de reportar niveles superiores de bienestar subjetivo. De igual modo, la Tabla 4
corrobora este resultado, ya que en todas las especificaciones los coeficientes que acompañan
a mayores niveles de libertad son positivos y significativamente distintos de la categoría base
(‘1’).

19
Traducción propia de los términos “autonomy, relatedness and competence” (p.381)

27
Fig. 3.7 Libertad y satisfacción con la vida- WVS
.1

.3
.08

Pr(Lifesat==10)
Pr(Lifesat==1)

.2
.06
.04

.1
.02
0

0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Libertad y control en la vida


Fuente: WVS. Estimación utilizada: Modelo 3 Tabla 4. Nota: La libertad subjetiva del entrevistado se capta con la pregunta: “Algunas
personas sienten que tienen libertad de elegir y control total sobre sus vidas y otras personas sienten que lo que hacen no tiene ningún
efecto en lo que pasa en sus vidas. ¿Cuánta libertad de elegir y de control siente usted que tiene sobre la forma en que le resulta su
vida? Por favor use esta tarjeta para ayudarnos con su respuesta, el 1 significa "nada" y el 10 "mucha".”

2.6 Democracia

En la sección anterior se llegó a la conclusión de que hay evidencia suficiente para afirmar
que el bienestar de los argentinos está positivamente correlacionado con su percepción de
libertad. A continuación, se analizará una de las formas por excelencia de hacerla valer: la
democracia.
La participación democrática es, según Sen (2000), Stiglitz, Sen, Fittoussi (2009) y la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948, una de las libertades esenciales
que tenemos razones para estimar en nuestras vidas. Como mencionamos en la sección
anterior, Inglehart et al. (2008) sostienen que el desarrollo de la democracia fue un
componente fundamental para la mejora reciente en el bienestar global. Por otro lado, algunos
científicos aseveran que si bien la correlación entre participación y satisfacción es positiva en
Latinoamérica, la dirección de la causalidad sería de la felicidad a la participación
democrática, y no viceversa (Weitz-Shapiro y Winters, 2008). A su vez, dicha publicación
llega a la conclusión de que los países en donde el voto es obligatorio, como en la Argentina,
el bienestar subjetivo suele ser inferior al resto.
Además, desde la perspectiva de la utilidad procedimental (Frey, Benz y Stutzer, 2004), la
democracia ayudaría a saciar las tres necesidades innatas de autonomía, ya que el individuo se
siente libre de votar o participar como le plazca; asociación, ya que tiende, por un lado, a
identificarse con el partido político al cual brinda su apoyo, y por el otro, a sentirse
ciudadano; y competencia, ya que lleva a los ciudadanos a percibir que tienen influencia
significativa en el rumbo del país.
Los datos de Latinobarómetro, trabajados en la Tabla 3, corroboran la idea de que en la
medida en que los entrevistados se asuman más satisfechos con la democracia argentina serán
más proclives a reportar niveles de satisfacción superiores. Por otro lado, las estimaciones en
base a la WVS parecen apuntar a una conclusión opuesta; aunque hay que tener en cuenta que
allí ya se controla por la pregunta de libertad y el sentido de control en la vida.

28
Tabla 2.3 Ingreso subjetivo y satisfacción con la democracia argentina.
Nada No muy Más bien
satisfecho satisfecho satisfecho Muy satisfecho Total
Frec. % Frec. % Frec. % Frec. %
1-Les alcanza 130 13,24 406 41,34 341 34,73 105 10,69 982
bien
2-Les alcanza 1002 12,9 3484 44,86 2680 34,51 600 7,73 7766
justo
3-T iene 1192 18,77 2990 47,09 1757 27,67 411 6,47 6350
dificultades
4-T iene grandes 670 28,18 1045 43,96 528 22,21 134 5,64 2377
dificultades
Total 2994 17,13 7925 45,35 5306 30,36 1250 7,15 17475

Fuente: Latinobarómetro (1995-2010). Base: Población argentina. Nota: La satisfacción con la democracia se capta a través de la pregunta:
“¿Diría Ud. que está que está muy satisfecho, más bien satisfecho, no muy satisfecho o nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia
en Argentina?”

A su vez, es interesante notar que los argentinos entrevistados de 1995 a 2010 por
Latinobarómetro evidencian un marcado descontento con el funcionamiento de la democracia
en su país; casi dos tercios (62,48%) de los entrevistados admitieron sentirse ‘nada’ o ‘no
muy’ satisfechos con el mismo (Tabla 2.3). Adicionalmente, dicha tabla nos muestra la
distribución de respuestas de satisfacción con la democracia según ingreso subjetivo y, como
era de esperar, salta a la vista la relación entre ambos elementos determinantes del bienestar.
Así es que los argentinos con ‘grandes dificultades para cubrir sus necesidades’ fueron los que
se mostraron menos satisfechos con la democracia, mientras que los que comunicaron alto
ingreso subjetivo representaron la mayor proporción de ‘muy satisfechos’ (10,69%).

2.7 Capital Social

T he natural disposition is always to believe. It is acquired wisdom and experience only that teach incredulity, and they very seldom teach it
enough. (…) We trust the man who seems willing to trust us.
Adam Smith, Teoría de los Sentimientos Morales, Parte VII Sección IV, 1759.

La OECD (2011, p. 171) define al capital social como los vínculos, normas, acuerdos y
valores compartidos que facilitan la cooperación dentro o entre grupos, y, al igual que el
capital físico, el capital social puede demorar mucho tiempo (incluso generaciones) en
acumularse. Uno de los factores intrínsecos a toda relación social, incluidas aquellas de
carácter económico, es la creencia de que la otra parte no traicionará nuestra confianza y
buena fe; algunos estudios en Economía Conductual, incluso, postulan que a menudo estamos
dispuestos a relegar parte de nuestra utilidad en pos de castigar a aquellos que percibimos
están siendo injustos o nocivos en su accionar (Rabin, 2001). En la Economía de la Felicidad
es muy común utilizar a la confianza interpersonal como proxy del capital social y,
afortunadamente, tanto la WVS y como Latinobarómetro incluyen en sus cuestionarios la
pregunta de: “Hablando en general, ¿diría usted que se puede confiar en la mayoría de las
personas o que uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás?”. A
continuación, reseñaremos algunos estudios que muestran el impacto de la (des)confianza
sobre el bienestar subjetivo, para luego analizar qué nos revelan los datos para la Argentina.
Helliwell y Huang (2011), recalcan que los índices de confianza agregados no son un dato
trivial, ya que un bajo de capital social puede ser un fuerte detrimento al crecimiento y
desarrollo de un país. Luego, exploran algunos de los inconvenientes “micro” y “macro”
asociados con la desconfianza, como ser: menores niveles de bienestar subjetivo, innovación,
participación democrática, crecimiento económico, rendimiento del mercado laboral y salud,
junto con mayores costos de monitoreo de contratos, mayores índices de suicidios,
delincuencia y de accidentes de tránsito.

29
A su vez, una publicación a cargo de Knack (2001) obtuvo como resultado una alta
correlación (0,65) entre la confianza interpersonal reportada en promedio y la proporción de
billeteras extraviadas adrede 20 que fueron devueltas en 14 países europeos y los Estado
Unidos. Claramente, esto representa evidencia en favor de que las percepciones de los agentes
no se forman de la nada sino a partir de las vivencias de primera mano en dichas sociedades.
En Argentina, los niveles de confianza interpersonal son bajos en relación con los resto del
mundo; mas similares a los regionales (véase Fig. 3.8). Se verifican, por otro lado, los mismos
patrones de confianza en Argentina que en los países de la OECD (2011, p.181), es decir, en
promedio: a) los hombres son apenas más confiados que las mujeres, b) los jóvenes tienden a
ser más desconfiados que sus mayores, c) la confianza interpersonal decrece cuanto menor sea
el ingreso subjetivo y d) cuanto menor sea el nivel de educación completada. Además, los
datos sugieren que la confianza media es un indicador estable en el tiempo, ya que la
proporción de argentinos que ‘confían’ en los demás es de 19,60% para los datos de 1984-
2006, apenas inferior a los 20,28% observados de 1995-2010 para Latinobarómetro. Vale la
pena notar que existen claras diferencias en los niveles de confianza interpersonal según
región geográfica: mientras que en la Capital Federal se observa un alto índice de confianza
medio (22,76%), en la Patagonia tan solo un 13,93% reconoce que puede confiar plenamente
en sus conciudadanos.
Fig. 3.8 Confianza interpersonal según sexo, edad, ingreso subjetivo y categoría educacional
30
Porcentaje de personas que pueden confiar

25

20

15

10

0
Secundaria completa
Superior incompleta
Tiene dificultades

Patagonia
Hombre

Grandes dificultades

Basica completa

Mundo

NEA
Basica Incompleta

Secundaria incompleta
Mujer

Latinoamerica

Capital Federal
Les alcanza justo
Les alcanza bien

Superior completa

Cuyo
61+

NOA
Argentina
18-25
26-40
41-60

Analfabeto

Pampeana

Fuente: Latinobarometro (1995-2010), y WVS 1-5 para datos de confianza a nivel mundial. Nota: para ver el los resultados similares de
OECD (2011) véase: http://dx.doi.org/10.1787/888932493100

En base al análisis econométrico de los datos de Latinobarometro, hay evidencia suficiente


para afirmar que, en el medida en que el entrevistado perciba que la mayoría de sus
compatriotas no son confiables (bajo capital social percibido), menor probabilidad esperada
tendrá de reportar altos niveles de bienestar subjetivo. Es importante recalcar que dicha
asociación es negativa y significativa en todas las especificaciones, incluso tras controlar por
la pregunta de confianza en la Justicia.

20
Abandonadas con el equivalente a 50 USD, la dirección y número de teléfono de los supuestos dueños. Es
importante aclarar que los resultados no dependen de que se controle por PBI.

30
3. Factores determinantes internos del bienestar en Argentina

3.1 Edad

Uno de los resultados más generales y robustos en la economía de la felicidad es que la


satisfacción con la vida presenta, ceteris paribus, una relación en forma de ‘U’ con respecto a
la edad 21 (Blanchflower y Oswald, 2004; Di Tella, 2001; Rossi, Gerstenbluth y Triunfo, 2008;
van Landeghem, 2011). Por otro lado, estudios como Blanchflower y Oswald (2011, p.15)
analizan el patrón de consumo de antidepresivos 22 según los años de vida del entrevistado y
concluyen que el mismo es consistente con el patrón convexo de la edad y el bienestar.
Obviamente, no es trivial que exista evidencia contundente en favor de que el bienestar de los
individuos varíe según sus edades, esto constituye la refutación más clara a las nociones
deterministas de bienestar de “punto fijo” ya exploradas, i.e. aquellas que sostienen que los
niveles de bienestar de los individuos siempre tienden a un punto de equilibrio estable.

Fig. 4.1 Efecto marginal de la edad sobre la satisfacción con la vida- Latinobarómetro (1997-2010)
.015

.002
.001
.01
Contrasts of Pr(Lifesat==4)

Contrasts of Pr(Lifesat==1)
.005

0
-.001
0
-.005

-.002

10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Edad
Fuente: Latinobarómetro (1997-2010). Estimación utilizada: Modelo 1 T abla 3. Base: Población argentina

En el presente trabajo, se ha optado por incluir las variables edad y edad al cuadrado a las
regresiones para captar la presencia de efectos no lineales entre los años de vida y el bienestar
de los argentinos. Afortunadamente, los coeficientes que acompañan a la edad y edad al
cuadrado resultaron significativos por sí mismos en las especificaciones de las Tablas 3 y 4 23 .
La Fig. 4.1 grafica el efecto marginal de un año más de vida en la probabilidad de admitir
‘mucha’ (Pr (Lifesat==4)) o ‘nada’ (Pr (Lifesat==1)) satisfacción con la vida, evidenciándose
un punto de inflexión alrededor de los 50 años.
Por último, los test de significatividad conjunta de las interacciones introducidas arrojan
evidencia de que el efecto de un año más de vida sobre el bienestar varía según la salud,
ocupación e ingreso subjetivo del entrevistado.
21
El mínimo de satisfacción suele alcanzarse, en promedio, entre los 40 y principios de los 50 años de vida
22
De acuerdo a los Autores: la forma más directa en que los seres humanos “compran felicidad”.
23
Únicamente dejan de serlo por si mismos cuando se incluyen interacciones entre edad y otras variables.

31
3.2 Religión
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de pecadores, ni se sienta en la reunión de impíos, sino
que se complace en la ley del Señor y la medita de día y noche! Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su
debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
La Biblia, Salmos, Salmo 1 24

La felicidad ocupa un lugar central en todas las principales religiones. Sin embargo, estas
no plantean como ideal alcanzar una felicidad superficial sino un bienestar profundo,
equilibrado, pleno y duradero cual “árbol plantado al borde de las aguas”. En general, se
puede afirmar que la noción de felicidad que en ellas se adopta es una concepción mucho más
aristotélica que hedonista. A modo de ejemplo, en el budismo se plantea la dicotomía entre el
sukha, concepto utilizado para referirse a este tipo de satisfacción profunda, y se lo
contrapone al dunkha, que puede surgir a partir de estados mentales nocivos para el ser
humano, e.g. la satisfacción egoísta de caprichos (“cravings”) o el odio (Ekman et al., 2005).
Diener, Tay y Myers (2011), Helliwell (2007) y Inglehart et al. (2008) son uno de los
pocos científicos que se han interiorizado en la correlación entre religión y bienestar
subjetivo. En estas publicaciones se sostiene que, dependiendo de ciertas características
sociales 25 , la religiosidad puede ayudar a elevar la satisfacción con la vida de los creyentes a
través de: mayor sensación de seguridad, predictibilidad y sentido en sus vidas, sensación de
que son respetados, y, en ocasiones, mayor apoyo social.
En las secciones introductorias se ha observado que una proporción reducida de argentinos
considera a la religión como una fuente importante de felicidad (Fig. 2.2). A continuación, se
intentará determinar si existe evidencia de correlación entre nivel de religiosidad y el
bienestar transmitido en las encuestas. En el presente trabajo se ha captado la religiosidad del
entrevistado a través de dos preguntas diferentes: en la WVS se le pregunta, en una escala del
1 al 10, “¿en qué medida es importante Dios en su vida?”; mientras que en Latinobarómetro
se le pregunta al entrevistado cuán practicante se considera. Los resultados del análisis
econométrico son los siguientes:
Por un lado, la Tabla 1 nos revela que no hay evidencia suficiente para afirmar que la
importancia de Dios promedio de un país sea una variable relevante para explicar las
diferencias en bienestar subjetivo que existen entre los 57 países de la 5ta ola de la WVS.
Por otro lado, las estimaciones de Latinobarómetro nos dicen que los argentinos que
admiten ser más practicantes son, en promedio, más proclives que el resto a reportar niveles
de bienestar subjetivo superiores. Un resultado interesante es que el bienestar subjetivo
esperado de los religiosos ‘no practicantes’ y los que ‘no tienen religión’ (ateos, agnósticos,
etc.) no es, a los niveles convencionales, significativamente diferente. De igual modo, la
introducción de las dummies de importancia de Dios en la vida (1 a 10) resultó ser
conjuntamente significativa en las especificaciones de la Tabla 4, y se evidencia que, en
promedio, las personas que no consideran a Dios importante en sus vidas (‘1’) tienen menor
probabilidad esperada de reportar niveles altos de satisfacción con sus vidas.
En conclusión, esta ‘paradoja de la religión’, llamada así por la diferencia entre la
significatividad micro de la religiosidad (Tablas 3 y 4) versus la irrelevancia macro de la
misma para explicar las diferencias de bienestar entre países (Tabla 1), puede explicarse a
partir de lo expuesto en Diener, Tay y Myers (2011): la religiosidad sólo estaría asociada
positivamente con la satisfacción de vida en los países subdesarrollados (e.g. Argentina). Por
consiguiente, es razonable considerar que en muestras grandes que incorporasen también a los
países desarrollados el efecto de la religión sobre el bienestar tendiera a contrarrestarse o
neutralizarse (Véase Tabla 1 y Tabla 5 del Anexo).
24
“El libro del Pueblo de Dios: La Biblia”, ISBN 950-09-0430-6
25
Los efectos de la religión sobre el bienestar tienden a ser positivos cuanto más practicante sea la sociedad en
su conjunto y cuantas más necesidades insatisfechas hayan.

32
3.3 Género

Históricamente, los estudios acerca de los elementos determinantes del bienestar han
apuntado a que las mujeres poseen, en promedio, mayor probabilidad de considerarse
satisfechas con sus vidas. Sin embargo, los resultados de la presente tesis corroboran las
conclusiones de trabajos más recientes, donde el género no aparece como una variable
significativa para explicar el bienestar subjetivo (Florenzano y Dussaillant, 2011; Helliwell,
Layard y Sachs, 2012; Layard, 2005; Stevenson y Wolfers, 2008 b)
Las Tablas 3 y 4 nos revelan que, una vez se controla por una serie de variables relevantes
(e.g. ingreso, estado civil y edad), los hombres y mujeres de la Argentina no difieren de forma
significativa en su bienestar subjetivo esperado. Por último, la Tabla 3.1 nos muestra la
distribución de respuestas de satisfacción con la vida según género y nos indica que los
hombres tuvieron mayor porcentaje de ‘bastante’ y ‘muy’ satisfechos que las mujeres
argentinas encuestadas.
Tabla 3.1 Género y satisfacción con la vida en la Argentina – Latinobarometro (1997-2010)
Para Nada No Muy Bastante Muy Satisfecho Total
Satisfecho Satisfecho Satisfecho
Frec. % Frec. % Frec. % Frec. %
Hombres 517 8,25 1546 24,68 2961 47,26 1241 19,81 6265
Mujeres 620 9,09 1766 25,9 3111 45,63 1321 19,38 6818
Total 1137 8,69 3312 25,32 6072 46,41 2562 19,58 13083
Fuente: Latinobarometro (1997-2010)

3.4 Salud
No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad
Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios, 1994

Teniendo en cuenta que la salud es uno de los componentes fundamentales para determinar
tanto la calidad como la duración de nuestras vidas, no es extraño que, a priori, los argentinos
consideren que una mejora de la misma les ayude a alcanzar una mayor felicidad (véase Fig.
2.2 de la sección introductoria). Asimismo, si bien no es claro cuál sea el sentido de la
causalidad, lo cierto es que los resultado de este trabajo, como de numerosos estudios citados
a continuación, refuerzan la intuición de que bienestar y salud están íntimamente
relacionados.
Por otro lado, es importante aclarar que la justificación para garantizar un nivel adecuado
de salubridad no sólo es válida desde perspectivas éticas, de Derechos Humanos, o, como se
verá seguidamente, de bienestar subjetivo. La justificación debe también ser económica, ya
que hay evidencia de que la creciente influencia de ciertas enfermedades va en detrimento del
desarrollo y el crecimiento. Por ejemplo, Bloom et al. (2011) calculan que el impacto de
ciertas afecciones no contagiosas (e.g. cardiovasculares, pulmonares crónicas, mentales, la
diabetes y el cáncer) será tal que provocarán una pérdida de producto acumulada durante las
próximas dos décadas de 47 billones de dólares estadounidenses. Dicho estudio aclara que
esta magnitud representa el 75% del PBI global en 2010, y que sería suficiente para erradicar
gran parte de la pobreza por, al menos, medio siglo. Por cierto, dada la extensa literatura 26 que
analiza la interrelación entre bienestar subjetivo, longevidad y, entre otras, las enfermedades

26
Ver De Neve et al. (2013) para un resumen de dichas publicaciones. Véase también Blanchflower y Oswald
(2008), Danner, Snowdon y Friesen (2001), Diener y Chan (2011) Diener, Lyubomirsky y King (2005),
Fredrickson et al. (2013), y, por último, Helliwell, Layard y Sachs (2012).

33
consideradas en Bloom et al27 , no es ilógico pensar que mejoras en la satisfacción de vida de
la población lleven, muy probablemente, a un mayor crecimiento económico.
Incluso, existe abundante evidencia de que el bienestar subjetivo no sólo está
correlacionado con indicadores objetivos sino también con las percepciones subjetivas de
nuestra salud; las mismas son captadas en la WVS y Latinobarometro por la pregunta: “¿En
los últimos 12 meses, Ud. diría que su salud física ha estado 1-muy bien 2-bien 3-regular 4-
mal o 5-muy mal?”. La significatividad de la salud subjetiva en la satisfacción con la vida se
ha corroborado tanto en países desarrollados (OECD, 2011; Ohtake, 2012) como en la
Argentina y la región latinoamericana (Ciocchini, Molteni y Brenlla, 2009; Florenzano y
Dussaillant, 2011; Rossi, Gerstenbluth y Triunfo, 2008). Igualmente, hay que tener en cuenta
la existencia de un fuerte sesgo por optimismo u optimism bias en las respuestas de la región
(Graham, Chattopadhyay y Picon, 2010). Como su nombre lo denota, el mismo radica en el
hecho de que la brecha en evaluaciones subjetivas sea menor que la brecha en condiciones
objetivas de vida (e.g. en salud, educación, ingreso, etc.). Una propuesta para mitigarlo sería
que se incorporen preguntas que apunten a captar la salud objetiva de las personas, como ser
el número de visitas al médico o la cantidad de veces enfermo en el último año.
Las estimaciones del presente trabajo corroboran el efecto significativo de la salud
subjetiva en la satisfacción de vida de los argentinos (Tablas 3 y 4). Tal es su impacto, que
pasar de una ‘muy buena’ a una ‘muy mala’ salud representa, ceteris paribus, un golpe al
bienestar esperado comparable al shock de una baja desde el escalafón máximo al mínimo de
ingreso subjetivo. La Fig. 4.2 nos ofrece una aproximación más intuitiva de los resultados,
mostrándonos como varía la probabilidad esperada de admitir ‘nada’ o ‘mucha’ satisfacción
con la vida según cambie la salud subjetiva reportada.
Fig. 4.2 Satisfacción con la vida y salud subjetiva- Latinobarómetro
.3

.3
.25

.25
Pr(Lifesat==4)
Pr(Lifesat==1)
.2

.2
.15

.15
.1

.1
.05

.05

Muy Buena Regular Mala Muy Muy Buena Regular Mala Muy
Buena Mala Buena Mala
Fuente: Latinobarómetro (1997-2010). Estimación utilizada: Modelo 3 Tabla 4. Nota: Lifesat=1 se refiere al estar ‘Para nada satisfecho’
con la vida, Lifesat=4 se refiere al estar ‘muy satisfecho’ con la vida.

27
Salvo para el cáncer y el asma que, por cierto, contribuyen en un 28% a la pérdida esperada de PBI global
esperada por Bloom et al (2011)

34
Otros resultados secundarios interesantes de las Tablas 3 y 4 son que la asociación entre
salud subjetiva y la satisfacción con la vida esperada variaría según la edad del entrevistado,
la región en donde vive, la inseguridad laboral percibida, y, como se mostró en secciones
anteriores, la pobreza amplificaría el impacto de sucesivos deterioros de salud (Fig. A1 del
Anexo).

3.5 Familia

Sin dudas, la familia es uno de los pilares de la sociedad y una de las instituciones sociales
que más profundamente afectan nuestra vida. Tanto es así, que el Art. 16 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos establece que la misma “es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.”
Como se ha visto en la Fig. 2.2, la ‘vida familiar/hijos’ es una de las dimensiones más
relevantes entre los argentinos a la hora definir las fuentes de la felicidad. En consecuencia, en
el presente trabajo se ha estimado el impacto de dos variables inseparables de la concepción
usual de ‘vida familiar’: estado civil y descendencia.

3.5.1 Estado civil

Numerosos estudios refuerzan el carácter positivo y estadísticamente significativo del


matrimonio en nuestro bienestar (Blanchflower y Oswald, 2004; Easterlin, 1974; Florenzano
y Dussaillant, 2011; Helliwell, Layard Sachs, 2012). Una publicación reciente, a cargo de
Diener, Oishi y Ryan (2013, p.161), brindaría evidencia de que sólo en Latinoamérica y
África Subsahariana los solteros estarían en promedio más satisfechos con sus vidas que los
casados. También, teniendo en cuenta que no todos los matrimonios son iguales, Chapman y
Guven (2010) sostienen que no siempre sería preferible estar casado; la calidad autopercibida
de la relación conyugal sería de vital importancia para determinar el efecto del matrimonio
sobre el bienestar subjetivo.
Los escritos mencionados anteriormente esbozan algunas explicaciones de por qué el
matrimonio es, al menos en promedio, favorable para la satisfacción con la vida. Entre ellas,
vale la pena mencionar que el estar casado contribuiría a una mayor autoestima, compañía,
apoyo emocional y capital social (ya que supone confianza y compromiso duradero entre los
cónyuges); está asociado con mejor salud física y mental, mayor seguridad (psicológica y
económica) para hacer frente a circunstancias negativas de vida; y, finalmente, abre la
posibilidad de división de tareas y economías de escala dentro del hogar. Igualmente, es
importante aclarar que no hay consenso en cuanto a cuál es el sentido de la causalidad entre
bienestar y matrimonio 28 : ¿Somos más felices porque estamos casados? O bien, ¿la gente feliz
tiene más probabilidad de casarse?
Para la Argentina, los datos de Latinobarometro (Tabla 3) nos permiten concluir que, una
vez se han controlado ciertas variables relevantes, el estar casado eleva significativamente la
probabilidad de reportar mayores niveles de satisfacción con la vida. Es importante notar que,
si bien la diferencia entre la categoría base y los solteros es siempre significativa, en ciertas
especificaciones la misma no lo es respecto a la categoría ‘viudo/separado/divorciado’.
Asimismo, las estimaciones econométricas de la Tabla 3 del Anexo corroboran y amplían
las conclusiones anteriores. Primero, vale la pena aclarar que no hay evidencia significativa de
disparidad en el bienestar esperado entre aquellos legalmente casados y quienes tan sólo
conviven. Segundo, hay prueba de desigualdad entre el matrimonio y la viudez; aunque la
misma es débil. Tercero, la satisfacción con la vida esperada de los casados es, a los niveles

28
Véase Frey y Stutzer (2006), publicación que analiza el sentido de la causalidad en base a datos de panel.

35
convencionales, mayor que la correspondiente a solteros, divorciados y separados; siendo esta
última la categoría menos favorable en términos de bienestar subjetivo.
Tabla 3.2 Estado Civil y satisfacción con la vida- WVS (1984-2006)
% Insatisfechos % Medianamente % Satisfechos Satisfacción
(1 a 4) Satisfechos (5 a 6) (7 a 10) Promedio
Casado 8,26 21,01 70,73 7,34 (2,11)
Conviviente 10,23 18,37 71,39 7,28 (2,22)
Divorciado 7,61 25,72 66,67 7,14 (1,93)
Separado 16,26 29,36 54,36 6,45 (2,34)
Viudo 17,07 21,8 61,13 6,82 (2,53)
Soltero 9,38 23,35 67,28 7,14 (2,06)
Total 9,82 21,97 68,2 7,19 (2,16)
Fuente: WVS (1984-2006). Nota: La satisfacción promedio es un promedio simple de los reportes de satisfacción de vida. En paréntesis: Desvíos estándar

3.5.2 Hijos

Uno de los resultados más llamativos en la Economía de la Felicidad es la correlación


negativa entre la cantidad de hijos del encuestado y su bienestar subjetivo (Helliwell, Layard
Sachs, 2012; Kahneman, 2011). Los estudios que analizan este fenómeno suelen teorizar que
se debe al peso de la responsabilidad parental, sumado a la menor disponibilidad de tiempo
libre asociada al cuidado de los niños.
En el modelo 4 de la Tabla 4 del presente trabajo se introdujo la variable ‘número de
hijos’ a la regresión y, por cierto, puede observarse que el coeficiente que la acompaña es
significativamente negativo incluso tras controlar por ingreso subjetivo.

3.5 Educación

La educación es un derecho fundamental, ya que fomenta la construcción de las


capacidades y libertades del individuo. En consecuencia, sería de esperar que su efecto en el
bienestar sea positivo; sin embargo, en el marco de la economía de la felicidad no hay
consenso acerca del signo del coeficiente que acompaña a la educación. Mientras existen
investigaciones que apuntan que la asociación es claramente positiva (Easterlin, 1974;
Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009; Florenzano y Dussaillant, 2011; Di Tella, MacCulloch y
Oswald, 2001), otras concluyen que la misma es negativa (Clark y Oswald, 2004), y por
último, hay quienes sostienen que dichas variables están incorrelacionadas (Layard, 2005;
Rossi, Gerstenbluth, y Triunfo, 2008; Seligman, 2002)
Por un lado, la introducción de las dummies correspondientes a la variable ‘nivel de
educación alcanzado’ resultó conjuntamente significativa en todas las especificaciones de la
Tabla 3. Asimismo, allí se nos presenta evidencia débil de que aquellos que han alcanzado
mayores niveles de educación tienen más probabilidad de reportar ‘mucha satisfacción’ con la
vida; aunque, paradójicamente, los analfabetos son la categoría de mayor bienestar subjetivo
esperado. Siguiendo el razonamiento de Graham y Pettinato (2002), es probable que este
fenómeno esté relacionado con las menores aspiraciones de los analfabetos versus aquellos
que se han formado.
Por otro lado, el coeficiente que acompaña a los años de educación para las estimaciones
realizadas a partir de la WVS sólo resultó significativo en el tercer modelo. Contrariamente a
lo inferido para Latinobarómetro, en este caso el signo de dicho coeficiente resultó negativo.
En conclusión, se podría decir que los resultados del presente trabajo relativos al “efecto
puro” de la educación sobre el bienestar subjetivo son contradictorios, ya que varían según la
base de datos de encuestados analizada. De todos modos, tal como se sostiene en Graham,
Chattopadhyay y Picon (2010, p.256), hay que tener en cuenta que en nuestro análisis

36
econométrico ya hemos controlado por factores que presentan una clara endogeneidad con
respecto a la educación (e.g. ingreso, salud, confianza interpersonal) y que están, a su vez,
muy correlacionados con el bienestar subjetivo. Es decir que, en términos intuitivos, la
educación sí tendría efecto relevante sobre el bienestar; sin embargo el mismo sería de
carácter indirecto, i.e. más formación llevaría a mayor ingreso, salud y capital social, que, por
su parte, conducirían a un mayor bienestar subjetivo.

37
Conclusión

La presente tesina constituye uno de los pocos trabajos que indagan acerca de las
dimensiones determinantes del bienestar subjetivo de la población argentina. Los resultados
obtenidos se basan en el análisis econométrico de las principales encuestas de felicidad
disponibles para el país: Latinobarómetro (1995-2010) y la World Values Survey (1984-
2006). Asimismo, las conclusiones de este estudio concuerdan con los hallazgos más
relevantes de la Economía de la Felicidad. Se evidencia que tienden a reportar, en promedio,
mayores niveles de bienestar subjetivo aquellos argentinos que:

A. Gozan de un mayor ingreso subjetivo.


B. Perciben que su riqueza material es grande en relación con la del resto de la sociedad.
C. Son optimistas acerca de su situación económica futura.
D. No están desocupados ni tienen miedo a quedar sin empleo en el próximo año.
E. Residen en la Patagonia, la región Pampeana, el NOA o la C.A.B.A
F. Perciben un gran sentido de libertad y control en sus vidas.
G. Se muestran satisfechos con el funcionamiento de la democracia argentina.
H. Pueden confiar en la mayoría de sus conciudadanos.
I. Consideran a Dios importante en sus vidas o practican alguna religión.
J. Están legalmente casados o viven en pareja.
K. No tienen hijos.
L. Consideran que han gozado de una buena salud en el último año.

Además, fruto de la investigación realizada surgen los siguientes resultados adicionales:

1) Los hombres y mujeres de la Argentina no muestran, en promedio, diferencias


significativas en su esperanza de satisfacción con la vida.
2) No hay suficiente prueba para afirmar que el efecto puro de una mayor educación
sobre el bienestar subjetivo sea positivo.
3) Se estima que la pobreza tiende a profundizar los efectos nocivos de una peor
salud sobre el bienestar.
4) Si consideramos una muestra que incluya tanto países desarrollados como
subdesarrollados, el impacto de una mayor religiosidad sobre el bienestar
esperado es neutro o, incluso, negativo.
5) Los factores considerados a priori por los argentinos como las fuentes de la
felicidad están claramente correlacionados con el bienestar subjetivo reportado en
la práctica.
6) Incluso tras controlar por ingreso subjetivo, la percepción de la situación
económica nacional actual es una variable relevante para explicar la satisfacción
de los argentinos con la vida que llevan.
7) Existe abundante evidencia en contra de las teorías más deterministas del
bienestar como punto fijo:
i. Si consideramos a los países incluidos en la quinta ola de entrevistas de la
WVS, las diferencias internacionales en términos de bienestar subjetivo
promedio pueden ser explicadas, en gran medida, en base a ciertas variables
38
relevantes; fundamentalmente: el PBI per cápita PPA, la tasa de inflación, la
tasa de desempleo y la satisfacción financiera media de sus habitantes. Por
otro lado, está claro que el PBI per cápita no explica por completo al
bienestar nacional promedio.
ii. Los niveles generales de bienestar subjetivo de la población argentina han
mejorado progresivamente desde la vuelta a la democracia y la Crisis de la
Convertibilidad.
iii. La satisfacción con la vida del encuestado cambia, ceteris paribus, según su
edad. Tal como en la mayoría de las publicaciones, se evidenció que la
relación entre bienestar y edad del entrevistado presenta una forma de “U”.

Recomendaciones y Futuras Direcciones

Futuras investigaciones podrían aspirar a estudiar porqué, ceteris paribus, el vivir en las
diversas regiones del país está correlacionado con distintos niveles de bienestar subjetivo.
Debería evaluarse si este fenómeno se debe a cuestiones idiosincráticas o a condiciones
objetivas de vida dispares no captadas en el presente trabajo, como ser: factores climáticos,
niveles de contaminación, estrés, indicadores de salud e ingreso objetivos.
Sería interesante proponer como otra futura dirección para los estudios de Economía de la
Felicidad que se analice la relación existente a nivel regional o mundial entre los resultados
electorales y los datos de bienestar subjetivo. Por ejemplo, para nuestro país, puede verse en
base a los datos disponibles que el fracaso oficialista en la elección legislativa de 2009
coincidió con uno de los años de menor bienestar subjetivo desde la Crisis de 2001 y con un
PBI en baja (Fig. 3.4). Mientras tanto, el triunfo oficialista de 2011 por más de la mitad de los
votos se correspondió con los mayores niveles de bienestar y producto per cápita del periodo
analizado (Fig. 3.3). Un outlier de este análisis serían las elecciones del 95’ en las cuales se
reeligió a Carlos Menem con un porcentaje alto porcentaje de los votantes aun cuando la
satisfacción media con la vida era relativamente baja.

A lo largo del trabajo se ha visto que el estudio de las encuestas subjetivas de bienestar
puede constituir una herramienta adicional para evaluar la calidad de vida de la población.
Claramente, sería muy beneficioso para el avance de las investigaciones de la Economía de la
Felicidad que la Argentina considerase la recomendación dada recientemente por la Asamblea
General de la ONU. La misma “invita a los Estados Miembros a que emprendan la
elaboración de nuevas medidas que reflejen mejor la importancia de la búsqueda de la
felicidad y el bienestar en el desarrollo con miras a que guíen sus políticas públicas”29 .
Actualmente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Francia, Reino
Unido, Bután y Chile han empezado a darle, progresivamente, mayor relevancia al
relevamiento y análisis de este tipo de encuestas. Sin embargo, no habría que perder de vista
que el estudio de los datos subjetivos debería complementarse con los indicadores objetivos
de las distintas dimensiones que hacen al bienestar y la calidad de vida de la sociedad.

29
Res. 65/309. “La felicidad: hacia un enfoque holístico del desarrollo”, Resolución aprobada por la Asamblea
General el 19 de julio de 2011.

39
ANEXO

Tabla 1 Satisfacción con la vida promedio sobre PBI per cápita, inflación, tasa de desempleo y satisfacción
financiera promedio en 57 países- 5ta wave WVS (Corte Transversal)

-1 -2 -3 -4
Variable Dependiente: OLS OLS OLS OLS
S atisfacción con la vida promedio (1-10)

Log de PBI per cápita PPA - 0.752*** 0.627*** 0.146


(5.02) (3.92) (1.44)

Importancia de Dios (1 a 10) - 0.0587 0.0705 0.0761


(0.86) (1.03) (2.01)
Edad Promedio - -0.0321 -0.0428 -0.00442
(-1.14) (-1.50) (-0.27)
Tasa de Desocupación -.06892** - -0.0126 0.0157
(-2.80) (-0.54) (1.16)
Tasa de Inflación - - -0.0360* -0.0282**
(-2.27) (-3.21)
S atisfacción financiera - - - 0.832***
Promedio (1 a 10)
(9.59)

Intercepto 1.718 1.794 3.612 0.687


(1.99) 0.96) (1.91) (0.63)
N 54 57 54 53
F 7.85 5.885 5.337 24.52
BIC 144.9 151.2 144.5 81.87
R2 0.1311 0.457 0.522 0.854
*
p < 0.05, **p <0.01, ***p< 0.001 Estadísticos t entre paréntesis. Fuente: WVS (5ta wave), Bolt et al. (2013), World Development Indicators (2013).
Nota: Entrevistados totales en los 57 países: n= 82,029. La variable dependiente, la satisfacción financiera promedio, edad promedio e importancia de
Dios promedio son todos promedios simples de la muestra para cada país. En el presente estudio se asume cardinalidad de la variable dependiente.

Tabla 2 - Satisfacción nacional con la vida promedio y PBI: Datos de panel, regresión de efecto fijo-
Latinobarometro (1997-2010)
Variable Dependiente: Sat -1 -2
de vida promedio (1-4) Fixed Effect XTReg Fixed Effect XTReg

Log PBI per cápita PPA 0.817*** (0.196) -0.154 (0.217)


Crecimiento o variación de 0.002 (0.003) -0.000 (0.002)
PBI per cápita PPA
Tasa de Desempleo - - -0.003 (0.006)
Año 1997
2000 - - 0.010 (0.045)
2001 - - 0.558*** (0.044)
2003 - - 0.737*** (0.045)
2004 - - 0.555*** (0.046)
2005 - 0.625*** (0.047)
2006 - - 0.701*** (0.051)
2007 - - 0.644*** (0.056)
2008 - - 0.548*** (0.062)
2009 - - 0.689*** (0.070)
2010 - - 0.638*** (0.075)
Intercepto 1.522*** (0.317) 2.611*** (0.352)
n 189 181
R2 (within) 0.119 0.811
BIC 25.352 -197.434
Errores estándar en paréntesis + p<0.1, * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001
Fuente: Latinobarometro (1997-2010), Bolt et al. (2013) para datos de PBI per cápita PPA, World Development Indicators (2013) para tasas
de desempleo. Nota: N=19 países latinoamericanos más España. Obs por grupo: min = 5, max = 11. La variable dependiente es un promedio
simple de las respuestas de satisfacción con la vida para el país y el año en cuestión. En el presente estudio se asume cardinalidad de la
variable dependiente.

40
Tabla 3 Factores determinantes de la satisfacción con la vida en Argentina (Latinobarometro: 1995-2010)
Variable Dependiente: Probit Ordenado
Satisfacción de vida (1- 4) (1) (2) (3) (4)

Ingreso subjetivo - Les alcanza bien


Les alcanza justo -0.111* (0.050) -0.068 (0.067) -0.076 (0.070) -0.198* (0.093)
No alcanza, difícil -0.268*** (0.053) -0.251*** (0.072) -0.262*** (0.075) -0.354*** (0.100)
No alcanza, muy difícil -0.603*** (0.063) -0.563*** (0.083) -0.556*** (0.087) -0.561*** (0.121)
Nivel socioeconómico: Muy Bueno
Bueno -0.128** (0.040) -0.088 (0.057) -0.071 (0.059) -0.071 (0.075)
Regular -0.247*** (0.043) -0.130* (0.061) -0.111+ (0.064) -0.122 (0.082)
Malo -0.300*** (0.056) -0.198* (0.079) -0.173* (0.083) -0.030 (0.109)
Muy malo -0.402*** (0.103) -0.174 (0.135) -0.080 (0.141) 0.035 (0.220)
Mujer -0.034 (0.026) -0.037 (0.037) 0.095 (0.074) -0.045 (0.052)
Edad -0.022*** (0.004) -0.013* (0.006) -0.007 (0.009) -0.026** (0.009)
Edad2 0.000*** (0.000) 0.000* (0.000) 0.000 (0.000) 0.000** (0.000)
Educación: superior completa
Analfabeto 0.218+ (0.125) 0.236 (0.173) 0.401* (0.182) 0.612* (0.245)
Básica incompleta 0.014 (0.055) 0.045 (0.077) 0.046 (0.080) 0.051 (0.102)
Básica completa -0.103* (0.047) -0.102 (0.069) -0.106 (0.072) -0.109 (0.096)
Secundario incompleto -0.091* (0.046) -0.090 (0.068) -0.077 (0.070) -0.070 (0.090)
Secundario completo -0.083+ (0.044) -0.065 (0.065) -0.087 (0.068) -0.105 (0.087)
Superior incompleta -0.016 (0.050) -0.037 (0.073) -0.032 (0.076) -0.092 (0.096)
Casado/ Conviviente
Soltero -0.114*** (0.032) -0.111* (0.047) -0.035 (0.087) -0.139* (0.063)
Viudo/Separado/Divorciado -0.097** (0.035) -0.028 (0.050) -0.029 (0.101) -0.081 (0.069)
No Satisfecho con Democracia
No muy satisfecho 0.006 (0.032) 0.042 (0.044) 0.021 (0.047) 0.040 (0.064)
Más bien satisfecho 0.107** (0.035) 0.149** (0.049) 0.129* (0.052) 0.045 (0.073)
Muy satisfecho 0.285*** (0.054) 0.426*** (0.081) 0.407*** (0.086) 0.346** (0.121)
Desocupado Involuntario
Estudiante (sin trabajo) 0.135* (0.065) 0.207* (0.091) 0.929** (0.353) 0.223+ (0.119)
Estudiante (trabajando) -0.050 (0.087) 0.236+ (0.128) 0.392 (0.414) 0.126 (0.175)
Independiente 0.075 (0.061) 0.114 (0.079) 0.203 (0.237) 0.084 (0.113)
Asalariado (empresa pública) 0.167* (0.070) 0.240* (0.094) 0.632* (0.300) 0.304* (0.133)
Asalariado (empresa privada) 0.023 (0.063) 0.109 (0.081) 0.148 (0.242) 0.152 (0.117)
Retirado/Pensionado 0.103+ (0.061) 0.126 (0.086) -0.444 (0.438) 0.151 (0.119)
No trabaja/ama de casa 0.081 (0.052) 0.125+ (0.074) 0.208 (0.255) 0.202* (0.100)

41
Tabla 3 cont. (1) (2) (3) (4)
Economía nacional: muy mala
Mala -0.028 (0.037) -0.018 (0.050) -0.055 (0.054) -0.126+ (0.071)
Regular 0.009 (0.038) 0.015 (0.053) -0.029 (0.057) -0.103 (0.076)
Buena 0.126* (0.049) 0.137* (0.070) 0.083 (0.073) 0.003 (0.097)
Muy Buena 0.166 (0.155) 0.174 (0.207) 0.168 (0.218) 0.068 (0.279)
Economía personal: muy buena
Buena -0.534*** (0.112) -0.511*** (0.154) -0.342 (0.274) -0.539** (0.206)
Regular -0.876*** (0.113) -0.881*** (0.156) -0.627* (0.277) -0.880*** (0.209)
Mala -1.198*** (0.117) -1.138*** (0.162) -1.225*** (0.304) -1.196*** (0.219)
Muy Mala -1.438*** (0.128) -1.453*** (0.175) -1.259*** (0.375) -1.547*** (0.242)
Región: Pampeana
Cuyo -0.111* (0.049) -0.154* (0.076) 0.007 (0.167) -0.373*** (0.096)
NEA -0.159*** (0.042) -0.196** (0.067) -0.358* (0.166) -0.288** (0.096)
NOA -0.096* (0.043) -0.132* (0.062) -0.030 (0.164) -0.071 (0.084)
Patagonia -0.105* (0.050) -0.140+ (0.080) -0.260+ (0.154) -0.056 (0.104)
Capital Federal -0.172*** (0.027) -0.056 (0.042) -0.091 (0.100) -0.065 (0.058)
Buena movilidad futura esperada
Perspectiva neutral (será igual) -0.068** (0.025) -0.101** (0.035) -0.121** (0.037) -0.103* (0.048)
Perspectiva negativa -0.081* (0.041) -0.115* (0.058) -0.133* (0.062) -0.086 (0.084)
Incierto/no sabe -0.116* (0.047) -0.103 (0.074) -0.130+ (0.077) -0.136 (0.118)
Muy preoc por quedar desocupado
Preocupado 0.105** (0.037) 0.011 (0.049) 0.025 (0.320) 0.015 (0.069)
Algo preocupado 0.077+ (0.042) 0.053 (0.060) -1.878* (0.863) 0.069 (0.085)
No preocupado 0.161*** (0.043) 0.113+ (0.064) 1.024 (1.125) 0.133 (0.088)
No está trabajando 0.056 (0.049) 0.068 (0.060) -0.038 (0.185) -0.016 (0.093)
Tasa de Desocupación -0.032*** (0.007) - - - - - -
PIB per cápita PPA -0.397*** (0.028) - - - - - -
Tasa de inflación 0.028*** (0.002) - - - - - -
Confianza (no se puede confiar) -0.129*** (0.028) -0.096* (0.039) -0.079+ (0.041) -0.158** (0.056)
Solo entrevistado fue asaltado
Pariente fue asaltado 0.158** (0.055) - - - - - -
Ambos fueron asaltados 0.181 (0.164) - - - - - -
Ninguno fue asaltado 0.017 (0.024) - - - - - -
Muy buena salud (subjetiva)
Buena - - -0.202*** (0.046) -0.218 (0.382) -0.142* (0.059)
Regular - - -0.397*** (0.053) 0.341 (0.508) -0.352*** (0.070)
Mala - - -0.497*** (0.072) 0.361 (0.786) -0.727*** (0.115)
Muy mala - - -0.328** (0.120) 0.923 (0.917) -0.567** (0.207)

42
Tabla 3 cont. (1) (2) (3) (4)
Riqueza subjetiva: escala 1-10
2 - - - - - - 0.269 (0.172)
3 - - - - - - 0.052 (0.148)
4 - - - - - - 0.242+ (0.142)
5 Media - - - - - - 0.344* (0.139)
6 - - - - - - 0.431** (0.148)
7 - - - - - - 0.329* (0.157)
8 - - - - - - 0.375* (0.191)
9 - - - - - - 0.245 (0.451)
10 Muy Rico - - - - - - -0.704+ (0.424)
Religión: Muy practicante
Practicante - - - - - - -0.231* (0.096)
No muy practicante - - - - - - -0.376*** (0.093)
No practicante - - - - - - -0.211* (0.096)
No tiene religión(ateo, agnóstico) - - - - - - -0.305** (0.114)
Mucha confianza en Justicia
Algo de confianza - - - - - - -0.152 (0.113)
Poca confianza - - - - - - -0.107 (0.110)
Nula confianza - - - - - - -0.270* (0.113)
Dummies no explicitadas
Escala Política (1 izq-10 der) No No Si** Si**
Confianza en Gobierno No No No Si
Principal problema mencionado No No No Si
Año No Si*** Si*** Si**
cut1 -6.982*** (0.377) -3.234*** (0.251) -2.874*** (0.423) -5.064*** (0.650)
cut2 -5.826*** (0.375) -2.087*** (0.249) -1.677*** (0.422) -3.699*** (0.648)
cut3 -4.365*** (0.374) -0.703** (0.248) -0.253 (0.421) -2.180*** (0.647)
N 10101 5034 4765 2842
Pseudo R2 0.093 0.126 0.146 0.119
BIC 22774.100 11614.662 11733.983 6743.338
Errores estándar en paréntesis + p<0.1, * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001
Fuente: Latinobarómetro (1997-2010), Bolt et al (2013), World Development Indicators (2013) para inflación anual y tasa de desempleo, IPC-7provincias del CENDA (2011) para datos de inflación
post-2005. Nota: El modelo (3) incluye las siguientes inte raccione s no explicitadas en la tabla: Edad#Salud (+), Region#Salud (*), Economia personal#Salud (no conjuntamente significativa),
Inseguridad Laboral#Salud(+), Mujer#Año (**), Estado Civil#año (+), Ocupación#edad (no conjuntamente significativa). Base: Población argentina

43
Tabla 4 Factores determinantes de la satisfacción con la vida en Argentina (WVS: 1984-2006)

-1 -2 -3 -4 -1 -2 -3 -4
OPROB1 OLS OPROB2 OPROB3 OPROB1 OLS OPROB2 OPROB3

Satisfacción fin (0.102) (0.059) (0.470)


_Iingsubj2 0.197* 0.452* 0.205+ -1.111 Mala - -1.233*** -0.686*** -0.940
(0.083) (0.214) (0.121) (0.884) (0.169) (0.097) (0.778)
_Iingsubj3 0.091 0.345+ 0.108 -1.804** Muy mala - -1.101 -0.533 -0.340
(0.070) (0.190) (0.107) (0.679) (0.703) (0.394) (0.862)
Importancia de
_Iingsubj4 0.395*** 0.920*** 0.408*** -1.248*
Dios en la vida (1)
(0.065) (0.168) (0.096) (0.582) _Igodimp_2 - -0.303 -0.191 -0.507
_Iingsubj5 0.614*** 1.239*** 0.575*** -0.851+ (0.373) (0.209) (0.396)
(0.056) (0.138) (0.079) (0.479) _Igodimp_3 - 0.020 0.026 -0.184
_Iingsubj6 0.708*** 1.403*** 0.632*** -0.764 (0.343) (0.195) (0.349)
(0.058) (0.148) (0.085) (0.495) _Igodimp_4 - -0.132 -0.079 -0.514
_Iingsubj7 0.977*** 1.714*** 0.830*** -1.245* (0.352) (0.197) (0.339)
(0.057) (0.148) (0.086) (0.491) _Igodimp_5 - 0.336 0.197 -0.290
_Iingsubj8 1.163*** 2.055*** 1.055*** -0.834 (0.224) (0.128) (0.239)
(0.061) (0.155) (0.090) (0.519) _Igodimp_6 - -0.328 -0.223 -0.500+
_Iingsubj9 1.471*** 2.245*** 1.171*** -0.082 (0.262) (0.148) (0.265)
(0.086) (0.219) (0.127) (0.684) _Igodimp_7 - 0.399+ 0.224+ 0.203
10- Muy
1.875*** 2.681*** 1.664*** -0.015 (0.224) (0.127) (0.240)
Satisfecho
(0.078) (0.175) (0.109) (0.618) _Igodimp_8 - 0.299 0.143 0.127
Libertad (1) (0.204) (0.204) (0.116)
_Ifree_2 - 0.269 0.138 0.020 _Igodimp_9 - 0.304 0.117 -0.089
(0.475) (0.267) (0.427) (0.224) (0.127) (0.238)
10-Muy
_Ifree_3 - 0.031 0.042 0.103 - 0.590** 0.329** 0.099
Importante
(0.320) (0.183) (0.294) (0.185) (0.106) (0.204)
_Ifree_4 - 0.578* 0.301+ 0.581* Empleo (Full time)
(0.283) (0.162) (0.264) Part time - 0.010 0.000 -0.216
_Ifree_5 - 0.953*** 0.442** 0.705** (0.133) (0.076) (0.182)
(0.242) (0.140) (0.239) Autónomo - -0.100 -0.054 -0.096
_Ifree_6 - 1.005*** 0.476*** 0.504* (0.115) (0.066) (0.141)
(0.250) (0.144) (0.245) Retirado - -0.184 -0.093 -0.652**
_Ifree_7 - 1.325*** 0.634*** 0.840*** (0.161) (0.093) (0.205)
(0.239) (0.138) (0.236) Ama de casa - -0.079 -0.092 -0.052
_Ifree_8 - 1.495*** 0.748*** 0.814*** (0.123) (0.071) (0.161)
(0.237) (0.137) (0.234) Estudiante - 0.045 0.017 -0.322
_Ifree_9 - 1.489*** 0.727*** 0.791** (0.174) (0.099) (0.243)
(0.250) (0.144) (0.248) Desocup. - -0.515*** -0.275*** -0.407*
10-Muy libre - 2.061*** 1.155*** 1.480*** (0.133) (0.076) (0.170)
(0.232) (0.135) (0.229) Otros - -0.771+ -0.375 -0.689

Salud: Muy Buena (.) (0.454) (0.454) (0.260)


Buena - -0.212* -0.137** -1.041* Mujer - 0.084 0.057 -0.236
(0.088) (0.051) (0.442) (0.084) (0.049) (0.152)
Regular - -0.635*** -0.378*** -0.996*

44
T abla 4 -1 -2 -3 -4 -1 -2 -3 -4
cont.
OPROB1 OLS OPROB2 OPROB3 OPROB1 OLS OPROB2 OPROB3
Nada
Casado Satisfecho
- - - 0.293+
(0.158)
Nro. de
Conviviente - -0.099 -0.062 0.011 - - - -0.040+
Hijos
(0.120) (0.069) (0.119) (0.025)

- -0.447+ -0.271* -0.283 Edad - -0.029* -0.018* -0.038*


Divorciado
(0.236) (0.134) (0.247) (0.014) (0.008) (0.016)
Separado - -0.657*** -0.396*** -0.520** Edad^2 - 0.000+ 0.000* 0.000
(0.162) (0.093) (0.159) (0.000) (0.000) (0.000)
Viudo - -0.228 -0.150+ -0.257

(0.156) (0.090) (0.179) Mie mbro Inactivo -


-0.317+ -0.245*
Humanitaria
Soltero - -0.332** -0.206** -0.414*** -
(0.177) (0.115)

(0.113) (0.065) (0.123) Mie mbro activo -


0.399* 0.132
Humanitaria
Confianza Interpers. -0.095 -0.025 -0.074 (0.185) (0.114) -

(No se puede confiar) (0.096) (0.055) (0.098) Mie mbro de otras No Si** No
asociaciones
- -0.007 -0.006* -0.002
Dummy
Educación No Si Si Si
Año
(0.005) (0.003) (0.006) Intercepto 4.471*

Clase Social: Alta CUT 1 -1.480*** -1.101 -3.527***


Media Alta - 0.868 0.303 BASE CUT 2 -1.277*** - 0.863 -3.351***
(0.758) (0.455) CUT 3 -1.026*** -0.618 -3.060***
Media - 1.062 0.445 0.210 CUT 4 -0.727*** -0.315 -2.686***
(0.754) (0.453) (0.219) CUT 5 -0.133** 0.331 -2.075**
Media Baja - 1.070 0.465 0.100 CUT 6 0.211*** 0.672 -1.620*
(0.754) (0.454) (0.210) CUT 7 0.745*** 1.238 -1.068
Baja - 0.542 0.169 -1.229** CUT 8 1.402*** 1.967+ -0.334
(0.766) (0.460) (0.439) CUT 9 1.757*** 2.377* 0.122

Valores N 5232 2764 2764 1008


2
Frugalidad - -0.170+ -0.098+ 0.018 Adj. R 0.313
(0.098) (0.056) (0.102) Pseudo R2 0.050 0.098 0.130

Perseverancia - BIC 20.234 11.629 10.680 4.420


-0.162+ -0.108* -0.074
Errores estándar en paréntesis
(0.084) (0.048) (0.089) + p<0.10, * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001
Fuente: WVS olas 1-5 Base: Argentina. Nota: Dummies de
asociaciones a las cuales podía ser miembro el entrevistado no
Jefe de explicitadas pero incluidas en el modelo (3) son: partidos políticos,
- - - -0.167 sindicatos, artísticas y religiosas. Las dummies de otros Valores
Familia
incluidos en las regresiones, no explicitados ni significativos son:
(0.103)
independencia, buenos modales, trabajo duro, responsabilidad,
Muy Sat con Democ imaginación, tolerancia, fe, obediencia y altruismo. Interaccione s
incluidas en la estimación del modelo 4 pero no explicitadas son:
Mujer#Ocupación(+), Ingsubj#edad (*), saludsubj#ingresosubjetivo
Algo Satisfecho - - - 0.335* (no conjuntamente significativa), saludsubj#clasesocial (*).
(0.143)
No muy satisfecho - - - 0.146

45
Tabla 5 Dimensiones determinantes del bienestar subjetivo en Argentina en: 1984 versus 2006.
-1 -2 -3
Argentina: 1984 Argentina: 2006 Mundo: 1981 a 2008
Satisfacción Financiera
2.ingsubj 0.557 (0.487) 0.634 (0.445) 0.329*** (0.031)
3.ingsubj -0.043 (0.363) 1.052** (0.349) 0.858*** (0.027)
4.ingsubj 0.920** (0.338) 1.759*** (0.345) 1.394*** (0.026)
5.ingsubj 0.915** (0.346) 1.950*** (0.272) 1.802*** (0.023)
6.ingsubj 1.467*** (0.325) 2.017*** (0.265) 2.355*** (0.024)
7.ingsubj 1.873*** (0.326) 2.524*** (0.257) 2.848*** (0.024)
8.ingsubj 2.301*** (0.374) 2.709*** (0.255) 3.352*** (0.024)
9.ingsubj 3.049*** (0.445) 2.981*** (0.325) 3.636*** (0.028)
10 3.422*** (0.442) 3.352*** (0.276) 4.184*** (0.026)
Salud: Muy Buena
Buena -0.596* (0.263) -0.218+ (0.128) -0.437*** (0.013)
Regular -0.655* (0.268) -0.751*** (0.173) -0.830*** (0.015)
Mala -1.505*** (0.340) -1.793*** (0.358) -1.496*** (0.025)
Muy Mala -0.784 (0.763) - - -1.614*** (0.087)
Mujer 0.022 (0.188) -0.080 (0.132) 0.150*** (0.012)
Casado
Conviviente 0.859 (0.644) -0.006 (0.167) 0.168*** (0.021)
Divorciado 0.436 (0.790) -0.752* (0.333) -0.060+ (0.031)
Separado -1.104* (0.486) -0.310 (0.241) -0.073+ (0.038)
Viudo -0.844** (0.299) -0.083 (0.238) -0.133*** (0.026)
Soltero -0.348 (0.215) -0.002 (0.158) -0.194*** (0.014)
Empleo (Full time)
Part Time -0.179 (0.350) 0.114 (0.196) -0.025 (0.021)
Autónomo 0.131 (0.246) 0.009 (0.183) -0.100*** (0.018)
Retirado 0.908** (0.278) 0.513* (0.216) 0.179*** (0.019)
Ama de casa 0.104 (0.259) 0.230 (0.190) 0.008 (0.018)
Estudiante 0.909+ (0.496) 0.359 (0.256) -0.057** (0.022)
Desocupado -1.251* (0.593) -0.334 (0.242) -0.347*** (0.019)
Importancia de Dios en la vida (1)
2.godimp -0.158 (0.580) 0.553 (0.706) -0.136*** (0.037)
3.godimp -0.460 (0.537) 0.752 (0.484) -0.215*** (0.036)
4.godimp 0.049 (0.466) 0.559 (0.545) -0.268*** (0.041)
5.godimp 0.304 (0.429) 1.309*** (0.350) -0.217*** (0.029)
6.godimp 0.190 (0.456) 0.421 (0.406) -0.186*** (0.031)
7.godimp 0.089 (0.399) 0.752* (0.313) -0.174*** (0.030)
8.godimp 0.410 (0.399) 0.719* (0.280) -0.131*** (0.027)
9.godimp 0.394 (0.452) 1.109*** (0.332) -0.256*** (0.027)
10 0.675+ (0.366) 1.274*** (0.246) -0.033 (0.021)
Confianza interpersonal
No se puede
-0.590** (0.186) 0.107 (0.151) -0.105*** (0.012)
confiar
Educación -0.022 (0.033) -0.009 (0.006) -0.000 (0.001)
Intercepto 6.470*** (0.687) 4.798*** (0.389) 5.172*** (0.034)
N 609 896 141030
adj. R2 0.286 0.296 0.336
Errores estándar entre paréntesis + p<0.1, * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001 Fuente: WVS waves 1 a 5.

46
Fig. A1 La pobreza amplifica los efectos de los problemas de salud- Contrasts of Predictive
Margins of saludsubj
.15
Diferencia en Pr(Lifesat==1)

.1
.05
0

Pasar de muy buena Pasar de muy buena Pasar de muy buena Pasar de muy buena
a buena. (2vs1) a regular. (3vs1) a mala. (4vs1) a muy mala. (5vs1)

Salud subjetiva en el último año


Les alcanza bien, pueden ahorrar Les alcanza justo, sin grandes dificultades
No les alcanza, tienen dificultades No les alcanza, tienen grandes dificultades

Fuente: Latinobarómetro (1997-2010). Estimación utilizada: Tabla 3 Modelo 2. Nota: En eje de abscisas se muestra la diferencia en
probabilidad estimada de ser 1-“ Para nada satisfecho” (con la vida) cuando se pasa de “ Muy buena” salud subjetiva a alguna
categoría inferior. Pasar a peores categorías de salud tiene un impacto mayor en la probabilidad de ser “ nada satisfecho” para
aquellos de menor ingreso subjetivo.

Fig A2 Riqueza subjetiva y probabilidad de estar ‘muy satisfecho’ con la vida - Predictive
Margins with 95% CI’s
.6
.4
Pr(Lifesat==4)
.2
0

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Escala de 1 "pobres" a 10 "ricos" (subjetivo)
Fuente: Latinobarómetro. Estimación utilizada: Modelo 4 de la T abla 3
47
Fig. A3 División geográfica de la Argentina y satisfacción promedio con la vida según región.

Satisfacción promedio en vida (1-4)


2,9

2,85

2,8

2,75

2,7

2,65

2,6
Patagonia Pampeana NOA Cuyo NEA CABA

Región Geográfica

Fuente: Latinobarometro (1997-2010).

Definición de Probit Ordenado en el STATA Base Reference Manual (p. 1413):

48
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