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ISSN: 1130-3743, EDUCACION Y VERDAD Education and truth Education et vérité José Maria Baario MaEsTRE Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Educacion. Centro de Forma- ion del Profesorado, Departamento de Teoria ¢ Historia de la Educacién. &/ Rector Royo Villanova, s/n. Ciudad Universitaria, 28040 Madrid. Correo-e: Jmbarrio@edu.sucm.es Fecha de recepeidn: enero de 2008 Fecha de aceptacién definitiva: abril de 2008 BIBLID ((1130-3743) 20, 2008, 83-99] RESUMEN 1a Teoria de la Educacién ha de afrontar el reto de devolver a muchos docen- tes el valor de educar en un contexto que culluralmente resulia en muchos aspectos deseducativo. La contracultura del nihilismo banal, que menudo incluso se despa- cha desde la escuela, supone un importante obsticulo para toda tarea educativa que, cenre otras facetas, ene mucho que ver con dar referencias de sentido. La pedago” gia tiene algo que hacer ~y es seguro que lo tiene~ sélo si es capaz de recuperar desde su tradicién socritica, cl prestgio cultural del conocimiento, y €s0 no es otra cosa que el prestigio de la razn como capacidad de verdad Palabras clave: Socrates, sihilsmo, educacion, verdad SUMMARY Educational Theory has to face the challenge of recovering for many teachers the value of education, within a cultural frame that could be deemed as 2 hindrance © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.99 84 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE to education, The nihilistic and trivial «counterculture, delivered often from the school itself, represents an important obstacle for every educational task, always related to giving sense-references. Pedagogy will have a role nowadays oniy if i is able, according to its Socratic tradition, to recover the cultural prestige of knot ledge, which is not anything different to the prestige of reason as capable of truth Key words: Socrates, nihilism, education, truth SOMMATRE Ia Théorie de l'Bducation doit fare face au défi de restituer la valeur de Pen- scignement dans un contexte qui se monte trop souvent contraire & léducation elle ‘méme. La contze-cultuse> du nihilisme banal, tate bien souvent dés V'école méme, centraine une importante barrére face 4 ls Pédagogie, dont Vobjet, woublions pas, est de fournir, enre autres, des références de sens. La Pédagogie aura, sans doute, quel que chose 4 faire au moment ou elle sera capable de récupérer (selon la tradition socratique) le prestige culturel de la connaissance, clest & dire: lorsqu'elle sera caps ble de réeupérer a saison- comme outil pour atteindse la verte Education, vérté Mots clef Socrate, nihilism 1, UN RETO PARA La TeoRIA bE LA EDUCACION El mayor desaffo que la Teoria de la EducaciGn -y concretamente la Antropo- logia pedagdgica— ha de afrontar en ef momento presente es devolver a los edu- cadores ef animo para educar. El desaliento cunde entre muchos que se ven abocados a tener que dar referencias de sentido en el contexto del sinsentido, El nihilismo posmodemo y postilustrado se lleva por delante oleadas de personas jovenes, dejindolas sin apenas recursos morales y vitales para afrontar el faturo con esperanza, En su reflexién sobre el flanco abierto en la sociedad abierta, Jou- chim Fest sugiere que -si todos los modelos utépicos conducen a un callej6n sin salida y, al mismo tiempo, se van viniendo abajo, sin vigor alguno, las certidum- bres cristianas, entonces tendremos que asumir que no haya ya respuestas al anhelo de trascendencia: (Fest, 1993, 75) La crux que experimenta la educacién contemporinea es que parece conde- nada a tener que ensefar una realidad humanamente roma, asignificativa, ini- ciando a las nuevas generaciones en una conversacién intrascendente en la que cada uno expresa sus gustos, pero en lz que nadie cree que puedan proposcio- narse razones que los avalen, Esta actitud parece poco compatible con la educa- cin, y se encuentra en la base del desencanto que caracteriza la cultura de ‘masas. En este sentido, George Steiner ha descrito la época actual como la era de la irreverencia: © Bdiciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 8399 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE 85 DUCACION Y VERDAD La admiracién -y mucho més la veneraciGn-se ha quedado anticuada, Somos adic- tos a la envidia, ala denigracidn, a la nivelacion por abajo. Nuestos idolos tienen. que exhibie cabeza de barro, Cuando se eleva el incienso se hace ante aletas, este llas del pop, los locos del dineto o los reyes del crimen. La celebridad, al saturar nuestra existencia medidtica, es lo contario de la fama. Que mullones de personas lleven camisetas con el niimero del dios del fithol o luzcan el peinado del ean tante de moda es lo contrario del discipulado, En correspondencia, la idea del sabio roza lo risble. Hay una conciencia populista eigualitaria |... Hl ejerciio de la veneracidn esti reviriendo a sus lejanos origenes en la esfera religiosa y ritual, Ena totalidad de las relaciones prosaicas, seculares, la nota dominante ~a menudo lonificantemente americana es la de una desafiante impertinencia. Los «mon rmentos intelectuales que no envejecen-, quiz incluso nuestro cerebro, estin cubiertos de graffiti (Steiner, 2004, 172). Concluye Steiner su reflexién preguntindose si las lecciones de los maestros sobrevivirin el embate de esta marea. El malestar docente tiene algo que ver con la angustiosa sensacién de desarme intelectual y moral que muchos colegas experimentan frente a la situaci6n descrita por Steiner, que a su vez R. Spaemann ha caracterizado como nibilismo banal (Spaemann, 2007, 45-57). Atin son muchos los que ven que la cultura de masas es la muerte de Ia verdadera cultura, y que intuyen que la suplantacién de ésta por aquélla sélo puede conducir a lo que C. S. Lewis llamé la abolicion del hombre (Lewis, 1990). Quiza no por el procedimiento de aplastar —propio de los sistemas totalitarios- sino con el estilo mas propiamente liberal, es decir, narcotizando, el proceso puede terminar por neutralizar lo més humano del hombre, Pero no pue~ den denunciarlo claramente, porque la denuncia profética no esti en el programa de la cultura de masas, esencialmente autosatisfecha y pagada de si misma, Y, ade- porque como ha dicho algin posmodemo de moda, es precisamente la iro- inica el mas granado de los logros culturales, Todavia ven con claridad que la auténtica cultura no suele coineidir con fo que a menudo despachan los servicios de -culturas de agrapaciones regionales o locales, que no es posible consumirlas anrellandndose en el sofa delante del televisor, y que solo es accesible a quien esti dispuesto a hacer el esfuerzo de elevarse por encima de la banalidad. Pero como el sistema educativo y ciertas teorias pedagogicas les obligan a la autosugestién de que ellos no pueden ensefar realmente nada de lo que saben, algunos llegan a asumir su nuevo papel de comparsas de lo que bay con un fatalismo verdadera- mente lamentable. No pocos colegas padecen diariamente en sus propias cares la inevitable consecuencia de esta degeadaciGn cultural, a saber, la crisis de toda austoridad. Pero creo que este problema reviste unos relieves algo mas complejos ~ante todo de tipo cultural-, a la vista de los cuales las soluciones en la linea de reforzar la autoridad multiplicando las medidas de policfa democratica -incluso introduciéndola en el curriculo obligatorio~ se antojan insuficientes parcheos y, a mi modesto entender, ala larga ineficaces, si no van acompafadas de un planteamiento de espectro y © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.9 86, JOSE MAREA BARRIO MAESTRE cenvergadura mayores. Ciertamente algo hay que haces, y quiza lo pr poner esos parches. Pero la Teoria de la Edueacién ha de afrontar derechamente Ja cuestion [No es posible continuar mirando hacia otto lado, o perderse en dseursos ins- trumentales © peniféricos, obviando el problema como si no existiera. Es preciso encararlo en toda su dimension, que parece superar nuestra capacidad, Pero los problemas, por definicién, son solubles, y estan para busearles solucién y ponerla cen marcha, aunque sea a medio o largo plazo, En ningsin caso puede ser solucion obviarlos, Pues bien, aguf tenemos un problema. Ignorarlo seria para nuestro gre rio una falta de profesionalidad, y una irresponsabilidad social grave 2, NiMHLsMo HEROICO Y NIILISMO BANAL Los planteamientos tipicos del nihilismo gozan atin de buena salud, En su ver- sin foucaultiana, por ejemplo, el nihilismo niega toda racionalidad y sentido, M, de Foucault, macsiro de una generacién de jévenes intelectuales europeos ~ya no van siendo tan jévenes- piensa que cualquier intento de dar razén de algo tan s6lo coculta afin de poder, constituye una justificacién ideol6gica. Hoy, la forma mas acreditada de nihilismo no es agresiva como antafio, y se desglosa en propuestas suaves e inocuas como el -pensamiento débile (Vattimo), la realidad como broma y juego (Derrida), Ia -prioridad de la democracia sobre la filosofias (Rorty), ete.; pro- ‘puestas éstas que son bien acogidas en la sociedad del bienestar, caracterizada por el escrupuloso celo en evitar todo tipo de aristas, Sociedad anestesiada contra todo conflicto a base de domesticar el discurso mediante la multiplicacin exponencial, de los protocolos de correccisn politica, ética y académica. Sociedad de la desvin- culaciGn y el descompromiso que, amorfa e invertebrada, reproduce cada ver mas aquella decadencia que espantaba a Nietzsche. Y esto contra todo pronéstico, pues una posmodernidad sedienta de la tranquilidad del redil es precisamente la que se reclama heredera de Nietzsche, el gran wansgresor. (No sera que nuevamente se cumple aquello de extrema tanguntur? Entre Nietzsche y sus émulos posmoderos hay una diferencia notable, Mien- tras &stos presentan una realidad fragmentaria y proponen un pensamiento deli- cuescente, Nietzsche reivindica el valor de la seriedad, incluso la categoria de lo sagrado, de lo que posee un valor absoluto, Y nada lo posee tanto como la vida y todo lo que Iz promueve, en especial la voluntad de poder, los valores caracteri Licos del superhombre, Los grandes titanes de la mitologia griega —Prometeo, Sisifo~ habian logrado desafiar el poderio de Zeus tonante, Su grandeza estribaba fen querer sobreponerse a Dios, y asi constituian imagenes arquetipicas del super hombre. En ellos cobraban significatividad los valores de Ia vida. -La gays ciencia- (o gay saber, como se ha traducido a veces la expresidn alemana die frobliche Wis- senschafi), es 1a ciencia orgullosa, engallada, que el hombre obtiene transgre- diendo el mandato divino, es decir, tomando el célebte fruto del Arbol de la ciencia, © Bdiciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 8399 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE 87 DUCACION Y VERDAD Cuando es capaz de situarse mds alld del bien y del mal, cuando es capaz. de deso- bedecer a Dios, entonces el hombre se hace dios (supethombre), y ya no tiene a nadie ante quien inclinarse y a quien agradeces. Es la tentaciGn primigenia narrada en el Génesis. El ateismo en Nietzsche se plantea con un sentido positivo: no es tanto una negacién de Dios como la afirmacién del hombre como superhombre, lo que implica negar que haya alguien por encima Es ésta una tesis fuerte, Los seguidores posmodernos de Nietzsche, en cambi cultivan el pensiero debole: hay que relativizarlo todo mediante una saludable iro- rnfa que descabalgue a los jinetes del Apocalipsis y desinfle los «grandes relatos que, como los ensuefios de la razén, pueden engendrar monstruos. Quienes estin demasiado convencidos de algo son un peligro publico. Lo mejor es no estar con- vencido de casi nada; y si uno no puede evitar algunas convicciones, al menos que no pretenda publicitarlas. 3. DUAR ES PROFESAR E] relativismo al que esta postura aboca supone una capitulacién del pensa- ‘miento. Inentaré poner de relieve que con el relativismo escéptico y nibilista no es posible vivir humanamente, y menos atin educar. 2) No es humana una vida no examinada, decian los griegos. Una vida no analizada, no reflexionada, vivida sin més, como viene, no es la propia del animal racional, Mas pensar es pronunciarse, comprometerse con una afirmacién que se entiende verdadera, y no es posible que una afiemacién, lo sea signdolo igualmente su contsaria. El relativismo puede defenderse cen la biblioteca o en la tertulia informal. Pero hay otas situaciones de la vida que nos reclaman una postura consistente, o un juicio de valor que, para quien lo hace, no es equivalente a su contrat. ) Con el relativismo escéptico tampoco es posible educar Sélo se transmite educativamente lo que se considera que merece ser transmitido, y eso implica tenerlo por objetivamente preferible a su contrario, S6lo cabe edi- car desde una concepeién ideal de cual es la mejor manera de ejercer ‘como persona humana, © por lo menos alguna mejor que otias. Este tipo de juicios estan siempre, mas o menos explicitos, en la base del tabajo de los educadores, que no pueden dejar de privilegiar en su labor un modelo antropol6gico sobre otros. (En el fondo, nadie puede evitarlo, pero menos ain un educador). Unicamente desde la conviccién, evidente- mente no escéptica, de que un ideal de humanidad merece ser transmi- tido, cobra sentido decitlo ¢ intentar vivilo, es decir, profesarlo, Profesor 5 alguien que profiere y profesa aquello en lo que sinceramente cree, aquello de lo que esta convencido, en defintiva, alguien que ha confor” ‘mado su pensar y su vivir con arreglo a un criterio y que desde su propia experiencia se sabe llamado a proponerlo a otros. © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.9 88 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE La profesién de cada quien determina pautas ~flexibles, pero pautas~ al com- portamiento de la persona, en forma tal que se constituye como algo muy visible de ella, una caracteristica que la identifica ante los demas, Segiin él mismo declara, Sécrates profesa el oficio que tenia su madre, la partera Fendrete!. Desde entonces ‘Occidente ha visto en el arte mayéutico la referencia fundamental para entender la (area educativa: ayudar a cada persona a alumbrar lo que lleva dentro, a hacer explicito lo implicto, lo que ya sabe no de forma tematiea. Nadie puede hacer esto por otra persona. Al igual que la partera no es la que pare sino la que asiste y ayuda al parto, el maestro no suplanta al que aprende, sino que coopera en el proceso interior mediante el cual éste llega a adentrarse hasta el arcano de su propia inti- midad, aflorando lo mejor de si. Nosce fe ipsum’, proclama el viejo lema socritico resumiendo la tarea esencial de la filosofia, y también de la pedagogia. Sécrates retine la doble condicién de iniciador de la filosofia, y también la de primer maestro de Occidente?. Creo que no es aneedstico esto. La filosofia, al menos aquella que llamamos te6rica 0 especulativa -y la filosofia es el discurso mis ambiciosamente tedrico, es la teoria de mas alto vuelo~ se afana por descubrir el ser en medio de la apariencia, el arché invariable en el seno de lo plural y muta- bile, Io necesario -lo que no puede ser de otra manera~ que se encierra en lo con- tingente, En cambio, el terreno en el que se mueve la pedagogia es més bien el de Ja raz6n prictica®. AL igual que ocurre con el discurso politico, el diseurso de la pedagogia no es el de la verdad incontestable sino el de la opini6n y lo contin- gente, lo que puede ser 0 no ser, o lo que puede ser de otra manera’ 1. PuazOn, Teototo, 149 24151 b, 2. Bien es cierto que hay flésofos-presocriticos, pero puede decirse que la ilosofia en su sen tido mis plenoaleanza un esto propio ~disunto del mero asombro frente ala natursleza y de la pr meta indagacién acesea desu ota avkbe> slo en el pesiodo soextico, princpalmente con Plata Y Arstételes, En su monumental trabajo sobre los filofes presocrcos, Hermann Dis (1952) mes tes el caricterfragmentanio y propedeusico del saber presocraico. Aunque sus preguntas acerea de I. atures (phys) apuinian ya 4 Svestiones -metafiicas- sabre todo en Parmeniies- no pee deci ‘que el tipo de dscurs los temas expecifions que se plantean en filosofia estén consolidados antes del periodo soertico (5. IV aC). 3. La (azén especulativa] versa prineipalmente sobre cosas necesarias, que no pueden compor- tarse mis que como lo hacen, y por exo tanto sus conclusiones paniculares como sus prinipios com res expresan verdades que no admiten excepciin, La razin practic en cambio, se ocupa de cosas onungentes, Cues son la operaciones hunsanass (Toms De AQUNO, Summa Theologiae i,q 94,3 sol) 4. El contexto de la convivencia democritica tine mucho que ver con Is doxocraci, la téenicx {dc hacer valer la propia opinion de manera que se sbra paso a a inlgencia de otoe que ven el mundo yyla vida con otos ojos. De ahi a umporancia que it resica tuvo en la polis atenlense. Les softs “algunos de los cuales fueron amigos de Sdcrates- eran personas que cumplian un relevante papel en Atenas, educando a la cudadania en el arte de argument, de das razones convincentes para conste- fir suaverente las asambleas (sce, 1990, 267 La idea dela patdeta socriicaasocia as taeas pol luca y educativa hasta el punto de entender que Ia Ishor del gobemante, 2 tavés de la leyes, principalmente pedagégien © Bdiciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 8399 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE 89 DUCACION Y VERDAD Es interesante esta doble faceta, filoséfica y pedagdgica, del socratismo. Y constituye una clara imagen de cuales son los dos aspectos que el educador debe armonizar: saber acompaniar a otras personas en su propio camino hacia dentro al mismo tiempo, respetando ese proceso interior, apuntar, indlicar, buscar una rea: lidad que también debe ser reconocida, no simplemente construida © ficcionada en. el interior de cada quien, Lo que da origen a la filosofia es la idea de que la realidad posee leyes pro- pias que el hombre no decreta, sino que reconoce en el uso tedrico de su raz6n, y a su vez, que en el uso prictico de ésta esté llamado a conjugar esas leyes con sus propios intereses, lo cual le permite evaluar la rectitud de éstos, Por su lado, en el igen mismo de la pedagogia se encuentra la idea de que la realidad nos enri- quece cuando la reconocemos como es, y cuando sabemos conjugarla bien con nuestros mejores intereses. (El origen de la pedagogia esta algo viciado por el hecho de que la linea socritica ~que entiende la pedagogia en rclacién con una verdad que nos enriquece, y con la que nos hallamos interiormente de acuerdo— pronto colisionard con la pedagogia de la sofistica tarda, que suplanta el interés por la verdad por ottos intereses, en tiltimo término crematisticos)* 4, EL HUMANISMO socRémieo. En todo caso, el linaje de SGerates siempre se reconocerd en la siguiente afir- ‘macién fundamental: no todo puede ser de otra manera. Esto implica que hay wna ratio, una medida y regulasidad inmanente a las cosas. Aun admitiendo una dosis tolerable de contingencia ¢ indeterminacién, el socratismo entiende que el mundo ¢s globalmente un cosmos, algo ordenado, no castico, Mas donde hay orden puede haber sentido, y a su ver donde hay sentido hay verdad y, con ella, bien y belleza. Se comprende bien que el supuesto de una estructura racional del mundo haya preparado el terreno en el que ha ido germinando la ciencia y Ia filosofia. El socra- tismo esta hondamente persuadido de que la realidad es permeable a fa inteligen- cia humana, se deja penetrar por ella, aunque no de forma completa y exhaustiva ‘A.su vez, en el espacio de la raz6n prictica, pertenece a la hereneia socritica la idea de que no todo esta a disposicién del hombre. La concepcién moderna de la dignidad humana ~surgida en el seno del cristianismo y, una vex desgajada pas- cialmente de su referencia a ese origen, desarrollada en la filosofia practica kan- tiana-, asi como la moderna teoria de los derechos humanos, se reivindica a si misma como un desarrollo del soeratismo. Nietzsche ve en la alianza entre socratismo y cristianismo el mis eficaz recurso del que han dispuesto los débiles para oponer un efectivo limite a la voluntad de 5. Gorgias longevo reconoee que can el nism escéptica -el saya es realmente prototpico- ‘blo cae sobrevvirintclectualmente, Pero propiamente no se -smalvive. De hecho, él se enrqueci de orma considersbe © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.9 90, JOSE MARIA BARRIO MAESTRE poder del supeshombre. Creo que Nietzsche tiene parte de raz6n en esto, con inde- pendencia de las consecuencias que de ello suelen extraerse en la linea de pro fundizar en el camino de la emancipacion humana, no sélo respeeto de Dios, sino de la realidad, ¢ incluso de la racionalidad. (Consecuencias que el siglo pasado ha ‘do poniendo de relieve con gran exactitud y puntualidad, a menudo con perversa coherencia). Lo cierto es que, pese alo que diga Nietzsche, son muchos los que ven en el legado socritico un estimulo importante para el progreso cultural y moral de buena pane de Ia humanidad, en la medida en que ya mucho antes que Kant habia percibido, junto a sus posibilidades, los limites de la raz6n, y tambien por- que logs un equilibrado enlace de las facetas tesrica y prictica de ésta El incansable afin por sondear el espiritu humano, por alumbrar el arcano de su riqueza interior, acompana en Sécrates a la pregunta por la verdad de las casas. Es mis, no es posible concebir la grandeza y dignidad del ser bumano sin ver su esencial vinculacién con la verdad. Ser capaz, de verdad ~de conocerla, de decila y de vivirla~ es lo que le suministra su peculiar eminencia sobre las realidades no personales. Esa eminencia estriba, entre otras cosas, precisamente en la aptitud para reconocer fo real como real y, por tanto, para la autotrascendencia: ver Io otro y los otros como parte de mi y de mi mundo (Mitsein), pero a la vez como algo no enteramente reductible a mi, a mi pensar, desear 0 sentir Spaemann lo explica con un curioso experimento mental: En una conversacién entre tes, cada cual puede en cualquier momento variar ka atencién de su interlocutor hacia un objeto distinto, y cada uno puede tomar pos- tura en relacién con lo que los otros dos opinen sobre él, De todos modos, cada ‘cual es consciente de que é! mismo esté algo mas allé de lo que los ottos dos pien= san de él. Yo puedo figurarme que el olfo es solamente un suefio mio, Mas yo no puedo pensar de mi que soy s6lo un sueno del otro, Esa conciencia sirve de base a cualquier reconocimiento de la realidad mas alld de la objetvidad (Spaemann, 2007, 196), La verdad es el bien propiamente humano, el que mas puede satisfacer y ple- nificar al animal racional (Homo sapiens). Y a la inversa, vivir sin verdad es la peor cesgracia, mucho peor que vivir s6lo a medias, como siglos mas tarde dird Tomas 6, Ese autor ve en ls auttrascendencia una destacada dioensiin dic: a dica es el compona rmiento qe tiene en cuenta al otro por st mist, ¥ na simplemente desde el punto de vista de le que ‘igniiea para mi, Alien que tere Ia preocupacion de qe ws mujer rerese ana y salva de un vie lene on comporiamiento pazecido al que siguen los animales no quieren perder algo que les perte rece. La pegatina del automdv con el lems "Piensa en tv mujer. condice con pdencia!” fundamen talmente contene el nicleo de laGaca, «saber, mim los dems no slo como una parte de ta mundo, sino mia que th mismo eres pate d dad tene que ver algo con el salir de uno mismo, con la uascendencia (SPABUNN, 2007, 91-92) Mis adelante aide: Ina persona que ese con secuente con ese planteamiento fpara mf solo existe lo que ev 9 espersmentol esulara tan amoral que seria prefenle no tener nada que ver con ella. Sino puedo representar nada rea para fy sel mondo slo ge le antoja un sie, entonces se exclave deibersdamente de ls sociedad kana: (p11). © Bdiciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 8399 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE a1 DUCACION Y VERDAD de Aquino que les pasa a los seres animados no cognoscentes, Pero que la verdad. sea ese bien humano de mayor categoria y que el hombre sea capaz de verdad, de hecho significa que la verdad siempre puede enriquecerle porque nunca termina de abrazarla por completo. Vivir en la verdad es buscarla sin pausa, nunca confor- marse con lo ya encontrado, y caminar con la disposicin de aprender de la reali dad, de mantener atento cl oido al ser de las cosas. {Lo que necesitamos -afirma J. Ratzinger es algo parecido a lo que encontramos fe S6crates: una expectante disposiciGn para abritse y para extender la mirada mis alla de si mismo. Esta disposicion reuni6 a los dos nmundos culturales de aquel entonees, Atenas y Jerusalén, ¢ hizo posible que sonara en la historia una hora rueva, Necesitamos una nueva disposicién de bdsqueda y también la humildad ue permite encontrarse. Hl rigor de la disciplina metodoldgica no debe conver turse en Ia voluntad de obtener el éxito, sino que tiene que ser siempre Ia volun. tad de llegar hasta la verdad, la disposicin para la verdad. El rigor metodol6gico ue supone Ia constante entzega a lo que se ha hallado y que no quiere imponer ‘sus propios deseos, puede constitu una gran escuela de humanismo y hacer que el hombre sea capaz de alcanzar la verdad. Pero la humildad que se inelina ante lo hallado y que no lo manipula, no debe convertise en la falsa modesta que priva de la valentia para legar hasta fa verdad, Y con tanto mis ardar debe oponesse al afin de poder, que lo tinico que quiere es dominar el mundo y que no esta dis- puesto a percibir ya cudl es su propia Isgica interna, que pone limites « nuestza voluntad de dominio (Ratzinger, 2005, 140) Esta actitud socratica de buscar la verdad -modestamente pero con decision unida al cultivo de la interioridad. ha proporcionado a Europa sus mejores logros de humanismo?. Como antes qued6 apuntado, el socratismo también ha transmi- tido a Occidente una peculiar percepcisn de la verdad prictica, una verdad que no ‘solo se conoce, sino que se dice y Se vive. El sabio griego es el que pose el arte de vivir y morir rectamente, que es algo que s6lo se puede logear a la luz de la ver dad. De ahi que la verdad revista una esencial indole ética, La verdad siempre compromete, siempre encomienda algo. 7. da capacidad pars cotarse as mismo, una mayor apertura interior, una disciplina que se ss- uae 21s sonidos ya las impesinencss: todo ello debe eonvertsse para nosoues en metas prions. [-] Seanos sinceros: existe actulmente una hiperuofa del hombre exterior yuna snquictante debs tion de su vigor intenor Ratarora, 2005, 140) A propesto de Ix pretension de verdad! de Is fe crstana y de su formilacién en propesiciones suscepubles de ser verdaderss, Ratzinger dscute con quienes sosenen que dich pretesién estan slo ‘un juego linguistico, al modo en que lo entiende Witgenstein: El abandono de la pretension de expre- st la verdad, que era, como tel abandono dela fe entiana como tal, se endulza aqul diciendo que podia dejse que la fe siguera subsisiendo como una especie de enamoramiento con sus heamosos onsuelos subjesvos, 0 como una especie de mundo del juego que existera junto al mundo teal. La fe se taslada al mundo del juego, mientras que hasta ahora habia afectado al plano de la vida como tl En toda cas, la fe “gad” es algo fordamentamente diferente de Ta fe “creda y vivid No existe indicacién alguna de un cxmino, sino qve tniamente se embellecen la cosas, La fe no nos sve de © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.9 92 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE Robert Spaemann dice que toda persona que no sea un canalla es un fienda- ‘mentalista de algo, que piensa no estar a nuestra entera disposicién (Spaemann, 1999, 91). En otras palabras, piensa que hay algo gue es verdad. Naturalmente, hay formas distintas de proponerio y defenderlo. Se suele presentar como -fundamen- talistas a quien esta dispuesto a defender lo que considera verdad con violencia Pero hay mucha mas gente que, estando absolutamente convencida de la verdad de algo, entiende que forma parte de su conviceién absoluta el deber, también absoluto, de proponerlo pacificamente, no de imponerlo con violencia. Por eso entienden que toda conviccién, de hecho, es racionalidad cordial, apropiada pro- funda y vitalmente, nunca a bastonazos. Esa gente s6lo empleari las armas de su conviccién fiandamentada en argumentos Hoy ci desprestigio cultural de la nocién de verdad incluso el rechazo que en no pocos ambientes intelectuales y académicos la misma palabra «verdad pro- voca~ hace imperceptibles estos matices. Desde luego, los protocolos de la correc- iGn politica nos obligarian a negar contundentemente la afirmacién de Spaemann, Pero creo que en el fondo lo que ésta hace es dibujar el perfil de una persona edu- cada, en contraste con aquella otra que piensa que todo puede ser de otra manera, Hace unos meses me fijé en un cartel callejero que anunciaba una serie televisiva sobre un fiscal norteamericano sin escripulos, cuya conducta, al parecer, respon- lia al lema: -La verdad es relativa; escoge la que mejor te funciones. Quien piensa esto, y quien actiia y vive como si eso fuera asi -a saber, que no hay nada fijo y stable es alguien que normalmente consideramos poco de fiar. Sin embargo, dicho lema podria figurar hoy en el ideario ~incluso edueativo~ de muchas perso- nas o sistemas politicos muy respetables, bien instalados en la correcci6n ética, politica y académica. Pero en el fondo es la mejor tarjeta de presentaci6n para ingresar en una banda mafiosa, o la acreditacién mis eficaz para formar parte de un régimen totalitario, 5, EL DIALOGO FRANCO, NO SOFISTICO, ES EL MEDIO EDUCATIVO POR EXCELENCIA El discurso racional presupone, como condiciones ficticas de su posibilidad, la capacidad humana de alumbrar la verdad, Quiza poco a poco, a tientas y nunca de una manera completa, Pero sila verdad no existe, 0 es imposible conocerla, epara qué discutit? Sdlo bajo el supuesto de que hay verdad en las cosas, y de que Ia raz6n es capaz de abrirse camino en su clucidaci6n, el dilogo racional cobra sentido como una comin basqueda de la verdad?, Pues bien, tales el ethos propio, de la educacién, el ambito donde ésta encuentra su espacio y desenvoltura natural, ayuda en la vida nl en la muerte; To sumo hay un poco de variedad, unas cuantas bonis spasiencas, pero s6lo aparencias-Y eso no basta para la vida y para la muerte (RATZNGHR, 2005, 187-188) 9, Desde su postu -posimetaisicsy posteligios, el propio figen Habermas recanoce que et ldlogo es una busqueda cooperativn de In verdad (hoperaiven Wabrhestsuche) Geder Tenebrner am einer Argumentaionsprasis mus ndmlich pragmalisch vorawselzen dat fm Prnzip alle méplicheresseBetroffenen als Prete und Gletche an eer kooperatven Wabrbetscuche teilncbmen konnten, bet der vinsig der Zwang des besseren Argumentes zum Zuge kommen darf) (asensns, 1987, 13) 10. Cuando no se cree que haya accionesinjustas y malas de suyo, cuando se afrma ~como hace f relatwismno cutural- que es slo nuesto modo de usaras el que da su sentido a ls cliicaciones morales, cuando se mantiene que slo es justo y bueno lo que simplemente Iamamos uso" y bend, ya no eabe una seria conversacion racional, Yel apaente dilogo disfraza con diel lo que se ha transformad en un pro ego de poderes, Como ha dicho el profesor Jonge V. Arte, scan di tutmos acerea de lo bueno ¥ lo sto solo bablamos acerea de resto modo de aba, entonces se Impone necesariamente quien gta mas fuerte, quien a esa peculiar mesa de negociaciones leva mais poder o quien deja sobre e tapete Ia pistol Pero es que adems, «sco hablamoe de nuesta forma de habla, seguir tefuiendonos 2 un “dillogo Ubee de dominio’ “al esuio de Habermas o Apel no psa de ser uta Buta cruel, Con lo cual no quiero invalid de un golpe las cas def dicurso, que han puesto de relieve con acer un tipo de argumentacin pragmatiertascendensal a fa que es preciso fcucir en determinadss coyunturas daldgieas. La que quiero decir esque no todo ve debe deci entre los que Henen la palabra, ya que en ia sociedad tardomoderna esas voces provienen cast sempre del ‘ee Bstadormercadermass media. "Me queda Ix palabra’, dice un verso de Blas de Otero. Pero a los ‘enfermes incurables, los presos, os subnormales, los ancianos los dementes, ls cataténics, los eas prantes magrebies 2 la Unidn Europea, los drogadicos, los que padecen el Sida, y al sngente meso de los marginados en nuesta sociedad, ni siqulea les queda la palabra, porque unos la han perdido y ‘tos no la han tenide nunca, Ells, los que mejor expresin en su humanidad doiene la condicin Thumans, no tienen tn gtr en ia mesa de negociacones, en Is que se paca lo que se ha converse como lo justo, lo bueno ¥ fe honrado-(LLaNo, 1999, 208-205) © Ediciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 83.9 94 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE mundos, Se supone que el sistema educative tiene que introducit a un mundo adulto. Pero pasar del mundo de la vida al tecnosistema significa introducir en un. contexto mercantilista y mediatico, hecho més de ficcién que de realidad, 1. El mundo adulto parece que esté compuesto de realidades que sélo son rea les en la medida en que tienen precio, Pero el dinero lo profana todo, todo lo iguala haciéndolo indiscernible. El contexto del mundo adulto se presenta excesivamente mercantilizado, Parece que estar en la realidad ~tener los «pies en el suelo es pen- sar en clave monetaria. Mas el dinero es incompatible con la categoria de lo sagrado , por consiguiente, con el valor absoluto y el deber incondicionado del respeto a la persona-, pues todo lo hace equivalente @ un precio y, por tanto, lo hace inter cambiable!. La mentalidad mercantilista, que un sistema de libre mercado puede generar si catece de los debidos ajustes sociopoliticos, o de diques de contenciéa de caricter ético, tiene cl efecto deletéreo de deshumanizar profundamente las rela iones entre las personas, La persona es un tipo de realidad esencialmente no mer- cantilizable. Por eso el mercado necesita de algin limite exterior a él -nada puede limitarse por si mismo~ para evitar el mercantilismo!. 11, Una cosa es el mercado como téenica de repart los bienes y de ordenar las elaciones eco romicas, y otra el mercantlismo, que es una mentalidad cultural El mercado tiende a expandise slbntse constantemente a nuevos mercades, Por ot lado funciona en éla ley ea oferta y Ia demands {que obliga a idenuficar el valor de fas cosas cn la valoracién que se hace de ells. Todas la reads. ‘es son mercantiizables hasta certo punto, y es significa que son intereambables por dinero, que Wc fen un valor que consiste en la valoracign que se hace de eis, un valor, por tant, relative, Hay, con todo, un tipo de realidad que es una absolta excepeion a esto que es Ia persona. tn ls Fundamenta ion dela metafsica de as costmbres Kant lo formule cereramente con dstinsiin entre dignidad yy precio: [a dignidad (ian) es el valor itrinseco que posce la persona como fin en st ¥el precio (Preis) es ia valoracién exinseca que se hace de algo, que por ello siempre puede ser mercantizado (cr Grondlegung zur Metapbystk der Sten, en Kant gesammelte Schriften, Band IV, Bela, ed. de a Konigiche Preusischen Akademie dex Wissenschaften, Georg Reimer, 1905, 44, 354135, 4). Micntas que mercanca susia incinacion (Neigun), la persona me reclama sempre respeto,dsanela (Res ‘et, cur), Es precsamente ésta la respuesta de valor en Is que puede resumise toda [aca La teoris del imperaivo categrico ls segunda formslacion que de él propone Kant- viene a concretar en exe respeto por Ix homanidad Is forms o esracra de todo mandato prictice: El imperative prsctico “fosticne Kant- sera as pues ol sguiente. Obra de tal modo que uses ia humanidad, tanto en ts per sona como en a persona de cualquier ovo, siempre a la vez como fin, nunca mieramente como mecior (GDer praiische Imperativ wid also folgender sei: Handle so, da du die Mensch, sowohl in de. ‘er Pevson alsin der Person eines jeden anderen, jederzelt mugleich als Zweek, niemale bod als Mitel Drath, GMS, 429, 9-13, 12 Hl ethos fundamental en el que el hombre puede sustraere al mercado -y por tanta preve rise conta el mercanismo~es la familia abi cabe enconar un dique efeciv. Ela fama las per sonas son valoradas prncipalmente por lo que son, no tanto por lo que tenes, aponan © desaporan “También la amiste es un ambito no Ficente mercantlizable. Es cleo que un ingrediente dels aie tad es la Beneficencia Ios amigos se hacen mutuamente favores~ pero ficimente advertnos que Ia amistad que se reduce al intercamblo de favores puede termina en la Kigia del do ut des, cows que ‘no parece compatible con ells, También en la amistad han de darse la confidenciay la benevolent, “H] amor consist en que el oto Tega 3 ser real para ml Es To que en el lenguaje de Ia tradieion se ‘conoce como amor herevolentiae, en el que cl oto deja de set pars man meio, es deci, un objetor © Bdiciones Universidad de Salamanca ‘Teor edue. 20, 2008, pp. 8399 JOSE MARIA BARRIO MAESTRE 95 DUCACION Y VERDAD 2. Por otto lado, los medios de comunicacién nos introducen en un mundo profundamente irreal!®. Esto esta bien estudiado por los tedricos de la comunica- Gién: la realidad no s6lo puede ser manipulada o desfigurada, sino estrictamente construida y ficcionada, Desde hace tres décadas viene cobrando creciente vigor la teoria de Berger y Luckmann (1986) segiin la cual la realidad es un constructo sociocultural, No hay duda de que uno de los aspectos més lamativos en los media sobre todo televisuales es que sutilmente promocionan una actitud de indife- rencia ante las cosas. Mas reconocer la realidad es sobre todo reconocer las dife rencias. Y la realidad se antoja valiosa en la medida en que es distinta, Respetar es -distinguin; distinguir con una atenci6n discriminada, una mirada que no va

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