Sei sulla pagina 1di 22

LOS LIMITES

DE LA CULTURA
crítica de las teorías de la identidad

alejandro grimson

"vxyi siglo veintiuno


X X \ I editores
índice

Introducción 13
Objetivismo y subjetivismo 18
Después del constructivismo 24
Sedimentos y configuraciones 31
Más allá de la dicotomía y de la narrativa
posmoderna 35
Banalizaciones 36
La cultura es constitutiva 39
Configuración y hegemonía 44
Trayectorias 47

1. Dialéctica del culturalismo


Cultura: un concepto antropológico
con implicancias políticas
El archipiélago cultural y sus problemas 58
Crisis de la metáfora insulaf 59
La politización de un concepto polémico 62
Fundamentalismo cultural ' 64
La nueva geopolítica de la diferencia 67
La nación como identidad cultural transracial
y transétnica 71
Los presupuestos teóricos de Huntington 75
El culturalismo como configuración política 76
Políticas públicas: multiculturalisme)
y neoliberalismo 79
El riesgo de argumentos fundamentalistas
en los movimientos sociales y las políticas
democráticas 81
Una diversidad situada 83
10 tOS LÍMITES DE LA CULTURA

2. Conocimiento, política, alteridad gi 6. La interpretación de las imbricaciones


Una ética y una política de investigación i oo culturales 195
Diversidad, conocimiento y política 107 Las distancias culturales en la comunicación 200
Tecnologías 207
3. Las culturas son más híbridas La identificación como pregunta empírica 211
que las Identificaciones 111 Raza y nación 216
Los dos esencialismos: hermandad 222
Llaves
ehibridísmo 113 El arte de bregar 227
Heterogeneidad de las fronteras 115 Haití, eljeitinho y el penacho de Moctezuma 231
Caleidoscopios 117
Fronteras identitarias, fronteras Epílogo 235
de significado 120
Las tres fases de las políticas teóricas Agradecimientos 251
de las fronteras interestatales 127
Deseen tramientos del etnocentrismo 13a Bibliografía 253

4. Metáforas teóricas: más allá de esencialismo


venus instrumentalismo 135
Cultura e identidad 135
Atributos, vínculos y pertenencia 141
Culturas en diaspora 142
Diferencias 146
Linajes y metáforas 148
La perspectiva relaciona! y sus críticos 152
Tres perspectivas sobre la nación 160
Sedimentos y erosiones 163

5. Configuraciones culturales 171


Elejnentos de una configuradón#ultural 172
Campo de interlocución 177
Fronteras^sentidos, heterogeneidad 180
Categorías, pertenencia y configuraciones 184
Interculturalidad, comunicación
y configuración 190
4 1. Dialéctica del culturalismo

La diversidad cultural ha ingresado al centro de los de-


sbates teóricos acompañando los procesos de creciente intercone-
xión global y la multiplicación de las relaciones interculturales en
; la coddianidad del mundo contemporáneo. Muchas veces para
| "celebrarla" en declaraciones públicas antes que para vivir en ella.
Otras veces para denostar, menospreciar o aniquilar la diferencia.
l E n cierto sen&do, la percepción de la diversidad como un pro-
Iblema o un mal tiene un origen bíblico. Recordemos que después
Ldel diluvio universal "Ja tierra fue un único idioma y de palabras
•similares". Fue entonces cuando los hombres imaginaron y co-
imenzaron a construir la torre de Babel. Dios descendió a obser-
m/sr lo que construían y les dijo: "Si como un solo pueblo y con un
: idioma único para todos han comenzado a comportarse así, en-
)• tonces nada de lo que se propongan hacer les será imposible". Di-
. cho esto, Dios confundió los idiomas para que nadie compren-
Kliera el lenguaje del prójimo. "Por eso se la denominó Babel": el
(portal de Dios.
| En el relato bíblico Dios casüga la arrogancia excesiva -o la ame-
psaza latente- de los seres humanos que intentan llegar al cielo con
tuna torre. La amenaza sería una mancomunión que podría volver-
l o s tan poderosos como dioses. El castigo consiste en dividirlos e
¡impedir que puedan comprenderse unos a otros. Es decir que el
erigen de la diversidad Jingüística y cultural en el Génesis es el cas-
| ligo divino ante la comunidad de la comunicación. La homogenei-
dad es poderosa y eficaz. La inconducente heterogeneidad es el es-
[ tado propiamente humano, distante de lo divino.
í Ha habido infinitas interpretaciones sobre Babel y sobre el va-
l o r bíblico de la diversidad. Dado que no es nuestro objeto de
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 5 5
5 4 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
', La incomprensión mutua entre los seres humanos, la imposibili-
análisis, ni podría serlo, diremos simplemente que una de las in-
•dad de la convivencia en la diferencia, se entiende como un cas-
terpretaciones más. recientes de Babel -la que realizara Saramago lugo divino.
en su novela Crtína-r también señala que hay un significado de pu-
? Los modos en que se ha conceptualizado la diversidad se en-
nición en el acto fundador de la diversidad. En su reescritura de Euenü-an imbricados con las formas en que se han imaginado las
las historias del Antiguo Testamento, Caín llega a Babel cuando Relaciones entre "nosotros" y "los otros". Ahora bien, en el plano
Dios acaba de castigarlos: s del debate teórico, tanto la visión progresista de la defensa de la
Biversidad como la alarma conservadora ante el "choque de civi-
A medida que se aproximaba, el ruido de las voces, pri-
•izaciones", pasando por las denuncias de que toda diferencia se
mero tenue, iba creciendo hasta transformarse en per-
Mxplica por una desigualdad social, simplifican o a veces descono-
fecta ajgaraza. Parecen locos, locos de atar, pensó Caín.
c e n la historia teórica del concepto de "cultura". También, como
Sí, estaban locos de desesperación porque hablaban y
i se verá más adelante, la historia de la noción de identidad. Más
no conseguían entenderse, como si estuviesen sordos, y
«run, estas visiones muchas veces ignoran las reflexiones más sofis-
gritasen cada vez más alto, inútilmente. Hablaban len-
ticadas que, desde el propio núcleo antropológico, se han reali-
guas diferentes y en algunos casos se reían y'burlaban
ï zado sobre las complejas relaciones entre esos dos términos.
unos de otros como si la lengua de cada uno fuera más | Los conceptos de cultura e identidad ocupan desde hace
armoniosa y más bella que la de los demás. Lo curioso tiempo el centro de los debates teóricos de la antropología y las
del caso, y eso todavía no lo sabía Caín, es que ninguna {ciencias sociales. Las críticas al esencialismo se han puesto tan de
de esas lenguas existía antes en el mundo, todos los : moda que se han tornado repetitivas. Al mismo tiempo, no siem-
que allí se encontraban tenían un solo idioma de ori- I pre resulta claro cómo se pensaban la cultura y la identidad desde
geny se comprendían sin la menor dificultad [...]. Qué el esencialismo, y qué es, con precisión, aquello que se le critica.
guirigay es éste, preguntó Caín, y el hombre le respon- (Como propuse en la introducción, una perspectiva distanciada
dió. Cuando vinimos de Oriente para asentarnos aquí •tanto del esencialismo como del posmodernismo resulta interpre-
hablábamos todos la misma lengua. Y cómo se llamaba, tativa y políticamente imprescindible. Comenzaremos este capí-
quiso saber Caín. Como era la única que había no ne- Bulo considerando brevemente la historia del concepto antropoló-
cesitaba tener un nombre, era la lengua, nada más. [...] g i c o de cuitara y sus implicancias ético-políticas, para después
Luego decidimos construir una ciudad con una gran • í o r d a r la cuestión de la diversidad.
torre, esa que ves ahí, una torre que llegase al cielo [...]
el señor vino a inspeccionar y no le gustó (...] dijo que
después de habernos puesto a hacer la torre ya nadie
nos podría impedir que hiciéramos lo que quisiéramos,
BPLTTJKA: UN CONCEPTO ANTROPOLóGICO
por eso nos confundió las lenguas y a partir de ese ins-
CON IMPLICANCIAS POLíTICAS
tante, como ves, dejamos de entendernos. Y ahora, pre-
guntó Caín. Ahora no habrá ciudad, la torre no se
terminará y nosotros, cada uno con su lengua, no po- .¡En la tradición antropológica el concepto de "cultura" se asociaba
dremos vivir juntos como hasta ahora (Saramago, 2009: B u n a cierta intervención étjc^QpJítísa además de tener fuertes
94-86). /'¡consecuencias epistemológicas y metodológicas. El^gjjmsí .can-
Repto antropológico de cultura se opuso a la idea de que hay
5 6 LOS LÍMITES DE LA CULTURA

gente "con cultura" y gente, "sin.cultura". de que el mundo se di-


vide entre personas "cultas" e "incultas". Ya en 1871 Tylor había ' SUS c o n t e x t o s . ajaJa^ J j u a £ stros, B ? 1 opí o s ^ i o r e s , n o s ó l o L J |
planteado un concepto de cultura asociado a los conocimientos, desconocer la diversidad humanaTsino "también* actuar de modo
creencias y hábitos que el ser humano adquiere comomiejrjbro ft'tnocén trico.
de la sociedad. Esta noción contrastaba con la idea de que la cul- Durante mucho tiempo el egocentrismo "científico" fee con-
tura se restringía a la llamada "alta cultura", a la perfección espiri- temporáneo del calomaljsmo. La suposición de que los pueblos
tual de la música clásica o las artes plásticas consagradas. Todas las no occidentales eran inferiores constituía un argumento que legi-
actividades y pensamientos humanos son aspectos de la cultura. timaba el poder colonial. En ese sentido, antropólogos comojfa-
Hay dif eren tes cul turas, pero todos los seres humanos tienen en llinowski promovieron una crítica de la concepción racionalista
j p r ' h o m b r e " dominante en Occidente. Sostuvieron que, lejos de
común el hecho de ser seres culturales.
' s e r "salvajes'' e "ilógicos", los pueblos no occidentales tenían un
Esta idea continúa siendo importante, dado que todavía son
estilo de vida distintivo, racional y legítimo que debía ser valo-
muchas las personas e instituciones que clasifican a los seres hu-
• rado. Esta tesis entra en tensión con la proclamada misión civiliza-
manos como "cultos" e "incultos", sin percibir que al hacerlo eva- Idora del proyecto colonial europeo.
lúan a grupos que tienen una cultura distinta desde un punto de
f Para poder comprender una cultura es necesario comn£gnj¿er
vista particular. Y en esta evaluación, lo djferente es considerado
a l o s otros ensus propios términos, sin proyectar nuestras propias
(implícita o explícitamente) como inferior, lejos de entenderlo
Icategorías de modo etnocéntrico. Al mismo tiempo, resulta im-
como un desafío al conocimiento y la comprensión. Ahora bien,
prescindible tomar distancia de nuestra propia sociedad para po-
después del evolucionismo de Tylor, la idea de rejgtijftsaao sólo
f der estudiarla y comprenderla: "hacer antropología es realizar esa I
apareció desanrollada por Boas algunas décadas más tarde. En Eu- ['•transformación de lo familiar en lo exótico y de lo exótico en lo „
ropa y los Estados Unidos predominaban las ideas rjacialistas. Rkmiliar" (DaMatta, 1987:14). Así, la noción de cultura pretendía
Freinte a esas concepciones, la antropología explicó y demostró la ff dar una respuesta y ofrecer un abordaje para entender la unidad
completa autonomía entre lo físico y lo cultural. Ninguna cues- y la diversidad del género humano. Si la cultura era aquello que
tión genética puede explicar las diferentes cosmovisiones, mitos, [establecía la distinción universal de los seres humanos con res-
celebraciones, ideologías y rituales de la humanidad. Esa hetero- pecto a la naturaleza, era a su vez la base de las diferencias. Si to-
geneidad es cultural, y la cultura no se lleva en la sangre. Se fdos los seres humanos son seres culturales, se afirmaba, cada cul-
aprende en la vida social. p u r a es en consecuencia particular y diferente de las otras.
Mientras la idea de raza clasificaba a los seres humanos desde la Después del .Holocausto, las concepciones racialistas quedaron
biología, la inmutabilidad y la jerarquía, el concepto de cultura, [desacreditadas. A medida que se deslegitimaban los criterios bio-
aplicado áKora"a las diferentes 'culturas, pasaba a clasificarlos lógicos, comenzaron a expJOTagg yros-modns de clasificación.
1
desde la vida social vlajtigtoricidad e implicaba, por lo tanto, un Después de 1945, con el abandono del concepto de raza para legi-
planteo relativista. Boas introdujo la idea de plurjùjda^^ilwral, t i m a r legislaciones o políticas públicas, aumentó sostenidamente
según la cual ncTsólo era importante "la cultura" en singular-sino el uso social y político del concepto de cultura.
también el estudio de " c u l t u r a s ^ e s p e c ^ ^ ' ' ^ 1 * u perspectiva,
una cultura particular sólo es comprensible a partir de su historia.
Una creencia o un hábito cultural sólo pueden ser comprendidos
en el marco d e u n universo específico d e sentido. Pretender eva-
luar las creencias o las prácticas diferentes de las nuestras fuera é>
5 8 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 5 9

M. ARCHIPIÉLAGO CULTURAL Y SUS PROBLEMAS nto, a describir y comprender una cultura particular pareas cul-
L-ales. Dado que esa descripción se concentraba Fundamcntai-
La expansión del concepto implicó nuevos problemas. Como he- Unte en los valores o costumbresj compartidos por los miembros
mos mencionado, el relativismo y la crítica al racismo tuvieron un ï una sociedad, se ponía énfasis en la uniformidad de cada uno
enorme pjatenciaí demojaaiizador. Aunque fuera difícil de perci- J; los grupos.
bir en aquella época, ambas cuestiones cumplieron un papel muy J Ahora bien, las fronteras pueden concebirse de modo fijo tanto
relevante en diferentes momentos del siglo XX. La idea de que I entre razas como entre culturas, así como la afirmación de las di-
nohavjejarquías enere los grupos humanos, de que las diferen ferencias entre esas culturas puede traducirse -aunque no sea la
cías son sociales y no naturales, y de que esas diferencias deben i, intención-- en la legitimación de una jerarquización, cuando no
comprenderse a partir de la historia y la especificidad de cada en un instrumento clave para el dominio efectivo de esos grupos
grupo son argumentos a favor de la diversicJacLawMana. I b personas!
Sin embargo, la sustitución de la imagen de un mundo dividido
en razas por la de un mundo dividido en culturas o áreas cultura-
les es también fuertemente grobtepjátíca.SiTpor ejemplo, preten- • C R I S I S D E L A M E T A F O R A I N S U L A R

diéramos pintar un mapamundi con un color diferente para cada


lengua, nos encontraríamos con que ya no hay coincidencia entre l i r e s fenómenos sociales resquebrajaron la imagen flfla/f-hifne-
idioma y territorio. Dado que hay hispanohablantes residentes en Ifcgo. s I p g r c w B C r w una idea dé fíomogeneidad cultural en una
los Estados Unidos, turcos en Alemania y coreanos en varios pai- » sociedad colonial era necesario hacer como si no hubiera presen-
te* latinoamericanos, ya npcgifitea-gxanáfia ciudades donde sólo i l occidental, los procesos de independenciaen Asia y Afifoa tor-
se hable una lengua. Si abarcamos también la música» los rituales e a r o n inverosímil la idea de uniformidad~ de "pureza preser-
yjajjastrgjjoHlía o alguno de los elementos cruciales de cualquier V vada" de esas sociedades. Las presencias imperiales fueron y son
definición de cultura, rápidamente advertiremos que cada ciudad ¿elocuentes respecto de la heterogeneidad y la desigualdad en cier-
es Babel y que la diversidad no está distribuida en el espacio, sino t o s territorios. En segundo lugar, lasmi^adones -que en muchos
mi» bien puesta en juego erjjgda_^Dacio. fcaíses centrales son consideradas, incluso por intelectuales, un fe-
Sin embargo;, si en la forma de imaginar la población mundial n ó m e n o de fines del siglo XX- demostraron que, si alguna vez
a fines del siglo XTX los colores de piel parecían ocupar un papel .'hubo "islas culturales", las personas, no obstante, se mueven
central, laldea de que el globo es un archipiélago de culturas di- I .desde hace tiempo de una isla a otra. En realidad, las migraciones
versas resulta muy potente en la actualidad. Es interesante notar y las convivencias interculturales son al menos « S S S j W ^
que algunas de las regiones donde se desarrolló la antropología l í o s registros escritos de la humanidad. Lo que algunos auto es
m social y cultural ». inicios del siglo XX, como Melanesia, eran fáci- I que viven en Europa o en los Estados Unidos perciben como un
les de percibir como archipiélagos de culturas. Un conjunto de is- ¡novedoso fenómeno migratorio alude ™?™*™™^Z«r
las donde en la actualidad conviven unas setecientas lenguas L u e , en las últimas décadas, las migraciones « e e ^
puede ser una raíz potente para la pervivencia de la metáfora del i L n d o hacia sus países de residencia - g P O B U U g O W
archipiélago. L e n t e . Ni el colonialismo ni los ? ^ ^ ^ S ^ L

- Así, durante una larga etapa de la teoría antropológica tendió a t r o p a hacia otras regiones del 7 " d o £ ° ™ £ j £ p o r ejemplo,
aceptarse que cada comunidad,, grupo o sociedad era portadora • s o b r e el contacto intercultural. ^ ^ ^ . ¡ h a J 0 J ^
¡¡tífica. Los estudios se consagraron, por lo [donde a ir¡m^m¡0&^0 de
^ ^ " J
6 0 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 6 l
bían nacido en Europa, la inmigración no podría considerarse un
tar los significados en niveles no sólo locales o nacionales En
fenómeno de fines de ese siglo. Si pensamos en tiempos más lar-
: otras palabras, si como dice Hannerz ya no podemos asociar cul-
gos, en varios siglos, sólo podría creerse que las migraciones son
e r a y territorialidad de modo simplista, no es porque los signifi-
una novedad si se entienden como "migración" no todos los des-
cados se desplacenJino porque son reorganiSdos", ñ e g e t ^ o s y
plazamientos humanos, sino sólo los movimientos de personas en-
disputados en los procesos de interconexión.'
tre Estados nacionales. Ese naciocentrismo que consiste enjrgdu-
(1 cir Ion mjçnirinnffti n lar «aiyatármqs- internacionales es muy
Eld e b
. . * £ s o l ?rela "cultura" muchas veces opone la idea de ho-
, mogeneidad a la opción de abandonarla en los basurales de los
frecuente (véase Caggiano, 2010). En tercer lugar, la transforma-
\ conceptos teóricosvejtugos. La reificación o la deconstrucción de
ción de las recriolflgiaisjd&ia.cQmun.fcación planteó un horizonte
la cultura abren una ciénaga en la que las retóricas de la biodiver-
nuevo en el que —aunque la mayoría de las personas no se trasla-
;' sidad se entrecruzan riesgosamente con los profetas del clash of ci-
d e n - los símbolos y los mensajes se desplazan generando una con- vilizations.
ciencia de contemporaaejdad. Así, la heterogeneidad cultural en El concepto de cultura, entendido como conjunto de elemen-
un mismo espacio es menos novedosa que su visibilidad. : tos
simbólicos o bien como cosajmbres v vajojfcs de una comuni-
Esa visibilidad produjo un impacto sobre el.concepto-de cul- dad asentada en un territorio, es problemático en términos teóri-
tura. Hannerz (1996) afirma que, a pesar ele la diversidad de los cos y en términos ético-políticos. Las principales dificultades
conceptos de cultura, la antropología intentó combinar tres su- •Bóricas que presenta surgen de que tiende a considerar a los gru-
puestos: 1) la cultura se aprejjcle. en la vida social; 2) la cultura pos humanos como unidades discretas clasificables en función de
está integrada de alguna manera; 3) la cultura es un sistema de \ su cultura, como en otras épocas lo eran en función de la raza;
significados diferente en cada pyupo, y los grupos pertenecen a ! sustenta la clasificación en el supuesto de que esas unidades tie-
un territorio. Sin embargo, dice Hannerz, ¿podemos considerar I nen similitudes internas y diferencias con su exterior; y diseña un
hoy a la cultura como algo integrado y coherente? ¿Podemos con- t'rçaapa de culturas o áreas culturales con fronteras claras, fundado
siderarla como un fenómeno territorial? El segundo supuesto, ken la idea del mundo como "archipiélago de culturas*.
vinculado a la integración que la cultura implica, fue cuestionado Los supuestos que equiparan grupos humanos a conjuntos de-
hace ya muchos años por antropólogos como T n m w Rjjflh.p. in- Bnritables por valores o símbolos son equivocados porque tienden
cluso Geertz. El tercer supuesto se ha visto cadavez más afectado a pasar por alto que dentro de todo grupo humano existen múl-
"por la creciente interconexión espacial". tiples desigualdades, diferencias y conflictos -entre generaciones,
Para autores como H a n n e r a o Aopadurai, esa interconexión I clases y géneros-, que dan lugar a su vez a una gran diversidad de
está vinculada básicamente a las migj-^Q^ne.^j'Trn.i mi»rlios. •interpretaciones; que los grupos tienen historia y que sus símbo-
Hannerz señala que "a medida que las personas se desplazan con los, valores y prácticas son recreados y reinventados en función de
sus significados, y a medida que los significados encuentran for- I contextos relaciónales y disputas políticas diversas; que las fronte-
mas de desplazarse aunque las personas no se muevan, los territo- ras entre los grupos son mucho más porosas que la imagen de un
rios ya no pueden ser realmente contenedores de una cultura R u n d o dividido -el mundo se encuentra huerconectado y existen
(1996: 24). Cabe introducir un matiz: las personas, especialmente [personas y grupos con interconexiones regionales o transnaciona-
cuando migran, se desplazan portando significados que luego Res diversas-; y que, por lo tanto, las personas y los símbolos no
rearman y transforman de modos diversos en las regiones donde [pueden asociarse de modo simplista a un territorio determinado.
se asientan o circulan. Por otra parte, los medios masivos difun-
den significantes y textos globales que permiten negociar y dispu-
02 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 6 3

blemente vaciadas;, afirma Yúdice (2002: 26), aludiendo a un fe-


LA POLITIZACIÓN DE UN CONCEPTO POLÉMICO
n ó m e n o más abarcativo que el fundamentalísmo cultural.
I La antropología ha realizado esfuerzos sistemáticos, teóricos y
Como dijimos al comienzo, los conceptos de cultura de Tylor,
políticos, para enfrentar el racismo y la discriminación. La para-
Boas y Malinowsky tuvieron consecuencias ético-políticas (Wright,
d o j a es que en el intento de recuperar el concepto que más se ha-
1997), A medida que esos conceptos se impusieron y naturaliza-
r bía contrapuesto a la idea de raza, la utilización clasiílcatoria de
ron como s e n t í i ^ c ó m ú n , los antropólogos cuestionaron el gesto
¿"cultura" para explicar la diversidad humana, identificando a
siinplificador de identificar un grupo con una cultura. Sin em- .cada sociedad con una cultura determinada, hizo que en muchos
bargo, esa idea de, lá cultura como esencia se convirtió poco a ¿casos el concepto funcionara en el mundo contemporáneo de
poco en un nuevo eje de la intervención política. manera homologa al de,raza.
Los procesos de distinción social, desde la nobleza hasta las for- Otra paradoja es que los sectSs.que promueven la discrimina-
mas de discriminación, requieren cierto grado de legitimidad so- ción muchas veces se apropiaron de los argumentos a favor de la
cial'^ipfede haber contextos de amplio consenso, como el que se Kjersidad y el relativismo, ya que pretendían sostener la necesi-
verificó hasta el siglo XIX respecto de la esclavitud, o luego contra d a d de conseryar las "culturas puras" sin contacto y sin mezcla. Si
los gitanos, los judíos y muchos otros grupos. También puede ha- .en las visiones rácialistas el mestizaje aparecía muchas veces como
ber atíh textos culturales con fuertes disputas sobre la legitimidad la tragedia que debía ev¡$tte, en el nuevo fundamentalísmo cul-
de la disííríEión y de sus implicancias. Sin embargo, ninguna dis- tural se considera necesario que cada cultura permanezca en su
ünción^s£^mr¿or¿£^naAhe^fejí^^ sino, como en- lugar. Nos referimos a la tesis himtingLoniana del choque de^yi-
señó Gramsci, por la persuasión. Generalmente, ese proceso de IizaEÍjjües. El mundo de los clivajes ideológicos y políticos de la
. convencimiento está asociado à la naturalización dé las diferencia- BSuerra Fría habría quedado definitivamente atrás. Ante nosotros,
ciones. el siglo XXI estaría desplegando nuevos clivajes culturales y reli-
giosos: una guerra entre culturas.
La experiencia de la Se.güQd^Gj^sria.^íundial erosionó la legi-
timidad social del racismo clásico. Si bien las críticas al racismo Si buscamos ejemplos de este uso de la cultura como recurso po-

I
' "USí&ían cormpfzádo en el siglo XIX, sólo encongaban repercusión lítico, encontraremos situaciones muy diferentes: desde la .defensa
en ámbisf^ícientíficos e intelectuales. Después de la aplicación del "ser nacional" como parte de las retóricas de la discriminación
masiva de los principios del racismo por parte del Estado alemán clïïwraTr^SerTÊuropa, hasta los fundamentalismos culturales cada
-y de la derrota militar, política e ideológica de ese proyecto-, las yez más presentes en la geopolíüca internacional. También es ne-
formas de distinción clásicas comenzaron a desdibujarse. ï l s a r i o considerar la culturalización de los movimientos y los recla-
mos de
Sorprendentemente, la cultura pasójy|e¿em£eñar la función grupos subalternos, como asimismo los logros legales de
de categ'cSíclasificatoriaquela^razaya no podía cumplir, y cobró s e c t o r e s ^ ^ ^ ^ ^ < ^ i ó ¡ m » ^ ^ m M m m Latina. Se verá,
legitimidad como argumento. En este desplazamiento que la llevó
inico, sino que dlfeîemes'sectores pugnan p04ag0giar.se de el.
desde su potencial dei-nc^aü^ffly.ha&t^sufuiidáp J eaS''ep;adora,
W | t a m b i é n > <í ue ineludiblemente esa generalización de la
la cultura evidentemente ha dejado de ser lo que era. Para deve-
cultura tiene efectos políticos específicos y dehmitables.
nir base del fundamentalismb, la cultura dejó de serjn^toria y se
u-ansformó en natu¿aj£za, dejó de ser procésualv pasó a estable- rios trastrocamientos de
cer fi^ntera^Jijas. Si bien "el papel de la cultura se ha expandido 1 dialéctica del cujturatómo req mosQ
de una manera sin precedentes al ámbito político y económico, la teoría antropológica. £.1 mas ahsurdo teóricamente Y.r"
[...] las nociones convencionales de cultura han sido considera-
6 4 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 6 5

políticamente consiste en equiparar cultura e iden¿¿jtd. Cada cul-


Riones racistas se sustituyen por otras equivalentes: la humanidad se
tura, al codificar las "ideas, prácticas, rituales e instituciones de un d
j y ^ . e , ^ 2 l l t u r a s i h a r continuidad entre el territorio, la cultura y
p u e b l o " o algo similar, tendría u n a identidad. Al menos desde
l o moral; las culturas son hojBflgájeas y m u t u S S f e inconmensu-
/ T .each Y^figrcth la teoría antropológica ha mostrado que los proce-
r a b l e s ; existe una jerarquía única de valores y es necesaria una po-
j sos de la cultura n o coinciden necesariamente con los procesos
|Ktica basada en la'propia cultura. En síntesis, el racismo justifica el
identitarios. Líderes indígenas que visten jeans o viven en las gran-
^ m e t i m i e n t o d,fí fr ajrf rirlflr1.pnr HLsnpuesta inferioridad, mientras
1
des ciudades, movilizaciones corita a los Estados Unidos en las que
p F e ' e l fundamentalismo cultural justifica la segregación.del otro en X
se consumeCoca-Cola, militantes de derechos h u m a n o s o ecolo-
•función de las diferencias culturales y de su manera de conceptúa-,
gistas q u e n o necesitan hablar la misma lengua para identificarse
m u t u a m e n t e , son ejemplos sencillos. Pero sólo los fundgnjerrtalis-
lizarlas. El racismo se elogia a sí mismo como civilizador; el funda- f
pnentalismo cultural se autoexalta como preservador de la diversi-
tas querrían, como la dictadura militar argentina durante la gue-
r r a de Malvinas - q u e prohibió a los Beatles p o r q u e consideraba
dad, y especialmente de "nuestra pureza". íI
I.'1 La noción de fundamentalismo c u t r a l fue utilizada por pri-
q u e escuchar música británica era una posición bélica-, hacer
Ëfhera vez por la antropóloga Verena Stolcke para conceptualizar
roinndjr r i Jaj fronteras de la cultura con las de la iderjfi_dad. Las
R i m a retórica de exclusión que exalta la identidad nacional fun-
transformaciones lingüísticas, culinarias, en la indumentaria, en
plada en el exclusivismo cultural" (Stolcke, 1999). Stolcke analizó
las formas de producción y en muchas otras rutinas que se consta-
la "nueva retórica de la exclusión en Europa" basándose en su
tan en los procesos migratorios muestran de m a n e r a elocuente Bpropio estudio de las formas de discriminación haciaJoAinmi-
que el bojjaisueqto de las identificaciones culturales y poli deas rio grantes en las décadas de 1980 y 1990. Cabe señalar que el funda-
se da necesariamente. Es por eso que, como mostraremos en el mentalismo cultural es un procedimiento de diferenciación "ge-
capítulo 2, las culturas son más híbridas que las identificaciones. •iuinamente distinto del racismo tradicional". La especificidad del
pundamentalismo cultural es su cos^gggión^gj^cultura, a la que
p o n c i b e como un todo compacto y tejrritoria|iflad<xA su vez, la xe-
nofobia (como odio y hostilidad hacia los extranjeros) se postula
FUNDAMENTALISMO CULTURA!, k o m o una actitud inherente a la naturaleza humana. Al conside-
r a r la nflHnnalidnd como cultura, las culturas como inconmesura-
El fundamentalismo cultural, al igual que el racismo, consiste en Ibles y la nacionalidad como un prerrequisito de ciudadanía, este
una estructura conceptual y en acciones que dtojpgu/auyjwatqui- [fundamentalismo construye una barrera infranqueable para los
zan a los seres y grupos humanos según contrición, qs, a p u e s t a m e n t e ¡inmigrantes,
A '"^líSBtf* a ellos, naturales. El í-acismoctósico implica ideas y prác- j j e g ú n Stolcke, desde fines de la década de 1970 ha surgido una
ticas de menosprecio y odio hacia personas de rasgos fenotípicos di- í e t ó r i c a de la inclusión y de la exclusión que subraya las diferen-
ferentes. Se basa en una ideología que presupone que la humani- I k s de identidad cultural, tradiciones y herencia entre los grupos,
dad se divide en razas, que hay una continuidad entre lo físico y lo | c e p t a la delimitación cultural basada en el territorio. En esos
.BiQEal, q u e los grupos humanos son homogéneos, que existe una s los conservadores británicos sostenían que los seres huma-
jerarquía única de valores y que es necesaria una política fundada m por naturaleza, prefieren vivir entre sus semejantes antes que
en el saber (véase Todorov, 1991). En cambio, el fundamentalismo i h una sociedad heterogénea. La llegada de grandes c a n d e s
cultural implica ideas y prácticas de menosprecio y odio hacia per- l e '--' es *~ h*, la " h o m o g é n é i s e la naaon ¡ haría
sonas presuntamente potTa¡foii-a,s de una cultura diferente. Las no- t e l ó l o s valores y la cultura de la mayoría, y desatar : un con-
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 67
6 6 LOS LÍMITES DE LA CULTORA

nieto social. En ese sentido, señalaba Stolcke, la paradoja es que diversidad naturalizada es aquí un valor supremo que debe
"el fundamentalismo cultural invoca una concepción de la cultura preservarse. Para lograrlo, los grupos deben mantenerse separa-
inspirada tanto en la tradición universalista de la IlustraciSïTcomo dos. De lo contrario, inevitablemente se producirá un "choque de
en el romanticismo.ffkrnán que caracterizó casi todo el debate na- civilizaciones .
cionalista del siglo XIX" (1999). Yes a través de esa concepción
de la cultura que "la opinión ciudadana europea çulgajoada vez
más a los i n ^ i y a ^ f efojnue no "enenJni 'e^frrg' .raffia 1, v 'nuestros'
valores culturales, de todas las desgracias socioeconómicas pro- LA NUEVA GEOPOLÍTICA DE LA DIFERENCIA
ducto de la recesión y de los reajustes capitalistas. [...] En otras pa-
/ labras, el 'problema' no somos 'nosotros', sino jallos'. 'Nosotros' Samuel Huntington afirma que para pensar "seriamente sobre el
simbolizamos la bueaa,,vJ4a que ellos' amenazan con socavar, y pHundo, y actuar eficazmente en él, necesitamos un mapa simplifi-
^^^B esto se debe a que 'ellos' son extranjeros y culturalmente 'diferen- cado de la realidad" (2004a: 30). ¿En qué consiste esa simplifica-
tes'". Este vínculo entre cul^j'^gcjfflfiírnía señalado por Stolcke, ción? El mundo dividido en ideologías políticas y sistemas socioe-
^> implica que es cada vez más común que aparezca un discurso cul- pbnómicos ha quedado atrás, dice Huntington. Ahora, "la cultura
turalista precisamente allí donde existen malestares vinculados a es una fuerza divisera y al mismo tiempo unificadora". Si después
"de la Segunda Guerra Europa quedó dividida por el "telón de
losjnjjgtesfs. lacero", "esa línea se ha desplazado varios cientos de kilómetros
Mientras el racismo ordena los grupos jerárquicamente, de Ríacia el este", separando "a los pueblos cristianos occidentales,
modo verjjcal y estableciendo relaciones de superioridad/inferio- B o r un lado, de los pueblos musulmanes y ortodoxos, por el otro"
j ridad, el fundamentalismo cultural los ordena espacial y tjojiraonr (2004a: 23). El mundo actual se dividiría, entonces, en civilizacio-
ta g
in H.tf;- reforzando las seyai^rinr^fi El fundamentalismo cultu- n e s . Las principales civilizaciones contemporáneas serían: occi-
ral puede en algunos casos aceptar ciertos discursos sobre la d e n t a l , latinoamericana, africana, islámica, sínica, hindú, orto-
diversidad e incluso utilizarlos, pero con una condición y una fi- laoxa, budista y japonesa. "En la época que está surgiendo, los
nalidad. La condición es que esa diversidad se considere un d a v «choques de civilizaciones son la mayor amenaza para la paz mun-
inmutable; la finalidad es iustificai»*l-amMrtamiento q^egicgació •dial, y un orden internacional basado en las civilizaciones es la
de un grupo. •protección más segura contra la guerra mundial" (2004a: 386).
El concepto de "fundamentalismo cultural" puede aplicarse Huntington postulaba que este mapa simplificado no sólo ser-
hoy a muchos otros fenómenos sociales y políticos. Actualmente, IWría para "pensar el mundo", sino para actuar en él. Desde una
la inmigración es escenario y capítulo clave del fundamentalismo, •perspectiva antropológica y académica, la división entre estas "ci-
aunque éste se exprese en, y domine, muchos otros terrenos. Eplizaciones" es un dislate que no tiene mayor sentido. Pero su
Constituye u n argumento clave para la reorganización de la geo- • e n t i d o radica en otra dimensión: su performatividad y su eficacia
P.pMg% mternaciftp.^'y parala codificación de cSersos conflictos Kiolítica. Las diversas imágenes de "los otros" que construyen los
sociales y bélicos. •htelectuales de cada sociedad tienen consecuencias políticas sig-
El silogismo es sencillo. Si las culturas son inconmensurables, si nificativas. Los agentes sociales actúan en el mundo en función de
no puede haber comunicación, si la xenofobia es inherente a la R o m o lo conciben. Una porción sustancial de la acción política in-
naturaleza humana, la única manera de evitar los conflictos y la Bternacional se sustenta en la idea de que existe un mundo "occi-
guerra entre culturas es garantizar que éstas no entren en con- d e n t a l " y un mundo "oriental". De hecho, no sólo se afirmó que
. Si el contacto no puede evitarse, debe reducirse al mínimo.
6 8 LOS LÍMITES DE LA. CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 69

el atentado del 11 de septiembre era un ataque al "estilo de vida tido, todas las naciones del mundo debían imitarlo: "O están
occidental", sino también que las alianzas político-militares busca- ícon nosotros o están con los terroristas". í los terroristas tam-
ron construirse desde esa "identidad". bién fueron incluidos en la narrativa religiosa: Bush definió los
A través de una serie de procesos históricos, intelectuales y polí- •atentados como "actos de terror diabólico". Al considerarlos dia-
ticos, Europa y más tarde los Estados Unidos "orientalizaron" bólicos, se oscurecía o se rechazaba toda posibilidad de reflexio-
-como mostró Edward Said (2004)- a Oriente. Occidente cuenta, nar sobre las condiciones históricas que hicieron posible la
desde hace mucho tiempo, con una enorme producción artística y R m i s i ó n de un crimen semejante. Por lo tanto, cualquier pre-
académica sobre Oriente, y también con instituciones aptas para c i s i ó n de analizar y explicar lo sucedido conllevaba la preten-
dominar, reestructurar y tener autoridad sobre él. Said analizó esos sión de justificar la acción criminal.
discursos orientalistas para comprender cómo la cultura europea Al definir su respuesta a los atentados del 11-9 como una nueva
consiguió administrar y producir su propio "Oriente" en términos mruzada", Bush ubicaba a "los otros" como un mal derivado de
políticos, sociológicos, ideológicos, imaginativos y científicos. ; una cultura y una religión: el Islam. Entre muchos otros, el histo-
Oriente y Occidente, como bien ha demostrado Said, no son triador conservador inglés Paul Johnson intentó ofrecer "bases
un dato objetivo sino el resultado de una compleja construcción Kfentíficas" para la acción estadounidense. Para ello afirmó, en
social. Las identidades siempre implican relaciones de poder, es- [^declaraciones a varios medios de comunicación: "Las fuentes del
tablecimiento de jerarquías. A través de esos contrastes y esas je- Bteitinorteamericanismo exhibido en el ataque al World Trade
rarquías, las identidades sustancializadas imaginan fronteras fijas • Center y al Pentágono están sin duda ligadas a la naturaleza de la
y delimitadas que separan mundos homogéneos en su interior. La Bsligión islámica". Y agregó: "Cuando hablamos de fundamenta-
construcción de la idea de un mundo "oriental" interiormente Bjsmo islámico, en realidad estamos usando una expresión enga-
homogéneo, tan actualizada a comienzos de este milenio, es parte ñosa. Todo el Islam es fundamentalista en esencia. Es una carac-
de la propia construcción de la idea de Occidente. Esa uniformi- Ejrística congenita". Ése fue el argumento fundamentalista
dad imaginaria -que a su vez sustenta la acción política basada en accidental para lanzar las cruzadas anunciadas por Bush: el en-
idenüdades esencializadas- no sólo pasa por alto las diferencias Eientamiento que pretende construirse -según sus palabras-
internas de "los otros" sino también las desigualdades y las hetero- Kamo una lucha entre el Bien y el Mal. Mediante esta estrategia,
geneidades del "nosotros". En 1995, Said decía que esas identida- feaul Johnson anulaba la historia de las relaciones de poder entre
des fijas que luchan permanentemente divididas son rechazadas Europa y los Estados Unidos en el Cercano y Medio Oriente.
por él en Orientalismo, al mismo tiempo que el libro, paradójica- Además, se tendió a negar la pluralidad o diversidad de cualquier
mente, las presupone y depende de ellas (2004: 441). Enundo cultural". No hay un Islam, hay muchos, así como no hay
El ataque terrorista a las Torres Gemelas y la respuesta esta- Una única forma de pensar o actuar en los Estados Unidos.
Al procesal- el horror a través de una retórica cultural y religiosa
dounidense generaron un escenario que actualizó estas imáge-
snceguecedora puede generarse un horror análogo o, como suce-
nes ya profundamente arraigadas. La antigua oposición entre ci-
lió, ampliamente potenciado. La equivalencia entre los conüin-
vilización y barbarie recuperó, exacerbados, sus bríos religiosos.
mtes también se expresó en el terreno discursivo mediante dos
Después del atentado, el discurso del presidente de los Estados
limensiones articuladas: las permanentes alusiones religiosas que
Unidos identificó su accionar político-militar con la acción di-
cplicaban y daban sentido a la propia acción ponían de mam-
vina. De allí que inicialmente se haya bautizado a la operación
iesto que se trataba de un enfrentamiento absoluto entre nosotros
militar como 'Justicia infinita"; de allí también la afirmación:
los otros.
"Sabemos que Dios no es neutral". Si Dios había tomado par-
7 0 LOS LIMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 7 1

La homología de la retórica mesiánica de Bin Laden es clave ciones se inscriben, en este aspecto, en una misma lógica, 4 una
para comprender la situación. Bin Laden utilizó, como Bush, no- •Concepción similar de la acción política y de la construcción de
ciones ligadas a la cultura -especialmente religiosas- para soste- sus alteridades. En suma, en esa dimensión amíos pertenecen a
ner posiciones que no sólo implicaban una homogeneización del Bina misma configuración de la cultura política. Cuando dos gru-
otro sino un llamado a eliminarlo. Bin Laden reafirmó la idea de pos enfrentados imaginan de manera análoga las relaciones entre
cruzada lanzada por Bush porque le resultaba útil para homoge- I u n nosotros y los otros, los fundamentos de su acción y hasta las
neizar a Occidente y mostrarlo como una amenaza al Islam que formas de actuar, podemos sospechar que, en lugar de presenciar
justificaba la "guerra santa". En algunas ocasiones aludió específi- u n a g u e r r a entre culturas, estamos asistiendo a la aparición
camente a la "cruzada judía" y en general sostuvo que el mundo de una peculiar configuración cultural de la guerra en el centro
se dividía en dos: los creyentes y los infieles. [•del escenario mundial.
Las coincidencias retóricas entre ambos discursos llegaron a ser
abrumadoras. Ambos sostenían que habían emprendido una cru-
zada, que el mundo estaba divido en dos partes opuestas y que
una encarnaba el Bien y la otra el Mal, y que ellos mismos o los I L A NACIóN COMO IDENTIDAD CULTURA!.
grupos que representaban actuaban en nombre de Dios. Pero esta STRANSRACIAL Y TRANSéTNICA
retórica de la polarización absoluta significó un límite, para am-
bos bandos, a la hora de desarrollar alianzas. Entonces, tanto Ï Cuando, hace más de una década, Stolcke analizó los discursos de
Bush como Bin Laden intentaron relativizar la conformación de los conservadores europeos que, para defender "su cultura", argu-
los campos enemigos. 6 Sin embargo, más allá de las tácticas retó- mentaban en contra de la inmigración, probablemente no podía
ricas y de los cambios de "marketing" bélico, el culturalismo se •¡maginar que esas retóricas de la exclusión encontrarían discursos
manifiesta cada vez más como una forma contemporánea de dis- con fuerte pretensión científica. Después de 2001, estas "nuevas
criminación. Estas retóricas políticas de la cultura fueron utiliza- •Retóricas de la exclusión", caracterizadas como "fundamentalismo
das por los dos sectores para justificar de modo fundamentalista feultural", adquirieron un impulso renovado en la nueva geopolí-
sus diferencias y sus contrastes. Por ello mismo ambas argumenta- Rjca de la diferencia. En su libro ¿Quiénes somos?Desafíos de la iden-
wtidad cultural estadounidense -que continúa su Choque de ávilizaáo-
mies-, Huntington diagnostica que, hacia fines del siglo XX, las
•identidades nacionales estaban siendo debilitadas por offas for-
6 Después hubo intentos de revertir la acusación inicial generalizada al
mundo islámico. Cuando se comprobó que el llamado a las cruzadas Rnas de identificación, desde las étnicas hasta las de género, aun-
no era eficaz, la propaganda pasó de afirmar la 'justicia infinita" a I q u e en los Estados Unidos había habido un fuerte renacer de la
buscar la "libertad duradera". Si la intención era generar un amplio •identidad nacional a partir de 2001.
consenso a favor de los Estados Unidos que incluyera países árabes y
musulmanes, cualquier acusación al Islam restaba mucho más de lo i Decía Huntington que el multiculturalismo, la globalización, el
que sumaba. Por eso, el propio Osama Bin Laden insistía en que se •Lubnacionalismo, el cosmopolitismo y el antinacionalismo habían
trataba de una cruzada de los "infieles" en general, y 'judía" en K e c h o que, al llegar el año 2000, los Estados Unidos fueran menos
particular. A. su vez afirmaba que "bay mucha gente buena e inocente
en Occidente" y que la "gente de corazón protesta contra los ataques R a c i ó n que durante todo el siglo precedente. A ello habían conni-
norteamericanos porque la naturaleza humana detesta la injusticia". E ú i d o , en cierta medida, la migración masiva de hispanos, quie-
Pero, tras la breve alusión universalista, retomaba sus afirmaciones de p e s habían mantenido "lealtades y nacionalidades duales", y la
que "el lobby judío tomó como rehén a los Estados Unidos y
Occidente". Kicertidumbre sobre la unidad lingüística que este fenómeno ins-
7 2 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 7 3

talaba; y, por otro lado, el hecho de que los ejecutivos y los profe- mismo y d%s}a identidad muy distintas de las que tenía
sionales propugnaran identidades cosmopolitas, la insuficiente un cuarto de siglo antes (2004b: 33-34).
enseñanza de la historia nacional, y el crecimiento de la historia
étnica y racial. Y agregaba: "Del énfasis en lo que los norteameri- Huntington se constituye así en adivino: desliza cuan sorpren-
canos tienen en común se pasó a la celebración de la diversidad" l dente fue el 11-9, aunque es probable que sus lectores lo lean
(2004b: 27). por creer que él mismo lo predijo. Ahora está prediciendo
> algo que nadie se atreve a insinuar siquiera: que los Estados
Huntington establece una distinción entre lo que llama la "pro-
. Unidos pueden desaparecer. ¿Podría haber alguna razón más
minencia de la identidad nacional" y la "sustancia de la identidad
,• .poderosa para que todos aquellos que después del 11 de sep-
nacional". La prominencia sería variable, en el sentido de que la
tiembre compraron masivamente banderas norteamericanas es-
gente es más o menos nacionalista según el momento. Después de
tén alertas?
los atentados del 11 de septiembre la bajísima prominencia pasó a
ser altísima. Aunque la sustancia cambie, se conforma lenta- Pero, ¿por qué podría desaparecer el gran coloso del norte? La
mente, no muta de un día para el otro. De hecho, Huntington respuesta alude a los cambios en el contexto y a las amenazas de
pretende intervenir en la definición de esa sustancia desde el tí- cambio en la sustancia de la identidad estadounidense. "El final
tulo mismo de su libro: "¿Quiénes somos?", de la Guerra Fría privó a los Estados Unidos del imperio del mal
contra el que podía definirse a sí mismo" (2004b: 34). "Ninguna
¿Por qué sería relevante la pregunta por la identidad? Res- sociedad es inmortal [...], los Estados Unidos sufrirán la suerte de
ponde Huntington: "A definiciones diferentes de la identidad na- Esparta, Roma y otras comunidades humanas" (p. 35). Como se
cional, diferentes intereses nacionales y prioridades políticas. Las ve, Huntington aplica la noción elemental de la teoría de la iden-
visiones confrontadas sobre lo que deberíamos hacer en el ex- tidad, según la cual cualquier definición de un "nosotros" se hace
tranjero tienen su raíz en las visiones confrontadas sobre quiénes en relación con un "ellos". Una vez desaparecido ese "ellos" deci-
somos en el ámbito interno" (2004b: 33). Pero, además, los Esta- sivo del siglo XX, ¿cómo mantener vivo el sentimiento de perte-
dos Unidos, al igual que la ex Unión Soviética y el Reino Unido, nencia? Evidentemente, se trata de reinventar la alteridad. Como
están compuestos por entidades reunidas a través de procesos de se sabe, para concretar estas reinvenciones hay que bucear a
federación y conquista. Según Huntington, pocos previeron la di- fondo en la historia social y cultural de los países. Y desde allí ela-
solución de la Unión Soviética, y el Reino Unido también podría bora Huntington su propuesta.
desaparecer:
Históricamente, dice, la sustancia de la identidad estadouni-
dense ha estado formada por cuan'o componentes clave: la raza,
[...] son pocos los estadounidenses que se atreven a pre- la etnia, la cultura (la lengua y la religión, sobre todo) y la ideolo-
ver actualmente cambios fundamentales (o una disolu- gía. La cuestión racial y étnica pasó a la historia. El "Estados Uni-
ción) en los Estados Unidos. Pero el final de la Guerra dos cultural se encuentra sometido a un auténtico asedio. Y, como
Fría, el desmoronamiento de la Unión Soviética, la crisis bien ilustra la experiencia soviética, la ideología es un aglutinante
económica asiática de la década de 1990 y el 11 de sep- demasiado débil para mantener unidas a las personas que carecen
tiembre nos recuerdan que la historia está cargada de de fuentes raciales, étnicas o culturales de comunidad" (2004b:
sorpresas. Pudiera ser que lo realmente sorprendente 34-35). Ciertas sociedades, al ver desafiada su existencia misma,
fuese que Estados Unidos siguiera siendo en 2025 el país son capaces de posponer la caída final "renovando su conciencia
que era en 2000 en vez de un país (o de una serie de pa- de idenüdad nacional". Los estadounidenses lo hicieron después
íses) muy diferentes con una serie de concepciones de sí
74 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 75

del 11-9; pero el desafío es seguir haciéndolo cuando no haya ata- Huntington es performative. En la medida en que el gobierno
ques tan espectaculares y dramáticos. de los Estados Unidos interpela con sus accione» en términos cul-
Según Huntington existen cuatro posibilidades, o bien una Barales, efectivamente instituye una culturalización del conflicto.
combinación de ellas: que la nación ya no se base en una cultura B í o se trata de la cuestión del huevo y la gallina. Como sucede en
o religión sino en un nuevo contrato fundamentado en el credo la película Antes de la lluvia, cuyas historias de amor transcurren
independentista de los Estados Unidos y en su compromiso con lentre el nacionalismo y la guerra de los Balcances, la causa del
la libertad y la democracia; que se consolide u n país bilingüe y conflicto bélico no son las diferencias culturales. La guerra ge-
culluralmente bifurcado; que los blancos protestantes reaccio- nera la percepción de diferencias culturales que antes no se con-
nen de manera violenta ante esta situación y se desarrolle una federaban tales y transforma el sentido de cualquier distinción.
creciente intolerancia; o que -y esto es evidentemente lo que
Huntington desea- "todos los estadounidenses, con independen-
cia de su raza o etnia, [traten] de revigorizar su cultura central.
Eso implicaría una nueva forma de compromiso con los Estados LOS PRESUPUESTOS TEÓRICOS DE HUNTINGTON
Unidos, concebido como país profundamente religioso y predo-
minantemente cristiano, capaz de abarcar minorías religiosas, Analicemos los presupuestos teóricos de Huntington. La identi-
adherido a los valores protestantes, anglohablante, preservador dad, dice, es relacional porque presupone un "otro". Su argu-
de su herencia europea y comprometido con los principios del mento, justamente, es que habiendo desaparecido el "otro" cen-
credo" (2004b: 43). Rfral del siglo XX -la URSS- existe el riesgo de que los Estados
Esa sustancia, argumenta Huntington, n o es étnica ni racial. Unidos también desaparezcan. De allí la necesidad de definir (o
Los componentes étnicos se debilitaron como consecuencia de la f, crear) nuevas alteridades. ¿Cómo "crear"? Sí; Huntington parte
migración. Los componentes raciales decayeron por la guerra de K e l supuesto de que las identidades son una construcción social
secesión y el movimiento de los derechos civiles. Es, ante todo, (2004b: 46). De hecho, no sólo es un constructivista teórico, sino
una cuestión cultural con una dimensión religiosa central. ¿Cómo feue además propone construir las identidades estadounidenses
construir un "nosotros" religioso, cultural? Huntington lo sabe: •Se un modo determinado. Y, por otra parte, supone que hay iden-
construyendo alteridades con esos mismos criterios. Kidades múltiples.
Huntington postula una identidad entre religión y sociedad y, Dado que la identidad se procesa en la interacción, la cues-
como muestra Lomnitz, realiza una "operación ideológica similar Itóón del reconocimiento es clave. Si un grupo es estigmatizado
a las adquisiciones corporativas ventajistas: con sólo un 16% de las por la mayoría de la sociedad y por el Estado, puede interiorizar
acciones, los angloprotestantes consiguen jarlos Estados Unidos. dicha discriminación. La identidad, por último, es situacional.
Si alguien piensa que ser estadounidense significa la posibilidad •Sería equivocado creer que para Huntington hay una esencia
de creer en lo que cada quien quiera creer, está.equivocado: la inmutable; constantemente afirma que las identidades cambian
gente podrá creer en cualquier cosa, es verdad, pero sólo gracias y encuentra en ello un riesgo y un fundamento para su pro-
a que comparte la cultura angloprotestante" (Lomnitz, 2004: 15). puesta.
En ese marco, Huntington propone el concepto de "seguridad Sus consideraciones conceptuales sobre la identidad llevan a
societal". Si la "seguridad nacional" refería a la soberanía, este pensai- que Huntington asume la teoría contemporánea y, de ma-
otro concepto alude a la capacidad de un pueblo para mantener fciera antiesencialista, plantea la historicidad, la relacionalidad y
sti eultura, stís instituciones y su estilo de vida. la situacionalidad. El pensamiento huntingtoniano muestra que
7 6 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALECTICA DEL CULTURALISMO 77

la teoría constructivista de las identificaciones sociales p u e d e uti- cluso, en algunos casos, tendieron a idealizar patrones culturales
lizarse para proyectos teóricos y ético-políticos completamente no occidentales como un modo de desarrollar una crítica a su so-
diferentes. Por eso es tan importante preguntarse cuáles son los ciedad. Sin embargo, incluso con esa actitud más generosa, el po-
elementos teóricos ausentes en la perspectiva de Huntington, en- tencial ético-político de los estereotipos que producían e/capaba
tendiendo que estos elementos estarán ausentes d e cualquier ela- a su conü"ol.
boración conceptual acerca del fundamentalismo cultural. Los En las últimas décadas, acompañando el desarrollo de los nue-
cuatro elementos principales que brillan p o r su ausencia en la vos movimientos sociales y en contraposición a las políticas de dis-
propuesta huntingtoniana son: la desigual distribución de poder criminación, asimilación y homogeneización, las políticas multi-
entre personas y grupos, los procesos de sedimentación y estruc- culturalistas comenzaron a imponerse en el mundo académico y
turación, la heterogeneidad cultural de los grupos que constru- en algunas áreas de la gestión pública. Se trata de establecer, en
yen identidades homogéneas, y la distribución socioeconómica. contra de las políticas de exclusión, políticas de reconocimiento
Todos estos elementos son centrales para una teoría antropoló- de grupos o colectividades subordinados o despreciados, como
gica contemporáne a sobre la cultura y las identificaciones. Justa- los pueblos originarios, los afro, los inmigrantes excluidos, los
mente porque n o figuran en el concepto huntingtoniano: "En el gays, las lesbianas y los transexuales, entre muchos otros. La pre-
presente libro, 'cultura' significa algo diferente. Hace referencia a tensión del multiculturalismo en algunas formulaciones era inver-
la lengua, a las creencias religiosas y a los valores sociales y políti- tir o modificar la valoración habitual de estos grupos y reivindicar,
cos de un pueblo, así como a sus concepciones de lo que está bien entre sus derechos civiles, su derecho a la diferencia.
y lo que está mal, de lo apropiado y lo inapropiado, y a las institu- No obstante, podría ser paradójico que esta pretensión de in-
ciones objetivas y las pautas de comportamiento que reflejan esos vertir la valoración se inscribiera, como a veces sucede, en una
elementos subjetivos" (2004b: 55). No caben dudas de que Hun- extensión de la lógica de la discriminación. Es decir, si la diferen-
tington es la expresión conceptual más acabada de la dialéctica cia cultural se concibiera como un dato inmutable, con fronteras
del culturalismo. fijas que separan a ciertos grupos de otros. En esos casos, tanto
quienes discriminan como quienes pretenden reconocer a esos
grupos comparten el supuesto de que el mundo está dividido en
culturas con identidades cristalizadas. Mientras tanto, las perso-
nas, los grupos y los símbolos atraviesan las fronteras. Desde las
EL CULTURALISMO COMO CONFIGURACIÓN POLÍTICA artesanías hasta los productos de la industfia cultural viajan por
diferentes zonas del mundo , y esa circulación revela paisajes de
Sin embargo, el culturalismo n o tiene u n signo ideológico prede- tránsitos híbridos antes que mapas con colores delimitados e in-
finido. Sería equivocado creer que el fundamentalismo cultural es contaminados.
una retórica exclusiva de los conservadores de los países cenu-ales. La diferencia cultural, entonces, puede utilizarse tanto para in-
Suponer que una persona adopta necesariamente valores y prácti- tentar subordinar y dominar a los grupos subalternos como para
cas compartidos h o m o g é n e a m e n t e p o r la c o m u n i d ad en la que reivindicar los derechos colectivos de esos grupos. Por ello, el re-
ha crecido equivale en cierto m o d o a suponer la uniformidad psí- conocimiento de las diferencias culturales no dene un valor ético-
quica, intelectual, moral y conductual de esa persona y su comu- político esencial y su sentido último depende de la situactón so-
nidad. Esta visión puede sustentarse en posiciones ético-políticas do distintos sectores entablan una
cial. El problema surge cuan
favorables a los pueblos discriminados. De h e c h o, la mayoría de
disputa sobre las valoraciones y consecuen cias de ciertas diferen-
los antropólogos culturalistas eran tolerantes con "los otros" e, in-
7 8 LOS LÎMÏTttS DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 79

cias que se consideran autoevidentes. Sin embargo, la diversidad ¡ s o s con derechos particulares, en lugar de postular la igualdad de
no debe comprenderse como un mapa esencializado y trascen- Iderechos -incluido el derecho a la diferencia-. En otras palabras,
dente de las diferenciastsino como un proceso abierto y dinámico, la cultura ha pasado a ser una nueva narrativa de legitimación.
un proceso relational vinculado a las desigualdades y las relacio- Por eso, como propone Yúdice, es necesario ser prudentes al ce-
nes de poder.
Btfbrar la "agencia cultural" (2002:14-15); porque, si se la analiza
En estas luchas por establecer el valor ético-político de la diver- plesapasionadamente, quedará claro que "la expresión cultural
sidad, los distintos sectores pueden tender â enfatizar sus diferen- mperseno basta", y que "ayuda a participar en la lucha cuando uno
cias (supuestas o no) de manera creciente, perdiendo de vista la conoce cabalmente las complejas maquinaciones implícitas en '
importancia de las luchas por la igualdad o la justicia. Las diferen- íapoyar una agenda a través de una variedad de instancias inter-
cias construidas en situaciones de contraste específicas y en con-
itiiedias".
textos políticos concretos pueden reificarse hasta el punto de con- Cuando los escenarios del conflicto social se constituyen como
vencernos de lo radicalmente distintos que somos "nosotros" de escenari o s de conflicto cultural en el discurso de sus protagonis-
"los otros". ' tas, la antropología debe tomar distancia del discurso de esos ac-
Ante estos dilemas, algunos intelectuales especialmente sensi- fcares sociales. Sin dejar por ello de reconocer, cuando corres-
bles a la tarea de registrar y comprender los movimientos del Ter- r ponda, la existencia de las diferencias culturales. En el mundo
cer y el Cuarto Mundo han planteado que la aceptación de las di- Tactual se multiplican los conflictos que, según los actores, son pro-
ferencias culturales tiene un valor político positivo, ya que varios v o c a d o s por identidades que reflejan abismos culturales. Los con-
pueblos del planeta están oponiendo su cultura a las fuerzas de la t r i n c a n t e s tienden a afirmar que la comunicación entre ellos es
dominación occidental que los viene afectando desde hace tanto imposible. Sin embargo, al compartir este énfasis excesivo en las
tiempo. Cuando los pueblos la utilizan como una herramienta wliferencias entre culturas, las fronteras entre culturas parecen
para retomar el control de su destino, la cultura adquiere un valor desdibujarse mientras se exacerban las fronteras entre identida-
político positivo. Ides. El absolutismo resulta así una forma de comunicación que ca-
Iracteriza a ambos interlocutores.
Si el respeto por la diversidad es un patrimonio ideológico que
debe ser defendido frente a todas las variantes del etnocentrismo,
la comprensión del carácter histórico y político de esa diversidad
puede permitirnos adquirir una visión más compleja. La construc- ' POLÍTICAS PÚBLICAS: MULTICULTURALISMO Y NEOLIBERALISMO
ción de homogeneidad cultural en los países periféricos es ambi-
valente. Como no se trata realmente de sociedades homogéneas, ¡.En América Latina, durante los años noventa y en. pleno auge del
puede suceder que detrás de la idea justa y necesaria de que los Reoliberalismo, muchas Constituciones nacionales fueron refor-
pueblos retomen "el control de su destino", un grupo local o na- í n a d a s e incorporaron a - • T - " - ° »l rpmnnr.nnieniy de ladiversi-
cional tome en sus manos la suerte de miles de hombres y mujeres | S a d cultural del país, a veces HPrhi_o el multilinguiimo, y de los
que continúan viviendo situaciones de explotación, exclusión o d e r e c h o s de los pueblos indígenas. Incluso se desarrollaron pro-
discriminación. Ki-amas de apoyo a grupoTmofgenas con el auspicio dg^Banco
En nuestro continente, en contextos de incremento cualitativo | Mundial y otras agencias internacionales.
de la desigualdad social, ha habido propuestas de constituir el ÊTdecir que, mientras otros divajes sociales entraban en deca-
!
mapa de la sociedad como un mapa de culturas, de grupos diver- dencia, como los sindicales y los ideológicos, el m t ^ ç u l t u r a ^ m o
8 o LOS LÍMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 8 l

tendía a asumirse como una política general para el mundo, más Esto implicaría recuperar.las historias de los movimientos sindi-
allá de las tradiciones y especificidades nacTOrialgST"' : cales, culturales y políticos de países muy heterogéneos de Amé-
Podríamos formular una hipótesis. Durante los años noventa, rica Latina: "Podemos desarrollar una lucha unitaria todos los
buena parte de las demandas sociales se formulaban en los térmi- oprimidos del campo, pero respetando la diversidad de nuestras
nos que el poder había autorizado. Por lo tanto, las antiguas de- ' lenguas, culturas, tradiciones históricas y formas de organización
ijmuli.iiMU'ifllnil i1, durantes siglos o décadas y que habían acumu- y de trabajo. Debemos decir basta a una falsa integración y homo-
lado fuerzas en los últimos años -como las reivindicaciones de los geneización forzosa [...]. No puede haber una verdadera libera-
afrod^escendientes y de las poblacionesJr¿cl|genas- encontraron ción si no se respeta la diversidad plurinacional de nuestro país y
un escenario más propicio para intervenir en la arena pública. En las diversas formas de autogobierno de nuestros pueblos", soste-
ese marco, de hecho, la cantidad y proporción de personas que se nía la Central Campesina Boliviana (CSUTCB) a principios de los
consideran a sí mismas indígenas, creció y continúa creciendo en iaños ochenta (citado en Albo, 1993).
numerosos países de América Latina. Otros sectores, como los
grupos migrantes y los que responden a las diferencias de género,
también' encontraron una posibilidad de expresar sus demandas
en términos de respeto a los derechos humanos, a la pluralidad y EL RIESGO DE ARGUMENTOS FUNDAMENTALISTAS
a la diversidad. EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LAS POLÍTICAS DEMOCRÁTICAS
"" Los gobiernosTieoIiberales no desalentaron esos procesos, pero
intentaron restringirlos al plano de los valones al no aceptar ni pro- El éxito de un proyecto hegemónico no se establece según su ca-
mover los reclamos de tiertasjiic^o/iü-QLde^íeciirsos (Hale, 2005). pacidad de anular la oposición p el conflicto, sino según su capa-
Buscaron dar conJa cultura aquello que quitaban con la economía. cidad de instituir el lenguaje en el cual el conflicto (inevitable)
En varios países de América Latina se produjeron articulaciones deberá desarrollarse.
complejas entre neoliberalismo y multiculturalisme Yúdice lo sinte- La convocatoria que algunos líderes incUgenas hnlj^ianoijjhj^jp-
tiza de este modo: "La cultura pasó a ser el terreno donde se forja- Tron a sus pueblos para que no leyeran^más übjjflg por considerar-
ron las nuevas narrativas de legitimación con el objeto de naturali- los coloniales no es otra cosa que una forma de fundamentalismo
zar el desiderátum neoliberal de expurgar al gobierno de lo social" subalterno. Es el tipo de reacción perfecta para el tipo de interpe-
(2002: 19). Un caso digno de nota fue el del primer aymara que ' lación cultural-civilizatoria que propone HjUJjjjjgton. La geopolí-
llegó a la vicepredd^jjgja de Bolivia, un reconocido intelectual indí- tica de la diferencia es idéntica e invertida; las retóricas de la segu-
gena que ocupó ese cargo en alianza con un candidato neoliberal. r i d a d también lo son. Otros líderes indígenas, por el contrario,
En este contexto, diversos autores han desarrollado una crítica desarrollan sus reclamos y luchas oralmente y por escrito o bien
ético-política de la pr^f'nl;Í'7rV.tflft¿W)1iv'ÍlSa1J'l?Mi»^fi1"m]Jlt'gultura~ permitiendo que otros escriban sobre ellos.
.» lismo. Por una parte, se vincula esa pretensión a la globalización Allí donde se rechaza la escritura o se desea imponer una ense-
impuesta del modelo de sociedad f";'':"Ífl'jii'Jtlfij|M!l° (Segato, 1998). ñanza monolingue a una sociedad bilingüe -ya sea en la lengua *»1
Por otra, se afirma que las luchas en pos del reconocimiento cul- dominante o en la subalterna- hay elementos fundamentalistas.
^- tural llevan a un callejón sin salida si no van acompañadas por lu- Aceptar la interculturalidad y promover que -sin imposiciones y
chas en pos de una mayor distribución econámjca.jfaeocial. Las con poder propio y libertad- los diferentes grupos puedan gene-
políticas de reconocimiento deben combinarse, entonces, con po- rar cambios culturales e incorporar aspectos capaces de favorecer-
líticas de redistribución (faaser. 1998). los eTuTTacto contra el fundamëntalismo. Sobre todo si implica
DIALÉCTICA DEL CULTUSAL1SM0 83
82 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
Keión entre diversidad e igualdad), pero esta visión es por el mo-
reconocer que la diversidad cultural no esv^liosît^n^aj^aasto, Htmento la menos desarrollada en el contexto actual.
sino que hay ideas, procedirmërïtoTJ'ffacUcionesque son valiosos . Por lo tanto, si las luchas por los derechos a la diferencia se li-
para distintos grupos en diversas historias culturales. Desde esta ;'. mitán a subrayar que la diferencia justifica derechos específicos,
perspectiva, la convivencia no sería preservación y la diversidad •[verán desdibujado su enorme potencial democrático en un nuevo
podría procesarse democráticamente en la interacción. Bnorizonle plagado de elementos autoritarios y hasta fundamenta-
El etnocéntrismo occidental y civilizador consideraba históri- listas (véase Benhabib, 2006: 10). Esto es así en la medida en que
camente la diversidad como un problema, como la expresión un redamo de 'justicia" no puede basarse en derechos difersseia-
del atraso de algunas sociedades, como un obstáculo al desarro- K les. Pensai la jus'ffcíá desdecía particularidad implica tender a un
llo. En la medida en que la ideología evolucionista traducía su Bcorporativismo étnico o religioso o cultural. El círculo se cierra
noción de unidad del género humano a una línea temporal f; cuando ese corporativismo se traduce en una modalidad política
única, donde las diferencias eran necesariamente diferencias K normalizada: ios actores sociales y las políticas públicas tienden
evolutivas, la diversidad era concebida básicamente como una cada vez más a "etnici^arse".
expresión cultural del desarrollo desigual o asincrónico de las It En este debate se corre elriesgo,nada desdeñable, de que para
sociedades. As!, los horizontes de desarrollo y de igualdad se K desechar el fundamentalismo se abandonen los avances en el re-
asociaban a la reducción de la diversidad, a la creciente homoge- Bponocimiento cultural y en la conceptualization de la heteroge-
neidad cultural. Desde esa perspectiva, la integración socioeco- neidad cultural. Para evitarlo, debemos analizar el reconoci-
nómica y la asimilación cultural son procesos necesariamente •oiento, la diferencia, la diversidad y el particularismo en su
[especificidad y en su contexto.7
convergentes.
Empíricamente puede afirmarse que, en el largo plazo, no
hubo '•nryyfirfffrnpia entre cH,flWfflir?írfl. ¡»r.nnftmigg;s,f)r-ialj>»la re-
ducción de la diversidad. Algunas sociedades que lograron un UNA DIVERSIDAD SITUADA
fuerte desarrollo y expansión pudieron reimponer la enseñanza
oficial de su lengua (como fue el caso dq Cataluña), mientras que -Algunos antropólogos creen conveniente encartar el efflegpto
otras, frágiles y dominadas, vieron desdibujarse su organización LcjitaSLín tanto ¡«plica la existencia de fronteras fijas y presu-
social y cultural al entrar en contacto -muchas veces brutal, siem- • P ^ coherencia, estabilidad y estructura, mientras las mvestiga-
pre desigual- con la sociedad occidental.
Hace pocas décadas, invirtiendo ese desarrollismo clásico y
acompañando el proceso respecto de la "cultura", también la di-
7 Frase.- ha propue.t» .1 concepto de "com unidad » J W e »«""P«™
versidad comenzó a ser cada vez mas valorada. Se planteó una referir a distinto» grupo» m«no.Preci*d<»en.el plano deto . « k m y
convergencia entre la falta de legitimidad de las consideraciones
raciales, las crisis de las divisiones Ideológicas y la emergencia de ffi! " 3 1 ^ , v , d " e n ô por 1 o n i r i c .u di,crhnlnncl6n
movimientos sociales vinculados a las luchas por el reconoci- «.crtmlnaclfti qi* i*m• * £ * " £ £ ,dad de el.»., no . . mils qu.
f, un* .*p»«4n « f " " « '" " ^ lo económico a lo c u t a * X,
miento. A raíz de la crisis df la perspectiva universalista asociada a un i ^ n t o .-.duce. on ^ * « * « ^ N „' uu.to % =1
"escenario quedo dominado por perspectivas VIMWIW. t n rigor, la d c 5 Í ^ ° „ " Ifributlvo, y lo mUmo «uwde con
tsrreno de loi valoro» comn en el ciwnouu », ,
plrocúlarisias que eofaúzan el valor y los derechos de cada grupo. la» dlmerutonei Étnicas u otro».
/'Ciertamente, la diversidad puede defenderse -y de hecho se de-
I fiehde- desde perspectivas universalistas (que enfaózan la reta-
8 4 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 85
ciones muestran que la realidad social se caracteriza por la varia-
bilidad, la inconsistencia, el conflicto, el cambio y la agencia. permitan leer distintos contextos de translocalidad, intercultura-
Friedrnan (1994) afirma que la noción de "cultura consiste en prdad y fundamentalismo. La respuesta a esa pregunta lo atra-
trjmsforrnar d.^rxndas.eii,£^£jiaas. Cultura genera una esencia- viesa, por lo tanto, desde distintos puntos de vista. Pero no olvide-
lización del mundo". Por su parte, Abu-Lughpd (1991) aduce que mos que el significado de un concepto interesa poco en sí mismo
"a pesar de sus pretensiones antiesencialistas, el concepto de cul- féi no se conocen los marcos generales donde opera. Como señala
tura retiene algunas de las tendencias de congelamiento ele las di- Wimmer (1999), los problemas de sustancialización y reificación
ferencias que posee el concepto de raza". Y continúa diciendo que señalan los éríticos refieren a concepciones teóricas antes
que a un concepto específico. En ese sentido, repensar las nocio-
que el concepto de cultura establece distinciones - q u e siempre
nes de cuh^iffl debe necesariamente conllevar la jjroblematiza-
conllevan jera£guías- entre "nosotros" y "ellos".
ción de aquello que algunos conceptos anteriores daban por su-
Habría que definir si el problema radica en el concepto de cul- puesto, por ejemplo, la homogeneidad y la territorialidad. Como
tura o bien en los marcos conceptuales dentro de los cuales esa dice Hannerz-Q996), enfatizar la dimensión de "cultura" idenri-
noción funcionó de u n m o d o peculiar. Frente a esa pregunta han (ficándola coa las^práctica^v.^os siftfljjficadps ^fltündfíg en la.vida \
surgido dos .posturas que, siguiendo a Fíanner¿ (1999), podrían llbcial es una^iruiestra del potencial de la diversidad humana y
etiquetarse esquemáticamente como "abolicionisjg.". yi "refor- ayuda a comprender cómo condiciones diferentes pueden con-
rnisia". Es decir, además de aquellos que sostienen que lo más ducir a cambios mayores o menores en el tiempo, a fronteras más
conveniente es dejar de utilizar el concepto, otros antropólogos o menos borrosas, y a distintas variaciones en mayor o menor ¡
p r o p o n e n sofisticar y redéfinir la cultura conservando la produc- agrado de todo aquello que consideremos una unidad de pobla- /
tividad del término. ción. Por ello, dice Hannerz, el concepto de "cultura" no debe
En definitiva, a u n q u e existe un amplio consenso en cuanto a ¡servir para.afjrjmar,sino paraproblematizarJascuwtiones deftpn-
que los seres humanos somos seres culturales, resulta problemá- jteras y de mixturas, de variaciones internas, de cambio y de esta-
tico considerar que cada un o pertenece a una rnlruva específica. bilidad en el tiempo.
distinguible de m o d o claro y tajante de todas las "demás. Esa supo- Esta heterogeneidad de todo grupo presupone que las distin-
sición muchas veces está vinculada con la intención política de ciones no funcionan como absolutos. Ésa es la primera condición
producir u n a identidad o una alteridad cristalizad" 5n tes que con para deslindar la noción de cultura de los eventuales usos políti-
u n a descripción de la compleja y cambiante realidad. Itos que se hagan de ella con el propósito de fundamentar dife-
El dilema sería entonces el siguiente: ¿cómo lograr que la rencias irreductibles o "naturales". La naturaleza social de la cul-
comprensión de la naturaleza de las diferencias culturales no re- fefira consiste, en el mundo contemporáneo, en h'yêr epaelfte

If caiga en el mecanismo por el cual el contraste como medio de


conocimiento -tal como dice Sahlins ( 1 9 9 7 ) - s e convierte en co-
- c ô m o h â c e tiempo afirmó Barth (1976)- que las retóricas y las
acciones i d e n A a r i a s ^ o ^ Q s a n derivi^ 0 d e ningún conjunto de
nocimiento como medio de contraste? Yese contraste es relativo creencias y prácticas que permitan distinguir objetivamente gru-
j u s t a m e n t e p o r q u e en un m u n d o interconectado como el nues- pos humanos.
tro resulta p o r demás evidente que las sociedades n o son homo- "Jurru7¡^sto, es imprescindible reintroducir la cuestión del.pp-
géneas. der en el cenffo de la cuestión de la "cultura". El análisis culm-
¿Cómo redéfinir, entonces, nuestra idea de "cultura"? Ante [ ral debe entrelazarse con el análisis de eventos y procesos soca-
todo señalemos q u e este libro p r e t e n d e articular y desarrollar rles y políticos. Cuando el análisis cultural se vincula a las
aportes en ese sentido, buscando establecer conceptos que nos : dimensiones históricas y sociopolíticas es siempre un anahsis_de
8 6 LOS LÍMITES DE LA CULTURA DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 87

1
lucha y de cambio, un análisis en el cual los agentes se sitúan de Por ello, al compás de los procesos de desterritorialización y re-
maneras cfíferentes respecto del p o d er y tienen intenciones dis- BErritorialización, la diversidad parece tener las dos caras de Jano.
tintas. En ese marco conceptual, dice O r t n e r (1999), "cultura" Es simultáneamente condición humana, ¡requisito de democracia
significa c o m p r e n d e r el "mundo imaginativo" d o n d e o p e r an B p l u r a l i d a d , y recurso político con signos ambiguos. Desesenciali-
esos actores, las formas de podjrj£_ag£ncia que son capaces de • a r _ l a diversidad, recuperarla como proceso abierto y como pro- A
¡Il construir, los tipos de desec¡s_que p u e d e n crear. La noción de
cultura, sostiene esta autora, alude tanto al fundamento de la ac-
ceso político, es una apuesta a la imaginación social, a la capaci-
j-dad de crear otras clasificaciones _que permitan articular las B<qi-€
ción como a aquello que la acción arj&esga. Por eso es impor- reafirmaciones y las exploraciones de la diferencia con las ilusio- 7*
tante p o n e r énfasis en la construcción de significados (según fees de la igualdad.
Geertz y otros) contra la noción de sistemas cukurales (también IJU
presente en Geertz, 1987). La cuestión de la fabricación de sig- ¡¿Cuando deseamos saber algo acerca de la historia semántica de
nificados es central para el análisis del poder y sus efectos, preci- B e s términos clave, los diccionarios son inscripciones reveladoras.
samente porque la identidad "integra" allí d o n d e la cultura, an- El proyecto de Raymond Williams en su Keywords (1983) consistía
te^ que un sistema^nt^grado^es-una combinación peculiar. Así, en componer una historia de los significados, mostrando cómo la
aunque ya no podamos (si es que alguna ve^BBTmos) distinguir BÉstoria social y la historia de las ideas sedimentan en sentidos
conjuntos consistentes y estáticos, el supuesto fundamental es • a m b i a n t e s . Si rastreáramos el recorrido de la expresión "diversi-
que la gente siempre busca "hacer sentido" de su vida, que siem- ' .m • ' III ^ i .1 •'!"
pre fabrica tramas de significados y que además lo hace de ma- f dad cultural", constataríamos que, hasta hace pocos años, la diver-
neras diferentes. Isidad era u n problema n o sólp específicamente antropológico,
No se trata sólo de que haya una lucha cultural o de que toda b i n o incluso restringido a cierto tipo de antropología. En eljgfía'o
lucha social tenga una dimensión cultural, sino de que la cultura ngdojk-àenàas sociales y políticas, compilado en 1989 por Torcuata
se encuentra en la base del conflicto político en un sentido dife- IFyjJTfîlla y otros, publicado en la Argentina, el térrnjrjQ, ''diversi-
rente. H_enfrentamiento, abierto o sutil, no es entre la llamada dad" n o aparece como entrada en sus más de seiscientas cin-
cultura ofíaaTvia-XJxLtura ams^rn|.rira de los grupos subalternos. B l e n t a páginas. Podría considerarse, hipotéticamente, que el
La "configuración cultural"-término que prefiero para enfatizar •peso específicamente bajo de la antropología social entre las cien-
la heterogeneidad y el p o d e r - refiere más bien a los modos espe- pSas sociales en el país, por razones mencionadas en la introduc-
t i o n , incidió en esa ausencia significativa. Sin embargo, ofrece
cíficos en que los actores se enfrentan, se alian o negocian. Por lo
f'iina pista adicional la constatación de que, en 2002, "diversidad
tanto, no sólo hay una dimensión política en el encuentro entre
Mpjtural" tampoco es una entrada en las setecientas cincuenta pá-
agentes con formas culturales distintas; los diferentes actores que
Igfñas compiladas por Michael P.nyri;»ipn su Diccionario de teoría crí-
participan de una disputa pueden insertar además sus acciones en
Jmóa y estudios culturales. Más aún si tampoco está entre las Keywords
una lógica compartida y de ese modo pertenecer, al menos par-
Básicas de Raymond Williams, ni en los Términos críticos de sociolo-
cialmente, a mundos imaginativos similares. En este sentido, el
fe'a de la cultura, obra dirigida por ríarlna Mtanrjrano.
análisis de la cultura no_sólo sirve para contrastar sino también
Concluiremos entonces este capítulo mencionando cómo in-
par&jjjjlamla-ar si hay^algci. compartido entre actores aparente-
gresó la "diversidad cultural" en el Key Concepts in Post-Colonial Stu-
mente tan disímiles que afirman diferencias ideológicas con sus
Mes, compilado porA^áoí^GnmuispIifSñTl^Q). La entrada
contrincantes o que, como ocurre últimamente, sostienen que u n
«del diccionario se t(^T"ndtural divemnlmltural difference". La pa-
abismo culturallgs separa de manera irreductible.
Bjdoja radica en que, cuá^d^Ta^ivéradad cultural ingresa en los
8 8 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
DIALÉCTICA DEL CULTURALISMO 8 g
diccionarios teóricos, el desarrollo que se hace allí -siguiendo a
Homi Bhabha (2002)— es invitarla a salir nuevamente. En la con- •países con el término jasgrp", y también con muchos otros. No se
traposición entre diversidad y diferencia, según esta visión, se con- trata de reemplazarlos por eufemismos correctos, más bien se
densaría la contraposición entre pureza e impjtfEza, entre sistema Krata de comprender cómo fimriona contextualmente el poder
ysÇroçeso, entre exotización y ambivalencia. Nuevamente, la solu- 'clasificatorio de una hegemonía y cómo puede contribuirse a so-
ción propuesta para la perversion implícita en aquella dialéctica cavarlo. En parte, será ampliando los espacios donde sea posible
del culturalismo es de carácter quirúrgico y culmina en su ampu- •Identificar, identificarse y postular la diversidad de modos no sedi-
tación. lentados por el lenguaje y el poder.
La diversidad cultural se encuentra atravesada por los dilemas
x centrales de una serie de conceptos teóricos. Allí donde la diversi-
dad es reifícada, naturalizada, comienzan los postulados sobre la
plena inconmensurabilidad entre las culturas, sobre la incomuni-
cación constitutiva, teleológica. Allí donde se presupone que la di-
\ versidad sería un mero fuego de artificio, una mise en scene, una
estrategia puramente política, un disfraz que esconde una racio-
nalidad común al alcance de la mano, una falsa conciencia, co-
mienzan los postulados de la plena conmensurabilidad entre los
seres humanos, la teleología de la coiiuinicaxáéa..transparente.
Como todas las construcciones humanas, voluntarias e involun-
tarias, conscientes e inconscientes, la diversidad existe. No es un
castigo divino, pero tampoco una gracia de Dios. Como toda natu-
raleza humana, es histórica y política, situada, conflictiva y proce-
sual. La pretensión de "conservar" o "preservar" la diversidad no
deriva de los hechos contrastables. Constituye una política, y
como tal no puede derivarse de realidades empíricas sino de valo-
res. Los valores que sustentan políticas de intervención transfor-
man realidades. Por ello, reconocer y respetar las diversidades cul-
turales, paradójicamente, implica la inexorable transformación
de los procesos históricos y de las relaciones de poder. Implica, en
otras palabras, transformar las diversidades existentes e instituir
otras relaciones y vínculos entre las "partes". E incluso, estar abier-
tos a que esas partes se definan a sí mismas de modos cambiantes.
Si el preservacionismo es sustituido por una concepción que
busque reconocer las diversidades autopostuladas en marcos ten-
dientes a la igualdad, quizás llegará un día en que algunas catego-
rías identitarias de cuiggnesügmatizan te sean rechazadas por las
personas a las que pretendanTnterpêlaE Esto ya sucedió en varios

Potrebbero piacerti anche