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Estos 5 sermones sobre el matrimonio fueron predicados por el eminente expositor John Piper, del
ministerio Desiring God, los domingos 28 de Enero a 25 de Febrero de 2007, más una aclaración que el
autor agregó el 21 de Febrero.
A través de cada uno de ellos usted encontrará pensamientos profundos y originales sobre el matrimonio,
y sugerencias prácticas para que el mismo sea, como alguien dijo, “un pequeño cielo en la tierra” y no “un
gran infierno”.
Para mí ha sido un enorme privilegio traducir estos sermones, y al hacer el trabajo he tratado de conservar
el estilo original. Hoy los pongo en sus manos con la oración y la esperanza de que su matrimonio refleje
la gloria de Cristo con mayor intensidad.
Eduardo Coria
Marzo de 2007
Primer Sermón:
Seguir Casado no Tiene nada que Ver con Seguir Enamorado (Primera Parte)
28 de Enero de 2007
18 Luego Dios el SEÑOR dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.”
19 Entonces Dios el SEÑOR formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al
hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese
nombre se les conoce. 20 Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas
las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda
adecuada para el hombre. 21 Entonces Dios el SEÑOR hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y,
mientras éste dormía, le sacó una costilla y cerró la herida. 22 De la costilla que le había quitado al
hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó: “Ésta sí es hueso
de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará ‘mujer’, porque del hombre fue sacada”. 24 Por eso el
hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser. 25 En ese
tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza”.
De entre nuestras series de sermones más substanciales, estoy tomando unos pocos temas que me parecen
urgentes. El tema del matrimonio siempre es urgente. Nunca ha habido una generación cuya perspectiva
del matrimonio resulte suficientemente elevada. El abismo que existe entre la óptica bíblica del
matrimonio y la óptica humana es gigantesco, y siempre lo ha sido. Algunas culturas en respetan más que
otras la importancia y la permanencia del matrimonio. Algunas culturas, como la nuestra, tienen actitudes
bajas y livianas (tipo “tómalo o déjalo”) hacia el matrimonio, por lo que la mayoría de las personas
consideran que la visión bíblica es ridícula.
más sagrada es el desinhibido acto sexual. A esta cultura le resulta virtualmente ininteligible la gloria del
matrimonio tal como Jesús la entendía. A Jesús le gustaría mucho decirnos hoy, al terminar de abrir el
misterio para nosotros, lo mismo que dijo en su tiempo: “No todos pueden comprender este asunto…, sino
sólo aquellos a quienes se les ha concedido entenderlo… El que pueda aceptar esto, que lo acepte” (Mateo
19:11–12).
la costilla que le había quitado al hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer y se la presentó al hombre”.
Dios la hizo.
El texto termina en los versículos 24b–25 con estas palabras: “… y los dos se funden en un solo ser. En
ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.” En otras
palabras, todo apunta hacia el matrimonio. Entonces, lo primero que decimos acerca del matrimonio es
que se trata la obra de Dios porque lo diseñó en la creación, cuando creó al hombre y a la mujer.
porque él aplicó el diseño del matrimonio a la existencia; puesto que al dejar a los padres y unirse
al cónyuge llega a ser un solo cuerpo con él;
y porque esta unión en un solo cuerpo es establecida por Dios mismo en cada matrimonio.
Un vistazo a la magnificencia del matrimonio permite ver en la palabra de Dios que Dios mismo es el gran
hacedor. El matrimonio es su obra. Es de él y existe por medio de él. Esto es lo más fundamental que
podemos decir acerca del matrimonio. Y ahora veremos que el matrimonio es para él.
Por lo tanto, seguir casado no tiene nada que ver con seguir enamorado. Tiene que ver con cumplir con un
pacto. “Hasta que la muerte nos separe”, o “mientras los dos vivieren” es un sagrado compromiso/pacto
semejante al que Jesús hizo con su esposa cuando murió por ella. Por lo tanto, lo que hace tan horroroso a
los ojos de Dios el divorcio y el nuevo casamiento no es el mero hecho de que uno rompe un pacto con el
cónyuge, sino porque desvirtúa del pacto de Cristo. Cristo nunca dejará a su esposa Nunca. De nuestra
parte habrá tiempos de doloroso alejamiento y de resbalones trágicos. Pero Cristo guarda su pacto para
siempre. ¡El matrimonio es una exhibición de eso! Esto es lo más primordial que podemos decir acerca del
matrimonio.
Quiero decir mucho más sobre este punto. De manera que he decidido continuar con el mismo tema la
semana que viene. Y Dios mediante iremos a Génesis 2:25: “En ese tiempo el hombre y la mujer estaban
desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza”. ¿Por qué el relato Bíblico de la constitución del
matrimonio termina con esta nota, y justamente antes de la Caída? Pienso que la respuesta a esta pregunta
nos llevará hacia algunos consejos muy prácticos; oro para esos consejos nos ayuden en nuestro
matrimonio, a fin de que podamos cumplir los grandiosos propósitos que Dios tiene para nosotros.
Por ahora, acompáñenme en la oración para que Dios reemplace en la iglesia y en nuestro país los
compromisos anti bíblicos que exaltan el yo, que destruyen el matrimonio, y para que fortalezca nuestro
deseo emocional mediante el compromiso Bíblico de guardar nuestro pacto, a fin de exaltar a Cristo y
honrar al matrimonio.
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 6
Segundo Sermón:
Seguir Casado no Tiene nada que Ver con Seguir Enamorado (Segunda Parte)
4 de Febrero de 2007
El Matrimonio y el Evangelio
El matrimonio es más maravilloso de lo que cualquier habitante de la tierra se lo imagina. Y las razones
por las que es maravilloso solamente pueden conocerse a través de la revelación especial de Dios,
solamente pueden apreciarse por medio de la obra del Espíritu Santo que nos capacita para contemplar y
aceptar esa maravilla. La razón por la que necesitamos la ayuda del Espíritu es que la maravilla del
matrimonio está entretejida con la maravilla del evangelio de la cruz de Cristo. Pero como el mensaje de la
cruz es una locura para el hombre natural, el significado del matrimonio también es una locura para el
hombre natural (1 Corintios 2:14).
Por ejemplo, hace algunos meses el ateo Richard Dawkins dijo esto: “yo presenté… argumentos
convincentes contra la existencia de un diseñador sobrenatural e inteligente, pero esa idea me parece
valiosa. Es refutable, y sin embargo es grande, lo suficientemente grande como para considerarla digna de
respeto. Pero no veo que descender y morir en la cruz sea digno de dicha grandeza, tanto para los dioses
del Olimpo como para Jesús. Eso me resulta paranoico”.
Éstas son las palabras trágicas del “hombre natural”. Los que consideran paranoico a Cristo, su
encarnación, su muerte, su resurrección y su señorío sobre todo el universo (al que sostiene con la palabra
de su poder, Hebreos 1:3; Colosenses 1:16-17), no podrán percibir la maravilla del matrimonio entretejida
con el evangelio. Pero nosotros, por gracia, sí podemos contemplarla. Oro para que usted la vea. Creo que
Dios se la revelará si usted mira determinadamente lo que la Palabra de Dios revela acerca de ella y busca
la ayuda del Espíritu Santo para que le permita ver y saborear la gloria de Cristo y el pacto con la iglesia
que se refleja en el matrimonio, al precio de su propia sangre.
nueva unión en un solo cuerpo, significa desde el principio exhibir este nuevo pacto: Cristo dejó a su
Padre y tomó a la iglesia como su esposa, al costo de su propia vida, y se unió a ella en una permanente
unión espiritual (1 Corintios 6:17).
Por lo tanto, seguir casado no tiene nada que ver con seguir enamorado. Tiene que ver con guardar un
pacto. Si un cónyuge se enamora de otra persona, una respuesta profundamente legítima del cónyuge
acongojado y de la iglesia es “¿Qué? ¡Guarda tu pacto!” Ahora vamos a demostrar más profundamente lo
que significa guardar este pacto.
Desnudos y No Avergonzados
Para ayudarnos, y para poner un fundamento aún más completo, volvamos al versículo de nuestro texto
que no comentamos la semana pasada: Génesis 2:25: “En ese tiempo el hombre y la mujer estaban
desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza”. ¿Cuál es el corazón de este versículo? Considere
estas dos razones posibles por las que ellos no sentían vergüenza. Primera, ambos tenían cuerpos
perfectos. Y debido a que su aspecto era perfecto, no sentían temor ni reservas del otro cónyuge. En otras
palabras, su libertad de la vergüenza se debía a que no tenían nada de qué avergonzarse. ¿Es éste el punto
principal?
Vale la pena pensarlo. Cuando Dios creó al hombre dijo que todo lo creado era “muy bueno” (Génesis
1:31). De manera que el hombre y la mujer eran perfectamente bellos y agraciados. No tenían ningún
defecto. Pero, ¿es éste el punto de Génesis 2:25? Creo que no, y por tres razones.
pacto de amor para cubrir los pecados y defectos del otro, porque no los tenían. Pero éste fue el diseño de
Dios. El matrimonio fue diseñado desde el principio para exhibir a Cristo y la iglesia, y la esencia misma
del Nuevo pacto es que Cristo pase por alto los pecados de su esposa. Su esposa está libre de la vergüenza
no porque es perfecta, sino porque no tiene ningún temor de que su amado la condenará o avergonzará por
el pecado de ella. Ésta es la razón por la cual la doctrina de la justificación es el corazón mismo del
matrimonio que funciona bien. Crea paz verticalmente con Dios, a pesar de nuestro pecado. Y cuando se
experimenta horizontalmente, crea una paz libre de vergüenza entre un hombre imperfecto y una mujer
imperfecta. Espero tratar este punto más extensamente la semana próxima.
Declaración de Independencia
Pero primero debemos terminar mirando lo que el texto tiene que decir acerca de la desnudez y la
vergüenza. En Génesis 2:17 Dios había dicho a Adán: “… pero del árbol del conocimiento del bien y del
mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás”. Tomo “el conocimiento del bien y
del mal” para hacer referencia al estado de independencia de Dios en el que Adán y Eva se introducirían al
decidir, independientemente de Dios, lo que es bueno y lo que es malo. De manera que comer de este
árbol sería en sí mismo un acto de declaración de independencia de Dios.
Eso es lo que sucede en Génesis 3:5-6: Dice el tentador; “Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese
árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal”. De manera que
cuando “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable
para adquirir sabiduría… tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo y él también comió”.
El primer efecto de esta rebelión contra Dios y esta declaración de independencia está registrado en el
versículo 7: “En ese momento se le abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para
cubrirse entretejieron hojas de higuera”. ¿Qué significa esto?
Repentinamente tuvieron conciencia de sus cuerpos. Antes de su rebelión contra Dios no había vergüenza
alguna. Ahora, evidentemente, sí había vergüenza. ¿Por qué? No hay ninguna razón para pensar que se
debió a que repentinamente se pusieron feos. Este no es para nada el enfoque del texto. En Génesis 2:25 el
enfoque no esté puesto en su belleza, y en 3:7 el enfoque no está puesto en su fealdad. ¿Porqué, entonces,
la vergüenza? Porque ha colapsado el fundamento del amor que guarda el pacto. Y con esto desapareció
para siempre del matrimonio aquella dulce y confiada seguridad.
La Vulnerabilidad a la Vergüenza
En el primer caso, tengo conciencia de mi cuerpo y me siento vulnerable a la vergüenza porque sé que Eva
ha elegido independizarse de Dios. Ella se ha puesto en el centro, en el lugar de Dios. Ella es
esencialmente una persona egoísta. Desde este día en adelante, se pondrá en el primer lugar, y pondrá a los
demás en el último lugar. Ya no es una servidora. Por lo tanto, ya no está a salvo. Y yo me siendo
vulnerable ante ella, porque es probable que me rebaje si eso la eleva a ella. Así que repentinamente mi
desnudez es frágil. Ya no confío más en que ella me amará con un amor puro y que guarda el pacto. Ésta
es una causa de vergüenza y auto conciencia.
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 9
El Significado de la Ropa
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 10
Hemos visto al significado más positivo de la ropa, el que Dios tenía presente cuando vistió a Adán y Eva
con pieles de animales. Esto no sólo fue un testimonio de la Gloria que perdimos y una confesión de que
no somos lo que debemos ser, sino también es un testimonio de que algún día Dios mismo nos hace lo que
debíamos ser. Dios rechazó la ropa que ellos se hicieron. Y después Él mismo hizo su ropa. Mostró su
misericordia al proveerles una ropa mejor. Junto con las otras señales esperanzadoras que se ven en el
contexto (como la derrota de la serpiente en 3:15), la misericordia de Dios apunta hacia el día cuando Él
resolvería decisiva y permanentemente el problema de la vergüenza de ellos. Lo haría con la sangre de su
propio Hijo (evidentemente se derramó sangre cuando mató a los animales para sacar las pieles). Y lo
haría con las ropas de justicia y el brillo de su gloria (Gálatas 3:27; Filipenses 3:21).
Esto significa que nuestras ropas son un testimonio tanto de nuestro fracaso pasado y presente, y de
nuestra gloria futura. Ellas dan testimonio de la brecha que hay entre lo que somos y lo que debemos ser.
Y dan testimonio de la intención misericordiosa de Dios de tender un puente sobre el abismo por medio de
Jesucristo y su muerte por nuestros pecados. Él resuelve el problema del miedo, el orgullo, el egoísmo y
la vergüenza que existen entre el hombre y la mujer por medio del nuevo pacto en su sangre.
Tercer Sermón:
EL MATRIMONIO:
LA VITRINA DEL PACTO QUE SE MANTIENE POR GRACIA
11 de Febrero de 2007
“Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio
vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por
los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los
poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile
triunfal…
“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad,
humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja
contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de
amor, que es el vínculo perfecto.
“Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean
agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense
unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de
corazón. Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a
Dios el Padre por medio de él.
Esposas, sométanse a sus esposos como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean
duros con ellas”.
En las dos últimas semanas hemos visto que el elemento fundamental del matrimonio es que se trata de la
obra de Dios, y lo máximo que puede decir acerca del matrimonio es que debe ser para mostrar a Dios.
Estos dos puntos fueron escritos por Moisés en Génesis 2, pero Jesús y Pablo lo exponen más claramente
en el Nuevo Testamento.
razón, por lo menos por tres razones: 1) Esto eleva al matrimonio por encima de las sórdidas imágenes de
las telenovelas y le da el significado magnífico que Dios quiere que tenga; 2) da al matrimonio una base
sólida en la gracia, puesto que Cristo consiguió a su esposa y la sostiene sólo por gracia; y 3) muestra que
la autoridad del marido y la sumisión de la esposa son cruciales y crucificadas. Es decir, ambos elementos
están entretejidos dentro del matrimonio como una manifestación de Cristo y la iglesia y le dan su
verdadero significado, y ambos están definidos por la obra de Cristo al negarse a sí mismo sobre la cruz,
de modo que tanto el orgullo como el servilismo son anulados.
En los primeros dos mensajes nos dedicamos a pensar en la primera de estas razones: dar el fundamento
para el matrimonio como una demostración del amor del pacto de Dios. El matrimonio es un pacto entre
un hombre y una mujer en el cual prometen ser fieles como marido y mujer, en una nueva unión que los
hace una sola carne durante todo el tiempo que los dos vivieren. Este pacto, sellado con votos solemnes y
la unión sexual, tiene el propósito de la vitrina de la gracia con la que Dios guarda el pacto.
exactamente lo que necesitan muchos matrimonios, porque sin eso, el evangelio se diluye a meras
relaciones humanas y pierde su gloria bíblica. Y sin eso, usted se sentirá tentado a pensar que su ira, la ira
que usted puede sentir contra su cónyuge, simplemente es demasiado grande para vencerla, porque nunca
ha visto en realidad lo que es una ira infinitamente mayor vencida por la gracia, es decir, la ira de Dios
contra usted.
entre usted y lo que usted logra es infinitamente más grande que la distancia que hay entre usted y lo que
espera de su cónyuge y lo que su cónyuge logra. Cristo siempre perdona más y soporta más de lo que
nosotros lo hacemos. Perdone como usted ha sido perdonado. Soporte como él le soporta a usted. Este
principio rige tanto para el que está casado con un creyente o como para el que está casado con alguien
que no cree. Hermano, hermana, que la medida de la gracia que Dios le ha dado en la cruz de Cristo sea la
medida de la gracia con la que usted trata a su cónyuge.
Y si usted está casado con un creyente, puede añadir esto: Así como Dios lo considera justo en Cristo, a
pesar de que usted no lo es ni en conducta ni en actitud, considere a su cónyuge como justo en Cristo,
aunque él no lo es, aunque ella no lo es. En otras palabras, según lo expresa Colosenses 3, tome la gracia
vertical del perdón y la justificación y extiéndala horizontalmente hacia su cónyuge. El propósito más
importante del matrimonio es mostrar la gracia de Cristo que guarda el pacto.
Cuarto Sermón:
El Matrimonio: Perdón y Paciencia
18 de Febrero de 2007
Quizás recuerden que mi esposa Noël me dijo: “Debes seguir repitiendo frecuentemente que el
matrimonio es un modelo de Cristo y la iglesia” (Efesios 5:31–32). Y yo dije que pienso que ella estaba en
lo correcto por tres razones. Mencionaré dos. La primera era que esta afirmación eleva al matrimonio por
encima del albañal de las telenovelas hasta el cielo brillante y claro de la gloria de Dios, donde tiene que
estar. Y en segundo lugar, decir que el matrimonio es un modelo de Cristo y la iglesia lo pone firmemente
sobre la base de la gracia, porque ésta es la manera como Cristo tomó a la iglesia como esposa, sólo por
gracia. ¡Y ésta es la manera como Él sostiene su relación con la iglesia: sólo por gracia!
Escogidos
En primer lugar, hay tres descripciones de usted, el creyente, que Pablo usa para ayudarle a recibir su
exhortación. “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados…” Dios está por decirnos que clase
de corazón y actitud deberíamos tener, con los que deberíamos vestirnos como si fuese nuestra ropa. Pero
primero nos llama escogidos, santos, amados. Somos elegidos por Dios. Antes de la fundación del mundo
Dios nos eligió en Cristo. A través de lo que Pablo escribe en Romanos 8:33, escuche lo precioso que esto
es para el apóstol: “¿Quién acusará a los que Dios ha escogido?” La respuesta es que nadie en absoluto
puede acusar al que Dios eligió. Pablo quiere que sintamos la maravilla de ser elegidos tanto como de ser
amados incuestionablemente. Si usted se opone a la verdad de la elección, también se está oponiendo a ser
amado.
Santos
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 17
Después nos llama santos, es decir, puestos aparte para Dios. Él nos eligió con un propósito: que fuéramos
su gente santa, para que “saliéramos” del mundo y no fuéramos “comunes” o inmundos. Efesios 1:4:
“Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos…” 1 Pedro 2:9: “Pero
ustedes son linaje escogido… nación santa”. En primer lugar, esto es una posición y un destino, y
después es un patrón de conducta. Por esta razón también nos dice cuál es la clase de conducta de la que
debemos revestirnos. Dios sabe que prácticamente todavía no somos todo lo perfectamente santos que
debemos ser. Nos llama a ser santos en la vida porque somos santos en Cristo. ¡Vístase de manera que
usted se ajuste a lo que es! ¡Vístase de santidad!
Amados
Después nos llama amados. “… escogidos de Dios, santos y amados…” Dios, el creador del universo, lo
escogió, lo apartó para Él, y lo ama. Él está de su parte, y no en contra de usted. “Pero Dios demuestra su
amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos
5:8). Éste hecho es el comienzo de la paciencia y del perdón en el que pueden vivir los esposos y las
esposas. Esto es lo que los impulsa. Esposos, entréguense a la contemplación y el disfrute de ello.
Esposas, entréguense a la contemplación y el disfrute de ello. Obtengan su vida a partir de ello. Obtengan
su gozo a partir de ello. Obtengan su esperanza a partir de ello: del hecho de que son elegidos, apartados y
amados por Dios. Ruéguenle al Señor que esto sea el motor de su vida y de su matrimonio.
De la Humildad a la Amabilidad
El siguiente par es “humildad, amabilidad”. El versículo 12 dice: “Por lo tanto, como escogidos de Dios,
santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad”… Nuevamente,
“humildad” es la condición interior, y “amabilidad” es comportamiento exterior. La gente que tiene un
corazón humilde, en lugar de un corazón orgulloso, actuará con mayor amabilidad hacia los demás. La
humildad considera que los demás están por encima de uno, y les sirve. Esto sucede cuando el corazón es
humilde.
De manera que, esposos, hundan sus raíces por fe en Cristo a través del evangelio hasta que lleguen a ser
personas más humildes. Esposas, hundan sus raíces por fe en Cristo a través del evangelio hasta que
lleguen a ser personas más humildes. Y después trátense mutuamente con la amabilidad que fluye de esa
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 18
humildad. La batalla se debe librar con nuestro orgulloso ser interior. Luche esta batalla por fe, por medio
del evangelio y en oración. Sea abrumado, quebrantado, reconstruido y hecho más feliz y humilde debido
a que usted ha sido elegido, santo, amado.
Cuando uno se casa no sabe como el otro o la otra ha de ser de aquí a treinta años. Nuestros antepasados
no hacían sus votos matrimoniales con la cabeza escondida en la tierra. Sus ojos estaban bien abiertos a la
realidad: “… en la salud y en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, para amarte, honrarte y
cuidarte hasta que la muerte nos separe”. Uno no sabe lo que esa persona será en el futuro: Quizá sea
mejor de lo que uno ha soñado, o peor. Nuestra esperanza se basa en esto: Hemos sido escogidos, santos, y
amados. Dios está a nuestro favor, y todas las cosas obran para el bien de los que le aman.
El Montón de Abono
¿Y qué sucede con el montón de abono? Visualice su matrimonio como un campo cubierto de hierba.
Cuando entra en él usted está lleno de esperanza y de gozo. Mira al futuro y ve hermosas flores, árboles y
colinas. Y ¡qué belleza es lo que ve en su cónyuge! Es como el campo, las flores y las colinas. Pero
después de poco tiempo, comienza a caminar sobre “tortas de vaca”. En algunas etapas de su matrimonio
parece que están por todos lados. Y por la noche, tarde, son especialmente abundantes… Ellas son los
pecados, los defectos, la idiosincrasia, las debilidades y los hábitos molestos que hay en usted y en su
cónyuge, todo aquello que usted trata de perdonar y soportar con gracia.
Pero esas “tortas” se las ingenian para dominar la relación. Quizá ni siquiera sean verdaderas, pero se
sienten como si lo fueran… Pienso que la combinación de paciencia y perdón deben llevarnos a formar
una pila de abono. Y allí usted comienza a palear las “tortas”… Los cónyuges se miran el uno al otro y
simplemente admiten que hay un montón de “tortas de vaca”. Pero se dicen el uno al otro: ¿Sabes? En
nuestra relación hay mucho más que “tortas de vaca”. Estamos perdiendo de vista el motivo por la que nos
enfocamos tanto en estas “tortas de vaca”. Arrojémoslas a todas en la pila de abono. Cuando lo hagamos,
iremos allá y nos daremos cuenta que huelen muy mal y las trataremos de lo mejor que podamos. Y
después, vamos a alejarnos del montón y pondremos nuestros ojos en el resto del campo. Vamos a elegir
algunos senderos favoritos y colinas que sabemos que no están llenos de “tortas de vaca”. Y nos
sentiremos agradecidos por esa parte del campo que es tan agradable.
Puede que nuestras manos estén sucias. Y que nos duela mucho la espalda de tanto palear. Pero sabemos
una cosa: No vamos a levantar nuestra carpa al lado del montón de abono. Iremos hacia el lugar que
queremos ir. Éste el don de la gracia que nos daremos uno al otro y nos seguiremos dando continuamente,
porque somos escogidos, santos y amados.
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 20
Aclaración:
El Matrimonio: ¿Consiste Solamente en Perdonar y Tener Paciencia,
o También es Confrontar?
21 de Febrero de 2007
El sermón del domingo pasado originalmente llevaba este título: “El Matrimonio: Confrontación,
Paciencia y Perdón”. Al final, no reflexionamos sobre la palabra confrontación, no porque quise evitarla
sino por falta de tiempo. Esto es lo que habría dicho si hubiera tenido tiempo. Éste será un anticipo de lo
que, Dios mediante, presentaré el próximo domingo (25 de Febrero de 2007).
Al enfocarnos sobre el perdón y la paciencia podríamos dar la impresión de que ninguna de nuestras
características pecaminosas o idiosincrasias molestas jamás van a cambiar. Y que lo único que podemos
hacer es perdonar y tener paciencia. Lo que planeo mostrar con la Biblia el próximo fin de semana es que
Dios da gracia no sólo para perdonar y tener paciencia, sino también para cambiar aquello que necesita
perdón y paciencia. Ese también es un don de la gracia. La gracia no consiste solamente en el poder para
devolver bien por mal sino también el poder para hacer menos mal. Y el poder para ser menos molesto.
Me acerqué a este tema de una manera intencionalmente indirecta. Primero enfaticé el perdón y la
paciencia porque creo que es el fundamento sólido como la roca sobre el se puede oír con esperanza y
seguridad el llamado al cambio, en lugar de escucharlo con temor y con un sentido de amenaza. Sólo
cuando una esposa o un marido sienten que el otro está totalmente comprometido con su cónyuge, aunque
el cónyuge no cambie, es cuando el llamado para cambiar se siente como de gracia en lugar de sentirse
como un ultimátum.
Pero ahora estoy enfatizando que el matrimonio no debería ser, y en la voluntad de Dios no necesita ser,
un período estático habitado por personalidades que no cambian y que viven en un conflicto permanente.
Debo decir que, a los ojos de Dios, hasta esa situación es mejor que el divorcio, y tiene una medida de
gloria en sí misma. Pero no es el mejor cuadro de Cristo y la iglesia. La durabilidad es lo que nos dice la
verdad acerca de Cristo y la iglesia. La poca voluntad de cambiar no nos dice eso.
En la relación de Cristo con la iglesia, es evidente que Él está buscando transformar a su esposa en algo
hermoso moral y espiritualmente. El domingo veremos esto en Efesios 5:26-27. Esto implica que el
marido, quien debe amar como Cristo ama, es el único responsable del crecimiento moral y espiritual de
su esposa, cambio que ella irá experimentado con el paso del tiempo.
Si un esposo es amante y sabio, la esposa humilde sentirá que está siendo servida y no humillada. Cristo
murió para purificar a su esposa. Más aun, Cristo no solo murió para santificar a su esposa, prosigue
hablándole en su palabra con el propósito de aplicar su sacrificio a ella con el propósito de que siga siendo
transformada. De manera similar, el esposo sabio y amante procura hablar a su esposa de una manera tal
que ella se conforme más y más a Cristo. (Hablaremos más acerca de esto cuando consideremos la
autoridad en el matrimonio).
La sumisión no significa que la esposa no debe procurar la transformación de su marido, aunque le respete
como su cabeza, su líder, protector y proveedor. Digo esto por varias razones. Una de ellas es que la
iglesia ora a Dios a través de Cristo con el propósito de pedirle que haga cosas de cierta manera. Si
estamos enfermos, le pedimos que nos sane. Si tenemos hambre, le pedimos nuestro pan diario. Si estamos
perdidos, le pedimos dirección. Etc. Debido a que creemos en la absoluta soberanía de Cristo para
gobernar todas las cosas, miramos la situación presente que él ha determinado, y le pedimos que la
cambie.
Ésta es solamente una analogía de lo que la esposa hace con respecto a su marido. Jamás “confrontamos”
a Jesús con su imperfección y tratamos de que cambie. Jesús no tiene ninguna imperfección. Pero
buscamos que él cambia la situación en la que nos ha puesto. Esto es lo que significa petición. De manera
que, en esta analogía, las esposas les pedirán a sus maridos que cambie la manera en la que está haciendo
algunas cosas.
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 21
Pero podemos decir que la razón principal por la que las esposas deberían buscar la transformación de sus
maridos, es que los maridos sólo son parecidos a Cristo en la relación que tienen con sus esposas. ¡No
son Cristos! Una de las diferencias principales es que los maridos necesitan cambiar, y Cristo no necesita
cambiar nada. Cuando Pablo dice que “el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza… de
la iglesia” (Efesios 5:23), las palabras así como no significan que los maridos son idénticos a Cristo en
autoridad, perfección, sabiduría, gracia, o lo que fuere. No son “iguales a” Cristo, son “como” Cristo. A
diferencia de Cristo, son pecaminosos, finitos y falibles. Necesitan cambiar.
Las esposas no son solamente mujeres sometidas. También son hermanas amorosas. Hay una manera
inigualable en la que una esposa sumisa puede ser una hermana que se preocupa por su imperfecto
hermano/marido. De vez en cuando, va a aplicar Gálatas 6:1: “Si alguno es sorprendido en pecado, ustedes
que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde”. Ella hará esto por él.
Ambos deben obedecer Mateo 18:15, y lo harán de la única manera y en el único contexto que exigen la
autoridad y la sumisión: “Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta”.
A partir de esta y otras observaciones que podrían hacerse del Nuevo Testamento, espero que quede claro
que el matrimonio no sólo es perdonar y tener paciencia. También es confrontar, de esa manera amorosa y
sabia que toma en cuenta la autoridad y la sumisión. Esto es lo que estaremos tratando en nuestro próximo
mensaje. Les ruego que estén orando.
Pastor John
Cinco Sermones sobre el Matrimonio – John Piper 22
Quinto Sermón:
El Matrimonio: Buscando la Semejanza a Cristo en el Pacto
25 de Febrero de 2007
Basado en la Gracia
“Debes seguir repitiendo frecuentemente que el matrimonio es un modelo de Cristo y la iglesia”. Esto es
lo que Noël me dijo. Una de las razones por las que ella tiene razón es que esto sirve para aclarar que el
matrimonio está basado en la gracia. Cristo busca a su esposa, la iglesia, por gracia, la obtiene para sí
mismo por gracia, la sostiene por gracia, y la perfeccionará para sí mismo por gracia. Nosotros no
merecemos nada de esto. Merecemos juicio. Así que todo esto es por gracia.
perdón y paciencia. Que también esto es un don de la gracia. La gracia no consiste solamente en contar
con el poder para devolver bien por mal sino también el poder para hacer menos mal. Y el poder para ser
menos fastidioso con el cónyuge. La gracia nos hace cambiar para la gloria de Cristo y para el gozo de
nuestro cónyuge. Y la gracia es el poder para hacerlo.
omnipotente como Cristo. La sabiduría del esposo es finita y falible, en tanto Cristo es omnisciente. El
esposo es pecaminoso, no es perfecto como Cristo. Por lo tanto, nosotros los esposos no nos atrevemos a
asumir que somos infalibles. Podemos errar en lo que nos gustaría ver que cambia en nuestra esposa. Esta
es la primera observación.
gobernar todas las cosas, miramos la situación presente que él ha determinado, y le pedimos que la
cambie.
Aquí estoy haciendo una analogía, no una comparación exacta. La iglesia nunca “confronta” a Jesús con
su imperfección, porque Jesús no tiene ninguna imperfección. Pero buscamos que él cambie la situación
en la que nos ha puesto. Esto es lo que significa petición. De manera que, en esta analogía, las esposas les
pedirán a sus maridos que cambien la manera como está haciendo algunas cosas.
Si nos detenemos a pensarlo, todo lo que dije acerca del perdón y la paciencia en las dos semanas pasadas
pasa a ser mucho más que un mero medio para soportar lo que no cambiará, sino un medio para cambiar a
través de un aguante sacrificial y amoroso. Pocas cosas tienen un impacto transformador más grande sobre
un esposo o una esposa que los sacrificios pacientes y perdonadores del cónyuge, por amor. Hay un lugar
para la confrontación. Hay un lugar para buscar la semejanza a Cristo en el pacto del matrimonio. La vida
no consiste solamente en perdón y paciencia. Pueden producirse cambios reales. Deben producirse
cambios reales. Cristo murió para que se produzcan cambios y nos llama a nosotros, esposos y esposas, a
amar de la misma manera como Él ama.