Sei sulla pagina 1di 3

RAUL EDUARDO MEDINA MOLINA

TEATRO, EDUACIÓN Y SOCIEDAD II


OCTAVO SEMESTRE

TEATRO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

El diccionario de filosofía nos dice que una revolución social es un:

“Cambio básico en la vida de la sociedad, que significa el derrocamiento del


régimen social caduco y la instauración de un régimen nuevo, progresista;
instrumento y medio de transición de una formación socio-económica a
otra.(…)La revolución social culmina el proceso de evolución, de maduración
paulatina en el seno de la vieja sociedad, de los elementos o premisas del nuevo
régimen social; resuelve la contradicción entre las fuerzas productivas nuevas y
las relaciones de producción viejas, caducas, destruye estas últimas y la
superestructura política que las consolida, abre un vasto campo para el
desarrollo continuo de las fuerzas productivas.” (T. Frolov, 1984)

Lo que nos está diciendo es que en una revolución se cambia una forma de
explotación por otra. También nos dice que este movimiento termina con el proceso
de evolución, lo que me lleva a preguntarme si después de una revolución una
sociedad se estanca en su modelo. Si ese es el caso, entonces no creo que haya
habido una revolución exitosa en la historia.

En la actualidad los problemas de los ideales revolucionarios están marcados por la


intervención del poder hegemónico que cada país tiene. Las minorías cada vez
están fortaleciéndose más; sus problemas son los de nosotros. La gente se une a
una causa que trata de darle derecho a todos. Si bien es diferente a lo que se
planteaba en siglos anteriores, donde los movimientos revolucionarios eran
movimientos armados, ahora en el mundo de la “democracia”, se lucha con la
presión política que el pueblo puede llegar a ejercer para hacer valer sus derechos.
En todos lados vemos marchas en contra de, a favor de…estas son las revoluciones
del siglo XXI.

Otra de las características de la revolución es que nos da la esperanza de algo


mejor. El avance social que nos da la revolución se ve marcado porque las clases
RAUL EDUARDO MEDINA MOLINA
TEATRO, EDUACIÓN Y SOCIEDAD II
OCTAVO SEMESTRE

sociales, o más bien, los sectores que la mayor parte del tiempo no se involucran
en el mundo político, se alzan uniéndose a los demás.

En el caso de la Revolución Mexicana, fueron tres factores los que determinaron el


alzamiento del pueblo mexicano:

La primera de ellas era que “El terreno agrícola estaba distribuido de manera muy
injusta y las empresas inglesas y estadounidenses se apoderaron de la mayoría de
riqueza nacional”.

La segunda de ellas es que “los trabajadores no tenían ningún tipo de protección,


los campesinos eran extremadamente pobres y había muchas diferencias sociales”.

Y la última y quizá la más importante es que “Porfirio Díaz llegó al poder por primera
vez en 1876, alcanzando la bandera de la no reelección. En el transcurso de los
años hizo caso omiso de esta promesa electoral y busco una y otra vez su reelección
presidencial. Con astucia, sagacidad y menosprecio de las aspiraciones ciudadanas
logro gobernar durante 7 periodos.” (Historia de México, s.f.). Esto provocó un
descontento entre la población.

Lo curioso de la revolución mexicana era que empezó como una lucha contra el
poder y el orden establecido, y poco a poco se fue transformando en una guerra
civil ya que eran demasiados los intereses de cada sector y las prioridades de sus
líderes.

El teatro de la revolución mexicana, como mucho del teatro después de un hecho


tan importante, empieza con la búsqueda de una identidad nueva. Una identidad
que obedezca los nuevos parámetros de los ideales que surgen con dicho
movimiento armado. En el caso de nuestra revolución, muchos de los textos tienden
a hablar de nuestros personajes heroicos. A contar una historia diferente de la
oficial. Poner a nuestros héroes como algo más humano.

La obra de carácter histórico-documental, “Felipe Ángeles” de Elena Garro, recrea


con aguda conciencia política un suceso de la Revolución mexicana poco abordado
por la literatura: el juicio militar del general villista Felipe Ángeles, en donde éste y
RAUL EDUARDO MEDINA MOLINA
TEATRO, EDUACIÓN Y SOCIEDAD II
OCTAVO SEMESTRE

Carranza son antagonistas. La pieza hace el recorrido desde la llegada del


prisionero a la ciudad de Chihuahua hasta la última noche que pasa en una celda
improvisada del Teatro de los Héroes antes de su fusilamiento, una vez declarado
traidor a la Revolución por el Consejo de Guerra. Este hecho histórico le permite a
la autora explorar en el texto dramático las posibilidades de abordar diferentes
niveles de significación en la palabra y en la escena.

Felipe Ángeles muere por sus ideales; cuando aparece en escena la mayoría de las
veces habla en pasado porque sabe y acepta que sus días están contados; le duele
pensar que “mientras el pobre trabaja, el rico come”, que la revolución ha servido
para crear intereses y ambiciones: “[...] tuve horror del soldado que fui, y maté al
militar. Quise entonces suavizar la guerra, hacer que la luz entrara en los corazones
rencorosos... pero fui incapaz de lograr lo que deseaba y opté por el destierro para
no participar en los crímenes que no podía impedir”.

Desde el principio de la obra escuchamos que el pueblo está en contra de lo que se


está haciendo al interior del teatro. Las señoras son las que piden un juicio justo
para su héroe. También son las que reclaman que la revolución se ha convertido en
un montón de ambiciosos capaces de sacrificar a su pueblo para alcanzar sus
ambiciones personales.

El diálogo nos hace ver que los conceptos de justicia, dignidad, progreso, pobreza,
libertad, verdad, legalidad, se han visto manipulados por los que están en el poder
para seguir dominando al pueblo a través de los supuestos que la revolución había
perseguido.

Dice Ángeles: “[Carranza] miente para ocultar que él y yo no peleamos por los
mismos principios y que somos antagónicos. Él cree que la revolución es un medio
para alcanzar el poder absoluto y yo creí que era un medio para exterminarlo”

Potrebbero piacerti anche