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Ciclo de Licenciatura en Geografía Materia/Seminario:

Desarrollo y planificación regional.

Evaluación: Seminario: Desarrollo y planificación regional.


(2017)

Introducción al problema de evaluación:

Bolivia está transitando en la última década y media un proceso de transformación social, cultural,
económica y política como ningún otro Estado de la región.
En este sentido dos fuertes movilizaciones populares marcan un hito en la participación política y la
gestión de las políticas de Estado en Bolivia: En primer lugar, la Guerra del Agua en Cochabamba
(2000) desatada por la privatización del abastecimiento de agua potable municipal a partir de un
proyecto del Banco Mundial, la multinacional Bechtel y el gobierno de Hugo Banzer. El contrato
de privatización fue oficialmente adjudicado a una empresa denominada Aguas del Tunari, donde
Bechtel tenía participación mayoritaria (27,5%). Esta situación motivó el desarrollo de fuertes
movilizaciones como consecuencia del aumento de las tarifas del agua (servicio carente en la
ciudad); las mismas se habían elevado en más de un 50%. Las movilizaciones populares obligaron
al gobierno a dar marcha atrás con el contrato.
La segunda movilización fue la denominada “Guerra del Gas” (2003) que culmina con la renuncia
del gobierno del presidente Sánchez de Lozada y la apertura de una transición aún en curso. El
conflicto principal surge por la decisión del gobierno de exportar gas natural por Chile en un
contexto de desabastecimiento de gas natural en el mercado interno y de depreciación de los precios
internacionales de los hidrocarburos (menores de un dólar el millar de BTU). La segunda demanda
fue el llamado a una Asamblea Constituyente, es decir, fomentar un nuevo pacto social hacia una
reforma profunda del Estado.
Este estado de movilización y participación de los movimientos sociales se expresó también en las
luchas de los cocaleros de la región del Chapare contra la erradicación del cultivo de coca. (Seoane,
2010).

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El gobierno del presidente Evo Morales es resultado de estos proceso de disputa territorial y es
expresión de las
demandas de los
movimientos
sociales que lo
llevaron al poder.
Indígena y
trabajador
cocalero, Evo
Morales,
condensa las
identidades de la
alianza de
fuerzas que le
permitió ser
presidente.
Morales
cumplirá, en el
año 2020, 15 años de mandato y carga consigo una reforma constitucionales de las más complejas e
importantes de la región, dando origen al Estado Plurinacional de Bolivia. El presidente tiene una
imagen positiva del 60% en los principales centros demográficos del país y una fuerte oposición de
la oligarquía cruceña, histórico centro de poder territorial de la oligarquía boliviana.

2
Consignas:
A partir de uno de los proyectos de planificación territorial más significativos y discutidos
desarrollados por el gobierno de Evo Morales en Bolivia, la carretera Villa Tunari-San Ignacio de
Mojos, cuyo trazado pretende atravesar por la mitad el Territorio Indígena y Parque Nacional
Isiboro Sécure (TIPNIS).

1. Vincular el conflicto con los aspectos fundamentales planteados por Mabel Manzanal en el
texto: “Desarrollo. Una perspectiva crítica desde el análisis del poder y del territorio”.
Luego de acercarnos a la problemática en Bolivia sobre los proyectos de planificación territorial más
significativos y discutidos desarrollados por el gobierno de Evo Morales en Bolivia, la carretera Villa Tunari-
San Ignacio de Mojos, puede evidenciarse claramente como el desarrollo implica una estructura de poder y
de dominación que siempre va asociada a al moderno Estado Nación, y a las acciones que estos despliegan
para impulsar la inversión del capital extranjero bajo la consigna de que dichas inversiones y su
consiguiente reorganización territorial implicarán una oportunidad de crecimiento nacional y una real
contribución para el desarrollo tal como lo plantea Manzanal (2014). Y que justamente son los argumentos
que plantea el gobierno boliviano para la ejecución de la Carretera Villa Tunari-San Ignacio de Mojos, pero
que claramente van en detrimento de la defensa y preservación de las tierras indígenas.

Al respecto Manzanal (2014) plantea que la cuestión del desarrollo está impregnada de prácticas
de poder, de relaciones de poder, asociadas con el accionar del estado, en este caso representado
por la figura de Evo y su comitiva, la apropiación de los recursos naturales principalmente los
hidrocarburos para dar respuesta a la demanda de su mercado de exportación; las disputas por el
territorio, evidenciado por el interés de los campesinos colonos vinculados al cultivo de hoja de
coca y los intereses de Brasil hacia la interconexión física del territorio para ejercer, por una parte,
a una mayor influencia a nivel internacional como potencia global emergente, y por otra, a
consolidar su hegemonía en el ámbito sudamericano (Miriam García; 2011). Todas ellas
constituyen acciones dirigidas a consolidar la dominación de un determinado sector frente a otros
conformándose un campo de conflicto entre intereses opuestos.
Por otra parte a través del análisis de la problemática puede reflexionarse que el territorio sobre el
cual se traza la carretera se enmarca dentro de la categorización de territorios de la Globalización
propuestos por Manzanal (2014) al ponerse especial atención a la dualidad local-global. Es decir la
vinculación entre espacios locales y globales. Al respecto Sassen plantea que las entidades y
regulaciones de lo global impregnan en lo institucional y lo social de lo nacional, especialmente en
los territorios, conformándose una dinámica mutiescalar, potenciada por el desarrollo de las
comunicaciones. Justamente lo que se pretende realizar a través de la construcción de la carretera
Villa Tunari-San Ignacio de Mojos en territorios indígenas.

Al respeto Manzanal (2014) plantea que los territorios de la globalización vivencian la dualidad
contradictoria entre lo global y lo local donde los actores sociales se incorporan a redes, entidades
transfronterizas y a su vez, son el ámbito de procesos económicos, sociales, culturales, étnicos,
específicamente locales, regionales o nacionales. Lo cual genera profundos conflictos locales como es el
caso de San Ignacio de Moxos. Desarrollándose confrontaciones entre los intereses contrapuestos de
pueblos originarios y campesinos cocaleros que son muestra la existencia de importantes fisuras en las
alianzas populares bolivianas que quedan pendientes de resolver. Pues mientras los pueblos originarios del
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TIPNIS conciben el territorio como un espacio de uso integral y comunitario, los campesinos defienden el
parcelamiento y la propiedad privada de la tierra. Asimismo, el sistema de producción del sector cocalero,
basado en el cultivo intensivo hasta el agotamiento de la parcela y la posterior migración a otro espacio,
genera el empobrecimiento rápido de los suelos expuestos a la erosión y con limitadas probabilidades de
recuperación.1

Por último cabe tener en cuenta el rol que le adjudica Manzal (2014) al Estado en el sistema capitalista
actual. La autora plantea que el estado según Odonnell (1977:2) es considerado como el “componente
específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente delimitada…lo político como
una parte analítica del fenómeno más general de la dominación…” y la dominación como “la capacidad,
actual y potencial, de imponer regularmente la voluntad sobre otros, incluso pero no necesariamente
contra su resistencia”. Desde esta perspectiva la política pública se constituye, como señalan Oszlak y O’
Donnell (1995:112) en un conjunto de acciones y omisiones que manifiestan una determinada modalidad
de intervención en relación con una cuestión que concita la atención, interés o movilización de otros
actores en la sociedad civil. Lo cual claramente fue lo que ocurrió en Bolivia, tal como lo plantea García
(2011) donde el gobierno amistado con los campesinos colonos y guiado por su interés extractivista de
recursos hidrocarburíferos intentó imponer su voluntad de construir la carretera en un intento de
dominación de la voluntad indígena que ni siquiera fue consultada democráticamente. Pero el gobierno
desbordado por la conflictividad socio-política (intervención y represión policial, acrecentamiento de las
manifestaciones indígenas, la ola de renuncias en su gabinete y la internacionalización del conflicto) surgida
en todo el país el 21 de octubre de 2011 Evo Morales cedía a la presión popular garantizando finalmente el
desvío de la carretera fuera del área protegida.

2) ¿Cómo se relaciona la problemática con los aspectos considerados por Cirio en torno a la
planificación? ¿Cómo se relaciona la problemática con los limites considerados por
Mattos en torno a las posibilidades de los gobiernos de desarrollar proyectos de
planificación?

Cirio (2014) plantea que desde una perspectiva crítica el territorio es dual, al ser producto y
proceso de las relaciones sociales, recuperando la dialéctica espacial, siendo contenedor de
procesos políticos, pero al mismo tiempo, presentando singularidades que afectan activamente a
dichos procesos.(Rodríguez y Di Virgilio, 2011). Comprende al territorio, desde su historicidad,
desde las relaciones de poder multiescalares y las luchas entre actores por la apropiación y
ocupación espacial.
En tal sentido Ciro (2014) plantea desde una postura crítica (nutrida por el pensamiento marxista),
que planificación territorial debe ser entendida desde la consideración de las contradicciones y los
conflictos sociales como parte constitutiva del sistema.
Si tomamos el caso planteado en San Ignacio de Moxos podemos ver claramente que los
proyectos de planificación territorial se ven truncos si en su proceso de gestación no se consideran
las luchas sociales, las contradicciones, las fuerzas de poder, y la consulta democrática. En el caso
podemos ver cómo un proyecto que surge desde un sector, en beneficio de unos pocos, encuentra
fuertes resistencia justamente en aquellos grupos que no han sido consultados ni considerados en
la planificación territorial. Lo cual desencadena fuertes conflictos sociales, que en el mejor de los

1
García Miriam; (2011); "La Carretera no atravesará el TIPNIS" en:
http://www.ecologistasenaccion.org/article21420.html. Consultado el 10-06-2017.

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casos sirve para revisar la propuesta y abrir la oportunidad de consulta popular como ocurrió en
Bolivia. En tal sentido bueno son los aportes de Ciro al plantear, que es necesario reconocer dos
dimensiones constitutivas dentro de la corriente crítica, que se articulan: la inscripción de la
planificación territorial en el marco de una pugna teórico-ideológica en la cual es necesario definir
sus alcances, sus características y formas de realización. Y la inscripción de estas políticas en
relación con un contexto de proyectos político – sociales también en pugna.
Por su parte, Coraggio, (1994), al respecto plantea que la planificación territorial constituye, un
concepto que involucra un amplio abanico de políticas de distintas escalas y especificidades que
incorporan posibilidades antagónicas, conformando una arena para la lucha política, la particular
combinación de actores que dominen los proyectos en pugna serán quienes doten de contenido
específico y sentido político-ideológico a la planificación territorial, orientando su implementación.
La planificación territorial es, entonces, un proceso social.
Lo anterior se relaciona íntimamente con los aportes de Mattos (2005) respecto a los
límites que él plantea en torno a las posibilidades de los gobiernos de desarrollar proyectos de
planificación. En tal sentido plantea que cuando la lógica capitalista se impone como único camino y los
gobiernos nacionales se acoplan a la dependencia estructural del capital, la acumulación y el crecimiento en
cualquier parte del mundo quedan condicionadas por las posibilidades que cada una de estas sociedades y
territorios puedan ofrecer en términos de valorización privada del capital. Diseñándose propuestas de
planificación desde una perspectiva centralizada y normativa bajo una racionalidad sustantiva, la cual viene
impuesta desde arriba hacia abajo, desde afuera hacia adentro de los territorios, encontrándose
lógicamente con fuertes resistencias y límites.
Ante este modo de planificación inviable Mattos (2005) plantea que desde el momento en que se impone el
criterio de que al Estado le corresponde un tipo de intervención consensuada y que se reconoce que otros
actores e instituciones han cobrado una creciente relevancia en el establecimiento de la orientación y el
contenido de los procesos sociales, se hace necesario establecer nuevas formas de regulación o de
governance para encarar la gestión en el ámbito de sistemas sociales democráticos y abiertos,
caracterizados por una creciente complejidad e incertidumbre.
La governance sitúa a los procesos de acción social como “procesos de coordinación de actores, de
grupos sociales, de instituciones, para lograr objetivos propios y discutidos y definidos colectivamente en
ámbitos fragmentados e inciertos” (LE GALES, 1997, p.38). Necesariamente la gestión tiene que ser
encarada desde abajo hacia arriba, en una relación dinámica entre lo local y lo global. Por lo tanto, las
ciudades y las colectividades locales aparecen ahora como el campo natural para el ejercicio de la
governance o el «buen gobierno», concebida como una gestión donde el proceso debe ser impulsado desde
las colectividades locales, con la máxima participación de sus actores relevantes, buscando establecer un
vínculo directo entre planificación, urbanismo y vida local. (Mattos; 2005:19).
Claramente en el caso de estudio diferente hubiese el proceso de planificación, promoción
y concreción del proyecto de construcción de la carretera si se hubiese planteado una governance
desde una postura democrática, integradora, atenta a las demandas sociales, y al desarrollo
endógeno.

3- ¿Sobre qué visión del desarrollo estaría sustentada la construcción de la carretera Villa
Tunari-San Ignacio de Mojos y en qué medida se contrapone con la idea de Sumak Kawsay
incorporada en la constitución de Bolivia?
Luego de analizarse el caso planteado en Bolivia puede evidenciarse que la construcción de la carretera Villa
Tunari-San Ignacio de Mojos está sustentada bajo la visión de desarrollo combinado, definida ésta definido
como una típica combinación de formas económicas, sociales y políticas, características de

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regiones “desarrolladas”, con las formas que se encuentran en regiones “subdesarrolladas” (o entre
la ciudad y el campo) – una mezcla de viejas y nuevas formas de vida socioeconómica o política.
(O´Connor; 2003: 10). Al respecto el Autor plantea que el capital asume las formas del desarrollo
combinado porque la nueva tecnología lo torna cada vez más flexible y más capaz de adaptarse en
la práctica a una diversidad de contingencias, incluyendo cualquier forma humana (cultural) con
que la fuerza de trabajo se haga presente en los mercados laborales. Al propio tiempo, se tiende a
atraer al capital industrial hacia zonas no industrializadas más antiguas, porque la capitalización
mundial de la agricultura y la “expropiación de los bienes comunales del planeta” crean excedentes
de fuerza de trabajo y mercados potenciales.
En tal sentido mediante la construcción de la carretera en tierras de pueblos originarios se estaría
imponiendo una organización territorial ajena a la ya establecida, a propósito de extraer los bienes
comunales de los pobladores del lugar, vinculando estas tierras con destinos ajenos distantes, que
nada tienen que ver con su desarrollo interno y sus actividades de subsistencia.
Claramente esta visión de desarrollo que se intentó llevar a cabo en Bolivia va en línea contraria
con la idea de Sumak Kawsay incorporada en la constitución de Bolivia. Pues la constitución de
Bolivia (2007) se incorporó el concepto del vivir bien o sumak kawsay como un eje articulador de la
carta magna. De esta forma, el sumak kawsay representa una alternativa en tanto replantea las
relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, propone un nuevo horizonte de vida y una
alternativa frente a la noción monocultural de la actual civilización occidental 2.
Los pueblos andinos de Bolivia el Sumak Kawsay implica una estrecha relación con la tierra, con las
chacras donde florece la vida y el alimento, con el cuidado y la crianza de los animales, con la fiesta
en el trabajo colectivo, en la minga. El sumak kawsay andino está asociado a la vida en comunidad;
la vida dulce o vida bonita de los pueblos andinos; propone un mundo austero y diverso, en
equilibrio con la naturaleza y con el mundo espiritual.

Los pueblos amerindios, los pueblos campesinos y en general, los pueblos ligados a la tierra, no
buscan trasformar el mundo sino entenderlo, aspiran a la crianza mutua entre todas las formas de
vida (Medina, 2006: 108). Por ello, el vivir bien no excluye a nadie e incorpora una diversidad de
elementos de la cosmovisión de los pueblos indígenas: visión de futuro, conocimientos y saberes,
ética y espiritualidad, relación con la pacha mama. De ahí que los pueblos indígenas conciben los
procesos de aprendizaje y socialización en la chacra, en su relación con la tierra.

4- ¿Con cuál de los procesos que caracterizan a la “acumulación por desposesión” para Harvey
podríamos explicar este proyecto de carretera?
Respecto a los procesos que plantea Harvey (2005) puede verse una clara mercantilización de la
naturaleza, en detrimento de los bienes comunes de los pueblos originarios de la localidad de San
Ignacio de Mojos. Con la excusa de “desarrollar” estos territorios y de integrar a los pueblos
originarios con otras áreas se está produciendo claramente una situación de acumulación por
desposesión, en favor de los más poderosos. Y que no hubiese resultado extraño llegar hasta la
privatización de la zona aledaña a la carreta, si no hubiese sido por la incesante y sólida resistencia
indígena. Pues ellos sustentaban su rechazo contundente al plantear que la construcción del tramo
caminero implicaba una amenaza y condena a la desaparición de su forma de vida, su visión de

2
Extraído de
http://www.biodiversidadla.org/Portada_Principal/Documentos/El_Sumak_Kawsay_en_Ecuador_y_Bolivia_Vivir_bien
_identidad_alternativa Consultado el 13-06-2017
6
desarrollo, su institucionalidad y su propia existencia como pueblos3.
Por otra parte es necesario aclarar cuáles son los intereses que se encuentran detrás de este
proceso de acumulación por desposesión que intentó concretarse en Bolivia, teniendo en cuenta el
informe elaborado por Georgina Jiménez, investigadora de CEBID:
 Intereses Colonizadores: al ofrecerles una vía de comunicación al Beni, pero además una vía
expedita de ingreso al parque que alentaría la ampliación de asentamientos, la mercantilización
y loteamiento de la tierra y la expansión de cultivos de cocales dentro de él. No solo se verían
beneficiados los intereses de colonizadores que
Sino que además intereses del narcotráfico se verían alentados con el incremento de la
producción de coca que en el caso de la zona de colonización dentro del TIPNIS ya tiene como
destino la fabricación de droga para su comercialización externa.
 Intereses soyeros del Brasil e IIRSA: la ruta vial que se pretendía ejecutar dentro del TIPNIS
forma parte de las infraestructuras promovidas por Brasil bajo el paraguas de la Iniciativa
(IIRSA) y aunque oficialistas lo negaran enarbolando mapas de los corredores en los que ese
tramo carretero no aparece, lo cierto es que no es necesario que el tramo figure en los
proyectos oficiales de IIRSA para detectar su correspondencia con esta iniciativa y lo mismo
puede decirse respecto al interés brasileño en la carretera, basta darse cuenta que Brasil es
quien apalanca el crédito y a la empresa constructora OAS.
 Intereses Petrolero: El TIPNIS ha sido siempre un área de interés petrolero y forma parte de
las zonas previstas a efectos de la ampliación de la frontera hidrocarburífera que impulsa el
Estado boliviano. Ya en la década de los 90, anteriores gestiones de gobierno entregaron
derechos a empresas petroleras sobre áreas dentro del parque.
 Intereses Madereros: La riqueza forestal que existe en el TIPNIS ha despertado siempre el
interés de sectores madereros ya que éste es uno de los pocos lugares en los que aún hay
presencia de especies codiciables como la Mara y el Cedro. Han sido frecuentes en el TIPNIS
episodios conflictivos por tala ilegal e incursiones de empresas maderera cuyas concesiones
están en su mayor parte fuera del parque, rozando o apenas ingresando por el límite norte

5) Desarrolla un ejemplo, no trabajado en clases, donde se pueda ver la relación entre


planificación territorial, obras de infraestructura y conflicto socio-ambiental.
Respecto a esta consigna, buscando casos para desarrollar, pude advertir el sistemático saqueo que
se está realizando de los recursos mineros en nuestro país, profundizado y expandido a partir de la
década de los noventa. Período que marca un claro neocolonialismo de las empresas multinacional
ligadas a la extracción minera y que los diferentes gobiernos, hasta el día de hoy, no han hecho
más que extender sus concesiones y flexibilizar el sistema legal para perpetuar el despojo de los
bienes comunes, de nuestros recursos estratégicos. Muchas veces pagando dádivas, en virtud de
regalías. Preocupa, como establece Harvey (2005) la depredación de los recursos, la
mercantilización de la naturaleza, la degradación ambiental producto del uso explotacionista que
se realiza no sólo de los recursos mineros sino también del agua, bien común, y escaso. Como así
también la contaminación de suelos, cuerpos de agua, cultivos y del mismo aire. Lo cual trae
aparejado profundas consecuencias sobre las poblaciones aledañas a los emprendimientos
mineros. Y que muchas veces son despojadas de sus tierras por la expansión de los mismos.

3
Extraído de Georgina Jiménez P. “Informe Carretera Tipnis”. Disponible en
https://www.academia.edu/3292142/La_carretera_Villa_Tunari_San_Ignacio_de_Moxos_A_qui%C3%A9n_beneficia
Consultado el 13-06.2017.
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Claramente las perspectivas de planificación territorial de la gran mayoría de las provincias
(aquellas que avalan los proyectos mineros en sus suelos) están centradas desde una perspectiva
meramente racional, extractiva donde el Estado pasa a ser un encubridor de este modelo de
acumulación arraigado en nuestro país. Tal como plantea Ciro (2014) el Estado capitalista, pues
“…no es directamente el Estado “de” los capitalistas ni, (…) suele ser vivido como tal por ellos”
(O´Donnell, 1978:10). Esa apariencia de exterioridad, señala O´Donnell, se funda sobre el
encubrimiento de la dominación que subyace las relaciones capitalistas de producción,
determinando que el Estado sólo aparezca (como institución) cuando se lo invoca para
respaldarlas. Lejos está esta perspectiva, centrada en la acumulación capitalista, de la perspectiva
crítica sobre planificación que plantea Mattos (2005) en términos de governance, la cual plantea el
desarrollo de estrategias que permitan compatibilizar y concertar una multiplicidad de voluntades,
que expresan diferentes intereses, aspiraciones y demandas, postulando impulsar y controlar un
“proceso creativo que siente las bases de una actuación integrada a largo plazo. Claramente esto
no está sucediendo pues estos emprendimientos mineros avanzan sin medidas sobre tierras
ancestrales, sobre suelos que por años han sido cultivados por campesinos y que significan el
sustento de sus familias y comunidades.
Frente a este panorama lo largo de todo el país se alzan voces y acciones de resistencia, que
claramente en varias oportunidades han significado un límite y freno al avance arrollador de estos
emprendimientos mineros, como así también a la vulneración de las leyes ambientales y
territoriales por parte de los propios estados municipales, provinciales y hasta nacionales.
A continuación comparto un artículo periodístico que desarrolla claramente la problemática que
planteo:

DOSSIER MEDIO AMBIENTE // TRIBUNA ABIERTA

No hay megaminería sin contaminación ni conflicto


socia
En el Día Internacional contra la Megaminería el referente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas
analiza la situación actual y denuncia las consecuencias de la actividad en el país.
Enrique Viale
Viernes 22 de julio de 2016 | Edición del día

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En América Latina, la megaminería constituye una nueva forma de colonialismo, saqueo, dominación territorial y
degradación ambiental. Esta se expande hoy en Argentina en una decena de provincias, que incluyen desde Salta y
Jujuy hasta la patagónica Santa Cruz, pasando por la región cordillerana, la precordillera y las estribaciones.
Fue a partir del andamiaje jurídico montado en los noventa —sostenido y profundizado en la actualidad— que la
Argentina se encontró con una nueva modalidad de explotación: la megaminería, hasta ese momento desconocida en
nuestro país. Se diferencia respecto de la minería tradicional fundamentalmente en su (gran) escala y en su modalidad
de explotación, lo que la hace inherentemente contaminante, insostenible e imposible de controlar. Para extraer los
minerales diseminados en grandes extensiones de territorio, esta actividad se realiza a cielo abierto, con el uso de
colosales cantidades de energía, explosivos, agua y sustancias extremadamente tóxicas para separar la roca del mineral.
Así, por ejemplo, el emprendimiento minero Pascua Lama (San Juan) removerá rocas por 1.806 millones de toneladas
en todo su proceso extractivo; La Alumbrera (Catamarca) tiene autorizado el empleo de más de 86 millones de litros de
agua por día, mucho más que el consumo total de la provincia y, a su vez, en materia eléctrica representa el 85% del
consumo total de la energía de la provincia. En materia de explosivos, también los datos son espeluznantes: sólo en
Pascua Lama se arrojarán durante el proceso extractivo la friolera de 493.500 toneladas, casi la mitad de los lanzados en
la Segunda Guerra Mundial. Los tres principales proyectos mineros de nuestro país —La Alumbrera, Pascua Lama y
Agua Rica— concentrarían un nivel de consumo energético (subsidiado) de 395 MW, lo que supera la producción de la
central nuclear de Atucha (375 MW).
Con estas características, en la medida en que la gran minería avanza sobre los territorios y entra en competencia con
otras actividades por la utilización del agua, la tierra, la energía y otros recursos, termina por reorientar la economía del
lugar donde se implanta; se configura como un modelo territorial excluyente frente a otras concepciones del territorio y
a las débiles economías regionales. Así, las producciones agropecuarias, industriales y el turismo de las zonas
cordilleranas y precordilleranas son incompatibles con esta actividad.
El emprendimiento minero Veladero, en San Juan, está operando sobre glaciares y ambiente periglacial, tal como se
desprende del propio Informe de impacto ambiental realizado por la empresa. Esto convierte allí a la actividad en ilegal,
al contradecir la Ley de Protección de Glaciares, que establece taxativamente la prohibición de actividades mineras
sobre esas superficies. Recordemos que fue este emprendimiento minero en San Juan el que provocó, en septiembre
pasado, el peor incidente minero ambiental de la historia de nuestro país al contaminar con 5 millones de litros de
solución cianurada la cuenca del río Jáchal. Hecho que, a pesar de su brutalidad y su flagrancia, aún permanece impune.
El destino casi exclusivo de este tipo de minería (oro, plata, cobre y otros minerales) es la exportación de un
concentrado, con nulo valor agregado. Esto, a su vez, acentúa una desigual geografía de la extracción y el consumo

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general, que afecta a todo el subcontinente latinoamericano. Por ejemplo, América Latina produce el 26,2% de la
bauxita en el mundo, pero sólo consume el 2,9%; en cuanto al cobre, produce el 45,1% y consume el 6,1 por ciento.
Respecto del oro, se extrae el 15,2%, pero se consume solamente el 3 por cuento. A esto hay que agregar que la minería
aurífera, muy expandida en nuestro país, refiere a un metal que tiene un escaso uso o utilidad social, ya que el 83% de
su producción es utilizado para reservas bancarias y joyería.
Y en Argentina, además, el régimen jurídico aplicable a la minería cuenta con un tratamiento impositivo y financiero
diferencial que posibilita que coexistan empresas inmensamente ricas y pueblos extremadamente pobres. En efecto, en
las provincias ligadas a la megaminería (Catamarca, San Juan y Santa Cruz), esta actividad está lejos de haberse
convertido en un motor de desarrollo.
Después de casi 20 años de explotación de La Alumbrera y ya en su fase final, el paisaje socioeconómico de Catamarca
no cambió favorablemente, sino todo lo contrario: los índices industriales y de la construcción cayeron y los niveles de
pobreza siguen siendo más altos que la media nacional y con porcentajes de población asistida a través de los diversos
programas sociales entre los más altos del país (es la provincia que presenta el mayor número de beneficiarios de la
asignación universal por hijo).
Lo mismo ocurre en la provincia estrella de la gran minería, San Juan —elegida como modelo del lobby minero—, que,
a pesar de tener en funcionamiento hace muchos años algunos de los mayores emprendimientos mineros del país y de la
transferencia de la nación durante los últimos años del doble de recursos per cápita que la media nacional, la pobreza y
la indigencia (según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos) son las más altas de su región y se mantienen
en mayor proporciones que las provincias vecinas que no desarrollan la actividad.
En esta provincia, la empresa Barrick, por Veladero (la mina más grande de la provincia), paga en San Juan sólo US$
1,7 por cada US$ 100 de minerales que extrae y aporta en concepto de regalías menos del 1% del total de ingresos
provinciales. La minería metalífera actualmente emplea allí poco más de 2.500 personas en forma directa, sólo el 1%
del total del empleo en esa provincia.
Lo cierto es que pese a las reiteradas promesas del sector, la minería metalífera representa menos del 0,045% de la
población económicamente activa (PEA) de la Argentina. Incluso en Perú, el país minero por excelencia, la minería
ocupa el 2% de la PEA, contra el 23% de la agricultura, el 16% del comercio y el 10% de la manufactura.
Por su parte, no existe en el mundo ninguna región que haya logrado un desarrollo socioeconómico con la gran minería,
como tampoco hay lugar en el mundo donde se desarrollen (o intenten) proyectos de megaminería y no haya gran
conflictividad social. Esto es algo que no puede ser negado o minimizado ni siquiera por el lobby minero, a lo largo de
toda América Latina y de la geografía de los países del sur en general, a medida que se fue ampliando la frontera minera
y que aumentó la cantidad de proyectos de extracción de oro, cobre y otros minerales, los conflictos territoriales y
ambientales provocados por esta actividad también se multiplicaron. Cada proyecto minero desencadena, de por sí, un
proceso conflictivo que no cesa ni aun cuando este es momentáneamente paralizado, ni cuando se hubiere agotado el
ciclo de vida del yacimiento.
El sistemático ataque a las libertades individuales más básicas para imponer este modelo conlleva a un nuevo capítulo
de violación de derechos humanos en nuestro país que reduce al mínimo los alcances de la propia democracia.
En suma, esta actividad está concentrada en unas pocas empresas transnacionales, que generan una exigua mano de
obra, cuya producción está orientada de modo exclusivo a la exportación masiva de minerales (sin valor agregado), con
altísima conflictividad social. Dejan como herencia pasivos ambientales durante y tras el cierre de las minas (lo que
configura verdaderas zonas de sacrificio) que quedarán a cargo del Estado nacional, las provincias y, sobre todo, las
poblaciones.
Con este contexto, resulta preocupante la obsesión del nuevo Gobierno Nacional en llevar la gran minería a las
provincias en que la cual está expresamente prohibida por ley. En efecto, entre los años 2003 y 2011, gracias a la
resistencia y movilización de las poblaciones afectadas, fueron varias las provincias que sancionaron leyes que prohíben
la minería con uso de determinadas sustancias tóxicas. Van por las zonas donde hay resistencia social intentando
“convencer” a las poblaciones. Los primeros objetivos parecen ser la meseta de la provincia de Chubut, Mendoza y La
Rioja. Ese el rol asignado al ministro Sergio Bergman, que al principio parecía confuso, casi risueño al admitir su total
desconocimiento de la materia ambiental.
Por otra parte, si el kirchnerismo tenía una relación connivencial con el lobby de la minería transnacional esta
administración directamente los metió dentro del gobierno: Daniel Meilán fue designado como Secretario de Minería de
la Nación. Su principal antecedente es como funcionario del área durante el gobierno menemista, que marcó el inicio

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del modelo megaminero vigente. Asimismo, nombró como Subsecretario de Minería de la Nación a Mario Capello, un
reconocido lobbista de las transnacionales mineras y que actuó directamente contra la Ley de Protección de Glaciares.

En conclusión, resulta vital prestar especial atención a las largas luchas ciudadanas que están marcando huellas
históricas en la defensa de los territorios en nuestro país y son las que vienen teniendo desde hace años un debate serio
sobre la problemática a través del trabajo reflexivo de los compañeros en las manifestaciones, conversando con la
comunidad, debatiendo en escuelas, lugares de trabajo, universidades, en definitiva, marcando caminos alternativos.

*El autor es fundador de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, coautor del libro Maldesarrollo, la
Argentina del extractivismo y el despojo, e impulsor de la Ley de Glaciares.

Disponible en: http://www.laizquierdadiario.com/No-hay-megamineria-sin-contaminacion-ni-conflicto-social

11
Bibliografía:
 Cirio, Gastón Walter (2014). “Planificación territorial y acumulación capitalista. Vínculos entre
modelos de acumulación y políticas de planificación del territorio argentino 1955-2014”, Realidad
Económica 286, IADE, Buenos Aires, agostosetiembre, p. 93-117.
 Mattos, Carlos (1976). “Estrategias de desarrollo regional polarizado en la Planificación Nacional en
América latina”, en Ensayos sobre planificación regional del desarrollo, ILPES –Siglo XXI, México,
p.215-233. 7-
 Mattos, Carlos (2010). De la Planificación a la governanza. Globalización y metamorfosis urbana en
América Latina. Edit Olacchi, Quito, p. 97-166.
 O'connor James, (2003); “Desarrollo Desigual y Combinado y Crisis Ecológica” en Ambiente
& Sociedade – Vol. VI N°2.
 Harvey David. (2005); “El nuevo imperialismo: acumulación por desposesión”, en Panitch L.
y Layes C. (eds.): El nuevo desafío imperial. Socialist Register 2004, CLACSO, Buenos Aires.

Bibliografía para el estudio de caso propuesta por el docente:


 García Miriam; (2011); “Bolivia: los porqué del conflicto en el TIPNIS”
https://www.servindi.org/actualidad/52382
 Garcia Miriam; (2011); "La Carretera no atravesará el TIPNIS" en:
http://www.ecologistasenaccion.org/article21420.html
Bibliografía para el estudio de caso consultado por la estudiante
- Tatiana Roa Avendaño El Sumak Kawsay en Ecuador y Bolivia: Vivir bien, identidad,
alternativa. Disponible
en:http://www.biodiversidadla.org/Portada_Principal/Documentos/El_Sumak_Kawsay_en_
Ecuador_y_Bolivia_Vivir_bien_identidad_alternativa
 Georgina Jiménez P. “Informe Carretera Tipnis”. Disponible en
https://www.academia.edu/3292142/La_carretera_Villa_Tunari_San_Ignacio_de_Moxos_A
_qui%C3%A9n_beneficia .
Documentales sugeridos:
https://www.youtube.com/watch?v=ORSduYSknJ0
https://www.youtube.com/watch?v=Af_aLRL8Xv4&spfreload=10

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