AUTO-PREMISA

Autorretrato
Mímesis, dualidad y engaño

Nereida Corts
SEMINARIO DE LAS ESTÉTICAS I 2015
INTRODUCCION

¿Por qué me autorretrato?

Todo comenzó con una especie de crisis existencial provocada por el espejo. Empecé
a inquietarme con las imágenes que guarda en su superficie de forma fugaz y casual,
desde entonces fue directa la relación con el autorretrato.

Es probable que haya sido producto de la búsqueda de la autenticidad lo que me

condujo a analizar, reflexionar, cuestionar y hurgar en mi identidad de forma intima.
Ese Tu y Yo, esa simbiosis dialéctica que contiene el autorretrato cuando me muestra
al descubierto desde el interior para juicio y contemplación del espectador.

Pero, más allá de la mirada externa, de mostrarme desde mi Ego como quiero ser y
como quiero que me vean. Es importante aclarar que es un ejercicio de análisis,
reflexión y una especie de estado sacro de comunión con la imagen, con el
pensamiento, con el espíritu y con el concepto para acreditar mi condición de artista y
mi propio Yo.

A través de esa concepción del Yo, busco modificar las metanarrativas históricas de mi
pasado, recomponiendo mi identidad desde lo visual, desde lo interno, desde lo
pictórico, lo psíquico o físico. Pero también, de alguna manera, existe un aspecto
dicotómico de identidad que niega la existencia de mi Yo físico, que no es otra cosa
que la autocontemplación de mi Yo interno.

De forma desconocida, sé que mi cuerpo puede extender una imagen de mi misma

que me acompaña, y quizás mi capacidad intuitiva pueda generar los medios para
que éste salga y tome forma. Un autorretrato, desde mi posición, es una de las
manifestaciones que contiene esos rasgos personales, lo que curiosamente, no quiere
decir que la imagen tenga que parecerse a mí físicamente. Pero si, ante todo
evocarme espiritualmente, permitiendo que me manifieste a través de la obra ante los
sentidos de quien la observa.

He forjado una imagen diferente a la que deseaba o esperaba que debiera tener.
Entonces surgió la pregunta por el Yo que resulto de ese proceso erróneo de la
constitución de la identidad y de eso brotó la copia y luego la copia de la copia.

Pero todo este juego me invita a ir más allá, no me contento con la producción de
imágenes, ni me interesaría ser plena conocedora de lo que hago. Mi conocimiento
pleno está más ligado al proceso de búsqueda y encuentro que a ser quien mejor
conozca la materia. Alejarme de la mímesis, y que mi representación tome la forma
que yo misma quiera que tenga, distinta a las que se sugieren de forma imitativa, que
sean totalmente ajenos a la original. Esto hace que se conforme la idea de sujeto que
yo misma tengo de mi propio ser.

Mi búsqueda se basa en la creación de imágenes en la medida que vayan

presentándose los fenómenos que sugieren un desdoblamiento de mi propio ser, ya
sea en un proceso de desarticulación de la realidad o precisamente como armazón de
la concepción de una doble de mi misma, o la doble de mi doble.

Fue la contemporaneidad la que deformó mi rostro. Estoy perdiendo mis elementos

característicos físicos, mi imagen fue abierta brutalmente para exponer sin
formalidades, sin el uso de la forma y las formas, las interioridades de mi alma. Es
como si me sintiese culpable y quisiera confesarme.

Busco ir más allá de la simple imagen sujeta a esos fuertes rasgos que hacen
plausible al reconocimiento o el parecido físico. Por lo que me lleva a crear una
dualidad de mi misma representada.