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t LA IDENTIDAD SOCIAL O EL RETORNO DEL SUJETO EN SOCIOLOGÍA
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Gilberto Giménez*
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UN NUEVO OBJETO DE ESTUDIO

Constituye un hecho novedoso y sintomático la emergencia repentina del t&ma de


la identidad social en el campo de la sociología y de la antropología más recienaj
1 Se multiplican los seminarios y simposios sobre este tema en diferentes foros
nacionales e internacionales, se emprenden importantes investigaciones bajo este
l título y la bibliografia al respecto se ha tornado tan copiosa, que ya no resulta fácil
controlarla.
¡De dónde proviene este súbito interés! Aparentemente de dos fuentes prin-
cipales. En primer lugar lle la demanda de los poderes públicos preocupados por
1í la suerte de las particularidades nacionales y locales en un mundo que tiende a la
¡ globalización, a la transnacionalización y a la homologación cultural. Y en segundo
¡ lugar de la natural sensibilidad de las disciplinas sociales a la manifestación de
! una nueva forma de crisis social que podríamos llamar crisis general de identidades.
Ésta afecta, por un lado, a todo el sistema de identidades tradicionales en los países
r en desarrollo bajo el desafío de la modernización y, por otro, al sistema de identi-
dades ideológicas, políticas y hasta religiosas que se habían configurado en el
escenario internacional a partir de la segunda guerra mundial y que han terminado
1 por desmoronarse bajo los embates de la guerra fría. 1 Esta crisis · general de
identidades tiende a manifestarse en forma contradictoria: por una parte, el intento
de desbordar las fronteras del Estado-nación, de constituir nuevas unidades su-

'1 pranacionales (v.g., la comunidad europea) y :::l ep::irente despertar de las grandes
instituciones religiosas; por otra parte, la disolución en sus elementos étnicos
originarios.de estados multinacionales previamente unificados bajo una identidad
¡ ideológica supranacional (la ex Unión Soviética, Yugoslavia ... ), la proliferación de
identidades grupales de pequeña escala y de orientación anti-institucional (v.g., el
! fenómeno de las sectas), y el despertar nativista de identidades étnicas y subna-
1 cionales que se creían desaparecidas o debilitadas. Es lo que Maffesoli llama
·~
"tendencia a la neotribalización" en las sociedades de masa. 2 Tales son, en suma,
los "factores sociales difusos" (Parsons) que literalmente han impuesto el tema de
\•
' • Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México.
1
"Cuando ciertos hábitos seculares se desmoronan, cuando ciertos tipos de vida desaparecen, cuando
ciertas viejas solidaridades se deshacen, entonces ciertamente suele producirse una crisis de identidad" .
Claude Lévi-Strauss, 1977, L' identité, París, Bemard Grasset, p. 9.
2
Michel Maffesoli, 1988, Le temps des tribus, París, Meridiens Klincksieck.
GILBERTO GIMÉNEZ

regionale s (P. Bou


~.::. : :/'=:..:::\e_:_ s x ial a la atención de los politicos, de los sociólogos y de los antropólo-
(trabajadore s afric:
E J:E
Habermas tematiz
como un elemento '
de subjeti\idad" de
puede encontrarse
teoría de la "co nciE
?c. la reflexión teórica sobre la identidad no es nueva en las ciencias sociales y
'.=:.;.ede invocar en su provecho una respetable tradición. En el ámbito anglosajón Halbwachs. L2
es ta tradición se remonta a George Herbert Mead ( 1863- 1931), quien en su obra La
mente, el Yo y la sociedad4 establece ya las tesis centrales acerca de la identidad
EL NÚCLEO TE ÓRI
·Sel{) desde la perspectiva de la psicología social. A partir de los año s sesenta, estas
tesis fueron retomadas y desarrolladas por los interaccionistas simbólicos, particu-
Pero, ¿qué es la ide
larmente por dos de sus teóricos más conspicuos: E. Goffman y Ralph H . Turner (de
parte de una teor
quien es la célebre distinción entre identidad e imagen del individuo). 5 También los
reflexión actual S•
fenomenólogos sociales, que prolongan los trabajos de Schutz, se ocupan en la
llamar el "retorno
misma época del tema de la identidad en relación con sus procesos de transforma-
paradigmas deter
ción en las sociedades modernas. Entre éstos se destacan P. Berger y T. LuckmanD.,I
por la determinaci
sociólogo de origen alemán cuyos trabajos contienen con tribuciones de primer orden
En efecto, la id
a este respecto. 6 Cabe mencionar, por último, la intervención de Parsons, quien
que en cuanto t al1
siguiendo el punto de vista del neo-freudismo americano (Erikson) incorpora la
se predica siemp1
identidad al sistema de la personalidad como una función interna dirigida al
autónomos, comp:
"mantenimiento del modelo" (patternmaintenance).7 Pero en todos estos casos el
En la medida e
tema de la identidad se relaciona sólo con el individuo y queda confinado, por asf
sobre sf mismos, 1
decirlo, en el ámbito de las interacciones cotidianas.
afines como "pers1
La dimensión colectiva de la identidad se tematiza principalmente en la socio-
de vista objetivo
logía europea. El interés por el tema llega aquf en la déc;:i.da de los setenta (y
determinado. Cor
prosigue in crescendo en los ochenta) en relación con la emergencia de los movimien-
resulta más bien
tos sociales (A. Touraine, A. Melucci y A. Pizzorno),8 de las reinvindicaciones
algo que t al vez se
resulta de transf
3
Según R. Boudon, los factores sociales difusos (así naturaleza institucional) "juegan un papel imagen que cada
importante en la elección de los temas que retienen la atención de los sociólogos en un momento u otro vista subjetivo df
en tal o cual país". R. Boudon, 1971, La crisis de la sociología, Barcelona, Ed. Laia. observado r exter
4
G.H. Mead, 1934, Mind, Selfand Society, Chicago, University ofChicago Press. sino s ólo algunoi
6
Erwing Goffman, 1981, La presentación de la perso na en la vida cot idiana, Buenos Aires,
Amorrortu; ídem, 1980, Estigma. la identidad.deteriorada, Buenos Aires, Amo rrortu. R. Turner, "The para marcar siml
Self-Conception in Social Interaction", in C. Gordon y K. Gergen (e ds. ), The Selfin Social lnteraction, actores sociales. ]
NewYork, Wiley, pp. 93-106.
6 9 P. Bourdieu , 19&
Peter Berger y T. Luckmann, 1972, La construcción social de la realidad , Buenos Aires, Amorrortu.
?; Berger, 1972, "La identidad como problema en la teoría del conocimiento", in Gunte r W. Reemling de région", Actes de L
(comp.), Hacia la sociología del conocimiento, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 355-368. P. 10 J. Habermas, 1
Berger, B. Berger y H. Kellner, 1973, The Homeless Mind, Hardmondssworth, Penguin Book. 11 E. Durkheim, 1
7 12 Cf. Ger ard ~s.i:
T. Parsons, 1968, "The Position of Identity in the General Theory of Action," in C. GÓrdon y K.
Gergen, 1968, The Selfin Social lnteraction, New York, Wiley, pp. 11-23. 13 Cf. M. Oriol y
8
A. Tuuraine, 1984, Le retour de l'Acteur, París, Fayard. A. Melucci, 1985, "Identitá e azzione sujet dans les sciei:t>
culletiva", in Varios, Complessita socia/e e identitá, Milano, Angeli, pp . 150-163. A. Pizzorno, 1983, 14 Alberto Cire5e.
"[ dcntitá e interese", in L. Sciolla, ldentitá, Turino, Rosenberg & Selier, pp . 139-154.
LA IDENTIDAD SOCIAL 13

regionales (P. Bourdieu)9 y de las migraciones por exilio político o económico


(trabajadores africanos, exiliados políticos latinoamericanos, etcétera). También J .
Habermas tematiza la identidad en sus escritos más recientes, introduciéndola
como un elemento de su teoría de la acción comunicativa y asignándola a la "esfera
de subjetividad" de los actores sociales. 10 Pero también aquí, en el ámbito europeo,
puede encontrarse un brillante prece dente en la escuela francesa de sociología: la
f°':r::: =:.::..s s..:1· ::·::..~c s v teoría de la "conciencia colectiva" de Durkheim 11 y la de la "memoria colectiva" de
i:::h::.c: a::i: sajó ~ Halbwachs. 12
·e::.. er:. s-..: ot ra La
:a ' 2 .ia ide · idad
.ñ as S-E.sen:.a. estas EL NÚCLEO TEÓRICO DE LA IDENTIDAD
n bó 'cos , p~icu­
tl~ h H . Turner(de Pero, ¿qué es la identidad? En su formulación actual, la teoría de la identidad forma
:i o .. s ~ambié n los parte de una teoría más amplia: la del actor social. Por lo tanto, el auge de la
se ocup an en la reflexión actual sobre la identidad no puede disociarse de lo que se ha dado en
os de t ransforma- llamar el "retorno del sujeto" en sociología y antropología, por reacción contra los
! r Y T. Luckmann, paradigmas deterministas que pretendían explicar la acción y la conciencia social
!S de primer orden por la determinación de causas sociales o psicológicas que operan behind the back. 13
!e Parso ns, quien En efecto, la identidad constituye la dimensión subjetiva de los actores sociales
son) incorpora la que en cuanto tales están situados "entre el determinismo y la libertad". Es decir,
terna dirigida al .,- , se predica siempre como un atributo subjetivo de actores sociales relativamente
!os es tos casos el autónomos, comprometidos en procesos de interacción o de comunicación.
:onfinado, por asf En la medida en que representa el punto de vista subjetivo de los actores sociales
sobre sí mismos, la identidad no debe confundirse con otros conceptos más o menos
nente en la socio- afines como "personalidad" o "carácter social" que suponen, por el contrario, el punto
de los setenta (y de vista objetivo del observador externo o del investigador sobre un actor social
de los movimien- determinado. Como dice Cirese, "la identidad no se reduce a haz de datos objetivos;
·einvindicaciones resulta más bien de una selección operada subjetivamente. Es un reco nocerse en ...
algo que tal vez sólo en parte coincide con lo que efectivamente un o es. La identidad
resulta de transformar un dato e n valor. No es lo que uno realmente es, sino la
>l) 'juegan un papel cf imagen que cada quien se da a sí mismo". 14 Dicho de otr o modo:tdesde el punto de
n un momento u otro ·¡ vista subjetivo del actor s ocial, no t odos los rasgos culturales inve ntariados por el
SS. observador ex-terno son igualmente pertinentes para la definición de su identidad ,
iana, Buenos Aires
irtu. R. Tu rner, "Th~
n S ocial 1nteraction,
1
t
sino s ólo algunos de ellos socialmente seleccionado s, jerarquizados y codificados
para marcar simbólicamente sus fronteras en el proceso de su interacción con otros
actores sociales. Más aún, en la medida en que la identidad social tiende a funcionar
os Aires, Amorrortu.
I
.1
"t 9
8.unter W. Reemling ' P. Bour dieu , 1980, "L' identité et la r épresentation. E lements pour une reflex.io n critique su r!' idée
Olea, pp. 355-368. P. de région ", Actes de la Recherche, no. 35, pp. 63 -72.
10
guin Book. J . Habermas, 1987, Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, pp. 139-154.
11
," in C. GD rdon y K. E. Durkheim, 1963 (1953), Sociologie et philosophie, 2a. ed., Paris, PUFF .
12
Cf Gerard N amer, 1987, Mémoire et societ.é, Paris, Meridiens Klincksieck.
13
"I dentitá e azzione Cf M. Oriol y P. L GDnet-Fastinger, 1984, "Recherches sur les identités: le retour paradoxal du
· A. Pizzorno 1983 sujet dans les sciences sociales", Recherches Sociologiques, vol. XV, no. 2-3, pp . 155-166.
14
~- ' ' Albe rto Cirese, 1987, "II Molise e la sua identitá", Basílicata, no. 5-6, mayo -junio, p. 13.
l
GILBERTO GrnÉ..',~ Z

::1r.11m 1r.1 1:: h:::. e:s pt-·::: e de super-ego idealizado, el actor social
podrá invocar como a i:ras imágenes ce
:l"::. fi.:::i::: . 2::-: :is ::'.;:: s·.i "dentidad rasgos culturales objetivamente
inexistentes y hasta sc>Ciales eden hor
15
" ;;;:-·9. ::Ce:: ::;·=.:: ~:iv e tadas". Considerada en esta perspectiva, la identidad da origen jo s discursi.vos" de
al: :ni~ =·. e :;. Barel llama paradoja de los "auto", el "sf mismo" o la subjetividad de principales o "lugar
- • 16
:.J11:_¿s e:::as expresiones, y también de la autonomía, de la autogestión, etcétera. cia i.i.-ida , las matic
=:)•ei::cie añ adirse de inmediato que esta subjetividad reflexiva de la identidad no de "discurso s circul
e::: s lipsista , ya que supone, como condición de emergencia, la intersubjetividad ¿Cóm o se estructu
~.~ead ). En otras palabras, la identidad emerge y se afirma sólo en la medida en opera tivo de la id
e se confronta con otras identidades en el proceso de interacción social. En d iferenciación. Se
tkrminos de Habermas, las personas y los grupos se autoidentifican en y por su individuos y los gr¡
participación en acciones comunicativas, en la medida en que esa autoidentificación afirmación de su di
es reconocida intersubjetivamente. Por eso la identidad, en cuanto autoidentifica- el proceso de autc
ción, autorreconocimiento o autoasdcripción, se confronta siempre con la ~etero­ toma de concienci:
identificación, el hetera-reconocimiento y la hetera-adscripción. De aquí se ir:fiere en forma de contr
que, propiamente hablando, la identidad no es un atributo o una propiedad cos/negros, mi gn
intrínseca del sujeto, sino que tiene un carácter intersubjetiva y relacional. Esto lenguaje y en el su
significa que resulta de un proceso social, en el sentido de que surge y se desarrolla él. Ahora bien, er
en la interacción cotidiana con los otros. El individuo se reconoce a sí mismo sólo representaciones E
reconociéndose en el otro. tituyen un mero el
Ubicada de este modo en la subjetividad emergente de una intersubjetividad, la de comportamien1
identidad puede ser analizada en términos de lo que la escuela europea de psicología tanto en el interi
social denomina representaciones sociales: en efecto, la identidad tiene que ver con extraños, los extn
la organización, por parte del sujeto, de las representaciones que tiene de sí mismo Pero el princi
y de los grupos a los cuales ·pertenece, así como también de los "otros" y de sus (individuales o col
respectivos grupos. 17 y se complementa
Según Moscovici, ¡las "representaciones" son campos conceptuales o sistema de diferencias. En ef
nociones y de imágenes que sirven para construir la realidad, a la vez que dual o colectiva-
determinan el comportamiento de los sujeto& Se trata, por lo t ant o, de repre- unificador que la
sentaciones operativas, ya que operan en la vida social --€ n el plano int electu al o induce a "olvidar~
práctico-como realidades preformadas, como marcos de interpretacion es de lo r eal la unidad de una ·
y de orientación para la acción. Así entendidas, las representacio ne s sociales Y puede decirse e
pueden alcanzar en los individuos diversos grados de elaboración, que pueden ir de la construcción dE
una simple imagen mental, a todo un sistema de relaciones figuratiYas y/o con cep- de los particular
tuales, pasando por un grado intermedio que seria el de la "representaci ón ref eren- retórica".
20

cial" (en el sentido de que abarca las diversas face tas de u.11 referente , "remitiendo También este
las identidades,
colectivas o gruf
15
Eric Hobsbawn y Terence Ranger (eds.), 1983, The ln venúon o{Tradition. Ll:m don, Camb ridge ración y de solid1
University Press.
16
Cf. J. W. Lapierre, 1984, "L' identité collective, objet paradoxal: d'oú nou.s viem-u:?", Recherches
Sociologiques, voL XV, no. 2-3, p. 200. lB Cf. P. Verges, 1f
17
Cf. Marisa Zavalloni, 1973, "L' identité psychosociale, un concepta la reche rche d' une scie nce", Communication·info
in Serge Moscovici (sous la direction de), Introduction a la psycho ogie sociale, vol. 2, P aris , Larousse, 19 Patrick Tort, l !
pp. 245-265. 20 Giulio Bollati,

Eunaudi, p . 61.
1'::mL,J!Jll !!:m1"r"1::1 : 1111i111·m::i"•1:1E:::z
~:...i·. ::J12'.NTID AD SOCIAL

¡.iu1111dl11nu 1:mp11111nH 1::;:m:ll" i~:mnnn:l.llD


t:i:1m!:.. ::Jltijnt..1!1111111lt111::1! .J" b:iaus:rr..:::.
a otras imágenes connotativas. 18 En su grado más complejo, las repre sen taci one 5
l:m1 u11ll11111 .111t;l11d1au11:· :J;.m 1~1n:gie r.
sociales pueden homologarse a los "sociogramas" de Claude Duchet o a los "comple-
"' ml:iu m:11JHb!1i1~!!lb·w-i1d.:;o,¿¡ ::] E jos discursivos" de Patrick Tort. 19 Cabe añadir todavía que son tres las fuente &
tc11¡grr111::s:1tm11 .n., ,e,r.;.c:1e1t1e ra .. • 6 principales o "lugares de determinación social" de las representaciones: la expe rien-
'"V"l!I die bu iidi1e::::r1;!,c'.,a ::'. ::: e cia vivida, las matices culturales y las ideologfas (entendidas aquf como el conjunto
l::!l ,¡.,ndii!1:1r"s::r.. ,C)f!!::;:;, :·:.ici..c.d de "discursos circulantes" en una determinada época y en un determinado lugar).
:;i1j.Jic en la oed::'.;;a en ¿Cómo se estructura la "representación" o, si se prefiere, el campo conceptual
En
::1!.ie¡r"aic::ó : :::. ::;.. :ic::
operativo de la identidad? En primer lugar, en términos de un principio de
o'r. trfic:2. ::-_ er: :;- por su diferenciación. Se trata de un proceso lógico primordial en virtud del cual los
::s,a E. w::ce tificación
individuos y los grupos humanos se autoidentifican siempre y en todo lugar por la
ua.:it.c a-..itoidentifica- afirmación de su diferencia con respecto a otros individuos y otros grupos. En efecto,
:-:::i:;;::-e con la hetero- el proceso de autoidentificación consiste fundamentalmente en un proceso de
i:::.. Je aqui se infiere toma de conciencia de las "diferencias". Estas diferencias tienden a presentarse
te una propiedad en forma de contraposiciones binarias (hombre/no hombre, hombre/mujer, blan-
;,;- o y re lacional. Esto
s·...:...-rge y se desarrolla
1• cos/negros, mi grupo/otros grupos, etcétera) que se reflejan directamente en el
lenguaje y en el sistema simbólico propio del grupo o de los individuos inmersos en
r:.oc.e a sí mismo sólo él. Ahora bien, en conformidad con lo dicho sobre el carácter operativo de las
representaciones sociales, tales diferenciaciones lingüfsticas y simbólicas no cons-
i tersu bjetividad, la tituyen un mero expediente clasificatorio, sino que van asociadas a múltiples reglas
opea de psicologfa de comportamiento, códigos y roles sociales que contradistinguen las relaciones
ad tíe ne que ver con tanto en el interior del grupo como hacia afuera, con respecto a los "otros", los
e tie ne de sf mismo extraños, los extranjeros, los enemigos.
os "otros" y de sus Pero el principio de la diferenciación, en virtud del cual todos los sujetos
(individuales o colectivos) no existen, no se aplica en forma aislada, sino que coexiste
J
4
Uales o sistema de y se complementa con el principio de la integración unitaria o de reducción de las
idad, a la vez que diferencias. E n efecto , la afirmación de to da unidad identitaria -sea ésta indivi-
· lo tanto, de repre- dual o colectiva- reposa sobre la integración de las diferencias bajo un principio
1 plan o intelectual o unificador que las subsume, pero al mismo t iempo las neutraliza, las disimula e
iretaciones de lo real induce a "olvidarlas". Es así com o la identidad del individuo adulto subsume bajo
>e. t.aciones sociales la unidad de una misma biografia una larga serie de crisis y de rupturas dolorosas.
• =i , que pueden ir de
Y puede decirse de cualquier "identidad nacional" lo que afirma Giulio Bollati de
·.uativas y/o concep- la construcción de la nación italiana: los federalistas guelfo s "encubrían el hervidero
~esenta ción referen-
de los particularismos locales bajo el manto de una italianidad s ólo espiritual y
·"erente, "remitiendo retórica". 20
También este segundo principio, que junto con el primero rige la constitución de
las identidades, comporta códigos y reg as que, en el cas-0 de las identidades
colectivas o grupales, tiene que ver principalment.e con las exigencias de coope-
'·~·' • London, Cambridge ración y de solidaridad interna del gru o.
.s ·cnt -il.?" , Recherches
18
::d:·.ierc..71.e d' une sdence", Cf P. Verges, 1984, "Une possible méthodolo gie po ur :· .s:: ¡:; . •:'.le des représ ent at ions économiques",
voL 2, Paris, Larousse, Communication-information, vol. VI, n o . Z/3 , pp. 37 5-396.
19
Patrick Thrt, 1983, La pensée hiérarchiqU'!, París , At.:hier.
20
Giulio Bollati, 1983, L' Italiano, ll carocttere !'.az-..Dr..a ;.e com storia e come invenzione, Torino,
Eunaudi, p . 61.
GILBERTO GIMÉNEZ
L.; ID~"TIDAD SOCIAL

~..:.yam s entonces, con Georges Devereux, que la identidad presupone


21
Según la sociólog
:it.e dos especificaciones simétricas: Aes un X (v.g., Brasidas es un espar-
relevanta> ele la iden
seg-ln el principio de la integración unitaria de las diferencias, y A no es un La ic entidad tien1
no-X Brasidas no es un ateniense), según el principio de la diferenciación. Pero en
que a través de ella e
· - · - y quizás también en el desarrollo histórico y real- del sentido de una m ás amplio, define el
~::.e ·da· determinada,"la afinnación (A no es un no-X) (ellos) es anterior a la de relevancia., define
Ü"'ID.aci6n (A es un X) (nosotros)". 22 En suma, las especificaciones acerca de lo qu.e menos móviles) que e
.-n:s · · ye la identidad étnica se desarrollan sólo después que los X han reconocido también una dimen.si
~existe ncia de los no-X. Es concebible, al principio, que estas especificaciones sólo haya definido sus p1
:..::. u ·an ciertos rasgos reales (raciales, culturales, personales) de los X. Pero es casi condiciones de orden
;'7.f!Vitable qu.e estos rasgos (distintivos) también adquieran ulteriormente conno- cartando o diñriendc
:.aciones (buenas) o (malas). 23 Esta última observación de Devereux nos permite grativa e n el sentidc
precisar que los rasgos supuestamente compartidos que definen una identidad no interpretativo que 11
sólo se convierten en símbolos de la misma, sino que adquieren irremisiblemente futuras en la unida d
u n a connotación valorativa positiva o negativa. · La dimensión loe.<
Exis~ una difusa convergencia entre los estudiosos en la constatación de que el reconocerse .una ciación~ ya que perm:
identidad étnica comporta, para el sujeto, la formulación de un juicio de valor, la asignación de lo otro, entre sf mism1
más o de lo menos, de la inferioridad ode la superioridad entre él mismo y el partner con respecto relaciona con el senti
al cual se reconoce como portador de una identidad distinta. 24 Por lo que toca a 1
relieve por . los teóric
Pero no basta la lógica de la unidad/diferencia para constituir una identidad. Se establecer una relaci
requiere todavía la percepción de su permanencia a través del tiempo, más allá de que los procesos de-de
sus variaciones accidentales y de sus adaptaciones al entorno. Esta continuidad ordena sus preferenc
temporal permite al sujeto establecer una relación entre el pasado y el presente, de su identidad. Poi
así como también vincular su propia acción con los efectos de la misma (de lo tipo de identidad a u:
contrario el actor no podría hablar de "yo" o de "nosotros" en el tiempo). Dicho de cas de su acción (sus
otro modo, la representación de la identidad comporta un marco interpretativo que un determinado con1
permite vincular entre sí las experiencias pasadas, presentes y futuras en la unidad Alessandro Pizzorno
de una biografía (en el caso del individuo) o de una memoria colectiva (en el primera instancia in1
caso de un grupo, de una etnia, etcétera). car'-' ·a su actor-fuenl
Semejante pretensión de continuidad biográfica o histórica (pensemos, por culturale"). SeiúnPi
ejemplo, en la personificación abusiva de naciones declaradas "milenarias") resulta cación cultural"- su
siempre de una "ideación" en el sentido de Halbwachs, es decir, de una reconstruc- del sistema de ident:
ción simbólica del pasado para conectarlo con el presente y proyectarlo hacia el De este modo, el coi
futuro. Pero aquí es más probable que Heráclito tenga razón contra Parménides: concepto descriptivo
las identidades no perduran en el ser como si fueran esencias, panta rei, y ninguna pretende J .W: Lapier
generación se baña dos veces en el mismo río de una identidad supuestamente
inalterada en el tiempo.
21 26
George Devereux, 1975, Etnopsicoanálisis complementarista, Buenos Aires, Amorrortu, p.148. Loredana Sciolla, 19
22 26 !bid.
!bid.
23 27 !bid.
!bid.
24 28
Amalia Signorelli, 1985, "Identitá etnica e cultura di massa dei lavoratori migranti", in Angelo Di Cf Alessandro Pizza
Carlo (ed.), I luoghi dell 'identitá, Milano, Franco Angeli, pp. 44-60. logf.!¡9' Anno Trentesimo, n!
2
J.W. Lapierre, "L ' id
:.A IDENTIDAD SOCIAL H

Según la socióloga italiana Loredana Sciolla, son tres las dim ensiones ás
relevantes de la identidad: la locativa, la selectiva y la integrativa.
La identidad tiene, en primer lugar, una "dimensión locativa," en el sentido de
que a través de ella el individuo se sitúa dentro del campo (simbólico) o, en se ntido
más amplio, define el campo donde situarse. Es decir, el individuo asume un sistema
de relevancia, define la situación en que se encuentra y traza las fronteras (más o
menos móviles) que delimitan el territorio de su "mismidad". 25 La identidad tiene
también una dimensión selectiva en el sentido de que el individuo, "una vez que
haya definido sus propios límites y asumido un sistema de relevancia, est á en
condiciones de ordenar sus preferencias y de optar por algunas alternativas des-
cartando o difiriendo otras". 26 Por último, la identidad tiene una dimensión inte-
grativa en el sentido de que a través de ella "el individuo. dispone de un marco
interpretativo que le permite entrelazar las experiencias pasadas, presentes y
futuras en la unidad de una biografía. 27
La dimensión locativa de la identidad se relaciona con el principio de diferen-
reconocerse una ciación, ya que permite al individuo establecer una diferencia entre sí mismo y el
= .asignación de lo ¡ . otro, entre sí mismo y el mundo. Por otra parte, la dimensión integrativa se
e. :;xrrtner con respecto relaciona con el sentido de la continuidad de sí mismo a través del tiempo.
Por lo que toca a la dimensión selectiva, ésta ha sido puesta particularmente de
relieve por los teóricos de la acción social (Melucci, Pizzorno ... ), ya que permite
:r na identidad. Se establecer una relación entre la identidad y la acción. Aquí se plantea la tesis de
tiempo, más allá de que los procesos de decisión pasan a través de la identidad, es decir, que el individuo
. Esta continuidad ordena sus preferencias y escoge entre diferentes alternativas de acción en función
l.Sado y el presente, de su identidad. Por lo tanto, en principio es posible imputar un determinado
de la misma (de lo tipo de identidad a un actor social a partir de la observación de ciertas característi-
! tiempo). Dicho de cas de su acción (sus preferencias, sus fines, sus estrategias, su estilo, etcétera) en
interpretativo que un determinado contexto cultural. Éste es precisamente el cambio sugerido por
:Uturas en la unidad Alessandro Pizzorno cuando afirma que una acción o una serie de acciones, en
cia colectiva (en el primera instancia incomprensibles, quedan explicadas cuando se logra "reidentifi-
car" a su actor-fuente situándolo en su contexto cultural propio ("ricollocazione
ica (pensemos, por culturale"). Según Pizzorno, ambas operaciones -la "reidentificación" y la "recolo-
nilenarias") resulta cacióri cultural"- suponen la reconstrucción del sistema de reglas y, por lo tanto,
, de u na reconstruc- del sistema de identidades potenciale·s propio del contexto cultural en cuestión. 28
>royectarlo hacia el De este modo, el concepto de identidad sería también explicativo, y no sólo un
':Ontra Parménides: concepto descriptivo que se limite a circunscribir un objeto de investigación, como
nta rei, y ninguna pretende J.W. Lapierre. 29· · ·
iad supuestamente

26
"E:5, Amorrortu, p.148. Loredana Sciolla, 1978, Identitá, op. cit., p. 22.
26
/bid . .
27 [bid.
28
i ::nigranti", in Angelo Di Cf. Alessandro Pizzorno, 1989, "Spiegazione come reidentificazione", Rassegna Italiana de Socio-

1 lo6'f!zg' Anno Trentesimo, no. 2, pp. 161-183.


.
2
J.W. Lapierre, "L' identitée collective, objet paradoxal...", art. cit., pp. 195-196.

--- - --·-- ·-- - - -


LA.IDENTIDAD SOC
GILBERTO GTh1ÉNEZ

contornos cambia
lnmnmAD T ESTRUCTURA SOCIAL
indi\'id o está siem
surgimiento de la identidad en sus diferentes dimensiones presupone una dad y de la acepta
tl ·dad de las relaciones sociales en la vida del individuo, es decir, un mundo dramaturgia socia
• · • que el individuo comparte, ya no sólo con sus interlocutores próximos en las
en el teatro del m
es e ta sociabilidad cotidiana, sino también con otros individuos más lejanos, Entre la conce
nocidos y anónimos. Dicho de otro modo: a la relación Ego-Alter, que consti- personalidad y la
tuye la condición elemental de emergencia de la identidad, se añade un tercer ración efimera to t
término: la estructura condicionante del mundo social más amplio. se presentan conce
Todo el problema radica en la manera en que debe entenderse este condi- la identidad, pro
cionamiento social de la identidad. En este punto las posiciones divergen. En un entre otras, una n
polo podemos situar a los que interpretan este condicionamiento casi en términos "concepción de sf
de determinismo social y cultural. El representante clásico de esta posición es valores y aspiracio
"yo profundo" o "re
T~cott Parsons, 30 quien, en conformidad con su teoría de la socialización, concibe
cia en un determi
la identidad como el sistema central de significados de una pP"SOnalidad individual,
segunda es efím.e
que orienta normativamente y confiere sentido a su acciónfPero estos significados
entre la concepci6
no son construcciones arbitrarias ni son definidos por los mismos individuos en el
devuelven sus inte
est~cho marco de sus interacciones cotidianas, sino que resulta de la interiori-
como para poner &
zación de valores, normas y códigos culturas altamente generalizados y comparti-
esta identidad con
dos, mediados por el sistema social. En otros términos, mediante la interiorización
de un conjunto de roles institucionalizados, el individuo entra en comunicación con sí con base en las i
el u~verso cultural de los símbolos y valores de modo que estos últimos se Turner destaca
conVIertan en parte constitutiva de su identidad. De este modo la identidad madura producto de la int
y normal del individuo representa un componente estable, unitario y coherente de
propio individuo ,
la personalidad individual. · responsabilidad, ¿
En ~l po.lo opuesto, los interaccionistas simbólicos enfatizan el carácter múltiple, tamientofuturo.F
precario e mes table de la identidad..Ésta no se concibe como un producto estable inalterada en la ir
revisión. Turner d
del siste~a ~ultural y social, sino como resultado provisorio y variable de procesos
de ~egociac1ón en el curso de las interacciones cotidianas. Existen, por cierto, de la identidad del
De este modo
códigos y valores generalniente compartidos que permiten la interacción entre los
"fuerte", que deja
individuos. Pero, a diferencia de Parsons, tales códigos y valores representan
que le atribuye li
apenas "el marco dentro del cual se desarrolla la acción social y no el determinante
manteniendo la lil:
de esta aeción" (Blumer). Más aún, los "valores comunes" no constituyen modelos
y el espesor de su
normati~os de la acción individual, sino sólo "reglas dejuego",~ es decir, reglas
La inscripción
convenc10nales mínimas requeridas para la comunicación.
formular pregunt
Según el modelo dramatúrgico de Groffman, los individuos actúan en la escena
diferentes tipos dE
cambiante de la vida cotidiana tratando de presentar cada vez una imagen convin-
identidades no se e
cente y positiva de sí mismos según la naturaleza de la escena representada y la
seres míticos que
expectativa del "público". De este modo endosan diferentes máscaras que cambian
el riesgo de su pér
al cambiar la escena. La identidad, por lo tanto, no es única sino múltiple, tantas
grupal, fundada e.
como las máscaras endosadas. Su coherencia se plantea sólo dentro de los limites
las identidades in
de la escena representada. Además, se trata de una identidad "negociada" de
31
30 R. H. Turner, "TI
T. Parsons, "The Position ofldentity in the General Theory of Action", art. cit.

t
_____ L ______
LA IDENTIDAD SOCIAL 19
G

contornos cambiantes, que resulta de una especie de transacción por la que el


individuo está siempre dispuesto a reajustar su identidad a cambio de la credibili-
dad y de la aceptación social. En conclusión, la identidad es producto o efecto de la
dramaturgia social, y no su causa. El actor es, cada vez, el personaje que representa
en el teatro del mundo social.
Entre la concepción parsoniana de la identidad como estructura estable de la
personalidad y la concepción interaccionista que la presenta como una configu-
ración efimera totalmente dependiente de la aceptación y del reconocimiento social,
se presentan concepciones intermedias que, sin dejar de reconocer la plasticidad de
la identidad, procuran dotarle de suficiente consistencia. Aquí se inscribe,
entre otras, una notable contribución de Ralph H. Turner,31 quien distingue entre
"concepción de sí" o identidad e "imagen de sí". Mientras la primera responde a
valores y aspiraciones durables que el individuo percibe como constitutivos de su
"yo profundo" o "real", la segunda representa "la fotografía que registra su aparien-
cia en un determinado instante". La·primera es consistente sin ser inmutable; la
segunda es efímera, variable y plural. Normalmente se verifican incongruencias
entre la concepción que el individuo tiene de sí mismo y las imágenes de sí que le
devuelven sus interlocutores. Por lo general, estas incongruencias no son tan graves
como para poner seriamente en cuestión la identidad del individuo: la dinámica de
esta identidad consistirá precisamente en la superación de las incongruencias de
sí con base en las imágenes de sí que le devuelven los demás.
Turner destaca también que la identidad es a la vez factor determinante y
producto de la interacción social. Es factor determinante en la medida en que el
propio individuo y sus partners en la interacción social le confieren crédito y
responsabilidad, de modo que sea posible hacer previsiones sobre el compor-
tamiento futuro. Pero es también un producto en la medida en que no permanece
!TI el carácter múltiple, .
inalterada en la interacción, sino que es sometida a procesos de verificación y de
_ un producto estable
revisión. Turner destaca, en consecuencia, el carácter experimental y explorativo
y variable de procesos
de la identidad del individuo.
>.. Existen, por cierto,
De este modo el debate sobre la identidad se entabla entre una concepción
a interacción entre los "fuerte", que deja pocos espacios a la libertad del sujeto, y una concepción "débil"
r valores representan
que le atribuye libertad casi total. ·El desafío consiste en superar este dilema
y no el determinante manteniendo fa libertad (siempre relativa) del sujeto, pero sin diluirla consistencia
constituyen modelos y el espesor de su identidad .
.iego", es decir, reglas La inscripción obligada de la identidad en la sociedad global nos permite
formular preguntas sobre cómo afectan a la constitución de la identidad los
s actúan en la escena diferentes tipos de sociedad. En efecto, podemos suponer con fundaip.ento que las
-ez una imagen convin- identidades no se configuran de igual manera en las sociedades arcaicas (donde hay
;ena representada y la seres míticos que fundan la identidad humana y prácticas rituales que exorcizan
máscaras que cambian el riesgo de su pérdida), en las sociedades tradicionales (donde la identidad étnica
a sino múltiple, tantas grupal; fundada en mitos de origen y en una tradición religiosa, tiende a absorber
, dentro de los limites las identidades individuales), y en las sociedades modernas caracteriza~as por la
·dad "negociada" de
31
R. H. Turner, "The Self-Conception in Social InteractiOn", art. cit .
• an.. "t .

1
GILBERTO GThfÉNEZ LA IDENTIDAD SOC

sí dentro de un g
es una ..esencia"
E.Ds::e numerosas contribuciones a este respecto, sobre todo en lo referente a desafiando fronta
ad de los grupos étnicos y a la condición peculiar de las identidades afirmar que la id
es en las sociedades modernas. personales. 37 Est
respecto a estas últimas, una serie de autores -de A Gehlen a D. Ríes- identidad.
• - consideran que el desafío mayor para las identidades proviene del proceso
e · erenciación que afecta no sólo a la estructura social (Parsons), sino también La autciden.tifica
esfera simbólica y cultural. Lo que caracteriza a las sociedades modernas sería fundar la identid
por los demás. J
damentalmente la ausencia de un universo simbólico unitario (representado por autoidentifica.ciór
.. a religión en las sociedades premodernas) capaz de integrar las nornias y los en el interior de i
ámbitos institucionales, y de conferir significado a la vida de los individuos. La
sociedad moderna sería una sociedad culturalmente descentrada, caracterizada por Detengámono
la multiplicación de referentes simbólicos heterogéneos no integrados entre sí. En persona tiene un
consecuencia, el individuo se confronta desde la primera infancia con "mundos" de de ego resulta df
significados y definiciones de la realidad no sólo diferentes, sino contradictorios. En concéntricos o in
estas condiciones, la subjetividad ya no dispone de una base coherente y unitaria de una familia n
donde echar raíces, y la identidad individual ya no se percibe como un dato o un extensa), oriund
destino, sino como una opción y una construcción del sujeto. "La dinámica de la regional, súbditc
identidad moderna, cada vez más abierta, proclive a la conversión, exasperada- derechos human•
mente refiexiva, múltiple y diferenciada, se desarrolla en un vaivén incesante entre nado club, profes
expectativas demasiado elevadas, inducidas por la misma amplitud de las posibili- de izquierda, et.el
dades, y frustraciones y fracasos inevitables generados por la escasa capacidad para es lo mismo que f
actualizarlas~·. 33 definida por mee
cisas. Cada una ,
en grado suficie1
IDENTIDAD INDIVIDUAL E IDENTIDAD COLECTIVA particular que ti,
Normalmenu
En la materia que nos ocupa, una distinción fundamental es la que se da entre dimensiones de ·
identidad personal, o individual e identidad colectiva. No se nos escapa que algunos
autores, como Berger y Luckmann,34 consideran que el concepto de identidad sólo 35
· Veáse una buer
puede entenderse como atributo de un sujeto individual, so pena de caer en una en Alfonso Pérez Ag
hipos¡tasiación semejante a la operada por Durkheim con su teoría de la "con- Occidente, no. 56, M,
36
ciencia colectiva". Sin embargo, este riesgo sólo existiría si se concibiera la identi- Dice a este res¡
dad colectiva de·ungrupo como algo totalmente diferente y externo a las identidades particular aquellos J
vamente al sujeto pe
personales de cada uno de sus miembros. La identidad colectiva no planea sobre
que tornan indisperu
los individuos, sino que resulta del modo en que los individuos se relacionan entre la capacidad de esta
situarse dentro de u
decir, de tener una '
sujeto-actor colectivr
37
32
P. Berger et al., 1973, The Homeless Min.d, op. cit. "La identidad
33
Loredana Sciolla, 1983, ldentitá, op. cit., p. 48 1981g La reconstrua:
3
34
Veáse entre otros, P. Berger y T. Luck.mann, 1966, The Social Construction of Reality, New York, A. Melucci, "Id
Doubleday (traducción española: La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu). 151.
39
George Deven
:. . A IDE1'<"TID AD SOCIAL 21

sí dentro de un grupo o de un colectivo social. 35 Ya hem os dich: i:;-_¡;: ·· ::: : ::e=.::::i.ad no


es una "esencia" sino un sistema de relaciones y de repres.en;:aj_ ces ~= ~.{~ :::. aún,
)bre :,.w11j : 1=·n :.,:; rEJerr:: r_t..e E. desafiando frontalmente los postulados del individualismo met d t. g-'. : . SE: -~ uede
~ ""~;::
M - ::it2 ~.:..E ~ :J1E ::_:;;::...=..:e...: afirmar que la identidad colectiva es la condición de emergencia de as · ie : :u :ia::ie s
personales. 37 Esta tesis no es sino la consecuencia del carácte r inters bje : · -.-~ 'e 13.
identidad .
.E.(,e,s ;e·: 1ne ::-i1e 612~ ;:::-··:iceso
3..! ·?·e..:.. ·s,: .~ .=:L-::: ·:.a=.:::én La autoidentificación de un actor debe disfrutar de un reconocimiento intersubjeti;·: ¡:ar:=. :: : :i<?~
M ~ .., ,.
fundar la identidad de la persona. La posibilidad de distinguirse de los demás debe ~r .rec-<i ¿')¿: s
310C"J.\e~(o. .. :.. : 18:s :::: JiC.E :-:-_.a..s sena
por los demás. Por lo tanto, la unidad de la persona producida y mantenida a través de 2a
:.:._--:::..E....1: re; ::·es.e :::l:a
por J autoidentificación, se apoya a su vez sobre la pertenencia a un grupo, sobre la posibilida d de sú:uarse
los
..::ue:g.. ·i=: . . .a.s :::. : :-::: a s y en el interior de un sistema de relaciones. 38
,-:::3.a. ce ~e ::. '-2~,i uo s. La
e:i t::--a :..a.. ::.2.!"E. :1e riz ad a por Detengámonos ahora en el polo individual de la identidad. La identidad de la
:J.: '._:-_:.e:~-ª · - s entre sí. En persona tiene un carácter plural o, mejor, pluridimensional. En efecto, la identidad
. ' ~"a:J:::-k n ·mundos" de de ego resulta de su inscripción en una multiplicidad de círculos de pertenencia
~s. s::....":::i :.ontradicto rios. En concéntricos o intersecados. Yo soy al mismo tiempo hijo de mis padres, miembro
as.e n erente y unitaria de una familia nuclear (incluida, a su vez, dentro de una parentela más o menos
i1ercibe como un dato o un extensa), oriundo de un determinado pueblo situado en una determinada área
·u 'eto. "'La dinámica de la regional, súbdito de una nación (englobada dentro del mundo occidental de los
3. ·co versión, exasperada- derechos humanos), miembro de una comunidad académica, socio de un determi-
un vaivén incesante entre nado club, profesante de una determinada religión, militante de un partido político
.a amplitud de las posibili- de izquierda, etcétera. En este sentido, afirma Devereux que la identidad de ego no
>r la escasa capacidad para es lo mismo que su unicidad numérica. En todo caso, la identidad sería la "unicidad
definida por medio de una acumulación irreproducible de determinaciones impre-
cisas. Cada una de estas operaciones niega la unicidad de A bajo relación y lo hace
en grado suficiente para permitirle ser asignado, bajo esta relación, a una clase
particular que tiene por lo menos otro elemento". 39
Normalmente el individuo actualiza en los contextos apropiados todas las
J.tal es la que se da entre dimensiones de su identidad. Pero puede ocurrir que destaque una sola de estas
se nos escapa que algunos
~oncepto de identidad sólo 35
Veáse una buena fundamentación de la pertinencia sociológica del concepto de identidad colectiva
tl, so pena de caer en una en Alfonso Pérez Agote, 1986, "La identidad colectiva: una reflexión desde la sociología", Revista de
con su teoría de la "con- Occidenf.€, no. 56, Madrid, pp. 76-90.
36
l si se concibiera la identi- Dice a este respecto Loredana Sciolla: "Si bien es verdad que algunos as pectos de la id entidad (en
v externo a las identidades particular aquellos rasgos que interesan a la psicología y a la personalid ad) son atribuibles exclusi-
vamente al sujeto persona, otros aspectos - y se trat a precisamente de 1 s más importantes, de aquellos
.colectiva no planea sobre que tornan indispensable el uso del concepto de identida en .uanw distinto del de personalid ad- como
»iduos se relacionan entre la capacidad de est ablecer una d iferencia con respecto a los dem:is, C.e definir los límites propios, de
situarse dentro de un campo y de mantener en e :·em, o el sentid.J de tal diferencia y delimitación, es
decir, de tener u na duracwn temp oral , pueden e'.'.'Eca!"Se muy bien al sujeto-grupo o, si se prefiere, al
sujeto-actor colectivo" . Loredana Scio , Identi.:6, op. cit., To rino, p .14
37
"La identid ad del yo sólo es po.slt'.e en e: in:er:'.or de U!1 "nosotros", dice Habermas, cf Habermas,
1981 La reconstrucción del TTUJtericlismo histór'.._ . .:i.íadrid, Taunis, p. 22.
38 A. Melucci, "Identitá e azione co!:etiva ·, in '2.rios, 1985, Complessita sociale e identitá, op. cit., p.
mstruction of Reality, New York,
151.
, Buenos Aires, Amorrortu). 39
George Devereux, 197 5, Et wpsüxxi .álisis complem.entarista, op. cit., p. 133.
GILBERTO GThfÉ...'\...EZ

1:'.:J::r¡;;¡1e.r.J5:Jt: :Jte1s '.'..e :a:. manera que eclipse o anule todas las demás. Es lo que Devereux
J.J!L:l':.,a "'''.::...: :~·e::i::atec ización" de una "identidad de clase", es decir, de uno de los
::t."'."'::::i.::.l :i.s ¿2 pertenencia del individuo. Asf, 'bajo el régimen nazi, los judíos fueron
j¡1:=1s;:::i· =~ ::..i s gradualmente de todas sus "identidades de clase" significativas, excepto
Cambio }
Cie J:. : i e.n tídad judia; y en el curso de ese proceso se los despojó también de su
, :.e ::.~ :.d a personal".
40

e mo ya se ha visto, pese a su relativa consistencia la identidad -particular-


:::;::iente la identidad colectiva-no debe circunscribirse como una esencia inmutable,
s.ino como un proceso activo y complejo históricamente situado y resultante de Si intr oducimo
conflictos y luchas. De aquí su plasticidad, su capacidad de variación, de reacomo- han intentado afr
damiento y de modulación interna. Las identidades emergen y varían con el tiempo, guir todavía dos f
son instrumentalizables y negociables, se retraen o se expanden según las lativamente, dos
circunstancias y a veces resucitan. La amalgación
Esto nos lleva a plantear las siguientes cuestiones: ¿cómo surgen o se generan identidades, para
nuevas identidades? ¿Cómo y por qué cambian? ¿Cómo puede explicarse la "circu- esta nueva identi
se superpone a el
lación" de los individuos por diferentes identidades colectivas?
de la fusión de lo
En el estado actual de nuestros conocimientos resulta imposible dar una res- continente en la
puesta cabal a estas interrogaciones, por lo que nos reduciremos a proponer apenas como resultado dE
una aproximación elemental al problema limitándonos, por razones de espacio, a clases dominante
las identidades colectivas. La integración su
Para la descripción fenomenológica de los cambios de identidad necesitamos de por otro grupo CJl
un esquema clasificatorio con cierto fundamente teórico. Si adoptamos como criterio nacionales que se
la amplitud del fenómeno, podemos concebir el cambio como un concepto genérico de las etnias indi
que comprende dos formas más específicas: la transformación y la mutación. 41 La simplemente po1
transformación sería un proceso adaptativo y gradual que se da en la continuidad, tradicionales qm
sin afectar significativamente la estructura de un sistema. Tratándose de las etcétera. La divi
identidades colectivas, debe postularse que 1:-0das ellas se t ransforman con el tiempo mente ya tenia r.
por exigencias de adaptación a las variaciones de su ent orno ecológico o social. 42 La caso de todos los
mutación, en cambio, supondría una alteración cualitativa del sistema, es decir, el éxit-0, y es ésta l:
paso de una estructura a otra. Si tomamos ah ora Cú mo criterio el modo de alteración en Yugoslavia, 11
de la unidad identitaria, la mutación podría realizarse de do s modos: por fusión y ant ropológico se
por fisión; o, si adoptamos una terminología más congn1ente eon el campo semántico hindú es, que an
de la identidad, por asimilación y por diferenciación. grupo. E n fin,
identid.ad o ider
do s grupos orig
Yugoslavia, ha
40
individuos que
Devereux, op. cit., p 166.
41
Véase a este respecto, George Ribeil, 1974, Te nswns et mut.c:J.tic, .s soc~::..:.Cs . ?E:..'."'cS . :=.,_., :c:..-::::-..:.:.2.!'· 43
mente, p . 142 y ss. D. L. Horowit
42
Así, por ejemplo, pese a que la identidad flamenca man iene ha5·...a t ~ :::-es.e= :.e s·.: ·.:.::. : =.: :· s::.s a nd E xperience, Hi
44
límites, se ha ido transformando con el tiempo en funci ón de l desarrcL ec: :. ~ =..: ::: ;o ;..:..:-:.=.: :ie :;:-.: :e= S:. ~ = . Roger Bastid
cf. Jean Remy y Liliana Voye, 1979, " Le mouvement flamand. DiS.:ea.· _·e :::-.: :-.:::::...-e: e: :'..= ~·e-..-c­ "sociología del bric
nomique", Cahiers Internationaux de Sociologie, vol. LXVI, pp. 29-6 . sociologie du brico:
::.AIDENTIDAD SOCIAL 23

tec'J'. :i,e ·-·::.•C ae . ~ CllS Transformación


::i, : .:is .:··Jict. ~'E :'u e ::""J ::!
Cambio
} Mutación por asimilación (fusión)
por diferenciación (fisión)
::-.:i :ic.c. - p.a....C::: ..:.:'..ar-
i:::!:::: :.:::.able,
o?. E:;SE :-11::-_.a

e: :Ji,c. y re E"".....:. - <UJ. te de


:iz~:8 :: , e reacomo-
, Si introducimos ahora un esquema de Horowitz, 43 uno de los pocos autores que
han intentado afrontar el problema de los cambios de identidad, podríamos distin-
•·a.-r.fa..".1 con el tiempo , guir todavía dos formas de asimilación: la amalgación y la incorporación y, corre-
x:_ a len según las lativamente, dos formas de diferenciación: la división y la proliferación. J
.ti
1.m. La amalgación resulta de la unión de dos o más grupos, con sus respectivas
su:-gen o se generan · ~ identidades, para formar un nuevo grupo con una nueva identidad. Habitualmente
·~ esta nueva identidad no desplaza por entero a las antiguas identidades, sino que
~"!!:ulic arse la "circu-
se superpone a ellas en forma de un nuevo estrato. Un ejemplo muy conocido es el
posible dar una res-
Js a proponer apenas
az one s de espacio, a
.

1
~
"'.
<
de la fusión de los difererentes grupos étnicos africanos trasplantados a nuestro
continente en la época de la esclavitud en una sola etnia -la de los "negros"-,
como resultado de las políticas de dominación y explotación desarrolladas por las
clases dominantes -los "señores" latifundistas-en las economías de plantación. 44
La integración supone la pérdida de identidad de un ~po a raíz de su absorción
~idad necesitamos de
por otro grupo que mantiene inalterada su identidad. Este es el caso de las minorías
1p amos como criterio nacionales que se "americanizan", a veces deliberadamente, en los Estados Unidos;
un concepto genérico de las etnias indígenas que se "occidentalizan" en México por la castellanización o
n y la mutación. 41 La simplemente por presiones ejercidas desde la dominación; de los campesinos
da en la continuidad, tradicionales que se "urbanizan" a rafz de su migración a las grandes ciudades,
i. . Tratándose de las etcétera. La división implica, obviamente, la escisión de un grupo, que anterior-
>forman con el tiempo mente ya tenia rasgos identitarios propios, en sus partes componentes. Tal sería el
!COlógico o social. 42 La caso de todos los movimientos separatistas, de base étnica o nacional, que tuvieran
;l sistema, es decir, el éxito, y es ésta la tendencia que se observa actualmente tanto en la ex URSS como
el mo do de alteración en Yugoslavia, la India y el Canadá, por citar sólo algunos ejemplos. En el campo
s mo dos: por fu,sión y antropológico se ha señalado el notable caso de la escisión entre los shikhs y los
m el campo semántico hindúes, que antes de la colonización inglesa se consideraban partes de un mismo
grupo. En fin, la proüferación implica la formación de uno o más grupos con
identidad o identidades nuevas a partir de un grupo madre o, frecuentemente, de
dos grupos originarios que mantienen su identidad. Asf, por ejemplo, en Bosnia,
Yugoslavia, ha surgido un nuevo grupo étnico llamado "musulmán" formado por
individuos que anteriormente se identificaban como serbios o como croatas.
:.!es , Paris, PUF, particular- 43
D. L. Horowitz, 1975, "Ethnic Ident ity", in N . Glazer and D . P. Moynihan (eds.), Ethnicity. Theory
,: p:-esente su unid ad y sus and Experience, Harvard, Harvard University Press, pp. 115-116.
44
:u: =!. y social de su región, Roger Bastide ha estudiado el caso de las identidades afro-brasileñas en el marco de una teona,
:~.::e ::.:.: turel et de l'eco- "sociología del bricolage", inspirada en Lévi-Strauss. Véase R. Bastide, 1970, "Memoire collective et
sociologie du bricolage", Lanée Sociologi.qlE!, pp. 78-108.
_..; GILBERTO G:::v7·:-,.~

~ as:.a ahora nos hemos ocupado apenas de la fenomenología de las mutaciones


~e ~as i e ntidades colectivas. Pasemos a ocuparnos brevemente de su genealogía:
~s;-o r qué o bajo qué condiciones se producen estas mutaciones? La sociología ha
- scado tradicionalmente la respuesta en ciertas características del contexto social
:::nás amplio, postulando cierta realización entre cambios críticos en la estructura
social o en los tipos de desarrollo social y los cambios de identidad colectiva.
Robert Wuthnow45 propuso recientemente un modelo llamado de "población
ecológica" ("population ecdogy" model), derivado de la biología, que de modo í sb2.~ :::-ec: :
semejante a éstas se propone explicar por qué determinadas "especies" -en nuestro ,.-h.ió ±..re"C
caso determinados tipos de identidades colectivas- existen en determinados a a;i:ai:: r:
entornos o "nichos" ecológicos -en nuestro caso- un determinado entorno eco- and space .
nómico-social y no en otros, y por qué cambian aquéllas cuando cambian éstos. dominance
Según Wuthnow este modelo permite visualizar la dinámica del cambio de identi- wh ich gr u
dades ideológico-culturales, la competencia entre las mismas, así como la relación cond.itions ,
entre determinadas características de lo social y dichas identidades ideológico-cul- role of dom
turales. huma n gro
El modelo en cuestión pretende abarcar en tres fases analíticas el aspecto use of the
dinámico de las relaciones entre identidades y entorno social. "En la primera fase dimensiolli:
produce ciertas variaciones ideológicas", es decir, ocurren ciertos cambios en torno, lated grou¡::
que provocan un incremento de las especies de ideologías presentes en dicho also draw f
entorno. Esta variabilidad hace una segunda fase en la que algunas de las ideologías the imp osi
sobreviven mientras que otras desaparecen. En esta fase se t orna más visible el reveals the
efecto de los factores "ambientales" que limitan la selección de las ideologías a partir If one \i
de un amplio espectro de posibilidades ideológicas. Finalmente, las ideologías que the langua
sobreviven padecen ciertos procesos internos de cambios que favorecen la proba- and practi1
bilidad de su relación en el entorno social, incluso en caso de variaciones ambien- establishir
tales subsecuentes que com pro metan o amenacen su "viabilidad". 46 oftime wh
Por lo que toca a las identida des indi\i uales, basta señalar que la transforma- and the id
ción puede ejemplificarse con los casos de migrantes que desarrollan respuestas through lE
adaptativas a su nueva situación redefuúen o su identidad, pero sobre la base de m ovemi=> f'.i
conservar lo esencial de la vieja identi ad. En cuanto a la mutación de las remember
identidades individuales, su caso pro otipico es el de la conversión religiosa que well a s th
supone la "migración entre mundos religiosos" o, como dice Peter Berger, la anda spe.
"transferencia individual de un mundo religioso a ot ro". 47 The tie to
De este modo creemos haber ilustrado suficie ntemente algunos de los problemas leYel. ThE
teóricos planteados en t orno a la i entidad social. Reservamos para otra ocasión los natu_re . T
problemas metodológicos refe ridos a la opera cionalización de este concepto en death. TI.1
vistas de la investigación y del trabaj o de campo . provi.ded
Nomads :
territor:·
45
Rohert Wuthnow, 1987, Meaning a r, ' .Hor Ord. er, Berkeley, Los Angeles, London, University of were e=
California Press, pp. 145-214.
46
Rohert Wuthnow, op. cit ., p. 148.
47
Peter Berger, 1971, El dose l sagrado, Buenos Aires, Amorrortu, p. 69

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