Página Siete
SUMARIO Gustavo González Godina
¿Aguantará Anaya la metralla?
+ Ya se habla incluso de quiénes lo podrían substituir
El sistema priista (esta vez no prianista, sólo priista, ya
se divorciaron), está empeñado en destruir la candidatura
del panista Ricardo Anaya, abanderado también del
PRD y el Movimiento Ciudadano, porque le urge que su
candidato José Antonio Meade alcance el segundo lugar,
para encargarse después del primero que es Andrés Manuel
López Obrador. Si se puede, y si no el sistema prefiere
al Peje en la Presidencia de la República que al Chico
Migrañas, o el Pollo Descabezado como lo han bautizado
algunos avicultores alteños.
(Me causó mucha gracia la primera vez que escuché ese
nuevo apodo de Anaya, porque recordé la vez que maté un
gallo -para comérnoslo obviamente-, y tras de cortarle el
pescuezo se me escapó de las manos y salió corriendo sin
cabeza por todo el solar que rodeaba a la casa en que vivía
con mi familia. Como le sigue latiendo el corazón unos
minutos, corre en automático y ya se imaginará el lector
el espectáculo dantesco, se sacude y hace un regadero de
sangre hasta que muere. Bueno pues así le pusieron aquí al
candidato del Frente).
Para tratar de sacarlo de la jugada, el gobierno federal
priista le ha echado encima a toda la maquinaria del
Estado, a la PGR, al SAT, a los medios de comunicación,
acusándolo, primero, hace algún tiempo, de ser la cabeza
de los “moches”, es decir, de que era Él el destino final
del dinero que diputados panistas exigían a alcaldes como
condición para gestionarles recursos; después de integrar
una Fundación (o algo así) para construir un edificio para
su partido en Querétaro, que al final sirvió sólo para hacer
un buen negocio, de millones; y más recientemente de
participar en una operación de lavado de dinero mediante
la cual se hizo de otros 54 millones. Eso sin contar la
venta de candidaturas, que en cualquier momento saldrá
a la luz y que involucrará a las familias Yunes Linares y
Márquez de Veracruz, dos candidaturas a gobernador que
se sospecha costaron cientos de millones.
Que es el gobierno federal el que lo quiere tumbar no
queda duda. Que esto sea válido o incorrecto es otra cosa,
y que finalmente lo logre está por verse. Lo que sí es un
hecho ya es que lo tienen contra la pared y que lleva Anaya
dos semanas defendiéndose de estas acusaciones en lugar
de hacer campaña (o precampaña que para el caso es lo
mismo), y que se logró ya crear en la opinión pública, en el
electorado, la idea de que en el PAN son tan corruptos como
en el PRI, que no hay ni a cuál irle. Con una diferencia,
éstos nunca han negado que sean unos rateros, mientras
que de aquellos lo suyo es darse golpes de pecho.
Y por supuesto que estas acusaciones contra Ricardo
Anaya le han causado mella a su candidatura, tanto que
a nivel nacional los columnistas (principalmente) en la
prensa escrita y los comentaristas en la radio, los más
famosos, ya ven inminente la substitución del candidato
en el Frente PAN-PRD-MC y hasta mencionan que ya se
discute quién lo podría reemplazar, el más abocado sería
Miguel Ángel Mancera pero está imposibilitado porque
todavía ocupa la jefatura de gobierno de la Ciudad de
7 días Sábado 3 de marzo de 2018
México y para ser candidato debió separarse del cargo 6
meses antes del día de la elección, eso sin contar con que
los panistas defienden su derecho a ocupar la candidatura
por ser el partido más fuerte del Frente y ahí está Santiago
Creel que ya fue candidato a la presidencia y perdió, lo
mismo que el Jefe Doble Moral Diego, y hasta quienes
la anduvieron buscando como Rafael Moreno Valle y la
independiente Margarita Zavala.
Para comprobar qué tanto ha calado esta idea de que
el candidato panista no las tiene ya todas consigo, 7 días
hizo un ejercicio de sondear la opinión pública a través de
sus redes sociales, concretamente de su Facebook donde
preguntó: ¿Podrá Ricardo Anaya salir de este embrollo y
seguir con su candidatura?, ¿o de plano se va a bajar y los
partidos del Frente deberán meter a otro que intente ganarle a
López Obrador? ¿Usted qué opina, cree que Ricardo Anaya
está involucrado en una operación de lavado de dinero y
que es tan corrupto como los priistas que lo acusan?
Algunas de las primeras respuestas son un indicador:
Karina Espinosa contestó: “Como si fuera algo nuevo, ¿qué
político no es corrupto? todos valen madre, sólo fregando
al pueblo, apenas nos vamos a deshacer de uno (de EPN
suponemos) y no sabemos ni cuál elegir, porque todos
tienen cola que les pisen”. José Partida por su parte dijo:
“Ni a cual irle, sólo al Movimiento Regeneración Nacional,
esperando que las ratas del PRI y del PAN dejen de verlo
como su refugio”. “Corrección… -le contestó José Alfredo
Martínez Ibarra-, esperando que el señor AMLO no les abra
las puertas de su partido como ya lo hizo con algunos...” Lo
que reforzó Miguel Limón diciendo: “Morena, como bien lo
han dicho, es el refugio de muchos de los ratas de la política,
entonces, ¿cuál es la diferencia?”. A lo que contestó José
Partida (y aquí sí me ganó la risa): “La diferencia es que en
MORENA deben actuar con honestidad y responsabilidad
esos invitados del PRI y del PAN y de otros partidos... Los
morenistas auténticos estaremos vigilando”.
No ma… no, no. Los ratas serán ratas aquí y en China,
ahora y mañana, en el PRI, en el PAN, en MORENA
y a donde vayan a parar. Está bien que los morenistas
auténticos y de buena fe como José Partida se propongan
estarlos vigilando, pero yo en su lugar no me haría muchas
ilusiones respecto a la “regeneración” de esas lacras. El que
es panzón aunque lo fajen.
Pero bueno, el tema era Ricardo Anaya y no López
Obrador y su MORENA. Me da la impresión de que le está
llegando la lumbre a los aparejos y que ya casi tiene el agua
hasta el cuello. Igual lo decimos los “pinches panistas del 7
días -como nos calificaron hace una semana los seguidores
de AMLO- que han de recibir lana del PRIAN, Ogts”. Lo
que sí, también hay que decirlo, se nota una diferencia en
los comentarios de los llamados chairos y solovinos, que
son agresivos, ofensivos y patanes algunos, y que se nos
fueron a la yugular en el sondeo anterior por las críticas
contra el Peje, y los de quienes opinan esta semana, que lo
hacen la mayoría con respeto y educación. Siempre nos sale
a todos el código postal…
Apodos
al poder
México puede ser diferente si, acaso,
cambiamos las leyes.
Las leyes se cambian cuando hay
interés de los políticos… o de los
amigos de los políticos.
Un caso concreto de cómo se ajustó
la ley, a favor de los políticos, ocurrió
hace apenas unos años. En el ámbito
electoral, hasta hace unos años, era
impensable que los votantes eligieran
a una persona por su apoyo, “alias” o
sobrenombre.
En Tepatitlán, por ejemplo,
habremos de elegir al próximo alcalde
o alcaldesa, según su apodo; ninguno
peyorativo -al contrario-, a ellas y ellos
les gusta que les identifiquen por sus
sobrenombres.
Gracias a una de las más recientes
reformas electorales, en las boletas
pueden aparecer los apodos con los que
son conocidos, además de sus nombres
de pila.
Así las cosas, si los tepatitlenses
quieren ser muy formales, deberán
elegir entre María del Carmen, María
Elena, María Concepción, Luz María,
Rigoberto y Antonio.
Si no quieren ser muy formales,
pueden optar por elegir a Carmelita,
Nena, Conchita, Luzma, Chachín o
Brechas.
Son los mismos, pero la gente los
ubica mejor por sus apodos y no por sus
nombres bautismales.
Y, cualquiera que sea el resultado
final del próximo domingo 1 de julio, lo
interesante será conocer cómo deberán
llamarles en los actos o ceremonias
oficiales, a partir del 30 de septiembre;
cuando asuman el poder.
Parecen cosas pueriles, pero en el
fondo estamos hablando de cómo las
leyes se pueden ajustar a los intereses
de los políticos. Hace décadas el
formalismo era parte esencial del
discurso político. Hoy en día el discurso
se ha modificado a tal grado que, por
ejemplo, a los funcionarios se les habla
de “tu”, se les conoce por sus motes,
apodos o sobrenombres e, incluso,
les podemos votar en las boletas
electorales, sin faltar a la ley.
Cambian las formas, ¿y los fondos,
cuándo?
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